Efectivamente, en ese informe, Kosovo y Bosnia constituyen “la principal fuente de tensión en Europa… la frágil situación de las diferentes comunidades étnicas y la cuestión de la minoría serbia, especialmente la del norte del país, se mantienen como fuentes de tensión que aún requieren la intervención de la diplomacia occidental”, porque para Denis Blair “pese a que más de 60 países, de los cuales 22 de la UE, han reconocido la independencia de Kosovo, en el futuro próximo Pristina seguirá dependiendo de la comunidad internacional debido a la asistencia económica y al desarrollo y como garantía de la integridad territorial de Kosovo. Gran parte de la población serbia –explica el informe de inteligencia de los EEUU– sigue refiriéndose a Belgrado y se opone a la integración de las instituciones kosovares, mientras que la influencia del gobierno de Pristina en el norte, donde los serbios son mayoría, es extremadamente débil. Por este motivo, la presencia de la OTAN aunque más reducida, es aún necesaria para evitar la violencia”.
La alarma de la inteligencia usamericana prevé la precipitación de una crisis sin límites Porque mientras en Pristina, a la sombra de la estatua de Bill Clinton inaugurada a fines de 2009 en relación a la guerra “humanitaria”, hierven los preparativos para el aniversario de la independencia del 17 de febrero de 2008, las piezas del rompecabezas kosovar no encajan. Pesa aún mucho la responsabilidad de los EEUU y de una parte de la UE que han hecho fracasar la negociación de una solución concordada -la de una "cosoberanía" con autonomía mucho mayor que la de nuestro Alto Adigio-. De este modo la independencia unilateral ha dividido a la ONU, cuyo Consejo de Seguridad no ha reconocido nunca la independencia monoétnica (Rusia y China estuvieron en contra), luego separó en el frente europeo a cinco países “sensibles”, como España (que por ese motivo retiró su contingente de Kosovo), Grecia, Rumania, Eslovaquia y Chipre Norte, que no reconocen al nuevo estado.
Ahora estas realidades confluyen alimentando el caos. Las Naciones Unidas confirman la misión, comprometidas por el Consejo de Seguridad a defender el derecho internacional de la Resolución 1244, la que en 1999 concretó la paz de Kumanovo que puso fin a la guerra entre la OTAN y la antigua Yugoslavia, aprobando la entrada de las tropas de la OTAN en Kosovo pero reconociendo la soberanía de Belgrado. Los contingentes KFOR-OTAN, 16 mil hombres, reducidos ahora a 10 mil a causa del turnover de Afganistán, permanecen aún, pero el marco legal se ha modificado: deberán defender la Resolución de la ONU, pero de hecho garantizan la legitimidad del nuevo estado. Por si fuera poco, la UE ha instalado de hecho la misión Eulex para imponer la independencia de los serbios, pero esta misión no ha podido dar frutos aún debido a la dura resistencia de los serbios a reconocer la independencia monoétnica de los albaneses. De modo que el representante internacional, Peter Feith, la ha pasado por alto. Monolítica y estable queda solo Camp Bondsteel (Urosevac) la más grande base militar de los EEUU, construida a despecho de los acuerdos internacionales. El choque entre tales poderes está en la mira de todos. Porque Peter Feith, junto con las instituciones albanesas de Pristina, cuyo objetivo era la integración del norte con el resto del sistema institucional del país, decidió la abolición de las estructuras “paralelas” serbias apoyadas por Belgrado que aun considera a Kosovo una provincia y ha presentado un recurso ante la Corte Internacional de la Haya por un juicio que se sustanciará en el verano. ... Seguir aquí (Tommaso Di Francesco Il Manifesto)
Hay dos libros interesantes y esclarecedores sobre el tema;
Imperialismo Humanitario. 2008. Jean Bricmont y
Kosovo. La coartada humanitaria. Isaac Rosa y otros.
La alarma de la inteligencia usamericana prevé la precipitación de una crisis sin límites Porque mientras en Pristina, a la sombra de la estatua de Bill Clinton inaugurada a fines de 2009 en relación a la guerra “humanitaria”, hierven los preparativos para el aniversario de la independencia del 17 de febrero de 2008, las piezas del rompecabezas kosovar no encajan. Pesa aún mucho la responsabilidad de los EEUU y de una parte de la UE que han hecho fracasar la negociación de una solución concordada -la de una "cosoberanía" con autonomía mucho mayor que la de nuestro Alto Adigio-. De este modo la independencia unilateral ha dividido a la ONU, cuyo Consejo de Seguridad no ha reconocido nunca la independencia monoétnica (Rusia y China estuvieron en contra), luego separó en el frente europeo a cinco países “sensibles”, como España (que por ese motivo retiró su contingente de Kosovo), Grecia, Rumania, Eslovaquia y Chipre Norte, que no reconocen al nuevo estado.
Ahora estas realidades confluyen alimentando el caos. Las Naciones Unidas confirman la misión, comprometidas por el Consejo de Seguridad a defender el derecho internacional de la Resolución 1244, la que en 1999 concretó la paz de Kumanovo que puso fin a la guerra entre la OTAN y la antigua Yugoslavia, aprobando la entrada de las tropas de la OTAN en Kosovo pero reconociendo la soberanía de Belgrado. Los contingentes KFOR-OTAN, 16 mil hombres, reducidos ahora a 10 mil a causa del turnover de Afganistán, permanecen aún, pero el marco legal se ha modificado: deberán defender la Resolución de la ONU, pero de hecho garantizan la legitimidad del nuevo estado. Por si fuera poco, la UE ha instalado de hecho la misión Eulex para imponer la independencia de los serbios, pero esta misión no ha podido dar frutos aún debido a la dura resistencia de los serbios a reconocer la independencia monoétnica de los albaneses. De modo que el representante internacional, Peter Feith, la ha pasado por alto. Monolítica y estable queda solo Camp Bondsteel (Urosevac) la más grande base militar de los EEUU, construida a despecho de los acuerdos internacionales. El choque entre tales poderes está en la mira de todos. Porque Peter Feith, junto con las instituciones albanesas de Pristina, cuyo objetivo era la integración del norte con el resto del sistema institucional del país, decidió la abolición de las estructuras “paralelas” serbias apoyadas por Belgrado que aun considera a Kosovo una provincia y ha presentado un recurso ante la Corte Internacional de la Haya por un juicio que se sustanciará en el verano. ... Seguir aquí (Tommaso Di Francesco Il Manifesto)
Hay dos libros interesantes y esclarecedores sobre el tema;
Imperialismo Humanitario. 2008. Jean Bricmont y
Kosovo. La coartada humanitaria. Isaac Rosa y otros.
No hay comentarios:
Publicar un comentario