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martes, 28 de julio de 2020

_- Las atrocidades de la guerra serbia de Bill Clinton expuestas en una nueva imputación. James Bovard | Europa .

_- Foto: TSGT VictorTrisvan –
Dominio público
 Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

 El luchador por la libertad favorito del presidente Bill Clinton acaba de ser acusado de asesinato en masa, tortura, secuestro y otros crímenes contra la humanidad. En 1999, la administración Clinton lanzó una campaña de bombardeos que duró 78 días y mató a 1.500 civiles en Serbia y Kosovo, en lo que los medios estadounidenses describieron con orgullo de cruzada contra la discriminación étnica. Esa guerra, como la mayoría de las pretensiones de la política exterior de Estados Unidos, no fue más que una farsa.

El presidente de Kosovo, Hashim Thaci, fue acusado de diez cargos de crímenes de guerra y crímenes contra la humanidad por un tribunal internacional en La Haya, que acusó a Thaci y a otros nueve hombres de “crímenes de guerra, incluidos el asesinato, la desaparición forzada de personas, la persecución y la tortura”. Thaci y los otros sospechosos acusados ​​fueron imputados por ser “criminalmente responsables de casi 100 asesinatos” y la acusación se refería a “cientos de víctimas conocidas de albaneses de Kosovo, serbios, romaníes y otras etnias, entre las que también se incluían opositores políticos”. Pero el sesgo y/o la incompetencia ridícula de los medios estadounidenses en esa guerra continúa. El New York Times respondió ante la acusación contra Thaci con un tuit que declaraba que“el líder serbio estaba acusado de crímenes de guerra”.

La sórdida carrera de Hashim Thaci ilustra cómo el antiterrorismo es una bandera de conveniencia para los políticos de Washington. Antes de convertirse en presidente de Kosovo, Thaci era el jefe del Ejército de Liberación de Kosovo (KLA) y luchaba para obligar a los serbios a abandonar Kosovo. En 1999 la administración Clinton destacó a los “luchadores por la libertad” del KLA a pesar de su horrible pasado y les brindó ayuda masiva. El año anterior el Departamento de Estado había condenado “las acciones terroristas del denominado Ejército de Liberación de Kosovo”. El KLA estaba muy involucrado en el tráfico de drogas y tenía vínculos cercanos con Osama bin Laden.

Pero armar al KLA y bombardear Serbia ayudó a Clinton a retratarse a sí mismo como un cruzado contra la injusticia y a distraer la atención del público después de su juicio político. Clinton recibió la ayuda de muchos miembros desvergonzados del Congreso ansiosos por santificar los asesinatos de Estados Unidos. El senador Joe Lieberman (demócrata por Carolina del Norte) dijo que Estados Unidos y el KLA “defienden los mismos valores y principios. Luchar por el KLA es luchar por los derechos humanos y los valores estadounidenses”. Y dado que los funcionarios de la administración Clinton compararon públicamente al líder serbio Slobodan Milošević con Hitler, cualquier persona decente se vio obligada a aplaudir la campaña de bombardeos. (Alexander Cockburn fue uno de los pocos periodistas que condenó la injusta guerra en ese momento; esta columna de Los Angeles Times de 1999 estableció la regla de oro para desafiar las mentiras de Clinton sobre Serbia).

Tanto los serbios como los albaneses étnicos cometieron atrocidades en la lucha implacable en Kosovo. Pero para santificar su campaña de bombardeos, la administración Clinton agitó una varita mágica e hizo desaparecer las atrocidades del KLA. El profesor británico Philip Hammond señaló que la campaña de bombardeos de 78 días “no fue una operación puramente militar: la OTAN también destruyó lo que llamó objetivos de ‘doble uso’, como fábricas, puentes de la ciudad e incluso el principal edificio de televisión en el centro de Belgrado, en un intento de aterrorizar al país para conseguir que se rindiera”. La OTAN lanzó repetidamente bombas de racimo sobre mercados, hospitales y otras áreas civiles. Las bombas de racimo son dispositivos antipersonas diseñados para esparcirse sobre formaciones de tropas enemigas. La OTAN arrojó más de 1.300 bombas de racimo sobre Serbia y Kosovo y cada bomba contenía 208 bombas separadas que cayeron flotando en paracaídas sobre la tierra. Los expertos en bombas estimaron que más de 10.000 bombas sin explotar quedaron dispersas por el paisaje cuando terminó el bombardeo, lo que sirvió para mutilar a un buen número de niños mucho después de alcanzado el alto el fuego.

En los últimos días de la campaña de bombardeos el Washington Post informó que “algunos ayudantes presidenciales y amigos están describiendo los bombardeos sobre Kosovo en tonos churchillianos como la “mejor hora de Clinton”. El Post también informó de que, según un amigo de Clinton,“lo que Clinton cree que eran los motivos inequívocamente morales para la intervención de la OTAN representaban una oportunidad para aliviar los arrepentimientos que albergaba su propia conciencia… El amigo dijo que Clinton se lamentaba a veces de que la generación anterior a él no hubiera sido capaz de servir en una guerra con un propósito claramente noble y que se sentía ‘casi defraudado’ de que ‘al llegar su turno no tuviera la oportunidad de ser parte de una causa moral’”. Según el estándar de Clinton, la matanza de serbios estuvo “suficientemente cerca de una causa moral en sus trabajos de gobierno”.

Poco después del final de la campaña de bombardeos de 1999 Clinton enunció lo que sus ayudantes llamaron la doctrina Clinton: «Ya sea dentro o fuera de las fronteras de un país, si la comunidad mundial tiene el poder de detenerlo, debemos detener el genocidio y la limpieza étnica”. En realidad la doctrina de Clinton postulaba que los presidentes tienen derecho a comenzar a bombardear tierras extranjeras sobre la base de cualquier mentira descarada que regurgiten los medios estadounidenses. En realidad la lección del bombardeo de Serbia es que los políticos estadounidenses simplemente necesitan recitar públicamente la palabra “genocidio” para obtener licencia para matar.

Una vez que terminó de bombardear Clinton aseguró al pueblo serbio que Estados Unidos y la OTAN habían acordado ser fuerzas de paz solo “en el entendimiento de que protegerían tanto a los serbios como a los albaneses étnicos y que se marcharían cuando la paz se afianzara”. En los meses y años posteriores las fuerzas estadounidenses y de la OTAN se mantuvieron al margen mientras el KLA reanudaba su limpieza étnica, matando a civiles serbios, bombardeando iglesias serbias y oprimiendo a los no musulmanes. Casi un cuarto de millón de serbios, gitanos, judíos y otras minorías huyeron de Kosovo después de que Clinton prometiera protegerlos. En 2003 casi el 70% de los serbios que vivían en Kosovo en 1999 habían huido y Kosovo tenía un 95% de etnia albanesa.

Pero Thaci siguió siendo útil para los responsables políticos de EE. UU. Aunque fue ampliamente condenado por opresión y corrupción después de tomar el poder en Kosovo, el vicepresidente Joe Biden elogió a Thaci en 2010 como el “George Washington de Kosovo”. Meses más tarde un informe del Consejo de Europa acusó a los agentes de Thaci y KLA de tráfico de órganos humanos. The Guardian señaló que el informe alegaba que el círculo íntimo de Thaci “trasladó cautivos a través de la frontera a Albania después de la guerra, donde se dice que varios serbios fueron asesinados para sacarles los riñones, que eran vendidos en el mercado negro”. El informe indicó que cuando los “cirujanos encargados de los trasplantes” estaban “listos para operar, los cautivos [serbios] eran sacados de la ‘casa segura’ individualmente, ejecutados sumariamente por un hombre armado del KLA y sus cadáveres transportados rápidamente a la clínica donde se efectuaría la operación”.

A pesar de la acusación de tráfico de cuerpos, Thaci fue un asistente estrella en la conferencia anual de Iniciativa Global de la Fundación Clinton en 2011, 2012 y 2013, donde posó para las fotos con Bill Clinton. Tal vez fuera esa una gratificación incluida en el contrato de cabildeo de 50.000 dólares al mes que el régimen de Thaci firmó con The Podesta Group, cogestionado por el futuro gerente de campaña de Hillary Clinton, John Podesta, como informó el Daily Caller.

Clinton sigue siendo un héroe en Kosovo, erigiéndosele una estatua en la capital, Pristina. El periódico The Guardian señaló que la estatua mostraba a Clinton “con la mano izquierda levantada, el gesto típico del líder saludando a las masas”. En su mano derecha sostiene documentos grabados con la fecha en que la OTAN comenzó el bombardeo de Serbia, el 24 de marzo de 1999”. Habría sido una representación más precisa y adecuada representar a Clinton sobre una pila de cadáveres de mujeres, niños y otras personas asesinadas en la campaña de bombardeos de Estados Unidos.

En 2019 Bill Clinton y su fanática exsecretaria de Estado del bombardeo, Madeline Albright, visitaron Pristina, donde fueron “tratados como estrellas de rock” mientras posaban en las fotos con Thaci. Clinton declaró: “Amo este país y siempre será uno de los mayores honores de mi vida haber estado con ustedes contra la limpieza étnica (por parte de las fuerzas serbias) y por la libertad”. Thaci otorgó las medallas de la libertad a Clinton y Albright “por la libertad y la paz que nos trajo a toda la región”. Albright se ha reinventado a sí misma como una advertencia visionaria contra el fascismo en la era Trump. En realidad el único título honorífico que merece Albright es el de “Carnicera de Belgrado”.

La guerra de Clinton contra Serbia fue una caja de Pandora que el mundo todavía sufre. Debido a que los políticos y la mayoría de los medios describieron la guerra contra Serbia como un triunfo moral, al gobierno de Bush le resultó más fácil justificar el ataque a Irak, al gobierno de Obama bombardear Libia y al gobierno de Trump bombardear repetidamente Siria. Todas esas intervenciones no hacen más que sembrar el caos que continúa azotando a los supuestos beneficiarios.

El bombardeo de Serbia de Bill Clinton en 1999 fue un fraude tan grande como el de George W. Bush engañando a esta nación para atacar Irak. El hecho de que Clinton y otros altos funcionarios del gobierno de EE. UU. siguieran glorificando a Hashim Thaci a pesar de las acusaciones de asesinatos en masa, tortura y tráfico de personas, es otro recordatorio de la venalidad de gran parte de la élite política estadounidense. ¿Volverán los estadounidenses a ser crédulos la próxima vez que los políticos de Washington y sus aliados mediáticos inventen falsos pretextos para hacer desencadenar un infierno sobre una desventurada tierra extranjera?

[Este artículo se publicó originariamente en The Future of Freedom Foundation.]

James Bovard es autor de Attention Deficit Democracy, The Bush Betrayal, Terrorism and Tyranny y otros libros. Bovard forma parte de la junta de colaboradores de USA Today. Twitter: @jimbovard. Página web:www.jimbovard.com

Fuente:
https://www.counterpunch.org/2020/06/30/bill-clintons-serbian-war-atrocities-exposed-in-new-indictment/

Esta traducción puede reproducirse libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y a Rebelión.org como fuente de la misma.

sábado, 28 de mayo de 2016

El viraje a la derecha de Hillary y Bill Clinton y Paul Krugman para frenar a Bernie Sanders

¿Se acuerdan cuando hace unas semanas Hillary Clinton se quejaba de que los Demócratas no la consideran “progresista”? La gran victoria de Bernie Sanders en Wisconsin puso fin a esa táctica y desencadenó el viraje a la derecha de Paul Krugman y de Hillary y Bill Clinton, lo cual inadvertidamente le da la razón a Bernie cuando niega que son progresistas en las cuestiones más importantes.

Esta última semana, el discurso de Hillary y sus representantes se ha movido a la derecha y han cambiado de postura respecto los asuntos más relevantes. De hecho, en varios casos la deriva a la derecha va más allá de las políticas que practicaron hace una década - a pesar de que estas políticas demostraron ser un fracaso. Sin darse cuenta también han demostrado cuán terribles fueron las políticas que resultaron del tan alardeado “pragmatismo” de Clinton y de su compromiso con las demandas más extremas de los Republicanos. Este es el caso de la infame “reforma” de la seguridad social de Clinton — una política que ambos Clintons defendieron. Tom Frank detalla en su nuevo libro titulado Listen, Liberal como el “pragmatismo” de los Clintons y su entusiasmo por trabajar con las peores facciones del Partido Republicano llevaron a la “reforma” de la seguridad social. Zach Carter justo acaba de escribir el artículo que yo planeaba escribir sobre esta farsa. Lo ha titulado “Nada de lo que Bill Clinton dijo para defender su Reforma de la Seguridad Social es cierto”: les recomiendo leerla.

Como criminólogo (también soy asesor económico de Bernie), voy a dedicar la primera de dos columnas sobre el viraje de Hillary a la derecha al intento de Bill Clinton de defender tanto sus políticas sobre drogas como la acusación de Hillary a los consumidores negros de “super-depredadores”. La segunda columna explica como Paul Krugman al hablar de la banca se ha unido a esta deriva derechista con tal de apuntalar el giro de Hillary.

Bill defendió sus políticas que contribuyeron a aumentar el encarcelamiento masivo de negros y Latinos por delitos relacionados con las drogas en el mismo mitin de campaña del pasado 7 de abril que llevó a Zach Carter a ridiculizar su defensa de la reforma del “Bienestar”. El discurso de Bill fue muy protestado por los miembros de Black Lives Matter, lo cual llevó a que Bill se saliera del guión atacando vehemente a algunos de los manifestantes y dio pie también saliera en defensa de su proyecto de ley sobre la delincuencia y de que Hillary atacara a los “super-depredadores”.

Bill planteó cuatro puntos esenciales en relación a la delincuencia en su intento de defenderse y de atacar a los manifestantes. En primer lugar, reclamó que su proyecto de ley contra la delincuencia hizo reducir mucho el crimen. La realidad es que la delincuencia callejera estaba reduciéndose antes de su proyecto de ley y la tendencia continuó después. (Los crímenes financieros de la élite estaban disparándose gracias a la lucha de Clinton por las tres “des”: la desregulación, des-supervisión y de facto des-criminalización de las finanzas — pero los Clintons y los autores y difusores del mito de los negros y latinos “super-depredadores” miraron hacia otro lado).

En segundo lugar, Bill alegó que todo lo malo de su proyecto de ley contra la delincuencia era debido a las demandas de los Republicanos. El libro de Tom Frank muestra como el “pragmatismo de los Clinton y las promesas de trabajar con la derecha más dura le llevó a elaborar un proyecto de ley que produjo la reclusión masiva de americanos. Este problema estaba agravado por la estipulación de las sentencias que castigaba a los consumidores de cocaína en crack cien veces más severamente (por peso) que a los consumidores de cocaína en polvo. Parece probable que los encargados de elaborar el borrador de la ley no sabían que los principales consumidores de cocaína en crack son negros y Latinos y que, en cambio, la cocaína en polvo la consumen mayoritariamente los blancos. Amplios sectores de la población respondieron con lo que los científicos sociales llaman un “pánico moral” respecto al consumo de la cocaína en crack a pesar de tener efectos idénticos a la cocaína en polvo. El proyecto de ley de Bill recibió apoyo de ambos partidos, incluido Bernie.

Lo que Bill no discute, pero si que enfatiza el libro de Tom Frank, es que la inmensa desigualdad racial en las penas impuestas — y su falta de fundamento dada la equivalencia química entre ambas sustancias — se puso de manifiesto el primer año de la ley. En 1995, la Comisión de Armonización de Penas de los Estados Unidos había recopilado los datos, había llevado a cabo los análisis y había hecho el esbozo para poner fin a tal disparidad — y Bill y el Congreso Republicano sin demora se pusieron pragmáticamente a trabajar mano a mano para bloquear la derogación de la desigualdad racial en las penas. Después de abandonar el poder, Bill se disculpó repetidamente por su Ley sobre la delincuencia pero hace unos pocos días en Filadelfia volvió a alabar su desastrosa ley. Se está posicionando excepcionalmente a la derecha cuando sigue sus instintos naturales al salirse de guión.

En tercer lugar, Bill se ha desviado tanto a la derecha que ha resucitado una postura racista que Hillary en su día promovió (y de la que después se desdijo). Hillary agredió a los consumidores negros de crack calificándolos como “super-depredadores”. Esta expresión fue acuñada con tal de generar pánico moral y así producir el encarcelamiento masivo de negros. La CNN se hizo eco del uso que hizo Hillary del término:
“Suelen ser los tipos de chicos que llamamos ‘super-depredadores’” dijo Clinton en un mitin en 1996, cuando la delincuencia era una preocupación pública importante, según las encuestas del momento. “Sin consciencia, sin empatía… podemos hablar de por qué acabaron así pero primero tenemos que hacerlos arrodillar”.

Hillary estaba citando a tres autores de la ultraderecha que habían tenido cargos oficiales durante el gobierno de Reagan. Ninguno de ellos era criminólogo pero aun así afirmaban que el crecimiento de los “super-depredadores”, mayoritariamente negros, era tan grande que deberíamos estar suficientemente aterrorizados como para apoyar una “guerra” a gran escala contra los consumidores de droga negros y Latinos. No solo acuñaron el término de “super-depredadores” y enfatizaron que eran principalmente negros – sino que les llamaron “asilvestrados”. La palabra que se usa para referirse a los animales que una vez fueron domésticos y pasan a vivir en las condiciones de un animal salvaje. Los consumidores de crack negros eran demonizados como subhumanos – animales salvajes cuyos ancestros habían sido en algún momento domésticos (como esclavos) y los cuales, como Hillary reclamó, debían ponerse de rodillas como perros adiestrados. Nada de esto era verdad pero las mentiras racistas permitieron crear el pánico moral que tanto daño creó a nuestra Nación. El libro de Michelle Alexander, The New Jim Crow: Mass Incarceration in the Age of Colorblindness hace un tratamiento excelente de este vergonzoso resultado.

Hillary con el tiempo (en 2016) se retractó de haber empleado la expresión y meme racista “super-depredador”. Bill lo ha desenterrado porque se puso nervioso y rabioso con los manifestantes de Black Lives Matter pero en una intervención no planificada deshizo el discurso que habían trazado reflexivamente.

En cuarto lugar, Bill atacó a los manifestantes de Black Lives Matter de forma vergonzante. De hecho, su ataque fue el resultado de su disparatado intento por apoyar el uso de la expresión “super-depredadores” por parte de Hillary meses después de que ella se retractara. Bill invocó los mismos mitos racistas y usó el mismo lenguaje racista que usaron hace una década a pesar de que ha sido completamente desacreditado por los criminólogos. La CNN menciona esto al respecto del mitin de Filadelfia:

Él también defendió que Hillary Clinton usara la expresión ‘super-depredadores’: “No sé como caracterizaría los líderes de las bandas que hacían que niños de 13 años se colocaran de crack y los mandaban a las calles a asesinar otros niños afroamericanos” dijo el ex-presidente. “Quizás ustedes pensaron que eran buenos ciudadanos — ella no”.

(Bill también parece haberse hecho venir bien la escena del interrogatorio de la película LA Confidencial “Estabas colocado, Ray?”). Evidentemente, los activistas de Black Lives Matter nunca han sugerido que los “buenos ciudadanos” “asesinan” “niños”. El hecho que Bill lo afirmara muestra que estaba aterrado por la gran victoria de Bernie en Wisconsin. La narración que hace Bill sobre los “líderes de las bandas que hacían que los niños de 13 años se colocaran de crack y los mandaban… a asesinar otros niños afroamericanos” es un mito racista. Incluso los autores de ultraderecha que inventaron el término “super-depredador” y calificaron a los consumidores negros de crack como animales abandonaron la expresión y sus demandas hace unos cinco años. Bill ha ido más allá que la ultraderecha al desenterrar estos mitos racistas asegurando que eran y son acertados y haciendo la absurda afirmación de que los activistas de Black Lives Matter apoyan a los asesinos de los niños negros.

Postscript (added at 4:50 p.m. CDT April 9, 2016)
¿Cuán desastroso fue el discurso sobre la delincuencia de Bill en el mitin de Filadelfia? Justo acabo de encontrar una editorial del Wall Street Journal que han publicado bajo el título de “En defensa de Bill Clinton”. La editorial del equipo del WSJ elogia a los Clintons por “decir la verdad” sobre los “super-depredadores”, asevera falsamente que la ley de la delincuencia es lo que redujo el crimen y aplaude que haya dicho que los miembros de Black Lives Matter busquen defender aquellos que asesinan los niños negros. Los subordinados de Murdoch también incluyen a los demócratas y a los “agitadores” (otro meme racista que el WSJ desentierra después de treinta años para este editorial) de Black Lives Matter sobre por qué deberían alabar que Bill exhume la ficción racista de los “líderes de las bandas que hacían que los niños de 13 años se colocaran de crack y los mandaban a las calles a asesinar otros niños afroamericanos”... seguir

http://www.sinpermiso.info/textos/el-viraje-a-la-derecha-de-hillary-y-bill-clinton-y-paul-krugman-para-frenar-a-bernie-sanders