jueves, 13 de marzo de 2025

Hay esperanza para Europa, pero no está en las armas

Los dirigentes europeos, con el eco de todos los grandes medios de comunicación y del poder financiero, se empeñan en decirnos que Europa debe multiplicar sus presupuestos para gastos militares como única forma de tener seguridad y autonomía y, además, que eso ha de hacerse reduciendo el Estado de Bienestar.

A mi juicio, están completamente equivocados por tres razones principales.

Europa también ha generado inseguridad para sí misma

En primer lugar, porque confunden, o engañan, cuando hablan sobre el origen de la inseguridad y la naturaleza de las amenazas. Los dirigentes europeos no hacen un balance autocrítico de lo que ha ocurrido en los últimos años. Se empeñan en culpar a Rusia de la situación actual, cuando la propia Unión Europea y Estados Unidos han contribuido a provocarla, incumpliendo sus compromisos de no expansión de la OTAN y generando una verdadera e innecesaria amenaza existencial para Rusia. Producirían risa, si no fuesen por lo dramático de la situación en la que estamos, las declaraciones de Macron advirtiendo de que Putin se propone invadir a toda Europa (cuando no han parado de decir que Rusia que su derrota militar ante Ucrania no sólo era posible, sino segura; incluso diciendo que había tenido que sustituir los carros de combate por burros).

No voy a negar que Europa se enfrenta a amenazas exteriores, pero no son todas las que nos ponen en peligro. La política insensata, belicista, antieuropea, seguidista frente a Estados Unidos, provocadora y pirómana que han seguido sus dirigentes también ha creado enemigos y se ha convertido en un riesgo para la propia Unión Europea.

Más gasto militar no asegura más defensa ni autonomía estratégica

En segundo lugar, los dirigentes europeos se equivocan porque es materialmente imposible que Europa pueda lograr seguridad y autonomía por la vía de aumentar sus presupuestos militares.

En un artículo que acabo de publicar señalo las razones que justifican mi opinión.

– Para disponer de un ejército capaz de enfrentarse hoy día a cualquier amenaza bélica hace falta disponer de una base industrial potente y un sistema de investigación, innovación y desarrollo avanzado e independiente. Europa no los tiene, en el grado necesario, porque las políticas neoliberales que ha aplicado en los últimos años han desmantelado su industria y la han dejado en situación de gran dependencia.

– Para tener garantías militares de disuasión y defensa suficientes frente a sus supuestos enemigos militares, Europa necesitaría un presupuesto militar mucho más elevado, no ya del que ahora tiene, sino del extraordinario que sus dirigentes afirman que van a disponer en un futuro inmediato. Sobre todo, cuando lo previsto es que este último lo pongan en marcha los diferentes países y no la Unión Europea en su conjunto.

– En cualquier caso, para garantizar su seguridad y disponer de autonomía estratégica, lo que necesita Europa no es más dinero para presupuesto militar. Si fuera un solo país, sería la segunda potencia militar mundial, tras Estados Unidos y con 3,5 veces más gasto militar per capita que China. Sin embargo, ese ya elevado presupuesto militar conjunto (aumentado en un 30% en los últimos tres años) más el de Estados Unidos (entre ambos, casi el 55% del total mundial en 2023, según SIPRI) no ha sido capaz de rebajar la inseguridad y el peligro. Por el contrario, los ha aumentado, según reconocen los propios dirigentes europeos cuando afirman que ahora estamos más en peligro que nunca.

Si de fuerza militar se tratara, lo que necesitaría Europa, en todo caso, serían sinergias, más cooperación, vertebración e integración cuando hicieran falta, inversiones coordinadas y complementarias… En suma, un Ejército europeo y no una suma de milicias.

– Para que un ejército sea efectivo como instrumento de defensa frente a un enemigo exterior es necesario que tenga una única bandera, que responda a intereses colectivos que lo respaldan y apoyan, que exista un fuerte lazo nacional y de pertenencia entre la ciudadanía y las instituciones que la lleve a sentirse protegida por un ejército al que considera suyo, al que apoya y está dispuesta a financiar con su esfuerzo y sacrificio. Europa no tiene nada de eso porque las políticas neoliberales que ha aplicado han producido desafecto, alejamiento y rechazo de la ciudadanía a sus instituciones, como demuestra el avance de las fuerzas de extrema derecha, nutridas, precisamente, de la inseguridad y descontento que eso genera.

– Es un auténtico despropósito y un insulto a la razón y a la inteligencia de la ciudadanía europea que sus dirigentes afirmen que Europa gozará de seguridad y autonomía defensiva aumentando su gasto militar mientras permiten que en nuestro suelo haya 38 bases militares de Estados Unidos con más de cien ojivas nucleares (en realidad, es muy posible que muchas más) que pueden destruir varias veces a todas las naciones europeas si se aprieta un botón en Washington.

O la Unión Europea apuesta por seguir arrendando su defensa a Estados Unidos y entonces se somete a sus dictados (como reclama con razón Donald Trump), o quiere ser de verdad autónoma militarmente y entonces no se permite que el presidente de Estados Unidos siga teniendo la llave del destino no ya militar, sino existencial de toda Europa.

No es verdad que el mayor gasto militar requiera desmantelar el Estado de Bienestar

Diferentes políticos, economistas, periodistas y líderes de opinión vienen diciendo en los últimos días que, para financiar el necesario rearme europeo, es preciso reducir el gasto social: «recortar el Estado de bienestar para construir un Estado de guerra», según decía un artículo reciente de Financial Times.

Esa afirmación es, sencillamente hablando, un engaño que desmienten la teoría económica, los hechos y la historia.

Desgraciadamente, la historia humana está plagada de escaladas armamentistas y guerras, hoy día muy bien documentadas, y, por tanto, es fácil conocer cómo se financiaron y cuál fue el resultado de las diferentes vías utilizadas para ello. Como también se saben perfectamente las desventajas económicas de todo tipo que tiene el gasto militar frente al civil.

En la historia contemporánea, casi siempre han sido financiadas con una combinación de fuentes: impuestos, deuda, ayuda exterior, sobreexplotación de recursos naturales, aportaciones del gran capital privado, o mediante comercio ilegal o mafioso. De entre ellas, sobresalen los impuestos y la deuda y por eso se puede decir que ningún rearme ni guerra tienen buenos resultados económicos (salvo, claro está, para los ganadores si se aprovechan de su victoria para saquear a los vencidos y compensar sus costes).

Por el contrario, reducir el gasto para financiar la defensa o la guerra, en detrimento de los impuestos o la deuda, es un despropósito económico, político y social.

No conviene económicamente porque a menor gasto (por supuesto, incluido el social) hay menos demanda productiva y eso debilita a la economía, cuya fortaleza es fundamental para soportar el gasto militar y el esfuerzo bélico, si la guerra llega a producirse. Es una rémora política porque la menor producción de bienes y servicios civiles merma el apoyo ciudadano y deslegitima a los gobiernos que deben llevar a cabo la escala armamentista. Y reducir el gasto social es también un pesadísimo lastre social en momentos de amenaza o conflictos bélicos porque crea pobreza, exclusión, descontento y rechazo al sacrificio y al patriotismo, cuando se comprueba que estos se hacen recaer desigualmente sobre la población.

Cuando se oye hablar de financiar a los ejércitos conviene informarse para no dejarse engañar. Y quizá no hay mejor vía para ello que conocer lo que hizo el presidente Roosevelt cuando tuvo que declarar el estado de guerra ante la amenaza nazi y el ataque japonés a Pearl Harbor en 1941: introdujo un impuesto general sobre la renta con un tipo que en 1944 fue del 91%, pidió préstamos masivos y multiplicó el gasto público por diez. En solo cuatro años gastó más dinero (en dólares de aquel momento) que desde que se fundó su país, 152 años atrás.

Naturalmente, un estado de guerra que obligó a multiplicar por cuarenta y dos el gasto militar produjo grandes sufrimientos a la población. Pero, al revés de lo que se proponen hacer los dirigentes europeos, los repartió equitativamente y no sólo no detuvo sino que siguió llevando a cabo políticas de bienestar: aumentó el salario mínimo y prohibió el trabajo infantil, comenzaron a pagarse cheques de jubilación y aumentó la cobertura de las ayudas por desempleo y a la pobreza, se multiplicó la construcción de viviendas públicas asequibles, se tomaron medidas contra la discriminación racial en el trabajo, se racionaron alimentos y combustibles para asegurar el suministro a toda la población, se impulsaron las ayudas para educación o vivienda a veteranos de guerra… En lugar de disminuir la fuerza del New Deal que puso en marcha frente a la Gran Depresión de 1929, lo continuó y fortaleció. Todo eso hizo posible que la pobreza bajara entre 15 y 20 puntos porcentuales de 1940 a 1944, justo en esos años dramáticos de guerra e ingente gasto militar.

No trato de hacer, ni mucho menos, una defensa de estos últimos como motores de las economías (el PIB de Estados Unidos se duplicó en ese periodo y el programa de gasto masivo de Roosevelt fue la base de su inmenso poder imperial en la posguerra). Simplemente, quiero señalar que afrontar una escalada de gasto militar como la que pretenden los dirigentes europeos, sin reforzar la equidad y dinamitando la cohesión social y el bienestar es una vía suicida que traerá la consolidación de la extrema derecha y mucha más inseguridad y quizá nuevas guerras en Europa.

La Unión Europea está haciendo el ridículo y paga los platos rotos

El discurso de las dirigentes europeos es mentiroso, catastrofista y amenazante. Busca generar miedo en la población, exagerando las amenazas y mintiendo, como he dicho, sobre su verdadera naturaleza, para que se acepten sin rechistar sus propuestas. Ya lo hicieron en la crisis originada a partir de 2007-2008. Amenazaban con el colapso total de las economías si no se aplicaban cuantiosos recortes del gasto social y resultó, como muchos advertimos, que fueron sus políticas de austeridad las que, en realidad, provocaron su derrumbe. Decían que no había dinero para bienestar, cuando lo hubo y dieron sin límite billones de euros a los bancos privados y a las grandes empresas. Ahora tratan de hacer lo mismo.

Europa no se puede dejar envolver por el discurso de sus dirigentes. Hay razones de sobra para mostrar que se han equivocado provocando a Rusia y luego creyendo que sería posible vencerla militarmente y mediante sanciones económicas. Una estrategia que ha hundido en la miseria y en el dolor a Ucrania y que ha tenido dos vencedores, el país invasor y Estados Unidos, en detrimento de Europa que es quien está pagando de verdad los platos rotos. Es normal que Trump y Putin se esté mofando de todos ellos en su propia cara.

Hay esperanza si se apuesta por la paz

No es verdad, como dicen los dirigentes europeos, que nuestra alternativa sea involucrarnos cada día más en la política de amenazas, dejarnos llevar por el cántico de los belicistas, aumentar el gasto militar y prepararnos para la guerra.

La Unión Europea puede ser, por el contrario, un bastión de sensatez y de luz en los tiempos de oscuridad en los que vivimos si asumiera otros principios fundamentales, quizá como los siguientes:

– La tregua y el fin de la guerra es el objetivo primordial cuando ya se ha desatado. La Unión Europea debe apoyar el camino que lleve a conseguirlos, vengan de donde vengan y lo antes posible.

– La paz sólo puede basarse en la ausencia de amenazas. Europa tendría que asumir sus errores pasados, entender que los acuerdos deben respetarse y que no se puede acosar a ningún país. La mejor contribución que la Unión Europea puede hacer ahora a la paz es reconocer que contribuyó a quebrarla, tal y como hoy día es sabido a través de multitud de testimonios de líderes políticos o diplomáticos.

– Hay que poner sobre la mesa nuevos acuerdos de desmilitarización permanente. Europa debería liderar la apuesta por suscribir los que impulsen la desmilitarización y pongan freno al incremento salvaje del gasto militar. Empezando por la necesaria reconsideración del papel de la OTAN que ha actuado como detonante y aceleradora de conflictos más que como instrumento de la paz.

– La paz a la que aspiremos no puede ser la de los cementerios ni podemos creer que será completa. La paz siempre es imperfecta y seguramente limitada, el resultado de acuerdos frágiles, difíciles y casi siempre en la cuerda floja. Por ello, lo mejor que hay que hacer para alcanzarla y asegurarla es sostener los principios que la rijan sobre una base de respeto mutuo, bienestar y progreso de los pueblos.

– La mejor forma de fortalecer a la Unión Europea y de garantizar su seguridad es lo que hasta ahora no viene sucediendo: la prioridad de sus instituciones debe ser proporcionar mejores niveles de vida a su ciudadanía y reforzar la democracia, liberándose de la influencia de los grupos de interés y de los poderes en la sombra que antidemocráticamente dictan sus decisiones. Hay que impulsar una revisión de los tratados europeos que impulsan las políticas que mantienen a «Europa encadenada», como ha escrito Sami Naïr en su último libro.

– La Unión Europea debe ser realista, pragmática e inteligente. Debería darse cuenta de lo que realmente está ocurriendo en el mundo: el ocaso del imperio estadounidense que sustituyó al británico. Por eso, el haberse dejado caer ciegamente en brazos de los Estados Unidos de Biden (y antes de otros presidentes, aunque ahora en medio de una guerra) ha sido un gravísimo error histórico. Donald Trump no es un loco, ni un pollo sin cabeza, como ingenuamente se quiere hacer creer. Lidera, con mucha más decisión, aunque de forma más desvergonzada, inhumana e ilegal, eso sí, la misma estrategia que Biden: lograr retrasar lo más posible ese colapso creando condiciones que favorezcan la reindustrialización de su economía, incentiven la vuelta de miles de empresas actualmente deslocalizadas y permitan que el dólar siga siendo la moneda de referencia mundial. Cuanto más desconcierto genere, mayor sea la incertidumbre y más debilite al resto de las economías, más fácilmente podría lograr su objetivo.

Por eso, la seguridad y autonomía que debe buscar la Unión Europea no es la militar, sino la económica y la política. Justo las que perderá si apuesta sólo por el rearme

Europa está a tiempo y tiene ante sí una oportunidad única. Salvo un milagro impensable a estas alturas, sus actuales dirigentes no van a saber aprovecharla, suponiendo que tuvieran voluntad de ello y no fueran meros empleados de la industria militar y financiera donde están los únicos beneficiarios de la estrategia de rearme que están defendiendo.

Europa necesita otros principios y también otra clase dirigente. No caerán del cielo, sino que vendrán de donde ha venido siempre el impulso que ha traído paz, democracia, libertad y progreso a las sociedades modernas, de la ciudadanía, de la gente corriente.

Sí, efectivamente; he dicho que vendrán porque tengo la completa seguridad de que, antes o después, la razón de la paz se impondrá sobre la brutalidad de la guerra. Y si logramos que eso sea un empeño generalizado y vibrante, también estoy seguro de que eso ocurriría más pronto que tarde.

miércoles, 12 de marzo de 2025

_- 5 años de la pandemia: 4 aspectos positivos que nos dejó el "mayor experimento psicológico de la historia"

Mujer recibe una vacuna contra el Covid-19


_- "El mayor experimento psicológico de la historia".


Era 2020 y la entonces profesora en psicología de la salud de la Universidad de Vrije en Bruselas, Elke Van Hoof, describía así al confinamiento derivado de la pandemia de covid-19.

En conversación con BBC Mundo, la especialista en estrés y trauma se refería a una medida sin precedentes que a esas alturas se extendía alrededor del mundo y que mantenía bajo algún tipo de cuarentena a 2.600 millones de personas a nivel global.

Cinco años han pasado desde aquel miércoles 11 de marzo en que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la pandemia de covid-19.

Desde entonces, según datos de la OMS, esta enfermedad desató más de 777 millones de contagios y provocó la muerte de más de 7 millones de personas, aunque los expertos de la organización estiman que los fallecimientos asociados a la pandemia ascienden a lo 15 millones.

En el mundo todavía se sienten los incontables y profundos impactos negativos de dicha pandemia.

Sin embargo, algunos analistas destacan que también surgieron aprendizajes positivos de aquel momento tan oscuro. En BBC Mundo destacamos cuatro.

1. El valor de la ciencia y los avances revolucionarios en las vacunas

Sólo 9 meses le tomó a los científicos dar con una vacuna efectiva para combatir el virus Sars-Cov-2. Y lo hicieron a través de un método que revolucionó el desarrollo de los inmunizadores a nivel mundial.

Si bien el uso del ARN mensajero sintético ya se venía estudiando como un mecanismo efectivo para el desarrollo de vacunas desde hacía años, fue la pandemia del covid-19 la que —en los hechos— terminó por acelerar su desarrollo.

Tanto las investigaciones de Pfizer (EE.UU.) junto con BioNtech (Alemania) como las de Moderna (EE.UU.) emplearon ese mecanismo para crear sus vacunas en tiempo récord, permitiendo que millones de personas recibieran dosis a nivel mundial.

El 8 de diciembre de 2020 Margaret Keenan, una mujer de 90 años de Reino Unido, se convirtió en la primera persona del mundo occidental en recibir una dosis aprobada de la vacuna fabricada por Pfizer y BioNTech. Los científicos Katalin Karikó y Drew Weissman, creadores de esa fórmula, recibieron el Nobel de Medicina en 2023.

La carrera por encontrar una vacuna que permitiera inmunizar a la población y evitar más muertes es uno de los mayores legados positivos de la pandemia, según la vocera de la OMS, Margaret Harris.

"Fuimos testigos de avances tecnológicos a una velocidad increíble, le dice a BBC Mundo la también experta en salud pública.

"La tecnología del ARN mensajero ya se conocía, pero ahora estamos viendo cómo se está utilizando para desarrollar otros avances, incluyendo vacunas contra el cáncer", agrega.

Incluso da un paso más allá de lo práctico y afirma: "Entendimos que la ciencia es fundamental".

Los científicos Katalin Karikó y Drew Weissman, recibieron el Nobel de Medicina en 2023 por sus aportes al desarrollo de vacunas durante la pandemia.

FuenLos científicos Katalin Karikó y Drew Weissman recibieron el Nobel de Medicina en 2023 por sus aportes al desarrollo de vacunas durante la pandemia.


Devi Sridhar, profesora de la Universidad de Edimburgo y autora del libro "Prevenible: cómo una pandemia cambió el mundo y cómo detener la próxima", apunta a que los aprendizajes de la pandemia han tenido un impacto en una mejor detección e identificación de nuevos brotes.

"Nuestra capacidad científica ha mejorado, nuestras plataformas son cada vez más avanzadas. Si la pregunta que teníamos al principio de la pandemia era si habrá una vacuna, la pregunta ahora es: ¿qué tan rápido podemos producir una?", sostiene.

La colaboración mancomunada de los países para el desarrollo de estas vacunas y la focalización de los recursos para ese proceso permitieron, según Sridhar, una de las cosas más positivas que nos dejó el covid-19.

Además, hay aprendizajes que nos permiten estar mejor preparados para la próxima pandemia, dice. Por ejemplo, los países que "parecen haberlo hecho mejor, fueron los que tenían poblaciones más saludables antes de la pandemia".

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El método de ARN mensajero sintético revolucionó la producción de inmunizadores tras la pandemia. 

En marzo de 2020 el microbiólogo de la Universidad de Navarra Ignacio López-Goñi fue uno de los primeros científicos en atreverse a señalar que podría haber aspectos positivos relacionados con la incipiente pandemia.

"La pandemia de gripe de 1918 causó más de 25 millones de muertos en menos de 25 semanas. ¿Podría volver a ocurrir algo similar hoy en día? Como vemos, muy probablemente no", afirmaba entonces.

A cinco años, el académico sigue mirando el vaso medio lleno, sobre todo, desde el aspecto científico.

"Hemos avanzado muchísimo... El covid-19 es el virus del que más se ha publicado jamás, el que más se ha estudiado de todos los patógenos infecciosos, más que la malaria, el sida o cualquier otro", dice.

2. Un "nuevo despertar" en la educación

Está bien documentado el impacto catastrófico que tuvo el cierre de escuelas por la pandemia a nivel mundial y, en particular, en América Latina.

El aumento en los niveles de deserción escolar y el retraso en los aprendizajes principalmente en los tramos primarios y secundarios es, según Mercedes Mateo, jefa de la División de Educación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), una de las cicatrices más profundas que ha dejado la pandemia.

Sin embargo, la especialista recalca que esa experiencia también supuso oportunidades excepcionales para el mundo educativo.

"Ha habido de verdad un impacto muy positivo para mover el debate de la educación hacia el siglo XXI, ha servido para repensar los sistemas educativos", dice en conversación con BBC Mundo.

Un avance evidente es que durante y luego de la pandemia, el paradigma de la presencialidad y del aula exclusivamente como un espacio físico y estático quedó atrás.

"Durante la pandemia se puso de manifiesto que el sector educativo era uno de los sectores que menos se había digitalizado", afirma Mateo.

Incluso dice que había cierta demonización y resistencia hacia la digitalización de procesos y prácticas, pero que el covid-19 forzó el camino hacia una educación más híbrida y flexible.

El cierre de escuelas fue una medida que supuso complejos desafíos para las comunidades educativas, en todos sus niveles. 

El cierre de escuelas fue una medida que supuso complejos desafíos para las comunidades educativas, en todos sus niveles.

Fuente de la imagen,Getty Images


Pie de foto,
El cierre de escuelas supuso desafíos enormes, pero también sirvió para repensar los sistemas educativos. 

"El hecho de que se cerraran las aulas hizo que el nivel de prioridad en la agenda política que se le dio a la educación después de la pandemia fuera mayor. Se instaló esa idea de mantener el servicio educativo ante cualquier circunstancia", dice Mateo.

En cambio, Sridhar no está segura de que ante una nueva pandemia los gobiernos tomarán una decisión diferente respecto del cierre de escuelas.

"Está el conocimiento teórico del daño que produjo el cierre de escuelas, pero también está lo práctico: el cómo realmente logras que los padres envíen a sus hijos a la escuela sabiendo que se pueden enfermar", señala.

Por otra parte, Mateo también destaca que se generó mayor conciencia sobre el rol de la escuela en nuestras sociedades.

En su opinión, se demostró que este es mucho más que el lugar en el que niños, niñas y jóvenes van a aprender: es un espacio de contención emocional, social, psicológica y que, además, en muchos casos provee servicios tan cruciales como la alimentación.

3. Recuperación y cambio de paradigma en el trabajo

La destrucción de empleos fue una de las graves consecuencias del covid-19 y la región de América Latina y el Caribe fue de las más golpeadas.

La pandemia además aumentó las brechas en la participación de los jóvenes y las mujeres en el mercado laboral, siendo este uno de los mayores desafíos pendientes.

Pero, dentro de todo, los expertos destacan que si bien queda mucho por avanzar, los impactos de la pandemia en el mercado laboral tuvieron una recuperación relativamente rápida, considerando los niveles de crecimiento económico en los últimos 5 años.

La OIT registra que las tasas de ocupación y desempleo en la región lograron recuperar sus niveles pre pandemia en 2023, es decir, solo ocho trimestres después del inicio del periodo de recuperación, cuando los confinamientos y restricciones de movilidad permitieron a los trabajadores volver a sus trabajos o, a quienes los habían perdido, a reintegrarse.

Y si bien inicialmente la recuperación respondió altamente a la reactivación de trabajos informales, esa proporción ha ido a la baja en los últimos años.

Una mujer se conecta para trabajar desde su casa.

Una mujer se conecta para trabajar desde su casa.

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El teletrabajo llegó para quedarse en muchas industrias. 

Para Gerson Martínez, especialista en economía laboral de la Oficina Regional de la OIT para América Latina y el Caribe, hay varias lecciones positivas que dejó la pandemia en el ámbito del trabajo.

Una de ellas es que las políticas de protección del empleo e ingresos que se implementaron permitieron amortizar el golpe e influyeron positivamente en la recuperación acelerada que se vio particularmente en 2021 en la región, siguiendo la tendencia que se registró en el promedio global.

"Esto es una buena noticia porque nos dice que esas medidas, y esto es una lección aprendida importante para nuestra región, permitieron que esta recuperación se haya dado de forma casi plena", dice en conversación con BBC Mundo.

Para el organismo especializado, además, el mercado en la región ha logrado mantener cierta estabilidad. "Esperemos que esa resiliencia se mantenga, porque creemos que se da justamente porque, y esa también es una lección que dejó la pandemia, se reconoció la necesidad de tener instituciones laborales fuertes".

De todas formas, este 2025 la OIT advirtió en su último informe que esta recuperación ha ido perdiendo fuerza si se mira el panorama global, con amenazas como "las tensiones geopolíticas, el aumento de los costes del cambio climático y los problemas de deuda sin resolver".

Trabajadores caminan por la calle. 

Trabajadores caminan por la calle.

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En América Latina, la fuerza laboral se recuperó de manera acelerada durante los primeros meses tras el fin de los confinamientos.

Pero quizás el cambio más evidente de la pandemia fue el teletrabajo y trabajo híbrido en industrias que antes solo tenían contratos presenciales.

Si bien la evidencia hasta ahora ha señalado que el impacto positivo del teletrabajo en la productividad depende críticamente de la naturaleza de esa labor (y otros factores relativos a las condiciones del empleado) y actualmente empresas a lo largo del mundo están intentando volver a la presencialidad, la experiencia de la pandemia imprimió cambios.

Muchos países avanzaron en legislaciones sobre el teletrabajo para, por ejemplo, incluir mayor flexibilidad en algunas industrias.

Un cambio significativo en el mercado laboral también devino de las aplicaciones de envíos como Uber Eats y Rappi, entre otras, las que abrieron nuevos puestos de trabajo, pero que siguen siendo un desafío en términos de precarización y protección de la relación laboral.

La revolución tecnológica de la pandemia también implica, según Martínez, una "oportunidad de oro" para seguir utilizando esto en favor de la productividad de los mercados. Por ejemplo, con la Inteligencia Artificial que -según él- más que amenazar puestos puede optimizar procesos y la eficiencia de distintas industrias.

4. La importancia de cuidar la salud mental

La pandemia supuso un golpe para la salud mental de la humanidad. No solo entre aquellos que perdieron a sus familiares o para el personal médico que diariamente veía morir a centenares de personas a causa del virus.

El confinamiento, la incertidumbre, la soledad, el miedo y la angustia que se extendió alrededor del mundo hizo que la pandemia se viviera como un escenario traumático en sí mismo.

Organismos como la OMS y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) han hecho detallados informes sobre el aumento en los trastornos depresivos o de ansiedad y la prevalencia de comportamientos e ideaciones suicidas con la pandemia.

Para la psicóloga y escritora Laura Rojas-Marcos, especialista en ansiedad, estrés y depresión, asegura que "la pandemia ha tenido un impacto, no solamente en nuestro día a día, sino también en nuestra memoria emocional y en nuestra manera de relacionarnos. Ha sido un punto de inflexión, no solamente de sufrimiento, sino también de aprendizaje".

"Hoy hay más conciencia sobre la importancia de cuidar la salud mental, de que no es algo que va separado del cuerpo, sino algo que va completamente unido", dice.

Y agrega: "Algunas personas, yo diría que bastantes personas, aprovecharon para hacer una revisión de vida y aprendieron a no dar por sentado a otras personas, a su entorno e incluso a su propia existencia".

Un parque en Nueva York tras el levantamiento de las cuarentenas

Un parque en Nueva York tras el levantamiento de las cuarentenas

Fuente de la imagen,Getty Images


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Al aire libre y con mascarillas, una normalidad que ya no es tan normal.

Un estudio encargado por el servicio mundial de la BBC a GlobeScan detectó en 2022 que el 36% de las personas encuestadas en 30 países alrededor del mundo dijeron que se sentían mejor que antes de la pandemia.

"Muchos declararon que pasar más tiempo con la familia y tener una mejor conexión con su comunidad y con la naturaleza tuvo un efecto positivo, y que tienen más claras sus prioridades generales en la vida", publicó la BBC en octubre de ese año.

Otra de las cosas positivas en términos de salud mental, como han destacado organismos como la OPS, "fue que estimuló la adopción de enfoques innovadores como la telesalud mental".

Eso supuso un cambio radical en cómo hoy los psicólogos ofrecen terapias de diversa índole.

Esa flexibilidad, de hecho, le ha permitido a Rojas-Marco ayudar a personas que de otra manera no tendrían acceso a terapia.

Se ha conectado, por ejemplo, con soldados ucranianos que necesitan apoyo en medio de la guerra con Rusia o con pacientes de zonas remotas, donde la oferta de espacios como estos es mínima.
De acuerdo a la experiencia de Rojas-Marcos y el intercambio que tiene con colegas de todo el mundo, se perciben mayores niveles de tolerancia a la frustración y capacidad de adaptabilidad.

La pandemia también nos habló de la resiliencia y la compasión humana, dos cuestiones que, según la experta, están en el corazón de nuestra naturaleza.

Los gestos de solidaridad fueron momentos luminosos en medio de esa tragedia etiquetada como "el mayor experimento psicológico de la historia".

Para Margaret Harris, la vocera de la OMS, en la pandemia "vimos lo mejor de la humanidad".

martes, 11 de marzo de 2025

_- Qué comer y beber para dormir bien ¿Jugo de cereza ácida? ¿Kiwi?

Una variedad de artículos, entre ellos un tomate, jugo de cereza y un antifaz para dormir, sobre un fondo oscuro.
_- Los expertos siguen explorando la manera en que ciertos alimentos y dietas podrían impactar nuestro descanso nocturno.

Si en tu infancia solías beber leche caliente antes de irte a la cama, o si el año pasado te llamó la atención el cóctel sin alcohol para chicas somnolientas que estuvo de moda en las redes sociales, entonces sabes lo irresistible que puede ser encontrar la comida o bebida perfecta para ayudarte a dormir.

Sin embargo, los expertos señalan que la investigación en este campo apenas comienza, y no existe ningún ingrediente o alimento mágico que garantice un sueño impecable.

Lo que sí está claro es que tanto lo que comes a lo largo del día como tu dieta en general desempeñan un papel importante en la manera en que duermes. Esto es lo que sabemos.

¿Qué podría ayudar?
Algunas investigaciones han hallado vínculos entre el consumo de determinados alimentos y bebidas y un mejor sueño, dijo Marie-Pierre St-Onge, profesora asociada de medicina nutricional de la Universidad de Columbia y coautora del nuevo libro Eat Better, Sleep Better.

En varios ensayos pequeños, por ejemplo, los investigadores descubrieron que los adultos que bebían dos vasos de jugo de cereza ácida al día —uno por la mañana y otro por la noche— dormían más y se despertaban menos durante la noche en comparación con los que tomaban placebos.

Los estudios también han hallado beneficios en el consumo de otros alimentos, como alrededor de 250 gramos de tomate corazón de buey crudos dos horas antes de acostarse, dos kiwis una hora antes de acostarse y un tercio de taza de nueces a lo largo del día.

Sin embargo, muchos de estos estudios fueron financiados por grupos de la industria, por lo que sus conclusiones podrían haber estado sesgadas. Además, tenían varias limitaciones. La mayoría se realizaron en pequeños grupos de personas con características específicas; por ejemplo, 15 atletas de élite, ocho adultos mayores con insomnio o 36 mujeres posmenopáusicas con obesidad. Por esto, es posible que los investigadores no encuentren los mismos resultados en grupos más grandes o diversos.

Algunos ensayos tampoco fueron controlados con placebos, por lo que no es posible saber si sus resultados fueron producidos por los alimentos o por las expectativas que tenían los participantes de que su sueño mejorara, explicó Michael Grandner, director del programa de investigación sobre el sueño y la salud de la Universidad de Arizona.

Dicho esto, en teoría tiene sentido que algunos alimentos puedan ayudar, dijo Grandner. Las cerezas ácidas, los tomates, el kiwi y las nueces contienen melatonina, una hormona que podría ayudar a indicar al cerebro que es hora de dormir, dijo. Otros alimentos ricos en melatonina —como el arroz, la avena, los arándanos, las semillas de girasol, las almendras, los pistachos y algunos hongos— también podrían ayudar, pero los investigadores no han estudiado si tienen efectos similares, dijo St-Onge.

El cerebro también utiliza triptófano, un aminoácido esencial que solo puedes obtener de los alimentos, para generar melatonina, dijo St-Onge. Es bien conocido que el triptófano abunda en el pavo, pero otras fuentes como el pollo, el pescado, el queso, las semillas de girasol, el tofu y los frijoles blancos proporcionan cantidades similares. St-Onge señaló que existen pocas investigaciones sobre si el consumo de alimentos ricos en triptófano podría mejorar el sueño, pero algunos estudios pequeños que han probado suplementos o cereales que contienen el aminoácido han sugerido que podría haber beneficios.

Sin embargo, St-Onge dijo que, en lugar de enfocarse en un solo alimento o nutriente como clave para dormir bien, quizá sea mejor pensar en la dieta como un todo. Cuando los investigadores analizan los hábitos alimenticios y de sueño de personas de todo el mundo, observan que quienes consumen regularmente más frutas y verduras, carbohidratos complejos como la fibra y grasas saludables (de fuentes como el salmón, el aceite de oliva y los frutos secos) tienden a dormir mejor que quienes consumen menos de esos alimentos y nutrientes.

También se han hallado vínculos entre la dieta mediterránea y un menor riesgo de padecer síntomas de insomnio, como problemas para conciliar el sueño o despertarse durante la noche, señaló Arman Arab, investigador del Hospital Brigham and Women’s de Boston, quien dirigió un reciente metaanálisis sobre el tema.

Las dietas que dan prioridad a la fruta, la verdura, los cereales integrales y otros alimentos vegetales son ricas en antioxidantes y otros compuestos que reducen la inflamación, que se ha relacionado con los trastornos del sueño, explicó Erica Jansen, epidemióloga nutricional de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Míchigan. También contienen folato, vitamina B6, zinc y magnesio, que el cuerpo necesita para producir melatonina a partir del triptófano, explicó St-Onge.

Sin embargo, los estudios que han hallado asociaciones entre determinadas dietas y un mejor sueño no pueden demostrar causa y efecto, dijo Arab. Solo pueden mostrar correlaciones.

Las personas que tienden a comer de forma más saludable, por ejemplo, también podrían hacer más ejercicio o comer más temprano o a horas más constantes, todo lo cual es mejor para el sueño, dijo Jansen.

¿Qué podría perjudicar?
Las investigaciones sugieren que quien tiende a comer de forma menos saludable —consumiendo muchos alimentos ultraprocesados, carbohidratos refinados o azúcares añadidos, por ejemplo— corre un mayor riesgo de padecer síntomas de insomnio, dijo St-Onge. Un pequeño estudio que publicó en 2016 encontró una asociación entre consumir más grasas saturadas y azúcares durante el día y una peor calidad del sueño.

Los científicos no entienden del todo a qué podría deberse, dijo; podría ser que estos alimentos provoquen una inflamación que altere el sueño, o que cuando la gente los consume, coma menos alimentos que ayudan a conciliar el sueño.

Y cuando la gente duerme poco, tiende a desear —y a comer— estas opciones menos saludables. Esto puede crear “un ciclo de sueño de mala calidad que conduce a una dieta de mala calidad, lo que creemos que repercute en un sueño de mala calidad”, dijo Jansen.

Cuando se acerca la hora de acostarse, es mejor evitar los alimentos picantes o ricos en grasas, pues podrían alterar el sueño al provocar acidez, dijo Grandner. Y los alimentos salados podrían hacer que uno beba más líquidos, lo que provocaría más visitas nocturnas al baño, dijo St-Onge.

También es buena idea vigilar el consumo de cafeína, apuntó St-Onge. La capacidad de procesar la cafeína tiende a disminuir con la edad, así que si tienes problemas para dormir, dijo, considera la posibilidad de consumir la mayor parte de tu cafeína temprano, por ejemplo antes de las 2:00 p. m.

lunes, 10 de marzo de 2025

Cómo desarrollar el pensamiento crítico de los niños a través de los cuentos. Dialogar sobre lo que no se ha entendido de la lectura o intentar cambiar el final de una historia clásica, sin imponer la interpretación del adulto, ayuda al menor a desarrollar un razonamiento esencial para entender su vida diaria y empatizar con los demás

Pensamientos niños
El pensamiento crítico invita a parar y cuestionarse si algo es lo que parece o podría ser de otra forma.

La lectura de un cuento tiene varios objetivos.  El principal es disfrutar con la historia, aunque también se ponen en marcha otros propósitos como que el menor se relaje, que aprenda a mantener la atención, que las palabras le ayuden a adquirir nuevo vocabulario o que logre más soltura a la hora de leer. Sin ser conscientes, también se activa el desarrollo del pensamiento crítico. Esta capacidad tan necesaria de reflexionar, analizar, incluso dudar de las afirmaciones o razonamientos de la vida cotidiana, se puede empezar a trabajar desde la infancia, y se refuerza a través del diálogo.

Para ejercitarlo desde la niñez a través de la lectura conviene mantener una conversación con el pequeño lector. “Lo que se denomina lectura dialógica”, explica Begoña Regueiro, profesora de Literatura Infantil y Didáctica de la Literatura en la Universidad Complutense de Madrid y directora del Grupo Educación Literaria y Literatura Infantil (ELLI). “Este es un ejercicio basado en hacer preguntas al lector sin imponer la interpretación del adulto, porque la literatura tiene varias capas y lo que entiende un padre o madre no tiene por qué ser lo mismo que entienden los niños”, explica. “Cada uno descubre lo que necesita descubrir en ese momento y el hacerlo solos es muy gratificante para los menores”, añade Regueiro.


“El razonamiento crítico es un proceso cerebral donde se unen la corteza prefrontal, que nos permite reflexionar, planificar y fijar la atención, y la amígdala que genera las emociones”, explica David Bueno, doctor en Biología en la Universidad de Barcelona. “Además, es una capacidad que el menor va adquiriendo desde el momento en que empieza a fijar la mirada en las ilustraciones de los cuentos”, prosigue, “y aunque en ese momento no sepan comunicarse con palabras, sí que capta el estado emocional de su interlocutor. Por eso, a medida que crezca y vayan adquiriendo vocabulario, empezará a pensar sobre lo que le contamos y tendrá elementos para reflexionar”.

Regueiro afirma que, aunque en los primeros años no haya un diálogo cuando se les lee un cuento, las canciones, las nanas o los juegos de manos, como los Cinco Lobitos, ya transmiten un mensaje que ayuda a niños y niñas a ir comprendiendo el mundo que les rodea y a las personas con las que conviven. En su libro El arte de ser humanos (Destino, 2025), Bueno explica también la importancia de hablar a los menores desde que son bebés y de la capacidad de desarrollar un pensamiento reflexivo y crítico a través de la literatura y el diálogo. “Incluso de adquirir la aptitud de entender al otro, es lo que la neurociencia llama Teoría de la mente, que consiste en la capacidad que tenemos de saber que lo que piensan otras personas es diferente de lo que pensamos nosotros”.
A través de preguntas sobre la historia, los menores ven que los cuentos se pueden reinventar.

A través de preguntas sobre la historia, los menores ven que los cuentos se pueden reinventar. José Luis Pelaez (Getty Images)

Por ejemplo, la filósofa Sara Terol Bertomeu explicaba en la Revista de Filología Española en 2016, en su artículo La competencia lecto-literaria para el desarrollo del pensamiento crítico. Ética y estética en la literatura infantil y juvenil, que leer cuentos a los niños les pone en contacto con diferentes vidas, personajes y situaciones y, de esta manera, el lector de literatura infantil y juvenil está aprendiendo a dialogar con el otro, a emocionarse con su relato. Terol añadía en el texto que esta interpretación, que ponerse en el lugar del otro, es esencial para el análisis del pensamiento crítico y fundamental para conseguir una independencia reflexiva.

Regueiro sostiene que esa capacidad de razonar también sirve para cambiar los finales de las historias: “Sobre todo de los cuentos clásicos”. La profesora relata que, en una sesión en un colegio, una niña le preguntó por qué el personaje de Ricitos de oro era rubia: “A través de preguntas como ¿por qué creéis que es así? o ¿cambiarías algo si el personaje fuera de otra manera?, los menores vieron que los cuentos se pueden reinventar y darles otro final para profundizar en otros temas”. Es por eso que la docente diferencia entre competencia lectora y competencia literaria: “La primera es instrumental, entender lo que pone el texto, pero la segunda requiere una comprensión e implica un pensamiento crítico”.

Ellen Duthie es escritora y codirige la editorial Wonder Ponder, especializada en practicar filosofía a través de la literatura infantil. Ella considera que el pensamiento crítico invita a parar y cuestionarse si algo es lo que parece o podría ser de otra forma. Y apunta que cuando un niño hace una pregunta, cuando empiezan con la fase del por qué, lo que están intentando es parar al adulto y decirle “¡párate conmigo!”. La escritora considera que es importante mantener un diálogo con ellos: “Pero no tanto preguntar genéricamente si les ha gustado el cuento porque es más fácil que la conversación se acabe enseguida, si no interrogar sobre lo que el menor no haya entendido o le haya parecido raro”. Para Duthie, este pequeño genera una conversación más rica y le da un punto de vista filosófico a la conversación que, para ella, es la raíz de unos buenos hábitos de pensamiento crítico. El aprender a reflexionar desde la infancia también facilita adquirir antes una mayor comprensión lectora. Eso sí, Duthie aconseja no obsesionarse.

domingo, 9 de marzo de 2025

Mi corazón de traidor

Mi corazón de traidor” (Anagrama, 2012) es el título de un magnífico libro de Rian Malan, periodista, documentalista y compositor sudafricano en el que se pregunta por el sentido de su lucha en la causa de los negros.

Rian Malan, amigo de negros, activista anti-apartheid, se consideraba a sí mismo un «blanco justo», al margen de los pecados de sus antepasados, hasta que comenzó a trabajar como reportero de sucesos para un periódico de Johannesburgo, y descubrió que en otro país su tarea hubiera sido informar sobre delitos comunes, pero en Sudáfrica cubría el frente de una guerra civil no declarada. Malan escribe sobre el horror de Sudáfrica aceptando el horror escondido en su propio corazón, en su corazón de traidor.

Yo me pregunto algo parecido cuando tomo partido en la guerra de los sexos. Una guerra que, según Spengler, ”existe desde que hay sexos, una guerra silenciosa, amarga, sin cuartel”. ¿Qué hace un hombre, me pregunto, defendiendo la causa de las mujeres? ¿Es que no saben defenderse solas de la opresión, de la injusticia, de la discriminación? ¿Es legítimo que quienes hemos permanecido durante siglos oprimiendo queramos desplegar ahora la bandera de la liberación? Lo más lógico ante esta posición de algunos hombres es que las mujeres manifiesten recelo, desconfianza y, a veces, indignación.

No hay que esperar a que se celebre el Día Internacional de la Mujer, que hoy conmemoramos, para pensar hablar y actuar sobre los problemas que la igualdad entre hombres y mujeres. Que no son pocos. Hay quien piensa que el problema no existe. Ahí está Vox defendiendo con un descaro inconcebible que no existe la violencia de género, a pesar de las evidencias clamorosas y horribles que cada día corrompen nuestra convivencia. Hay quien entiende, lamentable y erróneamente, que ya está todo hecho porque las leyes sobre igualdad son claras y contundentes. Pero, como dice Michel Crozier en el título de uno de sus libros, “No se cambia la sociedad por decreto”. Porque la ley no transforma las concepciones y las actitudes de las personas.

Lo cual no quiere decir que esas leyes no sean necesarias. Leyes de las que se burla nuestra ultraderecha, calificándolas de inútiles, porque siguen existiendo muertes de mujeres, violaciones y acciones violentas. ¿Se han preguntado cómo sería la realidad si no hubieran existido esas leyes?

La protagonista de la liberación de la mujer es la mujer. Entre otras razones porque la liberación es una tarea de quien se libera, no de quien libera. No hay mayor opresión que aquella en la que el oprimido mete en su cabeza los esquemas del opresor. Y si la mujer no evoluciona de poco sirve la acción externa. La libertad concedida solo produce transformaciones superficiales. La libertad conquistada llega a las esferas más profundas.

¿Por qué los hombres tenemos que estar en esta lucha? ¿Por qué tenemos que ser feministas? Porque, en primer lugar, los hombres tenemos mucho que pensar y muchísimo que cambiar. Lo acabamos de ver en estos meses con los dolorosos y lamentables casos de Iñigo Errejón y Juan Carlos Monedero. Hombres convencidos de la causa, que la han defendido públicamente. Llevamos muchos siglos de malos aprendizajes, de costumbres discriminatorias, de prácticas machistas, de lenguaje sexista, de religiones androcéntricas… Esos comportamientos detestables les sirven a Vox y al PP para atacar a la izquierda, pero no les llevan a replantear sus teorías negacionistas.

En segundo lugar porque la cuestión nos afecta de forma directa y persistente en las relaciones personales, laborales y sociales. Buena parte de nuestra vida tiene que ver con la comunicación entre sexos. Una relación que debe ser sana, respetuosa, justa, igualitaria, equilibrada para que se produzca una convivencia feliz.

En tercer lugar porque la coeducación, que es el camino, es una tarea de todos y de todas. En las familias, en las escuelas, en la sociedad, hombres y mujeres tenemos el compromiso de formar en la igualdad a los alumnos y a las alumnas, a los hijos y a las hijas. Porque todavía queda mucha discriminación en las expectativas, en las oportunidades, en las relaciones, en los trabajos, en los juegos, en la elección de carrera, en las tareas. domésticas, en la remuneración del trabajo, en la sexualidad, en la moral, en la publicidad… En todo, porque el androcentrismo se cuela por las rendijas más recónditas.

Y más si se tiene en cuenta que nadie puede garantizar que los logros conseguidos no se pierdan. De hecho, cuando veo comportamientos de algunos jóvenes y de algunas jóvenes de hoy pienso que se ha producido un retroceso. Baste ver el entusiasmo con el que se cantan y bailan letras de canciones rabiosamente sexistas o cómo los celos y los controles de los novios crecen como los hongos…

El avance del feminismo encuentra hoy algunas trabas que quiero plantear, aunque con la brevedad que exige el espacio del que dispongo.

Primera. La ola ultraderechista que nos invade se muestra beligerante contra la “ideología de género”: lo dice Milei en Buenos Aires, Trump en EE.UU., Orban en Hungría, Meloni en Italia, Abascal en España… Son fuerzas que están remando en la dirección opuesta al avance de la igualdad. Existe una perversa alianza entre el poder y el dinero. Y ese matrimonio oscuro tiene fuerza para llegar a través de las redes a las mentes. ¿Si no hay violencia de género por qué habría que luchar contra ella?

Segunda. Existe una trampa sibilina que se suele enunciar con la etiqueta de “el mito de la excepción”. Si una mujer ha podido llegar a la cumbre (en la política, en la ciencia, en la literatura, en la academia, en el ejército)… todas pueden llegar. Pues no. El problema está en que no existe igualdad de oportunidades.

Tercera. La discriminación adquiere formas cada vez más sutiles. Por eso hacen falta mecanismos más elaborados para detectarlas. Y actitudes más comprometidas para superarlas. Dice Alejandro Dumas que las cadenas del matrimonio son tan pesadas que hacen falta dos personas para arrastrarlas y, a veces, tres. Pero, ¿Por qué se considera al adúltero una persona afortunada y a la esposa adúltera una mujer libertina? En esa diferencia está la calve de la discriminación. Cuentan que un rey tuvo noticia de que había en el reino un individuo que se parecía extraordinariamente a él. Curioso, e incluso, inquieto, hizo llamar a palacio a quien decían que era su vivo retrato. Cuando le tuvo en su presencia quedó asombrado de su parecido y decidió invitarle a comer. Al finalizar la comida el rey pregunta a su invitado:

-¿Sabe usted si, por esos años, su madre sirvió en palacio?

No. majestad, quien sirvió en palacio durante aquellos años fue mi padre. El baldón estaba precisamente ahí, en el deshonor de la reina, no en la hombría del monarca. Historias de este tipo demuestran que no hay una moral equivalente, que no existe igualdad, Afortunadamente las cosas están cambiando. Lentamente. Dificultosamente. Pero queda mucho camino por recorrer

Cuarta. Cuando se alcanza un objetivo feminista, suelen aparecer algunos problemas colaterales. Pondré un ejemplo. Cuando se consiguió romper la reclusión de la mujer al ámbito doméstico y comenzó a trabajar fuera de la casa, se encontró con que en la nueva situación tenía que hacer frente a dos trabajos, el de fuera de la casa y el de dentro. Hace tiempo vi una viñeta en la que se encuentra el marido sentado en un sillón de la casa con su maletín de empresario a los pies. La mujer está entrando a la casa con un maletín parecido en la mano. Y él pregunta:

¿Qué hay para cenar?
Por otra parte, hay quien cree que cuando los dos trabajan da igual que la mujer gane más o tenga mejor posición. Pero la cultura sigue imponiendo patrones de comportamiento y actitudes machistas. Detrás de cada mujer empresaria con éxito hay todavía en muchas ocasiones un hombre… mosqueado.

El hombre ha de revisar sus concepciones, sus actitudes y sus comportamientos sexistas. Debe respetar a las mujeres con quienes se relaciona. Ha de compartir con ellas derechos y deberes, dolores y alegrías. Ha de permanecer sobrecogido y admirado hacia la insondable psicología de la compañera de su vida. Lo dice con hermosas e inquietantes palabras Eduardo Galeano: “He dormido al lado de una mujer, he dormido al borde un abismo”.

_- El salario mínimo y la riqueza del empresario más rico de España: una comparación

_- Pensemos en el salario mínimo de España en 2025: 9,26 euros por hora.

Imaginemos una persona que hubiese vivido desde que existe nuestra especie, hace unos 250.000 años.

Imaginemos que esa persona fuese inmortal y que, además, no hubiese hecho nada más que trabajar, sin dormir, ni descansar, durante las 24 horas del día de todos los años desde entonces.

Hasta el día de hoy habría acumulado unos 20.300 millones de euros cobrando ese salario mínimo.

Esa cantidad representa el 18,5 % de la riqueza actual de Amancio Ortega, la persona más rica de España.

Para alcanzar la riqueza que ahora tiene el propietario de Inditex (122.500 millones de dólares, según la revista Forbes) la persona de. nuestra historia tendría que seguir trabajando todas las horas de todos los días de 1,2 millones de años más.

Dicho de otro modo, una persona que ganase el salario mínimo español actual y trabajara a cambio de él todas las horas del día de todos los años, sin dormir, ni descansar, ni comer, ni hacer otra cosa, necesitaría vivir así durante 1,45 millones de años para acumular la riqueza del empresario más rico de España.

No pongo en cuestión, ni critico la riqueza de Ortega, ni su origen, ni su mérito. Eso es otro debate, y la comparación que hago es un simple recurso que utilizo por si a alguien, como a mí, le hace pensar.

(He tomado la idea de hacer esta comparación con datos de España del interesante libro del profesor de la London School of Economics Michael Muthukrishna A Theory of Everyone. The New Science of Who We Are, How We Got Here, and Where We’re Going, (Una teoría de todos. La nueva ciencia de quiénes somos, cómo llegamos aquí y hacia dónde vamos.) The MIT Press, 2023, p. 266. Se puede leer en línea aquí) .

Fuente: 


sábado, 8 de marzo de 2025

7 veces en las que las grandes potencias negociaron el futuro de países y territorios sin contar con las poblaciones afectadas

Neville Chamberlain y Adolf Hitler, en la Conferencia de Múnich de 1938.

Fuente de la imagen,Getty Images

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  • Ucrania no fue invitada a la reunión clave entre funcionarios estadounidenses y rusos en Arabia Saudita esta semana para decidir cómo podría ser la paz en el país.

El presidente ucraniano, Volodymyr Zelensky, dijo que Ucrania "nunca aceptará" ninguna decisión sin su participación en las negociaciones para poner fin a la guerra con Rusia.

La decisión de negociar la soberanía de los ucranianos sin ellos –así como el intento descaradamente desmesurado del presidente estadounidense Donald Trump de reclamar la mitad de la riqueza de minerales raros de Ucrania como precio por el continuo apoyo estadounidense– revela mucho sobre cómo Trump ve a Ucrania y Europa.

Pero esta no es la primera vez que las grandes potencias se han coludido para negociar nuevas fronteras o esferas de influencia sin la participación de la gente que vive en esos territorios.

Esa política de poder autoritaria rara vez termina bien para los afectados, como muestran estos siete ejemplos históricos.

Steve Witkoff, Marco Rubio, Mike Waltz, el príncipe Faisal bin Farhan al-Saud, Mosaad bin Mohammad al-Aiban, Yuri Ushakov y Sergei Lavrov en la reunión sobre Ucrania en Riad el 18 de febrero.Fuente de la imagen,Getty Images Pie de foto,

Representantes de EE.UU. y Rusia se reunieron el 18 de febrero en Arabia Saudita.

1. El reparto de África
En el invierno de 1884-1885, el líder alemán Otto von Bismarck invitó a las potencias de Europa a Berlín para una conferencia en la que se formalizaría el reparto entre ellas de todo el continente africano.

Ni un solo africano estuvo presente en la conferencia que llegaría a conocerse como "El reparto de África".

Entre otras cosas, la conferencia condujo a la creación del Estado Libre del Congo bajo control belga, el lugar donde se produjeron terribles atrocidades coloniales y donde murieron millones de personas.

Alemania también estableció la colonia del África Sudoccidental Alemana (actual Namibia), donde más tarde se perpetró el primer genocidio del siglo XX contra los pueblos colonizados.

Ni un solo africano estuvo presente en la conferencia que llegaría a conocerse como "El reparto de África".Fuente de la imagen,Getty Images Pie de foto,Ni un solo africano estuvo presente en la conferencia que llegaría a conocerse como "El reparto de África".

2. La Convención Tripartita
No fue sólo África la que se dividió de esta manera. En 1899, Alemania y Estados Unidos celebraron una conferencia y forzaron a los samoanos a un acuerdo para dividir sus islas entre las dos potencias.

Esto se produjo a pesar de que los samoanos expresaron su deseo de autogobierno o de una confederación de Estados del Pacífico con Hawái.

Como "compensación" por no haber obtenido Samoa, Reino Unido recibió el control de Tonga.

La Samoa Alemana quedó bajo el dominio de Nueva Zelanda después de la Primera Guerra Mundial y siguió así hasta 1962. La Samoa Estadounidense (además de varias otras islas del Pacífico) sigue siendo territorio de Estados Unidos hasta el día de hoy.

Soldados de Nueva Zelanda tras capturar la Samoa Alemana.  de la imagen, Getty Images Pie de foto,Soldados de Nueva Zelanda tras capturar la Samoa Alemana.

3. El Acuerdo Sykes-Picot
Cuando la Primera Guerra Mundial estaba en pleno apogeo 1916, los representantes británicos y franceses se sentaron para acordar cómo dividirían el Imperio Otomano una vez que terminara el conflicto.

Como potencia enemiga, los otomanos no fueron invitados a las conversaciones.

Juntos, el inglés Mark Sykes y el francés François Georges-Picot rediseñaron las fronteras de Medio Oriente en función de los intereses de sus respectivas naciones.

El Acuerdo Sykes-Picot contradecía los compromisos asumidos en una serie de cartas conocidas como la correspondencia Hussein-McMahon. En estas cartas Reino Unido prometía apoyar la independencia árabe del dominio turco.

El Acuerdo Sykes-Picot también contradecía las promesas que hizo Reino Unido en la Declaración de Balfour de respaldar a los sionistas que querían construir una nueva patria judía en la Palestina otomana.

El acuerdo se convirtió en la fuente de décadas de conflicto y mala gestión colonial en Medio Oriente, cuyas consecuencias siguen sintiéndose hoy.

Mapa que muestra las áreas de control e influencia en Medio Oriente acordadas entre los británicos y los franceses. Fuente de la imagen, Getty Images Pie de foto,

El inglés Mark Sykes y el francés François Georges-Picot rediseñaron las fronteras de Medio Oriente en función de los intereses de sus respectivas naciones.

4. El Acuerdo de Múnich
En septiembre de 1938, el primer ministro británico, Neville Chamberlain, y el primer ministro francés, Édouard Daladier, se reunieron con el dictador fascista italiano Benito Mussolini y con el alemán Adolf Hitler para firmar lo que se conocería como el Acuerdo de Múnich.

Los líderes intentaron evitar la propagación de la guerra por toda Europa después de que los nazis de Hitler fomentaran un levantamiento y comenzaran a atacar las zonas de habla alemana de Checoslovaquia conocidas como los Sudetes. Lo hicieron con el pretexto de proteger a las minorías alemanas. Ningún checoslovaco fue invitado a la reunión.

Muchos todavía consideran la reunión como la "traición de Múnich", un ejemplo clásico de un intento fallido de apaciguar a una potencia beligerante con la falsa esperanza de evitar la guerra.

5. La Conferencia de Évian
En 1938, 32 países se reunieron en Évian-les-Bains, Francia, para decidir qué hacer con los refugiados judíos que huían de la persecución en la Alemania nazi.

Antes de que comenzara la conferencia, Reino Unido y Estados Unidos habían acordado no presionarse mutuamente para elevar la cuota de judíos que aceptarían en suelo estadounidense o en la Palestina británica.

Si bien Golda Meir (la futura líder israelí) asistió a la conferencia como observadora, ni a ella ni a ningún otro representante del pueblo judío se les permitió participar en las negociaciones.

Los asistentes en gran medida no lograron llegar a un acuerdo sobre la aceptación de refugiados judíos, con la excepción de República Dominicana. Y la mayoría de los judíos en Alemania no pudieron irse antes de que el nazismo empezara con el Holocausto.

En 1938, 32 países se reunieron en Évian-les-Bains, Francia, para decidir qué hacer con los refugiados judíos que huían de la persecución en la Alemania nazi.Fuente de la imagen,Getty Images Pie de foto,En 1938, 32 países se reunieron en Évian-les-Bains, Francia, para decidir qué hacer con los refugiados judíos que huían de la persecución en la Alemania nazi.

6. El Pacto Molotov-Ribbentrop
Mientras Hitler planeaba su invasión de Europa del Este, quedó claro que su principal obstáculo era la Unión Soviética. Su respuesta fue firmar un tratado inverosímil de no agresión con la URSS.

El tratado, que lleva el nombre de Vyacheslav Molotov y Joachim von Ribbentrop (los ministros de Asuntos Exteriores soviético y alemán), garantizaba que la Unión Soviética no respondería cuando Hitler invadiera Polonia.

También dividió Europa en esferas nazi y soviética. Esto permitió a los soviéticos expandirse a Rumania y los estados bálticos, atacar Finlandia y tomar su propia parte del territorio polaco.

No es de extrañar que algunos en Europa del Este vean las actuales conversaciones entre Estados Unidos y Rusia sobre el futuro de Ucrania como el renacimiento de este tipo de diplomacia secreta que dividió a las naciones más pequeñas de Europa entre las grandes potencias en la Segunda Guerra Mundial.

El Pacto Mólotov-Ribbentrop, un acuerdo conocido como el Tratado de No Agresión entre Alemania y la Unión Soviética, se firmó en Moscú el 23 de agosto de 1939.Fuente de la imagen,Getty Images Pie de foto,

El Pacto Mólotov-Ribbentrop, un acuerdo conocido como el Tratado de No Agresión entre Alemania y la Unión Soviética, se firmó en Moscú el 23 de agosto de 1939.

7. La Conferencia de Yalta
Con la inminente derrota de la Alemania nazi, el primer ministro británico Winston Churchill, el dictador soviético Josef Stalin y el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt se reunieron en 1945 para decidir el destino de la Europa de posguerra.

Esta reunión llegó a conocerse como la Conferencia de Yalta.

Junto con la Conferencia de Potsdam varios meses después, Yalta creó la arquitectura política que conduciría a la división de la Europa de la Guerra Fría.

En Yalta, los "tres grandes" decidieron la división de Alemania, mientras que a Stalin también se le ofreció una esfera de interés en Europa del Este.

Esto adoptó la forma de una serie de Estados amortiguadores controlados políticamente en Europa del Este, un modelo que algunos creen que Putin pretende emular hoy.

Con la inminente derrota de la Alemania nazi, el primer ministro británico Winston Churchill, el dictador soviético Josef Stalin y el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt se reunieron en 1945 para decidir el destino de la Europa de posguerra. Fuente de la imagen, Getty Images

Pie de foto,Con la inminente derrota de la Alemania nazi, el primer ministro británico Winston Churchill, el dictador soviético Josef Stalin y el presidente estadounidense Franklin D. Roosevelt se reunieron en 1945 para decidir el destino de la Europa de posguerra.

* Matt Fitzpatrick es profesor de historia internacional de la Universidad de Flinders, en Australia. Este artículo apareció en The Conversation. Puedes leer la versión original en inglés aquí.