domingo, 12 de mayo de 2013

Una nueva biografía retrata a una joven Merkel como activa comunista

Cuando en noviembre de 1989 cayó el muro de Berlín, Angela Merkel prefería una Alemania del Este autónoma, socialista y democrática a una reunificación. La canciller no fue una disidente pasiva, una silenciosa opositora al régimen que no participaba en política como pretende la narración oficial, sino una colaboradora, conformista y ambiciosa. Así lo afirma una nueva biografía de Merkel que sale a la venta en Alemania la próxima semana.

Titulada La primera vida de Angela M., esta obra, firmada por dos periodistas de medios de la derecha, Günther Lachmann, de Die Welt, y Ralph Georg Reuth, del Bild, podría infligir ciertos daños de imagen. En cuatro meses habrá elecciones generales. Merkel, que ayer visitaba a las tropas alemanas en Afganistán, recurso típicamente preelectoral, espera lograr cómodamente en ellas su tercer mandato.

Sobre la primera vida de la mujer del Este que dirige Alemania desde el 2005 no se sabe gran cosa. Los archivos de la policía de Estado del Este, la célebre Stasi, han sido objeto de una utilización tan intensa como selectiva. Pese a las proclamas de transparencia, hay capítulos enteros de esos archivos -sobre todo los relativos a la información sobre el Oeste- que permanecen inaccesibles. Por eso, que en ellos no se haya encontrado nada comprometedor sobre Merkel, hija de un pastor protestante, es al final una cuestión de fe. Lachmann y Reuth dicen haber encontrado muchos datos y testimonios que no concuerdan con las versiones habituales, según las cuales Merkel era una científica que no se metía en política pero que suspiraba en la intimidad por la unificación alemana y el sistema de mercado.

"Estaba más próxima al sistema de la RDA de lo que se ha dicho hasta ahora y podemos demostrarlo", dicen los autores, según los cuales Merkel no era una disidente pasiva sino una "comunista reformadora" que se ilusionó con los discursos de Gorbachov sobre glasnost y perestroika, que seguía puntualmente comprando el diario soviético Pravda. "No era partidaria de la reunificación, sino de un socialismo democrático y de una RDA autónoma", señala Reuth.

La revelación puede no ser muy sensacional si se tiene en cuenta la cambiante atmósfera del año 1989 en el bloque del Este y en la RDA en particular, donde las cosas sucedían a una velocidad meteórica. Mucho más significativo es el punto de ambos autores presentando a Merkel como un cuadro comunista en el Instituto de la Academia de Ciencias en el que trabajaba.

Merkel fue "secretaria de agitación y propaganda de las Juventudes Comunistas (FDJ) desde el año 1981", afirman Reuth y Lachmann. Más aún, formaba parte de la dirección sindical, dicen, algo que va mucho más allá de la mera adhesión ritual. En cualquier caso, Merkel niega tal compromiso, pero la canciller no ha querido someterse a las preguntas de los periodistas. Su portavoz declinó las peticiones de los autores alegando falta de tiempo.

Merkel ingresó en la organización cívica Demokratisches Aufbruch en diciembre de 1989, algo parecido a apuntarse a la resistencia a las doce menos cinco de la victoria aliada, pero la canciller nunca ha hecho alarde de lo que no fue. La gente que, como ella, se apuntó a la protesta en el último segundo, cuando el derrumbe del régimen estaba más que claro, es conocida con ironía en medios de Alemania del Este como "los revolucionarios de noviembre". El libro sostiene que ni siquiera entonces era Merkel una partidaria de la anexión.
Rafael Poch. La Vanguardia
Fuente: http://www.lavanguardia.com/internacional/20130511/54373392690/una-nueva-biografia-retrata-joven-merkel-activa-comunista.html

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