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sábado, 26 de mayo de 2018

Ternura. Conozco personas a las que quiero y admiro cuyo único objetivo en la vida es llevar la razón.

Sé de gente que mataría por llevar razón. Hay otros rasgos de carácter que se pueden corregir a lo largo de la vida, pero quitarse de llevar razón es como quitarse de la heroína: se puede, aunque con mucho sacrificio. Si vienes al mundo con ese declive, mueres con él. Te mueres llevando la razón, te incineran llevando la razón, llegas al infierno llevando la razón. Jamás discutas con personas necesitadas de llevar la razón. No conduce a nada, solo a la infelicidad. En las discusiones políticas es donde mejor se las distingue. Llevar razón constituye un modo de tapar heridas ancestrales, abandonos remotos. Llevar razón es una forma de vengarse. Si llevas razón, tu nacimiento no fue un error, tus padres te quisieron, la infancia triste y la perra juventud valieron la pena. El mundo ya no te debe nada, en fin. Si llevas razón, no necesitas ser sutil ni inteligente ni educado. Llevar razón te coloca por encima del bien y del mal.

La frase “hablar cargado de razón”, pese a su naturaleza de lugar común, describe perfectamente esta patología. Para intentar convencerte de sus argumentos, los llevadores de razón subrayan sus discursos con gestos en los que expresan lo absurdo que sería pensar de otro modo. Conozco personas a las que quiero y admiro cuyo único objetivo en la vida es llevar la razón. Siento una terrible ternura por ellas porque me recuerdan épocas de mi vida en las que yo mismo necesitaba llevar razón a toda costa. Me quité de llevar razón porque me hacía daño a la salud, como el tabaco, aunque a veces recaigo y fumo un camel clandestino. Desde entonces, siempre que descubro a alguien llevando la razón me dan ganas de abrazarlo y de hacerle unas caricias al tiempo de decirle que no pasa nada por no llevarla.Sé de gente que mataría por llevar razón. Hay otros rasgos de carácter que se pueden corregir a lo largo de la vida, pero quitarse de llevar razón es como quitarse de la heroína: se puede, aunque con mucho sacrificio. Si vienes al mundo con ese declive, mueres con él. Te mueres llevando la razón, te incineran llevando la razón, llegas al infierno llevando la razón.

Jamás discutas con personas necesitadas de llevar la razón. No conduce a nada, solo a la infelicidad. En las discusiones políticas es donde mejor se las distingue. Llevar razón constituye un modo de tapar heridas ancestrales, abandonos remotos. Llevar razón es una forma de vengarse. Si llevas razón, tu nacimiento no fue un error, tus padres te quisieron, la infancia triste y la perra juventud valieron la pena. El mundo ya no te debe nada, en fin. Si llevas razón, no necesitas ser sutil ni inteligente ni educado. Llevar razón te coloca por encima del bien y del mal. La frase “hablar cargado de razón”, pese a su naturaleza de lugar común, describe perfectamente esta patología. Para intentar convencerte de sus argumentos, los llevadores de razón subrayan sus discursos con gestos en los que expresan lo absurdo que sería pensar de otro modo. Conozco personas a las que quiero y admiro cuyo único objetivo en la vida es llevar la razón. Siento una terrible ternura por ellas porque me recuerdan épocas de mi vida en las que yo mismo necesitaba llevar razón a toda costa. Me quité de llevar razón porque me hacía daño a la salud, como el tabaco, aunque a veces recaigo y fumo un camel clandestino. Desde entonces, siempre que descubro a alguien llevando la razón me dan ganas de abrazarlo y de hacerle unas caricias al tiempo de decirle que no pasa nada por no llevarla.

https://elpais.com/elpais/2018/04/19/opinion/1524149661_569971.html

domingo, 29 de abril de 2018

El Deseo

Minería de datos: imagino a unos tipos duros, con monos azules y un casco con luz en la cabeza que descienden a las profundidades de nuestras almas

Me conmueve mucho la expresión “minería de datos”. Minería de datos, minería de datos. Imagino a unos tipos duros, con monos azules y un casco con luz en la cabeza. Descienden a las profundidades de su alma de usted, y de la mía, de nuestras almas, y en esa oscuridad (porque el alma es oscura) clavan el pico y la pala para llenar sus carretillas de la materia viscosa de la que está hecha la conciencia. Cuando el conjunto llega a la superficie, otros especialistas, mineros también, aunque con una cualificación superior, separan la ganga de la mena. Con la mena, supongo yo, fabrican los algoritmos prescriptivos de los que deducen, por ejemplo, no cuando necesitaré cambiar de televisor, sino cuándo desearé hacerlo. Porque es cierto que un día me levantaré de la cama y necesitaré introducir en mi vida un cambio que la acelere un poco, que la coloque al nivel de un buen producto audiovisual, de un excelente anuncio de móviles, o de automóviles. Ese día llegará, yo aún lo ignoro, pero los algoritmos que procesan los rasgos de nuestra personalidad ya están al tanto. De modo que un miércoles cualquiera, mientras preparo el primer té de la mañana, pensaré que estaría bien tener en la cocina un televisor inteligente. Un minuto antes, o quizá un minuto después, pero de forma casi simultánea, recibiré en mi móvil la publicidad del televisor soñado. Y más que eso: la oferta de un crédito para adquirirlo porque el vendedor del electrodoméstico y el banco comparten los tesoros económicos extraídos de nuestro subconsciente. Ya sabemos, en fin, cómo aprovechan la mena. Muchos se preguntarán qué rayos hacen con la ganga, es decir, con la mierda que acompañaba al dato. La ganga, me temo, es el televisor que compraré ese miércoles.

https://elpais.com/elpais/2018/04/26/opinion/1524732892_466811.html

sábado, 13 de mayo de 2017

_--El malismo

_--Ser del montón no es tan difícil, basta con dejarse llevar por la nomenclatura en uso. ¡Pero mira cómo beben los peces en el río!

Si usted desea formar parte de cualquiera de las corrientes de pensamiento dominantes y pasar unas Navidades tranquilas, finja que no se ha preguntado todavía quién facilitó las bombas y los Kaláshnikov a los yihadistas de la masacre de París. Haga como que no sabe que los ministros de Defensa de este lado venden al otro las armas con las que luego nos liquidan. Aparente que ignora también de dónde le llega la financiación al terrorismo, no sea que aparezca en la conversación algún país amigo, de los que nos regalan automóviles deportivos que se mueren de risa en el garaje patrio porque consumen mucho y no hay forma de revenderlos. Olvídese de lo que ha leído en los papeles de Wikileaks o en los libros de la historia reciente, y que pone al descubierto las conexiones entre el bien y el mal. Apúntese, como el portavoz del PP, al pensamiento débil y hable de los malos, sin matices, de manera que nadie le pueda acusar de buenismo retrógrado.

Ha llegado la hora del malismo progresista. Sea usted malo para pasar inadvertido en la cena de Nochebuena. Cuando salga a la conversación la guerra de Irak para señalar las diferencias entre lo de entonces y lo de ahora, no se le ocurra insinuar que los bombardeos sobre Bagdad fueron un acto de terrorismo puro y duro, cuyos responsables gozan de libertad y se forran dando conferencias magistrales sobre la paz. No nombre la palabra “crimen”, diga que aquello fue un “error”. La diferencia entre crimen y error, aunque la cantidad de muertos entre la población civil sea la misma, resulta productiva desde el punto de vista intelectual y afectivo. Ser del montón no es tan difícil, basta con dejarse llevar por la nomenclatura en uso. ¡Pero mira cómo beben los peces en el río! 

http://elpais.com/elpais/2015/11/26/opinion/1448556400_048704.html

domingo, 13 de noviembre de 2016

El domingo

Como decíamos, sucedió en la Prehistoria. Olvídense de los cambios de paradigma históricos: un juego de niños al lado de los cambios de postura prehistóricos

Una cosa interesantísima que ocurrió en la Prehistoria es que los genitales del hombre y la mujer, al adquirir la postura erguida, se desplazaron en un movimiento semejante al de la deriva de los continentes. Ello nos permitió copular cara a cara. Lo explica muy bien José Enrique Campillo Álvarez en La cadera de Eva.El cambio fue inmenso. Es ahí donde el sexo dejó de actuar de oficio y apareció el amor o el presentimiento de lo que luego llamaríamos amor.

Imaginen, si no, a la primera pareja que se acopló de esa forma. ¿Los ven en la cueva, sobre un lecho de hojas que sus cuerpos han calentado durante la noche? Acaban de despertarse y se miran el uno al otro con una excitación matinal en la que se aprecian ya señales de metafísica. Entonces, en lugar de ponerse ella a cuatro patas, se coloca bocarriba para que él la cubra. Asombrosamente, el pene erecto encuentra con una facilidad pasmosa su camino, todo ello sin que los participantes dejen de mirarse con estupefacción a los ojos y de besarse en la boca mientras cada uno sostiene entre sus manos el rostro del otro. Quizá fue ella la que lo cubrió a él, conduciendo delicadamente su miembro hacia las profundidades abisales de la carne. Debió de resultar tan extraordinaria esta primera cópula frontal que la lucha entre correrse y contenerse los dejaría felizmente agotados.

Como decíamos, sucedió en la Prehistoria. Olvídense de los cambios de paradigma históricos: un juego de niños al lado de los cambios de postura prehistóricos. Queremos creer que esa primera pareja que copuló de frente permaneció luego un par de horas abrazada, contemplando la evolución de los murciélagos en el hondo techo de la cueva e inaugurando, sin saberlo, el domingo por la mañana.

http://elpais.com/elpais/2016/11/10/opinion/1478797331_003406.html

De El Pianista: https://youtu.be/_K-mw4CSfnI

miércoles, 3 de febrero de 2016

A ver si ya

A veces, en esas épocas en las que la realidad va por un sitio y las palabras por otro, nos preguntamos quién tiene razón, si las palabras o la realidad. Se trata de un ejercicio retórico. La realidad no necesita llevar razón porque tiene a su favor el hecho de suceder. Y sucede, vaya si sucede. Comparen la publicidad guay de la banca con su comportamiento real para entender lo que decimos. En la última legislatura, mientras las palabras se elevaban, la realidad se hundía, y cuanto más alto volaban las palabras, más hundida estaba la realidad. Los políticos clásicos han perdido el discurso frente al goteo incesante de la realidad. Resulta, por ejemplo, que sí, que hubo corrupción, mucha, y que era estructural, y que quienes la negaban eran sus beneficiarios. Ellos habrían preferido borrar la realidad (“ya haremos otra”), pero llegan Acuamed o Rus o la evidencia de que han destruido pruebas, y no importa las palabras que coloques encima. El enfermo se pudre a cien por hora.

Dura más la realidad que las palabras. Imaginemos que el término ataúd se separara de su objeto. Sus vendedores (como los de la recuperación económica, el milagro español, etcétera) podrían comenzar a llamarlos estuches, cofres, bomboneras. Pero la gente seguiría igual de muerta en su interior, incluso aunque los decorara un artista de Desigual. Tarde o temprano, el ataúd y el difunto volverían a encontrarse y no nos preguntaríamos quién llevaba la razón, sólo si incineramos a papá o le damos tierra. En esas estamos, a la espera de que la realidad y las soflamas políticas se reencuentren, a ser posible con menos violencia con la que en otros tiempos se reencontraron la palabra crisis y la crisis o el término recorte y los recortes. A ver si ya.


jueves, 3 de diciembre de 2015

El malismo. Ser del montón no es tan difícil, basta con dejarse llevar por la nomenclatura en uso..

Ser del montón no es tan difícil, basta con dejarse llevar por la nomenclatura en uso. ¡Pero mira cómo beben los peces en el río! Si usted desea formar parte de cualquiera de las corrientes de pensamiento dominantes y pasar unas Navidades tranquilas, finja que no se ha preguntado todavía quién facilitó las bombas y los Kaláshnikov a los yihadistas de la masacre de París. Haga como que no sabe que los ministros de Defensa de este lado venden al otro las armas con las que luego nos liquidan. Aparente que ignora también de dónde le llega la financiación al terrorismo, no sea que aparezca en la conversación algún país amigo, de los que nos regalan automóviles deportivos que se mueren de risa en el garaje patrio porque consumen mucho y no hay forma de revenderlos. Olvídese de lo que ha leído en los papeles de Wikileaks o en los libros de la historia reciente, y que pone al descubierto las conexiones entre el bien y el mal. Apúntese, como el portavoz del PP, al pensamiento débil y hable de los malos, sin matices, de manera que nadie le pueda acusar de buenismo retrógrado.

Ha llegado la hora del malismo progresista. Sea usted malo para pasar inadvertido en la cena de Nochebuena. Cuando salga a la conversación la guerra de Irak para señalar las diferencias entre lo de entonces y lo de ahora, no se le ocurra insinuar que los bombardeos sobre Bagdad fueron un acto de terrorismo puro y duro, cuyos responsables gozan de libertad y se forran dando conferencias magistrales sobre la paz. No nombre la palabra “crimen”, diga que aquello fue un “error”. La diferencia entre crimen y error, aunque la cantidad de muertos entre la población civil sea la misma, resulta productiva desde el punto de vista intelectual y afectivo. Ser del montón no es tan difícil, basta con dejarse llevar por la nomenclatura en uso. ¡Pero mira cómo beben los peces en el río!
 27 NOV 2015 - El País.

sábado, 28 de febrero de 2015

Protección oficial y desamparo privado. Su misión: desalojar al matrimonio formado por Wilson y Cecilia y sus tres hijos, entre los que se encontraba el bebé de mes y medio

Eran las seis de la mañana en Madrid cuando siete furgonetas como siete tanques aparcaron frente a la vivienda del matrimonio de la fotografía (Millás comenta esa foto que se puede ver en El País). Descendieron de los vehículos blindados unos cincuenta agentes dotados de chalecos antibalas, cascos protectores, porras, pistolas, guantes, rodilleras, botas de campaña, y actitud claramente desahuciadora. Su misión: desalojar al matrimonio formado por Wilson y Cecilia y sus tres hijos, entre los que se encontraba el bebé de mes y medio al que su madre levanta de la cuna mientras el padre se dispone a envolverlo en una manta. Hacía un frío que pelaba y el sol, acojonado por el despliegue policial, se resistía a aparecer.

Pero el fondo buitre, de nombre Blackstone (piedra negra), al que Ana Botella había entregado a lo tonto el domicilio de Wilson y Cecilia, no se dejó conmover. Que envíen al ejército, dijo. Y el ejército, disciplinado, acudió para entregar la carne del pequeño, tierna como la de un corderillo, a las aves carroñeras amigas de la alcaldesa. Cosas de la plusvalía, dirán algunos, vale, aunque conviene recordar que los centenares o miles de viviendas que Botella malvendió a estos especuladores sin alma eran de protección oficial. Significa que se habían construido con la aportación de todos para proporcionar un techo a las familias necesitadas. Como cabía esperar, los nuevos dueños triplicaron el alquiler al poco de llegar y la protección oficial se convirtió en desamparo privado. El día del crimen, Botella difundió un vídeo inmundo, de autopromoción, sufragado también con nuestros impuestos.
Fuente: Juan José Millás Garcíahttp://elpais.com/elpais/2015/02/13/eps/1423829427_796286.html

viernes, 21 de marzo de 2014

Juan José Millás entrevista a José Mujica, presidente de Uruguay

El mandatario de un país que sorprende al mundo nos abre las puertas de su humilde casa, su despacho y su residencia
Un viaje alucinante para retratar a un líder extraordinario

"La distancia de los políticos con la gente está creando mucho descrédito, y la peor enfermedad es la de los ciudadanos que no creen en su Gobierno (...) En los países grandes hay núcleos económicos que pesan sobre los Gobiernos con un poder del diablo (...) Solo me arrepiento de los amores perdidos", conversa José Mujica con Juan José Millás, que junto al fotógrafo Jordi Socías recorrió Uruguay y compartió varias jornadas con el presidente de este pequeño país abrazado entre Brasil y Argentina.

El video que aquí presentamos es tan solo una pequeña parte de un viaje maravilloso por un territorio que fue elegido por The Economist como país en 2013 por su "receta para la felicidad humana". Su atípico presidente, el mandatario que sorprende al mundo con sus reformas, recibe a El País Semanal en su humilde casa y en su despacho. Un periplo que traza el retrato de un hombre y de una nación, un reportaje que se publica este próximo domingo 23 de marzo.
Ver la fuente en El País y el vídeo aquí.
El reportaje en El País Semanal.