Escribir no es difícil, lo difícil es no escribir. L. Tolstói (1828-1910). Saber no es suficiente tenemos que aplicarlo. Querer no basta tenemos que hacerlo. Goethe (1749-1832). No conozco ningún otro signo de superioridad que la bondad. Beethoven (1770-1827). Ni lamentar ni detestar, sino comprender. Spinoza (1632-1677). La única soledad es la ignorancia. Shakespeare (1582-1616). Nada tan vil como ser altivo con el humilde. Séneca (4 a. C. - 65 d. C.).
Laura Gutiérrez, antropóloga forense, durante una intervención en uno de los diez cuerpos encontrados maniatados en la fosa CE017 del Barranco de Viznar, en Granada.
El libro ‘Desenterrar el pasado’ refuerza el valor de los restos óseos y materiales cotidianos desenterrados como prueba necesaria para conocer el pasado reciente.
La historia la escriben y la cuentan los vencedores. Luego, a los historiadores les toca expurgar y rectificar esa narrativa. En el siglo XIX, Lord Acton pensó que, con las fuentes y la metodología adecuada, podía escribirse “un relato capaz de aparentar precisión y definir la realidad”, explican el historiador Miguel Ángel del Arco y el arqueólogo Francisco Carrión. Ambos admiten el fracaso de esa asunción: “Hoy sabemos que eso es imposible”, cuentan. “En el camino de alcanzar la verdad plena, la historia tropieza con numerosos obstáculos”, añaden. Uno de ellos es la parcialidad de los textos disponibles. Si el conflicto es reciente, se pueden encontrar testimonios de las víctimas, a veces de primera mano, a veces convertidos en un relato familiar que pasa de generación en generación, explica Carrión, con la pérdida de fidelidad que eso supone. Existe, sin embargo, un área de la historia que ha tomado fuerza en la tarea, literal, de desenterrar la verdad. Es la arqueología, la que saca de la tierra restos óseos y material de la vida cotidiana, la que analiza las materialidades del conflicto, las que no mienten, las que no se pueden contradecir.
Carrión y del Arco han editado Desenterrar el pasado. Arqueología e historia de la Guerra Civil y la Dictadura Franquista, en la Editorial Comares, un volumen en el que participan numerosos autores y que quiere “profundizar en la violencia desplegada por el franquismo” de modo que “el silencio de los textos” se vea compensado por la herramienta de la arqueología. Un instrumento que, explica Carrión, “descubre lo que está oculto no solo bajo la tierra, sino en la historia”. Ningún texto oficial, por ejemplo, admitirá que se fusilaron a niños en la guerra civil española. Y la realidad es que los hubo. Es el caso del niño de entre 11 y 14 años encontrado en el Barranco de Víznar que, tampoco se contará en ningún documento de la Administración, llevaba en sus bolsillos un lápiz y una goma de borrar. Este niño, inexistente para la historia, apareció en una fosa común hace unos meses. Sin fuentes documentales que lo mencionaran, ha sido la arqueología quien ha recordado su existencia. Y su asesinato.
Los objetos encontrados permiten describir muchas cosas, incluso el contexto social de los fusilados. En Víznar, por ejemplo, y quizá porque los asesinados proceden de la capital granadina, abundan las “suelas de caucho y la presencia de la marca del fabricante” frente a otros ámbitos más rurales de Andalucía o Extremadura, explica Francisco Carrión, en las que las suelas son “de esparto o goma de neumático y de factura artesanal” propia del ámbito rural. La urbanidad de los asesinados en Víznar se percibe en la “botonería, pinzas para medias, sostenes” y, a partir de los análisis dentales, “en la presencia de empastes, fundas dentales y dentaduras postizas”.
Tampoco es fácil encontrar escritos que describan la ejecución de mujeres y su enterramiento en fosas comunes. “Apenas está documentada”, escribe la historiadora Laura Muñoz-Encinar, de la Universidad de Barcelona. No reconocerlo no significa que no ocurriera. De hecho, cuenta la historiadora, “la ejecución de mujeres embarazadas fue una práctica habitual dentro de la represión franquista”, con mayor incidencia en Andalucía y Extremadura. La arqueología, a pesar de que no es fácil acreditar tantas décadas después la existencia de fetos en las mujeres, ha encontrado numerosos casos. En Gerena (Sevilla), se exhumaron 17 mujeres, una de ellas embarazada. En Fregenal de la Sierra (Badajoz), se documentó una mujer embarazada de entre siete y nueve meses. A 70 kilómetros de allí, en Llerena (Badajoz), varias mujeres embarazadas fueron ejecutadas y después quemadas en las fosas del arroyo Romanza.
Escribe Muñoz-Encinar que “la materialidad y los objetos asociados a los cuerpos de las mujeres también han aportado una enorme información sobre las víctimas y lo que sucedió”. Así, describe la aparición de “pequeños costureros, dedales o alfileres”, lo que muestra que “la costura está muy vinculada con los roles de feminidad de la época”, sin olvidar a la vez que muchas de estas mujeres fueron ejecutadas por acciones como bordar la bandera republicana o portarla en manifestaciones. La arqueología muestra también, añade, que algunas de esas mujeres portaban elementos religiosos, “principalmente medallas, aunque también crucifijos, alfileres con iconografía católica o relicarios”. Eso muestra, concluye, que las mujeres republicanas eran también religiosas.
Detalle del lapiz encontrado junto a los restos de un niño en la fosa CE016 del Barranco de Viznar, Granada.
FERMÍN RODRÍGUEZ
La arqueología forense, también llamada del conflicto, la que investiga hechos contemporáneos —frente a la bien conocida tarea de descifrar cuevas prehistóricas o yacimientos de hace miles o cientos de años— tiene poco más de dos décadas de recorrido en España. Nació en 2000, según escriben en Desenterrar el pasado los historiadores Xurxo Ayán Vila y Luis Antonio Ruiz, con la exhumación de Priaranza del Bierzo en 2000. Es de las primeras ocasiones en la que los arqueólogos miran a hechos recientes. En su aportación a esta publicación, Ayán Vila y Ruiz estudian diversos frentes de guerra y las condiciones de vida a partir de la premisa de que “la arqueología puede hacer hablar a esas cartografías silenciadas, puede revivir objetos y sujetos que nos cuenten las reales condiciones de vida en el frente” y, a la vez, hacer que recuperen la voz aquellos a quienes se la quitaron. Mencionan unos restos óseos encontrados en un hogar en Castiltejón (León) que, en el primer año de guerra, “muestran cómo la caza y el trampeo eran prácticas básicas para la subsistencia, llegando a elaborar cecina de carne de zorro… La dieta se complementaba con remanentes de sidra asturiana, vino, coñac y de leche condensada”. No había latas, continúan, pero sí huesos de vaca, cabras, ovejas y gallinas.
De izquierda a derecha, Laura Gutiérrez, antropóloga forense, María José Gámez, arqueóloga y Félix Bizarro, arqueólogo, durante la intervencion en con los diez cuerpos encontrados maniatados en la fosa CE017 del Barranco de Viznar, Granada.
FERMIN RODRIGUEZ
La arqueología también ha mostrado que la Guerra Civil no fue un lugar de algunos frentes de batalla frenéticos —bien estudiados por la historiografía militar—, y el resto de España convertida en un territorio de frentes en calma o apaciguados y con la vida normal recuperada. Ayán y Ruiz han hecho campañas arqueológicas más allá de la batalla de Brunete, Teruel o el Ebro. Y han descubierto que la Guerra Civil fue una “guerra total”, con una lucha de gran intensidad incluso en lugares remotos. Y las pruebas arqueológicas son evidentes: cráteres de guerra de minas junto al hospital Clínico de Madrid. O la munición percutida encontrada en las “trincheras tardías de Ciudad Universitaria, cuando la batalla frontal de Madrid hacía mucho que se había apagado”. O “la profusión de bombas de mano y proyectiles anticarro localizados en el paraje de Los Rosales de Brunete, empleados un año y medio después de la famosa batalla”.
Detalle de los restos de un proyectil junto a uno de los diez cuerpos encontrados maniatados en la fosa CE017 del Barranco de Viznar, Granada.
FERMIN RODRIGUEZ
Los restos permiten, también, conocer comportamientos humanos. Así, las intervenciones de hace una década en Alto Tajuña (Guadalajara) permitieron, entre otros muchos descubrimientos, “encontrar el cuerpo de un joven sembrado de metralla a quien sus camaradas o enemigos”, escriben Ayán y Ruiz, “honraron con piedad asestándole un tiro de gracia en el cráneo”. Nada de ello está en los textos, solo la excavación directa puede sacar esas historias a la luz.
La escritora, que ha fallecido a los 90 años, fue una mujer resolutiva y una editora decisiva.
Antes de ser la Directora de la Biblioteca Nacional (2003-2007), antes de ganar el premio Nadal con su novela Azul (1994) e iniciar con ello una carrera literaria tardía y afortunada, Rosa Regàs (que murió el pasado 17 de julio a los 90 años) había sido una editora rutilante en la Barcelona pija, roja y creativa de los “años divinos”, como los llamó su hermano Oriol, fundador en 1967 de la mítica discoteca Bocaccio. Rosa Regàs resumía en sí misma el espíritu subversivo, el afán de diversión y el atractivo de una casta de creadores que lo estaban transformando todo, desde la arquitectura al cine, desde la literatura al periodismo.
Cuando en 1963 entró a trabajar en Seix-Barral llevaba doce años casada y alborotaban en su casa varios hijos, pero su atractivo, su energía y su vitalidad no condecían con los de una madre de familia. En la Barcelona innovadora y hedonista de la gauche divine, Rosa se convirtió en la “reina de la república divina”, en una suerte de musa y maga que, junto a Carlos Barral, aprendió bien el oficio de editora. En 1970, al romper Barral con su socio y fundar Barral Editores, ella se emancipó y lanzó dos sellos propios, Ediciones Bausán, dedicado a la literatura infantil, y La Gaya Ciencia, con el que completó el trébol de editoriales revoltosas, con Anagrama y Tusquets, surgidas a finales de los sesenta. Allí publicaron los modernos como Juan Benet —con quien tanto ella quiso—, y modernísimos (o novísimos) como Félix de Azúa, Javier Marías y Vicente Molina Foix (los tres firmarían Tres cuentos didácticos en 1975), Eugenio Trías, Manuel Vázquez Montalbán o el primer Álvaro Pombo.
Si la editorial fue una rampa de lanzamiento crucial, no lo fueron menos las dos revistas que nacieron a su sombra: en 1973, Arquitectura Bis (duraría hasta 1985) y en 1975 los Cuadernos de La Gaya Ciencia, de los que solo saldrían cuatro números indispensables para conocer el hervidero de novedades intelectuales de aquel momento transitivo. Y cuando los Cuadernos tocaban a su fin, a Regàs se le ocurrió una de sus ideas brillantes: lanzar una serie de breves ensayos didácticos sobre los conceptos políticos que movilizaban la discusión pública. Así nació la Biblioteca de Divulgación Política en 1976, donde Felipe González explicó qué era el socialismo, Carrillo en qué consistía la ruptura democrática, Enrique Tierno Galván qué era eso de la izquierda o, en fin, José Luis López Aranguren de qué se hablaba al hablar de fascismos (en plural).
El éxito fenomenal de la colección, que hizo que se aumentaran las tiradas hasta saturar el mercado, junto con algunos turbios problemas de gestión económica, aceleró que Regàs pusiera fin, tras veinte años, a su etapa como editora e iniciara en 1983 otra como traductora en Ginebra. Fue un año de cambios, porque también entonces se terminó su relación con Juan Benet.
Tras diez años como intérprete y vida cosmopolita (entre 1983 y 1993), durante los que escribió un ensayo-guía sobre Ginebra (1987) y una primera novela tentativa (Memoria de Almator, 1991), Rosa Regàs se concentró en su vocación de escritora, que simultaneó con algunos cargos institucionales, como la dirección del Ateneo Americano de la Casa de América en Madrid (1994-1998) o la dirección de la Biblioteca Nacional. Con la historia de mar, crucero y tornasoles psicológicos de su novela Azul conquistó a muchos lectores, que tuvieron que conformarse con los cuentos de Pobre corazón (1998) hasta que publicó su siguiente novela, Luna lunera (1999), una inmersión en la memoria de posguerra con la que la escritora echó su cuarto a espadas contra el olvido y que fue premio Ciudad de Barcelona.
La agente literaria Carme Balcells hizo estampar unas camisetas de promoción en las que se unían las dos etapas de la autora: en el pecho se anunciaba Luna, lunera; en la espalda, un eco (machista, ay) de los años sesenta: “Rosa Regás, qué buena estás”. Después no dejó de acompañarla el éxito: en 2001 obtuvo el premio Planeta con La canción de Dorotea; su Diario de una abuela de verano (2004) fue convertido en teleserie un año después con el excelente protagonismo de Rosa Sardà; y, en fin, en 2013 recibió el premio Biblioteca Breve por una historia de amor en dos tiempos, Música de cámara, con la que volvió a recrear la remota y tan presente posguerra. En los entretelones de la ficción quedan la joven ávida e indócil de los sesenta, la niña amedrentada y encerrada en un colegio de monjas por su abuelo, la mujer resolutiva y de ideas claras de siempre, la editora decisiva y la escritora que siempre quiso ser.
Ahmad Jalifa, con la tobillera electrónica, en la casa que alquila en la ciudad israelí de Haifa y que no puede abandonar por orden judicial.
Los exreclusos palestinos relatan una rutina de violencia gratuita y humillaciones. El ministro al mando es Itamar Ben Gvir, el ultra que defiende “pegar un tiro en la cabeza a los terroristas”. Una ONG de derechos humanos ve una “política institucional” consentida por el Supremo.
No habían pasado 24 horas del ataque masivo de Hamás a Israel cuando Ashraf Al Muhtaseb fue arrestado de madrugada en su casa en Hebrón, una de las ciudades más tensas de Cisjordania. Era 8 de octubre de 2023 y pesaba 96 kilos. Cuenta que, seis meses más tarde, salió de prisión con 56 kilos y un oído inútil, de los golpes de sus carceleros. Lo dejaron tirado en un cruce. “Avancé a gatas 100 metros, no podía andar. Era Ramadán, así que no había casi nadie en la calle. Alguien me vio y llevó a casa. Al verme, mi hijo dijo: ¿¡Dónde está papá!?”.
No era su primera vez entre rejas. Ha pasado allí seis de sus 53 años, por vinculación con Hamás. “Pero”, añade, “nunca había vivido algo así. Tantas palizas, tantas humillaciones…”. El Servicio de Prisiones depende del Ministerio de Seguridad Nacional, en manos desde 2023 del ultraderechista Itamar Ben Gvir, que defendió el mes pasado dar el “mínimo que permite la ley” a los “terroristas” presos hasta que el Parlamento apruebe su propuesta de “matarlos de un tiro en la cabeza”.
Al Muhtaseb lo cuenta encadenando cigarrillos en el sofá del salón de su casa de Hebrón, en el sur de Cisjordania, más triste que enfadado por lo que vivió y vio: los golpes, el hacinamiento, guardas orinando sobre un preso, la escasez de comida, los gritos de compañeros torturados, o el que salió sin vida del confinamiento solitario. Al menos 60 presos han muerto en estos 10 meses, según las organizaciones de presos y de derechos humanos.
Ashraf Al Muhtaseb
Ashraf Al Muhtaseb, durante la entrevista en su casa en la ciudad de Hebrón, en Cisjordania, el pasado domingo.
ANTONIO PITA
Su relato coincide con otros que han ido saliendo a la luz. En la prisión del Neguev, los guardas le tiraron al suelo y pegaron “por todo el cuerpo”. “Me ordenaron levantarme, pero no podía, así que me cogieron de las piernas y los brazos, mientras uno vació una botella de champú a la entrada de la celda. Me lanzaron para que resbalase. Me di un golpazo con el hombro en la pata de la litera. No sabes cómo se reían”, rememora.
Cuenta que un día de noviembre los guardas entraron “a buscar una radio que no existía”. Fue tal la tunda que acabaron todos en el suelo, “sangrando y algunos llorando”. Otro, vio a un grupo de soldados poner música alta mientras se ensañaban con cinco veinteañeros esposados y con los ojos vendados que habían traído de la zona de Belén. “Les daban patadas y culatazos. Uno sangraba tanto en la cara y en la boca que pensé que iba a morir ahí mismo”, añade.
En una de las celdas pasó cuatro días sin colchones ni mantas. En otra, eran 11: seis dormían en camas y cinco en el suelo, sin almohadas ni cristales en las ventanas. “A veces colocábamos en diagonal los colchones, para caber todos. Móviles, radio y televisión estaban prohibidos, igual que ducharse a diario. Entiendo hebreo, pero tenía miedo a pedir medicamentos, a decir algo”, señala.
Ashraf Al Muhtaseb
Ashraf Al Muhtaseb, en el hospital al que fue trasladado el pasado abril, nada más salir de prisión.
Lo que diferencia su historia de muchas otras es que se atreve a contarla públicamente. La prestigiosa ONG israelí de derechos humanos B’tselem ha publicado esta semana un informe en el que concluye, a partir de 55 testimonios, que Israel viene aplicando desde octubre de 2023 una “política institucional y sistemática enfocada en el abuso y tortura de todos los presos”, con la vista gorda del Tribunal Supremo y la Fiscalía General. Agencias de la ONU y ONG como Amnistía Internacional o Médicos por los Derechos Humanos ya habían alertado al respecto.
El informe habla de “torturas y abusos deliberados, trato degradante y humillante, asaltos sexuales y violencia arbitraria”. También de represalias por rezar, malas condiciones de higiene o confiscación de bienes. El servicio de prisiones y el ejército lo niegan tajantemente y señalan que los casos puntuales se investigarán convenientemente. En julio había más de 9.600 presos en cárceles israelíes, la mitad de ellos en “detención administrativa”, es decir, sin juicio ni conocer ellos o sus abogados de qué se les acusa.
El Guantánamo israelí
En este contexto, un centro ha acaparado la atención: Sde Teiman, una especie de Guantánamo establecido al principio de la guerra a 30 kilómetros de Gaza y que concentra dos tercios de los muertos en prisión. La sociedad israelí, dividida en torno a Netanyahu, pero bastante homogénea en su apoyo ―más o menos expreso― a vengar el traumático ataque del 7 de octubre, ha ignorado las denuncias e informaciones periodísticas que venían saliendo. Hasta que ha sido demasiado.
El mes pasado, la justicia militar entró a Sde Teiman a arrestar nueve sospechosos de maltratar gravemente a presos, e incluso grabarlo. Decenas de ultraderechistas ―entre ellos ministros y diputados― invadieron indignados Sde Teiman y el centro al que fueron trasladados los “héroes”, como los llamó el titular de Finanzas, el ultra Bezalel Smotrich.
Solo uno de los arrestados ha sido imputado, sospechoso de haber violado por el recto a un preso con una porra y un rifle. Yoel Donchin, el médico del hospital público que lo trató al ingresar al borde de la muerte, encontró “rotura intestinal, una lesión grave en el ano, daños pulmonares y costillas rotas”. El canal 12 de la televisión nacional acaba de difundir el vídeo de las cámaras de seguridad. Se ve a varios agentes colocar los escudos de forma que no quede registrado lo que sus compañeros hacen detrás a un recluso.
Ahmad Jalifa, de 42 años, no estuvo allí, sino en otras cárceles, pero su relato contiene elementos comunes. Es ciudadano israelí. De la minoría palestina, los descendientes de aquellos que se quedaron en la primera guerra árabe-israelí (1948-1949) y no acabaron como refugiados.
En el primer mes de guerra, fue uno de los poquísimos que se atrevió a participar en una manifestación en apoyo a Gaza en Um El Fahem, la ciudad en la que es concejal. Su detención, entre “porrazos y patadas”, fue el inicio del primer periplo carcelario de su vida, que terminó en febrero y le ha afectado claramente al ánimo. Está en arresto domiciliario, por “incitación al terrorismo” e “identificación con grupo terrorista”. Del bajo del pantalón asoma la tobillera electrónica.
Como no puede estar en Um El Fahem, alquila una casa en la ciudad de Haifa, en el norte del país, de la que no puede salir “ni un metro”. Su esposa es una de las garantes del cumplimiento, así que pasan casi todo el día dentro del apartamento con sus dos hijas. Para que ella las lleve al parque o haga la compra, tiene que reemplazarla otro garante. “Si nos falta algo, acabamos mandando a las niñas a la tienda”, dice mientras las pequeñas tratan de lidiar con el aburrimiento.
“¿Qué te has creído? ¿Que estás en un hotel?”
Jalifa salió de la cárcel con la sensación de que el pasaporte israelí no le garantizó un mejor trato que al resto de palestinos. Casi al revés: lo veían como un “traidor”. Lo peor fue tras denunciar en la vista judicial de enero que había sufrido maltrato, aunque le permitió ver un médico por primera vez. “Antes, cuando lo pedí, me respondieron entre risas: ‘¿Qué te has creído? ¿Que estás en un hotel?’. Cuando fui, no hacía tanta falta. El médico me preguntó por qué no había ido antes. Me eché a reír y él entendió todo”, cuenta. Sí le ayudó, opina, que buena parte de los carceleros sean drusos de su zona, conscientes de que es abogado y activista de derechos humanos.
No quedó exento, sin embargo, de la violencia física. “Te pegan desde que pones el pie en la prisión, sin importar de dónde vengas”, rememora. En una de las prisiones donde más tiempo pasó, los guardas aprovechaban los puntos ciegos de las cámaras de seguridad para agredir a los reclusos, asegura. “A veces, con esfuerzo, podías verlo. Pero sobre todo oías las palizas y las torturas, y a la gente rogando que parasen por piedad. Insultaban a sus madres. O les pedían que les besasen las botas, o la bandera israelí. Algunos lo acababan haciendo, claro. También les divertía obligarles a cantar una canción infantil”. Jalifa la tararea. Es la misma que algunos soldados obligan a cantar a presos palestinos con los ojos vendados en vídeos que luego difunden en TikTok.
Afirma que durante 12 días consecutivos los guardas inspeccionaron la celda a la hora de comer, en represalia porque alguien tiró un vaso de agua al pasillo. “Entraban, dejaban los colchones manchados de comida, nos pegaban y se iban”, cuenta.
Pero lo que Jalifa llevaba particularmente mal era que la celda quedase fuertemente iluminada de noche: “Me costaba mucho dormir así”. Le importaba menos que tener que apañarse con un tercio de toalla, que la administración del presidio rasgó para que hubiese para todos, o el hambre. “Solo comes lo justo para no morir, pero siempre tienes hambre. Te dan de comer lo justo para mantenerte vivo”, indica. Más que peso, agrega, perdió masa muscular, por la falta de proteínas, con “dos o tres cucharadas de arroz para comer” o una rebanada de pan para compartir con queso y pepino, como desayuno.
Los expresidentes andaluces Manuel Chaves (i) y José Antonio Griñán, durante el juicio
Comprendo que el Tribunal Constitucional, tal como está el patio, haya pecado de prudencia. Pero ha pecado. La desautorización de los magistrados de la Audiencia Provincial de Sevilla y del Tribunal Supremo debería haber sido todavía más rotunda — El Constitucional anula la condena de cárcel de Griñán y rebaja la inhabilitación de Chaves por los ERE de Andalucía.
Aunque el Tribunal Constitucional todavía tiene que dictar algunas sentencias en los recursos de amparo interpuestos por algunos de los condenados en la sentencia de los ERE, con la que se ha conocido este martes, respecto de las condenas de los expresidentes de la Junta de Andalucía Manuel Chaves y José Antonio Griñán, se puede en cierta medida decir que se ha puesto fin a la ignominia que ha supuesto la criminalización de la acción de Gobierno de la Junta de Andalucía por parte de los magistrados de la Audiencia Provincial de Sevilla y de la Sala Segunda del Tribunal Supremo.
Queda la amargura de que haya sido necesario llegar hasta el Tribunal Constitucional para anular unas sentencias que, en ningún caso, debían haber sido dictadas, porque, para condenar por el delito de prevaricación administrativa, había que identificar primero cuál era el “acto administrativo” prevaricador, algo que es completamente imposible en el ejercicio de la “potestad presupuestaria” bien sea por parte del Estado bien por parte de la Comunidad Autónoma.
Porque la potestad presupuestaria reside de manera exclusiva y excluyente en el Parlamento. No hay un solo átomo de acto administrativo en los Presupuestos generales del Estado o de la Comunidad Autónoma.
Esto es algo que ningún juez o magistrado puede desconocer. Y si lo desconoce, no es digno de ejercer la función jurisdiccional. Y sin embargo, esto es lo que ha ocurrido. Y en dos órganos jurisdiccionales que ocupan un lugar de enorme importancia en nuestro sistema de administración de justicia. Y que lo va a seguir ocupando.
Me temo, además, que no se les cae la cara de vergüenza. El acto de aprobación del Proyecto de Ley de Presupuestos es el acto de dirección política más importante del Gobierno. Por eso, tanto en la Constitución como en los Estatutos de Autonomía, se lo singulariza y diferencia de los demás actos que se integran en la acción de Gobierno. No hay ningún acto de Gobierno que ocupe en ambas normas el lugar que ocupa la elaboración del Proyecto de Ley de Presupuestos. Ninguno. Es la operación de dirección política que posibilita que el Parlamento pueda ejercer de manera real y efectiva la “potestad presupuestaria”, sin la cual ningún Estado podría operar. Porque, como nos enseñó Madison ('El Federalista'), “el dinero ha sido considerado, con razón, como el principio vital del cuerpo político, como aquello que sostiene su vida y movimiento y que le permite ejecutar sus funciones más vitales”. De ahí la necesidad de que sea el Parlamento el órgano al que se atribuye su aprobación en forma de Ley de manera exclusiva y excluyente. El Gobierno elabora un Proyecto, pero únicamente el Parlamento decide.
En la elaboración y aprobación del Proyecto de Ley de Presupuestos no puede cometerse ningún delito. Ni en las modificaciones presupuestarias tampoco, ya que estas también tienen naturaleza legislativa. “Las modificaciones de los créditos iniciales del Presupuesto se ajustarán a lo previsto en esta Ley y, en su caso, al contenido de las Leyes del Presupuesto”, dice el artículo 44 de la Ley 5/1983 o Ley General de la Hacienda Pública de la Comunidad Autónoma de Andalucía (vigente hasta el 19 de marzo de 2010). En el artículo 38 de la misma Ley se añade que “los créditos para gastos se destinarán exclusivamente a la finalidad específica para la que hayan sido autorizados por la Ley de Presupuestos o por las modificaciones aprobadas conforme a esta ley”.
Ni puede haber un delito de prevaricación administrativa en la elaboración del Proyecto de Ley de Presupuestos ni puede haberlo tampoco en la aprobación de las modificaciones presupuestarias.
Jeffrey Winters habla como un académico, pero muchos podrían considerar sus ideas como subversivas o revolucionarias.
Y es que este profesor de Ciencia Política de la Universidad de Northwestern (Illinois, EE.UU.) lleva un cuarto de siglo dedicado al estudio de un tema complejo: el poder de la riqueza y cómo esta se transforma en influencia política.
De ese esfuerzo surgió su libro "Oligarquía", en el que no solamente traza la historia de poder y privilegio de las oligarquías desde tiempos antiguos hasta la actualidad, sino que además desarrolla una teoría original sobre esta materia.
En esta conversación con BBC Mundo a propósito de la publicación en español de ese texto, Winters habla sobre algunas de sus planteamientos más polémicos como, por ejemplo, su afirmación de que todas las democracias liberales de la actualidad son, al mismo tiempo, oligarquías.
También aborda las razones por las cuales considera que la participación democrática se ha vuelto ineficaz para hacer frente al poder de las oligarquías, así como la paradoja de que las sociedades democráticas -que consagran la igualdad política- sean en la actualidad “increíblemente desiguales desde el punto de vista económico”.
FUENTE DE LA IMAGEN,CORTESÍA JEFFREY WINTERS
Pie de foto,Jeffrey Winters: "Cuando la democracia produce candidatos o partidos que no son aceptables para los oligarcas, normalmente es la democracia misma la que se derrumba".
¿De qué hablamos cuando hablamos de oligarquía?
La oligarquía se refiere al poder político de la riqueza. Desde la antigüedad, en Atenas y Roma, cuando la palabra oligarquía apareció por primera vez, siempre se refería al poder de esas pocas personas que tienen una enorme riqueza.
El poder político puede asumir muchas formas como, por ejemplo, ocupar un cargo político o controlar capacidades coercitivas, como un caudillo militar, pero una de las fuentes más importantes de poder político a lo largo de la historia ha sido poseer una riqueza masiva y, en la actualidad, tenemos oligarcas de la misma manera que los tenían en el mundo antiguo.
¿Por qué debería importarnos la oligarquía en este momento?
Debería preocuparnos porque todos los países democráticos del mundo también son simultáneamente oligarquías. Son una mezcla de ambas.
Los países que permiten la competencia política entre partidos y gozan del derecho al voto también tienen un pequeño número de personas que usan el enorme poder de su riqueza para financiar candidatos incluso antes de que todos los ciudadanos acudan a votar. Generalmente, el poder del dinero determina primero quién es un candidato viable.
Una segunda razón es porque, especialmente en las democracias actuales, tenemos una desigualdad mayor que nunca antes en la historia. Esto es irónico porque normalmente pensamos en la desigualdad como un problema de sociedades no democráticas pero, de hecho, las democracias liberales son increíblemente desiguales desde el punto de vista económico.
Una razón de ello es que durante los últimos 250 años los oligarcas han usado su poder para asegurarse de que la democracia no haga la sociedad más igualitaria en términos económicos.
Entonces, la explosión de desigualdad que vemos en el mundo y la explosión de rabia que vemos en los ciudadanos se relaciona con que la oligarquía es hoy más fuerte en las democracias de lo que ha sido en décadas.
Protesta contra el uso ilimitado de dinero en las campañas políticas.
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Pie de foto,
En enero de este año, 14 años después de la sentencia de Citizens United, se realizó una protesta frente a la Casa Blanca contra el uso ilimitado de dinero en la política.
¿Cómo es posible que la democracia no pueda solucionar este problema de desigualdad debido a la oligarquía?
La democracia tiene una capacidad limitada para solucionar este asunto porque las leyes ya han sido redactadas por las mismas democracias para favorecer la capacidad de los oligarcas de usar el poder de su riqueza.
Le doy un ejemplo. En Estados Unidos tuvimos en 2010 un caso muy famoso llamado Citizens United, en el que la Corte Suprema equiparó el uso del dinero en política al ejercicio de la libertad de expresión. Esto abrió las compuertas al uso del dinero para influir en el sistema político.
Y hoy en Estados Unidos, debido a la existencia de comités especiales de acción política, no solo la cantidad de dinero que los oligarcas pueden usar es prácticamente ilimitada, sino que también es en su mayor parte secreta, porque no sabemos exactamente quién está influyendo en la política sino hasta mucho tiempo después de que el dinero haya sido usado.
Cuando se habla de un pequeño grupo de personas muy ricas que utilizan su poder y su riqueza, la mayoría de la gente pensaría en las élites.
¿Cómo diferencia entre élites y oligarcas?
La élite también se refiere a una minoría de personas que tienen una enorme cantidad de poder, pero que se basa en cosas distintas a la riqueza. Por ejemplo, alguien como Barack Obama ocupaba un cargo político cuando fue presidente, por lo que era un miembro de la élite pero no era rico. Alguien como Gandhi era un miembro de la élite porque era tremendamente poderoso, pero no tenía riqueza. Alguien como Oprah Winfrey puede tener una enorme cantidad de poder por ser una celebridad.
Oprah Winfrey deriva su influencia del hecho de ser una personalidad de los medios.
¿Cómo se explica que en las democracias liberales, en las que las elecciones son libres y todos los ciudadanos tienen derecho a votar, los oligarcas puedan influir tanto?
Volvamos al ejemplo de Estados Unidos: mucho antes de que alguien pueda votar ya sea en una elección primaria o en la elección de un cargo público, tenemos algo llamado la primaria de la riqueza.
Las primarias de la riqueza son aquellas en las que el candidato que quiere postularse se dirige primero a todos los ricos y les dice: "¿Qué quieren? Déjenme asegurarme de que las políticas van a favorecerles". Luego, los ricos deciden a quién respaldarán.
Por lo general, las primarias de los ricos comienzan un año o dos antes de cualquier tipo de campaña para un cargo público. Y si usted quiere postularse, pero no puede atraer el dinero de los ricos, la mayoría de las veces no puede competir.
Entonces, el papel del poder de la riqueza es limitar los candidatos a un número muy pequeño de personas que ya son aceptables para los oligarcas. Después de que los oligarcas hayan eliminado a los otros candidatos, entonces abren la posibilidad a la gente para que pueda decidir entre los candidatos A, B y C, todos los cuales son completamente aceptables para los oligarcas.
Permítame ser claro: ¿tienen los ciudadanos la posibilidad de elegir?, ¿son libres?, ¿pueden votar libremente? Sí, pero tenemos que entender que la combinación de oligarquía y democracia limita severamente las opciones y las políticas que son posibles debido a que buscan asegurar que se mantengan la desigualdad, la desigualdad extrema y la concentración de la riqueza.
A veces este proceso fracasa y la democracia produce candidatos o partidos que no son aceptables para los oligarcas. Cuando eso ocurre, normalmente es la democracia misma la que se derrumba, porque los oligarcas la consideran inaceptable.
Un ejemplo muy claro fue el caso de Allende en Chile. La democracia produjo un partido y un candidato que eran completamente inaceptables para las corporaciones y los ricos, y el resultado fue el asesinato y el fin de la democracia. Y esto ha sucedido en muchos lugares del mundo.
Por eso, una de las cosas que debemos entender sobre la relación entre la oligarquía y la democracia es que la democracia es posible mientras la oligarquía no se vea amenazada.
Salvador Allende
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Según Winters, el caso de Salvador Allende es Chile es un ejemplo de lo que ocurre cuando en democracia surge un líder con compatible con la oligarquía.
En su libro usted afirma que los oligarcas han tenido éxito durante siglos en hacer creer a la gente que es un error intentar una redistribución significativa de la riqueza…
Cuando la democracia estaba surgiendo, los oligarcas estaban extremadamente preocupados de que causara una redistribución de la riqueza. Tenían mucho miedo y, de hecho, no querían que la democracia se produjera. Y resulta que, de hecho, la democracia se ha estructurado de una forma que hace extremadamente difícil redistribuir la riqueza.
También han intentado usar el poder de la riqueza para moldear las ideas en la sociedad. Muchos oligarcas de todo el mundo financian centros de investigación, institutos y departamentos de Economía en las principales universidades para difundir la idea de que sin oligarcas y sin riqueza concentrada no se crearán puestos de trabajo y las economías se derrumbarán.
También plantean la idea de que los oligarcas son realmente beneficiosos para la sociedad porque son filántropos y hacen donaciones de dinero a la medicina y otras causas que apoyan.
Lo que nunca se dice es que lo principal que hacen los oligarcas con su dinero es defender su propia riqueza. A partir de los años 50 y 60, surgió lo que llamo en el libro 'la industria de defensa de la riqueza', que es una industria multimillonaria formada por abogados, contables, cabilderos y profesionales de la gestión de la riqueza cuyo único trabajo es asegurarse de que los oligarcas no tengan que pagar impuestos.
Hay dos formas en las que aumenta la desigualdad. Una ocurre en el punto de producción, es decir, en la relación entre las personas que trabajan y los propietarios de los lugares de trabajo.
La otra forma en que la desigualdad se ve afectada es en la política gubernamental de redistribución. Por eso, la mayoría de las sociedades intentan lidiar con la desigualdad mediante impuestos progresivos. Los pobres pagan un porcentaje menor de impuestos, mientras que los ricos deberían pagar más.
El trabajo de la industria de defensa de la riqueza es asegurarse de que los impuestos progresivos no funcionen. Por ejemplo, personas como Warren Buffet, Elon Musk o Jeff Bezos pagan una tasa impositiva significativamente más baja que el ciudadano promedio en EE.UU.
¿Por qué? En primer lugar, porque la industria de defensa de la riqueza moldea la legislación, ayudando a redactar las leyes en el Congreso para dejar lagunas legales para los ricos.
En segundo lugar, la misma industria de defensa de la riqueza mueve el dinero por todo el mundo hacia jurisdicciones secretas, fideicomisos o paraísos fiscales para hacer imposible que agencias como el IRS [el servicio de impuestos de EE.UU.] puedan saber dónde está la riqueza.
Por último, la misma industria de defensa de la riqueza presiona al Congreso para que recorte la financiación del IRS, limitando su capacidad de investigación de modo que no pueda encontrar el dinero, ni perseguir ni investigar a los oligarcas.
De acuerdo con Winters, la industria de defensa de la riqueza intenta privar de recursos al IRS para que no pueda actuar contra la oligarquía en EE.UU.
En su libro, usted menciona que la oligarquía representa el 1% del 1% y que, cuando movilizan su poder para proteger sus fortuna, los que terminan pagando más impuestos son aquellos que son un poco menos ricos y la clase media. ¿Puede explicar eso?
En el libro defino a un oligarca como una persona que alcanza un nivel económico que le permite pagar a la industria de defensa de la riqueza. Es decir, que usa su riqueza para defender la riqueza.
En Estados Unidos, por ejemplo, existe el grupo que llamo oligarcas y el grupo que está por debajo de ellos son acaudalados (mass affluent). Este término lo aplica la propia industria de defensa de la riqueza para referirse a las personas que, en realidad, no son lo suficientemente ricas como para poder comprar sus servicios [se estima que estas personas disponen para invertir de activos líquidos de entre US$100.000 y US$1 millón] . ¿Y cómo lo saben? Porque ya intentaron convertirlos en clientes, pero no tenían suficiente dinero para costear sus servicios.
Le doy un ejemplo de estos servicios. En Estados Unidos existe algo llamado carta de opinión fiscal. Es un documento elaborado por un bufete de abogados que cuenta con especialistas en impuestos que, basándose en el análisis de la ley que ellos hacen, indica que usted no tiene que pagar determinados impuestos.
Una carta así suele costar entre US$1 millón y US$3 millones, pero puede ahorrarle entre US$30 millones y US$300 millones en impuestos en un año. La mayoría de las personas no pueden pagar para obtener la carta de opinión fiscal porque cuesta más de lo que ganan.
Por cierto, si recibe una carta de opinión fiscal, significa que los abogados han realizado una interpretación del código tributario de Estados Unidos que tiene más de 80.000 páginas. ¡Ni siquiera el IRS lo entiende!
¿Cómo se volvió tan complejo? La respuesta es que la industria de defensa de la riqueza lo hizo deliberadamente así para que sus clientes pudieran interpretar la ley, en lugar de tener que cumplirla.
El financiamiento del Estado de bienestar en los países escandinavos recae -según Winters- en los adinerados y en la clase media, no en la oligarquía.
¿Y esto también ocurre en Europa occidental?
Totalmente. Una de las cosas interesantes de Europa es que a menudo pensamos que los países escandinavos tienen más socialismo y más bienestar. Pero los oligarcas de Suecia, Finlandia o Dinamarca tampoco pagan casi nada en impuestos.
Entonces, ¿cómo financian el bienestar de los pobres en sus países, el acceso a la atención médica, la educación, etc? La respuesta es que utilizan impuestos regresivos. Básicamente, se trata de impuestos que paga la clase media y la gente que está justo por encima de ella, los acaudalados. Ellos pagan todos los impuestos, pero los oligarcas no pagan.
Usted ha dicho que aunque se suele pensar que la democracia representativa implica la superación de la oligarquía, esta idea no es cierta. Y que la oligarquía no sólo está presente en las democracias modernas, sino que además la participación democrática habitual no es un antídoto eficaz contra ella. ¿Por qué?
La democracia y la oligarquía no son [un juego] de suma cero. La razón por la que tenemos oligarquía no es porque no tengamos suficiente democracia. La razón por la que tenemos oligarquía es por el poder de la riqueza concentrada. Así que, independientemente de que el país sea autoritario o democrático, la presencia de oligarcas está determinada por dos cosas: la concentración del poder de la riqueza y la capacidad de convertir ese poder de la riqueza en influencia política.
La forma del poder de la riqueza importa mucho. Si nos remontamos en la historia hace 1.000 años, tal vez yo era muy rico porque tenía 10.000 cabezas de ganado, pero no era fácil para mí convertir mi ganado en poder político.
Pero si avanzamos hasta el siglo XX y XXI, tenemos una explosión de riqueza financiera que se convierte mucho más fácilmente en influencia política que si soy dueño de tierras o de minas. Así que en la historia, la forma del poder de la riqueza ha cambiado. Y hoy estamos en el máximo poder de poder de la riqueza en el mundo. Ese es el primer punto.
El segundo punto es que si comparamos el poder de los oligarcas en Estados Unidos y en China encontraremos que es muy diferente.
Bajo el Partido Comunista, controlado por Xi Jinping en China, hay cientos, si no miles, de multimillonarios. Pero para esos oligarcas usar el poder de su riqueza para controlar al gobierno es mucho más arriesgado y peligroso, en comparación con Estados Unidos.
Xi Jinping lo demostró con Jack Ma [confundador de Alibaba]. Él habló y molestó a Xi Jinping y de repente desapareció de la vista del público y perdió el control de su empresa. China es uno de los pocos lugares del mundo en el que, si eres un oligarca, puedes ir a la cárcel o ser ejecutado.
Jeffrey Winters
FUENTE DE LA IMAGEN,JEFFREY WINTERS
Pie de foto,
Winters: "Antes de que los ciudadanos acudan a votar, el poder del dinero usualmente ya ha definido quiénes son los candidatos viables”.
En términos prácticos, ¿cómo afecta la existencia de la oligarquía las vidas del 99,9% restante?
La existencia de la oligarquía significa que el poder para hacer que la sociedad sea cada vez más desigual es ilimitado. El principal interés de los oligarcas es concentrar cada vez más riqueza en sus propias manos. Cuando comencé a estudiar a los oligarcas hace aproximadamente 25 años, se necesitaban cientos y cientos de oligarcas para igualar la riqueza del 50% más pobre del mundo. Hoy, unos 50 oligarcas tienen tanta riqueza como los 4.000 millones de personas más pobres del mundo.
En Estados Unidos, hace 25 años se necesitaban unos 30 oligarcas para igualar la riqueza total de la mitad más pobre del país. Hoy, son sólo tres personas. ¿Qué impacto tiene esto? En primer lugar, la esperanza de vida de las personas ricas en comparación con las personas que no tienen riqueza es muy diferente. Debido a la creciente desigualdad en el mundo, millones de personas mueren entre 5 y 10 años antes de lo que lo harían si la desigualdad fuera menor.
¿Otra diferencia? Los hijos abandonan el hogar mucho más tarde. Están retrasando el momento de casarse, de comprar su primera vivienda, de tener su primer hijo y cada vez tienen menos. Todo esto sucede porque su situación económica es mucho más precaria. Sus vidas corren más riesgo debido a la creciente desigualdad.
Y, a medida que se incrementa la desigualdad, aumenta su disposición a considerar actores políticos más extremos porque su esperanza en el futuro disminuye. Y en todo el mundo estamos viendo que, incluso los jóvenes, en particular, están más abiertos a figuras políticas muy extremas. Todo esto es resultado del éxito de los oligarcas en aumentar la desigualdad en todo el mundo.
Winters vincula el auge de los partidos extremistas con la desigualdad propiciada por la oligarquía.
¿Diría, entonces, que los oligarcas y el sistema de protección de rentas crean desigualdad, y la desigualdad extrema es una amenaza para la democracia?
Totalmente.
¿Qué puede hacerse al respecto?
Hemos visto en el pasado que los países de todo el mundo tienen la capacidad de limitar y reducir el poder oligárquico, aunque no necesariamente lo eliminen del todo.
¿Un ejemplo sencillo? Los controles que se pueden imponer sobre el uso del dinero en la política. Son medidas que se han usado antes en democracias de todo el mundo y hemos visto que son posibles. Pero para hacerlo, debemos tener una movilización más fuerte en la sociedad en torno a estas cuestiones.
Otra cosa que se puede hacer es algo que ahora se está discutiendo seriamente entre Estados Unidos, la Unión Europea, Brasil y las Naciones Unidas: la posibilidad de un impuesto global sobre la riqueza. ¿Y por qué es importante? Porque si los países se coordinan en esta cuestión de gravar la riqueza, significa que los oligarcas no pueden utilizar la geografía global en contra de cada país.
También hemos visto que cuando los ciudadanos comunes se organizan y se movilizan, especialmente a través de cosas como los sindicatos, su poder político para desafiar a los oligarcas aumenta significativamente.
Por lo tanto, hay cosas que se pueden hacer, pero deben hacerse de una manera que sea consciente del problema y responda directamente a él. No debemos ver el poder de la riqueza y el poder oligárquico como algo inevitable. Hay cosas muy concretas que se pueden hacer.
Daniel Wilson, profesor de Harvard, en el colegio SEK-Santa Isabel, en Madrid.
El exdirector de Proyect Zero, el laboratorio de innovación docente de la universidad, cree que será “desastroso” si se sigue desligando la enseñanza de la vida cotidiana.
Proyect Zero, el laboratorio de innovación educativa del Harvard Graduate School of Education, está poniendo en marcha junto a la Facultad de Educación de la Universidad Camilo José Cela, de titularidad privada y en Madrid, un programa que va a intentar describir y entender lo que está ocurriendo en su red de colegios por toda España. En estas escuelas tratan de generar curiosidad, sentido de pertenencia y diversión a sus alumnos a través de su interacción con lo que les rodea, ya sea un centro de día, un taller mecánico o un invernadero; y su intención es integrar estas experiencias en su currículo escolar. “Es un proyecto colaborativo con la UCJC, no invasivo. No es que el laboratorio formule unas preguntas y se pruebe en estas escuelas”, razona el estadounidense Daniel Wilson (Waterville, Maine; 1969), director de Proyect Zero hasta 2023, y hoy al frente de este programa, llamado Learning Outside-In.
Proyect Zero tiene activos 49 proyectos por el mundo, pero solo este en España. Wilson concedió una entrevista a EL PAÍS en la que mezcló español (vivió en Colombia) e inglés durante una de sus visitas a colegios del SEK en Madrid, Vigo y Almería, que se van a prolongar tres años.
Pregunta. ¿Tanto ha cambiado la pandemia la educación?
Respuesta. Ha exacerbado muchos desafíos. La pérdida de aprendizaje es una preocupación, claro, pero es igualmente crítico y quizás, incluso, más complejo el tema del bienestar [emocional]. Antes, francamente, las escuelas prestaban más atención al bienestar. Es un desafío que probablemente no vamos a entender del todo. Creo que la pandemia va a tener impacto durante 15 o 20 años, va a llevar tiempo recuperarse porque es única una interrupción de esta magnitud.
P. ¿Afecta solo a los alumnos?
R. A todos. Cuando las escuelas cerraron, maestros, familias, todos, tuvimos que cambiar. Y cuando reabrieron, algunas escuelas y educadores se cuestionaron si deberíamos volver a la normalidad. Algunas escuelas en España cambiaron sus prácticas, y cuando compartieron algunos de esos cambios, me interesé mucho. Y luego me invitaron a iniciar este proyecto, que busca la forma de que las escuelas apoyen el bienestar. Lo hacen a través de la exploración, el aprendizaje fuera del aula, en las comunidades y reconectando con la sociedad.
Los maestros pensaron: podemos aprender algo en nuestra comunidad, ¿por qué estar en el aula?
P. ¿De qué manera?
R. Cuando la pandemia golpeó, algunas de estas escuelas optaron por buscar lugares en la comunidad donde pudieran aprender ―un taller mecánico, un museo...― y crearon un currículo basado en su comunidad. Y luego, cuando se les permitió regresar, muchos maestros y familias dijeron: “En realidad, salir fue realmente interesante. Si podemos aprender algo en nuestra comunidad, ¿por qué estar en el aula?”. El otoño pasado estuve visitando una escuela, SEK-Santa Isabel en el Barrio de las Letras de Madrid, que quiere desarrollar las competencias de empatía de sus estudiantes de sexto de primaria. Han establecido relación con un centro de día y visitan a los mayores regularmente. Es bonito ver como se amigan estudiantes de sexto [12 años] con personas mayores de su comunidad. Ver cómo un anciano confía tanto en un joven que le muestra su obra de arte y el joven se siente orgulloso ante sus amigos.
P. ¿Los niños tienen que seguir memorizando o basta con experiencias como la de este proyecto? ¿Hay que seguir con los deberes?
R. Deberíamos tener un debate realmente crítico sobre lo que significan las tareas, aunque por supuesto que hay que ejercitar algo la memoria. Debemos repensar los deberes para que tengan un propósito práctico. Si no tenemos respuesta en la práctica, es difícil aprender. Ya sea a deletrear o la teoría de la relatividad.
P. Para plantear un currículo como el que proponen, se necesita la complicidad y el compromiso de la comunidad.
R. Absolutamente. Si seguimos aislando el aprendizaje de lo que es la vida, va a resultar desastroso. Necesitamos reintegrar el aprendizaje en la vida.
Queremos que se pueda visitar colegios en los que se pone en práctica el proyecto
P. En El Elejido (Almería) trabajan de una manera muy distinta.
R. Sí. En lugar de aprender ciencia en el aula, pasan tiempo en invernaderos. No es una excursión, tiene una intención educativa.
Daniel Wilson en el Colegio SEK-Santa Isabel, en Madrid.
SAMUEL SÁNCHEZ
P. Su proyecto se parece mucho al aprendizaje-servicio [un grupo de estudiantes trabaja para su comunidad, por ejemplo montando una huerta vecinal, y aprende durante el proceso].
R. En algunas escuelas tienen ese aprendizaje-servicio; los niños, por ejemplo, ayudan a los mayores a usar el teléfono móvil o YouTube... La forma de aprender no es nueva, pero cambia un poco ahora. Las escuelas están teniendo mini secuencias de aprendizaje y las están integrando en el currículo. Regresarán al mismo sitio de nuevo, pero con otras preguntas. Y el entorno y las personas irán cambiando y creo que es muy interesante que vean ese proceso.
P. ¿Cómo van a extender su proyecto?
R. La idea es lanzar recursos gratuitos con casos, ejemplos. Y queremos que se pueda visitar colegios en los que se pone en práctica el proyecto o que se organicen talleres. Lo que tenemos que hacer es poner en contacto a las escuelas, que se conozcan. Los cambios no tienen lugar sin relaciones humanas.
P. En España solo casi se habla del uso de la tecnología en el aula. ¿Se usa en este proyecto?
R. Es muy típico que los estudiantes utilicen la tecnología en estas experiencias. Por ejemplo, para tomar una imagen que ilustre que están en el lugar correcto. Son un instrumento para compartir lo que has hecho, por ejemplo el otro día los niños de Vigo en medio de un bosque usaron el ipad. Sé que es un debate ético y cultural que se da en muchas partes, hay una alarma. Mis compañeros expertos dicen que hasta dentro de cinco o diez años no vamos a ver los efectos de las pantallas en el desarrollo cognitivo. No hay una solución estándar, somos un mundo diverso.
Paz y seguridad
El titular de las Naciones Unidas advierte del peligro nuclear y llama a usar el lanzamiento de Estados Unidos de la bomba atómica sobre Hiroshima como referente para la eliminación de esas armas, que “no están confinadas a los libros de historia, sino que son un riesgo real y presente”.
El Secretario General de la ONU, António Guterres, hizo un llamamiento al desarme nuclear este martes, cuando el mundo conmemora los 79 años del lanzamiento de la bomba atómica sobre Hiroshima, prometiendo que la ONU “no escatimará esfuerzos para garantizar que los horrores de aquel día no se repitan jamás”.
El 6 de agosto de 1945, Estados Unidos lanzó una bomba apodada “Little Boy” sobre la ciudad japonesa de Hiroshima, en plena Segunda Guerra Mundial. El bombardeo causó una inmensa devastación que mató e hirió a decenas de miles de personas.
Guterres insistió en que la amenaza del uso de armas nucleares no está “confinada a los libros de historia”, sino que es un “peligro real y presente” en la actualidad, que vuelve a asomar “en la retórica cotidiana de las relaciones internacionales”.
Una guerra nuclear nunca puede ganarse
En la ceremonia de recordación en la ciudad japonesa, la encargada de Desarme, Izumi Nakamitsu, dijo en nombre del Secretario General que las lecciones de Hiroshima, que fomentan el desarme y la paz, han sido “dejadas de lado”, pero reconoció los esfuerzos del pueblo de Hiroshima para garantizar que las armas nucleares no vuelvan a utilizarse nunca más.
Nakamitsu insistió además en que el uso de armas nucleares es inaceptable y sostuvo “una guerra nuclear no puede ganarse y nunca debe librarse”.
Agregó que la desconfianza y la división mundiales han aumentado, “pero debemos asegurarnos de no volver a tentar a la suerte”, enfatizó.
“Algunos están haciendo sonar imprudentemente el sable nuclear una vez más”, acotó. “El mundo debe permanecer unido para condenar este comportamiento inaceptable”.
Según el presidente argentino Javier Milei, “la única forma que descubrió la humanidad de terminar con la pobreza es el crecimiento económico”. La máxima fue anunciada en una entrevista televisada desde la Casa Rosada el 11 de julio de 2024. La importancia de la idea no radica en su genialidad, sino en su simplismo y en sus trágicas consecuencias.
Se trata de un conocido dogma inoculado por el sistema capitalista y fosilizado por los verdaderos capitalistas, es decir, por aquellos que viven de sus capitales y no de un salario (Un capitalista asalariado es un oxímoron.) Un conocido absurdo similar, reza: “no puede haber redistribución sin crecimiento”. En 2012, el biólogo e historiador británico David Attenborough reflexionó: “alguien que piense que es posible sostener un crecimiento infinito en un medio finito o es un loco o es un economista”. O las dos cosas.
El crecimiento de la economía ni es la única forma de eliminar la pobreza ni su efecto contrario es infrecuente. La historia modera (los últimos 300 años) lo desmiente a cada paso. Como vimos en Moscas en la telaraña, por siglos, muchas sociedades indígenas tenían menos pobres, eran más altos por su mejor alimentación y vivían más que los europeos de la Revolución industrial. Su seguridad social estaba mejor organizada. No conocían la miseria, ni las deudas, ni la propiedad privada ni la codicia, motor del progreso, según palabras de los colonos expertos en desarrollo, con o sin dinero, como lo reportó en 1885 el senador Henry Dawes de Massachusetts (ver La frontera salvaje. 200 años de fanatismo); tenían menos guerras, sufrían menos enfermedades y eran más higiénicos. Las películas (como The Mission, una recomendable) que representan a los indios sin dientes y a los europeos con una sonrisa blanca no solo consolidan una idea falsa, sino que la realidad era la opuesta. Todo terminó con la llegada del fanatismo europeo a este continente y a otros.
En las colonias (en menor grado en los imperios, ya que es más difícil tener pobres vampirizando el resto del mundo) cuando creció la economía creció también la pobreza. Los llamados “milagros económicos” como el brasileño de Médici o el chileno de Pinochet, milagros del capitalismo tutelado y financiado por el gobierno de Estados Unidos en América latina lo confirman.
Esta obsesión por el PIB de la economía capitalista surgió en los años 30 durante la Gran Depresión y, desde entonces, suma tanto la producción de bienes necesarios, innecesarios, constructivos, destructivos y contaminantes en un mismo número. En 1937, su inventor, el economista y luego premio Nobel Simon Kuznets, llegó a advertir ante el Congreso del peligro de un uso simplificado de su invento, pero los acuerdos de Bretton Woods lo canonizaron en 1944 como la única medida de éxito económico y social. En 1962, Kuznets insistió: “Es necesario distinguir entre la cantidad y la calidad del crecimiento… Las metas para un mayor crecimiento deben especificar de qué y para qué necesitamos más crecimiento”. Jason Hickel observó que “desde 1980, el PIB mundial se ha triplicado, mientras los pobres sobreviviendo con menos de cinco dólares diarios ha crecido en 1,1 mil millones; esto se debe a que, a partir de cierto punto, el crecimiento comienza a producir más efectos negativos que positivos”.
Todavía quedan por discutir otras dimensiones de los seres humanos, como la justicia social, la que no es sólo una bandera de la izquierda, sino que fue la repetida crítica (profecía) en el caso de los profetas bíblicos y de otras religiones; queda por discutir o considerar la comercialización de la existencia, la deshumanización y alienación del individuo, la destrucción de la naturaleza, entre otros problemas centrales.
El actual sistema capitalista no es capaz de resolver ninguno de los problemas existenciales que ha creado, como la acumulación surrealista de la riqueza, la destrucción de la biosfera, el agravamiento de los conflictos de forma directa por su insaciable industria de la guerra e, indirectamente, a través de exiliados y marginados de todo tipo, económicos y ecológicos.
Ahora, hasta los más férreos defensores del sistema capitalista en Europa y Estados Unidos comienzan a publicar libros, artículos y a dar entrevistas en los grandes medios proponiendo “salvar al capitalismo de sí mismo” a través de la intervención agresiva de los gobiernos en la economía y en la redistribución de la riqueza. Es decir, una vez más, desde la Depresión de los años 30 hasta las brutales crisis neoliberales en el Sur Global a finales de los 90 y la Gran Recesión en Estados Unidos diez años después, se recurre al socialismo como bombero.
Por no problematizar otras dimensiones humanas. Un estudio publicado en la British Medical Association en 2006 reveló un consistente aumento de los problemas psicológicos en los niños y jóvenes ingleses. Todo pese al incremento del PIB nacional, a la relativa estabilidad de la inflación y de la economía británica de entonces.
Crecimiento económico no es desarrollo, como la obesidad no es un signo de salud. Ambos, crecimiento y desarrollo son producto del progreso acumulado de la humanidad a lo largo de siglos, algo que no ocurrió gracias al capitalismo sino pese al capitalismo y sus primeros beneficiados: los maniáticos con síndrome de Diógenes bancario.
Como ya hemos desarrollado por años, los inventos tecnológicos, científicos y sociales más importantes que contribuyeron a este progreso y desarrollo humano se produjeron antes de que el sistema capitalista se desarrollara con la privatización de las tierras comunales de Inglaterra en el siglo XVI y, cuando ocurrieron a posteriori, casi siempre fueron autoría de científicos asalariados, inventores de talleres, activistas sociales, entre otros grupos e individuos que no invertían años en investigación y creación motivados por las ganancias futuras sino por el objetivo mismo de su vocación.
De hecho, los mayores “milagros económicos” de la historia moderna se produjeron por dos únicas vías: (1) el imperialismo capitalista (saqueando, masacrando cientos de millones de «subhumanos», y destruyendo la competencia de otras potencias de ultramar) y (2) por la intervención de los gobiernos, desde la Unión Soviética del malo de Stalin hasta la China comunista posterior a la Gran hambruna (que, con sus millones de muertos y medida por los mismos estándares, ni siquiera compite con las mayores masacres y hambrunas del capitalismo).
¿Estoy proponiendo una vuelta a un sistema comunista del estilo soviético? No, para nada. Vuelta a nada. El pasado es una obsesión del fascismo. Entiendo que no debemos dejarnos pasar por encima del sermón del dogma capitalista y neoliberal que ha hambreado, matado y saqueado a las clases trabajadoras por siglos y siempre encuentra una forma de mantener el sermón del amo, aterrorizando a los desprevenidos y a los más necesitados.
El actual terremoto ideológico y geopolítico lleva al poder hegemónico a echar mano a todos los recursos procediendo, según lo explicamos con la fórmula P = d.t por sus tres escalones principales: (1) narrativo, (2) legal y (3) bélico.
¿Hay esperanza? Claro. Afortunadamente, los seres humanos no son seres unidimensionales como Milei.
"No se escribe para ser escritor, ni se lee para ser lector. Se escribe y se lee para comprender el mundo. Nadie, pues, debería salir a la vida sin haber adquirido esas habilidades básicas". J. J. Millás.
"Nada curo llorando y nada empeoraré si gozo de la alegría" (Arquílaco).
Tome color. El año pasado, los investigadores alemanes hallaron que sólo echando un vistazo a los tonos de verde pueden impulsar la creatividad y la motivación. No es difícil adivinar por qué: asociamos colores verdes con vegetación, alimentos - tonos que prometen alimento. Esto podría explicar en parte por qué las vistas de paisajes desde la ventana, en programas de investigación, puede acelerar la recuperación del paciente en los hospitales, ayuda al aprendizaje en las aulas y estimula la productividad en el lugar de trabajo.
Esta lluvia amiga... A la tierra la volvió jardín, dicen que el campo se cubrió de verde, el color más bello, el color de la esperanza. Y la isla de mi corazón en pocos días es tempestad que ya viró a bonanza. (De la canción Regreso, de Cesarea Evora).
Joan Manuel Serrat. Aquellas pequeñas cosas,...Uno se cree/que las mató /el tiempo y la ausencia. /Pero su tren/ vendió boleto/ de ida y vuelta./ Son aquellas pequeñas cosas,/que nos dejó un tiempo de rosas/en un rincón,/en un papel/ o en un cajón./Como un ladrón/te acechan detrás/de la puerta./Te tienen tan/a su merced/como hojas muertas/que el viento arrastra/ allá o aquí,/que te sonríen tristes y...
Violeta Parra.
Gracias a la vida (Thanks to the life)
Gracias a la vida que me ha dado tanto.
Me dio dos luceros que, cuando los abro, perfecto distingo lo negro del blanco, ...
Gracias a la vida que me ha dado tanto
Me dio el corazón que agita su marco
Cuando miro al fruto del cerebro humano
Cuando miro al bueno tan lejos del malo
cuando miro al fondo de tus ojos claros.
...
Volver a los 17.
Volver a los diecisiete después de vivir un siglo ...
"Una vida humilde y tranquila trae más felicidad que la persecución del éxito y la constante inquietud que implica". Albert Einstein (1879-1955)
Libros
50 Cosas que hay que saber sobre Física, 2009. Joanne Baker
50 Cosas que hay que saber sobre Matemáticas, 2009. Tony Crilly
50 cosas que hay que saber sobre psicología, 2008 Adrian Furnham
A Física en Banda Desenhada. 2005. Larry Gonick e Art Huffman
Al servicio del Reich. La física en tiempos de Hitler. Philip Ball. 2014
Ángel González
Antología, Federico García Lorca
As Pequenas Memórias, José Saramago
Belén Gopegui, El lado frío de la almohada
Blas de Otero
Campos de Castilla, Antonio Machado
Canto General, Pablo Neruda
Cantos Iberos, Gabriel Celaya
Cien años de soledad, Gabriel García Márquez
De Arquímedes a Einstein. 2007. Manuel Lozano Leyva
Einstein et la relativité, Jean Eisenstaedt
El enigma cuántico. Encuentros entre la física y la conciencis. B. Rosenblum y F. Kuttner. Tusquets, 2010.
El factor humano, John Carlin
El libro de las matemáticas. 250 hitos de la historia de las matemáticas, 2011. Clifford A. Pickover. Ilus Books.
El olvido de la razón, Juan José Sebreli
El PCE y el PSOE en (la) transición, Juan A. Andrade Blanco, 2012. Siglo XXI.
El Prisma y el péndulo, Robert Crease
El Quijote, Miguel de Cervantes
El romancero gitano, Federico G.Lorca
Emma. 2001. Howard Zinn.
Eric J. Hobsbawm, Política para una izquierda racional
Eternidades, Juan Ramón Jiménez
Evaluación de la lengua escrita y dependencia de lo literal. 2009. Maite Ruíz Flores
Feynman, Richard P. El carácter de la ley Física
Geometría para turistas. 2009. Claudi Alsina
Giles Macdonogh. Después del Reich. Crimen y castigo en la posguerra alemana. 2011. Galaxia Gutenberg
Hacemos ciencia en la escuela. 2009. Grao
Imperialismo Humanitario. 2008. Jean Bricmont
Imposturas intelectuales, A. Sokal y J. Bricmont
José Hierro
Kosovo. La coartada humanitaria. Isaac Rosa y otros
L`Etat démantelé. 2010. L. Bonelli et W. Pelletier. La Découverte.
La Alemania nazi, Enzo Collotti
La CIA y la guerra fría cultural. Frances Stonor Saunders. Edt. Debate. 2001
La cocina de Menorca, Josep Borrás
La disciplina en la conciencia: Las Brigadas Internacionales, Mirta Núñez
La educación Lenta, 2009. Joan Domenech Francesch
La poesía española de 1935 a 1975. II de la poesía existencial a la poesía social 1944-50
La resistencia Alemana contra Hitler 1933-1945. 2005. Barbara Koehn
Las Ciencias en la escuela, M. Catalá, R. Cubero y otros
Las leyes del caos. Ilya Prigogine. Critica. Drakontos bolsillo, 2008
LEONARDO DA VINCI Walter Isaacson. 2018
Los caminos cuánticos. Feynman. J. Navarro Faus. Nivola, 2007
Los versos del capitán, Pablo Neruda
Marinero en Tierra, Rafael Alberti
Más allá de las imposturas intelectuales. Ciencia, filosofía y cultura. 2009. Alan Sokal
Momentos estelares de la ciencia, 2008. Isaac Asimov
Odas y Sonetos, John Keats (ed. bilingüe)
Odifreddi, Piergiorgio. 2007. Juegos Matemáticos Ocultos en la Literatura. Octaedro.
Pablo Neruda. Antología General, 2010. Real Academia Española
Paroles, Jacques Prévert
Poesía, Miguel Hernández
Poeta en Nueva York, Federico G. Lorca
Qué significa todo eso. Reflexiones de un científico ciudadano. Richard P. Feynman. Crítica. Drakontos, 2010
Science 101 Physics. 2007. Barry Parker.
Sed sabios, convertíos en profetas, G. Charpak y R. Omnès
Seis piezas fáciles, 2008. Richard P. Feynman
Soberanos e intervenidos, Joan E. Garcés. Siglo XXI Editores, 2000. (original del 96)
Sobre la guerra. La paz como imperativo moral, 2008. Howarrd Zinn
Walter Benjamin. 2010. Revista Anthropos
Weinberg Steven, 2010. El sueño de una teoría final. Drakontos