sábado, 22 de octubre de 2022

_- La memoria democrática ya es ley.

_- Claves para entender la ley de Memoria Democrática que entra en vigor. Tras su publicación en el BOE este jueves, esta polémica y discutida norma entrará en vigor este viernes. 

Qué dice la Ley de Memoria Democrática y por qué genera tanta polémica 

El mapa de los lugares de memoria democrática en España 

 Valle de los Caídos 
Buscar a los desaparecidos de la Guerra Civil y la dictadura franquista, y estudiar las posibles vulneraciones de derechos humanos entre los años 1978 y 1983 son los objetivos de la Ley de Memoria Democrática que entrará vigor este viernes tras una larga tramitación parlamentaria. 

 El Boletín Oficial del Estado (BOE) publica este jueves esta polémica y discutida norma que fue aprobada definitivamente hace 15 días con los votos en contra de PP, Vox y Ciudadanos. 

 La nueva norma, que sustituye a la Ley de Memoria de 2007, nace bajo los principios de "verdad, justicia y reparación" y persigue dignificar las víctimas olvidadas, así como "evitar la repetición de los episodios más trágicos de la historia". Así, considera un "inexcusable deber moral" político y un "signo de la calidad de la democracia" recordar, reparar y dignificar a las víctimas del golpe de Estado, la guerra de España y la dictadura franquista porque entiende que "el olvido no es opción para una democracia". Estos son algunos de los puntos más importantes de la ley de Memoria Democrática: - 

EL RÉGIMEN FRANQUISTA SE DECLARARÁ ILEGAL: la ley declara ilegal tanto el régimen franquista como los tribunales franquistas, por lo que se anulan todas sus condenas. - 

EL ESTADO ASUME LA BÚSQUEDA DE LAS PERSONAS DESAPARECIDAS: la búsqueda de las personas desaparecidas durante la Guerra Civil y la Dictadura corresponderá a la Administración General del Estado, sin perjuicio de las competencias de otras administraciones públicas. - Para ello, elaborará un mapa de localización de personas desaparecidas y creará un banco estatal de ADN de víctimas de la Guerra Civil y la Dictadura para poder comparar perfiles genéticos en la identificación de restos.

_- MEMORIA HISTÓRICA. El Gobierno balear identifica los restos de Aurora Picornell, ‘La Pasionaria mallorquina’

_- Picornell fue enterrada en una fosa común con otras cuatro mujeres. Su padre y dos de sus hermanos también fueron asesinados por el franquismo

El Gobierno balear ha anunciado este jueves que los restos hallados en la exhumación de una fosa en el cementerio de Son Coletes a finales del año pasado corresponden a Aurora Picornell, conocida como La Pasionaria mallorquina. Modista de profesión, era la responsable de la organización de mujeres del Partido Comunista en las Islas Baleares. En los primeros días del golpe de Estado que dio origen a la Guerra Civil fue detenida, encarcelada y hecha desaparecer con otras compañeras la noche del 5 de enero de 1937. Tenía 25 años, estaba casada y era madre de una niña pequeña. “Hoy es un día histórico”, ha declarado el vicepresidente balear, Juan Pedro Yllanes. “Estamos muy orgullosos de haber encontrado sus restos. No han conseguido hacerla desaparecer....

viernes, 21 de octubre de 2022

_- ENTREVISTA Nuccio Ordine: “Estamos más conectados que nunca... pero estamos solos”


El autor de 'La utilidad de lo inútil' y 'Los hombres no son islas', en Bilbao antes de la entrevista._- El autor de 'La utilidad de lo inútil' y 'Los hombres no son islas', en Bilbao antes de la entrevista.
ALE
  En 2013, el escritor y profesor italiano provocó todo un revuelo editorial con ‘La utilidad de lo inútil’, un manifiesto que reivindicaba el valor intrínseco de la educación y las humanidades frente a sus versiones “comerciales”. Ahora publica ‘Los hombres no son islas’, una guía de lectura de autores clásicos vertebrada por el concepto de la solidaridad 

Nuccio Ordine (Diamante, Italia, 64 años) está en forma. Uno diría que su profesión de fe consiste, en la estirpe de los tiburones, en “si me paro, me voy al fondo”. Así que, desde la Calabria profunda en la que vive y enseña, viaja sin desmayo por todo el mundo dando conferencias, presentando libros, impartiendo clases magistrales, recibiendo premios, aceptando doctorados honoris causa y escuchando ovaciones que duran varios minutos. Su libro más célebre, La utilidad de lo inú­til —un manifiesto en defensa de las humanidades y del valor intrínseco de la cultura y la educación frente a “las pedagogías comerciales” y el peso del dinero como único valor social—, va por la edición número 27 en su versión española. Un vídeo suyo del proyecto Aprendemos juntos de BBVA dirigiéndose a un grupo de estudiantes en 2019 superó hace tiempo los 10 millones de visualizaciones en YouTube. Giuseppe Blasioli, un camionero de la región de los Abruzos, le escribió una emotiva carta en la que le contaba que gracias a sus vídeos se había aficionado a la lectura y hoy era “un hombre nuevo”. El 26 de septiembre, Ordine, profesor de Literatura italiana en la Universidad de Calabria, recibía en el Museo Guggenheim Bilbao el Premio de Honor de la Fundación Fair Saturday, que reconoce a “personas y organizaciones inspiradoras del ámbito internacional que generan un impacto social positivo a través del arte y la cultura”. Su discurso, que transcurrió en euskera y castellano aderezados con el inconfundible acento del sur de Italia, fue como una obra de teatro, un monólogo iracundo contra la tontería universal.

Estamos ante una rock star del pensamiento, la filosofía y la literatura que hace pensar, reír, indignarse y llorar a sus seguidores con tanta soltura escénica como solvencia intelectual. También ante un consumado ventrílocuo que hace hablar a Aristóteles, a Plutarco, a John Donne, a Victoria Woolf, a Cervantes, a Madame de La Fayette, a Montaigne, a Séneca y a Albert Camus por boca suya… o él habla por boca de ellos, que no queda demasiado claro. Nuccio Ordine publicó recientemente Tres coronas para un rey. La empresa de Enrique III y sus misterios, y su nueva obra en español, Los hombres no son islas, acaba de llegar a las librerías (ambas en Acantilado).

El autor de 'La utilidad de lo inútil' y 'Los hombres no son islas', en Bilbao antes de la entrevista.
ALEX ITURRALDE

De su nuevo libro se pueden extraer, por desgracia, enseñanzas muy aplicables a la realidad inmediata, como el triunfo de la ultraderecha en Italia…

Desde luego…

Montaigne hablaría de “victorias abyectas”. ¿Usted también?

Sí. Para mí hoy es un día feliz porque recibo un premio importante, y a la vez muy triste porque en mi país una derecha extrema ha ganado las elecciones. Y estoy preocupado. Y muy inquieto con esa idea de “familia natural” entre la ultraderecha italiana de Meloni, Vox y demás formaciones radicales que impiden hacer comprender al mundo que los hombres tienen derechos. Y además, esta gente tiene una idea falsa del patriotismo. Hace tiempo que comprendí que no tenemos una patria. En mi libro hay muchos autores que hablan de esto.

Como Giordano Bruno: “Todo país es patria”.

Sí, dice “para el verdadero filósofo, toda tierra es patria”. Recuerdo haber leído esa frase en la Biblioteca Nacional de Francia, un día que estaba allí trabajando. Yo ya la conocía de cuando era estudiante, pero, al leerla en aquel lugar, comprendí de verdad el significado. Mi patria es el lugar donde tengo libros, donde puedo pensar y donde puedo hablar con profesores a los que respeto. Mi patria es el lugar donde puedo hacer las cosas que amo.

Ya resulta cansina la forma en que algunos nacionalistas utilizan el concepto de identidad para sus fines políticos, ¿no cree?

Por supuesto. Pero hay un texto maravilloso de Plutarco sobre el barco de Teseo, que recojo en mi libro y donde se dice que la identidad no es algo estable, sino que es siempre dinámica, que está en ósmosis, donde lo viejo y lo nuevo se mezclan. Estar contra el concepto de identidad de esta gente no quiere decir que no ames tu tierra. Yo vivo en mi tierra, Calabria. Tengo a mis amigos y mi vida allí, doy clases en mi tierra. Elegí eso de forma consciente, porque además pienso que tengo una deuda con la Universidad de Calabria porque sin ella no hubiera iniciado mi vida profesional. Y por cierto, por eso apoyo con fuerza la idea de una Universidad pública, porque creo que puede cambiar la vida de mucha gente.

¿Cree que todo eso ahora puede estar en peligro?

Todo está en peligro, pero no solo en Italia. El hecho de que una Universidad como la de Columbia haya admitido hace poco que había trucado los datos para subir en el ranking de centros universitarios y así poder ganar prestigio y cobrar más a sus alumnos, es terrible. Es triste. Hoy vivimos esta loca idea de los rankings, de pesarlo todo, de etiquetarlo, de clasificarlo todo, de traducirlo todo en dinero. Pero históricamente la tarea de la Universidad ha sido otra: formar millones de estudiantes que, antes de nada, sean ciudadanos cultos. Un laboratorio, como ya dijo Kant, donde mujeres y hombres puedan criticar los valores dominantes. No un lugar desde el que se difunden los valores dominantes.

Se llama pensamiento crítico.

Eso es lo que debería ser la escuela, pensamiento crítico. Pero hoy estamos formando pollos de engorde, que pesan lo mismo, que salen iguales, con la misma formación, evaluados desde los mismos parámetros… Es una locura. Estamos formando soldaditos con una visión estrictamente empresarial, no cultural. Ha ganado la idea de que hay que ser siempre el primero y el mejor en todo. El éxito y solo el éxito. Pero eso no es real. Nos lo enseñó Don Quijote: en la vida también hay derrotas gloriosas.

En su nuevo libro se reivindica la lentitud —Nietzsche—, la dificultad —Rilke—, el esfuerzo y la atención —Petrarca—, el asombro —Aristóteles—… Eso ya daría para un buen sistema educativo, ¿no? Pero más bien parece que se está haciendo lo contrario.

En Italia, la Universidad que a principio de curso tiene 300 alumnos matriculados y al final de curso tiene 300 licenciados es considerada como la mejor Universidad. Trescientos llegan, 300 salen con su diploma en el bolsillo. Pero nadie se pregunta cuál es el valor de esos 300. Claro, para hacer que sean 300 se baja el nivel, es la única forma. Y lo mismo pasa con la educación primaria, con la escuela secundaria, los institutos…, y entonces hay que volver a Rilke, quien decía que solo la dificultad te puede permitir hacer el esfuerzo que te hace mejor. Me alegra que cite usted a Petrarca, y su idea de la necesidad de escuchar y de prestar atención. Esos pequeños textos suyos, las Cartas familiares, yo los utilizo siempre con mis alumnos en clase.

Antes podía hablar media hora seguida y los estudiantes me seguían. Ahora, si les hablo cinco minutos seguidos, empiezan a mirar sus móviles Todo lo que escribe en sus libros, todos esos autores clásicos a los que recurre, ¿están en sus clases?

Todo está en mis clases. Yo sé que actualmente el umbral de atención de los estudiantes es muy bajo. Yo llevo 32 años enseñando en la Universidad. Cuando empecé a dar clases, podía hablar media hora seguida y los estudiantes me seguían. Ahora, si les hablo cinco minutos seguidos, empiezan a mirar sus móviles y a…

A zapear.

Eso es.

Pero es que vivimos en un gran zapeo. Y no solo los estudiantes…

Desde luego, es dramático. Bueno, pues cuando les leí la primera vez esas cartas de Petrarca, se hizo el silencio. Se dan cuenta de que, si no haces un esfuerzo de atención, no entiendes nada.

Los médicos diagnostican en muchos niños, aunque cada vez también en más adultos, el trastorno por déficit de atención. Pero hoy ya no parece una dolencia, parece casi un modo de vida, ¿no cree?

Claro, porque todo es publicidad. Todo tiene que ser rápido y supuestamente eficaz. ¿Por qué no suelo dar entrevistas en televisión? Porque te piden hablar un minuto, y un minuto no significa nada. Lo mismo que la idea esa de los 140 caracteres. Sé que hay autores y profesores que han intentado hacer filosofía en Twitter. Son concesiones a la moda que no sirven para nada. Al contrario: tenemos que hacer entender a los estudiantes que el clic en Facebook y tener 1.500 amigos no es amistad. Tenemos que enseñarles lo que le dice el zorro al Principito de Saint-Exupéry: “Tienes que domesticarme”. Domesticar significa que hoy tú hablas conmigo a cuatro metros, mañana hablas a tres metros y mañana hablaremos a un metro. Se trata del tiempo que estamos dispuestos a dedicar a los otros.

Nos dijo George Steiner en una entrevista: “Los jóvenes ya no tienen tiempo de tener tiempo”…

Y tenía razón, sí, así es.

Usted critica, como ya se ha dicho, las “pedagogías comerciales”, pero también lo que llama las “pedagogías hedonistas”. ¿Puede explicarlo?

Claro. Le doy un dato. En el plan de inversión de los fondos europeos para Italia, que ascienden a casi 200.000 millones de euros, ¿qué se ha hecho en el campo de la educación? Conectar todas las escuelas y comprar miles y miles de pizarras electrónicas y iPads. Y se han olvidado de lo más importante: los buenos profesores. En Italia, los profesores están muy mal pagados. Ya no tienen dignidad dentro de la sociedad. La escuela tiene que hacer comprender a los estudiantes que una persona con conocimientos vale más que una persona ignorante con dinero.

Pero explique lo de las “pedagogías hedonistas”…

Sí, me cabrea mucho. Hoy en día hay un modelo pedagógico que apuesta por todo tipo de aparatitos tecnológicos mientras sostiene que no hay que aprender de memoria; por ejemplo, que no hay que aprender poesía de memoria, que eso es una tontería. ¡No es verdad! Primo Levi ya nos lo hizo comprender en su libro Si esto es un hombre. Decía que en el campo de concentración le habían robado todo, la ropa, los libros, la comida, el pelo porque se lo habían rapado…, pero que lo único que los nazis no le habían podido robar eran las cosas que había aprendido de memoria. Así que, por la noche, les recitaba a sus compañeros el Canto de Ulises, de Dante, y aquello era un diminuto rayo de luz en el infierno de Auschwitz. Lo más importante de todo esto es que las cosas que tú has aprendido de memoria, nadie te las puede robar. Tú puedes perder todos los bienes materiales que has adquirido, pero nunca tu sabiduría, lo aprendido, lo leído, la música…, eso nadie te lo puede robar.

¿Cree que la falta de capacidad de atención y la creciente jungla virtual están afectando a las relaciones sociales, las están banalizando?

Por supuesto que sí, y lo verdaderamente terrible es que los chicos ya prefieren hablar con sus amigos encerrados en sus casas, prefieren hacerlo por WhatsApp que estar sentados juntos y tocarse y hablarse y mirarse. Esto me preocupa muchísimo.

¿Por qué cree que pasa?

Es normal. Si los estudiantes están acostumbrados en su tiempo libre a vivir fuera de la escuela rodeados de pantallas, y además la nueva pedagogía defiende que en la escuela el móvil y el iPad son muy importantes, pues los jóvenes entonces viven prácticamente toda su vida en modo virtual. Le pregunté a un alumno mío: “¿Tú por qué tienes Facebook?”. Y me contestó: “Porque me permite tener 1.500 amigos”. Eso es la banalización de la amistad. Pero además me dijo: “Es que también me permite echarme novias”. ¿Cómo se puede pensar en hablar a alguien de amor o de sexo de forma virtual, sin cogerle la mano, sin sentir si se le pone carne de gallina, sin comprobar que sus ojos están distintos, sin ver juntos una puesta de sol?

¿Usted les dice estas cosas a sus estudiantes? ¿Y le comprenden?

Cuando les hablas de esto, te comprenden. Tenemos que hablar más con ellos, no podemos emplear nuestra fuerza de profesores para convencerlos o para obligarlos a hacer cosas. Son los argumentos los que importan. Hay que distinguir entre la autoridad entendida como la fuerza solo porque soy el profesor, y ser autoridad en algo, que supone la conquista del otro con argumentos. Si yo te impongo todo, no consigo nada de ti, pero si te leo la carta de agradecimiento que le envió Albert Camus a su viejo profesor del colegio a los pocos días de recibir el Nobel, es otra cosa. Hasta te puedo hacer llorar.

¿Usted cómo enseña y para qué enseña?

Yo enseño siempre con la idea de que las cosas que enseño tienen que ser importantes para la vida, no para hacer un examen u obtener un título. Cuando los estudiantes comprenden que leer una página de literatura es muy importante para entender su vida, bueno, has cumplido tu misión de profesor. Y para enseñar, y también para mis libros, siempre he preferido elegir los textos de autores clásicos. Sus ideas son las que importan, no las mías.

En su nuevo libro, Ordine vuelve a ofrecer una guía de lectura a partir de los clásicos.
ALEX ITURRALDE

Los hombres no son islas es, como ya ocurrió con La utilidad de lo inútil o Clásicos para la vida, ante todo una guía de lectura, ¿no? ¿Como un trampolín desde el que saltar a nuevas lecturas?

¡Claro! Ese es el objetivo principal. Y le puedo decir que muchas veces estudiantes míos me han dicho: “Profesor, estoy leyendo todo Dickens desde que nos puso aquel párrafo”, o cualquier otro gran autor.

Se leen con placer todos esos textos clásicos y sus propias conclusiones, pero no cabe ser demasiado optimista al respecto. ¿Seguro que no somos islas?

Es evidente que la sociedad virtual crea nuevas formas de soledad, lo cual es una auténtica paradoja de nuestra época, porque estamos más conectados que nunca pero resulta que estamos solos. Tenemos la ilusión de estar relacionados, pero una relación virtual no puede ser una buena relación, es una forma de relación vacía.

Algunos de esos textos son conmovedores de verdad, como cuando el filósofo inglés del siglo XVI Francis Bacon habla de la filantropía…

Sí, él utiliza esa imagen hermosa del árabe que con un cuchillo hiere el árbol del bálsamo. “Una herida para curar las heridas”, la herida del bálsamo permite curar las heridas de la humanidad. O Séneca y su idea de que la humanidad es como una cúpula donde, si quitas un solo ladrillo, todos los demás ladrillos caen.

Hay gente que con el tema de la caridad y de la solidaridad gana mucho dinero. Y eso es terrible

Por cierto, hablando de filantropía, solidaridad y altruismo…, ¿no hay que tener cuidado con la “industria de la caridad” y ciertos “altruistas profesionales”?

Claro, y por eso incluí ese texto de La ópera de cuatro cuartos, de Brecht, que deja claro que hay una industria de la mendicidad. Hay gente que con el tema de la caridad y de la solidaridad gana mucho dinero. En Italia, por ejemplo, hay organizaciones que teóricamente se ocupan de los pobres pero que roban el dinero del Estado, y otras que ayudan a los inmigrantes y se lucran con ello. Esto es terrible.

Sus libros utilizan el ayer —a través de los clásicos— para tratar de explicar el hoy y atisbar el mañana. Viene a ser lo contrario de lo que están haciendo los defensores de la cultura de la cancelación: juzgar el ayer con criterios del hoy…

Sí, sí…, la única manera que tenemos de examinar el presente es mirando al pasado, y no al revés. ¿Por qué en el Olimpo griego la madre de todos los saberes es la memoria? La memoria nos permite, a través del pasado, comprender el presente y prever el futuro. Y esa es una idea directamente opuesta a la idea que hoy es dominante: que las cosas importantes son las futuras porque el pasado es siempre obsoleto. Y eso es lo que ocurre en la industria electrónica y en la industria digital, desde luego. Y en la industria de la educación. Lo que hoy vale, en seis meses ya no vale, y los nuevos programas ya no pueden ser leídos por los viejos instrumentos de hace un año. Y todo eso está perfectamente programado. Y otra cosa: hoy hay mucho dinero disponible para proyectos de digitalización de fondos de archivos y bibliotecas. Documentos muy antiguos, manuscritos y textos medievales, todo eso…, pero después te dicen que, en la Universidad, no estudies Paleografía, ni Filología, ni Antropología, porque son disciplinas que no sirven para nada. Entonces, si invertimos todo ese dinero en digitalizar textos antiguos y no hay expertos capaces de leer y de traducir esos manuscritos, ¿para qué sirve la inversión? Pues para tener contenta a la industria digital. Si esto sigue así, en 50 años tendremos que cerrar esos archivos y esas bibliotecas 

Cuál es la "mejor vitamina" para mantener tu cerebro joven y saludable, según una psiquiatra nutricional de Harvard

Cómo hacer para que nuestro cerebro esté más saludable?
Un buen comienzo es hacer un análisis de lo que comemos.
Mantener una dieta balanceada asegurándonos de consumir las vitaminas adecuadas es esencial para que el cuerpo funcione correctamente y para prevenir el deterioro cognitivo.

Vale la pena destacar que "hay 13 vitaminas esenciales para el funcionamiento, el crecimiento y el desarrollo normales de las células", detalla la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos.

Las vitaminas las encontramos naturalmente en los alimentos, por eso es importante qué es lo que llevamos a la boca.
 
"Tú tienes el poder al final de tu tenedor", le dice a BBC Mundo Uma Naidoo, psiquiatra nutricional de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard.

La doctora Naidoo es autora de This is your brain on food ("Lo que la comida le hace a tu cerebro"), una guía con alimentos que puedes comer para ayudar a tu salud mental, los más dañinos y los que debes intentar evitar.

Para la especialista, existe una vitamina clave para hacer que nuestro cerebro permanezca joven y saludable.
A continuación, te compartimos la entrevista con la experta.

Uma Naidoo, psiquiatra nutricional de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard.

¿Cuál es la mejor vitamina para proteger a nuestro cerebro del envejecimiento?
La mejor vitamina que cubre muchos aspectos relacionados con la salud del cerebro es la vitamina B.
Son varias y cada una tiene una función importante para el cerebro.

¿Por qué la vitamina B? ¿Qué tiene de especial?
Hay 8 tipos de vitaminas B.

La vitamina B-1, llamada tiamina, ayuda con las funciones celulares básicas y al metabolismo de diferentes nutrientes para ayudarnos a obtener energía.
Un bajo nivel de tiamina puede provocar una función cognitiva deficiente, así como otros problemas en el cuerpo.

La vitamina B-12, o cobalamina, es esencial para la formación de glóbulos rojos y el ADN, pero también apoya al sistema nervioso, el desarrollo y la función cerebral.
Hace cosas más específicas como ayudar a descomponer la homocisteína, que es una proteína dañina para el corazón y que también puede conducir a algún tipo de demencia.

Las vitaminas B y los beneficios para el cerebro

B1 (tiamina). Crucial para la función básica de las células y el metabolismo de los nutrientes para obtener energía.

B2 (riboflavina). Produce energía y descompone grasas y materiales externos como medicamentos.

B3 (niacina). Trabaja con encimas para producir colesterol y grasa necesarios para el cuerpo. También es un antioxidante.

B5 (ácido pantoténico). Ayuda a las enzimas a construir y descomponer los ácidos grasos para obtener energía.

Fuente: Uma Naidoo, psiquiatra nutricional de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard. Autora de “This is your brain on food” .

Una de mis favoritas, y de la que hablo todo el tiempo, es la vitamina B-9, que es el ácido fólico.

Este ayuda con la función óptima de los neurotransmisores y la salud cerebral. Colabora en la formación del ADN y favorece la desintoxicación celular.

Un nivel bajo de ácido fólico está asociado con un estado de ánimo bajo.

Así que con el solo hecho de comer verduras de hoja verde, que suelen ser ricas en ácido fólico natural de vitamina B-9, mantienes un buen estado de ánimo y una buena salud emocional.

Estos son solo los factores más comunes de algunas de las vitaminas B y son elementos esenciales para nuestra salud mental y cognitiva.

Plato de salmón FUENTE DE LA IMAGEN, GETTY IMAGES

El salmón es rico en vitamina B.

¿Todas las vitaminas B son buenas para el cerebro?
Tienen diferentes beneficios más allá del cerebro, pero todas tienen algún elemento que lo ayuda. Por eso, cuando me preguntan, siempre respondo que la vitamina B es la que elijo y recomiendo.

Algunas están más directamente relacionadas con el cerebro, como las vitamina B-12, B-9 y B-1. Y otras ayudan con otras funciones del cuerpo que son muy necesarias, como la formación de células sanguíneas.

Entonces, directa o indirectamente, están relacionadas con la función cerebral.

Hojas verdes. Getty Las verduras de hoja verde, cuanto más verdes, mejor, porque son ricas en ácido fólico.

¿Dónde podemos encontrar las vitaminas B?
En muchos alimentos diferentes.
Me gusta ayudar a las personas dándoles ejercicios mnemónicos [una oración corta y fácil de recordar que ayuda a relacionar palabras].

Esta no es la lista completa, pero ayuda. Entonces se me ocurrió: B.I.G. Y.E.S.S. [un gran sí].

La letra B es la inicial de beans en inglés que significa granos y que incluye frijoles, lentejas, legumbres, etc. Estos son ricos en vitamina B. Ignora la I que le sigue.
G es para greens (verduras). Agrupa todos los diferentes tipos de verduras de hoja verde. Cuanto más verdes, mejor, porque son ricas en ácido fólico.

Y es para el yogur lácteo, que contiene riboflavina, que es vitamina B-2, y también contiene vitamina B-12. Elije siempre el tipo de yogur natural. Incluso hay yogur no lácteo que tiene estas vitaminas. Así que búscalo.

La E es la primera letra de eggs (huevos). Si consumes huevos, siempre sugiero comprar huevos de pasto, de campo. Son muy ricos en vitamina B-7, que es biotina.

La primera S es para salmón. Muchas personas saben que el salmón es rico en vitaminas B, que incluye vitamina B-2 o riboflavina, vitamina B-3 o niacina, vitamina B-6 o piridoxina y vitamina B-12 o cobalamina. Todas ayudan al cerebro.

Y la otra S es para semillas de girasol. Estas son una de las fuentes más ricas de vitamina B-5, que se llama ácido pantoténico.

El 20% del valor diario recomendado de esa vitamina se puede obtener con solo una onza (28 gramos) de estas semillas.

Es fácil agregarlas a una ensalada o en una bebida para adquirir esa vitamina y sumarla como parte de tu dieta.

Una mujer estrella un huevo.
Una mujer rompe un huevo. Getty

Las  diversas vitaminas B y los beneficios para el cerebro
B6 (piridoxina). Previene enfermedades. Niveles adecuados de esta vitamina se asocian con un menor riesgo de cánceres.
B7 (biotina). Regula las señales celulares para una comunicación rápida y eficiente en el cuerpo y en el cerebro.
B9 Clave para mantener la salud cerebral y neurológica, de los neurotransmisores y una salud psicológica equilibrada.
B12 (cobalamina). Esencial para la formación de glóbulos rojos y ADN. Ayuda al desarrollo y la función del sistema nervioso.

Fuente: Uma Naidoo, psiquiatra nutricional de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard. Autora de “This is your brain on food”.

¿Cuál es la cantidad diaria recomendada de vitamina B para ayudar a la salud de nuestro cerebro?
Cuando se trata de alimentos, no siempre estamos completamente seguros de las dosis exactas de vitaminas que contienen. Y aquí es donde me gusta hablar de una dieta saludable de alimentos integrales que sea equilibrada.
El microbioma de todos es completamente único.

Intenta incluir alimentos en una dieta sana y equilibrada. No solo comas frijoles, no solo comas verduras de hoja verde, porque entonces perderás las otras siete vitaminas B al ignorarlas.

En internet puedes encontrar las diferentes vitaminas B y las cantidades diarias recomendadas. En Estados Unidos usamos la RDA (Recommended Dietary Allowances).


Plato de yogur con arándanos
FUENTE DE LA IMAGEN, GETTY IMAGES

¿Existe alguna desventaja en consumir vitamina B?
Es importante saber lo que debe consumirse dentro de las cantidades recomendadas.
Tu cuerpo absorbe todo lo que necesita y el resto pasará por la orina.
Cuando se trata de vitaminas, creer que comer o tomar algo extra te ayudará más, suele ser un mito.
Usa la cantidad recomendada y adopta una dieta saludable.
Algunos de los excesos de diferentes vitaminas, no solo de la vitamina B, pueden tener efectos secundarios. Es importante tener cuidado.

¿Qué recomendaría comer a sus pacientes?
El primer paso es comprender los síntomas que experimenta la persona, qué tipo de alimentos le gusta comer y cuáles no.

A menudo, en esa conversación, termino entendiendo algo sobre ellos, como ciertos alimentos en los que confían y que pueden no ser tan saludables.

Un gran ejemplo es el yogur que tiene probiótico y ofrece grandes beneficios. Los arándanos también son buenos.
Pero un yogur de arándanos no es la opción más saludable, porque muchos yogures con frutas tienen un exceso extremo de azúcares agregados, lo cual no es saludable para tu cerebro.

Es mucho más saludable tomar un plato de yogur y agregar arándanos congelados o frescos, endulzados con un poco de canela, un toque de miel y comerlo así.

Si no consumes mariscos, huevos o lácteos, entonces busca alternativas. Una gran fuente de vitamina B-12 para aquellos que son vegetarianos es una levadura nutricional.

"Al final, tú tienes el poder en tu tenedor"

Uma Naidoo
Psiquiatra nutricional de la Escuela de Medicina de la Universidad de Harvard.

¿Algún consejo?
Me gusta decir dos cosas:

1. Come la naranja, no compres la caja de jugo de naranja. Porque la naranja tiene la piel, la fibra, los nutrientes de las vitaminas, los minerales que necesitas. El jugo de naranja a menudo tiene una tonelada de azúcar agregada y las fibras eliminadas, por lo que es una versión menos saludable.

2. Tú tienes el poder al final de tu tenedor. Eso es algo que está bajo tu propio control y es muy poderoso que lo sepas.




https://www.bbc.com/mundo/noticias-63209808

jueves, 20 de octubre de 2022

Decisivo plan de pensiones

He oído decir a muchos docentes jubilados y jubiladas que siguen sintiéndose docentes después de haber finalizado su vida laboral. No me extraña. Porque ser maestro o profesor es una forma de ser y de estar en el mundo, una forma de ver la vida y de relacionarse con las personas.

Ser docente durante años deja una impronta imborrable siempre que se haya ejercido la profesión con un máximo (yo diría que también con un mínimo) de pasión, de entusiasmo y de coraje.

Muchas veces me sorprendo mí mismo haciendo sugerencias didácticas. Si llamo por teléfono y pregunto por alguien y me contestan que “está reunido”, pido disculpas por explicar que se trata de una expresión incorrecta. “Estar reunido” significa tener todas las partes unidas. Lo correcto es decir “está en una reunión”, le digo. Alguien lo puede considerar una impertinencia, lo sé. Y por eso me disculpo. Si entro en un restaurante, pregunto por los baños y me dicen que están “detrás suyo”, le explico al camarero que “suyo” es un posesivo y que lo correcto es decir que “están detrás de ti”. Y cuando me preguntan por el correo electrónico y digo que es arrebol@uma.es, me atrevo a preguntar:

¿Sabe lo que son los arreboles?

Nadie me ha dicho que sí. Y entonces lo aclaro:

Pues son las nubes rojas del atardecer. Por eso cuando uno se pone colorado se dice que tiene el rostro arrebolado. Son tics de profesor. Quizás alguien lo interprete como petulancia. Por eso siempre me apresuro a pedir disculpas. La verdad es que siempre, pero siempre siempre, me han dicho que muchas gracias, que es hermoso aprender y que todos los días se aprende algo nuevo. Si algún día me sueltan un exabrupto, me lo tendré bien merecido.

Seguimos siendo docentes, a pesar de haber dejado las aulas, porque todo el mundo es un aula donde se puede enseñar y aprender. Y por seso seguimos leyendo, seguimos preocupados por el saber y exigiéndonos un comportamiento ejemplar.

Los asistentes a una conferencia organizada por la Cámara Municipal de Almada (a un pasito de Lisboa) que impartí el pasado martes, aplaudieron una cita de Emilio Lledó que, después de su jubilación, al abandonar la docencia, dijo que había dejado atrás una “fuente inagotable de felicidad y de vida”. Qué diferente a la actitud de quien, cuando llega la hora de irse, no solo anticipa el momento, si la ley se lo permite, sino que lo vive como la liberación de un gran sufrimiento y de una gran desgracia.

María Zambrano, nuestra malagueña María Zambrano, en su ensayo “La vocación de maestro, dice: “La vocación, por tanto, es una acción trascendente del ser, una salida, si podemos decir del ser humano, de sus propios confines para ir a verterse más allá, Es un recogerse para luego volcarse; un ensimismarse para manifestarse con mayor plenitud”. Se es maestro o maestra. Y, por consiguiente, se es siempre. No se deja de ser por abandonar el oficio.

Tengo una especial fascinación por los libros que, ya desde el título, hablan de bibliotecas, de librerías, de libreros y de libros. Por eso he leído en un solo día (entre aviones, aeropuertos y resquicios de descanso, la tercera edición de “El hombre que paseaba con libros”, obra de Carsten Henn (alemán nacido en Colonia en 1973). Un libro que acaba de ver la luz en España.

Me gusta leer en libros con soporte de papel. Me gusta su tacto, su olor, su forma, el hecho de pasar las páginas. En ningún ebook encontraremos nunca un pétalo de rosa perfectamente planchado. Tengo la costumbre de ir anotando aquello que me llama la atención en una hoja que me sirve de marcapáginas. Escribo el comienzo de la frase, la página y, con una flechita, indico si está situada arriba, en medio o debajo. Eso me permite su fácil localización. He gastado mucho tiempo tratando de localizar una frase que me había interesado en un libro. Y casi lo he tenido que volver a leer entero para encontrarla. Pues bien, de pocos libros he tomado tantas notas. Dice el antiguo propietario de la librería “A las puertas”, epicentro de la novela a la que me estoy refiriendo: “No es importante qué se lee, sino que se lea”.

Uno de los personajes a los que el protagonista, Carl Kollhoff, viejo librero, lleva los libros a domicilio es una maestra jubilada, cuyo nombre ficticio, de un personaje literario, es señora Calzaslargas. En uno de los pasajes de la obra se puede leer:

“- He sido profesora de primaria toda mi vida, Y, aunque ya no trabaje en la escuela, lo sigo siendo. Eso no se quita.

¿Como si la profesión se le hubiera quedado pegada?, dijo la pequeña Shasha. Dicho así suena un poco desagradable, respondió la señora Calzaslargas con un mohín. Es más bien como un anillo elegante que ya no pasa por los nudillos y no se puede sacar. En ocasiones sientes que está ahí, pero la mayoría de las veces no lo notas en absoluto. En cambio, los demás sí que lo ven.

Shasha se fijó sin querer en los dedos arrugados de la anciana, cargados de anillos. Al parecer, había impartido muchas asignaturas”.

Se trata de una profesora especial que, en otra parte de la novela dice: “¿Sabes?, echo mucho de menos a mis alumnos. Sobre todo, a los malos, porque es a los que podía enseñarles más cosas”.

Quiero contar una ingeniosa estratagema que urden Carl Kollhoff y Shasha con la señora Calzaslargas. Uno de los clientes del librero (de nombre literario Hércules) es analfabeto y, por motivos obvios, lo oculta celosamente. Deciden convertirle en profesor de un supuesto niño que no sabe leer ni escribir. He aquí el plan:

“- Soy profesora de primaria, – Hércules inclinó la cabeza hacia abajo, como un boxeador que espera un duro golpe-. Y uno de mis alumnos no sabe leer ni escribir, es analfabeto.

No veo cómo puedo ayudarla yo con eso. Yo trabajo en la construcción, dijo Hércules.

El problema es que no me respeta. He desarrollado un método excelente para que aprenda a leer y a escribir, pero ya soy una mujer mayor. Joven de corazón, eso sí. Pero él me encuentra… poco moderna. Por eso necesito a alguien guay por el que sienta respeto. El chico es un gran fan de un héroe de cine de acción de color verde, con músculos como cordilleras. Lo idolatra. Le conté mi problema al señor Kollhoff y a él se le ocurrió pedirle ayuda a usted.

Bueno…

Por supuesto, primero tendría que enseñarle yo misma mi sistema para que usted pudiera transmitírselo a él. No pienso dejarlo solo. Pero la verdad es que es un poco tedioso, no le voy a engañar. Tenemos que repasar letra por letra, ya que he desarrollado frases nemotécnicas especiales para cada una. –La señora Calzaslargas miró a Hércules que se estaba amasando los nudillos-. Entendería que se negara, claro, porque una propuesta así, de sopetón… Estoy segura de que tiene muchas otras cosas que hacer. Es solo por este alumno, ¿sabe? Lo aprecio mucho, es un buen chico Solo que nadie le ha enseñado a leer ni a escribir como dios manda, y no quiero que eso le arruine la vida. Hércules dijo:

Le voy a confesar una cosa. Es una gran idea ¿Qué clase de imbécil sería si dijera que no? Me apunto. Pero le advierto que haré muchas preguntas para asegurarme de que lo hago bien. Tendrá que enseñarme como si yo fuera el niño. Porque yo, cuando hago algo, me entrego al cien por cien. Me parece genial poder ayudar a los pequeños a que aprendan el alfabeto”.

Esta maestra de ficción se sigue sintiendo maestra, como tantas otras en la realidad, porque fue feliz cuando ejercía, porque hizo su trabajo con amor a quienes menos sabían, porque cada día fue colocando en la hucha de la vida unas monedas de satisfacción.

Viviremos la jubilación como si fuera el eco de la vida anterior. Por eso es importante que sea magnífica, hermosa, apasionante, a pesar de las dificultades. Pienso que, igual que existen los planes económicos de pensiones, que nos garantizan una vida más tranquila y más segura, podríamos pensar en planes de pensiones de carácter profesional. Diariamente podemos hacer una pequeña aportación y, ocasionalmente, alguna de mayor envergadura. Aportaciones de ilusión, de esfuerzo, de pasión, de amor por lo que se enseña y por aquellos y aquellas a quienes se enseña. Vivir la profesión con autenticidad y alegría es un modo de garantizarse una vida feliz de jubilados y jubiladas. ¿Por qué no abrir ya un plan de pensiones pedagógico?

https://mas.laopiniondemalaga.es/blog/eladarve/2022/09/17/decisivo-plan-de-pensiones/

miércoles, 19 de octubre de 2022

_- MÉTODO MONTESSORI Miriam Escacena: “Si en otros países hay escuelas públicas basadas en pedagogía Montessori, deberíamos hacerlo posible en España”

_- Un niño de tres años se divierte en un taller de cocina para aprender a hornear y hacer pasteles.  CAROLINA BP (GETTY IMAGES)

La autora del libro ‘Comunicación con bebés. Mis manitas hablan’ explica que los tres pilares de este método de enseñanza son el propio niño, tener un ambiente preparado y el adulto que acompaña.

Hace años que la pedagogía Montessori dejó de ser una moda, aunque para muchos puede suponer cierta novedad. Sin embargo, nació a principios del siglo XX de la mano de Maria Montessori, “una excepcional maestra italiana que se dio cuenta en la Europa de entreguerras de la necesidad de dar una vuelta enorme a la pedagogía hasta el momento usada en las escuelas”, explica Miriam Escacena, ingeniera de profesión, guía Montessori, autora del libro Comunicación con bebés. Mis manitas hablan y organizadora del congreso gratuito internacional y online dedicado a este método de enseñanza, que se celebra entre el 4 y el 7 de octubre. ¿En qué consiste y qué tiene de particular esta pedagogía? ¿Es accesible para todo el mundo?

PREGUNTA. ¿Ha dejado ya de ser Montessori una pedagogía que está de moda para estar ya plenamente implementada?
RESPUESTA. Yo no diría que está plenamente implementada, pero desde luego que ha dejado de ser una moda si en algún momento lo fue. Cada vez hay un interés mayor en pedagogías alternativas, y entre ellas la de Montessori destaca por su base científica. Cada vez más padres y madres quieren educar a sus hijos desde otra perspectiva, poniendo al niño y a sus necesidades en el centro, y esta destaca por ello. Actualmente, habrá en torno a un centenar de escuelas en España (principalmente en la etapa de cero a seis años). En el directorio Ludus.org podemos observar claramente el incremento de iniciativas de diferentes corrientes. Pero lo que verdaderamente nos hace pensar que estamos ante un cambio de paradigma es el creciente interés de escuelas tradicionales que están llevando a cabo proyectos de transformación en sus aulas, como por ejemplo el colegio público San Benito en Madrid, el Ricardo Codorníu en Murcia, o el C.E.I.P. Antonio Machado en Talavera de la Reina (Toledo).

P. Si tuviera que definir dicha pedagogía con tres ejes, ¿cuáles elegiría?
R. El método Montessori se basa en tres pilares fundamentales: el niño, el ambiente preparado y el adulto que acompaña. En primer lugar, sin duda alguna, el niño en el centro, esa es la base de la pedagogía Montessori. Todo lo que se hace y cómo se hace es para adaptarnos a él y conseguir que desarrolle al máximo todo su potencial. Está claro que cada menor de edad tiene unos ritmos distintos, y con el método Montessori nos adaptamos a ellos.

Por ejemplo, si un alumno tiene interés por las letras a los tres años, desde una pedagogía como Montessori se le acompañará y ayudará a aprovechar al máximo los llamados periodos sensibles, pero también se respetará que otro, a los cinco, todavía no esté preparado a nivel cognitivo para adquirir este aprendizaje. Eso hace que aprendan según sus intereses, con lo que redunda en un aprendizaje mucho más significativo.

Respecto del ambiente preparado, se toma conciencia de la importancia de adecuar el espacio en el que se va a desenvolver el niño, ya que gracias a su mente absorbente irá adquiriendo todos sus aprendizajes, simplemente observando y actuando en el día a día (lo que la doctora Montessori llamó “mente absorbente” hoy sabemos que es la plasticidad cerebral, que es especialmente relevante en la infancia). En este sentido, diseñamos ambientes de aprendizaje y seleccionamos materiales educativos poniendo énfasis en la experimentación sensorial.

Y, por último, es necesaria una preparación del maestro y actuar con un gran amor por el niño. Este es quizá el reto más difícil de lograr, ya que implica cambiar nuestra mirada a la infancia y, poco a poco, desterrar patrones adquiridos de nuestra sociedad que están normalizados, como educar con métodos conductistas basados en premios y castigos, hacer todo por los niños aunque puedan hacerlo (no permitiendo que se desarrolle su autonomía), o desligar las emociones del proceso educativo.

Miriam Escacena, experta en la metodología Montessori.

P. ¿Es el método Montessori para todos?
R. La ratio profesor/alumno que hay en los centros con esta pedagogía hace que sea mucho más fácil atender las necesidades de cada alumno. Por ejemplo, en un aula tradicional puede haber unos 25 niños y un maestro, en una escuela Montessori habrá dos o tres adultos para un grupo de 25. Por tanto, es un método válido para cualquier menor, incluso está demostrada su eficacia en aquellos con necesidades especiales o específicas. Además, se mezclan pequeños de diferentes edades, por lo que en el aula hay materiales educativos para diferentes niveles y, en consecuencia, es más fácil crear un currículo específico adaptado al desarrollo de cada uno.

P. Siguen siendo centros caros. ¿Por qué no logran una financiación para que más niños puedan acceder a ellos?
R. Las escuelas que se basan en esta pedagogía suelen ser iniciativas de familias que defienden otro tipo de educación más respetuosa con la infancia. No reciben dinero ni ayudas de las administraciones públicas, por tanto, en la mayoría de las ocasiones, ven la luz gracias a la inversión del propio patrimonio familiar bajo su propia cuenta y riesgo. Esto forma parte de un debate político que debería abrirse y en el que se cuestionará cuál debería ser el verdadero objetivo de la educación y que tuviese en cuenta la irrupción en nuestro país de iniciativas que defienden nuevos formatos educativos avalados por la neurociencia. En los últimos 40 años llevamos nueve reformas legislativas del sistema educativo español, que se quedan en lo superficial, y ha llegado el momento de plantearse un verdadero cambio. Si en Italia, EE UU e incluso Argentina hay escuelas públicas basadas en pedagogía Montessori, deberíamos hacerlo posible en España.

P. Si una familia no puede costear un centro, ¿cómo puede acceder a sus enseñanzas?
R. Cada vez hay más familias que se forman por su cuenta y están aplicando el método Montessori como filosofía de crianza y educación, y hay cada vez más cursos en los que se da a conocer esta pedagogía también a padres y madres para que puedan aplicarla en casa. Los docentes también se están formando para aplicar el método en sus aulas de escuelas tradicionales, tanto públicas como privadas o concertadas. Por tanto, aunque las familias no puedan acceder a un centro 100% Montessori, sí que pueden encontrar proyectos educativos muy interesantes en escuelas tradicionales, especialmente en la etapa de cero a seis años.



Método Montessori: qué es y qué deben saber los padres a la hora de elegirlo para sus hijos



martes, 18 de octubre de 2022

VUELTA AL COLE Mar Romera, pedagoga: “Los deberes son ilegales. Los niños tienen derecho al juego y al tiempo libre”

     Mar Romera es pedagoga, maestra y experta en Inteligencia Emocional.
La maestra y experta en Inteligencia Emocional incide en que toda la educación debe ser de calidad; que la información que se dé a los padres debe ser sencilla, y hace un llamamiento: “La escuela del siglo XXI tiene que empezar a entender que se deben romper las etapas y los ciclos”

El nuevo curso escolar está a la vuelta de la esquina y algunos padres se preguntan si habrán elegido bien el colegio de su hijo, si este encajará o qué harán con los deberes que lleve a casa cada día. ¿Cómo saber si lo estamos haciendo bien? Para solucionar esta y otras dudas, Mar Romera (Heidenheim an der Brenz, Alemania, 1967), pedagoga, maestra y experta en Inteligencia Emocional, ha participado en la iniciativa Micole Talks, en colaboración con Micole, principal buscador de colegios de España, con el fin de transmitir información sencilla a los progenitores para que vivan y disfruten este recorrido de nueve meses que en breve dará el pistoletazo de salida.

Sobre su experiencia colaborando con la plataforma y otras preguntas que les pueden surgir a padres y madres en torno a la educación, la también escritora de títulos como La escuela que quiero (Ediciones Destino) expone con claridad y asevera: “Lo principal es que las familias vivan el cole como un camino, no como una llegada a ningún sitio”.

Mar Romera: “Nadie defiende 12 horas de trabajo, pero sí se las exigimos a los niños”

PREGUNTA. ¿Cuál es su labor pedagógica y cómo pueden ayudar a las familias plataformas como Micole?

RESPUESTA. Cuando una familia tiene que tomar la decisión de a qué colegio llevará a su hijo no es una decisión baladí, es muy determinante porque te va a comprometer —o te debería comprometer— para mucho tiempo. Para tomarla, en ocasiones por la burocracia, parece que tienes que elegir un cole en función del distrito o del lugar donde vives, y a veces no te queda otra. Pero evidentemente para poder elegir bien deberíamos tener información, y en ocasiones la que nos encontramos en las páginas web de los centros educativos públicos, concertados o privados son informaciones sesgadas, demasiado técnicas, y las familias necesitan respuestas concretas a preguntas concretas sobre cada una de sus realidades. Este tipo de plataformas realmente lo que hacen es ofrecer información adecuada, que está contrastada, que es real y que puede ayudar a más familias. Y con datos muy claritos. Hay padres que no pueden enfrentarse a un proyecto educativo de 200 páginas, es complicado. Tienen preguntas y este tipo de plataformas ayudan mucho a tener información veraz y sencilla para tomar decisiones.

P. Para usted, ¿cuáles serían los criterios principales para elegir colegio?

R. Los niños tienen derecho a la educación. Y esta debe ser de calidad. Para mí el mejor cole debería ser el que está más cerca de casa. Esto no lo podemos olvidar, porque tampoco podemos entrar en una lucha de competitividad, a veces no demasiado honesta, para ofrecer coles como si fuesen cualquier otro servicio. No son restaurantes. El mejor cole es un cole que le permita ir solo andando. Esto le dará autonomía.

P. Mi hija tiene siete años. ¿La debería dejar ir sola?

R. Puede ir sola, está absolutamente preparada. Lo hará mucho mejor que contigo, será mucho más autónoma, mucho más prudente, buscará a sus colegas para hacer el camino, será un trayecto de descubrimiento. La neurociencia nos dice que llegará con las funciones ejecutivas muchísimo más archivadas y rendirá muchísimo más en las dos primeras horas de escuela que si tú la llevas. A lo mejor podríamos atrevernos en septiembre. Un consejo: empezar con que vuelva sola a casa. Si va sola estás angustiada cinco horas; si se vuelve sola, estás angustiada solo 15 minutos. En definitiva, así disfrutan del aire libre y aprenden el camino, saben lo que ocurre a su alrededor.

P. ¿Cuál debería ser la posición de los padres ante el comienzo de curso?

R. Lo principal es que las familias vivan el cole como un camino, no como una llegada a ningún sitio. Es decir, no podemos empezar el mes de septiembre esperando que sea junio y que las notas sean buenas, esto no tiene ningún sentido. Tenemos que disfrutar el proceso porque educar es un juego infinito. La educación es la vida del peregrino, no es la vida del ejecutivo que solo tiene que coger trenes de alta velocidad y aviones rápidos para llegar cuanto antes a un sitio; en educación no nos interesa llegar a ninguna parte, nos interesa vivir cada uno de los momentos y cada una de las situaciones.

P. Sobre la base de este modelo, ¿cómo deberían actuar entonces los progenitores?

R. Cuando los niños van al cole, acompañarlos significa escucharlos, significa además que cuando llegan a casa por la tarde no le pregunto qué has aprendido hoy, le pregunto qué buenas preguntas te has hecho hoy; que has descubierto hoy, pero no qué has aprendido; no el producto final. Consiste en ubicar a nuestros pequeños sistemáticamente en la curiosidad, en la seguridad y en la admiración, cualidades perfectas para que no dejen de hacerse preguntas, para que entiendan que realmente los queremos, por quiénes son y no por lo que hacen y que el error es una de las grandes fuentes del aprendizaje genial. Todo esto engloba la emoción básica del amor.

P. ¿Es importante tener una buena relación con el colegio?

R. Es superimportante crear comunidad en el colegio, es decir, el cole desarrollará todas sus potencialidades si los diferentes sectores utilizamos esa institución y aportamos, pero no para nuestro hijo en exclusividad, sino para crear comunidad. Cualquier niño del colegio al que va tu hija es importante para ti; todo lo que tú puedes aportar a ese cole es importante, sobre todo porque entonces tu hija descubrirá que a ti el colectivo te importa, que para ti el cole es importante y que no somos enemigos enfrentados: familia y escuela. Verá que todos los adultos tenemos un objetivo común para que todos tengan la oportunidad de encontrar su mejor versión en una situación de disfrute. Para educar a un niño necesitamos toda la tribu, porque toda la comunidad adulta, independientemente de su rol, debe poner la mirada en los niños desde la admiración, queriéndolos como son, sabiendo que ya son ciudadanos del presente y que no los estamos preparando para un futuro fenomenal.

Cuatro alumnas se dirigen al colegio andando. KEVIN DODGE (GETTY IMAGES)

P. ¿Qué pasa si una vez elegido el cole el niño no encaja?

R. Es imposible dar una respuesta homogénea sobre esto. Hay niños muy malcriados a los que una estructura de normas les va a venir superbién, porque la permisividad absoluta, que además está un poquito de moda, daña cualquier proceso desde la heteronomía moral hacia la autonomía moral. Pero cada niño tiene una realidad tan diferente, no todos encajan en un sistema que tiene unas normas. Pero hay que apuntar que si estas reglas están hechas con amor y con respeto a la infancia no son malas. Ahora, si por el contrario, me encuentro con un centro en el que el proyecto educativo ha puesto la mirada solo en los resultados académicos y jamás mira a los niños y los ignora, no los escucha, les hace homogéneos y no atiende a su mundo afectivo y social, entonces nos hemos equivocado de cole.

P. ¿Cuál es su opinión sobre los deberes?

R. No es una cuestión de estar a favor o en contra, te lo digo de verdad. La realidad es que son ilegales, es como si tú me preguntas para un medio público si estoy a favor o en contra del consumo de coca. La Convención Internacional de los Derechos de los Niños y de las Niñas dice que los niños tienen derecho al juego; al tiempo libre. El menor pasa en la escuela entre seis y ocho horas de media y digo yo que tendrá que dormir. Y el tiempo libre no es la escuela de fútbol, ni la de música, ni las actividades extraescolares. Por otra parte, las tareas escolares se ponen para los niños que no consiguen en el cole determinadas destrezas, habilidades o conocimientos, las refuercen en casa, ¿correcto? A mí me parece que esto es la mejor manera de discriminar porque precisamente los peques que más lo necesitan son los que tienen más dificultades en casa, por tanto, si yo tengo dos niños y uno tiene una casa con un apoyo afectivo sociocultural brutal y el otro tiene todo lo contrario y ambos se llevan tareas para casa, al día siguiente vienen con muchas más diferencias todavía; con lo cual lo que está haciendo la escuela es precisamente estructurar, marcar y lapidar esa diferencia entre buenos y malos.

P. ¿Cómo sería para usted esa escuela del futuro?

R. Es una escuela transparente, sin paredes a la sociedad, a la familia y a la comunidad, por eso tiene que ser un sistema transparente y trascendente. La educación es una actividad magnánima que nos hace realmente diferentes del resto de los mamíferos superiores y la que nos permite crear y también hacer que el mundo sea mejor. Estaría además estructurada con diferentes disciplinas, sería todo extraescolar. Por ejemplo, el peque llega por la mañana al centro y va a coger Literatura y Teatro y otro elegirá cocina; la otra va a coger maquillaje. Habría que tender hacia una educación absolutamente personalizada, en la que si cogen temas que les interesa rendirán muchísimo mejor y serán más felices. Y esto no se trata de bajar el nivel, que luego vienen los haters, sino todo lo contrario: significa una subida cultural, porque cada persona tiene derecho y la obligación de devolver a la sociedad aquello para lo que es bueno y no todos y todas somos iguales de mediocres.

El cambio de Educación Infantil a Primaria

Mar Romera, pedagoga, explica que es una responsabilidad importante por parte de los profesionales: "El descalabro y el desencuentro que hay entre Infantil y Primaria no debería permitirse". "Los proyectos metodológicos de Infantil deberían estar absolutamente conectados con los de Primaria y no conectados para que Infantil se adaptará a Primaria", prosigue la experta, "sino al revés, que Primaria se adaptará Infantil".

"La escuela del siglo XXI tiene que empezar a entender que se deben romper las etapas y los ciclos. La gran riqueza sería la mezcla de edades en un sistema obsoleto que mantenemos desde hace mucho tiempo", incide Romera. 

lunes, 17 de octubre de 2022

No coger al bebé cuando llora o ser rígido con las rutinas diarias: las huellas del conductismo en la crianza actual

     Una madre coge con cariño a su bebé llorando. BEN BLOOM (GETTY IMAGES)

Esta corriente psicológica se olvidaba de las emociones y establecía unas pautas que los padres debían seguir a rajatabla. Se entendía que atender a los niños y ser cariñosos con ellos era una manera de malcriarlos. Afortunadamente hemos avanzado mucho.

A finales del siglo XIX y principios del XX, el enfoque que dominaba en psicología era el psicoanálisis de Sigmund Freud. Sin embargo, poco a poco, una nueva corriente psicológica empezaba a hacer sombra al psicoanálisis con unas ideas radicalmente opuestas. A esta corriente se la conoce con el nombre de conductismo, aunque también se ha denominado behaviorismo, concepto que proviene de la palabra inglesa behaviour (conducta). Y es que el conductismo no se detenía a analizar las emociones, los sentimientos ni ningún proceso interno, sino que solo estudiaba lo que era observable. Por este motivo se centraba únicamente en la conducta y el comportamiento de los niños.

El conductismo nace en la segunda década del siglo XX de la mano del psicólogo norteamericano John B. Watson. En lo que a la crianza y educación se refiere, establecía una serie de principios y recomendaciones rígidas para que madres y padres las siguieran a rajatabla. No se promovía el trato cercano ni la validación de las emociones del menor; más bien, todo lo contrario. Le concebían como una máquina a la que se debía dominar y adiestrar de manera rígida y estricta. Entendían que mostrar amor a los niños o establecer contacto físico con ellos, lejos de ayudarles, reforzaría la dependencia de los menores hacia sus padres. Querían fomentar la independencia y que el niño se hiciera valer por sí mismo desde la frialdad y la exigencia sin cariño. Suelo explicar en numerosas ocasiones que la independencia no es algo a lo que pueda aspirar el ser humano, sino, más bien, a la interdependencia. No podemos olvidar que somos una especie social, de apegos, que nos desarrollamos y vivimos en tribu. A pesar de que estemos hablando de una corriente psicológica de principios del siglo XX, creo que estas ideas y prácticas no resultarán infrecuentes en la actualidad.

Watson, padre del conductismo, publicó en 1928 un libro titulado Psychological Care of Infant and Child en el que daba consejos a las madres sobre cómo se debían relacionar con sus hijos y las invitaba a no besarles ni abrazarles. Además, proseguía, estas no debían, bajo ningún concepto, atender de manera inmediata al niño cuando lloraba, independientemente del motivo del llanto: miedo, tristeza, hambre, cansancio... Lejos de ser una manera afectuosa, respetuosa y cercana de atender al menor, la madre se relacionaba con su hijo como si de una máquina se tratase. Watson decía textualmente en el libro: “Existe una forma racional de tratar a los niños. No abrazarles, ni acariciarles nunca, ni dejarles sentarse en el regazo. Si tiene que hacerlo, bésele una sola vez en la frente al darle las buenas noches. Estréchele la mano por la mañana. Ofrézcale una palmadita en la cabeza si ha realizado un trabajo extraordinario o una tarea muy difícil. Inténtelo. Al cabo de una semana, verá cuán sencillo es ser perfectamente objetiva con su hijo, y amable al mismo tiempo. Se avergonzará del modo sensiblero, empalagoso, en que lo estaba tratando”.

La investigación científica, la neurociencia y el sentido común han demostrado que los niños, como seres vulnerables e inmaduros, precisan de la atención sensible y respetuosa de sus progenitores, quienes son los encargados de atender sus necesidades. A pesar de que hoy se siga escuchando que lo que necesita un niño etiquetado como “malo” o “desobediente” es mano dura, lo que realmente precisa es comprensión, amor y mirada incondicional por parte de sus figuras de referencia. Llama la atención que lo que Watson describía en su libro fue aplaudido en diferentes ámbitos. Al filósofo Bertrand Russell le encantó el libro, la revista Parents Magazine decía que debía estar “en el estante de cualquier madre inteligente” y la publicación Atlantic Monthly lo denominó como “un don del cielo para los padres”.

El conductismo tuvo una enorme influencia en la psicología evolutiva, la educación infantil y la pediatría de aquella época. Los profesionales recomendaban a los padres que se mantuvieran apartados de sus hijos y que fueran rígidos con los tiempos y rutinas para ofrecerles una educación de calidad. Como decíamos antes, más que atender personas de manera individualizada y respetuosa, parece que estábamos hablando de simples máquinas. Por ejemplo, en cuanto a la alimentación, Watson y los conductistas eran partidarios de alimentar a los bebés en horas concretas que no se podían flexibilizar bajo ningún concepto. Nada de alimentar a demanda. A pesar de que el pequeño llorase, debían mantenerse firmes y esperar a que fuera la hora de la comida. Por supuesto, en esos momentos de lágrimas no se permitía tranquilizar ni coger al bebé en brazos porque eso significaba malcriarle y ablandarle.

Con estas pautas y orientaciones tan extendidas de principios del siglo pasado educaron muchas madres y padres a sus hijos. Muchos de los progenitores lloraban al ver sufrir a sus hijos. Algunas madres sabían que aquello que estaban haciendo no era lo adecuado para sus hijos, pero quiénes eran ellas para contradecir lo que las autoridades pediátricas recomendaban sin dudar.

En esos tiempos se entendía que atender a los niños y ser cariñosos con ellos era una manera de malcriarlos. Hoy es cierto que siguen coleando estas ideas, aunque, afortunadamente, hemos avanzado mucho. Hay que reconocer el camino que hemos recorrido, pero no debemos perder de vista que aún hay mucho que recorrer hasta llegar a la meta: entender que los niños son vulnerables y que, nos guste o no, los adultos somos imprescindibles para que crezcan sanos y con una buena salud mental. Si queremos una sociedad sensible, respetuosa y empática, debemos empezar mirándonos a nosotros mismos para poder ayudar a nuestros menores.

*Rafa Guerrero es psicólogo y doctor en Educación. Director de Darwin Psicólogos. Autor de los libros ‘Educación emocional y apego’ (2018) y ‘¿Me acompañas?’ (2022). 

domingo, 16 de octubre de 2022

_- Cálculo infinitesimal: Derivadas e integrales.



_- Concepto de Derivada.




Aprender a derivar






Calculadora de derivadas

https://www.calculadora-de-derivadas.com/


Curso de Integrales, 1:




sábado, 15 de octubre de 2022

_- Cómo podremos reemplazar las sociedades moldeadas por los multimillonarios de Sillicon Valley

_- Los titulares cargados de fatalidad de nuestros tiempos parecen indicar que hay dos futuros en oferta.


En uno de ellos, prevalece un autoritarismo orwelliano. Temerosos ante las crisis que se agravan -la climática, sanitaria y económica-, los ciudadanos aceptan el trato que les ofrece el "hombre fuerte": su protección a cambio de una lealtad incuestionable como "súbditos". Lo que sigue es la abdicación del poder personal, la elección o la responsabilidad.

En el otro, todos somos "consumidores" y la autosuficiencia se convierte en un deporte extremo. Los más ricos tienen en una mano sus lugares para escaparse o retirarse de la rutina en Nueva Zelanda y en la otra un billete para Marte.

El resto nos esforzamos por ser como ellos, valiéndonos por nosotros mismos a medida que los robots nos quitan puestos de trabajo y se intensifica la competencia por unos recursos cada vez más escasos.

Los beneficios de la tecnología, ya sea la inteligencia artificial, la biotecnología, la neurotecnología o la agrotecnología van a parar a los más ricos, al igual que todo el poder de la sociedad.

Se trata de un futuro moldeado por los caprichos de los multimillonarios de Silicon Valley. Aunque este modelo se vende a sí mismo con garante de las libertades personales, la experiencia para la mayoría es de exclusión: un mundo de ricos y pobres.

La tercera vía
A pesar del ancho de banda y las ondas dedicadas a estas dos distopías, existe otra trayectoria: la llamamos "futuro ciudadano".

Los autores explican que el concepto de ciudadanía va más allá del ejercicio de voto y de otros mandatos previstos en la ley.

En los últimos años estuvimos trabajando en un libro titulado "Ciudadanos", en el que proponemos una narrativa más esperanzadora para el siglo XXI.

En este futuro, las personas son ciudadanos, en lugar de súbditos o consumidores. Con esta identidad, resulta más fácil ver que todos somos más inteligentes que cualquiera de nosotros. Y que la estrategia para navegar en tiempos difíciles es aprovechar las diversas ideas, la energía y los recursos de todos.

Esta forma de ciudadanía no tiene que ver con el pasaporte que tenemos, y va mucho más allá del votar en las elecciones. Representa el significado más profundo de la palabra, cuyas raíces etimológicas se traducen literalmente como "personas juntas": los humanos nos definimos por nuestra interdependencia fundamental, las vidas no tienen sentido sin la comunidad.

Es una práctica más que un estatus o una posesión, casi más verbo que sustantivo.

Como ciudadanos, miramos a nuestro alrededor, identificamos los ámbitos en los que tenemos alguna influencia, encontramos a nuestros colaboradores y nos comprometemos. Y, fundamentalmente, nuestras instituciones nos animan a hacerlo.

Sin embargo, aprovechar este futuro dependerá de que veamos y aceptemos una historia más amplia de lo que somos como seres humanos. ¿Y cómo lo hacemos?

Ejemplos en cada esquina
Mientras escribíamos el libro, encontramos con innumerables ejemplos de la perspectiva ciudadana. Si miramos más allá de los titulares, pronto descubriremos un fenómeno global e intersectorial, y lo que pueden parecer ejemplos aislados están conectados por temas comunes.

Chile se encuentra en estos momentos inmerso en la campaña para decidir si aprueba una nueva Constitución.

Pensemos en la gobernanza. La ciudad de París acaba de aprobar la creación de una Asamblea Ciudadana permanente que orienta la política, y se ha comprometido a distribuir más de US$ 101 millones al año mediante presupuestos participativos.

La Ciudad de México ha elaborado una Constitución para sus nueve millones de habitantes, mientras que Chile se encuentra en medio del proceso para ratificar un proyecto de Carta Magna redactado por una Convención impulsada por los ciudadanos.

En Reikiavik (Islandia), los diseñadores de juegos han construido una plataforma de democracia participativa que ha incorporado a cientos de personas al funcionamiento de la ciudad.

Quizá lo más impresionante de todo sea que Taiwán mostró al mundo un camino para superar la pandemia, construyendo su respuesta en torno a tres principios: rápido, divertido y justo.

Esto llevó al gobierno taiwanés a abrir sus datos, a convocar premios para aplicaciones de seguimiento de la disponibilidad de máscaras faciales (y mucho más), a confiar en la gente lo suficiente como para restringir los movimientos sobre la base de la "autovigilancia participativa", e incluso a crear una línea de atención telefónica a la que cualquier ciudadano podía llamar con ideas sobre qué más se podía hacer.

¿El resultado? Una de las tasas de mortalidad más bajas del mundo, sin imponer nunca un confinamiento.

El futuro de los ciudadanos también está ganando terreno en el mundo de la empresa. Muchas empresas aspiran ahora a crear "valor para las partes interesadas" y no sólo "valor para los accionistas".

Un antiguo director general de Unilever, por ejemplo, fijó como objetivo de la empresa ser contribuyentes "positivos netos" a la sociedad. Y algunas de las empresas más grandes y de más rápido crecimiento del mundo están experimentando con el crowdsourcing y el crowdfunding.

General Electric, por ejemplo, recurre habitualmente a soluciones de crowdsourcing para algunos de sus principales retos. Y la marca de cosméticos Body Shop ha instituido un pionero Colectivo de Jóvenes como parte de su estructura de gobierno.

La decisión del gobierno taiwanés de permitirle a sus ciudadanos participar a la hora de diseñar las políticas para combatir la pandemia del covid-19, es para los expertos un modelo de la ciudadanía del futuro.

Hay muchas más cosas que ocurren por debajo del radar convencional, arraigadas en modelos de negocio que se construyen para extenderse en lugar de escalar.

El cooperativismo de plataforma, con el que Airbnb y Uber se enfrentan a la competencia de Ride Austin y Peepl Eat, cuyos clientes son también sus propietarios; y el crowdfunding de capital, el cual difumina la línea entre el accionista y el cliente e impulsa a empresas establecidas como la cervecera Brewdog y a nuevas empresas como Yuup, la cual es una plataforma que apoya a pequeños negocios en la ciudad inglesa de Bristol.

Las ONG también se suman
El futuro de los ciudadanos también está tomando forma en el sector no lucrativo, ya que las organizaciones se reimaginan a sí mismas como facilitadoras de los movimientos dirigidos por los ciudadanos.

En el Reino Unido, organizaciones como la Real Sociedad para la Protección de las Aves (RSPB), el Fondo Mundial para la Naturaleza (WWF) y Amigos de la Tierra están reorientando sus estrategias hacia la participación, apoyando campañas en lugar de iniciar las suyas propias.

Por su parte, Greenpeace EE.UU. está adoptando un enfoque más colectivo, tratando de ser, en palabras de la directora ejecutiva Annie Leonard, "un héroe entre héroes".

Una nueva plataforma llamada Restor permite a los proyectos de base de conservación de la naturaleza de todo el mundo trazar su impacto, conectarse y colaborar.

Al mismo tiempo, los grupos comunitarios están rechazando los viejos modelos de ayuda y caridad, y buscando soluciones locales.

Las ofertas de acciones comunitarias, por ejemplo, son una innovación en el Reino Unido que facilita a la población local la inversión en sus propias comunidades.

En Grimsby, en el norte de Inglaterra, un grupo llamado East Marsh United acaba de completar con éxito una oferta de acciones comunitarias por valor de US$ 602.000 para comprar 10 casas, que serán reformadas y luego alquiladas a menor costo.

El proyecto generará un flujo de ingresos sostenible para el resto de sus operaciones.

Greenpeace ha comenzando a respaldar las iniciativas de otras agrupaciones ambientalistas, en lugar de iniciar campañas en solitario.

Y si hay alguien que destaca por encima de todos en toda esta historia, es Kennedy Odede: un hombre que empezó con un balón de fútbol y teatro callejero en uno de los barrios marginales de Nairobi y ha hecho crecer su organización Shining Hope for Communities hasta una escala en la que permitió a más de dos millones de habitantes de los barrios marginales apoyarse durante la pandemia.

Incluso acoge un incipiente Foro Mundial de Comunidades, una alternativa más colectiva al Foro Económico Mundial de Davos.

Más sencillo de lo que parece
El reto no es que el futuro ciudadano sea difícil de encontrar o complicado de articular. Es sencillo, está arraigado en una verdad profunda y surge en todas partes.

Pero está oculto, porque cada día la gente se cuenta a sí misma otras historias de la sociedad y su papel en ella.

De manera crítica, las instituciones refuerzan estas otras narrativas, tomando el oxígeno de la imaginación, haciéndolas parecer como las únicas posibilidades.

No somos los primeros en sugerir que las historias pueden dar forma a las sociedades. En un ensayo histórico escrito hace 25 años, Donella Meadows, pionera del pensamiento sistémico, propuso que las sociedades se aferran a mentalidades o paradigmas que describió como "acuerdos sociales compartidos sobre la naturaleza de la realidad (...) el conjunto más profundo de creencias sobre cómo funciona el mundo".

Son, según ella, "las fuentes de los sistemas".

Y más recientemente, la socióloga Arlie Russell Hochschild ha tratado de entender las comunidades estadounidenses que estudia a través de su "historia profunda", una "lente subjetiva" a través de la cual ven el mundo.

En la balanza
Proponemos que una de las historias profundas más extendidas es la "historia del consumidor".

Dice así: nuestro papel como individuos es perseguir nuestro propio interés, sobre la base de que se agregará a los mejores resultados para la sociedad. Nos definimos a través de la competencia.

En el camino, nuestras elecciones representan nuestro poder, nuestra creatividad, nuestra identidad: nos hacen ser quienes somos.

Todas las organizaciones e instituciones, desde las empresas hasta las organizaciones benéficas y el gobierno, existen para ofrecer estas opciones. Todas se reducen a proveedores de productos y servicios.

Esta historia de consumo es la que nos lleva al Futuro B, el futuro de las fugas marcianas, los multimillonarios con un poder desproporcionado y la desigualdad extrema.

El modelo capitalista, pese a garantizar derechos y libertades, ha dejado a millones en todo el mundo sumidos en la pobreza.

En cuanto al Futuro A, este futuro orwelliano corresponde al retorno del "relato del súbdito", como en "súbditos del Rey".

En esta historia, el líder es el que mejor sabe, trazando el camino a seguir y declarando nuestros deberes.

Los demás somos inocentes, ignorantes de los asuntos importantes. Este trato se hace más atractivo cuanto mayor es el peligro, por lo que esta historia vuelve a aparecer hoy en día.

Los gobiernos y las organizaciones que surgen del relato del súbdito son paternalistas y jerárquicos, con unos pocos supuestamente superiores en la cima de la pirámide.

Ya en China, las consecuencias de esta historia son claras. El proyecto Skynet del país cuenta con más de 400 millones de cámaras de vigilancia, con un número cada vez mayor de ellas enganchadas automáticamente al reconocimiento facial y a otros programas de inteligencia artificial.

El gobierno sabe casi todo lo que hacen sus ciudadanos, desde las compras hasta el comportamiento al volante, pasando por las publicaciones en las redes sociales y la cantidad de tiempo que una persona pasa jugando a los videojuegos.

También existe el Sistema de Crédito Social, un enorme sistema de recopilación y procesamiento de datos, que concede automáticamente premios o castigos.

Un castigo ya muy extendido es la prohibición de comprar vuelos: según las cifras publicadas por el Centro Nacional de Información de Crédito Público de China, esto ya había ocurrido 17,5 millones de veces a finales de 2018.

Otros castigos incluyen, según se informa, la reducción automática de la velocidad de internet o la confiscación de la mascota.

La historia del súbdito precedió a la historia del consumidor. Fue la historia dominante durante siglos, dando forma a las interacciones de la mayoría de la humanidad, al menos desde el siglo XVII, hasta que se desmoronó en el transcurso de las dos guerras mundiales del siglo XX.

La historia del consumidor, por inevitable que parezca, sólo surgió de las cenizas del súbdito, y sólo ha sido la historia dominante de la humanidad durante los últimos 70 años.

El modelo orwelliano es aplicado en países como China, donde las autoridades hoy por hoy saben casi todo lo que hacen sus ciudadanos, desde en qué gastan su dinero y hasta cuánto tiempo pasan jugando videojuegos.

A diferencia del súbdito, la historia del consumidor parecía prometer un sueño dorado, con su distribución más amplia de los recursos y la riqueza, su sustitución de la aristocracia por la meritocracia.

Pero ahora la historia del consumo se está resquebrajando. Se está derrumbando bajo el peso de sus propias contradicciones, y amenaza con arrastrarnos con ella.

Tenemos una desigualdad tan generalizada que amenaza la seguridad de todos (incluso de los más ricos), mientras que el relato dice que nuestra principal responsabilidad es competir para acaparar más.

Tenemos un colapso ecológico, mientras que la historia insiste en que nuestra identidad y nuestro estatus dependen de un consumo cada vez mayor. Tenemos una epidemia de soledad y problemas de salud mental, mientras el relato nos dice que estamos solos.

Ciudadanos del mañana
Son las viejas historias las que están rotas, no la humanidad.

La caída del relato del súbdito y el auge del consumidor son la prueba de que el cambio a nivel de un relato profundo es posible. El relato ciudadano puede sustituir al consumidor, como el consumidor sustituyó al súbdito.

Para realizar el futuro ciudadano, no debemos aceptar lo que se nos da como única posibilidad, como hacen los súbditos; ni tirar nuestros juguetes del cochecito cuando no nos gusta lo que se nos ofrece, como hacen los consumidores.

Como ciudadanos, debemos proponer, no sólo rechazar. Debemos establecer una base de creencia en los demás. Debemos empezar desde donde estamos, aceptar la responsabilidad y crear oportunidades significativas para que cada uno contribuya mientras lo hacemos.

Debemos dar un paso al frente y participar. Como escribió el arquitecto y diseñador pionero Buckminster Fuller: "Nunca se cambian las cosas luchando contra la realidad existente. Para cambiar algo, hay que crear un nuevo modelo que haga obsoletos los modelos existentes".

Los ciudadanos juntos pueden lograr más cambios que individualmente, apuntan los autores.

El proceso de reescribir la historia es exigente para todos nosotros. Cuando aparecen las grietas en una creencia largamente mantenida, provoca ansiedad y dolor.

A medida que el mundo seguro es sustituido por una gran incertidumbre, el riesgo es que nos aferremos más que nunca a lo que conocemos. La atracción gravitatoria de lo conocido se ejerce, sin importar lo disfuncional que sepamos que es lo conocido.

Cuando reconocemos esto, podemos mantener el espacio para este colapso y esta transición de forma más suave, más respetuosa, con más cuidado.

De lo contrario, la ansiedad se convierte en ira, y las personas pierden la confianza y la fe en los demás y en sus instituciones.

El resultado corre el riesgo de convertirse en un círculo vicioso: a medida que los retos de nuestro tiempo se intensifican, confiamos menos en nuestros líderes, las salidas que buscamos en nuestro descontento -como las creencias anticientíficas o las teorías de la conspiración- se vuelven más extremas, y nuestros líderes a su vez confían menos en nosotros.

Se inclinan aún más por ceñirse a lo que conocen -las viejas historias- negándonos la capacidad de acción mientras se dedican a intentar inútilmente resolver los retos por nosotros, sin nosotros.

Por eso, el trabajo más esencial en este momento debería ser una reimaginación de lo que es el liderazgo. Si los que ocupan posiciones de poder actúan como si no hubiera nada malo, nada que ver, nuestra desconfianza en ellos se profundiza aún más.

Los líderes que construyen el futuro de los ciudadanos empiezan por reconocer la incertidumbre, compartiendo con nosotros las preguntas y los retos en lugar de proporcionarnos (o no proporcionarnos) las respuestas.

Crean oportunidades para que participemos y contribuyamos. Cultivan la llamada "incertidumbre segura": reconocen las incógnitas, no las niegan.

No pretenden saber exactamente cómo será el futuro. Pero nos aseguran que la mejor manera de construirlo es trabajando juntos. Como dice la filósofa y activista Adrienne Maree Brown: "Nadie es especial; todos somos necesarios".

Para sobrevivir y prosperar, debemos entrar en el futuro ciudadano. Debemos vernos a nosotros mismos como ciudadanos: personas que moldean activamente el mundo que nos rodea, que cultivan conexiones significativas con su comunidad e instituciones, que pueden imaginar una vida diferente y mejor, que se preocupan y asumen responsabilidades, y que crean oportunidades para que otros hagan lo mismo.

De manera crucial, los líderes de nuestras instituciones también deben ver a las personas como ciudadanos, y tratarnos como tales.

Si somos capaces de adentrarnos en el futuro ciudadano, podremos hacer frente a nuestros innumerables retos: la inseguridad económica, la emergencia ecológica, las amenazas a la salud pública, la polarización política, etc. Podremos construir un futuro. Podremos tener un futuro juntos.

Este artículo fue publicado en BBC Future. Haz clic aquí si quieres leer la versión original (en inglés).