martes, 31 de enero de 2023

_- La economía solidaria: un nuevo modelo financiero contra la desigualdad y la emergencia climática.

_- Pasar del decir al hacer es el nuevo reto de este sistema económico, que busca potenciar el consumo responsable, las finanzas éticas y el comercio justo

En 2019, diferentes voces del mainstream económico empezaron a hablar de la necesidad de dotar de un propósito a la actividad empresarial. Tanto el presidente de las mayores gestoras de inversión a nivel mundial, Blackrock, como la American Business Roundtable, —asociación empresarial que reúne a grandes multinacionales estadounidenses como Amazon, Google, Coca-Cola—, hacían un diagnóstico: la supervivencia en el medio plazo de las empresas pasaba porque incorporasen un enfoque centrado en la creación de valor para todos sus grupos de interés, no solo accionistas, sino también trabajadores, clientes, proveedores y comunidades locales.

Con esta inquietud, las grandes empresas reconocen que deben jugar un papel clave para afrontar dos de los principales retos de nuestro tiempo: la desigualdad y el cambio climático. Aunque desde entonces los debates sobre el propósito empresarial continúan, desde la irrupción de la pandemia resulta difícil encontrar indicios de esa inquietud en las prácticas reales de las empresas de mayor tamaño. Cierto es que muchas desplegaron iniciativas de acción social en plena emergencia sanitaria, pero parece que aún estamos lejos de probar que hayan dejado de priorizar los intereses de sus accionistas. Muestra de ello es que, en el año de la pandemia, el 40% de las empresas del Ibex 35 distribuyó un dividendo mayor que el del año anterior, a pesar de la caída generalizada de los resultados.

La vocación de la economía solidaria no se limita a encontrar un nicho de mercado y explotarlo, sino que pretende ser una alternativa transformadora Sin embargo, existe otro tipo de realidad empresarial donde esta búsqueda del propósito sí está instalada y desarrollada. Se trata del ecosistema de la Economía Solidaria, que entiende que la actividad económica debe ser siempre un medio al servicio de las personas, y no solamente un fin. Para ello reúne una visión y una práctica que busca situar los procesos de la sostenibilidad de la vida en el centro de la esfera económica.

En España, la Red de Economía Solidaria aglutina a casi mil organizaciones y empresas, que actúan en diferentes ámbitos, entre ellos el consumo responsable, las finanzas éticas, el comercio justo y muchos más, y tienen como guía de actuación la Carta de Principios de la Economía Solidaria. Esta declaración orienta el devenir de sus organizaciones y del proyecto económico, social y político del que forman parte.

Precisamente esa es una de sus fortalezas, su empeño en combinar el pensar y el hacer otra economía, de modo que la actuación empresarial cuente con una brújula clara, y que la reflexión esté constantemente contrastada con la práctica. De hecho, la Carta, aunque fue elaborada en 1995, se ha revisado en tres ocasiones, la última este mismo año, según se han ido dando cambios en el contexto tanto local como global.

Se trata de que las empresas vayan más allá de las declaraciones y que estos principios tengan una traslación efectiva y exigente en la práctica La equidad, el trabajo digno, la sostenibilidad ecológica, la cooperación, el reparto justo de la riqueza y el compromiso con el entorno, son los seis principios que sintetizan su esencia. Toda una declaración de intenciones y un reto no pequeño para desplegar una actividad empresarial.

Algunos de estos conceptos no son nuevos en el sector. De hecho, es difícil encontrar empresas que no declaren fomentar el trabajo digno, el compromiso con el entorno y la sostenibilidad ecológica. Pero de lo que se trata es de ir más allá de las declaraciones y que estos principios tengan una traslación efectiva y exigente en la práctica. Y eso exige profundizar en cada uno de los aspectos. Por ejemplo, el trabajo digno no solo consiste en facilitar condiciones laborales de calidad, sino que también incluye la conciliación, los cuidados, la horizontalidad y la puesta en marcha de procesos participativos dentro de las organizaciones.

Al fin y al cabo, la vocación de la Economía Solidaria no se limita a encontrar un nicho de mercado y explotarlo, sino que pretende ser una alternativa transformadora, que cambie las reglas de juego de la actividad económica para enfocarla en el bienestar colectivo. Esta es su razón de ser.

Con un sistema basado en la competencia y en relaciones jerárquicas y de abuso de poder, alcanzar la vocación con la que la economía solidaria fue concebida resulta difícil. Más bien, se ha de apoyar en la cooperación y el trabajo colaborativo, que integre a todas las personas en igualdad de condiciones y oportunidades. Eso pasa también por poner en cuestión el ánimo lucrativo de las empresas, dedicado a remunerar a los proveedores de capital en el corto plazo y destinar su valor al fortalecimiento interno y la proliferación de más iniciativas transformadoras.

Como consumidores, la economía solidaria nos aporta muchas claves en la reflexión sobre cómo hacer un consumo responsable y crítico. Por todo eso, merece la pena apoyar y contribuir a dar a conocer este movimiento. Actualmente, la Red Estatal de Economía Solidaria está recabando adhesiones para la nueva versión de la Carta de la Economía Solidaria. Es una invitación para todas aquellas personas y organizaciones que creen que la actividad económica puede ser inclusiva, justa y respetuosa con el planeta.

Miguel Alba Ruiz-Morales es responsable de Desigualdad y Sector Privado de Oxfam Intermón. 

lunes, 30 de enero de 2023

_- Los beneficios de la dieta mediterránea.

_- Este régimen ha llegado a ser fundamento de una alimentación virtuosa. Los expertos explican cómo es que conduce a un buen estado de salud.

En los años cincuenta, investigadores de todo el mundo se embarcaron en un amplio y ambicioso estudio. Durante décadas, analizaron las dietas y los estilos de vida de miles de hombres de mediana edad que vivían en Estados Unidos, Europa y Japón y, a continuación, examinaron cómo afectaban esas características al riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares.

El estudio de los siete países, como se conoció después, descubrió asociaciones entre las grasas saturadas, los niveles de colesterol y las enfermedades coronarias. Pero los investigadores también obtuvieron otro resultado destacable: las personas que vivían en el Mediterráneo y sus alrededores (en países como Italia, Grecia y Croacia) presentaban tasas más bajas de enfermedades cardiovasculares que quienes vivían en otros lugares. Sus dietas, ricas en frutas, verduras, legumbres, cereales integrales, frutos secos, semillas, proteínas magras y grasas saludables, parecían tener un efecto protector.

Desde entonces, la dieta mediterránea se ha convertido en la base de la alimentación cardiosaludable, con beneficios para la salud bien estudiados, como la disminución de la presión arterial y el colesterol, así como un menor riesgo de padecer diabetes tipo 2.

“Es una de las pocas dietas que cuenta con estudios que la avalan”, afirmó Sean Heffron, cardiólogo preventivo del NYU Langone Health. “No es una dieta que se le haya ocurrido a alguien para ganar dinero. Es algo que millones de personas han desarrollado a lo largo del tiempo porque en realidad tiene buen sabor. Y, además, resulta que es saludable”, agregó el especialista.

A continuación presentamos las respuestas de los expertos a algunas de las preguntas más buscadas sobre la dieta mediterránea.

Exactamente, ¿qué es la dieta mediterránea?
La dieta mediterránea no es tanto un régimen alimenticio estricto, sino más bien un estilo de vida, afirma Julia Zumpano, dietista titulada especializada en cardiología preventiva de la Clínica Cleveland de Ohio. Las personas que siguen la dieta mediterránea tienden a “comer alimentos que reconocerían sus abuelos”, añadió Heffron: alimentos integrales, no procesados y con pocos o ningún aditivo.

La dieta da prioridad a los cereales integrales, las frutas, las verduras, las legumbres, los frutos secos, las hierbas, las especias y el aceite de oliva. El pescado rico en ácidos grasos omega-3, como el salmón, las sardinas y el atún, es la fuente preferida de proteínas animales. Otras proteínas animales magras, como el pollo o el pavo, se consumen en menor cantidad. Y los alimentos ricos en grasas saturadas, como la carne roja y la mantequilla, se consumen en contadas ocasiones. Los huevos y los productos lácteos como el yogur y el queso también pueden formar parte de la dieta mediterránea, pero con moderación. Y se permite un consumo moderado de alcohol, como una copa de vino en la cena.

El desayuno puede ser un aguacate machacado sobre un pan tostado integral acompañado de fruta fresca y un yogur bajo en grasas, comentó Heffron. Para la comida o la cena, un platillo de verduras o granos cocinado con aceite de oliva y sazonado con hierbas: tubérculos asados, verduras de hoja verde, una guarnición de hummus y pequeñas porciones de pasta o pan integral, con una proteína magra como pescado a la parrilla.

“Es muy fácil de seguir, muy sostenible y muy realista”, afirma Zumpano.

¿Cuáles son los beneficios para la salud de la dieta mediterránea?
Diversos estudios rigurosos han descubierto que la dieta mediterránea contribuye a mejorar la salud y en particular la salud del corazón, de distintas maneras. En un estudio, publicado en 2018, los investigadores evaluaron a casi 26.000 mujeres y descubrieron que las que siguieron más de cerca la dieta mediterránea durante hasta 12 años tenían alrededor de un 25 por ciento menos riesgo de desarrollar enfermedades cardiovasculares. Esto se debió sobre todo a los cambios en la glucosa en sangre, la inflamación y el índice de masa corporal, informaron los investigadores. Otros estudios, realizados en hombres y mujeres, han llegado a conclusiones similares.

La investigación también ha descubierto que la dieta puede proteger contra el estrés oxidativo, que puede causar daños en el ADN que contribuyen a afecciones crónicas como las enfermedades neurológicas y el cáncer. Y algunos estudios sugieren que puede ayudar a reducir el riesgo de desarrollar diabetes de tipo 2.

Según Anum Sohail Minhas, profesora adjunta de Medicina en Johns Hopkins Medicine, la dieta también puede ser muy beneficiosa para la salud durante el embarazo. En un estudio reciente de casi 7800 mujeres publicado en diciembre, los investigadores descubrieron que las mujeres que seguían la dieta mediterránea más de cerca en torno al momento de concebir y durante los primeros meses de embarazo presentaban un 21 por ciento menos de riesgo de sufrir complicaciones, como preeclampsia, diabetes gestacional o parto prematuro.

“En definitiva, parece haber un efecto protector”, comentó Minhas.

Sin embargo, Heffron explica que la dieta mediterránea, por sí sola, no es ninguna panacea: no eliminará las probabilidades de desarrollar enfermedades cardiovasculares ni tampoco las curará. Es importante prestar atención a otros principios de la buena salud cardíaca, como hacer ejercicio con regularidad, dormir lo suficiente y no fumar.

¿La dieta mediterránea ayuda a bajar de peso?
Según Zumpano, esta dieta puede favorecer la pérdida de peso, pero hay que prestar atención a las calorías.

“Los alimentos ricos en nutrientes no son necesariamente bajos en calorías”, comentó Heffron, quien señaló que la dieta incluye alimentos como el aceite de oliva y las nueces, que son buenos para el corazón, pero tienen muchas calorías y pueden ocasionar un aumento de peso si se consumen en grandes cantidades y agregó que si estás cambiando tu dieta de una en la que abundan las calorías, las grasas saturadas y los azúcares añadidos, por una que dé mayor importancia a las verduras, las frutas y las proteínas más magras, puedes perder algo de peso.

Sin embargo, la dieta mediterránea no es un atajo para bajar de peso rápidamente. Más bien, debería ser inspiración para cambiar el comportamiento a largo plazo. En un estudio de más de 30.000 personas residentes en Italia, por ejemplo, los investigadores hallaron que quienes seguían la dieta mediterránea más de cerca durante 12 años eran menos propensos a estar con sobrepeso u obesidad que quienes siguieron menos la dieta. Un estudio más pequeño, publicado en 2020, contó con 565 participantes adultos que habían perdido 10 por ciento o más de su peso corporal de manera intencional en el año previo y halló que quienes reportaron seguir la dieta mediterránea más de cerca eran el doble de propensos en conservar la pérdida de peso que aquellos que no la siguieron tan de cerca.

¿Cuánto tiempo necesitas seguir la dieta mediterránea para obtener beneficios?
Si acabas de empezar a seguir la dieta mediterránea, hay pruebas limitadas que sugieren que puedes notar algunas mejoras cognitivas (como en la atención, el estado de alerta y la satisfacción, según una revisión de estudios publicada en 2021) dentro de los primeros 10 días más o menos. Sin embargo, Zumpano afirma que, para obtener beneficios sostenidos a largo plazo en términos de salud cardiaca, es necesario seguir la dieta durante toda la vida.

Dicho esto, añadió, la dieta permite cierta flexibilidad; un pastel o un filete de vez en cuando no anularán sus beneficios generales.

¿Seguir esta dieta tiene alguna desventaja?
La dieta suele proporcionar una mezcla equilibrada de nutrientes y proteínas adecuadas, por lo que no suele haber riesgos significativos asociados a su seguimiento, dijo Heffron.

Pero como la dieta recomienda reducir al mínimo o evitar la carne roja, es posible que quieras asegurarte de que consumes suficiente hierro. Entre las buenas fuentes de hierro están los frutos secos, el tofu, las legumbres y las verduras de hoja verde oscura, como las espinacas y el brócoli. Los alimentos ricos en vitamina C, como los cítricos, los pimientos, las fresas y los tomates, también pueden ayudar al organismo a absorber el hierro. Y como la dieta reduce al mínimo los lácteos, puede que quieras hablar con tu médico sobre si necesitas tomar un suplemento de calcio.

Sin embargo, para la persona promedio, los beneficios de la dieta mediterránea superan con creces los posibles efectos negativos, afirma Minhas. “Son cosas que todos podemos intentar incorporar a nuestra vida”, afirmó.

https://www.nytimes.com/es/2023/01/25/espanol/dieta-mediterranea.html

IGUALDAD DE OPORTUNIDADES. El estrés académico lastra el aprendizaje de los niños de nivel socioeconómico bajo.

Investigadores estadounidenses concluyen en un estudio con cerca de 6.000 alumnos de 10 y 11 años que, para los hijos de familias acomodadas, la angustia escolar no se traduce en malas notas.

“Aunque uno lo haga pensando en los beneficios colectivos del país y no por generosidad, deberíamos dotar al sistema educativo de becas más amplias, para que la gente de clase trabajadora pueda estudiar sin la angustia permanente de seguir el año siguiente”, reflexionaba en una entrevista reciente el filósofo y sociólogo César Rendueles, que hacía hincapié en el estrés y el miedo con el que muchos estudiantes de clases más desfavorecidas viven la experiencia universitaria. Pero ¿y si ese estrés académico no empezase en el campus, sino mucho antes, en la educación primaria? Eso, precisamente, es lo que defiende el resultado de una investigación estadounidense con cerca de 6.000 alumnos de 10 y 11 años, publicada en la revista científica Maternal and Child Health Journal. Esta concluye, tras analizar los cuestionarios en los que los niños y niñas respondieron a una serie de preguntas sobre su nivel de preocupación al realizar exámenes, tareas escolares y cometer errores en la escuela, los niños de familias socioeconómicamente más desfavorecidas reportan más casos de preocupación que los niños de entornos privilegiados. A medida que aumentaba su preocupación académica, además, obtienen peores calificaciones en Matemáticas y Lectura.

“No ha sido una sorpresa que la preocupación por la escuela se haya asociado con puntuaciones más bajas en las pruebas para los niños. Lo relevante de nuestro estudio es que demuestra que esta relación negativa es realmente evidente para los niños de entornos socioeconómicos más desfavorecidos, mientras que en el caso de los niños de entornos más privilegiados esa relación no se observa aun experimentando los mismos niveles de preocupación académica”, explica el autor principal del estudio, el doctor Benjamin G. Gibbs, profesor del departamento de Sociología de la Brigham Young University (Utah, EEUU). Gibbs considera que los niños y niñas de clases socioeconómicas altas cuentan con “una miríada de recursos” para apoyar su aprendizaje y protegerse de los momentos difíciles en la escuela de la que, por regla general, carecen los menores más desfavorecidos: “Estos tienen mucho menos apoyo y recursos para combatir la lucha emocional que supone el aprendizaje en la escuela”.

En concreto, su investigación señala que los menores de clases más desfavorecidas mostraron 18 puntos más de preocupación que sus pares de clases privilegiadas respecto a las pruebas académicas (32% frente al 14%) y 13 puntos más de preocupación por hacer las cosas bien (35% frente al 22%) y por terminar los trabajos de la escuela (28% frente al 15%). Un incremento del 50% en los niveles de preocupación se correlacionó en el estudio con una disminución del 20% en las calificaciones de Matemáticas y Lectura de los alumnos.

Pablo Gracia, profesor de Sociología en Trinity College de Dublín, lleva años investigando cómo las diferencias socioeconómicas afectan a los modelos de parentalidad y, en última instancia, a los hijos e hijas. “Hay mucha literatura científica que demuestra cómo la desigualdad estructural económica genera un riesgo muy elevado de lo que los científicos sociales llaman el modelo de estrés familiar. La escasez material y la precariedad pueden generar más conflictos en casa y en última instancia puede generar un clima mucho menos propenso al aprendizaje. Cuando no sabes si vas a poder pagar la luz o si vas a tener acceso a agua caliente, se dificulta mucho que la prioridad de unos padres sea sentarse con los hijos a hacer los deberes o estudiar”, argumenta Gracia, que considera importante matizar que el estrés y los conflictos se viven en todas las familias; de la misma manera que cualquier menor puede mostrar preocupación académica. La diferencia, señala, radica en la manera en la que ocurre y en los recursos disponibles para hacer frente a esos conflictos y preocupaciones. “Las familias de posición económica aventajada tienen habilidades y recursos para compensar estas situaciones y desventajas. Si vienes de una familia privilegiada, siempre tendrás ese colchón de compensación. Esto no pasa en las familias más desfavorecidas”, añade.

A estos factores, Sonia Martínez, psicóloga experta en el desarrollo de Habilidades Emocionales, Sociales y de Aprendizaje y directora de los Centros Crece Bien de Madrid, añade otro: las expectativas. “Muchas veces en las familias de clases más desfavorecidas se tienen expectativas muy altas hacia los hijos, lo que puede traducirse en una mayor presión para que estudien y tengan una mejor posición en el futuro que los padres, de forma que sean los salvadores del estatus de la familia”, subraya la experta, que considera que muchos niños y niñas de estos entornos también pueden enfrentarse al reverso de esta situación. Es decir, al pesimismo: “En ocasiones hay una tendencia al pensamiento derrotista. Hay niños y niñas que viven rodeados de experiencias de fracaso, de inestabilidad, de incertidumbre, y no tienen referentes en su entorno, alguien que les dé ejemplo de lo que podrían llegar a ser”.

La importancia de los docentes
Un estudio publicado en septiembre por el Centro de Política Económica de Esade y basado en el análisis de las pruebas diagnósticas realizadas en la Comunidad de Madrid durante la pasada década, concluía que a los ocho o nueve años, en tercero de primaria, un niño de clase socioeconómica alta le lleva de media casi dos cursos de ventaja a otro de clase baja.

Teniendo en cuenta que las preocupaciones académicas, según la investigación del doctor Benjamin G. Gibbs, lastran las calificaciones en matemáticas y lectura de los alumnos de clases sociales más desfavorecidas; y que precisamente las matemáticas y la lectura, como añade Sonia Martínez, son habilidades esenciales para el desarrollo académico de los estudiantes, ¿se podría reducir la brecha académica aminorando las preocupaciones relativas a la escuela de los estudiantes y ayudando a la gestión de las mismas en los hogares? “Es difícil si esto no se acompaña de medidas estructurales de redistribución de la riqueza”, responde Pablo Gracia, y añade que existe mucha evidencia científica que demuestra que los estudiantes de clases desfavorecidas tienen que esforzarse mucho más que sus pares de clases privilegiadas con capacidades similares para conseguir los mismos resultados. “Existe una brecha en el punto de partida. Pero es que, incluso, muchos de los estudiantes de familias desfavorecidas que van bien en primaria o secundaria no llegarán a cursar determinadas formaciones superiores, mientras que otros estudiantes de familias privilegiadas que van peor tendrán los apoyos y las herramientas que les proporciona el sostén familiar para alcanzar esos estudios”, explica.

A esas medidas estructurales, los expertos consultados también añaden la necesidad de dotar de más recursos a las escuelas públicas, sobre todo a nivel de personal docente, para que de esta forma se pueda personalizar más la educación, algo que beneficiaría en última instancia a todos los estudiantes, pero sobre todo a aquellos de clases más desfavorecidas, cuyas condiciones de base muchas veces suelen pasar desapercibidas para maestras y maestros. “Los maestros saben muchas veces de los antecedentes familiares de sus alumnos. Si conocen las implicaciones a nivel académico que tienen esas desventajas socioeconómicas para sus alumnos, algunos maestros podrían sentirse más animados a tomarse un tiempo extra en el aula para estos niños. El problema, al menos en el contexto estadounidense, es que los niños de clases desfavorecidas son, en promedio, mucho más callados en el aula y menos propensos a pedir ayuda en comparación con sus pares más ricos. En un aula con una ratio de alumnos elevada, cualquiera puede imaginar que las necesidades de estos estudiantes se pueden pasar fácilmente por alto”, afirma Benjamin G. Gibbs.

Una opinión que comparte Pablo Gracia, que argumenta que existen estudios cualitativos y cuantitativos que demuestran que los estudiantes de clases más privilegiadas “juegan en casa” cuando están en las aulas. “Incluso aunque un maestro tenga mucha conciencia de la importancia de la igualdad de oportunidades, hay una serie de mecanismos muy complejos que provocan que los estudiantes de clases medias y altas participen más y reciban más atención, por lo que es importante también tomar conciencia de estos procesos de discriminación en los que todos podemos caer”, concluye.

domingo, 29 de enero de 2023

Crear para aprender: la escritura creativa en el aula.

Los autores proponen encajar de verdad dentro de la programaciones de Lengua actividades de elaboración de textos literarios.

Cuando uno piensa en escritura creativa en el ámbito educativo, automáticamente se le viene a la cabeza Gianni Rodari y su Gramática de la fantasía (Booket, 2002), libro que, más allá de prescribir recetas o técnicas de escritura, encierra toda una filosofía de trabajo en torno a la creatividad: cualquier docente es conocedor del binomio fantástico o el error creativo y los ha usado alguna vez.

También se le vienen a uno a la cabeza esas actividades que no son las habituales, otras que los niños y niñas no perciben igual y acaban llegando a casa diciendo que no han dado clase; hoy han jugado. Esas tareas que se preparan para días especiales, efemérides como el Día del Libro o, simplemente, para rellenar ratos muertos.

No son pocos los docentes que con mucho entusiasmo preparan un taller de escritura creativa para su clase o su centro de forma más organizada y secuenciada. Incluso desde la administración educativa se proponen iniciativas más que decentes en los que se anima al profesorado a participar, como el programa de Creatividad literaria en Andalucía, ahora insertado en ComunicA, un programa más amplio, o Escribir como Lectores, que ha lanzado este curso la Consejería de Educación de Canarias, por poner algunos ejemplos, además de los puntuales talleres de escritura creativa que se ofertan de forma ocasional sobre todo en el ámbito de algunos centros de profesorado (CEP).

Pero una sensación inevitable acaba saliendo a la luz: las actividades están muy bien, pero no hay tiempo. Hay que dar el temario y esas otras actividades —muchas veces concebidas como transversales— son difíciles de engarzar. Además de la falta de tiempo, tal vez también el docente las perciba como actividades ajenas al currículum. Quizá, también constituyan tareas demasiado abiertas en las que cuesta tener el control de la clase. En tal caso, ¿por qué no encajarlas de verdad en las programaciones, de manera que realmente formen parte de ella? Tampoco son pocas las referencias en la legislación vigente a la escritura o reescritura de textos por parte del alumnado, a partir de textos que se vean en clase. Y aquí es donde surge la pregunta de: “Vale, sí, pero ¿cómo?”, que diría Meirieu, en otro libro totalmente recomendable: Aprender, sí, pero ¿cómo? (Octaedro, 2009). 

Si partimos, como ejemplo, del poema de Raquel Lanseros titulado Amor propio, preguntarles a los alumnos y las alumnas cómo se ven dentro de 10 o 20 años puede constituir el arranque de una situación de aprendizaje. Se puede partir del análisis de este poema, cuál es el tema que trata, quién es el hablante o el objeto lírico. Realizar una comprensión lectora que pueda resultar enriquecedora (¿por qué habla de hologramas?); declamar el poema, trabajando así aspectos de la oralidad como el tono, el volumen o la dicción. También, cómo no, trabajar gramática y ortografía, pero desde el texto: qué tiempos verbales se usan en el poema, uso de las comas, tipos de oraciones…

Todo esto, que podría llevarse a cabo durante una semana, terminaría con la creación, por parte del alumnado, de su propio poema. Aquí surge de nuevo otra imagen que, quizá por prejuicios, se suele tener de la escritura creativa: la de la página en blanco, la de que esas actividades son solo para unos pocos agraciados; es decir, una actividad selectiva e, incluso, discriminatoria. Pero si se sabe otorgar un andamiaje adecuado para cualquier estudiante (proporcionar distintas formas de presentación o articulación, por ejemplo), todo el alumnado podrá hacer su propio poema con mayor o menor solvencia, por lo que estaremos haciendo un replanteamiento inclusivo de la actividad, siguiendo los principios del Diseño Universal. En este caso concreto, podemos, por ejemplo, usar la estructura de la segunda estrofa para que los estudiantes tengan desde donde partir y responder a la pregunta de la situación de aprendizaje que planteamos al final del párrafo anterior. Versos impares: mientras yo + verbo + sustantivo. Verso pares: él/ella + verbo + sustantivo. Versos final: reflexión/conclusión a la que llegas o propósito que te planteas.

Con todo esto, la intención es que el alumnado, en su diversidad, participe en tareas del tipo suelo bajo y techo alto, accesibles para todos, pero con amplias posibilidades de profundizar. Lo suficientemente abiertas para que tenga que tomar decisiones y fomentemos, de paso, su autonomía personal, no sin el andamiaje adecuado que les sirva de ayuda para sostenerse y de acicate para impulsarse. Se trata, por lo tanto, de revisar los procesos de didáctica de la lengua y la literatura, para lo cual se hace necesario trascender los enfoques que parten de la perspectiva historicista en donde se abusa de la memorización a veces sin sentido, o que parten de los contenidos para que estos sean medio y fin a la vez. En técnicas como la presentada o en otras como la creación de caligramas a partir de otros textos vanguardistas, la elaboración de greguerías o el diseño del collage literario, en técnicas cooperativas o a través de propuestas individuales, estaremos explorando el placer del alumnado por elaborar mensajes artísticos originales y, según cada una de sus singularidades, para que sientan la motivación de escribir, que al fin y al cabo es un objetivo prioritario en la enseñanza obligatoria.

El eje es ahora, en definitiva, hacer de la formación literaria un proceso exclusivamente activo, de construcción de un corpus identitario propio en el que la experimentación con el lenguaje sea el objeto y el objetivo, con consecuencias didácticas plenas en el proceso de edificación cultural y emocional de cada persona. Y, para ello, el paso previo es crear con las palabras para poder aprender de nuestro «yo» presente y futuro, ese «yo» del que habla Raquel Lanseros en su poema: una fórmula amplia de construcción del mundo que nos rodea y que todo estudiante tiene dentro de sí.

La gran huelga de los obreros bananeros: un siglo de masacres

La gran huelga de los obreros bananeros: un siglo de masacres

Nos acercamos a la conmemoración del 6 de diciembre de 1928, cuando la épica huelga de los obreros de las bananeras terminaba en la matanza de un número indeterminado de ellos, que se estima entre 1.800 y 4.000.

A casi un siglo, la situación del proletariado del campo no ha cambiado mucho, por lo que repasar las condiciones de aquella lucha puede ayudarnos a clarificar las actuales. Esta reflexión puede ser especialmente importante en el marco de la Convención Nacional Campesina.

En ese momento se estaba, como ahora, a las puertas de una enorme recesión mundial, y el capital arreciaba en la intensificación de la explotación contra el proletariado. La alta inflación había reducido el mísero salario de los trabajadores que, sometidos a un régimen de trabajo a destajo, laboraban durante extenuantes jornadas antes de volver a los cuartos repletos de literas con chinches de la compañía bananera. De su salario de hambre les descontaban el dos por ciento para una prestación de salud que no recibían y además debían pagar por dormir en esos ranchos insalubres que carecían de ventilación, agua potable, duchas o letrinas. El estado sanitario de la zona era aún peor que el del resto del país, lo que provocaba que abundara el paludismo, la anemia, la tuberculosis y todo tipo de enfermedades causadas por parásitos y deficiencias nutricionales.

Cuatro de los nueve puntos del pliego de reivindicaciones -seguro colectivo; indemnización por accidente de trabajo; lugares de alojamiento higiénicos y descanso dominical; y hospitales y medidas sanitarias en los campos- tenían que ver con mejoras en las condiciones higiénicas y sanitarias. De ellos tres estaban amparados por las leyes colombianas, pero había un pequeño problema, en el papel la United Fruit Company no tenía trabajadores y por lo tanto no tenía obligación alguna con la legislación laboral del país.

A pesar de que por esa fecha salían de Santa Marta 10,3 millones de racimos de bananos al año, la política de subcontratación que imponía la United Fruit Company-UFC hacía que, los más de 25.000 obreros que trabajaban en su cultivo, corte y carga no tuvieran ninguna relación laboral directa con ella. De esta forma se libraba de las leyes que no le convenían, aunque conservaba las que estaban hechas para favorecerla, como las que le otorgaban subsidios, concesiones de tierras o la exoneraban de impuestos y gravámenes a la exportación. Así, mágicamente, una compañía que llevaba cuatro décadas dedicada al cultivo y exportación del banano en el país, que era dueña de más de la mitad de las tierras dedicadas al banano, que tenía el control absoluto sobre su exportación, con una flota de noventa barcos que controlaban el comercio mundial de banano y que había absorbido al resto de empresas competidoras dominando el mercado mundial de la fruta, aparecía como si no tuviera trabajadores a su cargo.

Por esta razón, la principal reivindicación de ese enorme “ejército de trabajadores de nadie” era el reemplazo de la subcontratación por contratos directos con la compañía. La tercerización les impedía acceder a los derechos laborales recién conquistados y les dejaba en la más absoluta inestabilidad laboral, pues la mayoría no encontraba trabajo todos los días y nunca sabían con seguridad cuanto tiempo lo mantendrían. Además, aumentaba considerablemente su explotación ya que a la parte de la plusvalía apropiada por la multinacional se sumaba la que se quedaban los contratistas. Pero sobretodo, sentían que era una política de la empresa para mantenerlos fraccionados y así frenar su poder de presión y negociación.

Efectivamente, la United Fruit Company mantenía, en todos los países de la región, una política de negativa absoluta a los vínculos contractuales directos para dificultar la sindicalización de los trabajadores. La posibilidad de que los 25.000 obreros bananeros se organizaran en sindicatos para defender sus derechos ponía en riesgo su patente de corso para explotarlos. Pero además, aunque el peso del proletariado en el total de la población de la región era enorme -la población de Santa Marta apenas superaba por esos años los 20.000 habitantes-, el proceso de proletarización del campo iba mucho más allá de los obreros de las plantaciones, ya que las familias que habían ido ocupando pequeñas parcelas baldías distanciadas del tren o sin riego eran también, en gran medida, mano de obra de reserva para la compañía. Estas familias difícilmente alcanzaban a sobrevivir sin que algunos de sus miembros trabajaran cuando podían en las plantaciones de banano. Al mismo tiempo, muchas de estas parcelas habían sido reclamadas por la United Fruit Company o por los dueños locales de plantaciones que, con la complicidad de las autoridades regionales, habían ido apropiándose de forma violenta e ilegal de una buena parte de las tierras baldías. Así, empujados de forma permanente por el desalojo o de forma ocasional por el hambre, los colonos pobres en la práctica eran más proletarios rurales que campesinos y por esa razón los colonos y sus familias se unieron a los proletarios en la organización de la gran huelga.

Por su parte, los dueños locales de plantaciones tenían una relación de amor-odio con la United Fruit Company. La compañía era dueña de la mitad de las tierras dedicadas al banano y adicionalmente arrendaba tierras a cultivadores que recibían préstamos para sembrar por contrato para cosechas futuras. Además había ido absorbiendo todas las compañías nacionales productoras de banano con fines de exportación, con lo que tenían una posición de monopolio privado que controlaba el riego, el crédito, el ferrocarril y la exportación. Desde esa posición imponía las reglas que le permitían mantener el dominio de todo el negocio de producción y comercialización. A pesar de esa hegemonía, los dueños locales de plantaciones se acomodaron a esta relación en la medida que les permitía obtener ganancias bastante sustanciosas.

Sin duda, había algunas diferencias. Los terratenientes más poderosos –que además tenían el poder político regional- eran los que recibían mejores créditos, mejores contratos y buenos puestos en la compañía para sus parientes y, a cambio, gobernaban a favor de ella. Pero, a pesar de esa relación preferencial, el resto de los empresarios locales también se beneficiaron del negocio de exportación y de las rentas de la UFC, sin reinvertir sus ganancias o utilizarlas para dejar de depender de su crédito. Durante mucho tiempo los precios pagados por la compañía les habían permitido tener ganancias anuales del 70%, y hasta del 25% en condiciones climáticas desfavorables. Pero generalmente, despilfarraban en viajes y gastos suntuarios esas ganancias derivadas del aún mayor grado de explotación de sus obreros, ya que repetían el mismo esquema de subcontratación de la multinacional, pero pagaban salarios más bajos.

Sin embargo, a puertas de la gran recesión mundial de 1929 las contradicciones entre la empresa multinacional y los capitalistas nacionales se empezaron a hacer más evidentes. Por una parte la inflación de la década de los veinte había disminuido las ganancias de los cultivadores, y por eso se resentían ante la lógica de la compañía de limitar el abastecimiento para inflar el precio internacional. Por otra parte, estaban a punto de expirar tanto la concesión del ferrocarril, como la exención de impuestos por veinte años para el banano enviado al exterior, de modo que los cultivadores nacionales veían allí potencialidades para liberarse del monopolio de la UFC, y sus propuestas se extendieron hasta contemplar la nacionalización de los canales de riego y los ferrocarriles, así como la creación de vías alternas de crédito con los impuestos a la exportación.

Estas contradicciones, sin embargo, fueron más utilizadas para azuzar la huelga que para presionar políticas contra la UFC. Los cultivadores nacionales, a pesar de sus altas ganancias, se presentaban como otra victima de la United, alegando que por culpa de la compañía a ellos no les quedaba otra opción que sobreexplotar a sus trabajadores. Así, prefirieron esconderse detrás de los obreros y colonos y usarlos como carne de cañón, a la espera de ver si podían ganar algo con la huelga, pero sin arriesgar nada a cambio. Sin embargo, cuando en el marco de la huelga los obreros exigieron un aumento salarial del cincuenta por ciento, los cultivadores se miraron el bolsillo y se pusieron en su contra. Por supuesto, una vez que la huelga acabó en la masacre y la persecución criminal de los obreros y los colonos, estos cultivadores locales fueron los primeros que propagaron la peste del olvido, que relataría más tarde García Marquéz. Al fin y al cabo, si en algo tenían total coincidencia la multinacional, los cultivadores nacionales y el gobierno es que a ninguno le interesaba tener a los proletarios rurales y a los campesinos pobres organizados.

“Esta huelga es el fruto del dolor de miles de trabajadores explotados y humillados día y noche por la compañía y sus agentes. Ésta es la prueba que hacen los trabajadores en Colombia para saber si el gobierno nacional está con los hijos del país, en su clase proletaria, o contra ella y en beneficio exclusivo del capitalismo norteamericano y sus sistemas imperialistas.”[i] Con esta declaración comenzó la huelga el 12 de noviembre de 1928 y un mes después quedó demostrado, de la forma más brutal y asesina, con quién estaba el gobierno nacional. Los obreros y colonos hicieron gala de una asombrosa capacidad de solidaridad y organización social. Según los historiadores casi todos los obreros y cargadores de la zona se sumaron a la huelga, aunque los cálculos sobre el número preciso de huelguistas varían de 16.000 a 32.000. Además, para evitar que la United o el gobierno nacional pudieran manipular o coaccionar a los delegados, se había decidido que cualquier acuerdo tendría que ser ratificado por cada uno de los más de sesenta comités de trabajadores[ii].

Frente a esa capacidad de movilización, el gobierno, en vez de mediar a favor de las legítimas reivindicaciones de los obreros, trató la huelga como una rebelión y movilizó tres batallones para reprimirla. Después se justificaría con excusas nacionalistas, argumentando que la masacre respondió a la necesidad de restaurar el orden público para evitar una intervención de los marines norteamericanos. Lo cierto es que, como el propio general al mando de las tropas reconoció, se disparó contra una multitud desarmada y pacífica, cuyo único delito fue negarse a dispersarse una vez que el ejército leyó el decreto de Estado de Sitio. A la noche del 5 de diciembre, donde se asesinaron a cientos de hombres y mujeres en la plaza de Ciénaga, le siguieron unos días de terror en los que el ejército mató a un número indeterminado de huelguistas que se estima entre 1.800 y 4.000.

“Tengo el honor de reportar que el representante de la United Fruit Company en Bogotá me dijo ayer que el número total de obreros en huelga muertos por el ejército colombiano superó el millar”, informaría unos días más tarde el embajador de EEUU al Departamento de Estado de su país.[iii]

La United Fruit Company había ganado y mantendría su dominio absoluto en la región del Magdalena hasta finales de la década de los sesenta, cuando decidiera reubicarse en la región del Urabá. Curiosamente, en esa época el Incora -una institución estatal creada para llevar a cabo la reforma agraria- le compró a la United los depreciados terrenos que ésta no había logrado vender a buen precio, y además le cubrió las deudas en mora sobre las propiedades vendidas a los dueños de plantaciones regionales. De esa forma, la United logró retirarse de la región sin problemas financieros y con un acuerdo mucho más beneficioso de lo que esperaban sus gerentes.

Ahora, a casi cien años de esa lucha, la mayor parte del proletariado rural continúa en la misma situación.En el país hay entre 1.4 y 2.4 millones de obreros y obreras del campo[iv] y el 82%[v] de ellos trabajan en condiciones de precariedad e informalidad, con salarios bajos, sin prestaciones, sin estabilidad laboral y con alta rotación en los sitios de trabajo. Esa legión de “proletarios de nadie” que laboran en los campos colombianos representan el 50% de Población Económicamente Activa que vive en el campo[vi]. Unos trabajan, tercerizados y sin derechos, para terratenientes o para el gran capital agropecuario; otros, en la más absoluta informalidad e inestabilidad laboral, para finqueros medianos; algunos más en figuras de tercerización que se camuflan bajo la fachada de Cooperativas de Trabajo Asociado. Pero todos comparten las mismas condiciones: salarios bajos, jornadas de trabajo más largas, falta de medidas de prevención de riesgos laborales, carencia de garantías y prestaciones, grandes obstáculos para la organización sindical, alta rotación, temporalidad y falta de estabilidad, entre otras.

A esa población hay que sumar otra gran proporción de familias del campo que, a pesar de que algunos de sus miembros trabajan una parte del tiempo en tierras de su propiedad o arrendadas, necesitan completar sus ingresos con la venta de su fuerza de trabajo en tierras o faenas ajenas, o en empleos complementarios. Los ingresos y tiempo de trabajo de estas familias a menudo dependen más de su condición material de proletarios, aunque por tradición y cultura se identifiquen como campesinos. Estos campesinos pobres en proceso de proletarización, o ya proletarizados, sufren las mismas penurias de informalidad, falta de derechos y salarios bajos.

Así, del repaso de la huelga de las bananeras podemos observar como las banderas reivindicativas de entonces se mantienen pendientes. Entre otras podemos señalar: la lucha contra la tercerización; la necesidad de espacios organizativos y de acción conjunta de obreros y campesinos pobres; el evitar que la reforma agraria se use para enriquecer aún más a los capitalistas, tal como sucedió en 1968 con la UFC y puede suceder ahora con el acuerdo con Fedegán; la necesidad de socializar el trabajo en el campo bajo formas de propiedad y gestión colectiva; la sustitución del mercado -como mediador entre la producción social y el consumo final- por una planificación social, racional y participativa.

Sin embargo, para poder avanzar en estas banderas es vital que el proletariado rural fortalezca sindicatos y espacios organizativos que, con una sólida conciencia de clase, se blinden a la penetración de discursos liberales que puedan empujarlos a defender intereses capitalistas en detrimento suyo. Es también a partir de esa sólida conciencia de clase -que permite entender de forma dialéctica las formas en que el capital afecta al conjunto de los sectores sociales y populares-, desde donde se puede avanzar en la superación de los conflictos que a veces surgen entre los distintos sectores de las clases populares en el campo (proletarios rurales, campesinado, indígenas y negritudes), y que muchas veces están motivados por la tendencia posmoderna a resaltar las diferencias, en vez de afincarse en la lucha conjunta contra el capital.

Hace mucho tiempo que proletarios y campesinos pobres aprendieron que la lucha por la tierra debe de ser colectiva. Sin embargo, es un craso error que ese carácter colectivo se limite al momento de la reivindicación. Después de conseguirla hay que defenderla, y es materialmente imposible enfrentar, a mediano plazo, el poder arrollador y centralizador del capital, si no es creando potentes estructuras de producción y distribución basadas en la propiedad y la gestión colectivas.

Desafortunadamente, en 1928 la United Fruit Company ganó la pelea y desde entonces los terratenientes y los capitalistas nacionales e internacionales han seguido ganando terreno en el campo colombiano. Sólo una empresa más poderosa hubiera podido en su momento derrotar a la United Fruit Company y crear esa empresa, esa fuerza social, sigue siendo la tarea principal del proletariado, en unión con los campesinos y los demás sectores populares.

Anuska J. Cárdenas: Centro de Pensamiento y Teoría Crítica Praxis

Notas:

[i] Fonnegra, Gabriel. Bananeras, testimonio vivo de una epopeya. Bogotá, Ediciones Tercer Mundo. 1980
[ii] LeGrand, Catherine. El conflicto de las bananeras. En NHC – Nueva Historia de Colombia: Relaciones internacionales — Movimientos sociales Volumen III. 1.ª edición. Bogotá: Editorial Planeta Colombiana, 1989. Páginas 183 a 217
[iii] https://www.cedesip.org/telegramas-oficiales-de-los-estados-unidos-sobre-la-masacre-de-las-bananeras/
[iv] 1,4 millones según la Gran Encuesta Integrada de Hogares 2014 y 2,4 millones que se pueden inferir del Censo Agrarío de 2014 (ver https://www.centropraxis.co/_files/ugd/ce68dd_721a25c9142f4080bd3d6b544a33c1b5.pdf)
[v] https://www.portafolio.co/economia/empleo/tasa-de-informalidad-en-el-campo-colombiano-517986


sábado, 28 de enero de 2023

Isabel Díaz Ayuso y la Complutense.

¿Con base en qué evaluación del “principio de mérito y capacidad” han podido llegar las autoridades académicas a la conclusión de que Isabel Díaz Ayuso era merecedora de la distinción?

La supervivencia de la sociedad contemporánea depende ahora más que nunca de la ciencia. A los problemas que se van acumulando, generados en muy buena medida por el propio ser humano, no se les puede dar respuesta ya sin el conocimiento científico. Todavía menos se les podrá dar en el futuro. En el caso de las sociedades democráticamente constituidas, todavía más. Sin las revoluciones científicas, tanto en las ciencias de la naturaleza como en las de la sociedad, no habría sido posible que la democracia como forma política llegara a imponerse.

El conocimiento científico es un presupuesto imprescindible para la democracia. De ahí la importancia de la enseñanza y la investigación en todos los niveles del sistema educativo. No solamente en el universitario, sobre el que, con frecuencia, se pone la atención de la opinión pública de manera exclusiva. De la calidad de los dos primeros niveles de la enseñanza depende la calidad del tercero. Pero de la calidad de la investigación universitaria depende el avance progresivo de la calidad de los dos primeros.

El respeto por la enseñanza y la investigación es tal vez el mejor indicador de calidad democrática. Una sociedad que no siente respeto e incluso admiración por la docencia y la investigación que se produce en el país es una sociedad enferma. Cuando en el origen de esa falta de admiración y respeto está el propio comportamiento de quienes dirigen las instituciones de más alto nivel del sistema de enseñanza e investigación, la enfermedad de la que está aquejada la sociedad puede ser grave o incluso muy grave. Nadie que no se respete a sí mismo puede ser respetado por los demás.

Esto es lo que han exteriorizado el Rector y supongo que también la Junta de Gobierno de la Universidad Complutense y la presidenta de la Comunidad Autónoma de Madrid esta misma semana con la designación de esta última como “alumna distinguida”. Tanto las autoridades universitarias como la máxima autoridad de la Comunidad Autónoma se han faltado el respeto a sí mismas, desencadenando un escándalo que ha ocupado lugar destacado en todos los medios de comunicación.

Es claro que no ha sido la trayectoria académica de Isabel Díaz Ayuso la que está detrás de su designación. Si la presidenta de la Comunidad de Madrid hubiera tenido una trayectoria similar a la de la alumna que este año ha recibido la distinción, nadie hubiera podido decir nada respecto a su designación. Si hubiera tenido una ejecutoria destacada como profesora una vez terminados sus estudios de licenciatura, tampoco se podría haber objetado nada a la misma.

Pero no siendo así, la designación a las puertas de la celebración de unas elecciones autonómicas en la que la receptora de la distinción académica va a ser candidata a la reelección como presidenta, resulta injustificable. Tanto por parte de las autoridades académicas que han tomado la decisión de dársela, como por parte de la presidenta por aceptarla.

¿Con base en qué evaluación del “principio de mérito y capacidad” han podido llegar las autoridades académicas a la conclusión de que Isabel Díaz Ayuso era merecedora de la distinción? ¿Con base en qué evaluación de dicho principio ha podido considerarse la presidenta merecedora de la misma?

La interdicción de la arbitrariedad de los poderes públicos figura en el artículo 9.3 de la Constitución sin excepción de ningún tipo. Tanto el Rector y los miembros de la Junta de Gobierno de la Universidad Complutense como la Presidenta de la Comunidad de Madrid están sometidos a dicha interdicción.

Por lo que sabemos, parece que el acto de concesión de la distinción académica no puede ser calificado de “discrecional”, sino que únicamente puede ser calificado de “arbitrario”. En consecuencia, pienso que debería interponerse un recurso ante la jurisdicción contencioso-administrativa para la anulación del mismo. La autonomía universitaria, constitucionalmente reconocida, no puede transformar la arbitrariedad en discrecionalidad. Sería una interpretación perversa de la misma carente de cualquier justificación.

Los alumnos, profesores y personal de administración y servicios de la Universidad Complutense no deben tolerar una “cacicada” como la que se ha producido esta semana. Es el prestigio de la institución el que se ha puesto en cuestión. Si el Rector y la Junta de Gobierno y la Presidenta de la Comunidad de Madrid se han faltado el respeto a sí mismos, los miembros de la comunidad universitaria no deben aceptarlo. Porque la falta de respeto les afecta a ellos. En una “sociedad democrática avanzada” a la que se refiere el Preámbulo de la Constitución no puede tener cabida un acto esperpéntico como el que ha tenido lugar en la Universidad Complutense.

Javier Pérez Royo

_- A sus auditoras que no las toque nadie

 

_- Como es sabido, el Ministerio de Trabajo ha realizado una inspección a las grandes auditoras para comprobar el cumplimiento de las normas legales en materia de jornada laboral y horas extraordinarias.


La noticia ha conmocionado a pesar de ser un secreto a voces, entre quienes conocen el sector, que las jornadas maratonianas y las horas sin pagar son allí habituales; si bien es verdad que quizá no son precisamente las grandes auditoras, sino las de menor tamaño, las que incumplen más gravemente la normativa laboral y tienen en peores condiciones a los jóvenes de sus plantillas. Y todo ello, sin entrar a considerar que la auditoría y consultoría son tipos de actividad profesional que obligadamente tienen momentos «punta», pues a veces se requiere cerrar trabajos a cualquier hora que sea; o a las que muchos jóvenes acuden, a pesar de su bajo salario e intensidad horaria, porque es también obvio que proporcionan una enorme experiencia, como si de una especie de formación de posgrado o de trampolín profesional se tratase.

En cualquier caso, la inspección de trabajo está para eso, para determinar en qué medida se respeta la legislación y evitar, si es que las hay, situaciones de explotación laboral.

Lo que me parece que está del todo injustificado es aprovechar el caso para tratar de ofrecer una imagen de estas empresas que no responde para nada a la realidad.

Esto último es lo que hace el conocido economista Daniel Lacalle, quien escribía hace unos días en su cuenta de Twitter que «el Ministerio de Trabajo debería aprender de las Big Four, no inspeccionarlas por nada».

Exagera a sabiendas Lacalle y deforma la realidad porque nadie mejor que él sabe que estas empresas tienen tras de sí una larguísima historia de fraudes, malas prácticas e incluso de delitos flagrantes en las últimas décadas. Entra las empresas de cuyo comportamiento no debiera aprender ninguna persona honrada se encuentran, sin lugar a dudas, esas cuatro: Deloitte, PwC (PricewaterhouseCoopers), Ernst & Young y KPMG.

Estas empresas nacieron como entidades independientes para proporcionar servicios de auditoría, es decir, para verificar las cuentas de las empresas con el fin de comprobar si, según los principios y normas contables, son fiel expresión del patrimonio, la situación financiera y los resultados obtenidos. Una función esencial en el mundo de los negocios si es que se quiere que este disponga de la información veraz y la transparencia que son fundamentales para que haya la libre competencia que sus defensores atribuyen como la esencia del capitalismo.

Con el tiempo, el sector fue concentrándose y ha llegado a ser un perfecto oligopolio en el que estas cuatro grandes controlan en muchos países más del 95% del negocio. Una situación que les permite incumplir constantemente los principios de buenas prácticas, las normas elementales de la competencia e incluso, en muchas ocasiones, la legislación penal, -tal y como han mostrado cientos de resoluciones judiciales y de los órganos de supervisión de los países en donde actúan. Sorprende, pues, que un supuesto defensor del libre mercado diga que un regulador debe aprender de lo que hace quien constantemente opera violando sus principios de funcionamiento.

Con el tiempo, además, estas cuatro grandes empresas comenzaron a combinar su actividad de auditoría con la de prestación de servicios de consultoría y eso ha terminado por producir una auténtica degeneración de su negocio por una sencilla razón: puesto que ganan unas tres veces más proporcionando servicio de consultoría, el de auditoría han de llevarlo a cabo evitando perder la clientela a quien le interesa asesorar.

Dicho en plata y tal y como es bien conocido por quien sabe cómo funciona el sector, las auditoras no firman sus informes en contra de quienes, antes o después, les pueden pagar en mayor cantidad por recibir su asesoría.

No acabo de decir algo malvado, infundado o retórico. Es algo que está perfectamente documentado en multitud de estudios e informes, demandas o casos judiciales.

Basten tan solo tres de ejemplos de esto que digo.

La Autoridad de Mercados y Competencia del Reino Unido descubrió en 2019 que ninguna de estas cuatro grandes había cumplido los objetivos de calidad de la auditoría. La Junta de Supervisión de Contabilidad de Empresas Públicas de Estados Unidos contabilizó 806 casos de auditorías defectuosas y que el porcentaje de auditorías inadecuadas era del 20 % en Deloitte, el 23,6 % en PwC, el 27,3 % en EY y el 50 % % en KPMG. Y se ha demostrado que en los últimos veinte años las cuatro grandes han cometido cincuenta y siete delitos financieros tan solo en el Reino Unido.

Las numerosas auditorías inadecuadas de estas auditoras tienen una enorme trascendencia y llevan consigo daños colaterales muy graves, sobre la economía en general y en concreto sobre el patrimonio de millones de personas. Baste recordar lo ocurrido después de que pasaran por alto los fraudes de Enron (Arthur Andersen), o la irresponsabilidad financiera que llevó a la quiebra a Lehman Brothers (Ernst & Young). O tras los casos producidos en España: en la Caja de Ahorros del Mediterráneo (KPMG), Bankia (Deloitte), Pescanova (BDO), Aena (PricewaterhouseCoopers), entre otros.

Otras investigaciones han demostrado que estas grandes auditoras/consultoras son las que están detrás de las grandes operaciones multinacionales de elusión fiscal y lavado de dinero, en muchas ocasiones aprovechando su gran influencia sobre el poder político y legislativo. Las auditoras se han habituado tanto al fraude que, como suele decirse, hasta hacen trampas jugando al solitario: hace unos años se descubrió que en KPMG hacían trampas incluso en los exámenes internos de capacitación.

No hay mejor muestra de esto último que el caso de KPMG: en Estados Unidos se le pasaron por alto millones de hipotecas basura, contribuyendo así a que estallara la crisis, pero eso no fue óbice para que el Banco Central Europeo justamente para que contrastara la calidad de los activos de empresas a las que se proponía evaluar. O la evidente facilidad con que estas empresas logran salir inmunes, sin apenas sanciones o con multas muchísimo más reducidas que el beneficio que obtienen, de los procesos en los que constantemente se ven involucradas

Molesta que se incomode a las grandes empresas auditoras porque estas se han convertido en las garantes del capitalismo de nuestra época que no requiere transparencia y veracidad para su buen funcionamiento sino justamente la manga ancha, la doble vara de medir y la influencia en el poder político que le proporcionan estas entidades que no tienen más norte que ganar dinero por cualquier procedimiento y sin atenerse a principio ético alguno.

Daniel Lacalle, como cualquiera, está en su perfecto derecho de defender a las auditoras enfangadas en malas prácticas y que mienten y violan sin pudor las leyes del derecho y del mercado, faltaría más. Pero que no se diga entonces que se defiende el capitalismo de libre mercado y competencia con ideas liberales. Se está defendiendo la corrupción inherente a un capitalismo salvaje y de amiguetes, ineficiente y despilfarrador de recursos con un anarquismo de derechas que solo busca proteger privilegios.

Fuente: https://juantorreslopez.com/a-sus-auditoras-que-no-las-toque-nadie/

Ansiedad ¿Cómo detectar un ataque de ansiedad y qué hacer?

El 30% de la población ha tenido una crisis de pánico alguna vez, pero muchas personas no saben reconocerla

La ansiedad es una respuesta fisiológica, cognitiva y conductual del organismo. Es decir, se experimentan una serie de síntomas físicos, como son el aumento de la tasa cardíaca o la sudoración; cognitivos, como las preocupaciones, y conductuales, que principalmente se representan en la evitación de determinadas situaciones que nos resultan amenazantes, y que pueden provocar la aparición de los síntomas que acabamos de comentar. Eso, en general, es la ansiedad.

Pero la pregunta por un “ataque” suele hacer referencia a lo que en psicología y psiquiatría se llama un ataque de pánico, que en clasificaciones más antiguas eran conocidos como crisis de angustia, y que actualmente también se conocen como ataques de ansiedad. Para empezar, es importante señalar que esta afección no llega a considerarse un trastorno de ansiedad. Pero sí es cierto es que los sufren muchas personas. Aproximadamente, el 30% de la población ha tenido alguna vez en su vida una de estas crisis. Y cuando les pasa, muchas de estas personas no saben que lo están sufriendo.

Un ataque de pánico es la aparición súbita de una serie de síntomas. Los más comunes son: aumento de la frecuencia cardíaca, sudoración, mareo, sensación de ahogo y presión en el pecho. Pero también se produce un síntoma cognitivo que es la creencia de que a uno le está pasando algo muy malo, que le está dando un ataque al corazón o que se está en presencia inminente de la muerte. Esto ocurre de forma muy rápida y tiene una duración corta. Suele alcanzar su pico máximo entre los siete y 10 minutos, y después remite.

Los síntomas fisiológicos que se producen en un ataque de pánico son realmente una respuesta de alarma del organismo que, normalmente, debería desencadenarse ante un peligro ineludible. Esos síntomas son los que preparan al cuerpo para reaccionar y evitar ese peligro, luchando o huyendo. Es decir, es una respuesta orgánica y adaptativa que históricamente le ha servido al ser humano para protegerse.

El problema en los ataques de pánico es que el organismo desencadena esa respuesta en un momento inapropiado, como si fuese una falsa alarma. Se activa el mecanismo sin que haya un peligro real a la vista. La exposición a estresores cotidianos crónicos como son el exceso de trabajo, el exceso de responsabilidades, las dificultades económicas, etc., pueden aumentar los niveles de ansiedad. Eso provoca que se presenten más estados de nervios, que las personas les den más vueltas a algunas ideas, con preocupación, que no se logre un buen descanso o que el sueño se interrumpa varias veces durante la noche y no se pueda descansar bien. Estos niveles altos de ansiedad pueden hacer que el sistema de alarma se active en ausencia de un peligro real, y aparezca lo que se ha denominado como un ataque de pánico.

El principal problema de los ataques de pánico es la interpretación que se hace sobre los síntomas físicos que la persona está experimentando, ya que cree que son muy peligrosos y que pueden ocasionar la muerte. Cuando la persona es capaz de cuestionar esas interpretaciones erróneas y es consciente de que realmente esos síntomas no son peligrosos, que no le van a provocar la muerte, y que la presión en el pecho no es porque esté sufriendo un infarto, sino simplemente por la presión muscular, la sintomatología física remite.

Como explicaba, la principal preocupación de las personas que los sufren suele ser que se trate de un ataque cardíaco. ¿Cómo distinguir uno de otro? Pues bien, si en el momento en que se está sufriendo esa intensa sintomatología la persona que lo padece cuestiona la peligrosidad de esos síntomas y sus consecuencias y la sintomatología empieza a remitir en los próximos minutos, es que efectivamente se trataba de un ataque de pánico.

Es efectivo intentar desviar la atención de los síntomas. En estudios científicos que hemos realizado, algunas personas que han sufrido ataques de pánico nos explicaban que a ellas les resulta útil, por ejemplo, jugar a algún juego en el móvil que requiera concentración. Es decir, cualquier actividad que desvíe la atención de los síntomas y esa interpretación catastrofista de ellos. Una atención focalizada en la respiración, siendo esta suave y lenta, también puede ayudar.

Otra cosa importante a la hora de prevenirlos, cuando ya te ha pasado alguna vez, es no evitar las situaciones que lo han desencadenado por miedo a que vuelva a ocurrir. Esto puede acentuar el problema. También recomendamos llevar a cabo de forma cotidiana ejercicios o actividades que ayuden a relajarnos, a concentrarnos en el momento en el que estamos, en el presente y en todo lo que nos rodea, hacer actividades de ocio, gratificantes; es decir, todo aquello que ayude a rebajar los niveles de ansiedad que sufrimos en nuestra vida cotidiana.

Los factores de riesgo identificados en estudios científicos que se han asociado a los problemas de ansiedad, entre ellos los ataques de pánico, son: tener una edad joven, los problemas de salud física, ser mujer también aumenta el riesgo, la insatisfacción en el trabajo o las dificultades económicas, entre otros. Nuestro grupo de investigación ha desarrollado unos algoritmos de riesgo que, tras contestar a una serie de preguntas, devuelven una probabilidad de padecer un trastorno de ansiedad en el próximo año.

Estas predicciones las desarrollamos para poder llevar a cabo intervenciones personalizadas y adaptadas a esos factores de riesgo que consigan prevenir la aparición de estos problemas. Actualmente, se está probando una intervención personalizada a través de internet para todo tipo de población en un ensayo clínico aleatorio. Concretamente, estamos en una fase de búsqueda de personas interesadas en participar en el estudio, con el objetivo final de ponerle freno a esta problemática que tanto sufrimiento ocasiona.

Patricia Moreno Peral es doctora en psicología de la salud, investigadora del Instituto de Investigación Biomédica de Málaga (IBIMA) y profesora del departamento de Personalidad, Evaluación y Tratamiento Psicológico de la Universidad de Málaga.

Coordinación y redacción: Victoria Toro

Nosotras respondemos es un consultorio científico semanal, patrocinado por la Fundación Dr. Antoni Esteve y el programa L’Oréal-Unesco ‘For Women in Science’, que contesta a las dudas de los lectores sobre ciencia y tecnología. Son científicas y tecnólogas, socias de AMIT (Asociación de Mujeres Investigadoras y Tecnólogas), las que responden a esas dudas. Envía tus preguntas a nosotrasrespondemos@gmail.com o por Twitter #nosotrasrespondemos.


Los consejos de este consultorio son de carácter general y no sustituyen la consulta médica. Si tiene dudas sobre su problema concreto, diríjase a su médico o farmacéutico.

https://elpais.com/salud-y-bienestar/nosotras-respondemos/2022-12-01/como-detectar-un-ataque-de-ansiedad-y-que-hacer.html

viernes, 27 de enero de 2023

CEREBRO. Por qué unas personas resisten el estrés mejor que otras. La resiliencia es la capacidad de las personas de recuperarse frente a la adversida

La resiliencia es la capacidad de las personas de recuperarse frente a la adversida

Nunca deja de sorprendernos la capacidad de algunas personas para soportar la adversidad y el infortunio. “Yo no podría soportarlo. Si a mí me pasara, me hundiría, me moriría”, son frases que todos hemos dicho o pensado alguna vez cuando razonamos sobre la situación de quienes han perdido a un hijo, conviven con una dura enfermedad, afrontan una pareja violenta, educan a adolescentes irresponsables, pierden su trabajo, les deja su pareja, o sufren, como los políticos, frecuentes reprimendas o insultos que, a veces, alcanzan a su propia familia, entre otros relevantes ejemplos.

Lo cierto es que, cuando el infortunio nos alcanza personalmente, no nos morimos y aprendemos a soportarlo, porque la naturaleza, la evolución biológica, nos ha programado para eso, para sobrevivir. Por supuesto, nuestra vida deja de ser como antes, y hay que cambiarla haciendo uso de la principal y más poderosa capacidad del cerebro y la mente humana: razonar para ver las cosas de otra manera, para reducir nuestros sentimientos negativos y para proponernos metas y objetivos enraizados en la nueva situación que vivimos; en dos palabras, para resistir.

Aun así, en el día a día también constatamos que unas personas resisten mejor que otras el malestar y el estrés que provocan las diferentes adversidades. Hay quien lo sufre menos y enseguida se recupera, mientras que otras personas lo acusan más y tardan mucho en estabilizar su estado físico y mental tras haber sido víctima de alguna circunstancia como las anteriormente mencionadas. Para referirse a esa diferente capacidad de recuperación de las personas, la psicología ha asumido el término resiliencia, tomado de la física y la ingeniería.

En su origen, ese término se refiere a la capacidad de un material o cuerpo físico para recuperar su estado normal después de haber sufrido alguna presión mecánica que lo ha doblado o modificado. Una goma, por ejemplo, es un material muy resiliente, pues, cuando la doblamos, enseguida vuelve a su estado normal. Los metales, por el contrario, presentan mucha menor resiliencia, aunque en grados muy diferentes cada uno de ellos. Del mismo modo, en psicología, una persona tiene mucha resiliencia (es muy resiliente) cuando es capaz de superar con prontitud una situación adversa, evitando la ansiedad y la depresión y volviendo a su estado físico y mental normal.

Esas diferencias en la resiliencia de las personas vienen determinadas por factores genéticos, educativos y por la huella que dejan en cada individuo sus propias experiencias personales. Así, la resiliencia también podría estar condicionada por la propia experiencia estresante, su contexto y el modo particular en que cada individuo la afronta. Eso es lo que han tratado de conocer un grupo de investigadores del Instituto de Neurociencias y el departamento de Psicología de la universidad de Princeton (New Jersey, EEUU) mediante un experimento con ratones, cuyos resultados han sido recientemente publicados en la prestigiosa revista Nature.

Previamente, ya se sabía que la liberación de la sustancia dopamina en el núcleo accumbens, un lugar del cerebro implicado en la gratificación y el aprendizaje, se altera en los ratones en situaciones de estrés, pero faltaba saber por qué y la importancia que eso pudiera tener. Ahora, los investigadores sometieron a cada uno de los ratones experimentales a una serie de 10 derrotas en lucha, una cada día sucesivo, frente a un agresivo y cada vez nuevo congénere, un procedimiento conocido como derrota social.

Generalmente, los animales susceptibles al estrés adoptan posturas de sumisión y huida más frecuentemente que los animales más resilientes. En este experimento se observó que los ratones que en los análisis mostraron más liberación de dopamina ante la aversiva proximidad del agresor y al inicio de la lucha fueron también los más resilientes, según se vio en las pruebas conductuales de acercamiento al agresor tras las sesiones de derrota.

Por el contrario, los ratones que mostraron la mayor liberación de dopamina al final del ataque y el inicio de su huida, es decir, en los momentos de alivio de la situación, fueron los menos resilientes, los más susceptibles al estrés y sus negativas consecuencias (ansiedad, depresión). Además, en consonancia con los resultados de trabajos previos, la investigación también mostró que es posible modificar la conducta y aumentar la resiliencia de los ratones, estimulando (optogenéticamente) la liberación de dopamina en el curso de la lucha, durante la situación de derrota.

La lección a extraer, según los autores del trabajo, es que tanto la conducta que se adopta en la situación de estrés como la liberación de dopamina que se produce al mismo tiempo sirven para predecir si el animal va a ser resiliente o va a sucumbir al estrés. La liberación de dopamina atribuida a un agresor potencia su propia resiliencia, mientras que la atribuida a quien huye o evita al agresor no la potencia. El cerebro, pues, reacciona de manera diferente según el contexto y la reacción primaria del estresado, lo que, en cierto modo, parece señalar al afrontamiento agresivo como una manera de potenciar la propia resiliencia ante situaciones de enfrentamiento agresivo y estresante.

Aunque siempre puede objetarse que estos resultados todavía no se han observado en humanos, la demostrada conservación de muchos mecanismos fisiológicos en la evolución de los mamíferos nos hace sospechar que también podrían darse en nuestra especie y que estamos en camino de explicar por qué unas personas son más capaces que otras de afrontar y resistir situaciones generalmente tan estresantes como las del miedo a la enfermedad o las de oficios como el de empresario, educador o político.

Materia gris es un espacio que trata de explicar, de forma accesible, cómo el cerebro crea la mente y controla el comportamiento. Los sentidos, las motivaciones y los sentimientos, el sueño, el aprendizaje y la memoria, el lenguaje y la consciencia, al igual que sus principales trastornos, serán analizados en la convicción de que saber cómo funcionan equivale a conocernos mejor e incrementar nuestro bienestar y las relaciones con las demás personas.

jueves, 26 de enero de 2023

EDUCACIÓN. La escuela concertada matricula a la mitad del alumnado desfavorecido que le correspondería.

España es el séptimo país con la mayor red de centros privados subvencionados con fondos públicos de los 36 miembros de la OCDE analizados por la Fundació Bofill

La enseñanza concertada acoge a la mitad de los alumnos de extracción social desfavorecida que le corresponderían si su distribución entre esta red educativa privada subvencionada y la escuela pública fuera equilibrada, según refleja un estudio publicado este lunes por la Fundació Bofill, que utiliza datos de la prueba internacional Pisa. En España, en torno a un 28% del alumnado de etapas obligatorias, entre los seis y los 16 años, está matriculado en colegios concertados. Ello lo convierte en el séptimo país, de los 36 miembros de la OCDE analizados en el informe, donde el modelo concertado se halla más extendido. La nueva ley de educación, la Lomloe, ha creado nuevas herramientas para avanzar en la equidad y luchar contra la segregación escolar, pero aplicarlas o no, advierten los autores del estudio, queda en manos de las comunidades autónomas.

La escuela pública matricula en España 2,2 veces más alumnado de bajo nivel socioeconómico (el perteneciente al 25% más pobre) que la concertada, una vez corregida su diferencia de tamaño, ya que la pública es mucho más grande: matricula a cerca del 67% del total de chavales de primaria y secundaria obligatoria. En los centros públicos también estudian 1,6 veces más alumnos de origen inmigrante (englobando en ello a los extranjeros y a aquellos cuyos dos progenitores lo son) que en la concertada.

Los autores del estudio publicado por la Fundació Bofill, Adrián Zancajo, Antoni Verger (ambos de la Universidad Autónoma de Barcelona) y Clara Fontdevila (Universidad de Glasgow), señalan que las investigaciones internacionales han puesto de manifiesto que la convivencia de una doble red educativa financiada con fondos públicos “tiende a reforzar dinámicas de segregación escolar y estratificación social entre centros educativos, y a ampliar, por tanto, las desigualdades educativas”. La investigación comparada ha puesto igualmente de relieve no solo la existencia de “prácticas selectivas y discriminatorias” desarrolladas por estos centros privados subvencionados para elegir al alumnado que accede a sus aulas, sino también “la dificultad de evitar sus manifestaciones más sutiles”. Entre dichas prácticas figuran las entrevistas previas a padres y alumnos, y la imposición de cuotas o la exigencia de pagos en la práctica obligatorios, presentados bajo fórmulas diversas, que llevan a las familias pobres a autoexcluirse.

El peso de la concertada en España es muy distinto en función del territorio, y la diferencia entre el porcentaje de alumnado vulnerable que los centros de esta red deberían acoger y el que efectivamente matricula es especialmente significativo en lugares como Castilla-La Mancha, Canarias y Andalucía, señala el informe de 186 páginas. Algunos territorios han dado pasos en los últimos años para intentar alcanzar un mayor equilibrio tras décadas de una “regulación laxa” y “de permisividad en la aplicación de la misma”, como Cataluña, País Vasco y Comunidad Valenciana, indican los autores, mientras otros, como Madrid, han avanzado en la dirección contraria. A escala internacional, España es el séptimo país con la mayor red concertada de los 36 de la OCDE analizados. Solo se sitúan por delante Países Bajos, Reino Unido, Irlanda, Bélgica, Chile y Corea.

Los chavales de entornos sociales desfavorecidos también tienen mayores dificultades educativas, mayor probabilidad de fracaso y de abandono escolar temprano. Zancajo afirma que repartir de forma equilibrada a este alumnado que presenta mayores necesidades entre las dos redes financiadas por el Estado ha estado presente “en mayor o menor medida” en todas las leyes educativas aprobadas desde los años ochenta en España. La actual pone “más énfasis” en ello y proporciona a las autoridades educativas un mayor número de herramientas de planificación escolar para alcanzar el objetivo, prosigue el investigador, pero al mismo tiempo “deja a las comunidades mucho margen de maniobra, como estamos viendo”. La Lomloe fue aprobada con el apoyo del PNV y de ERC. Y en dicho compromiso de crear instrumentos nuevos, pero permitir que sean los Ejecutivos autonómicos quienes decidan sobre su aplicación, se nota la mano de ambas formaciones, movidas por su interés de potenciar el autogobierno y, sobre todo en el caso de los nacionalistas vascos, por su afinidad tradicional con la escuela concertada católica.

Los autores del estudio proponen medidas para mejorar la distribución del alumnado vulnerable basadas en lo que en los últimos años han hecho otros países como Bélgica, Países Bajos y Chile, sugiriendo que el actual contexto de caída demográfica (y por tanto de necesidad de estudiantes por parte de todos los centros) puede ayudar a llevarlas a la práctica. La primera propuesta es condicionar la autorización y renovación de los conciertos educativos “a la corresponsabilización de la escolarización del alumnado socialmente desfavorecido”, algo que, lamentan, ahora no sucede en muchas comunidades autónomas. La segunda, “reforzar la centralización en la gestión del proceso de elección escolar” y de admisión de alumnos para evitar las “prácticas de selección encubiertas”. Y la tercera, hacer efectiva la prohibición del cobro de cuotas, con una auténtica supervisión por parte de la inspección educativa, en paralelo a una mejora de la financiación de los centros concertados. Es decir, proporcionarles más fondos públicos a cambio de una verdadera gratuidad del servicio y un reparto equilibrado del alumnado.

El documento apuesta también por una propuesta planteada anteriormente por la Fundació Bofill para el conjunto del sistema educativo, la llamada “financiación por fórmula”, que consiste en que los centros educativos reciban los recursos no de forma lineal, sino en función de las características socioeconómicas del alumnado que acogen. Ello, señalan, podría ayudar a reducir la desigualdad en la distribución del alumnado vulnerable entre ambas redes educativas y también dentro de cada una de ellas. Para lograr el objetivo, los autores también consideran imprescindible mejorar la información de que disponen las administraciones educativas a la hora de planificar, desde el perfil socioeconómico de los alumnos a las cuentas de los centros concertados.

Suben las ganancias de la educación privada
El Instituto Nacional de Estadística ha publicado, por otra parte, este lunes su Encuesta de Financiación y Gasto de la Enseñanza Privada, que muestra que los beneficios (sin contar impuestos ni intereses) de las empresas del sector aumentaron un 27% en el curso 2020-2021 respecto al 2014-2015, hasta los 756 millones de euros. La encuesta también refleja que las administraciones subvencionaron el 74% de los gastos corrientes de los centros privados concertados, y el 2,1% de los privados no concertados.

Los mayores beneficios por alumno para la educación privada (englobando la subvencionada y la que no lo está) procedieron de los ciclos de Formación Profesional de grado superior (434 euros) y de grado medio (271), seguidos a distancia de los de bachillerato (196). La única etapa donde los resultados por estudiante fueron negativos fue el primer ciclo de infantil (-180 euros), según el INE. El curso analizado estuvo a caballo de los dos peores años de la covid, lo que, unido a la caída de la natalidad, hundió la matrícula de infantil.

miércoles, 25 de enero de 2023

Virus ancestrales integrados en el ADN humano resucitan y promueven el envejecimiento.

El científico Juan Carlos Izpisua cree que eliminar de la sangre las partículas víricas nocivas podría mejorar el curso de multitud de enfermedades y retrasar la vejez

Leer es pasar la vista por un escrito identificando las palabras. Descifrar implica ir más allá. Por ejemplo, el inicio de Don Quijote, “En un lugar de La Mancha…”, esconde más información de lo que parece. Un filólogo sabrá que el topónimo La Mancha probablemente procede del árabe mányà, “alta planicie”. La frase “en un lugar de La Mancha” ya sitúa al lector en una inmensa llanura que en algún momento fue conquistada por los árabes. Lo mismo ocurre con el genoma humano. Cada célula, ya sea una muscular del corazón o una neurona del cerebro, tiene en su interior un texto de más de 3.000 millones de letras químicas, con las instrucciones necesarias para su funcionamiento. El 8% de ese manual lo han escrito desde hace millones de años unos autores inesperados: virus que infectaron a los humanos o a sus ancestros, incrustando material genético vírico en el ADN. Un nuevo estudio sugiere ahora que la resurrección de esas reliquias de virus inmemoriales desempeña “un papel fundamental en el envejecimiento”, según explica el científico Juan Carlos Izpisua, coautor de la investigación.

Izpisua nació precisamente en un lugar de Castilla-La Mancha, en Hellín (Albacete), hace 62 años, pero hoy vive en la ciudad estadounidense de San Diego. Allí dirige uno de los tres institutos de Laboratorios Altos, una multinacional que nació el año pasado con un asombroso presupuesto de 2.700 millones de euros, con cuatro ganadores del Nobel en nómina y con el objetivo declarado de intentar que el ser humano viva muchos más años con salud. Izpisua es contundente. “Está claro que muchas de estas secuencias [de virus integradas en el ADN humano] empiezan a descontrolarse a lo largo de nuestras vidas y están asociadas a la mayor parte de las enfermedades: cáncer, neurodegenerativas, de cartílago, de músculo”, alerta el científico.

Estas reliquias de virus pretéritos se denominan retrovirus endógenos. Los autores del nuevo trabajo se han centrado en el último virus en incorporarse al ADN humano, hace menos de un millón de años: el HERV-K (HML2). Los investigadores han observado —en órganos de mono y en tejidos humanos— que este auténtico fósil genético se puede reactivar y provocar la formación de partículas parecidas a retrovirus dentro de las células responsables del envejecimiento y del cáncer. Estas partículas, advierten los autores, son un mensaje transmisible que llega a otras células más jóvenes y hace que envejezcan, según sus experimentos con células en el laboratorio. El nuevo trabajo se publica este viernes en la revista especializada Cell.

Izpisua cree que suprimir esas partículas nocivas “podría ayudar tanto a mejorar el curso de muchas enfermedades como a un envejecimiento más saludable”. El científico propone un procedimiento ya empleado en los hospitales: la plasmaféresis, en la que una máquina externa filtra la sangre del paciente para erradicar sustancias dañinas. “La sangre de la persona mayor o enferma pasaría por un filtro bloqueante con anticuerpos, que eliminaría las partículas del organismo. Obviamente eso produciría una mejora, estoy convencido. Aplicaciones así son relativamente fáciles y ya están en la clínica, por eso estamos bastante emocionados”, afirma Izpisua por videoconferencia desde San Diego.

El principal promotor conocido de Laboratorios Altos es Yuri Milner, un físico rusoisraelí que se hizo multimillonario al participar inicialmente en Facebook y Twitter. Ocupa el puesto 309 en la lista de personas más ricas del mundo elaborada por la revista Forbes, con unos 7.000 millones de euros. Otro de los financiadores es el biólogo estadounidense Robert Nelsen, dueño de una fortuna gracias a sus inversiones en exitosas empresas biotecnológicas. Izpisua niega que detrás de Altos también esté el magnate Jeff Bezos, como publicó la revista MIT Technology Review.

La nueva multinacional ha fichado a algunos de los científicos más prestigiosos del mundo, incluidas dos de las últimas ganadoras del Nobel de Química: las estadounidenses Jennifer Doudna, que desarrolló la técnica CRISPR para editar el ADN humano, y Frances Arnold, que inventó una nueva manera de crear moléculas. Laboratorios Altos también ha contratado a media docena de españoles. La última en incorporarse ha sido la bióloga Pura Muñoz Cánoves, una catedrática de la Universidad Pompeu Fabra que el año pasado recibió en España el Premio Nacional de Investigación. En el nuevo estudio, Izpisua y su colega Concepción Rodríguez —que además son matrimonio— han colaborado con investigadores de la Academia China de Ciencias, encabezados por el experto en envejecimiento Liu Guanghui.

Izpisua explica el objetivo de su empresa. “En la medicina, hasta ahora, lo que hemos hecho ha sido identificar la causa de un problema y tratar de resolverla. Por ejemplo, arreglar la mutación en un gen para que una enfermedad no ocurra”, expone. “Lo que intenta Altos es mejorar la resiliencia de nuestras células. Es una manera muy distinta de entender la medicina”, sostiene el investigador. Izpisua defiende que las enfermedades son un proceso de deterioro celular y que este mecanismo es reversible. A su juicio, dentro de dos décadas habrá herramientas de rejuvenecimiento celular.

La genetista estadounidense Barbara McClintock, en el año 1950, fue la primera persona que se percató de que había genes saltarines, ante la incredulidad generalizada de sus colegas. McClintock, nacida en 1902, se enfrentó a críticas despiadadas, trufadas de machismo, pero acabó ganando el Nobel de Medicina de 1983 por el descubrimiento de estos elementos genéticos móviles, también denominados transposones. Los retrovirus endógenos son solo un ejemplo. El equipo de Izpisua observó en agosto en ratones modificados genéticamente que otros transposones están implicados en procesos de envejecimiento acelerado, como el síndrome de progeria de Hutchinson-Gilford. “Vimos que estas secuencias de ADN estaban descontroladas en casi todas las células. Bajamos su activación y parecía que a los ratones les habíamos dado una poción mágica, porque vivían más tiempo, hasta un 30% más, y todas sus células funcionaban mejor”, sostiene Izpisua. “Es una de las intervenciones que más ha extendido la vida de un mamífero”.

https://elpais.com/ciencia/2023-01-06/virus-ancestrales-integrados-en-el-adn-humano-resucitan-y-promueven-el-envejecimiento.htmlenfermedad y deterioro

martes, 24 de enero de 2023

España se asoma a un año electoral decisivo sin haber hecho los deberes en la lucha contra la desinformación

Gobiernos de todo el mundo implementan desde hace años medidas para evitar que la manipulación de la información en las redes sociales pueda influir en el resultado de las elecciones. Bruselas lleva pidiendo desde 2018 a los socios de la Unión Europea que actúen para prevenir tanto los incidentes de ciberseguridad como las campañas de desinformación.

Pero en España seguimos igual que hace tres años, cuando se celebraron las últimas elecciones generales. Y eso a pesar de que el Gobierno, a través del Departamento de Seguridad Nacional (DSN), tiene desde hace meses encima de la mesa una completa batería de propuestas para mejorar la capacidad de respuesta de la democracia española frente a la desinformación.

Y no es porque falten evidencias del riesgo que corren las democracias. Hay constancia del fenómeno desde hace seis años. Los casos más paradigmáticos de desinformación conocidos públicamente hasta la fecha se dieron en 2016 tanto en el referéndum del Brexit del Reino Unido como en las elecciones presidenciales de Estados Unidos que llevaron. Donald Trump a la Casa Blanca.

Se ha comprobado que la desinformación puede tener efectos más pronunciados en contenidos políticos que en temas sobre terrorismo, desastres naturales, ciencia o información financiera y que impacta en la construcción de la realidad por parte de los ciudadanos, hasta el punto de influir en su percepción y toma de decisiones, aun a sabiendas de su origen deliberadamente ficticio. Así consta en el documento Lucha contra las campañas de desinformación en el ámbito de la seguridad nacional publicado el pasado mes de septiembre.

Es verdad que de momento no hay evidencia científica de su influencia en opiniones, actitudes o comportamientos políticos, pero sí de sus efectos estructurales sobre el sistema democrático, “porque la desinformación afecta a la raíz de la base de la confianza, que es la legitimidad de los elegidos”.

En España la mayor parte de la desinformación difundida durante las elecciones generales de noviembre de 2019, las elecciones al Parlament de Catalunya de febrero de 2021 y las elecciones a la Asamblea de Madrid del mismo año —cuando se redactó el informe aún no se habían celebrado las convocatorias de Castilla y León y Andalucía— entraba dentro de la categoría de contenido fabricado (100% falso, diseñado para engañar y dañar), engañoso (para incriminar a alguien o algo) o manipulado (manipulación de información o imágenes genuinas para engañar).

La experiencia recogida muestra que en la mayoría de ocasiones se trata de textos publicados en tuits, sistemas de mensajería instantánea (WhatsApp) o redes sociales, pero también capturas de pantalla de esos mismos contenidos. Aparecen además notas de voz y vídeos y fotos manipuladas o fuera de contexto.

La motivación del bulo está relacionada siempre con la política y casi siempre se dirige a desacreditar al gobierno, a un partido político o candidato y/o a la integridad y fiabilidad del propio sistema electoral, según el informe en poder del DSN.

Red estatal
En España, siguiendo las recomendaciones de la UE, funciona desde 2019 la llamada Red de Coordinación para la Seguridad en Procesos Electorales, aunque sólo se activa cuando hay elecciones convocadas. Entre sus competencias está garantizar el proceso electoral, proteger el uso de datos personales, establecer procedimientos frente al riesgo de ciberataques y combatir la desinformación en línea y las llamadas noticias falsas.

Esta red permitió dar respuesta rápida a algunas incidencias detectadas, como la caída de algunas webs institucionales, así como la detección de diversas actuaciones que podrían enmarcarse en el ámbito de la desinformación, pero cuya relevancia finalmente no se consideró de la entidad suficiente como para poner en marcha acción alguna, según el informe elaborado para el DSN.

Las propuestas para combatir las campañas de desinformación en procesos electorales que el Gobierno tiene encima de la mesa están agrupadas en función de su destinatario. Hay recomendaciones dirigidas a los partidos políticos, a la sociedad civil, a las plataformas, a los medios de comunicación, a la administración pública, a la Junta Electoral Central y al Congreso de los Diputados.

El informe parte de la base de que “la lucha contra la desinformación en los procesos electorales es una labor conjunta de la sociedad civil y los servidores públicos del Estado” que pasa por la colaboración de periodistas, plataformas digitales, organizaciones de la sociedad civil, verificadores de datos, académicos, partidos políticos y poderes públicos.

Y propone atacar el problema a partir de tres ideas básicas. La dos primeras son que la desinformación se combate con información y transparencia y que la educación cívica es el antídoto contra la desinformación. La tercera es que “ante campañas de desinformación cada vez más sofisticadas son necesarias medidas de prevención a través de la cooperación público-privada para detectar, prevenir y combatir los ataques durante las campañas electorales. Normas claras y procedimientos ágiles por parte de los poderes públicos, políticas de plataformas digitales con avanzadas metodologías de prevención contra las operaciones de influencia contra los ciudadanos y las instituciones; y un periodismo de calidad, riguroso y honesto”.

El informe propone al Gobierno la creación de un grupo de trabajo para el asesoramiento y el seguimiento en la lucha contra la desinformación electoral y varias reformas de la Ley Electoral para introducir herramientas de alfabetización mediática y vigilar campañas.

También han propuesto al Ejecutivo suprimir la prohibición de publicación de encuestas durante los últimos días de las campañas y extremar los requisitos para su difusión porque “la experiencia repetida” de multitud de procesos electorales señala que la información críticas sobre los sondeos (texto íntegro de las preguntas y número de personas que no responden entre otras cosas) “se publica de manera completa”.

Cambios legales
Los representantes de la sociedad civil consultados por el DSN apuestan también por reforzar la ley para impedir la publicación de “anuncios políticos digitales durante la jornada de reflexión” y desarrollar una nueva legislación sobre la publicidad electoral digital que incluya “una definición exhaustiva, coherente con las normas de la Unión Europea, y uniforme de lo que ha de considerarse como publicidad política digital”.

Hace falta además, subrayan, un registro de publicidad electoral que aúne en un sitio web, gestionado por la Administración electoral competente, un repositorio, de acceso fácil y libre, que permita ver todos los anuncios de carácter político publicados o emitidos en los distintos medios y plataformas digitales.

El informe propone igualmente reformar las competencias de la Junta Electoral para que pueda “recabar cuanta información y apoyo tecnológico precise de cualquier entidad, ya sea pública o privada”. Y que el Tribunal de Cuentas asuma facultades de control jurisdiccional y contable de las normas relativas a las cuentas y gastos electorales de las candidaturas, ampliando los mecanismos de transparencia y rendición de cuentas exigidos a las diferentes candidaturas y especificando y publicando en formato abierto los gastos realizados en publicidad electoral.

A los partidos políticos, los expertos consultados por el DSN les propone reforzar su seguridad digital, acordar un código de conducta contra la desinformación e “identificar debidamente toda publicidad electoral en cualquier medio o plataforma tecnológica, así como cualquier recurso pagado para persuadir al electorado como, por ejemplo, la contratación de personas influyentes (los llamados influencers)”.

También les exigen que cuando contraten un servicio de publicidad política digital proporcionen toda la información necesaria y veraz para que la plataforma cumpla con la ley y les recomiendan que, “en un ejercicio de transparencia, informen sobre las organizaciones o empresas contratadas para la creación, producción y gestión de la publicidad digital electoral”.

Las plataformas sociales tampoco se quedan al margen de las peticiones de los expertos. Entre las muchas recomendaciones que les hacen, les piden que distingan la publicidad política de cualquier otra, que etiqueten las cuentas automatizadas (bots), que contraten equipos específicos para combatir la desinformación en periodo electoral o que desarrollen herramientas para que lo usuarios puedan desactivar los anuncios electorales.

A los medios y a las organizaciones de verificación, el informe también les pone deberes. En primer lugar, haciendo “el esfuerzo por difundir y publicar la información relevante de la organización, haciéndola visible y accesible a todos los grupos de interés de manera íntegra y actualizada”, tal y como ya hacen algunos en la actualidad, entre ellos infoLibre. Los medios deben publicar “la información relevante sobre su propiedad, su gobierno y su información económica, así como la creación y divulgación de contenidos editoriales”.

También reclaman medidas de transparencia para “medios estatales extranjeros que operan en nuestro país a través de canales de TDT” obligándoles a advertir de su propiedad o de sus vínculos.

Este amplio y ambicioso catálogo de propuestas, que sigue en un cajón y para el que Gobierno se ha quedado prácticamente sin tiempo para implementarlas antes de las elecciones de mayo, fue redactado a petición del DSN bajo la coordinación del profesor de Comunicación Política de la Universidad de Navarra Jordi Rodríguez Virgili. Incluyen aportaciones de organizaciones de verificación (EFE verifica y Maldita.es), plataformas tecnológicas (Twitter, Meta, Microsoft) y organizaciones de periodistas (la Red de Colegios Profesionales, la Federación de Asociaciones de Radio y Televisión de España). También participaron la Plataforma en Defensa de la Libertad de Información, el Real Instituto Elcano, la Secretaría de Estado de Telecomunicaciones e Infraestructuras Digitales y académicos de las universidades Carlos III y Rey Juan Carlos de Madrid.

El Departamento de Seguridad Nacional evitó responder a las preguntas de infoLibre sobre este asunto.

Fuente: https://www.infolibre.es/politica/espana-asoma-ano-electoral-decisivo-haber-hecho-deberes-lucha-desinformacion_1_1370593.html