domingo, 9 de febrero de 2025

_- Liberación de Auschwitz: cómo este campo de concentración se convirtió en el centro del Holocausto nazi

Auschwitz

_- Auschwitz era inicialmente un cuartel del ejército de Polonia en el sur del país.

El 27 de enero de 1945, las tropas soviéticas entraron con precaución en Auschwitz.

Primo Levi, uno de los sobrevivientes más famosos, estaba en un hospital de campaña con fiebre escarlatina cuando llegaron los libertadores.

Aquellos hombres lanzaron "miradas sorprendentemente avergonzadas a los cuerpos amontonados, a los refugios destrozados y a los pocos que quedábamos vivos", escribió más tarde.

"No nos saludaron ni sonrieron; parecían angustiados no solo por compasión sino por... el sentimiento de culpa de que tal crimen hubiera existido".

"Vimos gente demacrada, torturada y empobrecida", dijo el soldado Ivan Martynushkin sobre la liberación del campo de exterminio. "Podríamos decir por sus ojos que estaban felices de ser salvados de aquel infierno".

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Título del video,¿Qué pasó en el campo de concentración de Auschwitz?
En menos de cuatro años, la Alemania nazi asesinó sistemáticamente a al menos 1,1 millones de personas en Auschwitz. Casi un millón eran judíos.

Los deportados a este complejo fueron gaseados, obligados a trabajar o pasar hambre hasta la muerte e incluso asesinados en experimentos médicos. La gran mayoría murió en el campo de exterminio de Auschwitz-Birkenau.

Seis millones de judíos murieron en el Holocausto, la campaña de los nazis para erradicar a la población judía de Europa. Y Auschwitz, precisamente, estaba en el centro de ese genocidio.
 
¿Qué fue el Holocausto?

Cuando los nazis llegaron al poder en 1933, comenzaron a despojar a los judíos de todas sus propiedades, libertades y derechos recogidos por la ley.

Tras la invasión alemana de Polonia en 1939, los nazis comenzaron a deportar judíos desde Alemania y Austria hasta Polonia, donde crearon guetos para separarlos del resto de la población.

En 1941, durante la invasión alemana de la Unión Soviética, los nazis comenzaron en serio con su campaña de exterminio.

Prisioneros llevados en tren a un campo de concentración nazi.

Prisioneros llevados en tren a un campo de concentración nazi.

Fuente de la imagen,Getty Images


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En menos de cuatro años, los nazis asesinaron a al menos 1,1 millones de personas en Auschwitz. 

Los nazis se referían a su invasión como una guerra racial entre Alemania y el pueblo judío, así como con la población eslava y los gitanos.

 Grupos de soldados alemanes llamados Einsatzgruppen (grupos de operaciones, en alemán) se lanzaron a masacrar a civiles a través de tierras recién conquistadas en Europa del Este.

A finales de 1941 habían matado a 500.000 personas, y en 1945 habían asesinado a unos dos millones de los que 1,3 millones eran judíos.

Los comandantes nazis estaban experimentando con formas de matar en masa. Temían que dispararle a la gente fuera demasiado estresante para sus soldados, por lo que pensaron en métodos más eficientes de asesinato.

Cámaras de gas en Auschwitz 
Cámaras de gas en Auschwitz I

Fuente de la imagen,Getty Images


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Auschwitz puso en marcha sus cámaras de gas a inicios de los 40. 

En Polonia ya se habían utilizado en 1939 furgonetas de gas para matar a personas con discapacidad mental. Se expulsaban gases venenosos en un compartimento sellado para asfixiar a quienes estaban dentro.

Para el invierno de 1941, los nazis habían construido las primeras cámaras de gas en Auschwitz, donde los guardas usaban Zyklon B para asesinar a los prisioneros.

Los líderes nazis se reunieron en enero de 1942 para coordinar la matanza industrial.

En la Conferencia de Wansee acordaron lo que llamaron una "solución final a la cuestión judía": matar a toda la población judía europea, 11 millones de personas, mediante el exterminio y el trabajo forzado.

¿Qué fue Auschwitz?

Auschwitz era inicialmente un cuartel del ejército polaco en el sur de Polonia. La Alemania nazi invadió y ocupó Polonia en septiembre de 1939, y en mayo de 1940 convirtió el lugar en una cárcel para prisioneros políticos.

Esta área, con la infame mentira Arbeit Macht Frei ("el trabajo libera", en alemán) escrita sobre la entrada, se conoció como Auschwitz I.

Auschwitz.
Auschwitz.

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"Arbeit Macht Frei" ("el trabajo libera", en alemán) es la inscripción que se encuentra a la entrada de Auschwitz. 

Pero a medida que la guerra y el Holocausto avanzaron, el régimen nazi amplió en gran medida el lugar.

Los primeros prisioneros en ser gaseados fueron un grupo de polacos y soviéticos en agosto de 1941.

El mes siguiente, los trabajos comenzaron en un nuevo campo, Auschwitz II-Birkenau. Allí se encontraban las enormes cámaras de gas donde cientos de miles fueron asesinados hasta noviembre de 1944 y los crematorios donde quemaban sus cuerpos.

Hornos de cremación en Auschwitz

Hornos de cremación en Auschwitz

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Los nazis cremaban a sus víctimas en hornos de incineración. 

La compañía química alemana IG Farben construyó y operó una fábrica de caucho sintético en Auschwitz III-Monowitz.

Otras compañías privadas como Krupp y Siemens-Schuckert también tenían fábricas cerca para utilizar a los prisioneros como mano de obra esclava.

Tanto Primo Levi como el ganador del Premio Nobel Elie Wiesel sobrevivieron al campo de concentración de Monowitz o Auschwitz III.

 Cuando Auschwitz fue finalmente liberado, aglutinaba más de 40 campos y subcampos.

¿Cómo funcionaba Auschwitz?

Personas de toda Europa fueron hacinadas en trenes sin ventanas, baños, asientos ni comida para ser transportadas a Auschwitz.

Allí eran clasificados entre quienes podían trabajar y quienes serían asesinados de inmediato.

Al último grupo se le ordenaba desnudarse y se los enviaba a las duchas para "despiojarse", un eufemismo utilizado para las cámaras de gas.

Los guardias del llamado "Instituto de Higiene" arrojaban entonces gránulos de gas Zyklon-B en las cámaras selladas y esperaban a que la gente muriera. Demoraba unos 20 minutos. Los gruesos muros no podían ocultar los gritos de las personas asfixiándose en el interior.

Zyklon B
Zyklon B

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Los guardas usaban Zyklon B para asesinar a los prisioneros en las cámaras de gas. 

Otros prisioneros conocidos como Sonderkommandos -generalmente judíos obligados a trabajar para los guardias y no ser asesinados- retiraban el cabello, los dientes, anteojos y extremidades artificiales de los cadáveres antes de arrastrarlos a las incineradoras. Las cenizas de los cuerpos eran enterradas o utilizadas como fertilizante.

Las pertenencias de las víctimas se llevaban entonces para ser clasificadas a una parte del campo conocida como "Canadá", llamada así porque el país era visto como una tierra de abundancia.

¿Quiénes fueron las víctimas?

Los guardias de las SS intentaron ocultar sus crímenes cuando se aproximaron las tropas soviéticas. Intentaron destruir sus extensos registros de prisioneros, lo que dificulta cuantificar con exactitud el número de víctimas.

Desde entonces, estudios académicos coinciden en que cerca de 1,3 millones de personas llegaron a Auschwitz. Alrededor de 1,1 millones de ellos murieron allí.

Judíos de toda la Europa controlada por los nazis suponían la gran mayoría de las víctimas. Casi un millón de judíos fueron asesinados en Auschwitz.

Un ejemplo específico fue la población judía de Hungría. En solo dos meses, entre mayo y julio de 1944, Hungría transportó a 437.000 judíos a este campo de concentración.

Judíos húngaros llegando a Auschwitz

Judíos húngaros llegando a Auschwitz

Fuente de la imagen,Getty Images


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 Decenas de miles de judíos húngaros eran enviados a Auschwitz cada día. 

Tres de cada cuatro fueron asesinados a su llegada.

Unos 75.000 civiles polacos, 15.000 prisioneros de guerra soviéticos, 2.000 gitanos, así como homosexuales y prisioneros políticos fueron también ejecutados por el Estado alemán en el complejo de Auschwitz.

¿Qué pasó cuando Auschwitz fue liberado?

Las autoridades alemanas ordenaron detener los gaseos y destruir las cámaras de gas y los crematorios a finales de 1944, a medida que las tropas soviéticas avanzaban hacia el oeste.

La reserva de objetos de valor robados que se almacenaban en el sector de Canadá se envió a Alemania poco después.

Decididos a borrar la evidencia de sus crímenes, los nazis ordenaron a las decenas de miles de prisioneros que quedaban marchar hacia el oeste a otros campos de concentración, como Bergen-Belsen, Dachau y Sachsenhausen.

Los que estaban demasiado enfermos para caminar se quedaron atrás. Todos los que se retrasaron en la marcha fueron asesinados.

Las fuerzas soviéticas solo encontraron a unos pocos miles de sobrevivientes cuando entraron en el campo de concentración de Auschwitz el 27 de enero de 1945, además de cientos de miles de prendas de ropa y varias toneladas de cabello humano.

Elie Wiesel en 2015 

Elie Wiesel en 2015

Fuente de la imagen,Reuters

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Elie Wiesel, sobreviviente de Auschwitz fallecido en 2016, perdió a sus padres y a su hermana menor en el campo de concentración.

Los soldados recordaron años después cómo tuvieron que convencer a algunos sobrevivientes de que los nazis realmente se habían ido.

Elie Wiesel dijo durante un discurso para conmemorar el 50 aniversario de la liberación que los crímenes nazis en Auschwitz "produjeron una mutación a escala cósmica, que afecta los sueños y los esfuerzos del hombre".

"Después de Auschwitz, la condición humana ya no es la misma. Después de Auschwitz, nada volverá a ser lo mismo".

sábado, 8 de febrero de 2025

Un experimento consigue simular los beneficios de la siesta sin dormir.

Beneficios de la siesta
Por qué necesitamos dormir es un misterio aún no del todo resuelto.
La investigación apunta a la posibilidad futura de una terapia para corregir los daños del insomnio.

Que dormir es una necesidad primaria, como beber y comer, es algo que todos hemos experimentado después de una noche de mal sueño, y lo que ocurre en situaciones extremas lo sabemos por casos desgraciados como el de las familias que sufren una forma letal de insomnio hereditario. Sin embargo, por qué necesitamos dormir es un misterio aún no del todo resuelto. Un equipo de investigadores ha conseguido simular uno de los beneficios del sueño por estimulación cerebral, lo que apunta a la posibilidad futura de una terapia para corregir los daños del insomnio, pero también a algo más: ¿llegaremos a tener un dispositivo que nos permita disfrutar del descanso del sueño sin necesidad de dormir?

El descanso reparador es la visión más clásica del porqué de la necesidad de dormir, y es cierto que durante el sueño el organismo entra en modo de mantenimiento: se reduce el consumo de energía y se favorecen las funciones restauradoras del metabolismo. Pero mientras que algunos de estos beneficios podemos obtenerlos con un simple reposo, en cambio, el cerebro necesita el sueño: como escribía el psiquiatra Allan Hobson, “el sueño es del cerebro, por el cerebro y para el cerebro”. Aunque también nuestro órgano pensante disminuye su actividad respecto a la vigilia, no está ni mucho menos en off; son los procesos cerebrales durante el sueño los que motivan la necesidad de dormir y centran el grueso de las investigaciones.

Algunos de los efectos cerebrales del sueño son conocidos. Su papel en la consolidación de la memoria está ampliamente aceptado, y se ha sugerido que el sueño permite la reparación neuronal. En 2013, investigadores del centro médico de la Universidad de Rochester, en Nueva York, descubrieron que en los ratones el sueño ahueca el espacio entre las neuronas permitiendo la entrada del líquido que baña el cerebro, que de este modo evacúa los residuos metabólicos tóxicos como la proteína beta amiloide, implicada en el alzhéimer. Un comentario en la revista Science lo comparaba a sacar la basura. El hallazgo, que se contó entre los 10 más importantes del año para Science, apoyaría la idea de que un sueño correcto ayuda a prevenir las enfermedades neurodegenerativas.

Sincronizar para dormir más
En el nuevo trabajo, publicado también en Science, investigadores de la Universidad Rice, la Facultad de Medicina Weill Cornell y el Instituto Metodista de Investigación de Houston —todos en EE UU— han estudiado el sueño sin movimientos oculares rápidos (NMOR o NREM, por sus siglas en inglés), el estado que a lo largo de la noche se alterna repetidamente con el sueño MOR o REM, y cuya función en el mantenimiento de las funciones mentales se conoce peor. Dado que el sueño NREM antecede al REM, este estado es el típico de una siesta corta.

Los autores estudiaron la actividad neuronal en el cerebro de un grupo de macacos durante y después de una siesta de 30 minutos, así como la capacidad de los monos para resolver una tarea consistente en identificar imágenes iguales con distinta orientación. “Durante el sueño, observamos un aumento de actividad de ondas delta de baja frecuencia y un disparo sincronizado de neuronas en diferentes regiones corticales”, explica la primera autora del estudio, Natasha Kharas. Esas ondas cerebrales lentas son características del sueño NREM.

Según Kharas, esa sincronización de las neuronas al dormir prepara el cerebro para trabajar mejor al despertar: “Después del sueño, sin embargo, la actividad neuronal se hizo más asíncrona que antes del sueño, permitiendo a las neuronas dispararse de forma más independiente. Este cambio condujo a una mayor precisión en el procesamiento de la información y en la realización de tareas visuales”. Por tanto, podría decirse que el sueño, la siesta en este caso, despeja y agudiza la mente para mejorar el rendimiento.

A continuación, los investigadores ensayaron qué ocurría si transmitían impulsos mediante electrodos cerebrales a los macacos mientras estaban despiertos para simular esa actividad de ondas lentas propia del sueño. Descubrieron entonces que esta estimulación artificial bastaba para lograr el efecto de desincronización y obtener un rendimiento en la tarea que era similar al observado después de la siesta. Según el director del estudio, Valentin Dragoi, “este hallazgo es significativo porque sugiere que algunos de los efectos restauradores y potenciadores del rendimiento que ofrece el sueño podrían obtenerse sin necesidad de dormir”.

Dormir sin dormir
Dragoi apunta a las potenciales aplicaciones de sus resultados: “Planeamos llevar a cabo ensayos clínicos en pacientes humanos que sufren trastornos del sueño, estimulando diferentes partes de su cerebro con ondas eléctricas delta para aliviar las deficiencias en la memoria y en el rendimiento cognitivo debidas a la falta de sueño”. Pero además, el investigador cree que el alcance de este descubrimiento podría ser mayor: “Queremos examinar si podemos emular los efectos beneficiosos del sueño sin dormir, lo que sería ampliamente provechoso en una variedad de aplicaciones en las personas sanas”.

Sin embargo, para que los humanos podamos llegar a disfrutar de las ventajas de un simulador del sueño, antes los científicos deberán encontrar el modo de aplicar esa estimulación cerebral de forma externa, sin implantar los electrodos en el cerebro, como en el caso de los macacos. “Hay grandes posibilidades”, valora Dragoi. “La estimulación eléctrica invasiva se aplicó de manera superficial, en las capas superiores de la corteza, lo que nos anima a explorar protocolos de estimulación eléctrica no invasiva variando la ubicación en la corteza, la intensidad de la corriente y el área de la superficie a estimular para obtener efectos comparables a los inducidos por la estimulación invasiva”.

Todo lo anterior se refiere al sueño NREM, pero para que algún día dispongamos de una tecnología que realmente nos ofrezca la reparación y el descanso completo del sueño sin dormir, será necesario también simular el sueño REM, el estado en el que soñamos de forma más vívida. Dragoi es optimista en lo que se refiere a expandir sus estudios a todo el ciclo del sueño: “Esto requerirá más experimentos para examinar el papel de otros estados del sueño y en particular la función del sueño REM, y encontrar maneras específicas de sustituirla usando estimulación eléctrica dirigida”. Por el momento, dormir sin dormir sigue siendo solo un sueño.

viernes, 7 de febrero de 2025

Europa: una crisis de identidad que obliga a cambiar el rumbo

La continua aplicación de políticas económicas erróneas y orientadas a favorecer sólo el interés privado, además del sometimiento a los dictados de Estados Unidos, han dejado a Europa en una situación de gran debilidad, justo en un momento en que debe enfrentarse a grandes amenazas en la escena internacional.

Dos hechos reflejan sintomáticamente la situación con la que comienza Europa el nuevo año. Alemania, su motor económico, culmina un segundo año en recesión y uno de sus grandes institutos de investigación económica reconoce que se encuentra en una situación de «crisis estructural».

Desde otro punto de vista, es significativo el silencio vergonzante de las autoridades europeas ante el anuncio de Donald Trump de que quiere apropiarse de Groenlandia, un territorio que forma parte de un país miembro de la Unión Europea.

Debilidad económica e insignificancia geopolítica. Dos expresiones de una misma moneda: la pérdida de impulso, poder y presencia de Europa en el mundo de nuestros días.

Fracturas de todo tipo

La UE se encuentra en el vértice de un conjunto de amenazas que no sólo se pueden calificar de peligrosas, sino de auténticamente existenciales, pues afectan al mismo tiempo a la economía, la política y sus instituciones, además de al poder efectivo que estas van a poder desplegar para defenderse.

La primera es de carácter estrictamente económica. Aunque de momento Alemania se lleva la peor parte, es toda la economía europea la que tiene problemas. La eurozona no levanta cabeza y la mayoría de los pronósticos coinciden en que «está lejos de la recuperación». Y es normal. Crisis energética, desindustrialización acelerada, pérdida de competitividad y retraso tecnológico conforman un cóctel envenenado que produce parálisis productiva y retraso frente a las demás potencias económicas.

La segunda amenaza que enfrenta Europa es su pérdida de influencia en el nuevo marco de relaciones económicas y comerciales que se está generando. Entre Estados Unidos y los BRICS, Europa no encuentra lugar ni ofrece al mundo alternativas de planteamiento y resolución multilateral de los grandes problemas de nuestro tiempo. Está a la deriva y esta desubicación le supone una amenaza grave porque la deja desprotegida, dependiente y vulnerable. Especialmente, si a eso se añade el rechazo explícito que recibe de países, como los africanos, donde antaño influyó y de donde obtuvo poder.

¿Acuerdos que debilitan?

En contra de lo que se quiere hacer creer, el reciente acuerdo entre la Unión Europea y Mercosur no va a abrir un nuevo espacio de fortalecimiento para la economía europea (como tampoco para la contraparte). Sin potentes políticas redistributivas o de compensación, la liberalización del comercio aumentará las divergencias internas, eliminará miles de empleos y deprimirá sectores fundamentales en ambas partes al desprotegerlos. Impulsará la concentración que dará aún más poder a los grandes grupos de capital industrial y financiero, como ha ocurrido siempre que se conceden ventajas asimétricas en los mercados. Dañará al medio ambiente, dificultando los procesos de transición hacia una mayor sostenibilidad. Y, para colmo, debilitará aún más a Europa al llevarse a cabo justo cuando Trump va a reforzar el proteccionismo de Estados Unidos.

A esas grandes amenazas económicas se le pueden sumar otras dos que tienen que ver con la política, el poder y la hegemonía.

Por un lado, Europa mantiene una posición de sometimiento ante Estados Unidos que no sólo hace que sufra ella misma los costes que se imponen a terceros, como en el caso de las sanciones a Rusia. Además, la lleva a adoptar posiciones de incoherencia e incluso de franca inmoralidad. Por ejemplo, condenando “la invasión a gran escala de Ucrania” por parte de Rusia y permitiendo al mismo tiempo que Israel cometa un genocidio con Palestina. Una contradicción vergonzante que le impide asumir posiciones de liderazgo internacional autónomas y resta credibilidad a cualquier iniciativa de política exterior en el futuro inmediato.

Por otro, Europa se muestra incapaz de contener el avance de fuerzas populistas de extrema derecha que cada vez disimulan menos su propósito final de dinamitar el actual modo de funcionamiento de la Unión Europa, sus instituciones, valores y políticas.

Todo esto le ocurre a Europa en el peor de los momentos, cuando la presidencia de Trump va a abrir un periodo de convulsión y conflicto abierto en todos los órdenes. La guerra comercial puede ser demoledora para una Europa económicamente debilitada, dependiente, sin proyecto estratégico y desprotegida; y la tensión militar la obligará a destinar recursos a este rubro, aumentando el descontento que alimenta a la extrema derecha y mina la confianza institucional.

Lo sorprendente de todo esto es que se produzca por causas tan visibles.

En primer lugar, por la aplicación continuada durante décadas de políticas favorecedoras de los mercados que sólo han servido para reforzar el poder de las grandes corporaciones. Y no precisamente gracias a su dinamismo y capacidad innovadora, sino la influencia conseguida sobre las instituciones europeas para poder extraer rentas sin límite. Ni siquiera el shock que produjo la Gran Recesión, ni la crisis del COVID-19 sirvieron para que los responsables de la Unión Europea tomaran conciencia del daño que generan sus errores y el servilismo hacia el poder económico y cambiaran de orientación política, como incluso Estados Unidos hizo bajo la presidencia de Biden.

Aunque el crecimiento del PIB es una expresión bastante burda, al menos resulta significativo de la debilidad y decadencia que esas políticas han provocado en la Unión Europea: su PIB (incluyendo el de Reino Unido antes del Brexit) sólo aumentó un 21% en los últimos 15 años, frente al 72% de EE.UU. y el 290% de China.

Desde el 2000, su peso en la economía mundial medido en paridad de poder de compra (es decir, equiparando los precios) ha bajado 5,1 puntos; el PIB per cápita en relación con el de Estados Unidos se redujo en casi dos puntos y, en lugar de ser 12 veces mayor que el de China como lo era entonces, ahora sólo es poco más de 3 veces superior.

En segundo lugar, la debilidad europea proviene de su incapacidad para reforzar la democracia y las instituciones representativas, lo que impide que la UE se consolide como un proyecto que la ciudadanía apoye y sienta como propio. Aunque la opinión no sea exactamente comparable por la forma en que se realiza el Eurobarómetro, es significativo, por ejemplo, que en 2000, sólo un 19% de la población encuestada tenía una imagen negativa o bastante negativa de la Unión, mientras que en 2024 un 59% consideraba que las cosas iban en la mala dirección.

En su día, Angela Merkel reclamó reglas presupuestarias que ningún Parlamento pudiera modificar y lo consiguió. Pero el resultado ha sido el reforzamiento de los grupos de poder que actúan en las sombras, el declive económico, el descontento social que ha catapultado a la extrema derecha y la irrelevancia cada vez mayor de la Unión Europea en el tablero mundial.

Tras las pasadas elecciones al Parlamento Europeo, la gobernabilidad se ha hecho más difícil e inclinada hacia posiciones radicales, populistas y peligrosamente volcadas hacia el militarismo, esto último, incluso con el apoyo de los socialistas. Si no se produce un giro de orientación y la Unión Europea no apuesta por políticas económicas que protejan su actividad productiva y generen más bienestar, y si no define con urgencia un proyecto propio que la libere de los imperativos de las imposiciones estadounidenses, Europa puede entrar en una etapa de dolor, frustraciones y conflictos hasta hace poco imprevisibles.


jueves, 6 de febrero de 2025

5 formas para evitar ser un amigo tóxico y por qué es importante celebrar los éxitos de los demás

Ilustraciones sobre la amistad.

Fuente de la imagen,Javier Hirschfeld / BBC

Pie de foto,
Nuestras acciones irreflexivas lastiman a las personas que amamos.

Los seres humanos somos a menudo incapaces de reconocer nuestros errores. Podemos quejarnos de la arrogancia, la ignorancia o la estupidez de otra persona, sin siquiera considerar los enormes defectos que nuestro carácter puede albergar.

Este punto ciego se vuelve evidente en cada una de nuestras relaciones de amistad. Sin tener nunca la intención de hacer daño, nuestras acciones irreflexivas lastiman a las personas que amamos. Me refiero a una crueldad casual más que deliberada, aunque las consecuencias de estos errores son igualmente perjudiciales.

Mientras escribía mi reciente libro (The Laws Of Connection) sobre la ciencia de la conexión social, descubrí que las "relaciones ambivalentes" (personas que se sienten a la vez cálidas y frías) pueden causar incluso más daño al bienestar que las figuras puramente rencorosas que, como es de esperar, resultan desagradables.

Afortunadamente, los hallazgos de la investigación pueden ayudarnos a desarrollar estrategias simples pero poderosas para identificar nuestros peores hábitos y mitigar su daño.

Aquí están mis 5 lecciones favoritas para evitar ser un enemigo accidental.

1. Ser consistente 

A nadie le gusta verse en un estado de incertidumbre, un hecho que se puede comprobar en las respuestas de las personas al dolor físico.

Archy de Berker y sus colegas del Instituto de Neurología del University College de Londres en Reino Unido pidieron a un grupo de personas que jugaran un juego de computadora que aplicaba una leve descarga eléctrica cada vez que encontraban una serpiente escondida debajo de una roca virtual.

Para examinar los efectos de la incertidumbre en la respuesta al estrés, los investigadores variaron la probabilidad de que una roca escondiera una serpiente a lo largo del experimento y midieron los signos fisiológicos de la ansiedad, como el sudor y la dilatación de las pupilas.

Sorprendentemente, los participantes mostraron la tendencia a reportar una respuesta de estrés más acentuada cuando solo había 50% de probabilidad de recibir una descarga eléctrica, en comparación con escenarios en los que sabían con certeza que el dolor se avecinaba.

El comportamiento de ser amigo sólo en las buenas puede poner a la gente que nos rodea en un estado similar de anticipación.

En estudios que investigan amistades impredecibles, los científicos piden a los participantes que se imaginen acudiendo a un amigo en busca de consejo, comprensión o un favor. Les piden que respondan a las siguientes preguntas en una escala del 1 (nada) al 6 (extremadamente):

• ¿Qué tan útil es tu conexión?

• ¿Qué tan perturbadora es tu conexión?


Cualquiera que responda 2 o más en ambas preguntas se considera una "conexión ambivalente", y la duda inherente sobre la reacción puede ser una fuente grave de estrés.

En un estudio, el simple hecho de saber que los amigos ambivalentes estaban sentados en la habitación de al lado fue suficiente para elevar la presión arterial de los participantes.

Es posible que no siempre podamos brindar el apoyo que nuestros amigos necesitan, pero podemos intentar ser un poco más confiables en nuestras respuestas. Podríamos aprender a gestionar mejor nuestro mal humor, por ejemplo, para no atacar si nuestros amigos se acercan a nosotros en el momento equivocado, en lugar de dejarlos al capricho de nuestro clima emocional.

Ser un amigo impredecible puede ser más estresante que ser consistentemente malo.

2. Evitar la ilusión de transparencia 

Cada uno de nosotros está atrapado en su propia mente, pero sobreestimamos qué tan bien los demás pueden leer nuestro estado emocional, un fenómeno que a veces se conoce como ilusión de transparencia.

Esto puede resultar evidente en las entrevistas de trabajo: asumimos que los nervios se reflejan en nuestro rostro, pero los sentimientos de ansiedad suelen ser mucho más difíciles de percibir de lo que creemos. Este error cognitivo común también puede impedirnos compartir nuestro aprecio por los demás, dándoles la impresión de que los descuidamos y los subvaloramos.

Amit Kumar, de la Universidad de Texas en Austin, y Nicholas Epley, de la Universidad de Chicago, pidieron a grupos de participantes que escribieran cartas de agradecimiento a personas importantes en sus vidas. Utilizando encuestas para medir las expectativas de quienes escriben las cartas y las reacciones reales de los destinatarios, los investigadores descubrieron que las personas subestimaban constantemente cuán sorprendida estaría la otra persona al recibir sus amables palabras y lo bien que les haría sentir. Asumieron que la otra persona ya sabía lo agradecida que estaba.

Por supuesto, es posible que nuestro lenguaje corporal transmita nuestra calidez y aprecio a los demás, pero no podemos confiar en ello, lo que significa que a menudo haríamos mucho mejor si expresamos esos sentimientos con palabras.

3. Validar los sentimientos de los demás (y animar al amigo a considerar nuevas perspectivas) 

Cuando alguien está pasando por un momento difícil, a menudo buscará naturalmente la comprensión de los demás.

Una respuesta empática puede validar los sentimientos, lo que alivia parte del estrés. Un amigo tóxico puede ser muy desdeñoso o crítico acerca de tus sentimientos, lo que resulta en una sensación de rechazo que sólo aumenta la carga emocional de la persona.

Cuando un amigo se "desahoga", simplemente estar de acuerdo con él no siempre ayuda. 

Sin embargo, el hecho de que sintamos empatía por el dolor de alguien no significa que tengamos que estar totalmente de acuerdo con su interpretación de la situación. Las ofertas de apoyo emocional más eficaces a menudo incluirán aliento o consejos que les ayuden a ver sus problemas desde una nueva perspectiva.

De hecho, un creciente conjunto de investigaciones psicológicas sugiere que simplemente alentar a alguien a desahogarse, sin ningún intento de replantear sus problemas, sólo puede fomentar la reflexión y amplificar su angustia a largo plazo.

Esta tendencia, que se parece a la de un buitre que se alimenta de las emociones de los demás sin ayudarles a cambiar su situación, constituye otra forma de toxicidad en las amistades.

Una conversación constructiva necesita mucha sensibilidad y tacto, pero un artículo de Ethan Kross de la Universidad de Michigan y sus colegas ofrece algunas preguntas que pueden ayudar a alguien a ver sus problemas desde una perspectiva más amplia. Por ejemplo:

• Al evaluar la situación, ¿podrías decirme por qué este evento fue estresante para ti?

¿Has aprendido algo de esta experiencia? Si es así, ¿te importaría compartirlo conmigo?

• Si miras el "panorama general", ¿eso te ayuda a darle sentido a esta experiencia? ¿Por qué sí o por qué no?

Después de considerar los diferentes puntos de vista, los participantes en el estudio tendieron a sentir un mayor cierre sobre un evento doloroso, en comparación con aquellos que habían contado los detalles concretos de la situación y los sentimientos que había producido.

4. Celebrar los éxitos de los demás (y practicar la felicidad compartida) 

La empatía es igualmente importante al compartir emociones positivas. La compasión, que deriva del latín "dolor compartido", es bien aceptada como fundamento de la amistad, pero la importancia de la felicidad compartida es mucho menos conocida.

La falta de atención a este aspecto se ha arraigado en la investigación científica.

Cuando Shelly Gable de la Universidad de California en Santa Bárbara, y Harry Reis de la Universidad de Rochester en Nueva York, examinaron la literatura sobre psicología en 2010, descubrieron que el número de artículos enfocados en acontecimientos negativos de la vida superaba a los que se centraban en los positivos en más de siete a uno.

El concepto de felicidad compartida es mucho menos conocido que su contraparte para dolor compartido (empatía). Esto está cambiando ahora, con múltiples estudios que revelan que nuestras conversaciones sobre buenas noticias pueden ser tan importantes como la compasión para el desarrollo y mantenimiento de relaciones saludables.

Un amigo comprensivo debe responder de manera activa y constructiva: pidiendo más información, discutiendo las implicaciones y expresando su propia alegría u orgullo.

Sin embargo, muchas personas responden de manera demasiado pasiva (cambiando rápidamente de tema, por ejemplo), mientras que algunas son activamente destructivas y hacen comentarios que intentan minimizar la importancia de los acontecimientos.

Envueltos en las distracciones de la vida diaria, podemos olvidar darle a estos momentos la atención que merecen, pero si queremos ser un buen amigo, debemos tomarnos el tiempo y el esfuerzo para celebrar los éxitos de nuestros amigos, por pequeños o grandes que sean.

También podríamos pensar más detenidamente en la forma en que compartimos nuestra propia felicidad.

Puede que nos preocupe parecer jactanciosos o arrogantes y, por lo tanto, optemos por mantener nuestros éxitos en secreto, pero esta estrategia puede resultar contraproducente, según una serie de experimentos realizados por Annabelle Roberts de la Universidad de Texas en Austin, Emma Levine de la Universidad de Chicago y Övül Sezer de la Universidad de Cornell.

En sus investigaciones descubrieron que las personas tienden a sentirse muy ofendidas cuando ocultamos información como promociones laborales a las personas que nos rodean. Ven este comportamiento como paternalista, que establece frialdad en lugar de calidez y conexión.

5. Ser el primero en pedir perdón

Todo el mundo comete errores, pero pocos se disculpan libremente, lo que induce a que el resentimiento se instale en nuestros vínculos sociales hasta mucho después de que se haya cometido la ofensa.

La investigación psicológica sugiere que existen cuatro obstáculos principales para disculparse de manera efectiva: no apreciamos el daño que hemos causado, asumimos que el acto de disculparse será demasiado doloroso y vergonzoso, creemos que la disculpa hará poco para reparar la relación; y, finalmente, es posible que no entendamos qué constituye una buena disculpa, por lo que no decimos las palabras que serán necesarias para la sanación.

El primer punto, la falta de valoración sobre el daño, depende claramente de los detalles del desacuerdo. Pero las dos preocupaciones siguientes sobre el costo de pedir disculpas o subestimar su efecto, al igual que muchas de nuestras suposiciones sobre las relaciones, son en gran medida infundadas y, por lo tanto, imponen barreras innecesarias a la conexión social.

En general, la gente siente alivio al enmendar sus malas acciones y es posible que podamos reconstruir los puentes rotos mejor de lo que esperábamos, siempre que nuestras disculpas se presenten de la manera correcta.

Para garantizar que su disculpa sea efectiva, debe darle a la otra persona suficiente tiempo para expresar su dolor por lo ocurrido. Luego debe reconocer la responsabilidad por la infracción, expresar arrepentimiento o tristeza (genuino), ofrecerse a reparar el daño y explicar cómo evitará volver a cometer un error similar.

Cada relación tendrá sus altibajos: esa es la naturaleza del comportamiento humano y la complejidad de nuestra vida social. Sin embargo, al aplicar estos cinco sencillos consejos para lograr una conexión más sólida, podrá evitar fácilmente los errores más comunes y asegurarse que es el tipo de amigo que le gustaría tener.

* En el libro The Laws of Connection, David Robson examina 13 estrategias basadas en la ciencia para transformar su vida social, publicado por Canongate (Reino Unido y Commonwealth) y Pegasus (EE.UU. y Canadá). Es @davidarobson en Instagram y Threads.


miércoles, 5 de febrero de 2025

_- Hay que detener el fascismo

_- Un tsunami neofascista está invadiendo Europa y América con elementos del pasado y nuevas adherencias ultraderechistas. En algunos países ocupan ya el poder, en otros ejercen la oposición y pretenden ocuparlo a través de alianzas con otros partidos de derechas. Este movimiento cuenta con un entramado económico y mediático poderoso y con el apoyo del integrismo religioso. Grandes empresas multinacionales, universidades privadas, medios de comunicación, instituciones culturales y órganos judiciales defienden costumbres y valores reaccionarios.

¿Cuáles son las señas de identidad del neofascismo que nos invade? Voy a realizar un esfuerzo de síntesis, reduciendo a 22 rasgos esas señas, a sabiendas de que la complejidad del fenómeno requeriría un análisis más profundo y un espacio más amplio para exponerlo con mayor rigor.

Impone el pensamiento único y una visión del mundo y de la historia en la que todo es rígido y jerárquico.

Rehuye la complejidad en el análisis de la realidad. Todo es negro o blanco. No hay matices.

Utiliza las fake news y los bulos como formas de comunicación que intoxican el clima político y social.

Facilita el aumento de la riqueza de quienes más tienen, dejando en la miseria a los más desfavorecidos.

Defiende un discurso antisistema en el que sostiene que los partidos tradicionales han pervertido la política.

Se erige en salvador de la patria y en defensor de la libertad individual.

Privatiza servicios públicos, especialmente en las áreas de sanidad y educación, abandonando a los pobres a su suerte.

Cultiva el neoliberalismo como la forma superior de un capitalismo salvaje.

Recorta los derechos individuales, democráticos y sociales.

Niega la libertad infantil en aras del poder de las familias para imponer a los hijos lo que deben aprender y cómo deben actuar en función de sus creencias religiosas.

Desprecia los derechos humanos que son indiscutibles e inalienables.

Rechaza frontalmente la democracia y todo lo que esta conlleva.

Tiene una visión totalitaria de la realidad, con el consiguiente rechazo de la diversidad.

Defiende el desprecio y la lucha contra el socialismo como teoría y forma de gobierno.

Cultiva el miedo y el odio a todo lo diferente porque amenaza la tradición y, en consecuencia, trata de excluirlo y perseguirlo.

Rechaza, condena y persigue la homosexualidad y el feminismo y niega que exista la violencia machista.

Repudia la acogida de refugiados e inmigrantes y trata de hacer más altas las fronteras y los muros de las naciones

Impone el supremacismo blanco, la segregación, la xenofobia y el racismo.

Niega el cambio climático contra todas las evidencias científicas.

Estimula el individualismo, la competitividad y la obsesión por los resultados.

Defiende el Estado autoritario y centralizado, minusvalorando la diversidad de culturas y de lenguas.

Tiene tendencia a mitificar las glorias del pasado, ocultando y blanqueando sus dimensiones más oscuras o crueles.

Avanza el neofascismo en el mundo de manera alarmante. Ante ese avance, sobre cuyas causas debemos reflexionar rigurosamente, no podemos permanecer silenciosos e inactivos.

La nueva elección de Donald Trump como presidente de los EE.UU. me he dejado perplejo. Ya en la primera elección escribí un artículo titulado “El problema no es Donald Trump”. Decía en ese articulo que el principal problema no era la candidatura de ese personaje que despreciaba a las mujeres, que demonizaba a los inmigrantes, que anunciaba privatizaciones sin limite, que traía a sus espaldas un historial de abusos y de negocios turbios… sino que tuviera tantos millones de votantes. Y que otro problema era la eficacia del sistema educativo para formar ciudadanos inteligentes y responsables. Resulta que, pasados ocho años, se repite la victoria del mismo candidato después de un mandato calamitoso, de organizar el asalto al Capitolio, de negarse a aceptar el resultado de las elecciones que le enfrentaron a Biden, de estar inmerso en juicios por comportamientos delictivos vuelve a ser elegido para la presidencia. Y ahí tenemos al primer presidente del país más poderoso del mundo como delincuente convicto. (Solo Santiago Abascal ha sido invitado a la toma de posesión de Donald Trump. Dios los cría y ellos se juntan).

¿Hacia dónde camina la historia de Europa y América? En Italia gobierna la señora Giorgia Meloni, en Hungría Víctor Orbán, ambos de ultraderecha, en Alemana y en Francia ganan terreno los partidos de corte fascista, en Argentina gobierna Javier Milei… En España la ultraderecha gobierna con el PP algunas comunidades autónomas y no podemos olvidar que, de ganar las elecciones el PP, gobernaría con Vox y tendremos como vicepresidente al señor Abascal…

El principal problema, a mi juicio, es que entre los jóvenes estén proliferando planteamientos de índole fascista. Me dice una profesora de la Facultad que en muchas clases hay alumnos y alumnas que defienden ideas de carácter retrógado y posturas de corte fascista..

Hay que parar ese avance. Hay que detenerlo, como ciudadanos y ciudadanas, denunciando sus mentiras, rechazando su odio, combatiendo sus negacionismos, desmontando su racismo y su xenofobia, cuestionando su machismo, trabajando por la inclusión, por el bien común, por la justicia social, por la igualdad… Y, por supuesto, negándole el voto y organizando estrategias de unidad para impedir que llegue al poder.

Hay que detener el avance del fascismo, como educadores y educadoras, con una pedagogía crítica, ética, inclusiva, laica, feminista, democrática, participativa, comprometida, solidaria, ecológica, antifascista … De esa actividad educativa saldrán ciudadanos críticos y solidarios, capaces de analizar con rigor lo que sucede y de comprometerse con la construcción de una sociedad en la que podamos vivir todos y todas en igualdad. La educación no cambia el mundo, forma a las personas que van a cambiar el mundo, sostenía con acierto Paulo Freire.

Los procesos educativos no se desarrollan en la estratosfera, en el vacío, en una campana de cristal. Se producen en un contexto. La cultura neoliberal, en la que nos encontramos inmersos contradice todos los presupuestos de la educación. Por eso las escuelas tienen que ir hoy contra corriente y los profesionales que trabajamos en ellas, debemos ser también contrahegemónicos. Sé que es más difícil avanzar contracorriente que dejarse arrastrar, pero no debemos olvidar que la corriente solo arrastra a los peces muertos.

Me voy a remitir, una vez más, al libro de mi compañero y amigo Enrique Javier Díaz, profesor de la Universidad de León. Un libro que da respuesta teórica y práctica a los riesgos que supone el avance inquietante del neofascismo. Me refiero al libro “Pedagogía antifascista. Construir una pedagogía inclusiva, democrática y del bien común frente al auge del fascismo y de la xenofobia”, publicado por Octaedro en el año 2022.

Resulta de gran interés, en la primera parte de la obra, el análisis que hace el autor de los mecanismos que el neofascismo utiliza para penetrar en el sistema educativo. Dice Enrique en las primeras páginas: “Si por algo se ha distinguido el fascismo a lo largo de la historia es por el adoctrinamiento ideológico. Para el neofascismo actual todo lo que no es su ideología es adoctrinamiento; todo lo que no sea adoctrinar en su credo lo tachan de tal, con su reiterada estrategia de acusar a los demás de lo que ellos practican”.

En la segunda parte, el autor plantea cómo educar frente al fascismo. “Debemos apostar, dice, por un modelo educativo social y humano con un objetivo profundamente democrático, inclusivo y sensible con los aspectos sociales y la equidad”.

Creo que el sistema educativo es el bastión desde el que se puede hacer frente a la peligrosa invasión neofascista que nos amenaza. Por eso es tan dañino el fenómeno de privatización de la escuela pública. Debilitarla, desatenderla y minusvalorarla es colocar un torpedo en la línea de flotación de ese Arca de Noé que es la escuela como explico en mi libro “El Arca de Noé: la escuela salva del diluvio”, publicado en la Universidad mexicana de Guadalajara. Hoy diría del diluvio del fascismo.


Más sobre fascismo.

martes, 4 de febrero de 2025

Reconocer la prostitución como actividad laboral contribuiría a reforzar la masculinidad hegemónica



Fuentes: https://www.pikaramagazine.com


La socióloga Beatriz Ranea es Triviño es autora de los ensayos ‘Puteros’ y ‘Desarmar la masculinidad’. Defiende una posición abolicionista, después de haber comprobado en sus investigaciones que las narrativas de los hombres que solicitan prostitución «son de cosificación y de deshumanización»

Feminista, de familia andaluza migrada, barrio obrero, ciudad periférica. Para Beatriz Ranea Triviño, estos son ejes imprescindibles en su identidad. Es socióloga especializada en la (re)construcción del género en los espacios de prostitución. Cree que es necesario focalizar el análisis en la “masculinidad prostituyente”. Tiene un posicionamiento claro, aunque siempre está abierta al debate.

¿Desde cuándo te defines como abolicionista?

Siempre me ha gustado formarme, pero no tenía una idea tan clara de la prostitución hasta que empecé a investigar. A medida que fui leyendo más sobre la demanda, derivé hacia el posicionamiento abolicionista. Fue un punto clave. También lo fue el momento en que pasé por el barrio rojo de Amsterdam. Me quedé en shock al ver a las mujeres tras las vitrinas, como instaladas en un expositor. Es la cosificación llevada al extremo.

“Habría que ir hacia una política pública que quiera hacer frente a lo que está ocurriendo con la precarización, que disponga distintos recursos en varias esferas, como la normativa de extranjería”

¿Por qué no te parece que la prostitución se pueda considerar un trabajo?

Creo que reconocer la prostitución como una actividad laboral contribuiría a reforzar ese modelo de masculinidad que es contrario a cualquier avance que propongamos en términos feministas. He tenido bastante contacto con mujeres en esta situación y con entidades que trabajan en este ámbito y me parece que la prostitución está en esa intersección de discriminación patriarcal, en cuanto a la vulnerabilidad social en términos de género, y las exclusiones sociales que provoca el capitalismo neoliberal. También está ligada a desigualdades relacionadas con el origen y la racialización. Reconocerla como trabajo sexual contribuiría a naturalizar que para las mujeres en situaciones más precarias la prostitución sea una opción legítima de supervivencia.

¿Cuál sería la alternativa para esas mujeres que ahora se dedican a ello por necesidad económica?

Proporcionar recursos suficientes para ofrecer apoyos y soluciones de salida, porque hay muchas mujeres que quieren abandonarla. Habría que ir hacia una política pública que quiera hacer frente a lo que está ocurriendo con la precarización, que disponga distintos recursos en varias esferas, como la normativa de extranjería. El hecho de que en el Estado la mayoría de las mujeres que ejercen la prostitución sean de origen migrante y en situación irregular nos tiene que hacer reflexionar sobre esta exclusión. En los circuitos informales de supervivencia, si eres mujer, esta es una de las principales salidas. Y España se considera uno de los burdeles de Europa.

Uno de los argumentos regulacionistas es precisamente que una normativa en torno a la prostitución podría beneficiar la situación administrativa de las mujeres migrantes, ¿qué opinas?

Si eso fuera así entenderíamos que la industria de la explotación sexual es muy bondadosa respecto a las mujeres en estos contextos. En algunos países donde se ha regulado, los proxenetas terminan no dando de alta a muchas mujeres y la situación no mejora sustancialmente. Seguimos reproduciendo lógicas colonialistas, porque vemos que la prostitución es para las otras, para las que no son autóctonas y acaban en estos contextos donde nosotras no queremos estar. Yo caminaría hacia otras realidades posibles donde el origen no te exponga a que la prostitución sea lo que te espera en el Estado español.

¿Distingues entre la prostitución en la que están inmersas mujeres que han llegado con mafias de trata con fines de explotación sexual, la prostitución por necesidad, u otros tipos?

La prostitución y la trata son indisociables, pero cada situación tiene sus especificidades. En los últimos años hay muchos más recursos (aunque siempre son insuficientes) para mujeres potenciales víctimas de explotación sexual, pero no los hay para las mujeres en situaciones de vulnerabilidad que han terminado en la prostitución y quieren dejarla. En 2018 trabajé en una investigación que recogía las consecuencias de la crisis económica, y veíamos que en contextos de mucha precariedad, la supervivencia femenina a veces se enfoca en la prostitución como opción, pensando no solo en las mujeres sino en las personas que dependen de ellas. Para mí es indisociable con la precarización del mercado de empleo y con distintas situaciones de exclusión. A veces en el debate se invisibiliza la precariedad y la vulnerabilidad, o se representa la idea de hipervíctima. Hay que recoger realidades y proporcionar recursos. Y, por supuesto, las mujeres tienen que ser las protagonistas de cada uno de los procesos que vayan a llevar.

¿Y si hablamos de mujeres que eligen libremente ejercer la prostitución?

No pongo en duda la libertad, aunque podríamos plantear si somos libres o a qué llamamos libertad para decidir en determinados contextos. Es una parte de la prostitución, más minoritaria, pero una parte. Yo no voy a cuestionar el relato de quien dice que elige ejercer la prostitución, ese relato está ahí, pero me resulta difícil pensarlo, sobre todo basándome en la experiencia en estos contextos, donde las vivencias son más de vulnerabilidad social que de libre elección. Habrá quien tenga esta percepción, y creo que hay que escucharla. También hay que tener en cuenta la existencia de estrategias de supervivencia para contarte por qué has terminado en ciertas situaciones.

Si estas condiciones (en relación a la salud sexual, violencia durante los encuentros, consumo de drogas) no fuesen así, es decir, si las mujeres tomaran más poder en estos encuentros sexuales, ¿crees que cambiaría algo?

El hecho de que se regulase no cambiaría de forma sustancial las consecuencias que tiene la demanda de prostitución en las mujeres, ni tampoco los relatos de los puteros. Necesitamos poner el foco en la demanda. Las narrativas de los hombres que solicitan prostitución son de cosificación y de deshumanización. Además, una de las características que les incita a escoger a una u otra mujer en prostitución es que sean nuevas en los espacios, y cuanto más jóvenes mejor, porque de este modo han hablado con menos mujeres y tienen menos estrategias de defensa. Así que no creo que mejorase la situación de las mujeres. También es importante reflexionar sobre cómo a nivel social marcamos frontera de lo que ocurre fuera de los espacios de prostitución y lo que ocurre dentro, donde muchas prácticas las consideraríamos violencia sexual.

¿Por qué tiene más relevancia el cuerpo en este ámbito que en otros en los que también está implicado el cuerpo, como la pornografía?

En la prostitución, el cuerpo entra en el terreno de la negación de la subjetividad de las mujeres, está atravesado por la política sexual y la negación de su deseo. El abolicionismo es una mirada radical a la sexualidad y la reivindicación del deseo de las mujeres, porque en la prostitución se impone el deseo del putero. Y esto se ha construido así a lo largo de la historia. Estamos en ese cruce entre patriarcado, capitalismo y colonialismo. Tras entrevistar a los puteros para realizar mi tesis, una de las conclusiones a las que llegué es que utilizaban los espacios de prostitución para restituir el modelo de masculinidad hegemónica que no podían representar del mismo modo fuera de los espacios de prostitución. Entienden esos escenarios como lugar para restablecerlo, y ahí pueden llevar a cabo prácticas que fuera de estos espacios son cada vez más sancionadas. Y no quiero decir que las mujeres no puedan decir que no, pero están ahí porque necesitan el dinero. Frente al avance de nuestros derechos, en estos espacios ellos no tienen que hacerse cargo y el sujeto masculino vuelve a estar en el centro. Por eso difiere de otros contextos, por su significado político.

¿Hay distintos perfiles dentro de estos hombres demandantes de prostitución?

La percepción que tienen de las mujeres es similar, aunque el discurso a veces puede ser incluso crítico. Alguno me decía que él sabía que era egoísmo sexual, que estaba imponiendo una forma de vivir la sexualidad a otra persona, pero eso no le frenaba a la hora de acudir a los espacios de prostitución. Depende de lo normalizado que tengan acudir a ellos o si son puteros habituales o eventuales. En este último caso puede haber más posibilidades de transformación. Hay mucho que investigar por ahí, qué diferencias hay entre quienes demandan prostitución cis, trans…

¿Crees necesario aumentar las actuaciones orientadas a los hombres que consumen prostitución?

Sí, es una de las patas. Si hablamos de prevención, se pueden llevar a cabo acciones de medio y largo recorrido, como implementar proyectos de educación sexual desde una edad temprana, trabajar la masculinidad que permanece más rígida o trabajar otros modelos, medidas que se llevan reivindicando por parte del feminismo desde hace mucho tiempo. Pero, ¿qué hacemos con los puteros ahora? Creo que las campañas de sensibilización están relativamente bien, pero habría que ver su impacto real, porque los más jóvenes, sobre todo, no saben lo que está detrás. Otras medidas tendrían que abordar si criminalizar o no a los demandantes de prostitución, aunque no soy muy defensora de las medidas punitivistas, porque eso tendría que ir incluido dentro de una política pública que tuviera en cuenta disminuir el poder de la industria e la explotación sexual.

¿Qué te parecen los colectivos como la desaparecida Hetaira, que defendía los derechos de las prostitutas?

Es legítimo que se organicen y que defiendan su posicionamiento. Creo que necesitamos salir de una confrontación entre dos posturas, parece que el enfoque de las feministas peleadas entre ellas es muy mediático. Vende mucho ver a varias personas peleándose por algo que tiene que ver con la masculinidad prostituyente.

Fijándonos en otros países, ¿hay algún modelo abolicionista que te interese?

Partimos de que todos los modelos son imperfectos, aún más en cuestiones de violencias machistas. Pero si me fijo en distintos países abogaría por el modelo nórdico que inauguró Suecia y que después han seguido otros. En él la prostitución se contempla como una forma de explotación y violencia hacia las mujeres, se dedican fondos importantes para quienes quieren dejarlo, recursos de capacitación para el trabajo y educativos. Además, se penaliza la compra de servicios sexuales.
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lunes, 3 de febrero de 2025

_- Perú: de Pizarro a Ayuso

_ - Fuentes: La Jornada


Con motivo del 490 aniversario de la fundación de Lima, su alcalde ultraderechista, Rafael López Aliaga, ordenó reinstalar la estatua ecuestre del conquistador Francisco Pizarro como una forma de reivindicar el pasado prehispánico y español de la capital peruana. En 2003, el monumento fue removido de la Plaza de Armas y trasladado al poco concurrido Parque de la Muralla ante las protestas por la glorificación del genocida, pero López Aliaga no sólo decidió devolverla al corazón del país, sino que invitó a la ceremonia a Isabel Díaz Ayuso, presidenta de la comunidad de Madrid y una de las más notorias apologistas del exterminio de los indígenas americanos a manos de las huestes hispanas.

Ayuso no desperdició la oportunidad para repetir los tópicos conservadores en torno a las relaciones entre Latinoamérica y la antigua metrópoli: en su discurso, destacó que la reubicación de la estatua simboliza mucho más que la ampliación del paisaje urbano de la ciudad; ese es un paso más del respeto hacia nuestra historia compartida. Días antes, se había dicho sorprendida porque en Perú las víctimas de la desigualdad estructural creada por el colonialismo estén sumidas en la pobreza y, sin embargo, sean alegres, en una muestra de la insensibilidad y la ignorancia que caracteriza a las derechas actuales en la península ibérica y en todas las latitudes.

A los López Aliaga, Ayuso y a todos los romantizadores de la Conquista, debe recordárseles que Pizarro no tiene otro mérito que el de haber sido el más exitoso secuestrador de la historia: su conquista del Imperio inca no fue producto del talento militar, sino del rapto del gobernante Atahualpa, por quien pidió un rescate estimado en 13 mil kilogramos de oro y una cantidad no menor de plata. Como el sanguinario mercenario que fue, asesinó a su rehén tras cobrar el botín. Tampoco se le puede adjudicar la creación del Virreinato peruano, pues murió sólo seis años después de la fundación de Lima en un alzamiento producto de la desmesurada violencia y codicia con que ejerció el poder.

Ante el revisionismo racista, es necesario insistir en que no hay historia compartida, porque los españoles no llegaron a establecer un diálogo de saberes, sino a destruir centenares de culturas para imponer la suya. No hay historia compartida, porque Pizarro no preservó el patrimonio cultural de los 12 millones de pobladores del Tahuantinsuyo: lo envió a España, donde las más impresionantes obras de arte creadas con el trabajo del oro fueron fundidas en lingotes para financiar la frivolidad de los cortesanos y las guerras de los Habsburgo, en las que murieron cientos de miles de europeos, en su inmensa mayoría, campesinos pobres usados como carne de cañón por los monarcas. No hay historia compartida, porque los conquistadores y sus descendientes crearon un sistema de castas que mantuvo a blancos, indígenas, africanos y personas de otros orígenes viviendo en mundos separados, conectados entre sí no por lazos de fraternidad, sino por el látigo, los grilletes y una religión deformada para justificar los privilegios de unos y la explotación de otros. No hay historia compartida, porque las magníficas catedrales, los deslumbrantes palacios, las centenarias universidades, los caminos, los conventos y otras edificaciones e instituciones que los hispanófilos presentan como prueba de la civilización que trajeron a este lado del Atlántico fueron construidas con la mano de obra esclava de indígenas y negros, quienes la mayoría de las veces tenían vedado el ingreso a las obras que levantaron en las que dejaron sus manos y sus vidas.

El agravio a los indígenas peruanos, que además tiene lugar cuando su país se encuentra sometido por un gobierno de facto que se ha afianzado sobre los cadáveres de decenas de manifestantes, es un recordatorio de que el colonialismo no terminó con los procesos de independencia y de que los pueblos originarios llevan ya medio milenio de resistencia contra los intentos de desaparecer sus culturas.

Fuente: