A cierre del primer trimestre de este año 2013, si los sueldos de los asalariados equivalían a 44,7% de la riqueza generada en un año en el país (PIB), el Excedente Bruto de Explotación (los beneficios), alcanzaba ya del 46,3% del PIB. Una primera lectura de estos datos es sencilla: la desigualdad se acrecienta a gran velocidad desde que comenzó la crisis económica. No sólo la distancia entre los que más tienen y los que menos es mayor cada día, sino que cada vez menos ganan más, y más ganan menos.
España está junto con Grecia, Eslovaquia, Irlanda, Italia, Malta y Chipre, entre los países con las rentas salariales más bajas. Y también junto a Grecia, Eslovaquia, Irlanda, e Italia entre los que los beneficios empresariales son mayores. Si lo salarios españoles están 3,7 puntos por debajo de la media europea; los beneficios están 6,8 puntos por encima.
Las consecuencias de ello se aprecian mejor si nos fijamos en los extremos opuestos de ambas tablas comparativas de la Zona Euro, ocupados por los países con economías más avanzadas. Cuanto más desarrollado el país, menor es la retribución del capital (beneficios) frente a la del trabajo (salarios).
Según los datos recabados por las Consejería de Economía andaluza, en Suecia, Dinamarca, Finlandia (países nórdicos), Francia, Reino Unido, Bélgica y Alemania, "el peso medio de la remuneración de los asalariados en el PIB supera en cerca de veinte puntos" al de los beneficios.
Semejante caída en los sueldos de los españoles en tan breve plazo, es posiblemente el mayor cambio experimentado por la economía española como consecuencia de la larga crisis, y está directamente relacionada con el brutal descenso del consumo experimentado por la economía española.
Un cambio que explica la queja expresada ayer por el presidente del Gobierno Mariano Rajoy: "El mayor problema es el desplome de los ingresos públicos. En 2012 España fue el país con menor nivel de ingresos de la UE, 10 puntos menos que la media. Somos los que menos recaudamos".
Es un cambio que convierte en disparate la recomendación formulada ayer también por el FMI de seguir presionando sobre los salarios de los trabajadores. Y es, sobre todo, un indicador del grave deterioro de una economía que se encamina hacia la pobreza y no hacia la riqueza y el desarrollo. Fuente: El diario.es
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