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martes, 20 de agosto de 2019

El exilio interior del magisterio durante la dictadura franquista

Cándido Marquesán Millán
Nueva Tribuna

La implicación de los maestros en el proyecto político de la II República fue clave. Por ello, la dictadura les dirigió los ataques más furibundos.

Juan Manuel Fernández-Soria en La desmemoria de la educación republicana en el franquismo y en Conseqüencies de la Guerra Civil: la depuració i l`exili interior del magisteri, refleja las razones y los efectos de la depuración hacia los maestros.

De la charla Traidores radiada por una emisora de Tetuán, el 9 de agosto de 1936 de Galo Ponte y Escartín son las siguientes palabras, demoledoras y explícitas: «(…) irrumpieron en el Magisterio esos batallones de maestros (…) sin una cultura sólida (…) arrancaron de las escuelas la sagrada imagen del Redentor (…) organizaron milicias infantiles (…) haciendo de los niños unos perfectos marxistas, sin temor de Dios, cuya existencia negaban; sin cariño a la Patria, sin afecto a sus padres, sin pudor, sin vergüenza. Ved el fruto del ultramontano método de enseñanza de los maestros laicos, marcelinistas e ignorantes. Y estos sí que han infligido daño a España; estos sí que son los traidores a la Patria, estos sí que deben sufrir el castigo inexorable de los caballeros del honor, quienes los barrerán de los escalafones, primero, y de nuestra Nación, donde manchan su suelo al hollarlo, después»:

"La represión del magisterio fue brutal. No conocemos datos fiables sobre los maestros fusilados. Solo en Galicia 87 y 9 en Valencia".

De acuerdo con estos planteamientos la represión del magisterio fue brutal. No conocemos datos fiables sobre los maestros fusilados. Solo en Galicia 87 y 9 en Valencia. De uno fusilado de Híjar, provincia de Teruel, hablaré más adelante. Pero la represión no solo fue física, sino también ideológica y económica. Y no temporal, sino permanente.

Otros se exiliaron a otros países donde pudieron continuar su proyecto educativo innovador y modernizador de la II República, como en México. En un artículo de noviembre de 2011 en El Espectador de Bogotá, Digresiones sobre un poeta muerto, el escritor colombiano Juan Gabriel Vásquez señala: “Mis alumnos norteamericanos suelen tener serios problemas para entender la Guerra Civil Española. La clase que les doy trata del boom de la literatura latinoamericana y están confusos cuando les hablo de la República legítimamente establecida en España, de sus leyes progresistas y su espíritu liberal, y luego de la sublevación armada de Franco, de su victoria en 1939, de la persecución y el exilio de los republicanos vencidos. Llenos de perplejidad uno levanta la mano y pregunta: “¿Pero qué tiene que ver esto con el boom?”. Les contesto: “Bueno, ya saben ustedes: la Guerra Civil Española la ganaron los mexicanos”. Y les cuento que el boom no es concebible sin el exilio republicano: sin las editoriales, las revistas, los libros escritos en Latinoamérica por republicanos expulsados de España tras la victoria del fascismo.

Pero existe otro exilio, el interior, dentro del territorio español, menos conocido, cuya memoria ha estado prácticamente sepultada. Estos maestros del “exilio interior” fueron sometidos a unos procesos de depuración con castigos diversos, además de la cárcel, desde destierro a otras provincias a la imposibilidad de ejercer provisionalmente su actividad e incluso de por vida. De un maestro de Híjar sometido a este exilio interior hablaré más adelante.

El exilio, como comenta Fernández-Soria, significa una separación y desvinculación de la memoria colectiva, del aislamiento de los lugares y personas que la forman, de olvido de los ideales y causas por los que se luchó. Un maestro depurado, Enric Soler, lo expresa muy bien: «Lamentando la separación de mi tierra, pensé que tenía que superar este exilio; olvidé la política y, contento con mi carácter introvertido, me convertí en un solitario que iba a lo suyo». Y este castigo tuvo además el dramático efecto de que cuando el exiliado, cumplida la pena, retorna a su lugar de origen, se siente desarraigado, porque su memoria del pasado no se corresponde con la memoria oficial del presente. Este exilio interior sirvió para olvidar la memoria republicana.

Por otra parte, como en una sociedad vigilante e institucionalizada la denuncia anónima, la depuración nunca está acabada, el silencio se normalizó. Muchos maestros tras la depuración, interiorizaron la derrota e incluso cierto sentimiento de culpa. Se convirtieron en carceleros de sus recuerdos, crearon una prisión para su memoria. El silencio se convirtió en un mecanismo de autodefensa para sobrevivir. Tuvieron que arrastrar siempre su condición de derrotados y señalados, y a lo único que aspiraron fue al anonimato. La represión consiguió plenamente su objetivo: la interiorización de la derrota como instrumento de disuasión para recomponer el tejido ciudadano, que fructificó en tiempo de la II República.

Realmente fue un tiempo de silencio cercado de «muros de soledad», así se titula un poema del maestro depurado Juan Lacomba.
Muros de soledad cierran el tiempo
Muros de soledad son dura cárcel
Donde el silencio enciende sombras
Donde está preso y sin destino el aíre

Muros que se hacen más gruesos cuando se produce un exilio profesional. Los depurados, separados de su profesión temporal o permanentemente, a veces con suspensión de empleo y sueldo, se ven obligados al desempeño de trabajos muy diferentes a su profesión: vendedores, albañiles, administrativos… Otros, sin abandonar la enseñanza, dieron clases particulares o en centros privados, donde su tarea docente siempre controlada era muy diferente a la anterior. Esto provocó a menudo el desaliento pedagógico al darse cuenta de ser un trabajo inútil para el cambio social, como también dudar de su valía profesional. De hecho, maestros que durante la República eran parte de la vanguardia pedagógica, en su paso por la enseñanza privada, se hacen irreconocibles: “Tuve que abrirme camino sin ayuda de nadie en Madrid -señala el maestro Vicente Calpe Clemente- pasé hambre y apuros hasta que me coloqué de maestro en una escuela de un Patronato religioso (La Perseverancia de la Fe) donde fue la antítesis de mi actuación de Otros. Allí en lugar de maestro me convertí en un ogro”. Otro maestro, Armando Fernández Mazas, cofundador de la Asociación de Trabajadores de la Enseñanza de Orense, reincorporado al escalafón en 1963 tras ser apartado de la escuela durante 27 años, confesó que su tarea en la escuela fue “rutinaria, temerosa y sin interés pedagógico-científico alguno. Me imitaba a cumplir la legislación vigente”.

Cuando se reintegran a su plaza, la desconfianza de sus compañeros, el hostigamiento institucional, dañaron profundamente los sentimientos de muchos. María Sánchez Arbós señaló en su diario la extraordinaria frialdad que notaba en el colegio en el que trabajaba: “En dos cursos consecutivos no ha habido ni una sola reunión de profesores a la que me hayan invitado, aunque solo fuera para cambiar impresiones y darnos cuenta de la labor que todos llevamos entre manos. Me hallo aquí completamente aislada y en absoluta desolación”.

La memoria de ese exilio interior tiene que ser rescatada para conocer nuestro pasado, aunque muchos historiadores cuestionan su validez. Historia y memoria son distintas. Esta pertenece al ámbito de las emociones y los sentimientos, aquella es ciencia del pasado construida a través de vestigios, que permite la comprensión de lo ocurrido. Mas la historia no muestra toda la realidad, solo una parte. La memoria puede hacer visible lo invisible, la ausencia, lo derrotado, lo que la historia al servicio de los vencedores arrojó al olvido. Atender a la memoria, aceptar su capacidad de cuestionar y de rectificar lo que la historia ha dado por ya estudiado es una exigencia ética con un pasado omitido que servirá para el hoy y el mañana.

Me parece muy oportuna una cita de Günter Schawaiger: « ¿Qué pasa con algunos historiadores españoles para que tengan tanto miedo a la memoria de la gente? ¿Hemos llegado a tal arrogancia académica que las víctimas tengan que pedir permiso a los historiadores para saber si su sufrimiento fue verdad o un simple espejismo?».

Como he señalado antes quiero hacer un pequeño homenaje a dos maestros hijaranos depurados, el primero Antonio Meseguer Barceló, fusilado, y el otro Francisco Gómez Gálvez, exiliado interior, encarcelado varios años e imposibilitado para ejercer su profesión de maestro.

Antonio Meseguer Barceló nacido en Híjar en 1915. De familia humilde, ya que su padre era zapatero. Hizo sus estudios para Maestro de 1ª Enseñanza en la Escuela Normal del Magisterio Primario de Zaragoza. Aprobó el ingreso el 1º de junio de 1929. Y en cuatro cursos alcanzó el título, con un expediente muy brillante. Su muerte podemos conocerla a través de las Memorias escritas por el capuchino Gumersindo de Estella, generadas por su asistencia espiritual a numerosos condenados a muerte en la cárcel de Torrero de Zaragoza entre los años 1937-1942. Su título es Fusilados en Zaragoza, 1936-1939, Tres años de asistencia espiritual a los reos.

Fray Gumersindo de Estella nos refleja los momentos previos a su muerte, que producen auténtico escalofrío. Es así:

"Uno de los reos del día 21 de noviembre de 1938 era natural de Híjar (Teruel), llamado Antonio Meseguer. Era alto de estatura. No tendría más que unos 25 años de edad. De bella presencia; muy bien formado. Era maestro. En su infancia y adolescencia había sido alumno de una escuela de padres capuchinos de Híjar, siendo su profesor el P. Miguel de Pamplona. Más tarde, según me informaron, se afilió al partido socialista. Al comenzar la sublevación de Franco y Mola, y llegando los catalanes a Híjar, fue elegido para miembro del Comité. Luego fue hecho comisario político. Cuando las tropas de Franco avanzaron hacia Castellón, Antonio Meseguer se dispuso a continuar su retirada de aquella ciudad. Allí se encontró con un telegrafista de Híjar que era de derechas. Éste le invitó a comer con él. Antonio aceptó y rezó la bendición de la mesa con su amigo. Así me refirió una hija del telegrafista. Antonio, aunque se le rogó quedase en Castellón, se ausentó y continuó la retirada a una con las fuerzas republicanas. Fue cogido prisionero en la misma provincia. Y juzgado sumarísimamente, fue condenado a la última pena. Se confesó sollozando. Asistió a la Santa Misa y comulgó con fervor."

El segundo, Francisco Gómez Gálvez, estudió en Híjar las primeras letras. Antes del comienzo de la Guerra Civil trabajó con un ebanista y como dependiente en una farmacia y colaborando en las faenas agrícolas familiares. Tuvo que compaginar el trabajo con los estudios. Un cacique de Híjar le insinuó a su padre socialista que si dejaba la política le pagaría la carrera de Magisterio a su hijo Paco. No la abandonó. El ingreso en la Escuela Normal de Magisterio Primario de Zaragoza lo aprobó el 27 de octubre de 1931. El título de maestro de 1ª enseñanza lo obtuvo en 1935. Contaba en aquellos momentos 22 años. Tenía auténtica vocación docente. Pero faltaban unos pocos meses para que llegase la Guerra Civil. Hizo las prácticas en Mas de las Matas. Nunca pudo ejercer como maestro, no lo hizo obviamente durante la guerra y después tampoco al ser inhabilitado para el ejercicio de la docencia por represalias políticas. Pudo ejercer como maestro auxiliar desde el 28 de agosto de 1941 al 30 de junio de 1942, estando preso en la cárcel de Alcañiz; algo que le serviría para redimir 307 días de pena. Una de sus grandes frustraciones fue la imposibilidad de enseñar.

En los primeros días de la Guerra Civil en Híjar, cuando llegaron las columnas anarquistas, tuvo un protagonismo importante. Formó parte de aquellos que por su formación tenían una gran participación y activismo político. Él junto a otros maestros de Híjar, como Antonio Meseguer Barceló, tuvieron una gran participación en la confección o elección de los consejeros de los distintos Consejos Municipales. A principios de 1937 llegó a desempeñar el cargo de secretario accidental del Ayuntamiento, siendo Alcalde su padre. Según la Causa General, fue secretario particular del anarquista Antonio Ortiz, que llegó a Híjar al frente de una columna.

Poco después, se enroló en el ejército republicano, luchando en el frente, aunque nunca empuñó armas, desempeñando cargos políticos. Estuvo en Teruel y en Balaguer. En los momentos finales de la guerra pasó a Francia, con una misión de carácter político, aunque volvió a entrar a España para ver y tratar de llevarse a su padre, que estaba prácticamente inválido y ciego. Fue capturado el 12 de febrero de 1939 y a partir de este momento comenzó para él un auténtico calvario. Estuvo preso en la plaza de toros de Vitoria en unas condiciones infrahumanas, ya que no había ni letrinas. Después en Bilbao, en la universidad de Deusto, que se utilizó como cárcel de presos políticos. Pasó a San Sebastián, lugar de triste recuerdo ya que aquí llegaron 3 personas de Híjar, las cuales junto con el carcelero le sometieron a todo tipo de torturas para que inculpase a su padre. Fue llevado a la cárcel de Híjar, conducido por 4 Guardias Civiles, donde estuvo 100 días incomunicado y maltratado sin ver la luz. Pasó a la cárcel de Alcañiz, donde conocería a su futura mujer, Dolores (de familia de falangistas), hermana del carcelero; aquí con los hijos del funcionario de la prisión pudo ejercer su labor docente. Su odisea no termina aquí, ya que pasó a la cárcel de Torrero de Zaragoza en fecha de 23 de octubre de 1942, siendo juzgado en el antiguo cuartel de Pontoneros en mayo de 1944. La pena impuesta fue de 20 años de reclusión, aunque sólo estuvo 5 años, 5 meses y 25 días. Salió de la cárcel en libertad condicional. Los malos tratos a los que fue sometido hicieron que a lo largo de toda su vida le resultase difícil conciliar el sueño, ya que sufría frecuentes pesadillas.

A través de algunas notas manuscritas suyas, proporcionadas por su hija Alicia, podemos entrever las grandes penalidades que padeció en estos años, bien por las atrocidades de la guerra, como por los años de cautividad. Sirvan como muestra algunos párrafos, durísimos y espeluznantes como éstos:

-"¿Qué cuántos años tengo? Si se ha vivido con una intensidad inusitada, trabajando de los 13 a los 21 años con largas jornadas y estudiando de noche; y, a continuación tienes una guerra que te lleva al frente de Teruel, para ver cómo muchos milicianos se quedan sin un pie, porque hay que cortarlo, al haberse quedado helado; a la batalla del Ebro, donde entre otras escenas espeluznantes, ves que un hombre corre despavorido y un cañonazo le arranca la cabeza, y luego, descabezado sigue caminando quince o veinte metros; al frente de Balaguer, de donde te traen los heridos con las tripas colgando, como si todos hubiesen intervenido en una desgraciada capea de un pueblo...

Una vez salió de la cárcel marchó a Barcelona a trabajar con un tío en una gestoría administrativa. Después volvió a Zaragoza, trabajando de administrativo con el doctor Abril, que tenía la clínica, y en una perfumería. Volvió a Barcelona a trabajar como administrativo en una fábrica de botones italiana. También trabajó en Zaragoza en una fábrica de muebles, de nombre Andreu. Llegó a tener una tienda de muebles que tuvo que cerrar al no irle bien el negocio. Se jubiló en el año 1981.

En los años 1956 y 1957 en Barcelona participó en una institución de carácter social e inspiración cristiana, llamada el Taller de Nazaret, donde impartió clases gratuitas a todos aquellos jóvenes que llegaban allí para tratar de insertarlos en la sociedad.

En los años finales de la dictadura franquista en la fábrica de muebles en la que trabajaba fue el organizador de un movimiento sindical. También a la llegada de la transición democrática participó en la vida política, ya que formó parte de las listas electorales por el PSOE, rama histórica, para las Cortes Constituyentes del año 1977. La manera en que fue absorbido este grupo político por el PSOE le produjo un gran malestar y desencanto. Finalmente dejó de existir en Zaragoza el 26 de diciembre de 1998 a la edad de 85 años.

Fuente:
https://www.nuevatribuna.es/opinion/candido-marquesan-millan/exilio-interior-magisterio-dictadura-franquista/20190815165657165353.html?fbclid=IwAR1kwWTAp58QypJnmk-feRUeo8U29vNkos0Jz3zIHDyLjKdjWezOTAJ55-c

martes, 13 de mayo de 2014

Los tribunales frenan a Competencia. La Audiencia Nacional anula parcial o totalmente una decena de resoluciones en 2014. La nueva CNMC cambia de estrategia y reduce drásticamente las multas

Papel mojado en el Jerez y el asfalto

El vino de Jerez se ha librado de ser multado. La CNC sancionó en 2011 a la Federación de Bodegas del Marco de Jerez (Fedejerez) con 300.000 euros por pactar precios de la uva y del mosto de entre 1991 y 2009, junto con otras asociaciones de agricultores y, por primera vez, se consideró responsable de la mala práctica a una administración pública: la Junta de Andalucía. El motivo es que los pactos habían tenido lugar en el Marco de Jerez y en el ámbito de acuerdos sobre Planes de Reconversión sectorial o Planes Estratégicos para el Marco. Esta circunstancia permite a la Audiencia inferir que las empresas infractoras podían tener dudas de que sus prácticas no fuera correctas.

La “reconversión del sector, intervención de dos Administraciones Públicas en el proceso, y actuación clara y directa, hemos de concluir que la recurrente no tuvo la conciencia de que el comportamiento realizado constituía una conducta contraria a la libre competencia, sino, bien al contrario, su comportamiento revela la conciencia de estar actuando dentro de la legalidad; lo que implica ausencia de elemento subjetivo del injusto”, señala el fallo con fecha del pasado febrero. En esta línea, “la conducta enjuiciada es contraria a la libre competencia, pero la sanción impuesta es contraria a Derecho por faltar el elemento subjetivo de la infracción”, concluye.

El caso del llamado cartel del asfalto, que supuso más de 16 millones en multa a una docena de empresas, también se ha llevado un revés judicial. Competencia determinó en noviembre de 2011 que las compañías habían estado “ejecutado el reparto del mercado” en las provincias de León, Burgos y en la Comunidad Autónoma del País Vasco”. Ahora, la Audiencia estima en parte del recurso de Orsa, sancionada con dos millones. La Sala no ve “elementos fácticos para determinar cuál fue el volumen de negocio de la empresa actora en el territorio del cartel del que es responsable”.
Fuente, El País.

lunes, 17 de junio de 2013

No han aprendido nada. No se enmiendan

Nombrar a Enrique López desmiente que exista intención de atajar el desprestigio institucional

Parece que fue Jeremías, el profeta, quien primero trasladó el concepto de pecado de un pueblo a los individuos. Si fue así, Jeremías, además de dejar un libro bastante confuso y tan lleno de lamentaciones que parece actual, nos transmitió un legado apreciable. Son las personas las que asumen la responsabilidad por lo que hacen. Han sido el presidente del Gobierno, el ministro de Justicia y el presidente saliente del Tribunal Constitucional, Pascual Sala, quienes han puesto su rúbrica al pie de un documento que certifica la vigencia de la apropiación partidista de las instituciones. Han sido ellos quienes han impuesto el nombramiento de Enrique López como magistrado del Tribunal Constitucional, en contra de toda prudencia o ponderación.

Las decisiones imprudentes tienen consecuencias, y en este caso son importantes. El nombramiento del señor López no es un problema menor, un caso poco pulcro que se pueda criticar un día y olvidar al siguiente, porque desmiente de manera radical que exista en el Gobierno la menor intención de atajar el creciente desprestigio de las instituciones.

Estaba en su mano hacer honor al compromiso manifestado por el Gobierno de que pensaba trabajar para la recuperación del buen crédito de las instituciones, muchas de las cuales tienen su fama seriamente dañada. Pero a la primera oportunidad lo han vuelto a hacer. No han aprendido nada. Nadie está dispuesto a enmendarse.

No se trata de atacar al señor López por su reconocida simpatía o su cercanía al Partido Popular. El problema no es ese. El problema es que un magistrado que no solo no tiene el reconocido prestigio jurídico que se exige para ser miembro del Constitucional, sino que es conocido precisamente por su discutible prestigio jurídico, va a ocupar uno de los 12 sillones del máximo tribunal español, el único que puede quitar la razón al Tribunal Supremo y el que interpreta el principal texto jurídico de este país, por encima de las decisiones de los Parlamentos o de los referendos populares.

Los títulos y la trayectoria profesional del señor López hicieron dudar a seis magistrados del Constitucional sobre su idoneidad y su grado de especialización jurídica, pero no hicieron recapacitar al señor Sala.

En sus 50 años de vida, Enrique López ha sido ponente en un total de 64 sentencias, según datos de jurisprudencia de la Audiencia Nacional, el único tribunal en el que ha ejercido esa labor, durante cuatros años y medio. Previamente, el señor Lopez ha sido juez instructor en juzgados de primera instancia de Coruña, Valladolid y León, y letrado y portavoz del Consejo General del Poder Judicial.

De las 64 sentencias en las que ha sido ponente, 28 fueron dictadas de conformidad entre el fiscal y los abogados defensores. De las 36 restantes, el propio señor López tuvo que dictar autos de aclaración en más de un 10% de los casos para corregir errores graves, no erratas, como declarar rebelde en los hechos probados al condenado o dictar una pena de cárcel no compatible con los hechos probados. Consta, por otra parte, que el Tribunal Supremo ha corregido un porcentaje sensible de las sentencias en las que el señor López fue ponente.

Podría argumentarse que el señor López no tiene gran experiencia jurídica, pero que su prestigio se basa en su labor docente. Pero la carrera docente del magistrado es fácil de resumir: profesor de Derecho Procesal de la Facultad de Derecho de Valladolid, 1990-1991; profesor asociado en el área de Derecho Penal de la Universidad de León (1996-1998) y profesor de Derecho Penal de la Universidad Europea de Madrid. En cuanto a sus publicaciones, consta un variado catálogo, coloquios como tertuliano y artículos en prensa. Su artículo más comentado en ámbitos jurídicos fue el publicado en junio de 2010 y titulado La justicia de los toros, en el que el autor establecía un paralelismo entre las corridas de toros y los procedimientos judiciales.

El problema no es el señor López, es el prestigio del Constitucional, su eficacia y su futuro. La amargura, la pena y el disgusto que causa ver arruinada y debilitada, una vez más, a una de las principales instituciones de este país.
SOLEDAD GALLEGO-DÍAZ 16 JUN 2013
Fuente: El País.
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jueves, 8 de noviembre de 2012

Un dictamen europeo considera abusiva la ley española de desahucios. Cree que no se protege al ciudadano ante la inclusión de cláusulas abusivas en las hipotecas

La norma europea exige "que el consumidor disponga de un recurso legal eficaz.
 Consulta toda la información sobre los desahucios.

La abogada general del Tribunal de Justicia de la UE (TUE), Juliane Kokott, ha dictaminado este jueves que la ley española de desahucios vulnera la normativa comunitaria porque no garantiza una protección eficaz de los consumidores frente a posibles cláusulas contractuales abusivas en las hipotecas.

El dictamen de la abogada general responde a una cuestión presentada por el juzgado mercantil de Barcelona en julio de 2011, que debe dirimir una denuncia presentada por un ciudadano contra Catalunya Caixa, que forzó su expulsión de la vivienda que ocupaba en enero de 2011 por impago de la hipoteca. El ciudadano en cuestión solicita que se declare nula una de las cláusulas del préstamo hipotecario y que, en consecuencia, el procedimiento judicial de ejecución hipotecaria sea considerado también nulo.

Conflicto con la normativa europea
La ley española no permite paralizar el desahucio invocando una cláusula abusiva, sino que esta cuestión debe solucionarse en otro juicio una vez que ya se ha ejecutado la expulsión.En este contexto, algunos jueces bucean en la legislación para evitar desahucios mientras denuncian usura, abusos y un enriquecimiento injusto de los bancos.

En sus conclusiones presentadas este jueves, la abogada general recuerda en primer lugar que, al no existir en e derecho de la UE una armonización de las medidas de ejecución forzosa, corresponde a los Estados miembros establecer las modalidades procesales.

No obstante, el dictamen precisa que la regulación procesal nacional no puede conducir a que se obstaculice la invocación de los derechos garantizados al consumidor por la directiva europea contra las cláusulas contractuales abusivas. En este sentido, la abogada general estima que "la regulación procesal española es incompatible con la directiva, pues menoscaba la eficacia de la protección que ésta persigue".

"No constituye una protección efectiva contra las cláusulas abusivas del contrato el que el consumidor, a raíz de dichas cláusulas, deba soportar indefenso la ejecución de la hipoteca con la consiguiente subasta forzosa de su vivienda, la pérdida de la propiedad que la acompaña y el desalojo, y que sólo con posterioridad esté legitimado para ejercitar la acción de daños y perjuicios", resalta Kokott.

Al contrario, la norma europea exige "que el consumidor disponga de un recurso legal eficaz para demostrar el carácter abusivo de las cláusulas de su contrato de préstamo, merced al cual, si se da el caso, pueda detenerse la ejecución forzosa".

La abogada general insiste en que el juez debe tener la posibilidad de suspender la ejecución forzosa hasta que se haya comprobado el carácter abusivo de una cláusula contractual, de modo que se impida que el procedimiento ejecutivo cree en perjuicio del consumidor una situación que posteriormente sea de muy difícil o imposible reparación.

El dictamen de la abogada general no tiene carácter vinculante, pero el Tribunal sigue sus recomendaciones en el 80% de los casos. Los jueces empiezan ahora a deliberar y la sentencia se dictará en un momento posterior. Ver más en El País.
Foto del autor; floresta, alrededores de la Nava de Santiago. Badajoz.

jueves, 24 de febrero de 2011

El acoso a un juez imparcial e independiente

Los ciudadanos sabemos que, según la Constitución Española, la justicia emana del pueblo, sus sentencias deben estar motivadas y debe ser imparcial (Artículos 117-127). 

A poco que sigamos el nos damos cuenta de que a este juez, justo colegas de profesión quieren condenarlo incumpliendo esas tres características: han desoído el clamor del pueblo que enaltece y aplaude a Garzón, han buscado llevarlo al banquillo, sin pruebas, con escandalosa parcialidad. 

 No voy a señalar en qué grado de complicidad están presos por la campaña de acoso, sostenida por una orquestación mediática reaccionaria que, con bulos, calumnias y mentiras, trata de destruir la credibilidad del juez Baltasar Garzón. Los jueces saben muy bien de donde arranca esta campaña, quiénes la mueven y por qué razones. Los ciudadanos nos informamos y ponderamos argumentos. En este caso, resulta desconcertante que al juez más conocido por su independencia y valentía no se le reconozca ningún mérito y se le someta a un acoso escandaloso: ninguna prueba, investigación omitida, artimañas inusuales, requerimientos desatendidos, una trama que deja traslucir todo menos ecuanimidad y reconocimiento.

 Nada es casual. Surgió al iniciar Garzón su investigación sobre la trama corrupta Gürtel, con la cual políticos y no políticos han podido comprobar que se les acabó la impunidad.
 
Un hecho como este, de consumarse, quedará en la historia como prueba de la parcialidad de los jueces del Tribunal Supremo y de su descrédito creciente. 

BENJAMÍN FORCANO, El País, 24/02/2011.