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lunes, 17 de marzo de 2025

¿Qué hacer ante los cambios de personalidad de un ser querido con demencia?

Los expertos recomiendan algunas estrategias que pueden ayudar tanto a cuidadores como a las personas cercanas a su cargo.

Susan Hirsch visitaba a su padre en el hospital, donde se recuperaba de una caída, y se sorprendió al verlo —porque durante mucho tiempo le tuvo devoción a su madre— coqueteando con una enfermera como si tuviera “17 años y estuviera de nuevo en la Marina”, dijo.

Hirsch, una educadora en cuidados de la memoria de 67 años de Palmyra, Pensilvania, regañó a su padre. Pero la reprimenda solo enfureció al hombre de 93 años; ella recuerda que le dijo, “con palabras nada agradables”, que saliera de su habitación mientras ella se alejaba corriendo.

Más de 11 millones de adultos en Estados Unidos cuidan de personas diagnosticadas con alzhéimer y otras formas de demencia. Además de la pérdida de memoria, la mayoría de las personas con demencia experimentan cambios de humor y comportamiento, como agresividad, apatía, desorientación, depresión, deambulación, impulsividad y delirios.

Muchos cuidadores describen los cambios de humor y personalidad como los síntomas más molestos. Aunque a menudo se utilizan medicamentos antipsicóticos y sedantes para controlar los problemas de ánimo relacionados con la demencia, su eficacia es limitada.

Nathaniel Chin, geriatra y profesor asociado del departamento de Medicina de la Universidad de Wisconsin-Madison, dijo que, para controlar los cambios de humor y sentirse menos sobrepasados por ellos, es útil que los cuidadores recuerden que esos cambios se deben a alteraciones cerebrales.

“No son culpa de nadie”, dijo, y reconocerlo puede ayudarte a “sentirte menos enfadado con tu ser querido”.

Aquel día en el hospital, por ejemplo, la enfermera siguió a Hirsch hasta el pasillo y le explicó amablemente que su padre, quien ya había mostrado síntomas más leves de demencia, no estaba actuando a propósito. “No me regañó y eso fue muy útil”, dijo Hirsch; la conversación la ayudó a sobrellevar los cambios de humor de su padre hasta que él murió tres meses después.

Comprende por qué se producen los cambios de humor

Los cambios de personalidad y de humor suelen deberse al deterioro de partes del cerebro que controlan la atención, el aprendizaje, los sentimientos y otras facultades. Por ejemplo, una persona que ha perdido células en el lóbulo frontal, que controla la atención y el comportamiento, puede volverse más pasiva al disminuir su capacidad de planificación, según el Centro de Memoria y Envejecimiento de la Universidad de California, campus San Francisco; la persona también puede arremeter contra los demás al disminuir el control de sus impulsos.

Además, las personas con demencia tienen menos energía cerebral para procesar y adaptarse a las sensaciones (como el dolor o la fatiga) y a los estímulos ambientales, dijo Chin. Muchos expertos coinciden también en que las personas con demencia tienen umbrales de estrés más bajos de lo que tenían antes y pueden llegar a sentirse abrumadas con mayor rapidez. Este es el momento en que una persona con demencia puede ponerse repentinamente agitada o combativa, o empezar a “gritar y vociferar”, dijo.

A medida que la enfermedad avanza, las personas pierden habilidades lingüísticas y se comunican más a través del comportamiento, dijo Fayron Epps, profesora de enfermería del Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas en San Antonio. Por ejemplo, una persona puede necesitar ir al baño, pero no puede transmitirlo verbalmente, y puede golpear algo para expresar su frustración, explicó Epps. “Como cuidador, tienes que investigar realmente de dónde procede ese estado de ánimo”, dijo.

Usa el DICE para los comportamientos desafiantes

Helen Kales, psiquiatra geriátrica y directora del departamento de Psiquiatría y Ciencias del Comportamiento de la Universidad de California, campus Davis, realizó una investigación con otros colegas y descubrió que los cuidadores que disponen de un sistema para abordar los síntomas del comportamiento experimentan menos estrés que otros cuidadores.

Desarrollaron un programa educativo para cuidadores, conocido como enfoque DICE, que significa: describir, investigar, crear y evaluar. El enfoque enseña a los cuidadores a describir detalladamente los cambios de humor (tomando nota de cuándo, dónde e incluso con quién se producen), investigar por qué pueden estar ocurriendo, crear reacciones informadas y evaluar su éxito.

Kales describió un caso en el que unos cuidadores formados en DICE asistieron y calmaron a una mujer de una residencia de ancianos que deambulaba todos los días a una hora determinada. Tras investigar las posibles causas y enterarse de que solía ser una ávida jardinera, los cuidadores empezaron a llevar a la mujer al patio de la residencia una vez al día y a ayudarla a “meter las manos en la tierra”. Esta dosis de “jardinería” diaria detuvo su deambulación, dijo Kales.

El DICE también puede ayudar a los cuidadores con el agobio personal. Aprendiendo a observar quién está en la habitación o qué ponen en la tele cuando aparecen los síntomas, los cuidadores pueden convertirse en expertos en detectar pautas, ver los problemas desde la perspectiva de sus cuidadores y crear planes para reducir o eliminar los síntomas. Esto podría incluir poner un video de cocina en YouTube en lugar de las noticias de las 5 p. m. o bañarse con menos frecuencia si hacerlo a diario es un punto álgido, dijo Kales.

Y si la persona a la que cuidas se vuelve violenta, es importante tener un plan de salida, aconsejaron los expertos. Hirsch recomendó llevar contigo el teléfono si tienes que salir de casa, para poder pedir ayuda y mantener a salvo a ti y a tu ser querido.

Enfatiza el tono por encima de la verdad

Puede que las personas con demencia no entiendan exactamente lo que les estás comunicando, pero comprenderán tu tono y tu lenguaje corporal, dijo William Haley, profesor de estudios sobre el envejecimiento en la Universidad del Sur de Florida, quien aconsejó hacer todo lo posible por hablar con calma, con la cara y la postura relajadas.

Y, dijo, no te obsesiones demasiado con los hechos. Decirle a una persona con demencia de forma malhumorada y correctiva que es miércoles, no jueves, podría ponerla más nerviosa. Y recordarle a alguien una desgracia mayor que ha olvidado —por ejemplo, que su cónyuge ya ha muerto— puede ser devastador, dijo Haley.

En lugar de eso, si tu ser querido pregunta por alguien que ya no vive, dile simplemente que crees que esa persona está bien y cambia de tema, sugirió. “No es una mentira duradera”, dijo. “Y para mí, es mejor que enfrentarte a ellos con una horrible verdad que solo les causará pena y dolor”.

Es una filosofía empleada por Martin Schreiber, autor de My Two Elaines, un libro sobre su experiencia cuidando a su esposa, que vivió con Alzheimer durante más de 15 años. Algunos cuidadores se resisten a mentir, pero torcer la verdad puede ser una forma de “unirte a ellos en su mundo” y aliviar también tu propio estrés, dijo Schreiber, quien también es exgobernador de Wisconsin.

En lugar de discutir con Elaine si le pedía un vaso de vino poco después del desayuno, acabó aprendiendo “que ‘No’ no era la respuesta”, dijo. “La respuesta es: ‘¿Quieres vino tinto o vino blanco? ¿Quieres un vaso más grande o más pequeño? ¿Y lo tomamos con los vecinos? Y quizá mientras pensamos en eso, tomemos una taza de café’”.

“No puedes enfrentarte con éxito a esta enfermedad”, dijo, pero decir mentiras piadosas y redirigir son dos estrategias útiles que él y muchos otros cuidadores han utilizado para proporcionar consuelo y apoyo.

Aprovecha la luz

Asegurarse de que las personas con demencia se exponen regularmente a la luz natural y a otras formas de luz brillante puede mejorar su sueño y su estado de ánimo, según ha descubierto Kales en algunas de sus investigaciones. Y dormir bien por la noche puede reducir el llamado “síndrome del ocaso”, las crisis que pueden producirse con la demencia a última hora del día, o en cualquier momento del día, cuando se ha acumulado suficiente estrés y fatiga.

Dar un paseo matutino o realizar otra actividad al aire libre puede beneficiarlos a ambos, dijo Kales. Pero si no es posible salir al aire libre, entre las buenas alternativas está hacer que tu ser querido se siente frente a una ventana o delante de una caja de fototerapia (un aparato que imita la luz del día) durante unos 30 minutos, añadió.

Reduce el aburrimiento si es posible

Dado que el aburrimiento puede provocar cambios de humor, Kales y sus colegas crearon una lista de 96 actividades que las personas con demencia pueden hacer solas o con sus cuidadores. Haley también ha oído hablar de personas con demencia para las que doblar toallas, barrer un largo camino de entrada y, en el caso de una maestra jubilada, “corregir trabajos” (marcar una pila de correos electrónicos impresos que le proporciona su cuidador) se han convertido en pasatiempos favoritos que les proporcionan satisfacción y un sentimiento de orgullo, dijo.

Epps señaló que ver “pequeños sermones” en internet —servicios eclesiásticos abreviados diseñados específicamente para personas con demencia— puede ser reconfortante para las personas religiosas que ya no pueden asistir a la iglesia en persona.

Pero hay muchas otras formas en que los cuidadores pueden adaptar las experiencias. Charlie Kotovic, de 62 años, se dio cuenta de que su mujer, Kathryn, de 64, a quien diagnosticaron alzhéimer en fase inicial hace cuatro años, se ponía nerviosa en los viajes de larga distancia. Así que desechó sus planes de viajar más lejos.

Ir en coche a la cabaña familiar, a un par de horas de su casa de Minneapolis, se ha convertido en su nueva escapada favorita, familiar para ella y manejable para él, dijo Kotovic. Y escuchar viejas canciones mientras van de camino ayuda a evitar los ocasionales “momentos de tristeza descendente” de su mujer, dijo.

Mientras Kathryn crecía, su madre ponía a menudo viejas canciones de Broadway. “Esa música la transporta a su pasado”, dijo Kotovic. “Es su lugar feliz”.

domingo, 16 de marzo de 2025

Cómo cuidar a un ser querido con demencia: 5 consejos de expertos

Una mano sujeta a otra que descansa en el regazo de una persona.
Unos siete millones de estadounidenses padecen alzhéimer, un tipo de demencia, y sus familiares suelen ayudar a cuidarlos a medida que avanza la enfermedad.Credit...Maansi Srivastava/The New York Times
Gene Hackman estuvo al cuidado de su esposa, Betty Arakawa, en sus últimos años. La inesperada muerte de ella revela el trabajo esencial y desafiante de quien cuida a alguien con alzhéimer.

Puede que nunca se conozcan los detalles de los últimos días de Gene Hackman. Pero las autoridades de Santa Fe, Nuevo México, dijeron el viernes que, al parecer, Hackman, quien padecía alzhéimer avanzado, además de una enfermedad cardiaca, había pasado aproximadamente una semana solo después de que su esposa, que era su cuidadora, muriera en casa a causa de una infección vírica inusual.

Hackman, de 95 años, puede haber sido una de las estrellas de cine más famosas del siglo XX, pero sus circunstancias apuntan a un problema común, según los expertos en demencia y cuidados familiares. Como Hackman, unos siete millones de estadounidenses padecen la enfermedad de Alzheimer, un tipo de demencia, y sus familiares, como su esposa, Betsy Arakawa, de 65 años, a menudo ayudan a cuidarlos a medida que avanza su condición.

Laura N. Gitlin, científica del comportamiento de la Universidad de Drexel que investiga formas de apoyar a los cuidadores, dijo que cuando a un paciente se le diagnostica demencia, sus seres queridos rara vez reciben toda la información que necesitan.

“Nadie explica realmente a la familia cómo puede ser el curso de la enfermedad, cómo prepararse”, dijo. “Nadie está pendiente del cuidador”.

Saber cómo prepararse para esta situación puede ayudar a mejorar la calidad de vida no solo de los pacientes, a medida que se adaptan a la vida con la enfermedad, sino también de quienes se dedican a atender sus necesidades. A continuación, presentamos cinco consejos que debes tener en cuenta si te conviertes en cuidador de un ser querido con demencia.

Mantén una vida social

Las personas con demencia pueden sentirse incómodas o ansiosas ante rostros que no reconocen, y el estigma puede llevar a algunas familias a retirarse de la vida social. Pero volverse reclusivo puede empeorar la enfermedad, dijo Helen Kales, psiquiatra geriátrica de la Universidad de California, campus Davis. El aislamiento es capaz de acelerar el deterioro cognitivo e incluso expone a los cuidadores a un mayor riesgo de desarrollar demencia ellos mismos.

Por esa razón, Kales recomienda que los pacientes y sus seres queridos sigan asistiendo a eventos sociales y probando cosas nuevas. Una pareja con la que trabajó empezó a practicar square dance cuando uno de los dos estaba en las primeras fases de la demencia.

“Si hay como ojos frescos para una situación y un respiro, eso beneficia a todos”, dijo.

Organiza un equipo de cuidadores

Muchos cuidadores principales se sienten reacios a imponer responsabilidades, y otros familiares y amigos pueden no saber cómo ayudar, dijo Gitlin. Para solucionarlo, sugiere organizar una reunión y asignar papeles. Por ejemplo, un hermano podría planear llamar cada mañana o cada noche para preguntar cómo está la situación. Si el familiar con demencia no contesta, podría solicitar que se realice un control de bienestar.

Nancy Goode, directora ejecutiva del Margaret Jo Hogg Alzheimer’s Outreach Center de Albany, Georgia, que ofrece servicios de atención diurna para adultos y apoyo a los cuidadores, dijo que les recomienda a los cuidadores que tengan al menos cinco personas a las que puedan llamar para pedir asistencia en caso de emergencia o para ayudar regularmente. Podría tratarse de un amigo que acepte hacer una visita todos los miércoles durante unas horas para que el cuidador pueda hacer diligencias.

Busca la ayuda de un experto

Cuando a un familiar le diagnostican demencia, es difícil prever cómo cambiarán las necesidades del paciente a medida que avance la enfermedad, dijo Gitlin. Por eso recomienda a los cuidadores que se reúnan con un experto, como un trabajador social geriátrico o un enfermero geriátrico, quien puede evaluar la seguridad del hogar del paciente y valorar cuánto apoyo necesitará.

Este tipo de asesoramiento no viene con el diagnóstico, dijo, por lo que las familias tienen que buscarlo y pagarlo.

“Parece sencillo”, dijo, “pero a nadie se le dan los conocimientos y habilidades que se necesitan”.

Considera utilizar tecnología que pueda ayudar a vigilar a tu ser querido 

Las cámaras domésticas y los sensores de movimiento pueden ayudar a los parientes que viven lejos a controlar a los familiares con demencia. Por ejemplo, puede colocarse un dispositivo en el refrigerador o nevera para que haga sonar una alarma si no se abre la puerta durante algún tiempo; otro aparato pueden llevarlo consigo los pacientes para que envíe una alerta si se caen. Gitlin dijo que es importante debatir los problemas de privacidad y seguridad de los datos al considerar este tipo de herramientas, que cada vez son más avanzadas y están más disponibles.

“No queremos que todo esto sean bombos y platillos”, dijo Kales, “pero sí creo que queremos utilizar la tecnología como un complemento para ayudar a las personas en su camino”.

Cuida de ti

Las exigencias de atender a una persona con demencia pueden consumir tanto que muchos cuidadores descuidan su propia salud, dijo Goode.

“Están agotados”, dijo. “Están totalmente agotados”.

Goode dijo que los cuidadores suelen asumir todas las responsabilidades de ayudar a sus pacientes, y los anima a pedir ayuda para poder dedicar tiempo a sus propias citas médicas, al descanso y al bienestar.

“Si no estás sano”, dijo Goode, “no puedes cuidar de ellos”.

miércoles, 20 de septiembre de 2023

_- 3 factores que disminuyen el riesgo de sufrir deterioro cognitivo (y 2 que lo aumentan)


_- Científicos de la Universidad de Columbia estudiaron la función cognitiva de cerca de 3.000 personas para investigar el deterioro cognitivo leve.

Aproximadamente dos de cada 10 personas mayores de 65 años tienen un deterioro cognitivo leve, como un cambio notable en la memoria, la capacidad de resolver problemas o la atención.

Este deterioro es causado, en parte, por los mismos cambios cerebrales que ocurren en la demencia.

Si bien el deterioro cognitivo leve a menudo tiene poco efecto en la forma de vida de una persona, entre el 5% y el 10% de quienes lo padecen desarrollarán demencia.

Por qué algunas personas con deterioro cognitivo leve desarrollan demencia y otras no ha sido un misterio desde hace mucho tiempo.

Pero un estudio reciente de la Universidad de Columbia en Nueva York identificó varios factores que determinan si una persona tiene más o menos probabilidades de desarrollar un deterioro cognitivo leve.

Estos hallazgos podrían darnos una pista sobre quiénes tienen más probabilidades de desarrollar demencia.

Los investigadores observaron a 2.903 personas de 65 años o más y rastrearon su función cerebral durante nueve años.

Para detectar el deterioro cognitivo se observó si los participantes no diagnosticados con demencia tenían problemas con un ejercicio de memoria o si habían relatado tener dificultades con ciertas tareas diarias (como usar el teléfono).

Al comienzo del estudio, todos los participantes tenían una función cerebral normal. Luego de seis años, 1.805 participantes tenían una función cognitiva normal, 752 tenían un deterioro cognitivo leve y 301 tenían demencia.
Mujeres mayores en una clase de gimnasia

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

Pie de foto,


Las personas más activas física o socialmente tienen un riesgo ligeramente menor de desarrollar un deterioro cognitivo leve.

Los investigadores hicieron luego un seguimiento del grupo con deterioro cognitivo durante otros tres años.

Como algunos participantes "se perdieron durante el seguimiento", los investigadores solo pudieron observar a 480 personas del grupo original de deterioro cognitivo leve.

Si bien 142 todavía tenían un deterioro cognitivo leve, encontraron que 62 personas de este grupo ahora tenían demencia.

Los investigadores también encontraron que 276 personas ya no cumplían con los criterios de deterioro cognitivo leve, lo que nos muestra que el deterioro cognitivo leve no siempre conduce a la demencia y no es necesariamente permanente.

Veamos primero los factores relacionados con un menor riesgo de desarrollar un deterioro cognitivo leve.

Menor riesgo
1. Educación

El tiempo dedicado a la educación es un factor que reduce el riesgo de sufrir un deterioro cognitivo leve.

Las personas que habían estudiado en promedio durante 11,5 años tenían un 5% menos de probabilidades de desarrollar un deterioro cognitivo leve en que aquellas que lo habían hecho durante 10 años.

La educación ayuda al cerebro a construir más neuronas y conexiones.

El estudio no diferencia entre el tipo de educación (escuela primaria o educación superior).

Una teoría para este vínculo es que un tiempo más prolongado en la educación está relacionado con un nivel socioeconómico más alto, lo que puede significar que una persona tiene acceso a un estilo de vida más saludable y mejor atención médica.

Otra teoría es que la educación ayuda al cerebro a construir más neuronas y conexiones. Esto puede ayudar al cerebro a compensar cualquier cambio que ocurra por un deterioro cognitivo leve, como la pérdida de memoria.

2. Ejercicio y actividades de ocio

Las personas que eran más activas física o socialmente tenían un riesgo ligeramente menor de desarrollar un deterioro cognitivo leve.

Para medir qué tan sociales o activos eran los participantes, estos completaron un cuestionario sobre el tipo y frecuencia de actividades que realizaban, como caminar o ir al cine.

Los investigadores dieron a los participantes una puntuación máxima de 13. Cuanto mayor era la puntuación, más activo era el participante.

La actividad física de intensidad moderada (como nadar) durante la mediana edad o la vejez puede reducir el riesgo de deterioro cognitivo leve.

Aquellos que no tenían un deterioro cognitivo leve obtuvieron un promedio de 7,5, mientras que aquellos con un deterioro cognitivo leve registraron un puntaje ligeramente más bajo, 7,4.

Las personas con demencia obtuvieron una puntuación de 5,8.

Estudios anteriores también han demostrado que la actividad física de intensidad moderada (como nadar) durante la mediana edad o la vejez puede reducir el riesgo de deterioro cognitivo leve.

El efecto protector del ejercicio podría explicarse por cambios estructurales beneficiosos que ocurren en nuestro cerebro como resultado de la actividad física. Hay evidencia creciente también de que participar en actividades sociales puede ayudar a mantener la salud del cerebro y reducir el riesgo de muerte prematura.

3. Ingresos

Las personas con un ingreso superior a US$36.000 al año tenían un 20% menos de probabilidad de desarrollar deterioro cognitivo leve en comparación con las que ganaban menos de US$9.000 al año.

El ingreso probablemente está relacionado con un menor riesgo de deterioro cognitivo por razones similares a la educación. Las personas con ingresos más altos tienen más probabilidades de pagar una mejor atención médica y de tener una dieta y estilo de vida más saludables.

También pueden vivir en áreas donde los factores ambientales, como la contaminación, tienen menos efecto sobre ellos.

Esto es importante, ya que hay cada vez más evidencia de que la contaminación puede estar relacionada con afecciones como el alzhéimer y el párkinson.

Mayor riesgo
Los investigadores de la Universidad de Columbia también identificaron varios factores asociados con un mayor riesgo de desarrollar deterioro cognitivo leve.

Estos factores incluyen:

1. Genética
Se encontró que la presencia del alelo AP0E E4 (una de dos o más versiones de un gen) aumenta el riesgo de desarrollar deterioro cognitivo leve en un 18%.

Este hallazgo concuerda con evidencia anterior que también muestra que este alelo puede aumentar el riesgo de demencia.

Las personas con AP0E E4 tienen alrededor de tres veces más probabilidades de desarrollar la enfermedad de Alzheimer que aquellas con una variante diferente del gen AP0E.

La razón, creen los científicos, es que esta variante hace que las personas sean más propensas a acumular depósitos de proteínas tóxicas en el cerebro, una característica de la enfermedad de Alzheimer.

Los investigadores también creen que este gen solo causa daño en la vejez.

La importancia del ingreso se explica porque puede influir en el acceso a una dieta saludable y a mejores servicios de salud.

2. Problemas de salud subyacentes

Las personas con una o más afecciones de salud crónicas, como enfermedades cardíacas, depresión o diabetes, tienen un riesgo 9% mayor de desarrollar un deterioro cognitivo leve, según los investigadores de la Universidad de Columbia.

La mayor carga de varias afecciones de salud podría llevar a una persona a involucrarse menos en sus actividades diarias habituales o en su vida social. Ambos cambios en el comportamiento pueden acelerar el deterioro de la salud del cerebro.

También se sabe que otras afecciones, como las enfermedades cardíacas, aumentan el riesgo de deterioro cognitivo.

"Nuestros cerebros son dinámicos"
Este estudio nos recuerda que el deterioro cognitivo leve no es necesariamente un preludio de la demencia.

De hecho, algunos participantes del estudio con un deterioro cognitivo leve volvieron a tener una función cerebral normal.

El efecto protector del ejercicio podría explicarse por cambios estructurales beneficiosos que ocurren en nuestro cerebro como resultado de la actividad física.

No es del todo seguro por qué, pero podría deberse a cambios en el estilo de vida después del diagnóstico (como hacer más ejercicio) que pueden haber mejorado los resultados.

También podría ser que algunos participantes hayan sido diagnosticados erróneamente al comienzo del estudio, pero esto es poco probable dada la amplia gama de herramientas utilizadas para confirmar sus diagnósticos.

Nuestros cerebros son dinámicos y mantenerlos activos a lo largo de nuestra vida es importante para mantener una buena función cerebral.

Si bien existen algunos factores de riesgo, como nuestros genes, que no podemos cambiar, mantenernos activos y llevar un estilo de vida saludable puede ser una forma de reducir nuestro riesgo de deterioro cognitivo leve y de demencia.

*Este artículo se publicó originalmente en The Conversation. Puedes leer la versión original y ver los vínculos a todos los estudios científicos mencionados aquí.

Mark Dallas es profesor asociado de neurociencia celular en la Universidad de Reading en Reino Unido.

https://www.bbc.com/mundo/noticias-59653422

lunes, 26 de julio de 2021

_- Los secretos de los centenarios.

_- Un estudio del Hospital Universitario de Ámsterdam sigue la evolución de 332 mayores de 100 años que conservan su capacidad cognitiva para contribuir a la lucha contra el alzhéimer.

Suena el timbre, y abre la puerta la dueña de la casa, Susan Hosang-Van Riemsdijk. Reside en la ciudad de Hilversum, en el centro de Países Bajos, en un inmueble de planta baja e independiente. Es un sábado de julio, corre una ligera brisa, y ella misma ha plantado las flores que adornan la entrada. Nada parece excepcional, a no ser por la edad de la anfitriona: 102 años. En perfecta forma, vive sola, nada, va en bicicleta y conduce su auto en distancias cortas, juega al bridge, sigue una dieta equilibrada y tiene una estrecha relación con sus dos hijas, seis nietos y 14 biznietos. Los centenarios son un grupo de población único para analizar los fundamentos genéticos de la longevidad, así como los factores de riesgo que determinan los desórdenes degenerativos y Susan es una de los 332 holandeses de dicha generación que participan en un estudio sobre la relación entre la salud y la capacidad cognitiva en la vejez. Dirigido por la bioquímica Henne Holstege desde el Hospital Universitario de Ámsterdam, los científicos han observado que el genoma de esta liga de centenarios está enriquecido con elementos genéticos protectores. A pesar de que con la edad han acumulado en su cerebro proteínas relacionadas con el alzhéimer, ellos parecen resistir los efectos de estos factores de riesgo, y esta investigación puede contribuir a la mejora de los tratamientos para pacientes con demencia.

Según explica Holstege, que investiga desde 2013 a los centenarios, si llegas a esa edad “la posibilidad de desarrollar demencia es mayor que la de morir, de modo que, una vez cumplido un siglo, no debería quedar nadie sano desde el punto de vista cognitivo”. Añade que hay personas que conservan la salud cognitiva pasados incluso los 110 años —los llamados supercentenarios— y le interesa saber “cómo es científicamente posible cumplir un siglo con una buena capacidad cognitiva, cuáles son los mecanismos moleculares que mantienen la salud mental a largo plazo, y qué papel juega la herencia”, asevera en conversación telefónica. Para lograrlo, su equipo visita anualmente desde 2013 a los integrantes del grupo de estudio, con un promedio de edad de 100 años y medio, para medir su atención, percepción, comprensión o memoria. También piden muestras de heces, estas últimas para analizar la microbiota. Un 75% son mujeres y más de la mitad viven independientes en residencias. Los expertos han secuenciado asimismo su genoma, y lo comparan con el ADN de otras personas aquejadas de demencia en colaboración con el Centro para el Alzhéimer, de Ámsterdam. Aspiran con ello a trazar las variantes genéticas protectoras enriquecidas en los centenarios sanos, y que los distinguen del resto de la población.

El genoma es una de las herramientas para entender qué va mal en un cerebro con demencia “porque entre un 60% y un 80% de la posibilidad de tenerla, o bien de sufrir alzhéimer, que es la forma prevalente, viene definido por factores genéticos 

Holstege indica que el genoma es una de las herramientas para entender qué va mal en un cerebro con demencia “porque entre un 60% y un 80% de la posibilidad de tenerla, o bien de sufrir alzhéimer, que es la forma prevalente, viene definido por factores genéticos”. Y añade: “Vemos que los centenarios han mantenido la eficacia de la respuesta inmunitaria —en el grupo de estudio algunos han superado un cáncer o el coronavirus— y se trata de saber cómo han resistido el declive de las defensas contra las enfermedades para proteger así a los que están en riesgo de deterioro mental”. Un 30% del grupo de estudio consiente en donar su cerebro a la ciencia llegado el momento.

La larga vida de una holandesa, Hendrikje van Andel-Schipper, que falleció en 2005 a los 115 años con plena lucidez, fue lo que llevó a la bioquímica a interesarse por estos mayores. Países Bajos no figura en la lista de las denominadas Zonas Azules del mundo donde hay gente que supera el promedio de edad de su entorno —están Japón, Grecia, Costa Rica, California e Italia— pero cuenta con una cifra llamativa de centenarios en buena forma. En 2020, había 2.006 mujeres y 392 hombres, de cien o más años, en una población de 17 millones de habitantes, según la Oficina Central de Estadística. Para el año 2029, la misma fuente espera que haya unos 3.400 centenarios “debido a un pequeño baby boom. 

Susan Hosang-Van Riemsdijk nació en 1919 y sus hijas tienen 74 y 70 años. En las fotos que adornan su sala de estar ambas parecen mucho más jóvenes. Su esposo, sin embargo, que era ingeniero electrónico, falleció a los 67 años. “Muy joven, una pena; era fumador”, dice, para relatar luego un capítulo de su juventud que resume la fortaleza física de ella y las penurias de la ocupación nazi del país durante toda la II Guerra Mundial. Con su marido escondido “en el hueco que quedaba entre el comedor y la cocina para que no le llevaran a hacer trabajos forzados a Alemania”, Susan iba a buscar comida en una bicicleta con ruedas reforzadas con madera y neumático de coche. “Pesaba mucho, pero recorría 145 kilómetros de ida, y otros tantos de vuelta, en busca de alimentos en una granja situada al este del país. Había más gente que hacía lo mismo, y los granjeros no querían dinero o joyas. Solo pedían ropa, y la primera vez volví vestida con un pijama que era lo único que me quedaba”, recuerda. Al principio de su matrimonio no trabajó, “así eran las cosas”, pero entre sus 50 y 80 años se dedicó a la pedicura, la estética y los masajes japoneses shiatsu, para lo que obtuvo los correspondientes diplomas.

Otro de los que participa en la investigación es Frits Brockhus, también de 102 años, que vive en la ciudad de Zandvoort, al oeste del país, famosa por su circuito de fórmula 1. Fue investigador policial durante tres décadas. Ágil y jovial, su jardín se llena de gorriones durante la charla. “Suelo desayunar fuera y se posan en mis rodillas esperando alguna migaja”, asegura. Se cuida la vista y el oído, le gustan la carne y el arenque y toma algo de vino, apenas ha fumado, lee en inglés al escritor británico John Le Carré y escucha música clásica. Y ha hecho mucho ejercicio. “He practicado fútbol y bádminton, senderismo y natación, y he usado a fondo la bici”, explica, para mostrar luego el triciclo de última generación con el que visita a su hija, de 64 años, yerno y dos nietas, a los que está muy unido. Sus retratos decoran el salón y los muestra encantado. Son 14 kilómetros entre ida y vuelta a casa de la hija, y hace dos años podía hacer hasta 80 kilómetros. Aunque también se ha caído: una vez en una partida de bádminton, con 80 años, y se rompió el fémur. A los 92 años, un perro lo tiró de la bici y pasó dos meses en reposo con una fractura de pelvis.

La madre de Susan llegó a los 95 años. Frits es el séptimo de 10 hermanos, y dos de sus hermanas cumplieron 102 años, una tercera 103 y otra 98. Los dos hermanos que le quedan tienen 98 y 95 años. Otro más falleció a los 52 años, “de fumar”, señala. Él califica su matrimonio de muy feliz, y se emociona al recordar que perdieron una hija a los 17 años, por un tumor cerebral, y a otros dos bebés. Su memoria es la del siglo XX, y la II Guerra Mundial le sorprendió con 21 años, cuando ya trabajaba en la policía local holandesa. “Fue una época muy difícil porque nunca sabías si la Gestapo iba a aparecer. Luego estaban los bombardeos, o cuando algún avión era derribado y nadie salía vivo. Espantoso”, recuerda. Sin conocerse, ambos centenarios coinciden en que “el ejercicio físico te ayuda a envejecer en mejores condiciones”. Según Henne Holstege, “cuanto mejor están cognitivamente, más años viven y vemos que sus hijos se benefician del factor hereditario”, y se ha propuesto aprender de ellos.

https://elpais.com/ciencia/2021-07-24/los-secretos-de-los-centenarios.html