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miércoles, 19 de agosto de 2020

La carta abierta contra cancel culture trata de asfixiar la libertad de expresión, no de protegerla

Fuentes: jonathan-cook.net
Traducido del inglés para Rebelión por J. M.

Las críticas de cancel culture (1) en realidad están dirigidas a apuntalar el discurso que refuerza el statu quo.

Una carta abierta publicada por la revista Harper’s, firmada por 150 escritores prominentes y figuras públicas, ha centrado la atención en los peligros de la corriente denominada cancel culture.

La carta reúne una cuestionable alianza de genuinos izquierdistas como Noam Chomsky y Matt Karp, centristas como JK Rowling e Ian Buruma y ​​neoconservadores como David Frum y Bari Weiss, todos en defensa de la libertad de expresión.

Aunque la carta no usa explícitamente el término cancel culture, es claramente lo que se entiende en la queja sobre un clima cultural «asfixiante» que impone la “conformidad ideológica» y debilita las «normas de debate abierto y la tolerancia de las diferencias».

Es fácil estar de acuerdo con el argumento generalizado de la carta en favor de la tolerancia y el debate libre y justo. Pero la realidad es que muchos de los que firmaron son completamente hipócritas, que han demostrado exactamente cero compromiso con la libertad de expresión, ya sea en sus palabras o en sus actos.

Además la intención de muchos de ellos al firmar la carta es lo contrario de su objetivo declarado: quieren asfixiar la libertad de expresión, no protegerla.

Para comprender lo que realmente está sucediendo con esta carta, primero debemos analizar los motivos en lugar de la sustancia de la carta.

Un nuevo antiliberalismo
Cancel culture comenzó como la vergüenza, a menudo en las redes sociales, de las personas que se decía que habían dicho cosas ofensivas. Pero en los últimos tiempos se ha vuelto en ocasiones más tangible, como señala la carta, con personas despedidas o a quienes se les niega la oportunidad de hablar en un lugar público o publicar su trabajo.

La carta denuncia este tipo supuestamente nuevo de antiliberalismo:

“Mantenemos el valor vigoroso e incluso cáustico del contradiscurso en todos los sectores. Pero ahora es demasiado común escuchar llamados a represalias rápidas y severas en respuesta a las transgresiones percibidas del habla y el pensamiento… Se despide a los editores por artículos controvertidos, se retiran libros por presunta falta de autenticidad, se prohíbe a los periodistas escribir sobre ciertos temas, se investiga a los profesores por citar determinados trabajos literarios en las aulas… El resultado es que se estrechan constantemente los límites de lo que se puede decir sin la amenaza de represalias. Ya estamos pagando el precio con más miedo por parte de los escritores, artistas y periodistas que temen por sus medios de vida si se apartan del consenso o incluso por si se considera que carecen de celo suficiente en su cometido».

Engañosa política de identidad
La variedad de firmantes es en realidad más preocupante que tranquilizadora. Si viviéramos en un mundo más justo, algunos de los que firman, como Frum -un exredactor de discursos del presidente George W. Bush- y Anne-Marie Slaughter -exfuncionaria del Departamento de Estado de los Estados Unidos- enfrentarían un juicio ante la Corte Penal Internacional de La Haya por sus roles en la promoción de «intervenciones» en Irak y Libia respectivamente. No son precisamente campeones de la libertad de expresión.

Es evidente que las diversas personas han firmado la carta por razones muy diferentes.

Chomsky firmó porque ha sido un defensor constante y permanente del derecho a la libertad de expresión, incluso para aquellos con opiniones atroces como la negación del Holocausto.

Frum, quien acuñó el término «eje del mal» y racionalizó la invasión de Irak, y Weiss, un columnista del New York Times, firmaron porque encontraron que sus vidas eran más difíciles. Es cierto que es fácil para ellos dominar las plataformas en los medios corporativos al tiempo que abogan por guerras criminales en el extranjero y no han pagado ningún precio de cuando sus análisis y predicciones han resultado tonterías muy peligrosas. Pero ahora están sintiendo la reacción violenta en los campus universitarios y las redes sociales.

Mientras tanto centristas como Buruma y Rowling han descubierto que cada vez es más difícil navegar por el complicado terreno de la política de identidad sin tropezar. El daño a la reputación puede tener serias consecuencias.

Buruma perdió su trabajo como editor de New York Review of Books hace dos años después de que publicó y defendió un artículo que violaba el nuevo espíritu del movimiento #MeToo. Y Rowling cometió el error de pensar que sus seguidores estarían tan fascinados por sus puntos de vista tradicionales sobre temas transgénero como lo están por sus libros de Harry Potter.

Fake news y “troles rusos”
Pero el hecho de que todos estos escritores e intelectuales estén de acuerdo en que hay que pagar un precio en el nuevo y más sensible clima cultural no implica que todos estén igualmente interesados ​​en proteger el derecho a ser controversial o franco.

Chomsky, alto y claro, defiende la libertad de expresión para todos, porque entiende correctamente que los poderosos están demasiado interesados ​​en encontrar justificaciones para silenciar a aquellos que desafían su poder. Las élites protegen la libertad de expresión solo en la medida en que sirve a sus intereses para dominar el espacio público.

Si los de la izquierda progresista no defienden los derechos de expresión de todos, incluso de sus oponentes políticos, pronto cualquier restricción se volverá contra ellos. El establishment siempre tolerará el discurso de odio de un Trump o un Bolsonaro sobre el discurso de justicia de un Sanders o un Corbyn.

Por el contrario la mayoría del resto de los que firmaron, los derechistas y los centristas, están interesados ​​en la libertad de expresión para ellos y para quienes gustan de ellos. Les importa proteger la libertad de expresión solo en la medida en que les permita continuar dominando el espacio público con sus puntos de vista, algo a lo que estaban demasiado acostumbrados hasta hace unos años, antes de que las redes sociales comenzaran a nivelar un poco el campo de juego.

El centro y la derecha han estado luchando desde entonces con afirmaciones de que cualquiera que desafíe seriamente el statu quo neoliberal en casa y el neoconservador en el extranjero está promoviendo fake news o es un «trol ruso». Esta actualización de la acusación de «antiamericano» encarna cancel culture en su peor aspecto.

Responsabilidad de las redes sociales
En otras palabras, aparte del caso de algunos progresistas, la carta es simplemente una súplica especial: un retorno al statu quo. Y por esa razón, como veremos, Chomsky podría haber sido mejor aconsejado y no haber agregado su nombre por mucho que esté de acuerdo con los vagos sentimientos del discurso de la carta, aparentemente a favor de la libertad.

Lo sorprendente de una proporción significativa de los que firmaron es su autoidentificación como fervientes partidarios de Israel. Y como los críticos de Israel saben muy bien, los defensores de Israel han estado en la vanguardia de cancel culture desde mucho antes de que se acuñase el término.

Durante décadas los activistas proisraelíes han tratado de silenciar a cualquiera que critique seriamente a este pequeño Estado altamente militarizado, patrocinado por las potencias coloniales, que se implantó en una región rica en recursos naturales, como el petróleo, necesarios para lubricar la economía global y a un costo terrible para su población nativa palestina.

Nada debería alentarnos a creer que los entusiastas defensores de Israel entre los que firman la carta ahora han visto el error de sus caminos. Su nueva preocupación por la libertad de expresión es simplemente evidencia de que han comenzado a sufrir la cancel culture que siempre han promovido en relación con Israel.

Ellos han perdido el control de cancel culture debido a dos desarrollos recientes: un rápido crecimiento en las políticas de identidad entre liberales e izquierdistas y una nueva demanda popular de «responsabilidades» generada por el auge de las redes sociales.

Cancelar las críticas a Israel
De hecho, a pesar de sus declaraciones de preocupación, la evidencia sugiere que algunos de los que firmaron la carta han intensificado su propia contribución para utilizar cancel culture en relación con Israel en lugar de cuestionarla.

Eso no es sorprendente. La necesidad de contrarrestar las críticas a Israel se ha vuelto más apremiante a medida que claramente Israel se ha convertido en un Estado paria. Israel se ha negado a mantener conversaciones de paz con los palestinos y ha intensificado sus esfuerzos para realizar llevar a cabo sus planes de siempre de anexar franjas de Cisjordania en violación del derecho internacional.

En lugar de permitir el «vigoroso y cáustico contradiscurso de todos los sectores» en Israel, los partidarios del Estado israelí han preferido las tácticas de aquellos identificados en la carta como enemigos de la libertad de expresión: «respuesta rápida y severa a las transgresiones del habla y el pensamiento».

Pregunten a Jeremy Corbyn, el exlíder del Partido Laborista que fue injuriado, junto con sus partidarios, como antisemita, una de las peores manchas imaginables por varias personas en la lista de Harper’s, incluidos Rowling y Weiss. Tales reclamos fueron promovidos a pesar de que sus críticos no pudieron presentar evidencia real de un problema de antisemitismo en el Partido Laborista.

Del mismo modo piensen en el tratamiento a los activistas solidarios palestinos que apoyan el boicot a Israel (BDS) inspirado en el que ayudó a impulsar a los líderes de Sudáfrica a renunciar al apartheid. Los activistas del BDS también han sido calificados de antisemitas y Weiss nuevamente ha sido el principal detractor.

Los incidentes resaltados en la carta de Harper’s en la que supuestamente las personas han sido excluidas son triviales en comparación con la cancelación de un partido político importante y de un movimiento que se solidariza con un pueblo que ha estado oprimido durante décadas.

Y sin embargo, ¿cuántos de estos guerreros de la libertad de expresión han denunciado el hecho de que los izquierdistas, incluidos muchos antisionistas judíos, han sido tachados de antisemitas para evitar que participen en debates sobre el comportamiento de Israel y sus abusos de los derechos de los palestinos?

¿Cuántos de ellos han denunciado la imposición de una nueva definición de antisemitismo de la Alianza Internacional para el Recuerdo del Holocausto que ha ido ganando terreno rápidamente en los países occidentales?

Esa definición está diseñada para silenciar a una gran parte de la izquierda al priorizar las críticas a la seguridad de Israel antes que el que los judíos sean vilipendiados y atacados, algo que incluso el abogado que escribió la definición ha lamentado.

¿Por qué nada de esta cancel culture ha provocado una carta abierta a Harper’s de estos defensores de la libertad de expresión?

Espada de doble filo
La verdad es que muchos de los que firmaron la carta no defienden la libertad de expresión, sino su derecho a seguir dominando la plaza pública y su derecho a hacerlo sin asumir responsabilidades.

Bari Weiss antes de conseguir un trabajo en el Wall Street Journal y luego en el New York Times pasó sus años estudiantiles tratando de expulsar a los profesores musulmanes de su universidad y “cancelarlos” debido a sus críticas a Israel. Y lo hizo explícitamente bajo la bandera de la «libertad académica», alegando que los estudiantes pro-Israel se sentían intimidados en las aulas.

La Unión de Libertades Civiles de Nueva York concluyó que era Weiss, no los profesores, la verdadera amenaza para la libertad académica. No fue un pecado de juventud, en un libro del año pasado Weiss citó sus esfuerzos para librar a la universidad de Columbia de estos profesores como una experiencia formativa en la que todavía se basa.

Weiss y muchos de los otros enumerados en la carta están enojados porque las herramientas retóricas que usaron durante tanto tiempo para asfixiar la libertad de expresión de los demás ahora se han vuelto contra ellos. Aquellos que vivieron durante tanto tiempo con la espada de la política de identidad en Israel, por ejemplo, están preocupados de que su reputación pueda morir por esa misma espada en cuestiones de raza, sexo y género.

Preocupación narcisista
Para comprender cómo cancel culture es fundamental para la cosmovisión de muchos de estos escritores e intelectuales, y cuán ciegos están de su propia complicidad en esa cultura, consideren el caso de Jonathan Freedland, columnista del periódico británico supuestamente liberal de izquierda Guardian. Aunque Freedland no se encuentra entre los que firman la carta está muy alineado con los firmantes centristas y, por supuesto, apoyó la carta en un artículo publicado en The Guardian.

Freedland, debemos señalar, lideró la campaña cancel culture contra el Partido Laborista mencionada anteriormente. Fue una de las figuras claves en la comunidad judía de Gran Bretaña que dio vida a las manchas de antisemitismo contra Corbyn y sus partidarios.

Pero tengan en cuenta este breve clip. En él se puede escuchar como cruje la voz de Freedland mientras explica que él mismo ha sido víctima de cancel culture: confiesa que ha sufrido abusos verbales y emocionales a manos de los apologistas más extremistas de Israel, aquellos que son aún más incondicionalmente pro-Israel que él.

Dice que le han llamado kapo, el término para los colaboradores judíos en los campos de concentración nazis, y sonderkommando, los judíos que eliminaron los cuerpos de otros judíos muertos en las cámaras de gas. Admite que ese abuso «se introduce bajo la piel» y «duele tremendamente».

Y, sin embargo, a pesar del dolor personal que ha experimentado por ser acusado injustamente, de ser cancelado por una sección de su propia comunidad, Freedland ha estado a la vanguardia de la campaña para denostar a los críticos de Israel, incluidos los judíos antisionistas, tachándolos de antisemitas sobre la más débil de las evidencias.

Es completamente inconsciente de la naturaleza destructiva de cancel culture a menos que se la apliquen a él. Su preocupación es puramente narcisista. Y lo mismo ocurre con la mayoría de los que firmaron la carta

Conduciendo un monólogo
El concepto principal de la carta es la pretensión de que el «antiliberalismo» es un fenómeno nuevo, que la libertad de expresión está bajo amenaza y que cancel culture solo se vio en el momento en que se le dio nombre.

Eso es simplemente una tontería. Cualquier persona mayor de 35 años puede recordar fácilmente una época en la que los periódicos y los sitios web no tenían una sección de replicas, cuando los blogs eran pocos y raramente leídos y cuando no había redes sociales en las que desafiar o responsabilizar a «la flor y nata».

Escritores y columnistas como los que firmaron la carta pudieron soltar monólogos en los que revelaron sus opiniones al resto de nosotros como si fueran Moisés bajando las tablas de la cima de la montaña.

En aquellos días nadie notó la cultura de cancelación, o no se permitía hablar de ella. Y eso se debió a que solo aquellos que tenían opiniones satisfactorias alguna vez encontraron una plataforma de medios desde la cual presentar esas opiniones.

Antes de la revolución digital si se discrepaba del estrecho consenso impuesto por los propietarios multimillonarios de los medios corporativos, todo lo que se podía hacer era imprimir un primitivo boletín propio y enviarlo por correo a un puñado de personas que habían oído hablar de usted.

Esa fue la verdadera cultura de cancelación. Y la prueba está en el hecho de que muchos de esos escritores anteriormente oscuros descubrieron rápidamente que podían acumular decenas de miles de seguidores, sin la ayuda de los medios corporativos tradicionales, cuando tenían acceso a blogs y redes sociales.

Silenciar a la izquierda
Lo que nos lleva al aspecto más preocupante de la carta abierta en Harper’s. Al amparo de los llamados a la tolerancia, dada la credibilidad por el nombre de Chomsky, una proporción de los firmantes en realidad quiere restringir la libertad de expresión de un sector de la población, precisamente la parte influenciada por Chomsky.

No están en contra de la gran cancel culture de la que se han beneficiado durante tanto tiempo. Están en contra de la pequeña cultura de cancelación, el nuevo entorno mediático más caótico y más democrático del que disfrutamos actualmente, en el que se les exige por primera vez que respondan por sus puntos de vista en una variedad de temas, incluido Israel.

Así como Weiss intentó que despidieran a los profesores bajo el reclamo de libertad académica, muchos de estos escritores y figuras públicas están usando la bandera de la libertad de expresión para desacreditar el discurso que no les gusta, el que expone el vacío de sus propias posiciones.

Sus críticas a la cancel culture se refieren realmente a priorizar el discurso «responsable», definido como el discurso compartido por los centristas y el derecho que respalda el statu quo. Quieren regresar a una época en que la izquierda progresista, aquellos que buscan alterar un consenso fabricado, que desafían las presuntas verdades de la ortodoxia neoliberal y neoconservadora, no tenían una voz real.

Los nuevos ataques a la cultura de cancelación se hacen eco de los ataques contra los partidarios de Bernie Sanders, que fueron enmarcados como Bernie Bros, la acusación sin pruebas de que atrajo a una chusma de hombres agresivos que odiaban a las mujeres y que silenciosamente intentaban intimidar a otros en las redes sociales.

Del mismo modo que esta afirmación se usó para desacreditar las políticas de Sanders, el centro y la derecha ahora quieren desacreditar a la izquierda de manera más general insinuando que, sin restricciones, ellos también intimidarán silenciosamente a todos los demás a través de su cancel culture.

Si esta conclusión no parece convincente, consideren que el presidente Donald Trump podría haber agregado fácilmente su nombre a la carta junto al de Chomsky. Trump utilizó su reciente discurso del Día de la Independencia en el monte Rushmore para expresar puntos similares a los de la carta de Harper’s. Al menos fue explícito al equiparar cancel culture con lo que llamó «fascismo de extrema izquierda»:

“Una de las armas políticas [de la izquierda] es cancel culture, expulsar a las personas de sus trabajos, avergonzar a los disidentes y exigir la sumisión total de cualquiera que no esté de acuerdo. Esta es la definición misma de totalitarismo… Este ataque a nuestra libertad, nuestra magnífica libertad, debe detenerse, y se detendrá muy rápidamente”.

Trump, con toda su vulgaridad, deja claro lo que oculta la carta de Harper’s con toda su elegancia cultural. Los ataques a la nueva cancel culture son simplemente otro frente, junto con las supuestas preocupaciones sobre fake news y «troles rusos», en los esfuerzos del establishment para limitar el discurso de la izquierda.

Atención redirigida
Esto no es para negar que haya noticias falsas en las redes sociales o que haya troles, algunos incluso rusos. Más bien es señalar que nuestra atención está siendo redirigida y nuestras preocupaciones manipuladas por una agenda política.

A pesar de la forma en que se ha presentado en los medios corporativos, las fake news en las redes sociales han sido principalmente un problema de la derecha. Y los peores ejemplos de fake news, y los más influyentes, no se encuentran en las redes sociales, sino en las portadas del Wall Street Journal y el New York Times.

¿Qué noticias auténticamente falsas en Facebook ha rivalizado con las mentiras que justifican la invasión de Irak en 2003 que a sabiendas fueron vendidas por una élite política y sus taquígrafos en los medios corporativos? Esas mentiras condujeron directamente a más de un millón de muertos iraquíes, convirtieron a millones más en refugiados, destruyeron un país entero y alimentaron un nuevo tipo de extremismo islámico nihilista cuyos efectos todavía estamos sintiendo.

La mayoría de las peores mentiras del período actual, aquellas que han oscurecido o justificado la interferencia de Estados Unidos en Siria y Venezuela, han racionalizado los crímenes de guerra contra Irán o han aprobado el encarcelamiento permanente de Julian Assange por exponer crímenes de guerra, solo pueden entenderse dando la espalda a los medios corporativos y buscando expertos que rara vez pueden encontrar una plataforma fuera de las redes sociales.

Algoritmos cambiados
Digo esto como alguien que tiene preocupaciones sobre el enfoque de moda en la política de identidad en lugar de la clase de política. Lo digo también como alguien que rechaza todas las formas de cancel culture, ya sea la antigua cultura de cancelación «liberal» que nos impone una política de «consenso» estrecha (la ventana de Overton) o la nueva cultura de cancelación de «izquierda» que con demasiada frecuencia prefiere centrarse en objetivos culturales fáciles como Rowling en vez de la corrupción estructural de los sistemas políticos occidentales.

Pero aquellos que están impresionados por la carta simplemente porque el nombre de Chomsky está en ella deben tener cuidado. Así como las fake news han proporcionado el pretexto para que Google y las plataformas de redes sociales cambien sus algoritmos para disuadir a los izquierdistas de las búsquedas y enlaces, así como el «antisemitismo» se ha redefinido para demonizar a la izquierda, también la supuesta amenaza de cancel culture será explotada para silenciar a la izquierda.

Proteger a Bari Weiss y JK Rowling de una «mafia» de izquierdas que se abalanza, una mafia que reclama el derecho a desafiar sus puntos de vista sobre Israel o cuestiones trans, se convertirá en el nuevo grito de guerra del establishment para la acción contra los «irresponsables» o el «discurso intimidante».

Los izquierdistas progresistas que se unen a estas llamadas por irritación con el enfoque actual en las políticas de identidad, porque temen ser etiquetados como antisemitas o porque erróneamente asumen que el problema realmente es sobre la libertad de expresión, rápidamente descubrirán que son los objetivos principales.

Al defender la libertad de expresión terminarán siendo ellos mismos silenciados.

ACTUALIZACIÓN:
No criticamos a Chomsky, aunque sea de forma tangencial y respetuosa, al menos no desde una perspectiva de izquierda, sin esperar un torbellino de oposición. Pero un tema que sigue siendo planteado en mis redes sociales en su defensa es simplemente malinterpretado, así que quiero abordarlo rápidamente. Aquí está uno de mis seguidores expresando el punto sucintamente:

«Los sentimientos en la carta se basan o caen en sus propios méritos, no en los personajes o las historias de algunos de los signatarios, ni en sus planes futuros».

El problema, como estoy seguro de que Chomsky explicaría en cualquier otro contexto, es que esta carta falla no solo por las otras personas que la firmaron, sino también por su mérito. Y eso es porque, como expliqué anteriormente, ignora las formas más opresivas y más establecidas de cancel culture y Chomsky debió haber sido el primero en darse cuenta.

Destacar la pequeña cancel culture, mientras se ignora la cultura de cancelación mucho más grande respaldada por el establishment, distorsiona nuestra comprensión de lo que está en juego y quién ejerce el poder.

Inconscientemente Chomsky solo ayudó a un grupo de títeres, del establishment en su mayoría, a distorsionar nuestras percepciones de problemas de libertad de expresión para que nos pusiéramos de su lado y contra nosotros mismos. No hay forma de que pueda ser algo bueno.

ACTUALIZACIÓN 2:
Todavía hay personas que se resisten a la idea de que perjudicó a la izquierda que Chomsky firmara esta carta. Y en lugar de abordar sus puntos individualmente, permítanme probar otra forma de explicar mi argumento:

¿Por qué Chomsky no ha firmado una carta respaldando el furor por las fake news, a pesar de que hay muchas en las redes sociales? ¿Por qué no ha respaldado la narrativa de Bernie Bros, aunque sin duda hay algunos partidarios de Sanders que intimidan en las redes sociales? ¿Por qué no ha apoyado la campaña alegando que el partido laborista tiene un problema de antisemitismo, a pesar de que hay algunos antisemitas en el partido laborista (como los hay en todas partes)?

No se ha unido a ninguna de esas campañas por una razón muy obvia, porque entiende cómo funciona el poder y que a la izquierda se la golpea desde arriba, no desde abajo. Ciertamente no anima a los que están arriba mientras golpean.

Chomsky entiende este principio demasiado bien porque aquí lo expone en relación con Irán:

“Supongamos que critico a Irán. ¿Qué impacto tiene eso? El único impacto que tiene es fortalecer a aquellos que quieren llevar a cabo políticas, como los bombardeos, con las que no estoy de acuerdo”.

No debería haberse unido a esta campaña exactamente por la misma razón por la que no se ha unido a los que critican a Irán, porque su apoyo se utilizaría para fines nefastos. Cometió un error. Es falible.

Tampoco se trata de que la izquierda se autoflagele. Realmente Chomsky no debería ser el problema. El problema debería ser que un grupo de centristas y derechistas utilizaron esa carta para tratar de reforzar una narrativa diseñada para dañar a la izquierda y sentar las bases para frenar aún más su acceso a las redes sociales. Pero debido a que Chomsky firmó la carta ahora muchos más izquierdistas están comprando esa narrativa, una narración destinada a dañarlos. Es por eso que el papel de Chomsky no puede ser ignorado, ni su error pasado por alto.

ACTUALIZACIÓN 3:
No había previsto cuántas formas podría encontrar la gente de la izquierda para justificar esta carta.

Aquí está el último razonamiento. Aparentemente la carta establece un punto de referencia importante que puede usarse en el futuro para proteger la libertad de expresión de la izquierda cuando se nos amenaza con la cancel culture, como, por ejemplo, con las manchas de antisemitismo que se usaron contra los judíos antisionistas y otros críticos de Israel en el Partido Laborista británico.

No debería ser necesario señalar cuán ingenuo es este argumento que ignora por completo cómo funciona el poder en nuestras sociedades, quién decide qué significan las palabras y cómo se aplican los principios. Esta carta no ayudará a la izquierda porque la cancel culture está siendo enmarcada por esta carta, por Trump, por los medios, como un problema de «locura de la izquierda». Es una nueva iteración del discurso «políticamente correcto enloquecido» y se utilizará exactamente de la misma manera.

No ayudará a Steven Salaita, despedido de un trabajo universitario porque criticó el asesinato de civiles por parte de Israel en Gaza, o a Chris Williamson, expulsado de su puesto de parlamentario laborista por defender el historial antirracista del Partido.

El furor de cancel culture no está interesado en el hecho de que fueran «cancelados». Peor aún, este pánico moral pone de cabeza la idea de cancelar, son Salaita y Williamson los acusados y declarados culpables de cancelar a Israel y a los judíos.

Los partidarios de Israel continuarán ganando esta batalla afirmando que las críticas a Israel «cancelan» el país («lo borran del mapa»), «cancelan» a la población judía de Israel («la arrojan al mar») y «cancelan» a los judíos en general («niegan un componente central de la identidad judía moderna»).

Una mayor conciencia de la cancel culture no habría salvado a Corbyn de las acusaciones de antisemitismo porque el tipo de cultura de cancelación que manchó a Corbyn nunca se definirá como «cancelación».

Para cualquiera que desee ver cómo funciona esto en la práctica observe al columnista de The Guardian Owen Jones ceder, como lo ha hecho tantas veces, a la dinámica de poder del discurso de cancel culture en esta entrevista en Sky News. De hecho estoy de acuerdo con casi todo lo que Jones dice en este clip, aparte de unirse una vez más a la caza de brujas contra los antisionistas del laborismo. Él no ve esa caza de brujas como cancel culture y tampoco nadie más con una gran plataforma como la suya para proteger la libertad de expresión.

(1) La cancel culture o “cultura de la cancelación” designa el extendido fenómeno de retirar el apoyo moral, financiero, digital y social a personas o entidades mediáticas consideradas inaceptables, generalmente como consecuencia de determinados comentarios o acciones​ o por transgredir ciertas expectativas. ​ Se define como «una llamada a boicotear a alguien- generalmente una celebridad- que comparte una opinión cuestionable o impopular en las redes sociales. El término cancel culture o cancelling comenzó a utilizarse en 2015 y ganó popularidad en 2018. En el universo mediático de internet es la cancelación por asfixia, acoso y derribo de cualquier persona, idea, acto, pensamiento u obra de arte, literaria o filosófica en nombre de una corriente hegemónica que defiende ideas o colectivos que se consideran injustamente atacados en el momento actual y en el pasado, del más remoto al más cercano.

Fuente: https://www.jonathan-cook.net/blog/2020-07-09/letter-cancel-culture-free-speech/

Esta traducción se puede reproducir libremente a condición de respetar su integridad y mencionar al autor, a la traductora y Rebelión.org como fuente de la traducción.

viernes, 1 de noviembre de 2019

_- Carta abierta a Salvador Allende

_- Miguel Lawner
Rebelión

Querido compañero:
En medio del estruendo y el fuego generado por los rokets que destruían el palacio de La Moneda, tu mantuviste la serenidad para decirle a todos los chilenos:

“Sigan ustedes sabiendo que,

mucho más temprano que tarde,

de nuevo se abrirán las grandes alamedas

por donde pase el hombre libre.”

Fueron tus últimas palabras. Nunca las olvidamos. Transcurrieron 46 años en los cuales, tal como nos advertiste, debimos luchar sin cesar, contra “la felonía, la cobardía y la traición”.

Ayer, finalmente, se abrieron las anchas alamedas… Es imposible que puedas imaginarlo, pero las colmamos de ira, por tantos años de crímenes, de venta de nuestro patrimonio, de inicua explotación de los trabajadores, de despojarnos del agua, de los mares, de las montañas, de los glaciares, de los bosques, del derecho a una vivienda digna, de nuestros trenes y nuestras góndolas, por escamotearnos las pensiones de nuestros abuelos, por acabar con el prestigio y la calidad de nuestra educación pública y nuestros hospitales.

Pero también marchamos con alegría, con guitarras y matracas, con saltimbanquis y raperos, con los de abajo y la barra brava, con nuestros hijos, nietos y también, con nuestros abuelos. Éramos millones dispuestos a no dejarnos engatusar por los enemigos de siempre y por los gatos pardos, que ya están maniobrando en Palacio, de espaldas al pueblo, para que nada cambie de verdad.

Estamos atentos, querido Chicho. Tu ejemplo nos ilumina: tu consecuencia nos guía. No vamos a cejar. No permitiremos que se escamoteen nuestras demandas. Chile no podrá continuar regido por la Constitución del tirano. Impondremos una Asamblea Constituyente para restituir nuestros derechos. Acabaremos con la institución más ignominiosa concebida por el hermano de Piñera: las AFP, que condenan a nuestros abuelos a recibir un mendrugo de pensión. Vamos a restituir el agua a los campesinos de Petorca, el aire puro a los habitantes de Quintero y Puchuncaví. Vamos a devolver las tierras escamoteadas a nuestros hermanos mapuches. Vamos a devolverle su dignidad al Instituto Nacional, nuestro primer foco de luz de la nación y al resto de los colegios públicos.

Vamos a castigar como manda la ley, los delitos, colusiones y fraudes cometidos por algunos magnates, por las farmacias, supermercados o por miembros de las Fuerzas Armadas y las así llamadas de Orden.

En fin, verás que no nos faltan tareas por cumplir. Las asumiremos con la misma energía, con la misma consecuencia y voluntad con que tú nos enseñaste a cumplir nuestras responsabilidades.

Nos demoramos, pero más vale tarde que nunca.

Con el afecto y el respeto de siempre, te abraza

http://www.rebelion.org/noticia.php?id=261865

martes, 14 de mayo de 2019

_- Carta abierta de un cabo del Ejército a Santiago Abascal

_- Jenner López Escudero

Rebelión

En primer lugar permíteme que te tutee, después de compartir nuestro tiempo en distintos eventos y conocernos en persona no creo que te moleste, cosa que ya te adelanto que por tu giro radical respecto a nuestro drama no volverá a repetirse si continuas por esa senda. Te escribo para mostrarte mi desilusión por los fichajes realizados por tu Partido Político (VOX) de Generales por distintos motivos que ahora mismo te enunciare.

Los que ponéis el grito en el cielo por los “chiringuitos” y habláis continuamente de cerrarlos a cal y canto engordáis ahora vuestras listas con generales que utilizaban su posición para fletar aviones militares Hércules llenos de camareros para uso y disfrute, ni que decir tiene que fue fuera del ejercicio del mando, y por lo que jamás fue sancionado a pesar de haber cometido una falta gravísima, por la utilización de medios del Estado de manera totalmente arbitraria.

Los que en teoría sois los defensores de la Constitución española metéis en vuestras filas a “valientes generales” por llamarlos de alguna manera firmantes de un Manifiesto Franquista totalmente contrario a nuestra Carta Magna. Te preguntarás por qué lo de valientes generales entrecomillado, ya te lo explico yo, valientes de ningún tipo al esperar a estar retirados para hacer esas declaraciones totalmente contrarias a los valores militares y que no tuvieron el valor de hacerlas estando en activo, tal y como lo hicimos algunos pertenecientes a la escala de tropa y marinería sin necesidad de estar jubilados firmando un contramanifiesto al anterior, declarando así nuestra más sincera repulsa a algo que no nos representaba y firmando así nuestro compromiso una vez más con el cumplimiento de la Constitución española y unos más que demostrados, esta vez sí por nuestra parte, valores militares en defensa de la democracia, motivo por el cual nosotros sí hemos sido sancionados, cosa que da que pensar respecto a la neutralidad política por parte del cuerpo jurídico militar.

Han sido tus “valientes generales” los partícipes junto a los gobiernos de turno de inundar nuestras unidades de empresas privadas, esas empresas privadas que para tener más margen de beneficio dan de comer fideua con gusanos a los soldados, esas empresas privadas que acuden sin material antincendios a las reparaciones de soldadura de nuestros buques incendiándolos a su paso, teniendo que ser nuestros marinos quien sofocaran el fuego en el buque Juan Carlos I de la armada española. Para tu información, a ninguna de esas empresas privadas se les impone límite de edad alguno, límite de edad por el que los verdaderos cocineros de las fuerzas armadas y los marinos que extinguen incendios producidos por otros son enviados a la cola del paro.

Haciendo mención al artículo 8 de la Constitución española que dice:

Las Fuerzas Armadas, constituidas por el Ejército de Tierra, la Armada y el Ejército del Aire, tienen como misión garantizar la soberanía e independencia de España, defender su integridad territorial y el ordenamiento constitucional.

Sabiendo la preocupación que muestras públicamente ante el temor de “invasiones” y la debilidad de nuestras fronteras, una vez más me reafirmo en que son tus “valientes generales” los que ponen en riesgo nuestra seguridad nacional al permitir que empresas privadas, sin límite de edad alguno impuesto a sus empleados para ejercer sus funciones, sean quienes cubran los puestos fronterizos que soldados como yo en el año 1998 desempeñábamos con suma profesionalidad y orgullo.

Señalando de nuevo esa Constitución española que tanto te gusta nombrar y que todos los militares tenemos el derecho y el deber de defender te pongo en conocimiento el artículo 14 que dice:

Los españoles son iguales ante la ley, sin que pueda prevalecer discriminación alguna por razón de nacimiento, raza, sexo, religión, opinión o cualquier otra condición o circunstancia personal o social.

O el artículo 2 de la Declaración Universal de Derechos Humanos que dice:

Toda persona tiene todos los derechos y libertades proclamados en esta Declaración, sin distinción alguna, tal como raza, color, sexo, idioma, religión, opinión política o de cualquier otra índole, origen nacional o social, posición económica, nacimiento o cualquier otra condición.

Si, esos a los que llamas “héroes de guerra” son conocedores y por lo tanto culpables de no cumplir la Constitución Española, de no cumplir la Declaración Universal de Derechos Humanos, de no cumplir la ley 08/2006 de Tropa y Marinería, y tú junto a tu partido político, desde que decidiste contar con ellos olvidándote de los soldados te has hecho participe de ello, por lo que de regeneración política nada de nada.

Por darle otra vuelta de tuerca a nuestras fronteras te agradecería que dejarais de nombrar con tanto desprecio al islam, o que por otro lado dejarais de cantar El novio de la muerte en vuestros mítines, ya que resulta algo incongruente, nuestros gloriosos tercios de la legión, nuestro gloriosos regulares y cientos de unidades repartidas por toda nuestra geografía nacional cuentan en sus filas con numerosos hermanos de armas que haciendo uso de su derecho legítimo a la hora de elegir religión son musulmanes, y todos sus hermanos de armas estamos orgullosos de tenerlos a nuestro lado portando en su brazo izquierdo nuestra enseña nacional.

Muestro mi más sincera decepción hacia un partido que se hace llamar demócrata, constitucionalista y defensor de sus fuerzas armadas, y por tanto por tu persona, al tratar como ciudadanos de segunda a los miles de soldados que hace un año decíais defender, expresado así en vuestras “antiguas” 100 medidas citando “terminar con la temporalidad de la tropa y marinería”, haciendo alusión a esto en publicaciones vuestro Facebook de Vox España cuando decíais que la Ley de Tropa era anticonstitucional y discriminatoria, o mostrando vuestro apoyo total en la página de Vox Madrid, medidas que varían el rumbo hacia las posturas ya expresadas por las formaciones políticas a las que vosotros señaláis de traidoras y cobardes. Hablamos ni más ni menos de lo contemplado en la Ley 08/2006 de Tropa y Marinería en los artículos 20 y 21, mandatos legislativos que los generales, esos que incluyes en tus listas electorales, han demostrado su poca capacidad, por no decir nula, de gestión para hacerlos cumplir de una manera eficiente y ventajosa para el país.

Sangrantes tus declaraciones, podría decirte que hasta sintiéndolo como una traición, tienes la gallardía de proponer el retorno de la “mili obligatoria”, esa camiseta que luces del Ejército español a miles de soldados enviados al paro nos cuesta a diario honrarla sin tener que pedírsela a nadie o comprarla en el Ranger. Me imagino que de todo esto has sido aconsejado, nuevamente, por tus “fichajes de última hora”. Fichajes que en su día como responsables de la enseñanza militar, no supieron siquiera procurarse una titulación homologada de carácter oficial, y ahora propones una involución en un ejército profesional, para tus nuevos compañeros de partido, nueve meses de gasto baldío que recuerdo fue tu mentor el que elimino.

La creación de una segunda actividad en las fuerzas armadas, como así tiene nuestra Policía Nacional y nuestra Guardia Civil es algo totalmente viable, y ahorraría miles de millones a las arcas del Estado eliminando la externalización de lo público y por consiguiente que fueran los soldados los que ocuparan esos puestos que han cubierto durante más de dos décadas, puestos de los que se les expulsa por una edad que no se impone a las Empresas Privadas que actualmente los ocupan, empresas que pondría la mano en el fuego a que detrás de ellas pudiera estar alguno de los integrantes de tu partido y de las que supuestamente se han estado beneficiando los generales ya sea de manera económica o terminando en sus listas de asesores.

Generales que sin tener puesto alguno siguen estando en situación de reserva a pesar de su avanzada edad, a pesar de suponer esto a las arcas del estado la friolera de 567 millones de euros al año mientras los soldados a pesar de pasar más convocatorias en su vida que un ministro no pueden ni acceder a la condición de permanentes aun sacando un 8 en la nota del examen, todo ello gestionado de una manera claramente lamentable a la vez que corporativista por un ministerio de Defensa liderado por tus “héroes de guerra” que dice no tener plazas para todos. Son un 64 % de oficiales y oficiales generales los que disfrutan de un sueldo íntegro sin tener oficio ni beneficio. Deberías de empezar a decir menos eso de que vas a cerrar chiringuitos visto lo visto.

Importante hacer un ejercicio de memoria, recordando las relaciones comerciales de dudosa ética que han tenido algunos generales con la empresa privada, el histórico de tus generales es amplio y ofrecen pocas garantías sobre su honestidad y lealtad, cuando no hay dinero de por medio. Por no nombrar los 3.200 millones de euros que se reparten anualmente 280 generales.

Es indignante como al ver que no has conseguido beneficiarte de un colectivo que no sale a las calles a protestar por miedo a las represalias de los propios oficiales que ahora forman parte de tu formación, al más puro estilo de Pimpinela te des media vuelta y de la noche a la mañana los abandonas totalmente.

Una vez me dijo un oficial que la única diferencia entre un general y un cabo primero es que el general supera una oposición y tan solo tiene que dejar pasar el tiempo, mientras un cabo primero llega a superar incluso cuatro, por lo que creo que mis cabos primeros merecen más respeto del que tu formación les está mostrando.

Esos a los que llamas “héroes de guerra” no son más que oficiales ascendidos “por el método de elección” por los gobiernos que tanto criticas, es decir, a dedocracia, método que parece gustarte viendo como resuelves con tu particular democracia las primarias de tu formación.

Los verdaderos “héroes de guerra” son los 67 integrantes de la escala de tropa y marinería caídos en misiones internacionales, la misma escala de la que tus generales se valieron para alcanzar sus metas personales, haciendo valer el discurso de disciplina, obediencia y sacrificio, olvidando la de la lealtad que estos le mostraron y por la que dieron su vida por España, no por ellos. Así que como entenderás, actualmente tu formación no merece consideración alguna,

Puede que este cabo temporal entienda poco o nada de política, pero te aseguro que de lo que si entiendo después de tres años como alumno del Instituto Politécnico del Ejército y 24 años más de servicio en las fuerzas armadas es de LEALTAD.

Espero que no te sienten mal mis palabras y que te hagan reflexionar un poco al menos.

Viva España y nos vemos en las urnas que es donde no nos podéis negar audiencia.

Jenner López Escudero, es cabo temporal y presidente de #45SinDespidos.

miércoles, 26 de septiembre de 2018

Carta abierta de más de un centenar de científicos a la Unión Europea Europa, ha llegado el momento de terminar con la dependencia del crecimiento

El diario

Esta semana, científicos y políticos se encontrarán en una conferencia clave que se va a celebrar en Bruselas. El objetivo de este encuentro, organizado por los miembros de cinco grupos políticos del Parlamento Europeo, junto con sindicatos y ONG, es el de explorar las posibilidades para una “economía del post-crecimiento” en Europa.

Durante las últimas siete décadas, el crecimiento del PIB ha sido el objetivo económico prioritario de las naciones europeas. Sin embargo, así como nuestras economías han ido creciendo, también lo han hecho los impactos negativos sobre el medio ambiente. Actualmente estamos excediendo el espacio de operación segura (safe operating space en inglés) para la humanidad, y tampoco hay ninguna señal de que la actividad económica se esté desacoplando respecto del uso de recursos o que la contaminación esté disminuyendo en la escala requerida. Hoy, la solución de los problemas sociales entre las naciones europeas no requiere mayor crecimiento. En cambio, se requiere una distribución de la renta y de la riqueza más justa de la que tenemos.

El crecimiento se está convirtiendo en un objetivo cada vez más difícil de alcanzar debido a la caída de las ganancias en productividad, la saturación del mercado y la degradación ecológica. Si la tendencia actual continúa, puede no haber crecimiento en Europa en una década. Ahora mismo la respuesta consiste en intentar activar el crecimiento mediante la expansión de la deuda, el desmantelamiento de las regulaciones ambientales, la extensión de las jornadas de trabajo, y los recortes sociales. Esta agresiva persecución del crecimiento a cualquier coste fragmenta la sociedad, crea inestabilidad económica, y destruye la democracia.

Quienes están en el poder no han intentado hacer nada sobre estas cuestiones, al menos hasta ahora. El proyecto de la Comisión Europea Beyond GDP (Más allá del PIB) acabó convirtiéndose GDP and Beyond (El PIB y Más allá). El mantra oficial sigue siendo el del crecimiento — revestido con el añadido de “sostenible”, “verde”, o “inclusivo” —, pero el crecimiento en primer lugar y prioritariamente. Incluso los nuevos Objetivos del Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas incluyen el objetivo del crecimiento económico como meta política para todos los países, a pesar de la contradicción fundamental entre crecimiento y sostenibilidad.

La buena noticia es que ha emergido un movimiento post-crecimiento desde la sociedad civil y el mundo académico. Este movimiento ha surgido bajo diferentes términos en diferentes lugares: décroissance (decrecimiento en francés), Postwachstum (decrecimiento en alemán), steady-state (estado estacionario) o doughnut economics (economía rosquilla), prosperity without growth (prosperidad sin crecimiento), por citar unos pocos. Desde el año 2008 se han celebrado de manera regular conferencias sobre el decrecimiento a las que han asistido miles de participantes. Una nueva iniciativa global, la Wellbeing Economies Alliance (or WE-All) (Alianza de Economías del Bienestar), está realizando conexiones entre estos movimientos, mientras que la red europea de economía post-crecimiento está trabajando con nuevos ‘”modelos macroeconómicos ecológicos”. Estos trabajos sugieren que es posible mejorar la calidad de vida, restaurar la Biosfera reducir la desigualdad, y proveer trabajos decentes y con sentido –todo ello sin la necesidad de crecimiento económico, siempre que se lleven a cabo políticas orientadas a superar nuestra actual dependencia del crecimiento-.

Algunos de los cambios que han sido propuestos incluyen límites al uso de recursos, fiscalización progresiva para detener la creciente desigualdad, y la reducción gradual del tiempo de trabajo. El uso de recursos podría frenarse mediante la introducción de un impuesto sobre el carbono, y los ingresos podrían retornarse como un dividendo para todos o utilizarse para financiar programas sociales. La introducción de una renta básica y máxima permitiría reducir todavía más la desigualdad, mientras que al mismo tiempo ayudaría a redistribuir el trabajo de los cuidados y disminuir los desequilibrios del poder que socavan la democracia. Las nuevas tecnologías podrían emplearse para reducir el tiempo de trabajo y mejorar la calidad de vida, en lugar de utilizarse como se hace hoy en día para despedir masas de trabajadores y aumentar los beneficios de unos pocos privilegiados.

Dada la gravedad de la situación, sería una irresponsabilidad que la clase política no explorara las posibilidades para un futuro sobre la base del post-crecimiento. La conferencia que tendrá lugar en Bruselas es un inicio prometedor. Sin embargo, se necesitan compromisos mucho más contundentes. Como grupo de científicos sociales y naturales comprometidos y presentes en toda Europa, hacemos un llamamiento a la Unión Europea, sus instituciones, y estados miembros para:

1. Constituir una comisión especial sobre el Futuro en Post-Crecimiento en el Parlamento de la UE. Esta comisión debería debatir activamente sobre el futuro del crecimiento, concebir políticas alternativas para unos futuros de post-crecimiento, y reconsiderar la persecución del crecimiento como un objetivo general de todas las políticas.

2. Incorporar indicadores alternativos en los marcos macroeconómicos de la UE y sus estados miembros. Las políticas económicas deberían ser evaluadas en relación con su impacto sobre el bienestar humano, el uso de recursos, la desigualdad, y la generación de trabajo decente. Estos indicadores deberían tener mayor importancia en los procesos de decisión que el PIB.

3. Transformar el Pacto de Estabilidad y Crecimiento (PEC) en Pacto de Estabilidad y Bienestar (PEB). El PEC es un conjunto de normas orientadas para limitar los déficits públicos y la deuda pública. El pacto debería ser revisado para garantizar que los estados miembros puedan satisfacer las necesidades básicas de la ciudadanía, al mismo tiempo que se reduce el uso de recursos y las emisiones contaminantes a unos niveles sostenibles.

4. Crear un Ministerio para la Transición Económica en cada uno de los estados miembros. Una nueva economía que se centre directamente en el bienestar humano y ecológico podría ofrecer un futuro mucho mejor que aquel que estructuralmente depende del crecimiento económico.

ALGUNAS FIRMAS (para ver el listado completo pincha AQUÍ ):
Dr Dan O'Neill, Associate Professor, University of Leeds, UK
Dr Federico Demaria, Researcher, Universitat Autònoma de Barcelona, Spain
Dr Giorgos Kallis, Professor, Universitat Autònoma de Barcelona, Spain
Dr Kate Raworth, Lecturer, Oxford University, UK
Dr Tim Jackson, Professor, University of Surrey, UK
Dr Jason Hickel, Lecturer, Goldsmiths, University of London, UK
Dr Lorenzo Fioramonti, Professor, University of Pretoria, South Africa
Dr Marta Conde, President of Research & Degrowth, Spain
Dr Kevin Anderson, Deputy Director, Tyndall Centre for Climate Change Research, UK
Dr Saskia Sassen, Professor of Sociology, Columbia University, USA
Dr. David Graeber, Professor, London School of Economics, UK
Dr. Ann Pettifor, Director, Policy Research in Macroeconomics (PRIME), UK
Dr Serge Latouche, Université Paris Sud, France 
Dr Kate Pickett, Professor, University of York, UK
Dr Susan George, President of the Transnational Institute-TNI, Netherlands
Dr Joan Martinez Alier, Professor, Universitat Autònoma de Barcelona, Spain
Dr Juan Carlos Monedero Fernández, Universidad Complutense de Madrid, Spain
Dr Dominique Méda, Professor, University Paris Dauphine, France
Dr Ian Gough, Visiting Professor, London School of Economics, UK
Dr Lourdes Beneria, Professor Emerita, Cornell University, USA
Dr Inge Røpke, Professor, Aalborg University, Denmark
Dr Niko Paech, Professor, University of Siegen, Germany
Dr Jean Gadrey, Professor, University of Lille, France
Dr Nadia Johanisova, Lecturer, Masaryk University, Brno, Czech Republic
Dr Wolfgang Sachs, Research Director Emeritus, Wuppertal Institut, Germany
Dr Stefania Barca, Senior Researcher, Centre for Social Studies, University of Coimbra, Portugal
Dr Gilbert Rist, Emeritus Professor, Graduate Institute of International and Development Studies, Switzerland
Dr György Pataki, Professor, Corvinus University of Budapest, Hungary
Dr Simone D'Alessandro, Professor, University of Pisa, Italy
Dr Iñigo Capellán-Pérez, Researcher, University of Valladolid, Spain
Dr Amaia Pérez Orozco, Researcher, Colectiva XXK, Spain
Dr Max Koch, Professor, Lund University, Sweden
Dr Fabrice Flipo, Professor, Institut Mines Télécom-BS et LCSP Paris 7 Diderot, France
Dr Matthias Schmelzer, Researcher, University of Jena and Konzeptwerk Neue Ökonomie, Germany 
Dr Óscar Carpintero, Associate Professor, University of Valladolid, Spain
Dr Hubert Buch-Hansen, Associate Professor, Copenhagen Business School, Denmark
Dr Christos Zografos, Pompeu Fabra University, Spain
Dr Tereza Stöckelová, Associate Professor, Institute of Sociology of the Czech Academy of Sciences, Czech Republic
Dr Alf Hornborg, Professor, Lund University, Sweden
Dr Eric Clark, Professor, Lund University, Sweden
Dr Miklós Antal, Researcher, University of Leeds, UK.
Dr Jordi Roca Jusmet, Professor, Universitat de Barcelona, Spain
Dr Philippe Defeyt, Chairman, Institute for Sustainable Development, Belgium
Dr Erik Swyngedouw, Professor, University of Manchester, UK
Dr Christian Kerschner, Assistant Professor, Modul University Vienna, Austria
Dr Agata Hummel, Assistant Professor, University of Adam Mickiewicz, Poland
Dr Frank Moulaert, Emeritus Professor, Katholieke Universiteit Leuven, Belgium
Dr Frank Adler, Researcher, Brandenburg-Berlin Institute for Social Scientific Research, Germany
Dr Janne I. Hukkinen, Professor, University of Helsinki, Finland
Dr Jorge Riechmann, Professor, Universidad Autónoma de Madrid, Spain Samuel Martín-Sosa Rodríguez, Responsable de Internacional, Ecologistas en Acción, Spain
Dr John Barry, Professor, Queen’s University Belfast, Northern Ireland
Dr Linda Nierling, Senior Scientist, Karlsruhe Institute of Technology, Germany
Dr Ines Omann, Senior Researcher, Austrian Foundation for Development Research, Austria
Dr Hug March, Associate Professor, Universitat Oberta de Catalunya, Spain
Dr Jakub Kronenberg, Associate Professor, University of Lodz, Poland
Yayo Herrero, Miembro del Foro de Transiciones, Spain
Dr Isabelle Anguelovski, Professor, Universitat Autònoma de Barcelona, Spain
Dr François Schneider, Researcher, Research &  Degrowth, France
Dr Vasilis Kostakis, Senior Researcher, Tallinn University of Technology, Estonia
Dr Enric Tello, Professor, University of Barcelona, Spain
Dr Andrew Sayer, Professor, Lancaster University, UK
Dr Kate Soper, Emerita Professor, London Metropolitan University, UK
Dr Klaus Hubacek, Professor, International Institute for Applied Systems Analysis, Austria
Dr Brent Bleys, Assistant Professor, Ghent University, Belgium
Dr Jill Jäger, Independent Scholar, Vienna, Austria
Dr Mauro Gallegati, Professor, Università Politecnica delle Marche, Italy
Dr Peadar Kirby, Professor Emeritus, University of Limerick, Ireland
Dr Inés Marco, Researcher, University of Barcelona, Spain
Dr Ivan Murray Mas, Assistant Lecturer, Universitat de les Illes Balears, Spain
Dr Alexandros Kioupkiolis, Assistant Professor, Aristotle University of Thessaloniki, Greece
Dr Aurore Lalucq, Co-Director, Veblen Institute, France
Dr Gaël Plumecocq, Researcher, French National Institute for Agricultural Research (INRA), France 
Dr David Soto Fernández, Associate Professor, Universidad Pablo de Olavide, Spain
Dr Christian Kimmich, Researcher, Masaryk University Brno, Czech Republic
Dr Giacomo D'Alisa, Researcher, Centre for Social Studies, University of Coimbra, Portugal
Dr Seth Schindler, Senior Lecturer, University of Manchester, UK
Dr Philippe Roman, Researcher, ICHEC Brussels Management School, Belgium
Dr Lorenzo Pellegrini, Associate Professor, Erasmus University Rotterdam, Netherlands
Dr Erik Gómez-Baggethun, Professor, Norwegian University of Life Sciences, Norway
Dr Tommaso Luzzati, Assistant Professor, University of Pisa, Italy
Dr Christoph Gran, ZOE Institute for Future Fit Economies, Germany
Dr Tor A. Benjaminsen, Professor, Norwegian University of Life Sciences, Norway
Dr Barry McMullin, Professor, Dublin City University, Ireland
Dr Edwin Zaccai, Professor, Université Libre de Bruxelles, Belgium
Dr Jens Friis Lund, Professor, University of Copenhagen, Denmark
Dr Pierre Ozer, Researcher, Université de Liège, Belgium
Dr Louison Cahen-Fourot, Researcher, Institute for Ecological Economics, Wirtschaftsuniversität Vienna, Austria
Dr Tommaso Rondinella, Researcher, Italian National Institute of Statistics, Italy
Dr Julia Steinberger, Associate Professor, University of Leeds, UK
Dr Andrew Fanning, Marie Curie Research Fellow, University of Leeds, UK Jose Luis Fdez Casadevante Kois, Miembro del Foro Transiciones, Spain
Dr Seema Arora-Jonsson, Professor, Swedish University of Agricultural Sciences, Sweden
Dr Astrid Agenjo Calderón, Lecturer, Universidad Pablo de Olavide, Spain
Dr Tom Bauler, Professor, Université Libre de Bruxelles, Belgium
Dr Gregers Andersen, Independent Researcher, Denmark
Dr Peter Söderbaum, Professor Emeritus, Mälardalen University, Sweden
Dr Lourenzo Fernandez Priero, Professor, Universidade de Santiago de Compostela, Spain
Dr John R Porter, Emeritus Professor, University of Copenhagen, Denmark
Dr François Thoreau, Senior Researcher, University of Liege, France
Mariagiulia Costanzo Talarico, Researcher, Universidad Pablo de Olavide, Spain
Dr Maria Nikolaidi, Senior Lecturer, University of Greenwich, UK
Dr Ekaterina Chertkovskaya, Lecturer, Lund University, Sweden
Dr Stefan Gaarsmand Jacobsen, Assistant Professor, University of Roskilde, Denmark Dimitar Sabev, Researcher, University of National and World Economy, Bulgaria
Dr Mladen Domazet, Research Director, Institute for Political Ecology, Croatia
Dr Hans Diefenbacher, Professor, University of Heidelberg, Germany
 Dr Marco Armiero, Director of the Environmental Humanities Laboratory, Royal Institute of Technology, Sweden
Dr Irene Ring, Professor, Technische Universität Dresden, Germany
Dr Christine Bauhardt, Professor, Humboldt-Universität zu Berlin, Germany
Dr Dominique Bourg, Professor, University of Lausanne, Switzerland
Dr Tomas Ryska, Lecturer, University of Economics, Czech Republic
Dr Filka Sekulova, Researcher, Universitat Autònoma de Barcelona, Spain
Dr Andrej Lukšič, Associate Professor, University of Ljubljana, Slovenia
Dr Adrian Smith, Professor, University of Sussex, UK
Dr Serenella Iovino, Professor, Università di Torino, Italy
Dr Helga Kromp-Kolb, Professor, University of Renewable Resources and Life Sciences, Vienna, Austria
Dr Roberto De Vogli, Associate Professor, University of Padova, Italy
Dr Danijela Dolenec, Assistant Professor, University of Zagreb, Croatia
Dr Alexandra Köves, Senior Lecturer, Corvinus University of Budapest, Hungary
Dr Antoine Bailleux, Professor, Université Saint-Louis - Bruxelles, Belgium
Dr Christof Mauch, Director, Rachel Carson Centre for Environment and Society, Germany
Ajda Pistotnik, Independent Researcher, EnaBanda, Slovenia
Dr Branko Ančić, Researcher, Institute for Social Research for Social Research in Zagreb, Croatia
Dr Marija Brajdic Vukovic, Assistant Professor, University of Zagreb, Croatia
Dr Manuel González de Molina, Professor, Universidad Pablo de Olavide, Spain
Dr Kye Askins, Reader, University of Glasgow, UK
Dr Carlos de Castro Carranza, Profesor Titular de Física Aplicada, Universidad de Valladolid, Spain Dr Annika Pissin, Researcher, Lund University, Sweden
Dr Eva Fraňková, Assistant Professor, Masaryk University, Czech Republic
Dr Helga Kromp-Kolb, Professor, University of Renewable Resources and Life Sciences, Vienna, Austria
Dr Lidija Živčič, Senior Expert, Focus, Association for Sustainable Development, Slovenia
Dr Martin Pogačar, Research Fellow, ZRC SAZU, Slovenia
Dr Peter Nielsen, Associate Professor, Roskilde University, Denmark
Yaryna Khmara, Researcher, University of Lodz, Poland
Dr Ika Darnhofer, Associate Professor, University of Natural Resources and Life Sciences, Austria
Dr Isabelle Cassiers, Professor, Université catholique de Louvain, Belgium
Dr Mihnea Tanasescu, Researcher, Research Foundation Flanders (FWO) and Vrije Universiteit Brussel (VUB), Belgium
Dr Daniel Hausknost, Assistant Professor, Institute for Social Change and Sustainability, Vienna University of Economics and Business, Austria
Dr Christoph Görg, Professor, University of Natural Resources and Life Sciences Vienna, Austria
Dr Andreas Novy, Professor, Vienna University of Economics and Business, Austria
Dr Fikret Adaman, Professor, Boğaziçi University, Turkey
Dr Bengi Akbulut, Assistant Professor, Concordia University, Canada
Dr Kevin Maréchal, Professor, Université de Liège, Belgium.
Dr Anke Schaffartzik, Researcher, Universitat Autònoma de Barcelona, Spain
Dr Milena Buchs, Associate Professor, University of Leeds, UK
Dr Jean-Louis Aillon, Researcher, University of Genova, Italy
Dr Melanie Pichler, Researcher, University of Natural Resources and Life Sciences, Austria
Dr Helmut Haberl, Associate Professor, Institute of Social Ecology, University of Natural Resources and Life Sciences, Austria
Dr Julien-François Gerber, Assistant Professor, International Institute of Social Studies, Netherlands Dr John Holten-Andersen, Associate Professor, Aalborg University, Denmark
Theresa Klostermeyer, Officer for Sustainability and Social Change, German
League for Nature, Animal and Environmental Protection, Germany
Dr Lyla Mehta, Professor, Institute of Development Studies, UK
Dr Geneviève Azam, Professor, Université Jean Jaurès, France
Dr. Hermann E. Ott, Professor, University of Sustainable Development Eberswalde, Germany
Dr Angelika Zahrnt, Professor, Institute for Ecological Economic Research, Germany
Dr Melissa Leach, Director, Institute of Development Studies (IDS), University of Sussex, UK
Dr Irmi Seidl, Assistant Professor, Swiss Federal Research Institute WSL, Switzerland
Dr Shilpi Srivastava, Research Fellow, Institute of Development Studies, UK
Dr Elgars Felcis, Researcher, University of Latvia, Chairman of Latvian Permaculture Association, Latvia
Dr Tilman Santarius, Professor, Technische Universität Berlin and Einstein Center Digital Futures, Germany
Nina Treu, Coordinator of Konzeptwerk Neue Ökonomie, Germany
Dr Laura Horn, Associate Professor, Roskilde University, Denmark
Jennifer Hinton, Researcher, Stockholm Resilience Centre, Stockholm University, Sweden
Dr Friedrich Hinterberger, President, Sustainable Europe Research Institute, Austria
Dr Miriam Lang, Assistant Professor, Universidad Andina Simón Bolivar, Ecuador
Dr Susse Georg, Professor, Aalborg University, Denmark
Dr Silvio Cristiano, Researcher, Università degli Studi di Napoli 'Parthenope' &   Università Ca' Foscari Venezia, Italy
Dr Petr Jehlička, Senior Lecturer, Open University, UK
Dr Maja Göpel, Professor, Leuphana University, Member Club of Rome, Germany
Dr Geraldine Thiry, Associate Professor, ICHEC Brussels Management School, Belgium
Dr Olivier Malay, Researcher, University of Louvain, Belgium
Dr Richard Lane, Researcher, Copernicus Institute of Sustainable Development, Utrecht University, Netherlands
Dr Laura Centemeri, Researcher, National Centre for Scientific Research, France
Dr Stephan Lessenich, Professor, Ludwig Maximilians University, Germany Timothée Parrique, Researcher, Stockholm University, Sweden
Dr Ludivine Damay, Lecturer, Université libre de Bruxelles, Belgium
Dr Janis Brizga, Researcher, University of Latvia, Latvia
Dr Claudio Cattaneo, Associate Professor, Universitat Autònoma de Barcelona, Spain
Dr Miquel Ortega Cerdà, Advisor, Barcelona City Council
Dr Olivier De Schutter, Professor, Catholic University of Louvain, Belgium
Dr Annalisa Colombino, Assistant Professor, Institute of Geography and Regional Sciences, University of Graz, Austria
Dr Philip von Brockdorff, Head of the Department of Economics, University of Malta, Malta
Dr Sarah Cornell, Senior Researcher, Stockholm Resilience Centre, Stockholm University, Sweden Dr Ruth Kinna, Professor of Political Theory, Loughborough University, UK Francesco Gonella, Professor, Department of Molecular Sciences and Nanosystems, Università Ca' Foscari Venezia, Italy  Orsolya Lazanyi, Researcher, Corvinus University of Budapest, Hungary
Dr Eva Friman, Director at Swedesd, Uppsala University, Sweden
Dr Pernilla Hagbert, Researcher, KTH Royal Institute of Technology, Sweden 
Vincent Liegey, Co-Author of "A Degrowth Project", Hungary
Dr Manlio Iofrida, Associate Professor, Department of Philosophy and Communication, University of Bologna, Italy
Dr Mauro Bonaiuti, Lecturer, University of Turin, Italy
Dr Marco Deriu, Researcher, University of Parma, Italy
Dr Eeva Houtbeckers, Postdoctoral Researcher, Aalto University, Finland
Dr Guy Julier, Professor of Design Leadership, Aalto University, Finland
Dr Anna Kaijser, Lecturer, Linköping University, Sweden
Dr. Petter Næss, Professor in Planning in Urban Regions, Norwegian University of Life Sciences, Norway
Dr. Irina Velicu, Researcher, Center for Social Studies, University of Coimbra, Portugal
Dr. Ulrich Brand, Professor, University of Vienna, Austria
Dr. Christina Plank, Researcher, University of Natural Resources and Life Sciences, Austria
Dr. Karolina Isaksson, Senior research leader, Swedish national road and transport research institute, Sweden
Dr. Jin Xue, Associate Professor, Norwegian University of Life Sciences, Norway
Dr- Rasmus Steffansen, Researcher, Norwegian University of Life Sciences, Norway
Dr. Irmak Ertör, Researcher, Institute of Environmental Science and Technology, Autonomous University of Barcelona, Spain
Dr. Maria Hadjimichael, Researcher, Department of Social and Political Sciences, University of Cyprus, Cyprus
Dr. Carlo Aall, Researcher in Societal transformation and climate change, Western Norway Research Institute, Norway
Dr. Claudiu Craciun, Lecturer, National School of Political Studies and Administration (SNSPA), Romania

Fuente:
https://www.eldiario.es/ultima-llamada/Europa-llegado-terminar-dependencia-crecimiento_6_814428550.html