jueves, 1 de agosto de 2024

¿Inventaron los nazis el ‘management’ moderno?

Adolf Hitlers visited a Siemens factory in Berlin, 1933, after his final rally before winning the parliamentary elections
Adolf Hitler visita la fábrica de Siemens en Berlín en 1933, tras su último mitin electoral antes de ganar (no las ganó, el 60% de los alemanes nunca le votó en libertad) las elecciones al Reichstag.
El historiador Johann Chapoutot describe en el ensayo ‘Libres para obedecer’ los paralelismos entre la gestión de una empresa actual y los métodos del régimen hitleriano.

¿Existe una relación entre la gestión de cualquier empresa actual y la organización del trabajo en la Alemania nazi? Es la rompedora tesis del historiador Johann Chapoutot, profesor de Historia Contemporánea en la Sorbonne, que describe en su ensayo Libres para obedecer (Alianza) cómo el régimen hitleriano puso en marcha un modelo de organización jerárquica basado en la delegación de responsabilidades y la iniciativa individual. Según Chapoutot, los nazis defendieron una concepción no autoritaria del trabajo, donde el obrero ya no era un subordinado sino un “colaborador”, noción que puede parecer contradictoria respecto al carácter iliberal del Tercer Reich. Esa estrategia de asignación de tareas y definición de competencias, opuesta a la verticalidad del capitalismo británico o francés de finales del siglo XIX y relativamente similar a la cultura neoliberal de nuestro tiempo, estuvo al servicio de la economía de guerra alemana y del exterminio de millones de personas, pero terminó sobreviviendo al final del conflicto en 1945 y fue entregada como herencia a la Europa de la posguerra.

El ensayo causó estupor y cierta polémica cuando fue publicado en Francia en 2020, donde se convirtió en un pequeño fenómeno editorial. “Descubrí las similitudes entre los modelos nazi y neoliberal al estudiar el trabajo de juristas alemanes que teorizaron sobre un nuevo marco normativo para el régimen: les hacía falta una nueva ley moral, un nuevo derecho que les autorizara a exterminar a parte de la población”, explica Chapoutot en un restaurante pegado a la Sorbonne. Entre esos teóricos figuraba Reinhard Höhn, que tras la guerra se convirtió en el padre del management moderno en Alemania, donde fue celebrado como un pionero y llegó a ser objeto de un homenaje de la patronal poco antes de morir en el año 2000.

Para Höhn, el Estado debía desaparecer y ceder lugar a nuevas agencias gubernamentales, menos burocráticas y más dinámicas, en las que trabajarían trabajadores autónomos y felices. Para Chapoutot, estudiar la organización laboral del régimen permite adentrarse en otra cuestión aún más espinosa: la del estatus histórico del nazismo en Europa. ¿Fue una excepción, una anomalía, un paréntesis cerrado? “Al revés, los nazis están plenamente integrados en la historia occidental. Su legado se inscribe en nuestra modernidad. En realidad, los nazis no inventaron nada. Llevaron al extremo lógicas que existían antes de su aparición y que permanecieron tras la desaparición del régimen”, responde el historiador.

“En realidad, los nazis no inventaron nada. Llevaron al extremo lógicas que existían antes de su aparición y que permanecieron tras la desaparición del régimen”, dice el autor

El libro desmonta muchas tesis infundadas sobre el nazismo. Recuerda, por ejemplo, que Hitler se oponía a la idea de un Estado fuerte, venerado en los tiempos de Prusia, pero que el führer consideraba una catástrofe para la raza alemana. “No es el Estado el que nos da órdenes, sino nosotros quienes damos órdenes al Estado”, declaró en 1934. “Solemos asimilar el nazismo con el fascismo y el estalinismo, donde sí había un Estado fuerte y centralizado. En realidad, los nazis se creían liberales, pese a oponerse a todos los principios del liberalismo filosófico. Apoyaban las tesis del nacionalismo alemán sobre la libertad, y vinculaban la aparición del Estado a los últimos días de Roma, cuando la mezcla de razas exigió un exoesqueleto normativo y un derecho escrito y no oral”, apunta Chapoutot. “Los germanos de buena raza y sanos de espíritu, en cambio, lograban gobernarse a sí mismos sin tener que recurrir a él”.

Contra la reificación diagnosticada por el marxismo, los nazis promovieron una especie de alienación voluntaria del trabajador. “Impulsaron una concepción nueva de la subordinación para que fuera aceptada por el propio subordinado. Los proyectos del nazismo eran gigantescos: había que producir, expandirse, reproducirse y preparar la guerra en tiempo récord. La represión no funcionaba. Había que obtener el consentimiento, o incluso la adhesión y el entusiasmo de los sometidos”, apunta el autor. Esa ambición originó una organización del trabajo que resaltaba su carácter agradable, las medidas de aeración y de higiene, la ergonomía y las actividades de ocio, que perfeccionó los preceptos del dopolavoro mussoliniano.

historiador Johann Chapoutot, autor de 'Libres para obedecer'

El historiador Johann Chapoutot, autor de 'Libres para obedecer', retratado en París a mediados de septiembre. BRUNO ARBESÚ

En Alemania, el sindicato único creó una división llamada Kraft durch Freude (algo así como “fuerza por medio de la alegría”), convencido de que la producción solo podría sostenerse a través de una ilusoria sensación de júbilo y bienestar. Se organizaron vacaciones al infausto resort de la isla de Rügen, conciertos en las fábricas, actividades deportivas, módulos de dietética y cursillos para gestionar la carga de trabajo, antepasado del estrés. Cualquier parecido con los happiness managers que surgieron en Silicon Valley y luego invadieron el mundo, encargados de proponer cursos de yoga e instalar futbolines para los asalariados, es pura coincidencia.

El objetivo de Hitler y Goebbels, como dejaron claro en sendos discursos pronunciados durante la fiesta del 1 de mayo de 1933, consistía en terminar con la lucha de clases y eliminar el conflicto en el lugar de trabajo para no perjudicar la productividad. “Contra el marxismo judío, que oponía trabajo y capital, la propaganda nazi lanzó otra imagen: el ingeniero y el obrero estrechándose la mano. En la Primera Guerra Mundial habían luchado juntos en las trincheras, porque formaban parte de la misma nación y la misma raza. El marxismo amenazaba con destruir esa unidad”, relata Chapoutot, que recuerda la “trampa” ideada en los años diez para disuadir a las masas tentadas por el comunismo: asegurar que el nazismo también era un socialismo. “Hitler dice a los obreros que es uno más entre ellos. Esa identificación engañosa es una idea que persiste en muchos líderes populistas, con un millonario como Trump como mejor ejemplo”.

El ensayo pasa de puntillas sobre la idea más incómoda de cuantas enuncia: el paralelismo entre la destrucción de empleos y la supresión de vidas

Por encima de todo, los nazis fueron partidarios de un darwinismo social, de una sociedad de ganadores y perdedores donde los segundos solo podían culparse a sí mismos de su fracaso. Para ser un ciudadano aceptable, no solo había que pertenecer a la raza adecuada, sino también producir por encima de sus posibilidades. “Cuando no era el caso, el individuo se convertía en un peso muerto para la sociedad, lo que abría la puerta a su exterminación. Los nazis son el emblema de una deshumanización que sigue vigente hoy. Ya no somos personas, sino material humano, expresión omnipresente en el lenguaje del régimen que después fue rebautizada como recursos humanos”, apunta Chapoutot.

En el libro, el historiador pasa de puntillas sobre la idea más incómoda de cuantas contiene su apasionante ensayo: el paralelismo entre la destrucción de empleos y la supresión de vidas. En la entrevista, admite que los despidos masivos de los grandes grupos en la era de la reconversión industrial tienen algo de muerte simbólica. Y, en algunos casos, literal. Chapoutot recuerda el plan de transformación de la antigua France Télécom en Orange, que se saldó con 35 suicidios de trabajadores en 2009. “Dos años antes, su director general había afirmado que los 22.000 despedidos, inservibles para una empresa pública en vías de privatización, deberían marcharse ‘por la puerta o por la ventana’. Y eso fue lo que sucedió”, lamenta. El autor acabará admitiendo que su libro tiene una dimensión política: “He querido crear una disonancia respecto al clima actual, recordar de dónde procede ese vocabulario y alertar ante una concepción de la vida que, aunque no siempre nos demos cuenta, sigue siendo terrible y criminal”.

miércoles, 31 de julio de 2024

Haïm Brezis: una figura universal que potenció la emergente matemática española.

El matemático Haïm Brezis, en una conferencia en 2016.
El matemático Haïm Brezis, en una conferencia en 2016.
Muere el matemático francés, que fue el principal motor del acuerdo entre las Academias de Ciencias francesa y española.

El 7 de julio nos dejó uno de los más eminentes matemáticos del siglo XX, Haïm Brezis, que unió una capacidad extraordinaria para el análisis matemático y el estudio de las ecuaciones diferenciales que rigen los procesos que modelizan la ciencia moderna. Como decía Galileo, el libro de la naturaleza está escrito en lengua matemática. Esa peculiaridad no conoce fronteras ni sabe de modas, ni de guerras, ni de las variadas acciones humanas que crean la “cambiante actualidad”. La obra que nos deja Haïm Brezis (nacido en Riomès-Montagnes, Francia, 1 de junio de 1944) es una excelente prueba de tal unión entre belleza pura y utilidad práctica.

Formado en el entorno de la matemática pura, pero interesado también en la modelización y resolución de problemas no lineales provenientes de otras ciencias, ingeniería, tratamiento de imágenes, etc., Brezis tenía una mente prodigiosa que sabía ver allí donde no veían otros. Su enfoque innovador de problemas clásicos permitió ir más allá que otros autores. A su creatividad visionaria unía un certero instinto para detectar lo importante. A Brezis se asocian conceptos del análisis de las ecuaciones no lineales, como operadores maximales monótonos, semigrupos no lineales de contracciones, desigualdades variacionales, soluciones con soporte compacto, ecuaciones de Ginzburg, etc. Su colaboración con los grandes de su tiempo fue siempre muy fructífera: J.L. Lions, F.E. Browder, G. Stampacchia, M.G. Crandall, E. Lieb, T. Kato y L. Nirenberg, entre muchos otros.

Brezis fue una figura universal: catedrático de la Universidad de Paris VI (de 1972 a su jubilación, en el 2009), su extraordinaria energía y capacidad le permitían doblar servicios durante un semestre para dedicar el otro visitando otros países, especialmente los Estados Unidos (fue profesor parcial en Rutgers University desde 1987), e Israel, donde residía su familia.

Su influencia entre los matemáticos de su generación y especialmente en las posteriores fue excepcional para un campo como el de la matemática tan diferente a otras ciencias experimentales. Según el Mathematics Genealogy Project, dirigió 52 tesis doctorales y tuvo 1.161 descendientes científicos. Entre ellos se cuentan ganadores de la Medalla Fields, rectores de Universidad y distinguidos especialistas de más de 16 países. En un lugar destacado figura su “escuela española”.

Su contribución personal al progreso y reconocimiento internacional de jóvenes matemáticos españoles fue muy especial y tuvo una importancia estratégica singular, pues hizo de detonador y luego se expandió a otras áreas: comenzó a mediados de los años setenta con las tesis doctorales de los autores de este obituario (en 1976 y 1979, respectivamente) a las que se unieron las de J. Hernández (1977), M.A. Herrero (1979), J. Carrillo (1981) y M. Escobedo (1988). Su contribución a la formación de otros muchos españoles fue también sobresaliente (X. Cabré (1998), D. Gómez-Castro (2015), etc.). La gran aportación de Brezis fue el extremo cuidado que prestó a las carreras investigadoras de sus alumnos, insertándolos en una comunidad internacional que propiciaba la colaboración investigadora que apenas existía en nuestro país.

Por todo ello, sus servicios fueron reconocidos con multitud de honores y premios. Su labor en España fue reconocida con su nombramiento como Miembro extranjero de la Real Academia de Ciencias en 1999. En el año 2001 fue nombrado doctor Honoris Causa por la Universidad Autónoma de Madrid. Da idea de su compromiso con la matemática española que él fuera el principal motor francés del acuerdo entre las Academias de Ciencias francesa y española firmado en París en el 2002 (el primer acuerdo en la historia de nuestro país) y la celebración en París, en el 2003, de un Congreso conjunto entre ambas academias.

Sus libros, escritos en un estilo de una gran elegancia y claridad, siguen siendo libros de texto en numerosas universidades de todo el mundo. Su huella permanecerá por siempre y servirá de ejemplo a generaciones venideras.

Jesús Ildefonso Diaz y Juan Luis Vázquez. Profesores Eméritos de la Universidad Complutense de Madrid y Autónoma de Madrid, respectivamente. Académicos de la Real Academia de Ciencias de España.

martes, 30 de julio de 2024

_- Sentido y bello homenaje al exilio republicano. Reseña de España primer amor (Seix Barral, 2023), de Vladimir Pozner, prólogo de Isaac Rosa

_- Fuentes: Rebelión [Imagen: Exiliados españoles camino de Argelès-sur-Mer. Créditos: Manuel Moros, en el fondo Jean Peneff / Collection Mémorial d’Argelès-sur-Mer]


Louis Aragon escribió sobre España primer amor: «no es tanto un libro como un cuchillo que entra directo en el corazón». Efectivamente, es eso.

Hermosa, hermosísima historia de amor, en el marco del dramático exilio republicano de enero de 1939, un enero sin nombre (Max Aub). Con bellas referencias al poeta ligero de equipaje y con Argelès-sur-Mer y Colliure siempre presentes.

Léanla, no duden. Lo harán con nudos, con muchos nudos en la garganta. ¿Nos podemos llegar a imaginar el dolor, el sufrimiento, lo que pudo significar para centenares de miles de compatriotas, algunos de ellos familiares nuestros, casi desnudos, como los hijos de la mar, la huida de la España franquista en días de duro, de durísimo invierno?

Recomiéndenla. No es el autor alguien conocido entre nosotros (les hablo de él más tarde). España primer amor, magnífica, bellamente traducida por Adolfo García Ortega, no merece pasar desapercibida entre nosotros.

Nada les puedo ni debo adelantar a excepción de lo que se señala en la contraportada de la edición: «En 1939 el camino del exilio lleva a decenas de miles de españoles a cruzar la frontera de los Pirineos, donde hallan el cruel destino de los campos de concentración franceses. En Argelès-sur-Mer [allí nació el gran científico franco-barcelonés Eduard Rodríguez Farré], un miembro de una asociación humanitaria se compromete a liberar a tantos republicanos españoles como pueda. Allí encuentra a Pierre, un francés que busca desesperadamente a Pilar, una española a la que conoció en el camino. ¿Cómo ayudarlo a encontrar a este amor perdido cuyo rostro ahora se funde con el de España?»

La novela, editada por primera vez en castellano, se editó originalmente en francés, en 1965 (hay errata: se habla en la p. 6 de una edición en París, Éditions Julliard, en 1951; el propio autor la fecha en septiembre de 1964), 20 años después del final de la II Guerra Mundial, con heroico protagonismo, no siempre reconocido y muy tardíamente (un ejemplo reciente: Celestino Alfonso), de muchos de aquellos exiliados republicanos, especialmente en la liberación de París.

Un apunte sobre el autor: Vladimir Pozner nació en París en 1905. Su familia había vivido entre Francia y Rusia y en 1917 vería pasar la revolución a los 12 años bajo su ventana de lo que luego será Leningrado. En 1921 Pozner regresa a Francia. Estudia en La Sorbona, traduce a Tolstói, Dostoievski y la joven literatura soviética y decide empezar a escribir en francés: Tolstói ha muerto (1935, traducida el castellano en 2022) y Le Mors aux dents (1937). Después de un largo viaje por América en crisis publicó Les États-Désunis (1938). En 1939 trabajó por la liberación de los intelectuales españoles republicanos detenidos en los campos de concentración franceses (de cuya experiencia escribió este España primer amor). Antifascista y comunista, durante la II Guerra Mundial tuvo que exiliarse a Estados Unidos (era judío). Allí escribió guiones para Hollywood y varias novelas. Entre ellas: Deuil en 24 heures, celebrada por Heinrich Mann y Dashiell Hammett. Tras la liberación volvió a París. En 1959 publicó Le lieu du supplice, una crónica de la guerra de Argelia, debido a la cual la OAS atentó contra su vida haciendo explotar una bomba en su domicilio que le causó un prolongado trauma. Amigo de Chagall, Pasternak, Bukuel y Chaplin, falleció en París en 1992.

Son varias las obras de Pozner que no han sido traducidas al castellano.

El autor-narrador comete un error sin importancia en las páginas finales de la novela. Este: «La sardana es un corro catalán cuya cadencia solo se consigue seguir si eres catalán» «Exagera también cuando afirma: «Cada paso está calculado con precisión matemática…».

Con estas palabras cierra Isaac Rosa el excelente prólogo que ha escrito para la edición española: «[…] Y, sin embargo, en uno de esos agujeros de frío y desolación se refugiará el amor imposible de Pierre y Pilar, con esa mezcla de dulzura y amargura, belleza y horror, alegría y angustia que tensa la novela entera. Es esta una novela conmovedora y llena de verdad, que tiene además una poderosa lectura contemporánea y universal: la memoria de cuando fuimos nosotros los refugiados, sometidos al mismo maltrato y abandono que siguen sufriendo hoy los refugiados en buena parte del planeta, cerca de nuestras fronteras también. Gran literatura hasta ahora inédita en castellano, debemos agradecer y felicitarnos por su rescate».

Las hago mías, ustedes también las harán suyas.


lunes, 29 de julio de 2024

El mayor estudio sobre el aprendizaje de los alumnos de secundaria muestra qué técnicas funcionan y cuáles no.

Releer y subrayar no correlacionan con un buen desempeño educativo. Al 80% de los chavales nunca les han enseñado cómo estudiar

¿Qué técnicas funcionan a la hora de estudiar? 
La ciencia lleva décadas arrojando luz sobre esta cuestión, pese a que los sistemas educativos, al menos en países como España, rara vez lo transmiten al alumnado. La mayor investigación efectuada en España sobre la cuestión, y la más amplia realizada en el mundo específicamente sobre estudiantes de secundaria, con una muestra de 3.414 chavales, confirma que los métodos que implican elaborar ―tratar de dar significado propio a lo que se aprende―, y evocar ―la práctica de recuperar de la memoria lo estudiado, como en un simulacro del futuro examen― correlacionan claramente con un buen desempeño educativo. Mientras que otras técnicas, como releer los apuntes o el libro, subrayar o copiar contenido, o intentar memorizar al pie de la letra, dan poco resultado.

La investigación ha sido realizada por Héctor Ruiz Martín, director del International Science Teaching Foundation y autor de diversos libros sobre el aprendizaje, la memoria y el cerebro, Marta Ferrero, vicedecana de Investigación de la Facultad de Educación de la Universidad Autónoma de Madrid, y Fernando Blanco, profesor de Psicología Social en la Universidad de Granada. Y acaba de ser publicada en la revista estadounidense Cognitive Research: Principles and Implications.

El trabajo de campo se realizó a lo largo de 2023 en 27 centros educativos catalanes situados en entornos diferentes, desde distritos de la ciudad de Barcelona a pequeños pueblos. Todos eran concertados, por la dificultad de tramitar los permisos en la enseñanza pública, afirman los autores, que aseguran, no obstante que se seleccionó “una muestra altamente diversa en términos socioeconómicos”.

La mayoría de participantes fueron estudiantes de la ESO, aunque una pequeña parte cursaba Bachillerato. Los investigadores les pasaron dos encuestas en horas de tutoría. Una sobre sus estrategias de estudio, y otra sobre “sus actitudes y creencias” en torno al aprendizaje, en días distintos para evitar distorsiones atribuibles al cansancio. Al final de curso, los centros entregaron a Ruiz, Ferrero y Blanco, expertos en psicología cognitiva del aprendizaje, las calificaciones en todas las materias de los estudiantes ―preservando su identidad mediante el uso de códigos alfanuméricos―. Y los autores analizaron el efecto de diversas técnicas de estudio.

El 80% de los alumnos aseguró que nunca había sido formado en métodos de estudio, a pesar de ser su ocupación principal durante, al menos, 10 años —los que dura la enseñanza obligatoria, Primaria y ESO—, y generalmente, muchos más.

La principal conclusión del artículo es que las estrategias que resultan poco exigentes cognitivamente, y que son las más extendidas entre los chavales, como releer varias veces el mismo texto, subrayarlo o copiarlo, no correlacionaron con el desempeño. Tampoco mostró un resultado positivo la memorización al pie de la letra.

En cambio, las técnicas basadas en la elaboración y la evocación, dos estrategias respaldadas previamente por evidencias científicas, sí correlacionaron positivamente con el desempeño

La elaboración consiste en tratar de entender lo que se estudia, conectándolo con cosas ya sabidas, pensando ejemplos o explicándose uno a sí mismo, con sus propias palabras, los párrafos que acaba de leer.

La evocación consiste en rescatar de la memoria lo aprendido, y puede adoptar diversas formas: que alguien le tome la lección al alumno, o que se la tome él a sí mismo en voz alta o en silencio; explicarle el tema a un compañero; autoevaluarse con flash cards (tarjetas elaboradas por el estudiante que por un lado tienen una pregunta y por el otro la respuesta), o redactar resúmenes o hacer esquemas sin mirar la fuente, comprobando siempre después si ha acertado o no.

Una hipótesis no cumplida
Una tercera estrategia de estudio, que según las evidencias también es eficaz a la hora de aprender, la práctica espaciada, consistente en estudiar varias veces un tema dejando pasar cierto tiempo entre ellas ―el plazo depende de cuánto tiempo falta para el examen― no correlacionó, en cambio, con el desempeño. Ello contradijo una de las hipótesis de partida de los investigadores, aunque algunas investigaciones ya han sugerido lo mismo.

“En nuestra opinión, el problema es que la forma habitual de evaluar, de la cual derivan las notas, no permite discernir las cualidades del aprendizaje obtenido: ¿es duradero y transferible? Sabemos que la práctica masificada, que consiste en concentrar el estudio poco antes del examen, por ejemplo el día de antes (y que es lo contario de la práctica espaciada), es efectiva en el corto plazo, pero conduce a aprendizajes efímeros y poco flexibles. Esto es, poco transferibles a nuevos contextos. Por su lado, la práctica espaciada contribuye a un aprendizaje más largo plazo y más flexible. Sin embargo, la manera en que se suele evaluar el aprendizaje permite tener éxito masificando, de forma que las ventajas de la práctica espaciada no se aprecian. Las notas y el aprendizaje son cosas distintas”, afirma Ruiz.

La práctica espaciada no correlacionó con el desempeño medido con las notas. Pero la masificada tampoco. “Es decir, que hacerlo de un modo u otro no supondría gran diferencia ante los exámenes, por lo menos en secundaria”, señala el investigador, que advierte, no obstante, que los resultados podrían ser distintos en contextos más exigentes, como la universidad o la preparación de unas oposiciones. “En cualquier caso, todo dependerá de cómo se evalúe”.

Estudiar de forma espaciada, por otra parte, no correlacionó con las notas, pero sí con el hecho de que los estudiantes estuvieran interesados en aprender. “Es decir, que los estudiantes con mayor motivación por aprender presentan una mayor tendencia a espaciar la práctica, a diferencia de los que ponen mayor foco en las notas”. La ansiedad también mostró “una correlación negativa con la práctica espaciada”, esto es que se redujo, “sugiriendo que esta forma de abordar el estudio podría actuar como factor protector”, agrega Ruiz.

Confianza y control
Los resultados mostraron una asociación significativa entre evocar y elaborar y la llamada autoeficacia, que el investigador define como “la confianza de los estudiantes sobre su capacidad de aprender y superar los retos académicos”. Y también correlacionaron con las “creencias de control”, que se definen como la confianza del estudiante en que el éxito a la hora de aprender depende de sí mismo, y no de factores externos, como que el profesor le tenga manía.

La investigación confirmó que estudiar con música, algo que aseguraron hacer uno de cada cuatro estudiantes, no es aconsejable. Hacerlo correlacionó negativamente con el rendimiento educativo. El hecho de estudiar en “entornos libres de distracciones” se asoció, en cambio, con el desempeño y con una menor ansiedad hacia los exámenes. La música, especialmente si es relajante y sin letra, admiten sin embargo los autores del artículo, podría resultar útil a aquellos estudiantes que no tienen a su disposición un lugar tranquilo para estudiar, como forma de enmascarar ruidos más molestos.

domingo, 28 de julio de 2024

Dónde comer en Mallorca, según la cocinera Maca de Castro.

Maca de Castro

Dirige un restaurante con estrella Michelin, además de otros locales con diferentes conceptos gastronómicos, y recorre la isla en busca de los mejores productores para su cocina. Aunque su familia se dedicaba a la hostería, en un principio Maca de Castro (Alcúdia, Mallorca, 42 años) decidió estudiar Bellas Artes, estudios que abandonó para formarse en la Escuela de Hostelería de las Islas Baleares. Ha trabajado al lado de cocineros como Hilario Arbelaitz, Juan Mari Arzak y Andoni Luis Aduriz, en Guipúzcoa, con Jean Coussau, en Magescq (Francia) o Willy Dufresne en Nueva York. Dirige en el grupo empresarial que lleva su nombre, además del restaurante Maca de Castro —una estrella Michelin, otra verde, y tres soles Repsol— en el Puerto de Alcúdia, Jardín Bistró, en el mismo lugar donde se encuentra el anterior, el restaurante Andana, en Palma, la gestión de los eventos en la finca mallorquina Son Veri, y el Restaurante 20º, en Düsseldorf (Alemania). Lleva a gala que recorre la isla en busca de los mejores ingredientes. Desde la lonja del Puerto de Sóller para comprar el pescado caproig, el puerto de Alcúdia para el marisco, un productor de leche de yegua en Lloseta hasta Sa Pobla, donde coge las verduras de su propio huerto.
Dónde desayunar

1. En Cafè Es Pes de sa Palla. Está en el centro de Palma, lo gestiona Amadip, una asociación fundada en 1962 por un grupo de padres para que niños con alguna discapacidad intelectual y sus familias mejoraran su calidad de vida. Es un sitio único, donde te puedes comer la mejor tortilla de patatas de Palma, unos embutidos mallorquines, la ensaimada, la bordan. Tienen un obrador y una terraza estupenda donde tomar tanto dulce como salado. Dirección: Plaça del Pes de la Palla, 3, Palma. Tel. 971 722 505.

Un sitio para tomar el aperitivo
2. Can Frau, en el mercado de Santa Catalina, ya no quedan lugares así en el centro de la ciudad, donde te puedas tomar un vermú en la barra. Dirección: Plaça de la Navegació, Palma. Tel. 971 73 78 62.

3. Otro sitio que me gusta para tomar el aperitivo en Mercat Negre en el Mercado del Olivar. Dirección: Plaça de l’Olivar, Palma. Tel. 663 909 053.

Dónde comer
4. Un sitio que nunca falla, es Sa Roqueta. Es un restaurante que está todo el año abierto, con el mejor pescado, marisco y arroces de toda la isla. Abierto en 1987, en una antigua casa de pescadores habilitada como taller de construcción de velas, ofrece desde entonces una cocina marinera. Dirección: Sirena, 11. Palma. Tel. 971 249 410.

5. También recomiendo para tomar pescado fresco, y productos de aquí, como la gamba roja de Sóller, Ca’s Patró March, en un entorno precioso, en Cala Deià, con vistas al mar. Dirección: Carrer Sa Cala, 16, Deià (Mallorca). Tel. 971 639 137.

6. En Soller, me gusta ir a Ses Oliveres. Es otro lugar donde trabajan muy bien los pescados y mariscos, y sobre todo los arroces, que hacen con gambas de la zona o con producto del mar del día. Dirección: Passeig Es Traves, 18, Port de Sóller (Mallorca). Tel. 971 634 168.

Dónde merendar
7. En pleno casco antiguo de Palma se encuentra Can Joan de s’Aigo, abierto en 1977, pero que conserva la ornamentación del primer local que se abrió en 1700. Tiene buena repostería hecha de manera artesana, con muy buenos helados —el primero que elaboraron fue el de almendra, que se sigue haciendo más de 300 años después, y debido a su calidad, durante muchos años los médicos lo recetaban como alimento idóneo para alimentar a sus enfermos—, un lugar muy popular en la isla. Tienen dos locales más en la ciudad. Dirección: Carrer Can Sanç, 10, Palma. Tel. 971 710 759.

Dónde tomar una copa
8. En Brassclub. Al frente de la coctelería está Rafa Martín, procedente de Salamanca, que cuida mucho sus elaboraciones. Siempre tiene un tequila nuevo que ofrecer, que me encanta. Me gusta estar en sitios en los que te sientas como en casa, y este es uno de ellos. Dirección: Passeig de Mallorca, 34, Palma. Tel. 871 715 677.

Dónde cenar
9. Recomiendo ir al restaurante Arume. Es el mejor japonés que hay en la isla. Elabora los platos con productos de aquí, mezclando sabores, ingredientes y texturas. Lo lleva el cocinero Tomeu Martí, que ofrece platos, como los ataditos de gamba y erizo de mar en tempura, tartar de atún, arroz frito japonés con gallo de San Pedro picante y crujiente, nigiri de negret con trufa mallorquina, o sashimi de lubina.

Un producto que comprar en el mercado
10. Me gusta ver siempre las pescaderías del mercado para ver cómo va la lonja y pasarme por el Mercado del Olivar, a comprar quesos en S’Aglà. Casi todos los cocineros de la isla compramos aquí porque reúne todos los quesos de la isla. En la página web aseguran que disponen de una variedad de 320, con una barra para un aperitivo y degustaciones. Dirección: Plaça de l’Olivar, 2, 07002 Palma. Tel. 971 728 384.

Un ‘souvenir’ gastronómico
11. De Mallorca hay que llevarse una buena sobrasada, de una buena matanza. Y yo siempre regalo tomate de colgar mallorquín. Son una joya, y los amarillentos son mejores que los rojos. Es el mejor tomate para hacer un sofrito. La sobrasada y el tomate son tesoros de la isla.

https://elpais.com/gastronomia/2023-07-17/donde-comer-en-mallorca-segun-la-cocinera-maca-de-castro.html

_- Dónde comer en Mallorca, según el cocinero Andreu Genestra

_- Propone tomar el aperitivo en un puesto de un mercado, disfrutar con una copa de la mejor puesta de sol de la isla, cenar en un tranquilo restaurante de Palma, recorrer un huerto de higueras y comprar miel de algarrobo.

Empezó su andadura en la cocina fregando ollas en un hotel de sol y playa cuando solo tenía 15 años. Andreu Genestra (Inca, Mallorca, 40 años) ha pasado por las cocinas de Mugaritz y de elBulli. Ha cocinado en Londres, Estocolmo, Brasil, Moscú, París, Miami y en Kuwait para la Familia Real. En 2011 abrió su propio restaurante en Predi Son Jaumell Hotel Rural de Capdepera, donde consiguió la primera estrella Michelin. En 2020, le otorgaron la estrella verde por su compromiso con la sostenibilidad. Allí mantiene ahora el bistró Senzill. El año pasado trasladó el restaurante de alta cocina, que lleva su nombre, al hotel Zoëtry Mallorca, en la finca Sa Torre, en Llucmajor. En Palma dirige Aromata, con el mismo concepto mediterráneo con el que se distingue toda su cocina, donde combina los productos locales con diferentes técnicas culinarias. 
© OpenStreetMap contributors
1
Horno Sant Francesc (Inca)
2
La Barra de Miceli (Inca)
3
Casa Maruka (Palma)
4
Fornet de la Soca (Palma)
5
Mirador de Sa Foradada
6
Marc Fosh (Palma)
7
Son Mut Nou (Llucmajor)
Mapa de Mallorca
Mapa de MallorcaJAVIER BELLOSO
Dónde desayunar
1. Propone comenzar el día en el Horno de Sant Francesc, “donde siempre he desayunado desde pequeño sus ensaimadas, cocas y su pan moreno para tomar con aceite”, explica el cocinero, que aprovecha para reivindicar la coca de trampó, que es la de verano, a base de cebolla, tomate y pimiento verde mallorquín, a la que también se le puede añadir alguna oliva”. Dirección: Sant Francesc, 126, Inca, Mallorca. Teléfono: 971 50 49 93.

Un sitio para tomar el aperitivo
2. Dice que es poco conocido, y lo hacen muy bien. Está en Inca, en el mercado de abastos, y se llama La Barra de Miceli, donde la cocinera Marga Coll ha montado una barra de bar, “donde hacen unas banderillas fantásticas, que es la gilda que tenemos en Mallorca, además de una ensaladilla memorable, o muy buenas croquetas”. Se nutre de los puestos del mercado. “El mejor sitio para tomar un aperitivo muy de la tierra”. Dirección: Carrer de la Pau, 29, Inca, Mallorca. Teléfono: 676 940 559.

Dónde comer
3. “Hay que conocer una casa de comidas que se llama Casa Maruka, en el centro de Palma. Un sitio de solera, donde Alberto Serrano, su cocinero, hace platos de cuchara, arroces, escabeches, además de tocar el producto de casquería”, asegura Genestra, que define el lugar como mágico y un punto de encuentro de muchos cocineros. “Un sitio acertado para visitar y disfrutar”. Dirección: Reina María Cristina, 7, Palma, Mallorca. Teléfono: 971 20 02 72.

Un café o dulce a media tarde
4. No concibe la merienda sin un bocadillo autóctono, como el llonguet. Uno de los mejores, afirma, lo sirven en Fornet de la Soca, desde los clásicos de sobrasada, al de camallot (un embutido típico de Baleares), o el de cochinillo desmigado. Dirección: Plaça de Weyler, 9, Palma, Mallorca. Teléfono: 673 49 94 46

Dónde tomar una copa
5. Hay un lugar mágico en la sierra de Tramontana, que desea destacar: Sa Foradada, una pequeña península, donde hay un chiringuito, Miradors de Na Foradada, desde donde se disfruta de la mejor puesta de sol de toda la isla. Para acompañarla, propone una copa, con unas croquetas, jamón, una ensaladilla, o una hamburguesa de cerdo negro. Dirección: Carretera de Valldemossa, Km 65,5, Deià, Mallorca. Teléfono: 971 63 60 84.

Dónde cenar
6. Un sitio icónico, donde asegura que creció y al que le encanta regresar, es el restaurante Marc Fosh, en el centro de Palma. “Es fresco, mediterráneo, donde el cocinero hace unos platos muy acertados. Es un lugar tranquilo, un oasis en el centro de la ciudad, que nadie debe dejar de visitar”. Dirección: Missió, 7, Palma, Mallorca. Teléfono: 971 72 01 14.

Una tienda o algo que haya que comprar en el mercado
7. Recomienda ir a la Marina de Llucmajor (Mallorca), donde se encuentra el huerto de Son Mut Nou, una reserva ecológica de higueras, con 2.834 árboles de 1.308 variedades diferentes. “Esa fruta tan sufrida, que ha quitado tanta hambre, y con la que el apotecario Montserrat Pons ha creado una experiencia única, además de hacer vinos, aceites, vinagres y conservas de higo”. Dirección: Camí des Palmer, Mallorca. Teléfono: 646 63 32 59.

Un ‘souvenir’ gastronómico
8. Enumera varios, “porque esta isla es muy rica en productos gastronómicos”, afirma el cocinero mallorquín. Desde el aceite de oliva, a un buen vino, a las olivas trancadas, “un producto icónico nuestro”, la sal d’Es Trenc, o la miel, en especial la de algarrobo, “algo único”.

sábado, 27 de julio de 2024

Fanny Angelina Hesse, la mujer que revolucionó el mundo de la microbiología con un ingrediente de cocina

Fanny Angelina Hesse
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El agar (llamado a veces agar-agar) es un ingrediente común en la comida asiática.

Mezclado con agua caliente, es ideal para espesar sopas, darle estructura a los postres y, sobre todo, evitar que pierdan su forma cuando suben las temperaturas.

Sin embargo, lejos del mundo culinario, esta sustancia que se obtiene de las algas marinas tiene un rol fundamental en la ciencia: es el medio estándar en el que se cultivan hongos y bacterias en el laboratorio.

Como tiene una estructura semisólida, las bacterias pueden crecer por encima de forma controlada.

Así, en una placa de petri con agar (el recipiente de vidrio usado para estudiar microorganismos en el laboratorio), se pueden desarrollar distintas colonias bacterianas: pequeños grupos individuales de bacterias contenidos en un mismo espacio.

A simple vista, puede parecer un tecnicismo, pero, según le explica a BBC Mundo la doctora Vanesa Ayala-Nunez, investigadora de los Laboratorios Federales Suizos de Ciencia y Tecnología de Materiales (Empa), “esto es una maravilla, porque al controlar su crecimiento, las puedes aislar

Y este es un paso crítico tanto para estudiar y entender cómo funciona una infección, así como para llegar a un diagnóstico: identificar qué bacteria es la que está causando la enfermedad es el primer paso en la búsqueda de un tratamiento. 
 Postre


Postre

FUENTE DE LA MAGEN,GETTY IMAGES

Pie de foto,
Postre elaborado con flores y agar-agar. 

¿Cómo saltó este ingrediente básico de la cocina asiática a los laboratorios hace cerca de 140 años?

Fue gracias a Fanny Angelina Hesse, una mujer de la que pocos –incluidos muchos microbiólogos- han oído hablar.

Trabajo en equipo

Nacida en 1850 en Nueva York de padres inmigrantes, Lina, como la llamaba su familia, se casó con Walther Hesse, un médico alemán a quien conoció en Nueva York, que investigaba una desconocida enfermedad pulmonar que afligía a los trabajadores de las minas de uranio y que luego se descubrió era cáncer.

La pareja se trasladó eventualmente a Berlín, donde Hesse comenzó a trabajar en el laboratorio de Robert Koch (conocido más adelante como el padre de la microbiología y ganador del Nobel de Fisiología y Medicina en 1905 por identificar el bacilo que producía la tuberculosis).

Aunque Walther era el “científico oficial” en la familia, Lina y su marido trabajaban, codo a codo en el laboratorio.

“Además de sus deberes en el hogar y en la educación de sus tres hijos, ella estaba muy familiarizada con el trabajo científico de Walther y lo ayudaba como si fuera una asistente técnica actual”, escribió el nieto de la pareja, Wolfgang Hesse, en una breve biografía en 1992.

Dibujo de Fanny Angelina Hesse 

Ilustración de Lina Hesse de los experimentos con bacterias. Lina no era científica en estricto rigor, pero “tenía una mente científica”, le explica a BBC Mundo Corrado Nai, doctor en microbiología con años de experiencia en el uso de agar.

“No podía serlo por la época y por su rol (era un ama de casa alemana), pero eran un equipo de trabajo”.

“Trabajaban juntos y el marido publicaba con su nombre, porque esa era la norma. Pero ella tenía un papel crucial en los resultados de su marido. Lina preservaba sus registros y hacía ilustraciones científicas”, dice Nai, quien actualmente participa en la elaboración de una novela gráfica sobre la vida de Lina Hesse.

“Estas ilustraciones muestran cómo crece un organismo, cómo se ve, qué forma tiene. Y esto es parte del proceso de identificación de un microorganismo”, agrega Ayala-Nunez.

Y fue trabajando juntos en el laboratorio de Koch, un día de verano 1881, después de muchos experimentos fallidos, cuando surgió la idea de probar el agar como medio de cultivo.

De la cocina al laboratorio

Para investigar la contaminación microbiana en el aire, Walther utilizaba gelatina, uno de los medios de cultivo comunes en esa época, además de la clara de huevo, el suero, la carne, rodajas de papa y otros alimentos.

Pero una y otra vez, las bacterias degradaban la gelatina y el calor acababa derritiendo sus experimentos.

Mantenerlos en frío no era una solución: dado que el objetivo era estudiar bacterias que podrían producir una enfermedad en el cuerpo, era menester reproducir en el laboratorio la temperatura fisiológica del cuerpo humano.

El agar se mantiene intacto pese al calor.
Y a Lina, entonces, se le ocurrió probar el agar, un ingrediente típico de la cocina tradicional de Java (excolonia neerlandesa, actualmente Indonesia) que acostumbraba usar desde hace años en la elaboración de postres y otros platos con vegetales.

Conocía en parte los secretos del agar y la cocina indonesia porque era mitad neerlandesa y porque tenía amigos en la familia que habían inmigrado a EE.UU. desde la excolonia. Sabía que, gracias al agar, los postres mantenían su estructura intacta más allá del calor que hiciera.

No se sabe con exactitud si fue Walther quien le preguntó a Lina cómo hacía para que sus postres se mantuvieran firmes en altas temperaturas o si fue Lina quien le sugirió reemplazar la gelatina con el agar.

Pero, definitivamente, “ella era la que sabía sobre el agar, ella fue la responsable de esta idea”, señala Nai.

Walther y Fanny Angelina Hesse, propiedad familiar

FUENTE DE LA IMAGEN,PATRIMONIO DEL DR. WOLFGANG HESSE, PROPIEDAD FAMILIAR

Pie de foto,

La pareja trabajaba codo a codo en el laboratorio.

Carta a Koch

La pareja puso a prueba el agar, descubrió sus ventajas y le comunicó la noticia inmediatamente a Koch, que en ese momento estaba centrado en su investigación sobre la tuberculosis, la principal causa de muerte en los países industrializados en el siglo XIX y principios del XX.

Koch demostró en 1882 que la tuberculosis era provocada por una bacteria, lo cual abrió el camino a su diagnóstico y tratamiento.

Y aunque ese mismo año mencionó en una conferencia el papel que jugó el agar en el descubrimiento del Mycobacterium tuberculosis, no incluyó ni el nombre de Lina ni el del Walther Hesse.

“Esta fue la primera vez que el agar-agar apareció en la literatura científica”, comenta Nai.

Investigadora mirando una placa de petri en el laboratorio

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

Pie de foto,
Hoy día, el agar es una sustancia básica en los laboratorios de microbiología.

Pero el microbiólogo no cree que obviar a los Hesse haya sido una suerte de “mal comportamiento científico”, sino que se debe en parte a que Koch no había reconocido aún lo importante que era este medio de cultivo.

“En el mismo texto dice que, en su opinión, el agar no funciona tan bien como el suero de la sangre”, señala Nai.

Fue un proceso gradual hasta que se reconoció el valor del agar en el laboratorio.

Además, Walther no publicó ningún estudio sobre el agar, y ni él ni Lina intentaron patentar su descubrimiento.

"Los Hesse nunca recibieron ninguna recompensa económica por su 'invención', ni siquiera se plantearon explotar el asunto comercialmente. No hubiera sido apropiado", escribe Wolfgang en la biografía de sus abuelos.

“Ellos no buscaron que se reconociera. Simplemente lo tomaron como una forma de solucionar una situación técnica que era muy importante”, sostiene Ayala-Nunez.

“Y es que a veces, en el laboratorio, cuando es algo es técnico se minimiza mucho, pero la verdad es que sin esa parte, no existe la ciencia”, enfatiza la investigadora.

Hoy día, el agar –un producto además barato y sencillo de preparar– es un elemento básico en todos los laboratorios de microbiología.

E incluso, como lo demuestra la competencia anual de la Sociedad Estadounidense de Microbiología, hay quienes hacen arte con él. 

viernes, 26 de julio de 2024

Industria y gasto militar en la economía de nuestros días. Juan Torres López.

«La guerra es un escándalo. Es el único negocio en el que las ganancias se cuentan en dólares y las pérdidas en vidas. Se lleva a cabo en beneficio de unos pocos, a expensas de muchos» (General Smedley Butler, 1935).

Hace unos días, un lector de la web me pedía que escribiese algo sobre el papel que los gastos militares desempeñan en la vida económica. Pensaba abordar el tema, pero un artículo reciente de Thomas Palley creo que lo hace con mucho más conocimiento y brillantez, así que me voy a limitar a resumir las principales ideas que desarrolla (el artículo en inglés aquí).

Palley parte de considerar al complejo militar-industrial como un sector empresarial más y cuya actividad se puede considerar como un prototipo imitado ampliamente por otros. Sostiene que conocerlo «es fundamental para comprender el capitalismo estadounidense contemporáneo, la política internacional estadounidense y la deriva hacia la Segunda Guerra Fría.»

Comienza Palley su artículo recordando las palabras del presidente Eisenhower en su último discurso de 1961: «Su influencia total –económica, política e incluso espiritual– se siente en cada ciudad, cada cámara estatal, cada oficina del gobierno federal».

A pesar de que su magnitud e influencia no ha dejado de aumentar desde entonces, dice Palley que ninguno de los muchos libros de texto de macro y microeconomía de nivel intermedio y posgrado de su biblioteca hacen mención a este sector.

La magnitud del sector es impresionante. En Estados Unidos (caso que analiza Palley) el gasto en defensa en 2023 (1 billón de dólares) fue mayor que el gasto federal en todas las demás áreas (800.000 millones). En la figura siguiente se compara el gasto de Estados Unidos en 2022 con el de los otros 10 países que más gastaron en defensa en aquel año.

A continuación, Palley resumen los principales enfoques desde los que la economía convencional suele analizar el gasto en defensa:

a) Como un problema de elección en situación de escasez que responde al conocido dilema que planteó Hitler: fabricar armas o producir mantequilla. Es decir, hay que renunciar a una de esas opciones para disponer de la otra, y la producción de armas dependería de los recursos de un país, de las preferencias, y también del gasto militar de otros países.

Muestra Palley que este planteamiento basado en las decisiones racionales de cada país y en la competencia y no cooperación lleva a una carrera armamentística que tiene un resultado subóptimo, es decir, por debajo del correspondiente a la máxima eficiencia. Mientras que el control del gasto basado en decisiones coordinadas puede mejorar la situación de los países y evitar que todos empeoren.

El efecto es paradójico, el aumento del gasto por un país lleva a que los demás tengan que aumentarlo, pero así disminuye constantemente su poder y seguridad.

b) El enfoque macroeconómico del gasto militar del gobierno lo reconoce como un factor que aumenta la demanda y la producción como cualquier otro. Sin embargo, aunque el militar y el no militar producen el mismo estímulo a la producción, en ausencia de necesidad militar, el gasto civil aumenta el bienestar público, mientras que el gasto militar no lo hace y, por el contrario, aumenta la probabilidad de conflictos.

c) Desde otro punto de vista, la economía convencional considera al gasto militar como fuente de innovación y desarrollo técnico. Palley muestra, sin embargo, que este tipo de gasto es también ineficiente como motor de la política científica e industrial. Basar la innovación en el desarrollo de armamentos, lógicamente da lugar a que sus resultados deriven en aplicaciones y usos igualmente militarizados, al menos, durante mucho tiempo. El gasto militar, dice Palley, produce militarismo.

d) Los gastos en defensa son un bien público y debe producirlos el gobierno (Un bien público es aquel cuyo consumo por parte de un sujeto no permite excluir el de otro, de modo que no puede rentabilizarse a través de intercambio de mercado, puesto que nadie pagaría un precio por él, sabiendo que no se le puede excluir del consumo si no paga). Y, además, porque se supone que el Estado es quien debe poseer el monopolio de la violencia. Esto hace que al gasto militar le afecte el mismo tipo de «patologías político-económicas» que pueden afectar a la actividad gubernamental (burocracia, errores de decisión, corrupción…)

e) El sector militar funciona como un monopolio bilateral. El gobierno es el único cliente y los vendedores suelen serlo también porque la producción está muy especializada y concentrada. Por tanto, los precios no serán los eficientes de competencia, sino resultado de las estrategias y la negociación. Economistas de la llamada Escuela de Chicago, la fuente del neoliberalismo académico contemporáneo, demostraron que esta relación lleva a la llamada «captura del gobierno» por parte de las empresas privadas, lo que da lugar a soluciones no óptimas sino ineficientes y contraproducentes. Los vendedores de armamento pueden llegar a tener el control efectivo (legal o ilegalmente) sobre el comprador (el ministerio de Defensa) y sobre los políticos que toman las decisiones sobre el presupuesto. Dice Palley: a los almirantes y generales les gustan las grandes fuerzas armadas, lo que les puede llevar a confabularse con los proveedores militares privados para obtener mayores presupuestos, tergiversando lo que se necesita ante los políticos y el público.

f) El sector militar industrial también puede considerarse como un sistema de planificación. Dice Palley que hacer la guerra requiere planificación en forma de acumulación de recursos militares efectivos, porque los sistemas utilizados por el ejército son complejos y costosos, y requieren un capital significativo.

Sin embargo, Palley sostiene que se trata de un sistema de planificación desarticulado, que ha descarrilado al no haberse tenido en cuenta las advertencias de Eisenhower y no implementar los controles sociopolíticos necesarios.

Después de hacer estas consideraciones a partir del análisis económico convencional, Palley se centra en considerar que el gasto militar es el resultado siempre de una decisión política y analiza que, sin embargo, la posición de los actores involucrados (burócratas del gobierno, militares, vendedores y público o votantes) no están en situación de simetría. Palley sostiene, por tanto, que, para entender el funcionamiento del sector, hace falta un enfoque de economía política.

El objetivo final del sector militar industrial es aumentar la demanda de servicios de guerra y la forma de conseguirlo es la política de captura del gobierno y las alianzas con los decisores políticos, a través de pagos opacos, puertas giratorias, empleando a generadores de opinión, utilizando los medios de comunicación, financiando estudios favorables y equipos de pensamiento, promoviendo la cultura del militarismo, y, en suma, estableciendo como dominantes las narrativas sobre seguridad nacional y geopolítica que llevan a demandar cada vez más gasto militar (guerra contra el terrorismo, choque de civilizaciones…).

Más adelante, Palley analiza una cuestión interesante: se puede conseguir que aumente la demanda de gasto militar si se reduce su coste.

Señala que uno de los medios para conseguirlo es cambiar el tipo de guerra y, en concreto, hacerla «por poderes» o fuera del propio territorio. Es decir, que un país (básicamente Estados Unidos) logre que otros hagan la guerra por él; se apropia de las ganancias económicas que genera sin sufrir los costes. Es lo que típicamente está ocurriendo ahora en Ucrania y antes en otros muchos lugares. O, por otro lado, promoviendo el uso de armas de forma permanente, pero con menor intensidad, para que, en lugar de detener los conflictos, se hagan duraderos y numerosos, aunque con consecuencias a veces imprevistas o no deseadas. Y otro ejemplo algo más singular para lograr que se tenga una percepción de un coste más bajo de la guerra es, simplemente, ocultándolo: Estados Unidos prohibió en 1991 que los medios de comunicación informen de la llegada de soldados muertos en el campo de batalla.

La última parte del artículo de Palley se dedica a presentar al sector militar industrial como una variedad de capitalismo, entendido como una forma de organización institucional de tres lados (el ejército y su burocracia, la industria militar y el sector público) que amenaza la democracia. En él se incluyen, además, diversos complejos: el estrictamente militar, el industrial, el financiero, el de las grandes petroleras y el tecnológico. y a los que, en mi opinión, se podría añadir el mediático. Es, por tanto, un complejo de complejos, o complejo de diversas industrias de creación política. Esto último quiere decir que la política no está ajena a la economía del sector militar industrial, sino que está dentro de él y que sus decisiones económicas están informadas políticamente.

Y señala Palley que una característica esencial de este sector es que resulta inconsistente con la teoría económica dominante y, en particular, con la idea de mercados competitivos que proporcionan soluciones de máxima eficiencia.

Además, este sector no es uno más, sino que ha llegado a dominar al conjunto de la economía por su impacto, porque afecta decisivamente al patrón y a la tasa de crecimiento, a la dirección del desarrollo tecnológico, porque afecta y desplaza a las actividades del sector civil sobre las que actúa el gasto del gobierno, distorsionando, por tanto, la acción de este último y, finalmente, porque incita al militarismo y a la guerra. En algunos casos, cuando implica la producción y uso de armas nucleares, amenaza la existencia de la propia humanidad.

Utiliza Palley una analogía con los ordenadores para explicar el lugar que ocupa el sector militar industrial en el capitalismo contemporáneo. En su opinión, constituye el hardware, mientras que las diferentes modalidades ideológicas desde las que se utiliza serían el software.

Palley señala que no hay que vincularlo sólo con el «neoliberalismo idealizado» que rechaza el gobierno y recela del aumento del gasto público que requiere el sector, sino con el «neoliberalismo del mundo real». Este, dice, es un programa político corporativo que «tiene como objetivo debilitar a los trabajadores, aumentar el poder de las empresas y aumentar la participación en las ganancias a expensas de los salarios» y esto es algo que busca y alimenta el sector militar industrial. Y el auge del militarismo global ha sido también coherente con el aumento del comercio, de la inversión extranjera real, los intercambios transfronterizos, las inversiones de cartera financiera y préstamos financieros, la deslocalización y subcontratación extranjera de producción y el establecimiento de largas cadenas de suministro internacionales.

Finalmente, Palley advierte de la influencia que la creciente militarización de las economías tiene sobre la aparición de lo que llama el «protofascismo» de nuestros días. Tanto por el incremento de los valores autoritarios, de vigilancia y control que lleva consigo, como por la creación de grupos sociales desposeídos por las políticas neoliberales que impulsa.

Thomas Palley resumiendo: «El complejo militar industrial tiene un impacto enorme en la economía y la política. Tuerce la composición de actividad hacia el gasto militar; distorsiona el carácter del progreso técnico, tiene un corrosivo efecto social a través de su captura de la política y el gobierno; distorsiona la comprensión de la sociedad sobre geopolítica y seguridad nacional como parte de la creciente demanda de servicios de guerra; promueve militarismo y aumenta la probabilidad de guerras; y promueve la deriva protofascista.

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