jueves, 14 de abril de 2011

Veinte películas para entender la crisis financiera

Como quiera que la economía puede llegar a ser un asunto bastante abstracto y hasta críptico a veces, quizás el cine sea una buena forma de entender lo que pasó.
A continuación, algunas películas que le resultarán muy útiles, directa o indirectamente, para comprender el asunto:
El último documental premiado con un oscar este año, y del que ya hemos hablado en este blog, es Inside Job.
1. StartUp.Com: la actual crisis financiera tuvo su origen en otra crisis similar, el derrumbe en las bolsas de las empresas punto com (otra muestra de que la economía es una cuestión de fe). Después del estallido de la burbuja en 2000, la Reserva Federal estadounidense bajó las tasas de interés, el germen de todo lo que ha sucedido. Este documental de Chris Hegedus y Jehane Noujaim, sigue de cerca el nacimiento, áuge y caída de una empresa puntocom, con un insospechado énfasis en la humanidad de la pareja protagonista conformada por un tímido geek, Tom, y Kaleil, un “pichón” de Gordon Gekko.Cinema verité del mejor, es un extraordinario documental.
2.The Patch to 9/11: los ataques del 11 de septiembre del 2001, marcaron el comienzo de la crisis en el mercado inmobiliario, otra de las raíces de esta crisis. Esta serie de televisión, está basada en el informe elaborado por el Congreso sobre los ataques, es un pormenorizado recuento de la cadena de acontecimiento que, arrancando con el ataque al World Trade Center en 1993, culminaron con el mayor ataque terrorista de la Historia. Dirigida por David L. Cunningham, su transmisión ha sido motivo de polémica y blanco de los ataques de la derecha y la izquierda norteamericana.
3. Fahrenheit 9/11: aunque desde una posición absolutamente partidista y subjetiva,Michael Moore traza su propia interpretación de los acontecimientos del 9/11.

4. The Power of the Nightmares, The Rise of the Politics of Fear: esta serie de la BBC, escrita y dirigida por el documentalista y excatedrático de Oxford, Adam Curtis; cuenta el origen y la historia de los dos grandes fundamentalismos que chocaron el 11 de septiembre: el islámico y el neoconservador que domina la administración Bush. Al mismo tiempo, desmonta los mecanismos que, basados en el miedo, usan los políticos como forma de control social y devela la verdad tras esa ficción llamada Al-Qada.                                                                                                                                                      
5.The Trap: What happened to our dreams of freedom: otra serie de Curtis, en la que analiza la idea neoliberal de libertad que impera en nuestros días. Partiendo de las investigaciones de John Nash y las teorías de Von Hayek y Milton Friedman, pilares ideológicos de las políticas económicas de Bush, Curtis describes los postulados tras la idea darwinista de un mundo en el que sólo sobreviven los más aptos. Como el mercado de valores.
6.Enron, the Smartest Guys in the Room: hablando de la supervivencia de los más fuertes entendida como filosofía gerencial, qué mejor ejemplo que el escándalo financiero del gigante de la energía, Enron. Este documental de Alex Gibney nos muestra la vida empresarial cuando se ponen en práctica las ideas que Adam Curtisdeconstruye en The Trap. ¿El resultado? Un mundo aterrador guiado sólo por tipos sin humanidad, movidos sólo por el fin último de la obtención de beneficios económicos. Muy probablemente, tras la actual crisis financiera, haya personajes como los de esta película.
7. The Corporation: ejecutivos patológicos, como los descritos por Gibney en Enron, muy probablemente produzcan empresas y corporaciones igualmente enfermas. Basado en el libro The Corporation: The Pathological Pursuit of Profit and Power deJoel Bakan y dirigido por Mark Achbar Jennifer AbbottThe Corporationsienta el mundo empresarial en el diván del psiquiatra con resultados no menos aterradores.                                                                                                    
Ficción:            
8. Wall Street: desde luego, la película por excelencia sobre el mercado de valores. Dirigida por Oliver Stone cuenta el rápido ascenso de un yuppie con poca paciencia y menos escrúpulos, encarnado por Charlie Sheen, de la mano del dios de la avaricia, un tiburón de Wall Street, el paradigma del hombre de negocios desalmado, Gordon Gekko cuya interpretación le valió un Oscar a Michael Douglas.
9. The Grapes of Wrath: la magnitud de la actual crisis financiera sólo es comparable a la del Crack bursátil del 29, que precipitó a los Estados Unidos en la mayor depresión económica de toda su historia. Las Uvas de la Ira, título del clásico filme de John Ford, adaptación de la novela de John Steinbeck, sigue las vicisitudes de una familia de granjeros que sufre los efectos de la Gran Depresión.
10. It’s a wonderful life: aunque considerada como la película navideña por antonomasia, este clásico deFrank Capra es al mismo tiempo un cuento moral sobre la avaricia y la ambición en el mundo de los negocios bancarios.
11. Glengarry Glen Ross: escrita por el gran David Mamet, dirigida por James Foley y protagonizada por un impresionante elenco, la trama de Glengarry Glen Ross se mueve en el mercado de bienes raíces: los negocios no andan bien y para motivar a los vendedores, ¿qué mejor idea que un concurso? El ganador se llevará un flamante Cadillac El Dorado, el primer finalista, un reluciente juego de cuchillos de cocina, el tercer lugar, la calle.
12. Rogue Trader: esta película acaso debía figurar en la lista de docudramas. Dirigida por James Dearden, es el escalofriante relato de uno de los mayores desastres financieros del mundo de los negocios. ¿Por qué escalofriante? Pues porque a uno le cuesta creer que semejante historia haya podido ocurrir: cómo un joven empleado bancario, con suficiente valor, ambición y mucha falta de escrúpulos, puede arriesgar el dinero ajeno a sus anchas bajo la mirada cómplice de sus superiores. Porque, mientras la meta sean los beneficios económicos ¿qué importa todo lo demás? Lo peor, es que siguen ocurriendo este tipo de historias, como el caso de Enron y esta crisis lo demuestran.
13. Changing Lanes: este estupendo filme de Roger Michell, no sólo es un comentario sobre la necesidad de ética y responsabilidad en los negocios, sino también un comentario social sobre las terribles consecuencias que pueden derivarse de la intransigencia a la hora de abordar un conflicto. Samuel Jackson y Ben Affleck dan vida a dos hombres embarcados en una absurda espiral de violencia que muy bien podía evitarse actuando con un poco de sentido común y comunicación.ientras la meta sean los beneficios económicos ¿qué importa todo lo demás? Lo peor, es que siguen ocurriendo este tipo de historias, como el caso de Enron y esta crisis lo demuestran.
14. American PsychoMary Harron adapta la alucinante novela de Brett Easton Ellis, para demostrarnos lo que sucedería si en vez de hacer negocios, Gordon Gekko se abandonara al consumismo y se embarcara en una carrera de asesinatos a gran escala. ¿Consecuencias? Un reguero de cadáveres, buenos trajes, mucha coca y más música de Phill Collins.
15. Boiler Room: dirigida por Ben Youngers, este filme más de una vez suele ser descrito como un cruce entreWall Street y Glengarry Glen Ross. Yo le añadiría, “con una pizca de Rogue Trader“. Nuevamente, la historia de un joven cuya ambición sobrepasa con creces sus escrúpulos.
16. Trading Places: suerte de actualización del cuento del príncipe y el mendigo, en el mundo bursátil. Como consecuencia de una apuesta entre dos potentados, un corredor de bolsa y un vagabundo, intercambian sus vidas. Una interesante comedia dirigida porJohn Landis.
17. Working Girl: dirigida por Mike Nichols, es casi la versión femenina de Wall Street.
18. The Bonfire of the Vanities: una, no muy buena, adaptación de la inmensa novela de Tom Wolfe, dirigida por Brian De Palma. Quizás sea mejor leerse el libro, para aprehender en su justa dimensión el comentario social que se deriva de una historia de dimensiones balzacianas.
19. Other People’s Money: a veces el amor puede surgir en medio de las más imprevistas circunstancias. Como en medio de una adquisición hostil en la bolsa. Dirigida por Norman Jewison, sobre la obra de Alvin Sargent.
20. PI: en esta ópera prima de Darren Aronofsky, las matemáticas y la paranoia se da de la mano en un thriller ambientado en el mercado de valores… Sin mercado de valores… Fuente aquí.
Las agencias de calificación.

martes, 12 de abril de 2011

Fukushima al nivel de Chernóbil

Tokio sitúa un mes después la emergencia nuclear en el peor nivel de la escala internacional. El OIEA considera los incidentes en los reactores 1, 2 y 3 como un solo accidente.
Mientras Japón lucha contra el desastre nuclear un mes después del gran terremoto, la tierra continúa temblando. Esta madrugada (hora española) han sido dos: el primero, que se ha sentido principalmente en Tokio, ha sido de magnitud 6,4 en la provincia de Chiba, según informó la agencia metereológica nipona, una intensidad que no activó la alerta de tsunami pero que hizo temblar los edificios de Tokio; el segundo, en los alrededores de Fukushima, de magnitud 6,3. E
Japón ha tardado un mes en admitir la realidad del accidente de Fukushima. Esta madrugada (hora española), el Gobierno de Tokio ha admitido que el desastre merece un 7 en la escala de sucesos nucleares (en la escala internacional del 0 al 7 de accidentes nucleares INES, por sus siglas en inglés) debido a los altos niveles de radiación detectados tras las fugas de la central. El salto de 5 a 7, sitúa el accidente en el nivel de Chernóbil, ocurrido hace 25 años, el único precedente. La Agencia de Seguridad Nuclear japonesa (NISA) ha admitido el cambio de nivel porque la emisión de yodo radiactivo ha sido de decenas de miles de terabequerelios, un nivel que ha considerado como un 10% de la emisión de Chernóbil.
Y por su parte, el Organismo Internacional de la Energía Atómica (OIEA), ha confirmado en un comunicado la nueva valoración del accidente, mientras que en el mismo comunicado considera que los daños sufridos en los tres primeros reactores se consideran ahora como un solo incidente, incidente que merece la calificación de nivel 7, informa Efe. Hasta ahora, los daños sufridos en esos reactores estaban considerados como incidentes separados, calificados con un 5. Mientras tanto, la unidad 4 de Fukushima permanece en el nivel preliminar 3 de la escala. El OIEA, además, añade que la nueva calificación "requiere aplicar amplias y planeadas contramedidas".
Especial de El País sobre el accidente de Japón.

lunes, 11 de abril de 2011

20 años de Linux y lo mejor está por venir

Jim Zemlin, responsable ejecutivo de la Fundación Linux abrió el evento Linux Foundation Collaboration Summit 2011 que se celebra estos días en San Francisco con la mente puesta en la celebración de los primeros veinte años de Linux.
Un aniversario que se celebra con el vídeo e infografía que ilustran este artículo y que repasa la historia desde la creación del kernel por Linus Torvalds en 1991 hasta el sistema que usado con herramientas GNU dan lugar al GNU/Linux, el ejemplo más destacado de software libre.
Zemlin, en silla de ruedas por un accidente de esquí, sacó pecho de la situación de Linux en la conferencia inaugural del evento de la fundación que dirige, destinada a la promoción de Linux y estandarización de componentes de hardware y software para el sistema operativo GNU/Linux.
El ejecutivo señaló que Linux está presente en multitud de mercados y servicios, usado en sistemas de control de tráfico aéreo, en submarinos nucleares, en el mayor proyecto de investigación mundial (CERN – colisionador de hadrones) o creando los efectos especiales de películas tan avanzadas como Avatar.
Zemlin señaló que Linux es responsable del 72 por ciento de las transacciones electrónicas mundiales de las bolsa de valores, recordando la retirada de sistemas Windows y la apuesta por Linux de uno de los mayores mercados bursátiles mundiales, el London Stock Exchange ahora gobernado por servidores con Novell SUSE Linux Enterprise.
No olvidó Zemlin el monopolio absoluto de Linux en servidores de misión crítica y de alto rendimiento recordando la impresionante cuota de mercado del sistema libre en los 500 mayores servidores mundiales, nada menos que el 96 por ciento. Tampoco obvió la presencia de Linux en dispositivos portátiles y telecomunicaciones, citando el Kindle de Amazon como líder en el sector del libro electrónico o los smartphones con Android que ya lideran el mercado de teléfonos inteligentes.
También hubo tiempo para repasar otros detalles escabrosos en los que está envuelto el mundo Linux, algunos relacionados con Microsoft. Compañía a la que Zemlin dedicó una puyita considerable ya que ha su juicio Linux ha superado a Microsoft en casi todos los mercados exceptuando las computadoras de escritorio.
Para terminar el responsable ejecutivo de la Fundación citó algunos de los proyectos más interesantes en los que están trabajando como el nuevo grupo de trabajo de alta disponibilidad, la liberación de las especificaciones del Carrier Grade Linux 5.0 (norma para equipos de comunicaciones) o el proyecto Yocto con mejoras en la interfaz de programación y sistema de compilación para linux embebido.
En resumen y dejando a un lado polémicas varias, que Linux está en plena forma veinte años después de la creación del kernel. No te pierdas el vídeo conmemorativo de la celebración:

domingo, 10 de abril de 2011

Más sobre el horror de Kosovo

El Consejo de Europa y la exfiscal Carla del Ponte denuncian a la guerrilla de Kosovo como responsable de haber traficado con órganos de presos serbios, y al primer ministro, de estar detrás de la trama. En Albania, centro del presunto negocio, todos lo niegan. Serbia pide un juicio.
Ya reflejé la noticia del Informe sobre Kosovo. ...Y ha vuelto a ser noticia por culpa de un demoledor informe del Consejo de Europa, el organismo que vela por los derechos humanos en el Viejo Continente, que sitúa en este anodino rincón de Albania el centro neurálgico de un monstruoso negocio: el tráfico de órganos de prisioneros serbios que se habría producido entre el verano de 1999 y el de 2000, nada más terminar la guerra de Kosovo. Un conflicto que causó alrededor de 11.000 muertos, 1.600 desaparecidos, y supuso el tiro de gracia para Yugoslavia, el sueño de comunismo autogestionario del mariscal Tito.
El autor del informe, el senador y exjuez suizo Dick Marty, asegura que los hilos de esta macabra trama los manejaban altos dirigentes del Ejército de Liberación de Kosovo (ELK), la principal guerrilla que lideró la independencia de la región respecto del poder serbio. Al tiempo que acusa al actual primer ministro kosovar, Hashim Thaci, de ser uno de los máximos responsables de la delincuencia organizada en esa región. La red lo controlaba todo: transporte de cautivos a través de la frontera con Albania, entonces saturada e incontrolable; casas de acogida que no levantaban sospechas en la población; equipo médico mercenario, chóferes y guardianes, además de los necesarios contactos internacionales.
En algún lugar, en el dédalo de caminos de tierra que rodean el núcleo de Fushë-Krujë, entre parcelas agrícolas, se hallaba la clínica secreta donde, siempre según el citado informe, se extraían los órganos vitales de los prisioneros serbios, que llegaban vivos y eran eliminados con un simple tiro en la cabeza cuando el cliente, en una capital extranjera, estaba listo para recibirlos. Nadie sabe cuantas víctimas se cobró la trama, pero se estima que pudieron ser entre 100 y 300 personas. Gente raptada en Kosovo, a la que se mantenía con vida hasta el momento en que era reclamada la mercancía.
La elección de Fushë-Krujë como centro de las supuestas operaciones no era casual. La distancia al aeropuerto de Tirana (Rinas) se cubre en quince minutos, por penoso que fuera el camino antes de que se construyera la carretera nueva. El portavoz y fiscal adjunto de la Fiscalía serbia para Crímenes de Guerra, Bruno Vekaric, sostiene que los órganos preparados para su comercialización eran trasladados en helicóptero a Rinas. Allí les esperaba un vuelo con destino a Estambul. "A los prisioneros se les quitaban los riñones, el corazón, todo lo que era útil para el tráfico. Tenemos la lista de precios en marcos alemanes. Un corazón eran 80.000 marcos, un riñón, la mitad", dice Vekaric. Los despojos de las víctimas se enterraban en terrenos adyacentes.
El escándalo provocado por estas denuncias ha estremecido al mundo y ha obligado a Eulex (el organismo europeo que se encarga desde finales de 2008 de administrar justicia y velar por la seguridad en Kosovo) a abrir una investigación preliminar... Leer todo el artículo aquí.
El "doctor Frankenstein" y sus 2.400 trasplantes

Islandia rechaza en referéndum pagar por los errores de sus bancos

El 'no' vence en la consulta celebrada ayer para aprobar la indemnización de 4.000 millones de euros que exigen Reino Unido y Holanda por la quiebra de una entidad.
¿Qué haría usted si uno de los grandes bancos españoles hubiera quebrado en Reino Unido y el Gobierno británico exigiera a España un pago de 50.000 euros por familia para saldar esa deuda? Islandia, que ya se había negado en una ocasión a pagar esa factura, se enfrentó ayer a un segundo referéndum sobre si aprueba -o no- devolver a Reino Unido y Holanda 4.000 millones de euros por la bancarrota de una de sus entidades financieras. Y han vuelto a decir no: según los resultados aún parciales, con el 70% de las papeletas escrutadas, el 57,7% de los votantes han rechazado hacerlo, frente al 42,3% que lo han aprobado...
El referéndum fue convocado hace dos meses por el presidente islandés, Oláfur Ragnar Grímsson, que se negó a firmar una ley del Parlamento que estipulaba las condiciones del acuerdo: un pago con intereses del 3% a 37 años. Grímsson es reincidente: en diciembre de 2009 ya forzó una consulta similar, cuando contra todo pronóstico se negó a firmar una ley que obligaba a pagar con intereses del 5,5% en 15 años. El no ganó entonces de forma arrolladora. "Las antiguas condiciones de pago eran muy injustas: las nuevas son mejores, pero si los islandeses van a tener que cargar con una deuda de sus bancos deben tener derecho a decidir. Islandia es una democracia, no un sistema financiero", declaró Grímsson a este diario hace unos días...
Islandia sigue sumida en una profunda crisis, tras los acontecimientos que acabaron con la quiebra del sistema bancario y que obligaron al país a acudir al FMI. Entonces la Bolsa se desplomó, la corona islandesa perdió el 80% de su valor y la caída del PIB ha sido del 15%. El paro ha pasado del 1% al 8%, hay controles de capital -corralito-, ha habido fuertes subidas de impuestos y recortes del gasto público. La incipiente recuperación es aún muy frágil. Y esa fragilidad puede aumentar en caso de que el no salga vencedor: el Ejecutivo avisó a la población de que el rechazo llevaría el caso a los tribunales, donde la factura puede llegar a ser mucho mayor. Además, si los activos del banco quebrado son menores de lo esperado y la corona vuelve a caer, las cifras se dispararían...
La reacción de Reino Unido no se ha hecho esperar. El secretario jefe del Tesoro británico, Danny Alexander, ha expresado hoy su decepción ante la negativa de los islandeses a pagar por el colapso de los bancos:"Está claro que el rechazo declarado por el pueblo islandés a lo que era un acuerdo negociado ha sido obviamente decepcionante", declaró Alexander. "Por supuesto que respetamos su decisión, pero ahora vamos a hablar con nuestros socios internacionales, y parece que este proceso terminará en los tribunales", añadió.
Leer todo el artículo de El País  aquí.. Más sobre Islandia en El País, 11-04-2011 artículo de Gudbergur Bergsson

Jugar con el planeta

Las consecuencias del terremoto de Japón -especialmente la actual crisis en la central nuclear de Fukushima- traen recuerdos sombríos para los observadores de la crisis financiera estadounidense que precipitó la Gran Recesión. Ambos acontecimientos ofrecen duras lecciones sobre los riesgos y sobre lo mal que pueden manejarlos los mercados y las sociedades.
Naturalmente, en cierto sentido no hay comparación entre la tragedia provocada por el terremoto -que ha dejado más de 25.000 personas muertas o desaparecidas- y la crisis financiera, a la que no se puede atribuir un sufrimiento físico tan agudo. Pero cuando se trata de la fusión del reactor nuclear en Fukushima, los dos acontecimientos tienen algo en común.
Los expertos tanto de la industria nuclear como de las finanzas nos aseguraron que la nueva tecnología había eliminado prácticamente el riesgo de una catástrofe. Los hechos demostraron que estaban equivocados: no solo existían los riesgos, sino que sus consecuencias fueron tan grandes que eliminaron fácilmente todos los supuestos beneficios de los sistemas que los líderes de la industria promovían.
Antes de la Gran Recesión, los gurús económicos de EE UU -desde el presidente de la Reserva Federal hasta los gigantes de las finanzas- se jactaban de que habíamos aprendido a dominar los riesgos. Mediante instrumentos financieros innovadores, como los derivados y los credit default swaps (seguros contra el impago de la deuda), se había logrado distribuir el riesgo en toda la economía. Ahora sabemos que no solo engañaron al resto de la sociedad, sino que incluso se engañaron a ellos mismos.
Resultó que estos magos de las finanzas no entendieron las complejidades del riesgo, por no hablar de los peligros que plantean las "distribuciones de cola ancha", un término estadístico que se refiere a situaciones raras que tienen consecuencias enormes, y a las que a veces se llama "cisnes negros". Eventos que supuestamente suceden una vez en un siglo -o incluso una vez en la vida del universo- parecían ocurrir cada diez años. Peor aún, no solo se subestimó enormemente la frecuencia de estos acontecimientos, sino también el daño desmesurado que causarían -más o menos como las fusiones que siguen agobiando a la industria nuclear.
Las investigaciones económicas y psicológicas nos ayudan a entender por qué gestionamos tan mal estos riesgos. Tenemos pocas bases empíricas para juzgar los acontecimientos raros, por lo que es difícil hacer cálculos precisos. En tales circunstancias, no solo empezamos a pensar lo que queremos, sino que puede ser que tengamos pocos incentivos para pensar en absoluto. Por el contrario, cuando los demás cargan con los costes de los errores, los incentivos favorecen el autoengaño. Un sistema que socializa las pérdidas y privatiza las ganancias está condenado a gestionar mal el riesgo.
En efecto, todo el sector financiero estaba plagado de problemas con las agencias y las externalidades. Las agencias de calificación tenían incentivos para dar buenas calificaciones a los títulos de alto riesgo que producían los bancos de inversión que les pagaban. Los creadores de las hipotecas no cargaban con las consecuencias de su irresponsabilidad, e incluso quienes se dedicaron a dar préstamos abusivos o crearon y comercializaron valores diseñados para perder, lo hicieron de manera que quedaron protegidos de acusaciones civiles y penales.
Leer todo el artículo de "El País" de JOSEPH E. STIGLITZ 10/04/2011 aquí.

sábado, 9 de abril de 2011

Adelgazar al Estado. La doctrina de Mellon

Liquidar la mano de obra, liquidar las acciones, liquidar a los agricultores, liquidar las propiedades inmobiliarias". Ese, según Herbert Hoover, fue el consejo que recibió de Andrew Mellon, el secretario del Tesoro, mientras Estados Unidos se hundía en la Gran Depresión. Para ser justos, hay ciertas dudas sobre si Mellon realmente dijo eso; todo lo que tenemos es la versión de Hoover, escrita muchos años después.
Pero una cosa está clara: el liquidacionismo a lo Mellon es ahora la doctrina oficial del Partido Republicano. (Y yo diría que de gran parte de la UE)
Hace dos semanas, los miembros republicanos del Comité Económico Conjunto del Congreso publicaban un informe, Spend less, owe less, grow the economy (Gastar menos, deber menos, hacer crecer la economía), en el que sostenían que recortar drásticamente el gasto y el empleo públicos ante una economía profundamente deprimida crearía en realidad puestos de trabajo. En parte, estaban invocando la ayuda del hada de la confianza; seguiremos con eso en un momento. Pero el argumento principal era puro Mellon.
Esta es la explicación del informe sobre el modo en que los despidos crearían empleo: "Un número menor de empleados públicos hace que aumente la cantera disponible de trabajadores cualificados y con experiencia para las empresas privadas, lo que reduce los costes de la mano de obra". Dejando a un lado los eufemismos, lo que esto viene a decir es que aumentando el paro, en concreto el de los "trabajadores cualificados y con experiencia" -en el caso de que se lo estén preguntando, eso significa principalmente maestros-, podemos reducir los salarios, lo cual estimularía la contratación.
Si lo piensan, hay aquí un problema lógico evidente: los republicanos dicen que la destrucción de empleo conduce a salarios más bajos, lo que conduce a la creación de empleo. ¿Pero no conduciría esta creación de empleo a salarios más altos, lo cual conduce a la destrucción de empleo, lo cual conduce a...? Necesito una aspirina.
Aparte de eso, ¿por qué unos salarios más bajos fomentarían el crecimiento del empleo?
Aquí tenemos una falacia de composición: como los trabajadores de una empresa determinada podrían ser capaces de conservar su empleo aceptando un recorte del sueldo, se podría pensar que podemos hacer que el empleo en general crezca recortando los salarios de todo el mundo. Pero los recortes de sueldo en, por ejemplo, General Motors (GM) han ayudado a mantener los puestos de algunos trabajadores al hacer que GM sea más competitiva que otras empresas cuyos costes salariales no se han reducido. No se produce un beneficio comparable cuando se reducen los salarios de todo el mundo al mismo tiempo.
De hecho, los recortes salariales generalizados casi con certeza destruirían empleo, no lo crearían. ¿Por qué? Porque aunque los ingresos se reducirían, las deudas no lo harían, de modo que una bajada general de los sueldos empeoraría el problema de la deuda, que es, en este momento, el principal obstáculo para la recuperación.
En resumen, el mellonismo está tan descaminado ahora como lo estaba hace 80 años.
Ahora bien, el liquidacionismo no es el único argumento que el informe del Partido Republicano presenta para respaldar la afirmación de que reducir el empleo en realidad crea puestos de trabajo. También invoca al hada de la confianza; es decir, sugiere que los recortes del gasto público estimularán el gasto privado al aumentar la confianza de los consumidores y las empresas, lo cual conduce a la expansión económica.
Hace un año, los conservadores pregonaban con regocijo unos estudios estadísticos que supuestamente mostraban muchos ejemplos del éxito de la austeridad expansiva. Desde entonces, sin embargo, esos estudios han sido desacreditados con más o menos rigurosidad por investigadores meticulosos, sobre todo del Fondo Monetario Internacional (FMI).
Hay que decir en su favor que los que escribieron el informe del Partido Republicano eran claramente conscientes de que las pruebas ya no respaldan su postura. ... "puede impulsar el crecimiento del PIB". ¿En qué circunstancias puede? ¿Impulsarlo en relación con qué? No lo dicen.
¿He mencionado que en Reino Unido, donde el Gobierno que subió al poder el pasado mayo creía a pies juntillas en la doctrina de la austeridad expansiva, la economía se ha estancado y la confianza empresarial ha descendido hasta su nivel más bajo en dos años? Y hasta las nuevas previsiones del Gobierno, más pesimistas, se basan en la suposición de que las enormemente endeudadas familias británicas asumirán aún más deudas en los próximos años.
Pero qué importancia tienen las lecciones de la historia, o los acontecimientos que tienen lugar al otro lado del Atlántico: los republicanos están ahora plenamente entregados a la doctrina de que debemos destruir empleo a fin de conservarlo.
Y los demócratas están oponiendo poca resistencia. La Casa Blanca, en concreto, se ha rendido de hecho en la guerra de las ideas; ya ni siquiera trata de defender los argumentos en contra de los recortes drásticos del gasto en un momento de paro elevado.
Así que este es el estado del debate político en el mayor país del mundo: un partido ha aceptado las falacias económicas de hace 80 años, mientras que el otro ha perdido las ganas de luchar. Y las familias estadounidenses pagarán el pato. -
Ver aquí en el País todo el artículo de PAUL KRUGMAN 03/04/2011.

Manifestación el jueves de juventud sin futuro en Madrid.

La protesta de juventudsinfuturo en Madrid, que juntó a cerca de 10.000 personas según los organizadores, discurrió de forma pacífica y animada en todo momento. Una vez desconvocada, un grupo de unas 300 personas caminó por el Paseo del Prado de forma disgregada, lo cual provocó algunos cortes de tráfico después de que varias de ellas cruzaran vallas para evitar el paso de furgonas de policía. Las cargas de la Policía Nacional culminaron con la detención de 13 manifestantes. Fotogalería de la protesta Ver toda la noticia en el periódico "Diagonal".

La crisis de Islandia

Islandia fue llamada la “Wall Street del Ártico” o el “Tigre Nórdico”, en muy poco tiempo pasó de un crecimiento alto, para un país desarrollado, a convertirse en un país muy endeudado.

Con apenas 320.000 habitantes, los banqueros islandeses quisieron aprovechar la liberalización financiera: el sistema bancario islandés pasó de ocuparse del mercado doméstico a servir de intermediario para otros países, los escandinavos y el Reino Unido principalmente.

Por ejemplo, el banco por internet Icesave perteneciente al banco Landsbanki operó cuentas de ahorro en Holanda y el Reino Unido. Creció hasta tener depósitos por 1.700 millones de euros en el primer país, durante los breves cinco meses en que operó ahí, y por cerca de 5.000 millones de euros en el Reino Unido, durante dos años, gracias a que ofrecía tasas de interés superiores al 5 por ciento.

En una publicación de la Cámara Islandesa de Comercio [1] un funcionario nativo y un académico estadounidense, quien llegó a ser miembro del directorio del Sistema de la Reserva Federal estadounidense, argumentaban, en 2006, que los temores sobre la inestabilidad del sistema financiero de Islandia eran infundados pues todo estaba básicamente bien.

El país tenía el PIB per cápita más alto del mundo en 2005, con muy poca corrupción, bajísima deuda pública (la deuda neta representaba 10% del PIB) y con altísimos niveles de educación y salud. Una excelente muestra de la felicidad que trae a la gente decente el seguir las leyes del mercado y el respeto a la propiedad privada.

El ultraconservador Cato Institute celebraba todavía en febrero de 2008 que el éxito de Islandia se debía en buena parte a sus políticas en favor del libre mercado: los impuestos a los ingresos del trabajo eran de 36 por ciento mientras que los ingresos del capital eran gravados con 10 por ciento.
Las corporaciones gozaban de un gravamen del 18 por ciento, comparado con el 39 por ciento en EEUU, pero el diligente gobierno islandés había ya anunciado una reducción de esa tasa a 15 por ciento [2]. El único foco rojo era un considerable déficit en cuenta corriente.

No obstante la aparente solidez de la economía islandesa, Kaupthing, Glitnir Bank HF y Landsbanki Islands HF -los tres principales bancos islandeses- quebraron en octubre de 2008 tras acumular una deuda de 61.000 millones de dólares, equivalente a 12 veces el producto interno bruto de este país [3].

Tuvieron que ser nacionalizados en ese mes después de que habían sido privatizados en 2003, ¡cinco años duró el sueño del libre mercado! El Cato Institute no ha vuelto a publicar algo sobre Islandia desde febrero de 2008 lo que no habla bien de su honradez intelectual.

Islandia, por supuesto, representa uno de los grandes episodios de catástrofe económica de todos los tiempos. Su economía, capaz de brindar a su población un nivel de vida decoroso, fue secuestrada de forma efectiva por una combinación de ideología de libre mercado y capitalismo de compadrazgo; un trabajo presentado en el congreso celebrado en Luxemburgo al que acabo de asistir muestra que los beneficios de la burbuja financiera han recaído de forma abrumadora sobre una pequeña minoría que ocupa la cima de la distribución de rentas [4].

Islandia cayó en una profunda crisis económica que enfureció a la población. El gobierno debió estatizar los tres bancos y pedir un fondo de rescate al Fondo Monetario Internacional [5].

La corona islandesa se devaluó en 80 por ciento, la bolsa de valores estuvo cerrada por algunos días y el producto interno bruto cayó cerca del 7 por ciento durante 2009. Se estima que fue de cero el crecimiento durante 2010 aunque el PIB creció al fin durante el tercer trimestre de 2010 con respecto al previo.

Los capitalistas islandeses y el gobierno, en complicidad con la Unión Europea y el Fondo Monetario Internacional consiguieron que se socializaran muchas de las deudas contraídas por la banca privada en su desbocada carrera para obtener ganancias.

Empezó una disputa por los montos de las deudas bancarias y los tiempos para cubrirlas. Por ejemplo el Reino Unido exigió el pago no de los 20.000 euros por depósito que marca la legislación europea; sino de entre 50.000 y 100.000 euros. Eso elevaba la deuda islandesa a 2.700 millones de euros por depósitos realizados en el banco Icesave.

El gobierno británico amenazó con incautar los activos del banco Kaupthing (sin relación comercial con el Icesave) aplicando la legislación antiterrorista del Reino Unido.

Ante la propuesta burguesa de que el pueblo islandés pagara todas las deudas que no contrajo; la gente salió a protestar.

Las protestas ciudadanas frente al parlamento en Reykjavik van en aumento. El 23 de enero de 2009 se convocan elecciones anticipadas y tres días después, las caceroladas ya son multitudinarias y provocan la dimisión del Primer Ministro, el conservador Geir H. Haarden, y de todo su gobierno en bloque. Es el primer gobierno que cayó víctima de la crisis mundial.

El 25 de abril se celebran elecciones generales de las que sale un gobierno de coalición formado por la Alianza Social-demócrata y el Movimiento de Izquierda Verde, encabezado por la nueva Primera Ministra Jóhanna Sigurðardóttir.

A lo largo del 2009 continúa la pésima situación económica del país y el año cierra con una caída del PIB del 7%.

Mediante una ley ampliamente discutida en el parlamento se propone la devolución de la deuda a Gran Bretaña y Holanda mediante el pago de 3.500 millones de euros, suma que pagarán todas las familias islandesas mensualmente durante los próximos 15 años al 5,5% de interés. La gente se vuelve a echar a la calle y solicita someter la ley a referéndum. En enero de 2010 el Presidente, Ólafur Ragnar Grímsson, se niega a ratificarla y anuncia que habrá consulta popular.

En marzo se celebra el referéndum y el NO al pago de la deuda arrasa con un 93% de los votos. La revolución islandesa consigue una nueva victoria de forma pacífica. El FMI congela las ayudas económicas a Islandia a la espera de que se resuelva la devolución de su deuda [6].

En noviembre, de 2010, se eligió una Asamblea Constituyente que reformará la carta magna del país para recoger las experiencias de la crisis cuyos trabajos se inician en febrero de 2011. Es claro entonces que el final de la crisis islandesa no se ha escrito aún. ¿Cuándo saldrá Islandia de la crisis y cómo se repartirán los costos? Las respuestas a estas preguntas saldrán de la pugna entre la plutocracia y el pueblo que ya ha obtenido importantes victorias.

La crisis bancaria localizada en Islandia mostró lo que la competencia capitalista ha logrado al ampliar la escala de la acumulación. Islandia, un país muy pequeño, creó las condiciones para concentrar una porción mayor de la que le correspondería de la ganancia bancaria mundial.

Como nos dice el marxismo, la ganancia bancaria proviene del interés cobrado por el tráfico dinerario y resulta de la ganancia originada en las esferas productivas. Al contraerse, durante la crisis, la masa de ganancia generada en la producción, la masa de ganancia bancaria se contrajo también y ello ocasionó crisis bancarias en todo el mundo.

Las quiebras bancarias a diferencia de las de esferas productivas tienen un efecto “perverso”. Si quiebra una empresa productiva y eso arrastra a otras empresas relacionadas con ella se trata de una purga conveniente para el organismo capitalista pues todos los involucrados son capitales total o parcialmente sobrantes que deben destruirse en mayor o menor grado.

La quiebra bancaria arrastra a capitales productivos sobrantes o no. La respuesta burguesa en esta crisis y en otras anteriores ha sido impedirlas , con excepciones como Lehman Brothers, cargándoles a los trabajadores la mayor parte posible de las pérdidas. Es decir que parte de la plusvalía futura será apropiada por el sector financiero sin pasar por la forma de ganancia de empresas productivas.

La crisis islandesa es no una quiebra bancaria sino una serie de ellas que amenaza a todo el sistema productivo del país. ¿Qué hizo posible que se dejara quebrar a los tres principales bancos del país y pareciera no tener efectos devastadores sobre toda la economía?

Krugman dice que la gravedad de la crisis islandesa impidió la aplicación de las medidas ortodoxas y eso condujo a una salida más rápida y menos costosa que otras. Esta interpretación keynesiana encuentra en los excesos del capitalismo las causas de la crisis.

Tendremos que volver a este asunto en otro artículo para tratarlo como amerita, por lo pronto es conveniente puntualizar sobre la crisis económica islandesa:

Se trató de una crisis bancaria de grandes proporciones que empobreció a todo un país que jugó el papel de banca para países más grandes merced a una legislación excepcionalmente beneficiosa para el capital.

Eso potenció durante algún tiempo el crecimiento pero desembocó en una crisis bancaria aún no resuelta y que compromete el futuro rendimiento del capitalismo en Islandia.

Los costos de la crisis no se han cargado íntegramente a los trabajadores islandeses gracias a que se han defendido y logrado victorias parciales. Obviamente las causas de esta crisis rebasan el ámbito nacional. ¿Cuáles serán las posibles soluciones entonces?

Alejandro Valle Baeza es profesor de la Facultad de Economía de la Universidad Nacional Autónoma de México

Referencias:

[1] Mishkin, F.S. y Herbertsson, T. Financial Stability in Iceland. Iceland Chamber of Commerce. 2006 en: http://www.vi.is/files/555877819Financial%20Stability%20in%20Iceland%20Screen%20Version.pdf

[2] Ver “Iceland and Taiwan to Slash Corporate Tax Rates” por Daniel J. Mitchell en http://www.cato-at-liberty.org/iceland-and-taiwan-to-slash-corporate-tax-rates/

[3] Kaupthing era el mayor banco islandés antes de declarase en quiebra. El ex director general de Kaupthing, Hreidar Mar Sigurdsson, y el ex director de la sucursal de Luxemburgo, Magnus Gudmundsson, fueron interrogados el 6 enero de 2011 por el fiscal especial, Olafur Thor Hauksson, tras lo cual el primero pasará 12 días en la prisión de Litla-Hrauni, en el sur del país, y el segundo, siete.

[4] Krugman, P. “El milagro islandés después de la crisis” publicado en The New York Times y traducido para Rebelión por Ricardo García Pérez en http://krugman.blogs.nytimes.com/2010/06/30/the-icelandic-post-crisis-miracle/?utm_source=lasindias.info/blog En el artículo Krugman muestra que el 1 por ciento más rico de la población pasó de tener el 7.5 por ciento del ingreso en 2001 a percibir el 20 por ciento en 2007.

[5] “Justicia detrás de responsables de crisis islandesa” por Lowana Veal en esta web.

[6] “Islandia: La revolución silenciada “ en La haine.org: http://www.lahaine.org/index.php?p=50982
Fuente: Alejandro Valle Baeza. LibreRed.

Más sobre Islandia Lecciones Islandesas Y Gente Independiente Y La Gente no tiene que pagar la locura de sus banqueros, Islandia enjaula a sus banqueros, de El País.

domingo, 3 de abril de 2011

Gabriel Celaya, la poesía social y Facebook.

Recuerdo a Gabriel Celaya, de quien el 18 de marzo se conmemoró el centenario de su nacimiento, en la Feria del Libro de Madrid de 1977. Acompañado de su inseparable Amparitxu, firmaba libros en una de las casetas más concurridas. Acababa de publicar Itinerario poético, una antología preparada y prologada por él mismo y una larga fila de lectores, entre los que yo me encontraba, esperaba el turno para recibir su firma y su dedicatoria.
Era en los albores de la Transición, a muy pocos días de la celebración de las primeras elecciones democráticas después de cuarenta años de dictadura y Celaya -como Blas de Otero- venía acumulando, desde la década de los sesenta, una bien merecida fama de referente de la resistencia antifranquista y de la literatura comprometida.

Sus espléndidos poemas 'La poesía es un arma cargada de futuro' o 'España en marcha', de su libro Cantos iberos (1955), eran inseparables de un estado de conciencia colectiva claramente favorable a la ruptura, a la libertad y a la democracia.

En aquellos días (en aquellos años) las potencialidades movilizadoras, críticas de la poesía de Gabriel Celaya, aunque cuestionadas por el culturalismo novísimo, mantenían un significativo peso en el mundo cultural: eran los tiempos en que Bertolt Brecht compartía cartel en Madrid o Barcelona con los dramas de García Lorca, en que cada estreno de Buero Vallejo era un acontecimiento y en los que los sectores culturales implicados en el cambio combinaban las visitas a los salones de actos de los colegios mayores de la Universitaria (el flamenco, el jazz o el folk se alternaban con lecturas de los versos de Celaya, Otero, Gloria Fuertes, Ángela Figuera, de algunos poetas del 50 o de un Carlos Álvarez que acababa de publicar su memorable Aullido de licántropo) con la asistencia a manifestaciones o con la firma de manifiestos de toda índole.

Celaya, que fue candidato a senador por el PCE en Guipúzcoa en junio de 1977, atravesó la Transición en un discreto segundo plano, fue premio Nacional de las Letras en 1986 y alcanzó a ver el comienzo de la década de los noventa.

Sin embargo hoy, cuando se conmemora su centenario (nació el 18 de marzo de 1911), su presencia en los medios es infinitamente menor que la de otros grandes (y no tan grandes) escritores de nuestra lengua.

¿Se corresponde, ese vacío, con un descrédito de lo social en literatura y con la creciente presencia del yo, de la subjetividad y del apoliticismo? ¿Tiene que ver con la pérdida de sentido de una poesía comprometida en la realidad democrática española? Es probable que la razón de ese olvido se encuentre, a la vez, en la respuesta apuntada en ambos interrogantes. Sin embargo, su poesía alcanzó un nivel de calidad nada desdeñable, especialmente la que escribió a principios de los años sesenta: su tono conversacional y directo influiría en el tono que marcó la poesía de algunos autores posteriores.

En la obra de Ángel González, José Agustín Goytisolo o Jaime Gil de Biedma son visibles ecos de la dicción, el tono, la ironía y la atención a lo cotidiano del Gabriel Celaya de libros como Tranquilamente hablando (1947), Las cosas como son (1949) o Los poemas de Juan de Leceta (1961) -editado por Carlos Barral en la colección Collioure, por cierto-. Pero Gabriel Celaya no limitó su obra poética a esa perspectiva: fue un escritor inconforme también en el plano lingüístico, en el de la reflexión existencial, en el de la indagación metafísica. Son, a ese respecto, memorables algunos poemas de sus libros más tardíos Buenos días, buenas noches (1976) o El mundo abierto (1986).

¿Poeta olvidado? Quién sabe. En todo caso, no es malo que hoy, a la luz del centenario, nos preguntemos qué fue de la poesía social y de los poetas sociales y cuánto de su proteína vive en la lírica del siglo XXI. Por lo que parece, Celaya todavía respira. No es difícil constatarlo: en Facebook se ha abierto una página que, al poco de ser creada, ya ha superado con creces el millar de seguidores. Tal vez los jóvenes habitantes de Internet estén marcando un camino.  MANUEL RICO. El País, Babelia 02/04/2011 (Más aquí)

MOMENTOS FELICES
Cuando llueve y reviso mis papeles, y acabo
tirando todo al fuego: poemas incompletos,
pagarés no pagados, cartas de amigos muertos,
fotografías, besos guardados en un libro,
renuncio al peso muerto de mi terco pasado,
soy fúlgido, engrandezco justo en cuanto me niego,
y así atizo las llamas, y salto la fogata,
y apenas si comprendo lo que al hacerlo siento,
¿no es la felicidad lo que me exalta?

Cuando salgo a la calle silbando alegremente
—el pitillo en los labios, el alma disponible—
y les hablo a los niños o me voy con las nubes,
mayo apunta y la brisa lo va todo ensanchando,
las muchachas estrenan sus escotes, sus brazos
desnudos y morenos, sus ojos asombrados,
y ríen ni ellas saben por qué sobreabundando,
salpican la alegría que así tiembla reciente,
¿no es la felicidad lo que se siente?

Cuando llega un amigo, la casa está vacía,
pero mi amada saca jamón, anchoas, queso,
aceitunas, percebes, dos botellas de blanco,
y yo asisto al milagro —sé que todo es fiado—,
y no quiero pensar si podremos pagarlo;
y cuando sin medida bebemos y charlamos,
y el amigo es dichoso, cree que somos dichosos,
y lo somos quizá burlando así la muerte,
¿no es la felicidad lo que trasciende?

Cuando me he despertado, permanezco tendido
con el balcón abierto. Y amanece: las aves
trinan su algarabía pagana lindamente:
y debo levantarme pero no me levanto;
y veo, boca arriba, reflejada en el techo
la ondulación del mar y el iris de su nácar,
y sigo allí tendido, y nada importa nada,
¿no aniquilo así el tiempo? ¿No me salvo del miedo?
¿No es la felicidad lo que amanece?

Cuando voy al mercado, miro los abridores
y, apretando los dientes, las redondas cerezas,
los higos rezumantes, las ciruelas caídas
del árbol de la vida, con pecado sin duda
pues que tanto me tientan. Y pregunto su precio,
regateo, consigo por fin una rebaja,
mas terminado el juego, pago el doble y es poco,
y abre la vendedora sus ojos asombrados,
¿no es la felicidad lo que allí brota?

Cuando puedo decir: el día ha terminado.
Y con el día digo su trajín, su comercio,
la busca del dinero, la lucha de los muertos.
Y cuando así cansado, manchado, llego a casa,
me siento en la penumbra y enchufo el tocadiscos,
y acuden Kachaturian, o Mozart, o Vivaldi,
y la música reina, vuelvo a sentirme limpio,
sencillamente limpio y pese a todo, indemne,
¿no es la felicidad lo que me envuelve?

Cuando tras dar mil vueltas a mis preocupaciones,
me acuerdo de un amigo, voy a verle, me dice:
«Estaba justamente pensando en ir a verte».
Y hablamos largamente, no de mis sinsabores,
pues él, aunque quisiera, no podría ayudarme,
sino de cómo van las cosas en Jordania,
de un libro de Neruda, de su sastre, del viento,
y al marcharme me siento consolado y tranquilo,
¿no es la felicidad lo que me vence?

Abrir nuestras ventanas; sentir el aire nuevo;
pasar por un camino que huele a madreselvas;
beber con un amigo; charlar o bien callarse;
sentir que el sentimiento de los otros es nuestro;
mirarme en unos ojos que nos miran sin mancha,
¿no es esto ser feliz pese a la muerte?
Vencido y traicionado, ver casi con cinismo
que no pueden quitarme nada más y que aún vivo,
¿no es la felicidad que no se vende?

Canciones

Lucía, Serrat


CAROLE KING You've Got A Friend

When you're down and troubled
And you need some loving care
And nothing, nothing is going right
Close your eyes and think of me
And soon i will be there
To brighten up even your darkest night

You just call out my name
And you know wherever I am
I'll come running to see you again
Winter, spring, summer or fall
All you have to do is call
And I'll be there
You've got a friend

If the sky above you
Grows dark and full of clouds
And that old north wind begins to blow
Keep your head together
And call my name out loud
Soon you'll hear me knocking at your door

You just call out my name
And you know wherever I am
I'll come running to see you again
Winter, spring, summer or fall
All you have to do is call
And I'll be there
Ain't it good to know that you've got a friend

When people can be so cold
They'll hurt you and desert you
And take your soul if you let them
Oh, but don't you let them

You just call out my name
And you know wherever I am
I'll come running to see you again
Winter, spring, summer or fall
All you have to do is call
And I'll be there
You've got a friend

Luz Casal, Entre mis recuerdos

martes, 29 de marzo de 2011

El premio Pritzker para Eduardo Souto de Mora, segundo arquitecto de Portugal que lo gana.

Eduardo Souto de Mora es, tras Álvaro Siza, el segundo creador luso en ganar el "Nobel de arquitectura".- El jurado destaca una obra que une "poder y modestia".

Eduardo Souto de Moura es el nuevo premio Pritzker de Arquitectura, pero tan noticia como esto fue la forma en que se conoció ayer: a través de una filtración que provocó un verdadero ataque de ira en los responsables de la Fundación Hyatt, que atribuye este denominado Nobel de la Arquitectura.

Souto ha realizado la mayor parte de su trabajo en Portugal, aunque entre sus más de 60 proyectos acabados hay obras en Italia, Alemania, Suiza, Reino Unido, Bélgica y España, donde ha construido la Casa de Llabiá, en Girona. 

Entre sus creaciones más relevantes los integrantes del jurado han destacado el Centro Cultural y la Torre Burgo de Oporto (su ciudad natal) o el estadio de fútbol de Braga, que consideran "un trabajo muscular, monumental y acorde con el poderoso paisaje".


lunes, 28 de marzo de 2011

Contra el tópico

Los estereotipos son unos parásitos mentales de lo más persistentes. Es más fácil multiplicar por doce la renta per cápita de un país (en los últimos cuarenta años, la de España ha pasado de 2.413 dólares a 29.651) que acabar con los prejuicios con que nos contemplan los vecinos y que a veces nos llegamos a creer nosotros mismos. Tomemos el caso de las muertes de mujeres: estoy cansada de repetir, para pasmo de los extranjeros pero también de muchos españoles, que si la violencia doméstica está tan omnipresente en nuestra sociedad no es porque seamos los reyes de la degollina y matemos a más mujeres que en ningún otro sitio, sino, por el contrario, porque España es un país pionero en la toma de conciencia para combatir esta barbarie.

Es más, según el III Informe Internacional de Violencia contra la Mujer del Centro Reina Sofía, que analiza a cuarenta naciones (los demás países, algunos tan importantes como Francia, no han sido incluidos porque ni siquiera publican los datos de la violencia machista), en España estamos a la cola en cuanto a número de mujeres asesinadas. Y, así, aquí hay 3,5 muertes por millón de habitantes. Pero en Estados Unidos matan a 9,1 por millón, en Alemania a 4,6, en el Reino Unido a 4,4... Aún más: en Noruega asesinan a 5,5 mujeres y en Finlandia a 9,6... Sorprendente, ¿no? Resulta que en los fríos, civilizados y poco sexistas países del Norte hay muchas más víctimas. Ya sé que quedaría más redondo que la España torera y cañí destacara en el apuñalamiento de hembras ardientes, como en la ópera Carmen (escrita, no lo olviden, por un francés), pero la realidad es de una tozudez inquebrantable: los nórdicos matan mucho más; quizá, se me ocurre, por una mezcla fatal entre el elevado consumo de alcohol y el resquemor que ha producido, en algunos hombres desequilibrados y malvados, la rapidísima evolución feminista de esos países. Pero éste sería el tema de otro artículo.

Es verdad que España ha sido hasta hace poco una sociedad muy machista y atrasada, pero también es cierto que en los últimos 40 años hemos cambiado muchísimo. Hoy estamos tan cerca de la Carmen de Mérimée como de las tribus nómadas de Mongolia: o sea, nada. Somos un pueblo muy poco puritano en materia sexual y de costumbres, entre otras cosas quizá porque, en realidad, y déjenme romper con otro tópico, tampoco somos muy religiosos. De quince años para acá, las vocaciones han bajado en un 30% y las clases de religión católica han perdido más de 500.000 alumnos. Y sólo un 34% de las declaraciones de impuestos dan un porcentaje para el mantenimiento de la Iglesia.

En este contexto, sucesivas leyes han ido normalizando algo que, en general, creo que corresponde al sentir mayoritario de los españoles. Como la Ley de Igualdad, que regula desde el permiso de paternidad hasta la paridad por sexos en las listas electorales; como la última y polémica ley del aborto, que permite interrumpir el embarazo en las doce primeras semanas sin necesidad de justificación; o como la Ley del Matrimonio Homosexual, que cuenta con el apoyo del 66% de la población y que sólo en el primer año de vigencia originó 4.500 bodas. La verdad es que hoy España no destaca por su machismo dentro de la media europea; lo cual no está nada mal, si tenemos en cuenta que, hasta el mes de mayo de 1975, la mujer casada española no podía comprarse un coche, abrir una cuenta en un banco o trabajar sin el permiso de su marido. Hemos cubierto a todo correr un largo trecho.

Los vertiginosos cambios sociales se han incrementado en la última década con el aluvión de inmigrantes. En poco más de diez años han entrado 5,7 millones de extranjeros (un 14% de la población) y hemos pasado de una España homogénea y cerrada a una sociedad de múltiples culturas. En números absolutos, somos el décimo país del mundo con más inmigrantes y, como es natural, todo esto va cambiando el perfil del español. ¡Pero si ni siquiera los toros son lo que eran! Y no sólo porque en Cataluña hayan promulgado una ley prohibiendo las corridas, sino porque las estadísticas muestran un claro descenso de la afición. La fiesta declina y es, en cualquier caso, minoritaria (la apoya entre un 28% y un 37% de la población, dependiendo de las encuestas).

Sólo hay un valor cultural tradicional español que parece seguir indemne: con 340.000 bares, doblamos la media de la UE. Hasta hace muy poco estábamos a la cabeza de Europa en número de bares por habitantes, pero la entrada de Chipre en la UE en 2004 nos hizo descender al segundo puesto. Maldita sea. (ROSA MONTERO en "El País", 28/03/2011).

(Foto del autor, Parque Verde del Mondego y Puente Peatonal Pedro e Inés. Coimbra. Portugal, 22/03/11.

Inaugurado en julio de 2004, es un proyecto del Arquitecto Camilo Cortesão, encuadrado en el programa Polis Coimbra, que abarca las dos márgenes del río Mondego. Es un inmenso espacio verde donde es posible encontrar bares, restaurantes, un parque infantil, pabellones de exposición temporales y el Pabellón Centro de Portugal, diseñado por Souto Moura y Álvaro Siza Vieira.

Uniendo las márgenes izquierda y derecha tenemos el puente peatonal Pedro e Inés, de Adão Fonseca y Cecil Balmond, que fue inaugurado el 26 de noviembre de 2006. Es una estructura antisimétrica con 275 metros de longitud, que se eleva a 10 metros sobre el agua, presentando en el centro una plaza con ocho metros de anchura, definida como lugar de descanso y meditación. 

La falsa ilusión de la austeridad. La crisis económica, Portugal, España y U.S.A.

El Gobierno de Portugal acaba de caer por una disputa respecto a las propuestas de austeridad. La rentabilidad de los bonos irlandeses ha superado el 10% por primera vez. Y el Gobierno británico acaba de rectificar a la baja su previsión económica y al alza su previsión de déficit.
¿Qué tienen en común estos acontecimientos? Todos ellos son pruebas de que reducir drásticamente el gasto cuando uno se enfrenta a un paro elevado es un error. Los defensores de la austeridad predecían que los recortes del gasto reportarían rápidamente dividendos en forma de aumento de la confianza y que habría pocos efectos adversos, o ninguno, para el crecimiento y el empleo; pero se equivocaban.
Por eso es una pena que ahora mismo, en Washington, a uno no se le considere serio a menos que profese lealtad a la misma doctrina que está fracasando tan estrepitosamente en Europa.
No siempre ha sido así. Hace dos años, ante el repunte del paro y de los grandes déficits presupuestarios -ambos consecuencia de una grave crisis financiera-, los dirigentes de los países más avanzados parecían comprender que los problemas debían abordarse por orden, centrándose primero en la creación de empleo combinada con una estrategia a largo plazo de reducción del déficit.
¿Por qué no reducir los déficits inmediatamente? Porque las subidas de impuestos y los recortes del gasto gubernamental deprimirían más las economías, con lo que empeoraría el problema del paro. Y recortar el gasto en una economía profundamente deprimida es contraproducente en gran medida, incluso desde un punto de vista puramente fiscal: cualquier ahorro que aparentemente se consiga se ve contrarrestado en parte por el descenso de los ingresos, a medida que la economía retrocede.
Así que dedicarse ahora al empleo y luego a los déficits era y es la estrategia acertada. Desgraciadamente, es una estrategia que se ha abandonado por culpa de unos riesgos imaginarios y unas esperanzas ilusorias. Por un lado, no paran de decirnos que si no reducimos drástica e inmediatamente el gasto, terminaremos como Grecia, incapaz de adquirir préstamos como no sea a unos tipos de interés desorbitados. Por otro, nos dicen que no nos preocupemos por el impacto de los recortes del gasto sobre el empleo porque la austeridad fiscal creará de hecho puestos de trabajo al aumentar la confianza.
¿Cómo ha funcionado esa historia hasta el momento? Los autodenominados halcones del déficit han estado gritando "que viene el lobo" en relación con los tipos de interés de EE UU más o menos ininterrumpidamente desde que la crisis financiera empezó a remitir, y han interpretado cada pequeña subida de los tipos como un indicio de que los mercados estaban volviéndose contra EE UU. Pero la verdad es que los tipos no han fluctuado a causa de los temores sobre la deuda, sino por la mayor o menor esperanza en la recuperación económica. Y con la plena recuperación al parecer muy lejana todavía, los tipos están ahora más bajos que hace dos años.
¿Pero, aun así, no podría EE UU terminar como Grecia? Sí, claro que sí. Si los inversores deciden que somos una república bananera cuyos políticos no pueden o no quieren luchar contra los problemas a largo plazo, desde luego que dejarán de comprar nuestra deuda. Pero esa no es una perspectiva que dependa, de un modo u otro, de si nos castigamos a nosotros mismos con recortes del gasto a corto plazo.
Si no, que les pregunten a los irlandeses, cuyo Gobierno -tras haber asumido la carga insostenible de la deuda al tratar de rescatar a unos bancos fuera de control- intentó tranquilizar a los mercados imponiendo unas medidas de austeridad absolutamente radicales a los ciudadanos corrientes. Los mismos que instaban a realizar recortes del gasto en EE UU aplaudieron. "Irlanda nos brinda una lección admirable sobre responsabilidad fiscal", declaraba Alan Reynolds, del Instituto Cato, quien afirmaba que los recortes del gasto habían disipado los temores sobre la solvencia irlandesa y predecía una rápida recuperación económica.
Eso fue en junio de 2009. Desde entonces, el tipo de interés de la deuda irlandesa se ha duplicado; la tasa de paro de Irlanda se sitúa ahora en el 13,5%.
Y luego está la experiencia británica. Como sucede con EE UU, los mercados financieros todavía consideran que Reino Unido es solvente, lo que le da cierto margen para seguir la estrategia de dedicarse primero al empleo y luego a los déficits. Pero el Gobierno de David Cameron ha optado en cambio por pasarse a la austeridad inmediata y voluntaria, en la creencia de que el gasto privado compensará de sobra la retirada del Gobierno. El plan de Cameron se basaba en la creencia de que el hada de la confianza lo arreglaría todo.
Pero no lo ha hecho: el crecimiento británico se ha estancado y el Gobierno ha revisado al alza sus previsiones de déficit como consecuencia de ello.
Lo que me lleva de nuevo a lo que pasa por ser un debate presupuestario en Washington estos días. Un plan fiscal serio para EE UU tendría en cuenta las causas a largo plazo del gasto, sobre todo los costes sanitarios, y casi con seguridad incluiría algún tipo de subida de impuestos. Pero no somos serios: la mera mención de usar los fondos de Medicare de manera eficaz se topa con gritos sobre "listas de la muerte", y la postura oficial del Partido Republicano -apenas cuestionada por los demócratas- parece ser la de que nadie debería pagar jamás impuestos más altos. En vez de eso, solamente se habla de recortes del gasto a corto plazo.
En resumen, tenemos un clima político en el que los autodenominados halcones del déficit quieren castigar a los parados al tiempo que se oponen a cualquier medida que aborde nuestros problemas presupuestarios a largo plazo. Y esto es lo que sabemos de la experiencia extranjera: el hada de la confianza no nos salvará de las consecuencias de nuestra locura.
PAUL KRUGMAN El País 27/03/2011

domingo, 27 de marzo de 2011

Sobre centrales nucleares, seguridad y accidentes. No es un tema de tuberías

"El día 26 de noviembre de 2007, sin que los trabajadores que realizaban la operación lo apreciasen, entró parte del líquido por las rejillas de ventilación (...). 27 de noviembre de 2007, el titular (de la central nuclear de Ascó I) intentó descontaminar las rejillas sin conseguirlo (...). El mismo día, el titular ajustó los niveles de alarma y actuación de los monitores de radiación para adecuarlos a los nuevos niveles de radiación existentes en la zona, con objeto de eliminar la alarma y las consiguientes demandas automáticas (...)".
Así describe el informe del Consejo de Seguridad Nuclear español el accidente de Ascó, del que solo tuvo noticias cuatro meses después de ocurrido. (Fuentes, http://www.csn.es/images/stories/actualidad_datos/informes_resoluciones/Respuestas/respuestaresolucion272930ia07.pdf). El accidente, clasificado como de nivel dos en una escala de siete, dio origen a una multa de 15,3 millones de euros por parte de Industria y al procesamiento de cuatro responsables de la central.
El exdirector de Ascó I, Rafael Gasca, y el exjefe de vigilancia radiológica, Francesc González Tardiu, que, según prensa local, fueron destituidos de sus puestos, "pero que aún tienen cargos de responsabilidad", se negaron a declarar el pasado martes ante el juez. La CN Ascó I es propiedad de Endesa, presidida en aquellos días por Manuel Pizarro y hoy a cargo de Borja Prado.
El relato de estos hechos viene a cuento de un problema que se evidencia, una y otra vez, cuando se producen accidentes nucleares, sean de extremo peligro como el de Japón o de importancia menor como Ascó I. Se trata de la falta de transparencia con que actúan muchas empresas propietarias de centrales nucleares, hasta el extremo de que parece legítimo pensar que esa ocultación corresponde a políticas diseñadas y organizadas intencionadamente, extendidas en todo el mundo.


Es cierto que no existen fuentes de energía que no acarreen algún tipo de peligro (aunque ninguna, desde luego, con la potencia letal y la persistencia en el tiempo de la nuclear) y que el debate debería estar "libre de dogmatismo". Pero es absolutamente imposible que los ciudadanos adoptemos ese punto de vista si tenemos la muy fundada sospecha de que somos objeto de un engaño casi permanente. Y eso es lo que ocurre hoy. El miedo de los ciudadanos no se debe solo a la posibilidad de que existan errores humanos, sino a que existan políticas deliberadas de "reducción de márgenes de seguridad" a cambio de beneficios económicos. ¿Cómo es posible que los generadores de emergencia destinados a enfriar los reactores de Fukushima no estuvieran enterrados, sino al alcance del mar? ¿Cómo es posible que el Organismo Internacional de Energía Atómica tuviera tan poca información real sobre las centrales japonesas?
El pánico no lo produce solo la posibilidad de un error humano. Lo peor no es la corrosión de una tubería, sino de un método de trabajo y de un modelo de negocio en el que la soberbia de algunos expertos se une a la codicia de algunos empresarios dispuestos a oír siempre a quien menos gasto reclama. Una fórmula letal cuando se une a la benevolencia de otros muchos, dispuestos a mantener actitudes "comprensivas". Hace pocos días, la prensa local recogía unas declaraciones del director de la central nuclear de Almaraz (propiedad de Iberdrola) reclamando comprensión para sus colegas de Ascó I, a quienes calificó de "profesionales de una trayectoria intachable". "Nadie está libre de cometer un error", aseguró José María Bernaldo de Quirós. Pero en Ascó I el error lo cometió un trabajador (y quizá hubiera sido evitable con una mayor formación). De lo que se acusa a los señores Gasca y González Tardiu no es de cometer un error, sino de fabricar un engaño que mantuvieron durante cuatro meses. A la espera de lo que diga el juez, resulta difícil creer que esa actitud no fuera consecuencia de una política concreta y no de un "arrebato" momentáneo. Algo peligroso cuando Endesa pretende además que Ascó se convierta en cementerio nuclear. (Soledad Gallego Díaz, El País. 27/03/2011) Más información aquí. Protestas masivas en Alemania contra las centrales (Foto del autor, "Paisaje desde el puente peatonal sobre el Mondego" Coimbra. Portugal. Para ver ampliada la foto clik en ella, dos veces)

viernes, 25 de marzo de 2011

¿Qué se debe hacer para crear empleo?

Los economistas neoliberales, representados en España por lo que trabajan alrededor de FEDEA financiados por la banca y las grandes empresas, vienen afirmando que es preciso llevar a cabo reformas laborales para combatir el desempleo.

Normalmente presentan sus propuestas como si fueran el resultado de análisis científicos rigurosos y fuera de toda duda pero es importante que la ciudadanía sepa que no cuentan con más evidencia empírica que la que tienen otros análisis que proponen fórmulas alternativas para combatir el desempleo. Y, en consecuencia, que siguiendo sus propuestas, como se viene haciendo, es completamente improbable que se pueda reducir la tasa de paro que sufrimos.

Los economistas neoliberales afirman que las instituciones del mercado de trabajo (salarios, mecanismos de negociación, sindicatos, costes de despido, formas de contratación...) son las que determinan que haya más o menos facilidad para crear empleo y que, por tanto, son las determinantes de las tasas de paro existentes. Afirman que en países como España esas instituciones constituyen rémoras que impiden que las empresas contraten a más trabajadores y que, por tanto, hay que reformarlas para hacerlas más flexibles, es decir, menos costosas y más favorables a las estrategias empresariales.

El punto de partida de estas formulaciones es considerar que el trabajo es una mercancía más, y que el paro simplemente refleja un exceso de oferta en el mercado que se puede resolver si se baja el precio del trabajo, el salario. Cuando las instituciones son rígidas o inadecuadas (como entienden que ocurre en España) no se producirá ese descenso del salario y por tanto perdurará el paro. Un paro que estos economistas denominan voluntario porque sería el resultado de que los trabajadores no aceptan otras condiciones más flexibles o menos onerosas para las empresas. Las propias clases trabajadoras, y más concretamente los sindicatos que se suponen que son quienes representan sus intereses, serían los culpable de que hubiese desempleo, de lo cual también deducen que lo deseable sería que la presencia sindical fuese mínima, bien haciéndolos desaparecer o reformando la negociación colectiva para lograr que tengan la menor influencia posible en la determinación de las condiciones de trabajo
Hace ya uno sesenta años que economistas como Keynes o Kalecki pusieron de relieve que este enfoque contenía errores de partida esenciales y que la evidencia empírica más bien mostraba que eran otros factores los que actuaban como determinantes de la tasa de paro. Pero, pese a ello, los economistas neoliberales siguen manteniendo esas hipótesis, lo que no se puede explicar sino como el resultado de una opción ideológica, legítima, pero ideológica al fin y al cabo y no científica, como siempre quieren hacer creer cuando presentan sus propuestas.

El hecho de que esta tesis haya sido sostenida por los grandes organismos económicos internacionales, por las patronales y por los grandes centros de poder es lo que ha permitido que, pesar de su falta de fundamento científico, se haya convertido en la inspiradora de las políticas laborales y económicas de los últimos años, orientadas, como se sabe a flexibilizar y liberalizar los mercados laborales.

La consecuencia de ello ha sido que, unidas estas políticas a otras igualmente desalentadoras de la actividad económica, no se han podido crear los puestos de trabajo necesarios y, sobre todo, que el empleo generado ha sido más barato y de peor calidad, lo que ha redundado en el incremento de las rentas de capital frente a la salariales.

Recientemente, mientras que los economistas neoliberales continúan insistiendo en sus propuestas de reforma laboral, se acaba de publicar un artículo en el Cambridge Journal of Economics (2011, 35; pp. 437–457) en el que de nuevo se demuestra (en este caso para la experiencia de 20 países de la OCDE incluida España) que la evidencia empírica no da apoyo a sus tesis.

En su trabajo Capital accumulation, labour market institutions and unemployment in the medium run los economistas Engelbert Stockhammer y Erik Klär demuestran que los factores que tienen que ver con la acumulación de capital y con las variables macroeconómicas que actúan sobre el lado de la demanda tienen una influencia mucho más significativa que las instituciones del mercado laboral sobre las tasas de paro a medio plazo.

Se evidencia así una vez más que las propuestas de reforma de los economistas neoliberales no son las más adecuadas para generar empleo y que, por el contrario, lo mejor que se puede hacer para conseguir crear puestos de trabajo es actuar sobre el mercado de bienes y servicios para lograr que haya demanda efectiva suficiente.

La reforma laboral que proponen y que en parte ha aceptado nuestro gobierno no solo no permitirá generar más empleo (en realidad, así lo reconocieron los defensores más honestos de la propuesta) sino que, a la vista de evidencias como las que muestra este artículo, lo que hará será dificultar que se cree a medio plazo.

Las reformas laborales que plantean los neoliberales y aplicadas en los últimos años perjudican a la creación de empleo porque deprimen la demanda efectiva y, por tanto, empeoran las condiciones de la acumulación del capital. Al igual que sucede con la política monetaria que se ha venido llevando a cabo por el Banco Central Europeo y con el conjunto de políticas que han aplicado los gobiernos.
Para crear empleo hay que hacer otra cosa, según nos sugieren trabajos empíricos como el que acabo de mencionar. Hay que estimular la inversión productiva, hay que crear capital social y sostener una demanda efectiva potente que principalmente puede provenir de la masa salarial, puesto que las rentas del capital y las más altas tienden a dedicarse al ahorro en mucha mayor proporción y éste, en ausencia de las reformas necesarias del sistema financiero, es absorbido por éste último y derivado hacia la inversión especulativa.

La receta más adecuada para combatir el paro facilitando la generación de puestos empleo es crear condiciones macroeconómicas que dinamicen el mercado de bienes y servicios. Actuar sobre el mercado laboral para abaratar el empleo y para proporcionar condiciones más favorables de contratación para la gran empresa no lo garantiza a medio plazo. Podría ser una buena solución para la empresa considerada aisladamente pero no para el conjunto de ellas y, sobre todo, para las pequeñas y medianas que no disponen de la válvula de escape de los mercados globales.
Juan Torres López-
Publicado en Sistema Digital el 3 de marzo de 2011.
(Foto del autor, "Paisaje urbano de Coimbra, Portugal. 22-03-11)

La lección del 'caso Céline'

Semanas atrás el ministro francés de Cultura rechazó, a causa de sus "inmundos escritos antisemitas", el homenaje nacional que se iba a dedicar este año al escritor Louis-Ferdinand Céline en el 50º aniversario de su muerte. Creo que esa exclusión está plenamente justificada y contiene alguna lección implícita que convendría sacar a la luz. Entre otras, nos enseña las diferencias inocultables de valor entre los diversos valores y, a fin de cuentas, la primacía del valor moral sobre todos los demás.
Enseguida se dejarán oír voces de protesta. ¿A quién se le ocurre en estos tiempos comparar valores y luego atreverse incluso a declarar a unos más valiosos que otros? Si para el relativismo ambiental establecer una jerarquía entre las culturas o sus instituciones ya suena a blasfemia y medir los méritos relativos de las personas es cuando menos una operación sospechosa, ¿cómo no va a serlo pretender que hasta los valores mismos se sitúen en una escala de mayor a menor? ¿Acaso no sería más acertado considerar a los valores -los intelectuales, los religiosos, los estéticos, los políticos, los morales, etcétera- independientes entre sí y distribuidos aleatoriamente en los individuos sin marcar diferencia alguna? Pero lo cierto es que las marcamos.
¿Y por qué no podrían los franceses mantener su admiración estética al escritor, y venerarle como merece, mientras reservan para el hombre y el ciudadano más bien su repulsión moral? Sencillamente, por ser imposible conservar intacta la primera si la acompaña la segunda. Al retirarle todo mérito a Céline como sujeto moral, su indiscutible valía literaria queda como en suspenso, e incluso un tanto disminuida.
Se replicará todavía que nadie sería entonces admirable, si para ser tenido por tal fuera preciso serlo del todo y en bloque. A lo más, alguien resultará sumamente valioso en un conjunto muy escaso de valores, al tiempo que solo estimable en muchos otros y hasta despreciable en algunos. La experiencia común nos enseña que el hombre más sabio puede ser un mediocre pintor, pues la carencia de cualidades artísticas no rebaja en nada su celebrada sabiduría. Pero esa experiencia tiene su excepción precisamente en el valor moral.
En este terreno a duras penas se logra sofocar algún escándalo a la hora de enjuiciar a una eminencia falta del suficiente respaldo moral. Ahí está para probarlo el estremecimiento que siguió a la revelación del pasado nazi de Heidegger y que otro ilustre filósofo resumió en esta fórmula que no deja de sonarnos paradójica: "Martin Heidegger fue el más grande de los pensadores y el más pequeño de los hombres". En lo que ahora nos ocupa, el alcalde de París ha sentenciado que Céline fue un "excelente escritor", pero también un "perfecto cabrón". Con el descubrimiento de su flaqueza moral la admiración por tan gran filósofo o por el eximio escritor no se extingue, cierto, pero ¿acaso no quedan ya sus figuras empalidecidas y en entredicho?
Y es que, frente a los demás valores, la peculiaridad de los morales estriba en ser universalmente exigibles. Como explicara Protágoras, el resto de cualidades y destrezas se reparte entre los hombres por naturaleza o por azar según cierta proporción, pues a la sociedad le basta eso para sobrevivir. Con que en nuestra ciudad haya unos pocos panaderos nos aseguramos el suministro diario de pan. Pero el "sentido moral" (el respeto y la justicia) debemos aprenderlo todos, porque su carencia arruina la vida civil o impide la vida humana a secas. Nadie puede pedirnos a todos desarrollar notables facultades musicales o intelectuales, pues no está en la naturaleza o en la vocación de cada uno llegar a ser, digamos, consumado pianista o investigador científico. Por el contrario, el descuido de las capacidades morales desde la familia y la escuela nos es reprochable, porque en ellas se contiene nuestra vocación de personas y de ciudadanos.
Así que, por volver a nuestro punto de partida, los franceses no estaban obligados a cultivar su escritura ni mucho menos a elevarse a la altura literaria de un Céline. Pero este, al igual que todos sus compatriotas en aquellas circunstancias, debía haber alcanzado la altura moral suficiente para ver en los judíos a seres humanos y denunciar su persecución y genocidio. Una sociedad se conforma con unos pocos escritores de indiscutible calidad para disfrutar de la belleza creada por la palabra. Pero un solo ciudadano al que falte la conciencia de la igual dignidad humana, como le faltó a Céline, puede destrozar la vida de muchos o consentir su destrucción.
Bien sabemos que un encumbrado carácter moral no pierde su crédito por notorios que sean sus defectos desde otros ángulos de la excelencia. Pero, al revés, es imposible admirar al genio o al artista con todo entusiasmo si sobre su conducta -privada o pública- se cierne una sombra considerable de sordidez o inhumanidad. Se diría que la excelencia moral es la que más vale porque, sin ella, las demás excelencias valen menos... El País, AURELIO ARTETA 19/03/2011