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sábado, 16 de diciembre de 2023

Por qué es vital mantener la salud de tus huesos y cómo reducir la pérdida de densidad ósea con el paso de los años

Mujer en el gimnasio

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Levantar peso es fundamental para mantener la salud ósea.

Así como nuestros músculos pierden fuerza a medida que vamos envejeciendo, lo mismo ocurre con nuestros huesos.

Esto puede tener un efecto grave en nuestro estilo de vida, y aumenta el riesgo de fractura, que está vinculado a un aumento del riesgo de muerte.

Afortunadamente, así como podemos aumentar la fuerza en nuestros músculos, también podemos desarrollar fuerza en nuestros huesos.

Los huesos son mucho más que un simple andamio dentro de nuestro cuerpo. El hueso es un órgano complejo que viene en múltiples formas y tamaños.

Está conformado por una mezcla diversa de componentes orgánicos e inorgánicos, como colágeno y calcio.

Combinados, estos componentes crean una estructura lo suficientemente maleable como para que los músculos puedan tirar de ella para que podamos movernos, y al mismo tiempo son lo suficientemente fuertes como para proteger órganos críticos.

El hueso no es la estructura sólida, inamovible y permanente que muchos podrían suponer que es. El hueso vivo y sano permanece fuerte porque se renueva constantemente (el viejo hueso y dañado se va reemplazando con hueso fresco).

Este control de calidad interno hace que nuestro esqueleto sea reemplazado aproximadamente cada diez años en personas sanas, aunque esto ocurre más lentamente en personas mayores o enfermas.

Variedad de células
Ciertas condiciones de salud pueden provocar pérdida ósea excesiva, como el cáncer o los cambios hormonales durante la menopausia.

A diferencia de muchos otros tejidos, como el cartílago, los tendones y los músculos -donde no hay muchas células diferentes- el hueso está compuesto de una multitud de células distintas.
 Mujer 
Mujer

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Los huesos en una persona sana se renuevan constantemente.


Estas incluyen células óseas, inmunitarias, grasas y sanguíneas, por nombrar unas pocas.

La acción combinada de estos tipos de células ayudan a nuestro cuerpo a mantener un volumen óseo adecuado a lo largo de nuestra vida, como para que podamos continuar siendo activos.

Las células óseas especializadas (llamadas osteoblastos y osteoclastos) modifican nuestros huesos para reparar el daño y aumentan el volumen dependiendo de las exigencias que se le imponen.

Por lo tanto un jugador de tenis que saca repetidamente con el mismo brazo, tendrá un volumen óseo mayor en ese brazo como resultado.

Cómo cuidar tus huesos
Mantener el volumen óseo a lo largo de la vida es esencial para mantener la salud y bienestar.

La pérdida repentina de la mobilidad como resultado de una fractura tiene un efecto dominó en nuestro estilo de vida, en donde ir de compras, visitar amigos o incluso cumplir con las tareas diarias mínimas en la casa puede volverse doloroso.

La densidad ósea (fuerza) puede preservarse sin importar la edad con una buena dieta y ejercicio.

Se recomienda una dieta equilibrada rica en calcio (un mineral crucial dentro de tus huesos). Trata de consumir 700 mg por día.

Leche, yogurt y queso son todas grandes fuentes de calcio. Si eres vegano, alimentos como tofu, frijoles y lentejas contienen calcio.

Es posible que necesites tomar un suplemente si no puedes consumir la cantidad recomedada en tu dieta.

 Granos 
Granos

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Los frijoles y las lentejas son buenas fuentes de calcio.


Otro dato importante es que nuestro cuerpo necesita vitamina D para absorber completamente el calcio, con lo cual pasar tiempo al aire libre es clave para que nuestra piel fabrique vitamina D cuando se expone al sol. Trata de exponerte al sol hasta diez minutos, dos veces por día.

En el invierno, cuando tiende a haber menos luz solar, considera tomar un suplemento de vitamina D.

El ejercicio es otra forma de mantener tus huesos fuertes, en particular los ejercicios de levantamiento de pesas.

Caminar y subir las escaleras son buenas opciones para empezar si no ejercitas con regularidad. Pero actividades más rigurosas como saltar a la soga o entrenamiento de pesas son mejores, ya que estimulan el crecimiento óseo.

Esto es porque los músculos tiran con fuerza del hueso al que están adheridos, estimulando el crecimiento.

Cualquier persona de cualquier edad puede hacer ejercicios de este tipo.

Si no estás acostumbrado a hacer ejercicio, empieza subiendo las escalereas.

Solo debes asegurarte de adaptar el ejercicio a tu nivel de estado físico y habilidad.

También se recomienda gradualmente aumentar la cantidad de ejercicio para evitar lesionarte.

Reducir los contaminantes en tu cuerpo (como el cigarrillo y el alcohol) también le dará a tus células óseas la oportunidad de funcionar adecuadamente durante tu vida.

Si te preocupa qué tan fuertes son tus huesos -o si tienes una condición de salud que puede hacer que disminuya tu densidad mineral ósea (como celiaquía, enfermedad inflamatoria intestinal, diabetes o cáncer)- siempre puedes consultar con tu médico.

Este te podrá dar una recomendación personalizada sobre la mejor forma de cuidar tus huesos.

*James Edwards es profesor asociado del Grupo de Regeneración y Envejecimiento Esquelético de Oxford, Universidad de Oxford, Reino Unido

*Este artículo fue publicado en The Conversation y reproducido aquí bajo la licencia Creative Commons.

viernes, 3 de junio de 2022

Despejando los secretos más ocultos de la vitamina D.

La Fundación Jiménez Díaz analiza los diferentes enfoques que se le pueden dar a la vitamina D
Alimentos ricos en vitamina D

La vitamina D es una vitamina liposoluble que regula el metabolismo del calcio y el fósforo, por lo que constituye una pieza fundamental en numerosas funciones. Además de ser clave para la salud ósea, dental y muscular, lo es también para protegernos de infecciones, para modular la respuesta inmunológica y para protegernos contra enfermedades inflamatorias y cardiovasculares.

Estamos, como vemos, frente a una vitamina con numerosas virtudes que obtenemos sobre todo a través de nuestra piel y la exposición solar —en concreto gracias a la acción de los rayos UVB— y de alimentos como pescados grasos, huevos, leche entera y derivados lácteos. Pero también sobre la que circulan interrogantes tan comunes como: ¿Cuál es su verdadera función?, ¿podemos obtener la cantidad necesaria del sol?, ¿puede una persona tener demasiada vitamina D?, ¿Cuáles son los síntomas de la deficiencia de esta vitamina?

Con el fin de aportar un poco de luz a todo lo que concierne a esta poderosa vitamina y despejar algunos de sus secretos más escondidos, el Hospital Universitario Fundación Jiménez Díaz ha organizado recientemente el curso ‘Visión Multidisciplinar del Uso de la Vitamina D’, destinado a intercambiar conocimientos y enfoques sobre esta vitamina y su impacto en la salud.

¿La vitamina D es importante para nuestro organismo?
La vitamina D, en realidad, ni es vitamina estrictamente ni es solo una. Se trata de un sistema hormonal con acciones sistémicas más allá del efecto óseo. Tal como reconoce el doctor Emilio González Parra, especialista del Servicio de Nefrología e Hipertensión de la Fundación Jiménez Díaz, la vitamina D se usa sobre todo por sus efectos sistémicos, aunque “solemos desconocer los motivos por los que se usa en otras especialidades”.

Otro de los efectos más destacados de esta vitamina es que ayuda a una adecuada regulación del sistema endocrino. “Es el actor principal en todas las enfermedades del metabolismo, calcio y fósforo y, en particular, de la patología de las glándulas paratiroides”, afirma la doctora Clotilde Vázquez Martínez, jefa del Departamento de Endocrinología y Nutrición del centro hospitalario.

Pero hay más beneficios. Algunos estudios demuestran que la administración de suplementos de vitamina D puede llegar a reducir la frecuencia y gravedad de las infecciones respiratorias en los niños producidas por virus como la gripe. En esta línea se expresa también un estudio realizado por el Instituto de Investigación Sanitaria de la Fundación Jiménez Díaz según el cual los niveles más altos de vitamina D se relacionan con un menor riesgo de evolución negativa por la COVID.

Qué ocurre si hay deficiencia de vitamina D
El déficit de vitamina D es muy frecuente. Se habla casi de un problema poblacional generalizado, algunas de cuyas causas estriban en la menor ingesta de vitamina D preformada al haber disminuido la ingesta de productos ricos en vitamina D como la mantequilla, algunos embutidos, el hígado etc… ya que están contraindicados por otras razones. Y en cuanto al sol, principal fuente, la protección necesaria para la prevención de cáncer de piel y la posible escasa exposición solar en invierno, pueden explicar parcialmente el fenómeno.

La repercusión del déficit de vitamina D en la salud es diferente según lo importante que éste sea y, sobre todo, si coexisten enfermedades que pueden agravarse con su carencia.

Otra de las preguntas que suelen aparecer cuando hablamos de vitaminas y salud es sobre la cantidad justa necesaria para un buen funcionamiento del organismo. La Sociedad Española de Endocrinología y Nutrición, en un documento de consenso sobre los niveles óptimos de vitamina D, establece que estos deben estar entre los 30 y 50 nanogramo por mililitro —ng/Ml—, una cifra a la que no llegaría un 80-100% de la población española de más de 65 años, que se estancan en los 20 ng/mL. Los valores por debajo de 10 ng/mL se consideran deficiencia.

Para saber si tenemos suficiente vitamina D basta con realizar una analítica, que nos mostrará si nuestros niveles son los adecuados.

El déficit de vitamina D se relaciona sobre todo con la salud ósea, ya que es imprescindible para la absorción y depósito de calcio en los huesos. Su carencia produce osteoporosis u osteomalacia. También es imprescindible su administración tras extirpación de las glándulas paratiroides o cuando hay deficiencia de parathormona, pero existen muchas evidencias sobre su relación con otras enfermedades endocrinas, como la diabetes tipo 1 o tipo 2, la obesidad y las enfermedades tiroideas autoinmunes.

En niños esta deficiencia puede convertirse en raquitismo —poco frecuente en España—, que es cuando los huesos no han absorbido suficiente calcio para hacerlos rígidos, de manera que se mantienen blandos y se deforman con el tiempo.

Unos niveles bajos de vitamina D también se han relacionado con un aumento del riesgo de enfermedades metabólicas, cardiovasculares y oncológicas.

Los primeros síntomas de deficiencia de vitamina suelen incluir fatiga, dolor óseo, debilidad muscular, dolores y calambres, así como cambios de humor.

Un estudio reciente señala que la deficiencia de vitamina D se encuentra a día de hoy entre los principales problemas de salud pública más extendidos en todo el mundo.

Cómo usar la vitamina D
Cuando se habla de los tratamientos disponibles para atenuar la insuficiencia de vitamina D en el organismo emergen diferentes opciones sobre cómo se debe administrar y en qué forma activa. “Se debe usar la vitamina D nativa, que es la forma más fisiológica, en dosis diaria o semanal”, señala el doctor González Parra. En España es común el uso de calcidiol, pero también se pueden usar “moléculas activas como el calcitriol”, aunque es menos común por su toxicidad.

Debe tenerse en cuenta que la vitamina D es liposoluble, es decir, que se disuelve en grasas como lo hace la vitamina A, E y K, lo que puede convertirlas en tóxicas si se toman en exceso porque no se eliminan por la orina como lo hacen las vitaminas hidrosolubles. Por tanto, es muy importante siempre monitorizar la administración de estas vitaminas en general y la D en particular. “No se puede tomar de manera incontrolada”, advierte el doctor González Parra.

https://www.eldiario.es/edcreativo/diario-salud/despejando-secretos-ocultos-vitamina-d_1_9014951.html

miércoles, 23 de febrero de 2022

Los beneficios de tomar sol para el corazón, el ánimo y el sistema inmune (y durante cuánto tiempo se recomienda hacerlo)

Todo el mundo sabe de la importancia del protector solar. Pero la verdad es que nuestros cuerpos necesitan sol.

La luz solar puede mejorar nuestro estado de ánimo, disminuir la presión arterial, fortalecer nuestros huesos, músculos e incluso nuestro sistema inmunológico.

Y una breve exposición es suficiente para cosechar todos estos beneficios.

El poder del sol
Básicamente, sin la luz solar directa, nuestros cuerpos no pueden producir vitamina D, una sustancia que realiza una serie de funciones importantes en nuestros cuerpos.

Cuando la luz del sol acaricia nuestra piel, el cuerpo la absorbe y la convierte en este poderoso nutriente.

"Cuando el sol brilla sobre la piel, la radiación alcanza una molécula de 7-dehidrocolesterol. Convierte el 7-dehidrocolesterol en previtamina D. Después, la previtamina D tarda varios minutos en convertirse en vitamina D. Es la temperatura de tu cuerpo la que hace esta segunda transformación", explica Ann Webb, profesora de radiación atmosférica en la Universidad de Mánchester, Reino Unido.

Necesitamos vitamina D, por ejemplo, para que nuestro cuerpo absorba el calcio y el fosfato de los alimentos; ambos minerales son vitales para tener huesos, dientes y músculos sanos. Y no importa tu edad.

Un estudio reciente incluso mostró que tomar vitamina D mejoró la fuerza muscular en los atletas, posiblemente al estimular el crecimiento de las células musculares.

Pero los beneficios de la vitamina D van más allá de fortalecer nuestros huesos y músculos.

"Parece haber alguna evidencia de que contribuye al sistema inmunológico, además de ayudar a proteger contra algunas formas de cáncer y enfermedades autoinmunes como la esclerosis múltiple", agrega Webb.

Investigaciones también muestran que las personas con niveles muy bajos de vitamina D tienen un mayor riesgo de padecer enfermedades cardíacas, diabetes y demencia.

La vitamina D es tan esencial para nuestra supervivencia que puede ayudar a explicar la apariencia de la piel clara.

Algunos alimentos, como el salmón, son fuente de vitamina D, pero es difícil obtener la cantidad necesaria solo a través de la dieta.

Cuando nuestros ancestros abandonaron África, tenían la piel oscura para protegerse de la alta incidencia de la luz solar en la región.

Pero a medida que se expandieron al hemisferio norte, más fresco y oscuro, su piel se aclaró a través de la evolución, probablemente porque se habían adaptado a necesitar menos luz solar para producir vitamina D.

Cuanto más al norte se va, más claro tiende a ser el tono de la piel, con la excepción de los inuit del extremo norte, que tradicionalmente obtienen su vitamina D al comer carne de foca y pescados grasos.

Es cierto que también se puede obtener vitamina D de ciertos alimentos, como huevos, leche y pescados grasos (salmón, por ejemplo). Pero es muy difícil conseguir la cantidad adecuada solo con la dieta.

Afortunadamente, podemos obtener nuestra dosis diaria al aire libre (y gratis).

Mucho más que vitamina D
Pero la vitamina D no es el único beneficio de los rayos solares.

Todos sabemos lo bien que sienta la luz del sol; eso se debe a que la exposición al sol mejora nuestro estado de ánimo al aumentar la liberación en el cerebro de una hormona llamada serotonina, que también te ayuda a sentirte tranquilo y concentrado.

No es de extrañar que durante los largos meses de invierno en el hemisferio norte, cuando hay menos luz solar, muchas personas sufran de trastorno afectivo estacional (TAE), un tipo de depresión resultante de los bajos niveles de serotonina.

Los estudios muestran que tenemos niveles más altos de serotonina en la sangre en los días despejados en comparación con los días nublados y grises.

Además, hay investigaciones que sugieren que la luz solar directa puede hacer que las células de la piel produzcan endorfinas, que también crean una sensación de bienestar.

¿Y sabías que la luz solar reduce directamente la presión arterial?

Científicos de la Universidad de Edimburgo, Escocia, hicieron un experimento que mostró que exponer tu brazo a solo 20 minutos de luz solar es suficiente para aumentar la producción de óxido nítrico en la piel, lo que, a su vez, hace que los vasos sanguíneos se dilaten, bajando así la presión arterial.

Tiempo de exposición
Pero esta exposición debe hacerse de forma consciente para evitar quemaduras, cáncer de piel y el envejecimiento prematuro.

La cantidad de sol que se necesita para producir la cantidad ideal de vitamina D es personal; depende de tu tipo de piel, de dónde vivas y de tu sensibilidad. Lo más importante es no quemarse.

La piel más oscura, por ejemplo, tiene una mayor cantidad de melanina, un pigmento que actúa como protector solar natural, absorbiendo la radiación y protegiendo la piel de los daños.

Y esto termina impidiendo que la vitamina D se produzca con la misma facilidad, lo que requiere un tiempo de exposición más prolongado.

"Cuando comparamos a las personas de piel blanca con la piel de personas del sur de Asia, encontramos que los del sur de Asia necesitan entre 2,5 y 3 veces más tiempo al sol para producir la misma cantidad de vitamina D. Eso se debe a que tienen algo de melanina natural en su piel", explica Webb.

Para alguien con piel clara, 10 minutos pueden ser suficientes. Si la piel es muy oscura, el tiempo ideal puede ser de hasta 45 minutos.

Poco y con frecuencia
Puedes tener la tentación de tomar el sol todo el día, pero la mayor parte de la vitamina D se produce tan pronto como sales al aire libre. Y minimizar los períodos prolongados de exposición al sol también es la mejor manera de evitar consecuencias negativas como las quemaduras.

"La vitamina D en realidad se produce en esa primera exposición inicial, así que (toma) un poco (de sol) y con frecuencia", sugiere Webb.

Si vas a estar expuesto durante más tiempo y corres el riesgo de quemarte, es fundamental proteger tu piel.

"El mensaje principal es nunca quemarse con el sol, eso es muy importante", agrega.

Vale la pena recordar que algunos productos para la piel, e incluso medicamentos, pueden afectar tu sensibilidad al sol.

"Si tienes la piel muy sensible, debes tener cuidado. Es importante conocer tu propia piel. Debes tener cuidado si estás tomando un medicamento que puede causar fotosensibilidad en la piel; algunos antibióticos pueden hacer eso. Si estás usando algunos productos, como cremas a base de retinol en la cara, que pueden dejar tu piel más sensible, ten cuidado y lee todos los folletos del producto", advierte Webb.

A arremangarse
Puedes pensar que el sol en la cara es suficiente, pero para aprovechar los rayos del sol al máximo, también debes exponer tus antebrazos y piernas.

"Cada parte de piel desprotegida expuesta al sol producirá vitamina D. Por lo tanto, cuanta más piel expongas, más vitamina D ingresará en tu circulación", explica Webb.

¿Y vale la pena salir a la calle para recargar vitamina D incluso en un día nublado?

"(Las nubes) reducen la luz solar, por lo que no se produce tanta vitamina D durante el mismo tiempo de exposición, pero aún así recibimos bastante radiación ultravioleta, al menos a través de nubes claras. Si llueve mucho, es probable que haya muy poco rayos ultravioleta en el exterior. Pero si está nublado, puedes salir".

*En la serie Just One Thing de BBC Radio 4, el doctor Michael Mosley analiza en diferentes episodios lo que podrías hacer por tu salud si solo tuvieras una opción.

martes, 19 de enero de 2021

_- ¿Qué vitaminas sirven en qué casos?

_- Probablemente ni recuerdes la cantidad de veces que te han dicho que tomes vitamina C para fortalecer tus defensas y protegerte de la gripe.

Las vitaminas (y los minerales) son nutrientes fundamentales que requiere el cuerpo en pequeñas cantidades para funcionar adecuadamente.

Y, por lo general, se obtienen siguiendo una dieta variada y saludable.

Es importante considerar que el consumo de suplementos vitamínicos debe realizarse bajo estricta supervisión médica porque ingerir demasiado o por un tiempo muy prolongado puede tener efectos perjudiciales en el organismo.

Pero, aparte de la vitamina C, ¿qué sabes del resto? ¿Conoces la utilidad de la vitamina D, E o la K?

Siguiendo las recomendaciones del Sistema de Salud Nacional del Reino Unido, la Biblioteca Nacional de Medicina de Estados Unidos, BBC Mundo te cuenta en qué casos son útiles unas u otros y en qué alimentos puedes encontrarlos.

Vitamina A
Es un antioxidante, lo que quiere decir que puede prevenir o retrasar el daño en cierto tipo de células.

Sus funciones principales son: fortalecer al sistema inmunitario para poder prevenir las infecciones, ayudar a la visión cuando la luz es muy tenue y mantener saludable la piel y el revestimiento de algunas partes del cuerpo, como la nariz.

Además es importante para el crecimiento óseo, las funciones que desempeñan las células y para ciertas condiciones de la piel, como el acné y las arrugas.

Fuentes de vitamina A: queso, huevos, pescados grasos, hígado, leche y yogur.

Como el betacaroteno también le proporciona al cuerpo vitamina A, se pueden consumir frutas y verduras con este elemento: mango, duraznos, lechosa o papaya, espinaca, pimientos y zanahorias.

Vitamina B
En este grupo hay varios tipos:

La B6 le permite al cuerpo usar y almacenar la energía que viene de las proteínas y los carbohidratos que se consumen. También ayuda en la formación de la hemoglobina (la sustancia que se encuentra en los glóbulos rojos y que traslada el oxígeno en el cuerpo). Fuentes de vitamina B6: cerdo, pollo, pavo, pescado, pan, cereales, maní, papas y huevos.

La B12 contribuye a la formación de los glóbulos rojos, ayuda a mantener el sistema nervioso saludable, libera la energía de la comida que consumimos y permite que el organismo procese el ácido fólico, que también pertenece a este grupo vitamínico. Fuentes de vitamina B12: carne, salmón, bacalao, leche y queso.

La falta de vitamina B6 y B12 puede causar anemia.

El ácido fólico trabaja en conjunción con la vitamina B12 con el objetivo de formar glóbulos rojos saludables y también ayuda a reducir el riesgo de defectos en el sistema nervioso central, como la espina bífida, en bebés cuando se encuentran en el vientre materno. Fuentes de ácido fólico: brócoli, coles de Bruselas, hígado, espinaca, espárragos y guisantes.

La B1, B2 y B3 ayudan al mantenimiento saludable del sistema nervioso y están presentes en los huevos.

Vitamina C
Ayuda a la cicatrización de las heridas, protege las células y es necesaria para que el tejido conectivo, que fortalece a los órganos, se mantenga saludable.

También es importante para los huesos, la piel y para que el cuerpo absorba el hierro.

En cuanto a la creencia popular acerca de sus propiedades para prevenir los resfríos, es importante tomar en cuenta que es el caso en situaciones muy particulares: corredores de maratones, esquiadores y militares en climas muy fríos.

Estudios realizados con respecto al tema no han encontrado suficiente evidencia para asegurar que ayuda a la prevención de las gripe o acelera su cura en el resto de las personas.

El cuerpo no puede almacenarla, así que debe ingerirse diariamente. La falta de vitamina C puede causar escorbuto, una enfermedad que ocasiona debilidad, problemas en las encías y hemorragias cutáneas y musculares.

Fuentes de vitamina C: naranjas, pimientos verdes y rojos, fresas o frutillas, brócoli, papas y grosellas.

Vitamina D
Sirve para regular la cantidad de fosfato que hay en el cuerpo y ayudar en la absorción del calcio, lo que es fundamental para los huesos, y también para mantener los dientes sanos.

También juega un papel importante en los nervios, los músculos y el sistema inmunitario. El cuerpo la produce naturalmente al exponerse al sol.

Su falta puede ocasionar osteoporosis y dolor de huesos en los adultos y raquitismo en los niños.

Fuentes de vitamina D: salmón, sardinas, hígado, cereal, leche y yema de huevo.

Vitamina E
Es un antioxidante importante en la realización de los procesos metabólicos y en el fortalecimiento del sistema inmunitario.

También protege las membranas de las células y ayuda a que la piel y los ojos se mantengan en buen estado.

Fuentes de vitamina E: aceites vegetales como el de oliva, de maíz y de soya, margarina, nueces y semillas, vegetales de hojas verdes.

Vitamina K
Es necesaria para la coagulación de la sangre, lo que ayuda a que las heridas sanen adecuadamente. Si no se tiene suficiente, puede que la persona sangre mucho

También contribuye con el mantenimiento del tejido óseo y los tejidos corporales.

Fuentes de vitamina K: vegetales de hojas verdes como el brócoli y la espinaca, bayas oscuras, cereales y aceites vegetales.

Las bacterias que se encuentran en el intestino también producen cantidades pequeñas de cierto tipo de vitamina K.