El candidato regional, respaldado de nuevo por Pedro Sánchez, elige la principal ciudad gobernada por el PSOE para defender que la gestión pública "es más rentable y sostenible".
Pedro Sánchez arropa al candidato a la presidencia de Madrid en la mayor ciudad gobernada por los socialistas en la región
Fuenlabrada no es un lugar cualquiera para el PSOE. La ciudad de casi 200.000 habitantes, la mayor que los socialistas gobiernan en la región, se ganó la condición de hebilla del otrora cinturón rojo del sur de Madrid en las elecciones de 2011, en las que el PP se acercó a los 140 alcaldes en una región con 179 ayuntamientos. En este tiempo, “pese a estar muy solo”, su alcalde, Manuel Robles, se ha convertido en el guardián de las esencias de la izquierda madrileña, con las políticas sociales por bandera, que el candidato autonómico, Ángel Gabilondo, espera “trasladar” al Gobierno regional.
Si Parla es la cruz del PSM,Fuenlabrada es la cara. Un Shangri-La donde Robles ha reforzado las ayudas “desde los cero años hasta la formación profesional”. Creando, además, un banco municipal de libros pionero en España. Por no hablar de los 750 niños que “al menos pueden hacer una comida importante al día” gracias al programa de comedor escolar: el Consistorio ya extendió a los meses de vacaciones del pasado verano las ayudas económicas otorgadas durante el curso escolar a aquellos hijos de familias por debajo de un determinado nivel de renta (Fuenlabrada destinó en 2013 más de 300.000 euros a ayudas de comedor y desayuno escolar). Quizás el mejor resumen es el reconocimiento, siempre en privado, del Gobierno regional y numerosos alcaldes del PP a la gestión del regidor. "Hemos tenido que suplir en la ciudad a un Gobierno regional insensible con los que peor lo pasan", expresó Robles.
Consciente del significado de Fuenlabrada en el imaginario socialista, Gabilondo y el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, la escogieron para celebrar el Día de la Rosa. Y, sobre todo, para explicar el proyecto con el que pretenden acabar con los 20 años que el PP lleva gobernando, y aplicando sus políticas en solitario, la Comunidad. “Durante estos últimos 20 años la derecha madrileña ha fracturado con sus contrarreformas a la sociedad. Con sus recortes y políticas, han aumentado la desigualdad entre las clases medias trabajadoras”, subrayó Sánchez, que por segundo vez en tres días arropó a Gabilondo con su presencia, tras el inicio de la campaña el jueves en la plaza de la Villa. Un síntoma más de lo cerca que ven en Ferraz recuperar el Gobierno de Madrid.
Frente al "neoliberalismo, que confunden con libertad, del PP", Fuenlabrada inspira a Gabilondo. “Tenemos que interiorizar que lo público es más rentable, más sostenible, más eficiente y más barato. ¿No creen que quienes privatizan los servicios públicos lo hacen porque esconden alguna rentabilidad? Fuenlabrada ha marcado el camino, es un referente nacional. ¡Quiero las políticas sociales de Fuenlabrada para la Comunidad!”, afirmó el exministro de Educación y profesor de Metafísica ante unos 5.000 simpatizantes ajenos al calor.
En su intervención, Gabilondo volvió a dar una clase de por qué es el candidato mejor valorado, según las encuestas, como la de Metroscopia del Dos de Mayo para EL PAÍS. O el único que aprueba, como reflejó la de este viernes del CIS. Para empezar, porque Gabilondo no promete nada. Se compromete. "Les pido que lean el programa electoral de más de 100 páginas del PSOE", animó al auditorio. "Lo tienen en nuestra página web para cuando quieran, y yo pongo ese programa ante ustedes. Les doy mi palabra con ese programa. Yo soy mi palabra. Lo mejor que tengo. Lo único que tengo. Tengan claro que no pactaremos con nadie si no es en la dirección de ese programa por lo público y el deber cívico".
La oposición a embarrar la política, de entrar en el cuerpo a cuerpo y descalificar a otros candidatos, es otra de las características que definen a Gabilondo. El candidato del PSOE se mantuvo fiel a su estilo en Fuenlabrada. “Yo respeto a las otras formaciones, y lo hago diciendo en que no estoy de acuerdo con ellas. Eso de hablar de los otros candidatos… Que se olviden conmigo. Una posición íntegra es no utilizar el miedo ni para gobernar ni para intimidar. El PSOE va de propuestas y de pensar en los ciudadanos, no pienso descalificar a nadie. Aunque lo merezcan”.
“Determinación, toda la que haga falta. Pero creerse que uno es más enérgico por insultar a los demás me parece una debilidad. Yo quiero ser el presidente de todos. Conviene que la persona elegida tenga capacidad de lograr consensos y acuerdos. Si damos brochazos a los demás, será más difícil lograr acuerdos”, resumió Gabilondo. Fue su respuesta, la última semana, al endurecimiento del discurso de Cristina Cifuentes. La candidata del PP se ha referido a él estos días como "un paracaidista" -este lunes se cumplen tres meses de la destitución de Tomás Gómez- que nada tiene que ver con Madrid mientras destacaba su labor durante más de dos décadas en el Parlamento regional. Cifuentes también ha recordado que Gabilondo fue ministro con Zapatero, "en el peor gobierno de la democracia".
Ante las críticas del PP, Sánchez ya resaltó en el arranque de la campaña que estaba "de acuerdo" con Cifuentes "en una cosa: que en vez de manzanas tenían melones podridos", en alusión al protagonismo de cargos del PP en escándalos como Gürtel y Púnica (al PSOE le afectó en el caso de Parla). El líder del PSOE incidió esta mañana en las "dificultades" del PP: “La Comunidad necesita regenerarse, y el PP no ha sido capaz de hacerlo cuando presenta a Esperanza Aguirre al Ayuntamiento de Madrid"
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2015/05/10/madrid/1431263814_392284.html#bloque_comentarios
jueves, 21 de mayo de 2015
miércoles, 20 de mayo de 2015
EE UU deja atrás la era de la ley y el orden ("irracional") en la lucha contra el crimen. Baltimore acelera el debate sobre la represión policial y el sistema carcelario. Todo el montaje de la llamada "tolerancia cero", se viene abajo al estudiar en la práctica sus consecuencias; cárceles llenas con un coste que duplica al dedicado a educación en California, por ejemplo.
Eran otros tiempos: los del crimen rampante en las calles de Estados Unidos, la epidemia del crack que devastaba los barrios negros y pobres y las políticas de tolerancia cero, que permitían a la policía detener a un ciudadano por infracciones mínimas y a un juez imponer a pequeños traficantes de drogas sentencias de cinco, diez o más años de prisión.
El crimen bajó. Las prisiones se llenaron. Y las políticas de mano dura están ahora bajo revisión. Los casos de abusos policiales y los disturbios en Ferguson, el verano pasado, y Baltimore hace unos días aceleran el debate. La prioridad ya no es la lucha contra el crimen, sino reducir la población carcelaria, que se ha cuadruplicado en los últimos 35 años, y redefinir los métodos policiales: de la represión a la cooperación; de la policía como “ejército de ocupación”, según la definición del sociólogo Orlando Patterson, al ideal de la policía comunitaria, que coopera con los vecinos y les protege. Más bobbies que antidisturbios.
Existe una coalición transversal, de demócratas y republicanos, en favor del cambio. Habría resultado extraño escuchar hace unos años a un aspirante del Partido Republicano a la Casa Blanca lamentando que las prisiones de EE UU estén “llenas de hombres y mujeres negros y morenos que cumplen sentencias demasiado largas y duras por errores no violentos de juventud”. Son palabras de Rand Paul, senador por Kentucky y candidato republicano. Estados conservadores como Texas han iniciado un esfuerzo por vaciar las prisiones. Las prisiones cuestan millones a los contribuyentes y la eficacia a la hora de rehabilitar a los internos está en duda.
También cambian los demócratas, ideológicamente reticentes a las políticas de ley y orden pero obligados a demostrar que no eran blandos y que podían garantizar la seguridad pública tan bien o mejor que los republicanos. Bill Clinton, presidente en los noventa, era uno de ellos. Su centrismo no era sólo económico: tenía que ver con la lucha contra el crimen. La semana pasada, su esposa y candidata demócrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton, pronunció un discurso en el que se distanció y abogó por “terminar con la era del encarcelamiento masivo”.
Esa era de encarcelamiento masivo comenzó a finales de los sesenta, cuando la segregación quedó fuera de la ley. Las convulsiones sociales de la época alarmaban a la mayoría blanca y conservadora. Películas como Harry el sucio, de Clint Eastwood, reflejan el ambiente. Los legisladores reforzaron las penas por crímenes no violentos y establecieron cadenas perpetuas para reincidentes. Washington lanzó la guerra contra las drogas.
EE UU tiene el 5% de la población mundial pero el 25% de la población carcelaria. De los 2,3 millones de personas en prisión, un millón son negros: cerca del 40% para una minoría que representa el 13% de la población. Y son negras el 30% de víctimas de disparos de la policía.
Ferguson y Baltimore descubren la herida de la marginación y la represión, seis años después de que el primer presidente negro, Barack Obama, llegase a la Casa Blanca. Pero sitúan en el centro del debate unos problemas ignorados. La era de la ley y el orden, en la que los políticos competían por quién endurecía más las penas y quién contrataba a más policías, toca a su fin.
http://internacional.elpais.com/internacional/2015/05/04/actualidad/1430773942_874432.html
El crimen bajó. Las prisiones se llenaron. Y las políticas de mano dura están ahora bajo revisión. Los casos de abusos policiales y los disturbios en Ferguson, el verano pasado, y Baltimore hace unos días aceleran el debate. La prioridad ya no es la lucha contra el crimen, sino reducir la población carcelaria, que se ha cuadruplicado en los últimos 35 años, y redefinir los métodos policiales: de la represión a la cooperación; de la policía como “ejército de ocupación”, según la definición del sociólogo Orlando Patterson, al ideal de la policía comunitaria, que coopera con los vecinos y les protege. Más bobbies que antidisturbios.
Existe una coalición transversal, de demócratas y republicanos, en favor del cambio. Habría resultado extraño escuchar hace unos años a un aspirante del Partido Republicano a la Casa Blanca lamentando que las prisiones de EE UU estén “llenas de hombres y mujeres negros y morenos que cumplen sentencias demasiado largas y duras por errores no violentos de juventud”. Son palabras de Rand Paul, senador por Kentucky y candidato republicano. Estados conservadores como Texas han iniciado un esfuerzo por vaciar las prisiones. Las prisiones cuestan millones a los contribuyentes y la eficacia a la hora de rehabilitar a los internos está en duda.
También cambian los demócratas, ideológicamente reticentes a las políticas de ley y orden pero obligados a demostrar que no eran blandos y que podían garantizar la seguridad pública tan bien o mejor que los republicanos. Bill Clinton, presidente en los noventa, era uno de ellos. Su centrismo no era sólo económico: tenía que ver con la lucha contra el crimen. La semana pasada, su esposa y candidata demócrata a la Casa Blanca, Hillary Clinton, pronunció un discurso en el que se distanció y abogó por “terminar con la era del encarcelamiento masivo”.
Esa era de encarcelamiento masivo comenzó a finales de los sesenta, cuando la segregación quedó fuera de la ley. Las convulsiones sociales de la época alarmaban a la mayoría blanca y conservadora. Películas como Harry el sucio, de Clint Eastwood, reflejan el ambiente. Los legisladores reforzaron las penas por crímenes no violentos y establecieron cadenas perpetuas para reincidentes. Washington lanzó la guerra contra las drogas.
EE UU tiene el 5% de la población mundial pero el 25% de la población carcelaria. De los 2,3 millones de personas en prisión, un millón son negros: cerca del 40% para una minoría que representa el 13% de la población. Y son negras el 30% de víctimas de disparos de la policía.
Ferguson y Baltimore descubren la herida de la marginación y la represión, seis años después de que el primer presidente negro, Barack Obama, llegase a la Casa Blanca. Pero sitúan en el centro del debate unos problemas ignorados. La era de la ley y el orden, en la que los políticos competían por quién endurecía más las penas y quién contrataba a más policías, toca a su fin.
http://internacional.elpais.com/internacional/2015/05/04/actualidad/1430773942_874432.html
martes, 19 de mayo de 2015
Algo huele a podrido en el PP
Algo huele a podrido en las raíces del Partido Popular. Y no nos referimos al franquismo. Aunque, bueno, nunca está de más recordar de qué oscura alcantarilla proceden las ratas que nos gobiernan.
El juez Ruz da por hecho que la caja B del PP existe desde 1990, con Lapuerta y luego Bárcenas como tesoreros. Pero según ha destapado eldiario.es la contabilidad paralela es una práctica cuyos inicios pueden detectarse en el período en el que el PP se llamaba Alianza Popular. Ese momento en el que la presencia de dinosaurios del régimen en el partido era tan arrolladora (empezando por Fraga) que el logo en lugar de una gaviota debía ser un pterodáctilo.
Desde el año 1987 estos listos gestionan una cuenta bancaria oculta en la que reciben financiación ilegal y salen cheques millonarios al portador con la impunidad de aquel que hace trampas al Monopoly cuando toda la familia va borracha en la comida de Navidad. No es un chiste. Por desgracia, la Transición fue incluso menos seria que una partida de Monopoly.
Esta información ha salido gracias al acceso a los papeles de Rosendo Naseiro, que en 1989 se convirtió en el primer tesorero del PP. En realidad, el escándolo relativo a los sobres, sueldos en negro y la financiación ilegal de los peperos se produjo en 1990, con el PSOE gobernando España. La policía pinchó unos teléfonos en una investigación sobre tráfico de droga y se encontró con testimonios que hablaban de los chanchullos del PP con las cuentas opacas. Si es que en este país cuando haces pop ya no hay stop.
Sin embargo, entonces el PSOE de Felipe González ya iba un poco de capa caída. Juan Guerra, hermano del vicepresidente, era sospechoso de haber usado el despacho, recursos y contactos de su cargo público para hacer negocios particulares. Pero es que entonces no existía el Facebook y los españoles teníamos otros métodos para mentener esa españolísima tradición consistente en escaquearse del curro.
La cosa fue que al PSOE no le interesaba que la oposición se cebase con ese asunto, y la oposición no le interesaba que se investigase sus cuentas opacas, así que todos callaron. Porque el bipartidismo español solo se pone de acuerdo en una ocasión: cuando se trata de tapar sus respectivas mierdas. Los jueces declararon ilegales las escuchas en las que se había obtenido la información sobre las cuentas opacas del PP y todos tan contentos.
Ellos callaron. Nosotros olvidamos. Los medios de comunicación hicieron ver que se despistaban. Y en España la democracia pudo seguir pudriéndose por dentro mientras todos nos tapábamos la nariz con los dedos.
El Jueves
El juez Ruz da por hecho que la caja B del PP existe desde 1990, con Lapuerta y luego Bárcenas como tesoreros. Pero según ha destapado eldiario.es la contabilidad paralela es una práctica cuyos inicios pueden detectarse en el período en el que el PP se llamaba Alianza Popular. Ese momento en el que la presencia de dinosaurios del régimen en el partido era tan arrolladora (empezando por Fraga) que el logo en lugar de una gaviota debía ser un pterodáctilo.
Desde el año 1987 estos listos gestionan una cuenta bancaria oculta en la que reciben financiación ilegal y salen cheques millonarios al portador con la impunidad de aquel que hace trampas al Monopoly cuando toda la familia va borracha en la comida de Navidad. No es un chiste. Por desgracia, la Transición fue incluso menos seria que una partida de Monopoly.
Esta información ha salido gracias al acceso a los papeles de Rosendo Naseiro, que en 1989 se convirtió en el primer tesorero del PP. En realidad, el escándolo relativo a los sobres, sueldos en negro y la financiación ilegal de los peperos se produjo en 1990, con el PSOE gobernando España. La policía pinchó unos teléfonos en una investigación sobre tráfico de droga y se encontró con testimonios que hablaban de los chanchullos del PP con las cuentas opacas. Si es que en este país cuando haces pop ya no hay stop.
Sin embargo, entonces el PSOE de Felipe González ya iba un poco de capa caída. Juan Guerra, hermano del vicepresidente, era sospechoso de haber usado el despacho, recursos y contactos de su cargo público para hacer negocios particulares. Pero es que entonces no existía el Facebook y los españoles teníamos otros métodos para mentener esa españolísima tradición consistente en escaquearse del curro.
La cosa fue que al PSOE no le interesaba que la oposición se cebase con ese asunto, y la oposición no le interesaba que se investigase sus cuentas opacas, así que todos callaron. Porque el bipartidismo español solo se pone de acuerdo en una ocasión: cuando se trata de tapar sus respectivas mierdas. Los jueces declararon ilegales las escuchas en las que se había obtenido la información sobre las cuentas opacas del PP y todos tan contentos.
Ellos callaron. Nosotros olvidamos. Los medios de comunicación hicieron ver que se despistaban. Y en España la democracia pudo seguir pudriéndose por dentro mientras todos nos tapábamos la nariz con los dedos.
El Jueves
lunes, 18 de mayo de 2015
ENTREVISTA: MANUELA CARMENA. “La sociedad rechaza el modelo de capitalismo neoliberal que ha llegado a unos grados de crueldad inaceptables”.
“Quiero ser el puente entre una democracia vieja y los que quieren que cambie el modelo democrático”, afirma la candidata de Ahora Madrid a la alcaldía de la capital.
Podemos “ha hecho una labor importantísima, que es hacer utilizable políticamente el 15M. Lo han comercializado, y eso me parece importantísimo”.
“Ahora la gran diferencia [en comparación con el 78] es que coincidimos a escala mundial con un cuestionamiento de la democracia representativa”.
Manuela Carmena (Madrid, 1944) afirma que no quería, que estaba tranquila en su casa, que ya tiene 71 años y que había que dejar paso a los jóvenes. Pero, tras meses de insistencia y de reflexión, en marzo dijo que sí; pasó por un proceso de primarias abiertas y se ha terminado convirtiendo en la candidata de Ahora Madrid –candidatura de confluencia fruto del acuerdo entre Podemos y Ganemos Madrid– para la capital.
¿Cómo llega a esta candidatura? ¿Quién le convence?
A primeros de diciembre amigos muy vinculados a mi historia personal me estaban insistiendo, yo les fui diciendo a todos que no, que no, que no… Me pasé todo este tiempo diciendo que no. Primero porque no tenía ninguna gana, a mí nunca me ha gustado estar en los cuadros políticos. Cuando era muy joven y acaba de empezar a trabajar en lo judicial, el entonces ministro del Interior, el señor [José] Barrionuevo, me propuso entrar con él de secretaria general técnica y yo dije que no. No me apetecía, me gustaba mucho lo judicial. Siempre rechacé todas las propuestas, porque ni me parecía que fuera la persona indicada, me parecía que tenía que ser alguien joven, yo creía, como lo sigo creyendo, que este cambio lo tienen que hacer los jóvenes y en esa línea me fui defendiendo. Lo que pasa es que tanto decir que fueran los jóvenes los que tomaran la iniciativa, claro, resultaba un poco contradictorio si los jóvenes tomaban la iniciativa y me pedían que los secundara… Entonces, como que me habían pillado.
¿Qué le hizo tomar la decisión?
Va calando. Es una cosa que va calando porque empiezas a ver que puedes ser necesaria. Sí sé que esto lo sé hacer. Yo sé que canto fatal, que bailo muy mal… Pero yo esto lo sé hacer. Sé que me gusta la gestión pública, que como magistrada he estado dirigiendo un tribunal, como decana estuve gestionando lo público y me gusta y me parece que lo sé hacer bien. Era consciente de que tenía el perfil que muchas personas estaban buscando.
Y llega un momento en el que sientes que no está justificado que por pura tranquilidad tuya no quieras hacer algo que piensas que vas a hacer bien, y que vas a ayudar a que vuelvan a tener visibilidad y capacidad de actuación políticas no neoliberales. Esa sensación de que puedes cambiar las cosas. Aunque te pueda parecer ridículo, pero cuando me enteré del naufragio de los mil emigrantes, te quedas con esa sensación tan terrible de no hacer nada. Y ahora sé que hago algo, que no me gusta, que no me apetece especialmente, pero que pienso que puede ser útil para visualizar muchas ideologías de muchas gentes que piensan que el interés económico no es lo que mueve a los seres humanos. Y que es verdad que puede haber políticas de derechos, de solidaridad, de empatía… Porque los seres humanos somos fundamentalmente gente decente. Y en esa medida siento que estoy haciendo algo.
¿Cómo se puede concretar en el Ayuntamiento de Madrid estas políticas de las que habla?
Pues con las políticas de favorecer la igualdad, luchar contra una estructura de desprecio de lo público, de alejamiento de las autoridades, insertar en la práctica diaria un modelo de autoridad reflexivo, a disposición del ciudadano, sin privilegios, sin distancia, sin arrogancia… Me parece que supone empezar a introducir semillas de actuaciones que son positivas para una manera diferente de concebir la sociedad. Eso tiene ya de entrada una actitud importante en la forma en la que la autoridad debe gobernar. Es una actitud de escucha, de servicio, de cierta naturalidad. Cuando ves el aparato que tienen las autoridades, los coches oficiales, los distanciamientos, las inauguraciones… Esa imagen tan de circo, de exhibición, me resulta agresiva, cuando creo que gobernar fundamentalmente es encontrar la mejor forma de solucionar los intereses de las grandes mayorías para que el ser humano pueda tener una vida más digna y, por tanto, más feliz. Es así de poco y así de mucho. Lo quiero hacer es mejorar un poco eso.
¿Y cómo se puede mejorar eso? Además de la actitud, ¿con qué decisiones?
La candidatura de Ahora Madrid ha tenido un proceso de participación democrática y ha señalado que tiene prioridad todo lo relativo a lo que llamamos la emergencia nacional. Sabemos que hay muchos niños, según el informe de Foessa un número escandaloso, que tienen necesidades nutricionales. Es decir, hay emergencia en conseguir que nuestros niños coman lo que necesitan.
A su vez, está la gran necesidad de vivienda con un problema que ha significado toda la crisis de la construcción, de lo hipotecario y que todos sabemos que ha generado desahucios, personas en la calle… Lo mismo, la pobreza energética. Todas estas cuestiones hay que abordarlas. Y, por supuesto, buscar una manera para que el Ayuntamiento haga un esfuerzo enorme para mejorar las posibilidades de empleo que puedan tener los ciudadanos.
Estos son los objetivos prioritarios, que tienen que concretarse en determinadas actuaciones, y todo eso sólo lo podemos hacer bien con un concepto diferente de autoridad y con una participación de los ciudadanos, que sea colaborativa. En esa medida, que hayamos optado por hacer reuniones y encuentros en lugar de mítines clásicos, pues te das cuenta del fruto que tiene escuchar a la gente.
En Aluche el otro día, surgió una señora espontáneamente que dijo: ‘Yo estoy en un colegio, en las cocinas, y me doy cuenta de que sobra muchísima comida todos los días’. Y ella misma planteaba el problema y abordaba la solución, y decía: ‘¿Por qué no lo guardamos y damos también la cena?’. Esa es la actitud que nosotros queremos generar. Tenemos un problema de emergencia, vamos a solucionarlo desde el Ayuntamiento y necesitamos la colaboración de todo el mundo.
Pero, aparte de eso, sí conviene hablar de que tenemos algunos proyectos que nos parece que tienen una trascendencia para nosotros muy importante. Y uno de ellos es la necesidad de que haya escuelas infantiles gratis, donde puedan acudir todos los niños, para que desde un primer momento el proceso de formación de los futuros madrileños sea el que debe ser. Tenemos un 30% de fracaso escolar en España y en Finlandia tienen un 0,4%. Queremos hacer unas escuelas infantiles abiertas a todo el mundo, que pueda ir cualquier persona sea el nivel de renta que tenga el que sea, donde empecemos a formar a los niños de 0 a 3. Que sean las mejores escuelas que podamos ofrecer porque creemos que es imprescindible para el futuro de Madrid. Es fundamental. Hay que cortar esa maldita incapacidad nuestra de hacer unos procesos de educación correctos.
Nos tendremos que poner a hacer números y empezar a ver cómo se hace ese plan de desarrollo de estas escuelas infantiles, absolutamente inmersas en el proceso educativo y abandonar lo que ha pasado, que se han considerado que eran guarderías y que se ha llegado al absurdo de encargárselas a constructoras que han ofrecido unos precios muy baratos y unos programas educativos en contra de lo que nosotros queremos. Se ha dicho mucho que es porque lo imponía la ley de contratos del Estado, pero no es verdad, todo lo contrario, porque el término de calidad es imprescindible cuando se plantea una contratación pública de ese tipo.
En el caso de que no llegue a ser alcaldesa, ¿seguirá los cuatro años en el Ayuntamiento?
Sí, haré todo lo posible. Cuando tienes una edad importante como la mía, te comprometes en la medida en que la salud te lo permita. Yo ahora estoy muy bien, pero son 71 años. Es verdad que los magistrados hasta los 74 pueden no jubilarse. Yo creo que podré cumplir muy bien, pero si por las circunstancias que sean veo que no tengo capacidad para hacer lo que debo hacer, pues lo plantearé y ya está. Sabes que mi propósito es ser puente, y cuando uno pretende ser puente lo más lejano es la consolidación permanente. Soy puente para que pasen los demás, fundamentalmente.
¿Puente entre qué y qué?
Puente entre un modelo de democracia que se nos ha quedado vieja y alejada de los ciudadanos y que precisa renovación y una manera de hacer política que sintoniza con muchas personas jóvenes entre las cuales hay muchas personas que están en Podemos, por supuesto, pero otras que no lo están y que quieren que cambie el modelo democrático. Quiero ser ese puente. Fundamentalmente para mí es un proceso generacional para los activistas del mañana. Ese movimiento de jóvenes es de activistas, que quiere cambiar las cosas, como era yo cuando tenía 22 años. Me siento identificada con ellos y quiero ser su puente. Es el objetivo fundamental.
¿Estas elecciones municipales se enmarcan en un momento de cambio político en todo el Estado?
Más que cambio político de personas, es un cambio político muy profundo que está empezando, de modelos de sociedad y de modelos económicos. El otro día me gustó mucho un chiste de El Roto, que no hace chistes sino reflexiones, y era una persona con una cara reflexiva que decía: ‘El socialismo no ha funcionado, el capitalismo tampoco, igual ahora lo que se trata es de ser decentes, sin más’.
Yo creo que están queriendo surgir nuevos modelos económicos. La sociedad rechaza el modelo de capitalismo neoliberal que ha llegado a unos grados de crueldad inaceptables. La sociedad no puede ser decente conviviendo con tanta crueldad. ¿Cómo es posible que se mueran mil personas en un barco porque hay partes del mundo en las que es imposible vivir? ¿Cómo eso nos va a dejar indiferentes? Está intentando nacer una nueva manera de producir, que no es el capitalismo, que no es la planificación clásica socialista que se conoce, pero que intenta de alguna forma cuestionar todo esto. Y eso implica un cambio en la política.
Las estructuras de los partidos están muy cuestionadas, el partido apaga las individualidades, obliga a hacer una cesión de la libertad individual de cada uno de los miembros del partido y acaba no siendo el organismo más idóneo para hacer una representación, que cada vez se ve más innecesaria porque las nuevas técnicas permiten a los ciudadanos acceder directamente a la gestión política. Quizá estamos viviendo un momento de una crisis económica muy interesante, junto con una crisis de democracia planteando las nuevas alternativas de democracia más directa.
Usted, que encabeza una candidatura ciudadana de confluencia, ¿Ahora Madrid encarna esa nueva forma de hacer política?
Se funciona con una cierta inseguridad porque lo nuevo nunca es firme. Cuando estás creando algo nuevo estás innovando y estás siempre moviéndote en terrenos muy elásticos. Pero yo creo que es positivo, porque hace que te cuestiones lo que haces. Lo terrible de las rutinas políticas, es que la rutina es cómoda porque actúas con el piloto automático, pero sigues haciendo lo de siempre. Cuando hay esa clara desavenencia entre las posturas tradicionales de la política y lo que la sociedad necesita, viene el rechazo.
A veces se habla de fin de época, de nueva transición… ¿Percibe que se está en un momento parecido al 78, con las salvedades históricas y que no venimos de una dictadura?
No, estamos en un momento más mundial y menos local. Nosotros en aquel momento del 78 estábamos liberándonos de una dictadura y pretendíamos aceptar los modelos de sociedades análogas a la nuestra en nuestro marco geográfico. Queríamos ser europeos, como Europa. Cuando aceptamos ese cambio no nos dimos cuenta de que llevábamos mucha más fuerza para haber sido mejores, más demócratas que Europa. Algunas cosas se pudieron hacer, porque en lo judicial los magistrados franceses, por ejemplo, se asombraban de la independencia que había ganado el poder judicial, comparado con el sistema francés, mucho más dependiente del Ejecutivo.
Ahora la gran diferencia es que coincidimos a escala mundial con un cuestionamiento de la democracia representativa. A mí me interesó mucho una declaración de Ban Ki-moon en el Día de la Democracia. Decía: ‘Hemos llegado el momento de cuestionar que la democracia sea solamente la democracia representativa, tiene que ser una democracia directa, profunda’. Quizá es esto, estamos superando las democracias representativas para ir a otras formas de democracia muchísimo más directa. ¿Cómo? Lo vamos a ir viendo. Está surgiendo ya. Me siento orgullosa de estar en una candidatura que no es un partido, sino una nueva agrupación de ciudadanos, aunque haya ideologías, partidos, pero la argamasa que nos une no son pactos de partidos, sino acuerdos de personas.
Al igual que en el 78 se hablaba de ruptura o reforma, ahora se habla de cambio o recambio, de ruptura o restauración… ¿En qué estamos?
El 15M fue determinante en España, porque empezó a decir cosas que no se decían; se pensaban pero no se decían. El 15M empezó a hablar de democracia directa, de los políticos como una agrupación de privilegiados, empezó a diagnosticar la problemática de la democracia española. A partir de este diagnóstico, están surgiendo alternativas, que son muy inconexas, con poco peso doctrinal y poca implantación social. ¿Cómo se va a ir desarrollando ese movimiento? Yo creo que es imparable y seguramente va a tener mucho que ver lo que pase en España y, también, en Europa y sociedades que desarrollen mucho sus perfiles tecnológicos y permitan muchas posibilidades de participación que ahora son todavía muy difusas.
Usted, que vivió muy de cerca la matanza de Atocha en enero de 1977, ¿ve injustas las críticas que se hacen a la Transición?
Me parece estupendo que la gente joven esté en contra y lo critique. Me parece una prueba de juventud. Yo tengo mi experiencia y mi opinión sobre cómo se produjo. Yo creo que la Transición fue en muchas cosas un fenómeno interesantísimo. Se ha presentado a veces la Transición como si fuera otra cosa que no fue. Siempre me gusta decir que cuando en el año 78 viene el traspaso y tenemos la Constitución, desde hacía 20 años toda la estructura franquista estaba siendo horadada por muchas termitas y nosotros éramos termitas que íbamos haciendo muchas cosas. Porque de lo contrario no se comprende que hubiera ya un ámbito de conquistas democráticas, aunque fueran paralegales, pero estaban ahí. Eso se conoce poco.
Yo me acuerdo que abogados progresistas, por ejemplo, nos reuníamos sistemáticamente todos los sábados en el Colegio de Abogados y allí planteábamos todas las acciones que íbamos a hacer contra la dictadura y nadie nos detenía, aunque de vez en cuando pasaba algún percance. Pero habíamos conseguido lo que entonces se llamaba la paralegalidad: no era legal, pero estaba tolerado, actuábamos con un marco de libertad muy grande.
Y si no, no se comprende que cuando matan a los compañeros, el propio decano del Colegio de Abogados, que era un señor completamente conservador, venga y nos diga: ‘Vuestros compañeros van a salir desde el Colegio de Abogados’. Sabía que éramos comunistas y todo de nosotros. Si no, ¿cómo se comprende eso? La Transición había empezado 20 años antes. Todo ese fenómeno fue muy interesante y es muy importante recordarlo.
Lo que se hizo mal es que se copió la democracia europea sin incorporar todo lo que nosotros habíamos avanzado en democracia, participación, movimientos ciudadanos… Todo eso no solamente se olvidó, sino que se le dio un carpetazo. Yo me acuerdo lo que nos costó en Jueces para la Democracia, por ejemplo, seguir haciendo acciones que estaban muy encaminadas a democratizar la justicia y empezamos a tener problemas de los sectores que estaban en el poder.
Me acuerdo de discusiones con el ministerio de Justicia, con el señor [Fernando] Ledesma, y compañeros de aquella época cuando pedíamos una policía judicial dependiente de los jueces, y nos llamaban locos porque nunca se había hecho en Europa. Y nos quedábamos sorprendidos. Pues si no se ha hecho nunca… Y eso es lo que hicimos mal: aceptar un modelo que estaba por debajo de lo que habíamos conquistado. Bajamos el nivel de nuestras exigencias y se desmontaron los movimientos ciudadanos, las organizaciones sociales y se reforzó a los partidos muchísimo con los modelos más clásicos de toda Europa, que ya estaban cuestionados y nosotros les dimos una patente de corso que no era lógica.
¿Cree que el ejemplo de Ahora Madrid debería trasladarse para una candidatura en las generales?
Yo creo que no, es difícil. Nosotros tenemos un marco muy bueno, acotado, que es la ciudad. Me he dado cuenta de que en discursos y debates de otros candidatos, hacen referencia a programas de cuestiones nacionales y así es muy difícil plantear agrupaciones que tengan unas políticas acabadas a escala nacional. En cierta medida la identificación con los partidos sería excesiva. Creo que esto vale como modelo para entender que pueda haber agrupaciones de ciudadanos que puedan tomar parte de la vida política en aspectos concretos. Por ejemplo, que en su día pensemos que en las elecciones nacionales pudiera haber una plataforma de desempleados que pudiera plantear alternativas para el desempleo. Eso me parecería interesante. Esas personas podrían tener unas referencias lógicas de modelo que podrían ser análogos a lo que ahora llamamos ideología, pero tendrían una sabiduría y una preparación específica para solucionar un problema concreto.
¿Y una candidatura de confluencia, de unidad popular, para las generales?
No la veo. No lo veo claro. Sería de nuevo agrupar partidos. A mí lo que me interesa mucho es lo otro: una plataforma, por ejemplo, que llegue al Parlamento nacional sobre desempleo. En la que se ha analizado exhaustivamente el problema y a lo mejor se enmarca en un modelo alternativo de sociedad que puede confluir con una concepción de un socialismo democrático o un modelo de economía social alternativo al modelo tradicional capitalista. Puede ser. Pero iría encaminada a un problema concreto.
Yo creo que todavía va a pasar mucho tiempo, probablemente yo no lo veré, porque tengo muchos años, pero es posible que la gente joven veáis cosas de estas en los procesos democráticos que se van a ir consolidando de manera alternativa. Porque esa sensación de los partidos que saben de todo, también es muy rara. ¿Por qué un partido ha de saber de todo y más que nadie? Pues no. Y ves la falta de formación que hay en los partidos para muchos aspectos concretos. No se puede saber de todo. Igual es un poco naïf. ¿Tú te acuerdas de quién era Clemente Auger?
Sí, sí, fue presidente de la Audiencia Nacional.
Yo le respetaba muchísimo. Fue el primer presidente del Tribunal Superior de Madrid y fue mi maestro, empecé a hacer las prácticas en su juzgado, un hombre muy inteligente. Y cuando hablábamos de estas cosas, me decía: ‘Manuela, tú eres muy innovadora, y las cosas nuevas nunca son rigurosas’. Y tiene razón. Asumo que soy muy innovadora, y lo nuevo siempre hay que contrastarlo.
Hace años, en los noventa, hubo un partido, Panteras Grises, de pensionistas, que se presentó a las elecciones.
[Risas]. Es curioso. Hay cosas que hay que estudiar. He leído estos días un librín que me encanta, un estudio de Simone Weil que escribió en los 40 contra los partidos políticos [ Nota sobre la supresión general de los partidos políticos, de 1940, cuya primera edición, en francés, es de 1950], y cuando ves una filósofa de ese nivel, una mujer tan comprometida con la izquierda lo bien que detectaba dónde podía haber males que iban a llevar a producir un tipo de militantes con muy poca libertad, con muy poca capacidad de crítica, que pierden en el seno de los partidos el tanto por ciento que ha de tener siempre un ser humano de creatividad, de innovación… Es muy interesante el librín ese.
¿Un partido político nuevo como Podemos también está reproduciendo esos males?
No lo sé. Ojalá no, pero no veo muchas cosas muy novedosas en Podemos. Igual no lo conozco bien, ¿eh?
Usted no está afiliada a Podemos, ¿no?
No… Me gustan mucho los líderes, Pablo Iglesias, Íñigo [Errejón], que lo he conocido ahora, me gusta mucho, me parece un hombre muy inteligente. Con Juan Carlos Monedero coincidí hace poco en la SER e hizo un análisis de los partidos políticos que es que le aplaudí, porque estaba absolutamente de acuerdo con él. Lo que pasa es que luego no veo eso reflejado en la práctica. Aunque no lo conozco, estoy muy de fuera, no quiero echarles problemas, que bastante tienen. Porque me parece que han hecho una labor importantísima, que es hacer utilizable políticamente el 15M. Lo han comercializado [sonrisa], y eso me parece importantísimo.
¿A quién votará en las autonómicas?
Es secreto.
¿José Manuel López, candidato de Podemos a la presidencia de Madrid, es el referente de Ahora Madrid en las autonómicas?
Es un hombre que tiene un programa muy interesante y defiende el programa de Podemos y a mí personalmente me parece una persona extraordinaria.
¿No hay equivalencia?
No, porque Podemos es un partido y Ahora Madrid, no. Es una agrupación de personas, algunas de las cuales pertenecen a partidos, algunas a Podemos, otras están en otros, como Equo, o en el movimiento ciudadano o están en nada.
¿Hará actos con él?
Sí, yo creo que sí. Algún acto haremos. El martes mismo, en la facultad de Derecho estuvimos Lorena [Ruiz-Huerta, número dos de la candidatura de Podemos a la Asamblea de Madrid] y yo, que va de candidata de Justicia, en principio, para la Comunidad de Madrid, y estuvimos allí.
Me refiero a un acto electoral.
Fue un acto electoral, era un acto electoral, jurídico, pero en un marco electoral. A mí también me habría gustado hacer algún acto electoral con alguna otra candidatura. Este martes, que estuvimos en un acto con IU, UPyD, PSOE y Ahora Madrid hablando con mayores yo propuse que nos pusiéramos a trabajar juntos los cuatro. Igual parece que estas iniciativas mías son un poco naíf, pero es que estábamos de acuerdo en muchas cosas. ¿Por qué no vamos a ponernos a trabajar juntos? Hay ese afán en la política que cuestiono de que de alguna manera hay que buscar en los partidos lo que te separa. Y eso es un absurdo, porque te lleva a ver qué ha dicho cada uno que no haya dicho el otro. Y es una especie de cascada de iniciativas que habría que meter en un paquete.
Si vamos a planificar lo de los desahucios, por ejemplo, vamos a hacerlo entre todos. ¿Por qué cada uno tiene decir una cosa, lo más original, lo más distinto, buscando un titular? Eso es perverso.
¿Hará actos con Íñigo Errejón o Pablo Iglesias?
No, no. Puede ser que haya algún acto con José Manuel, pero no hay nada previsto. Ahora Madrid tiene esa independencia, pero me gustaría reunir a todas las candidaturas, me encantaría hacer actos con las candidaturas con las que coincidimos en los proyectos que estamos presentando.
¿A cuáles se refiere?
A las que te he dicho y Ciudadanos, que en algún aspecto podría venir bien.
Ada Colau, la candidata de Barcelona en Comú, viene el día 6.
Pues muy bien, estupendo. Está muy bien, algo haremos bonito, claro que sí.
¿Cree que Ciudadanos tiene que ver con algún tipo de reacción para propiciar un cambio tranquilo?
Ciudadanos ha asumido una parte importante de toda la ideología del 15M, de cuestionar la clase política, la democracia… Lo que ocurre es que es una reflexión incorporada por ciudadanos y ciudadanas que están más situadas dentro de los núcleos más privilegiados de la sociedad y que desconocen un poco la desigualdad. Me parece que están más preocupados por los modelos democráticos genéricos que por los modelos democráticos reales y vinculados a los derechos sociales. La gran diferencia con Ciudadanos es que no oigo el discurso de la democracia en profundidad, la democracia social, de la dignidad de las personas. Es mucho más formal, más relacionado a representar unas clases sociales que conocen poco de los barrios españoles, de la gran desigualdad y de las situaciones de miseria y de dificultad que se están viviendo ahora.
Y también de corrupción. Usted ha hablado de crear un Observatorio de la Corrupción en el Ayuntamiento.
Era una propuesta mía que está en el programa de Ahora Madrid. Se va a hacer un Observatorio de la Corrupción en el Ayuntamiento, y ese observatorio va a intentar recoger todos los hechos que tienen que ver con la corrupción y analizarla. Será importante ver todas las sentencias, todos los procedimientos judiciales que tengan que ver con la corrupción en Madrid. Así mismo, como todas las denuncias, todas las informaciones que nos lleguen, todas las iniciativas individuales… Pero todo eso tiene que estar en un proceso de análisis para determinar por qué surge la corrupción.
Quizá por mi perfil profesional como magistrada me interesa siempre mucho saber por qué pasa lo que pasa, cuando lo que pasa es algo que afecta a la sociedad y que genera una situación de vulnerabilidad y de prácticas que son inaceptables. Me espanta que se hable tanto de medidas y no de análisis. Yo creo que hay que hacer análisis. Hay un tipo de política que genera la corrupción, cuando se convierte fundamentalmente en espectáculo de los gestores para consolidar sus derechos. Para continuar gobernando se hacen actos que son fundamentalmente de propaganda, de exposición, para los cuales la administración no está preparada y se recurre a empresas y ahí se generan situaciones de privatización de lo pública en la que de manera peligrosa se empiezan a yuxtaponer actitudes corruptas de empresas en las propias entidades políticas.
Si estamos todos escandalizados porque el PP, según dice el último auto del juez instructor, tenía una caja B, probablemente es porque las personas que en el PP tomaron la decisión de crear esa caja B la creaban en sus empresas, porque si no a nadie se le ocurre. Es un desprecio de lo público y yuxtaposición de lo privado, y lo privado enfocado a la avaricia, a conseguir ganar más dinero del que uno debe. Porque si tienes que pagar impuestos ese dinero no es tuyo, y si lo burlas es porque estás haciendo una política de avaricia. Si se tiñe la gestión público de eso, hemos perdido todo y las instituciones no valen.
Se habla mucho del político corrupto, pero a veces se olvida del empresario que corrompe.
El que paga, paga por algo. Porque se identifica con la estructura transformada de lo público, porque ve lo público como lo privado, y pensarán: ‘Pobres chicos, estos de lo público, qué poco ganan, yo gano mucho y tienen que ganar como yo’. Cosas que serían muy interesante analizar, cómo en un momento determinado cuando pasó todo lo relativo a los pagos y regalos que hubo en el ministerio del Interior del que hubo responsabilidades en tiempos del PSOE. Lo que se estaba viendo era: ‘Como somos funcionarios públicos que tenemos un nivel de riesgo y estamos mal pagados…’. Siempre se vuelve al modelo privado. El que ofrece y corrompe, está intentando ganarse hacia sí el modelo público porque no lo respeta.
Pero también es interesante analizar el indebido funcionamiento de la administración. Leyendo con detalle la sentencia del caso Fabra, ves cómo es imposible que una autorización de lo que sea tarde más de 4-5 años en darse. Es una estructura proclive a la corrupción, porque si la administración funciona de una manera absolutamente inadecuada siempre surge la posibilidad de buscar atajos. Tan importante como analizar la privatización de lo público, es la ineficacia de lo público, porque son dos grandes causas que alientan la corrupción.
A lo que hay que añadir la percepción de que la justicia es lenta.
La justicia está en un proceso necesario de cambio. La justicia es tan anticuada en la propia concepción de la individualización, el castigo, las formas de concebir el enjuiciamiento… Está extraordinariamente fuera de los moldes dinámicos que la sociedad necesita. El que al final la justicia castigue un acto de corrupción es imprescindible, es necesario para que quede claro que es inadmisible y que las personas que han hecho esos actos tengan un castigo que la sociedad reclama. Eso es casi un sentimiento normal de justicia, pero no evita lo otro, el análisis de por qué surge.
Todos sabemos que aunque haya leyes que sancionan conductas, esas conductas se repiten. Por ejemplo, la erradicación de las drogas ha indicado que, aunque haya habido muchas sentencias y condenas, sigue habiendo drogas ilegales. No solamente los castigos hacen que desaparezcan las conductas inaceptables. Es un axioma que es necesario tenerlo claro. La justicia tiene que funcionar bien, tiene que hacer un proceso por el que los ciudadanos se sientan identificados con las decisiones, pero el análisis de las causas de la corrupción nos ayuda en las resoluciones judiciales, pero nos exige un análisis más en profundidad.
Usted siempre dice que antes de proponer medidas, hay que hacer evaluaciones.
De alguna manera quizá sea un poco escolástica de cabeza. Es como cuando no tomas medicinas antes de ir al médico porque necesitas que te haga un diagnóstico. No sé por qué en lo público nos cuesta tanto hacer diagnósticos, cuando tenemos los medios para hacerlo.
Fuente: http://www.eldiario.es/politica/Quiero-democracia-quieren-modelo-democratico_0_380063007.html
Podemos “ha hecho una labor importantísima, que es hacer utilizable políticamente el 15M. Lo han comercializado, y eso me parece importantísimo”.
“Ahora la gran diferencia [en comparación con el 78] es que coincidimos a escala mundial con un cuestionamiento de la democracia representativa”.
Manuela Carmena (Madrid, 1944) afirma que no quería, que estaba tranquila en su casa, que ya tiene 71 años y que había que dejar paso a los jóvenes. Pero, tras meses de insistencia y de reflexión, en marzo dijo que sí; pasó por un proceso de primarias abiertas y se ha terminado convirtiendo en la candidata de Ahora Madrid –candidatura de confluencia fruto del acuerdo entre Podemos y Ganemos Madrid– para la capital.
¿Cómo llega a esta candidatura? ¿Quién le convence?
A primeros de diciembre amigos muy vinculados a mi historia personal me estaban insistiendo, yo les fui diciendo a todos que no, que no, que no… Me pasé todo este tiempo diciendo que no. Primero porque no tenía ninguna gana, a mí nunca me ha gustado estar en los cuadros políticos. Cuando era muy joven y acaba de empezar a trabajar en lo judicial, el entonces ministro del Interior, el señor [José] Barrionuevo, me propuso entrar con él de secretaria general técnica y yo dije que no. No me apetecía, me gustaba mucho lo judicial. Siempre rechacé todas las propuestas, porque ni me parecía que fuera la persona indicada, me parecía que tenía que ser alguien joven, yo creía, como lo sigo creyendo, que este cambio lo tienen que hacer los jóvenes y en esa línea me fui defendiendo. Lo que pasa es que tanto decir que fueran los jóvenes los que tomaran la iniciativa, claro, resultaba un poco contradictorio si los jóvenes tomaban la iniciativa y me pedían que los secundara… Entonces, como que me habían pillado.
¿Qué le hizo tomar la decisión?
Va calando. Es una cosa que va calando porque empiezas a ver que puedes ser necesaria. Sí sé que esto lo sé hacer. Yo sé que canto fatal, que bailo muy mal… Pero yo esto lo sé hacer. Sé que me gusta la gestión pública, que como magistrada he estado dirigiendo un tribunal, como decana estuve gestionando lo público y me gusta y me parece que lo sé hacer bien. Era consciente de que tenía el perfil que muchas personas estaban buscando.
Y llega un momento en el que sientes que no está justificado que por pura tranquilidad tuya no quieras hacer algo que piensas que vas a hacer bien, y que vas a ayudar a que vuelvan a tener visibilidad y capacidad de actuación políticas no neoliberales. Esa sensación de que puedes cambiar las cosas. Aunque te pueda parecer ridículo, pero cuando me enteré del naufragio de los mil emigrantes, te quedas con esa sensación tan terrible de no hacer nada. Y ahora sé que hago algo, que no me gusta, que no me apetece especialmente, pero que pienso que puede ser útil para visualizar muchas ideologías de muchas gentes que piensan que el interés económico no es lo que mueve a los seres humanos. Y que es verdad que puede haber políticas de derechos, de solidaridad, de empatía… Porque los seres humanos somos fundamentalmente gente decente. Y en esa medida siento que estoy haciendo algo.
¿Cómo se puede concretar en el Ayuntamiento de Madrid estas políticas de las que habla?
Pues con las políticas de favorecer la igualdad, luchar contra una estructura de desprecio de lo público, de alejamiento de las autoridades, insertar en la práctica diaria un modelo de autoridad reflexivo, a disposición del ciudadano, sin privilegios, sin distancia, sin arrogancia… Me parece que supone empezar a introducir semillas de actuaciones que son positivas para una manera diferente de concebir la sociedad. Eso tiene ya de entrada una actitud importante en la forma en la que la autoridad debe gobernar. Es una actitud de escucha, de servicio, de cierta naturalidad. Cuando ves el aparato que tienen las autoridades, los coches oficiales, los distanciamientos, las inauguraciones… Esa imagen tan de circo, de exhibición, me resulta agresiva, cuando creo que gobernar fundamentalmente es encontrar la mejor forma de solucionar los intereses de las grandes mayorías para que el ser humano pueda tener una vida más digna y, por tanto, más feliz. Es así de poco y así de mucho. Lo quiero hacer es mejorar un poco eso.
¿Y cómo se puede mejorar eso? Además de la actitud, ¿con qué decisiones?
La candidatura de Ahora Madrid ha tenido un proceso de participación democrática y ha señalado que tiene prioridad todo lo relativo a lo que llamamos la emergencia nacional. Sabemos que hay muchos niños, según el informe de Foessa un número escandaloso, que tienen necesidades nutricionales. Es decir, hay emergencia en conseguir que nuestros niños coman lo que necesitan.
A su vez, está la gran necesidad de vivienda con un problema que ha significado toda la crisis de la construcción, de lo hipotecario y que todos sabemos que ha generado desahucios, personas en la calle… Lo mismo, la pobreza energética. Todas estas cuestiones hay que abordarlas. Y, por supuesto, buscar una manera para que el Ayuntamiento haga un esfuerzo enorme para mejorar las posibilidades de empleo que puedan tener los ciudadanos.
Estos son los objetivos prioritarios, que tienen que concretarse en determinadas actuaciones, y todo eso sólo lo podemos hacer bien con un concepto diferente de autoridad y con una participación de los ciudadanos, que sea colaborativa. En esa medida, que hayamos optado por hacer reuniones y encuentros en lugar de mítines clásicos, pues te das cuenta del fruto que tiene escuchar a la gente.
En Aluche el otro día, surgió una señora espontáneamente que dijo: ‘Yo estoy en un colegio, en las cocinas, y me doy cuenta de que sobra muchísima comida todos los días’. Y ella misma planteaba el problema y abordaba la solución, y decía: ‘¿Por qué no lo guardamos y damos también la cena?’. Esa es la actitud que nosotros queremos generar. Tenemos un problema de emergencia, vamos a solucionarlo desde el Ayuntamiento y necesitamos la colaboración de todo el mundo.
Pero, aparte de eso, sí conviene hablar de que tenemos algunos proyectos que nos parece que tienen una trascendencia para nosotros muy importante. Y uno de ellos es la necesidad de que haya escuelas infantiles gratis, donde puedan acudir todos los niños, para que desde un primer momento el proceso de formación de los futuros madrileños sea el que debe ser. Tenemos un 30% de fracaso escolar en España y en Finlandia tienen un 0,4%. Queremos hacer unas escuelas infantiles abiertas a todo el mundo, que pueda ir cualquier persona sea el nivel de renta que tenga el que sea, donde empecemos a formar a los niños de 0 a 3. Que sean las mejores escuelas que podamos ofrecer porque creemos que es imprescindible para el futuro de Madrid. Es fundamental. Hay que cortar esa maldita incapacidad nuestra de hacer unos procesos de educación correctos.
Nos tendremos que poner a hacer números y empezar a ver cómo se hace ese plan de desarrollo de estas escuelas infantiles, absolutamente inmersas en el proceso educativo y abandonar lo que ha pasado, que se han considerado que eran guarderías y que se ha llegado al absurdo de encargárselas a constructoras que han ofrecido unos precios muy baratos y unos programas educativos en contra de lo que nosotros queremos. Se ha dicho mucho que es porque lo imponía la ley de contratos del Estado, pero no es verdad, todo lo contrario, porque el término de calidad es imprescindible cuando se plantea una contratación pública de ese tipo.
En el caso de que no llegue a ser alcaldesa, ¿seguirá los cuatro años en el Ayuntamiento?
Sí, haré todo lo posible. Cuando tienes una edad importante como la mía, te comprometes en la medida en que la salud te lo permita. Yo ahora estoy muy bien, pero son 71 años. Es verdad que los magistrados hasta los 74 pueden no jubilarse. Yo creo que podré cumplir muy bien, pero si por las circunstancias que sean veo que no tengo capacidad para hacer lo que debo hacer, pues lo plantearé y ya está. Sabes que mi propósito es ser puente, y cuando uno pretende ser puente lo más lejano es la consolidación permanente. Soy puente para que pasen los demás, fundamentalmente.
¿Puente entre qué y qué?
Puente entre un modelo de democracia que se nos ha quedado vieja y alejada de los ciudadanos y que precisa renovación y una manera de hacer política que sintoniza con muchas personas jóvenes entre las cuales hay muchas personas que están en Podemos, por supuesto, pero otras que no lo están y que quieren que cambie el modelo democrático. Quiero ser ese puente. Fundamentalmente para mí es un proceso generacional para los activistas del mañana. Ese movimiento de jóvenes es de activistas, que quiere cambiar las cosas, como era yo cuando tenía 22 años. Me siento identificada con ellos y quiero ser su puente. Es el objetivo fundamental.
¿Estas elecciones municipales se enmarcan en un momento de cambio político en todo el Estado?
Más que cambio político de personas, es un cambio político muy profundo que está empezando, de modelos de sociedad y de modelos económicos. El otro día me gustó mucho un chiste de El Roto, que no hace chistes sino reflexiones, y era una persona con una cara reflexiva que decía: ‘El socialismo no ha funcionado, el capitalismo tampoco, igual ahora lo que se trata es de ser decentes, sin más’.
Yo creo que están queriendo surgir nuevos modelos económicos. La sociedad rechaza el modelo de capitalismo neoliberal que ha llegado a unos grados de crueldad inaceptables. La sociedad no puede ser decente conviviendo con tanta crueldad. ¿Cómo es posible que se mueran mil personas en un barco porque hay partes del mundo en las que es imposible vivir? ¿Cómo eso nos va a dejar indiferentes? Está intentando nacer una nueva manera de producir, que no es el capitalismo, que no es la planificación clásica socialista que se conoce, pero que intenta de alguna forma cuestionar todo esto. Y eso implica un cambio en la política.
Las estructuras de los partidos están muy cuestionadas, el partido apaga las individualidades, obliga a hacer una cesión de la libertad individual de cada uno de los miembros del partido y acaba no siendo el organismo más idóneo para hacer una representación, que cada vez se ve más innecesaria porque las nuevas técnicas permiten a los ciudadanos acceder directamente a la gestión política. Quizá estamos viviendo un momento de una crisis económica muy interesante, junto con una crisis de democracia planteando las nuevas alternativas de democracia más directa.
Usted, que encabeza una candidatura ciudadana de confluencia, ¿Ahora Madrid encarna esa nueva forma de hacer política?
Se funciona con una cierta inseguridad porque lo nuevo nunca es firme. Cuando estás creando algo nuevo estás innovando y estás siempre moviéndote en terrenos muy elásticos. Pero yo creo que es positivo, porque hace que te cuestiones lo que haces. Lo terrible de las rutinas políticas, es que la rutina es cómoda porque actúas con el piloto automático, pero sigues haciendo lo de siempre. Cuando hay esa clara desavenencia entre las posturas tradicionales de la política y lo que la sociedad necesita, viene el rechazo.
A veces se habla de fin de época, de nueva transición… ¿Percibe que se está en un momento parecido al 78, con las salvedades históricas y que no venimos de una dictadura?
No, estamos en un momento más mundial y menos local. Nosotros en aquel momento del 78 estábamos liberándonos de una dictadura y pretendíamos aceptar los modelos de sociedades análogas a la nuestra en nuestro marco geográfico. Queríamos ser europeos, como Europa. Cuando aceptamos ese cambio no nos dimos cuenta de que llevábamos mucha más fuerza para haber sido mejores, más demócratas que Europa. Algunas cosas se pudieron hacer, porque en lo judicial los magistrados franceses, por ejemplo, se asombraban de la independencia que había ganado el poder judicial, comparado con el sistema francés, mucho más dependiente del Ejecutivo.
Ahora la gran diferencia es que coincidimos a escala mundial con un cuestionamiento de la democracia representativa. A mí me interesó mucho una declaración de Ban Ki-moon en el Día de la Democracia. Decía: ‘Hemos llegado el momento de cuestionar que la democracia sea solamente la democracia representativa, tiene que ser una democracia directa, profunda’. Quizá es esto, estamos superando las democracias representativas para ir a otras formas de democracia muchísimo más directa. ¿Cómo? Lo vamos a ir viendo. Está surgiendo ya. Me siento orgullosa de estar en una candidatura que no es un partido, sino una nueva agrupación de ciudadanos, aunque haya ideologías, partidos, pero la argamasa que nos une no son pactos de partidos, sino acuerdos de personas.
Al igual que en el 78 se hablaba de ruptura o reforma, ahora se habla de cambio o recambio, de ruptura o restauración… ¿En qué estamos?
El 15M fue determinante en España, porque empezó a decir cosas que no se decían; se pensaban pero no se decían. El 15M empezó a hablar de democracia directa, de los políticos como una agrupación de privilegiados, empezó a diagnosticar la problemática de la democracia española. A partir de este diagnóstico, están surgiendo alternativas, que son muy inconexas, con poco peso doctrinal y poca implantación social. ¿Cómo se va a ir desarrollando ese movimiento? Yo creo que es imparable y seguramente va a tener mucho que ver lo que pase en España y, también, en Europa y sociedades que desarrollen mucho sus perfiles tecnológicos y permitan muchas posibilidades de participación que ahora son todavía muy difusas.
Usted, que vivió muy de cerca la matanza de Atocha en enero de 1977, ¿ve injustas las críticas que se hacen a la Transición?
Me parece estupendo que la gente joven esté en contra y lo critique. Me parece una prueba de juventud. Yo tengo mi experiencia y mi opinión sobre cómo se produjo. Yo creo que la Transición fue en muchas cosas un fenómeno interesantísimo. Se ha presentado a veces la Transición como si fuera otra cosa que no fue. Siempre me gusta decir que cuando en el año 78 viene el traspaso y tenemos la Constitución, desde hacía 20 años toda la estructura franquista estaba siendo horadada por muchas termitas y nosotros éramos termitas que íbamos haciendo muchas cosas. Porque de lo contrario no se comprende que hubiera ya un ámbito de conquistas democráticas, aunque fueran paralegales, pero estaban ahí. Eso se conoce poco.
Yo me acuerdo que abogados progresistas, por ejemplo, nos reuníamos sistemáticamente todos los sábados en el Colegio de Abogados y allí planteábamos todas las acciones que íbamos a hacer contra la dictadura y nadie nos detenía, aunque de vez en cuando pasaba algún percance. Pero habíamos conseguido lo que entonces se llamaba la paralegalidad: no era legal, pero estaba tolerado, actuábamos con un marco de libertad muy grande.
Y si no, no se comprende que cuando matan a los compañeros, el propio decano del Colegio de Abogados, que era un señor completamente conservador, venga y nos diga: ‘Vuestros compañeros van a salir desde el Colegio de Abogados’. Sabía que éramos comunistas y todo de nosotros. Si no, ¿cómo se comprende eso? La Transición había empezado 20 años antes. Todo ese fenómeno fue muy interesante y es muy importante recordarlo.
Lo que se hizo mal es que se copió la democracia europea sin incorporar todo lo que nosotros habíamos avanzado en democracia, participación, movimientos ciudadanos… Todo eso no solamente se olvidó, sino que se le dio un carpetazo. Yo me acuerdo lo que nos costó en Jueces para la Democracia, por ejemplo, seguir haciendo acciones que estaban muy encaminadas a democratizar la justicia y empezamos a tener problemas de los sectores que estaban en el poder.
Me acuerdo de discusiones con el ministerio de Justicia, con el señor [Fernando] Ledesma, y compañeros de aquella época cuando pedíamos una policía judicial dependiente de los jueces, y nos llamaban locos porque nunca se había hecho en Europa. Y nos quedábamos sorprendidos. Pues si no se ha hecho nunca… Y eso es lo que hicimos mal: aceptar un modelo que estaba por debajo de lo que habíamos conquistado. Bajamos el nivel de nuestras exigencias y se desmontaron los movimientos ciudadanos, las organizaciones sociales y se reforzó a los partidos muchísimo con los modelos más clásicos de toda Europa, que ya estaban cuestionados y nosotros les dimos una patente de corso que no era lógica.
¿Cree que el ejemplo de Ahora Madrid debería trasladarse para una candidatura en las generales?
Yo creo que no, es difícil. Nosotros tenemos un marco muy bueno, acotado, que es la ciudad. Me he dado cuenta de que en discursos y debates de otros candidatos, hacen referencia a programas de cuestiones nacionales y así es muy difícil plantear agrupaciones que tengan unas políticas acabadas a escala nacional. En cierta medida la identificación con los partidos sería excesiva. Creo que esto vale como modelo para entender que pueda haber agrupaciones de ciudadanos que puedan tomar parte de la vida política en aspectos concretos. Por ejemplo, que en su día pensemos que en las elecciones nacionales pudiera haber una plataforma de desempleados que pudiera plantear alternativas para el desempleo. Eso me parecería interesante. Esas personas podrían tener unas referencias lógicas de modelo que podrían ser análogos a lo que ahora llamamos ideología, pero tendrían una sabiduría y una preparación específica para solucionar un problema concreto.
¿Y una candidatura de confluencia, de unidad popular, para las generales?
No la veo. No lo veo claro. Sería de nuevo agrupar partidos. A mí lo que me interesa mucho es lo otro: una plataforma, por ejemplo, que llegue al Parlamento nacional sobre desempleo. En la que se ha analizado exhaustivamente el problema y a lo mejor se enmarca en un modelo alternativo de sociedad que puede confluir con una concepción de un socialismo democrático o un modelo de economía social alternativo al modelo tradicional capitalista. Puede ser. Pero iría encaminada a un problema concreto.
Yo creo que todavía va a pasar mucho tiempo, probablemente yo no lo veré, porque tengo muchos años, pero es posible que la gente joven veáis cosas de estas en los procesos democráticos que se van a ir consolidando de manera alternativa. Porque esa sensación de los partidos que saben de todo, también es muy rara. ¿Por qué un partido ha de saber de todo y más que nadie? Pues no. Y ves la falta de formación que hay en los partidos para muchos aspectos concretos. No se puede saber de todo. Igual es un poco naïf. ¿Tú te acuerdas de quién era Clemente Auger?
Sí, sí, fue presidente de la Audiencia Nacional.
Yo le respetaba muchísimo. Fue el primer presidente del Tribunal Superior de Madrid y fue mi maestro, empecé a hacer las prácticas en su juzgado, un hombre muy inteligente. Y cuando hablábamos de estas cosas, me decía: ‘Manuela, tú eres muy innovadora, y las cosas nuevas nunca son rigurosas’. Y tiene razón. Asumo que soy muy innovadora, y lo nuevo siempre hay que contrastarlo.
Hace años, en los noventa, hubo un partido, Panteras Grises, de pensionistas, que se presentó a las elecciones.
[Risas]. Es curioso. Hay cosas que hay que estudiar. He leído estos días un librín que me encanta, un estudio de Simone Weil que escribió en los 40 contra los partidos políticos [ Nota sobre la supresión general de los partidos políticos, de 1940, cuya primera edición, en francés, es de 1950], y cuando ves una filósofa de ese nivel, una mujer tan comprometida con la izquierda lo bien que detectaba dónde podía haber males que iban a llevar a producir un tipo de militantes con muy poca libertad, con muy poca capacidad de crítica, que pierden en el seno de los partidos el tanto por ciento que ha de tener siempre un ser humano de creatividad, de innovación… Es muy interesante el librín ese.
¿Un partido político nuevo como Podemos también está reproduciendo esos males?
No lo sé. Ojalá no, pero no veo muchas cosas muy novedosas en Podemos. Igual no lo conozco bien, ¿eh?
Usted no está afiliada a Podemos, ¿no?
No… Me gustan mucho los líderes, Pablo Iglesias, Íñigo [Errejón], que lo he conocido ahora, me gusta mucho, me parece un hombre muy inteligente. Con Juan Carlos Monedero coincidí hace poco en la SER e hizo un análisis de los partidos políticos que es que le aplaudí, porque estaba absolutamente de acuerdo con él. Lo que pasa es que luego no veo eso reflejado en la práctica. Aunque no lo conozco, estoy muy de fuera, no quiero echarles problemas, que bastante tienen. Porque me parece que han hecho una labor importantísima, que es hacer utilizable políticamente el 15M. Lo han comercializado [sonrisa], y eso me parece importantísimo.
¿A quién votará en las autonómicas?
Es secreto.
¿José Manuel López, candidato de Podemos a la presidencia de Madrid, es el referente de Ahora Madrid en las autonómicas?
Es un hombre que tiene un programa muy interesante y defiende el programa de Podemos y a mí personalmente me parece una persona extraordinaria.
¿No hay equivalencia?
No, porque Podemos es un partido y Ahora Madrid, no. Es una agrupación de personas, algunas de las cuales pertenecen a partidos, algunas a Podemos, otras están en otros, como Equo, o en el movimiento ciudadano o están en nada.
¿Hará actos con él?
Sí, yo creo que sí. Algún acto haremos. El martes mismo, en la facultad de Derecho estuvimos Lorena [Ruiz-Huerta, número dos de la candidatura de Podemos a la Asamblea de Madrid] y yo, que va de candidata de Justicia, en principio, para la Comunidad de Madrid, y estuvimos allí.
Me refiero a un acto electoral.
Fue un acto electoral, era un acto electoral, jurídico, pero en un marco electoral. A mí también me habría gustado hacer algún acto electoral con alguna otra candidatura. Este martes, que estuvimos en un acto con IU, UPyD, PSOE y Ahora Madrid hablando con mayores yo propuse que nos pusiéramos a trabajar juntos los cuatro. Igual parece que estas iniciativas mías son un poco naíf, pero es que estábamos de acuerdo en muchas cosas. ¿Por qué no vamos a ponernos a trabajar juntos? Hay ese afán en la política que cuestiono de que de alguna manera hay que buscar en los partidos lo que te separa. Y eso es un absurdo, porque te lleva a ver qué ha dicho cada uno que no haya dicho el otro. Y es una especie de cascada de iniciativas que habría que meter en un paquete.
Si vamos a planificar lo de los desahucios, por ejemplo, vamos a hacerlo entre todos. ¿Por qué cada uno tiene decir una cosa, lo más original, lo más distinto, buscando un titular? Eso es perverso.
¿Hará actos con Íñigo Errejón o Pablo Iglesias?
No, no. Puede ser que haya algún acto con José Manuel, pero no hay nada previsto. Ahora Madrid tiene esa independencia, pero me gustaría reunir a todas las candidaturas, me encantaría hacer actos con las candidaturas con las que coincidimos en los proyectos que estamos presentando.
¿A cuáles se refiere?
A las que te he dicho y Ciudadanos, que en algún aspecto podría venir bien.
Ada Colau, la candidata de Barcelona en Comú, viene el día 6.
Pues muy bien, estupendo. Está muy bien, algo haremos bonito, claro que sí.
¿Cree que Ciudadanos tiene que ver con algún tipo de reacción para propiciar un cambio tranquilo?
Ciudadanos ha asumido una parte importante de toda la ideología del 15M, de cuestionar la clase política, la democracia… Lo que ocurre es que es una reflexión incorporada por ciudadanos y ciudadanas que están más situadas dentro de los núcleos más privilegiados de la sociedad y que desconocen un poco la desigualdad. Me parece que están más preocupados por los modelos democráticos genéricos que por los modelos democráticos reales y vinculados a los derechos sociales. La gran diferencia con Ciudadanos es que no oigo el discurso de la democracia en profundidad, la democracia social, de la dignidad de las personas. Es mucho más formal, más relacionado a representar unas clases sociales que conocen poco de los barrios españoles, de la gran desigualdad y de las situaciones de miseria y de dificultad que se están viviendo ahora.
Y también de corrupción. Usted ha hablado de crear un Observatorio de la Corrupción en el Ayuntamiento.
Era una propuesta mía que está en el programa de Ahora Madrid. Se va a hacer un Observatorio de la Corrupción en el Ayuntamiento, y ese observatorio va a intentar recoger todos los hechos que tienen que ver con la corrupción y analizarla. Será importante ver todas las sentencias, todos los procedimientos judiciales que tengan que ver con la corrupción en Madrid. Así mismo, como todas las denuncias, todas las informaciones que nos lleguen, todas las iniciativas individuales… Pero todo eso tiene que estar en un proceso de análisis para determinar por qué surge la corrupción.
Quizá por mi perfil profesional como magistrada me interesa siempre mucho saber por qué pasa lo que pasa, cuando lo que pasa es algo que afecta a la sociedad y que genera una situación de vulnerabilidad y de prácticas que son inaceptables. Me espanta que se hable tanto de medidas y no de análisis. Yo creo que hay que hacer análisis. Hay un tipo de política que genera la corrupción, cuando se convierte fundamentalmente en espectáculo de los gestores para consolidar sus derechos. Para continuar gobernando se hacen actos que son fundamentalmente de propaganda, de exposición, para los cuales la administración no está preparada y se recurre a empresas y ahí se generan situaciones de privatización de lo pública en la que de manera peligrosa se empiezan a yuxtaponer actitudes corruptas de empresas en las propias entidades políticas.
Si estamos todos escandalizados porque el PP, según dice el último auto del juez instructor, tenía una caja B, probablemente es porque las personas que en el PP tomaron la decisión de crear esa caja B la creaban en sus empresas, porque si no a nadie se le ocurre. Es un desprecio de lo público y yuxtaposición de lo privado, y lo privado enfocado a la avaricia, a conseguir ganar más dinero del que uno debe. Porque si tienes que pagar impuestos ese dinero no es tuyo, y si lo burlas es porque estás haciendo una política de avaricia. Si se tiñe la gestión público de eso, hemos perdido todo y las instituciones no valen.
Se habla mucho del político corrupto, pero a veces se olvida del empresario que corrompe.
El que paga, paga por algo. Porque se identifica con la estructura transformada de lo público, porque ve lo público como lo privado, y pensarán: ‘Pobres chicos, estos de lo público, qué poco ganan, yo gano mucho y tienen que ganar como yo’. Cosas que serían muy interesante analizar, cómo en un momento determinado cuando pasó todo lo relativo a los pagos y regalos que hubo en el ministerio del Interior del que hubo responsabilidades en tiempos del PSOE. Lo que se estaba viendo era: ‘Como somos funcionarios públicos que tenemos un nivel de riesgo y estamos mal pagados…’. Siempre se vuelve al modelo privado. El que ofrece y corrompe, está intentando ganarse hacia sí el modelo público porque no lo respeta.
Pero también es interesante analizar el indebido funcionamiento de la administración. Leyendo con detalle la sentencia del caso Fabra, ves cómo es imposible que una autorización de lo que sea tarde más de 4-5 años en darse. Es una estructura proclive a la corrupción, porque si la administración funciona de una manera absolutamente inadecuada siempre surge la posibilidad de buscar atajos. Tan importante como analizar la privatización de lo público, es la ineficacia de lo público, porque son dos grandes causas que alientan la corrupción.
A lo que hay que añadir la percepción de que la justicia es lenta.
La justicia está en un proceso necesario de cambio. La justicia es tan anticuada en la propia concepción de la individualización, el castigo, las formas de concebir el enjuiciamiento… Está extraordinariamente fuera de los moldes dinámicos que la sociedad necesita. El que al final la justicia castigue un acto de corrupción es imprescindible, es necesario para que quede claro que es inadmisible y que las personas que han hecho esos actos tengan un castigo que la sociedad reclama. Eso es casi un sentimiento normal de justicia, pero no evita lo otro, el análisis de por qué surge.
Todos sabemos que aunque haya leyes que sancionan conductas, esas conductas se repiten. Por ejemplo, la erradicación de las drogas ha indicado que, aunque haya habido muchas sentencias y condenas, sigue habiendo drogas ilegales. No solamente los castigos hacen que desaparezcan las conductas inaceptables. Es un axioma que es necesario tenerlo claro. La justicia tiene que funcionar bien, tiene que hacer un proceso por el que los ciudadanos se sientan identificados con las decisiones, pero el análisis de las causas de la corrupción nos ayuda en las resoluciones judiciales, pero nos exige un análisis más en profundidad.
Usted siempre dice que antes de proponer medidas, hay que hacer evaluaciones.
De alguna manera quizá sea un poco escolástica de cabeza. Es como cuando no tomas medicinas antes de ir al médico porque necesitas que te haga un diagnóstico. No sé por qué en lo público nos cuesta tanto hacer diagnósticos, cuando tenemos los medios para hacerlo.
Fuente: http://www.eldiario.es/politica/Quiero-democracia-quieren-modelo-democratico_0_380063007.html
domingo, 17 de mayo de 2015
¿Saben aquel que Zizek...? Slavoj Zizek, estrella pop del pensamiento, suele echar mano de los chistes para explicar asuntos más opacos
La lógica de la tríada hegeliana se puede transmitir perfectamente mediante las tres versiones de la relación entre el sexo y las migrañas. Comencemos con la escena clásica: un hombre quiere tener relaciones con su mujer, y ella le contesta: “Lo siento, cariño, pero tengo una terrible migraña, ¡ahora no puedo hacerlo!”. Esta posición de arranque es negada/invertida con el apogeo de la liberación feminista: ahora es la esposa la que exige sexo, y el pobre hombre, cansado, el que contesta: “Lo siento, querida, tengo una terrible migraña...”. En el momento concluyente de la negación de la negación que de nuevo invierte toda la lógica, transformando esta vez el argumento en contra en un argumento a favor, la mujer afirma: “Cariño, tengo una terrible migraña, ¡así que vamos a hacerlo para que se me pase!”. Y uno incluso puede imaginarse un momento bastante depresivo de negatividad radical entre la segunda y la tercera versión: tanto el marido como la mujer sufren migraña, y acuerdan simplemente tomarse una taza de té.
***
Así pues, el “populismo” es por definición un fenómeno negativo, un fenómeno arraigado en un rechazo, incluso en una admisión implícita de impotencia. Todos conocemos el viejo chiste acerca de un tipo que ha perdido la llave y la busca debajo de una farola; cuando le preguntan dónde la ha perdido, admite que ha sido en un rincón sin luz. ¿Por qué la busca debajo de la farola, entonces? Porque la visibilidad es mucho mejor. En el populismo siempre hay algo parecido a este truco. Busca las causas de los problemas en los judíos, pues estos son más visibles que los procesos sociales complejos.
***
En cuanto introducimos la paradójica dialéctica de la identidad y la similitud cuyo mejor ejemplo son los chistes de los hermanos Marx (“No es extraño que se parezca a X, ¡es que es usted X!”. “Este hombre puede parecer un idiota y actuar como un idiota, pero no se engañe, ¡realmente es un idiota!”) se hace evidente lo rara que resulta la clonación. Supongamos que muere un hijo único muy querido por sus padres, y que estos deciden clonarlo para recuperarlo: ¿no está más que claro que el resultado es monstruoso? El nuevo niño posee todas las propiedades del fallecido, pero esa mismísima similitud hace que la diferencia sea más palpable. Aunque parezca exactamente el mismo, no se trata de la misma persona, por lo que es un chiste cruel, un impostor espeluznante; no es el hijo perdido, sino una copia blasfema cuya presencia no puede dejar de recordarnos ese chiste de los hermanos Marx en Una noche en la ópera: “Todo me recuerda a ti: tus ojos, tu cuello, tus labios... Todo excepto tú”.
***
En los primeros tiempos de su gobierno, a Tony Blair le gustaba parafrasear el famoso chiste de La vida de Brian de los Monty Python (“Muy bien, pero, aparte del alcantarillado, la medicina, la educación, el vino, el orden público, la irrigación, las carreteras, el sistema de agua potable y la sanidad pública, ¿qué han hecho los romanos por nosotros?”) a fin de desarmar a sus críticos con ironía: “Ellos han traicionado el socialismo. Cierto, han traído más seguridad social, han mejorado mucho la asistencia sanitaria y la educación... pero, a pesar de todo eso, han traicionado el socialismo”.
***
En un viejo chiste de la difunta República Democrática Alemana, un obrero alemán consigue un trabajo en Siberia; sabiendo que todo su correo será leído por los censores, les dice a sus amigos: “Acordemos un código en clave: si os llega una carta mía escrita en tinta azul normal, lo que cuenta es cierto; si está escrita en rojo, es falso”. Al cabo de un mes, a sus amigos les llega la primera carta, escrita con tinta azul: “Aquí todo es maravilloso: las tiendas están llenas, la comida es abundante, los apartamentos son grandes y con buena calefacción, en los cines pasan películas de Occidente y hay muchas chicas guapas dispuestas a tener un romance. Lo único que no se puede conseguir es tinta roja”.
¿Y no es esta nuestra situación hasta ahora? Contamos con todas las libertades que queremos; lo único que nos falta es la “tinta roja”: nos “sentimos libres” porque carecemos del lenguaje para expresar nuestra falta de libertad. Lo que esta carencia de tinta roja significa es que, hoy en día, todas las principales expresiones que utilizamos para designar el presente conflicto —“guerra contra el terror”, “democracia y libertad”, “derechos humanos”— son falsas, enturbian nuestra percepción de las cosas en lugar de permitirnos pensar en ellas. La tarea que se nos plantea hoy en día es darles a los manifestantes tinta roja.
Los chistes acerca del presidente croata, Franjo Tudjman, en general muestran una estructura de cierto interés para la teoría lacaniana. Por ejemplo: ¿por qué es imposible jugar al escondite con Tudjman? Porque si se escondiera, nadie se molestaría en buscarlo... He aquí una interesante cuestión libidinal que nos indica que esconderse sólo tiene sentido si alguien pretende encontrarte. El ejemplo supremo nos lo ofrecen Tudjman y su gran familia en un avión que vuela sobre Croacia. Consciente de los rumores de que muchos croatas llevan una vida desdichada y miserable, mientras él y sus compinches amasan una gran riqueza, Tudjman dice: “¿Y si lanzara un cheque por un millón de dólares por la ventanilla? Entonces al menos un croata, el que lo cogiera, sería feliz, ¿no?”. Su aduladora esposa dice: “Pero Franjo, querido, ¿por qué no arrojas dos cheques de medio millón cada uno, y así tendrás a dos croatas felices?”. Su hija añade: “¿Y por qué no cuatro cheques de un cuarto de millón cada uno, y harás felices a cuatro croatas?”. Y así sucesivamente hasta que, al final, su nieto —el proverbial niño inocente que sin darse cuenta suelta la verdad— dice: “Pero, abuelo, ¿por qué simplemente no te tiras tú por la ventanilla, y así todos los croatas serán felices?”.
***
En los buenos tiempos del socialismo real, a todos los escolares se les repetía una y otra vez que Lenin leía vorazmente, así como su consejo para los jóvenes: “¡Aprended, aprended, aprended!”. Un chiste clásico de la época del socialismo produce un interesante efecto subversivo utilizando este lema en un contexto inesperado. A Marx, Engels y Lenin se les pregunta qué prefieren, si una esposa o una amante. Marx, cuya actitud en cuestiones íntimas se sabe que era bastante conservadora, contesta: “Una esposa”. Engels, que era un hombre que sabía disfrutar de la vida, por supuesto contesta: “Una amante”. Pero la sorpresa llega con Lenin, que contesta: “Las dos cosas, una esposa y una amante”. ¿Acaso, sin que nadie lo supiera, era muy amante de los placeres sexuales? No, puesto que explica con rapidez: “Así le puedes decir a tu amante que estás con tu mujer, y a tu mujer que estás con tu amante”. “¿Y qué haces en realidad?”. “Me voy a un lugar solitario y aprendo, aprendo, aprendo”.
***
En una de sus cartas, Freud se refiere al chiste del recién casado que, cuando sus amigos le preguntan qué aspecto tiene su mujer, si es guapa, contesta: “A mí personalmente no me lo parece, pero es cuestión de gustos”.
***
El efecto de lo real aparece en el chiste en el que un paciente se queja a su psicoanalista de que hay un enorme cocodrilo bajo su cama. El psicoanalista le explica que se trata de una alucinación paranoica, y con el tiempo lo acaba curando, con lo que el paciente deja de ver el cocodrilo. Unos meses después, el psicoanalista se encuentra por la calle con un amigo del paciente que veía el cocodrilo y le pregunta si sabe cómo le va, a lo que el amigo contesta: “¿A cuál se refiere? ¿Al que murió porque se lo comió un cocodrilo que estaba escondido debajo de su cama?”.
http://cultura.elpais.com/cultura/2015/02/27/actualidad/1425057639_993562.html
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Así pues, el “populismo” es por definición un fenómeno negativo, un fenómeno arraigado en un rechazo, incluso en una admisión implícita de impotencia. Todos conocemos el viejo chiste acerca de un tipo que ha perdido la llave y la busca debajo de una farola; cuando le preguntan dónde la ha perdido, admite que ha sido en un rincón sin luz. ¿Por qué la busca debajo de la farola, entonces? Porque la visibilidad es mucho mejor. En el populismo siempre hay algo parecido a este truco. Busca las causas de los problemas en los judíos, pues estos son más visibles que los procesos sociales complejos.
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En cuanto introducimos la paradójica dialéctica de la identidad y la similitud cuyo mejor ejemplo son los chistes de los hermanos Marx (“No es extraño que se parezca a X, ¡es que es usted X!”. “Este hombre puede parecer un idiota y actuar como un idiota, pero no se engañe, ¡realmente es un idiota!”) se hace evidente lo rara que resulta la clonación. Supongamos que muere un hijo único muy querido por sus padres, y que estos deciden clonarlo para recuperarlo: ¿no está más que claro que el resultado es monstruoso? El nuevo niño posee todas las propiedades del fallecido, pero esa mismísima similitud hace que la diferencia sea más palpable. Aunque parezca exactamente el mismo, no se trata de la misma persona, por lo que es un chiste cruel, un impostor espeluznante; no es el hijo perdido, sino una copia blasfema cuya presencia no puede dejar de recordarnos ese chiste de los hermanos Marx en Una noche en la ópera: “Todo me recuerda a ti: tus ojos, tu cuello, tus labios... Todo excepto tú”.
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En los primeros tiempos de su gobierno, a Tony Blair le gustaba parafrasear el famoso chiste de La vida de Brian de los Monty Python (“Muy bien, pero, aparte del alcantarillado, la medicina, la educación, el vino, el orden público, la irrigación, las carreteras, el sistema de agua potable y la sanidad pública, ¿qué han hecho los romanos por nosotros?”) a fin de desarmar a sus críticos con ironía: “Ellos han traicionado el socialismo. Cierto, han traído más seguridad social, han mejorado mucho la asistencia sanitaria y la educación... pero, a pesar de todo eso, han traicionado el socialismo”.
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En un viejo chiste de la difunta República Democrática Alemana, un obrero alemán consigue un trabajo en Siberia; sabiendo que todo su correo será leído por los censores, les dice a sus amigos: “Acordemos un código en clave: si os llega una carta mía escrita en tinta azul normal, lo que cuenta es cierto; si está escrita en rojo, es falso”. Al cabo de un mes, a sus amigos les llega la primera carta, escrita con tinta azul: “Aquí todo es maravilloso: las tiendas están llenas, la comida es abundante, los apartamentos son grandes y con buena calefacción, en los cines pasan películas de Occidente y hay muchas chicas guapas dispuestas a tener un romance. Lo único que no se puede conseguir es tinta roja”.
¿Y no es esta nuestra situación hasta ahora? Contamos con todas las libertades que queremos; lo único que nos falta es la “tinta roja”: nos “sentimos libres” porque carecemos del lenguaje para expresar nuestra falta de libertad. Lo que esta carencia de tinta roja significa es que, hoy en día, todas las principales expresiones que utilizamos para designar el presente conflicto —“guerra contra el terror”, “democracia y libertad”, “derechos humanos”— son falsas, enturbian nuestra percepción de las cosas en lugar de permitirnos pensar en ellas. La tarea que se nos plantea hoy en día es darles a los manifestantes tinta roja.
Los chistes acerca del presidente croata, Franjo Tudjman, en general muestran una estructura de cierto interés para la teoría lacaniana. Por ejemplo: ¿por qué es imposible jugar al escondite con Tudjman? Porque si se escondiera, nadie se molestaría en buscarlo... He aquí una interesante cuestión libidinal que nos indica que esconderse sólo tiene sentido si alguien pretende encontrarte. El ejemplo supremo nos lo ofrecen Tudjman y su gran familia en un avión que vuela sobre Croacia. Consciente de los rumores de que muchos croatas llevan una vida desdichada y miserable, mientras él y sus compinches amasan una gran riqueza, Tudjman dice: “¿Y si lanzara un cheque por un millón de dólares por la ventanilla? Entonces al menos un croata, el que lo cogiera, sería feliz, ¿no?”. Su aduladora esposa dice: “Pero Franjo, querido, ¿por qué no arrojas dos cheques de medio millón cada uno, y así tendrás a dos croatas felices?”. Su hija añade: “¿Y por qué no cuatro cheques de un cuarto de millón cada uno, y harás felices a cuatro croatas?”. Y así sucesivamente hasta que, al final, su nieto —el proverbial niño inocente que sin darse cuenta suelta la verdad— dice: “Pero, abuelo, ¿por qué simplemente no te tiras tú por la ventanilla, y así todos los croatas serán felices?”.
***
En los buenos tiempos del socialismo real, a todos los escolares se les repetía una y otra vez que Lenin leía vorazmente, así como su consejo para los jóvenes: “¡Aprended, aprended, aprended!”. Un chiste clásico de la época del socialismo produce un interesante efecto subversivo utilizando este lema en un contexto inesperado. A Marx, Engels y Lenin se les pregunta qué prefieren, si una esposa o una amante. Marx, cuya actitud en cuestiones íntimas se sabe que era bastante conservadora, contesta: “Una esposa”. Engels, que era un hombre que sabía disfrutar de la vida, por supuesto contesta: “Una amante”. Pero la sorpresa llega con Lenin, que contesta: “Las dos cosas, una esposa y una amante”. ¿Acaso, sin que nadie lo supiera, era muy amante de los placeres sexuales? No, puesto que explica con rapidez: “Así le puedes decir a tu amante que estás con tu mujer, y a tu mujer que estás con tu amante”. “¿Y qué haces en realidad?”. “Me voy a un lugar solitario y aprendo, aprendo, aprendo”.
***
En una de sus cartas, Freud se refiere al chiste del recién casado que, cuando sus amigos le preguntan qué aspecto tiene su mujer, si es guapa, contesta: “A mí personalmente no me lo parece, pero es cuestión de gustos”.
***
El efecto de lo real aparece en el chiste en el que un paciente se queja a su psicoanalista de que hay un enorme cocodrilo bajo su cama. El psicoanalista le explica que se trata de una alucinación paranoica, y con el tiempo lo acaba curando, con lo que el paciente deja de ver el cocodrilo. Unos meses después, el psicoanalista se encuentra por la calle con un amigo del paciente que veía el cocodrilo y le pregunta si sabe cómo le va, a lo que el amigo contesta: “¿A cuál se refiere? ¿Al que murió porque se lo comió un cocodrilo que estaba escondido debajo de su cama?”.
http://cultura.elpais.com/cultura/2015/02/27/actualidad/1425057639_993562.html
sábado, 16 de mayo de 2015
Las cifras de la deuda 2015. Los países en desarrollo destinan más dinero a sus acreedores que lo que reciben en préstamos
La nueva publicación del Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo (CADTM), Las cifras de la deuda 2015, ahora disponible en español, francés e inglés, constituye un documento de especial relevancia para cualquier persona que quiere investigar o simplemente tener a su alcance herramientas para combatir las desigualdades, consecuencias de un sistema capitalista devastador basado en el endeudamiento.
Tal y como establece el manifiesto político de la red internacional del CADTM, «tanto en el Norte como en el Sur del planeta, la deuda constituye un mecanismo de transferencia de riquezas creadas por los trabajadores y trabajadoras y los pequeños productores y productoras a favor de los capitalistas. El endeudamiento es utilizado por los prestamistas como un instrumento de dominación política y económica». [1] Ahí se pueden observar desigualdades enormes recordando el famoso lema “somos el 99%” del movimiento Occupy Wall Street, de la ’clase pueblo’ en contra de la clase capitalista, el poderoso 1% restante. Así, la publicación recopila muchísimos datos como el que nos dice que “En 2013, el 0,7 % de la población mundial acaparaba el 41 % de la riqueza mundial mientras que el 68,7 % de la población tenía une riqueza conjunta de apenas el 3 % del total mundial.” [2]
En la misma línea, aprendemos que “en el continente africano, el 0,01% de la población se reserva el 60% del PIB africano”. ¡Una desigualdad tan explosiva solo puede provenir de una explotación brutal! Como mencionan los autores, los planes de ajuste estructural y otros planes de austeridad ligados a préstamos, “constituyen una máquina de guerra que tiene por objetivo destruir todos los mecanismos de solidaridad colectiva y someter todas las esferas de la vida humana a la lógica mercantil. Estos mecanismos de endeudamiento obedecen a intereses imperialistas y son utilizados para someter y vigilar a los gobiernos y sus pueblos.
Como en las ediciones anteriores [3], el CADTM persigue el doble objetivo de proponer, por una parte, un análisis crítico y riguroso y, por otra, una denuncia de los fines y resultados nefastos del “sistema deuda” en todos los países. La lectura del documento, enriquecido con numerosas tablas y gráficos, nos lleva a entender cómo los ricos acreedores acaparan las riquezas producidas en detrimento de la mayoría de la población, nos permite desmontar el discurso dominante y luchar para acabar con el lastre de la deuda. Pues, contrariamente al discurso mediático y las afirmaciones de los dirigentes europeos, el actual incremento de la deuda pública en Europa fue posterior al sobreendeudamiento privado: Ha sido primero una crisis de la deuda privada que luego se transformó en crisis de deuda pública vía la socialización de pérdidas.
Las cifras de la deuda 2015 describe una breve historia de la crisis de la deuda (aumento de la deuda pública desde finales de los años 1960 hasta la crisis de la deuda y cesación de pagos en 1982) y los dos factores principales que llevaron a los pueblos de los PED a la trampa de la deuda: aumento de intereses y bajada de precios de materias primas. Dos tendencias que todo indica que podrían volver a repetirse. Se subraya también el rol y nefasto impacto que tienen los organismos financieros multilaterales (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial o el Club de París) y los grandes grupos financieros internacionales sobre el desarrollo de los países, comprometiendo la soberanía y la democracia. La regla ’un dólar, un voto’, que persiste tanto en el FMI como en el Banco mundial desde su creación, pone en evidencia la supremacía de la potencia de los EEUU en aquellas instituciones, otorgándole el mayor derecho de voto al país norteamericano, lo que impide cualquier cambio que contravenga a sus intereses. También, en otra sección, se apunta al fracaso de la iniciativa de PPME (Países Pobres Muy Endeudados) lanzada en 1996 por el Banco Mundial y el FMI que concierne a tan sólo un 11% de la población total de los Países en Desarrollo (PED) y que no consiguió aliviar los desembolsos de estos países hacia sus acreedores.
El informe también aborda diversos aspectos estructurales o coyunturales. Temas cruciales como la salida al escenario mundial de China como país acreedor, las crisis alimentaria y climática, los fondos buitre, el carácter regresivo de la fiscalidad y, como consecuencia, la falta de recaudación tributaria de los ingresos y rentas altas, las desigualdades salariales de género y otros factores que no hacen más que desembocar en una mala repartición de la riqueza, profundizando las desigualdades generadoras de endeudamiento, la extrema pobreza y el hambre para millones de personas.
Si nos centramos en los recursos destinados al reembolso de la deuda, observamos una hemorragia sangrante de capitales hacia los acreedores. A menudo, una parte importante de este reembolso cabe bajo la definición de deuda odiosa y, según el derecho internacional, no debería ser reembolsada por haber sido contraída en ausencia de consentimiento de la población, en ausencia de beneficio para ella y en conocimiento por parte de los acreedores. A pesar de que muchos países siguen reembolsando esas deudas odiosas (y piden nuevos préstamos para eso, o sea se endeudan para reembolsar antiguas deudas), la foto a nivel global nos enseña una barbaridad poco difundida en manuales escolares o en medios que se autoproclaman “de información”: Los denominados países en desarrollo (PED) destinan más dinero a sus acreedores ubicados en “países desarrollados” - o mejor dicho industrializados - que lo que reciben en préstamos o donaciones, y no la inversa como en principio cabría esperar. En concreto, entre 1985 y 2012, las Administraciones Públicas de los PED transfirieron a los países industrializados del norte, el equivalente a 2,5 veces el Plan Marshall para la reconstrucción de Europa después de la segunda guerra mundial. Se trata de una transferencia neta de recursos negativa, ya que el deudor ha transferido una cantidad de dinero mayor a sus acreedores que la recibida como nuevos créditos. Este concepto es clave a la hora de contestar ¿Quién debe a quién?
Así, durante el periodo 1985 – 2000, las administraciones públicas de los países de África del norte, de África subsahariana y de Oriente Medio reembolsaron 61.000 millones de dólares más de lo que habían recibido durante ese mismo periodo. Los montos totales de la deuda externa de estos países en su conjunto se multiplicaron por 73 entre 1970 y 2012 mientras pagaron 145 veces la cantidad inicial que se debía en 1970. Se trata de una hemorragia sangrante. El CADTM nos advierte que esas transferencias deberían resultar aún más negativas si tomamos en cuenta en el análisis lo que podríamos añadir como la fuga de capitales, el coste de la fuga de cerebros, un cálculo del saqueo de los recursos naturales, etc.
Por otra parte, aberraciones reveladas en este precioso documento, como el hecho de que, para el año 2012, los PED reembolsaron a los acreedores 182.000 millones de dólares, mucho más que los 133.000 millones de dólares que “recibieron” como Ayuda oficial al desarrollo (AOD), permite relativizar el discurso paternalista occidental. Así, por ejemplo, la ayuda para el desarrollo para Oriente Medio en 2012 fue a parar casi en su totalidad al pago del servicio de la deuda externa. En 2012, la repatriación de los beneficios de las empresas en África, el continente más empobrecido del planeta, representó el 5% de su PIB contra el 1% de la Ayuda pública al desarrollo. Además, cabe distinguir entre ayuda real y ayuda fantasma, sabiendo que una gran parte de dicha “ayuda” esta compuesta de alivio de deuda y, como simple ejercicio contable, nunca llega a los países empobrecidos, supuestos destinatarios.
Al respecto de los países de Europa, se menciona a los bancos rescatados con ayudas públicas, sus beneficios privados y el enorme aumento de sus activos que pone en riesgo la estabilidad de las economías europeas. En España vemos cómo la parte del gasto público dedicado al pago de los intereses de la deuda casi se duplicó, pasando de 3,9% en 2008 al 6,4% en 2012, mientras el presupuesto afectado a educación y sanidad disminuyó (entre 2009 y 2011) un 13% y un 11% respectivamente. En Grecia, para “honrar” el pago de la deuda, la masa salarial del sector público pasó de 24.500 millones de euros a 15.800 millones entre 2009 y 2013 con cerca de 277.000 empleos menos. La prohibición a los bancos centrales de actuar como prestamistas ante los Estados (artículo 21.1 del estatuto del BCE) no hace más que encarecer la financiación por parte de dichos Estados. Así lo menciona el estudio citando a Olivier Bonfond: “...si Bélgica hubiera podido tener prestamos al 1% del Banco Central, la deuda pública habría pasado del 135% del PIB en 1992 al 34% del PIB en 2012 (…) Bélgica habría ahorrado 248.000 millones de euros entre 1992 y 2012.”
En fin, la moratoria, la auditoría ciudadana de la deuda y la anulación de la parte definida como ilegítima son expuestas como respuestas posibles y necesarias a la crisis que padecemos. La auditoría ciudadana debe poner en evidencia las sumas dedicadas al pago de una deuda en muchos casos odiosa, ilegal, insostenible o ilegítima, en detrimento de los derechos y necesidades fundamentales de la población. Se pone el ejemplo del informe del Colectivo para una auditoría ciudadana de la deuda pública francesa (CAC) que llegó a la conclusión de que el 59% de la deuda francesa resulta ilegítima por provenir principalmente de regalos fiscales y de unos tipos de interés excesivos.
Estos procesos de auditorías pueden ayudar a los países endeudados a tomar una decisión unilateral y soberana, dado que tienen poco control sobre su deuda, ya que a menudo, ésta se expresa en otras monedas o está sujeta a la legislación de otros países (cuyas jurisdicciones son, con frecuencia, más favorables a los acreedores). El CADTM lo reivindica como una respuesta necesaria a la hora de retomar la soberanía perdida, permitiría a los pueblos decidir sobre la utilización de sus recursos provenientes de su trabajo y reconquistar un poder popular en el sentido verdaderamente democrático.
Pero el CADTM no quiere pararse aquí y plantea la lucha contra el “sistema deuda” en el marco de una resistencia por un mundo liberado de todas formas de opresión y explotación. “Atacar a los fundamentos del poder de las finanzas significa el desmantelamiento de esos mecanismos y, por lo tanto, la anulación de la deuda pública”, interpela François Chesnais (Tobin or not Tobin, L’Esprit Frappeur, Paris, 1998) en una cita, pues aquí, la lectura de este documento constituye un avance de comprensión y conciencia del problema que padecen los pueblos, siendo un primer paso hacia la acción.
Jérôme Duval
Se puede descargar o leer el documento integro aquí: http://cadtm.org/Las-Cifras-de-la-Deuda-2015
Fuente original: http://www.elsalmoncontracorriente.es/?Las-Cifras-de-la-deuda-2015
Tal y como establece el manifiesto político de la red internacional del CADTM, «tanto en el Norte como en el Sur del planeta, la deuda constituye un mecanismo de transferencia de riquezas creadas por los trabajadores y trabajadoras y los pequeños productores y productoras a favor de los capitalistas. El endeudamiento es utilizado por los prestamistas como un instrumento de dominación política y económica». [1] Ahí se pueden observar desigualdades enormes recordando el famoso lema “somos el 99%” del movimiento Occupy Wall Street, de la ’clase pueblo’ en contra de la clase capitalista, el poderoso 1% restante. Así, la publicación recopila muchísimos datos como el que nos dice que “En 2013, el 0,7 % de la población mundial acaparaba el 41 % de la riqueza mundial mientras que el 68,7 % de la población tenía une riqueza conjunta de apenas el 3 % del total mundial.” [2]
En la misma línea, aprendemos que “en el continente africano, el 0,01% de la población se reserva el 60% del PIB africano”. ¡Una desigualdad tan explosiva solo puede provenir de una explotación brutal! Como mencionan los autores, los planes de ajuste estructural y otros planes de austeridad ligados a préstamos, “constituyen una máquina de guerra que tiene por objetivo destruir todos los mecanismos de solidaridad colectiva y someter todas las esferas de la vida humana a la lógica mercantil. Estos mecanismos de endeudamiento obedecen a intereses imperialistas y son utilizados para someter y vigilar a los gobiernos y sus pueblos.
Como en las ediciones anteriores [3], el CADTM persigue el doble objetivo de proponer, por una parte, un análisis crítico y riguroso y, por otra, una denuncia de los fines y resultados nefastos del “sistema deuda” en todos los países. La lectura del documento, enriquecido con numerosas tablas y gráficos, nos lleva a entender cómo los ricos acreedores acaparan las riquezas producidas en detrimento de la mayoría de la población, nos permite desmontar el discurso dominante y luchar para acabar con el lastre de la deuda. Pues, contrariamente al discurso mediático y las afirmaciones de los dirigentes europeos, el actual incremento de la deuda pública en Europa fue posterior al sobreendeudamiento privado: Ha sido primero una crisis de la deuda privada que luego se transformó en crisis de deuda pública vía la socialización de pérdidas.
Las cifras de la deuda 2015 describe una breve historia de la crisis de la deuda (aumento de la deuda pública desde finales de los años 1960 hasta la crisis de la deuda y cesación de pagos en 1982) y los dos factores principales que llevaron a los pueblos de los PED a la trampa de la deuda: aumento de intereses y bajada de precios de materias primas. Dos tendencias que todo indica que podrían volver a repetirse. Se subraya también el rol y nefasto impacto que tienen los organismos financieros multilaterales (Fondo Monetario Internacional, Banco Mundial o el Club de París) y los grandes grupos financieros internacionales sobre el desarrollo de los países, comprometiendo la soberanía y la democracia. La regla ’un dólar, un voto’, que persiste tanto en el FMI como en el Banco mundial desde su creación, pone en evidencia la supremacía de la potencia de los EEUU en aquellas instituciones, otorgándole el mayor derecho de voto al país norteamericano, lo que impide cualquier cambio que contravenga a sus intereses. También, en otra sección, se apunta al fracaso de la iniciativa de PPME (Países Pobres Muy Endeudados) lanzada en 1996 por el Banco Mundial y el FMI que concierne a tan sólo un 11% de la población total de los Países en Desarrollo (PED) y que no consiguió aliviar los desembolsos de estos países hacia sus acreedores.
El informe también aborda diversos aspectos estructurales o coyunturales. Temas cruciales como la salida al escenario mundial de China como país acreedor, las crisis alimentaria y climática, los fondos buitre, el carácter regresivo de la fiscalidad y, como consecuencia, la falta de recaudación tributaria de los ingresos y rentas altas, las desigualdades salariales de género y otros factores que no hacen más que desembocar en una mala repartición de la riqueza, profundizando las desigualdades generadoras de endeudamiento, la extrema pobreza y el hambre para millones de personas.
Si nos centramos en los recursos destinados al reembolso de la deuda, observamos una hemorragia sangrante de capitales hacia los acreedores. A menudo, una parte importante de este reembolso cabe bajo la definición de deuda odiosa y, según el derecho internacional, no debería ser reembolsada por haber sido contraída en ausencia de consentimiento de la población, en ausencia de beneficio para ella y en conocimiento por parte de los acreedores. A pesar de que muchos países siguen reembolsando esas deudas odiosas (y piden nuevos préstamos para eso, o sea se endeudan para reembolsar antiguas deudas), la foto a nivel global nos enseña una barbaridad poco difundida en manuales escolares o en medios que se autoproclaman “de información”: Los denominados países en desarrollo (PED) destinan más dinero a sus acreedores ubicados en “países desarrollados” - o mejor dicho industrializados - que lo que reciben en préstamos o donaciones, y no la inversa como en principio cabría esperar. En concreto, entre 1985 y 2012, las Administraciones Públicas de los PED transfirieron a los países industrializados del norte, el equivalente a 2,5 veces el Plan Marshall para la reconstrucción de Europa después de la segunda guerra mundial. Se trata de una transferencia neta de recursos negativa, ya que el deudor ha transferido una cantidad de dinero mayor a sus acreedores que la recibida como nuevos créditos. Este concepto es clave a la hora de contestar ¿Quién debe a quién?
Así, durante el periodo 1985 – 2000, las administraciones públicas de los países de África del norte, de África subsahariana y de Oriente Medio reembolsaron 61.000 millones de dólares más de lo que habían recibido durante ese mismo periodo. Los montos totales de la deuda externa de estos países en su conjunto se multiplicaron por 73 entre 1970 y 2012 mientras pagaron 145 veces la cantidad inicial que se debía en 1970. Se trata de una hemorragia sangrante. El CADTM nos advierte que esas transferencias deberían resultar aún más negativas si tomamos en cuenta en el análisis lo que podríamos añadir como la fuga de capitales, el coste de la fuga de cerebros, un cálculo del saqueo de los recursos naturales, etc.
Por otra parte, aberraciones reveladas en este precioso documento, como el hecho de que, para el año 2012, los PED reembolsaron a los acreedores 182.000 millones de dólares, mucho más que los 133.000 millones de dólares que “recibieron” como Ayuda oficial al desarrollo (AOD), permite relativizar el discurso paternalista occidental. Así, por ejemplo, la ayuda para el desarrollo para Oriente Medio en 2012 fue a parar casi en su totalidad al pago del servicio de la deuda externa. En 2012, la repatriación de los beneficios de las empresas en África, el continente más empobrecido del planeta, representó el 5% de su PIB contra el 1% de la Ayuda pública al desarrollo. Además, cabe distinguir entre ayuda real y ayuda fantasma, sabiendo que una gran parte de dicha “ayuda” esta compuesta de alivio de deuda y, como simple ejercicio contable, nunca llega a los países empobrecidos, supuestos destinatarios.
Al respecto de los países de Europa, se menciona a los bancos rescatados con ayudas públicas, sus beneficios privados y el enorme aumento de sus activos que pone en riesgo la estabilidad de las economías europeas. En España vemos cómo la parte del gasto público dedicado al pago de los intereses de la deuda casi se duplicó, pasando de 3,9% en 2008 al 6,4% en 2012, mientras el presupuesto afectado a educación y sanidad disminuyó (entre 2009 y 2011) un 13% y un 11% respectivamente. En Grecia, para “honrar” el pago de la deuda, la masa salarial del sector público pasó de 24.500 millones de euros a 15.800 millones entre 2009 y 2013 con cerca de 277.000 empleos menos. La prohibición a los bancos centrales de actuar como prestamistas ante los Estados (artículo 21.1 del estatuto del BCE) no hace más que encarecer la financiación por parte de dichos Estados. Así lo menciona el estudio citando a Olivier Bonfond: “...si Bélgica hubiera podido tener prestamos al 1% del Banco Central, la deuda pública habría pasado del 135% del PIB en 1992 al 34% del PIB en 2012 (…) Bélgica habría ahorrado 248.000 millones de euros entre 1992 y 2012.”
En fin, la moratoria, la auditoría ciudadana de la deuda y la anulación de la parte definida como ilegítima son expuestas como respuestas posibles y necesarias a la crisis que padecemos. La auditoría ciudadana debe poner en evidencia las sumas dedicadas al pago de una deuda en muchos casos odiosa, ilegal, insostenible o ilegítima, en detrimento de los derechos y necesidades fundamentales de la población. Se pone el ejemplo del informe del Colectivo para una auditoría ciudadana de la deuda pública francesa (CAC) que llegó a la conclusión de que el 59% de la deuda francesa resulta ilegítima por provenir principalmente de regalos fiscales y de unos tipos de interés excesivos.
Estos procesos de auditorías pueden ayudar a los países endeudados a tomar una decisión unilateral y soberana, dado que tienen poco control sobre su deuda, ya que a menudo, ésta se expresa en otras monedas o está sujeta a la legislación de otros países (cuyas jurisdicciones son, con frecuencia, más favorables a los acreedores). El CADTM lo reivindica como una respuesta necesaria a la hora de retomar la soberanía perdida, permitiría a los pueblos decidir sobre la utilización de sus recursos provenientes de su trabajo y reconquistar un poder popular en el sentido verdaderamente democrático.
Pero el CADTM no quiere pararse aquí y plantea la lucha contra el “sistema deuda” en el marco de una resistencia por un mundo liberado de todas formas de opresión y explotación. “Atacar a los fundamentos del poder de las finanzas significa el desmantelamiento de esos mecanismos y, por lo tanto, la anulación de la deuda pública”, interpela François Chesnais (Tobin or not Tobin, L’Esprit Frappeur, Paris, 1998) en una cita, pues aquí, la lectura de este documento constituye un avance de comprensión y conciencia del problema que padecen los pueblos, siendo un primer paso hacia la acción.
Jérôme Duval
Se puede descargar o leer el documento integro aquí: http://cadtm.org/Las-Cifras-de-la-Deuda-2015
Fuente original: http://www.elsalmoncontracorriente.es/?Las-Cifras-de-la-deuda-2015
viernes, 15 de mayo de 2015
El primer paso para una escuela democrática: fuera las empresas de la educación
La privatización de los servicios sociales públicos como la sanidad y la educación se está ejecutando de una forma que colma los sueños más queridos de cualquier capitalista: financiación pública, clientela asegurada y beneficios privados.
Y el negocio privado sólo es posible seleccionando a la persona usuaria, introduciendo pagos complementarios (que también es una medida de selección económica), incrementando la explotación de los trabajadores y disminuyendo la calidad del servicio.
Así como en la sanidad la gestión por parte de empresas privadas de hospitales ha generado una cierta movilización, en la educación, ni los grandes sindicatos, ni los partidos políticos (ni los de la “casta”, ni los nuevos) se atreven a llamar las cosas por su nombre: los conciertos educativos constituyen la principal forma de privatización de la enseñanza. Ninguna voz de entre ellos exige una sola red pública de calidad y la declaración de los conciertos como especie en extinción. En definitiva, que no se financie con dinero público la enseñanza privada.
Y no se trata de fundamentalismos ideológicos. Es incompatible el negocio privado con una educación universal y de calidad. Si el fracaso escolar se concentra en los hijos y las hijas de la clase obrera no es porque tengan menos inteligencia. En ellos y ellas se resume de forma condensada el drama del paro, de los desahucios, de tener unos padres angustiados por no poder llegar a fin de mes, de no tener sitio adecuado para estudiar, y en definitiva, lo que cada generación arrastra de ese expolio secular del acceso a la cultura y a la información al que el capitalismo condena a la clase obrera. Y muchísimo más a la clase obrera inmigrante.
Son esos niños y niñas los que entorpecen el negocio de los colegios privados, religiosos o laicos; de la misma forma que las personas mayores, las enfermas crónicas y las pobres en general son evitadas por los supuestos hospitales públicos de gestión privada y enviados a la sanidad pública.
Los copagos/repagos de los colegios concertados cumplen una doble función: excluyen a los niños y niñas de familias más pobres y engrosan con ellos sus cuentas de resultados.
La menor explotación del personal docente y una relación nº de alumnxs /profesor más favorable era, hasta hace poco, un factor diferencial de la calidad de la enseñanza pública con respecto a la privada. Al igual que en la sanidad la ausencia de lujos en la pública se asociaba con una mejor calidad en la asistencia, en la educación pública, la cualificación del profesorado, el menor número de alumnxs por aula, el personal de apoyo, los horarios razonables, aseguraban a la gente informada una calidad incomparablemente mayor en la escuela pública.
Los brutales recortes presupuestarios han causado drásticas caídas en la calidad de la enseñanza pública y el abandono escolar creciente de los niños y niñas de familias obreras con menos recursos.
Esos recortes se “justifican” por el pago de la enorme Deuda Pública, que se ha construido transfiriendo masivamente fondos públicos a la empresa privada.
Por eso, ahora que tenemos delante unas elecciones autonómicas, no son creíbles “apuestas decididas por la enseñanza pública”, que no vayan acompañadas del compromiso de anteponer las necesidades sociales al pago de la Deuda y de acabar con la financiación pública de la enseñanza privada.
No pagar la Deuda es condición indispensable para construir una red pública de enseñanza de calidad y eliminar progresivamente los conciertos educativos, pero no es suficiente.
Una escuela democrática debe ser gestionada por las madres y padres, por personal educativo y por el alumnado.
Pero, aun eso, no es lo esencial.
El problema de fondo que una democracia de verdad debe plantearse es cómo el sistema educativo sirve para que todos los niños y niñas desarrollen todas sus capacidades y cómo construye en ellos y ellas una conciencia crítica, base auténtica de la Dignidad, que les haga reaccionar para impedir cualquier injusticia, sufrida por cualquier otra persona, en cualquier parte del mundo.
Ángeles Maestro
* Artículo escrito para la revista Pim Pam Pum, Red Roja Vallekas Journal. Nº 6
Y el negocio privado sólo es posible seleccionando a la persona usuaria, introduciendo pagos complementarios (que también es una medida de selección económica), incrementando la explotación de los trabajadores y disminuyendo la calidad del servicio.
Así como en la sanidad la gestión por parte de empresas privadas de hospitales ha generado una cierta movilización, en la educación, ni los grandes sindicatos, ni los partidos políticos (ni los de la “casta”, ni los nuevos) se atreven a llamar las cosas por su nombre: los conciertos educativos constituyen la principal forma de privatización de la enseñanza. Ninguna voz de entre ellos exige una sola red pública de calidad y la declaración de los conciertos como especie en extinción. En definitiva, que no se financie con dinero público la enseñanza privada.
Y no se trata de fundamentalismos ideológicos. Es incompatible el negocio privado con una educación universal y de calidad. Si el fracaso escolar se concentra en los hijos y las hijas de la clase obrera no es porque tengan menos inteligencia. En ellos y ellas se resume de forma condensada el drama del paro, de los desahucios, de tener unos padres angustiados por no poder llegar a fin de mes, de no tener sitio adecuado para estudiar, y en definitiva, lo que cada generación arrastra de ese expolio secular del acceso a la cultura y a la información al que el capitalismo condena a la clase obrera. Y muchísimo más a la clase obrera inmigrante.
Son esos niños y niñas los que entorpecen el negocio de los colegios privados, religiosos o laicos; de la misma forma que las personas mayores, las enfermas crónicas y las pobres en general son evitadas por los supuestos hospitales públicos de gestión privada y enviados a la sanidad pública.
Los copagos/repagos de los colegios concertados cumplen una doble función: excluyen a los niños y niñas de familias más pobres y engrosan con ellos sus cuentas de resultados.
La menor explotación del personal docente y una relación nº de alumnxs /profesor más favorable era, hasta hace poco, un factor diferencial de la calidad de la enseñanza pública con respecto a la privada. Al igual que en la sanidad la ausencia de lujos en la pública se asociaba con una mejor calidad en la asistencia, en la educación pública, la cualificación del profesorado, el menor número de alumnxs por aula, el personal de apoyo, los horarios razonables, aseguraban a la gente informada una calidad incomparablemente mayor en la escuela pública.
Los brutales recortes presupuestarios han causado drásticas caídas en la calidad de la enseñanza pública y el abandono escolar creciente de los niños y niñas de familias obreras con menos recursos.
Esos recortes se “justifican” por el pago de la enorme Deuda Pública, que se ha construido transfiriendo masivamente fondos públicos a la empresa privada.
Por eso, ahora que tenemos delante unas elecciones autonómicas, no son creíbles “apuestas decididas por la enseñanza pública”, que no vayan acompañadas del compromiso de anteponer las necesidades sociales al pago de la Deuda y de acabar con la financiación pública de la enseñanza privada.
No pagar la Deuda es condición indispensable para construir una red pública de enseñanza de calidad y eliminar progresivamente los conciertos educativos, pero no es suficiente.
Una escuela democrática debe ser gestionada por las madres y padres, por personal educativo y por el alumnado.
Pero, aun eso, no es lo esencial.
El problema de fondo que una democracia de verdad debe plantearse es cómo el sistema educativo sirve para que todos los niños y niñas desarrollen todas sus capacidades y cómo construye en ellos y ellas una conciencia crítica, base auténtica de la Dignidad, que les haga reaccionar para impedir cualquier injusticia, sufrida por cualquier otra persona, en cualquier parte del mundo.
Ángeles Maestro
* Artículo escrito para la revista Pim Pam Pum, Red Roja Vallekas Journal. Nº 6
Crear o innovar: ¿el arte contra la ciencia?
El mito atribuye la creatividad a los artistas y la innovación a los ingenieros e inventores. Pero el científico no es un esforzado peón ni un detective, también es un creador
Existen dos palabras que suenan como El Dorado que perseguían los conquistadores, dos palabras presentes, a pesar de que no se nombrasen, a lo largo de toda la historia de la humanidad, aunque haya sido en las últimas décadas cuando su presencia se ha manifestado con abrumadora intensidad; dos palabras sobre las que pivota una buena parte del mundo actual, en las que depositamos nuestras esperanzas de un futuro mejor y a las que nos esforzamos por adecuar nuestros sistemas educativos, empresas o negocios. Son creatividad e innovación. Se trata de términos polisémicos y no sólo eso, entrelazados: no hay innovación sin creatividad. De esos significados, entresaco los siguientes del Diccionario de la Real Academia Española: “Creatividad: Facultad de crear”; “Crear: 1. Producir algo de la nada. 2. Establecer, fundar, introducir por vez primera algo; hacerlo nacer o darle vida, en sentido figurado”; “Innovación: Creación o modificación de un producto, y su introducción en un mercado”.
Con más frecuencia de la deseada (al menos para quien escribe estas líneas) se habla de creatividad con relación a los artistas (escritores, músicos, pintores), mientras que la innovación se adjudica a ingenieros e inventores, con los científicos a caballo entre ambas categorías. Buen ejemplo, en este sentido, son dos libros recientemente publicados: El misterio de la creación artística (Ediciones Sequitur, 2015), del gran Stefan Zweig, y Los innovadores (Debate, 2014), de Walter Isaacson, periodista y celebrado autor de las biografías de Benjamin Franklin, Henry Kissinger (no traducidas al español), Albert Einstein y Steve Jobs (ambas en Debate).
Creatividad, un concepto caleidoscópico
“De todos los misterios del universo”, escribía Zweig, “ninguno más profundo que el de la creación. Nuestro espíritu humano es capaz de comprender cualquier desarrollo o transformación de la materia. Pero cada vez que surge algo que antes no había existido —cuando nace un niño o, de la noche a la mañana, germina una plantita entre grumos de tierra—, nos vence la sensación de que ha acontecido algo sobrenatural, de que ha estado obrando una fuerza sobrehumana, divina”. Y un poco más adelante, añadía: “A veces nos es dado asistir a ese milagro, y nos es dado en una esfera sola: en la del arte”. Para Zweig, vemos, el acto de crear es un atributo de los artistas, de los —son sus ejemplos— Rembrandt, Goya, Greco, Mozart, Beethoven, Shakespeare o Cervantes, pero “no estamos en condiciones de participar del acto creador artístico, sólo podemos tratar de reconstruirlo, exactamente como nuestros hombres de ciencia tratan de reconstruir, al cabo de miles y miles de años, unos mundos desaparecidos y unos astros apagados”.
Ahí está, por fin aparece, el viejo mito, el consuelo, y la propaganda, sempiterna del “artista” frente al “científico”, convertido éste en una especie de esforzado y, en el fondo, parece, rutinario albañil, o detective, en la búsqueda de regularidades en los fenómenos que tienen lugar en el universo. No nos detengamos —es, seguramente, una metáfora poco afortunada— en los ejemplos del nacimiento de un niño o la germinación de una planta, hechos que la ciencia permite comprender a partir de leyes universales; pensemos únicamente en la idea del científico como un peón de la observación, metódica y desapasionada, eso sí, y de la identificación de conexiones y repeticiones en los fenómenos naturales. Quien piensa así, lo hace por ignorancia. La creatividad auténtica se da en los científicos al igual que en los artistas. Y como en ellos, aparece raramente. Escribir un libro, pintar un cuadro, componer una sinfonía no hace a uno necesariamente “creador”, lo mismo que sucede con un científico por el mero hecho de que éste practique su disciplina. Pero si pudiéramos comprender sus productos, sus creaciones, algo que exige educación, dominar una serie de conocimientos y técnicas especializadas, ¿podría negar alguien que el Albert Einstein de la teoría de la relatividad especial (1905) y, sobre todo, el de la relatividad general (1915) no fue un creador supremo? En ciencia, no conozco ningún momento creativo superior que el proceso que llevó a Einstein, entre 1907 y 1915, a producir, a crear, una teoría de la fuerza gravitacional que exige un marco geométrico en el que espacio y tiempo se funden en una unidad, el espacio-tiempo, cuya forma, variable, depende de su contenido energético-material.
¿Y qué decir del Isaac Newton que produjo (1687), basándose en una nueva matemática que él mismo inventó, el cálculo infinitesimal (de fluxiones en su terminología), una dinámica (teoría del movimiento) basada en tres leyes, y que acompañó, en lo que fue una Gran Unificación, la Primera Gran Unificación científica, de una ley de gravitación universal en la que la fuerza que hace caer un cuerpo hacia la superficie de la Tierra es la misma que la responsable del movimiento de los planetas? Los Rembrandt, Goya, Greco, Mozart, Beethoven, Shakespeare o Cervantes de la ciencia existen, y se llaman —son algunos ejemplos, mis ejemplos canónicos— Einstein, Newton, Darwin, Aristóteles, Euclides, Arquímedes, Galois, Cantor, Galileo, Euler, Faraday, Maxwell, Kekulé, Turing, Gödel, Cajal, Pávlov, Bohr, Ramanujan, Heisenberg, Schrödinger, Poincaré, Pasteur, Riemann, Watson, Crick, Mandelbrot o Feynman.
La creatividad como “misterio”
Zweig consideraba que el acto creativo constituye un misterio impenetrable, pero no está claro que sea así; en la era de la genómica, acaso resulte que la creatividad, y la innovación, se vean favorecidas —junto a circunstancias sociales, por supuesto— por alguna combinación de genes, una posibilidad a la que alude, en el caso de la innovación, Nicholas Wade en su reciente y controvertido Una herencia incómoda (Ariel, 2014). En cualquier caso, la creatividad no tiene por qué ser más misteriosa —sí menos frecuente— que “pensar”, “tener conciencia, y consciencia, de uno mismo”, actividades para las que las neurociencias tampoco tienen aún respuestas definitivas, no construcciones teóricas como, por ejemplo, puede ser la física cuántica para los fenómenos del microcosmos (y también para algunos más “macroscópicos”), o el modelo de la doble hélice del ADN para entender los mecanismos de la herencia. “¿Cómo es posible que cosas objetivas como las neuronas cerebrales produzcan experiencias subjetivas como el sentimiento de que ‘yo’ camino por la hierba? La neurociencia explica cada vez mejor cómo el cerebro discrimina colores, resuelve problemas y organiza acciones —pero el arduo problema persiste—. El mundo objetivo que nos rodea y las experiencias subjetivas de nuestro interior parecen ser de naturaleza distinta. Preguntarse de qué modo el uno produce las otras parece un sinsentido”, ha escrito Susan Blackmore (Las grandes preguntas de la ciencia, Harriet Swann. Crítica, 2011).
La creatividad científica
Me sorprende más la creatividad de que hizo gala Georg Cantor cuando, a finales del siglo XIX, dio origen a una nueva rama de la matemática, la de los números transfinitos (hay infinitos diferentes y es posible contarlos), que la que admiramos (con toda razón) en Cervantes, Shakespeare o Dante, independientemente de que algunos puedan agradecer más la de éstos que la de los científicos. Puedo imaginar más fácilmente cómo el conjunto de las experiencias, ideas, emociones que acumuló Cervantes a lo largo de su vida, su “sensibilidad”, produjo El Quijote que la que llevó a August Kekulé a pensar (1865) en la estructura del benceno como un anillo hexagonal con seis átomos de carbono interrelacionados y unidos a átomos de hidrógeno; no en vano el historiador de la química William Brock escribió (Historia de la química, Alianza Editorial) que “Kekulé transformó la química como después Picasso transformó el arte, permitiendo al espectador ver dentro y detrás de las cosas”.
Kekulé sostuvo que la idea del anillo de benceno le llegó mientras soñaba, una asociación no infrecuente en los actos creativos, y que podemos entender como la continuación, inconsciente, de la meditación consciente. Pero la creatividad es hija de muchas madres. Mozart y Beethoven ejemplifican magníficamente tal pluralidad de orígenes; citando de nuevo a Zweig: “Mientras que en el caso de Mozart tenemos la sensación de que el proceso creador es un estado bienaventurado, un cernirse y hallarse lejos del mundo, Beethoven debe de haber sufrido todos los dolores terrenales de un alumbramiento. Mozart juega con su arte como el viento con las hojas; Beethoven lucha con la música como Hércules con la hidra de las cien cabezas; y la obra de uno y otro produce la misma perfección”.
En la ciencia, no conozco mejor análogo a un Mozart que el matemático indio Srinivasa Ramanujan (1887-1920). A pesar de haber recibido una instrucción bastante elemental, Ramanujan podía “ver”, que no demostrar, complejas relaciones matemáticas en la teoría de números, o soluciones de intrincadas ecuaciones. Su capacidad, su habilidad, como la de Mozart, nos enfrenta, con una claridad y violencia tan apabullante como desmoralizadora, al problema de cómo funciona el cerebro. Seguramente no es ... Seguir aquí en El País.
Guía básica para conocer la gran creatividad científica
Galileo Galilei, Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo, ptolemaico y copernicano (1632; Alianza Editorial, 2011).
Lavoisier, Tratado elemental de química (1789; Crítica, 2007).
Charles Darwin, El origen de las especies (1859; Espasa, 2008).
Santiago Ramón y Cajal, Recuerdos de mi vida (1923; Crítica, 2006).
Alfred Wegener, El origen de los continentes y océanos (1915; Crítica, 2009).
Godfrey Hardy, Apología de un matemático (1940; Nivola, 1999).
Max Planck, Autobiografía científica (1948; Nivola, 2000).
Albert Einstein, Notas autobiográficas (1949; Alianza Editorial, 2003).
Erwin Schrödinger, ¿Qué es la vida? (1944; Tusquets, 1983).
James Watson, La doble hélice (Alianza, 2000).
Murray Gell-Mann, El quark y el jaguar (1994; Tusquets, 1995).
Benoît Mandelbrot, El fractalista (2012; Tusquets, 2014).
https://elpais.com/cultura/2018/06/17/actualidad/1529236079_289932.html?rel=lom
Existen dos palabras que suenan como El Dorado que perseguían los conquistadores, dos palabras presentes, a pesar de que no se nombrasen, a lo largo de toda la historia de la humanidad, aunque haya sido en las últimas décadas cuando su presencia se ha manifestado con abrumadora intensidad; dos palabras sobre las que pivota una buena parte del mundo actual, en las que depositamos nuestras esperanzas de un futuro mejor y a las que nos esforzamos por adecuar nuestros sistemas educativos, empresas o negocios. Son creatividad e innovación. Se trata de términos polisémicos y no sólo eso, entrelazados: no hay innovación sin creatividad. De esos significados, entresaco los siguientes del Diccionario de la Real Academia Española: “Creatividad: Facultad de crear”; “Crear: 1. Producir algo de la nada. 2. Establecer, fundar, introducir por vez primera algo; hacerlo nacer o darle vida, en sentido figurado”; “Innovación: Creación o modificación de un producto, y su introducción en un mercado”.
Con más frecuencia de la deseada (al menos para quien escribe estas líneas) se habla de creatividad con relación a los artistas (escritores, músicos, pintores), mientras que la innovación se adjudica a ingenieros e inventores, con los científicos a caballo entre ambas categorías. Buen ejemplo, en este sentido, son dos libros recientemente publicados: El misterio de la creación artística (Ediciones Sequitur, 2015), del gran Stefan Zweig, y Los innovadores (Debate, 2014), de Walter Isaacson, periodista y celebrado autor de las biografías de Benjamin Franklin, Henry Kissinger (no traducidas al español), Albert Einstein y Steve Jobs (ambas en Debate).
Creatividad, un concepto caleidoscópico
“De todos los misterios del universo”, escribía Zweig, “ninguno más profundo que el de la creación. Nuestro espíritu humano es capaz de comprender cualquier desarrollo o transformación de la materia. Pero cada vez que surge algo que antes no había existido —cuando nace un niño o, de la noche a la mañana, germina una plantita entre grumos de tierra—, nos vence la sensación de que ha acontecido algo sobrenatural, de que ha estado obrando una fuerza sobrehumana, divina”. Y un poco más adelante, añadía: “A veces nos es dado asistir a ese milagro, y nos es dado en una esfera sola: en la del arte”. Para Zweig, vemos, el acto de crear es un atributo de los artistas, de los —son sus ejemplos— Rembrandt, Goya, Greco, Mozart, Beethoven, Shakespeare o Cervantes, pero “no estamos en condiciones de participar del acto creador artístico, sólo podemos tratar de reconstruirlo, exactamente como nuestros hombres de ciencia tratan de reconstruir, al cabo de miles y miles de años, unos mundos desaparecidos y unos astros apagados”.
Ahí está, por fin aparece, el viejo mito, el consuelo, y la propaganda, sempiterna del “artista” frente al “científico”, convertido éste en una especie de esforzado y, en el fondo, parece, rutinario albañil, o detective, en la búsqueda de regularidades en los fenómenos que tienen lugar en el universo. No nos detengamos —es, seguramente, una metáfora poco afortunada— en los ejemplos del nacimiento de un niño o la germinación de una planta, hechos que la ciencia permite comprender a partir de leyes universales; pensemos únicamente en la idea del científico como un peón de la observación, metódica y desapasionada, eso sí, y de la identificación de conexiones y repeticiones en los fenómenos naturales. Quien piensa así, lo hace por ignorancia. La creatividad auténtica se da en los científicos al igual que en los artistas. Y como en ellos, aparece raramente. Escribir un libro, pintar un cuadro, componer una sinfonía no hace a uno necesariamente “creador”, lo mismo que sucede con un científico por el mero hecho de que éste practique su disciplina. Pero si pudiéramos comprender sus productos, sus creaciones, algo que exige educación, dominar una serie de conocimientos y técnicas especializadas, ¿podría negar alguien que el Albert Einstein de la teoría de la relatividad especial (1905) y, sobre todo, el de la relatividad general (1915) no fue un creador supremo? En ciencia, no conozco ningún momento creativo superior que el proceso que llevó a Einstein, entre 1907 y 1915, a producir, a crear, una teoría de la fuerza gravitacional que exige un marco geométrico en el que espacio y tiempo se funden en una unidad, el espacio-tiempo, cuya forma, variable, depende de su contenido energético-material.
¿Y qué decir del Isaac Newton que produjo (1687), basándose en una nueva matemática que él mismo inventó, el cálculo infinitesimal (de fluxiones en su terminología), una dinámica (teoría del movimiento) basada en tres leyes, y que acompañó, en lo que fue una Gran Unificación, la Primera Gran Unificación científica, de una ley de gravitación universal en la que la fuerza que hace caer un cuerpo hacia la superficie de la Tierra es la misma que la responsable del movimiento de los planetas? Los Rembrandt, Goya, Greco, Mozart, Beethoven, Shakespeare o Cervantes de la ciencia existen, y se llaman —son algunos ejemplos, mis ejemplos canónicos— Einstein, Newton, Darwin, Aristóteles, Euclides, Arquímedes, Galois, Cantor, Galileo, Euler, Faraday, Maxwell, Kekulé, Turing, Gödel, Cajal, Pávlov, Bohr, Ramanujan, Heisenberg, Schrödinger, Poincaré, Pasteur, Riemann, Watson, Crick, Mandelbrot o Feynman.
La creatividad como “misterio”
Zweig consideraba que el acto creativo constituye un misterio impenetrable, pero no está claro que sea así; en la era de la genómica, acaso resulte que la creatividad, y la innovación, se vean favorecidas —junto a circunstancias sociales, por supuesto— por alguna combinación de genes, una posibilidad a la que alude, en el caso de la innovación, Nicholas Wade en su reciente y controvertido Una herencia incómoda (Ariel, 2014). En cualquier caso, la creatividad no tiene por qué ser más misteriosa —sí menos frecuente— que “pensar”, “tener conciencia, y consciencia, de uno mismo”, actividades para las que las neurociencias tampoco tienen aún respuestas definitivas, no construcciones teóricas como, por ejemplo, puede ser la física cuántica para los fenómenos del microcosmos (y también para algunos más “macroscópicos”), o el modelo de la doble hélice del ADN para entender los mecanismos de la herencia. “¿Cómo es posible que cosas objetivas como las neuronas cerebrales produzcan experiencias subjetivas como el sentimiento de que ‘yo’ camino por la hierba? La neurociencia explica cada vez mejor cómo el cerebro discrimina colores, resuelve problemas y organiza acciones —pero el arduo problema persiste—. El mundo objetivo que nos rodea y las experiencias subjetivas de nuestro interior parecen ser de naturaleza distinta. Preguntarse de qué modo el uno produce las otras parece un sinsentido”, ha escrito Susan Blackmore (Las grandes preguntas de la ciencia, Harriet Swann. Crítica, 2011).
La creatividad científica
Me sorprende más la creatividad de que hizo gala Georg Cantor cuando, a finales del siglo XIX, dio origen a una nueva rama de la matemática, la de los números transfinitos (hay infinitos diferentes y es posible contarlos), que la que admiramos (con toda razón) en Cervantes, Shakespeare o Dante, independientemente de que algunos puedan agradecer más la de éstos que la de los científicos. Puedo imaginar más fácilmente cómo el conjunto de las experiencias, ideas, emociones que acumuló Cervantes a lo largo de su vida, su “sensibilidad”, produjo El Quijote que la que llevó a August Kekulé a pensar (1865) en la estructura del benceno como un anillo hexagonal con seis átomos de carbono interrelacionados y unidos a átomos de hidrógeno; no en vano el historiador de la química William Brock escribió (Historia de la química, Alianza Editorial) que “Kekulé transformó la química como después Picasso transformó el arte, permitiendo al espectador ver dentro y detrás de las cosas”.
Kekulé sostuvo que la idea del anillo de benceno le llegó mientras soñaba, una asociación no infrecuente en los actos creativos, y que podemos entender como la continuación, inconsciente, de la meditación consciente. Pero la creatividad es hija de muchas madres. Mozart y Beethoven ejemplifican magníficamente tal pluralidad de orígenes; citando de nuevo a Zweig: “Mientras que en el caso de Mozart tenemos la sensación de que el proceso creador es un estado bienaventurado, un cernirse y hallarse lejos del mundo, Beethoven debe de haber sufrido todos los dolores terrenales de un alumbramiento. Mozart juega con su arte como el viento con las hojas; Beethoven lucha con la música como Hércules con la hidra de las cien cabezas; y la obra de uno y otro produce la misma perfección”.
En la ciencia, no conozco mejor análogo a un Mozart que el matemático indio Srinivasa Ramanujan (1887-1920). A pesar de haber recibido una instrucción bastante elemental, Ramanujan podía “ver”, que no demostrar, complejas relaciones matemáticas en la teoría de números, o soluciones de intrincadas ecuaciones. Su capacidad, su habilidad, como la de Mozart, nos enfrenta, con una claridad y violencia tan apabullante como desmoralizadora, al problema de cómo funciona el cerebro. Seguramente no es ... Seguir aquí en El País.
Guía básica para conocer la gran creatividad científica
Galileo Galilei, Diálogo sobre los dos máximos sistemas del mundo, ptolemaico y copernicano (1632; Alianza Editorial, 2011).
Lavoisier, Tratado elemental de química (1789; Crítica, 2007).
Charles Darwin, El origen de las especies (1859; Espasa, 2008).
Santiago Ramón y Cajal, Recuerdos de mi vida (1923; Crítica, 2006).
Alfred Wegener, El origen de los continentes y océanos (1915; Crítica, 2009).
Godfrey Hardy, Apología de un matemático (1940; Nivola, 1999).
Max Planck, Autobiografía científica (1948; Nivola, 2000).
Albert Einstein, Notas autobiográficas (1949; Alianza Editorial, 2003).
Erwin Schrödinger, ¿Qué es la vida? (1944; Tusquets, 1983).
James Watson, La doble hélice (Alianza, 2000).
Murray Gell-Mann, El quark y el jaguar (1994; Tusquets, 1995).
Benoît Mandelbrot, El fractalista (2012; Tusquets, 2014).
https://elpais.com/cultura/2018/06/17/actualidad/1529236079_289932.html?rel=lom
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jueves, 14 de mayo de 2015
El economista De Soto refuta las tesis de Piketty. El autor de este artículo afirma que el origen de la miseria no es el capital, sino su carencia
La obra de Thomas Piketty El Capital en el Siglo XXI concitó interés a nivel mundial, no porque emprenda con ella una cruzada contra la injusticia social —somos muchos los que lo hacemos— sino porque, basándose en sus lecturas de los siglos XIX y XX, enarbola como tesis central: “El capital produce mecánicamente desigualdades arbitrarias e insostenibles” que inevitablemente conducen al mundo a la miseria, la violencia y las guerras y que continuará haciéndolo en este siglo.
Hasta ahora los críticos de Piketty sólo han planteado objeciones técnicas a sus malabarismos con las cifras, pero no han impugnado su tesis política y apocalíptica, que es absolutamente incorrecta. Yo lo sé porque en los últimos años mis equipos de investigadores han realizado estudios de campo, explorando países donde campeaban la miseria, la violencia y la guerra, en pleno siglo XXI. Lo que descubrimos fue que lo que la gente realmente desea es más capital, no menos, y quieren que su capital sea real y no ficticio.
La plaza de Tahrir, El Cairo: la ciudad del capital muerto
Thomas Piketty, al igual que muchos otros estudiosos occidentales que investigan dotados de un presupuesto limitado, cuando tropieza en países no occidentales con datos estadísticos precarios y disparatados, en lugar de efectuar su propio muestreo en el terreno, adopta las categorías de clase y los mismos indicadores estadísticos europeos y los extrapola a las realidades de esos otros países. Luego se basa en ellos para sacar conclusiones de validez mundial y llegar a una ley de aplicación universal, sin tomar en cuenta que el 90% del mundo vive en países en vías de desarrollo o de la antigua Unión Soviética, cuyos habitantes producen y mantienen su capital en el sector informal, vale decir, al margen de las estadísticas oficiales.
Los alcances de este error no se limitan a simples métodos de cálculo. Aunque sucede que el tipo de violencia que estalló en lugares como la plaza de Tahrir, Egipto, en 2011, se presenta precisamente en aquellas partes del mundo, según nuestros estudios de campo, el capital tiene un papel determinante pero oculto que el análisis eurocéntrico no puede percibir.
A petición del ministro de Hacienda de Egipto, mi equipo, junto a 120 investigadores, en su mayoría egipcios, no sólo estudiaron documentos oficiales, sino que apelaron a todos los medios locales para conseguir información que permitiera al Gobierno comprobar la veracidad y la integridad de sus estadísticas convencionales.
Descubrimos que el 47% del ingreso anual del trabajo en realidad proviene del capital. Los casi 22,5 millones de trabajadores que hay en Egipto no sólo ganaban un total de 20.000 millones de dólares (18.361 millones de euros) en salarios, sino que además percibían otros 18.000 millones de dólares (16.527 millones de euros) por el rendimiento de su capital no registrado. Nuestro estudio demostró que los “trabajadores” egipcios son propietarios de bienes inmuebles cuyo valor se estima en unos 360.000 millones de dólares (330.534 millones de euros), que representa un monto ocho veces superior a toda la inversión extranjera directa llegada a Egipto desde que Napoleón invadió el país. ¡Con razón Piketty no se percató de estos hechos, pues solo estudió las estadísticas oficiales!
Las revoluciones árabes y las guerras por el capital
A Piketty le preocupa que haya guerra en el futuro y sugiere que cuando se produzca lo hará como una rebelión contra las injusticias que provoca el capital. Al parecer, no se ha dado cuenta de que las guerras por el capital ya han empezado, en Oriente Próximo y el norte de África, con Europa por testigo. Si no se le hubieran pasado por alto estos acontecimientos Piketty se habría percatado de que no son revueltas contra el capital, como supone su tesis, sino más bien revueltas por el capital.
La primavera árabe se desencadenó a causa de la inmolación de Mohamed Bouazizi en Túnez, en diciembre de 2010. Como las estadísticas oficiales y eurocéntricas califican de “desempleados” a todos aquellos que no trabajan para empresas formalmente reconocidas, no debe sorprendernos de que la mayoría de observadores rápidamente le adjudicaran a Bouazizi el calificativo de “trabajador desempleado”. Sin embargo, este sistema de clasificación no se percató de que Bouazizi no era un trabajador, sino un comerciante desde los 12 años, y que deseaba vehementemente tener más capital (ras el mel, en árabe). Se puede decir que una taxonomía eurocéntrica nos impidió ver que, en realidad, Bouazizi estaba encabezando cierto tipo de revolución industrial árabe.
Y no fue el único. Poco después descubrimos que otros 63 empresarios, en un periodo de dos meses, e inspirados por Bouazizi, intentaron suicidarse públicamente en todo Oriente Próximo y el norte de África, y animaron a millones de árabes a tomar las calles derrocando casi de inmediato a cuatro gobiernos.
A lo largo de dos años entrevistamos a casi la mitad de los 37 inmoladores que sobrevivieron a las quemaduras y también hablamos con sus familiares. Lo que precipitó sus intentos de suicidio fue que les habían expropiado el poco capital que poseían. Unos 300 millones de árabes viven en las mismas circunstancias que ellos, y de ellos podemos aprender muchas cosas.
Primero, que el origen de la miseria y de la violencia no es el capital, sino la carencia del mismo. No tener capital es la peor injusticia.
Segundo, que para la mayoría de nosotros que no pertenecemos al mundo occidental y, por lo tanto, no estamos sometidos a las categorizaciones europeas, el capital y el trabajo no son enemigos naturales, sino más bien facetas que se entretejen para formar un todo.
Tercero, que el mayor freno para el desarrollo de los pobres es su incapacidad para forjarse un capital y protegerlo.
Cuarto, que la disposición personal a enfrentarse al poder no es exclusivamente una cualidad occidental. Cada uno de los inmoladores es Charlie Hebdo.
El capital ficticio y la crisis económica europea
Concuerdo plenamente con Piketty cuando sostiene que la ausencia de transparencia es un mal medular de la crisis europea, que no amaina desde 2008. Pero no comparto la solución que propone: armar un libro de contabilidad gigante —un “catastro financiero”— que incluya todos los activos financieros. No tiene sentido porque el problema está en que los bancos europeos y los mercados de capital tienen gran cantidad de lo que Marx y Jefferson llamaban capital “ficticio”. Es decir, papeles que ya no reflejan un valor real. ¿Quién querría un catastro de billones de dólares y euros, de derivados financieros agregados en paquetes de origen turbio, basados en bienes que no dejan rastro o cuya documentación está incompleta, que se propagan y arremolinan sin control por los mercados europeos? Un catastro que se limite simplemente a sumar el “valor” de todos estos instrumentos solo podría reportar un guarismo inútil sobre un capital ficticio. Especialmente, cuando vemos que una de las razones principales del mínimo crecimiento de la economía europea es que nadie confía en las instituciones financieras que detentan esos papeles sin valor.
Entonces, ¿cómo haríamos para crear un catastro que refleje la realidad y no la ficción? ¿Cómo pueden los Gobiernos manejar datos económicos cuya veracidad se pueda comprobar en un mercado mundial lleno de papeles ilusorios? ¿Cómo podemos ubicar, fijar y controlar algo tan inmaterial y trascendente como el capital? Fueron los franceses quienes aportaron la respuesta con sus sistemas de registro de propiedad desarrollados antes, durante y después de la Revolución francesa. Los sistemas de registro de aquella época feudal no podían ir al ritmo de los mercados en fuerte expansión. Las recesiones eran incontrolables y desapareció la confianza entre los franceses, por lo que llevaron su frustración a las calles. Los reformadores franceses no respondieron con un catastro que retratara el caos del sistema financiero, sino creando sistemas de recopilación de datos, radicalmente nuevos, que reflejaran datos reales y no ficticios.
Simple y genial. Al contrario de lo que sucede con los estados financieros, los registros de propiedades se guardan en archivos muy bien reglamentados y son accesibles al público, además contienen toda la información disponible sobre la situación económica de las personas y de los bienes que controlan. Nadie puede permitirse cometer errores al declarar la cantidad de capital que posee pues perdería su capital.
Como bien señaló el reformista francés Charles Coquelin, Francia pudo modernizarse cuando el país aprendió a registrar la propiedad durante todo el siglo XIX y, por lo tanto, pudo hacer un levantamiento de los millares de enlaces que entretejen las empresas, y con ello socializar y reestructurar la producción en forma más flexible.
Piketty tiene el corazón en el lugar correcto, pero tiene los papeles en los archivos equivocados. El problema del siglo XXI son los papeles sin respaldo en bienes de Occidente, y los bienes sin papeles en el resto del mundo.
¿Cómo lidiamos con la miseria, las guerras y la violencia cuando la mayoría de los registros del mundo han dejado de representar aspectos cruciales de la realidad? La historia francesa es un buen punto de partida para encontrar respuestas, especialmente en la etapa de Revolución francesa.
Hernando de Soto, economista peruano, es autor, entre otros libros, de El misterio del capital. ¿Por qué el capitalismo triunfa en occidente y fracasa en el resto del mundo? (2000).
Hasta ahora los críticos de Piketty sólo han planteado objeciones técnicas a sus malabarismos con las cifras, pero no han impugnado su tesis política y apocalíptica, que es absolutamente incorrecta. Yo lo sé porque en los últimos años mis equipos de investigadores han realizado estudios de campo, explorando países donde campeaban la miseria, la violencia y la guerra, en pleno siglo XXI. Lo que descubrimos fue que lo que la gente realmente desea es más capital, no menos, y quieren que su capital sea real y no ficticio.
La plaza de Tahrir, El Cairo: la ciudad del capital muerto
Thomas Piketty, al igual que muchos otros estudiosos occidentales que investigan dotados de un presupuesto limitado, cuando tropieza en países no occidentales con datos estadísticos precarios y disparatados, en lugar de efectuar su propio muestreo en el terreno, adopta las categorías de clase y los mismos indicadores estadísticos europeos y los extrapola a las realidades de esos otros países. Luego se basa en ellos para sacar conclusiones de validez mundial y llegar a una ley de aplicación universal, sin tomar en cuenta que el 90% del mundo vive en países en vías de desarrollo o de la antigua Unión Soviética, cuyos habitantes producen y mantienen su capital en el sector informal, vale decir, al margen de las estadísticas oficiales.
Los alcances de este error no se limitan a simples métodos de cálculo. Aunque sucede que el tipo de violencia que estalló en lugares como la plaza de Tahrir, Egipto, en 2011, se presenta precisamente en aquellas partes del mundo, según nuestros estudios de campo, el capital tiene un papel determinante pero oculto que el análisis eurocéntrico no puede percibir.
A petición del ministro de Hacienda de Egipto, mi equipo, junto a 120 investigadores, en su mayoría egipcios, no sólo estudiaron documentos oficiales, sino que apelaron a todos los medios locales para conseguir información que permitiera al Gobierno comprobar la veracidad y la integridad de sus estadísticas convencionales.
Descubrimos que el 47% del ingreso anual del trabajo en realidad proviene del capital. Los casi 22,5 millones de trabajadores que hay en Egipto no sólo ganaban un total de 20.000 millones de dólares (18.361 millones de euros) en salarios, sino que además percibían otros 18.000 millones de dólares (16.527 millones de euros) por el rendimiento de su capital no registrado. Nuestro estudio demostró que los “trabajadores” egipcios son propietarios de bienes inmuebles cuyo valor se estima en unos 360.000 millones de dólares (330.534 millones de euros), que representa un monto ocho veces superior a toda la inversión extranjera directa llegada a Egipto desde que Napoleón invadió el país. ¡Con razón Piketty no se percató de estos hechos, pues solo estudió las estadísticas oficiales!
Las revoluciones árabes y las guerras por el capital
A Piketty le preocupa que haya guerra en el futuro y sugiere que cuando se produzca lo hará como una rebelión contra las injusticias que provoca el capital. Al parecer, no se ha dado cuenta de que las guerras por el capital ya han empezado, en Oriente Próximo y el norte de África, con Europa por testigo. Si no se le hubieran pasado por alto estos acontecimientos Piketty se habría percatado de que no son revueltas contra el capital, como supone su tesis, sino más bien revueltas por el capital.
La primavera árabe se desencadenó a causa de la inmolación de Mohamed Bouazizi en Túnez, en diciembre de 2010. Como las estadísticas oficiales y eurocéntricas califican de “desempleados” a todos aquellos que no trabajan para empresas formalmente reconocidas, no debe sorprendernos de que la mayoría de observadores rápidamente le adjudicaran a Bouazizi el calificativo de “trabajador desempleado”. Sin embargo, este sistema de clasificación no se percató de que Bouazizi no era un trabajador, sino un comerciante desde los 12 años, y que deseaba vehementemente tener más capital (ras el mel, en árabe). Se puede decir que una taxonomía eurocéntrica nos impidió ver que, en realidad, Bouazizi estaba encabezando cierto tipo de revolución industrial árabe.
Y no fue el único. Poco después descubrimos que otros 63 empresarios, en un periodo de dos meses, e inspirados por Bouazizi, intentaron suicidarse públicamente en todo Oriente Próximo y el norte de África, y animaron a millones de árabes a tomar las calles derrocando casi de inmediato a cuatro gobiernos.
A lo largo de dos años entrevistamos a casi la mitad de los 37 inmoladores que sobrevivieron a las quemaduras y también hablamos con sus familiares. Lo que precipitó sus intentos de suicidio fue que les habían expropiado el poco capital que poseían. Unos 300 millones de árabes viven en las mismas circunstancias que ellos, y de ellos podemos aprender muchas cosas.
Primero, que el origen de la miseria y de la violencia no es el capital, sino la carencia del mismo. No tener capital es la peor injusticia.
Segundo, que para la mayoría de nosotros que no pertenecemos al mundo occidental y, por lo tanto, no estamos sometidos a las categorizaciones europeas, el capital y el trabajo no son enemigos naturales, sino más bien facetas que se entretejen para formar un todo.
Tercero, que el mayor freno para el desarrollo de los pobres es su incapacidad para forjarse un capital y protegerlo.
Cuarto, que la disposición personal a enfrentarse al poder no es exclusivamente una cualidad occidental. Cada uno de los inmoladores es Charlie Hebdo.
El capital ficticio y la crisis económica europea
Concuerdo plenamente con Piketty cuando sostiene que la ausencia de transparencia es un mal medular de la crisis europea, que no amaina desde 2008. Pero no comparto la solución que propone: armar un libro de contabilidad gigante —un “catastro financiero”— que incluya todos los activos financieros. No tiene sentido porque el problema está en que los bancos europeos y los mercados de capital tienen gran cantidad de lo que Marx y Jefferson llamaban capital “ficticio”. Es decir, papeles que ya no reflejan un valor real. ¿Quién querría un catastro de billones de dólares y euros, de derivados financieros agregados en paquetes de origen turbio, basados en bienes que no dejan rastro o cuya documentación está incompleta, que se propagan y arremolinan sin control por los mercados europeos? Un catastro que se limite simplemente a sumar el “valor” de todos estos instrumentos solo podría reportar un guarismo inútil sobre un capital ficticio. Especialmente, cuando vemos que una de las razones principales del mínimo crecimiento de la economía europea es que nadie confía en las instituciones financieras que detentan esos papeles sin valor.
Entonces, ¿cómo haríamos para crear un catastro que refleje la realidad y no la ficción? ¿Cómo pueden los Gobiernos manejar datos económicos cuya veracidad se pueda comprobar en un mercado mundial lleno de papeles ilusorios? ¿Cómo podemos ubicar, fijar y controlar algo tan inmaterial y trascendente como el capital? Fueron los franceses quienes aportaron la respuesta con sus sistemas de registro de propiedad desarrollados antes, durante y después de la Revolución francesa. Los sistemas de registro de aquella época feudal no podían ir al ritmo de los mercados en fuerte expansión. Las recesiones eran incontrolables y desapareció la confianza entre los franceses, por lo que llevaron su frustración a las calles. Los reformadores franceses no respondieron con un catastro que retratara el caos del sistema financiero, sino creando sistemas de recopilación de datos, radicalmente nuevos, que reflejaran datos reales y no ficticios.
Simple y genial. Al contrario de lo que sucede con los estados financieros, los registros de propiedades se guardan en archivos muy bien reglamentados y son accesibles al público, además contienen toda la información disponible sobre la situación económica de las personas y de los bienes que controlan. Nadie puede permitirse cometer errores al declarar la cantidad de capital que posee pues perdería su capital.
Como bien señaló el reformista francés Charles Coquelin, Francia pudo modernizarse cuando el país aprendió a registrar la propiedad durante todo el siglo XIX y, por lo tanto, pudo hacer un levantamiento de los millares de enlaces que entretejen las empresas, y con ello socializar y reestructurar la producción en forma más flexible.
Piketty tiene el corazón en el lugar correcto, pero tiene los papeles en los archivos equivocados. El problema del siglo XXI son los papeles sin respaldo en bienes de Occidente, y los bienes sin papeles en el resto del mundo.
¿Cómo lidiamos con la miseria, las guerras y la violencia cuando la mayoría de los registros del mundo han dejado de representar aspectos cruciales de la realidad? La historia francesa es un buen punto de partida para encontrar respuestas, especialmente en la etapa de Revolución francesa.
Hernando de Soto, economista peruano, es autor, entre otros libros, de El misterio del capital. ¿Por qué el capitalismo triunfa en occidente y fracasa en el resto del mundo? (2000).
La deuda griega
Entevista al economista Éric Toussaint sobre la deuda griega
"No imaginaron que un gobierno antiausteridad haría una auditoría"
Txisko Fernández
Naiz
De la mano de la Fundación Hitz, Hitz, Éric Toussaint ha pasado esta semana por Euskal Herria con su última obra bajo el brazo –Bancocracia (publicado en castellano por Icaria Editorial)– y cargado de reposadas reflexiones sobre un ámbito en el que lleva décadas trabajando. Portavoz del Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo (CADTM), su trayectoria comenzó con la vista puesta en Europa –auditando, en los años 80, la explosión de la deuda de países del Norte, como Bélgica o Italia, coincidiendo con el inicio de las políticas neoliberales– y ahora está en el ojo del huracán de lo que unos denominan “crisis de la deuda en la zona euro” y otros “crisis humanitaria en Grecia”. Gara compartió con otros medios una entrevista tras una rueda de prensa el pasado martes en Bilbo. Este artículo recoge extractos de ambas comparecencias.
Txisko Fernández: ¿Cuál es el mandato que les ha dado el Parlamento griego?
Éric Toussaint: La decisión tomada por Grecia de constituir un comité de auditoría de la deuda, que han denominado “comité de la verdad sobre la deuda”, es inédita a nivel europeo. Ningún parlamento, ninguna institución de un estado de la Unión Europea o del conjunto de Europa, había tomado este tipo de iniciativas. Y lo ha hecho con un mandato tan claro como el de identificar la parte ilegítima, ilegal, odiosa y/o insostenible de la deuda reclamada a Grecia hoy en día.
Ese mandato es muy importante porque hay una amplia conciencia entre la población griega sobre la ilegitimidad y la ilegalidad de una parte de la deuda pero faltan argumentos sólidos, basados en el derecho internacional, con una visión de auditoría de las cuentas públicas, y con el criterio global de las finanzas públicas y de sus relaciones con las finanzas privadas. Hasta la fecha hay una falta de argumentación en la que basar las decisiones soberanas pertinentes en relación a la identificación de este tipo de ilegitimidad e ilegalidad.
Nosotros no vamos a hacer recomendaciones al Gobierno sobre la estrategia a seguir con la Unión Europea; no es parte de nuestra misión. Pero sobre la base de nuestras conclusiones, las autoridades podrán tomar de forma soberana decisiones fundadas en argumentos de derecho interno e internacional para lograr hacer frente a sus acreedores.
Aclaremos estos conceptos sobre la deuda: ilegítima, ilegal, odiosa e insostenible.
Una deuda ilegítima es la contratada en contra del interés general de la población. Por ejemplo, la deuda contratada como consecuencia de regalos fiscales a una minoría privilegiada, a través de la exoneración de impuestos. También se puede considerar ilegítima la deuda contratada para favorecer a los banqueros privados responsables de la crisis, la contraída para el rescate bancario.
Una deuda ilegal es la que ha sido contratada sin respetar las normas jurídicas en vigor en un estado o en una región económica o política como la eurozona o la UE. En el caso de Grecia, vamos a analizar si se respetó la Constitución a la hora de firmar el Memorándum de 2010 y el programa de rescate, de reestructuración de la deuda, de 2012; si se respetaron las reglas en vigor en la UE; si el Fondo Monetario Internacional, cuando otorgó crédito a Grecia, respetó sus propios estatutos…
También hay que analizar la legalidad desde el punto de vista de los tratados internacionales que garantizan el ejercicio de los derechos humanos. Es decir, si no se respetaron o se derogaron convenciones que protegen a los ciudadanos en el ejercicio de sus derechos humanos fundamentales, como el de alcanzar un alto nivel de educación, de salud pública, a un empleo decente, a una jubilación digna... si sucedió así, entonces estaríamos hablando de ilegalidad y de carácter odioso.
Y llego al punto de la insostenibilidad. No hablamos de sostenibilidad en términos financieros –la posibilidad de un Estado de seguir reembolsando una deuda porque encuentra cómo pagar–, sino en relación al derecho, donde se entiende que una deuda insostenible es aquella cuyo reembolso impide a un gobierno garantizar a su ciudadanía el ejercicio de sus derechos humanos fundamentales.
¿A quiénes llamarán a declarar ante la comisión?
Vamos a convocar en audiencia a Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo en la época; a Dominique Strauss-Kahn, entonces director general del FMI; al grupo Goldman Sachs, que participó del «maquillaje» de las cuentas de Grecia. Entre otros, invitaremos a declarar al representante brasileño en el FMI, Paulo Noguera Batista, que manifestó que la decisión del Fondo de otorgar crédito a Grecia fue tomada bajo la presión de Angela Merkel, Nicolas Sarkozy y los bancos franceses y alemanes, que exigieron el rescate público.
Hay testimonios de una discusión en la dirección del FMI en la que varios directores ejecutivos dijeron: “Hay que conceder una quita de deuda a Grecia, hay que reestructurar esa deuda ahora (era 2010), porque otorgar un crédito va a crear una situación en la que Grecia será incapaz de reembolsarlo”.
Pues resulta que el FMI solamente puede otorgar crédito a un país miembro si hace sostenible de manera estructural el reembolso de la deuda. ¿Y qué pasó? Los representantes de Francia y Alemania, apoyados por el resto de países de la zona euro, dijeron que no se podía hacer una quita porque implicaba un costo para los bancos franceses, alemanes, italianos…
Luego, esos acreedores privados, una vez cobrado el cupo de los bonos griegos, vendieron esos títulos en el mercado secundario a otros bancos y fondos especulativos. Y así, los grandes bancos privados salieron del mercado de la deuda griega. Y entonces, en 2012, hicieron la reestructuración de la deuda, con una quita, pero los afectados ya no eran los mismos banqueros; ahora eran, por ejemplo, los bancos chipriotas, que habían comprado a los bancos alemanes y franceses los títulos griegos pensando que era un buen negocio. Y eso provocó la crisis de Chipre.
¿Es compatible esta auditoría de la deuda con la negociación entre el Gobierno de Alexis Tsipras y la Unión Europea?
Por supuesto que es compatible. Aquí hay un especie de ironía de la historia, que es la siguiente: en mayo de 2013, el Parlamento Europeo, bajo la presión de la Comisión Europea, adoptó un reglamento muy duro para los países sometidos a un plan de ajuste estructural –en esa época, Grecia, Portugal, Chipre e Irlanda–. Se llama Reglamento 472 y es extremadamente duro en el tutelaje de las economías de los países bajo asistencia financiera. En el artículo 7.9 se dice que un país bajo ajuste estructural tendrá que realizar una auditoría integral de su deuda para explicar cómo aumentó hasta un nivel insostenible y para identificar posibles irregularidades.
¿Qué está haciendo Grecia al crear el comité de auditoría? Está implementando ese reglamento, que para mí es injusto, pero existe. Cuando se adoptó, claro está, no imaginaron a un gobierno antiausteridad llevando a cabo una auditoría de la deuda; pensaron en otro tipo de escenarios. Pero, a veces, este tipo de situaciones imprevistas permiten a un gobierno basar en el derecho un acto importante; en este caso, un acto democrático y elemental.
¿Hasta ahora no lo ha hecho ningún otro gobierno europeo?
Creo que es importare preguntar a la Comisión Europea, responsable de implementar ese reglamento, por qué no le exigió al Gobierno de Antonis Samaras la auditoría; por qué no se la exigió a Pedro Passos Coelho en Portugal; por qué no se la exigió a Chipre… Realmente, no querían que se hicieran esas auditorías de la deuda.
¿Podría revertirse de alguna manera la socialización de la deuda privada? ¿Obligar a los bancos a asumir la quita?
Podrían pagar la factura de anulación de la deuda, quizás con una contribución a un fondo específico… Si la pregunta es quiénes son los dueños de la deuda de los Estados, no hay ninguna duda de que la respuesta es que los bancos son los principales acreedores. En el caso español, son bancos privados nacionales o extranjeros los tenedores de la deuda pública. En el caso de Grecia, son los acreedores públicos; es un caso que yo calificaría de excepcional, junto a los de Portugal y Chipre.
¿Se puede documentar claramente a dónde han ido a parar los créditos concedidos a Grecia?
Lo que es absolutamente seguro, porque hay declaraciones muy claras al respecto, es que Grecia fue obligada a utilizar el dinero recibido para hacer los pagos a los bancos. El dinero que se quedó en Grecia fue sumamente minoritario. Y eso lo vamos a mostrar con la auditoría, aunque ya está bastante documentado, tanto la parte que salió de Grecia inmediatamente en pago a los bancos, como la parte que llegó entre 2010 y 2012 a los bancos griegos, que en gran parte eran filiales de bancos franceses y alemanes.
¿Y qué repercusiones puede tener fuera de Grecia?
Puede ser un ejemplo para los demás pueblos. Hay mucha esperanza en la opinión pública europea sobre lo que puede ocurrir en Grecia. Si el Gobierno elegido democráticamente con un programa de ruptura con la austeridad logra garantizar a su ciudadanía el restablecimiento de los derechos humanos fundamentales, enfrentándose a las autoridades europeas y a los acreedores, sería un ejemplo extraordinario para la UE y para los pueblos de Europa.
Por eso mismo, un Gobierno como el de Mariano Rajoy es tan riguroso como el de Angela Merkel cuando se está dialogando con las autoridades griegas. Porque Mariano Rajoy, quizás más que otros, quiere el fracaso de la experiencia del Gobierno de Syriza para convencer a los pueblos de España de que no hay salida fuera de la austeridad y que un gobierno de tipo Syriza es imposible, inconcebible, en el Estado español. De ahí la importancia de brindar nuestro apoyo al pueblo griego para permitir que esa experiencia sea exitosa.
Éric Toussaint es un economista belga (Namur, 1954) y portavoz del Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo (CADTM) que ha sido elegido por el Parlamento de Grecia para coordinar al grupo de expertos –30 personas de 10 nacionalidades distintas– que analizarán cómo se ha generado la deuda pública y quiénes son los responsables.
Fuente: http://www.naiz.eus/eu/hemeroteca/gara/categories/consecuencias-de-las-politicas-de-ajuste-en-europa
Txisko Fernández
Naiz
De la mano de la Fundación Hitz, Hitz, Éric Toussaint ha pasado esta semana por Euskal Herria con su última obra bajo el brazo –Bancocracia (publicado en castellano por Icaria Editorial)– y cargado de reposadas reflexiones sobre un ámbito en el que lleva décadas trabajando. Portavoz del Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo (CADTM), su trayectoria comenzó con la vista puesta en Europa –auditando, en los años 80, la explosión de la deuda de países del Norte, como Bélgica o Italia, coincidiendo con el inicio de las políticas neoliberales– y ahora está en el ojo del huracán de lo que unos denominan “crisis de la deuda en la zona euro” y otros “crisis humanitaria en Grecia”. Gara compartió con otros medios una entrevista tras una rueda de prensa el pasado martes en Bilbo. Este artículo recoge extractos de ambas comparecencias.
Txisko Fernández: ¿Cuál es el mandato que les ha dado el Parlamento griego?
Éric Toussaint: La decisión tomada por Grecia de constituir un comité de auditoría de la deuda, que han denominado “comité de la verdad sobre la deuda”, es inédita a nivel europeo. Ningún parlamento, ninguna institución de un estado de la Unión Europea o del conjunto de Europa, había tomado este tipo de iniciativas. Y lo ha hecho con un mandato tan claro como el de identificar la parte ilegítima, ilegal, odiosa y/o insostenible de la deuda reclamada a Grecia hoy en día.
Ese mandato es muy importante porque hay una amplia conciencia entre la población griega sobre la ilegitimidad y la ilegalidad de una parte de la deuda pero faltan argumentos sólidos, basados en el derecho internacional, con una visión de auditoría de las cuentas públicas, y con el criterio global de las finanzas públicas y de sus relaciones con las finanzas privadas. Hasta la fecha hay una falta de argumentación en la que basar las decisiones soberanas pertinentes en relación a la identificación de este tipo de ilegitimidad e ilegalidad.
Nosotros no vamos a hacer recomendaciones al Gobierno sobre la estrategia a seguir con la Unión Europea; no es parte de nuestra misión. Pero sobre la base de nuestras conclusiones, las autoridades podrán tomar de forma soberana decisiones fundadas en argumentos de derecho interno e internacional para lograr hacer frente a sus acreedores.
Aclaremos estos conceptos sobre la deuda: ilegítima, ilegal, odiosa e insostenible.
Una deuda ilegítima es la contratada en contra del interés general de la población. Por ejemplo, la deuda contratada como consecuencia de regalos fiscales a una minoría privilegiada, a través de la exoneración de impuestos. También se puede considerar ilegítima la deuda contratada para favorecer a los banqueros privados responsables de la crisis, la contraída para el rescate bancario.
Una deuda ilegal es la que ha sido contratada sin respetar las normas jurídicas en vigor en un estado o en una región económica o política como la eurozona o la UE. En el caso de Grecia, vamos a analizar si se respetó la Constitución a la hora de firmar el Memorándum de 2010 y el programa de rescate, de reestructuración de la deuda, de 2012; si se respetaron las reglas en vigor en la UE; si el Fondo Monetario Internacional, cuando otorgó crédito a Grecia, respetó sus propios estatutos…
También hay que analizar la legalidad desde el punto de vista de los tratados internacionales que garantizan el ejercicio de los derechos humanos. Es decir, si no se respetaron o se derogaron convenciones que protegen a los ciudadanos en el ejercicio de sus derechos humanos fundamentales, como el de alcanzar un alto nivel de educación, de salud pública, a un empleo decente, a una jubilación digna... si sucedió así, entonces estaríamos hablando de ilegalidad y de carácter odioso.
Y llego al punto de la insostenibilidad. No hablamos de sostenibilidad en términos financieros –la posibilidad de un Estado de seguir reembolsando una deuda porque encuentra cómo pagar–, sino en relación al derecho, donde se entiende que una deuda insostenible es aquella cuyo reembolso impide a un gobierno garantizar a su ciudadanía el ejercicio de sus derechos humanos fundamentales.
¿A quiénes llamarán a declarar ante la comisión?
Vamos a convocar en audiencia a Jean-Claude Trichet, presidente del Banco Central Europeo en la época; a Dominique Strauss-Kahn, entonces director general del FMI; al grupo Goldman Sachs, que participó del «maquillaje» de las cuentas de Grecia. Entre otros, invitaremos a declarar al representante brasileño en el FMI, Paulo Noguera Batista, que manifestó que la decisión del Fondo de otorgar crédito a Grecia fue tomada bajo la presión de Angela Merkel, Nicolas Sarkozy y los bancos franceses y alemanes, que exigieron el rescate público.
Hay testimonios de una discusión en la dirección del FMI en la que varios directores ejecutivos dijeron: “Hay que conceder una quita de deuda a Grecia, hay que reestructurar esa deuda ahora (era 2010), porque otorgar un crédito va a crear una situación en la que Grecia será incapaz de reembolsarlo”.
Pues resulta que el FMI solamente puede otorgar crédito a un país miembro si hace sostenible de manera estructural el reembolso de la deuda. ¿Y qué pasó? Los representantes de Francia y Alemania, apoyados por el resto de países de la zona euro, dijeron que no se podía hacer una quita porque implicaba un costo para los bancos franceses, alemanes, italianos…
Luego, esos acreedores privados, una vez cobrado el cupo de los bonos griegos, vendieron esos títulos en el mercado secundario a otros bancos y fondos especulativos. Y así, los grandes bancos privados salieron del mercado de la deuda griega. Y entonces, en 2012, hicieron la reestructuración de la deuda, con una quita, pero los afectados ya no eran los mismos banqueros; ahora eran, por ejemplo, los bancos chipriotas, que habían comprado a los bancos alemanes y franceses los títulos griegos pensando que era un buen negocio. Y eso provocó la crisis de Chipre.
¿Es compatible esta auditoría de la deuda con la negociación entre el Gobierno de Alexis Tsipras y la Unión Europea?
Por supuesto que es compatible. Aquí hay un especie de ironía de la historia, que es la siguiente: en mayo de 2013, el Parlamento Europeo, bajo la presión de la Comisión Europea, adoptó un reglamento muy duro para los países sometidos a un plan de ajuste estructural –en esa época, Grecia, Portugal, Chipre e Irlanda–. Se llama Reglamento 472 y es extremadamente duro en el tutelaje de las economías de los países bajo asistencia financiera. En el artículo 7.9 se dice que un país bajo ajuste estructural tendrá que realizar una auditoría integral de su deuda para explicar cómo aumentó hasta un nivel insostenible y para identificar posibles irregularidades.
¿Qué está haciendo Grecia al crear el comité de auditoría? Está implementando ese reglamento, que para mí es injusto, pero existe. Cuando se adoptó, claro está, no imaginaron a un gobierno antiausteridad llevando a cabo una auditoría de la deuda; pensaron en otro tipo de escenarios. Pero, a veces, este tipo de situaciones imprevistas permiten a un gobierno basar en el derecho un acto importante; en este caso, un acto democrático y elemental.
¿Hasta ahora no lo ha hecho ningún otro gobierno europeo?
Creo que es importare preguntar a la Comisión Europea, responsable de implementar ese reglamento, por qué no le exigió al Gobierno de Antonis Samaras la auditoría; por qué no se la exigió a Pedro Passos Coelho en Portugal; por qué no se la exigió a Chipre… Realmente, no querían que se hicieran esas auditorías de la deuda.
¿Podría revertirse de alguna manera la socialización de la deuda privada? ¿Obligar a los bancos a asumir la quita?
Podrían pagar la factura de anulación de la deuda, quizás con una contribución a un fondo específico… Si la pregunta es quiénes son los dueños de la deuda de los Estados, no hay ninguna duda de que la respuesta es que los bancos son los principales acreedores. En el caso español, son bancos privados nacionales o extranjeros los tenedores de la deuda pública. En el caso de Grecia, son los acreedores públicos; es un caso que yo calificaría de excepcional, junto a los de Portugal y Chipre.
¿Se puede documentar claramente a dónde han ido a parar los créditos concedidos a Grecia?
Lo que es absolutamente seguro, porque hay declaraciones muy claras al respecto, es que Grecia fue obligada a utilizar el dinero recibido para hacer los pagos a los bancos. El dinero que se quedó en Grecia fue sumamente minoritario. Y eso lo vamos a mostrar con la auditoría, aunque ya está bastante documentado, tanto la parte que salió de Grecia inmediatamente en pago a los bancos, como la parte que llegó entre 2010 y 2012 a los bancos griegos, que en gran parte eran filiales de bancos franceses y alemanes.
¿Y qué repercusiones puede tener fuera de Grecia?
Puede ser un ejemplo para los demás pueblos. Hay mucha esperanza en la opinión pública europea sobre lo que puede ocurrir en Grecia. Si el Gobierno elegido democráticamente con un programa de ruptura con la austeridad logra garantizar a su ciudadanía el restablecimiento de los derechos humanos fundamentales, enfrentándose a las autoridades europeas y a los acreedores, sería un ejemplo extraordinario para la UE y para los pueblos de Europa.
Por eso mismo, un Gobierno como el de Mariano Rajoy es tan riguroso como el de Angela Merkel cuando se está dialogando con las autoridades griegas. Porque Mariano Rajoy, quizás más que otros, quiere el fracaso de la experiencia del Gobierno de Syriza para convencer a los pueblos de España de que no hay salida fuera de la austeridad y que un gobierno de tipo Syriza es imposible, inconcebible, en el Estado español. De ahí la importancia de brindar nuestro apoyo al pueblo griego para permitir que esa experiencia sea exitosa.
Éric Toussaint es un economista belga (Namur, 1954) y portavoz del Comité para la Anulación de la Deuda del Tercer Mundo (CADTM) que ha sido elegido por el Parlamento de Grecia para coordinar al grupo de expertos –30 personas de 10 nacionalidades distintas– que analizarán cómo se ha generado la deuda pública y quiénes son los responsables.
Fuente: http://www.naiz.eus/eu/hemeroteca/gara/categories/consecuencias-de-las-politicas-de-ajuste-en-europa
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