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martes, 23 de agosto de 2022

_- Qué son las "habilidades blandas" y por qué cada vez más compañías se fijan en ellas al contratar



_- Para hacer tu trabajo efectivamente, necesitas lo que se denomina como 'habilidades duras': el conocimiento técnico y conocimientos específicos sobre el área de la que eres responsable.

Pero en un mundo laboral siempre cambiante, las "habilidades blandas" menos promocionadas pueden ser igual de importantes, si no más cruciales.

Estas habilidades son más matizadas, incluso de bajo perfil: piensa en las características y comportamientos personales que hacen a un líder fuerte o un buen miembro del equipo.

Especialmente en medio de la normalización del trabajo remoto, donde la colaboración y las formas de innovar han cambiado, las empresas están comenzando a darse cuenta de la importancia de estos intangibles al construir equipos diversos y exitosos.

Como resultado, los empleadores están considerando cada vez más las habilidades sociales de un candidato tanto como su experiencia y especialidades técnicas explícitas, dicen los expertos.

Algunas de estas habilidades blandas pueden ser innatas: hay rasgos de personalidad que hacen que alguien sea un buen comunicador natural o un pensador analítico.

Quienes no cuentan con ellas, pueden desarrollarlas y perfeccionarlas, así como aprender a mostrarlas.

Y eso, dicen los expertos, es algo que todos deberíamos estar haciendo.

¿Qué son?
No existe una lista definitiva de habilidades blandas, pero el término se refiere esencialmente a habilidades más allá de las técnicas.

La confianza con cierto software, por ejemplo, es una habilidad dura; saber cómo analizar diferentes paquetes de software para descubrir qué debería usar una empresa requiere pensamiento crítico: una habilidad blanda.

Cada vez se valora más no sólo qué sabes hacer sino cómo te comportas al hacerlo.

Otra área importante de habilidades blandas es la comunicación.

La comunicación efectiva con colegas, clientes y la gerencia requiere destreza e inteligencia emocional. La empatía, el trabajo en equipo y la compasión también son habilidades que caen bajo ese mismo paraguas.

El término 'habilidades blandas' en sí mismo es sólo jerga, dice Eric Frazer, autor de "The Psychology of Top Talent" y profesor asistente de psicología en la Facultad de Medicina de la Universidad de Yale.

"Desde el punto de vista de la ciencia del comportamiento, realmente se refiere a una serie de mentalidades y comportamientos.

"Algunos ejemplos de mentalidades de habilidades blandas pueden ser alguien que aprende continuamente o alguien que es muy resiliente. Muchos comportamientos (pensamiento crítico, escucha activa, resolución imaginativa de problemas, por nombrar algunos) también son habilidades interpersonales".

Las mismas habilidades que le permiten a los trabajadores operar con éxito dentro de la jerarquía de la empresa y llegar a la cima también generan relaciones interpersonales exitosas.

En esencia, continúa, el término no es más que otra forma de decir 'habilidades interpersonales'.

"Se trata del sentido de identidad de una persona y de cómo se relaciona con otras".

Muchas habilidades blandas son muy prácticas, como la eficiencia, la priorización, la organización y la gestión del tiempo, todas características que se están volviendo cada vez más críticas para los trabajadores remotos e híbridos.

"Las personas que tienen un alto desempeño tienen la disciplina para estructurar su día y ser altamente efectivas dentro de un marco de tiempo establecido", dice Frazer.

Y las habilidades blandas no sólo son útiles en el trabajo, generalmente son invaluables.

Un cambio notable
 A medida que muchas de las partes altamente técnicas del trabajo se automatizan cada vez más o se reemplazan por herramientas tecnológicas, las empresas buscan empleados que puedan resolver problemas, hacer malabarismos con mayores responsabilidades y trabajar bien con los demás.

La actual escasez de mano de obra también hace que las organizaciones se centren en la longevidad: los empleados que tienen las habilidades interpersonales y la inteligencia emocional para llegar a puestos de liderazgo ofrecen mucho más valor.

Además, las habilidades blandas se han vuelto aún más importantes en el panorama laboral pospandémico y en gran parte remoto.

Por ejemplo: la comunicación tiende a ser mucho más matizada y compleja cuando los trabajadores no se ven cara a cara con sus colegas. La adaptabilidad también es una habilidad blanda, y los últimos dos años han requerido mucho de ella.

Como resultado, los empleadores buscan activamente candidatos que tengan estos intangibles.

Las habilidades blandas se valoraron con la pandemia.

En una revisión de 2021 de más de 80 millones de ofertas de trabajo en 22 sectores industriales, la organización educativa sin fines de lucro America Succeeds descubrió que casi dos tercios de los puestos incluían habilidades blandas entre sus calificaciones.

Y en todas las ofertas de trabajo, de las 10 habilidades más demandadas, 7 eran 'blandas', incluidas la comunicación, la resolución de problemas y la planificación.

El mismo informe mostró que ciertos tipos de puestos priorizan aún más las habilidades blandas: eran las calificaciones más deseadas para el 91% de los puestos de gestión, el 86% de los puestos de operaciones comerciales y el 81% de los puestos de ingeniería, un hecho que puede sorprender, ya que es un campo generalmente considerado altamente técnico.

"Cuando observamos la fuerza laboral de hoy", dice Frazer, "definitivamente ha habido un cambio hacia exigir más de que lo que yo llamaría 'conocimiento tácito' y 'habilidades tácitas'... lo que significa que eres bueno en lo que haces, es decir, si eres ingeniero, se espera que seas bueno codificando o diseñando o si trabajas en finanzas, en análisis de datos numéricos".

El cambio, dice, es que "hay una comprensión más profunda de que las personas viene primero, antes que el desempeño".

No quiere decir que las habilidades técnicas hayan quedado en el olvido, agrega, pero las empresas se han dado cuenta cada vez más de que enfatizar las habilidades interpersonales que mantienen unidas a las organizaciones es lo que "genera grandes resultados".

El sitio de trabajo global Monster's The Future of Work 2021: Global Hiring Outlook reveló que las habilidades blandas como la colaboración, la confiabilidad y la flexibilidad se encuentran entre las habilidades que los empleadores más aprecian en los trabajadores.

Sin embargo, los ejecutivos informan que tienen dificultades para encontrar candidatos que tengan conjuntos de habilidades blandas bien desarrolladas, y que las hayan tenido durante años.

Parte de eso, dice Frazer, es que habilidades como la imaginación y la flexibilidad son difíciles de cuantificar.

"Los inventarios y los cuestionarios realmente no capturan estos atributos con gran precisión", dice. Y los candidatos no necesariamente resaltan esas habilidades en sus CV o páginas de LinkedIn, aunque tal vez, agrega, deberían hacerlo.

Articulando tu mentalidad
Este creciente énfasis en las habilidades blandas puede desconcertar a algunos trabajadores, especialmente a aquellos que no son buenos comunicadores por naturaleza o "líderes natos", como dice Frazer.

Pero agrega que estas son habilidades que se pueden aprender.

"Quienes quieren mejorar en sus trabajos, o ser mejores empleados, o tener un mejor equilibrio entre el trabajo y la vida personal, entienden y aprecian el valor de afinar constantemente estas mentalidades y comportamientos".

Tendemos a ser conscientes de nuestras fortalezas, pero para perfeccionar las habilidades interpersonales hay que comenzar por solicitar comentarios para identificar debilidades y puntos ciegos.

Mejorarlos puede significar forzarte a salir de tu zona de confort. Si deseas mejorar tu pensamiento imaginativo o la resolución de problemas, por ejemplo, intenta participar en sesiones de lluvia de ideas con los creativos de la empresa.

La inteligencia emocional también se puede aumentar desarrollando la conciencia social, aprendiendo a regular tus sentimientos y siendo empático.

Además de mejorar las perspectivas laborales, eso tiene beneficios adicionales: las investigaciones muestran que las personas con una inteligencia emocional alta tienen menos probabilidades de experimentar estrés y ansiedad.

Los gerentes de contratación en busca de estos intangibles, por su lado, pueden adaptar sus preguntas de la entrevista para poder descubrir el conjunto de habilidades blandas de un candidato, con preguntas como "dame un ejemplo de una época en la que fuiste resiliente en tu vida profesional" o "cuéntame una historia que resalte tu mentalidad abierta", dice Frazer.

Para prepararse mejor para situaciones como estas, los candidatos deben identificar sus habilidades blandas más fuertes de antemano y estar listos para demostrarlas, agrega.<br />

Las habilidades técnicas y la experiencia en su CV siempre serán importantes, pero no suficientes: tienes que convencer a los reclutadores de que posees las habilidades más blandas que te ayudarán a tener éxito. 

 
Las 10 habilidades que más valoran las empresas según Li   kedin, https://www.bbc.com/mundo/noticias-46913563 1947f

martes, 5 de junio de 2018

CUANDO SE ACOGE BIEN, PERO SE INTEGRA MAL. Maisoun y Osama, refugiados sirios y padres de dos hijos, reflejan las graves dificultades de integrarse en España al concluir los 18-24 meses de respaldo estatal-

Maisoun y Osama, refugiados sirios y padres de dos hijos, reflejan las graves dificultades de integrarse en España al concluir los 18-24 meses de respaldo estatal

Pensé que estaba sola en este mundo, como si me hubiesen soltado en un agujero”. Maisoun Shukair recuerda con angustia su salida del Centro de Acogida de Refugiados. Siria, de 49 años, de ojos vivos y pelo negro cortado en media melena, está sentada a la mesa del piso que alquila en Alcobendas (Madrid). Agarra el tenedor para acabar el kebab que ha preparado para el almuerzo y esboza una sonrisa como para alejar los malos pensamientos. Huyó de Damasco en 2014 con su hijo mayor. Un año después llegaron a España su hijo menor, entonces de 15 años, y su marido, Osama Andiwi. La pesadilla de las bombas había terminado finalmente, pero comenzaba otra batalla: volver a empezar en un país desconocido. “Cuando terminaron las ayudas públicas estuvimos dos días sin comer. Ni en la guerra sufrimos esto”.

Como muchos otros refugiados, la familia Andiwi acabó engullida en un sistema que no acaba de conseguir su objetivo último: la integración. En España, los refugiados reciben ayuda del Estado durante un periodo que va de 18 a 24 meses —siempre y cuando no consigan un trabajo, aunque sea inestable—. Luego caen en “la precariedad laboral, la inseguridad económica y la inestabilidad residencial”, concluye la investigación ¿Acoger sin integrar?, elaborada por la Universidad Pontificia Comillas, el Servicio Jesuita a Migrantes y la Universidad de Deusto. Este es el resultado de un cóctel tóxico que mezcla un mercado laboral rígido con políticas sociales insuficientes tanto para españoles como para extranjeros, con la doble desventaja de que estos últimos tienen barreras añadidas como el idioma, los prejuicios, la falta de vínculos familiares o la dificultad para convalidar sus títulos de estudio.

“El problema es que el sistema de acogida está pensado de manera mecánica”, puntualiza Juan Iglesias, director de la Cátedra de Refugiados y Migrantes Forzosos de la Universidad Pontificia Comillas y coautor del informe. Las tres fases de entre seis y nueve meses —acogida, autonomía e integración— diseñadas para facilitar de manera gradual autonomía a los refugiados “deberían ser más flexibles porque no somos todos iguales”, insiste. “Igual la acogida la hacemos bien, pero la integración es diferente, y cuando se acaban las ayudas la caída es fortísima; la mayoría se integra de manera precaria e inestable, otros caen en situación de exclusión social”.

La lucha de los invisibles
De las imágenes de la llamada crisis migratoria que se transmitían en bucle allá por 2015 ya no hay rastro. Pero los refugiados siguen aquí, a veces más parecidos a un facsímil borroso de lo que fueron que a ellos mismos. En Damasco, Maisoun y Osama ejercían como farmacéutica e ingeniero, respectivamente. En Madrid, ella es desempleada y él trabaja en un servicio de atención al cliente con un sueldo casi equivalente a la ayuda para personas en riesgo de exclusión social que recibieron durante unos meses para sobrevivir. Aunque Maisoun logró homologar su licenciatura y hacer un curso seguido por unas prácticas como auxiliar de farmacia, no consigue encontrar empleo.

Según un estudio realizado por la ONG Reach, los sirios refugiados en España se sienten seguros, pero la dificultad para aprender el idioma y encontrar trabajo frena su integración. Mónica López, directora de Programas en la Comisión Española de Ayuda al Refugiado (CEAR), admite que la situación no es fácil. “Ni el acceso a la vivienda ni al empleo”, remacha. “El sistema no es muy garantista ni para los españoles ni para los extranjeros; los servicios sociales no llegan a todos y ni siquiera tenemos indicadores para medir la integración”.

Mientras, los solicitantes de asilo siguen llegando. Aunque las peticiones en Europa se hayan reducido a casi la mitad en 2017, en España han marcado otro récord histórico, con más de 31.000 solicitudes, según la Agencia de la ONU para los Refugiados. Lo que cambia es que disminuyen las de los sirios y aumentan las de venezolanos, y que se concede protección a menos personas que el año anterior: solo un tercio de las solicitudes se resolvieron de manera positiva en 2017, frente al 67% de 2016, y el Estado ya acumula 40.000 expedientes atascados.

El mismo Defensor del Pueblo tachó de “insostenible” el sistema español de acogida por su lentitud, falta de planificación y coordinación entre organismos y llamó a una “revisión orgánica y funcional profunda para dotar de mayor eficacia a la gestión del servicio público”.

Maisoun viene de una familia crítica con el Gobierno y perdió a un hermano en el conflicto. Acabó en la lista negra del régimen tras ayudar a los heridos que se refugiaban en su farmacia durante los combates. “Escapé con el mayor de mis hijos para salvarle de la guerra”, cuenta. Temía que lo reclutaran. Osama lo intentó un año después, pero fue detenido en la frontera con Líbano. “En la cárcel estábamos aplastados como gusanos… a veces no podíamos dormir por los gritos, eso no era humano”, relata con voz suave y un cigarrillo en la mano.

Él también fue torturado. Bajito, con pelo canoso, lleva una camisa clara y conversa en inglés. Entiende español, pero solo maneja precariamente unas pocas palabras. A diferencia de su esposa, que recibió una hora de clase de español al día en el centro de acogida, él no hizo ningún curso. Aterrizó en el piso de Alcobendas donde Maisoun ya estaba viviendo y en seguida se fue a Alemania junto a su hijo menor. “Ahí te dan más dinero y seguimiento si eres refugiado; lo de aquí es una locura”, comenta.

La aventura duró muy poco: la nostalgia y el sentido de culpa le trajeron de vuelta. “Muchas personas nos ayudan y nos han dado lo más importante, la seguridad, pero creo que este país tiene que pensar de otra manera en los refugiados”, reflexiona Maisoun, quien ganó en Siria un premio de poesía y acaba de publicar su segunda obra en España. Gracias a la fundación Pueblos Unidos, está estudiando español para ser profesora de árabe. Osama es optimista. Sabe que no volverá a Siria en mucho tiempo y que su vida ahora está aquí. Y concluye: “Solo queremos demostrar que merecemos la pena”.

El proyecto The New Arrivals está financiado por el European Journalism Centre con el apoyo de la Fundación Bill &  Melinda Gates.

https://elpais.com/internacional/2018/04/06/actualidad/1523030620_438323.html