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miércoles, 8 de diciembre de 2021

Artistas españoles frente a Franco: el largo viaje desde el falangismo hasta la oposición

El periodista Josep Massot analiza en un libro las distintas posiciones de creadores como Miró o Tàpies en la España de la posguerra y el papel de los galeristas nazis refugiados en el país

El 2 de mayo de 1939, cuatro meses después de la entrada de las tropas franquistas en Barcelona, se celebró una ceremonia en la plaza de Cataluña presidida por un obelisco levantado en memoria de los nacionales muertos durante la Guerra Civil. Leyeron discursos Mariano Calviño, jefe provincial del Movimiento, y el escritor Ernesto Giménez Caballero, que enumeró los males de la democracia, la masonería y la República por haber concedido “la independencia de Cataluña y Vasconia y de la mujer frente al marido”. La jornada, suspendida por la lluvia, fue recogida en los diarios. La Vanguardia Española reprodujo en su portada, a toda página, la foto realizada por Antoni Campañà de un joven con uniforme de honor de la Falange Española junto al obelisco.

El joven no era otro que el futuro pintor Antoni Tàpies, que en ese momento tenía 15 años y que décadas después intentó hacer desaparecer la imagen de los archivos del diario. La inesperada foto, realizada en un momento en el que no era obligado afiliarse a las Juventudes Falangistas, es una de las muchas historias que el periodista Josep Massot cuenta en su libro Joan Miró sota el franquisme (1940-1983), publicado en catalán por Galàxia Gutenberg, en el que retrata el arte español de la posguerra y sus implicaciones con la política y da luz a historias como el apoyo que dieron los nazis refugiados en España tras la Segunda Guerra Mundial al arte informalista que el III Reich había calificado de “degenerado”.

“En una de mis visitas a Tàpies me pidió que hiciera desaparecer la foto del archivo del diario. En ese momento me enteré de su existencia, pese a que se había referido a ella en su autobiografía Memoria personal”, explica Massot, autor hace tres años de la última biografía de Miró publicada en la misma editorial.

Para Massot, Tàpies es el ejemplo, junto a Eduardo Chillida, Manuel Sacristán, Josep Maria Castellet, Carlos Barral, José Maria Valverde, José Luis Aranguren, Francesc Farreras, Pablo Palazuelo y un largo etcétera, “de la rápida evolución de jóvenes intelectuales desde un falangismo crítico, tras considerar que Franco había traicionado la promesa de hacer la revolución fascista, al acercamiento a la izquierda, a partir de los sesenta, que acabó liderando el activismo democrático”.

Massot recoge episodios como la paliza que dieron en 1949 Chillida y Palazuelo a dos activistas catalanes por quitar una bandera franquista de un edificio de París al grito de “no hemos matado a suficientes rojos separatistas”, que contó el pintor Xavier Valls en sus memorias.

Tras la defensa a ultranza del realismo ecléctico y autárquico de los cuarenta, la España franquista de los cincuenta pasó a promocionar los informalismos ante la necesidad de reapertura de un régimen asfixiado internacionalmente. Miró, explica el autor, fue intransigente ante las presiones para maquillar la dictadura y se negó a participar en las bienales de arte bajo la batuta de Luis González Robles. “Alegaba que no tenía obras nuevas porque estaban en manos de sus marchantes Pierre Matisse y Aimé Maeght”, según Massot. Sí lo hicieron Tàpies, Eduardo Chillida, Jorge Oteiza, Manolo Millares, Antonio Saura y Modest Cuixart, obteniendo reconocimiento y fama internacional. “No tenían otra opción para hacerse visibles, mientras que Miró contaba con Nueva York y París para exhibir sus obras. A Miró lo salvaron sus amigos de Estados Unidos, como Josep Lluís Sert, Alexander Calder, Pierre Matisse y los dirigentes del MoMA, que veían en él una posibilidad de sacar del provincianismo al público de Nueva York”, explica el autor.

Tàpies fue el primero que acabó rebelándose. En 1959 se negó a que sus obras se mostraran en exposiciones internacionales. Le siguieron Saura y Millares, pero no Cuixart. En 1960 el franquismo acordó con el MoMA y el Guggenheim una campaña de promoción de los jóvenes informalistas. Una carta inédita del museo de Nueva York prueba que se intentó ocultar la participación del Gobierno español. Eran los años de la Guerra Fría, en la que Estados Unidos pugnaba con la URSS por el dictado cultural y con París por la capitalidad del arte. “Estas actitudes ilustran como pocos episodios la miseria del sistema cultural, en el que solo se salvan unas pocas individualidades y, aunque cueste reconocerlo, la eficiente diplomacia franquista”, explica Massot.

Para el autor, sin el tutelaje de Miró desde Barcelona y Picasso desde París la promoción de las nuevas vanguardias españolas habría caído de forma exclusiva en manos de refugiados nazis en España. Como el espía Werner Mathias Goeritz, instalado en Madrid en 1947, donde se presentaba como judío, antinazi y suizo, amigo de Max Jacob, Picasso y Paul Klee, pese a estar reclamado por los aliados para ser sometido a un proceso de desnazificación. Él unió a los defensores del arte nuevo dispersos por la Península en las jornadas de la Escuela de Altamira de 1949 y 1950 con la finalidad de desarrollar la modernidad del arte, en especial del abstracto. Contó con el apoyo de Rafael Santos Torroella, Ángel Ferrant, Llorens Artigas, Sebastià Gasch y Modest Cuixart y los poetas Luis Felipe Vivanco y Luis Rosales, entre otros. Pero no de Miró, al que Goeritz no logró convencer para que participara en una visita que le hizo en 1948.

También estaba en Madrid Karl Buchholz, uno de los comisionados por Goebbels para vender las obras de arte “degenerado” confiscadas a museos o compradas a judíos, tras abrir en 1945 una librería-galería con su nombre. Su socio capitalista fue Erich Gaebelt, mano derecha de Johannes Bernhardt, el hombre al que Hitler puso al frente del poderoso conglomerado de empresas que gestionó la venta a Franco de las armas alemanas que le ayudaron a ganar la guerra y que también dirigió la Legión Cóndor que arrasó Gernika. En la galería de Buchholz, que tuvo un gran prestigio entre los intelectuales y artistas, expusieron el grupo Pórtico y los pintores de El Paso.

Por su parte, Abel Bonnard, exministro de Educación del Gobierno de Vichy condenado a muerte tras la liberación de Francia, abrió en Madrid la galería Palma y en Bilbao Willy Wakonigg, excombatiente de la División Azul y compañero de Palazuelo en la aviación franquista, creó Stvdio. “Muchos de los autores promocionados por estas galerías o por el franquismo fueron objeto en los años sesenta y setenta de censura, encarcelados o atacados por grupos de ultraderecha”, apunta el autor.

El trabajo de Massot, rico en datos inéditos, se nutre de archivos públicos y privados, correspondencia, memorias, testimonios orales, hemerotecas y catálogos para situar a Miró en el contexto barcelonés, catalán, español e internacional, alejándolo de la imagen de pintor enclaustrado en su estudio de Mallorca, en el que se refugió en 1939. También pone luz a la crudeza del menosprecio que sufrió durante la posguerra, cuando su obra no se entendía: Josep Pla la criticaba porque se alejaba de la realidad y Salvador Dalí dijo que Miró hacía una obra “decorativa” y que era “un pintor de corbatas”.

SOBRE LA FIRMA
José Ángel Montañés
Redactor de Cultura de EL PAÍS en Cataluña, donde hace el seguimiento de los temas de Arte y Patrimonio. Es licenciado en Prehistoria e Historia Antigua y diplomado en Restauración de Bienes Culturales y autor de libros como 'El niño secreto de los Dalí', publicado en 2020.

martes, 16 de noviembre de 2021

Jaspers, Heidegger, Arendt… y Gertrud Mayer. Reseña de El informe Jaspers, de José Ignacio Nájera, Pre-Textos, Ajuntament de València, 2020, 177 páginas

Recomendable, muy recomendable. Tanto para personas interesadas en uno de los grandes temas de la filosofía del siglo XX (Heidegger, el nazismo, Jaspers, Arendt) como para las personas distanciadas del tema. Nájera muestra su profundo conocimiento del asunto, incluso de libros de profunda metafísica y difícil lectura (yo nunca lo he conseguido) como Sein und Zeit (Ser y tiempo).

El informe Jaspers se lee como una novela, como una buena novela. Es eso: una excelente y documentada novela filosófica (que da juego para una futura obra de teatro de interés asegurado, o incluso para una “serie filosófica”), por contenido y por forma, que se abre con una cita de Jaspers: “Uno cree tener un suelo, pero lo que ha ocurrido es que ha ido a parar a un callejón sin salida”.

Jaspers recordemos fue el autor de un informe (negativo) sobre Heidegger, escrito en la Navidad de 1945, solicitado por el profesor Max Oehler (fallecido en marzo de 1946), uno de los miembros de la comisión de depuración política de la Universidad de Friburgo.

Son tres, cuatro más bien, los principales dramatis personae de esta novela, apta para todos los públicos (incluidos lectores/as no propiamente filosóficos): Heidegger, Jaspers y Arendt. También Gertrud Mayer, la esposa de Jaspers, de origen judío. La trama esencial: las turbulentas relaciones entre dos grandes de filosofía como Heidegger y Jaspers, con la presencia en determinados momentos de Arendt, alumna de ambas.

Una breve noticia sobre el autor: José Ignacio Nájera (Xauen (Marruecos), 1951) reside en Murcia desde los años ochenta del pasado siglo. Doctor en filosofía, ha ejercido como profesor de filosofía de secundaria. Entre sus novelas: Olvídate de Alcibíades, Hermanos mayores y El enfermo epistemológico (Premio Novela Pío de Baroja). Entre sus ensayos: Caminos de otoño y El universo malogrado. En 2020 ganó el Premio de Narrativa Vicente Blasco Ibáñez con este libro, con El informe Jaspers.

Componen el informe dos cartas (ficción) de Jaspers escritas desde Basilea, el 23 de febrero de 1963 (cuando Jaspers cumplía 80 años) y el 15 de marzo de 1965, una adenda de Gertrud Mayer y una nota bibliográfica.

En la nota bibliográfica, Nájera nos advierte que no obstante la ficcionalidad del relato (¡leemos una novela!), además de los epistolarios cruzados entre Heidegger, Jaspers, Arendt y Elfride Heidegger, y los diversos escritos autobiográficos de Jaspers y sus notas sobre Heidegger, la narración está en deuda con la obra historiográfica de autores como Hugo Ott, Jean Pierre y Emmanuel Faye, Ernst Nolte, Rüdiger Safranski, Víctor Farías, Áxel Xolocotzi, Otto Pögeller, Dominique Janicaud. En mi opinión, para penetrar más en Ser y tiempo y en las características político-ideológicas del filosofar de Heidegger, le hubiera sido útil al autor consultar también una obra decisiva sobre el filósofo : Heidegger: nazismo y política del Ser, de Nicolás González Varela:

Selecciono para incitar a la lectura de este “informe filosófico”:

1. “En abril del 27 recibí del editor de Heidegger un ejemplar de Ser y tiempo. Desenvolví el paquete con emoción, tanta que lo rasgué de mala manera. La fiera, por fin completa, estaba frente a mi vista. Sus entrañas las ocupaban cerca de cuatrocientas cincuenta páginas. Y ya sabía, por los pliegos ojeados previamente, que me encontraba ante una especie de inmenso jeroglífico. Al mismo tiempo que sentía admiración, y cierta envidia, sabía que tenía entre mis manos algo intranquilizador. Ser y tiempo es un libro que se ama y se odia, un libro que se desea y se detesta. Un libro que se abandona una y otra vez, y al que se vuelve con igual frecuencia. Es una obra diabólica por lo que trastorna y por lo que promete” (p. 27).

2. “La niebla de ignorancia que me envolvía con respecto a las simpatías nacionalsocialistas de Heidegger se empezaría a deshacer más deprisa con su nombramiento de rector [Universidad de Friburgo] en abril de ese mismo año, concretamente el 21 y con el ingreso en el partido… Heidegger parecía ser que estaba profundamente convencido de que la única salida era la fascista, ya que incluso venía votándola desde no se sabía cuándo. ¿Por qué Heidegger se mostró cauto conmigo en sus declaraciones? No lo sé. Quizá porque no me oyó decir nada a favor de lo que a él lo seducía. Es posible. Quizá porque yo estaba casado con Gertrud, que era judía. Es posible. ¿Por eso me pidió en una de aquellas últimas visitas a nuestra casa que fuese discreto con respecto a su publicidad? Puede ser. Tal vez los Jaspers ya pudiésemos ser una pequeña impedimenta para sus proyectos” (pp. 43-44).

3. “El espaldarazo que inicialmente Heidegger le proporcionó al nazismo sólo se lo podía dar él. Nadie era como el filósofo del ser y por eso tantos y tantos estuvieron a la escucha de sus discursos de apoyo. Y nada más acabar la guerra, ¿Qué tuvimos?, ¿una confesión de culpabilidad?, ¿una muestra de arrepentimiento? No, nada de eso, sólo falsas y taimadas excusas. Heidegger seguía actuando de igual modo tanto en la victoria como en la derrota, con una coherencia siempre al servicio de su interés” (p. 83).

4. “Por lo demás, hace muy poco -todavía está muy fresco- se ha producido la enésima arremetida pública y filosófica contra su pensamiento. Esta vez de la mano de Theodor Adorno. Este pensador, que hace mucho tiempo que está muy alejado de Heidegger, lo ha tachado de miope y arcaico presocrático. Bien, parece una tremenda e insultante andanada y así lo creerán muchos. Seguro que ellos no saben que Heidegger suscribiría para sí con gusto lo de “arcaico” y “presocrático”. Y con respecto a la miopía tampoco habría sido mal recibida, habida cuenta de lo virtuosa que resulta para ver mejor desde cerca” (p. 165).

Como no hay misterio, como no hay rompecabezas que resolver, me resisto a finalizar esta reseña sin dejar constancia de las palabras de Gertrud Mayer con las que Nájera cierra su novela: “Nuestra llamada excelente cultura no nos ha servido para nada; aún más, sirve de contraste patético de nuestra extrema barbarie. La que hemos expandido por Europa. Cierto es que no todos hemos estado en el mismo bando. Así es. Ellos dos estuvieron en partes distintas. Y digo “estuvieron” cuando uno de ellos dos, mi marido ya no está. El otro sigue viviendo en su Alemania, donde a día de hoy es cada vez más loado gracias a que las cosas se van olvidando. Nosotros, sin embargo, decidimos un buen día irnos porque no podíamos soportar tanta voluntad de desmemoria. Por mis lecturas de filosofía, bien sé que el profesor Heidegger abundó en la idea de que la voluntad de verdad consistía en buscar el desvelamiento. En hacer que lo velado salga de su oscuro estado. Pues bien, en su nota de duelo [un telegrama fechado el 2 de marzo de 1969: “Con respeto y dolor en el recuerdo de años lejanos, Martin Heidegger”] únicamente apela al recuerdo de los años lejanos. Sólo espero que algún día salgan a la luz los años postreros para ser desvelados y, ojalá, rechazados”. Esa ha sido en gran parte la tarea del autor en esta novela.

PS: Como se recuerda, Manuel Sacristán escribió su tesis doctoral sobre Las gnoseológicas de Heidegger (1959; reeditada en 1995 con prólogo de Francisco Fernández Buey) y estuvo muy interesado en la obra de Karl Jaspers. Lo reseñó para Laye y escribió sobre él en su artículo sobre la filosofía de la posguerra hasta 1959.

Fuente: El Viejo Topo, octubre de 2021.

domingo, 12 de agosto de 2018

Escritos sobre jacobinismo, bolchevismo, Lenin y la revolución rusa, de Antonio Gramsci. Reseña de Allí donde la voluntad quiera y como la voluntad desee.

A favor del Gramsci leninista



¡Qué hermoso título! ¡Qué libro con tantas aristas interesantes! Para gramscianos, para los que estamos en ello y para todos los que desean aprender. Como la voluntad lo desee, señala el editor, es “el núcleo del marxismo revolucionario de Gramsci, opuesto abiertamente al positivismo evolucionista imperante entonces y aún ahora” (p. 21). El título es una frase (no siempre verdadera en mi opinión) de uno de los artículos más celebres del revolucionario sardo, “La revolución contra El capital”.

Algunas ideas políticas de fondo (a las que, conviene destacarlo, no puede ni debe reducirse lo mucho que aporta esta amplia y documentada antología): “En la actual difusión del pensamiento de Gramsci en España se hace un esfuerzo denodado por separar la obra de Lenin la de Gramsci”. Gramsci consideraba a Lenin, sostiene Joan Tafalla, como el autor de la principal aportación hecha en el siglo XX a la filosofía de la praxis, al marxismo: “la teoría de la hegemonía. La presente selección de textos aporta elementos de prueba en defensa de la idea de que Gramsci es el autor del mejor intento de traducir la filosofía y la política de Lenin sobre la hegemonía a las condiciones y al contexto del mundo occidental” (La presentación se abre, precisamente, con una consistente cita de Togliatti de 1958 en la que afirma: “Considero que la aparición y el desarrollo del leninismo en la escena internacional fue el factor decisivo de toda la evolución de Gramsci como pensador y como hombre político acción”).

No estoy en condiciones de comentar la exactitud de la anterior afirmación (en lo que respecta a la recepción actual de Gramsci en España). Pero no es imposible, en absoluto, que en la difusión actual de Gramsci en España (y también en otros países: hay autores que teorizan y hablan de un Gramsci liberal, otros (o los mismos) contraponen Gramsci al movimiento comunista como ha denunciado su propio nieto) se haya construido o se esté construyendo un muro de separación entre el pensamiento gramsciano y las concepciones leninistas (no sería la primera vez que se operase en ese sentido; también fue así, en otra dimensión si se quiere, en tiempos de teoría y teóricos del eurocomunismo). En cualquier caso, no ha sido así, no se abonado una interpretación antileninista de Gramsci, en algunas lecturas de su obra. Pienso, por ejemplo, en la de Francisco Fernández Buey o en la de muchos de sus discípulos. Creo que el editor estaría de acuerdo con esta apreciación.

Unas breves observaciones sobre un libro que no deberían pasar por alto entre la acumulación de novedades y lecturas para este verano:

1. Puede verse una bella (y sentida) presentación de Antonio Gramsci en la solapa interior del libro, cuyo autoría, sin atisbo para duda alguna, es del editor. Puede completarse, por supuesto, con el prólogo del propio editor. Se leen aquí pasajes como éste: “Estamos ante un autor anónimo, que escribe para diarios obreros, al servicio de una tarea colectiva, orgánica, que intenta contribuir a la constitución de la clase obrera en clase nacional. El lector no se encuentra frente a un autor narcisista en búsqueda del reconocimiento del público por la originalidad o la extravagancia de su obra” (p. 17). Los intelectuales -Gramsci era mucho más que eso- no son una clase homogénea.

2. La estructura de esta antología: una extensa y documentada presentación del editor (“Para soldar el presente con el porvenir”), 10 textos gramscianos de 1917, 17 de 1918, 13 de 1919, 2 de 1920, 4 de 1921, 3 de 1922, 5 de 1924, 3 de 1925, 6 de 1926 (más otros seis textos, varias cartas de Togliatti entre ellos). Cada apartado se abre con una cita muy pensada que no debería pasarse por alto.

3. La finalidad del editor es señalada en estos términos: “Esta compilación de 69 textos (artículos, cartas y documentos de archivo publicados) pretende que el lector en lengua castellana pueda acercarse al pensamiento de Gramci vinculado más directamente a la revolución rusa a la construcción del socialismo en la URSS” (p. 15).

4. Todos los textos están anotados, con notas breves y sustantivas, que nunca abruman, y que piensan siempre en el lector. No están puestas para lucimiento del editor sino para ayudarnos a los lectores, informando sobre autores, acontecimientos o contextualizando. No hay cultivo de la (sin) razón narcisista.

5. Se cierra el libro con una Biblioteca general, que incluye una detallada relación de las numerosas aportaciones de Joan Tafalla sobre la obra gramsciana.

6. Hay, por otra parte, más proyectos en cartera: “el arco cronológico de esta selección y presentación se limita a los años que transcurrieron entre 1917 y 1926. Queda pendiente una segunda compilación con la elaboración grasmciana sobre este tema realizada durante los años 1926-1935 y publicada en los Cuadernos y Cartas de la Cárcel. Espero no tardar mucho en completar esa tarea”. De hecho, lo señala el propio editor, durante el trabajo de selección de textos para este volumen “he tratado de priorizar aquellos materiales y artículos que anuncian algunos de los temas que serán tratados de manera más profunda, serena y madura en los Cuadernos de la cárcel y en la Cartas de la prisión”.

7. Una de las tesis interpretativas centrales de JT: “A mi modo de ver, Gramsci despliega su obra a lo largo de los años y de las circunstancias sin solución de continuidad, madurando y completando sus concepciones, sin perder un hilo rojo que parte de las Tesis de Feuerbach y de las obras políticas de Marx. Y lo hace siempre sin abandonar una lectura hegeliana del autor de Tréveris y de su mejor seguidor italiano, Antonio Labriola” (la cursiva es mía).

8. Es justo destacar la lectura del editor de uno de los escritos gramscianos más célebres: “La revolución contra El capital” (pp. 19-28). ¡No se salten su lectura!

9. Uno de los pasajes que más ha conmovido a este reseñador (del apartado “Agradecimientos”) es este: “También debo mencionar la Antología de Gramsci preparada por Manuel Sacristán que, desde 1973, me ha acompañado e inspirado durante todos estos años de militancia comunista. La obra divulgativa de la obra de Gramsci realizada por Francisco Fernández Buey contribuyó durante décadas a alimentar mi curiosidad por la obra del comunista sardo” (p. 58). Coincidencia que es más que una coincidencia: JT finaliza su presentación con un texto de Gramsci, “Cuestiones de método”, del Cuaderno 16, una reflexión muy del gusto de Sacristán y de Fernández Buey.

10. Destacable por su brillantez y erudición: el lector puede leer una documentada nota a pie de página (la 21, página 80) sobre el origen del aforismo “pesimismo de la inteligencia, optimismo de la voluntad”. Resuelve muchas dudas, evita muchos errores.

11. Del coraje político gramsciano y de su pensar con la propia cabeza es muestra el último texto incorporado, la carta que dirigió a Togliatti el 26 de octubre de 1926, dos semanas antes de su detención, que el editor, sabiamente, ha hecho bien en no anotar. Desnuda ante el lector.

Asuntos menores. Hubiera convenido, en mi opinión, un índice conceptual y onomástico e incluso un glosario sucinto de conceptos gramscianos. En las próximas antologías, en la próxima reedición de esta antología.

Un libro complementario como recomendación: Manuel Sacristán, El orden y el tiempo, Trotta, Madrid, 1998, edición, presentación y notas de Albert Domingo Curto. Centrado en la misma época que esta hermosa, rigurosa y políticamente comprometida Antología: Allí donde la voluntad quiera y cómo la voluntad desee. Que así sea, con todo el realismo político que seamos capaces de administrar al mismo tiempo.

martes, 3 de julio de 2018

Karl Marx (1818-1883). En el bicentenario de su nacimiento (XX) De nuevo sobre la dialéctica

Salvador López Arnal (editor)
Rebelión


La conferencia “La noción de ciencia en Marx y su trabajo científico” fue impartida en la Fundación Miró de Barcelona el 9 de noviembre de 1978. Fue corregida su transcripción por el propio Sacristán y publicada por vez primera en mientras tanto 1980; 2: 61-96 (posteriormente reimpresa en Sobre Marx y marxismo. Panfletos y materiales I, Icaria, Barcelona, 1983 pp.317-367). Se trata de uno de los ensayos filológicos y filosóficos marxianos más brillantes del autor de El orden y el tiempo. Aquí nos centramos en una parte del interesante coloquio que siguió a la conferencia (resumo las preguntas), en sus reflexiones sobre la noción de dialéctica y asuntos cercanos de metodología.

Se le pregunto ya de entrada sobre la supuesta metodología marxiana, “sobre la ausencia de una exposición sistemática de las características de ese método”, así como sobre la presencia creciente de la idea de globalidad en la obra de Marx y de ese supuesto método dialéctico en sus análisis económicos e históricos. Su respuesta

Era difícil responder. Se debería desmenuzar “un poco la cosa”. Por de pronto, él tenía la impresión de que lo mejor que había dicho Marx sobre cuestiones de método lo habçia publicado.

Quiero decir, me parece mucho mejor y más claro, por ejemplo, la página y media o las dos páginas del epílogo a la segunda edición del libro primero, a la que me he referido antes, que las casi cinco páginas largas en la Nueva MEGA del punto 3 de la “Introducción” inédita del 57. A mí me parece que cuando quiere profundizar más es cuando es más estéril en cuestiones de método.

En cambio, cuando brevemente y con espontaneidad contaba lo que había hecho le salíatextos bastante claros como fue el caso del epílogo deEl Capital. En cambio, sus desarrollos en borrador le parecían larguísimos forcejeos en los que iba obstaculizado por dos cosas: “una, por ser demasiado filósofo, por saberse muy bien a Hegel y por llevar en la cabeza el esquema este del método dialéctico, que es un equívoco en mi opinión, y luego, en el otro caso, por defecto”. Quería decir lo siguiente.

A mí me parece, argumentarlo sería muy largo y casi habría que argumentar a contrario, que la expresión “método dialéctico” es una expresión impropia, a menos que “método” se convierta en una palabra amplísima. Pero por método, ¿qué entendemos normalmente? Por método normalmente entendemos un conjunto de operaciones seriado, repetible, ordenadas y repetidas. Cuando decimos “método de los mínimos cuadrados” o, aunque no sea teórico, “método de las cámaras de plomo para la obtención de ácido sulfúrico”o estamos refiriéndonos a un sucesión de operaciones muy bien definidas que todo profesional en la materia puede repetir exactamente igual. O el método de multiplicar o de dividir o de sacar raíces cuadradas.

Cuando se hablaba del “método dialéctico” no se estaba hablando de eso. Por ejemplo

el método dialéctico se basaría en un uso de la negación. Bueno, pero absolutamente todo marxista de los que recogen este léxico hegeliano tal cual, a través de Marx, desde Gramsci hasta Althusser, todos ellos nos cuentan, empezando por Engels, que ahí negación quiere decir una cosa muy especial, no es una negación cualquiera. Es, como dice Althusser, surdeterminé, o como dice Gramsci, me parece que dice a veces cualificada o determinada, no lo sé... pero más o menos le ponen un calificativo a negación. ¿Qué negación es esa que no es simplemente el valor negativo? ¿Qué negar es ese que no es simplemente la verdad de una proposición que cuando es afirmada sea falsa o la falsedad de la proposición negada? ¿Qué negación es esa? Es una negación que no puedo yo utilizar como los demás. No es una negación truco aprendible, por así decirlo. Entonces método ahí no está usado en el sentido de conjunto ordenado de operaciones repetible por cualquiera. Está usado en otro sentido. Entonces no es método en el mismo sentido en que decimos método normal.

Este equívoco pesaba eternamente, enopinión de Sacristán, en Marx y, sobre todo, en los hegelianos. Estaban intentando poner a punto un método que no era propiamente un método sino una filosofía. Lo que querían era conseguir un conocimiento global, sistemático, en un sentido que tenía cierto parentesco con la teoría de sistemas contemporánea. Estaban llamando método a algo que era “un estilo mental que busca un determinado objetivo, con los métodos de cualquiera, con los trucos aprendibles por cualquiera”. Este equívoco era la causa -por exceso- de que no existiera un texto metodológico marxiano, sistemático y largo, que fuera “bueno, mientras que, en cambio, hay trocitos buenos cuando no pretende hacer un desarrollo largo”.

Había también una causa por defecto en su opinión: la falta de instrumentos, de métodos en sentido estricto, de técnicas, de trucos aprendibles.

Hay pocas cosas más angustiosas que ir pasando página tras página de cálculos torpes, equivocados, en los Grundrisse o en las Teorías, o en otros manuscritos de Marx, en los que se le ve intentando hacerse la mano para dominar con cálculos, con técnicas, con métodos, en sentido trivial, un problema. Hay una desproporción tal entre la amplitud, y ya que soy muy crítico en otras cosas déjame decir aquí palabras positivas, entre la genialidad de la visión y los instrumentos de que dispone, que aquí se produce me parece a mi una causa por defecto de su escasa clarificación metodológica.

No era una contestación muy global pero le parecía que había dicho algo que “creo poder decir con seguridad sobre tu cuestión”.

Sobre otra cosa creía poder opinar con cierta convicción, sobre si la razón de que no llegara a terminar nada fue el ir globalizando más cada vez. No estaba muy seguro. A élle parecía que cada vez Marx fue globalizando menos.

Quiero decir, que el camino intelectual de Marx es una reducción temática; que él, de joven, cuando intenta editar con el editor Leske, todavía piensa que puede escribir acerca del mundo entero y de algo más si cabe, mientras que poco a poco va reduciendo porque va descubriendo las dimensiones de los temas. Es decir, parece claro que hacia 1874, 1875, había renunciado definitivamente a escribir nada que no fuera intentar aclararse sobre su problema económico. A mí me parece que ha ido reduciendo la globalidad.

No en su ideal de conocimiento, que seguramente seguía siendo el mismo, pero sí en su trabajo real, en su práctica científica cotidiana. También creía que le había inhibido globalmente para todo, “igual para terminar los manuscritos económicos que para cualquier otra cosa”, una cierta percepción de que debíaa volver a empezar sobre la base de datos americanos y rusos.

Otro asistente destaca un error en los temas de las diferentes conferencias del ciclo. Sostiene que no se puede criticar a Marx como economista o como sociólogo porque lo que había hecho había sido “aplicar el método hegeliano invertido a la economía, a la sociología o a cualquier otra ciencia social”. Si acaso, se le podía criticar por la aplicación del método dialéctico a esos ámbitos. La pregunta formulada a Sacristán; qué opinaba de lo que había dicho. Citaba finalmente a Lukács como otro ejemplo de aplicación del método en Historia y consciencia de clase.

Sacristán empezó señalando que le acababa de dar su opinión.

Es un disparate lo que acabas de decir [...] La idea de alguien que tiene un método y lo aplica esto es la negación de cualquier actividad científica y Marx ha sido un gran científico. Un método no es un aparato con el que él lo aplica. A mí me parece que, en cambio, en tu primera fase, sí que hay una cosa vital para la comprensión de Marx, no para la comprensión de la filosofía de la ciencia o de la economía de Marx, para la comprensión global de Marx.

Efectivamente, Marx como científico era siempre redundante, nunca quedaba cogido en una ciencia. La motivación de su trabajo intelectual había sido manifiestamente una motivación filosófica y política, no una motivación científica. Una comprensión plena de Marx era necesariamente una comprensión global. Eso no quitaba que desde luego, una comprensión global que entendiera, que no fuera un disparate de pura palabrería, tenía por fuerza que entrar en cada detalle. No se podía aspirar es a comprender el todo sin conocer nunca ninguna de las partes.

Otro asistente preguntó si las dudas metodológicas de Marx se podían interpretar como un intento de buscar una nueva noción de ciencia por su parte, una ciencia que no fuera únicamente una ciencia descriptiva sino también una ciencia transformadora

En su opinión, no se podía interpretar así. Marx sabía perfectamente que la ciencia no era transformadora en cuanto a conocimiento, sino en cuanto a fuerza productiva.

Claro que Marx quiere transformar el mundo, pero como científico a quien pone la ciencia al servicio de algo le llama canalla, literalmente. No, esos son los marxistas de cierta clase. Los que hace esa confusión; Marx, no. Marx sabe que la ciencia como conocimiento transforma sólo al sujeto. Así, indirectamente, puede transformar al mundo. Marx sabe, además, que él no es sólo un científico. Él es la cabeza de un movimiento revolucionario. Esto es lo que no hay que confundir. Pero, como científico, sabe muy bien que 2 y 2 son 4 aunque eso sirva a la burguesía. Eso lo sabe perfectamente. Son sólo los malos ideólogos pseudomarxistas los que no lo saben.

De todos modos, añadía, lo que sí era un hecho, lo que sí estaba absolutamente justificado era aplicar constantemente la crítica a la ciencia existente. Quería decir: uno, ante la ciencia normal, no podía tener una actitud de pura pasividad, tenía que tener una actitud crítica. Ante cada producto de esa ciencia. Un producto científico no era nunca primariamente ciencia. Era primariamente un bien de uso y también un valor de cambio: “es un libro, es una publicación en una revista; es decir, lo que llamamos ciencia en sentido institucional y sociológico es un trozo de vida social que puede estar cargado de ideología, de política”. La ciencia en el otro sentido, la ciencia en el sentido en el que imperan sólo los valores lógicos era un contenido de ese producto cultural al que llamamos ciencia en sentido sociológico.

Se le preguntó de nuevo sobre el “método dialéctico” y la concepción de algunos economistas marxistas que ven la dialéctica como un procedimiento formalizable. Existían elementos para saber qué actitud tendrían hoy, Marx y Engels, ante la lógica formal.

No lo sabía. Marx fue un entusiasta de la matematización de la teoría económica. El juicio de Maurice Godelier “sobre que el pensamiento de Marx desemboca naturalmente, por lo menos el pensamiento de lo que Marx llamaba economía pura, en la matematización, no hay duda”.

La pregunta sobre la lógica era muy anacrónica verdad. Si se reformulaba históricamente, él opinaba que quizá Marx no hubiera sido capaz de darse cuenta de que las publicaciones de Boole eran una cosa importante.

Lo dudo porque ahí habría pesado, me parece, bastante, por el lado malo, Hegel. Ya he dicho antes que, en mi opinión, el peso fundamental de Hegel sobre Marx es positivo, es lo que le convierte en un científico, pero tiene sus resabios, como también he indicado. Y uno de ellos se refiere a dar como cosa obvia, trivial, sin ningún interés la lógica formal. Lo que repercute en escaso cultivo. Por ejemplo, hay cuestiones que Marx trata largamente como delicados problemas de pensamiento económico que son pura y simplemente cuestiones de lógica elemental. Toda la discusión, ahora no sé si los economistas se van a indignar y me van a atribuir la soberbia de filósofo, pero, en mi opinión, todos las largas discusiones críticas sobre que todos confunden, por lo menos Smith exotérico, el que no es esotérico, confunde capital variable con capital circulante, el constante con el fijo, etc. y eso páginas y páginas de texto en mi opinión innecesariamente profundo, yo creo que es una elementalísima cuestión de discusión de lo que los lógicos ya medievales llamaban fundamentum divisionis. Se podía liquidar en un párrafo que dijera: mis predecesores cambian el fundamento de su división cuando hablan de capital constante, porque unas veces usan como principio de la división algo referente a la circulación y otras veces usan algo referente a la organización. Por tanto, cambian de principio de división. Punto. Basta. Con sólo con que no hubiera despreciado tanto la lógica formal tradicional le bastaba un párrafo para esto y, sin embargo, son páginas.

Era verdad que siempre se era injusto cuando se criticaba a Marx el haber usado tantas páginas para una cosa simple. Había que tener en cuenta que en la mayoría de los casos lo que nosotros leemos eran borradores que Marx no había editado.

Lo más sensato y apreciable de las muchas contribuciones de Althusser es, en mi opinión, su manera de subrayar que una cosa es un texto editado por un autor y otra cosa es un borrador que se le ha quedado en el cajón, y que, en el mejor de los casos, según nos ha legado su hija, una de sus hijas -ahora no recuerdo cual, supongo que la mayor- eran papeles con los que Engels “ya haría algo”, que es una frase realmente no muy valoradora de los propios borradores verdad. Entonces es injusto criticar estos textos de Marx porque no son textos editados por un autor. Son unos papeles que él tenía y de los que al final, moribundo, dijo a su hija pues dile al General que haga algo con esto, que es todo lo que dice. Pero, en fin, salvada esta injusticia, yo creo que muchos largos desarrollos de Marx se podían reducir a pocas líneas con solo que hubiera admitido usar un truco aprendible en vez de la dialéctica de Hegel.

Un asistente le preguntó: ¡y por qué no lo hizo? Respuesta: “Por la convicción ideológica de tener con la visión de Hegel la clave de la comprensión del mundo. Lo cual es…!

El mismo asistente: Estábamos en la cuestión de antes. No se estaba queriendo hacer economía; lo que estaba queriendo hacer era aplicar su método. La respuesta: “Esto es, perdona que te diga, es una frase sin sentido. Porque aplicar método empieza por no tener sentido si no hay ni siquiera método”.

El mismo asistente: Sí, había método. Respuesta:

No hay una serie de operaciones ahí. Nadie puede saber cómo tiene que negar en la dialéctica hegeliana. Tú haz el siguiente ejercicio para darte cuenta de que el llamado “método dialéctico” no es un método. Tú coge y lee una página de Hegel y antes de pasar intenta adivinar lo que va a deducir en la página siguiente. Y antes contrata un psiquiatra, porque no vas a acertar nunca a menos que ya lo hayas leído, a menos que ya lo hayas leído no vas a acertar nunca. En cambio, si tú estás siguiendo una argumentación metódica de cualquier modesta ciencia, cuando pasas páginas sabes de qué más o menos por dónde va a ir.

El llamado método dialéctico no era un método, era algo mucho más importante que un método, era nada menos que una visión del mundo, no un método. Una visión del mundo no se aplicaba. “Una visión del mundo se realiza, se concreta. Para eso hay que trabajar, hay que trabajar de verdad. Es decir, no hay que decir el método se aplica. No, hay que trabajar”.

Mismo asistente: Era lo que hacía Marx, intentar aplicar el método. Por eso jamás Marx lo explicaba. Respuesta: “Pero hombre no te das cuenta que al decir eso incluso dices más de un absurdo, varios. Por ejemplo, anulas. Claro. Por ejemplo, dices el siguiente absurdo de anular la aportación de contenido de Marx. Es ridículo. Si economistas no marxistas y de calidad consideran que ahí no sólo hay un método sino contenido material importante de conocimiento, ¿cómo vas reducir sólo a método? No tiene sentido”.

Sigue el diálogo: La aportación venía como consecuencia de la aplicación del método. Qué diferencia a Marx de otros economistas le preguntaba a Sacristán. A ver qué les diferencia, le respondió. La respuesta: la aplicación del método (sentía volver al principio). La nueva respuesta de Sacristán: “Pero vamos a ver. Todo científico utiliza métodos, absolutamente todo científico”. El interlocutor: “¿Y cuál utiliza Marx?”

Sacristán, que entendió mal la última consideración, respondió:

Igual que utiliza Marx. En cambio, lo que le caracteriza no es los métodos, que esos son los mismo para todo el mundo. Lo que le caracteriza es la inserción de su trabajo en un punto de vista dialéctico que engloba mucho más campo y busca además una explicación añadida a la explicación de método. [Con] la utilización de métodos corrientemente en ciencia tú consigues: localizar los hechos de un campo de investigación y enlazarlos entre sí. Eso lo ha conseguido Ricardo, por ejemplo, y Marx coge esos hechos, más otros que él investiga, y los podría explicar como Ricardo. Hace la explicación que les da Ricardo, ahora estoy simplificando mucho, pero luego le añade otra explicación más, le añade una exposición más. Esa exposición más no es nada que uno pueda repetir mecánicamente como se puede repetir en principio un método. Eso es algo mucho más inspirado, mucho más artístico, mucho más filosófico, por así decirlo, es una visión del mundo social.

No era simplemente ciencia, era más que ciencia, con los riesgos de todo lo que es más que ciencia. !Como la religión es más que ciencia, todo eso es más que ciencia”. La ciencia era una cosa en realidad muy modesta, “sólo que es de una modestia muy peculiar que hace que los que estamos a favor de ella suframos mucho el disparate”.

Conviene seguir con esta categoría tan marxiana, tan hegeliana, tan filosófica.

domingo, 10 de junio de 2018

Antonio Gramsci (1891-1937), 81 años de su fallecimiento, una figura digna de amor


Manuel Sacristán Luzón


Nota edición SLA. Componen esta entrada algunos de los textos que Manuel Sacristán (1925-1985) fue publicando a lo largo de su vida sobre el revolucionario sardo, una de sus referencias político-filosóficas más esenciales. Se cumplieron ayer, 26 de abril de 2018, 81 años de su fallecimiento. Las principales aproximaciones del autor de Las ideas gnoseológicas de Heidegger sobre el filósofo de la praxis pueden consultarse en el primer volumen de sus “Panfletos y Materiales”, Sobre Marx y marxismo, en el segundo, Papeles de filosofía , en Pacifismo, ecologismo y política alternativa (edición de Juan-Ramón Capella) , y en su influyente Antología, recientemente reeditada por Akal. Su libro interrrumpido, la presentación que estaba escribiendo para esta Antología , texto recuperad o por su amigo y discípulo Jacobo Muñoz (1942-2018) , fue transcrit a , presentada, anotada y editada por su también discípulo Albert Domingo Curto: El orden y el tiempo (Madrid, Trotta, 1998).

De su gran amigo y compañero, Francisco Fernández Buey (1943--2012) , puede (y debe) verse (entre numerosos otros escritos) un libro imprescindible: Leyendo a Gramsci (Mataró (Barcelona), El Viejo Topo, 2001), traducido recientemente al inglés por la editorial Brill. Su último texto sobre el luchador antifascista italiano, “Sobre culturas nacionales y estrategia internacionalista en los Cuadernos de la cárcel ”, está incluido en Giaime Pala, Antonio Firenze y Jordi Mir Garcia (eds), Gramsci y la sociedad intercultural, Mataró (Barcelona), Editorial Montesinos, 2014, pp. 13-42

1. Reflexiones.

1.1. Breve nota (1969)

(1891-1937). Político y filósofo italiano, fundador del PCI. Estudió lingüística y Filología (sobre todo Glotología) en la Universidad de Turín, sin llegar a terminar la carrera por su dedicación a la política... Encarcelado en 1926, muere el 27 de abril de 1937, a los seis días de haber cumplido la condena que el fiscal había motivado con la frase “Durante veinte años tenemos que impedir que funcione este cerebro”. La obra de Gramsci consta de artículos periodísticos anteriores a su encarcelamiento y de una treintena de cuadernos de notas escritos en la cárcel (“Quaderni del carcere”). Las cartas escritas por Gramsci desde la cárcel fueron consideradas por Benedetto Croce como una nueva pieza de la literatura italiana.

1.2. Centro de anudamiento (1969)

Gramsci propone un marxismo al que llama “filosofía de la práctica”. Esta filosofía de la práctica no es un pragmatismo, sino un modo de pensar que historiza los problemas teóricos al concebirlos siempre como problemas de cultura y de la vida global de la humanidad... La filosofía ha de entenderse en la práctica de la humanidad, “concretamente, es decir, históricamente”. Por eso el tema del hombre es “el problema primero y principal de la filosofía”, de la práctica.

En la concepción marxista de Gramsci la cuestión “¿qué es el hombre?” entendida como cuestión filosófica no pregunta por la naturaleza biológica de la especie sino por otra cosa que él formula del modo siguiente: “¿Qué puede llegar a ser el hombre? Esto es, si el hombre puede dominar su propio destino, si puede “hacerse”, si puede crearse la vida”. Piensa Gramsci que todas las filosofías han fracasado hasta ahora en el tratamiento de esa pregunta porque han considerado al hombre reducido a su individualidad biológica. Pero la humanidad del individuo comporta elementos de tres tipos: primero, el individuo mismo, su singularidad biológica; segundo, “los otros”; tercero, “la naturaleza”. El segundo y el tercer elementos son de especial complejidad: el individuo no entra en relación con los otros y con la naturaleza mecánicamente, sino ”orgánicamente” (con los otros) y “no simplemente (con la naturaleza) por ser él mismo naturaleza, sino activamente, por medio del trabajo y de la técnica” (incluyendo en este último concepto también los “instrumentos mentales”, esto es, la ciencia y la filosofía)” (...) Esas relaciones..., son activas, conscientes, es decir, corresponden a un grado mayor, o menor de inteligencia de ellas que tiene el hombre. Por eso puede decirse que uno se cambia a sí mismo, se modifica, en la medida misma en que cambia y modifica todo el complejo de relaciones del cual él es el centro de anudamiento. Con eso ultima Gramsci su reelaboración del concepto de “naturaleza humana” de Karl Marx: “que la “naturaleza humana” es el “complejo de las relaciones sociales” (como ha escrito Marx) es la respuesta más satisfactoria, ya que incluye la idea de devenir... Puede también decirse que la naturaleza del hombre es la “historia”

1.3. Digno de amor (1979)

Eso tiene que contar mucho entre los factores de mi inhibición. A mí me parece que la historia de Gramsci es la historia de una catástrofe. Por eso, entre otras cosas, no me puedo poner ahora a cultivar la moda Gramsci. ¿Cómo va a haber esperanza de nada en la historia de una catástrofe? Uno puede tenerle mucho amor a Gramsci; yo se lo tengo, desde luego; es un figura muy digna de amor; pero no porque sea una perspectiva de éxito del movimiento obrero, sino que como cualquier mártir es digno de amor.

1.4. Un criterio: el orden y los tiempos (1970)

La mejor manera de evitar las parcialidades monográficas o polémicas en la consideración de la vida y la obra de Gramsci consiste en satisfacer respecto de ellas el criterio que él declaró obligado para la comprensión de un hombre y de su obra. “la búsqueda del leit-motiv , del ritmo del pensamiento en desarrollo, tiene que ser más importante que las afirmaciones casuales y los aforismos sueltos”. Las varias dificultades que se oponen a esa tarea no impiden ver como motivo rector del pensamiento y la práctica del fundador de L´Ordine Nuovo el problema del orden de la vida de los hombres, el tema de la caducidad del orden viejo, y el de los tiempos con y en que puede aparecer el orden nuevo...

1.5. Una elección (1970)

La profesionalización de Gramsci en el periodismo revolucionario está bien documentada con palabras suyas.“Entré en el Avanti! cuando el Partido Socialista estaba reducido a una situación extrema y todos los que eran capaces de escribir huían y repudiaban el partido. Entré en el Avanti! libremente, por convicción. En los primeros días de diciembre me habían nombrado director del Instituto de enseñanza media [gimnasio] de Ouix [Valle de Susa], con 2.500 liras de sueldo anual y tres meses de vacaciones al año. Pero el 10 de diciembre de 1914 me comprometí con el Avanti! por 90 liras de sueldo al mes, o sea, 1.080 liras al año”. En esta orgullosa respuesta al provocador de 1921 vibra tal vez aún la irritación por los comadreos con que algunos paisanos inquietaban a su familia, contando cómo el hijo lejano, en vez de progresar sólidamente por el camino recto y que lleva a los nobles honores, los seguros sueldos de la Academia, zigzagueaba entre la redacción de un periódico revolucionario, la Universidad, el local en que daba una conferencia sobre Marx. Indicios de esa irritación hay en una carta a su hermana Grazietta de principios de 1916.

1.6. Leninismo (1970)

En 1918 ha estudiado Gramsci El Imperialismo y Estado y revolución de Lenin. Mas para el “filósofo de la práctica” no ha sido menos importante en ese estudio la reflexión acerca de la obra material de Lenin. “L’opera di Lenin”: así se titula un artículo de septiembre de 1918 en el que Gramsci insiste agudamente en la peculiaridad rusa de la revolución, en su concreción social. Poco antes había escrito, refutando la interpretación del pensamiento bolchevique como utopía, que no existen ni dos constituciones políticas iguales ni dos estructuras económicas iguales. Observar este punto (...) es importante para estimar el leninismo de Gramsci, mucho más de raíz, por analogía de situación, de lo que podría serlo por la mera lectura, hasta el punto de captar como esencial en él la atención predominante al análisis de lo concreto y particular; mas, al mismo tiempo, completamente libre de imitación directa, precisamente por la atención prestada a lo concreto y particular, a lo específicamente ruso o a lo específicamente italiano. Eso permite apreciar justamente las partes respectivas del ejemplo ruso y de los motivos propios de la experiencia de Gramsci en la constitución del tema central de sus esfuerzos intelectuales y prácticos desde 1919 hasta la derrota del proletariado italiano en 1922: el tema de los consejos obreros en que quiere hacer desembocar las comisiones obreras de fábrica y taller.

1.7. La principal aportación (1977)

Yo no veo que en 1924 Gramsci tuviera ya en claro que el enemigo principal e inmediato fuera el fascismo. Creo que por esa fecha, aunque ya había comprendido que la revolución no estaba al alcance de la mano, seguía pensando en el fascismo como en cosa pasajera y no muy diferente de otras formas de dominación capitalista. No me parece que Gramsci haya podido rectificar ese eufórico error de la III Internacional antes de su prisión. En cambio, sí que lo tenía corregido en 1928, cuando el VI Congreso de la Internacional exacerbó ese error hasta lo catastrófico. Ése es el momento en que cuaja, en mi opinión, su mayor aportación: la explicación de la dificultad de la revolución en Occidente. El hecho mismo ya lo habían visto otros, principalmente Trotski y Lenin. Pero Gramsci coloca ese hecho en el centro de su reflexión, y descubre en él la vital complejidad del estado por así decirlo occidental, o sea, del estado capitalista que vive ya sobre base propiamente capitalista, arraigado en una sociedad que no tiene ya con él más contradicciones que las orgánicas a ese modo de producción. Dejémoslo en eso: me parece mejor mejor subrayar ese punto central que recitar una lista de méritos de Gramsci sin que nos podamos detener ante ninguno de ellos.

1.8. El asesinato y el médico fascista (1985)

Esta carta, enigmática a ratos, sugiere por ciertos matices que Gramsci empezará a comprender que el médico del penal, Cisternino..., estaba asesinándole. Por otra parte, el aferrarse a peregrinas explicaciones disimuladoras de la tuberculosis sugiere que esa ancestral reacción de los hombres de clases y países pobres ante dicha enfermedad ha ayudado a Cisternino en su asesinato. En cuanto a ésta, Zucàro (Vita del Carcere di Antonio Gramsci, Milano-Roma, 1954) ha escrito tras una entrevista con Cisternino y sin que éste lo haya desmentido: “El doctor Cisternino le abandona (MSL: a Gramsci), y hasta le dice en una ocasión que, como fascista que es, lo único que desearía es su muerte (MSL: de Gramsci)”.

1.9. Voluntad y comprensión de los hechos (1970).

La intensa actividad política de Gramsci durante esas semanas -a partir de la primavera siguiente su nombre aparecerá con frecuencia en los informes de la policía- está sin duda animada por la convicción de que los hechos rusos confirmaban su inspiración revolucionaria contra el marxismo oficial, evolucionista o fatalista, de la derecha y la izquierda respectivamente. Por lo que hace al desarrollo del pensamiento socialista de Gramsci, eso quiere decir que la revolución rusa le confirma los fundamentos doctrinales idealistas. En el artículo más importante y más célebre de este período Gramsci ha escrito la siguiente lapidaria afirmación. “La revolución de los bolcheviques está más hecha de ideología que de hechos (Por eso, en el fondo, importa poco saber más de lo que sabemos ahora.) Es la revolución contra El Capital de Carlos Marx (...) Lo cierto es que lo esencial de su doctrina depende del idealismo filosófico y que en el desarrollo interior de esta doctrina se encuentra la corriente ideal en la cual confluye con adecuación histórica el movimiento proletario y socialista”.

La última frase de este texto da la clave de su totalidad, pero permite también adivinar la nueva problemática que la doctrina de un socialismo revolucionario por idealista va a significar para Gramsci. Da la clave de toda esa doctrina porque muestra su motivación: constituir la fundamentación ideal de la voluntad revolucionaria, contrapuesta a la pasiva espera del cumplimiento, por algún mecánico deus ex machina, de las “previsiones” del materialismo histórico. Y permite ver el nuevo aspecto de la problemática doctrinal de Gramsci porque la voluntad que positivamente ha realizado la revolución “contra El Capital” no se ha movido en absoluto por consideraciones filosóficamente idealistas, sino por una comprensión de los hechos que ella misma atribuye al análisis marxiano (...) La prisa del hacer periodístico le obliga casi a simultanear, o alternar al menos, formulaciones en los dos sentidos, en el de la reafirmación idealista y voluntarista, y en el de la reconsideración de su lectura de Marx. Así, por ejemplo, entre los dos artículos recordados, precisamente siete días después de la segunda edición de “La revolución contra El Capital”, Gramsci publica una nota interpretativa de la Revolución de Octubre que le muestra sumido en una reflexión acerca del pensamiento de Marx bastante menos simple que su “renegarle” de la semana anterior: “La nueva generación parece querer un regreso a la genuina doctrina de Marx, para la cual el hombre y la realidad, el instrumento de trabajo y la voluntad no están separados, sino que se identifican en el acto histórico”.

A eso siguen una versión mejorada de la idea del materialismo histórico como conjunto de “cánones” interpretativos y una conclusión digna de nota: los miembros de la “nueva generación” creen no que “la guerra ha destruido el materialismo histórico” al provocar una revolución contra El Capital, “sino que la guerra ha modificado las condiciones del ambiente histórico normal, por lo cual la voluntad social, colectiva de los hombres ha conseguido una importancia que no tenía normalmente” (Gramsci considera la “concentración” de los trabajadores de la ciudad y el campo “en las trincheras” que ha suplido la concentración “normal” en la gran industria). “Estas nuevas condiciones son, también ellas, hechos económicos, han dado a los sistemas de producción un carácter que no tenían antes”, por ejemplo, con la estatificación transitoria de la industria bélica y pesada en general. “La educación del proletariado se ha adecuado a ello necesariamente y ha llevado en Rusia a la dictadura”. Esa oscilación entre puntos de vista no aparece sólo en la alternancia de unos artículos que se suceden a escasa distancia de tiempo: ocurre incluso en un mismo artículo, y así documenta, con una claridad que sin duda el lector de hoy debe a la urgencia periodística de Gramsci, la situación de crisis del pensamiento socialista de éste. En el mismo artículo “La revolución contra El Capital” por ejemplo, a renglón seguido del cuadro de aquellos bolcheviques que renegaban de Carlos Marx, se lee: “Y, sin embargo, también en estos acontecimientos hay una fatalidad, y si los bolcheviques reniegan de algunas afirmaciones del Capital, no reniegan, en cambio, de su pensamiento inmanente, vivificador”.

1.10. Advertencia (Antología) (1969).

El criterio en que se basa esta antología es la intención de presentar al lector una imagen concreta -puesto que no puede ser completa- de la obra de Antonio Gramsci, entendiendo por “obra” lo producido y lo actuado, el fruto del poieîn y el del práttein. Esa intención no se inspira principalmente en el deseo de reconstruir la individualidad de Antonio Gramsci, sino en la necesidad de pasar por encima de las clasificaciones académicas tradicionales cuando se quiere entender el pensamiento revolucionario. Para que haya pensamiento revolucionario tiene que haber ruptura con la estructuración del pensamiento culturalmente consagrado. Y para que el pensamiento revolucionario se logre, esa ruptura tiene que responder a la naturaleza de las cosas, no ser veleidad de decadente harto de ciencia aprovechada, pero no entendida.

Del mismo modo que Marx no ha sido ni economista, ni historiador, ni filósofo, ni organizador, aunque aspectos de su “obra” se puedan catalogar académicamente como economía, historia, filosofía, organización político-social, así tampoco es Gramsci un crítico literario, un crítico de la cultura, un filósofo o un teórico político. Y del mismo modo que para la obra de Marx es posible indicar un principio unitario -aquella “unión del movimiento obrero con la ciencia”- que reduce las divisiones especiales a la función de meras perspectivas de análisis provisional, así también ofrece explícitamente la obra de Gramsci el criterio con el cual acercarse a la “obra” íntegra para entenderla: es la noción de práctica, integradora de todos los planos del pensamiento y de todos los planos de la conducta.

En el caso de Gramsci la conveniencia de acentuar la unidad práctica de la “obra” parece obvia, porque las publicaciones antológicas en lengua castellana no se han beneficiado casi hasta ahora de la disponibilidad, desde hace años, de numerosos escritos políticos juveniles en los que se manifiesta inequívocamente la raíz de todo el hacer de Gramsci.

El criterio general recién expuesto se ha especificado en las dos reglas siguientes para la construcción de esta antología:

1ª, no separar completamente los textos “personales” de los textos públicos, sino considerar que la cronología es más fuerte razón de homogeneidad que el género literario; 2ª, acentuar la temática en la que más se realiza la unidad de la “obra”, el “genero” literario que más se puede considerar como capaz de contener aquella unidad; ese género es la literatura política; en él confluyen naturalmente el filósofo y el periodista, el historiador y el político, el crítico literario y el crítico de la cultura. La última consecuencia importante de esos puntos de vista ha sido la ordenación de los textos según un esquema básico cronológico. Este esquema puede ser llevado hasta el detalle cuando se trata de la juventud de Gramsci. Para los cuadernos de la cárcel y para las cartas sin fecha segura se ha preferido evitar riesgos de error grave: la datación es más global.

Causas de dos órdenes, técnicas de edición y también sustantivas, debidas a la problematicidad de algunos puntos de la investigación, impiden que esta antología aparezca con el estudio introductorio que el editor había previsto. El editor se propone publicarlo más adelante, aparte. Por el momento, conviene hacer de necesidad virtud, descubrir que los textos de Gramsci están probablemente mejor sin compañía, o sin más compañía que la de las tablas cronológicas que los preceden fase por fase

1.11. Cuadernos de la cárcel

1.11.1. Símbolos de resistencia (1985)

Los Cuadernos que escribió Antonio Gramsci en la cárcel de Turi (cerca de Bari, en la Apulia) entre 1929 y 1933 y luego en clínicas de Fornila y Roma desde aquella fecha hasta 1935, o quizá algo más tarde, fueron primeramente editados por Felice Platone, bajo la inspiración y con la colaboración de Palmiro Togliatti, a partir de 1948. Esa edición, que fue traducida al castellano en la Argentina, no reproducía los Cuadernos tal como son, sino que reagrupaba temáticamente los trozos para conseguir volúmenes relativamente monográficos. Eso hacía, sin duda, más fácil y agradable la lectura de los textos, pero alejaba de la real composición de los Cuadernos. En 1975 apareció la edición crítica de éstos tal como fueron escritos. Dirigió la edición crítica Valentino Gerratana, persona particularmente capacitada para la tarea, no siempre fácil. De esta edición existe traducción castellana publicada por la editorial mexicana ERA.

El proceso de Gramsci, que terminó con una condena a 20 años, 4 meses y 5 días de presidio, estaba destinado a destruir al hombre, como redondamente lo dijo el fiscal, Michele Isgrò "Hemos de impedir funcionar a este cerebro durante veinte años". Por eso los Cuadernos de la cárcel no valen sólo por su contenido (con ser éste muy valioso), ni tampoco sólo por su contenido y por su hermosa lengua, serena y precisa: valen también como símbolos de la resistencia de un "cerebro" excepcional a la opresión, el aislamiento y la muerte que procuraban día tras día sus torturadores. El mismo médico de la cárcel de Turi llegó a decir a Gramsci, con franqueza fácilmente valerosa, que su misión como médico fascista no era mantenerle en vida. El que en condiciones que causaron pronto un estado patológico agudo Gramsci escribiera una obra no sólo llamada a influir en generaciones de socialistas, sino también, y ante todo, rica en bondades intrínsecas, es una hazaña inverosímil, y los Cuadernos son un monumento a esa gesta.

Si no existieran en castellano varias antologías de textos de Gramsci, más la edición completa mencionada, la edición de un cuaderno aislado tendría sus inconvenientes. Pero como Gramsci tiene ya cierta presencia en nuestra lengua, este volumen va a ofrecer la gran ventaja de permitir la lectura seguida de un texto coordinado de Gramsci con la continuidad y la unidad con las que él lo concibió. Desde este punto de vista la elección del cuaderno 11º es muy acertada, por su contenido y por el hecho de que es uno de los cuadernos menos retocados y corregidos por Gramsci. (La crítica gramsciana distingue tres estadios de redacción en el conjunto de los Cuadernos y en cada uno de ellos. Pero la distinción no tiene prácticamente importancia para el cuaderno.)

1.11.2. Composición y finalidad (1958)

Antonio Gramsci, el filósofo marxista más importante de la Europa Occidental, es sobre todo conocido por su obra póstuma (...). Se trata de los treinta y dos Cuadernos de la cárcel, unas tres mil páginas manuscritas (unas cuatro mil en la transcripción mecanográfica), escritas en la prisión desde 1929 hasta 1935, poco antes de su muerte. Al quedar excluido de la vida política por su detención, Gramsci se traza planes de estudio teórico que intenta desarrollar a pesar de las naturales dificultades del régimen carcelario, contra las cuales lucha tenazmente para conseguir material de estudio. Los editores del legado de Gramsci han recogido ejemplos de esa permanente tensión: en setiembre de 1930 el filósofo escribe al entonces jefe del gobierno italiano. “Para mí, que aun tengo que cumplir quince años de reclusión, se trata de una importante cuestión de principio: saber qué libros puedo leer”. Ya esa circunstancia basta para explicar la abundancia de notas sueltas, citas de memoria, etc., en los Cuadernos de la cárcel aunque éstos contienen también estudios largos. pero toda la obra del filósofo queda estructurada por su finalidad: “determinar un renacimiento adecuado” del marxismo, “levantar esta concepción que, por las necesidades de la vida práctica, se ha venido “vulgarizando, a la altura que debe alcanzar para la solución de las tareas más complejas que propone el actual desarrollo de la lucha; es decir, levantarla a la creación de una nueva cultura integral”.

1.12. Für ewig.

Gramsci tiene presente el poema de Pascoli “Per sempre” (de los Canti di Castelvecchio). Basta una lectura del poema para comprobar que Gramsci está usando la expresión “para siempre” o “para la eternidad” con trágica ironía, y que está muy lejos de desear, satisfecho, calma para producir una obra académica sistemática. Como frecuentemente se toma al pie de la letra su frase de esta carta, ignorando todo su trágico autosarcasmo, puede ser útil al lector repasar el poema de Pascoli…

2. Tablas cronológicas (1969)

22.01.1891. Nacimiento de A. G. en Ales, Cagliari (Cerdeña), cuarto de los siete hijos de un empleado del estado. 29.I.1891. Bautizo.

1894-96. AG acude a un colegio de monjas en Sórgono, cerca de Nuoro (Cerdeña). Presunta caída, causa supuesta de una deformación de la columna vertebral.

1898. Detención del padre de AG acusado de irregularidades administrativas, presumiblemente por rencillas electorales. La familia Gramsci se establece en Ghilarza (Cerdeña), en condiciones de miseria. Empieza a ser visible la deformación de la columna vertebral de AG. AG acude a la escuela elemental de Ghilarza.

1899. Llegan a Ghilarza los funcionarios y técnicos del catastro, entre ellos algún socialista. 1902. AG trabaja durante las vacaciones en la oficina del catastro con su hermano mayor, Gennaro.

1903. AG termina la escuela elemental con calificación máxima. Trabaja fijo en el catastro, interrumpiendo los estudios. Pero estudia personalmente latín. Hasta

1905. Fundación de la Liga de mineros de Bugerru (Cerdeña).

1904. 31.XI. El padre de AG en libertad. 4.XI. La tropa dispara contra los mineros de Bugerru: tres mineros muertos. Huelga general de solidaridad en la península. AG hace sus primeras lecturas de prensa socialista, que le envía su hermano Gennaro desde Turín, donde está haciendo el servicio militar.

1905-06. AG cursa la escuela media elemental en Santulussurgiu, a unos 15 kilómetros de Ghilarza.

1908 (finales). AG termina la escuela media elemental con examen en Oristano (Cerdeña). Fase sardista juvenil en AG. Se matricula para cursar la escuela media superior (Liceo) en Cagliari. Vive con su hermano Gennaro en una habitación. Aislamiento, mucho estudio, gran miseria, hambre.

1909. AG asiste ocasionalmente a la Asociación Anticlerical de Vanguardia.

1910. Último curso de liceo. Gustos literarios de AG: Croce, Salvemini, Cecchi, Papini; disgusto por G. Deledda. Simpatía por el “socialismo campesino” de Salvemini. Socialsardismo. Primeras lecturas de Marx, más tarde recordadas por AG. Recibe la credencial de corresponsal del periódico L´Unione Sarda en el pueblo de Aidomaggiore. El director del periódico es su profesor de italiano en el Liceo (Raffa Garzia). Primera corresponsalía y primer texto impreso de AG. Presencia frecuente de AG, con su hermano Gennaro, en la Cámara del Trabajo de Cagliari. Ejercicio Oprimidos y opresores.

1911 . Registro de la Policía en la habitación de Gramsci. AG obtiene el grado medio ( licenza liceale ). Pasa algunas semanas en Oristano, dando clases a su sobrino. AG llega a Turín para concurrir a las becas en favor de los estudiantes pobres de las provincias del antiguo reino de Cerdeña (70 liras mensuales). Gana una con el número 9 (Palmiro Togliatti la gana en la misma convocatoria con el número 2). AG sufre desvanecimientos por desnutrición y frío en Turín. Propone a sus amigos una investigación acerca de la relación entre criminalidad y desarrollo del capitalismo en Cerdeña (MMF, pp.25-26). AG se matricula en la facultad de Letras de Turín, especialidad Filología Moderna. Vive con Angelo Tasca, que ya milita en el PSI. AG hace averiguaciones de glotología sarda. Lecturas de Hegel.

1912 . AG sufre persistentes dolores de cabeza. Junio: no se examina. Verano: En Ghilarza y Bossa Marina (Cerdeña) con su familia. Vuelve a Turín Exámenes en noviembre (30 cum laude en glotología).

1913. AG se matricula en el segundo curso de Letras. Compra libros sobre Cerdeña. Asiste a algunas clases de Derecho, donde intima con Togliatti (que estudia Derecho). No se examina por mala salud. 9.X: Adhesión escrita a la campaña antiproteccionista de La Voce , primera intervención política pública de AG. 26.X-2.XI: Primeras elecciones por sufragio universal en Cerdeña, que impresionan vivamente a AG. Noviembre: Regreso a Turín. Según Tasca, AG es ya activamente socialista. Consigue retraso en los exámenes por salud. Noviembre o diciembre: Según Togliatti, (que ingresa más tarde), AG ingresa en el PSI.

1914. Exámenes. Termina segundo de Letras. Primera manifestación de la idea de una revista de educación socialista. AG apoya la candidatura del meridional Salvemini para un distrito obrero del norte. Junio: “Semana roja”, con ocupación de tierras, sobre todo en Romaña y Las Marcas. Escribe para I.G.P. el artículo “Neutralidad activa y operante”. Sólo acude a un examen (literatura neolatina). Fines de año: AG pierde la beca por cuatro meses.

1915. Último examen universitario de AG (Literatura italiana). Depresión nerviosa. Mayo: Huelga general contra la guerra. Entrada de Italia en la Primera Guerra Mundial. Conferencia de Zimmerwald. Tesis de Lenin sobre la guerra. G vuelve a escribir asiduamente en IGP [Il grido del popolo]. AG alude a la conferencia de Zimmerwald en IGP. Fines de año: intensa colaboración en IGP. Redactor de la página torinesa de Avanti!

1916. AG escribe numerosos artículos de crónica ciudadana y teatral en A [Avanti]. Da conferencias sobre Marx y otros temas. En una carta a su hermana Grazietta habla de los resentimientos que provoca su actividad política ya conocida por los familiares y paisanos. Art “Socialismo y cultura” en IGP, exposición de su primera concepción de la revolución. Art. “Sofismas curialescos”, planteamiento de su interpretación juvenil de Marx.

1917. Varias conferencias. Vive con 50 liras de sueldo de A (20 menos que la beca). Aparición del número único de La Città Futura , iniciativa de la federación Juvenil Socialista, redactado por Gramsci [“Se puede considerar como punto de llegada de la formación juvenil de Gramsci”, G. Fiori]. Aparición, a propósito de los católicos de la posterior tesis sobre las alianzas de clase y contra el anticlericalismo (Santhià).

Revolución en San Petersburgo (23-27.II, calendario ruso). AG escribe artículos sobre Lenin en IGP. Art “Notas sobre la revolución rusa”, art. “Los maximalistas rusos”.

Detención de la dirección socialista turinesa. AG pasa a ser miembro del nuevo Comité provisional del PSI (primera responsabilidad política organizativa de AG) y director efectivo de IGP.

Revolución de octubre. Reunión de los socialistas “intransigentes revolucionarios” (fracción PSI) en Florencia. AG participa como representante del Ejecutivo provisional de la sección de Turín y como director de IGP en funciones. Coincide con Bordiga en la necesidad de una intervención activa del proletariado en la crisis de la guerra. Art “La revolución contra El Capital ”, en A . En IGP aparece el mismo día un artículo proponiendo “un club de vida moral” o asociación de cultura socialista, organismo intermedio entre el partido socialista y el sindicato. Es la primera manifestación de la búsqueda por Gramsci de organismos políticos (socialistas) de masas.

1918. Una carta de AG prueba que no había renunciado aún a doctorarse (con una tesis sobre historia del lenguaje). Estudia a Lenin. Art. “Nuestro Marx”. El nombre de Gramsci aparece frecuentemente en los informes de la Policía. Artículos: “Cultura y lucha de clases”, “Utopía”. Congreso de Roma del PSI: el partido tiene 2.000 afiliados. Art.. “La obra de Lenin”. Final de IGP para ser sustituido por una edición piamontesa de Avanti . AG redactor. En pocos meses pasa de 16.000 a 50.000 ejemplares. Desde el 5.XII G. trabaja exclusivamente para el periódico. Aparece el primer número del periódico de Bordiga, Il Soviet.

1919. Fundación del PPI (Partito Popolare italiano). Probable enfermedad de AG. Asesinato de Rosa Luxemburg y Karl Liebknecht en Berlín bajo gobierno socialdemócrata. Fundación de la Tercera Internacional. La dirección del PSI decide por diez votos contra tres la adhesión a la IC. Fundación del Movimiento fascista italiano. Proclamación de la República socialista bávara. Destrucción de la redacción milanesa de A. por una banda fascista. Propaganda de AG entre los soldados sardos de la brigada “Sassari”, llevados a Turín para reprimir el movimiento obrero. Primer número del seminario L.O.N. [L´Ordine Nuovo]. Artículos. “Leninismo y marxismo en Rodolfo Mondofo”; “Democracia obrera” en colaboración con Togliatti, “El giro de L´Ordine Nuovo” (Spriano). Primera aparición de los consejos de fábrica. La sección torinesa del PSI organiza un Comité de Estudios para los consejos de fábrica, dirigido por Togliatti.

1920. AG publica en L.O.N., “El programa de acción de la sección socialista torinesa”. AG y Palmiro Togliatti, reelegidos para la Comisión ejecutiva de la sección torinesa del PSI. Art. “El instrumento de trabajo”. Asamblea de la Asociación Joven Cerdeña, que documenta el final del sardismo juvenil de AG. Primeras ocupaciones de fábricas en Turín: la policía desaloja a los obreros. AG publica su Discurso a los anarquistas . Reaparece L.O.N. (suspendido durante la huelga) con el artículo de AG “Por una renovación del Partido Socialista”: fue la moción presentada al Consejo Nacional del PSI en Milán el 18-22.IV y es el texto aprobado por Lenin en el punto 17 de las tesis del II Congreso de la I.C. AG asiste a la conferencia de los “abstencionistas” (bordiguianos), en Florencia, y rechaza el abstencionismo electoral por políticamente insuficiente. Art. “El consejo de fábrica”. Art. “Los grupos comunistas”. AG adopta una posición política intermedia entre la corriente de LON y la extremista de Bordiga (abstencionismo electoral). “El programa de l´Ordine Nuovo”. AG da cuenta en LON del acuerdo de Lenin y el II Congreso de la IC con las tesis de LON sobre Italia. Art. “El Partido Comunista” en el que AG indica su perspectiva negativa sobre la huelga, por la falta de un partido Comunista. Aparece en LON el manifiesto-programa comunista para el inminente Congreso del PSI en Florencia (luego celebrado en Livorno). Firman: Bombacci, Bordiga, Fortichiari, Gramsci, Misiano, Polano, Repossi y Terracini. La fracción comunista se reúne en Imola para preparar su actuación en el Congreso del PSI. Se elige como Comité Central al grupo de los firmantes del manifiesto.

1921. Primer número de L.O.N. diario, con el lema “Decir la verdad es revolucionario”. Director: AG. XVII Congreso Nacional del PSI en Livorno (Congreso de la escisión). Proclamación de los votos el día 21: 14.695 votos reformistas; 93.038 “comunistas unitarios” (Serrati); 58.783 votos “comunistas puros” (Bordiga y L.O.N.). Constitución y Primer Congreso del P.C.d´I. en el teatro San Marco, de Livorno AG miembro del Comité Central. LON se convierte en órgano del PCI bajo la dirección de AG. Giolitti disuelve la Cámara de los Diputados y convoca elecciones para el 15 de mayo. Toda la derecha, menos el PPI, se presenta a ellas con Mussolini en un “bloque del orden”. Huelga de solidaridad en Turín, terminada con lock-out y ocupación de las fábricas Fiat por la tropa. AG publica el artículo “Hombres de carne y hueso”. Se malogra un intento de negociación de AG con D´Annunzio. Caída del gobierno Giolitti, gobierno Bonomi. Bajo su dirección los sindicatos (C.G.L.), el PSI y Mussolini negocian un “pacto de pacificación”, definido por Bonomi: “Intentemos aislar a los comunistas y luego todos juntos los presionaremos”. III Congreso de la IC. Política de alianza con la socialdemocracia ante la “estabilización relativa” del capitalismo. La delegación italiana (Bordiga, Terracini) y la izquierda alemana y húngara se oponen. LON publica en primera página una entrevista con Arrigo Benedetti, jefe de los Arditi del Popolo. LON publica el elogioso artículo de AG “Los Arditi del Popolo”. Cain Haim (“Chiarini”), cuya representatividad era dudosa, propone a Gramsci, en nombre de la IC, que suplante a Bordiga en la dirección del PCI. El CE de la IC intenta modificar la orientación izquierdista del PCI. AG considera la propuesta irrealizable. La IC publica las 24 tesis sobre el “Frente Único Obrero”. LON las reproduce el 31 de diciembre. El PCI tiene 42.956 militantes.

1922. II Congreso del P.C. d´I. (“Congreso de Roma”). 31.089 votos a favor de las izquierdistas “tesis de Roma”; 4.151 en contra. AG presenta, con Angelo Tasca, el informe sobre sindicatos. El Congreso rechaza la política de frente único, también político, de la IC. AG, poco activo en el Congreso, queda encargado de representar al P.C. d´I. en el C.E. de la I.C. AG sale para Moscú con los delegados italianos a la segunda conferencia del CE ampliado de la IC: Gennari, Bordiga, Graziadei y Ambrogi. AG pasa a formar parte del CE. AG en el sanatorio de Serebriani bor (Sb). Conoce en el sanatorio a Julia Schucht, que ha acudido a visitar a su hermana Eugenia, internada en Sb. Nota sobre el futurismo, para Trotski. IV Congreso de la IC: política de fusión de todos los partidos obreros no socialdemócratas (para Italia, fusión del PCI con los socialistas de la III Internacional, dirigidos por Serrati). El Congreso ve la primera manifestación clara de ruptura política entre Gramsci y Bordiga, al intentar responder a la carta crítica dirigida a los italianos por Lenin, Zinoviev, Trotski, Radek y Bujarin el 24.XI: Bordiga propone retirarse, Gramsci propone intervenir en las gestiones de fusión para poner condiciones. Agresión fascista a Gennaro Gramsci en Turín (confundiéndole con AG que está en Moscú). Crisis del movimiento obrero italiano.

1923. Detención de Bordiga en Italia. Orden de detención contra AG. Terracini reorganiza el PCI. Confusión política en el PCI: Bordiga,. en la cárcel, escribe un manifiesto contra la política del frente único de la IC; AG, por su parte, esboza su aplicación de la política de la IC, en pugna a la vez con la derecha (Tasca) y con la izquierda (Bordiga). El resto del grupo de LON (Togliatti, Terracini, Scoccimarro) vacila. Terracini va a Moscú a sustituir a Gramsci en el CE de la IC. Togliatti asume la dirección en Italia. III Conferencia del CE ampliado de la IC. Se discute la “cuestión italiana”. Por acuerdo entre Gramsci y Zinoviev, la conferencia organiza un nuevo CE italiano. Gramsci mismo no queda incluido, sino que recibe el encargo de situarse en Viena por delegación de la IC para hacer coordinación entre partidos y atender a los exiliados. “El “acto de autoridad” (Gramsci) fue aconsejado por el propio Gramsci. AG sale de Moscú para Viena. Llegada a Viena. AG escribe una serie de artículos sobre política italiana en la Correspondance Internationale .

1924 . Gramsci se niega a firmar el manifiesto escrito por Bordiga contra la política de la I.C. Escribe a sus colegas de LON en ese sentido (carta a Scoccimarro). Carta de Gramsci, preocupado por el asunto Trotski. Carta a Togliatti y Terracini de Viena, proponiéndoles constituir un nuevo grupo dirigente del PCI frente al grupo extremista para restablecer la disciplina internacional del partido. Primer número de L´Unità , en Milán. Gramsci se instala en Roma. Se celebra en Como la Primera Conferencia Nacional del PCI, en preparación del III Congreso. AG critica la política extremista del antiguo ejecutivo y pasa a formar parte de nuevo. Nace en Moscú el primer hijo de Gramsci, Delio. El C.C. del P.C. d´I. se reúne en Roma y elige a Gramsci secretario general del partido. AG está de nuevo en Roma después de varios viajes para reorganizar el partido. AG acude Cerdeña para asistir al Congreso de la federación sarda del PCI. Visita a su familia. Vuelve a la península el 6.XI. Los diecinueve diputados comunistas vuelven al parlamento para utilizarlo como “caja de resonancia”.

1925. Gramsci conoce a su cuñada, Tatiana Schucht. Discurso de Gramsci ante el Parlamento contra el proyecto de ley sobre asociaciones secretas. AG interviene en numerosas reuniones y actividades preparatorias del III Congreso del PCI. En agosto tiene en Nápoles una larga discusión con Bordiga (Nápoles es el centro del extremismo), ante partidarios de éste, sin llegar a un acuerdo político. A fines de agosto y principios de septiembre A.G. compone con Togliatti (del cual parece ser la redacción) las tesis políticas para el III Congreso. Llegan a Roma Julia Schucht, su hermana Eugenia y el hijo de Julia Schucht y Gramsci, Delio. La Policía registra la habitación de A.G.

1926. III Congreso del P.C. d´I en Lyon. AG presenta el informe político. AG es secretario general y Togliatti representante del P.C. d´I en el C.E. de la I.C. (saldrá para Moscú en marzo). El Congreso representa el triunfo definitivo de la política de la I.C. en el P.C. d´I, el final de la “cuestión italiana” y la consolidación del grupo dirigente histórico del. P.C.I. Julia Schucht deja Italia. A.G. pasa unos días con su hijo Delio en Trafòi (Bolzano) antes de que éste emprenda viaje para la U.R.S.S. Nace en la URSS el segundo hijo de A.G. y Julia Schucht, Giuliano. A. G. escribe La cuestión meridional. La dirección del P.C. d´I organiza la salida clandestina de Gramsci al extranjero. Fracasan dos intentos. Gramsci es detenido a las 22,30 horas (8-XI). Ingresa en la cárcel romana de Regina Coeli en régimen de incomunicación. Se aplica a AG una condena gubernativa de cinco años de destierro en residencia fija. AG llega a Ustica. Vive con Bordiga y cuatro desterrados más. Organizan una escuela.

1927. El Tribunal Militar dicta mandato de detención contra AG. Ingreso de AG en la cárcel de San Vittore, de Milán. AG sufre insomnio; no duerme más de tres horas diarias. AG recibe visitas de su hermano Mario y de Piero Sraffa. AG pide libros de temas sardo y el Breviario di neolinguistica de Bertoni y Bartoli.

1928. Las autoridades rechazan una solicitud de autorización para escribir, presentada por AG. Auto de procesamiento contra AG. AG ingresa en la cárcel de Regina Coeli, de Roma, en la misma celda que los coimputados Terracini y Scoccimarro. Vista de la causa contra la dirección comunista ante el tribunal especial. Veintidós acusados (...). Gramsci y Scoccimarro: veinte años, cuatro meses, cinco días. Informe médico oficial sobre AG al Ministerio de Justicia: “Periodontitis expulsiva debida a trastornos urémicos y a un ligero agotamiento nervioso”. Salida de AG para la cárcel de Turi (Bari). Llegada Turi en estado grave. Registro con el número 7.047. Trato amenazador del médico de la cárcel, Cisternino. AG, en celda individual. AG sufre un taque de uremia que le impedirá andar durante tres meses. Tatiana Schucht acude a Turi.

1929. AG consigue autorización para escribir en la celda. Segundo plan de estudios de Gramsci. AG sistematiza y resume el plan de estudios del 9-II. La salud de AG empeora. Incapacidad de ingerir, dolores de cabeza y de riñón. Visita de su hermano Carlo Gramsci.

1930. Visita comprobada de Gennaro Gramsci a Antonio. Nueva visita de Tatiana Schucht. AG se beneficia de un indulto de un año, cuatro meses y cinco días. AG tiene noticia de que Julia Schucht está internada en un sanatorio. Primer vómito de sangre de A.G. AG empeora y es ya incapaz de masticar. Intensa crisis física y nerviosa de AG. Los presos comunistas de Turi proyectan un curso a la hora del paseo. Se suspende por roces entre Gramsci y otros.

1931. Visita de Carlo Gramsci. IV Congreso del P.C. d´I, celebrado entre Colonia y Düsseldorf. Se mandan noticias a AG escritas en tinta simpática, en una revista inglesa. Según testimonios de un posterior expulsado del P.C. d´I., Gramsci no se muestra de acuerdo. La información es probablemente verdadera, porque por otros indicios se ve a Gramsci elaborando ya una política de amplias alianzas con el objetivo primero democrático de la “Asamblea Constituyente”. AG recibe obras de Marx en la ed. Costes y artículos del Economist sobre el Primer Plan quinquenal soviético. En carta a Tatiana Schucht: “Como dicen en Cerdeña, doy vueltas por la celda como una mosca que no sabe dónde caerse muerta”. A la una hora (3.VIII), vómito de sangre. Carlo Gramsci y Piero Sraffa acuden a Turi, pero el último no consigue autorización para ver a AG. Dirige una carta a Mussolini reclamando se fijen las lecturas autorizadas. Carta a Tatiana Schucht pidiendo cuadernos pequeños. AG acusa recibo de los cuadernos pequeños.

1932. AG dice a Tatiana Schucht que está escribiendo unas notas sobre los intelectuales italianos. Visita de Carlo Gramsci. Perspectivas de un intercambio de A.G. por clérigos que se encuentran en la U.R.S.S. AG sufre dolores en el pecho. En carta a Tatiana Schucht: “El conjunto de la existencia se hace insoportable”. Tatiana presenta una instancia de revisión médica en favor de AG. La celebración de los diez años de fascismo reduce la pena de AG a doce años, cuatro meses. Eso permite a Piero Sraffa pedir la libertad condicional para Gramsci. Pero el régimen exige una petición de gracia. Gramsci se niega y el régimen le impone incomunicación (que los demás presos consiguen burlar, manteniendo el contacto con él). Muerte de la madre de AG (éste la ignoró hasta su muerte).

1933. AG sin dientes, padece insomnios, trastornos digestivos, tuberculosis pulmonar, arteriosclerosis, mal de Pott y abscesos. La dirección de la cárcel revoca la autorización para escribir. El camarada de Gramsci, Gustavo Trombetti, se instala en su celda para velarle. Visita del doctor Umberto Arcangeli, enviado por Tatiana Schucht una vez conseguida la autorización. Arcangeli establece el diagnóstico verdadero. Tatiana solicita el traslado de AG a una clínica. El gobierno admite la instancia de traslado a la clínica. Al mismo tiempo el Tribunal especial rechaza el recurso sobre libertad condicional. Traslado de AG a la clínica del doctor Cusumano, en Formia.

1934. El profesor Puccinelli, de Roma, visita AG. En el extranjero arrecia la campaña por la libertad de AG. Romain Rolland publica su folleto. Pacto de unidad de acción entre el PCI y el PSI. AG consigue la libertad provisional sin cambio en su situación material (Decreto del 25-X).

1935. Nueva crisis de la salud de Gramsci. Traslado de Gramsci a la clínica Quisisana de Roma. El 24/25 llega Tatiana Schucht, Carlo Gramsci y Piero Sraffa. Presunta, pero hoy discutida, interrupción definitiva de los Cuadernos de Gramsci.

El PCI presenta el programa de la Asamblea Constituyente.

1937 21.IV: Gramsci cumple condena.

25.IV: Gramsci sufre una hemorragia cerebral.

27.IV: Dieciséis horas: muerte de Antonio Gramsci.

domingo, 7 de enero de 2018

Luis Racionero, Manuel Sacristán y los furibundos comunistas-fachas de mente cerrada, fría y antihumana.

Salvador López Arnal


El "intelectual libertario" Luis Racionero fue entrevistado por Albert Lladó para La Vanguardia el pasado 16 de diciembre de 2017 [1]. Lo presentó en los siguientes términos: "El escritor LR, avalado por una extensa y variada obra –del ensayo a la novela o las memorias–, cumple como pocos la figura del intelectual independiente, que escapa a toda clasificación. En su último libro, Manual de la buena vida, resume lo mejor de una vida intensa y da las claves y consejos para, desde su aguda visión, alcanzar la felicidad".

Lo de intelectual independiente es una "generosa" metáfora. Un pelín exagerada tal vez. Basta mirar, por ejemplo, la voz de Racionero en wikipedia: https://es.wikipedia.org/wiki/Luis_Racionero. También esta vieja información sobre José María Aznar, presidente de gobierno, y el mundo de la cultura: https://elpais.com/diario/2000/03/02/espana/951951617_850215.html . Si eso es ser un intelectual independiente, entonces todos los intelectuales, vivos, fallecidos o por nacer, son independientes e independencia es entonces, como tantas otras, una nueva palabra vacía. ¿No les parece?

Pero no es ese punto el motivo de esta nota. Es este:
Se le pregunta a Racionero por su etapa universitaria. En estos términos: "Lo cierto es que no encuentra su espacio en la universidad española de la época. No le atrae ni el falangismo, ni el marxismo ni las ideas regeneracionistas del 98". La respuesta de don Luis:
El único que leía con ganas era a Ortega. Pensaba muy bien y escribía muy bien, y yo intentaba tenerlo como modelo para la escritura. Cuando hice Ingeniería no se filosofaba, estudiabas y punto. Y aquello me sirvió para saber matemáticas y lógica, y estructurar la cabeza, que es muy bueno para todo. En cambio, en Económicas discutíamos mucho. Daba Filosofía Manuel Sacristán, que era un comunista furibundo, y un positivista lógico.

Comunista furibundo y un positivista lógico: ni una cosa ni la otra si se tiene un mínimo conocimiento de la obra de Sacristán y de su vida y militancia en el PSUC-PCE. Continúa Racionero en estos términos:
Sacristán era muy buen profesor, sí, y muy íntegro. Pero estaba rodeado de corifeos, como Fabià Estapé, que vivían como capitalistas diciendo que eran comunistas. Algo que en este país se ha dado demasiado. Y a pesar de que Sacristán era un hombre extraordinario, al que amabas profundamente porque era honesto, no podía pensar como él.

Una de cal y otra de arena con bastante desinformación sobre las relaciones entre Sacristán y Estapé, quien, por supuesto, nunca fue corifeo del autor de "Panfletos y materiales" [2]. Muy lejos de eso. Y a continuación y dándoselas de leído, don Racionero da otra patada en la cara y cae en el tópico menos inteligente y más trillado de todos los tópicos:
Nunca me ha gustado el marxismo porque he leído a Marx. Sus teorías son antihumanas. Yo soy más anarquista. No soporto a los comunistas, son de mente cerrada y fría, y sacrifican la personalidad humana por unas finalidades colectivas que nunca existen. Y como dijo Kant, el hombre es un fin en sí mismo.

Dejemos lo de "yo soy más anarquista". ¡Pobres anarquistas! Hubiera podido decir también yo soy más plagiador. No es la única vez por supuesto en que Racionero muestra sus "profundos conocimientos" de Marx y de la tradición marxista-comunista. Los ejemplos se acumulan; uno de ellos. En esta entrevista de junio de 2016 [3] se le pregunta -¡qué preguntas, qué formulación!- "¿Cómo se puede llamar misógino a un señor que ha vivido con seis mujeres?". Su respuesta es del siguiente tenor:
Es curioso cómo a aquellos que hace treinta o cuarenta años éramos considerados hippies ahora nos llaman fachas y reaccionarios. Eso es no entender nada ahora, como algunos no entendían nada hace treinta o cuarenta años.

Su descripción de aquella época:
En aquella época nuestra de los hippies, los progres eran todos comunistas. Y si hay alguien facha en esta tierra, es un comunista. Estos que ahora me pueden llamar facha a mí son los que antes eran comunistas, es decir, más fachas que nadie, y encima eran fachas cuando menos hay que serlo, que es de joven. Ser facha o no ser facha no es una ideología, es una actitud. Es un carácter. Los anarquistas siempre han sido como los franciscanos, mientras que los comunistas eran los jesuitas. Se nace con un talante o con otro. Si naces facha da igual las ideas que tengas o del partido que seas, serás un facha. Si en cambio eres una persona abierta, liberal, tolerante... bueno, pues por ejemplo lo tienes difícil para vivir tranquilo en España, porque este es un país de muchas envidias [las cursivas, todas ellas, son mías].

No hace falta seguir. No vale la pena (aunque don Luis parece admitir que el también fue comunista cuando era "pogre" dado que todos lo eran). Sólo conviene decir que la inversión de las insultantes afirmaciones de este intelectual orgánico del sistema y del poder de largo recorrido en estas ubicaciones es la verdadera.

Dejemos aparte el autobombo: "si en cambio eres una persona abierta, liberal, tolerante...". Si hay alguien en España y en muchos otros países del mundo, que haya luchado contra el fascismo, en cualquiera de sus variantes, en España, Grecia, Italia, Portugal, Alemania, Inglaterra, Chile, Argentina, Nicaragua, Colombia, India, Checoslovaquia, China, EE.UU. y tantos otros lugares del mundo, esas personas han sido miembros o simpatizantes de partidos de orientación comunista. Ni que decir tiene que esa lucha comportó, en muchos casos, detenciones, torturas salvajes, largos encarcelamiento y asesinatos. España es un ejemplo conocido; Chile también. Don Luis debería saberlo.

Lo de que el marxismo es un antihumanismo (sin más matices) y lo de que todos los comunistas son gentes de mente cerrada y fría que sacrifican las personas en el templo de los ideales colectivos inexistentes es tan pueril, tan de derecha extrema desinformada para asustar niños y ciudadanos, que no vale la pena dedicarle una línea. Piensen en Marcos Ana, por ejemplo, y luego tendrán arcadas si leen de nuevo las palabras de don Luis, el plagiador de la intertextualidad.

En síntesis: tal vez Racionero estudiara matemática y lógica de joven, pero cuando menos esta última no le entró mucho en su cabeza. Las clases de Sacristán, en su caso, no tuvieron ningún resultado positivo. Hay más ejemplos de esto último pero el suyo está entre los más destacados.

Notas:
1) http://www.lavanguardia.com/libros/20171216/433652789914/entrevista-luis-racionero-manual-de-la-buena-vida.html
2) Lo que no quita, por supuesto, que Estapé tuviera algunos detalles con él. Por ejemplo, cuando fue expulsado de la Universidad o cuando perdió las oposiciones a la cátedra de lógica de la Universidad de Valencia celebradas en Madrid.
3) https://www.elespanol.com/reportajes/20160602/129487714_0.html