Mostrando entradas con la etiqueta estafa. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta estafa. Mostrar todas las entradas

lunes, 26 de agosto de 2013

_--FRANCISCO RUIZ MUÑOZ / RECTOR » “Nadie debe dejar las aulas por motivos económicos”

_-·El rector de la Universidad de Huelva ha ideado un plan para ayudar a estudiantes sin recursos

_--Francisco Ruiz Muñoz (Rociana del Condado, 1948), catedrático de Paleontología, es desde el pasado 6 de junio el nuevo rector de la Universidad de Huelva. Ruiz Muñoz se incorpora a su nueva tarea tras un año académico difícil por la subida de la matrícula y el endurecimiento de los requisitos para obtener becas planteados por el ministro José Ignacio Wert. Preocupado por esta situación, Ruiz Muñoz subrayó en su discurso de investidura que hay líneas rojas que no deben cruzarse para que “ningún estudiante abandone las aulas por motivos económicos”. Por ello, ha ideado un plan para ayudar a los estudiantes en apuros económicos: Programa Matrícula, que se financiará con recursos públicos y privados.

Pregunta. Usted afirmó en su discurso de investidura que existen líneas rojas que no deben cruzarse para que ningún estudiante abandone las aulas por motivos económicos.
Respuesta. Queremos abanderar un plan, que hemos denominado Programa Matrícula, para ayudar a aquellos estudiantes que tengan dificultades para sufragar el pago de las tasas a través de una serie de aportaciones tanto públicas como privadas. A partir de septiembre nos pondremos en contacto con distintas empresas e instituciones para ver cuáles pueden ser sus aportaciones e, igualmente, con la ciudad de Huelva para que se implique en esta propuesta. Nadie debe dejar las aulas por motivos económicos. Es un programa que va a desarrollarse durante todo el año. Se designará un comité evaluador que procederá a la adjudicación de una serie de becas matrícula.

P. ¿Sigue en pie el compromiso de que usted abonaría de su propio bolsillo la primera matrícula?
R. Por supuesto, reitero mi compromiso. También me consta que miembros de mi equipo se van a adherir al plan.

P. Ha señalado usted la transparencia, la sostenibilidad y la participación como ejes de su gestión.
R. Sí, transparencia en el sentido de que vamos a potenciar dentro de la página web de la Universidad un portal de la transparencia que, al hilo de la futura Ley de Transparencia promovida desde los Gobiernos central y autonómico, se detallen las principales actuaciones de la Universidad de Huelva. Actuaciones emprendidas por el equipo de dirección o bien por el consejo de gobierno para que sean conocidas por la sociedad. En definitiva, se trata de poner a disposición de los ciudadanos toda la información básica de la Universidad en un portal único con un acceso fácil y en el que puedan conocerse cuáles son las principales actuaciones de la Universidad en los diferentes ámbitos como doctorado, extensión universitaria, investigación, docencia o transferencia.

P. ¿Conocen la cifra de alumnos que han tenido que abandonar la Universidad por el encarecimiento de las tasas?
R. Desconozco la cifra concreta porque la Universidad de Huelva decidió prorrogar el plazo para el pago de la matrícula hasta el 30 de septiembre y aún estamos analizando los datos. Las estimaciones generales que se hacen en las Universidades públicas indican que generalmente hay entre un 3% y un 5% de los alumnos matriculados que van a tener algún tipo de problema para el pago de la matrícula. Por lo tanto, esas son estimaciones que tenemos a grosso modo pero hasta el 30 de septiembre no tendremos unos datos más fiables.

P. ¿Qué opina de la subida de las matrículas y del endurecimiento de los requisitos para conseguir las becas impulsadas por el ministro de Educación?
R. Mi opinión se alinea con la expresada por la Conferencia de Rectores de las Universidades Públicas (Crue). Pensamos que la nota y los requisitos necesarios para acceder a una beca son muy exigentes y que los requisitos anteriores eran suficientes. Pasa igual con el porcentaje de créditos exigibles para la renovación de las becas. Creemos que se necesitaría un diálogo más profundo sobre estos porcentajes y sobre estos parámetros con el ministerio y confiamos que a lo largo de este curso algunas de las reclamaciones que ha trazado la Crue se tengan en consideración.

P. Al presidente de la Junta le reclamó una financiación adecuada para funcionar con normalidad. También saludó el plan de proveedores.
R. No perdemos de vista nuestro objetivo principal: ofrecer la mejor formación posible al alumnado de la Universidad. Para garantizar ese objetivo se requiere de una financiación suficiente. Las Universidades públicas andaluzas han firmado un pacto de sostenibilidad con la Junta para el pago de las deudas que la Administración tiene con las Universidades. La onubense se ha incorporado al plan de proveedores y desde aquí formulo un llamamiento a los proveedores de la Universidad de Huelva para que se acojan al plan antes del 6 de septiembre. En ese plan, la Universidad de Huelva ha incluido a 550 empresas por un montante de 11 millones de euros. Esto supone un alivio para la situación económica, pero aún así pensamos que deben existir una serie de medidas ensartadas dentro del pacto por la sostenibilidad de manera que se aumente la financiación para las Universidades públicas andaluzas.

P. ¿A cuánto asciende la deuda de la Universidad?
R. La Universidad de Huelva en los últimos ocho años acometió el pago de un préstamo superior a los 65 millones de euros. Actualmente, una gran parte de ese préstamo ya se ha saldado y ahora lo que precisamos es un trasvase de fondos de la Junta de Andalucía de la deuda que tiene con nosotros y que supera los 30 millones de euros.

P. Muchos investigadores han tenido que marcharse por no poder desarrollar sus conocimientos en su ámbito académico, ¿cómo evitar la fuga de cerebros?
R. La Universidad de Huelva ha hecho para el próximo curso prórrogas de numerosos contratos, como becas docentes. Y, dentro del propio plan de investigación vamos a incluir una serie de ayudas para becas predoctorales, posdoctorales y para centros y grupos de investigación de forma que evitemos que los investigadores se marchen y consigamos que esa capacidad de investigación se quede dentro de la Universidad.

Una apuesta por los másteres

El rector de la Universidad de Huelva, Francisco Ruiz Muñoz, aboga por la especialización: "Necesitamos crear un espacio propio en Huelva en los másteres". En el ámbito de las infraestructuras, su objetivo es culminar la Escuela Superior de Ingeniería; pero el rector tampoco quiere renunciar a proyectos tan importantes para la Universidad como la Facultad de Medicina. "Es cierto que la crisis económica ha obligado a replantear algunos proyectos, pero se ha hecho un trabajo intenso con el Hospital Juan Ramón Jiménez y disponemos de los terrenos cedidos por el Ayuntamiento de Huelva". E igualmente seguirá trabajando para obtener ayudas necesarias para el proyecto del Acelerador de Partículas que ubicará a la Universidad en la vanguardia de la investigación contra el cáncer. Fuente: El País, Andalucía Semanal.

viernes, 23 de agosto de 2013

Despedida de una científica que está haciendo las maletas

Tras cinco años en España, con un contrato Ramón y Cajal, el desplome de la I+D impone de nuevo la emigración a Estados Unidos
AMAYA MORO-MARTÍN 19 AGO 2013

Estimado Sr. Presidente,

Aprovechando el periodo estival, y para minimizar los costes de mi próximo traslado trasatlántico, estoy haciendo limpieza de mi oficina en el CSIC y me gustaría devolverle algunos documentos que ya no voy a necesitar.

Adjunto le devuelvo el certificado oficial de haber superado positivamente la evaluación del Programa I3, el Programa de Incentivación de la Incorporación e Intensificación de la Actividad Investigadora. Agradezco el detalle del Ministerio de Economía y Competitividad pero, en el contexto actual de la investigación en España, no entiendo los conceptos “incentivación”, “incorporación” e “intensificación” (tampoco el de “actividad investigadora”, más allá de la basal). Gracias de todos modos por comunicarme que soy “apta” para investigar; del feedback de la comunidad científica uno no se puede fiar.

Así mismo le devuelvo la homologación española del título de doctor que obtuve en EEUU y la docena de documentos necesarios para su trámite. Todos los documentos vienen con la apostilla de la Haya y las consiguientes firmas del Gobernador del Estado, traducciones oficiales y copias compulsadas con las firmas del Cónsul español en Nueva York. Se incluyen las descripciones detalladas de todas las asignaturas cursadas, que resultaron de mucho interés tanto para el Gobernador como para el Cónsul. Afortunadamente España lidera la cruzada de las homologaciones. Fuera de nuestras fronteras cualquier título original vale, un verdadero escándalo.

El documento que guardo con más cariño, y que también le devuelvo en este envío, es el BOE que describe mi contrato bajo el programa Ramón y Cajal. Subrayado en amarillo encontrará el párrafo donde se detalla el compromiso explícito de, superadas las evaluaciones pertinentes, convocar una plaza con el perfil del investigador contratado. Fue ese párrafo el que me hizo poner fin a más de una década en EEUU. También le devuelvo otro BOE, el de la Ley de la Ciencia, que reafirma ese compromiso de estabilización laboral, introducido precisamente por su grupo parlamentario en el Senado. Le envío esos documentos en una bolsa hermética, son puro papel mojado.

Por el mismo conducto le envío las 700 páginas de certificados y documentos que tenía preparados para el día en que se convocara una plaza con mi perfil, algo que nunca ocurrió. Es la documentación requerida para acreditar la veracidad de mi currículum. Recopilar esa documentación fue una labor de investigación tremendamente gratificante. Sepa usted que en los muchos trabajos que he solicitado fuera de España la documentación requerida es algo más escueta, aproximadamente de 10 páginas: un plan de trabajo y un breve currículum, que no hay que justificar porque la comunidad científica opera con un código de honor. Si quiere un día se lo explico. Sepa usted también que nunca he podido presentarme a una oposición en una universidad española por no tener la acreditación de la Agencia Nacional de Evaluación de la Calidad y Acreditación, acreditación que, por otro lado, sólo se consigue si uno tiene una vinculación previa con una universidad española. Es curioso que ni la Universidad de Princeton ni la Universidad de California en Berkeley, donde hice hace unos años sendas entrevistas de trabajo para plazas de profesor, echaran en falta dicha certificación de aptitud. Quizá la permeabilidad tenga algo que ver con la excelencia, ahora que estamos tan preocupados por los rankings internacionales.

También le devuelvo la carta que la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología tuvo el detalle de enviarme hace unas semanas a mi antigua dirección en la Universidad de Princeton. El objetivo de dicha misiva es realzar la “marca España” con un programa denominado “Ciencia Española en el Exterior”. Sepa usted que me trasladé a España hace cinco años y cuando emigre próximamente la ciencia que haga ya no será española, ni será gracias a España; seguiré haciendo ciencia a pesar de España. No se molesten en enviarme esa misma misiva a mi nuevo centro de trabajo en NASA. Ese esfuerzo ímprobo que han realizado ustedes para localizar a investigadores españoles en el extranjero, que ha llegado incluso a recopilar los viejos correos electrónicos de los que habíamos regresado hacía años, podrían canalizarlo en contactar con los investigadores que todavía están en España y cuya permanencia en el país pende de un hilo. Quizá sea interesante evaluar el alcance del problema, analizar las causas y diseñar una estrategia para buscar soluciones. ¿Cómo, que no sabe a qué problema me refiero? Al de la fuga de cerebros, esa realidad sangrante que su equipo describe como un “topicazo”. Les sugiero un nuevo eufemismo para su colección: inquietud laboral.

Ya se que tiene usted copia porque la dejamos en el Registro de Entrada, pero permítame enviarle de nuevo el CD con las 50.000 firmas de la primera Carta Abierta por la Ciencia y otro con las 80.000 firmas de la segunda. Y una sugerencia: en la verja del Ministerio de Economía y Competitividad, cuyas puertas cerraron a cal y canto el pasado 14 de junio ante la llegada de la mayor manifestación de investigadores en la historia de España, tenga usted disponible, por favor, un rollo de celo. Lo digo para que podamos pegar en la verja la siguiente carta abierta por la ciencia, como pasó con nuestra última carta. O ponga usted un corcho. Entiendo que ambas cosas, el celo y el corcho, excedan el presupuesto de la I+D(*) en España; nos apañamos con uno u otro.

También le devuelvo todas las afirmaciones que su equipo ha hecho de cómo España sigue apostando por la I+D(*). Deduzco que esa apuesta fue hecha en Eurovegas y perdimos. Le devuelvo esas afirmaciones con el mismo afecto con que las recibimos. En realidad usted personalmente no miente, porque no ha dicho nada, absolutamente nada al respecto. Pero aquí le envío los contactos de los 156 periodistas nacionales e internacionales con los que hasta ahora he tenido el placer de hablar sobre su política científica, por si algún día se decide a decirles algo sobre este asunto. Somos todo oídos.

En este abultado envío también le adjunto mi certificado de empadronamiento y dudo si devolverle o no el pasaporte de mi hija de nueve meses; tiene doble nacionalidad pero nuestro futuro en España es tan incierto que me pregunto si volverá a necesitar el pasaporte español. Ahí le van. Se los envío con un nudo en la garganta, el nudo doble de los que se enfrentan a la emigración por segunda vez.

Por último, y a cambio de todos estos documentos que le devuelvo, le pido tan sólo una cosa: devuélvame usted mi dignidad como investigadora, y en el mismo envío, si no le es mucha molestia, devuélvasela a toda la comunidad de investigadores en España, y no se olvide de los de humanidades.

Mariano, durante su legislatura la investigación en este país se está hundiendo irremediablemente hacia el abismo de la fosa de las Marianas. Y si bien es cierto que nuestros colegas científicos han descubierto que hay vida allá abajo, sepa usted que es bacteriana.

Un cordial saludo,

Una investigadora.

(*) P.S. I+D significaba Investigación y Desarrollo.
Amaya Moro-Martín es investigadora Ramón y Cajal del CSIC y promotora de la Plataforma Investigación Digna
Fuente: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2013/08/19/actualidad/1376935600_483731.html

lunes, 19 de agosto de 2013

La hora de lo que nos gustaría que fuera verdad

Tenemos un electorado mal informado y políticos que contribuyen a la desinformación

Todos sabemos cómo se supone que funciona la democracia. Los políticos hacen campaña sobre los temas de interés y la opinión pública informada emite su voto basándose en esos temas, con cierto margen para la imagen que se tiene del carácter y la competencia de los políticos.

También sabemos que la realidad dista mucho de lo ideal. Los votantes suelen estar mal informados, y los políticos no siempre son sinceros. Aun así, nos gusta imaginar que los votantes por lo general aciertan al final y que los políticos acaban rindiendo cuentas por lo que hacen.

Pero ¿sigue siendo relevante esta visión modificada y más realista de la democracia en acción? ¿O está nuestro sistema político tan degradado por la desinformación y la mala información que ya no puede funcionar?

Consideremos el caso del déficit fiscal, un tema que dominó el debate en Washington durante casi tres años, aunque últimamente ha perdido fuerza.

Probablemente no les sorprenda oír que los votantes están mal informados sobre el déficit. Pero puede que sí les sorprenda lo muy mal informados que están.

El déficit había caído en picado, pero la mayoría de los votantes creían que había aumentado En un célebre informe con el descorazonador título de It feels like we’re thinking [da la impresión de que estamos pensando], los politólogos Christopher Achen y Larry Bartels reseñaban un sondeo llevado a cabo en 1996 en el que se preguntaba a los votantes si el déficit público había aumentado o disminuido con el presidente Clinton. El hecho es que el déficit había caído en picado, pero la mayor parte de los votantes —y la mayoría de los republicanos— creían que había aumentado.

En mi blog me preguntaba qué resultado mostraría un sondeo similar en la actualidad, ahora que el déficit está disminuyendo todavía más deprisa que en la década de 1990. Pide y se te dará: Hal Varian, economista jefe de Google, se ofreció a realizar una encuesta sobre el tema entre los consumidores de Google, un servicio que la empresa vende normalmente a los analistas de mercado. De modo que les preguntamos si el déficit había aumentado o descendido desde enero de 2010 y los resultados fueron todavía peores que en 1996: la mayoría de los que respondieron afirmaban que el déficit ha aumentado, y más del 40% dijo que ha aumentado mucho; solo el 12% respondió correctamente que se ha reducido, mucho.

¿Estoy diciendo que los votantes son estúpidos? Ni mucho menos. La gente tiene su vida, trabajo e hijos que criar. No va a sentarse a leer los informes de la Oficina de Presupuestos del Congreso. En vez de eso, se fía de lo que oyen decir a las autoridades. El problema es que gran parte de lo que oyen es engañoso, cuando no directamente falso.

No les sorprenderá oír que las mentiras descaradas tienden a estar motivadas por la política. En aquellos datos de 1996, era mucho más probable que los republicanos tuviesen opiniones falsas sobre el déficit que los demócratas, y seguramente hoy en día sucede lo mismo. Al fin y al cabo, los republicanos crearon mucha confusión política con el supuesto descontrol del déficit durante los primeros días del Gobierno de Obama, y han mantenido la misma retórica a pesar de que el déficit ha caído en picado. Así, Eric Cantor, el tercer republicano de la Cámara de Representantes, declaraba en Fox News que “el déficit aumenta”, mientras que el senador Rand Paul aseguró a Bloomberg Businessweek que registramos “un déficit de un billón de dólares todos los años”.

En lo tocante al déficit, los supuestos 'hombres sabios' son parte del problema ¿Sabe la gente como Cantor o Paul que lo que están diciendo no es verdad? ¿Les importa? Probablemente no. Parafraseando la famosa frase de Stephen Colbert, las afirmaciones sobre los déficits descontrolados puede que no sean verdad, pero nos gustaría que fuesen verdad, y eso es lo que cuenta.

Así y todo, ¿acaso no hay árbitros para esta clase de cosas, autoridades independientes en las que la gente confía, que pueden acusar y acusan a los que transmiten falsedades? Hace ya mucho, creo, los hubo. Pero en los tiempos que corren, la división entre partidos es muy profunda, y hasta los que pretenden jugar a ser árbitros por lo visto tienen miedo de denunciar la falsedad. Increíblemente, PolitiFact, una página dedicada a la verificación de datos, calificaba la declaración claramente falsa de Cantor de “verdad a medias”.

Ahora bien, Washington sigue teniendo algunos “hombres sabios”, personas a las que los medios de comunicación tratan con una deferencia especial. Pero en lo tocante al problema del déficit, los supuestos hombres sabios resultan ser parte del problema. Gente como Alan Simpson y Erskine Bowles, copresidentes de la comisión fiscal designada por el presidente Obama, contribuyó en gran medida a alimentar la ansiedad pública sobre el déficit cuando este era alto. Su informe llevaba el amenazador título de El momento de la verdad. ¿Y han cambiado de opinión ahora que el déficit se ha reducido? No, y por eso no es de extrañar que se siga hablando de déficits descontrolados aunque la realidad presupuestaria haya cambiado por completo.

Si reunimos todas las piezas, la imagen es descorazonadora. Tenemos un electorado mal informado o desinformado, políticos que contribuyen alegremente a la desinformación y perros guardianes que tienen miedo de ladrar. Y en la medida en que hay actores muy respetados, no demasiado partidistas, parecen estar fomentando, en vez de arreglando, las falsas impresiones de la opinión pública.

¿Qué deberíamos hacer? Seguir machacando con la verdad, supongo, y esperar que penetre. Pero es difícil no dudar cómo puede funcionar este sistema.

Paul Krugman es profesor de Economía de Princeton y premio Nobel de 2008
Traducción de News Clips.
Fuente: El País de la Economía.
Foto de Family del autor hace un año -julio 2012- en el aeropuerto de Sevilla para volar a Barcelona.

viernes, 16 de agosto de 2013

Solamente de ida

Quisiera que alguien me explicara por qué acabo de dejar en el aeropuerto a un joven que, cuando entregaba el billete de viaje al controlador y ante la pregunta si no tenía billete de vuelta, comenzó a llorar. Estamos de nuevo en un país engañado por las instituciones y los políticos. Nadie nos dice nada. Por libre unos y otros.

El joven, en su vida solamente obedeció a las directrices. Joven normal, buen estudiante, carrera superior terminada y al final trabajador, por cuenta ajena y después autónomo. Por lo visto no es el camino adecuado, harto de no conseguir salida envió el currículo a Londres y en 10 días tenía un buen contrato de trabajo encima de la mesa.

Se ha ido sin billete de vuelta. Volvemos a la emigración. Palabra muy manida, pero con un resultado para la sociedad demoledor. Se vuelven a desgarrar las familias y las personas, pero son dramas individuales y poco importan. Este país se está convirtiendo en un lugar desagradable y solamente falta que vuelva a arreglarlo quien marcó las pautas de su desgracia y lo remate definitivamente.

Solamente de ida, por favor.— Miro Carballo. Cartas al director, El País.

lunes, 5 de agosto de 2013

Deuda, austeridad y devastación. Llegó el turno de Europa

Susan George
Transnational Institute (TNI)
Traducido por Beatriz Martínez para Transnational Institute.

Al igual que la peste en el siglo XIV, el azote de la deuda ha ido migrando paulatinamente del Sur al Norte. La Yersinia pestis del siglo XXI no se propaga a través de las ratas infestadas de pulgas, sino del letal fundamentalismo neoliberal, infestado de ideología. Antes, sus adalides tenían nombres como Thatcher o Reagan; ahora suenan más bien a Merkel o Barroso. Pero el mensaje, la mentalidad y la medicina prescrita son básicamente los mismos. La devastación provocada por ambas plagas también es similar. Sin duda, se registran menos muertes relacionadas con la deuda en Europa hoy en día que en África hace tres décadas, pero seguramente se está causando un daño más permanente a lo que en su día fueron las prósperas economías europeas.

Los fieles –y más veteranos– lectores de la revista New Internationalist recordarán la temida expresión ‘ajuste estructural’. ‘Ajuste’ era el eufemismo para el paquete de recetas económicas impuestas por los ricos países acreedores del Norte a otros menos desarrollados en lo que entonces llamábamos ‘el Tercer Mundo’. Una gran parte de estos países había pedido prestado demasiado dinero para demasiados fines improductivos. A veces, los líderes se limitaban a ingresar los créditos en sus cuentas privadas (recordemos a Mobutu o Marcos) y endeudar aún más a sus países. Devolver los préstamos en pesos, reales, cedis u otras ‘monedas raras’ era inaceptable; los acreedores querían dólares, libras esterlinas y marcos alemanes.

Además, los líderes del Sur habían suscrito los préstamos a tipos de interés variable, que al principio eran bajos pero que subieron a niveles astronómicos a partir de 1981, cuando la Reserva Federal de los Estados Unidos puso fin a la era del dinero barato. Cuando países como México amenazaron con no pagar la deuda, cundió el pánico entre los ministros de Economía de los países acreedores, los grandes banqueros y los burócratas internacionales, que se pasaron unos cuantos fines de semanas sin dormir, alimentándose con comida para llevar e improvisando planes de emergencia.

Plus ça change, plus c’est la même chose.* Pasadas unas décadas, aún se suceden las reuniones de crisis, esta vez en Bruselas y, pese a algunas variaciones, la respuesta es idéntica: solo consigues un rescate si te comprometes a seguir una serie de estrictas exigencias. En su día, estas se hacían eco del neoliberal ‘consenso de Washington’; ahora se denominan, más acertadamente, ‘paquetes de austeridad’, pero ambas requieren las mismas medidas. Firme aquí, por favor, con sangre.

Para el Sur, los contratos rezaban: ‘Limiten la producción de alimentos y dedíquense a cultivos comerciales rentables. Privaticen las empresas estatales y abran actividades lucrativas a las compañías transnacionales extranjeras, sobre todo en el sector de las materias primas y las industrias extractivas, la silvicultura y la pesca. Reduzcan drásticamente el crédito, y eliminen los subsidios y las prestaciones sociales. Presenten propuestas para el pago de la salud y la educación. Economicen y obtengan divisas fuertes a través del comercio. Su principal responsabilidad es para con los acreedores, no para con su pueblo’.

Ahora llegó el turno de Europa. A los países del sur de Europa y a Irlanda no se les deja de repetir: ‘Han estado viviendo por encima de sus posibilidades. Ahora les toca pagar’. Los Gobiernos aceptan órdenes dócilmente y sus ciudadanos y ciudadanas suelen asumir que deben pagar la deuda de inmediato porque la deuda de un Estado soberano es exactamente igual que la deuda de una familia. Pero no lo es; un Gobierno acumula deuda emitiendo bonos en los mercados financieros. Esos bonos son adquiridos fundamentalmente por inversores institucionales, como bancos, que reciben un pago anual de intereses: bajo cuando el riesgo de impago es bajo y alto cuando dicho riesgo también lo es. Es totalmente normal, deseable e incluso necesario que un país tenga una deuda que plantee cero problemas y que genere muchos beneficios si el dinero se invierte con prudencia y a largo plazo en actividades productivas como educación, salud, prestaciones sociales, infraestructuras sólidas y similares.

En efecto, cuanto mayor es el porcentaje de gasto público en el presupuesto de un Gobierno, más elevado es el nivel de vida y más empleos se crean, incluido en el sector privado. Esta norma se ha visto confirmada sin falta desde que se apuntó a la correlación entre la inversión pública y el bienestar nacional por primera vez, a fines del siglo XIX.

Lógicamente, el dinero prestado también se puede derrochar y gastar sin ton ni son, y los beneficios pueden repartirse injustamente. La gran diferencia entre el presupuesto de una familia y el de un Estado es que los Estados no desaparecen sin más, como una compañía en bancarrota. Las inversiones productivas y bien gestionadas que se financian con el dinero que toman prestado los Gobiernos deberían entenderse, en general, como algo bueno.

Los números mágicos
En 1992, los países europeos votaron ciegamente ‘sí’ al Tratado de Maastricht, que debido a la insistencia de Alemania incluía dos números mágicos: el 3 y el 60. Nunca dejes que tu déficit presupuestario supere el tres por ciento; nunca contraigas una deuda pública que supere el 60 por ciento de tu producto interior bruto ( PIB ).** ¿Por qué no el 2 o el 4 por ciento, o el 55 y el 65? Nadie lo sabe, salvo quizá algún vetusto burócrata que andaba por allí, pero estos números se han convertido en las Tablas de la Ley.

En 2010, dos famosos economistas anunciaron que, por encima del 90 por ciento del PIB , la deuda acarrearía problemas a un país y su PIB se contraería. Es algo que suena lógico porque el pago de los intereses se comería un porcentaje mayor del presupuesto. Sin embargo, en abril de 2013, un estudiante de doctorado norteamericano intentó replicar sus resultados y se encontró con que no podía. Usando las mismas cifras, obtenía un resultado positivo para el PIB, que aún seguiría aumentando en más de un dos por ciento al año. El tándem de economistas famosos –y ahora también avergonzados– tuvo que admitir que había sido víctima del Excel y que habían colocado mal una coma.

Incluso el Fondo Monetario Internacional ha confesado errores parecidos, esta vez sobre el tema de los recortes y las medidas de austeridad. Ahora sabemos –porque el Fondo ha sido lo bastante sincero como para explicárnoslo–, que los recortes perjudicarían al PIB dos o tres veces más de lo previsto en un principio. Europa debería tomárselo con calma, dice el FMI y no ‘conducir la economía pisando el freno’. El límite mágico del 60 por ciento del PIB en la deuda es ahora más sagrado que el límite del tres por ciento para el déficit; las políticas, sin embargo, siguen siendo las mismas, ya que los halcones neoliberales aprovechan cualquier atisbo de prueba dudosa que parezca promover su causa.

Nos enfrentamos a dos preguntas básicas. La primera sería por qué aumentó la deuda de los países europeos de forma tan pronunciada después de que estallara la crisis en 2007. En apenas cuatro años, entre 2006 y 2010, la deuda se disparó en más de un 75 por ciento en Gran Bretaña y Grecia, un 59 por ciento en España y una cifra récord del 276 por ciento en Irlanda, donde el Gobierno anunció que se haría responsable de todas las deudas de todos los bancos privados del país. El pueblo irlandés, por lo tanto, asumiría la falta de responsabilidad de los banqueros irlandeses. Gran Bretaña hizo lo mismo, aunque en menor medida. Los beneficios se privatizan y las pérdidas se socializan.

Así pues, los ciudadanos y las ciudadanas deben pagar por la austeridad, mientras que los banqueros y otros inversores que adquirieron los bonos del país o productos financieros tóxicos no aportan nada. Después de la crisis de 2007, el PIB de los países europeos cayó un promedio del cinco por ciento y los Gobiernos tuvieron que compensar. El incremento de los fracasos empresariales y el desempleo masivo significaban también más gastos para los Gobiernos justo en el momento en que estaban recaudando menos a través de los impuestos.

La nueva moralidad
El estancamiento económico sale caro. El aumento de los gastos y la bajada de los ingresos se traduce en una única respuesta: solicitar más préstamos. Rescatar a los bancos y asumir las consecuencias de la crisis que estos crearon son el principal motivo de la crisis de la deuda y, por lo tanto, de la dura austeridad que se impone hoy en día. La gente no estaba ‘viviendo por encima de sus posibilidades’, pero es evidente que el lema de la nueva moralidad es ‘castiguemos a los inocentes y recompensemos a los culpables’.

Esto no es una defensa de las políticas ineptas ni corruptas, como las que permitieron que se inflara la burbuja inmobiliaria en España o que la clase política griega contratara a un gran número de nuevos funcionarios después de cada elección. Los griegos tienen un presupuesto militar hinchado y se niegan, inexcusablemente, a gravar a los grandes magnates navieros y a la Iglesia, la mayor titular de propiedades del país. Pero si la bañera pierde agua y la pintura del salón se está cayendo, ¿qué haces? ¿Quemas toda la casa o arreglas las tuberías y vuelves a pintar?

Las consecuencias humanas de la austeridad son ineludibles y bien conocidas: los jubilados rebuscan en los contenedores de basura a mitad de mes esperando encontrar algo que llevarse a la boca; los y las jóvenes de talento y con formación de Italia, Portugal y España huyen de su país mientras la tasa de desempleo para su grupo de edad alcanza el 50 por ciento; a las familias se les impone una carga insoportable; la violencia contra las mujeres aumenta con el incremento de la pobreza y la angustia; los hospitales carecen de fármacos básicos y de personal; las escuelas y los servicios públicos se deterioran o desaparecen. A la naturaleza también se le pasa factura: no se invierte nada en revertir la crisis climática ni en poner fin a la destrucción del medio ambiente. Es demasiado caro. Como sucede con todo lo demás, ahora no nos lo podemos permitir.

Conocemos bien las repercusiones, el resultado de lo que la canciller alemana Angela Merkel denomina políticas de ‘austeridad expansionista’. Según esta teoría neoliberal, los mercados ‘se tranquilizarán’ con políticas estrictas y volverán a invertir en los países disciplinados. Pero esto no ha sucedido. Y por todo el sur de Europa están empezando a aparecer imágenes de Merkel decoradas con esvásticas.

Muchos alemanes piensan que están ayudando a Grecia y quieren dejar de hacerlo. En realidad, casi todo el dinero del rescate está siguiendo un circuito cerrado: las aportaciones de los Gobiernos de la UE realizadas a través del Mecanismo Europeo de Estabilidad se han vuelto a canalizar a través del Banco Central y los bancos privados de Grecia hacia bancos británicos, alemanes y franceses que habían adquirido eurobonos griegos para obtener un rendimiento más alto. Sería más sencillo entregar el dinero de los contribuyentes europeos directamente a los bancos, si no fuera porque los contribuyentes podrían darse cuenta del truco. ¿Por qué montar un drama psicológico en torno al dos por ciento (Grecia) o al 0,4 por ciento (Chipre) de la economía europea? Un cínico podría contestar: ‘Muy sencillo. Para asegurar la reelección de la señora Merkel en septiembre’.

La segunda pregunta básica es por qué seguimos aplicando políticas que son perjudiciales y no funcionan. Esta catástrofe de creación propia puede verse desde dos puntos de vista. Economistas laureados y de renombre como Paul Krugman o Joseph Stiglitz opinan que los líderes europeos sufren de encefalograma plano, muestran una total ignorancia en materia de economía y están abocados a un innecesario suicidio económico. Otros analistas apuntan que los recortes se ajustan perfectamente a los deseos de entidades como la Mesa Redonda Europea de Industriales y BusinessEurope: recortar salarios y prestaciones, debilitar a los sindicatos, privatizar todo lo que se ponga a tiro, etcétera. A medida que han ido aumentando las desigualdades, a las elites no les ha ido nada mal. En estos momentos, hay más ‘particulares con un elevado patrimonio neto’ y con una fortuna colectiva mucho mayor que en el punto álgido de la crisis en 2008. Hace cinco años, se contabilizan en todo el mundo 8,6 millones de particulares de este tipo, con una liquidez conjunta valorada en 39 billones de dólares estadounidenses. Hoy en día, este grupo llega a los 11 millones de personas, con activos por valor de 42 billones de dólares. Las pequeñas empresas caen en tropel, pero las grandes compañías disponen de ingentes sumas de efectivo y están sacando el mayor partido posible de los paraísos fiscales. No ven ningún motivo para dejarlo ahí.

Esta crisis no está afectando a todo el mundo y los líderes europeos no son más necios que sus homólogos en otros países. Si que están, no obstante, totalmente sometidos a los deseos de las grandes finanzas y las grandes corporaciones. Sin duda, la ideología neoliberal desempeña un papel clave en su programa, pero sirve especialmente para emitir densas cortinas de humo y falsas explicaciones y justificaciones, con el fin de que las personas crean que ‘no hay alternativa’. No es cierto: los bancos se podrían haber socializado y transformado en servicios públicos, del mismo modo que cualquier otro organismo que funciona con dinero público. Se podrían haber cerrado los paraísos fiscales, aplicado impuestos a las transacciones financieras y adoptado muchas otras medidas. Pero estas propuestas, a ojos del neoliberalismo, son una herejía (aunque 11 países de la eurozona empezarán a gravar las transacciones financieras a partir de 2014).

Soy una ferviente europea y deseo que Europa prospere, pero esto no es Europa. En contra de nuestra voluntad, se nos ha arrastrado a una guerra de clases. La única respuesta que le queda a la ciudadanía está en el conocimiento y la unidad. Lo que ha impuesto el 1 por ciento puede ser revocado por el 99 por ciento. Pero más vale que nos demos prisa: el tiempo se está agotando.

* ‘Cuanto más cambian las cosas, más permanecen igual.’
** La deuda pública es dinero que un Gobierno debe en forma de préstamos obtenidos en los mercados financieros más que mediante otras modalidades de empréstito. Fuente: http://www.tni.org/es/article/deuda-austeridad-y-devastacion

lunes, 29 de julio de 2013

El estado español regala 36.000 millones de € a los bancos. Mientras el paro alcanza cotas inadmisibles, tanto general como juvenil. ¿No es esto un crimen, una estafa, un robo? y mientras los directivos de banca españoles ganan los sueldos mayores del mundo. ¿Hasta cuando? Esto no es una democracia, el gobierno no hace lo que quiere el pueblo que iría a rebajar el paro y encarcelaría a los estafadores,...

Agencias

El estatal Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria (FROB) admitió este viernes que los bancos y cajas que recibieron dinero público no devolverán las millonarias ayudas , una cifra que en total supera los recortes presupuestarios en sanidad y educación impuestos por el Gobierno de Mariano Rajoy.

En el mes de octubre del año pasado el presidente Mariano Rajoy anunció un préstamo del Estado a bancos quebrados. En aquel entonces se habló de la cantidad de 40.000 millones de euros. Rajoy aseguró en el Parlamento que el Estado nunca renunciaría a este dinero y que los bancos y cajas tendrían que devolverlo ‘de todas todas’. Nueve meses después el Fondo de Reestructuración Ordenada Bancaria ha hecho públicas sus cuentas y asume que, de los 52.000 millones de euros que finalmente dieron a las entidades financieras, 36.000 los da ‘por perdidos’, es decir, que no los recuperará.

Con esta decisión, los bancos ya no están obligados a devolver el dinero al Estado. De esta manera, el Gobierno ha regalado a estas entitadades una cantidad que supera la de los recortes en educación y sanidad.

Los bancos y cajas que han visto como se eliminaba su deuda en nueve meses son Bankia, Novagalicia (NCG), CatalunyaCaixa, Banc de València, Caja España Ceiss y BMN.

El Mayor rescate de la historia, en El País.

lunes, 22 de julio de 2013

Fuga a Londres. Un viaje de ida, una maleta, un vuelo barato. Desde 2007, 100.000 españoles han huido a Reino Unido persiguiendo un empleo. Así es la odisea de nuestros emigrantes del siglo XXI en la capital británica.

El Bradley’s se encuentra ubicado en una callejuela que nace de Oxford Street, por donde un rickshaw cruza el asfalto en la noche. La madera pintada de un rojo vivo le confiere al local el aspecto típico de un pub anglosajón, y al otro lasdo del cristal los clientes beben en vasos de pinta. En el interior se ven carteles de corridas de toros y banderillas y banderas de España y un escudo del Barça. Por una escalera estrecha y oscura se desciende hasta otra estancia en la que la música se encuentra aún más alta, la luz más tenue y se respira la humedad de los cuerpos hacinados. Isabel Sánchez viste chaqueta vaquera y falda negra; lleva el pelo suelto y tiene el rostro duro de una aragonesa. Aprieta los labios mientras seca unos vasos al otro lado de la barra y unos ingleses le piden una ronda y sirve una decena de chupitos de Jägermeister que luego hunden los clientes en un vaso con Red Bull. Tiene 25 años. Sus últimos meses en España resumen el 55% de paro juvenil. Le salió algún evento como azafata. Y el verano pasado le ofrecieron un puesto en una discoteca. Poco más. Estudió una diplomatura de Relaciones Laborales. Ha seguido un par de cursos del INEM. Y decidió comprarse un billete de ida el día en que le pidieron hacer en inglés la entrevista de trabajo para una tienda de ropa de Zaragoza. Aterrizó en la ciudad el 19 de diciembre de 2012. “Sabía que pasaría las Navidades sola”, dice. Sobre su voz se oye un ritmo de bongos y crecen los aullidos de Mick Jagger y el diablo se presenta poco a poco y el tema de los Stones llena la sala cuando los ingleses estallan: “¡Please to meet you!”.

Bienvenidos a Londres, la capital de las oportunidades. Este es un viaje a uno de los rincones de Europa a los que huyen los españoles. Sobre todo jóvenes. La mayoría sin empleo. Donde un recién llegado “es como un puñetero recién nacido”, en palabras de un catalán con un año de bagaje. Una “ciudad de supervivientes”, según un politólogo que vivió otro par de años allí, en la que “no importa quién seas ni de dónde vengas; solo lo que vienes a hacer y las cartas con las que puedes negociar”. Un lugar en el que casi todos recuerdan cuándo aterrizaron.

Entre España y Londres se mueven 315 aviones a diario. Por delante de París (141) y Berlín (38)
El 8 de octubre de 2012, dice Jonathan Goya. Era lunes, un vuelo de EasyJet. Cerró el bar en quiebra que había montado en Coslada (Madrid). Y aterrizó con la intención de saldar los créditos impagados. Pasó mes y medio en casa de un amigo. Se pateó Londres sin una palabra de inglés. “Spain, crisis, corruption”, le decían al entregar currículos. Una conocida de su tierra le consiguió el primer empleo, un puesto de kitchen porter (lavaplatos) en el restaurante Pinchito, regentado por otro español que llegó en 1996. “No me avergüenzo, agradezco este trabajo”, dice Goya sentado en una de las mesas del local. Trabaja de lunes a sábado. Cobra 880 libras mensuales (1.000 euros). Y ahorra unas 350, que envía a casa regularmente en la maleta de algún conocido. Vive en la zona 3, a 13 kilómetros del centro; comparte habitación con una peluquera, come y cena en el Pinchito acompañado de una familia española (casi todos los empleados lo son). Estudia el idioma en una academia para personas con ingresos mínimos. Y continúa con sus entrenamientos de boxeo. Peleaba como amateur cuando abandonó España. Hace poco organizó un combate en la competición privada White Collar. El boxeador se lleva un porcentaje de la entrada. “Me partí la cara por 30 pounds”, resume la noche. Pero sonríe. Tiene 34 años. Dice que ha empezado a ver algo de luz. Y regresa al cubículo adonde le van llegando los platos sucios. En el neón sobre la fachada del restaurante se lee: “Tapas”. Más allá comienzan los rascacielos de la City bajo un cielo como una plancha de plomo.

Londres no es ni mejor ni peor destino que otros. Pero está a dos horas y media y conectado por una lluvia de vuelos (315 conexiones diarias con España, frente a las 141 de París y las 38 de Berlín, según AENA). Hay tradición de españoles. Uno siempre encuentra un colchón. Y demanda un ejército para el sector servicios. La odisea londinense no es un fenómeno reciente, pero quienes llevan tiempo allí hablan de un aluvión de dos años a esta parte. No hay cifras oficiales. Sí estimaciones. Para trabajar en Reino Unido hay que darse de alta en el National Insurance (servicio de empleo). En 2007 se inscribieron 11.840 españoles. En 2011, última cifra publicada, sumaron 30.000 nuevas altas. Casi tres veces más. El dato acumulado en cinco años roza las 97.000 altas. En 2013 se habrá cruzado la barrera de los 100.000. No todos encontraron empleo, y muchos se habrán vuelto. Pero el registro refleja una tendencia; es, digamos, una declaración de intenciones.
Imagen de la manifestación de expatriados organizada en Londres el 7 de abril con el lema ‘No nos vamos, nos echan’ / JORDI ADRIÀ

“Trabajo hay. Pero son los que no quieren hacer los ingleses”, había avisado el encargado español de un pub. Lo difícil es dar el siguiente paso. A media tarde llegamos a la coqueta Alloa Road, al sur del Támesis, donde apenas circulan coches entre las hileras de viviendas estrechas y alargadas, y una joven abre una puerta y nos guía a la cocina, y sirve un té para entrar en calor y ofrece unas pastas del súper Tesco. En este hogar de escaleras empinadas y enmoquetadas, en las que los listones de madera crujen bajo los pies, viven dos madrileñas de 26 años (y otras cuatro personas de distinta nacionalidad). Ambas, amigas desde el colegio, llegaron hace dos años. Encontraron un hueco en una tienda de Zara donde no pedían apenas inglés. Paola del Río estuvo allí un mes y ahora trabaja en una empresa que canaliza inversiones hacia territorios offshore. Digamos que ha cumplido los pasos para alcanzar ese segundo escalón y trabajar, más o menos, de lo suyo (estudió Recursos Humanos y un máster en Asesoría Fiscal). Lucía Navarro está en ello. Tras 14 meses en el local de Inditex, donde la mitad de los 50 empleados eran españoles, y de cursar un diploma en la London School of Marketing, y de cuatro meses de becaria en una organización benéfica, cuando hablamos con ella está a punto de empezar con contrato fijo en un puesto relacionado con sus estudios de Empresariales en esta organización. Dice que más de una vez ha querido volver a casa. Cada vez que lo intenta, su padre le quita la idea de la cabeza. Suena el timbre y llegan dos amigas que viven a la vuelta de la esquina. La tertulia del té prosigue:
–Es preferible quedarse aquí y trabajar medio explotado.
–Londres abre la mente.
–Yo creo que vamos a volver muy cualificados. Una generación muy fuerte.

Hay otras formas de decirlo. “La ciudad es como un puto animal, man”, cuenta Israel Jamal, de 34 años, un diseñador de ropa que se vio a punto de tirar la toalla cuando se rompió las dos muñecas montando en bicicleta. “Es una batalla. Si no estás preparado, te come. Está hecha para que te alimentes de comida rápida, para que no tengas seguridad en ti mismo, para que gastes y gastes. Como no te cuides, el animal te come. Mucha gente se pierde. Pero esta ciudad, si tienes un sueño, es tu motor”. Uno ha de fijarse un objetivo. Y tenerlo siempre en mente. Lo cuenta Óscar Pérez, un ingeniero industrial tinerfeño que reconoce cómo alguna vez se ha visto sepultado bajo cajas de zapatillas en la tienda Sport Zone de Oxford Street, y se ha preguntado: “¿Por qué vine?”.

Cuando acudimos a visitarlo al comercio, el encargado, de rasgos indios, lo contacta de malos modos por un walkie-talkie. Óscar aparece y basta una mirada reprobatoria para que el español regrese de un brinco al almacén. No está bien visto recibir visitas. Lo que contó, lo hizo luego, a la salida. Pérez apenas ha cotizado un par de años en España y en su relato las empresas quiebran o se queda a un paso de sacar una plaza pública. “Pensé en irme a Alemania. Pero preferí empezar por algo que conociera un poco”. Presentó su proyecto de fin de carrera en 2008. Era sobre energía fotovoltaica. En Londres debutó como vendedor de molinillos en Candem Town. Pasó por un catering. Y un bar. Repartió publicidad. Encontró su sitio en el local de deportes. Cuando lo entrevistamos, trabajaba cinco horas diarias. Cobraba un subsidio para cotizantes a tiempo parcial. El resto del día lo dedicaba a estudiar para examinarse del Advanced. “Me siento realizado entre comillas”, nos contó. “Porque tengo 34 años. Y no quiero pasarme la vida moviendo cajas”. Al poco del encuentro, dejó Londres. Le salió algo en España, nos contaron en la residencia en la que vivió durante un año. Un microcosmos español en una de las zonas más exclusivas de la ciudad.

Cuando llegamos allí, la calle Belsize Park Gardens duerme con el sueño algodonado de los suburbios ricos de Londres. No se ve una rendija en el cielo oscuro y el frío se cuela en la vieja mansión victoriana. El edificio es simétrico, blanco, de tres alturas, con relieves de yeso en la fachada. Una casa idéntica a las vecinas, levantadas a mediados del siglo XIX. No hay timbre, sino una cerradura electrónica. Al otro lado del recibidor, dejando atrás la recepción, se encuentra la sala de estar, donde se concentra ahora mismo el calor humano. Al adentrarnos en la estancia, de aspecto señorial, gruesos cortinones y una enorme chimenea, en el televisor acribillan a balazos a Don Vito Corleone y, mientras las naranjas ruedan por el asfalto neoyorquino en versión original, la luz de la pantalla se refleja en los rostros de veteranos y recién llegados. Hay una decena de españoles en los sofás. Un profesor de magisterio musical que toca la guitarra en la calle para redondear los números; y un socorrista de Benidorm que ahora vigila una piscina del Ayuntamiento por 6,19 libras la hora (el salario mínimo). Y ahí están María Leiva y Nerea Díez, de 19 y 20 años, en Londres desde hace una semana, haciendo planes para mañana. Al parecer, hay jornada de puertas abiertas en las oficinas de reclutamiento de la cadena de comida Prêt-à-Manger. Quieren madrugar para llegar las primeras; las colas de aspirantes suelen dar la vuelta a la manzana. O eso les han dicho.

Ángela García y Javier Lozano, sentados a su lado, nos guían hasta su dormitorio con lavabo de unos tres por cuatro metros. Han juntado las camas para crear el nido. Ella, diplomada en Magisterio Musical, estudió dos años de oposición para ser profesora de primaria en España y ahora cuida niños ingleses. Con su primer sueldo se compró un piano Casio, para no perder técnica. También imparte clases de música. Javier, exestudiante de Ingeniería Informática, se vino algo después y aquí sigue buscando empleo (poco después le salió un puesto de lavaplatos). Tienen 29 años, y cada cajón de una cómoda en la esquina contiene un universo. Desde calcetines hasta especias. Cocinan con ayuda de una kettle y una sandwichera de doble hueco para los platos a la plancha. Su nevera es la intemperie: sobre el marco de la ventana, en contacto con el cristal, se encuentran los productos perecederos: leche, yogures, fruta. De noche, los meten en bolsas y lo cuelgan hacia fuera, al modo de los pesos de un globo aerostático.

La residencia Belsize tiene capacidad para 135 personas. Solía alojar a funcionarios británicos. Hoy, el 60% de sus inquilinos son españoles. En cierta medida recuerda a un limbo o un purgatorio de almas sin empleo. Así lo cuenta Renato Rossi, un italiano de 40 años que dirige el lugar: “Este es el punto de partida. Un lugar desde el que puedes progresar. Aunque hay muchos que se quedan estancados aquí. O se vuelven. En cualquier caso, el patrón ha cambiado. Los españoles solían venir de vacaciones-estudio, pasaban aquí seis semanas, de fiesta. Ahora viene gente con educación, solidaria y humana, que no encuentra posibilidades de florecer en su país. Personas mayores. Pasan aquí un año o más. Es algo cercano a la inmigración; aunque ellos no se dan cuenta”.

Muchos españoles mantienen un acuerdo con la dirección para ahorrarse el alojamiento (unas 100 libras a la semana, desayuno y cena incluidos) a cambio de ayudar con el housekeeping. De noche, por ejemplo, hace guardia en la recepción Javier Orera, un zaragozano musculoso de 26 años. Mientras come patatas fritas, y sale a pedir silencio entre los compatriotas que fuman fuera, sigue un curso online de análisis de divisas. Para aprovechar las 20 horas a la semana que pasa ahí sentado. “No quería que se me derritiera el cerebro”. De día trabaja cocinando pollos en la cadena Nando’s desde que aterrizó hace casi dos años, tras acabar Empresariales, seguir un máster de Comercio Exterior y terminar unas prácticas. Asegura que ha llegado a tener picos de 80 horas de trabajo; 2.400 minutos a la semana entre pechugas. “Esta ciudad se encarga de echar a los débiles. A los que no soportan esto”, dice su novia, Nuria Fernández, de 28 años, los últimos tres aquí (se conocieron en Belsize). Con la carrera de Filología Inglesa y un máster de Formación de Profesorado, ha trabajado en pubs, restaurantes y en una guardería. Su objetivo, dicen, es volver a España con “un currículo tan lleno” que nadie pueda reclamar nada. Trabajar donde sea. Cuando se escriben estas líneas, se encuentran de regreso. Él, con un empleo en Barajas en una casa de cambio de divisas. Ella, de profesora de inglés en una academia y un colegio.
Entre los huéspedes hay una periodista que pide anonimato. Tras pasar por varios medios, Efe y TVE entre ellos, se vio a sí misma: “Sin nada, muerta del asco, tirada en el sofá, echando currículos y paseando a mi perra”. Solo le llamaron de una tienda china de ropa. Una broma. Por eso cogió el avión. Quizá no trabaje en lo suyo. Pero se paga los cursos de inglés del método Callan y el alojamiento, gracias a un empleo en un McDonald’s de una zona árabe en la que huele a humo de shishas y pasean mujeres con burkas y Nike. Allí son siete españoles trabajando. Más el gerente, Miguel Seoane, de 43 años. Llegó en 1994 a Londres y se ha convertido en un faro al que sus empleados escriben por WhatsApp pidiéndole consejo. Si alguien le dice que se ve demasiado inocente para lidiar con los mandos intermedios (la mayoría paquistaníes), responde: “Espérate cuatro meses”. Y también ha dicho: “No le cojas cariño a nadie porque se acaban yendo”. Mientras atraviesa el bullicioso local, comenta: “Londres te puede escupir. Pero también te puede acoger en su seno”. Luego, sentado en la oficina de la hamburguesería, mientras Carmen Rubiano, extremeña de 31 años, extécnico de realización, come un chicken sandwich antes de ir a limpiar un colegio (su segundo empleo), Seoane dice que no se ve como inmigrante. Prefiere “ciudadano europeo”. Daniel Santana, de 24 años, un grancanario que estudió un ciclo medio de Comercio antes de llegar aquí, responde: “Yo sí. Huí para buscarme otra vida mejor”.

En el caserón de Belsize, el desayuno se sirve a las siete. Una joven muestra el café y el zumo y el pan de molde, y dice un “Good morning” en el que se distingue el matiz del centro de la Península. Elena Cabello, de 27 años, de Toledo. A cambio de servir la primera comida, se ahorra el alojamiento. Trabajó un tiempo en La Caixa, enganchando contratos temporales. Y pronuncia con sorna: “Aquí estamos los del 85, la generación perdida”. Los hijos de la clase media y el milagro español. Tras el desayuno, Nerea, María y el sevillano Felipe García, de 18 años, otro recién llegado, se encuentran listos junto a la recepción. Salen en busca de empleo, y la calle les golpea con una bofetada. La zona residencial, muy cerca del zoo y de Regent’s Park, sigue durmiendo un sueño mullido, y un perro amigable sale a su encuentro y los acompaña casi hasta la puerta del restaurante Jamón Jamón, en el que trabajan un par de españolas. Enfrente se encuentra el metro. Un ascensor engulle a 30 personas trajeadas y se abre la puerta y los vomita en un túnel abovedado. En algún punto del viaje, Felipe repite una frase que alguien le dijo al llegar: “Aquí, o te mueves, o caducas”. El tren les deja en Victoria Station, donde se encuentran las oficinas de Prêt-à-Manger. Abren a las 9.00; son las 7.45 y en la puerta no hay nadie. Tras preguntar con dificultades a un par de personas, opinan que podrían ser los primeros. Muy pronto aparece otro con aspecto de español. Se miran de reojo. Daniel Flores, de 26 años, de Sevilla. En unos folios lleva escritas a mano las respuestas a la entrevista-formulario. Una chuleta. Llegan un par de personas más, pero eso será todo. La cola que da la vuelta a la manzana debió de ser un bulo. Y la jornada de puertas abiertas consiste en que te colocan frente a un ordenador y piden que respondas a cuestiones tipo: “Creo que disfrutaré trabajando en Prêt porque: a) Necesito dinero y un trabajo. b) Adoro trabajar con comida y de cara al cliente…”.

Entra en el local otro tipo de aire español; rondará los 50. Lo guían hasta una pieza acristalada, donde se lleva a cabo la entrevista cara a cara. A la salida, cuenta emocionado que le han dado el empleo. Su primer contrato en Londres. Se identifica como J. L. Prefiere no dar su nombre porque sigue cobrando el paro español. Es de Barcelona, de 51 años. Dejó su puesto en una fábrica de impresión de papel cuando las cosas pintaban feas y siguió los pasos de su cuñado, que llegó hace un par de años, tras una situación similar. Caminamos hacia el barrio de Pimlico, donde trabaja su familiar. Lo encontramos vestido con un mono y una gorra. Ángel Velázquez, de 54 años; se encarga de limpiar las zonas comunes de un bloque de ladrillos. A la puerta del edificio, se inclina para recoger unas jeringuillas sobre la acera. Es la hora del almuerzo, y ambos marchan a la casa que comparten cerca del río. Dos habitaciones, salón y cocina. Calientan un potaje de emigrantes que recuerda al cocido. Se muestran resentidos con España. “Que le den por culo”, dicen, por ejemplo. Planean quedarse hasta la jubilación. Lo han pasado mal. Velázquez llegó solo, con una mochila, un paraguas y un mapa de Londres, en 2011. Sin palabra de inglés. Pagó a una agencia para facilitarle el alojamiento y los trámites para encontrar empleo. No le sirvió de nada. Si ha salido adelante ha sido gracias a la oficina de inmigración y la comunidad hispana de la zona. Menciona a un gallego que emigró aquí hace años. Y a un ecuatoriano, Lenin. Y el bar Art of Tapas, cuyo dueño, de Bilbao, le pagó durante un tiempo a cambio de que abriera.

Al acabar los garbanzos, Velázquez nos guía hasta el bar. De camino, se encuentra con Albert, un barrendero municipal. Catalán. De 32 años. Llegado en 2012. Suelen compartir el café mañanero en el local del bilbaíno. Albert también habla de España como si fuera el infierno. “Ahí abajo”, suele referirse a su país de origen. Un tipo solitario con tanto tiempo de ocio (quiere ahorrar todo el dinero) que logró abrir un candado de combinación encontrado en la basura. Empezó de cero e hizo clic en el número 1.507. Ahora custodia una bici que ha ido componiendo con piezas abandonadas. “Ya no vuelvo. Quemé las naves. Estoy limpio de ahí abajo”, dice. Si uno pasea por la ciudad, quizá lo encuentre con la escoba entre el Buckingham Palace y el río; entre el Big Ben y Belgrave Street. Allí se despide, en la calle de la Bella Sepultura. (Reino Unido no es territorio Schengen)

sábado, 20 de julio de 2013

Nassim Nicholas Taleb: El antigurú que vio venir la crisis


El ensayista que previno de la caída del sistema financiero vuelve a la carga con 'Antifrágil'

El libro ataca la sobreprotección de la sociedad actual y marca pautas para afrontar los riesgos


Nassim Nicholas Taleb (Líbano, 1960) interrumpe la conversación y se fija en un objeto de la estancia de la Fundación Rafael del Pino en la que se realiza la entrevista: “¿Son naturales?”. Naturalmente, no. Apunta a un frutero que aloja manzanas o naranjas perfectamente artificiales. La pregunta parece arbitraria, pero tampoco. Taleb afirma en su último libro, Antifrágil (Paidós), que solo se alimenta de frutas que tengan nombre griego o hebreo y toma bebidas existentes desde hace 1.000 años: el café —una taza tras otra durante la entrevista—, el vino y el agua. Y lo natural le es importante, mucho, y las opiniones las da, asegura, porque él mismo “ha puesto la carne en el asador”.

El ensayista y exoperador de Bolsa alertó en El cisne negro. El impacto de lo altamente improbable (Paidós, 2007) de la crisis económica que estalló en 2008. Hoy es uno de los pensadores más provocadores. Tras su best seller recibió numerosas amenazas, “sobre todo, de traders”. Frecuentó un gimnasio de Brooklyn “repleto de porteros” para trabajar en su físico levantando pesas para convertirse en una especie de “carnicero”. Así vivía en su cuerpo la transformación a su concepto: la antifragilidad, que define como aquello que, a diferencia de lo robusto o de lo frágil, se beneficia de los cambios, del desorden, de la volatilidad y de estreses de diversa índole. Taleb aboga por olvidar la teoría y el control desde arriba para fortalecerse ante los cambios que no son predecibles. Antifrágil abarca desde los errores del sistema económico y político, a la educación universitaria “que mata la cultura”, la sobremedicación tan típica de Estados Unidos, pasando por los propios hábitos del escritor e irónicos comentarios contra los economistas.

La incertidumbre precede el encuentro con este libanés con nacionalidad estadounidense. Sonada es su aversión a los periodistas y su desprecio por que lo encasillen o lo malinterpreten. “Mi libro está ahí, ahí está mi pensamiento…”, zanja con la amenaza de solo cinco minutos de entrevista. Pero este antigurú termina mostrando apasionado en su portátil y en un manojo de papeles su nuevo proyecto: la transformación a modelos matemáticos de los tres libros que lleva publicados hasta la fecha y de otros dos dentro de Incerto. “Llevo nueve meses sin leer una sola palabra, solo vivo con las matemáticas…”.

A pesar de ser un académico, en Antifrágil sigue mostrando su oposición al sistema educativo. “Estoy en la universidad por razones tontas. Además, no me financia”. Cree que, de haber acabado la universidad, Bill Gates no sería quien es. “Aniquilamos la capacidad de riesgo de los emprendedores”, explica. “Cuando te sacas el carné de conducir, ¿querrías un Summa cum Laude? No… Todo lo que supere al aprobado solo perjudica… Las notas son aleatorias”. Piensa que el conocimiento que se adquiere en el colegio debería ser “el mínimo” y todo lo demás tendría que ser aprendido de acuerdo con el propio interés. “En el sistema actual, se mata todo aquello que no se enseña”.

Su crítica de la centralización y de la autoridad desde arriba invade Antifrágil. La Unión Europea es uno de los ejemplos. Precisamente, por su apoyo al euro, a los Gobiernos de George W. Bush o a la invasión estadounidense de Irak, el escritor se burla de medios como The Economist y The New York Times. “Son las dos fuerzas más peligrosas. No son lo suficientemente inteligentes para decirnos qué hacer, pero sí para parecerlo”.

Internet es “poder para la democracia”. El ensayista lleva con mano férrea su página de Facebook, en la que aparece en una fotografía un tanto kitsch con un cisne negro al cuello. Su popularidad y su controversia le han acarreado más de un disgusto. “Nunca quise ser un best seller. Hubiera sido mejor una comunidad más pequeña de lectores”.

Taleb termina por resumir su libro de más de 500 páginas en unas pocas reglas que, dice, vienen desde el código de Hammurabi (1760 antes de Cristo). “Por ejemplo, el ojo por ojo, nada complicado”. Habla con entusiasmo de la heurística, el arte de resolver problemas. Volvemos a la importancia de los gestores: “Ningún cargo público debería aceptar un trabajo en el sector privado por más dinero del que ganaba antes. Así no puede tomar el puesto anterior como estrategia de inversión... ¡Nadie se hace sacerdote para que después lo contrate Goldman Sachs!”.
Fuente: El País.

viernes, 19 de julio de 2013

Cuatro de cada 10 hogares sobreviven gracias a prestaciones y ayudas públicas

Los jubilados gastan un 33% más para atender a sus parientes
Las familias numerosas conservarán las ayudas hasta que el hijo menor cumpla 26 años

Una sociedad cada vez más envejecida y una crisis que mantiene en el paro a más de la mitad de los jóvenes españoles. Son los dos factores que explican el creciente número de familias que dependen de pensiones, prestaciones por desempleo, subsidios o ayudas sociales para sobrevivir: en 2011 —último año que recoge el Instituto Nacional de Estadística (INE)—, el porcentaje alcanzó el 39,15%, seis puntos y medio más que en 2007. El dato lo destacó este miércoles la catedrática María Teresa López al presentar su estudio Análisis de los comportamientos socioeconómicos de las familias, encargado por la ONG Acción Familiar y el Ministerio de Sanidad, Servicios Sociales e Igualdad para utilizarlo como base de un plan integral de apoyo a los hogares que el Gobierno pretende aprobar el año próximo.

El estudio se detiene especialmente en la importancia que han cobrado en los últimos años las pensiones de jubilación para las economías familiares. Lo demuestra otro de sus indicadores: el gasto medio por hogar presenta una caída continuada desde 2007 excepto entre los jubilados, que cada vez más se ven obligados a destinar sus pensiones y ahorros para ayudar a familiares castigados por la crisis. Según el INE, entre 2006 y 2011 el gasto de los mayores de 65 años aumentó un 32,9%. “Todos los datos parecen mostrar que el actual sistema de pensiones es un instrumento —ahora más que nunca— de carácter no solo asegurador, sino sobre todo redistributivo, que en manos de las familias duplica sus efectos y utilidad”, explicó López.

Otro informe presentado el mes pasado por la Fundación 1º de Mayo, vinculada a Comisiones Obreras, especificaba que los pensionistas son el sustento principal del 26,8% de los hogares españoles. El sindicato advirtió entonces de que el actual cuestionamiento de la sostenibilidad del sistema público de pensiones “no solo pone en jaque el derecho a un envejecimiento digno y de calidad, sino que acaba con el único sustento de muchas familias”.

El estudio dirigido por Teresa López destaca también que hay tres tipos de hogares que requieren un trato diferenciado y preferente por ser más vulnerables en este contexto de crisis: las familias numerosas, las monoparentales y las que tienen entre sus miembros alguna persona discapacitada... continua. Fuente: CC.OO. y El País.

domingo, 14 de julio de 2013

Un mundo al revés. Los gobiernos se han convertido en espías para hacer más ricos a los ricos

Muchos libros e incluso investigaciones de instituciones como el Parlamento Europeo han puesto de manifiesto en los últimos años que el espionaje de Estados Unidos y otros gobiernos ha sido continuado, arbitrario y casi siempre realizado al margen de las normas o acuerdos internacionales.

Los hechos son impresionantes. Las agencias de información controlan prácticamente la totalidad de las comunicaciones que se llevan a cabo en el mundo cada día, cada hora o cada segundo; bien sean telefónicas o, por supuesto, a través de la red. Algo que según se dice supone vigilar unas 3.000 millones de ellas en todo el mundo, que es lo que se calcula que controla la red de espionaje conocida como Echelon.

Pero las pruebas que ha presentado en los últimos días el antiguo informático de la CIA y la NSA, Edward Snowden, suponen un gran salto cualitativo en el conocimiento que tenemos de todas las cloacas y miserias que el Gran Hermano ha creado últimamente.

Por si nos quedaba alguna duda, su denuncia corrobora que todos sin distinción estamos siendo vigilados, que todos somos sospechosos por definición y que de todos nosotros se sabe todo lo que decimos, sin que quien nos vigila se someta a ningún tipo de prevención ni control legal. Aunque ni siquiera eso es lo más revelador de sus denuncias.

La justificación que siempre se ha dado para saltarse las leyes, e incluso las normas que los propios gobiernos han dictado, es la seguridad y, más concretamente, la lucha contra el terrorismo. Pero las denuncias de Snowden demuestran que nada de eso es verdad. Ahora sabemos que Estados Unidos no vigila a sospechosos, sino a millones de personas normales y corrientes y a sus aliados, a unas 38 embajadas, la inmensa mayoría de ellas de países amigos tan interesados o más en combatir el terrorismo, así como también a diversas instituciones europeas.

Los datos que ha revelado Snowden demuestran igualmente que la información que busca con prioridad el espionaje estadounidense y las comunicaciones que más le interesan no son las relativas a las amenazas terroristas sino las que tienen que ver con los centros económicos y financieros y las que pueden beneficiar a sus grandes bancos y empresas. Algo que ya detectó una investigación del Parlamento Europeo cuando descubrió que grupos empresariales como Thomson-CSF o Airbus habían perdido negocios multimillonarios a favor de empresas estadounidenses después de haber sido espiados.

No es verdad, pues, que el control ilegal al que nos someten se haga para proporcionarnos más seguridad frente al terrorismo. Se nos vigila para favorecer al 1% de la sociedad que se queda con más de 90% de los ingresos y de la riqueza que se está creando en el mundo.

Los gobiernos, y especialmente el de Estados Unidos, se han convertido en espías de sus ciudadanos para hacer aún más ricos a los más ricos de entre los ricos y lo hacen saltándose incluso los mandatos constitucionales que se supone garantizan que las personas y todo lo que nos pertenece quede a salvo de pesquisas y aprehensiones arbitrarias.

Las peripecias y amenazas que está sufriendo Snowden demuestran que nuestro mundo está Patas arriba, como dice el título de un libro de Eduardo Galeano. Demasiados gobiernos, con Estados Unidos a la cabeza, se han convertido en estados que no respetan los derechos humanos y que persiguen a quienes tienen la valentía de denunciarlo. Quien delinque queda impune y quien lucha contra los delincuentes es el perseguido y condenado de antemano.

Se nos hace creer que las policías, los espías y las agencias de información están para protegernos y resulta que son, en realidad, la mano que utilizan los de arriba para ganar más dinero, crear miedo y silenciarnos. Se nos dice que luchan para defender los derechos humanos cuando en realidad los pisotean para proteger a quienes solo buscan quedarse con todo. Son el príncipe malo del poema de José Agustín Goytisolo.
@juantorreslopez

Una época oscura. Hay analistas que piensan que esta será una crisis cerrada en falso que se reproducirá más temprano que tarde

El mundo, y sobre todo Estados Unidos, entró en la Gran Depresión de los años treinta con unos niveles de desigualdad insoportables. Sin embargo, salió de la principal crisis económica que ha padecido el capitalismo, y de la Segunda Guerra Mundial, con una distribución de la renta más equitativa y una creciente sociedad de clases medias. Ello duró tres décadas y media, hasta que la revolución conservadora se hizo hegemónica y cambió radicalmente el sentido de la redistribución (que era el objetivo principal de tal revolución).

Cuando comienza la Gran Recesión se había multiplicado exponencialmente la desigualdad en el interior de los países. Una de las principales diferencias de esta crisis respecto de la anterior es que se va a salir de la misma sin haber corregido tal disfunción, incluso profundizándola. Hay analistas que piensan que, por ello, esta será una crisis cerrada en falso que se reproducirá más temprano que tarde.

La Gran Recesión estuvo motivada, en buena parte, por la eliminación sistemática de la regulación financiera en los tres anteriores decenios. La política tampoco estuvo a la altura de las circunstancias porque lo permitió. En términos generales se puede decir que el sistema bancario mundial ha sido rescatado de sus dificultades (no se sabe si definitivamente o todavía necesitará otra ronda de ayudas), pero que las iniciativas para crear empleo masivo han sido del todo insuficientes desde el principio. Ello ha incrementado aún más la desigualdad.

Economistas como Paul Krugman, Robin Wells y otros (léase Occupy Wall Street. Manual de uso, con aportaciones de Cassidy, Rajan, Reich, Reinhgardt, Rogoff, Roubini, Volcker y otros, además de los citados. Editorial RBA) entienden que la mayor desigualdad no es una consecuencia de la crisis económica, sino su origen. La desigualdad (de ingresos, pero sobre todo de riquezas) ha generado una política polarizada que incapacita para actuar juntos frente a la crisis. “La desigualdad extrema en la distribución de ingresos condujo a una polarización política extrema, y esto obstaculizó enormemente que se diera una respuesta política a la crisis” (La espiral creciente: desigualdad, polarización y la crisis, Krugman y Wells).

Otra cuestión es por qué no se discute más sobre estas tesis tan provocadoras. En el mismo libro, la redactora jefe del Financial Times en Estados Unidos, Gillian Tett, escribe un texto titulado Ocultos a plena vista, en el que desarrolla “aquello de lo que no se habla”, los silencios sociales o los aspectos de la vida diaria que habitualmente se omiten o ignoran. Tett, que se define como discípula del sociólogo Pierre Bourdieu, lo cita con las siguientes palabras: los efectos ideológicos más seguros son aquellos que para ejercerse no precisan de palabras y no piden más que un silencio cómplice. O, en palabras del novelista Upton Sinclair: “Es difícil hacer que un hombre entienda algo cuando su salario depende de que no lo entienda”. Fuente: El País, Joaquín Estefanía.

viernes, 12 de julio de 2013

Por qué la deuda pública no debería pagarse

Vicenç Navarro. El Plural.com

No hay plena conciencia a nivel popular de l as causas de los recortes públicos, y ello como consecuencia de la timidez de los medios de mayor difusión a la hora de enfrentarse a la banca, a la cual deben gran cantidad de dinero. En el caso de que ustedes crean que estoy exagerando, les ruego que consideren los siguientes datos. Pero antes permítanme que explique que el argumento que se utiliza para recortar el gasto público es que el Estado (tanto central como autonómico) debe dinero a aquellas instituciones financieras que se lo han prestado.

La primera pregunta es ¿Por qué el Estado tiene que prestar dinero cuando en realidad podría imprimirlo y crearlo? Hay suficiente papel en el país para imprimir tanto dinero como el Estado necesite. Esto es lo que ocurre en los países que tienen su propio Banco Central. Pero España no tiene un Banco Central. Lo que se llama Banco Central Europeo (BCE) no es un Banco Central, en realidad es un lobby de la banca como he indicado varias ocasiones. Lo que hace el BCE es imprimir dinero y se lo presta a intereses muy bajos (menos de un 1%) a la banca privada, en teoría para facilitar el crédito. Pero el crédito no existe ni se le espera. La banca privada tiene otras inversiones mucho más jugosas que le generan mucho más dinero, como es comprar bonos públicos del Estado español, que tienen unos intereses muy altos, del 5 al 6 y al 7%. Es el negocio del siglo. Y el Estado que necesita dinero queda endeudado hasta la médula. Como reflejaba el presupuesto para este año, el Estado español tiene que pagar en intereses nada menos que 38.590 millones de euros, que es el equivalente al 3,86% del PIB, una cantidad mayor que la de los recortes de gasto público en los servicios públicos del estado del bienestar (como sanidad y educación) que están haciendo tanto daño.

Pero la cosa es incluso peor. Las instituciones financieras poseen bonos públicos (que generan los intereses) y estos bonos tienen un periodo de expiración que el Estado tiene que pagar cuando termina el plazo. Pues bien, cuando se suman estas cifras (la de los bonos que expiran este año) a las anteriores, resulta que el Estado tiene que pagar este año un total equivalente a nada menos que un 19% del PIB. Esta es la cantidad que el estado tiene que pagar este año a las instituciones financieras (calculado por Eduardo Garzón en su blog).

¿Y quiénes son estas entidades? Pues la banca española es la que tiene el 38,74% de la deuda pública y la extranjera (en la que domina la alemana) tiene el 37,29%. Y a ellos va el dinero que se consigue a base de recortes. ¿Lo entienden? Naturalmente, la gente se enojaría si supiera esto. Y de ahí la creación de todo un aparato mediático para que la gente no se entere y acepte el argumento de que hay que recortar su sanidad, sus pensiones y una larga lista de transferencias y servicios públicos para que disminuyan el déficit y la deuda pública y así se dé confianza a los mercados financieros (es decir, a la banca) para que estos mercados les presten dinero al estado de nuevo. Hay toda una serie de instrumentos que promueven esta visión de la realidad, desde los mayores medios de desinformación a centros de estudios económicos como Fedea, financiada por la banca, la misma banca que aparece en los asuntos comerciales como la gran cuidadora del bienestar de la ciudadanía.

La ciudadanía comienza ya a ver que todo es una farsa, que se reproduce con la complicidad de la clase política gobernante y los medios. En realidad, es un problema de fácil solución, que consiste en que el Estado no tenga que pedir prestado a la banca privada, creando su propio Banco Central. De hecho, si España hubiera tenido su propio Banco Central, la deuda pública española sería en lugar del 84% del PIB, el 30%. ¿Se dan cuenta?

miércoles, 10 de julio de 2013

¡Lo están vendiendo todo!

Si ya es preocupante el recorte de derechos y servicios que estamos sufriendo, lo es aún más la ola de privatizaciones con que lo acompañan, porque hipotecan el futuro. Cuatro ejemplos: Hemos pagado con dinero de todos el agujero de Bankia y Catalunya Banc y ahora la regalan al mejor postor; el agua la pagaremos en Cataluña mucho más cara porque han vendido un bien que en toda Europa es público; muchos departamentos de la Generalitat pagarán un dineral para seguir como inquilinos en un edificio que antes era suyo y el Ayuntamiento de Barcelona vende los 15 aparcamientos más rentables. Como gobiernen mucho tiempo, CiU y el Partido Popular lo venderán todo. ¿Nos resignamos sin decir nada?— Xavier Riu. Fuente: El País, cartas al Director. XAVIER RIU Barcelona 10 JUL 2013

lunes, 24 de junio de 2013

Las promesas rotas del PP o eran mentiras para que les votaran y después, una vez con el gobierno en el bolsillo, hacer lo que tenían planeado?






«El trabajo es anterior a, e independiente del capital. El capital es sólo el fruto del trabajo, y nunca hubiera existido si el trabajo no hubiera existido primero. El trabajo es superior al capital, y merece una más alta consideración» Abraham Lincoln. (12-02-1809/15-04-1865) Decimosexto Presidente de los EE.UU. y primero por el partido republicano

Enlaces a Lincoln en este blog.

Aunque parezca mentira, estas palabras han sido pronunciadas por Rajoy hace un rato y no por ningún economista de izquierdas: "Quisiera acabar con un mito muy extendido sobre el tamaño de la administración pública: España se sitúa entre los países de la eurozona con menor gasto público, un 43%, seis puntos menos que nuestro entorno". "Nuestro mayor problema es el desplome brutal de los ingresos".

domingo, 23 de junio de 2013

España, séptimo país con sueldos más bajos y cuarto con beneficios más altos. Si a 31 de marzo de 2013 los sueldos de los asalariados equivalían a 44,7% del PIB, los beneficios empresariales alcanzaban ya el 46,3%. Durante el último trimestre de 2012, los beneficios superaron a los salarios por primera vez desde que se tiene noticia. La fuerte reducción de salarios está directamente relacionada con lo que Rajoy define como "el principal problema": la disminución de ingresos públicos.

Durante el cuarto trimestre de 2012, por primera vez desde que se empezaron a guardar los datos allá por 1980, la suma de los beneficios empresariales superó a la de los salarios de los españoles.

A cierre del primer trimestre de este año 2013, si los sueldos de los asalariados equivalían a 44,7% de la riqueza generada en un año en el país (PIB), el Excedente Bruto de Explotación (los beneficios), alcanzaba ya del 46,3% del PIB. Una primera lectura de estos datos es sencilla: la desigualdad se acrecienta a gran velocidad desde que comenzó la crisis económica. No sólo la distancia entre los que más tienen y los que menos es mayor cada día, sino que cada vez menos ganan más, y más ganan menos.

España está junto con Grecia, Eslovaquia, Irlanda, Italia, Malta y Chipre, entre los países con las rentas salariales más bajas. Y también junto a Grecia, Eslovaquia, Irlanda, e Italia entre los que los beneficios empresariales son mayores. Si lo salarios españoles están 3,7 puntos por debajo de la media europea; los beneficios están 6,8 puntos por encima.

Las consecuencias de ello se aprecian mejor si nos fijamos en los extremos opuestos de ambas tablas comparativas de la Zona Euro, ocupados por los países con economías más avanzadas. Cuanto más desarrollado el país, menor es la retribución del capital (beneficios) frente a la del trabajo (salarios).

Según los datos recabados por las Consejería de Economía andaluza, en Suecia, Dinamarca, Finlandia (países nórdicos), Francia, Reino Unido, Bélgica y Alemania, "el peso medio de la remuneración de los asalariados en el PIB supera en cerca de veinte puntos" al de los beneficios.

Semejante caída en los sueldos de los españoles en tan breve plazo, es posiblemente el mayor cambio experimentado por la economía española como consecuencia de la larga crisis, y está directamente relacionada con el brutal descenso del consumo experimentado por la economía española.


Un cambio que explica la queja expresada ayer por el presidente del Gobierno Mariano Rajoy: "El mayor problema es el desplome de los ingresos públicos. En 2012 España fue el país con menor nivel de ingresos de la UE, 10 puntos menos que la media. Somos los que menos recaudamos".


Es un cambio que convierte en disparate la recomendación formulada ayer también por el FMI de seguir presionando sobre los salarios de los trabajadores. Y es, sobre todo, un indicador del grave deterioro de una economía que se encamina hacia la pobreza y no hacia la riqueza y el desarrollo. Fuente: El diario.es

domingo, 16 de junio de 2013

The Guardian: Madrid's dangerous attempt to distort the history of the Spanish civil war. The planned removal of a monument in Madrid to the anti-fascist International Brigades is an attempt to lock down discussion.

Peligroso intento de Madrid para distorsionar la historia de la guerra civil española.
La eliminación planificada de un monumento en Madrid a la antifascista Brigadas Internacionales es un intento de bloquear la discusión

En noviembre de 1936, el campus de la universidad se convirtió en un teatro clave de la guerra. Como Franco trató de tomar Madrid sus tropas resistieron allí en algunos de los combates más sangrientos del conflicto. (Fotos: Getty Images y foto de David Mathieson. In The Guardian)

Cada día, miles de estudiantes Madrileño pasan por un arco monumental llamado el Arco de la Victoria (o arco de la victoria), ya que hacen su camino en la Universidad Complutense de la ciudad. La gran estructura es similar en aspecto al Arco del Triunfo en París, pero a diferencia del modelo francés no fue construido para celebrar alguna victoria famosa en la que España venció a un enemigo extranjero. La grandiosa construcción fue construida por el general Franco para celebrar la derrota de la Segunda República por sus tropas nacionalistas en la guerra civil, que duró entre 1936 y 1939. La victoria de Franco se produjo después de un conflicto que dejó a medio millón de sus compatriotas muertos, el país en ruinas y presagiaba el estallido de la segunda guerra mundial.

Más adelante, en el campus universitario a los mismos estudiantes pasan por un monumento mucho más pequeño, tan modesta que muchos de ellos ni siquiera se conoce su existencia. Una columna de metal simple, pagado por muchas donaciones privadas individuales, lleva una inscripción dedicada a los miles de voluntarios de las Brigadas Internacionales que fueron a luchar en España. En noviembre de 1936, el campus de la universidad se convirtió en un teatro clave de la guerra. Como Franco trató de tomar Madrid sus tropas resistieron allí en algunos de los combates más sangrientos del conflicto: cientos de brigadistas internacionales murieron junto con los locales de defensa de los edificios de la facultad bajo el famoso lema que se ha convirtió en un grito de guerra para los antifascistas desde siempre: " No pasarán ".

Podría pensarse que, en un momento en que hay un aumento de la xenofobia y el racismo en toda Europa este pequeño monumento a los motivados por la lucha contra el fascismo en la década de 1930 se codiciada por la ciudad. De hecho, parece que el Partido Popular de derecha (PP), que gobierna la ciudad no está preparada aún para tolerar su existencia.

A principios de esta semana el Tribunal Supremo de Madrid confirmó la denuncia de que el memorial no ha permiso de planificación y las autoridades universitarias ya se han dado dos meses para quitarla. A su vez, las autoridades universitarias afirman que han solicitado la licencia de obras, pero el Ayuntamiento no ha reconocido la aplicación. La universidad también señalan que otros monumentos mucho más grandes - como la de las víctimas de los atentados de 2004 - se erigieron sin los permisos requeridos.

Al explicar el pasado para dar forma al futuro es un principio básico de cualquier proceso político maduro. Fuera de España, otros países europeos son cada vez más capaces de hacer frente a su propia historia oscura. Los visitantes de ciudades como Berlín, Nuremberg o Lyon, por ejemplo, se encuentran los museos de clase mundial que tienen que ver con franqueza con su papel en el siglo 20, y el museo de la esclavitud del Liverpool, arroja luz sobre un episodio vergonzoso para los británicos. Sin embargo, en Madrid no hay un solo punto de información o centro de visitantes tratar de contar la historia de la guerra civil. El gobierno del PP es incapaz de hacer frente a la diversidad de demandas en el pasado y por lo que prefiere tratar de bloquear cualquier discusión en absoluto.

A pesar de las decenas de calles y plazas de Madrid, que todavía llevan los nombres de los miembros del régimen franquista, dejó solos monumentos como el Arco de la Victoria que celebran el aplastamiento de la mitad de la población, ahora parece que a pesar política hará acabar con la única placa conmemorativa a las Brigadas Internacionales en toda la ciudad.

A menudo se dice que la historia la escriben los ganadores. Pero lo que pasa en Madrid no es sólo un ejercicio asimétrico de la memoria histórica. Es una manera intolerante, peligrosa, disfuncional para tratar el pasado y se sienta incómodo con la imagen de Madrid le gusta proyectar como una ciudad abierta, diversa y transparente del futuro.
Fuente: David Mathieson. guardian.co.uk, Thursday 6 June 2013.
Leer la noticia original en el diario inglés The Guardian.
ANIVERSARIO DEL BOMBARDEO DE GERNIKA. http://ccaa.elpais.com/ccaa/2012/04/22/paisvasco/1335112345_765186.html Legión Condor.