Según informa EL PAÍS del día 27 de abril, el paro ha aumentado —en el primer trimestre del año y gobernando ya el Partido Popular— en 365.900 personas; fíjense bien: digo personas. Con ello, el número de parados asciende a 5,6 millones. No son números, son seres humanos con nombres, rostros y corazón. Seres de los cuales, en muchos casos, dependerán otros muchos. Todos ellos habrán oído decir en innumerables ocasiones a los dirigentes del PP que las cosas mejorarían con su sola presencia en el Gobierno, ya que ellos aportarían la credibilidad que les faltaba a los socialistas.
Pues bien, si tenemos en cuenta que el propio Gobierno estima que, a finales de este año, el número de desempleados habrá llegado, muy probablemente, a seis millones de personas (otra vez personas), ¿qué les decimos a todos esos que confiaron en que “el partido de los trabajadores” no les engañaba, en que las cosas mejorarían con ellos, en que el PP era el ungüento amarillo que resolvería todos los problemas? Y, de paso, ¿qué les decimos a los jubilados que ven cómo han mermado sus pensiones y cómo van a mermar más cuando ya mismo tengan que empezar a pagar parte de sus medicamentos?
El Gobierno, mientras, echa la culpa a la herencia recibida. Pero es que eso no lo dijeron; es que ellos decían que eran la solución. Y los ciudadanos no les han votado para oír sus excusas, para que el paro siga aumentando de una manera que espanta, para que les quiten derechos por todas partes. No les han votado para que hagan lo que han hecho durante casi ocho años de oposición: decir que la culpa de todo la tiene Zapatero.
Nos quitan todo, nos asustan, nos intimidan y, encima, hay que estarles agradecidos, porque “lo hacen por nuestro bien”.— Ángel Villegas Bravo. El País, Madrid 29 ABR 2012
Incumplimiento del PEC
En relación a la deuda soberana publicada por Eurostat el 23 de abril, se pueden hacer algunas observaciones que la prensa, en general, no recogen. Respecto al objetivo de deuda pública del PEC (60% del PIB de la eurozona), solo lo cumplen cinco países. De los socios de la “zona dura del norte del euro” lo incumplen Alemania (81,2%), Francia (85,8%), Bélgica (98%), que se acerca peligrosamente al 100, Austria (72,2%) y Holanda (65,2%) que superan respectivamente dicho objetivo con 21,2 puntos, 25,8, 38, 11,8 y 5,2.
En la “zona sur del euro” no lo cumplen Portugal (107,8%), Irlanda (108,2%) y Grecia (165,3%), países ya rescatados, e Italia (120,1%), que superan respectivamente el objetivo con 47,8 puntos, 48,2, 105,3, y 60,1.
A la vista de estos datos, se debe recordar a la dogmática señora Merkel que España, situada en el “sur de la eurozona”, registra una deuda soberana del 68,5%, solo 8,5 puntos por encima del límite, mientras que la de su país se eleva al 81,2%, 12,7 puntos más que España. También se debe decir al señor Sarkozy y al señor Monti que Francia (85,8%) e Italia (120,1%) lo incumplen y superan a España con 17,3 puntos y 51,6, respectivamente, siendo la deuda italiana un 20,1% superior a su propio PIB.— El País, Vicente Rodríguez Nuño.
Ahí está mi nómina
Mi mujer y yo tenemos contrato fijo. Nos da por los pelos para pagar la hipoteca, las facturas, la comida, la educación de tres hijos... Y, con todo, quiero pedir muy en serio que me suban los impuestos.
Sr. Rajoy, Sr. Montoro, Sra. Mato, Sr. Wert: si no hay dinero para atender a los inmigrantes en los hospitales, para pagar los medicamentos de los pensionistas, para las sillas de ruedas de las personas con diversidad funcional, quiero pagarlo yo. Como hasta ahora. No quiero vivir en una sociedad que penaliza la desgracia, nos iba bien siendo solidarios. ¿Falta dinero? Si es así, no quiero que se lo quiten a mis padres, jubilados, ni que recorten en educación. Ahí está mi nómina.
Puede no parecerles bien. En este caso les ruego, les exijo, que eliminen de su ideario la mención al “humanismo cristiano”. Vayan de frente, digan lo que son. Jesús de Nazaret propuso un check-list muy sencillito: dar de comer al hambriento, de beber al sediento, acoger al extranjero, vestir al desnudo, visitar al enfermo y al preso... (Mt. 25, 31-46). Lamento horrores decir que llevan un cero en el test.— El País, Carlos Prieto Dávila.
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