jueves, 30 de noviembre de 2023

¿No puedes dormir? Prueba esta alternativa a la medicación.

A person with long hair sits on a bed facing away from the camera with a blue eye mask next to them.
Credit...Tonje Thilesen for The New York Times
A person with long hair sits on a bed facing away from the camera with a blue eye mask next to them.
La terapia cognitivo-conductual se considera el tratamiento más eficaz para quienes continuamente tienen dificultades para conciliar el sueño o permanecer dormidos.

Aproximadamente uno de cada cuatro adultos en Estados Unidos desarrolla síntomas de insomnio cada año. En la mayoría de los casos, estos son pasajeros y tienen su origen en cosas como el estrés o alguna enfermedad, pero se calcula que uno de cada 10 adultos tiene insomnio crónico, lo que se define como la dificultad para conciliar el sueño o mantenerse dormidos al menos tres veces por semana durante tres meses o más.

La privación del sueño no solo genera problemas de salud física, sino que también puede afectar la mente. Por ejemplo, una encuesta reciente de la Fundación Nacional del Sueño reveló que existe una relación entre la mala salud del sueño y los síntomas de la depresión. Además, hay estudios que demuestran que la falta de sueño puede hacer que las personas sanas experimenten angustia y ansiedad. Por fortuna, existe un tratamiento bien estudiado y probado contra el insomnio que casi siempre funciona en ocho sesiones o menos: la terapia cognitivo conductual para el insomnio (TCC-I).

Si no es posible encontrar un especialista en TCC-I, en internet es sencillo acceder a las instrucciones para la TCC-I. Sin embargo, casi nunca es lo primero que prueba la gente, comentó Aric Prather, un investigador en el área del sueño en la Universidad de California, campus San Francisco, que se dedica a atender pacientes con insomnio.

Más bien, las personas casi siempre recurren a los medicamentos. Según una encuesta de 2020 de los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades, más del 8 por ciento de los adultos mencionaron tomar fármacos para dormir todos los días o la mayor parte de ellos para conciliar el sueño o mantenerse dormidos.

Algunos estudios han revelado que la TCC-I es tan eficaz como usar pastillas para dormir a corto plazo, y más eficaz a largo plazo. Los datos de los ensayos clínicos indican que hasta el 80 por ciento de las personas que prueban la TCC-I ven mejoría en su sueño, y la mayoría de los pacientes encuentran alivio en cuatro a ocho sesiones, incluso cuando han padecido insomnio durante décadas, señaló Philip Gehrman, director del laboratorio de Sueño, Neurobiología y Psicopatología de la Universidad de Pensilvania.

Las pastillas para dormir pueden acarrear algunos riesgos, sobre todo para los adultos mayores, quienes tal vez tengan algunas contrariedades como caídas, problemas de memoria o confusión como consecuencia del uso del medicamento. Por otro lado, la TCC-I se considera segura para adultos de cualquier edad; incluso puede adaptarse para usarse en niños.

¿Que es la TCC-I?

Mucha gente supone de manera equivocada que la TCC-I se enfoca por completo en la  higiene del sueño, es decir, las rutinas y el entorno adecuados para dormir bien, comentó Shelby Harris, una psicóloga que tiene su consulta privada en el área de la ciudad de Nueva York y se especializa en TCC-I.

Es verdad que en la TCC-I se usan una serie de tratamientos para contrarrestar las conductas que inhiben el sueño, como las siestas durante el día o el uso de dispositivos digitales antes de irse a dormir, y las sustituye por unas más eficaces, como despertar siempre a la misma hora. Pero también aborda la ansiedad y las creencias negativas acerca del sueño.

Gran parte del tiempo, el insomnio puede ocasionar la sensación de que el sueño se ha vuelto “impredecible y discontinuo”, señaló Prather. “Las personas con insomnio crónico todos los días piensan: ‘¿Cómo voy a dormir esta noche?’”.

La TCC-I les enseña a los pacientes diversas maneras de relajarse, como respiraciones profundas y meditación de conciencia plena, y les ayuda a formular expectativas realistas acerca de sus hábitos de sueño.

Es especialmente importante que las personas que padecen insomnio aprendan a ver su cama como un lugar para tener un sueño reparador y no la asocien con estar dando vueltas. A los pacientes que están bajo este tratamiento se les pide que, si no se duermen después de 20 o 30 minutos, se levanten de la cama y realicen alguna actividad tranquila con luz tenue que no tenga que ver con aparatos electrónicos. Además, se les dice que estén en la cama solo cuando estén adormilados o durmiendo.

“La TCC-I hace que el sueño sea más consolidado y que el paciente tarde menos tiempo en conciliar el sueño, lo cual es una gran ganancia para mucha gente”, explicó Harris.

¿Cómo encontramos a alguien que ofrezca esta terapia?
Los especialistas aconsejan que, si tienes problemas para dormir, consultes primero a tu médico de cabecera para descartar cualquier problema físico (como algún desequilibrio de la tiroides, dolor crónico o apnea del sueño) o psicológico (como depresión), que tal vez requiera un tratamiento distinto.

En Estados Unidos, puedes buscar a algún especialista que sea miembro de la Sociedad de Medicina Conductual del Sueño o recurrir al Directorio de Profesionales de TCC-I de Penn International. Quizás tu médico de cabecera te pueda dar alguna recomendación. Si recurres a algún directorio general de terapeutas en internet, como Psychology Today, ten cuidado con quienes afirman ofrecer tratamientos contra el insomnio pero que no tienen la formación específica en TCC-I, advirtió Harris.

Debido a que en Estados Unidos hay menos de 700 profesionales formados en medicina conductual del sueño, tal vez sea difícil encontrar a alguien que se especialice en TCC-I (sobre todo a alguien que trabaje con seguros de gastos médicos). Además, un estudio de 2016 reveló que estos especialistas están distribuidos de manera desigual: el 58 por ciento de ellos trabaja en 12 estados. La clínica donde trabaja Prather, por ejemplo, tiene una lista de espera de cientos de personas.

¿Se puede probar la TCC-I sin un proveedor médico? 
Una revisión de ensayos clínicos descubrió que los programas de TCC-I en línea autodirigidos eran tan eficaces como el asesoramiento TCC-I presencial. Si estás automotivado, existen varios recursos de bajo costo o gratuitos que pueden enseñarte los principios fundamentales.

Una opción es el programa de cinco semanas  Conquering Insomnia, cuyo precio oscila entre los 50 dólares que cuesta una guía en PDF y los 70 dólares de una versión que incluye técnicas de relajación en audio y retroalimentación sobre tu diario de sueño de Gregg Jacobs, el experto en insomnio y sueño que desarrolló el programa.

También puedes echar un vistazo a Insomnia Coach, una aplicación gratuita creada por el Departamento de Asuntos de los Veteranos de EE. UU. que cualquiera puede utilizar. Ofrece un plan de entrenamiento semanal guiado para ayudarte a controlar y mejorar el sueño; consejos para dormir; un diario de sueño interactivo; y comentarios personales.

Sleepio  es otra aplicación de buena reputación, según Harris. También hay recursos en línea gratuitos de la Academia Estadounidense de Medicina del Sueño y folletos educativos de los Institutos Nacionales de Salud, que incluyen un diario de sueño de muestra y una guía para un sueño saludable.

Y para los que prefieren evitar por completo la tecnología, más de un experto recomienda el libro de ejercicios Quiet Your Mind and Get to Sleep, de Colleen E. Carney y Rachel Manber.

Christina Caron es reportera de la sección Well y cubre salud mental y la intersección entre la cultura y la atención médica. Anteriormente, fue reportera de crianza, reportera de asignaciones generales y editora de estilo en el Times. Más de Christina Caron

La diferencia entre ‘deber’ y ‘deber de’ Ni Feijóo ni otros profesionales de la palabra hacen caso a las academias y a los libros escolares

Ni Feijóo ni otros profesionales de la palabra hacen caso a las academias y a los libros escolares

Alguien debe advertirle a Núñez Feijóo acerca de la diferencia en la lengua culta entre deber y deber de. Porque no debe de habérselo contado nadie.

Como indica el académico Diccionario Panhispánico de Dudas (2005), deber + infinitivo denota obligación: “Debo entrar a las ocho”. Mientras que si se añade la preposición de (deber de + infinitivo) significará probabilidad o suposición: “Debió de entrar a las ocho”.

Y así lo han explicado de antaño hasta hogaño libros de texto como Gramática y redacción, de Francisco Marsá (editorial De Gassó, año 1959; página 210); Gramática didáctica del español, de Leonardo Gómez Torrego (SM, 1997; 196); Lengua castellana y literatura (para tercero de la ESO; Cruïlla, 2002; 165) o Gramática y ortografía para la ESO (Santillana, 2004; 153).

El Esbozo de una Nueva Gramática, de la Academia Española (1973) resolvía a su vez: “La diferencia es muy expresiva y la Academia recomienda mantenerla” (página 448). Y antes, su Gramática de 1900 sentenciaba que para denotar obligación “es viciosa la interposición de la preposición de” (página 73; y página 55 en la edición de 1928).

No obstante, el Panhispánico acota hoy en día que la lengua culta admite también el sentido de conjetura sin incluir la preposición de (“debió salir por allí”); mientras que mantiene el rechazo a añadirla si se desea expresar obligación. Es decir, la lengua culta no admite el uso que le oímos con frecuencia a Feijóo.

Los filólogos actuales suelen explicar con tiento que una expresión “no pertenece a la norma culta”, “es vulgar” o “coloquial” o “popular” (en oposición a “culto”), que “no es académica”, o que se considera “poco elegante”… sin condenar tajantemente ninguna forma en términos generales, lo cual apoyamos. Años atrás se habría hablado sin más miramiento de expresiones “incorrectas” o “erróneas”.

El ya clásico Diccionario de dudas y dificultades de Manuel Seco (1995), por ejemplo, tilda de “no académico” el uso de deber (sin de) para expresar suposición, y tacha de “vulgar” el de deber de con el sentido de obligación, tan habitual en el político conservador.

El Diccionario del Español Actual (Seco, Andrés y Ramos, 1999; y también la versión en línea de 2023) califica la fórmula deber de para expresar obligación como “popular”; adjetivo con el que no podría disculparse Feijóo por su pertenencia al PP.

Y la Nueva Gramática (2009, apartado 28.6k) indica: “Para expresar obligación se recomienda la variante sin preposición”.

Pero ni Feijóo ni otros profesionales de la palabra atienden a estas corteses sugerencias que les permitirían expresarse con mayor precisión y elegancia.

El 29 de septiembre, le oímos en el debate de investidura: “Ustedes participan porque la ley se lo permite, deberían de cumplirla; “deberían de respetarlas”. Y al día siguiente: “No debería de ser una opción”; “el respeto mutuo debe de ser fundamental”, “el método de trabajo que debe de guiar la legislatura”; “un pacto que convierta al Senado en lo que debió de ser y no es”. Y el 3 de octubre: “Quien se postule como candidato debe de explicitar cuántos apoyos cuenta”... Por su parte, Yolanda Díaz también dijo, el 5 de octubre: “No debemos de caer en los debates nominalistas”; “no debo de hacer este tipo de valoraciones”.

Y más ejemplos habrá, sin duda; y de todos los colores. Por eso suplicamos a los políticos, ya que se pasan la vida en el uso de la palabra, que no desacrediten lo que miles de maestros explicaban aquellos días en los que ellos faltaron a clase.

Galletas de jengibre suecas

Hay poco bien en cualquier galleta navideña excepto el pensamiento detrás de ella. Esto puede ser doblemente cierto en el caso de las galletas de jengibre suecas, una receta que he apreciado durante años, pero a menudo siento que debería venir con una advertencia especial. El ingrediente principal de un lote de galletas de jengibre suecas, el que realmente funciona, es ¾ de taza de grasa de tocino. Hoy en día nunca se puede estar demasiado seguro de lo que la gente se permitirá disfrutar. Sus ideas sobre lo que es bueno para ellos pueden estar circunscritas a su educación, su religión o su proximidad a un cerdo. Sin embargo, sospecho que la cocinera sueca que ideó esta receta simplemente se sintió inhibida por su despensa. Tenía una cacerola con grasa y un poco más de azúcar y especias, e hizo una galleta fina y marrón que sabía dulcemente a hum
Swedish Ginger Cookies
Erwan Frotin for The New York Times. Food Stylist: Liza Jernow.
INGREDIENTES
¾ taza de grasa de tocino, enfriada (de 1½ a 2 libras de tocino Oscar Mayer) 
1 taza de azúcar, más ¼ de taza para espolvorear las galletas 
4 cucharadas de melaza oscura 
1 huevo grande 
2 tazas de harina para todo uso 
1½ cucharaditas de sal kosher 
2 cucharadas de bicarbonato de sodio 
1 cucharadita de jengibre molido 
1 cucharadita de clavo molido 
1 cucharadita de canela molida.  

Agregue a su lista de compras 
Guía de sustitución de ingredientes 
Información nutricional 

PREPARACIÓN 

Paso 1. Precalentar el horno a 350 grados. Línea dos bandejas para hornear con papel pergamino. 

Paso 2. En un procesador de alimentos equipado con una cuchilla de metal, combine todos los ingredientes. Girar hasta que se forme una masa. 

Paso 3. Enfriar la masa en el frigorífico durante unas horas. Deje caer la masa en trozos de 1 cucharada en una bandeja para hornear galletas, forme bolas, enrolle en azúcar, separe a 2 pulgadas de distancia y presione hasta quedar plana con los dedos. Hornee en el horno durante unos 10-12 minutos hasta que se dore. Deje enfriar en una bandeja para hornear durante unos minutos, luego transfiéralo a una rejilla para hornear para terminar de enfriar.

miércoles, 29 de noviembre de 2023

EJERCÍCIO FÍSICO Cómo moverse más y mejor, según uno de los mayores expertos del mundo en ejercicio.

Ejercicio físico
Un grupo de mujeres se ejercita en un gimnasio.
Gray Cook, autor del libro ‘El negocio del movimiento’ explica que “moverse bien” es poder realizar las <<actividades diarias cotidianas, de ocio y trabajo sin dolor.

Mucha gente piensa que los ejercicios que se realizan en una sala de entrenamiento son un fin en sí mismos, cuando la realidad es que son un medio para poder realizar acciones de nuestro día a día. Subir una escalera, levantarse de una silla, recoger algún objeto que se cae al suelo, cargar las bolsas de la compra, caminar lo que sea necesario para poder visitar una ciudad, correr tras un autobús… Todos esos actos implican movimiento. Pero, ¿qué sucede cuando nuestro cuerpo nos limita a la hora de ejecutar estas actividades?

Movernos bien podría ser clave para evitar que aparezcan molestias y dolores. Los estudios muestran como el riesgo de una lesión puede aumentar con patrones de movimiento de baja calidad, poco nivel de flexibilidad y lesiones previas. Gray Cook, autor del libro El negocio del movimiento, cofundador del Functional Movement Systems (FMS), es fisioterapeuta y uno de los mayores expertos a nivel mundial en materia de ejercicio.

Capacidad y libertad

“Para mí, moverse bien es, ante todo, poder realizar mis actividades diarias cotidianas, de ocio y trabajo sin dolor. No espero que siempre puedan hacerse cómodamente, porque a veces entrenamos hasta la extenuación y podemos quedarnos bloqueados en ciertas posturas más tiempo de lo que nos gustaría. Pero en su mayor parte, se debería poder pasar el día sin dolor al ponernos en cierta posición o al hacer un cierto patrón de movimiento”, señala Cook. “En segundo lugar, debería tener la libertad y la comodidad de hacer la mayoría de las cosas de diferentes maneras”, añade.

El especialista en biomecánica habla de la importancia de entender que los comportamientos humanos tienen patrones predecibles. “Nos llevan a buenos o malos lugares. Moverse bien es evitarlos, ser consciente y protegerse. Cuando se encuentra con ellos, darse cuenta y corregirse a sí mismo. Tienen tanto que ver con la modificación del comportamiento como con los productos y servicios que pudiera comprar o consumir”, admite.

Ante esto, la pregunta es: ¿Por qué nos moveríamos mal? La forma en la que respiramos, dormimos, comemos, en la que adoptamos hábitos desfavorables es lo que el experto llamaría actividades “miopes o unilaterales”. En términos dietéticos, sería como comer las mismas dos verduras durante toda la vida en vez de descubrir los beneficios de la variedad. Sobreentrenamos o subentrenamos. Trabajamos de más o de menos. “Nos sobre-recuperamos o nos sub-recuperamos”, comenta Cook. Lo primero que deberíamos hacer para tener la oportunidad de movernos correctamente, según este especialista, pasaría por “no destruir nuestros ciclos naturales, es decir, las cosas que ocurren marcadas por nuestro reloj como la frecuencia respiratoria, la forma en que consumimos energía, descansamos y nos recuperamos; la manera de manejar las cargas de entrenamiento y los patrones. Y las posturas”.

¿Qué pueden hacer por la salud mental unos minutos de carrera moderada?
Solo conociendo sus cartas, podrá jugarlas de la mejor manera posible. Muchas veces el ímpetu por empezar a entrenar o el desconocimiento puede llevar a los usuarios a comenzar a edificar la casa por el tejado, utilizar atajos y evitar dedicar tiempo a construir unos buenos cimientos que sostengan su construcción. La evaluación del movimiento sería esa base, el punto de partida para conocer cómo se mueve y, a partir de la misma, comenzar a realizar un plan para moverse mejor. El consejo de Cook es: “No asuma que necesita ejercicio y no suponga que tiene un problema médico. Deje que una evaluación basada en datos y años de experiencia le diga cuál es su punto más débil, porque trabajar en cualquier otra parte del movimiento, puede no ser la mejor decisión para su enfoque y esfuerzo”.

El dolor

Imagine que se va a cargar su mochila para ir al trabajo, siente molestias en la columna. El dolor puede ser es un condicionante de los trastornos del movimiento. Tal y como explica Cook: “Hay dos tipos de movimientos que pueden hacer daño fácilmente: un movimiento normal en una estructura defectuosa (como una fractura o un esguince de ligamento) o un movimiento excesivo en una estructura normal (que podría -¿s<er velocidad, impacto, rango o torsión). El dolor agudo evita que se mueva de una forma en la que pueda causarse más daño. Pero el dolor crónico puede ser una señal distorsionada de que se amplifica o suprime y debe ser investigado, porque está enraizado en el propio comportamiento del movimiento”.

El equipo de trabajo de Cook se dio cuenta de que el dolor puede dictar el comportamiento del movimiento y alterarlo de muchas maneras, tanto como un mensajero subconsciente como un interruptor de pensamiento consciente. Por lo que, tal y como admite el especialista, “debemos eliminar el dolor de la mesa y nunca responder preguntas sobre ejercicios o terapia sin una evaluación completa en cuanto a la fuente, zona y disfunciones asociadas. Esto nos permitirá realizar una valoración de factores de riesgo para demostrar todas las cosas que el paciente o atleta podrían hacer mejor en su autocuidado, a la hora de facilitar el proceso de rehabilitación y eliminar el riesgo de recaída en el futuro, que obviamente está presente durante esta etapa”.

Ejercicios

En los gimnasios se pueden ver muchos ejercicios asombrosos, pero a la hora de entrenar, ¿qué gestos ayudarían a moverse mejor? “En términos simples, cualquier ejercicio que le permita subir y bajar del suelo de una manera más suave, fácil, organizada, con más opciones y facilidad sería bueno”, dice el experto. La mayoría de las personas intentan correr, escalar, nadar, levantar cosas, lanzar o patear cosas mejor. Pero si esa búsqueda hace que les resulte más lento levantarse y bajarse del suelo; reduce sus opciones para hacerlo, entonces significa que han renunciado a la función en favor de la habilidad. La función, en realidad, es la base de la habilidad. O como explica Cook: “Mantener la habilidad eficiente y funcional, alimenta la consistencia y e-sto a su vez refuerza el aprendizaje motor. Entonces, debemos mantener las funciones. Esos cambios funcionales de posición que nos levantan y nos bajan al suelo son la columna vertebral del conocimiento en la evaluación del movimiento funcional”.

Primero, estabilidad

¿Sería capaz de agacharse completamente para recoger un bolígrafo sin caerse después al suelo? Según Cook, la movilidad es lo primero. La estabilidad viene en segundo lugar. Y los patrones de movimiento vienen en tercero. “Así es como sucede en el neurodesarrollo y es como necesitamos reorganizar el sistema. Pero eso no implica que debamos comenzar cada entrenamiento con un estiramiento: simplemente que la movilidad representa la libertad de movimiento. Si eso no es posible, estaríamos ante un “problema de movilidad”, aunque se mejore tanto un buen descanso nocturno como con masajes o estiramientos. La falta de libertad es un problema de movilidad. Mientras que, si la libertad es buena, pero el movimiento es malo, entonces debemos asumir que se trata de un problema de estabilidad o control.

El ambiente -muchos trabajos requieren largas jornadas en una silla frente a un ordenador- puede empujarle hacia el sedentarismo y sus riesgos, entre ellos el dolor articular. Ponerle freno, implicaría conocer cómo es su movimiento, evaluarlo y aumentarlo. El ser humano está diseñado para saltar, correr, agacharse, levantarse; no para pasar ocho o diez horas sentado. El movimiento es vida.

De la teoría a la práctica

1. Conózcase. La evaluación previa del movimiento por parte de un profesional cualificado le ayudará a comprender cuál es el problema, dirigir el trabajo por los caminos más productivos para crecer, mantener y sostener un buen movimiento, independientemente de su problema y ritmo de mejora. Consumir aleatoriamente un programa de ejercicio sin conocer el resultado de su evaluación de movimientos solo le costará tiempo y resultados.

 2. Calentar es clave. Tal y como explica Gray Cook, “es importante calentar antes del entrenamiento, porque si alguien pudiera mejorar su estado de preparación en un uno o dos por ciento, eso podría significar la diferencia entre una buena sesión y una mala sesión de entrenamiento, entre un día de ejercicio excelente o uno normalito, entre una competición corriente o una excelente”. Por tanto, el estado de preparación tiene su importancia, ya sea que estemos entrenando, pasando un día normal o compitiendo. Pero debe revisar su calentamiento para ver si realmente mejora su estado de preparación. Su estado de preparación mejora su facilidad para adoptar y deshacer posiciones y posturas. Y también, por lo general, mejora su equilibrio, porque está haciendo que su cuerpo organice sus señales, su sistema de recepción y su respuesta con movimiento de una manera más refinada.

3. Fíjese en cómo trabajan los mejores. Gray Cook ha publicado tres calentamientos con movimientos diferentes en YouTube llamados flows (flujos). Uno se dirige a la movilidad, las caderas, los tobillos y la parte superior de la espalda, el lugar donde ocurren los problemas de movilidad más frecuentes.

Cranberry Lemon Bars

Cranberry Lemon Bars

 

Los arándanos que se cocinan rápidamente para convertirlos en mermelada añaden un llamativo color magenta y una acidez compleja a estas barras de limón de dos tonos. Una fina capa del clásico relleno de limón cubre la mezcla de arándanos como si fuera un glaseado, y la ralladura de limón hervida con las bayas refleja el sabor cítrico de la superficie a limón. (Su pectina también espesa la mermelada). Para lograr una corteza resistente que no sea dura, se mezcla mantequilla derretida con una mezcla de harina y simplemente se coloca en la sartén. Esa base de galleta de vainilla, generosamente salada para equilibrar el dulzor picante de la parte superior, sale crujiente y se mantiene bien incluso cuando las barras se conservan en el refrigerador hasta por cinco días.

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  INGREDIENTES Rinde: 2 docenas de barras PARA LA CAPA DE ARÁNDANO
1 bolsa (12 onzas/340 gramos) de arándanos rojos frescos o congelados ¾ taza/
150 gramos de azúcar granulada
2 a 3 limones grandes

PARA LA CORTEZA
Aerosol antiadherente para cocinar 1½ tazas/
190 gramos de harina para todo uso ⅓ taza/
65 gramos de azúcar granulada
1 cucharadita de sal marina fina
1 cucharadita de extracto de vainilla
¾ taza/170 gramos de mantequilla sin sal (1½ barra), derretida y enfriada

PARA LA CAPA DE LIMÓN 1taza/
200 gramos de azúcar granulada
¼ de taza/30 gramos de harina para todo uso
⅛cucharadita de sal marina fina
3 huevos grandes, a temperatura ambiente Azúcar glass (opcional)
  Agregue el ingrediente a su lista de compras
Guía de sustitución Información nutricional
 

PREPARACIÓN
Paso 1
Comience a preparar la capa de arándanos: combine los arándanos, el azúcar y 3 cucharadas de agua en una cacerola mediana. Ralla 2 limones directamente en la cacerola; reserva los limones. Llevar a ebullición a fuego medio-alto, revolviendo ocasionalmente. Continúe hirviendo, revolviendo ocasionalmente, hasta que las bayas revienten y la mezcla esté espesa, de 7 a 9 minutos. Retirar del fuego y reservar.

Paso 2
Haga la corteza: Caliente el horno a 350 grados. Cubra el fondo y los lados de un molde para hornear de 9 por 13 pulgadas con una hoja grande de papel de aluminio pesado, asegurándose de que no queden espacios ni agujeros, luego cubra generosamente con aceite en aerosol.

Paso 3
Batir la harina, el azúcar y la sal en un tazón mediano. Batir la vainilla con la mantequilla y luego verter sobre la mezcla de harina. Revuelva hasta que la masa forme una masa. Presione hasta formar una capa uniforme en el molde preparado. Hornee hasta que estén dorados en los bordes y secos y dorados por encima, de 17 a 20 minutos.

Etapa 4
Mientras se hornea la corteza, comience a preparar la capa de limón: exprima el jugo de los 2 limones rallados reservados. Deberías tener ½ taza. Exprime el jugo de otro limón, si es necesario.

Paso 5
Batir el azúcar, la harina y la sal en un tazón mediano. Agrega los huevos y bate suavemente hasta que se incorporen. Agregue el jugo de limón y revuelva suavemente con el batidor hasta que quede suave.

Paso 6
Deje que la corteza se enfríe durante 5 minutos, luego esparza la mezcla de arándanos uniformemente sobre la corteza. Con cuidado y lentamente vierte la mezcla de limón encima para crear dos capas distintas.

Paso 7
Regrese el molde al horno y hornee hasta que el relleno esté listo, de 18 a 22 minutos. Deje enfriar completamente en la sartén sobre una rejilla, luego refrigere hasta que esté frío y firme, al menos 2 horas. Usando el papel de aluminio, deslice las barras fuera del molde y colóquelas en una tabla de cortar. Córtelo en 24 cuadrados, limpiando el cuchillo entre cortes para obtener rebanadas limpias. Si lo desea, tamice el azúcar glas por encima justo antes de servir.

ALCOHOL. La paradoja de los abstemios: son más sedentarios, tienen peor salud y mueren más.

La mayor tasa de fallecimientos entre quienes no consumen alcohol, esgrimida a menudo por la industria, se debe a otros problemas de salud. Los investigadores tienen dificultades para encontrar grupos poblacionales que no beban jamás y no hayan sido alcohólicos ni sufran enfermedades

La industria del alcohol lleva años usando en su beneficio una paradoja que no ha dejado de repetirse durante décadas en los estudios: las personas que aseguran no beber jamás tienen mayores tasas de mortalidad que quienes lo hacen ocasionalmente o en pequeñas cantidades. Ha sido parte del argumento para defender que un poco de vino o de cerveza cada día es beneficioso. Hace tiempo que se conoce que no viven menos (de promedio) por no beber, sino por otros problemas de salud. El mayor estudio sobre alcohol y mortalidad en España, que se publicará en pocas semanas y fue presentado a principios mes en el congreso de la Sociedad Española de Epidemiología, ahonda en esta aparente contradicción de los abstemios.

Como la mayoría de las investigaciones sobre el tema, si se traza un gráfico en el que la línea horizontal es el consumo de alcohol y la vertical, la mortalidad, sale algo parecido a una jota ladeada. Los que no beben nada mueren más (a mismo rango de edad), la curva baja ligeramente para llegar a los que reportan un consumo moderado y, a partir de ahí, cuando se pasa de 20 gramos diarios (dos cervezas lo superan), va subiendo de forma prácticamente lineal a medida que la ingesta alcohólica se incrementa. El problema, dice Iñaki Galán, epidemiólogo del Instituto de Salud Carlos III y autor principal del estudio, es que los supuestos abstemios “son muy mal grupo de referencia, es una población muy seleccionada que no resulta representativa”.

Muy a menudo, los que dicen no beber jamás realmente sí bebían, hasta el punto de padecer alcoholismo, y lo dejaron radicalmente para superar la adicción. O tienen problemas de salud distintos, y no ingieren alcohol precisamente por ellos. Entre quienes se dicen abstemios ―un 24% de los mayores de 15 años no lo ha probado en los últimos 12 meses, según la Encuesta sobre Alcohol y Otras Drogas en España (EDADES)―, hay más enfermedades crónicas de base, mayor sedentarismo, son mayoritariamente mujeres y no fumadoras, indica Galán.

Elsa (que prefiere no dar su verdadero nombre), de 49 años, es una de esas personas que no beben por un problema de salud. Cuando tenía 19 años le diagnosticaron epilepsia y le recomendaron que no tomara ninguna sustancia psicoactiva. “No me costó trabajo dejar de beber porque tampoco cogía unas borracheras tremendas, no me he caído redonda ni he vomitado en mi vida. Nunca he pasado de ponerme muy contenta. Además, luego tuve una hemorragia cerebral y cada vez que me siento rara, como cuando estoy achispada, me asusto. Así que no me compensa nada tomar alcohol”, relata.

En España hay muy pocos abstemios que lo sean si no se dan situaciones parecidas a estas, y no existen estudios que permitan comparar su estado de salud o su mortalidad con personas que sí beben. Además, aunque está muy acreditado su daño sobre el organismo, no se ha analizado tanto cómo afecta a lo largo del tiempo como se ha hecho con otras sustancias dañinas, como puede ser el tabaco.

Para comparar la mortalidad del alcohol, dice Galán, el mejor grupo de referencia es el de los bebedores ocasionales que prácticamente no lo prueban, que lo hacen unas pocas veces al año, en celebraciones puntuales, y en muy poca cantidad. “Consumen de forma tan infrecuente que no se produce un efecto biológico del alcohol. Este grupo, que bebe una vez al mes o menos, sí es representativo de la población”. Y aquí se comprueba que beber alcohol no aporta ningún beneficio con respecto a la mortalidad. Desaparece esa supuesta ventaja de los que ingieren pocas cantidades con respecto a los que no lo prueban.
Máquinas expendedoras de zumos azucarados, refrescos y bebidas energéticas en una puerta de la Universidad de Sevilla. Máquinas expendedoras de zumos azucarados, refrescos y bebidas energéticas en una puerta de la Universidad de Sevilla.
PACO PUENTES
Ese grupo es el que menor mortalidad presenta, pero está prácticamente a la par que quienes beben entre 0 y 10 gramos de alcohol al día y el siguiente, de 10 a 20 gramos (una lata de cerveza contiene unos 12 gramos, lo mismo que una copa de vino). Estas conclusiones específicas para España gracias a la comparación de grandes cohortes poblacionales son muy similares a las de un gran estudio internacional publicado este mismo año en la revista JAMA.

Ambas investigaciones dejan claro que, a más alcohol, más mortalidad, aunque en pequeñas cantidades prácticamente no sube. Esto puede dar la sensación de que beber un poco a diario no es dañino. La industria del alcohol se ha ocupado de hacerlo así creer y casi un 20% de los que lo hacen da como una de las razones que es saludable, una proporción que va en aumento en los últimos años, según EDADES. Pero el alcohol no es inocuo. Los hepatólogos insisten en que si se consume diariamente, aun en pequeñas cantidades, se puede acabar desarrollando enfermedades como el hígado graso. Además, se trata de una sustancia tóxica que aumenta el riesgo de cáncer y su potencial adictivo conlleva un riesgo de empezar con dosis moderadas y acabar multiplicando su ingesta.

Lo que no está claro es cuáles son los riesgos para la salud años después de haber bebido. “Sabemos con total seguridad que dejarlo reduce el peligro, pero por desgracia no está cuantificado exactamente en qué medida”, señala Miguel Marcos, coordinador del grupo de Alcohol y Otras Drogas de la Sociedad Española de Medicina Interna (SEMI). Cuando el consumo es muy elevado, existen efectos secundarios que pueden ser irreversibles: “El que más se puede mantener en el tiempo es el daño hepático. Una vez que se ha llegado a la fibrosis, parte del perjuicio se mantiene. Y lo mejor que se puede hacer es dejarlo para comenzar la regeneración. Otro es el deterioro cognitivo y cerebral asociado al alcohol”.

El estigma del abstemio
No beber en una sociedad con el alcohol tan arraigado no siempre es sencillo. “Hay mucha presión social. La gente no entiende que te lo puedas pasar bien”, confiesa Elsa. Lo mismo le sucede a Vicente Prieto, de 55 años. Él no consume alcohol porque cuando lo probó de joven no le gustó el sabor. Y no vio la necesidad de seguir intentándolo. Ha vivido esa misma presión, que es más fuerte en la juventud, pero que nunca cesa. “Ahora que paso de los 50, estoy en comidas de trabajo, con jefes, y muchas veces me tengo que inventar que estoy tomando algún medicamento para justificar que no pruebo el vino o la cerveza”, asegura.

Se repite una pregunta que, por más que le hacen, no deja de desconcertarle:

—¿Me vas a dejar beber solo?

—No, no estás solo, yo estoy aquí contigo, solo que en lugar de una cerveza, me voy a beber una cocacola o un agua con gas.

Esas elecciones son a menudo motivo de mofa. “Estoy harto de oír: ‘Hoy vienes fuerte’, o cosas similares cuando pido un refresco”, asegura. Y opina que detrás de eso realmente hay un sentimiento de culpabilidad. “Yo creo que son personas que saben que beber no es bueno para su salud y se sienten más cómodos si no lo hacen solos. A mí me parece estupendo que tomen alcohol, yo también como de vez en cuando churros o pasteles, y sé que no son saludables. Pero igual que no le digo a nadie qué beber, me gustaría que no me lo dijeran a mí”.

La integración en el grupo es uno de los grandes motivos para comenzar a beber en los adolescentes y el alcohol está todavía muy arraigada (el 74% de los que tienen entre 14 y 18 ha bebido alguna vez y más de la mitad lo ha hecho en el último mes), pero su consumo lleva tres décadas en descenso. Quizás en las siguientes generaciones el estigma se vaya diluyendo, y si hay más abstemios sanos, desaparezca también la paradoja en la mortalidad.

martes, 28 de noviembre de 2023

De los ceniceros a la taroterapia.

Este mundo inexplicable funciona gracias a las aplicaciones tecnológicas del conocimiento científico más avanzado, pero cada vez más personas exhiben con orgullo su recelo o su abierto desprecio a la ciencia.

La nueva vida municipal española abarca tareas inusitadas, algunas de ellas de máxima urgencia, como devolver al tráfico calles recién dedicadas al uso prioritario de los caminantes o reventar con excavadoras carriles-bici que atentaban contra la sagrada libertad de circular en coche. No hay límites para el activismo de concejales recién llegados a sus cargos. Uno de ellos, precisamente de Sanidad, ha salido a las calles de Valladolid a repartir 7.500 ceniceros, en una campaña patrocinada por una llamada Mesa del Tabaco, en cuya página web se explican los múltiples beneficios sociales y económicos de ese producto, que aporta 9.000 millones al año en impuestos, y del que, según dicen, viven 53.000 personas en España. Lástima que por el tabaco mueran tantas personas como las que viven de él y que el coste del tabaquismo y sus secuelas para el sistema sanitario sea el triple de los ingresos fiscales que produce. El concejal de Sanidad de Valladolid sonríe publicitariamente con sus ceniceros, flanqueado por unas azafatas, y es probable que además del humo del tabaco inhale y celebre con orgullo el de la gasolina, igual de beneficioso para la salud, según la prontitud con que los ayuntamientos gobernados por la derecha y la extrema derecha están eliminando las ya escasas limitaciones al tráfico privado en las ciudades. Las muertes por efecto de la contaminación del aire son todavía más numerosas en el mundo que las derivadas del tabaco, pero esas cifras, certificadas por organismos internacionales del máximo rigor, no afectan a los adalides de la derecha municipal española, que se ha afiliado al oscurantismo anticientífico de los extremistas republicanos en Estados Unidos, según contaba hace unos días Javier Salas en estas páginas.

“La ciencia oficial no lo explica todo”, aseguraban con misterio los expertos en ocultismo de nuestra ignorante juventud, los ufólogos y parapsicólogos y astrólogos que nos adivinaban el carácter según la conjunción de los astros en nuestro nacimiento y nos leían el porvenir en la palma de la mano. La ciencia oficial no explicaba que algunos aviones desaparecieran sin rastro en el triángulo de las Bermudas y que en ciertos bajorrelieves mayas, igual que en numerosos pasajes de la Biblia, se encontraran pruebas indudables de las visitas de naves extraterrestres. Algo fundamental permanecía oculto: cadáveres congelados de alienígenas en un laboratorio de Arizona; fotografías y documentos clasificados como de máximo secreto en los archivos del Pentágono. Javier Salas atribuye a la derecha la primacía del oscurantismo, pero hubo épocas no lejanas en las que la negación de la ciencia y del pensamiento racional eran fomentadas también por una confusa actitud alternativa, un rechazo contracultural de todo lo que pareciera establecido y ortodoxo. Hemos asistido, embarazosamente, a conatos de viajes astrales bajo los efectos del hachís y los letargos sinfónicos de Pink Floyd, y hemos tenido amigos que a la beata admiración de todo lo que pareciera artesanía originaria o misticismo tribal sumaban el estudio y la práctica del tarot.

Precisamente, el tarot es otra de las disciplinas que han merecido la protección de la derecha municipal española. Un organismo del Ayuntamiento de Alicante llamado Escuela de Talento Femenino estuvo ofreciendo hasta hace unos días un “taller de tarot para el éxito empresarial”, impartido por Almudena Polo, fundadora de Al(mu)Quimia Terapias Holísticas, y también, según sus propias palabras, “taroterapeuta y coach estratégico”. Me acuerdo de los escaparates con luces rosadas o rojizas y cortinajes prometedores de las adivinas echadoras de cartas en el Greenwich Village de Nueva York. Mujer de su tiempo, Almudena, o Al(mu)Quimia, atiende por WhatsApp o videollamada, pero esa distancia tecnológica no disminuye la eficacia de sus taroterapias: “Ahora podrás disfrutar de una experiencia más personalizada y cercana de nuestras lecturas”. Tristemente, un concejal de la oposición, empujado sin duda por el resentimiento de los perdedores, levantó la liebre sobre el taller para el éxito empresarial a través del tarot, y el Ayuntamiento de Alicante se ha visto obligado a cancelarlo.

Este es un mundo inexplicable que se ha levantado y funciona a cada momento y en cada aspecto de la vida gracias a las aplicaciones tecnológicas del conocimiento científico más avanzado, pero en el que cada vez más personas exhiben con orgullo su recelo o su abierto desprecio a la ciencia. No se fían del consejo de un médico o de la predicción de un meteorólogo, pero sí de las conjeturas de una adivina sobre el porvenir escrito en las estrellas, o en las líneas de la mano, o en las figuras de un mazo de naipes. Lamentamos con razón que el deterioro de la enseñanza de las humanidades y las ciencias entorpece el ejercicio de la racionalidad y el espíritu crítico, pero me temo que el problema más grave no es la ignorancia, sino la predisposición humana a no mirar las cosas tal como son si esa mirada contradice las creencias o incomoda la pura poltronería de quien no está dispuesto a saber ni a cambiar.

La razón es más frágil de lo que parece. La inteligencia no se extiende por igual en todas direcciones. Vemos en nosotros mismos que podemos ser en unas cosas lúcidos y juiciosos y en otras romos o desastrosamente impulsivos. Don Quijote es un hombre sosegado y sensato hasta el momento en el que se le mencionan los disparates de la caballería andante. Queremos pensar que la superstición y el fanatismo religioso son propios de personas ignorantes, pero sabemos de científicos que pasan sin esfuerzo del rigor experimental al rezo del rosario, y de ingenieros formados en las mejores universidades alemanas que en septiembre de 2001 se inmolaron a sí mismos en el nombre de Dios pilotando dos aviones llenos de pasajeros contra las Torres Gemelas. El conocimiento, a diferencia de la fe y de las lecturas de la tarotista Al (mu) Quimia, no puede ser “personalizado y cercano”: las constelaciones en el cielo nocturno no tratan de ti; la Historia, estudiada en serio, no le da a nadie alegrías patrióticas; cualquiera que prometa el paraíso, o el cumplimiento inminente de necesidades y deseos, está mintiendo y es peligroso; el talento no es gratuito ni instantáneo, ni depende de las ganas o de la voluntad, y ni siquiera está garantizado por el esfuerzo; no basta desear algo para poder alcanzarlo; no se puede tener todo, entre otras cosas porque, como indicó Isaiah Berlin, dos fines igualmente deseables y justos pueden a veces ser incompatibles entre sí.

Javier Salas cita en su reportaje estudios según los cuales, dice, “la cosmovisión derechista choca con el propio sistema científico”, pero yo tengo la impresión de que el mal está bastante más repartido. No hay extremismo político ni ceguera ideológica ni pasión narcisista individual o colectiva que estén dispuestos a aceptar los límites que la realidad, las leyes naturales y el sentido común imponen a su delirio. Teóricos universitarios de gran sofisticación y presunto progresismo aseguran que no existen hechos ni datos objetivos, sino tan solo figuraciones variables, “constructos culturales”, por usar la jerga depravada en la que trafican. Pero lo más peligroso del oscurantismo y de la sublevación contra la ciencia, del negacionismo climático, de la irresponsabilidad sobre el tabaco, no son unos botarates que regalan ceniceros por la calle o que promueven cursos de tarot para mujeres empresarias: el enemigo último y verdadero de la ciencia son los poderes económicos, poderes económicos, perfectamente adiestrados en el saber científico y en el dominio de la tecnología, que compran conciencias, financian campañas, corrompen a dirigentes políticos y siembran la ignorancia para seguir multiplicando beneficios inmensos a costa de volver inhabitable este mundo.


Sustituir el consumo de carne procesada por frutos secos reduce en un 27% los riesgos cardiovasculares

Un metaanálisis de 37 estudios pone cifras al coste que asumimos al abusar de productos de origen animal. El estudio es especialmente concluyente con la carne roja y la procesada

Si somos lo que comemos, más nos valdría ser un puñado de nueces y un aguacate. Consumir este tipo de productos, en lugar de otros de origen animal, reduce los riesgos de muerte y problemas de salud como enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2. Es la conclusión de una revisión sistemática, publicada este jueves en la revista BMC Medicine. La idea no es nueva, pero sí contundente, pues resume y armoniza la literatura científica anterior. Para hacerlo se han analizado los hallazgos de 37 publicaciones, subrayando la importancia de sustituir una dieta con más importancia de alimentos animales hacia una con más presencia vegetal. “Esto no significa necesariamente eliminar todos los productos animales de la dieta”, matiza Sabrina Schlesinger, autora del estudio y doctora en el DDC, el Centro Alemán de Diabetes. No se trata de hacerse vegano, sino de limitar el consumo animal, especialmente de carne roja y procesada.

El equipo de Schlesinger comprobó que la incidencia general de enfermedades cardiovasculares se redujo en un 27% cuando las personas sustituyeron 50 gramos de carne procesada (como embutidos, hamburguesas o salchichas) por entre 28 y 50 gramos de nueces al día. Cambiarla por legumbres también se asoció con una reducción de las enfermedades cardiovasculares, aunque en menor medida, en un 23%. En los últimos años, se ha puesto en entredicho el consumo de carnes procesadas. En 2015, la Organización Mundial de la Salud (OMS) consideró que este tipo de alimentos era “carcinógeno para los humanos” y lo incluyó en el grupo de sustancias más peligrosas para la salud. La decisión fue muy controvertida, pero desde entonces la evidencia científica ha ido poniendo en entredicho el abuso del consumo de este tipo de productos.

El actual estudio habla, en general, de productos de origen animal, pero al bajar a la letra pequeña, se comprueba que no todos tienen los mismos efectos sobre la salud. Reemplazar las aves, el pescado o los mariscos con nueces o legumbres no demostró reducir el riesgo de enfermedad cardiovascular de forma evidente. El estudio también quiso averiguar si sustituir lácteos por sucedáneos veganos de soja y similares tendría algún efecto. “Sin embargo, nuestros resultados carecieron de asociaciones claras, dada la escasa disponibilidad de estudios sobre esta cuestión específica”, lamenta la doctora Schlesinger.

Manuel Moñino, presidente del Consejo General de Dietistas-Nutricionistas y ajeno al trabajo, señala que este “profundiza en lo que ya se sabía” y recuerda que reducir no significa eliminar. “La dieta mediterránea es el patrón que mejores resultados de salud ha demostrado, y es una dieta que es rica en alimentos frescos de origen vegetal y que, además, incluye en cantidades reducidas o moderadas otros de origen animal”, señala. Más que fijarse en el detalle sobre cómo impacta cada una de las sustituciones en la salud cardiovascular, el experto cree que “en nuestro contexto cultural y gastronómico, lo que hay que hacer es mejorar la adherencia a la dieta mediterránea”.

Hace unos años la Asociación Estadounidense del Corazón hizo una clasificación de las mejores dietas para este órgano y efectivamente, la mediterránea estaba en el podio, solo después de la dieta DASH (baja en sal y alta en frutas, vegetales, granos integrales, lácteos bajos en grasas y proteínas magras). Les seguían la pescetariana, en la que la proteína solo procede de pescados y mariscos, y la vegetariana, que admite huevos y lácteos. Todas estas dietas sanas tienen en común la abundancia de frutas y verduras y cereales integrales, aunque no sean estrictamente veganas. “Los patrones de alimentación ricos en carnes rojas y procesadas se asocian con un mayor consumo de grasas saturadas y sal”, explica Moñino, “dos elementos clave en el incremento de riesgo cardiovascular, en especial, la dislipemia [la alteración de los niveles de grasas, colesterol y triglicéridos, fundamentalmente, en sangre] y la hipertensión”.

La carne y la historia
En los últimos años, numerosos estudios científicos vienen avalando la idea de que hay que reducir el consumo de carne. Hace unos meses, una revisión de estudios de los últimos 40 años confirmó que las dietas vegetariana y vegana reducían las grasas en sangre, un metanálisis que encaja a la perfección con el actual en sus conclusiones. “Sin embargo, a nivel mundial, el consumo de carne no ha dejado de aumentar. Las razones pueden ser el crecimiento demográfico, el aumento de los ingresos y los cambios en la dieta en algunas partes del mundo”, apunta la doctora Schlesinger, “aunque en algunos lugares esté aumentando la concienciación”.

Especialmente en Occidente, apunta Francesc Xavier Medina Luque, catedrático del Centro de Antropología de la Alimentación de la Universitat Oberta de Catalunya. Medina valora el informe, aunque lamenta que se ponga el foco únicamente en lo sanitario y no se hayan buscado interpretaciones desde la parte social y cultural. Para entender por qué consumimos tanta carne en la actualidad, asegura, hay que comprender el recorrido histórico.

La carne siempre ha tenido presencia en la dieta mediterránea, primero por su ausencia y deseo y ahora por su presencia y abuso. “Siempre ha sido un alimento muy valorado y de difícil acceso a lo largo de la historia”, recuerda. Pero a partir de la revolución industrial alimentaria, en la segunda mitad del siglo XX, la carne baja de precio. “De repente, un alimento muy valorado e inaccesible se puso al alcance de la mayor parte de las personas”, cuenta. El resultado de este cambio está en nuestros platos todos los días y tiene forma de filete.

“Estamos comiendo carne a unos niveles que no se habían dado nunca a lo largo de la historia. Quizá por eso están surgiendo ciertas afecciones que tienen una relación directa con la alimentación”, destaca el antropólogo. Es consciente de que hay algo de identitario en el consumo de carne. Las reacciones desde ciertos sectores sociales ante las recomendaciones científicas han sido viscerales. Quizá porque toca algo que asociamos con la infancia, con lo festivo. Quizá porque las recomendaciones, en algo tan íntimo, escuecen más. “Pero la carne fue un alimento identitario también en el pasado”, recuerda. Entonces era una señal de clase, pues solo los más pudientes se la podían permitir. Y también entonces había enfermedades relacionadas. Tener gota era una enfermedad de clase alta, pero seguía siendo una enfermedad.

_- ¿La dieta MIND previene la demencia?.

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A cut-paper style illustration of a green, silhouetted figure from the chest up with cutout areas of vegetables like scallions, lemons, beets and garlic. On a deep purple background behind the figure are colorful vegetables like red bell pepper, kale, red onion and parsley.
Credit...Eiko Ojala
A cut-paper style illustration of a green, silhouetted figure from the chest up with cutout areas of vegetables like scallions, lemons, beets and garlic. On a deep purple background behind the figure are colorful vegetables like red bell pepper, kale, red onion and parsley.
Según los expertos, una alimentación saludable podría ayudar a proteger el cerebro, pero también influyen otros factores.

Si le preocupa desarrollar demencia en el futuro, es natural que se pregunte si podría prevenirla.

Los expertos han estimado que el 40 por ciento de los casos de demencia en todo el mundo podrían prevenirse o retrasarse con ciertos factores modificables, como priorizar el ejercicio y el sueño y abordar afecciones de salud como la pérdida de audición o la hipertensión.

Pero un creciente conjunto de evidencia sugiere que la dieta también podría desempeñar un papel en la prevención de la demencia, afirmó Puja Agarwal, epidemióloga nutricional del Centro Médico de la Universidad Rush en Chicago.

El trabajo del Dr. Agarwal se ha centrado en evaluar cómo la Intervención Mediterránea-DASH para el Retraso Neurodegenerativo, o dieta MIND, que destaca ciertos alimentos que se cree que protegen el cerebro, podría influir en el riesgo de demencia.

¿Qué es la dieta MENTE?

La dieta MIND se describió por primera vez en un estudio de 2015 dirigido por Martha Clare Morris, epidemióloga nutricional de la Universidad Rush, quien murió en 2020.

La Dra. Morris y sus colegas observaron que en los estudios de investigación, las personas que seguían las dietas DASH y mediterránea (que priorizan frutas, verduras, cereales integrales, proteínas magras y grasas saludables) tendían a tener una mejor cognición que aquellos que no lo hacían. También observaron que alimentos específicos como las verduras de hojas verdes, las bayas, las nueces y los cereales integrales se asociaban con una mejor salud cerebral.

Utilizando estos hallazgos, la Dra. Morris y su equipo idearon la dieta MIND. Al igual que las dietas DASH y mediterránea, enfatiza los cereales integrales, las verduras, las nueces, los frijoles, las grasas saludables y las fuentes de proteínas magras como las aves y el pescado; y sugiere limitar las carnes rojas y procesadas, quesos, dulces, frituras y mantequilla o margarina. Sin embargo, la dieta MIND es única porque requiere al menos seis porciones de verduras de hojas verdes y dos porciones de bayas cada semana.

¿La dieta MIND beneficia al cerebro?

En varios estudios que han seguido los patrones de alimentación de los adultos mayores a lo largo de muchos años, los investigadores han descubierto que aquellos que siguen más estrechamente la dieta MIND tienden a tener tasas más lentas de deterioro cognitivo, riesgos reducidos de demencia y menos signos de enfermedad de Alzheimer en sus cerebros. después de la muerte que aquellos que no lo hacen.

Estos resultados han sido "prometedores", afirmó Debora Melo van Lent, profesora asistente de ciencias de la salud de la población en el Centro de Ciencias de la Salud de la Universidad de Texas en San Antonio. Pero estos estudios no pueden probar que la dieta MIND en sí misma conduzca a una mejor salud cerebral. Para eso, dijo, se necesitaría un ensayo clínico.

El primer ensayo clínico de la dieta MIND se publicó en The New England Journal of Medicine en agosto. En el estudio de tres años, los investigadores instruyeron a la mitad de los 604 participantes (de 65 años o más) a seguir la dieta MIND y a la otra mitad a seguir sus dietas típicas. También se aconsejó a los participantes sobre cómo reducir las calorías para perder peso.

Sin embargo, los resultados fueron decepcionantes, afirmó el Dr. Hussein Yassine, profesor asociado de neurología en la Facultad de Medicina Keck de la Universidad del Sur de California. Los dos grupos tuvieron mejoras similares en las pruebas cognitivas y los escáneres cerebrales no encontraron diferencias importantes asociadas con el deterioro cognitivo.

El Dr. Agarwal, uno de los autores del estudio, dijo que esto puede haber sido el resultado del diseño del estudio y de factores fuera del control de los investigadores. El grupo que siguió su dieta típica, por ejemplo, terminó consumiendo muchos componentes de la dieta MIND y cada grupo perdió peso, lo que puede haber contribuido a mejoras similares en la función cognitiva.

Los patrones alimentarios son complejos y difíciles de controlar, afirmó el Dr. Agarwal, y señaló que “no es tan blanco o negro como un ensayo farmacológico”.

Aún así, dijo el Dr. Yassine, si bien hubo algunos problemas con el diseño del ensayo, la dieta MIND podría beneficiar la salud del cerebro, especialmente si se sigue durante muchas décadas. Pero se necesitarán ensayos mejor diseñados para demostrarlo, afirmó.

Entonces, ¿vale la pena seguir la dieta MIND?

Mucha evidencia existente respalda la idea de que una dieta saludable (alta en vegetales y grasas saludables y limitada en azúcares agregados, alimentos procesados y carnes) puede proteger el cerebro, dijo el Dr. Yassine, incluso si aún no se sabe si la MENTE La dieta puede prevenir la demencia.

Un ensayo clínico de 2013, por ejemplo, demostró que la dieta mediterránea mejoraba la cognición, afirmó el Dr. Melo van Lent. Y como la diabetes y las enfermedades cardiovasculares son factores de riesgo importantes para la demencia, añadió, cualquier patrón dietético que reduzca esos riesgos probablemente también beneficiará al cerebro.

Si desea comer de una manera que se alinee con la dieta MIND, considere agregar bayas a su desayuno o verduras de hojas verdes como espinacas o col rizada a su almuerzo algunas veces por semana, y priorice las comidas de origen vegetal que incorporen frijoles y nueces, dijo Kelli McGrane, dietista registrada y autora de “MIND Diet for Beginners”, un libro de cocina y guía de dieta.

Para obtener mayores beneficios para el cerebro, adopte hábitos de vida saludables desde una edad temprana, “décadas antes de que las neuronas de las células cerebrales comiencen a morir”, dijo el Dr. Yassine. Más allá de la nutrición, eso significa dormir lo suficiente y hacer ejercicio, evitar fumar, controlar el estrés, priorizar la salud mental y mantenerse socialmente comprometido.

"La dieta tiene un papel central", dijo el Dr. Yassine, "pero está integrada en un panorama más amplio".



Una guía para una mejor nutrición

Muchas mujeres en los Estados Unidos no tienen cantidades suficientes de hierro en sus cuerpos. A continuación le explicamos cómo saber si tiene deficiencia de hierro y qué hacer al respecto.

¿Comer ciertos alimentos, como frutas o verduras, puede ayudar a aclarar la piel? ¿Y otros alimentos, como los refrescos o el pan blanco, pueden empeorar el acné? Esto es lo que sabemos.

¿Se pierden nutrientes cuando se mezclan frutas y verduras en un batido? Pedimos a los expertos que nos ayudaran a descomponerlo.

La dieta baja en FODMAP puede aliviar los síntomas del síndrome del intestino irritable, pero no es apropiada para todos, dicen los expertos.

Comer alimentos envasados como cereales y comidas congeladas se asocia con varios riesgos para la salud. Aprender a identificar los alimentos ultraprocesados es un paso para hacer que tu dieta sea más saludable.

El desayuno proporciona el combustible que necesita para comenzar el día y tiene una variedad de beneficios para la salud. Aquí se explica cómo crear el desayuno ideal.


Cada día, se estima que entre el 10 y el 20 por ciento de los adultos en los Estados Unidos se saltan el desayuno.

Y eso, dicen los expertos en nutrición, puede ser un error.

El desayuno no solo proporciona el combustible que necesita para comenzar el día, sino que numerosos estudios han descubierto que desayunar con regularidad se asocia con una variedad de beneficios para la salud.

Estos incluyen riesgos reducidos de obesidad, enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2; así como una mejor memoria a corto plazo en los adultos, un mejor rendimiento escolar en los niños y una mejor calidad de la dieta en general, afirmó Kathryn Starr, dietista registrada y profesora asociada de medicina en la Facultad de Medicina de la Universidad de Duke.

“Todas nuestras comidas son importantes; No creo que el desayuno sea la comida más importante”, dijo el Dr. Starr. Pero "inicia el proceso para que nuestro cuerpo funcione correctamente".

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Ingredientes para un batido en una batidora de vaso que incluye proteína en polvo, espinacas, fruta y yogur griego.

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Tres frascos apilados de avena nocturna hecha con leche, fruta cortada en cubitos y frutos secos. Un recipiente con leche orgánica y un plato de frutos secos se encuentran junto a los frascos en el mostrador.
Crédito...Bobbi Lin para The New York Times

Apunta a una combinación de proteínas, grasas y carbohidratos.
Para mantener niveles saludables de azúcar en sangre, energía y saciedad hasta la próxima comida, es importante obtener el equilibrio adecuado de proteínas, fibra y grasas insaturadas en el desayuno, dijo Lauren Harris-Pincus, dietista registrada en Nueva Jersey.

Esto se traduce aproximadamente en al menos 20 gramos de proteína, de ocho a 10 gramos de fibra y de 10 a 15 gramos de grasas insaturadas, lo que suma alrededor de 300 a 350 calorías, dijo Harris-Pincus.

Pero es importante no obsesionarse con los números, dijo Alice H. Lichtenstein, profesora de ciencias y políticas de nutrición en la Escuela Friedman de Ciencias y Políticas de Nutrición de la Universidad de Tufts.

Sus necesidades de nutrientes dependerán de su peso, nivel de actividad, edad y condiciones de salud, dijo el Dr. Lichtenstein.

lunes, 27 de noviembre de 2023

Catalanismos mediáticos.

Se extienden en los medios de comunicación algunos modos particulares del castellano que se habla en Cataluña.

Los medios informativos que se dirigen a toda España cuentan con destacados periodistas y colaboradores catalanes. Su talento personal se une a la potencia de Cataluña en todos los ámbitos, que favorece una gran presencia de redactores o corresponsales que residen allí.

Esto ha contribuido a que proliferen en esos medios ciertos modos particulares del castellano que se habla en Cataluña. Veamos algunas de esas expresiones.

a la que. “A la que se dio cuenta, rectificó”. Se usa por “en cuanto” y “al” (“al darse cuenta”). Aunque presente en el castellano popular entre catalanes, las academias la consideran ajena a un registro de lengua culta; el que se le supone al estilo periodístico.

avanzar. Sustituye a veces a “adelantar” (pasar delante de alguien). Y desplaza a “anticipar”. “Como avanzó la Cadena SER…”, “le avanzó la propuesta”. En un castellano más preciso, en vez de “la noticia fue avanzada por la SER” se diría “fue anticipada”.

explicar. El castellano distingue entre “contar” y “explicar”, pero no el catalán común. Contar un chiste es una cosa (relatarlo); y explicarlo, otra (decir por qué es chistoso). Algunos no ven esas diferencias.

habían, hubieron. Entre buenos periodistas apenas se usa, pero se les oye de vez en cuando a otros. (“Habían muchas personas”). En castellano, “habían” –en plural– sólo se usa como auxiliar (“habían venido”), no como impersonal. Aquí se toma equivocadamente el complemento como sujeto.

hacer. Este verbo muestra una presencia estadística muy superior entre catalanes bilingües, frente a la mayor variedad en el resto de los hispanohablantes: “Hacen una película” (la proyectan, la ponen), “hizo un error” (lo cometió), “hoy hago vacaciones” (me las tomo, me voy de), “hizo podio” (subió a él), “vamos a hacer una canción” (vamos a interpretarla).

ir y venir. “Dentro de un rato vengo a Madrid” (desde Barcelona). La confusión entre estos dos verbos se oye en la radio a catalanohablantes entrevistados en castellano, no tanto a los buenos periodistas.

la mayoría de (sin artículo). Una auténtica plaga del periodismo actual. “El resto de votantes”, “el 15% de españoles”, “la mayoría de escritores”. El Diccionario de dudas y dificultades (1995) de Manuel Seco advierte: “Es propio del castellano hablado por catalanes omitir el artículo del complemento que sigue a ‘la mayoría’, ‘la mayor parte’, ‘la mayor cantidad’ (...) u otras expresiones semejantes. El uso de los catalanohablantes se ha difundido también entre algunos que no lo son. (...) El uso normal castellano sería ‘la mayoría de los’, ‘el resto de los’…”.

más bueno. La expresión catalana més bo equivale por lo general al comparativo castellano “mejor”. “Aquest jugador és més bo que l’altre” (este jugador es mejor que el otro). Pero se oye con frecuencia “más bueno”, fruto de la traducción literal.

media parte. (“A la media parte se llegó con empate”). En catalán se dice “van marxar a la mitja part” (se fueron en el descanso), pero en castellano eso significaría irse a la mitad de una de las dos partes.

tampoco no. “Tampoco no ha viajado con el equipo el presidente Joan Laporta”. Ese uso de “no” es superfluo en castellano cuando “tampoco” va antepuesto al verbo. Sí se dice “no ha viajado tampoco”.

Estas expresiones le sonarán extrañas o confusas a parte del público castellanohablante monolingüe. Supongo que otro tanto le sucede a la audiencia catalana con locutores que hablan en catalán pero tienen el castellano como primera lengua, lo cual les inducirá a incluir a su vez castellanismos. Sólo imagino una diferencia: que en estos casos, alguien les avisa.

Álex Grijelmo
Doctor en Periodismo, y PADE (dirección de empresas) por el IESE. Estuvo vinculado a los equipos directivos de EL PAÍS y Prisa desde 1983 hasta 2022, excepto cuando presidió Efe (2004-2012), etapa en la que creó la Fundéu. Ha publicado una docena de libros sobre lenguaje y comunicación. En 2019 recibió el premio Castilla y León de Humanidades.