La historia fue publicada hace años por la profesora Teresa Sagués Narea, Directora a la sazón de una escuela de Maipú, en una revista dedicada a Educación.
Una mañana entró a mi oficina un profesor y me dijo preocupado:
- Directora, no sé qué hacer con la niña X, no puedo pasarla a segundo. Esta niña está inmadura. ¡Si viera sus cuadernos!
Fui al aula y, mientras conversaba con los alumnos, iba revisando disimuladamente sus cuadernos. Me detuve ante la niña X. ¡Tenía razón el profesor! Su cuaderno estaba todo rayado y sucio. En medio de ese caos descubrí una “o”, y le pregunté:
- ¿Hiciste tú esa letra tan bonita?
Su rostro se iluminó de inmediato y, entusiasmada, contestó afirmativamente. Le dije que pronto iba a escribir muy bien. Y le hice una caricia.
Por la tarde, un inspector me dijo que una niña me estaba buscando por todas partes. Yo estaba en una reunión académica con profesores de educación media. Tuve que interrumpir la reunión porque la niña, al parecer, insistía en que no podía irse a su casa sin hablar conmigo. La observé ansiosa y feliz al mostrarme páginas y páginas donde aparecía impecable la letra “o”. ¡Había dedicado toda la mañana a escribir dicha letra!
(Continuar la lectura) (Tomado de M. A. Santos Guerra en "El Adarve")
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