Además, en el siglo XVIII se consolidó un tipo de ópera que se relacionaba directamente con el tratado de Las pasiones del alma de Descartes, un tratado que escribió porque una aristócrata quería saber cómo controlar sus emociones. José María Domínguez, uno de los investigadores del proyecto, cuenta: “Al final, lo que estudia es el comportamiento. Él dice que las emociones son inevitables, pero que la manera de controlarlas es conocerlas. Por eso las explica cartesianamente, y este sistema tan ordenado de exposición y comprensión de las pasiones sirve para clasificar las arias de las óperas. Por eso le damos tanta importancia, porque al final tiene una implicación musical en cómo los compositores piensan la acción que se representa y cómo el público la percibe. No es un consumo intelectual, es que participan en lo que les pasa a los cantantes”. Es decir, el público experimenta la emoción que canta el protagonista y la ópera se convierte así en una especie de escuela de emociones que hoy da pistas sobre cómo se amaba, odiaba o lloraba en el siglo XVIII.
Álvaro Torrente, con las partituras de la Biblioteca Nacional. JAIME VILLANUEVA
¿Y cómo eran esas representaciones de ópera? Pues un espectáculo en el que los cantantes eran ya grandes estrellas y que mezclaba distintas clases sociales en el teatro. “Era como el cine hoy en día. La ópera era el espectáculo más popular tanto en las clases aristocráticas como en las inferiores. Era un punto de encuentro interclasista”, añade Domínguez. Aquí se empiezan a establecer códigos que en los siglos posteriores se irán asentando a base de repetir para crear un lenguaje musical que todos entendemos. “Una manera de explicarlo muy sencilla”, continúa el investigador, “es el modo mayor asociado a lo alegre y el modo menor a lo triste. Esa codificación tiene mucho que ver con el XVIII. Son convenciones culturales, porque si te vas a China eso no funciona. Ningún chino asociaría el modo menor con la tristeza”.
La ira omnipresente
Pero la teoría no siempre se corresponde con la práctica. Lo cuenta Ana Llorens, directora científica del proyecto: “Es sorprendente el uso de las tonalidades y los modos en el siglo XVIII. Uno se va a los tratados y parece que está muy codificado, que tal tonalidad sirve para expresar una emoción. Cuando analizas la música no está tan claro. El modo mayor se usa absolutamente para todo, sea alegre o triste. Lo que sí es cierto es que el modo menor se utiliza siempre para tristeza. Sol mayor parece que está más asociado a emociones un poco más suaves y re mayor más bélicas, pero el resto pueden estar asociadas a cualquier tipo de emoción”. Un resultado que apunta a que las bases de estos códigos se empiezan a establecer en este siglo, pero se acabarán asentando en los posteriores.
Otra de las conclusiones a la que han llegado es que rara vez un solo parámetro está asociado con una emoción concreta, suele ser un conjunto de elementos. Por ejemplo, si el aria está en una tonalidad menor, tiene compases ternarios y tempos moderados, es muy probable que exprese tristeza. Si está en la mayor y no tiene trompetas, sino cuerdas (y a veces flautas también), es posible que el aria exprese amor. Y también han descubierto que la emoción más presente en todas estas óperas es la ira, aunque, más allá de un tempo rápido, no han encontrado una correlación directa entre esta emoción y unas características musicales concretas. “Una de las cosas que ocurren es que hay muy pocas arias de alegría porque las óperas son todas complejas, así que nos encontramos con que esta emoción se expresa casi siempre en el coro final”, añade Torrente.
Con todas estas arias han creado una plataforma que permitirá a músicos, musicólogos y aficionados buscar las partituras según el compositor, la emoción que expresen, la tonalidad, los instrumentos utilizados… El jueves, coincidiendo con el 300º aniversario del estreno de la primera ópera de Metastasio, se publicó la versión beta para que un grupo de expertos del sector la prueben y detecten posibles errores. El 12 de abril, fecha de la muerte del libretista, abrirán la web al público. Llorens explica que han pensado esta plataforma para un uso académico: “Si alguien está interesando en las arias, aquí las puede leer y estudiar, pero para poder representarlas sí nos tiene que consultar porque está sujeto a derechos”. Y Torrente concluye: “Se han olvidado compositores que son extraordinarios. Yo creo que va a ser una sorpresa y, sobre todo, una oportunidad magnífica para los cantantes”.
No hay comentarios:
Publicar un comentario