¿Cómo diseñar bien el menú de un restaurante? Un libro recorre curiosas cartas históricas de EE UU y preguntamos a grafistas por las últimas tendencias.
Cuando los miembros del Cercle de L'Union de San Francisco (EE UU) se sentaron a cenar el 23 de diciembre de 1912 pusieron sus ojos en una carta que hoy consideraríamos, como poco, extraña. El club gastronómico celebraba una velada de "pollo a la cazuela estilo Enrique IV", rey francés del siglo XVI que se propuso que sus súbditos pudieran tomar este plato cada domingo. Sin embargo, el menú no estaba ilustrado con estampas históricas o avícolas, sino con un dibujo de tres pequeños faunos vestidos de cocineros arrastrando hacia los fogones -gracias a una cuerda- a una mujer desnuda y atada. La carta, cuyo sentido sigue siendo un enigma un siglo después -¿querían excitar sexualmente a los comensales o promover el canibalismo de género?-, es una de las joyas recuperadas por la editorial Taschen en el libro Menu design in America. El tomo es un fascinante recorrido visual por la historia de los menús en Estados Unidos desde su aparición a finales del XIX hasta la decadencia en los ochenta, con especial incidencia en su edad dorada, acaecida en la primera mitad del siglo XX.
Además de cartas algo estrambóticas como la de los faunos o la del French Casino de Chicago en 1935 -en la que vemos a una señorita de cuyos pechos mana champán-, el libro recoge elegantes ejercicios de diseño gráfico y auténticas maravillas anónimas de la ilustración. Distinguidos o populares; americanos, chinos o hawaianos; políticamente incorrectos o directamente racistas, los menús trataban -y tratan aún- de reflejar el espíritu de los locales, invitando a los clientes a zambullirse en sus delicias.
"Hay momentos de esplendor en el diseño de cartas y van en paralelo a los avances en la cocina", explica el editor del libro, el coleccionista Jim Heimann. "A mí me encantan las del cambio de siglo y las de los años treinta. Estas últimas aúnan un gran refinamiento con un tono guasón y exploran a fondo las posibilidades de la ilustración. Según te vas adentrando en los sesenta y los setenta, la fotografía empieza a dominar el ambiente y las cartas se vuelven menos satisfactorias visualmente".
Aunque las fotos pueden ser consideradas una vulgaridad en las cartas actuales -al menos en España, están casi reducidas al ámbito de las cadenas de restauración y los menús más viejunos-, es cierto que la exquisitez visual de los menús del libro no se suele encontrar en los restaurantes actuales.
"Por lo general, el arte de las cartas ha ido empobreciéndose. La mayoría de los restaurantes quieren cambiar el menú con frecuencia, así que se lo imprimen ellos desde su ordenador", afirma Heimann. "El uso de la ilustración ya no es lo habitual. Las cartas grandes tampoco están de moda: antes el tamaño importaba a la hora de indicar el prestigio de un restaurante, con lo que se volvieron gigantes, pero eso ya no significa nada".
Hay diseñadores que celebran la desaparición de los menús-sábana que tanto furor causaron en el pasado. Aprovechan y también piden la extinción de rancios clásicos como las carpetitas marrones o azules de polipiel. "No me gusta tener que apartar cosas de la mesa para poder leer los platos tranquilamente", se queja Sergio Ibáñez, del estudio de diseño gráfico Setanta. "El menú no debe pesar tres toneladas, ha de minimizar el contenido al máximo y evitar fundas semipromocionales. Y a poder ser, no usar papeles vegetales o nacarados. ¡Superemos ya esta etapa, por favor! A veces es mejor una hoja plastificada que un álbum de comunión. Tampoco me gustan los que usan papeles en plan artesano, japoneses o con elementos florales incrustados. Prefiero un papel liso, blanco. Como un mantel".
En efecto, una carta cursi o excesivamente larga puede estomagar al comensal con un mínimo gusto. Pero ¿qué condiciones debe reunir entonces una buena? "Tiene que transmitir los valores culinarios del restaurante, permitir la legibilidad y respetar la jerarquía", asegura Pablo Juncadella, del estudio de diseño Mucho.
Como responsable de su identidad visual, Mucho está detrás de las cartas de la cadena de japoneses Sushiitto, las focaccerías Buenas Migas o los restaurantes Petit Comité y Blau en Barcelona. "Son perfiles muy distintos, pero la característica principal es la periodicidad del cambio de menú, lo que determina el diseño enormemente. Otra cuestión es el desgaste: una carta pasa por muchas manos antes de ser repuesta y si está en mal estado da muy mal efecto, por lo que la durabilidad del papel es básica".
Para Juncadella, un ejemplo a seguir en este territorio son los restaurantes del Grupo Tragaluz, que dispone de 18 locales de cuidada estética distribuidos entre Barcelona y Madrid. La empresa encargó a Mario Eskenazi, premio Nacional de Diseño, la factura de la carta del Mordisco o del Bar Tomate, mientras que el joven equipo del estudio Run Design ha ideado las del Luzi Bombón o la del Komomoto, inspirada en el juego oriental tangram. La del restaurante insignia del grupo, el Tragaluz, es obra de Mariscal.
"Aparte del producto y la cocina, que son la base, cuidamos mucho detalles como las cartas, porque la suma de todo hace que el conjunto sea atractivo", afirma Tomás Tarruella, socio fundador del grupo junto a su madre, Rosa María Esteva. "Cuidamos su diseño desde dos puntos de vista: por un lado, cómo y en qué orden se organiza el texto, y por otro buscamos un grafismo en consonancia".
Como escribió el crítico del New York Times Frank Bruni, los menús son una especie de cheerleaders (animadoras) gastronómicas. O, dicho de otra forma, una poderosa herramienta de marketing cuya distribución, colores y posicionamiento de los precios puede promover la compra de determinados platos. "Nosotros no las utilizamos como herramienta para vender más, sino para hacerlo mejor", defiende Tarruella. "El cliente tiene que encontrar lo que quiere, y hay que ayudarle a que acierte en su elección porque si lo hace, querrá volver".
En los menús no solo cuenta el diseño: la elección de las palabras es igual de relevante. Los nombres de los platos y sus explicaciones deben despertar el apetito del lector-cliente. El libro Menu design in America cita una frase de la periodista gastronómica Sara Dickerman que resume el concepto: "El lenguaje de las cartas, con sus guiones, sus comillas y sus explosiones de palabras extranjeras, sirve menos para describir la comida que para administrar tus expectativas. No solo tienta; justifica el desembolso económico que supone cenar fuera".
Leer más aquí en El País Semanal.
domingo, 2 de octubre de 2011
Cómo saquearon la CAM y, hasta ahora, sin consecuencias para los autores. Las deudas las paga el Estado con el dinero de todos.
Las indemnizaciones millonarias a exdirectivos de la Caja de Ahorros del Mediterráneo y la pensión atribuida a su ex directora general rematan el escándalo de la gestión de esta entidad.
La historia de un fiasco, afianzado en el boom inmobiliario, consentido, e incluso alentado, por el Gobierno de la Comunidad Valenciana de Francisco Camps, que utilizó la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) para financiar sus megaproyectos: Ciudad de las Artes, en Valencia; la Ciudad de la Luz, en Alicante, y Terra Mítica, entre otros. Y rematado con la ambición desmesurada de un grupo sin escrúpulos que se lucró en plena ruina de la caja. Así se entiende la deriva de la CAM, el centenario buque insignia de las finanzas de la provincia de Alicante, comandado durante los últimos años por Modesto Crespo, en la presidencia, y Roberto López Abad, como director general, hasta que el pasado 22 de julio fue intervenida por el Banco de España.
En la antesala de la intervención, López Abad y otros cuatro altos ejecutivos se aseguraron un dorado retiro con elevadas prejubilaciones (12,8 millones de euros en total). La sucesora de López Abad, la empleada María Dolores Amorós, no quiso ser menos y se puso un sueldo de 600.000 euros al año y una pensión vitalicia de 370.000. Todo ello sin contar con el visto bueno de los órganos de la entidad, pero con el beneplácito del entonces presidente de la caja, Modesto Crespo, más ocupado en atender las urgencias de su mentor, Francisco Camps, que de los requerimientos del Banco de España para poner orden en las cuentas. El resto de miembros del consejo, conscientes de su papel de comparsas, se mantuvo pasivo y tragando la información que recibían. La CAM pagaba 1.000 euros por cada asistencia al consejo.
Cuando presidía la CAM, Modesto Crespo estaba más atento a urgencias de Francisco Camps que al Banco de España. Leer todo el artículo en El País.
La historia de un fiasco, afianzado en el boom inmobiliario, consentido, e incluso alentado, por el Gobierno de la Comunidad Valenciana de Francisco Camps, que utilizó la Caja de Ahorros del Mediterráneo (CAM) para financiar sus megaproyectos: Ciudad de las Artes, en Valencia; la Ciudad de la Luz, en Alicante, y Terra Mítica, entre otros. Y rematado con la ambición desmesurada de un grupo sin escrúpulos que se lucró en plena ruina de la caja. Así se entiende la deriva de la CAM, el centenario buque insignia de las finanzas de la provincia de Alicante, comandado durante los últimos años por Modesto Crespo, en la presidencia, y Roberto López Abad, como director general, hasta que el pasado 22 de julio fue intervenida por el Banco de España.
En la antesala de la intervención, López Abad y otros cuatro altos ejecutivos se aseguraron un dorado retiro con elevadas prejubilaciones (12,8 millones de euros en total). La sucesora de López Abad, la empleada María Dolores Amorós, no quiso ser menos y se puso un sueldo de 600.000 euros al año y una pensión vitalicia de 370.000. Todo ello sin contar con el visto bueno de los órganos de la entidad, pero con el beneplácito del entonces presidente de la caja, Modesto Crespo, más ocupado en atender las urgencias de su mentor, Francisco Camps, que de los requerimientos del Banco de España para poner orden en las cuentas. El resto de miembros del consejo, conscientes de su papel de comparsas, se mantuvo pasivo y tragando la información que recibían. La CAM pagaba 1.000 euros por cada asistencia al consejo.
Cuando presidía la CAM, Modesto Crespo estaba más atento a urgencias de Francisco Camps que al Banco de España. Leer todo el artículo en El País.
Tables baratas que tienen opciones iguales a otras más caras
El 35% de los propietarios de una tableta se van con ella al water. Al margen de que sea otra mala noticia para los periódicos de papel, la pregunta es: ¿Vale la pena gastarse 800 euros en eso o sirve la de 146? Por ejemplo Kindle Fire, la que acaba de anunciarAmazon.
Conocidas las características técnicas de la tableta de Amazon, la comparativa con el iPad, líder absoluto del mercado, no se aguanta. Sin embargo, pocos analistas dudan de su éxito. La clave es el precio: sus 199 dólares (146 euros), menos de la mitad que el iPad más barato, a costa de no tener cámara ni GPS ni otras ventajas. Jeff Bezos, jefe de Amazon, apuesta por lo que ya le funcionó en el lector electrónico Kindle: aparatos que hagan pocas cosas, pero bien y fácilmente.
Kindle Fire es fea. Sí, lo mismo se dijo, con justicia, de su lector electrónico; pero no impidió que la gente se lo llevara en el bolso (el lector ha triunfado principalmente entre las mujeres, la tableta entre los hombres).
Kindle Fire no vale para todo. Sí, lo mismo se dijo, con justicia, de su lector electrónico. Y la gente se lo compró.
El lector electrónico satisface al lector empedernido. Si alguien desea además ver las fotos de su familia, que no se compre el lector electrónico de Amazon. La tableta Fire mantiene la filosofía: un aparato para leer libros, oír música y ver películas. Todo descargado del ecosistema Amazon. A falta de concreciones, se ignora si esta tableta permitirá, por ejemplo, descargarse películas de Netflix, comprar discos en iTunes o escuchar música de Spotify.
La explosión de las tabletas, principalmente del iPad, ha generado muchos estudios y encuestas sobre el uso del aparato. Uno de los últimos es de Citigroup, realizado entre consumidores de China, Estados Unidos y el Reino Unido. El 62% confiesa que se comprará la tableta como juguete; sólo el 12% lo reemplazará a un ordenador. El 68% lo empleará para navegar y el 58% para consultar el correo. Otro estudio anterior, deStaples Advantage, entre empleados de empresas, señalaba que lo usa en el baño (35%), restaurantes (30%) y en la cama (78%). Como en el caso anterior, la principal función es la consulta del correo (75%), algo que se puede hacer perfectamente con el smartphone,sobretodo cuando en la mayoría de los casos se trata de tirar mensajes a la papelera. Si hay que escribir textos largos y algo cuidados, la tableta gana por ventaja, pero eso lo hace igual la de 150 que la de 800 euros.
El precio imbatible de la Kindle Fire (199 dólares) lo es comparado con Apple, Motorola, Samsung, HP o Dell, pero no con las marcas blancas. En la misma tienda de Amazon es posible encontrar tabletas más baratas que la suya y con características similares. Lo novedoso es el respaldo de una marca de prestigio como Amazon, garantía de calidad de servicio.
En la actualidad Amazon.com vende tabletas como Viewbook a 169 dólares (124 euros),Coby Kyros (159 dólares, 117 euros), Velocity (169 dólares, 124 euros) o Eken (88 dólares, 64 euros).
Todas ellas tienen en común pantallas de 7 pulgadas, 8 gigas de almacenamiento y el sistema operativo Android, aunque no el más avanzado (el de Kindle Fire, tampoco); no incluyen su navegador Chrome (Fire, tampoco) ni su tienda de aplicaciones (Fire tampoco), por lo que pueden ahorrar costes en licencias. No todos son marcas asiáticas, también se encuentra la tableta de la francesa Archos que por 180 dólares ofrece una pantalla de 10 pulgadas de alta definición, GPS y webcam. Ver todo el artículo en El País.
sábado, 1 de octubre de 2011
¿Es el modelo alemán el futuro a seguir en la Eurozona?
Alemania era, hasta hace unas semanas, el modelo exitoso a seguir. Se decía que, resultado de las reformas que había realizado el canciller Schröder del gobierno socialdemócrata (cuando gobernó en coalición con el Partido Verde) y, más tarde, la canciller conservadora del Partido Cristiano Demócrata, Angela Merkel (cuando gobernó en coalición con el Partido Socialdemócrata y, más tarde, con el Partido Liberal), Alemania estaba creciendo a un nivel (mas del 3% por año), que causaba la envidia del resto de países de la eurozona. De ahí el mensaje que se ha estado promocionando por las autoridades alemanas y por dirigentes de la Unión Europea (UE) de que se debían realizar, en todos los países de la Eurozona (incluyendo España), reformas semejantes a las que realizadas en Alemania a fin de alcanzar su nivel de competitividad, orientando la recuperación económica hacia el incremento de las exportaciones. Alemania se convirtió así en el modelo a seguir, un modelo que ha centrado su economía en el estímulo proveído por las exportaciones. Para alcanzar su nivel de competitividad, había que reducir los salarios y la protección social, incluyendo los beneficios laborales y sociales, tal como había hecho Alemania.
Éste ha sido también el mensaje promovido por el gobierno Zapatero y su equipo económico. El país tiene que pasar momentos difíciles para poder hacer las reformas que nos sacarán de la crisis. Este mensaje se ha convertido en el dogma que se ha estado reproduciendo también en los medios. Los pocos economistas que subrayábamos que este modelo alemán, ni era exitoso, ni era viable para todos los países, fuimos ignorados y marginados. Pues bien, lamento informarles que los datos, como ya preveíamos, ya están ahí para todo el que quiera verlos. La tasa de crecimiento de la economía alemana ha caído en picado y, según las cifras del último trimestre (Q22011), las tasas de crecimiento económico han bajado y la economía alemana está estancada y, en contra de las predicciones del gobierno alemán, les aseguro que permanecerá estancada por bastante tiempo.
LA DEBILIDAD DEL MODELO BASADO EN LAS EXPORTACIONES
El modelo exportador alemán es exitoso cuando hay países que importen lo que Alemania exporta. Pues bien, la gran mayoría de países a los que Alemania exporta, que son los países de la Eurozona, no están en condiciones de importar los productos alemanes. En realidad, nada menos que las dos terceras partes de todas las exportaciones alemanas van a los países de la Eurozona. Pero como estos países están en recesión, las importaciones de productos alemanes por parte de estos países han caído en picado, y con ello las exportaciones alemanas a estos países cayeron también en picado. Y, como consecuencia, tanto la economía alemana como la europea están estancadas. Todos los sacrificios (austeridad incluida) realizados por los gobiernos Schröder y Merkel fueron en balde. Sirvieron muy poco para aumentar la demanda de las clases populares alemanas. En realidad, la aplicación del modelo alemán a nivel de la UE es un desastre (no hay otra manera de definirlo), pues las políticas de austeridad que pregonan dificultan todavía más el crecimiento de la actividad económica. En realidad, lo que se necesita hacer es precisamente lo opuesto a lo que están haciendo, es decir, aumentar la demanda doméstica, y con ello estimular la actividad económica y el crecimiento económico, lo cual quiere decir que todas las políticas de austeridad que se están imponiendo a la población no son sólo erróneas, sino incluso contraproducentes.
La evidencia de ello es abrumadora. Incluso el Gabinete de Estudios del Fondo Monetario Internacional ha concluido que –como promedio en los países de la OCDE- cada reducción (equivalente a un 1% del PIB) del déficit público conlleva un crecimiento del desempleo de 0.3 puntos. En España este impacto es mucho mayor. Este aumento del desempleo contribuye al descenso de la demanda y con ello al descenso del crecimiento económico. Es este estancamiento económico –y no el tamaño del déficit y de la deuda pública- lo que está alarmando a los mercados. Lo que estamos viendo es la fortaleza de un (relato) dogma, el dogma neoliberal, totalmente impermeable a los hechos que está llevando a la economía europea a unos niveles de inactividad económica que puede conducirla a una Gran Depresión.
¿QUÉ DEBERÍA HABERSE HECHO?
Lo dijo muy bien Oskar Lafontaine cuando era Ministro de Economía de la coalición socialdemócrata-Partido Verde. Criticó duramente al gobierno Schröder y a sus políticas, que predijo conducirían al estancamiento de la economía alemana y de la economía europea. La Coalición Socialdemócrata-Partido Verde estableció con sus reformas (acentuadas más tarde por el gobierno Merkel) las bases que han llevado a la situación actual. Aquella coalición desreguló la banca, diluyendo la relación entre la banca y la economía productiva. Los bancos locales (equivalente a las cajas de ahorros de España) habían sido siempre un pilar del modelo industrial alemán, estableciéndose una relación capital financiero-capital industrial que estaba en el centro del sistema productivo. Era lo que se llamaba Deutschland, A.G.
El gobierno de coalición, liderado por Schröder, liberalizó el sistema financiero que tuvo como consecuencia el debilitamiento de esta relación de la banca con el mundo empresarial local, acentuándose así la mercantilización de la banca privada local. El gobierno Zapatero ha ido incluso más lejos. Ha privatizado las cajas de ahorros rompiendo esta relación entre el capital financiero y el empresarial que está dificultando enormemente la disponibilidad del crédito a las medianas y pequeñas empresas y a los ciudadanos.
LA REDUCCIÓN DE LOS DERECHOS LABORALES DE LA COALICIÓN PARTIDO SOCIALDEMÓCRATA-PARTIDO VERDE
Otra reforma de la coalición socialdemócrata-Partido Verde fue el debilitamiento del sistema de cogestión, mediante el cual los trabajadores de una empresa participaban en la (administración) gobernanza de la empresa. Una consecuencia de ello fue el debilitamiento de los sindicatos, con reducción del seguro de desempleo y una rebaja salarial que causó una reducción de las rentas del trabajo como porcentaje de la renta nacional. Puesto que la productividad continuó creciendo, ello se tradujo en un incremento muy notable de las rentas del capital a costa de la reducción de las rentas del trabajo.
Esta polarización de las rentas a favor del capital causó un estancamiento de la demanda interna por un lado y un gran crecimiento de capital financiero, por el otro. La enorme acumulación de euros que tuvo Alemania, resultado de la mala distribución de las rentas a favor del capital financiero, determinó así un estancamiento de la economía alemana y de la economía europea, causando un creciente endeudamiento de los países periféricos conocidos como PIGS, financiado en gran parte con el exceso de euros que tenía Alemania. La banca alemana se convirtió en la mayor propietaria de bonos públicos y privados de los países periféricos, incluida España.
Este modelo alemán estaba creando las bases para la crisis europea. De ahí que, como ya previó y propuso Oskar Lafontaine, lo que se tenía que haber hecho era estimular la demanda doméstica alemana, mediante la mejor distribución del crecimiento de la productividad, incrementando los salarios y expandiendo el gasto público social. Este crecimiento de la demanda alemana hubiera estimulado la economía alemana y, por lo tanto, la economía europea. Oskar Lafontaine propuso que los salarios aumentaran a nivel europeo, junto con una mayor intervención del Estado en la regulación del crédito, acentuando la necesidad de garantizarlo. Lafontaine dimitió como Ministro de Economía y también del gobierno, y contribuyó a crear un nuevo partido, Die Linke (La Izquierda). Mientras, el Partido Socialdemócrata perdió la mitad de militantes y sufrió el mayor bajón electoral de su historia. Y hoy Alemania está estancada. Todo el sacrificio que se impuso a las clases populares no sirvió para nada. La responsabilidad histórica de los dirigentes de aquel partido es enorme. Pero, por desgracia, los dirigentes de la Socialdemocracia española aprendieron la lección equivocada. Lo que tenían que haber aprendido es que desde la perspectiva de las clases populares (que tradicionalmente fueron sus bases electorales) todos estos enormes sacrificios que se están imponiendo a la población (y que serán incluso más acentuados con un gobierno PP) no han servido ni servirán para nada si su objetivo es salir de la crisis. Repito, para nada. Antes al contrario, han empeorado la situación. Vicenç Navarro. Sistema Digital
Éste ha sido también el mensaje promovido por el gobierno Zapatero y su equipo económico. El país tiene que pasar momentos difíciles para poder hacer las reformas que nos sacarán de la crisis. Este mensaje se ha convertido en el dogma que se ha estado reproduciendo también en los medios. Los pocos economistas que subrayábamos que este modelo alemán, ni era exitoso, ni era viable para todos los países, fuimos ignorados y marginados. Pues bien, lamento informarles que los datos, como ya preveíamos, ya están ahí para todo el que quiera verlos. La tasa de crecimiento de la economía alemana ha caído en picado y, según las cifras del último trimestre (Q22011), las tasas de crecimiento económico han bajado y la economía alemana está estancada y, en contra de las predicciones del gobierno alemán, les aseguro que permanecerá estancada por bastante tiempo.
LA DEBILIDAD DEL MODELO BASADO EN LAS EXPORTACIONES
El modelo exportador alemán es exitoso cuando hay países que importen lo que Alemania exporta. Pues bien, la gran mayoría de países a los que Alemania exporta, que son los países de la Eurozona, no están en condiciones de importar los productos alemanes. En realidad, nada menos que las dos terceras partes de todas las exportaciones alemanas van a los países de la Eurozona. Pero como estos países están en recesión, las importaciones de productos alemanes por parte de estos países han caído en picado, y con ello las exportaciones alemanas a estos países cayeron también en picado. Y, como consecuencia, tanto la economía alemana como la europea están estancadas. Todos los sacrificios (austeridad incluida) realizados por los gobiernos Schröder y Merkel fueron en balde. Sirvieron muy poco para aumentar la demanda de las clases populares alemanas. En realidad, la aplicación del modelo alemán a nivel de la UE es un desastre (no hay otra manera de definirlo), pues las políticas de austeridad que pregonan dificultan todavía más el crecimiento de la actividad económica. En realidad, lo que se necesita hacer es precisamente lo opuesto a lo que están haciendo, es decir, aumentar la demanda doméstica, y con ello estimular la actividad económica y el crecimiento económico, lo cual quiere decir que todas las políticas de austeridad que se están imponiendo a la población no son sólo erróneas, sino incluso contraproducentes.
La evidencia de ello es abrumadora. Incluso el Gabinete de Estudios del Fondo Monetario Internacional ha concluido que –como promedio en los países de la OCDE- cada reducción (equivalente a un 1% del PIB) del déficit público conlleva un crecimiento del desempleo de 0.3 puntos. En España este impacto es mucho mayor. Este aumento del desempleo contribuye al descenso de la demanda y con ello al descenso del crecimiento económico. Es este estancamiento económico –y no el tamaño del déficit y de la deuda pública- lo que está alarmando a los mercados. Lo que estamos viendo es la fortaleza de un (relato) dogma, el dogma neoliberal, totalmente impermeable a los hechos que está llevando a la economía europea a unos niveles de inactividad económica que puede conducirla a una Gran Depresión.
¿QUÉ DEBERÍA HABERSE HECHO?
Lo dijo muy bien Oskar Lafontaine cuando era Ministro de Economía de la coalición socialdemócrata-Partido Verde. Criticó duramente al gobierno Schröder y a sus políticas, que predijo conducirían al estancamiento de la economía alemana y de la economía europea. La Coalición Socialdemócrata-Partido Verde estableció con sus reformas (acentuadas más tarde por el gobierno Merkel) las bases que han llevado a la situación actual. Aquella coalición desreguló la banca, diluyendo la relación entre la banca y la economía productiva. Los bancos locales (equivalente a las cajas de ahorros de España) habían sido siempre un pilar del modelo industrial alemán, estableciéndose una relación capital financiero-capital industrial que estaba en el centro del sistema productivo. Era lo que se llamaba Deutschland, A.G.
El gobierno de coalición, liderado por Schröder, liberalizó el sistema financiero que tuvo como consecuencia el debilitamiento de esta relación de la banca con el mundo empresarial local, acentuándose así la mercantilización de la banca privada local. El gobierno Zapatero ha ido incluso más lejos. Ha privatizado las cajas de ahorros rompiendo esta relación entre el capital financiero y el empresarial que está dificultando enormemente la disponibilidad del crédito a las medianas y pequeñas empresas y a los ciudadanos.
LA REDUCCIÓN DE LOS DERECHOS LABORALES DE LA COALICIÓN PARTIDO SOCIALDEMÓCRATA-PARTIDO VERDE
Otra reforma de la coalición socialdemócrata-Partido Verde fue el debilitamiento del sistema de cogestión, mediante el cual los trabajadores de una empresa participaban en la (administración) gobernanza de la empresa. Una consecuencia de ello fue el debilitamiento de los sindicatos, con reducción del seguro de desempleo y una rebaja salarial que causó una reducción de las rentas del trabajo como porcentaje de la renta nacional. Puesto que la productividad continuó creciendo, ello se tradujo en un incremento muy notable de las rentas del capital a costa de la reducción de las rentas del trabajo.
Esta polarización de las rentas a favor del capital causó un estancamiento de la demanda interna por un lado y un gran crecimiento de capital financiero, por el otro. La enorme acumulación de euros que tuvo Alemania, resultado de la mala distribución de las rentas a favor del capital financiero, determinó así un estancamiento de la economía alemana y de la economía europea, causando un creciente endeudamiento de los países periféricos conocidos como PIGS, financiado en gran parte con el exceso de euros que tenía Alemania. La banca alemana se convirtió en la mayor propietaria de bonos públicos y privados de los países periféricos, incluida España.
Este modelo alemán estaba creando las bases para la crisis europea. De ahí que, como ya previó y propuso Oskar Lafontaine, lo que se tenía que haber hecho era estimular la demanda doméstica alemana, mediante la mejor distribución del crecimiento de la productividad, incrementando los salarios y expandiendo el gasto público social. Este crecimiento de la demanda alemana hubiera estimulado la economía alemana y, por lo tanto, la economía europea. Oskar Lafontaine propuso que los salarios aumentaran a nivel europeo, junto con una mayor intervención del Estado en la regulación del crédito, acentuando la necesidad de garantizarlo. Lafontaine dimitió como Ministro de Economía y también del gobierno, y contribuyó a crear un nuevo partido, Die Linke (La Izquierda). Mientras, el Partido Socialdemócrata perdió la mitad de militantes y sufrió el mayor bajón electoral de su historia. Y hoy Alemania está estancada. Todo el sacrificio que se impuso a las clases populares no sirvió para nada. La responsabilidad histórica de los dirigentes de aquel partido es enorme. Pero, por desgracia, los dirigentes de la Socialdemocracia española aprendieron la lección equivocada. Lo que tenían que haber aprendido es que desde la perspectiva de las clases populares (que tradicionalmente fueron sus bases electorales) todos estos enormes sacrificios que se están imponiendo a la población (y que serán incluso más acentuados con un gobierno PP) no han servido ni servirán para nada si su objetivo es salir de la crisis. Repito, para nada. Antes al contrario, han empeorado la situación. Vicenç Navarro. Sistema Digital
Desigualdades como causa de la crisis
Desde hace años, algunos pocos hemos estado señalando que una de las causas más importantes de la Gran Recesión actual es el enorme crecimiento de las desigualdades sociales, con una gran concentración de las rentas en los sectores más adinerados de la población (cuyas rentas proceden primordialmente de las rentas del capital) a costa de las rentas de la mayoría de la ciudadanía (cuyas rentas proceden primordialmente del trabajo). Ello ha determinado un descenso muy notable de la capacidad adquisitiva de la mayoría de la población, forzándola a endeudarse. Ni que decir tiene que el sector que se ha beneficiado más de esta necesidad de endeudarse ha sido el capital financiero y muy en especial la banca. Éste es el origen del enorme endeudamiento de las familias.
Por otra parte, el descenso de la capacidad adquisitiva de la población ha determinado un problema de escasa demanda de bienes y consumos, responsable de la ralentización de la actividad económica. La gente no compra como compraba antes y, además, está profundamente endeudada. Ello conlleva una baja rentabilidad de lo que se llama capital productivo. Y el capital deja de invertirse en la economía productiva para pasar a invertir en actividades especulativas, siendo la penúltima la burbuja inmobiliaria, y ahora la burbuja de la deuda pública.
De este análisis se deriva la necesidad de revertir este crecimiento de las desigualdades, siguiendo políticas casi opuestas a las que se están desarrollando por la mayoría de gobiernos de la Unión Europea, tales como reformas fiscales progresivas, aumento de los salarios y del gasto público social (que tiene un efecto redistributivo), y reducción del sector financiero, gravando las actividades especulativas, cuando no eliminándolas, tal como se hizo, por cierto, para salir de la Gran Depresión a principios del siglo XX. El hecho de que no se esté desarrollando ninguna de estas políticas muestra el grado de dominio que las tesis neoliberales continúan teniendo en los establishments políticos de los países desarrollados. Y a los autores que continuamos subrayando que la raíz del problema es el crecimiento de las desigualdades se nos margina, cuando no se nos ignora.
Pero mira por donde, se ha publicado un informe por el Gabinete de estudios de nada menos que uno de los Vaticanos del pensamiento neoliberal, el Fondo Monetario Internacional, que nos viene a dar la razón. El informe, titulado Inequality, Leverage and Crises, escrito por Michael Kumhof y Romain Rancière, no es un documento oficial del FMI (como el informe rápida y claramente puntualiza), y es más que probable que nunca se convierta en política oficial del FMI. En realidad, a pesar de la enorme importancia del estudio, sus contenidos apenas se han distribuido. Por cierto, sorprende agradablemente el rigor del estudio que contrasta con la chapuza del último informe del FMI sobre España (Spain. July 2011, IMF County Report. No. 11/215). Este último informe, incluso por los bajos estándares del staff del FMI, es un insulto al intelecto. Repiten machaconamente las mismas recetas neoliberales, sin haberse tomado la molestia de mirar los datos. Por ejemplo, recomiendan la disminución del gasto público que cubre los salarios de los empleados públicos, indicando que España se gasta demasiado en empleo público, cuando los datos muestran precisamente lo contrario. España es uno de los países con menor porcentaje de la población adulta trabajando en los servicios públicos (véase “El empleo público en España no es excesivo. Los errores del informe sobre el coste de la Administración, de la EAE Business School”, de Vicenç Navarro, Marta Tur, Miquel Campa y Carlos Carrasco, en www.vnavarro.org)
Pero el Centro de Estudios del FMI tiene un mayor nivel intelectual, y el informe sobre las desigualdades es excelente. Es un placer ver documentos cuyas propuestas están avaladas, no por dogma, sino por datos creíbles tal como hace este estudio. Aunque se centra en EEUU, el informe podría haber incluido también a los países de la Unión Europea (incluyendo España). En parte, su focalización en EEUU se debe a la centralidad de la economía estadounidense a nivel mundial pero también a la disponibilidad de datos, un elemento de gran importancia, pues en España, por ejemplo, es dificilísimo encontrar datos creíbles sobre la distribución de la renta.
El informe muestra la evolución de las rentas desde 1970 a 2005 en EEUU, señalando el enorme crecimiento de las rentas de la decila superior y el descenso de todas las demás. Muestra también como esta concentración de las rentas ha causado un gran crecimiento del endeudamiento de la mayoría de la población, la cual, al sufrir una disminución de su renta, tuvo que endeudarse para mantener el nivel de vida al cual estaba acostumbrada, y con ello mantener también la demanda doméstica. Los autores muestran que a mayor crecimiento de la concentración de las rentas en la decila superior, mayor endeudamiento del resto de la población, y mayor tamaño del sector financiero en EEUU, una relación de una enorme importancia. El artículo también señala como este endeudamiento, clave para continuar el nivel de demanda, fue facilitado por la bajada de intereses. Y de ahí, la génesis de la burbuja inmobiliaria tal como documentan los autores. Éstos muestran también que el incremento de la financialización (es decir, del sector financiero en la economía) significó una caída de las inversiones en sus sectores productivos.
En realidad, si hubiera datos creíbles podríamos ver que la situación es casi idéntica en España. Es un indicador del enorme poder de las clases más adineradas que esta realidad es ignorada en los mayores fórums mediáticos y políticos del país. Vicenç Navarro.
Por otra parte, el descenso de la capacidad adquisitiva de la población ha determinado un problema de escasa demanda de bienes y consumos, responsable de la ralentización de la actividad económica. La gente no compra como compraba antes y, además, está profundamente endeudada. Ello conlleva una baja rentabilidad de lo que se llama capital productivo. Y el capital deja de invertirse en la economía productiva para pasar a invertir en actividades especulativas, siendo la penúltima la burbuja inmobiliaria, y ahora la burbuja de la deuda pública.
De este análisis se deriva la necesidad de revertir este crecimiento de las desigualdades, siguiendo políticas casi opuestas a las que se están desarrollando por la mayoría de gobiernos de la Unión Europea, tales como reformas fiscales progresivas, aumento de los salarios y del gasto público social (que tiene un efecto redistributivo), y reducción del sector financiero, gravando las actividades especulativas, cuando no eliminándolas, tal como se hizo, por cierto, para salir de la Gran Depresión a principios del siglo XX. El hecho de que no se esté desarrollando ninguna de estas políticas muestra el grado de dominio que las tesis neoliberales continúan teniendo en los establishments políticos de los países desarrollados. Y a los autores que continuamos subrayando que la raíz del problema es el crecimiento de las desigualdades se nos margina, cuando no se nos ignora.
Pero mira por donde, se ha publicado un informe por el Gabinete de estudios de nada menos que uno de los Vaticanos del pensamiento neoliberal, el Fondo Monetario Internacional, que nos viene a dar la razón. El informe, titulado Inequality, Leverage and Crises, escrito por Michael Kumhof y Romain Rancière, no es un documento oficial del FMI (como el informe rápida y claramente puntualiza), y es más que probable que nunca se convierta en política oficial del FMI. En realidad, a pesar de la enorme importancia del estudio, sus contenidos apenas se han distribuido. Por cierto, sorprende agradablemente el rigor del estudio que contrasta con la chapuza del último informe del FMI sobre España (Spain. July 2011, IMF County Report. No. 11/215). Este último informe, incluso por los bajos estándares del staff del FMI, es un insulto al intelecto. Repiten machaconamente las mismas recetas neoliberales, sin haberse tomado la molestia de mirar los datos. Por ejemplo, recomiendan la disminución del gasto público que cubre los salarios de los empleados públicos, indicando que España se gasta demasiado en empleo público, cuando los datos muestran precisamente lo contrario. España es uno de los países con menor porcentaje de la población adulta trabajando en los servicios públicos (véase “El empleo público en España no es excesivo. Los errores del informe sobre el coste de la Administración, de la EAE Business School”, de Vicenç Navarro, Marta Tur, Miquel Campa y Carlos Carrasco, en www.vnavarro.org)
Pero el Centro de Estudios del FMI tiene un mayor nivel intelectual, y el informe sobre las desigualdades es excelente. Es un placer ver documentos cuyas propuestas están avaladas, no por dogma, sino por datos creíbles tal como hace este estudio. Aunque se centra en EEUU, el informe podría haber incluido también a los países de la Unión Europea (incluyendo España). En parte, su focalización en EEUU se debe a la centralidad de la economía estadounidense a nivel mundial pero también a la disponibilidad de datos, un elemento de gran importancia, pues en España, por ejemplo, es dificilísimo encontrar datos creíbles sobre la distribución de la renta.
El informe muestra la evolución de las rentas desde 1970 a 2005 en EEUU, señalando el enorme crecimiento de las rentas de la decila superior y el descenso de todas las demás. Muestra también como esta concentración de las rentas ha causado un gran crecimiento del endeudamiento de la mayoría de la población, la cual, al sufrir una disminución de su renta, tuvo que endeudarse para mantener el nivel de vida al cual estaba acostumbrada, y con ello mantener también la demanda doméstica. Los autores muestran que a mayor crecimiento de la concentración de las rentas en la decila superior, mayor endeudamiento del resto de la población, y mayor tamaño del sector financiero en EEUU, una relación de una enorme importancia. El artículo también señala como este endeudamiento, clave para continuar el nivel de demanda, fue facilitado por la bajada de intereses. Y de ahí, la génesis de la burbuja inmobiliaria tal como documentan los autores. Éstos muestran también que el incremento de la financialización (es decir, del sector financiero en la economía) significó una caída de las inversiones en sus sectores productivos.
En realidad, si hubiera datos creíbles podríamos ver que la situación es casi idéntica en España. Es un indicador del enorme poder de las clases más adineradas que esta realidad es ignorada en los mayores fórums mediáticos y políticos del país. Vicenç Navarro.
viernes, 30 de septiembre de 2011
Política de recortes. No es lo único que se puede hacer y desde luego, no es "lo que hay que hacer". Sí hay alternativas a los recortes
Se están haciendo en España recortes muy sustanciales del gasto público social que financia las transferencias públicas (tales como las pensiones y las ayudas a las familias) y los servicios públicos (tales como la sanidad, la educación, los servicios de ayuda a las personas con dependencia, las escuelas de infancia, los servicios sociales, entre otros) que representan la mayor reducción del Estado del bienestar español que éste haya sufrido en los 33 años de democracia. Estos recortes los está realizando el Gobierno central, así como gran número de gobiernos autonómicos, habiendo sido particularmente acentuados en Catalunya.
Tres observaciones tienen que hacerse a raíz de estos hechos. Una es que ninguno de estos recortes estaba anunciado en los programas electorales de los partidos gobernantes que los están haciendo. En realidad, todos ellos subrayaron en sus campañas electorales que no realizarían recortes en las transferencias y servicios que están siendo recortados. La segunda observación es que estos recortes se presentan, tanto por el establishment político como por el mediático, como inevitables y necesarios, y responden –según tales establishments– a la presión externa de los mercados financieros, los cuales señalan la necesidad de realizar tales recortes. Este argumento de inevitabilidad y necesidad ha calado en la opinión popular como consecuencia de una promoción masiva por parte de los medios de información de mayor difusión (tanto públicos como privados) del país, que han estado respaldando tales recortes. Uno de los rotativos de mayor difusión presentó anteayer unas encuestas mostrando que, puestos a escoger, había más españoles que, para reducir el déficit, preferían los recortes a la subida de impuestos. Parecería, pues, que los recortes que se están llevando a cabo tienen el apoyo popular que los legitimiza.
Este argumento de inevitabilidad, sin embargo, es profundamente erróneo. Y la percepción de apoyo popular está también equivocada. Miremos primero el argumento de que los recortes tan intensos del gasto público social se deben a la presión de los mercados. La lectura de los informes de las agencias de valoración de bonos y de los mayores centros financieros muestra una variabilidad de opiniones. Así, en ocasiones expresan inquietud sobre el tamaño del déficit y de la deuda pública, pero en otras ocasiones, como ahora, muestran gran preocupación por la falta de crecimiento económico. En cuanto a la reducción del déficit, tales instituciones financieras no indican cómo debería realizarse. Una manera es mediante los recortes de gasto público social, pero no es ni la única ni la mejor manera de conseguirlo. Una alternativa es aumentando los impuestos. Así, en lugar de congelar las pensiones (con lo que se intentan ahorrar 1.200 millones de euros), se podrían haber conseguido 2.100 millones de euros manteniendo el Impuesto del Patrimonio, o 2.552 millones si se hubieran anulado las rebajas de los impuestos de sucesiones, o 2.500 millones si se hubiera revertido la bajada de impuestos de las personas que ingresan más de 120.000 euros al año, recortes de los impuestos apoyados –todos ellos– por los partidos que ahora hacen estos recortes de gastos.
O en lugar de los enormes recortes en sanidad que intentan conseguir un ahorro de 6.000 millones, podrían haber anulado la bajada del Impuesto de Sociedades de las grandes empresas que facturan más de 150 millones de euros al año (y que representan sólo el 0,12% de todas las empresas), recogiendo 5.300 millones de euros. O en lugar de recortar los servicios públicos como sanidad, educación y servicios sociales (logrando un total de 25.000 millones de euros), podrían haber corregido el fraude fiscal de las grandes fortunas, de la banca y de las grandes empresas (que representa el 71% de todo el fraude fiscal), recogiendo mucho más, es decir, 44.000 millones.
O, en lugar de reducir los servicios de ayuda a las personas con dependencia (intentando ahorrar 600 millones de euros), podrían haber reducido el subsidio del Estado a la Iglesia católica para impartir docencia de la religión católica en las escuelas públicas, o eliminar la producción de nuevo equipamiento militar, como los helicópteros Tigre y otros armamentos.
El hecho de que se escogiera hacer los recortes citados sin ni siquiera considerar estas alternativas no tiene nada que ver (insisto, nada que ver) con las presiones de los mercados financieros. La reducción del déficit público podría haberse logrado revirtiendo las enormes rebajas de impuestos que han beneficiado primordialmente a las rentas superiores (una persona que ingrese más de 300.000 euros al año ha visto reducir sus impuestos durante el periodo en que España estuvo gobernada por Aznar y por Zapatero un 37%, mientras que la gran mayoría de la población apenas notó esta bajada).
El supuesto apoyo popular a tales recortes no puede derivarse de la pregunta sesgada y tendenciosa de preguntarle a la población si para reducir el déficit prefieren los recortes en el Estado del bienestar o el aumento de los impuestos. La palabra “impuestos”, sin aclarar de quién, genera siempre una respuesta predecible de rechazo. Pero si, en lugar de utilizar el término genérico “impuestos”, se utilizara el aumento de impuestos citados en este artículo, que se centra primordialmente en las rentas superiores (revirtiendo las enormes reducciones que les beneficiaron) y que no afecta a la gran mayoría de la ciudadanía, la respuesta sería opuesta a la que aquella pregunta tendenciosa indica. Que estas alternativas no tengan la centralidad política o la exposición mediática que tienen los recortes se debe a que las rentas superiores, la banca y la gran patronal, tienen mucho más poder sobre el Estado español que las clases populares, que son las que están más afectadas por los recortes. Vicenç Navarro. Público.
Tres observaciones tienen que hacerse a raíz de estos hechos. Una es que ninguno de estos recortes estaba anunciado en los programas electorales de los partidos gobernantes que los están haciendo. En realidad, todos ellos subrayaron en sus campañas electorales que no realizarían recortes en las transferencias y servicios que están siendo recortados. La segunda observación es que estos recortes se presentan, tanto por el establishment político como por el mediático, como inevitables y necesarios, y responden –según tales establishments– a la presión externa de los mercados financieros, los cuales señalan la necesidad de realizar tales recortes. Este argumento de inevitabilidad y necesidad ha calado en la opinión popular como consecuencia de una promoción masiva por parte de los medios de información de mayor difusión (tanto públicos como privados) del país, que han estado respaldando tales recortes. Uno de los rotativos de mayor difusión presentó anteayer unas encuestas mostrando que, puestos a escoger, había más españoles que, para reducir el déficit, preferían los recortes a la subida de impuestos. Parecería, pues, que los recortes que se están llevando a cabo tienen el apoyo popular que los legitimiza.
Este argumento de inevitabilidad, sin embargo, es profundamente erróneo. Y la percepción de apoyo popular está también equivocada. Miremos primero el argumento de que los recortes tan intensos del gasto público social se deben a la presión de los mercados. La lectura de los informes de las agencias de valoración de bonos y de los mayores centros financieros muestra una variabilidad de opiniones. Así, en ocasiones expresan inquietud sobre el tamaño del déficit y de la deuda pública, pero en otras ocasiones, como ahora, muestran gran preocupación por la falta de crecimiento económico. En cuanto a la reducción del déficit, tales instituciones financieras no indican cómo debería realizarse. Una manera es mediante los recortes de gasto público social, pero no es ni la única ni la mejor manera de conseguirlo. Una alternativa es aumentando los impuestos. Así, en lugar de congelar las pensiones (con lo que se intentan ahorrar 1.200 millones de euros), se podrían haber conseguido 2.100 millones de euros manteniendo el Impuesto del Patrimonio, o 2.552 millones si se hubieran anulado las rebajas de los impuestos de sucesiones, o 2.500 millones si se hubiera revertido la bajada de impuestos de las personas que ingresan más de 120.000 euros al año, recortes de los impuestos apoyados –todos ellos– por los partidos que ahora hacen estos recortes de gastos.
O en lugar de los enormes recortes en sanidad que intentan conseguir un ahorro de 6.000 millones, podrían haber anulado la bajada del Impuesto de Sociedades de las grandes empresas que facturan más de 150 millones de euros al año (y que representan sólo el 0,12% de todas las empresas), recogiendo 5.300 millones de euros. O en lugar de recortar los servicios públicos como sanidad, educación y servicios sociales (logrando un total de 25.000 millones de euros), podrían haber corregido el fraude fiscal de las grandes fortunas, de la banca y de las grandes empresas (que representa el 71% de todo el fraude fiscal), recogiendo mucho más, es decir, 44.000 millones.
O, en lugar de reducir los servicios de ayuda a las personas con dependencia (intentando ahorrar 600 millones de euros), podrían haber reducido el subsidio del Estado a la Iglesia católica para impartir docencia de la religión católica en las escuelas públicas, o eliminar la producción de nuevo equipamiento militar, como los helicópteros Tigre y otros armamentos.
El hecho de que se escogiera hacer los recortes citados sin ni siquiera considerar estas alternativas no tiene nada que ver (insisto, nada que ver) con las presiones de los mercados financieros. La reducción del déficit público podría haberse logrado revirtiendo las enormes rebajas de impuestos que han beneficiado primordialmente a las rentas superiores (una persona que ingrese más de 300.000 euros al año ha visto reducir sus impuestos durante el periodo en que España estuvo gobernada por Aznar y por Zapatero un 37%, mientras que la gran mayoría de la población apenas notó esta bajada).
El supuesto apoyo popular a tales recortes no puede derivarse de la pregunta sesgada y tendenciosa de preguntarle a la población si para reducir el déficit prefieren los recortes en el Estado del bienestar o el aumento de los impuestos. La palabra “impuestos”, sin aclarar de quién, genera siempre una respuesta predecible de rechazo. Pero si, en lugar de utilizar el término genérico “impuestos”, se utilizara el aumento de impuestos citados en este artículo, que se centra primordialmente en las rentas superiores (revirtiendo las enormes reducciones que les beneficiaron) y que no afecta a la gran mayoría de la ciudadanía, la respuesta sería opuesta a la que aquella pregunta tendenciosa indica. Que estas alternativas no tengan la centralidad política o la exposición mediática que tienen los recortes se debe a que las rentas superiores, la banca y la gran patronal, tienen mucho más poder sobre el Estado español que las clases populares, que son las que están más afectadas por los recortes. Vicenç Navarro. Público.
jueves, 29 de septiembre de 2011
El mal no existe en abstracto. No hay mal si no existe la persona que se dedica a hacerlo.
Convertido en un superventas en Alemania, ha tardado ocho años en completar Yo confieso, su novela más ambiciosa que recorre la historia de Occidente. El autor catalán aspira, ahora, a conquistar al público hispanohablante
Jaume Cabré (Barcelona, 1947. www.jaumecabre.cat) es un escritor de éxito. Escribe en catalán y vende cientos de miles de libros en Alemania. En España, aparte de en Cataluña, no es muy conocido. Probablemente lo será ahora, porque de su última novela, Yo confieso, Destino lanza una primera edición de 25.000 ejemplares. Filólogo, profesor de instituto, ha trabajado la pluma en todas sus variantes: desde literatura juvenil a guiones de interminables series televisivas hasta una importante obra literaria de gran envergadura. Vive en Matadepera, a media hora de Barcelona, en un lugar idílico y apacible, frente a un tupido bosque de encinas y pinos. No hay nadie en la calle y todo está en silencio. Su casa respira una armonía discreta. El salón, con su piano y un armario en el que reposan un violín y una viola, revela su condición de melómano.
Yo confieso es una obra extremadamente ambiciosa, un tratado sobre el mal de casi mil páginas que a lomos un personaje, más o menos de su edad, nacido en el Ensanche barcelonés, atraviesa cinco siglos de historia europea.
PREGUNTA. Dicen que es la novela total, la obra magna que toda literatura necesita, La montaña mágica de la literatura catalana.
RESPUESTA. No sé..., no quisiera negarlo, pero es muy fuerte. Lo que sé es que no la hubiera podido escribir sin haber hecho las anteriores. Me ha llevado casi ocho años hacerla y tendría que remitirme a Las voces del Pamano, que me costó siete, y al libro de relatos Viaje de invierno, que hice entremedias... cada uno no se explica sin el anterior.
P. Su prosa, en mi opinión, tiene una cierta música faulkneriana, un eco del primer boom latinoamericano. Pero hay quien le considera un escritor realista.
R. Huy, no lo sé ni quiero saberlo. Prefiero no rodearme de apriorismos que son interesantes para el teórico. No me gusta autoanalizarme. Para mí, la literatura es un taburete de tres patas: el que escribe, el lector y el crítico o estudioso, que sería un lector con retorno. Estoy de acuerdo en que, estructuralmente, podría parecerse al primer Vargas Llosa. En la época del boom me empapé de boom, pero el boom también es Carpentier y Borges y Lezama y Fuentes y Rulfo y muchos otros. Son lecturas que son vitaminas que luego, evidentemente, salen, pero no puedo racionalizarlo. Por ejemplo, el caso de Thomas Mann, que para mí es una referencia obligadísima, no lo imitaría como escritor, pero me gusta mucho leerle. Y tengo otros referentes, como por ejemplo Puig i Ferrater en Els camins de França; y desde el punto de vista estilístico, no de composición, Josep Pla... Leer todo en El País. Babelia, 17-09-11
Jaume Cabré (Barcelona, 1947. www.jaumecabre.cat) es un escritor de éxito. Escribe en catalán y vende cientos de miles de libros en Alemania. En España, aparte de en Cataluña, no es muy conocido. Probablemente lo será ahora, porque de su última novela, Yo confieso, Destino lanza una primera edición de 25.000 ejemplares. Filólogo, profesor de instituto, ha trabajado la pluma en todas sus variantes: desde literatura juvenil a guiones de interminables series televisivas hasta una importante obra literaria de gran envergadura. Vive en Matadepera, a media hora de Barcelona, en un lugar idílico y apacible, frente a un tupido bosque de encinas y pinos. No hay nadie en la calle y todo está en silencio. Su casa respira una armonía discreta. El salón, con su piano y un armario en el que reposan un violín y una viola, revela su condición de melómano.
Yo confieso es una obra extremadamente ambiciosa, un tratado sobre el mal de casi mil páginas que a lomos un personaje, más o menos de su edad, nacido en el Ensanche barcelonés, atraviesa cinco siglos de historia europea.
PREGUNTA. Dicen que es la novela total, la obra magna que toda literatura necesita, La montaña mágica de la literatura catalana.
RESPUESTA. No sé..., no quisiera negarlo, pero es muy fuerte. Lo que sé es que no la hubiera podido escribir sin haber hecho las anteriores. Me ha llevado casi ocho años hacerla y tendría que remitirme a Las voces del Pamano, que me costó siete, y al libro de relatos Viaje de invierno, que hice entremedias... cada uno no se explica sin el anterior.
P. Su prosa, en mi opinión, tiene una cierta música faulkneriana, un eco del primer boom latinoamericano. Pero hay quien le considera un escritor realista.
R. Huy, no lo sé ni quiero saberlo. Prefiero no rodearme de apriorismos que son interesantes para el teórico. No me gusta autoanalizarme. Para mí, la literatura es un taburete de tres patas: el que escribe, el lector y el crítico o estudioso, que sería un lector con retorno. Estoy de acuerdo en que, estructuralmente, podría parecerse al primer Vargas Llosa. En la época del boom me empapé de boom, pero el boom también es Carpentier y Borges y Lezama y Fuentes y Rulfo y muchos otros. Son lecturas que son vitaminas que luego, evidentemente, salen, pero no puedo racionalizarlo. Por ejemplo, el caso de Thomas Mann, que para mí es una referencia obligadísima, no lo imitaría como escritor, pero me gusta mucho leerle. Y tengo otros referentes, como por ejemplo Puig i Ferrater en Els camins de França; y desde el punto de vista estilístico, no de composición, Josep Pla... Leer todo en El País. Babelia, 17-09-11
La peli de ayer en el cine-club: Mademoiselle Chambon
Esta temporada llevamos tres preciosas películas en los martes del cine Club. La que más me ha gustado, hasta ahora, ha sido esta francesa que une con rara perfección la imagen con los sentimientos, el amor pasión y un sólido guión cargado de contenido humano, emotivo y familiar con la maravillosa y sencilla música del violín de una maestra de escuela muy especial.
Película: Mademoiselle Chambon. Dirección: Stéphane Brizé. País: Francia. Año: 2009. Duración: 101 min. Género: Drama, romance. Interpretación: Vincent Lindon (Jean), Sandrine Kiberlain (Verónique Chambon), Aure Atika (Anne-Marie), Jean-Marc Thibault (padre de Jean), Arthur Le Houérou (Jérémy), Bruno Lochet. Guion: Stéphane Brizé y Florence Vignon; basado en la novela de Eric Holder. Producción: Milena Poylo y Gilles Sacuto. Música: Ange Ghinozzi. Fotografía: Antoine Héberlé. Montaje: Anne Klotz. Diseño de producción: Valérie Saradjian. Vestuario: Ann Dunsford. Distribuidoras: Karma Films y Absolut Media Films. Estreno en Francia: 14 Octubre 2009. Estreno en España: 25 Marzo 2011. Apta para todos los públicos.
Un edificio debe levantarse sobre cimientos consistentes y con la idea de que sea para siempre. Esa es la explicación que Jean da a unos niños del colegio de su hijo, cuando va a hablarles de su trabajo como albañil, invitado por la maestra que da nombre a la película. Pero a veces, una grieta en la pared o una ventana con la madera podrida hacen necesarias obras de reparación para que la vivienda pueda acoger la felicidad de sus moradores. Con enorme sutilidad y sin pretenciosidad alguna, durante la escena del colegio —uno de los momentos más frescos y jugosos de la cinta— Stéphane Brizé traza en “Mademoiselle Chambon” (ver tráiler) una parábola de la vida afectiva de hombres y mujeres, susceptible de levantarse o venirse abajo a partir de pequeños detalles y de lazos que se tienden.
Jean es un hombre felizmente casado y con un hijo adorable, de escasa cultura académica pero incuestionable sensibilidad, buen trabajador y cariñoso y abnegado con su anciano padre. Todo parece ir sobre ruedas, pero un día se siente atraído por la maestra y su cabeza vuela lejos de su esposa Anne-Marie, desatando su ira contra ella o llegando a las manos en el trabajo, lo que no era normal en su conducta habitual. Son días de tensión e inquietud interior, de lucha por ser fiel a su mujer y no dar rienda suelta a ese nuevo amor, de duda por el camino que debe seguir, si la fidelidad y el deber de esposo y padre o el de seguir la pasión del flechazo de un nuevo amor que le trastorna su vida encarrilada en la vida familiar y su trabajo. Un proceso sutil y progresivo, descrito rozando la perfección de forma íntima, contenida y suavemente progresiva, y a pesar de esa sutileza, de una enorme fuerza y gran delicadeza, semejante y paralelo al que experimenta Verónique Chambon, la nueva maestra de su hijo, una mujer discreta, exquisita y solitaria. Cada uno percibe, aún dentro de esas formas delicadas, el terremoto afectivo que el otro ha supuesto, y entre ellos brota una comunicación intensa mostrada por silencios y miradas que reflejan una poderosa necesidad y una intensa lucha interior contra la fuerza instintiva de su amor pasión. La música juega un papel fundamental en toda la película para darle fuerza a las escenas claves y al climax.
La banda sonora se basa en "Salut d'amour" de Edward Elgar o "Valse triste", de Vecsey.
La canción última, Septembre (quel joli temps) cuando al final pasan los créditos. La canta Barbara."Quand j'etais plus jeune je n'aimais pas cette dame je trouver ses chansons trop triste, et puis avec le temps où les annees sont parties j'ai pris gout de barbara et j'ai trouver ses chansons magnifiques, c'est pour dire qu'avec l'age ont comprend mieux les choses de la vie, merci chere madame".
Película: Mademoiselle Chambon. Dirección: Stéphane Brizé. País: Francia. Año: 2009. Duración: 101 min. Género: Drama, romance. Interpretación: Vincent Lindon (Jean), Sandrine Kiberlain (Verónique Chambon), Aure Atika (Anne-Marie), Jean-Marc Thibault (padre de Jean), Arthur Le Houérou (Jérémy), Bruno Lochet. Guion: Stéphane Brizé y Florence Vignon; basado en la novela de Eric Holder. Producción: Milena Poylo y Gilles Sacuto. Música: Ange Ghinozzi. Fotografía: Antoine Héberlé. Montaje: Anne Klotz. Diseño de producción: Valérie Saradjian. Vestuario: Ann Dunsford. Distribuidoras: Karma Films y Absolut Media Films. Estreno en Francia: 14 Octubre 2009. Estreno en España: 25 Marzo 2011. Apta para todos los públicos.
Un edificio debe levantarse sobre cimientos consistentes y con la idea de que sea para siempre. Esa es la explicación que Jean da a unos niños del colegio de su hijo, cuando va a hablarles de su trabajo como albañil, invitado por la maestra que da nombre a la película. Pero a veces, una grieta en la pared o una ventana con la madera podrida hacen necesarias obras de reparación para que la vivienda pueda acoger la felicidad de sus moradores. Con enorme sutilidad y sin pretenciosidad alguna, durante la escena del colegio —uno de los momentos más frescos y jugosos de la cinta— Stéphane Brizé traza en “Mademoiselle Chambon” (ver tráiler) una parábola de la vida afectiva de hombres y mujeres, susceptible de levantarse o venirse abajo a partir de pequeños detalles y de lazos que se tienden.
Jean es un hombre felizmente casado y con un hijo adorable, de escasa cultura académica pero incuestionable sensibilidad, buen trabajador y cariñoso y abnegado con su anciano padre. Todo parece ir sobre ruedas, pero un día se siente atraído por la maestra y su cabeza vuela lejos de su esposa Anne-Marie, desatando su ira contra ella o llegando a las manos en el trabajo, lo que no era normal en su conducta habitual. Son días de tensión e inquietud interior, de lucha por ser fiel a su mujer y no dar rienda suelta a ese nuevo amor, de duda por el camino que debe seguir, si la fidelidad y el deber de esposo y padre o el de seguir la pasión del flechazo de un nuevo amor que le trastorna su vida encarrilada en la vida familiar y su trabajo. Un proceso sutil y progresivo, descrito rozando la perfección de forma íntima, contenida y suavemente progresiva, y a pesar de esa sutileza, de una enorme fuerza y gran delicadeza, semejante y paralelo al que experimenta Verónique Chambon, la nueva maestra de su hijo, una mujer discreta, exquisita y solitaria. Cada uno percibe, aún dentro de esas formas delicadas, el terremoto afectivo que el otro ha supuesto, y entre ellos brota una comunicación intensa mostrada por silencios y miradas que reflejan una poderosa necesidad y una intensa lucha interior contra la fuerza instintiva de su amor pasión. La música juega un papel fundamental en toda la película para darle fuerza a las escenas claves y al climax.
La banda sonora se basa en "Salut d'amour" de Edward Elgar o "Valse triste", de Vecsey.
La canción última, Septembre (quel joli temps) cuando al final pasan los créditos. La canta Barbara."Quand j'etais plus jeune je n'aimais pas cette dame je trouver ses chansons trop triste, et puis avec le temps où les annees sont parties j'ai pris gout de barbara et j'ai trouver ses chansons magnifiques, c'est pour dire qu'avec l'age ont comprend mieux les choses de la vie, merci chere madame".
miércoles, 28 de septiembre de 2011
Mario Bunge y el timo de las pseudociencias.
Mario Bunge, en su libro "Las pseudociencias ¡vaya timo!" (Ed. Laetoli, 2010), escribe:
-"...todos los estudiantes de económicas y empresariales deben estudiar microeconomía neoclásica. Sin embargo, es improbable que usen dicha teoría para abordar algún problema económico de la vida real.
La razón de tal inutilidad es que algunos de los postulados de esa teoría son abiertamente irreales, otros excesivamente difusos y difícilmente comprobables.
En efecto, la teoría supone que todos los actores del mercado son libres, mutuamente independientes, perfectamente bien informados, igualmente poderosos, inmunes a la política y completamente "racionales", es decir, capaces de elegir la opción que con mayor probabilidad maximizará la utilidad esperada.
Pero el mercado real está poblado de individuos y empresas que poseen una información imperfecta y, lejos de ser completamente libres, pertenecen a redes sociales o a monopolios." (pag. 59)
- "Los hombres prácticos, que se creen libres de toda influencia intelectual, son por lo general esclavos de algún economista difunto (cita de Keynes) y la alumna favorita de Keynes, Dame Joan Robinson, señaló que estas ideas, a su vez, responden a intereses creados.
La grave crisis económica que comenzó en septiembre de 2008 y tomó por sorpresa a todo el mundo... suscita la pregunta de si las ideas que guiaron a esos supuestos expertos son realmente científicas o, por el contrario, un revoltijo de semiciencia y pseudociencia." (pag. 210)
-"... la economía neoclásica se ha convertido en una pseudociencia más, pero se trata de una pseudociencia que se oculta detrás de una fachada matemática, lo cual intimida al analfabeto matemático." (pag. 124)
-"... muchos de los premios Nobel de economía (premios del Banco de Suecia) se otorgan a inventores de modelos matemáticos que no tienen ningún reflejo en la realidad económica, de entrada porque ignoran la producción y la política, o se otorgan a diseñadores de políticas económicas que perjudican a los pobres." (pag. 55)
-"... la mayoría de los libros de texto de economía son coherentes. Sin embargo, están tan alejados de la realidad económica que los hombres de negocios y los diseñadores de políticas sólo utilizan algunas porciones de ellos." (pag. 213)
-"... falacias de los economistas:
-todos los recursos naturales son inagotables.
-todos los humanos son egoístas.
-todos los humanos son racionales.
-todo acto y empresa económicos pueden predecirse por leyes históricas o matemáticas.
-la propiedad privada es ilimitada y sagrada mientras que la propiedad pública debe ser siempre limitada y escasa.
-los medios de producción (y los transportes y las finanzas) deben estar en manos privadas.
-la economía solamente puede existir en un sistema de mercado como el capitalismo, ese mercado es independiente de la política y de la cultura y se autorregula por sus propias leyes internas.
-todo mercado siempre tiende hacia un equilibrio de demanda y de oferta.
-el mejor sistema político es el que posee el mercado más libre y con lo mínimos impuestos,
-el mercado debe poder crecer sin límites.
-los economistas no tienen obligaciones morales,
-el Estado debe promover el comercio." (pag. 212)
-son falacias porque los hombres no son racionales sino impulsivos, las condiciones ambientales cambian y nadie sabe si podrá devolver el préstamo que ha pedido.
Los economistas funcionan calculando no por leyes matemáticas sino a ojo de buen cubero, en la realidad. No se obtiene el rendimiento máximo de una acción económica porque no se puede predecir qué va a pasar con esa acción económica. El Estado puede expropiar terreno privado y además la civilización, para Bunge, ha progresado gracias a los servicios públicos. La empresa privada significa a menudo empresas de armas, de tabaco, de drogas. Hay otros tipos de mercados como las familias, el trueque, las cooperativas.
El Estado debe proteger a las empresas contra su propia incompetencia, contra la competencia salvaje y contra las OPAS. La economía no puede existir independientemente de la cultura, especialmente de la tecnológica. Los mercados no se autorregulan porque siempre están sufriendo expansiones y depresiones.
La ley de la demanda es desvirtuada porque las grandes industrias de cada país están en manos de unos pocos monopolios. No se alcanza nunca un equilibrio económico espontáneo sino que hay constantemente subidas y bajadas, sobreabundancia y escasez. Las grandes empresas reciben muchos subsidios. (ver pág. 213 a 216)
-"En resumen, las ideas centrales de la microeconomía clásica son conceptualmente vagas e imposibles de poner a prueba, dos características de la pseudociencia." (pag. 214)
-"... los presupuestos y principios de la filosofía económica ortodoxa no están empíricamente confirmados ni moralmente justificados, además de lo cual esta filosofía es responsable, en gran medida, de la crisis económica de 2008." (pág. 217)
-"...todos los estudiantes de económicas y empresariales deben estudiar microeconomía neoclásica. Sin embargo, es improbable que usen dicha teoría para abordar algún problema económico de la vida real.
La razón de tal inutilidad es que algunos de los postulados de esa teoría son abiertamente irreales, otros excesivamente difusos y difícilmente comprobables.
En efecto, la teoría supone que todos los actores del mercado son libres, mutuamente independientes, perfectamente bien informados, igualmente poderosos, inmunes a la política y completamente "racionales", es decir, capaces de elegir la opción que con mayor probabilidad maximizará la utilidad esperada.
Pero el mercado real está poblado de individuos y empresas que poseen una información imperfecta y, lejos de ser completamente libres, pertenecen a redes sociales o a monopolios." (pag. 59)
- "Los hombres prácticos, que se creen libres de toda influencia intelectual, son por lo general esclavos de algún economista difunto (cita de Keynes) y la alumna favorita de Keynes, Dame Joan Robinson, señaló que estas ideas, a su vez, responden a intereses creados.
La grave crisis económica que comenzó en septiembre de 2008 y tomó por sorpresa a todo el mundo... suscita la pregunta de si las ideas que guiaron a esos supuestos expertos son realmente científicas o, por el contrario, un revoltijo de semiciencia y pseudociencia." (pag. 210)
-"... la economía neoclásica se ha convertido en una pseudociencia más, pero se trata de una pseudociencia que se oculta detrás de una fachada matemática, lo cual intimida al analfabeto matemático." (pag. 124)
-"... muchos de los premios Nobel de economía (premios del Banco de Suecia) se otorgan a inventores de modelos matemáticos que no tienen ningún reflejo en la realidad económica, de entrada porque ignoran la producción y la política, o se otorgan a diseñadores de políticas económicas que perjudican a los pobres." (pag. 55)
-"... la mayoría de los libros de texto de economía son coherentes. Sin embargo, están tan alejados de la realidad económica que los hombres de negocios y los diseñadores de políticas sólo utilizan algunas porciones de ellos." (pag. 213)
-"... falacias de los economistas:
-todos los recursos naturales son inagotables.
-todos los humanos son egoístas.
-todos los humanos son racionales.
-todo acto y empresa económicos pueden predecirse por leyes históricas o matemáticas.
-la propiedad privada es ilimitada y sagrada mientras que la propiedad pública debe ser siempre limitada y escasa.
-los medios de producción (y los transportes y las finanzas) deben estar en manos privadas.
-la economía solamente puede existir en un sistema de mercado como el capitalismo, ese mercado es independiente de la política y de la cultura y se autorregula por sus propias leyes internas.
-todo mercado siempre tiende hacia un equilibrio de demanda y de oferta.
-el mejor sistema político es el que posee el mercado más libre y con lo mínimos impuestos,
-el mercado debe poder crecer sin límites.
-los economistas no tienen obligaciones morales,
-el Estado debe promover el comercio." (pag. 212)
-son falacias porque los hombres no son racionales sino impulsivos, las condiciones ambientales cambian y nadie sabe si podrá devolver el préstamo que ha pedido.
Los economistas funcionan calculando no por leyes matemáticas sino a ojo de buen cubero, en la realidad. No se obtiene el rendimiento máximo de una acción económica porque no se puede predecir qué va a pasar con esa acción económica. El Estado puede expropiar terreno privado y además la civilización, para Bunge, ha progresado gracias a los servicios públicos. La empresa privada significa a menudo empresas de armas, de tabaco, de drogas. Hay otros tipos de mercados como las familias, el trueque, las cooperativas.
El Estado debe proteger a las empresas contra su propia incompetencia, contra la competencia salvaje y contra las OPAS. La economía no puede existir independientemente de la cultura, especialmente de la tecnológica. Los mercados no se autorregulan porque siempre están sufriendo expansiones y depresiones.
La ley de la demanda es desvirtuada porque las grandes industrias de cada país están en manos de unos pocos monopolios. No se alcanza nunca un equilibrio económico espontáneo sino que hay constantemente subidas y bajadas, sobreabundancia y escasez. Las grandes empresas reciben muchos subsidios. (ver pág. 213 a 216)
-"En resumen, las ideas centrales de la microeconomía clásica son conceptualmente vagas e imposibles de poner a prueba, dos características de la pseudociencia." (pag. 214)
-"... los presupuestos y principios de la filosofía económica ortodoxa no están empíricamente confirmados ni moralmente justificados, además de lo cual esta filosofía es responsable, en gran medida, de la crisis económica de 2008." (pág. 217)
martes, 27 de septiembre de 2011
De ahí la enorme crisis. El Tea Party domina las instituciones de la Unión Europea
Vicenç Navarro
El Plural
Soy consciente de que el título de este artículo puede parecer una provocación. Pero no lo es. No me gustan las hipérboles, pero es importante que a la ciudadanía se la informe de que las propuestas económicas y fiscales que el binomio Merkel-Sarkozy y gran parte del equipo dirigente de la Unión Europea, de la Eurozona y del Banco Central Europeo están proponiendo son semejantes a las que está proponiendo el Tea Party en EEUU. En realidad, en algunas de ellas, son incluso más radicales. Veamos los datos. Pero antes, una observación.
Nunca pensé que llegaría un día en que aplaudiría al Secretario del Tesoro (equivalente al Ministro de Economía y Hacienda del gobierno español) de la Administración Obama, el Sr. Geithner. Tal señor ha sido uno de los arquitectos de la ayuda federal a la banca estadounidense (Wall Street Journal), protegiendo a los responsables del casi colapso financiero que se dio en EEUU y en Europa, resultado del comportamiento especulativo y criminal de las élites financieras que, en lugar de ser sancionadas fueron recompensadas generosamente por la Administración Obama, liderada por el Sr. Geithner. De ahí que considero a tal señor como uno de los personajes claves de aquel embrollo que salvó a la banca a costa del bienestar de la mayoría de la ciudadanía estadounidense. No es, pues, santo de mi devoción.
Ahora bien, en la discusión que tuvo recientemente con los Ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea, en Polonia, lamento tener que reconocer que cuando se discutían propuestas de cómo salir de la crisis, el Sr. Geithner llevaba razón y los Ministros de Economía y Finanzas de la UE, así como el Director del Banco Central Europeo, estaban profundamente equivocados.
El Sr. Geithner subrayó que las políticas de austeridad que se estaban siguiendo en la Unión Europea estaban equivocadas, pues lo que tenía que hacerse era estimular sus economías, cambiando el foco de las políticas públicas. El Sr. Geithner enfatizó medidas de estimulo económico en lugar de reducción del déficit y deuda pública. Y, en sus observaciones sobre como resolver el mal llamado problema de la deuda pública, indicó que el Banco Central Europeo debería seguir políticas que ya sigue el Banco Central Estadounidense, llamado Federal Reserve Board, bajando los intereses y comprando deuda pública de los estados y estableciendo eurobonos. En este debate, que fue transmitido en parte por el canal televisivo estadounidense C.SPAN, se reproducía un debate que ocurre en EEUU con gran frecuencia. La única diferencia es que en EEUU la postura de “austeridad” la sostiene el Partido Republicano, hoy controlado por el Tea Party.
En la discusión que hubo entre Geithner y los Ministros de Economía y Finanzas, éstos adoptaron un tono de casi desprecio hacia las observaciones y recomendaciones que hizo el Secretario del Tesoro de EEUU. Tal desprecio –y en ocasiones irritaciones- se veía incluso en la cara que hacían mientras hablaba el Secretario. Parecía casi una copia de lo que ocurre en el Congreso de EEUU. El Tea Party también detesta a la Administración Obama. El tono de los Ministros europeos fue algo más sofisticado que el que adopta el Tea Party. Su actitud fue condescendiente. El mensaje que le transmitieron al Secretario del Tesoro era que EEUU no tenía la autoridad para dar lecciones de cómo resolver la crisis, incluyendo la crisis del euro, pues los indicadores económicos de EEUU eran peores –según ellos- que los de la UE. Y para probarlo, varios de ellos se refirieron a lo que consideraban excesiva deuda pública de EEUU, argumento que también utiliza el Partido Republicano, es decir, el Tea Party, la ultraderecha estadounidense, ignorando que la deuda pública de EEUU es de las más estables y seguras de la mayoría de deudas públicas que existen en la OCDE, el club de los países más ricos del mundo. Los intereses de los bonos públicos del estado federal son los más bajos existentes hoy en tal club de países (1,5%) comparado con el 2,5% en Alemania, 2.3% en Francia y 2,6% en el Reino Unido. Sólo Japón tiene intereses de la deuda pública más bajos.
La deuda pública federal de EEUU no es un problema
En cuanto a su tamaño, la deuda pública del gobierno federal fue de 14 trillones de dólares (trillones estadounidenses), que equivale al 96% del PIB. Puede parecer que esta cantidad es elevada, aún cuando, en términos comparativos, otros países tienen una deuda pública mucho mayor. Pero en sí, el tamaño de la deuda dice muy poco de la naturaleza problemática de tal deuda. Un país puede tener una deuda pública relativamente baja, y en cambio, tener un problema grave. Y viceversa, la deuda pública puede ser elevada y no tener un problema grave. Un tema clave para entender si la deuda pública es problemática o no, es saber quién tiene la deuda. En otras palabras, quién ha comprado la deuda. Pues bien, el 40% de estos 14 trillones de dólares de deuda es propiedad del propio gobierno federal, siendo el fondo de la Seguridad Social uno de los mayores propietarios de la deuda pública.
Otro grupo propietario de la deuda federal son las autoridades estatales y municipales, que poseen 5% de toda la deuda pública federal (la mayoría son planes de pensiones de sus empleados públicos). Excluyendo la deuda poseída por las autoridades públicas, la deuda que tienen las instituciones privadas es sólo de 6 trillones. De éstos, China posee 1.1 trillones de dólares, y el gobierno chino es el último en querer que se especule en contra del dólar, prefiriendo un dólar fuerte y estable.
Nos queda, pues, que sólo un tercio de la deuda pública (que representa aproximadamente un 31% del PIB) es propiedad de instituciones bancarias que pueden estar interesadas en especular en contra del dólar. Pero el tamaño en sí de la deuda pública vulnerable a la especulación es un porcentaje muy menor. De ahí que los intereses del bono público federal sean muy seguros y estables (y así se les percibe), lo cual explica que no tenga la necesidad de pagar intereses elevados para pagar la deuda.
La bajada de la valoración de los bonos públicos del gobierno federal por la Agencia Standard & Poor’s respondía a una motivación única y exclusivamente política (el deseo del capital financiero –Wall Street- y del Tea Party de forzar una reducción y privatización de la Seguridad Social y de la atención sanitaria a los ancianos, Medicare) y no tenía nada que ver, como constante y erróneamente se presenta como un descontrol e hipérbole de las cuentas públicas del gobierno federal. Prueba de ello es que los mercados ignoraron completamente la bajada de la supuesta “calidad” de los bonos federales hecha por Standard & Poor’s. Al día siguiente de la evaluación negativa, el valor de los bonos creció todavía más (ver el reciente artículo de John Weeks “The Size of the U.S. Public Debt: Are the Rating Agencies Fools or Knaves?”
La deuda pública de los países de la Eurozona es un enorme problema porque los Estados no pueden defenderla frente a la especulación de los mercados
Geithner subrayó que el mayor problema económico existente en la Unión Europea y en EEUU no es la elevada deuda pública. El mayor problema de la UE es que no tiene ahora la estructura institucional que le permita resolver su problema de la deuda pública. Y llevaba toda la razón. Ello explica que, con una deuda pública menor que EEUU o Japón, la Eurozona tiene, sin embargo, más dificultades para resistir los ataques especulativos de los mercados financieros, forzando a los países de la UE a que tengan unos intereses de la deuda pública más altos y un crecimiento económico más bajo que EEUU. Y por si fuera poco, el euro está en una situación más inestable que el dólar, tal como les recordó el Sr. Geithner. El secretario del Tesoro podría también haber dicho – pero no lo dijo- que los cincuenta estados de EEUU están en mejor posición de resistir los ataques especulativos que los estados miembros de la UE (las cuentas de California están en peor forma que Grecia) y las diferencias de nivel de renta y de desempleo entre los estados de EEUU es mucho, mucho menor que las existentes en la UE. El desempleo en los Estados de EEUU varía entre el 5% y el 14%, según el Estado. En los Estados de la Eurozona la diferencia es mucho mayor, entre el 7% y el 22%
La causa de estas diferencias es que EEUU tiene un gobierno federal que ayuda a los Estados imprimiendo y transfiriendo dinero (le llaman liquidez) a los Estados, comprando deuda pública de éstos y del propio gobierno federal a través del Banco Central Estadounidense, el Federal Reserve Board. Este banco central tiene la doble función de controlar la inflación (tal como el BCE) y estimular el crecimiento económico y creación de empleo (lo cual brilla por su ausencia en el BCE). Si además de no tener un gobierno federal, los Ministerios de Economía proponen medidas de austeridad, exigiendo déficit público cero a los Estados de la UE, la inevitable conclusión de tales políticas es que la UE va a estar en recesión durante mucho, mucho tiempo, creando una crisis mundial que es lo que está ocurriendo. Lo que los Ministros están proponiendo es equivalente a tener unos Estados Unidos de Europa sin gobierno federal. Exigen un presupuesto equilibrado a los estados de la Eurozona sin que haya un gobierno y un Banco Central que les ayude.
Dos últimas observaciones. Una es que este aplauso a Geithner no es completo. Su resistencia a regular la movilidad internacional de capitales financieros es más que criticable. Y ahí sí que los ministros Europeos tenían más razón que Geithner. La resistencia del gobierno estadounidense (y del británico) a esta regulación es denunciable. Pero también es denunciable la enorme pasividad de la UE de atajar este tema. Existe un enorme espacio entre la retórica oficial y la práctica.
La otra es que me parece obvio que lo que están proponiendo las autoridades europeas condenará a sus economías a un enorme estancamiento e indirectamente a una enorme crisis de la economía mundial. La pregunta es por qué no cambian. Parte de ello se debe a la fuerza enorme de la ideología neoliberal, que continúa estancada en sus supuestos monetarios anti keynesianos, responsables de la Gran Recesión que desembocará en una Gran Depresión. Pero, el hecho de que esta ideología sea dominante se debe –y ahí está la raíz del problema- al enorme poder de la banca, su excesivo tamaño e influencia, que al aliarse en cada país con los elementos más reaccionarios de la gran patronal están intentando desmantelar la Europa Social. Si no se creen lo que digo, léanse los informes del Banco Central Europeo. Una de las frases más repetidas es que Europa no puede sostener sus Estados del Bienestar. Léase lo que dice el Banco de España y la Gran Patronal y verán que es una copia de lo que dice el BCE. Y de ahí que estén estableciendo las condiciones que facilitan la reducción de la protección social, tal como está intentando el Tea Party en EEUU.
El Plural, 26 de septiembre de 2011
El Plural
Soy consciente de que el título de este artículo puede parecer una provocación. Pero no lo es. No me gustan las hipérboles, pero es importante que a la ciudadanía se la informe de que las propuestas económicas y fiscales que el binomio Merkel-Sarkozy y gran parte del equipo dirigente de la Unión Europea, de la Eurozona y del Banco Central Europeo están proponiendo son semejantes a las que está proponiendo el Tea Party en EEUU. En realidad, en algunas de ellas, son incluso más radicales. Veamos los datos. Pero antes, una observación.
Nunca pensé que llegaría un día en que aplaudiría al Secretario del Tesoro (equivalente al Ministro de Economía y Hacienda del gobierno español) de la Administración Obama, el Sr. Geithner. Tal señor ha sido uno de los arquitectos de la ayuda federal a la banca estadounidense (Wall Street Journal), protegiendo a los responsables del casi colapso financiero que se dio en EEUU y en Europa, resultado del comportamiento especulativo y criminal de las élites financieras que, en lugar de ser sancionadas fueron recompensadas generosamente por la Administración Obama, liderada por el Sr. Geithner. De ahí que considero a tal señor como uno de los personajes claves de aquel embrollo que salvó a la banca a costa del bienestar de la mayoría de la ciudadanía estadounidense. No es, pues, santo de mi devoción.
Ahora bien, en la discusión que tuvo recientemente con los Ministros de Economía y Finanzas de la Unión Europea, en Polonia, lamento tener que reconocer que cuando se discutían propuestas de cómo salir de la crisis, el Sr. Geithner llevaba razón y los Ministros de Economía y Finanzas de la UE, así como el Director del Banco Central Europeo, estaban profundamente equivocados.
El Sr. Geithner subrayó que las políticas de austeridad que se estaban siguiendo en la Unión Europea estaban equivocadas, pues lo que tenía que hacerse era estimular sus economías, cambiando el foco de las políticas públicas. El Sr. Geithner enfatizó medidas de estimulo económico en lugar de reducción del déficit y deuda pública. Y, en sus observaciones sobre como resolver el mal llamado problema de la deuda pública, indicó que el Banco Central Europeo debería seguir políticas que ya sigue el Banco Central Estadounidense, llamado Federal Reserve Board, bajando los intereses y comprando deuda pública de los estados y estableciendo eurobonos. En este debate, que fue transmitido en parte por el canal televisivo estadounidense C.SPAN, se reproducía un debate que ocurre en EEUU con gran frecuencia. La única diferencia es que en EEUU la postura de “austeridad” la sostiene el Partido Republicano, hoy controlado por el Tea Party.
En la discusión que hubo entre Geithner y los Ministros de Economía y Finanzas, éstos adoptaron un tono de casi desprecio hacia las observaciones y recomendaciones que hizo el Secretario del Tesoro de EEUU. Tal desprecio –y en ocasiones irritaciones- se veía incluso en la cara que hacían mientras hablaba el Secretario. Parecía casi una copia de lo que ocurre en el Congreso de EEUU. El Tea Party también detesta a la Administración Obama. El tono de los Ministros europeos fue algo más sofisticado que el que adopta el Tea Party. Su actitud fue condescendiente. El mensaje que le transmitieron al Secretario del Tesoro era que EEUU no tenía la autoridad para dar lecciones de cómo resolver la crisis, incluyendo la crisis del euro, pues los indicadores económicos de EEUU eran peores –según ellos- que los de la UE. Y para probarlo, varios de ellos se refirieron a lo que consideraban excesiva deuda pública de EEUU, argumento que también utiliza el Partido Republicano, es decir, el Tea Party, la ultraderecha estadounidense, ignorando que la deuda pública de EEUU es de las más estables y seguras de la mayoría de deudas públicas que existen en la OCDE, el club de los países más ricos del mundo. Los intereses de los bonos públicos del estado federal son los más bajos existentes hoy en tal club de países (1,5%) comparado con el 2,5% en Alemania, 2.3% en Francia y 2,6% en el Reino Unido. Sólo Japón tiene intereses de la deuda pública más bajos.
La deuda pública federal de EEUU no es un problema
En cuanto a su tamaño, la deuda pública del gobierno federal fue de 14 trillones de dólares (trillones estadounidenses), que equivale al 96% del PIB. Puede parecer que esta cantidad es elevada, aún cuando, en términos comparativos, otros países tienen una deuda pública mucho mayor. Pero en sí, el tamaño de la deuda dice muy poco de la naturaleza problemática de tal deuda. Un país puede tener una deuda pública relativamente baja, y en cambio, tener un problema grave. Y viceversa, la deuda pública puede ser elevada y no tener un problema grave. Un tema clave para entender si la deuda pública es problemática o no, es saber quién tiene la deuda. En otras palabras, quién ha comprado la deuda. Pues bien, el 40% de estos 14 trillones de dólares de deuda es propiedad del propio gobierno federal, siendo el fondo de la Seguridad Social uno de los mayores propietarios de la deuda pública.
Otro grupo propietario de la deuda federal son las autoridades estatales y municipales, que poseen 5% de toda la deuda pública federal (la mayoría son planes de pensiones de sus empleados públicos). Excluyendo la deuda poseída por las autoridades públicas, la deuda que tienen las instituciones privadas es sólo de 6 trillones. De éstos, China posee 1.1 trillones de dólares, y el gobierno chino es el último en querer que se especule en contra del dólar, prefiriendo un dólar fuerte y estable.
Nos queda, pues, que sólo un tercio de la deuda pública (que representa aproximadamente un 31% del PIB) es propiedad de instituciones bancarias que pueden estar interesadas en especular en contra del dólar. Pero el tamaño en sí de la deuda pública vulnerable a la especulación es un porcentaje muy menor. De ahí que los intereses del bono público federal sean muy seguros y estables (y así se les percibe), lo cual explica que no tenga la necesidad de pagar intereses elevados para pagar la deuda.
La bajada de la valoración de los bonos públicos del gobierno federal por la Agencia Standard & Poor’s respondía a una motivación única y exclusivamente política (el deseo del capital financiero –Wall Street- y del Tea Party de forzar una reducción y privatización de la Seguridad Social y de la atención sanitaria a los ancianos, Medicare) y no tenía nada que ver, como constante y erróneamente se presenta como un descontrol e hipérbole de las cuentas públicas del gobierno federal. Prueba de ello es que los mercados ignoraron completamente la bajada de la supuesta “calidad” de los bonos federales hecha por Standard & Poor’s. Al día siguiente de la evaluación negativa, el valor de los bonos creció todavía más (ver el reciente artículo de John Weeks “The Size of the U.S. Public Debt: Are the Rating Agencies Fools or Knaves?”
La deuda pública de los países de la Eurozona es un enorme problema porque los Estados no pueden defenderla frente a la especulación de los mercados
Geithner subrayó que el mayor problema económico existente en la Unión Europea y en EEUU no es la elevada deuda pública. El mayor problema de la UE es que no tiene ahora la estructura institucional que le permita resolver su problema de la deuda pública. Y llevaba toda la razón. Ello explica que, con una deuda pública menor que EEUU o Japón, la Eurozona tiene, sin embargo, más dificultades para resistir los ataques especulativos de los mercados financieros, forzando a los países de la UE a que tengan unos intereses de la deuda pública más altos y un crecimiento económico más bajo que EEUU. Y por si fuera poco, el euro está en una situación más inestable que el dólar, tal como les recordó el Sr. Geithner. El secretario del Tesoro podría también haber dicho – pero no lo dijo- que los cincuenta estados de EEUU están en mejor posición de resistir los ataques especulativos que los estados miembros de la UE (las cuentas de California están en peor forma que Grecia) y las diferencias de nivel de renta y de desempleo entre los estados de EEUU es mucho, mucho menor que las existentes en la UE. El desempleo en los Estados de EEUU varía entre el 5% y el 14%, según el Estado. En los Estados de la Eurozona la diferencia es mucho mayor, entre el 7% y el 22%
La causa de estas diferencias es que EEUU tiene un gobierno federal que ayuda a los Estados imprimiendo y transfiriendo dinero (le llaman liquidez) a los Estados, comprando deuda pública de éstos y del propio gobierno federal a través del Banco Central Estadounidense, el Federal Reserve Board. Este banco central tiene la doble función de controlar la inflación (tal como el BCE) y estimular el crecimiento económico y creación de empleo (lo cual brilla por su ausencia en el BCE). Si además de no tener un gobierno federal, los Ministerios de Economía proponen medidas de austeridad, exigiendo déficit público cero a los Estados de la UE, la inevitable conclusión de tales políticas es que la UE va a estar en recesión durante mucho, mucho tiempo, creando una crisis mundial que es lo que está ocurriendo. Lo que los Ministros están proponiendo es equivalente a tener unos Estados Unidos de Europa sin gobierno federal. Exigen un presupuesto equilibrado a los estados de la Eurozona sin que haya un gobierno y un Banco Central que les ayude.
Dos últimas observaciones. Una es que este aplauso a Geithner no es completo. Su resistencia a regular la movilidad internacional de capitales financieros es más que criticable. Y ahí sí que los ministros Europeos tenían más razón que Geithner. La resistencia del gobierno estadounidense (y del británico) a esta regulación es denunciable. Pero también es denunciable la enorme pasividad de la UE de atajar este tema. Existe un enorme espacio entre la retórica oficial y la práctica.
La otra es que me parece obvio que lo que están proponiendo las autoridades europeas condenará a sus economías a un enorme estancamiento e indirectamente a una enorme crisis de la economía mundial. La pregunta es por qué no cambian. Parte de ello se debe a la fuerza enorme de la ideología neoliberal, que continúa estancada en sus supuestos monetarios anti keynesianos, responsables de la Gran Recesión que desembocará en una Gran Depresión. Pero, el hecho de que esta ideología sea dominante se debe –y ahí está la raíz del problema- al enorme poder de la banca, su excesivo tamaño e influencia, que al aliarse en cada país con los elementos más reaccionarios de la gran patronal están intentando desmantelar la Europa Social. Si no se creen lo que digo, léanse los informes del Banco Central Europeo. Una de las frases más repetidas es que Europa no puede sostener sus Estados del Bienestar. Léase lo que dice el Banco de España y la Gran Patronal y verán que es una copia de lo que dice el BCE. Y de ahí que estén estableciendo las condiciones que facilitan la reducción de la protección social, tal como está intentando el Tea Party en EEUU.
El Plural, 26 de septiembre de 2011
El congreso de las mentes maravillosas
"No lo he conseguido. Tendré que acostumbrarme a vivir con la teoría de los cuantos. Y creedme cuando os digo que acabará expandiéndose". Cuando el físico Max Planck postuló la existencia de los cuantos, lo hizo muy a su pesar. El científico, de ideología conservadora, siempre se mostró reacio a aceptar no sólo su descubrimiento sino la revolución cuántica que había puesto en marcha. Una revolución que pondría en tela de juicio la interpretación clásica del mundo y la naturaleza de la realidad.
El epicentro de las discusiones sobre las posibles interpretaciones de la mecánica cuántica se produjo en 1927 en el quinto Congreso de Solvay. La foto de familia no deja lugar a dudas sobre la importancia de la reunión. De los 29 asistentes al acto, 17 terminarían recibiendo el Premio Nobel. Grandes científicos como Marie Curie, Niels Bohr o el propio Albert Einstein pasaban largas horas discutiendo sobre los problemas más complejos que presentaba la nueva realidad cuántica en una de las épocas más brillantes y excitantes de la historia de la ciencia.
Precisamente fue la fotografía en la que aparecían varios de los genios más grandes que ha dado la ciencia lo que impulsó al físico y filósofo indio Manjit Kumar a escribir un libro que recogiera con todo lujo de detalles los pasos de la nueva revolución. En la obra de Kumar, titulada Quántum: Einstein, Bohr y el gran debate sobre la naturaleza de la realidad se ven reflejados no sólo los importantes descubrimientos de la ciencia de la época sino también las luchas personales de varios físicos ilustres por entender y aceptar una concepción del mundo que ponía del revés los postulados de la física clásica.
El libro ofrece una visión profunda de los grandes debates científicos que se dieron a principios del siglo XX y muestra cómo la perspectiva ideológica de los físicos también afecta a su forma de afrontar la ciencia. Si en la actualidad los investigadores están más o menos dispuestos a aceptar lo desconocido aún está por ver. ¿Qué pasará si el LHC no encuentra el Higgs? ¿Serán correctos los nuevos resultados que aseguran que hay neutrinos que se mueven más rápido que la luz? ¿Podrán los físicos aceptar que sus teorías pueden ser incompletas? Los antiguos héroes de la ciencia sí vencieron a sus propios fantasmas.
"Fue como si el suelo que nos sostuviera se hubiese esfumado y nada pudiera, en ausencia de todo fundamento sólido, erigirse". Estas palabras de Albert Einstein reflejan el gran impacto que supuso en la comunidad científica el hallazgo de Planck. A partir de los resultados del físico alemán, se desencadenaron una serie de experimentos y teorías matemáticas que lo cambiarían todo.
Probablemente, entre todas las teorías propuestas, la que más ampollas levantó fue el principio de incertidumbre desarrollado por Werner Heisenberg. El niño prodigio de la física alemana había postulado que resultaba imposible medir con absoluta precisión la posición y la velocidad de una partícula. En la física clásica sí se conocen estas magnitudes, que se puede calcular el camino seguido por una partícula; es decir, se puede saber dónde estaba en el pasado, dónde está ahora y dónde estará en el futuro. Sin embargo, si la propuesta de Heisenberg era cierta, desde un punto de vista cuántico sólo sería posible determinar la posición o la velocidad de una partícula en un instante dado, con lo que nada se podría decir, con certeza, de lo que le había ocurrido a dicha partícula antes o después de la medida.
Esta imposibilidad de determinar con precisión posición y velocidad incomodaba a algunos científicos. Sin embargo, había algo más que desconcertaba a los físicos: el hecho de que el propio observador, al realizar una medida, alterase el sistema de tal modo que lo que le ocurriese a la partícula después de la medida no podría separarse del hecho de haberla medido. Los científicos clásicos siempre habían realizado sus experimentos asumiendo que ellos eran observadores pasivos que no alteraban la naturaleza de lo observado.
Si esta afirmación resultara cierta, cabría preguntarse, y así lo hicieron los físicos de la época, si existe o no una realidad independiente de nuestra observación. Para Bohr, no existía esa realidad, "lo único que existe es una descripción" de la misma. Esencialmente, el físico danés aseguraba que un electrón no existe en ningún punto del espacio hasta que no es observado. Sin embargo, Einstein se resistía a esa interpretación y afirmaba que aún creía en la posibilidad de crear "una teoría que represente las cosas en sí mismas y no la probabilidad de su ocurrencia". El físico judío inició entonces una batalla de ideas orientada a tumbar el principio de incertidumbre.
Las dos visiones sobre la interpretación de la mecánica cuántica terminarían por chocar en el V Congreso de Solvay. Lo que estaba en juego, afirma Kumar, "no era, ni más ni menos, que el alma de la física y la naturaleza de la realidad". El físico austríaco Paul Ehrenfest describió emocionado la intensidad de los debates entre los dos físicos: "Ha sido una especie de juego de ajedrez: Einstein aportando en cada ocasión nuevos ejemplos con la intención de romper el principio de incertidumbre y Bohr, desde fuera de la niebla filosófica, buscando herramientas para aplastar un intento tras otro. Ha sido realmente extraordinario".
Los intentos de Einstein de tumbar la interpretación de Bohr resultaron infructuosos, aunque el genio judío no cejó en su empeño de plantear nuevos experimentos mentales que pudieran con la férrea resistencia del danés. Mientras llegaban sus nuevas ideas, el físico de origen alemán se consolaba con las palabras de un filósofo que aseguraba que "la aspiración a la verdad es más preciosa que su posesión segura". Por su parte, Bohr y sus acólitos se fueron del congreso con una victoria amarga. Pese a haber mostrado la robustez de su teoría, el danés no había conseguido convencer a su gran amigo. Según Heisenberg, aunque Einstein no había encontrado incoherencias en la teoría, "en su corazón no estaba convencido".
El genio de la relatividad y de los cuantos de la luz pudo haberse equivocado en su interpretación de la cuántica y, aunque nunca aceptó la visión de Bohr, reconocía sus dudas. Recién llegado a Princeton, alguien le preguntó si necesitaba algo en su nuevo despacho. Einstein respondió que sólo necesitaba un cuaderno y lápices. Antes de terminar la conversación, añadió: "Ah, sí, y una gran papelera a la que pueda arrojar todos mis errores". Teguayco Pinto.
Público
http://www.huffingtonpost.es/2013/09/03/cientificos-fotos-infancia_n_3859632.html?utm_hp_ref=mostpopular
El epicentro de las discusiones sobre las posibles interpretaciones de la mecánica cuántica se produjo en 1927 en el quinto Congreso de Solvay. La foto de familia no deja lugar a dudas sobre la importancia de la reunión. De los 29 asistentes al acto, 17 terminarían recibiendo el Premio Nobel. Grandes científicos como Marie Curie, Niels Bohr o el propio Albert Einstein pasaban largas horas discutiendo sobre los problemas más complejos que presentaba la nueva realidad cuántica en una de las épocas más brillantes y excitantes de la historia de la ciencia.
Precisamente fue la fotografía en la que aparecían varios de los genios más grandes que ha dado la ciencia lo que impulsó al físico y filósofo indio Manjit Kumar a escribir un libro que recogiera con todo lujo de detalles los pasos de la nueva revolución. En la obra de Kumar, titulada Quántum: Einstein, Bohr y el gran debate sobre la naturaleza de la realidad se ven reflejados no sólo los importantes descubrimientos de la ciencia de la época sino también las luchas personales de varios físicos ilustres por entender y aceptar una concepción del mundo que ponía del revés los postulados de la física clásica.
El libro ofrece una visión profunda de los grandes debates científicos que se dieron a principios del siglo XX y muestra cómo la perspectiva ideológica de los físicos también afecta a su forma de afrontar la ciencia. Si en la actualidad los investigadores están más o menos dispuestos a aceptar lo desconocido aún está por ver. ¿Qué pasará si el LHC no encuentra el Higgs? ¿Serán correctos los nuevos resultados que aseguran que hay neutrinos que se mueven más rápido que la luz? ¿Podrán los físicos aceptar que sus teorías pueden ser incompletas? Los antiguos héroes de la ciencia sí vencieron a sus propios fantasmas.
"Fue como si el suelo que nos sostuviera se hubiese esfumado y nada pudiera, en ausencia de todo fundamento sólido, erigirse". Estas palabras de Albert Einstein reflejan el gran impacto que supuso en la comunidad científica el hallazgo de Planck. A partir de los resultados del físico alemán, se desencadenaron una serie de experimentos y teorías matemáticas que lo cambiarían todo.
Probablemente, entre todas las teorías propuestas, la que más ampollas levantó fue el principio de incertidumbre desarrollado por Werner Heisenberg. El niño prodigio de la física alemana había postulado que resultaba imposible medir con absoluta precisión la posición y la velocidad de una partícula. En la física clásica sí se conocen estas magnitudes, que se puede calcular el camino seguido por una partícula; es decir, se puede saber dónde estaba en el pasado, dónde está ahora y dónde estará en el futuro. Sin embargo, si la propuesta de Heisenberg era cierta, desde un punto de vista cuántico sólo sería posible determinar la posición o la velocidad de una partícula en un instante dado, con lo que nada se podría decir, con certeza, de lo que le había ocurrido a dicha partícula antes o después de la medida.
Esta imposibilidad de determinar con precisión posición y velocidad incomodaba a algunos científicos. Sin embargo, había algo más que desconcertaba a los físicos: el hecho de que el propio observador, al realizar una medida, alterase el sistema de tal modo que lo que le ocurriese a la partícula después de la medida no podría separarse del hecho de haberla medido. Los científicos clásicos siempre habían realizado sus experimentos asumiendo que ellos eran observadores pasivos que no alteraban la naturaleza de lo observado.
Si esta afirmación resultara cierta, cabría preguntarse, y así lo hicieron los físicos de la época, si existe o no una realidad independiente de nuestra observación. Para Bohr, no existía esa realidad, "lo único que existe es una descripción" de la misma. Esencialmente, el físico danés aseguraba que un electrón no existe en ningún punto del espacio hasta que no es observado. Sin embargo, Einstein se resistía a esa interpretación y afirmaba que aún creía en la posibilidad de crear "una teoría que represente las cosas en sí mismas y no la probabilidad de su ocurrencia". El físico judío inició entonces una batalla de ideas orientada a tumbar el principio de incertidumbre.
Las dos visiones sobre la interpretación de la mecánica cuántica terminarían por chocar en el V Congreso de Solvay. Lo que estaba en juego, afirma Kumar, "no era, ni más ni menos, que el alma de la física y la naturaleza de la realidad". El físico austríaco Paul Ehrenfest describió emocionado la intensidad de los debates entre los dos físicos: "Ha sido una especie de juego de ajedrez: Einstein aportando en cada ocasión nuevos ejemplos con la intención de romper el principio de incertidumbre y Bohr, desde fuera de la niebla filosófica, buscando herramientas para aplastar un intento tras otro. Ha sido realmente extraordinario".
Los intentos de Einstein de tumbar la interpretación de Bohr resultaron infructuosos, aunque el genio judío no cejó en su empeño de plantear nuevos experimentos mentales que pudieran con la férrea resistencia del danés. Mientras llegaban sus nuevas ideas, el físico de origen alemán se consolaba con las palabras de un filósofo que aseguraba que "la aspiración a la verdad es más preciosa que su posesión segura". Por su parte, Bohr y sus acólitos se fueron del congreso con una victoria amarga. Pese a haber mostrado la robustez de su teoría, el danés no había conseguido convencer a su gran amigo. Según Heisenberg, aunque Einstein no había encontrado incoherencias en la teoría, "en su corazón no estaba convencido".
El genio de la relatividad y de los cuantos de la luz pudo haberse equivocado en su interpretación de la cuántica y, aunque nunca aceptó la visión de Bohr, reconocía sus dudas. Recién llegado a Princeton, alguien le preguntó si necesitaba algo en su nuevo despacho. Einstein respondió que sólo necesitaba un cuaderno y lápices. Antes de terminar la conversación, añadió: "Ah, sí, y una gran papelera a la que pueda arrojar todos mis errores". Teguayco Pinto.
Público
http://www.huffingtonpost.es/2013/09/03/cientificos-fotos-infancia_n_3859632.html?utm_hp_ref=mostpopular
lunes, 26 de septiembre de 2011
Desahucios: Una tragedia social en primera persona
Cada día 72 familias valencianas han perdido su vivienda este año por, en la mayoría de los casos, no poder hacer frente a la hipoteca que habían contratado. Desde que empezó la crisis, en 2008, son 24.694. Un auténtico drama social que ya ha encendido las alarmas de expertos, políticos y activistas, que alertan de los riesgos para la cohesión social y la economía, aunque no se ponen de acuerdo en las medidas a tomar para paliar el problema. Pero más allá de las frías cifras, cada una de estas ejecuciones hipotecarias esconde una tragedia vivida en primera persona.
Parece una escena de una de las películas-denuncia de Ken Loach o, incluso, de una de aquellas cintas con las que John Ford retrató las miserias de la gran depresión de 1929. Pero desgraciadamente esto no es ficción ni es un pasado lejano en otro país. Los hechos suceden en unos locales sindicales de Valencia donde decenas de personas llenan a rebosar una sala demasiado pequeña. El momento es incómodo, tenso y grave y no solo por el insoportable calor que convierte los panfletos sindicales en abanicos improvisados. Se trata de una de las asambleas que la Plataforma de Afectados por las Hipotecas (PAH) convoca para informar sobre sus recursos legales a aquella gente que teme perder su casa. Un abogado trata de hacer un resumen de la legislación hipotecaria y las mejores opciones que tienen quienes se encuentran ante la imposibilidad de seguir pagando sus letras. Aunque los moderadores piden que se dejen las preguntas para hasta el final de la exposición, la gente interrumpe constantemente con sus experiencias personales. Verdaderas historias de terror se entreven en cada comentario.
Entre el público se encuentran los casos más diversos: trabajadores en paro hasta agotar las prestaciones, autónomos que la crisis les ha llevado ha cerrar sus negocios, inmigrantes provenientes de la economía sumergida, maridos y esposas cuyo divorcio les ha complicado algo más que su vida sentimental, pensionistas que, en su día, avalaron la hipoteca de sus hijos con su propia vivienda creyendoque las propiedades inmobiliarias jamás bajarían de precio... Nerviosos, angustiados, toman notas con caras preocupadas y cuentan uno tras otro sus reuniones con los directores de oficina, con los funcionarios judiciales, con los servicios sociales. Se oyen parecidas promesas incumplidas, letras pequeñas de los contratos y el redactado farragoso de las resoluciones judiciales. El abogado –un chico joven que no parece muy cómodo en su situación- trata de explicarles que, en su opinión, muchos de los consejos y opciones que les ofrecieron fueron equivocados sino es que se acercaban directamente a la mentira y al fraude. Entre los presentes aumenta la desolación. A su desesperada situación, con la casa ya embargada o a punto perderla, se añade la sensación de impotencia, de haber sido engañados y de fracaso personal. Una portavoz de la PAH toma la palabra para animarlos: “Recordad que esto no es culpa vuestra, no es una situación personal sino social que afecta centenares de miles de ciudadanos. Nos han engañado a todos porque no teníamos forma de evitarlo y solo uniéndonos podremos cambiar esta situación”. Aunque a decir verdad no parece que esto alivie demasiado los presentes.
“Dejarle algo a nuestros hijos”
Fernando Simarro llegó de Putumayo, una de las regiones más violentas de Colombia hace seis años para evitar sus hijos se convirtieran en víctimas del conflicto. Hijo de un exiliado español le dieron la nacionalidad inmediatamente. “Llegué un viernes y el lunes ya estaba trabajando. Me encanta Valencia y al año pude traer mi esposa y mis hijos. Esto era la felicidad. Estaba en el paraíso”, recuerda. A su lado se sienta Elisabet Grijalbo, su mujer, quien de esta época tiene especialmente grabado la facilidad con que la gente cambiaba de empleo: “Decían 'este trabajo no me gusta' y lo dejaban y al poco ya tenían uno mejor. A nosotros nos parecía increíble”.
“El trabajo era duro pero el sueldo merecía la pena –continua Simarro- y al cabo de un tiempo decidimos que ya estaba bien de pagar alquiler y empezamos a buscar un piso para comprar. Lo hicimos pensando en nuestro hijos, para dejarles algo en un futuro”, precisa sin poder evitar unas lágrimas. Asegura que el banco les dio la hipoteca sin ningún aval y que tampoco cayeron en el error de comprar algo fuera de sus posibilidades. Se trataba de un sencillo piso en el Cabanyal, y aunque fuera un quinto sin ascensor era un hogar para su familia. Tampoco aprovecharon los intereses baratos para cargar la hipoteca con extras y el 20% de entrada lo pagaron de sus ahorros.
“Entonces nadie pensaba en el paro, parecía una situación imposible –continua- hasta que llegó la crisis” La empresa de electricidad donde trabajaba despidió la mitad de la plantilla pero los encargados le prometieron readmitirle cuando la cosa mejorara y como tenía el subsidio de paro estaba tranquilo. El problema es que desde entonces la empresa no solo no se ha recuperado sino que aún ha realizado más despidos. “A medida que no encontraba empleo me iba poniendo nervioso. Hicimos de todo, chapuzas en casas de conocidos, recoger naranjas, no me asusta trabajar, pero es que realmente no hay donde hacerlo”. Así, la hipoteca se fue comiendo la prestación de desempleo, luego la ayuda de 400 euros, sus ahorros, el cheque bebé por su último hijo... hasta que no quedó nada. “Hasta el final me negué a perder la casa, pero cuando vimos que realmente era imposible seguir pagando fuimos a hablar con el banco para dársela”.
Su sorpresa, pero, fue mayúscula cuando la directora les dijo que aún les quedaría una deuda de 60.000 euros. La razón es que su vivienda valía, ahora, la mitad del precio por el que el mismo banco la tasó en 2007. Ante esto se plantaron y decidieron no salir de la casa e intentar ganar la condonación de la deuda en los tribunales. “Nosotros ya asumimos perder la casa. Nos da igual, ya nos apañaremos, podemos empezar de cero, pero no podemos empezar a menos 60.000. No podemos dejar esta carga a nuestros hijos”.
“Perder la casa fue lo peor”
María Rosa Pérez vive desde hace meses con sus dos hijos en casa de su madre, y aunque sabe que esta situación es provisional no sabe cuando podrá resolverla. El 25 de junio dejó las llaves de su piso en el buzón tal y como le indicaron en la oficina bancaria donde tenía contratada la hipoteca. Ahora le reclaman 65.000 euros de deuda y ha solicitado un concurso de acreedores, una opción que es extremadamente difícil que el juzgado acepte para un particular, pero que es la única salida para rehacer su vida. “Perder la casa fue lo peor”, asegura y atrás quedó una lucha para salvarla que recuerda “a muerte” y que empezó cuando fue despedida por quedarse embarazada. Ahora ha conseguido trabajo por unos meses y confía en que sea el primer paso hacia la recuperación, pero es consciente que si el banco no renuncia a reclamarle la deuda quedará empujada inevitablemente hacia la economía sumergida. “Si me tienen que embargar todo el sueldo que supere el salario mínimo, como esperan que mantenga dos hijos?” se pregunta.
“Me tuteaba con el director del banco”
José prefiere no dar su apellido ni su cara “por lo que pueda pasar”. Su situación le trae muy nervioso y no está seguro de lo que sería capaz de hacer. Autónomo, la crisis le dejó sin clientes y sin derecho al paro. Con una hipoteca de 1.500 euros mensuales enseguida se saltó cinco letras y le rehipotecaron el piso. “Acepté porque pensé que sería temporal, pero al final he pagado 80.000 euros en intereses y mi deuda no ha bajado”. Ahora ya no puede pagar nada, ni tan siquiera la pensión a su ex-mujer, una situación angustiante para alguien que “a costa de meter muchas horas” se sacaba un sueldo holgado. Lo que más rabia le da es la insensibilidad del banco. “Cuando me compré el piso todo eran sonrisas y promesas y luego te retrasas un mes y ya no te lo pasan. Yo me tuteaba con el director del banco y ahora me evita si nos cruzamos por la calle”.
De momento sigue en el piso, pero a finales de mes lo subastan y el nuevo dueño –que puede ser el mismo banco- iniciará el proceso judicial para desalojarlo. Y después? Se encoge de hombros pero una cosa tiene clara: “No me voy a rendir”.
Los afectados se organizan
La Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) se presentó en Valencia hace pocos meses pero ya se ha hecho famosa por sus espectaculares acciones en las que impiden, pacíficamente, las ejecuciones inmobiliarias. Pero tras esta faceta callejera la PAH acumula mucho trabajo invisible. “Asesoramos las familias que tienen problemas para pagar la hipoteca para evitar que sean víctimas de cláusulas abusivas en los contratos o se vulneren sus derechos en los procesos judiciales, tratamos de mediar con los bancos para encontrar soluciones y orientarlas para conseguir recursos de los servicios sociales si lo necesitan”, detalla Yolanda Prats, una de las portavoces del movimiento. Pero más allá de esto, tratan de organizar a los propios afectados para tratar de encontrar soluciones globales al problema de la vivienda. Su reivindicación estrella es una ley que obligue la llamada dación en pago, o sea que la entrega de la casa liquide automáticamente la deuda para lo cual quieren presentar una Iniciativa Legislativa Popular al Congreso, aunque de momento está bloqueada. Entre sus propuestas también está una auditoría del mercado de la vivienda para evitar estafas en las tasaciones y la creación de un parque de vivienda pública “usando los pisos vacíos propiedad de los mismos bancos que recibieron miles de millones de dinero público". Joan Canela i Barrull. Valencia Express.
Parece una escena de una de las películas-denuncia de Ken Loach o, incluso, de una de aquellas cintas con las que John Ford retrató las miserias de la gran depresión de 1929. Pero desgraciadamente esto no es ficción ni es un pasado lejano en otro país. Los hechos suceden en unos locales sindicales de Valencia donde decenas de personas llenan a rebosar una sala demasiado pequeña. El momento es incómodo, tenso y grave y no solo por el insoportable calor que convierte los panfletos sindicales en abanicos improvisados. Se trata de una de las asambleas que la Plataforma de Afectados por las Hipotecas (PAH) convoca para informar sobre sus recursos legales a aquella gente que teme perder su casa. Un abogado trata de hacer un resumen de la legislación hipotecaria y las mejores opciones que tienen quienes se encuentran ante la imposibilidad de seguir pagando sus letras. Aunque los moderadores piden que se dejen las preguntas para hasta el final de la exposición, la gente interrumpe constantemente con sus experiencias personales. Verdaderas historias de terror se entreven en cada comentario.
Entre el público se encuentran los casos más diversos: trabajadores en paro hasta agotar las prestaciones, autónomos que la crisis les ha llevado ha cerrar sus negocios, inmigrantes provenientes de la economía sumergida, maridos y esposas cuyo divorcio les ha complicado algo más que su vida sentimental, pensionistas que, en su día, avalaron la hipoteca de sus hijos con su propia vivienda creyendoque las propiedades inmobiliarias jamás bajarían de precio... Nerviosos, angustiados, toman notas con caras preocupadas y cuentan uno tras otro sus reuniones con los directores de oficina, con los funcionarios judiciales, con los servicios sociales. Se oyen parecidas promesas incumplidas, letras pequeñas de los contratos y el redactado farragoso de las resoluciones judiciales. El abogado –un chico joven que no parece muy cómodo en su situación- trata de explicarles que, en su opinión, muchos de los consejos y opciones que les ofrecieron fueron equivocados sino es que se acercaban directamente a la mentira y al fraude. Entre los presentes aumenta la desolación. A su desesperada situación, con la casa ya embargada o a punto perderla, se añade la sensación de impotencia, de haber sido engañados y de fracaso personal. Una portavoz de la PAH toma la palabra para animarlos: “Recordad que esto no es culpa vuestra, no es una situación personal sino social que afecta centenares de miles de ciudadanos. Nos han engañado a todos porque no teníamos forma de evitarlo y solo uniéndonos podremos cambiar esta situación”. Aunque a decir verdad no parece que esto alivie demasiado los presentes.
“Dejarle algo a nuestros hijos”
Fernando Simarro llegó de Putumayo, una de las regiones más violentas de Colombia hace seis años para evitar sus hijos se convirtieran en víctimas del conflicto. Hijo de un exiliado español le dieron la nacionalidad inmediatamente. “Llegué un viernes y el lunes ya estaba trabajando. Me encanta Valencia y al año pude traer mi esposa y mis hijos. Esto era la felicidad. Estaba en el paraíso”, recuerda. A su lado se sienta Elisabet Grijalbo, su mujer, quien de esta época tiene especialmente grabado la facilidad con que la gente cambiaba de empleo: “Decían 'este trabajo no me gusta' y lo dejaban y al poco ya tenían uno mejor. A nosotros nos parecía increíble”.
“El trabajo era duro pero el sueldo merecía la pena –continua Simarro- y al cabo de un tiempo decidimos que ya estaba bien de pagar alquiler y empezamos a buscar un piso para comprar. Lo hicimos pensando en nuestro hijos, para dejarles algo en un futuro”, precisa sin poder evitar unas lágrimas. Asegura que el banco les dio la hipoteca sin ningún aval y que tampoco cayeron en el error de comprar algo fuera de sus posibilidades. Se trataba de un sencillo piso en el Cabanyal, y aunque fuera un quinto sin ascensor era un hogar para su familia. Tampoco aprovecharon los intereses baratos para cargar la hipoteca con extras y el 20% de entrada lo pagaron de sus ahorros.
“Entonces nadie pensaba en el paro, parecía una situación imposible –continua- hasta que llegó la crisis” La empresa de electricidad donde trabajaba despidió la mitad de la plantilla pero los encargados le prometieron readmitirle cuando la cosa mejorara y como tenía el subsidio de paro estaba tranquilo. El problema es que desde entonces la empresa no solo no se ha recuperado sino que aún ha realizado más despidos. “A medida que no encontraba empleo me iba poniendo nervioso. Hicimos de todo, chapuzas en casas de conocidos, recoger naranjas, no me asusta trabajar, pero es que realmente no hay donde hacerlo”. Así, la hipoteca se fue comiendo la prestación de desempleo, luego la ayuda de 400 euros, sus ahorros, el cheque bebé por su último hijo... hasta que no quedó nada. “Hasta el final me negué a perder la casa, pero cuando vimos que realmente era imposible seguir pagando fuimos a hablar con el banco para dársela”.
Su sorpresa, pero, fue mayúscula cuando la directora les dijo que aún les quedaría una deuda de 60.000 euros. La razón es que su vivienda valía, ahora, la mitad del precio por el que el mismo banco la tasó en 2007. Ante esto se plantaron y decidieron no salir de la casa e intentar ganar la condonación de la deuda en los tribunales. “Nosotros ya asumimos perder la casa. Nos da igual, ya nos apañaremos, podemos empezar de cero, pero no podemos empezar a menos 60.000. No podemos dejar esta carga a nuestros hijos”.
“Perder la casa fue lo peor”
María Rosa Pérez vive desde hace meses con sus dos hijos en casa de su madre, y aunque sabe que esta situación es provisional no sabe cuando podrá resolverla. El 25 de junio dejó las llaves de su piso en el buzón tal y como le indicaron en la oficina bancaria donde tenía contratada la hipoteca. Ahora le reclaman 65.000 euros de deuda y ha solicitado un concurso de acreedores, una opción que es extremadamente difícil que el juzgado acepte para un particular, pero que es la única salida para rehacer su vida. “Perder la casa fue lo peor”, asegura y atrás quedó una lucha para salvarla que recuerda “a muerte” y que empezó cuando fue despedida por quedarse embarazada. Ahora ha conseguido trabajo por unos meses y confía en que sea el primer paso hacia la recuperación, pero es consciente que si el banco no renuncia a reclamarle la deuda quedará empujada inevitablemente hacia la economía sumergida. “Si me tienen que embargar todo el sueldo que supere el salario mínimo, como esperan que mantenga dos hijos?” se pregunta.
“Me tuteaba con el director del banco”
José prefiere no dar su apellido ni su cara “por lo que pueda pasar”. Su situación le trae muy nervioso y no está seguro de lo que sería capaz de hacer. Autónomo, la crisis le dejó sin clientes y sin derecho al paro. Con una hipoteca de 1.500 euros mensuales enseguida se saltó cinco letras y le rehipotecaron el piso. “Acepté porque pensé que sería temporal, pero al final he pagado 80.000 euros en intereses y mi deuda no ha bajado”. Ahora ya no puede pagar nada, ni tan siquiera la pensión a su ex-mujer, una situación angustiante para alguien que “a costa de meter muchas horas” se sacaba un sueldo holgado. Lo que más rabia le da es la insensibilidad del banco. “Cuando me compré el piso todo eran sonrisas y promesas y luego te retrasas un mes y ya no te lo pasan. Yo me tuteaba con el director del banco y ahora me evita si nos cruzamos por la calle”.
De momento sigue en el piso, pero a finales de mes lo subastan y el nuevo dueño –que puede ser el mismo banco- iniciará el proceso judicial para desalojarlo. Y después? Se encoge de hombros pero una cosa tiene clara: “No me voy a rendir”.
Los afectados se organizan
La Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH) se presentó en Valencia hace pocos meses pero ya se ha hecho famosa por sus espectaculares acciones en las que impiden, pacíficamente, las ejecuciones inmobiliarias. Pero tras esta faceta callejera la PAH acumula mucho trabajo invisible. “Asesoramos las familias que tienen problemas para pagar la hipoteca para evitar que sean víctimas de cláusulas abusivas en los contratos o se vulneren sus derechos en los procesos judiciales, tratamos de mediar con los bancos para encontrar soluciones y orientarlas para conseguir recursos de los servicios sociales si lo necesitan”, detalla Yolanda Prats, una de las portavoces del movimiento. Pero más allá de esto, tratan de organizar a los propios afectados para tratar de encontrar soluciones globales al problema de la vivienda. Su reivindicación estrella es una ley que obligue la llamada dación en pago, o sea que la entrega de la casa liquide automáticamente la deuda para lo cual quieren presentar una Iniciativa Legislativa Popular al Congreso, aunque de momento está bloqueada. Entre sus propuestas también está una auditoría del mercado de la vivienda para evitar estafas en las tasaciones y la creación de un parque de vivienda pública “usando los pisos vacíos propiedad de los mismos bancos que recibieron miles de millones de dinero público". Joan Canela i Barrull. Valencia Express.
¿Existe la lucha de clases?
Warren Buffet es uno de los ricos más superricos de EEUU y del mundo. Se caracteriza por ser inteligente, por conocer muy bien la realidad que le rodea y por hablar muy claro, frecuentemente en contra de la clase social a la que pertenece. Es, como The Wall Street Journal lo define, un “traidor a su clase”.
Entre sus declaraciones, la más citada por los no ricos es aquella en la que indicó que, en contra de aquellos que creen que ya no hay clases sociales en EEUU (y que, por lo tanto, asumen que el concepto de lucha de clases es anticuado e irrelevante), la realidad que él conoce es que sí que hay clases sociales y que también existe una lucha entre ellas en la que su clase –los superricos– gana cada día a costa de los intereses de la mayoría de la población, que consigue sus rentas a partir del trabajo en lugar del capital.
Tal señor escribió recientemente un artículo en The New York Times, Stop Coddling the Super-Rich (Basta de mimar a los superricos, 15-08-11), en el que explicaba los impuestos que él paga comparándolos con los que pagan los empleados de su compañía (él es un inversor financiero). Señala que pagó este año en impuestos 6.938.744 dólares, lo cual, señala, es una cifra más que respetable. Pero tal cantidad es menos del 17% de sus ingresos anuales, un porcentaje mucho menor que el de sus empleados, cuyo porcentaje varía desde el 33% al 41%, con un promedio (de los empleados de su despacho) de un 36%. Considera, con razón, que ello no es justo. Y subraya que los superricos no están contribuyendo al sacrificio general que el Gobierno federal de EEUU está pidiendo de todos los ciudadanos para salir de la crisis. A ninguno de los superricos se le ha pedido hasta recientemente que haga ningún sacrificio, y ello a pesar de que –tal como señala Buffet– la crisis les ha ido muy bien a los superricos.
¿Y cómo puede ser que paguen mucho menos en impuestos que la clase trabajadora y que las clases medias? Buffet lo dice claramente. La mayoría de su renta deriva de los beneficios que consigue de sus inversiones (la mayoría inversiones financieras). Es decir, es dinero de lo que antes se llamaba el capital financiero. Subraya Buffet que los impuestos sobre las rentas del capital (como el Impuesto de Sociedades) gravan mucho menos que las rentas del trabajo, lo cual le parece una profunda injusticia. Según él, todas las rentas, tanto las derivadas del capital como las derivadas del trabajo, deberían gravarse por igual, sin privilegios (como ocurre ahora) a las rentas del capital, que se gravan mucho menos. En realidad, no sólo gravan menos, sino que incluso han ido descendiendo más y más, bajo el argumento de que disminuir tales impuestos al capital facilita la creación de puestos de trabajo. La sabiduría convencional en el conocimiento económico –que, en general, está sesgado a favor de las rentas del capital– promueve políticas que favorecen estas últimas a costa de las rentas del trabajo, argumentando que es necesario incentivarlas para conseguir más inversión y más empleo. Pero, como Buffet señala en su artículo en The New York Times, los ingresos derivados del capital han crecido astronómicamente para los superricos, a la vez que los impuestos sobre tales rentas han ido disminuyendo y, sin embargo, la creación de puestos de trabajo en EEUU ha sido menor que antes (de 1950 a 1980) cuando las rentas del capital se gravaban mucho más que ahora.
En realidad, las políticas fiscales que definen quién paga impuestos y en qué cantidad no vienen definidas por factores económicos, sino por factores políticos, lo cual quiere decir por el poder e influencia que distintos colectivos de personas tienen en nuestras sociedades sobre las instituciones políticas (y mediáticas). Y de estos colectivos, los ricos y superricos (lo que solía llamarse la clase capitalista o burguesa, términos hoy abandonados por considerárseles anticuados) son los más influyentes. El hecho de que no se hable de clases sociales y lucha de clases en España se debe precisamente a su enorme poder sobre las instituciones políticas y mediáticas. Como consecuencia, la versión convencional de la estructura social de nuestros países afirma que las clases sociales básicamente han desaparecido, puesto que la mayoría de ciudadanos pertenece a la clase media, aceptando que por encima están los ricos –la clase alta– y por debajo los pobres –la clase baja–. Por lo demás, hablar de clase capitalista o burguesía, pequeña burguesía, clase media y clase trabajadora (la mayoría de la población) se considera ser muy anticuado. Las ciencias sociales, sin embargo, son ciencias. Y la clase social es una categoría científica. Y en ciencia no debe confundirse antiguo con anticuado. La ley de la gravedad es muy antigua, pero no es anticuada. Si lo duda, salte de un cuarto piso y lo verá. Y esto es lo que está ocurriendo a gran parte de las izquierdas gobernantes. Están saltando del cuarto piso y están cayendo en picado.
El famoso dicho del presidente Zapatero de que “bajar impuestos es de izquierdas”, continuando unas políticas iniciadas en España por el Partido Popular, ha favorecido enormemente a la clase capitalista (es decir, aquel colectivo que deriva sus rentas del capital), que como bien dice Buffet, existe. Y los datos de la Agencia Tributaria española así lo documentan. Mientras que los ingresos al Estado derivados de la gravación a las rentas del trabajo han ido aumentando desde 2006 (pasando de representar 430.428 millones de euros en 2006 a 494.431 millones de euros en 2010), las derivadas del capital han descendido considerablemente, pasando de 75.027 millones de euros a 53.455 millones de euros, y ello en gran parte, como consecuencia de las bajadas de impuestos, sobre todo a las rentas superiores y del Impuesto de Sociedades. ¿Dónde está la versión española de Buffet?
Entre sus declaraciones, la más citada por los no ricos es aquella en la que indicó que, en contra de aquellos que creen que ya no hay clases sociales en EEUU (y que, por lo tanto, asumen que el concepto de lucha de clases es anticuado e irrelevante), la realidad que él conoce es que sí que hay clases sociales y que también existe una lucha entre ellas en la que su clase –los superricos– gana cada día a costa de los intereses de la mayoría de la población, que consigue sus rentas a partir del trabajo en lugar del capital.
Tal señor escribió recientemente un artículo en The New York Times, Stop Coddling the Super-Rich (Basta de mimar a los superricos, 15-08-11), en el que explicaba los impuestos que él paga comparándolos con los que pagan los empleados de su compañía (él es un inversor financiero). Señala que pagó este año en impuestos 6.938.744 dólares, lo cual, señala, es una cifra más que respetable. Pero tal cantidad es menos del 17% de sus ingresos anuales, un porcentaje mucho menor que el de sus empleados, cuyo porcentaje varía desde el 33% al 41%, con un promedio (de los empleados de su despacho) de un 36%. Considera, con razón, que ello no es justo. Y subraya que los superricos no están contribuyendo al sacrificio general que el Gobierno federal de EEUU está pidiendo de todos los ciudadanos para salir de la crisis. A ninguno de los superricos se le ha pedido hasta recientemente que haga ningún sacrificio, y ello a pesar de que –tal como señala Buffet– la crisis les ha ido muy bien a los superricos.
¿Y cómo puede ser que paguen mucho menos en impuestos que la clase trabajadora y que las clases medias? Buffet lo dice claramente. La mayoría de su renta deriva de los beneficios que consigue de sus inversiones (la mayoría inversiones financieras). Es decir, es dinero de lo que antes se llamaba el capital financiero. Subraya Buffet que los impuestos sobre las rentas del capital (como el Impuesto de Sociedades) gravan mucho menos que las rentas del trabajo, lo cual le parece una profunda injusticia. Según él, todas las rentas, tanto las derivadas del capital como las derivadas del trabajo, deberían gravarse por igual, sin privilegios (como ocurre ahora) a las rentas del capital, que se gravan mucho menos. En realidad, no sólo gravan menos, sino que incluso han ido descendiendo más y más, bajo el argumento de que disminuir tales impuestos al capital facilita la creación de puestos de trabajo. La sabiduría convencional en el conocimiento económico –que, en general, está sesgado a favor de las rentas del capital– promueve políticas que favorecen estas últimas a costa de las rentas del trabajo, argumentando que es necesario incentivarlas para conseguir más inversión y más empleo. Pero, como Buffet señala en su artículo en The New York Times, los ingresos derivados del capital han crecido astronómicamente para los superricos, a la vez que los impuestos sobre tales rentas han ido disminuyendo y, sin embargo, la creación de puestos de trabajo en EEUU ha sido menor que antes (de 1950 a 1980) cuando las rentas del capital se gravaban mucho más que ahora.
En realidad, las políticas fiscales que definen quién paga impuestos y en qué cantidad no vienen definidas por factores económicos, sino por factores políticos, lo cual quiere decir por el poder e influencia que distintos colectivos de personas tienen en nuestras sociedades sobre las instituciones políticas (y mediáticas). Y de estos colectivos, los ricos y superricos (lo que solía llamarse la clase capitalista o burguesa, términos hoy abandonados por considerárseles anticuados) son los más influyentes. El hecho de que no se hable de clases sociales y lucha de clases en España se debe precisamente a su enorme poder sobre las instituciones políticas y mediáticas. Como consecuencia, la versión convencional de la estructura social de nuestros países afirma que las clases sociales básicamente han desaparecido, puesto que la mayoría de ciudadanos pertenece a la clase media, aceptando que por encima están los ricos –la clase alta– y por debajo los pobres –la clase baja–. Por lo demás, hablar de clase capitalista o burguesía, pequeña burguesía, clase media y clase trabajadora (la mayoría de la población) se considera ser muy anticuado. Las ciencias sociales, sin embargo, son ciencias. Y la clase social es una categoría científica. Y en ciencia no debe confundirse antiguo con anticuado. La ley de la gravedad es muy antigua, pero no es anticuada. Si lo duda, salte de un cuarto piso y lo verá. Y esto es lo que está ocurriendo a gran parte de las izquierdas gobernantes. Están saltando del cuarto piso y están cayendo en picado.
El famoso dicho del presidente Zapatero de que “bajar impuestos es de izquierdas”, continuando unas políticas iniciadas en España por el Partido Popular, ha favorecido enormemente a la clase capitalista (es decir, aquel colectivo que deriva sus rentas del capital), que como bien dice Buffet, existe. Y los datos de la Agencia Tributaria española así lo documentan. Mientras que los ingresos al Estado derivados de la gravación a las rentas del trabajo han ido aumentando desde 2006 (pasando de representar 430.428 millones de euros en 2006 a 494.431 millones de euros en 2010), las derivadas del capital han descendido considerablemente, pasando de 75.027 millones de euros a 53.455 millones de euros, y ello en gran parte, como consecuencia de las bajadas de impuestos, sobre todo a las rentas superiores y del Impuesto de Sociedades. ¿Dónde está la versión española de Buffet?
domingo, 25 de septiembre de 2011
Que recorten sus salarios
Revisando los presupuestos de las comunidades autónomas que aplicarían recortes y haciendo cuentas, podemos comprobar que el ahorro que se obtendría al recortar en profesores representa un porcentaje ridículo de dichos presupuestos. Si quieren, pueden evitar dejar a miles de profesores en la calle, y pueden hacerlo sin recortar en nada esencial. De hecho, se obtendría mayor ahorro reduciendo campañas publicitarias institucionales, coches oficiales, asesores y "despilfarros varios". esto se ve muy claro cuando comprobamos que el minúsculo ahorro obtenido al recortar en profesores se esfumaría con el gasto que suponen los profesores funcionarios que cobrarían sueldo sin tener plaza, el paro de los interinos y los pluses que, según Lucía Figar, pagarían a los que conserven su plaza. El recorte no solo no aporta ningún ahorro, sino que puede llegar a convertirse en un gasto.
Quienes dicen apoyar la educación y estar dispuestos a gastar dinero para reducir el paro juvenil no pueden dejar en la calle a miles de profesores interinos, aumentando el paro juvenil y perjudicando la calidad de la enseñanza y el correcto funcionamiento de los centros a cambio de un ahorro nulo.
Nuestros políticos deben saber rectificar, tener en cuenta a los ciudadanos y no llevar el debate al enfrentamiento político para intentar colar una propuesta que es injusta, contraproducente y no aporta ahorro alguno.- Luis Fernando Santiago Sánchez. Azuaga, Badajoz.
El Partido Popular aprovecha el mes de agosto para corregir el déficit en sus comunidades autónomas. Pero esto supone lo que ya muchos esperábamos. El déficit puede corregirse de dos maneras. La primera bajando el número de consejeros, reduciendo sus salarios, coches oficiales, y convenciones, viajes y banquetes. También aumentando ingresos con una subida de impuestos a las grandes fortunas y movimientos de capitales.
La opción de bajarse el sueldo y coches, así como la subida de impuestos a los ricos no la van a emplear. El Partido Popular irá a lo de siempre, a recortar el gasto social. Y aprovechan agosto para hacer su ídem. En Castilla-La Mancha, con Dolores de Cospedal -que gana más de 250.000 euros- resulta que a las viudas con pensión mínima les quita 1.000 euros: claro, solo son 320.000 viudas. En Valencia, el PP sube la tasa de basuras más del 200% y en Madrid la liberal Aguirre sube el transporte público en un 50%. Y no se para ahí, va a eliminar más de 2.500 profesores.
Habrá que pensarse el voto en las elecciones generales.- José María Martínez. Madrid.
Partiendo de la base de que bajo mi punto de vista, la concepción de un Estado moderno y evolutivo debe sustentarse en una educación y una sanidad de máxima calidad, lógico sería que en Estados que aspiran a la excelencia social, estas fueran las carteras con un mayor presupuesto. Sin embargo, nos encontramos con una España donde los recortes se aplican sobre partidas históricamente cortas.
A los políticos sus electores los votan para que los conduzcan hacia un Estado de bienestar, de igualdad; no digo ya para que solucionen los innumerables problemas que a todos nos afectan, sino simplemente para que analicen, realicen ciertas valoraciones, piensen un poquito en ese electorado que cada vez va más desengañado y que por lo menos no creen más problemas.
Bien está, si se admite, que nos hayan metido en una crisis que la hemos de pagar entre todos nosotros, que solo les importen sus intereses, que todos digan algo que luego resulta que no han dicho.
Pero lo imperdonable de verdad es que recorten partidas fundamentales como la educación y sanidad, en lugar de revisar sus propias bases salariales.- Sergio Torres Giménez. Barcelona. El País, cartas al director.
Quienes dicen apoyar la educación y estar dispuestos a gastar dinero para reducir el paro juvenil no pueden dejar en la calle a miles de profesores interinos, aumentando el paro juvenil y perjudicando la calidad de la enseñanza y el correcto funcionamiento de los centros a cambio de un ahorro nulo.
Nuestros políticos deben saber rectificar, tener en cuenta a los ciudadanos y no llevar el debate al enfrentamiento político para intentar colar una propuesta que es injusta, contraproducente y no aporta ahorro alguno.- Luis Fernando Santiago Sánchez. Azuaga, Badajoz.
El Partido Popular aprovecha el mes de agosto para corregir el déficit en sus comunidades autónomas. Pero esto supone lo que ya muchos esperábamos. El déficit puede corregirse de dos maneras. La primera bajando el número de consejeros, reduciendo sus salarios, coches oficiales, y convenciones, viajes y banquetes. También aumentando ingresos con una subida de impuestos a las grandes fortunas y movimientos de capitales.
La opción de bajarse el sueldo y coches, así como la subida de impuestos a los ricos no la van a emplear. El Partido Popular irá a lo de siempre, a recortar el gasto social. Y aprovechan agosto para hacer su ídem. En Castilla-La Mancha, con Dolores de Cospedal -que gana más de 250.000 euros- resulta que a las viudas con pensión mínima les quita 1.000 euros: claro, solo son 320.000 viudas. En Valencia, el PP sube la tasa de basuras más del 200% y en Madrid la liberal Aguirre sube el transporte público en un 50%. Y no se para ahí, va a eliminar más de 2.500 profesores.
Habrá que pensarse el voto en las elecciones generales.- José María Martínez. Madrid.
Partiendo de la base de que bajo mi punto de vista, la concepción de un Estado moderno y evolutivo debe sustentarse en una educación y una sanidad de máxima calidad, lógico sería que en Estados que aspiran a la excelencia social, estas fueran las carteras con un mayor presupuesto. Sin embargo, nos encontramos con una España donde los recortes se aplican sobre partidas históricamente cortas.
A los políticos sus electores los votan para que los conduzcan hacia un Estado de bienestar, de igualdad; no digo ya para que solucionen los innumerables problemas que a todos nos afectan, sino simplemente para que analicen, realicen ciertas valoraciones, piensen un poquito en ese electorado que cada vez va más desengañado y que por lo menos no creen más problemas.
Bien está, si se admite, que nos hayan metido en una crisis que la hemos de pagar entre todos nosotros, que solo les importen sus intereses, que todos digan algo que luego resulta que no han dicho.
Pero lo imperdonable de verdad es que recorten partidas fundamentales como la educación y sanidad, en lugar de revisar sus propias bases salariales.- Sergio Torres Giménez. Barcelona. El País, cartas al director.
viernes, 23 de septiembre de 2011
Discapacitados y derechos humanos
Me he llevado la mayor alegría de este año tras leer con atención el artículo donde el relator de la ONU afirma que España no está cumpliendo la Convención de la ONU, y no porque no se cumpla, sino porque por fin sé que no era fruto de mi imaginación.
Tengo un hijo con diversidad funcional (discapacidad) al que cada día se le deniegan sus derechos. Tengo otra hija sin diversidad funcional a la que todo le viene dado. Los dos tienen los mismos derechos, se supone, pero el relator lo ha expresado claro, en uno se cumplen y en otro no.
Hace una semana empezó el curso. Con mi hija sin diversidad todo eran nervios, alegría por ver a sus compañeros, un nuevo curso por delante empezado con ilusión. Con mi hijo con diversidad funcional, nervios, noches sin dormir, preocupación, comienzo de la tortura del nuevo curso escolar. Porque una tortura han sido los nueve años de escolarización que lleva mi hijo escuchando de la Administración y técnicos excusas, justificaciones, con el fin de intentar convencerme de que lo mejor para él es segregarlo...
Por fin no soy yo quien lo digo, una madre caprichosa que quiero lo peor para mi hijo... ¡Lo dice la ONU! Mi hijo tiene el mismo derecho que mi hija a una educación inclusiva. MARÍA DE LA O RUEDA. Málaga, El País, 23/09/2011
Tengo un hijo con diversidad funcional (discapacidad) al que cada día se le deniegan sus derechos. Tengo otra hija sin diversidad funcional a la que todo le viene dado. Los dos tienen los mismos derechos, se supone, pero el relator lo ha expresado claro, en uno se cumplen y en otro no.
Hace una semana empezó el curso. Con mi hija sin diversidad todo eran nervios, alegría por ver a sus compañeros, un nuevo curso por delante empezado con ilusión. Con mi hijo con diversidad funcional, nervios, noches sin dormir, preocupación, comienzo de la tortura del nuevo curso escolar. Porque una tortura han sido los nueve años de escolarización que lleva mi hijo escuchando de la Administración y técnicos excusas, justificaciones, con el fin de intentar convencerme de que lo mejor para él es segregarlo...
Por fin no soy yo quien lo digo, una madre caprichosa que quiero lo peor para mi hijo... ¡Lo dice la ONU! Mi hijo tiene el mismo derecho que mi hija a una educación inclusiva. MARÍA DE LA O RUEDA. Málaga, El País, 23/09/2011
jueves, 22 de septiembre de 2011
La ideologia neoliberal reproducida en los medios españoles
La cultura neoliberal está tan extendida en nuestro país que la mayoría de las personas que la promocionan ni siquiera se dan cuenta de que están contribuyendo a una ideología que ha hecho y continúa haciendo mucho daño a gran parte de la ciudadanía, y muy en especial a las clases populares. Se creen que es una obviedad lo que dicen o escriben sin darse cuenta, por desconocimiento de los hechos, o por mera reproducción de la sabiduría convencional, que lo que están diciendo es erróneo y/o falso y responde más al terreno de la propaganda que al rigor científico.
Un ejemplo de ello es el artículo de Carles Castro en La Vanguardia, “Individualismo compasivo” (16.09.11), en el que se intenta conocer la sensibilidad social de la población en Catalunya. Y lo hace analizando las respuestas a las preguntas que se hace a la población sobre temas económicos y sociales. Casi cada una de las preguntas reproduce un supuesto liberal. Por ejemplo, a la población en Catalunya se le pregunta: “¿Qué es más importante, el crecimiento económico o el reparto de la riqueza?”, asumiendo que hay un conflicto entre eficiencia económica –crecimiento económico- y equidad –el reparto de la riqueza-. Este supuesto alcanza casi la categoría de dogma en la cultura económica neoliberal y se reproduce utilizando varios tipos de narrativas. Otra forma de expresarla es cuando se subraya que “antes de distribuir hay que crecer”. Economistas, políticos y periodistas constantemente lo dicen. Y no tengo dudas de que se lo creen. La fuerza de la ideología es enorme, aunque ni siquiera se dan cuenta de que lo que están diciendo es mera propaganda neoliberal. Y ello a pesar de que la evidencia existente, fácilmente accesible, que cuestiona tal postura. Veamos los datos.
En primer lugar, hay que aclarar que el crecimiento económico no es ni el único ni el mejor indicador de eficiencia económica. Así, países pobres suelen crecer más rápidamente que países ricos, pues tienen mucho más espacio para crecer que aquellos que ya han alcanzado cierto nivel de desarrollo. Otros indicadores mejores de eficiencia económica son el desempleo, la calidad del empleo, el porcentaje de la población empleada, el nivel de los salarios y de la protección social, el grado de competitividad de sus empresas, entre otros. Pues bien, en cada uno de estos indicadores, los países nórdicos, de tradición socialdemócrata (es decir, que han estado gobernados por partidos socialdemócratas aliados con otros partidos de izquierda por la mayoría del tiempo desde la II Guerra Mundial ) y que tienen menores desigualdades en la distribución de la riqueza, han tenido indicadores mucho mejores en cada uno de ellos que los países del sur de Europa, que tienen grandes desigualdades en la distribución de la riqueza.
La otra observación que debiera hacerse es que si en lugar de riqueza (que incluye propiedad de activos que generan renta) hablamos de renta en sí, nos encontramos que una de las causas de la crisis actual, con escaso crecimiento económico es (como señalaba el conocido economista considerado como el que predijo la crisis, el Sr. Nouriel Roubini, de la New York University , en una entrevista en el Wall Street Journal, 15.09.11), la mayor causa de la crisis ha sido el enorme crecimiento de las desigualdades, con un descenso muy marcado de las rentas del trabajo (que han creado un enorme problema de escasez de la demanda) a costa de un excesivo incremento del capital (que, al obtener escasa rentabilidad en sus inversiones en la economía productiva, resultado de la escasa demanda, han estado invirtiendo en actividades especulativas, creando al crisis financiera). En realidad, esto ha estado ocurriendo también en España, donde los recortes del gasto público y reducción de los salarios están retrasando todavía más la recuperación de la demanda y del crecimiento económico.
De estas observaciones se deduce que sería aconsejable que el Sr. Carles Castro ampliara el círculo de lecturas, y no estuviera estancado en el pensamiento neoliberal que nos ahoga. Por cierto, es interesante leer en el artículo de Carles Castro , que incluso presentando al ciudadano en Catalunya una falsa dicotomía, hay más catalanes (un 48%) que prefieren un mejor reparto de las riquezas que un mayor crecimiento de la economía (34%). En realidad, tal como están las cosas, para crecer econonómicamente España, incluyendo Catalunya, deberá recuperar la demanda económica, redistribuyendo la riqueza y las rentas para así estimular el crecimiento económico. Vicenç Navarro
Un ejemplo de ello es el artículo de Carles Castro en La Vanguardia, “Individualismo compasivo” (16.09.11), en el que se intenta conocer la sensibilidad social de la población en Catalunya. Y lo hace analizando las respuestas a las preguntas que se hace a la población sobre temas económicos y sociales. Casi cada una de las preguntas reproduce un supuesto liberal. Por ejemplo, a la población en Catalunya se le pregunta: “¿Qué es más importante, el crecimiento económico o el reparto de la riqueza?”, asumiendo que hay un conflicto entre eficiencia económica –crecimiento económico- y equidad –el reparto de la riqueza-. Este supuesto alcanza casi la categoría de dogma en la cultura económica neoliberal y se reproduce utilizando varios tipos de narrativas. Otra forma de expresarla es cuando se subraya que “antes de distribuir hay que crecer”. Economistas, políticos y periodistas constantemente lo dicen. Y no tengo dudas de que se lo creen. La fuerza de la ideología es enorme, aunque ni siquiera se dan cuenta de que lo que están diciendo es mera propaganda neoliberal. Y ello a pesar de que la evidencia existente, fácilmente accesible, que cuestiona tal postura. Veamos los datos.
En primer lugar, hay que aclarar que el crecimiento económico no es ni el único ni el mejor indicador de eficiencia económica. Así, países pobres suelen crecer más rápidamente que países ricos, pues tienen mucho más espacio para crecer que aquellos que ya han alcanzado cierto nivel de desarrollo. Otros indicadores mejores de eficiencia económica son el desempleo, la calidad del empleo, el porcentaje de la población empleada, el nivel de los salarios y de la protección social, el grado de competitividad de sus empresas, entre otros. Pues bien, en cada uno de estos indicadores, los países nórdicos, de tradición socialdemócrata (es decir, que han estado gobernados por partidos socialdemócratas aliados con otros partidos de izquierda por la mayoría del tiempo desde la II Guerra Mundial ) y que tienen menores desigualdades en la distribución de la riqueza, han tenido indicadores mucho mejores en cada uno de ellos que los países del sur de Europa, que tienen grandes desigualdades en la distribución de la riqueza.
La otra observación que debiera hacerse es que si en lugar de riqueza (que incluye propiedad de activos que generan renta) hablamos de renta en sí, nos encontramos que una de las causas de la crisis actual, con escaso crecimiento económico es (como señalaba el conocido economista considerado como el que predijo la crisis, el Sr. Nouriel Roubini, de la New York University , en una entrevista en el Wall Street Journal, 15.09.11), la mayor causa de la crisis ha sido el enorme crecimiento de las desigualdades, con un descenso muy marcado de las rentas del trabajo (que han creado un enorme problema de escasez de la demanda) a costa de un excesivo incremento del capital (que, al obtener escasa rentabilidad en sus inversiones en la economía productiva, resultado de la escasa demanda, han estado invirtiendo en actividades especulativas, creando al crisis financiera). En realidad, esto ha estado ocurriendo también en España, donde los recortes del gasto público y reducción de los salarios están retrasando todavía más la recuperación de la demanda y del crecimiento económico.
De estas observaciones se deduce que sería aconsejable que el Sr. Carles Castro ampliara el círculo de lecturas, y no estuviera estancado en el pensamiento neoliberal que nos ahoga. Por cierto, es interesante leer en el artículo de Carles Castro , que incluso presentando al ciudadano en Catalunya una falsa dicotomía, hay más catalanes (un 48%) que prefieren un mejor reparto de las riquezas que un mayor crecimiento de la economía (34%). En realidad, tal como están las cosas, para crecer econonómicamente España, incluyendo Catalunya, deberá recuperar la demanda económica, redistribuyendo la riqueza y las rentas para así estimular el crecimiento económico. Vicenç Navarro
miércoles, 21 de septiembre de 2011
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