jueves, 9 de mayo de 2024

Tres mitos persistentes en educación que hacen perder tiempo y dinero a estudiantes, familias y profesorado.

La memoria no es un músculo, la lateralidad cruzada no empeora el rendimiento académico, y la dislexia no es un trastorno visual, en contra de lo que todavía cree mucha gente.

En educación, como en otros ámbitos de la vida, abundan los mitos. No tienen base científica y, aunque algunos podrían considerarse inocuos, normalmente tienen consecuencias negativas, aunque solo sea porque absorben tiempo, esfuerzo, y con frecuencia dinero que estudiantes, familias y docentes podrían dedicar a fines más útiles. ¿Es la memoria un músculo que pueda entrenarse? ¿Tiene impacto la lateralidad cruzada en el rendimiento educativo? ¿Es la dislexia un problema visual? Héctor Ruiz Martín, director del International Science Teaching Foundation, y Marta Ferrero, vicedecana de Investigación en la Facultad de Educación de la Universidad Autónoma de Madrid, son expertos en psicología cognitiva del aprendizaje, se han especializado en analizar este tipo de mitos y explican por qué la respuesta en los tres casos es que no.

La memoria
“Resulta muy intuitivo pensar que la memoria es una habilidad que podemos ejercitar de forma general y que, haciéndolo, va a ser más fuerte para recordar cualquier otra cosa. Pero por desgracia la memoria no funciona así”, afirma Ruiz, autor, entre otros libros, de Edumitos (2023). “Creerlo tiene repercusiones en educación, porque muchas veces se proponen actividades casi con la única justificación de que ayudarán a ejercitar la memoria. Por ejemplo, aprenderse de memoria un poema, o contenidos que uno no cree que sean muy útiles, pero que por lo menos, se suele decir, ayudarán a mejorar la memoria. Y ese objetivo no se va a cumplir. Está muy bien, culturalmente, saberse un poema o poder recitárselo a alguien, pero si lo haces con la idea de ejercitar la memoria, no va a tener ese efecto”.

La memoria no es como un músculo, dice Ruiz. “Si quieres usar esa analogía, tendrías que pensar en ella más bien como si fueran miles de millones de músculos. Y cuando aprendes sobre algo, lo que haces es ejercitar solo el músculo relacionado con ese tema, con esa información”. La memoria es en realidad una red de significados, añade. “Y aprendemos conectando lo que ya sabemos con lo que estamos aprendiendo. De modo que todo aquello que podemos relacionar con nuestros conocimientos previos nos resulta más fácil de recordar, y lo que no, no”.

Se han realizado muchos estudios al respecto. Algunos son considerados clásicos, como el publicado en 1980 por Anders Ericsson, en el que se entrenó a un estudiante corriente para recordar números. En lugar de los siete u ocho dígitos que como mucho normalmente pueden recordarse, el alumno llegó ser capaz de memorizar 79. Lo hizo apoyándose en una técnica consistente en aprenderse un montón de números, como teléfonos, códigos postales o marcas de atletismo a los que podía darles un sentido. “Cuando le daban números al azar, él no recordaba 79 números, sino siete u ocho combinaciones de esos números. Pero cuando en vez de números probaron a darle letras, comprobaron que seguía teniendo una memoria como la de cualquier otro”. Un ejemplo más cercano es el de los campeones de los mundiales de memorización que se organizan cada año: “Si te fijas, el que gana la prueba de memorizar naipes es distinto al que gana la de números, la de letras, o la de caras…” En cada prueba hay un campeón, porque han entrenado específicamente para ella.

La lateralidad cruzada
La lateralidad es la preferencia espontánea de una persona en el uso de los órganos situados en el lado derecho o izquierdo del cuerpo, como las manos o los pies. Y se habla de lateralidad cruzada cuando esta se produce de forma alterna. Por ejemplo, cuando la mano dominante es la derecha, y el pie dominante, el izquierdo. Antes de especializarse en psicopedagogía y psicología del aprendizaje, Marta Ferrero trabajó como maestra. “Poco antes de dejar las aulas para volver a la investigación, estaba de orientadora en un centro de infantil y primaria. Y aquel último año me llegaban muchos informes de niños con dificultades de aprendizaje que señalaban la lateralidad cruzada como causa, por ejemplo, de problemas lectores. De repente parecía que la lateralidad cruzada era la causante de un montón de problemas”.

Ferrero pasó después una etapa en la London School of Economics, y una de las primeras investigaciones que realizó allí se centró en la posible relación entre lateralidad cruzada y dificultades académicas. Realizó un metaanálisis, analizando los datos cuantitativos de todos los estudios que se habían publicado al respecto desde el año 1900. “El resultado fue que la lateralidad cruzada no tiene ningún impacto, ni en el rendimiento académico ni en la inteligencia”. Aquel trabajo fue muy citado, y no ha habido más revisiones sistemáticas de la literatura, por lo que podría decirse que sigue vigente. Pero una búsqueda en internet permite comprobar que en España se ofrecen numerosos tratamientos para “consolidar” la lateralidad de los niños, bajo la premisa de que así eliminarán o reducirán sus dificultades de aprendizaje. Algunas intervenciones, explica Ferrero, consisten en forzar a los niños a usar la mano derecha o en taparles el ojo izquierdo. Y hay sesiones que cuestan hasta 350 euros.

“Si un niño o niña tiene dificultades lectoras, tendremos que diseñar intervenciones centradas en la lectura. Y lo mismo en matemáticas u otras áreas, en vez de perder tiempo y recursos en restablecer la dominancia cerebral”. Además del coste de oportunidad, Ferrero advierte de que dichos programas pueden generar desafección de los chavales hacia la educación. “Porque lo normal es que cuando pase el efecto placebo, si llega a haberlo, siga con su dificultad de aprendizaje”.

La dislexia
Entre el 5% y el 10% de la población tiene dislexia, y entender bien en qué consiste es fundamental para ayudarles. Pero a pesar de los avances de las últimas décadas, entre muchas personas persiste la idea equivocada de que se trata de un trastorno perceptivo de tipo visual. “Es decir, que el problema del alumnado con dislexia es que ven las letras cambiadas de orden o del revés, cuando en realidad es un problema fonológico”, dice Héctor Ruiz. Como en otros mitos educativos, el error tiene su origen en las ideas de los pioneros de la investigación en dislexia, cuya primera intuición, a principios del siglo XX, fue que era un problema visual. Una hipótesis que el avance de la ciencia, sobre todo a partir de los años sesenta y setenta, fue descartando.

En realidad, explica Ruiz, la dislexia es un problema de procesamiento de los sonidos del habla. “Nuestro sistema de escritura es alfabético. Se basa en asociar a unos símbolos escritos, las letras, a los sonidos más básicos del habla, los fonemas. Y lo que les pasa a las personas con dislexia es que les cuesta horrores identificar, aislar y manipular esos fonemas. Si te fijas, cuando hablamos lo hacemos todo seguido, e ir identificando cómo se separan las palabras es un reto contraintuitivo. Porque no es natural que necesitemos darnos cuenta de que la lengua oral está formada por un conjunto finito de sonidos que se van repitiendo y combinando, que son los que luego, para escribir, asociamos a las letras”.

Tomarlo como un problema visual lleva a muchos chavales a perder el tiempo en terapias visuales, en lugar de invertirlo en prácticas fonológicas, “trabajar con los fonemas, identificarlos, comparar dos palabras que empiezan por el mismo fonema para identificar esa característica…”. Es el mismo error que todavía lleva a parte de la población a identificar la dislexia con el hecho de escribir letras al revés. “Eso es algo que hacen, en realidad, casi todos los niños cuando están aprendiendo a leer y escribir, y las letras todavía les resultan poco familiares. De hecho, el problema que tenemos con las letras como la b y la d y la p y la q, que son imágenes especulares, es que nuestro sistema perceptivo, nuestra memoria, no distingue de manera natural entre dos objetos simplemente por la perspectiva en que los estás viendo. Es lo mismo que te permite, cuando ves un perro en una posición en que nunca lo habías visto, identificarlo igualmente como un perro: un perro no es un animal que está mirando siempre a la derecha. Son errores normales, que hacen la mayoría de los niños, y entre los disléxicos no son más frecuentes”.

miércoles, 8 de mayo de 2024

Cambiando actitudes

Ante la llegada de un nuevo curso, hacemos listas de objetivos como ir al gimnasio, comer mejor o aprender un idioma. Sin embargo, hay propósitos más profundos que, si logramos incorporarlos a nuestro software mental, nos ayudarán a cumplir cualquier meta que nos fijemos.

Vamos a hablar de algunas actitudes y hábitos que configuran nuestra realidad diaria, y de si son los más adecuados para alcanzar lo que deseamos. Concretamente nos centraremos en desactivar cinco vicios mentales que sobrecargan nuestra vida y que entorpecen la realización personal.

Dispersión

“El cazador que acecha dos conejos, no atrapa ninguno” proverbio zen

¿Cuántas veces nos hemos sentido agotados antes de empezar una tarea importante? Imaginemos un hombre que, al regresar del trabajo, realiza a distancia la carrera de sus sueños. Se ha reservado ese tiempo en casa y está motivado, pero no logra avanzar y antes de una hora apaga el ordenador totalmente agotado. ¿Qué sucede?

Libros para una actitud positiva

‘No te ahogues en un vaso de agua’, de Richard Carlson (DeBolsillo). Uno de los manuales más útiles y prácticos que se han escrito para relativizar problemas y afrontar el día a día con una actitud positiva.

Cómo suprimir las preocupaciones y disfrutar de la vida’, de Dale Carnegie (Elipse). Sesenta años después de la muerte del autor, sigue siendo un referente por su lúcida simplicidad y la forma directa y expeditiva de abordar lo que no funciona. Habría que analizar cómo está estudiando. Es muy posible que, mientras intenta sumergirse en la materia, tenga abierto el Whatsapp, el correo electrónico, el Twitter, Facebook o todo a la vez. O bien que durante el curso online intente controlar lo que sucede en la casa, sean sus hijos, su esposa o las tareas que va atendiendo al mismo tiempo.

Entrar y salir de una tarea resulta más agotador que la actividad misma. Cada vez que este hombre abandona la lectura de un artículo de historia, por ejemplo, necesita un esfuerzo extra para luego volver a entrar. Resultado: fatiga y bajo rendimiento, lo cual deriva en desmotivación y quizás abandono.

La solución es hacer una sola cosa a la vez, desactivando todo lo demás. Un buen propósito para empezar el curso con más eficacia.

Procrastinación

“Vuelva usted mañana”, Mariano José de Larra

Nuestra vida está llena de planes que se posponen una y otra vez hasta que, cuando ya es demasiado tarde, nos lamentamos por lo que desearíamos haber hecho.

El mal hábito de aplazar se denomina técnicamente abulia o procrastinación. Esta actitud cotidiana es un verdadero lastre para los planes personales, pero lo peor de todo es el precio psicológico que pagamos por ello. Según el profesor William J. Knaus, de la Escuela de Medicina de la Universidad de Virginia, “la gente pospone tareas con la esperanza de encontrarla ‘realizada’ al día siguiente como por arte de magia; todo ello viene acompañado normalmente por sentimientos de culpa, autoengaño y desesperanza”.

Según este mismo autor, el hábito de procrastinar esconde estas dos minas personales:

La creencia de que somos incapaces de llevar a cabo lo que nos hemos propuesto. Es decir: miedo al fracaso.

Exceso de perfeccionismo, lo cual hace que nos exijamos numerosas condiciones previas, a menudo absurdas, para empezar. Pero son sólo excusas.

Trucos

Tres reglas para mantener a raya las preocupaciones. En su libro Cómo suprimir las preocupaciones y disfrutar de la vida, Dale Carnegie ofrece tres reglas fundamentales para controlar este agente cotidiano de ansiedad y sufrimiento:

Regla 1: viva solamente el día de hoy. No viva en el ayer ni el mañana. Compartimentos estancos al día.
Regla 2: haga frente a los problemas.
a. Pregúntese a sí mismo: ¿qué es lo peor que puede suceder?
b. Prepárese para aceptar lo peor.
c. Trate de mejorar la situación partiendo de lo peor.
Regla 3: recuerde el precio exorbitante que puede pagar con su vida y salud por las preocupaciones.

Contra la inercia paralizante de posponer, un remedio eficaz es ser tan estrictos y cumplidores con nuestra misión como lo somos en nuestro empleo.

Preocupaciones y miedos

“Hoy es el mañana por el que ayer te preocupabas”, autor desconocido

Tenemos dos lugares donde vivir nuestra existencia: desde los hechos del presente, fluyendo con lo que nos sucede en este momento y lugar, o bien desde la ansiedad por lo que podría suceder.

Las pre-ocupaciones no sólo nos impiden ocuparnos de las cosas verdaderamente importantes, sino que agotan nuestra energía mental y promueven un estado de ánimo negativo que a su vez cansa a los que tratan con nosotros. Por si fuera poco, esta clase de miedos sobre situaciones hipotéticas son inútiles. Se ha medido estadísticamente que la mayoría de cosas que nos preocupan nunca llegan a suceder.

Contra esta lacra para las cosas útiles y positivas que podríamos realizar, el psicoterapeuta Richard Carlson proponía tomar, entre otras, las siguientes medidas: 
Proponernos no sufrir por pequeñeces. 
Tomar conciencia del efecto bola de nieve de nuestros pensamientos. 

Repetirnos el lema: “La vida no es una emergencia”. Aprender a vivir con la incertidumbre del mañana.

Si incorporamos a nuestro día a día estos propósitos, lograremos reprogramar nuestra mente para una vida activa y a la vez serena.

Estrés y ansiedad

“El campo de la conciencia es diminuto. Sólo acepta un problema a la vez”, Antoine de Saint-Exupéry

Prima hermana de la emoción que acabamos de ver, el estrés es la respuesta emocional y fisiológica a las situaciones de alta exigencia a las que nos somete la vida cotidiana.

Al ver nuestra mesa a rebosar de trabajo, al recibir un correo con una reclamación o al echar una ojeada a nuestra agenda del día, de repente nuestra respiración se acelera y el corazón late más rápido. Nuestro cuerpo se ha puesto en estado de alerta para afrontar algo que no sabemos si superará nuestras fuerzas.

Daniel Goleman, el gran divulgador de la inteligencia emocional, analiza así este fenómeno:

“Desde un punto de vista evolutivo, la ansiedad tal vez resultara útil cuando cumplía con la función de predisponernos a afrontar algún tipo de peligro, pero en la vida moderna suele manifestarse de forma desproporcionada e inoportuna. En tal caso, la angustia no constituye tanto una respuesta de activación ante un peligro real como una reacción ante una situación cotidiana o que no es más que el producto de nuestra imaginación. En este sentido, los ataques repetidos de ansiedad constituyen un indicador de un elevado nivel de estrés (…) que contribuyen a incrementar los problemas médicos”.

No es casual que Goleman utilice la palabra imaginación al referirse a las situaciones de estrés, ya que cada persona interpreta de manera diferente lo que está viviendo y reacciona en consecuencia.

El psicólogo de Berkeley Richard Lazarus afirma que “si dos personas pueden vivir una misma situación potencialmente estresante de formas distintas es porque en ellas hay diferencias individuales como la percepción, el aprendizaje o la memoria que afectan su forma de enfrentarse a dicha situación, por lo que la variable importante del estrés no es tanto externa como interna”.

Tomarse los acontecimientos con calma, relativizar las urgencias y hacer una cosa detrás de otra son formas efectivas de reprogramar nuestra mente para que no caiga en las redes de un estrés excesivo.

Pesimismo

“El 31 de diciembre, el optimista espera la medianoche para recibir el año nuevo, mientras que el pesimista lo hace para asegurarse de que el viejo se acaba” Bill Vaughan

Pronosticar en negativo antes que las cosas sucedan es el quinto ladrón de energía mental. Como bien han explicado los psicólogos a partir de la llamada “profecía de autocumplimiento”, cada vez que trazamos un oráculo pesimista, de forma inconsciente nuestra mente se pone a trabajar para que eso suceda y poder decir al final: “¿Lo ves? Tenía razón”.

Algunas iniciativas que podemos tomar para promover el optimismo en nuestra vida diaria: 
  • Centrarnos en las soluciones, no en los problemas. 
  • Rodearnos de amistades agradables y nutritivas. 
  • Practicar la gratitud hacia las cosas que salen bien y las personas que nos facilitan la vida. 
  • Establecer pequeñas metas para cada gran objetivo. 
  • Vivir, en lo posible, sin endeudarnos. 
  • Retomar el contacto con la naturaleza. 
  • No analizar tanto. 
  • Destacar lo bueno y relativizar lo malo. 

Contrariamente a lo que muchas personas creen, el optimismo también se aprende y se puede practicar.

Se acerca un nuevo curso. Si reducimos el protagonismo de estos cinco hábitos negativos, nuestros mejores planes estarán mucho más cerca de cumplirse.

No sabíamos que era la última vez . Mi hija y yo miramos juntas un libro, posamos para una fotografía y luego ella se fue. Para siempre.

An illustration of a woman kneeling on a beach holding a conch shell to her ear.

El pasado mes de diciembre, un par de semanas antes de Navidad, dejé mi botella de agua en el gimnasio. Mientras conducíamos a casa, mi esposo dijo: "¿Quieres volver?". "No, dije yo. "Lo conseguiré mañana". Pero estaba enojado con Eric por no darse la vuelta. Un minuto después, estaba llorando.

“Voy a volver”, dijo.

"Dije ¡No!". Porque mi ansiedad no era por la botella de agua. Se trataba del hecho de que nuestra hija había muerto y algunos días simplemente no podía soportar más pérdidas.

Antes, al salir del gimnasio, habíamos visto a una joven de extremidades largas y cabello desordenado que parecía tener unos 20 años, como lo había sido nuestra hija, Kiki.
"Esa chica me recuerda a Kiki", dijo Eric.
 
La había visto en el gimnasio, me di cuenta de cómo estaba tratando de hacer funcionar una cinta de correr rota antes de que levantara las manos y pusiera una cara frustrada pero linda, como si se riera para sí misma. Algo que Kiki habría hecho.

Y luego, en el estacionamiento del gimnasio, un recuerdo de mi antigua vida: la sensación de recoger a mi hija en algún lugar, verla caminar hacia el auto, anticipar el momento en que entraría: el olor de su cabello, el sonido de su voz. Entonces pude tocarla, poner mi mano en su brazo, sentir su suave suéter. Habría cosas que contar, de qué reírse. Un lugar a donde ir, juntos.

Yo era madre de un joven de 25 años. Tenía un joven que me amaba, me pertenecía, me conectaba con el mundo de los jóvenes. No es que no conozca a otros jóvenes, pero el mío ya no está, perdido repentinamente por un shock anafiláctico debido a una reacción alérgica.

Mi joven, la que extendía su mano para impedirme cruzar en semáforo en rojo cuando caminábamos por la ciudad. La que tiene mi nombre tatuado en un corazón en la parte interior de su codo. El que me trajo despachos desde la tierra de los jóvenes, un lugar por el que siento una curiosidad infinita pero que no puedo visitar por mi cuenta.

Llamé al gimnasio desde el coche. La mujer que atendió fue amable y servicial, me puso en espera mientras iba a buscar mi biberón al baño, donde pensé que lo había dejado. Cuando regresó y dijo que no estaba allí, parecía molesta. Y fue entonces cuando me di cuenta de que estaba junto a la puerta del vestíbulo. Pero ella ya no estaba interesada en ayudar y colgué sintiéndome cansado.

Más tarde, en casa, vi una foto en mi teléfono del 12 de diciembre de 2022, exactamente un año antes, de Kiki tirada en el sofá en sudadera, con el pelo recogido en una cola de caballo, sonriéndome. Una caja de cartón con adornos en el suelo junto a ella, nuestro mantel con los elfos y los bastones de caramelo sobre el reposabrazos junto a su cabeza. Nos habíamos reído de que la Navidad es un trabajo duro, de toda esa decoración y de que necesitábamos comer, descansar, hacer cuadrados de nueces y ver algunos episodios antiguos de “Wife Swap”.

Eric estaba ausente. Ella había venido a pasar la noche a nuestra casa en Keene, N.H., desde la suya en Northampton, Massachusetts, para montar el árbol conmigo. Y ahora esto era todo lo que tenía: una foto de ella en el sofá y otra del árbol terminado.

Muchas veces no sabemos cuándo será la última vez. Debe haber habido una última vez que jugué tenis con mi padre, un último viaje al cine con mi madre, antes de que los perdiera a ambos por demencia. Una última cena con mi amiga Julie antes de su diagnóstico de cáncer lo cambió todo, nuestras hijas aún pequeñas, nosotros cuatro reiéndonos alrededor de la mesa cuando pensábamos que teníamos tanto tiempo.

Entonces no estaba prestando atención; No pensé que fuera necesario.

La última vez que estuve con Kiki fue el día después de Navidad, cuando ella se estaba preparando para regresar a casa. Había puesto un libro de arte en la mesa de café para que lo miráramos juntos, uno que había comprado meses antes, sabiendo que a ella le encantaría. Teníamos el mismo gusto y podíamos amar las cosas del mismo modo; No tuve eso con nadie más.

“Veamos esto ahora”, dije, “antes de que te vayas”.

Nos sentamos en el sofá con el libro entre nosotros, pasando las páginas y hablando de cada imagen, riéndonos como lo haces cuando sabes que la otra persona ve algo exactamente de la misma manera, ve por qué es divertido y triste al mismo tiempo.

Sentí ecos de las miles de veces que habíamos hecho esto desde que ella era un bebé. Durante todos los años de crecimiento, con una pila de libros de la biblioteca en la mesa de café, leyendo y hablando. Y luego, cuando creció, todavía mirábamos libros juntas: fotografías, arte, recetas. Tantas horas uno al lado del otro, nuestros cuerpos tocándose.

Hay una última foto de ese fin de semana. Le dije: "Tomemos más fotografías esta vez, porque siempre me olvido de tomar fotografías hasta que es demasiado tarde". Lo cual era cierto. Se estaría acabando y no querría retrasarla.

Ese día ella no tenía prisa y le dije: "Espera, tomemos una foto de ti y de mí".

En la última imagen, estamos en la cocina, abrazados y un rayo de luz del techo atraviesa la imagen. Mi amigo señaló que en realidad es una foto de nosotros tres, porque Eric está detrás de la cámara y nuestras sonrisas son para él. Nos reímos de algo que dijo. Fue un buen día.

Ahora él y yo estamos luchando. Por fuera, probablemente parezca que lo estamos haciendo bien. No es que nadie esté mirando, porque estos días estamos de viaje. En diciembre estábamos lejos de casa, acampando en nuestra casa rodante. en Gulf Shores, Alabama, donde nadie nos conocía. Lo habíamos planeado así. En un camping no es una Navidad tradicional, así que quizás no dolería tanto.

Eric y yo ahora somos muy cuidadosos el uno con el otro. Sentimos la fragilidad del otro, cómo estamos al borde de la destrucción. Pero no podemos desmoronarnos al mismo tiempo, o no habrá nada que nos detenga. Entonces nos turnamos.

Todos esos años deseando que él se diera cuenta más, que me preguntara sobre mí y ahora eso es lo que hacemos, cuidarnos el uno al otro. Nuestros días se componen de pequeñas bondades; me trae café a la cama, me pregunta sobre mis sueños, le pone un timbre nuevo a mi bicicleta. A veces estamos jugando al Scrabble y él nota mi expresión, me pregunta si estoy triste y qué estoy pensando antes de darme cuenta de que estoy pensando en ella.

Ya no lloramos en público, o no con frecuencia. Pero diciembre es un campo minado. Me encuentro enojándome y enojándome, llorando por nada. Aunque no es nada. Es una cosa. Lo irreparable.

¿Entonces qué hago? Salgo a la playa, dejo que el viento me aclare la cabeza para poder hablar con Kiki. Camino al borde del Golfo de México. A la arena de aquí la llaman arena de azúcar; Es casi de un blanco puro y, si lo miras a través de un microscopio, verás granos individuales de cuarzo lechoso desgastados formando óvalos. La arena en polvo es tan fina que chirría con cada paso cuando tus talones desnudos se hunden.

Me encanta ese sonido chirriante. Ha hecho mucho más frío aquí de lo que esperaba y también hay viento, pero eso significa que la playa está casi vacía, excepto por un pescador que viene todos los días. Una gran garza azul está siempre a su lado como un perro. El pájaro espera peces gratis, pero me gusta imaginar que el hombre y el pájaro tienen una relación.

Si Kiki los viera, diría que sí, claro que son amigos, y esa garza es como Ojos de Insecto, una de nuestras gallinas amarillas gordas, una de las más listas, que venía corriendo cuando veía a Kiki. saltaba en el aire para quitarle una patata frita de la mano y se sentaba a descansar en su regazo.

Al pasar, le digo a Kiki: "Viste esa garza, ¿no?"

Ahora hablo en voz alta para que pueda oírme por encima del rugido de las olas y el viento. Le digo que la escucharé por si quiere enviarme un mensaje. Me recuerdo a mí mismo que debo prestar atención. Un mensaje puede ser un pájaro, una brisa o una concha. Un mensaje puede ser cualquier cosa.

martes, 7 de mayo de 2024

La ONU y las leyes de concordia

Las “Leyes de Concordia” suponen, por el momento, la culminación de la estrategia de Vox de relegitimación del franquismo. Son la expresión del éxito de Vox en su operación de restaurar de manera dignificada la memoria del régimen del general Franco y de hacerla prevalecer sobre la memoria democrática.

Recuerdo que la primera vez que le preguntaron en una entrevista a Iñaki Gabilondo por Vox su respuesta fue inmediata y muy precisa. Recordó que tenía 33 años cuando murió Franco y que, en consecuencia, nadie tenía que decirle lo que era el franquismo porque reconocía el franquismo en cuanto lo veía. Eso era Vox para él: puro franquismo. Me consta que no ha cambiado de opinión.

La opinión de Iñaki Gabilondo es la que se ha reproducido en el informe de la ONU sobre la derogación de las leyes autonómicas de memoria democrática en Aragón, Castilla y León y Comunidad Valenciana y su sustitución por unas denominadas “Leyes de Concordia”, que pretenden restaurar la interpretación de Alianza Popular respecto de la guerra civil y la dictadura del general Franco. Lo que el PP, mientras ha podido mantener la representación de la derecha española en régimen de monopolio, había difuminado, se está haciendo de manera expresa e incluso agresiva cuando ha tenido la necesidad de contar con Vox bien como socio de un Gobierno de coalición o como socio de investidura. Allí donde Vox ha sido determinante para que el PP pudiera formar Gobierno, ha exigido y conseguido que se ponga en práctica una política de relegitimación del franquismo. Lo hizo en primer lugar en Andalucía, sin exigir formar parte del Gobierno, a pesar de que sus escaños eran imprescindibles. Y lo ha vuelto a hacer, exigiendo entrar en el Gobierno en todas las demás comunidades autónomas en que sus escaños se lo permitían.

Las “Leyes de Concordia” suponen, por el momento, la culminación de la estrategia de Vox de relegitimación del franquismo. Son la expresión del éxito de Vox en su operación de restaurar de manera dignificada la memoria del régimen del general Franco y de hacerla prevalecer sobre la memoria democrática. La guerra civil y el régimen del general Franco no supusieron el fin de la democracia, sino abrir un paréntesis que permitiera con su cierre la transición a una auténtica democracia frente a la experiencia republicana. Con lo que se viene a decir que el golpe de Estado del general Franco fue formalmente antidemocrático, pero materialmente no lo fue. Fue la premisa indispensable para que pudiéramos acabar teniendo democracia en España. El general Franco no destruyó la democracia, sino que posibilitó la Restauración de la Monarquía y, con ello, la “Transición” a la democracia. De esto es de lo que van las “Leyes de Concordia”.

Por eso, los gobiernos de Aragón, Castilla y León y Comunidad Valenciana han reaccionado tan agresivamente contra el dictamen de la ONU contras su “Leyes de Concordia”. No son sus leyes las que tergiversan la historia y hacen invisibles los crímenes de lesa humanidad, imprescriptibles y no susceptibles de ser amnistiados, sino que es la ONU la que miente, con la ayuda de un Gobierno español ilegítimo presidido por Pedro Sánchez. No fue Franco el gobernante ilegítimo, sino Pedro Sánchez. De esto es de lo que la ONU parece no haberse enterado todavía, según la derecha española.

Me temo que esta estrategia, que ya no es de Vox exclusivamente, sino de toda la derecha española, no va a dejar de estar presente en el futuro. Con intensidad variable según vayan siendo los resultados de las elecciones europeas y de la elección a la presidencia de los Estados Unidos. En el supuesto de que la extrema derecha consiga formar parte de la mayoría que configure la composición de la Comisión Europea y en el de que Donald Trump vuelva a ser presidente de los Estados Unidos, no se puede descartar que haya una “Ley de Concordia” estatal que sustituya a la Ley de memoria democrática. España se juega más que los demás países europeos en los procesos electorales de esta segunda mitad de 2024. En el de Estados Unidos no tenemos nada que hacer. En el de las elecciones al Parlamento Europeo, sí.


Javier pérez Royo,

5 ejercicios para una mejor vida sexual. Cualquier actividad física puede mejorar tu salud sexual. Pero algunos ejercicios son especialmente beneficiosos.

An illustration of different people doing various cardio exercises. A heart rate graphic intersects the image and vignettes.
Credit...Sara Andreasson
En lo que respecta a tus músculos, el sexo es sólo otro ejercicio más. Y como la mayoría de los entrenamientos, cuanto más en forma estés, más divertido podrás ser.

Sí, puedes entrenar para el sexo.

"Es importante recordar que el sexo es movimiento y es ejercicio", dijo Debby Herbenick, directora del Centro para la Promoción de la Salud Sexual de la Escuela de Salud Pública de la Universidad de Indiana. Si quieres tener relaciones sexuales satisfactorias, dijo, probablemente te beneficiará mover tu cuerpo fuera del dormitorio.

Si está satisfecho con su vida sexual, un hábito de ejercicio físico regular puede ayudar a garantizar que su cuerpo siga funcionando correctamente. Si siente que su vida sexual podría ser más satisfactoria, el ejercicio puede ayudar con la disfunción eréctil, el dolor durante la penetración y el bajo deseo sexual, entre otros problemas.

La actividad física regular también puede ayudarle a ser más consciente de sí mismo. “Aprendes a escuchar a tu cuerpo”, dijo el Dr. Herbenick, “y luego puedes trasladar esa sabiduría a tu vida sexual”.

Si bien prácticamente cualquier rutina de ejercicios puede mejorar el sexo con el tiempo, algunos tipos específicos de movimiento pueden ser especialmente útiles para la función y el disfrute sexual, según sus necesidades y capacidad física. A continuación te presentamos cinco ejercicios que recomiendan los expertos en salud sexual y fitness.

Trabaja en ráfagas de cardio de alta intensidad.
Su salud cardiovascular impacta directamente su salud sexual, y no sólo porque el sexo a veces puede ser vigoroso y aeróbico, dijo el Dr. Herbenick.

El sistema cardiovascular impulsa dos sistemas corporales que son importantes para el sexo: las erecciones y la lubricación vaginal. Sin un flujo sanguíneo adecuado, es probable que uno tenga problemas para lograr o mantener cualquiera de las dos cosas, afirmó. Las investigaciones también sugieren que, para algunas personas, el ejercicio aeróbico en sí mismo puede estimular la excitación.

Si aún no hace ejercicio aeróbico, comience estableciendo una base cardiovascular sólida mediante una actividad regular de intensidad moderada, dijo Darlene Marshall, entrenadora personal en el norte del estado de Nueva York que ha ayudado a sus clientes a entrenar para tener mejores relaciones sexuales.

Luego, una vez que puedas caminar o trotar cómodamente a un ritmo "conversacional" durante unos 20 minutos, agrega intervalos de esfuerzo de alta intensidad, dijo, para entrenar para las ráfagas de esfuerzo que el sexo puede requerir. Dependiendo de su nivel de condición física, correr o andar en bicicleta, subir escaleras a paso ligero o entrenar en intervalos de alta intensidad son buenas opciones.

"El objetivo es ayudar a su cuerpo a evitar sentirse abrumado, cardiovascularmente, durante las relaciones sexuales", dijo la Sra. Marshall.

Haz los ejercicios de Kegel correctamente.
La salud de su suelo pélvico, la hamaca de músculos que se encuentra en la base de la pelvis, puede marcar la diferencia entre una experiencia sexual gratificante y una mediocre o incluso dolorosa, para mujeres y hombres, dijo Janelle Howell, especialista en suelo pélvico. en Chicago. Entre el 10 y el 20 por ciento de las mujeres en los Estados Unidos informan de dolor durante las relaciones sexuales.

Cuando los músculos del suelo pélvico están débiles o tensos, es posible que no experimentes un orgasmo tan potente. Los músculos tensos del suelo pélvico también pueden hacer que las relaciones sexuales con penetración sean dolorosas. Los músculos sanos del suelo pélvico necesitan fuerza y flexibilidad para poder contraerse y liberarse por completo cuando se les ordene.

Los ejercicios de Kegel, que imitan el esfuerzo de retener y liberar orina o gases, pueden ser una forma eficaz de fortalecer los músculos del suelo pélvico, dijo el Dr. Howell. La clave es asegurarse de que después de cada contracción se relajen completamente los músculos, algo que muchas personas no hacen correctamente.

Para las mujeres, el Dr. Howell sugiere imaginar un ascensor subiendo lentamente y luego bajando lentamente hasta la planta baja, para garantizar que los músculos se relajen por completo. Para los hombres, contraiga los músculos del suelo pélvico, manténgalo así durante tres segundos y luego relájese completamente durante tres segundos.

Si tiene el suelo pélvico tenso, los expertos recomiendan saltarse los ejercicios de Kegel y centrarse en la respiración diafragmática, que puede ayudar a relajar y alargar los músculos. (Un fisioterapeuta del suelo pélvico puede ofrecer una evaluación completa).

Calienta tus caderas.
La mayoría de las personas pasan horas al día sentadas, lo que puede provocar tensión en los músculos, fascias y ligamentos de la cadera. Cuando sus caderas están apretadas, puede experimentar dolor de espalda y pélvico durante las relaciones sexuales.

“Escucho mucho que las personas sólo pueden hacer una posición”, porque están rígidas o les duelen otras posiciones, dijo el Dr. Howell.

Mejorar la movilidad de la cadera puede ayudar a que toda la parte inferior del cuerpo se mueva de manera más fluida y cómoda, y puede mejorar el dolor pélvico durante las relaciones sexuales, dijo.

Como primer paso, la Sra. Marshall recomienda liberar algunas de las áreas constreñidas colocando una pelota de tenis contra los glúteos y girándola, luego moviéndola hacia las caderas y los isquiotibiales, masajeando cada área hasta que sienta que el músculo se libera. Esto se puede hacer sentado o contra una pared.

A partir de ahí, estire las caderas, los flexores de la cadera, los glúteos, los músculos de la espalda y los isquiotibiales haciendo un estiramiento en forma de cuatro, un estiramiento 90/90, una postura de gato vaca o bebé feliz, dijo el Dr. Howell, o "cualquier movimiento que acerque su pecho". hacia tus rodillas”.

Finalmente, los ejercicios dinámicos como las sentadillas profundas y los puentes de glúteos movilizan las caderas y desarrollan fuerza. Y si desea aumentar la intensidad, las sentadillas con peso, las prensas de piernas y los balanceos con pesas rusas pueden aumentar la potencia de los glúteos y los isquiotibiales.

"Me encantan los columpios con pesas rusas para el entrenamiento sexual", dijo Marshall, porque implican "un movimiento rítmico de flexión y extensión de las caderas".

Concéntrate en todo tu núcleo.
Cuanta más fuerza tengas en tu núcleo, más podrás moverte con facilidad durante las relaciones sexuales. La mayoría de los nervios y músculos implicados en las relaciones sexuales están integrados en el núcleo, y unos músculos centrales fuertes también pueden ayudar a reducir el dolor de espalda y cadera antes, durante y después de las relaciones sexuales.

"Fortalecer el núcleo realmente puede ayudar con la resistencia durante las relaciones sexuales, ayudándote a sentirte fuerte y sólido en tu cuerpo", dijo Rachel Zar, terapeuta sexual en Chicago.

Para trabajar todo el cilindro de músculos que forman el núcleo, el Dr. Howell recomienda hacer planchas a diario. “Puedes empezar poco a poco”, dijo. "Digamos que solo puedes sostenerlo durante cinco a 10 segundos; eso te ayudará a involucrar todos tus músculos centrales al mismo tiempo".

¿Otra ventaja de trabajar los músculos centrales? La Dra. Herbenick y su equipo descubrieron que, para algunas personas, contraer y relajar los músculos centrales les ayudaba a excitarse. Considere los juegos previos de sus tablas.

Practica cinco minutos de yoga diario.
El yoga puede ayudar a mejorar la movilidad de la cadera y desarrollar la fuerza central. Y practicar la respiración diafragmática lenta, profunda es especialmente valioso para el sexo, dijo el Dr. Herbenick, porque ayuda a relajar tanto el sistema nervioso parasimpático del cuerpo como el suelo pélvico.

“Es posible que descubras que la penetración vaginal es más cómoda. Es posible que descubra que las erecciones se producen más fácilmente”, dijo. "El estrés es enemigo de las erecciones".

Si no se siente con ganas de moverse en las posiciones de yoga, es valioso practicar solo el trabajo de respiración, señaló el Dr. Howell. "Incluso simplemente recostarse en la estera de yoga, poner las manos sobre el vientre y simplemente respirar dentro de él puede realmente comenzar a calmar ese sistema nervioso", dijo, "lo que luego puede generar más placer en su vida sexual".

Danielle Friedman es periodista en Nueva York y autora de “Let's Get Physical: How Women Discovered Ejercicio and Reshape the World”. Más sobre Danielle Friedman

lunes, 6 de mayo de 2024

Einstein en Japón: 6 reflexiones (y una es sobre la felicidad)

Einstein junto a su esposa en una ceremonia del té

A primera vista, intenso y correspondido: así fue el amor de Albert Einstein por Japón.

No fue sólo su sociedad sino el alma de sus habitantes lo que lo cautivó.

El físico se embarcó hacia la nación nipona en 1922, desde Marsella, en una gira que lo llevaría a diferentes países.

Cuando desembarcó en Japón, el 17 de noviembre, lo esperaba una multitud ansiosa por ver a una de las personas más famosas del planeta.

Había una Einstein manía. Los auditorios en los que expuso su trabajo científico se llenaban en su totalidad.

Era la primera vez que el científico pisaba ese país y en un diario personal que escribió (no para ser publicado) dejó ver sus impresiones sobre sus anfitriones.

Una japonesa sonriendo

Una japonesa sonriendo

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El físico halló la sonrisa japonesa "misteriosa".
De la mano de Ze'ev Rosenkranz, editor de "Los diarios de viaje de Albert Einstein: el Lejano Oriente, Palestina y España 1922-1923" ("The Travel Diaries of Albert Einstein: The Far East, Palestine, and Spain, 1922 - 1923"), BBC Mundo se adentra en un Einstein sin filtros, en un Einstein más introspectivo que reflexiona sobre "su propia identidad y la de los demás".

Rosenkranz es el director asistente del Einstein Papers Project, un proyecto del Instituto de Tecnología de California que ha reunido, traducido y publicado miles de documentos del Nobel alemán y que cuenta con el patrocinio de la Universidad de Princeton de Estados Unidos y la Universidad Hebrea de Jerusalén.

Estas son seis reflexiones sobre el país que lo acogió como a una estrella:

1. Modales delicados
El padre de la teoría de la relatividad expresó su admiración por la elegancia de los japoneses y por la delicadeza de sus modales.

Dos japonesas saludándose

Dos japonesas saludándose

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El refinamiento de los modales de los japoneses cautivó a Einstein.

"Pensaba que la sonrisa y la personalidad japonesas eran muy misteriosas", señala Rosenkranz.

El sentido del orden así como la limpieza le fascinaron.

La ceremonia del té o chanoyu, que para muchos representa la esencia de lo japonés, fue una tradición que le gustó.

Consiste en servir el té en un ambiente tranquilo para tomarlo, sentado en el piso y sin zapatos, con un familiar, un amigo o un grupo pequeño de invitados.

Es un ritual, influenciado por el budismo, que busca celebrar ese momento, celebrar el presente.

Dos geishas sirviendo el té 

Dos geishas sirviendo el té

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La ceremonia del té es una parte esencial de la cultura japonesa. "Einstein alabó la calma del alma japonesa", indica el académico.

A sus habitantes los percibía como "muy cálidos" y con sentido del humor.

"Llegó a comparar el temperamento de los japoneses con el de los italianos, lo cual resulta muy interesante", dice el editor.

"A Einstein le atraía mucho Italia, admiraba su arquitectura y arte, pero para él, Japón fue una experiencia muy especial, algo que nunca había vivido en ninguna otra parte".

2. En armonía con su entorno
"Después de tres semanas de estar en Japón, Einstein declaró su amor por el país, especialmente por su arquitectura, sus viviendas, sus templos, sus jardines", le cuenta a BBC Mundo el académico.

Estaba encantado con la belleza del paisaje y notó que los japoneses se encontraban "unidos en armonía con la naturaleza y eso se expresaba en su arte".

Paisaje

Paisaje

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El Nobel alemán quedó fascinado con los paisajes que vio en las diferentes ciudades de Japón que visitó. "Quedó extremadamente impresionado con las artes, especialmente las visuales", indica el historiador.

Aunque le fascinaron la pintura y el tallado en madera, halló el teatro "muy exótico".

Ilustración antigua: Puerta del templo Shinto hecha por Hiroshige 

Ilustración antigua: Puerta del templo Shinto hecha por Hiroshige I

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Las artes plásticas japonesas impresionaron a Einstein. En esta imagen se ve una ilustración antigua: "Puerta del templo Shinto" hecha por Hiroshige I.

De hecho, en una parte de su diario se llega a preguntar si su fuerte inclinación artística se debe a una "disposición natural".

Sin embargo, una manifestación artística que lo perturbó un poco fue el canto.

"Lo encontró extraño, incómodo y alienante", indica el investigador.

3. Mucho menos materialismo que en Occidente
"Einstein tuvo múltiples identidades: como alemán, como suizo, como judío, como europeo y como occidental", indica Rosenkranz.

Paisaje japonés 

Paisaje japonés

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Las casas, los templos, la arquitectura en general enamoró al científico que sólo visitó Japón en una oportunidad. "En sus diarios de viaje vemos que era muy europeo en sus actitudes y opiniones".

Y así fue como el creador de la teoría de la relatividad vio a Japón y a los otros países que visitó: con un lente europeo.

"Algo que es realmente interesante es que sus diarios revelan una clara discrepancia entre sus pronunciamientos públicos, que eran progresistas y humanitarios (que invitaban a la tolerancia), y algunos pasajes de sus notas privadas, en los que expresaba prejuicios y estereotipos sobre las personas que conoció", indica el experto.

Personas caminando por Tokio 

Personas caminando por Tokio

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Einstein le advirtió a Japón que "no se volviera demasiado occidentalizado y materialista". Hoy, la nación asiática es uno de los centros financieros del mundo globalizado.

Su opinión de los japoneses era muy positiva, comparada con la que se formó de los chinos, a quienes describió como "obtusos".

 Sin embargo, en esos mismos escritos, expresó su repudio a la actitud de superioridad de algunos europeos, a quienes calificó de "insensibles y materialistas".

De hecho, "hizo una advertencia para que Japón no se volviera demasiado occidentalizado y materialista", señala Rosenkranz.

"No quería que Japón estuviera influenciado por el carácter materialista de las sociedades occidentales"

Ze'ev Rosenkranz
Y es que, para Einstein, los japoneses, cuya modestia lo cautivó, eran "menos ostentosos y materialistas que los occidentales".

Tenía una posición ambivalente, explica el experto. Por una parte se mostraba precavido para que Japón no adoptara ciertos valores occidentales y, por otra parte, quería que ese país acogiera la ciencia y la educación occidental.

Einstein y su esposa Elsa.

Einstein y su esposa Elsa.

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Pie de foto
En su viaje a Japón, Einstein estuvo acompañado de su esposa, Elsa. Esta foto es de otro viaje que hicieron en 1932. "No quería que Japón estuviera influenciado por el carácter materialista de las sociedades occidentales ni por su ritmo de vida apresurado, agitado" y competitivo.

Y en otra sección de su diario, manifestó lo que le pareció "una falta de curiosidad científica, la cual lo llevó a creer en una cierta inferioridad intelectual" de los japoneses.

Clase de ciencia 

Clase de ciencia

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El Nobel alemán destacó la importancia de que Japón fomentara la educación científica.

Pero esa curiosidad científica que Einstein llegó a cuestionar es uno de los factores que ha contribuido a que Japón haya avanzado tanto en el área científica en las últimas décadas.

Por citar sólo un ejemplo, los japoneses han ganado 25 premios Nobel, la mayoría de ellos en ciencias. Ningún otro país no occidental lo iguala en galardonados.

Desde 1949, los científicos nipones han conquistado el Nobel de Física en siete oportunidades; el de Química en seis ocasiones y el de Medicina en cuatro ediciones.

Tres fueron de Literatura y uno de la Paz.

4. El interés individual subordinado al colectivo
Un aspecto de la sociedad japonesa que atrajo a Einstein es lo que él describió como la armonía social.

Niños en un circulo 

Niños en un circulo

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La combinación de los intereses individuales con los de la sociedad llamó la atención del padre de la teoría de la relatividad. De acuerdo con Rosenkranz, el científico notó con admiración que "el individuo subsumía sus necesidades a las del colectivo".

"Él percibió la sociedad japonesa como muchísimo menos individualista que las sociedades occidentales y mucho más humilde", indica el editor.

Las seis semanas que estuvo en Japón le permitieron ir más allá de los estereotipos, algo que -reflexiona el historiador- no sucedió en China, donde estuvo unos pocos días: "Su impresión de los chinos fue muy superficial" y ofensiva.

En cambio, su opinión sobre Japón fue muy positiva desde el principio, en parte porque llegó a establecer relaciones cercanas con algunos japoneses.

Una de esas amistades lo llevó a concluir que la cohesión familiar en Japón era mucho más fuerte que en Occidente.

Familia japonesa

Familia japonesa

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En su diario de viaje, Einstein resaltó lo que calificó como la cohesión en el núcleo familiar japonés.

"Quedó impresionado con la familia de su anfitrión, quien era el director de la publicación progresista que lo invitó a Japón. Le llamó la atención la armonía que había en la casa, donde vivía no sólo su anfitrión con su esposa y sus dos hijos, sino otras personas", cuenta Rosenkranz.

Einstein percibió que "todos vivían en armonía entre sí".

"Le impactó lo que él vio como el típico autocontrol japonés dentro de la sociedad, lo cual -consideró- contribuía a la armonía social y pensó que eso era algo que Occidente podía aprender de Japón".

5. Amor por la nación
La gira de Einstein por Asia, Medio Oriente y España se produjo en momentos en que Alemania era sacudida por la turbulencia política.

Einstein y su esposa Elsa.

Einstein y su esposa Elsa.

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Pie de foto,
Su esposa lo acompañó en muchos de sus viajes.

"Hubo muchos asesinatos e intentos de asesinato, especialmente de figuras judías y de la izquierda, a manos de extremistas de la derecha radical", recuerda Rosenkranz

"En junio de 1922, pocos meses antes de que Einstein se embarcara en ese viaje, se desencadenó un factor decisivo: el asesinato del ministro de Relaciones Exteriores de Alemania, el judío Walther Rathenau".

Tras lo sucedido, Einstein estaba determinado a abandonar Alemania definitivamente, "pero pocas semanas después revirtió su decisión y pensó que era un buen momento para estar lejos de Berlín por unos seis meses, que fue lo que duró su viaje".

Un niño japonés junto a la ecuación de la teoría de la relatividad 

Un niño japonés junto a la ecuación de la teoría de la relatividad

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Pie de foto,
El Japón que acogió a Einstein lo admiraba profundamente.

Era claro que al científico no le gustaban los nacionalismos, pero le conmovió el patriotismo de los japoneses, el amor por su país.

Según el historiador, le impresionó ver cuán emocionados se pusieron los japoneses que viajaban con él cuando el barco se acercaba a su tierra.

También le pareció interesante que, en su opinión, algunos japoneses percibieran al emperador como "un dios".

6. El camino hacia felicidad
Cuando el padre de la teoría de la relatividad se encontraba en su habitación en el Hotel Imperial de Tokio, un mensajero llamó a su puerta. Tenía un paquete para él.

Tras recibirlo, Einstein se dio cuenta de que no tenía dinero para darle una propina.

Notas escritas por Einstein

Notas escritas por Einstein

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Pie de foto,
Pie de foto,Un mensajero del hotel en el que Einstein se hospedaba se quedó, por muchos años, con el secreto de la felicidad de Einstein. Le pidió que esperara y agarró dos hojitas con el membrete del hotel y una pluma.

Escribió: "Una vida humilde y tranquila trae más felicidad que la persecución del éxito y la constante inquietud que implica".

En la segunda hoja escribió: "Donde hay una voluntad, hay un camino".

Y las firmó.

Una señora sentada en un banco con una estatua de Einstein 

Una señora sentada en un banco con una estatua de Einstein

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Pie de foto,

Un homenaje a Einstein en Tokio. La estatua evocaba una celebre foto... Einstein 
Einstein

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Pie de foto,...  ésta que fue tomada en 1951.

Se las entregó al mensajero y le dijo que algún día esas notas tendrían valor.

En octubre de 2017, una casa de subastas de Jerusalén  las vendió por US$1.560.000.

Lo que escribió en la capital japonesa trascendió como la teoría de la felicidad de Einstein.

Aunque no es claro si había llegado a ella hacía mucho tiempo atrás o si fue Japón el que lo inspiró a concebirla, lo cierto es que los japoneses lo marcaron.

Así se lo dejó ver a sus hijos en una carta en la que les contaba sobre sus viajes:

"De todas las personas que he conocido, los japoneses son los que más me gustan, pues son modestos, inteligentes, considerados y tienen una inclinación por el arte", escribió, según la biografía de Walter Isaacson "Einstein: Su vida y Universo" ("Einstein: His Life and Universe").