Una empresa que logra sobrevivir a los avatares del mercado desde el siglo XIX puede decirse que es un milagro y, según el Registro Mercantil, en España hay 41 sociedades que lo han logrado. Mina Pública de Aigües de Terrassa, que suministra agua a los hogares del Vallés desde 1842, es la más antigua de todas. Más tarde llegaron la Salinera de Naval, formada para formalizar la actividad de la extracción de sal que se inició en este pueblo de Huesca en el siglo VII, y la Salinera Española, que empezó a extraer sal en Ibiza hace 137 años y ahora también lo hace en Murcia. Miquel y Costas & Miquel, registrada en 1879, tiene una ininterrumpida actividad familiar papelera cuyo origen se remonta a 1725.
“La media de vida de las 1,15 millones de sociedades mercantiles españolas en activo es 11,69 años”, explica Nathalie Gianese, directora de Estudios y Calidad de Informa y autora del trabajo que ha rastreado el nacimiento de las empresas españolas en actividad. “Otras conocidas firmas nacieron mucho antes, pero no se convirtieron en empresas y formalizaron su inscripción en el Registro Mercantil hasta bien entrado el siglo XX, como Loewe, Mahou o Vichy Catalán”, añade Nathalie Gianes.
Herencia familiar
La empresa familiar valenciana Aznar Textil es una de las pequeñas joyas que mantiene su actividad desde 1881. Ha logrado posicionar su marca en el textil de la decoración, un mercado exigente con el que ha podido mantener su fábrica valenciana contra la deslocalización de sus competidores para producir masivamente. “Adaptarse al entorno, cambiando de producto y mercado dentro del mundo textil, y tener un enfoque de largo plazo son las razones de nuestro éxito”, explica Eduardo Aznar, director general de Aznar Textil, que factura 12,4 millones de euros en 85 países. Cuatro generaciones de Aznar han vivido con la empresa dos guerras mundiales y una civil, una suspensión de pagos o la incautación del negocio en la República.
Sociedad Española de Carburos Metálicos, Alstom Grid (heredera de La Maquinista Terrestre y Marítima), Banco Sabadell y Grupo Catalana Occidente están entre las longevas de más tamaño. Sobre todas domina el Banco Santander, que hoy es la primera entidad por valor en Bolsa de la zona euro. El grupo financiero nació en 1857 con una oficina en la capital cántabra, “fundado por 72 hombres de negocios para atender las necesidades financieras de una economía estimulada por la construcción del ferrocarril y por el tráfico de exportación e importación con ultramar”, puntualiza el propio banco. Hoy tiene casi 186.000 empleados, 117 millones de clientes, 3,2 millones de accionistas, presencia mundial y una red internacional con 12.951 oficinas.
Este puñado de compañías duraderas son una rareza. Las tres cuartas partes de las empresas españolas han nacido en este siglo, según el estudio. Otro 29,34% lo hizo en el último cuarto del siglo XX, y solo el 1,25% nacieron antes de 1975. “El mercado pone a las empresas en su sitio, sobreviven las que se mantienen jóvenes, se anticipan a su mercado y saben adaptarse. Kodak fue un gigante de la fotografía que ahora está a punto de desaparecer por no anticipar la avalancha digital”, explica Carlos Alberto Pérez, director del máster de Dirección de Personas y Desarrollo Organizativo de ESIC.
Los caminos de la supervivencia empresarial son diversos. La clave de la longevidad de Sociedad Azucarera Larios (1890) ha sido la diversificación, realizada por la familia fundadora. Tras casi un siglo de explotar la industria azucarera, se ha convertido en el Grupo Mazacruz, un consorcio empresarial dedicado a la promoción inmobiliaria, gestión de patrimonio y explotación agrícola.
Cambio de manos
Muchas de las empresas han sufrido fuertes baches que las han puesto en diversas manos. Con 160 años de historia, la Maquinista Terrestre y Marítima continúa su actividad ferroviaria en manos de la división de transporte de Alstom. Por el camino debió ser nacionalizada por el INI (Instituto Nacional de Industria) en los años setenta, que se la vendió a Alstom en 1989. De sus talleres salió la primera locomotora fabricada en España (1882), y como Alstom construyó el primer tren de alta velocidad Madrid-Sevilla. Hoy fabrica todo tipo de locomotoras y unidades eléctricas (alta velocidad, cercanías, metros y tranvías) para el mercado español y la exportación. Sus trenes circulan por varios continentes.
La mera adaptación al mercado no será suficiente para muchas industrias. “Las empresas deben adaptarse a ciclos cada vez más cortos y ajenos al conocimiento del negocio original. Los móviles, por ejemplo, han sustituido al reloj entre los jóvenes, los relojeros todavía mantienen su actividad pero las pulseras conectadas a los móviles que hacen funciones de reloj acabarán por barrer a la mayoría de ellos porque carecen de esa tecnología”, asegura Carlos Alberto Pérez.
Los polos de actividad empresarial se mantienen en España desde el siglo XIX. Las comunidades con las empresas más duraderas son Cataluña (12) y Madrid (7). Y más atrás van Andalucía (5) y Valencia (4). “Cataluña ha mantenido el record de supervivencia de sus empresas durante todo el siglo XX, pero Madrid cogió el testigo en 2000”, añade Gianese. En la comunidad de la capital se crean hoy más empresas que en la catalana.
Claves de la longevidad
Josep Tàpies, titular de la cátedra de Empresa Familiar en IESE, señala el emprendimiento, el dinero y el poder como las claves para mantener la actividad empresarial.
La iniciativa emprendedora del fundador debe mantenerse para que la empresa tenga la capacidad de abordar nuevos negocios a lo largo de todas las generaciones. Los dueños de la sociedad tienen que saber delegar su actividad a un director general ajeno a la familia si creen que puede hacerlo mejor que ellos, como hizo Amancio Ortega cuando puso Inditex en manos de José María Castellano y Pablo Isla, sucesivamente. “El entorno es muy cambiante, y si no reaccionas acabas muriendo”, puntualiza Josep Tàpies, que ve en Osborne (1772) un ejemplo de adaptación porque “ha diversificado su actividad inicial de vinos de Jerez a licores, bebidas energéticas, restaurantes o ibéricos tan famosos como Cinco Jotas”.
La vigilancia financiera debe ser constante, para no sacar de la sociedad más dinero del generado por ella.
“La capacidad de crecimiento debe estar apalancada en la generación de beneficios más que en el préstamo”, aconseja Josep Tàpies.
La gestión del poder debe perseguir la estabilidad de la empresa. “En el Consejo de Administración debe haber equilibrios de poder bien definidos porque las luchas intestinas pueden ser letales para la empresa”, explica Josep Tàpies, que pone como ejemplo al francés Grupo Mulliez, el gigante familiar dueño de más de 80 marcas comerciales, algunas tan famosas como Alcampo, Decathlon o Leroy Merlin.
http://economia.elpais.com/economia/2015/09/16/actualidad/1442408686_135546.html?rel=lom
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