_- Daniel Campione
Rebelión
En nuestra época vivimos una ofensiva renovada de las clases dominantes, a escala mundial, con el proposito de clausurar, de modo definitivo, o al menos por un largo tiempo la perspectiva revolucionaria y liberadora que constituye el núcleo de la obra de Marx.
La burguesía actual propende a una “reforma intelectual y moral”, en términos de Gramsci, que tiende a extirpar de los actos e incluso del pensamiento, todo el saber obrero y popular acumulado en un siglo y medio de combates sociales y de construcciones intelectuales que los acompañaron, incluida en primer lugar la reflexión de tradición marxista.
Esa reforma se complementaría con un debilitamiento de la identidad de los miembros de la clase trabajadora y el reemplazo de toda idea de emancipación colectiva por una engañosa redención individual o a lo sumo de pequeño grupo. Esa salvación consistiría básicamente en la esperanza de abandonar la condición de trabajador. No ya para abordar el sueño muy difícil de integrarse en la clase dominante, sino para “independizarse” mediante el abandono de la relación salarial. Ese abandono puede ser real, al convertirse en pequeño (o pequeñísimo) empresario; o ilusorio, al disimular o mediatizar la relación salarial.
El gran capital va contra la tradición obrera y socialista en todas sus dimensiones. Busca ahogar desde la perspectiva de las reivindicaciones económicas motorizadas por los sindicatos, hasta la proyección orientada a la emancipación de la clase obrera y con ella del conjunto de la sociedad.
El objetivo de máxima a esos efectos es borrar de las conciencias la propia condición de trabajador, la autopercepción como vendedor de fuerza de trabajo a cambio de un salario que le permite reproducir las condiciones de vida y de trabajo del propio trabajador y su familia. Quien deja de percibirse como asalariado mal puede comprender el mecanismo de explotación contenido en la expropiación del plusvalor por parte del capitalista, ni el de alienación que tiene su punto de partida en el sometimiento del ritmo y condiciones de trabajo a los dictados del capital.
La idea es que el productor de bienes o prestador de servicios debe “salir al mercado” para benefiarse de ese gran mecanismo equilibrador que premiará su laboriosidad, su inteligencia, su habilidad, o cualquier otra virtud o valor que pueda atribuirse al individuo, nunca al colectivo.
El capital quiere trabajadores que no tengan siquiera el nivel más básico de solidaridad económico-corporativa con sus compañeros más cercanos de trabajo. Procuran un trabajador que se encuentre a solas frente a la empresa, que sería a su vez el trampolín para su ilusoria pero deseada transformación en “empresario”. Nada lo une a sus “competidores” que comparten su trabajo y podrían dificultar u obturar sus posibilidades de convertirse en “independiente”. Si adopta ese ideal, el trabajador ya no confía en mejorar en su condición de asalariado, sino quiere “emprender”, alejarse rápido de su situación de empleado en relación de dependencia. Su pasaporte de “emprendedor” puede variar mucho en calidad y estabilidad, incluso ser miserable. Pero, en una lógica perversa, el mismo sistema social que no le proporciona un trabajo estable o hace penoso el que consigue, lo inducirá a percibir un “mundo de oportunidades” abiertas a su laboriosidad e iniciativa.
Tal vez el “emprendedor” termine pedaleando sin descanso en medio de un tránsito infernal y con pesados bolsos a su espalda, como vemos hoy a millares de jóvenes privados de sus más básicos derechos, en aras de la sofisticación digital y de un espejismo de libertad que encubre apenas la esclavitud real.
En otros casos se intentará conducirlo a la creencia de que no es un empleado sino un “socio” de la empresa; en ocasiones llevándolo a un plano más formal, otorgándole algún tipo de participación en las ganancias y otras de un modo imaginario, estimulándolo a identificarse con la patronal, a “ponerse la camiseta” de la empresa y, como consecuencia, a privilegiar una relación amigable con sus empleadores, en detrimento de los vínculos con sus compañeros de trabajo, asuman o no estos formas organizadas. Aún en el interior del ámbito colectivo de trabajo se puede inducir la dilución de la condición laboral, a través de la idea de que cada trabajador o grupo de trabajadores es “proveedor” de algunos sectores o grupos, y “cliente” de otros, dentro mismo de la unidad productiva.
La gran empresa y la dirigencia política, intelectual y comunicacional ligada a ella, tiene como objetivo que los miembros de la clase obrera y otros sectores oprimidos y explotados se identifiquen sobre todo como individuos, productores y consumidores aislados. Esos individuos serían “libres” de las limitaciones a su iniciativa individual implicadas en la adscripción a una organización, sea sindical, cultural o política. Y más aún, ajenos a las restricciones más fuertes que impondría su participación en cualquier forma de acción colectiva. Un trabajador así “formateado” debiera elegir su “libertad de trabajo” en circunstancias de huelgas u otros conflictos.
Otra faceta del extrañamiento con la condición de trabajador radica en visualizarse como propietario. Puede ser de su vivienda, de un auto, pero también de un electrodoméstico o un celular. El objetivo es que aprecie sus posesiones por encima de todo, así sean ínfimas, y genere el consecuente rechazo hacia cualquiera que pueda amenazarlas de algún modo, sobre todo por medio de la violencia, lo que lleva a la demanda de “seguridad”. Pero también verá como amenaza a los benficiario de alguna forma de “apropiación injusta” de los recursos estatales que él sustenta con sus impuestos. Así puede construirse un enemigo que abarcará al marginal volcado al delito violento, pero también al receptor de planes sociales, al que divisa como viviendo a costillas suyas y de todos los que “trabajan” (noción que, en este caso, puede incluir a los empresarios.
La protección de “lo suyo” (dinero, bienes, familia), por escaso que sea, primaría frente a cualquier perspectiva de bienestar colectivo. Portador de una mirada centrada en el esfuerzo personal verá como innecesario e injusto que se asista a desocupados, pobres, o a cualquiera que no haya sabido ganar el sustento con su esfuerzo. Escribimos “sabido” y no “podido”, porque allí radica un componente necesario de esa conformación ideológica. El que no trabaja o haciéndolo no gana lo suficiente es visto como víctima de su propia incapacidad o pereza. Las condiciones sociales adversas se esfuman como causa del infortunio
En el día a día los hábitos de consumo serán tanto o más gravitantes que el goce de los bienes. Desde un viaje así sea breve y a lugares cercanos, hasta la compra de golosinas o cigarrillos “de calidad” se tornan en costumbres percibidas como valiosas, sin cuestionarse nunca en qué proporción responden a la acción embrutecedora de la publicidad y el marketing.
Todo esto cuenta con extensas complicidades sindicales, de una dirigencia que pretende preservar su poder, aún a costa de ser cómplice de reformas destructivas impulsadas desde la gran empresa. Su dependencia crónica de las empresas y del Estado, la aversión a la movilización de las bases, la práctica de la negociación permanente que rehúye el conflicto, todo contribuye a la aceptación de la erosión de la identidad obrera. Son en esos casos los líderes sindicales los que procuran disuadir a las bases de decisiones conflictivas, los que negocian la autonomía y condiciones de trabajo de sus supuestos representados; en el mejor de los casos a cambio de compensaciones salariales pasajeras.
La exacerbación individualista produce resultados funestos en el terreno político. La defensa egoísta de la propia persona puede llevar incluso a la violencia contra el prójimo o a la justificación de la misma. El compañero de trabajo, el vecino del barrio, el colega de profesión o de gremio, puede ser visto como el causante de los males a superar, el chivo expiatorio. Las clases dominantes, conocedoras de ese mecanismo, expandirán la idea de la “meritocracia” y la igualdad de oportunidades, que disimulan o niegan las desigualdades abismales de recursos económicos, sociales y culturales que expresan las contradicciones antagónicas entre explotadores y explotados, beneficiarios y víctimas de la alienación.
Todo apunta a una noción reaccionaria del “orden”, ligada a sus intereses como consumidor, propietario, y sobre todo como hombre o mujer que lo ha conseguido todo mediante su capacidad y empeño. No quiere compartir con nadie el goce de lo obtenido y es contrario a que se destinen recursos a quienes supone no son portadores de las aptitudes que él si posee. Al mismo tiempo está deseoso de despejar todo lo que pueda perturbar su supuesta tranquilidad. Por eso apoyará las iniciativas del poder político para “limpiar las calles” de cualquier forma de protesta explícita o implícita contra el estado de cosas existente.
La xenofobia tiene también articulación con la percepción ultraindividualista. Si el inmigrante puede conseguir trabajo, será rechazado como competencia desleal que amenaza el empleo del trabajador local. Y si no tiene posibilidades de acceder a un empleo satisfactorio también sufrirá rechazo, al vérselo como potencial delincuente.
Se legitima el orden socioeconómico existente, todas y todos deben trabajar para ganar el sustento, salvo el que puede obtenerlo mediante el usufructo de sus propiedades y riquezas. No hay ningún camino de inserción económica valiosa que el propio trabajo, con excepción de la pertenencia a una familia privilegiada que facilite los beneficios de una importante herencia.
El individualista extremo odiará a la corrupción que se apodera de los impuestos que paga. En la valoración negativa dará preferencia a los desvíos directos producidos por funcionarios, mientras que las trapacerías de los capitalistas se disculparán en parte como apartamientos ocasionales de la “legítima” búsqueda de ganancias.
La defensa del camino emancipatorio
Si la lógica que venimos describiendo logra predominar, quedarían arrasadas no sólo la tradición revolucionaria en la línea de Marx, sino la reformista, expresada sobre todo en las socialdemocracias del siglo XX, parcialmente reemplazadas en el siglo XXI por la noción comodín del “populismo”, el gran adversario construido en reemplazo del “comunismo” como enemigo a destruir en beneficio de la libertad y la democracia, medidas con los parámetros excluyentes de la “libertad de mercado”.
Ninguno de los componentes de la reforma intelectual y moral que hemos reseñado deja de ser una maniobra ocultadora de la sustancia destructiva y deshumanizante del sistema capitalista.
La depredación de la naturaleza empeora día a día, el saqueo de los bienes comunes se incrementa, las desigualdades se acentúan (el 1% de la población mundial se apropia del 80% de los recursos).
Las relaciones de explotación se modifican en modos que combinan el refinamiento que permite la alta tecnología con la brutalidad instalada por la búsqueda desembozada de la maximización de la ganancia.
No hay lugar hoy para lograr “emancipaciones” parciales, del tipo de las ofrecidas por los Estados de Bienestar. Todas ellas se revelan temporarias y reversibles. La posibilidad de ascenso social desde el lugar de trabajador asalariado a un status al menos de pequeña burguesía próspera se vuelve cada vez más arduo y azaroso. Contra lo predicado por la ideología del triunfo en la competencia universal de acuerdo a las leyes del mercado, los ricos son cada vez más ricos, y los trabajadores quedan cada vez más apartados de la supuesta “carrera abierta al talento”
La necesidad de un movimiento socialista de vocación revolucionaria e internacionalista es hoy más fuerte, si cabe, que en los tiempos en que Marx fundó la Asociación Internacional de Trabajadores.
Una de las principales dificultades para hacerlo realidad está en el terreno de la subjetividad. La conciencia social está todavía marcada por grandes derrotas, las consecuencias de la disolución de la Urss y del “socialismo real” siguen teniendo vigencia.
Incluso más atrás en el tiempo, el mundo continúa bajo los efectos del apotegma de Margaret Thatcher, “no hay alternativa”, expandiendo la creencia de que el capitalismo podrá ser mejor o peor, pero no hay otra forma de organización social, salvo en el terreno de las utopías, sean éstas ingenuas o “totalitarias”. Otra frase thatcheriana que ha hecho fortuna es aquélla de “la sociedad no existe, sólo los individuos”. La consigna del Manifiesto, “proletarios del mundo uníos” trata de ser reemplazada por “proletarios del mundo separáos, aún en el interior de la misma fábrica o del mismo barrio.”
Ir al reencuentro de los ideales socialistas y hacerlos tomar contacto con millones y millones de trabajadores es tarea ardua, pero no inalcanzable. La injusticia del sistema es cada vez más clara, por debajo de la cobertura que le presta su amplia red de sustentos intelectuales y comunicacionales
El capitalismo acentúa sus contradicciones en el terreno económico, y también en el político. La aspiración a un empleo estable y seguro, está en caída libre, mientras los empresarios tratan de hacer de necesidad virtud. La desigualdad se incrementa y el interés de las grandes corporaciones se impone de manera prepotente. La fantasía del libre mercado cruje frente a la monopolización u oligopolización reciente de vastos sectores de la economía
Luego de promover durante largas décadas la democracia representativa como el sistema de gobierno apto para cualquier tiempo y latitud, el gran capital está destruyéndola al convertir la idea de “soberanía del pueblo” en un cuento inverosímil. El propio sistema político engendra personajes como Donald Trump o Jair Bolsonaro, vivas imágenes de la brutalidad creciente del orden social.
Hoy es urgente la recuperación de la Tesis XI, en su plena dimensión de comprender el mundo para transformarlo. Esa voluntad de transformación basada en el conocimiento requiere la búsqueda de nuevas articulaciones que cuestionen al sistema capitalista desde todos los ángulos posibles, el de la explotación y alienación de los trabajadores, el consumismo desenfrenado, el desastre ecológico, la pervivencia del orden patriarcal, la violencia creciente en la vida cotidiana. El desafío es compatibilizar y potencializar los múltiples motivos de descontento, las diversas formas de protesta, hacer que las luchas parciales se visualicen como una impugnación general al predominio del capital.
La multiplicidad de líneas de tensión con el dominio del capital no anula, al contrario, la centralidad de la lucha de clases. Los intelectuales del capital tratan de demostrar que las clases ya no existen, o las reducen a distintos niveles de ingresos o categorías profesionales. El trabajo asalariado, sin embargo, está allí. Y sobre todo está viva la lucha de clases, expresada en las acciones de las clases subalternas que intentan poner límites al dominio del capital.
La gran deficiencia viene de que no se logra superar una modalidad de resistencia, y no toma aún carnadura real e inmediata una perspectiva de contraofensiva, que aproveche las múltiples fisuras del predominio del gran capital para reconstruir una proyección de alternativa radical. Esa radicalidad tiene que apuntar a la totalidad del orden social, proyectándose sobre el plano económico, político y cultural. Las reivindicaciones de una sociedad sin explotadores ni explotados, sin un un estado represor al servicio de los poderosos, de un orden de efectiva democracia e igualdad que reemplace las pantomimas al servicio del capital, todas siguen estando disponibles y se conjugan con otras nuevas, o percibidas con fuerza y centralidad renovada. La apuesta a un mundo socialista y comunista puede y debe volver a ser la bandera de los trabajadores, de los pobres, de las mujeres, de los marginados por cualquier razón, de los asqueados por múltiples motivos de un orden social injusto.
Las ideas de Marx siguen iluminando el camino hacia un mundo signado por la igualdad y la justicia.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
jueves, 13 de diciembre de 2018
miércoles, 12 de diciembre de 2018
_- El abecedario de Toni Morrison
_- Revue Ballast
El Salto
De la b de Beloved —su novela más conocida— a la z de Zigzag. Una introducción al pensamiento de Toni Morrison a través de sus artículos, entrevistas en prensa y conferencias.
Toni Morrison
Toni Morrison en una lectura de su obra.
Una docena de novelas, numerosos ensayos, dos obras de teatro y algunos libros de literatura juvenil: Toni Morrison, hija de una familia obrera y antigua profesora de literatura en New Jersey, disecciona desde comienzos de los años 70 el “lenguaje de la opresión”. Comenzando por el que sufren los afroamericanos. Decidida, como afirma, a “neutralizar el racismo mezquino, a destruir la obsesión ordinaria, fácil y accesible por el color de la piel”, Morrison no se ha dejado de preguntar por las raíces y la organización social de su país. “Tengo 87 años y voy a sobrevivir a Donald Trump”, afirmó riendo la primavera pasada.
‘Beloved’: “La novela ofrece un vasto páramo controlado, una ocasión para ser y volverse el Otro. El extranjero. Con compasión, lucidez y el riesgo de un examen de consciencia. En esta repetición, para mí como autora, la joven Beloved, la que atormenta, es el Otro último, quien reivindica, para siempre reivindica un beso”.
(El origen de los otros)
Cantidad: “Para mí, la literatura incluye esta cantidad increíble de historias escritas por gente que, a través de la escritura, se sacudían el yugo de la esclavitud y entraban en el mundo de la libertad. No conozco en la historia de la humanidad otro pueblo que haya meditado, escrito y publicado tanto sobre su propia situación”.
(Entrevista con Pierre Bourdieu, octubre 1994)
Color: “Lo que me ha interesado es que en aquella época también llegaban a suelo americano empleados domésticos blancos. Estos domésticos eran en realidad esclavos, al igual que los esclavos negros. Pero es preciso interesarse por las condiciones en las que estos esclavos blancos llegaban: muchos de ellos morían durante el trayecto o bien cuando llegaban, y su servidumbre podía ser transmitida a sus mujeres e hijos. Estos esclavos blancos trabajan codo a codo con los esclavos negros en las plantaciones de tabaco. La sola diferencia entre ellos era la siguiente: los blancos podían escaparse y confundirse entre la multitud, mientras que los negros no podían hacerlo a causa de su color de piel. Esos tiempos son los verdaderos comienzos de este país”.
Entrevista publicada en L’Express, septiembre 2009) Definir: “Astuto, pero Maestro de Escuela le azotó de todos modos para mostrarle que las definiciones pertenecen a los definidores, no a los definidos”.
(Beloved)
Esclavitud: “Sin duda, estaba universalmente claro —para los vendedores como para aquellos que vendían— que la esclavitud era una condición inhumana, aunque rentable. Aquellos que vendían no querían, sin duda, volverse esclavos. Muy a menudo, aquellos que compraban se suicidaban para evitar esta condición. Entonces, ¿cómo funcionaba? Uno de los medios por los que las naciones podían tolerar la degradación que suponía la esclavitud era el recurso a la fuerza bruta. Otro consistía en embellecerla”.
(El origen de los otros)
Estadounidense: “Los mecanismos culturales por los cuales uno se vuelve estadounidense son claramente comprensibles. Un ciudadano de Italia o de Rusia emigrado a los Estados Unidos conserva en gran medida, o al menos en parte, la lengua y las costumbres de su país de origen. Pero si desea ser americano —ser reconocido en cuanto tal y encontrar realmente su lugar— debe volverse algo inimaginable en su país: debe volverse blanco”.
(El origen de los otros)
Fond: “No quedará nada de Fond (la pasarela sobre el río ya ha desaparecido), pero quizás puede ser bueno, ya que no era realmente una ciudad, solamente un barrio donde, cuando el tiempo era sereno, la gente del valle podía escuchar a veces cantar o tocar el banjo, y si sucedía que algún hombre del valle tenía algún asunto que hacer en las colinas allá arriba —cobrar un alquiler o la prima de un seguro— podía ver alguna mujer de piel oscura ejecutar algunos pasos de cakewalk,improvisar un black bottom, mover las caderas al ritmo de una armónica. […] La gente de color que la miraba reía y se frotaba las rodillas y el hombre del valle no tenía ningún problema en oír la risa sin reparar en el dolor humano que se encontraba en algún lugar bajo los párpados, en algún lugar bajo los paños de la cabeza, los sombreros de fieltro ligero, en la palma de las manos, tras las solapas usadas, en algún lugar en la curva de los tendones”.
(Sula)
Gente: “Escribir novelas es hacer aparecer a la gente ordinaria que no aparece en los libros de historia”.
(Entrevista en Téléréma, agosto 2012)
Inhumano: “Por muy fascinante que sea la ignominia de esos episodios de violencia, la cuestión que se revela, creo yo, mucho más reveladora que la severidad del castigo, es la de saber quién es esa gente. Qué encarnizamiento ponen en definir al esclavo como inhumano, salvaje, cuando la definición de lo inhumano describe en realidad considerablemente a aquel que castiga”.
(El origen de los otros)
Jazz: “También ha estado esta mina inagotable de canciones, de letras, de cantos espirituales, que era y que seguirá siendo por siempre la voz del jazz. Esta forma de poesía me habló inmediatamente”.
(Entrevista con Pierre Bourdieu, octubre 1994)
Liberar: “Liberarse era una cosa, reivindicar la propiedad de ese yo liberado era otra”.
(Beloved)
Minoría: “Siendo una minoría, a la vez como casta y como clase, vivíamos en los dobladillos de la vida, luchando contra nuestra debilidad y peleando para agarrarnos, o para escalar sin ayuda, en los grandes pliegues del vestido”.
(Ojos azules)
Mirada: “Oponer el poder negro a la dominación blanca continuaba siendo una forma de ser prisionero de la mirada del otro”.
(Entrevista para Psychologies, 2012)
Negro: “No me bastó más de una hora después de que la sacaran de entre mis piernas para comprender que algo no iba bien. Que no iba bien en absoluto. Me daba tanto miedo de tan negra que era. Negra como la noche, negra como el Sudán. Yo soy de piel clara, con un hermoso cabello, lo que llaman una mulata de tonos rubios, y el padre de Lula Ann también. Nadie en mi familia se acerca a este color”.
(Una bendición)
Odio: “Es el odio el que produce este efecto. Él consume todo, salvo a él mismo, sea cual sea vuestro sufrimiento, vuestro rostro se vuelve exactamente el mismo que el de vuestro enemigo”. (Love)
Ojos: “Desde hace algún tiempo, Pecola se decía que si sus ojos —sus ojos, que retenían las imágenes y sabían lo que podían ver— hubieran sido diferentes, es decir bellos, ella misma habría sido diferente. Tenía bellos dientes y una nariz menos grande y aplanada que las de ciertas chicas reputadas de lindas. Si ella hubiera sido diferente, bella quizás, Cholly habría quizás sido diferente también, y Mrs. Breedlove. Se habría dicho quizás: mira, esta Pecola de ojos tan bonitos. No debemos hacer ninguna grosería delante de ojos tan bellos. Cada noche, sin faltar, rezaba para tener los ojos azules”.
Ojos azules)
Olvidar: “Su pasado había sido parecido a su presente –intolerable–, y como ella no ignoraba que la muerte era cualquier cosa menos el olvido, utilizaba la poca energía que le quedaba para meditar sobre los colores”.
(Beloved)
Política: “Mis libros no responden únicamente a preocupaciones estéticas, así como tampoco exclusivamente a preocupaciones políticas. Pienso que, para poder ser tomado en serio, el arte debe hacer las dos cosas a la vez”.
(Entrevista con Pierre Bourdieu, octubre 1994)
Secuestrar: “Examino de nuevo la palabra ‘esclavo’ para hacerla íntima. Sobre todo, no quería que fuese una palabra anodina. […] Quería que el lector fuera secuestrado, sin memoria literaria, sin estar preparado para ello, exactamente como el esclavo. Los dos se enfrentaban a la urgente necesidad, y no podían contar más que con su buena voluntad y su participación. El lector debía ser despojado de la misma manera, y aprender por acumulación”.
(Entrevista con Toni Morrison, AFRAM newsletter, 1990)
Siglo XX: “Permitidme citar solamente algunos de los linchamientos que tuvieron lugar en el siglo XX: Ed Johnson, 1906 (linchado en el puente de Walnut Street, en Chattanooga, Tennesse, por una multitud que entró a la fuerza en la prisión donde estaba convicto, después de que fuera suspendida la pena de muerte que pesaba sobre él). Laura y D. L. Nelson, 1911 (madre e hija acusadas de asesinato, secuestradas en su celda y ahorcadas en un puente ferroviario a proximidad de Okemah, Oklahoma). Elias Clayton, Elmer Jackson e Isaac McGhie, 1920 (tres empleados de circo acusados de violación sin pruebas, linchados en Duluth, Minnesota, sin que sus asesinos sufrieran ninguna sanción). Raymond Gunn, 1931 (acusado de violación y asesinato, rociado con gasolina y quemado hasta morir por una multitud en Maryville, Missouri). Cordie Cheek, 1933 (linchado y mutilado por una multitud en Maury, Tennesse, tras haber sido puesto en libertad por una falsa acusación de violación). Booker Spicely, 1944 (abatido por un conductor de autobús en Durham, Carolina del Norte, tras haberse negado a sentarse al fondo del autobús). Maceo Snipes, 1946 (sacado de su casa en el condado de Taylor, Georgia, y abatido por haber votado en las primarias demócratas de Georgia; un cartel pegado en el muro de una iglesia negra de la localidad decía “El primer negro en haber votado no volverá a votar nunca más”). Lamar Smith, 1955 (figura del movimiento por los derechos civiles, abatido sobre el césped del tribunal del condado de Lincoln, en Brookshaven, Mississippi). Emmett Till, 1955 (a la edad de 14 años fue golpeado y abatido en Money, Mississippi, después de haber, según se decía, intentado ligar con una mujer blanca, que confesó haber mentido sobre esto en un primer momento)”. (El origen de los otros) Soledad: “Hay una soledad en la que uno se puede acunar. Los brazos cruzados rodeando las rodillas, nos mantenemos, nos agarramos, y este movimiento, a diferencia del de un barco, apacigua y calma al solitario que se acuna. Es una soledad interior, que envuelve como una piel. Luego hay una soledad vagabunda, independiente. Los pasos de esta otra soledad, seca e invasiva, parecen venir de algún lugar lejano”. (Beloved) Tom: “Harriet Beecher Stowe no escribió La cabaña del tío Tom para que Tom, Chloe ni nadie de entre los negros lo leyeran. Los lectores de su época eran blancos, necesitados de este embellecimiento, que querían o podían saborear”. (El origen de los otros)
Universal: “Esta investigación ficticia [acerca del libro Le regard du roi, de Camara laye] sobre las percepciones limitadas de una cultura nos permite ver la raza desaparecer de la experiencia que un occidental tiene de África cuando no hay el respaldo, protección o consignas de parte de Europa. Ella nos permite redescubrir o imaginar de nuevo el efecto que produce ser marginal, ignorado, superfluo, extranjero, de no escuchar nunca su nombre en boca de otros; de ser privado de historia o de representación, de ser una fuerza de trabajo vendida o explotada en el interés de una familia, de un hábil empresario o de un régimen local. En otras palabras: de volverse un esclavo negro. Es un encuentro perturbador que puede ayudarnos a hacer frente a las presiones y a las fuerzas desestabilizadoras del recorrido de los pueblos a través del mundo. A las presiones que pueden hacer que nos aferremos a nuestra propia cultura, a nuestra propia lengua, rechazando las de los demás. Hacernos clasificar el mal según la última moda, hacernos legislar, expulsar, conformarnos, purgar y dar crédito a las fantasías y a la imaginación. Sobre todo, estas presiones pueden hacernos negar al extranjero que hay en nosotros y resistir a muerte al carácter universal de la humanidad”.
(El origen de los otros).
Vender: “Has visto, dijo Jeri. Lo negro se vende. Es la materia prima más en boga del mundo civilizado. Las blancas, incluso las chicas color café con leche, tienen que desnudarse para obtener este tipo de atención”.
(Una bendición)
Woolf: “De Virginia Woolf, lo que amo es el uso que hace de la lengua, esta economía de la lengua. De Faulkner lo que me gusta es exactamente lo contrario, una suerte de abundancia, la repetición de las cosas”.
(Entrevista, “Toni Morrison, la memoria en herencia (1/5)” en France Culture, 2012)
Zigzag: “Había dejado su corbata. La de zigzags amarillos en diagonal sobre un fondo azul marino. Colgada en la puerta del armario, la punta hacia abajo, esperaba tranquila y pacientemente el retorno de Jude. ¿Es posible que se haya marchado si su corbata sigue aquí? Se acordará de ella y volverá, y entonces ella… uh. Ella podrá… decírselo. Sentarse tranquilamente y decírselo. Pero Jude, tú me conocías. Después de todos estos días, de todos estos años, tú me conocías. Mis maneras de hacer las cosas, mis manos, los pliegues de mi vientre, aquella vez en que quisimos destetar a Mickey y aquella otra en que el propietario dijo… y tú dijiste… y yo lloré, Jude. Tú me conocías, tú me escuchabas hablar por la noche, me oías en el baño y te burlabas de mi vieja faja usada y yo me reía porque yo también te conocía, Jude. ¿Cómo has podido abandonarme si me conocías?”.
(Sula)
Traducido por Pablo Lapuente Tiana.
Fuente:
https://www.elsaltodiario.com/pensamiento/el-abecedario-de-toni-morrison
De la b de Beloved —su novela más conocida— a la z de Zigzag. Una introducción al pensamiento de Toni Morrison a través de sus artículos, entrevistas en prensa y conferencias.
Toni Morrison
Toni Morrison en una lectura de su obra.
Una docena de novelas, numerosos ensayos, dos obras de teatro y algunos libros de literatura juvenil: Toni Morrison, hija de una familia obrera y antigua profesora de literatura en New Jersey, disecciona desde comienzos de los años 70 el “lenguaje de la opresión”. Comenzando por el que sufren los afroamericanos. Decidida, como afirma, a “neutralizar el racismo mezquino, a destruir la obsesión ordinaria, fácil y accesible por el color de la piel”, Morrison no se ha dejado de preguntar por las raíces y la organización social de su país. “Tengo 87 años y voy a sobrevivir a Donald Trump”, afirmó riendo la primavera pasada.
‘Beloved’: “La novela ofrece un vasto páramo controlado, una ocasión para ser y volverse el Otro. El extranjero. Con compasión, lucidez y el riesgo de un examen de consciencia. En esta repetición, para mí como autora, la joven Beloved, la que atormenta, es el Otro último, quien reivindica, para siempre reivindica un beso”.
(El origen de los otros)
Cantidad: “Para mí, la literatura incluye esta cantidad increíble de historias escritas por gente que, a través de la escritura, se sacudían el yugo de la esclavitud y entraban en el mundo de la libertad. No conozco en la historia de la humanidad otro pueblo que haya meditado, escrito y publicado tanto sobre su propia situación”.
(Entrevista con Pierre Bourdieu, octubre 1994)
Color: “Lo que me ha interesado es que en aquella época también llegaban a suelo americano empleados domésticos blancos. Estos domésticos eran en realidad esclavos, al igual que los esclavos negros. Pero es preciso interesarse por las condiciones en las que estos esclavos blancos llegaban: muchos de ellos morían durante el trayecto o bien cuando llegaban, y su servidumbre podía ser transmitida a sus mujeres e hijos. Estos esclavos blancos trabajan codo a codo con los esclavos negros en las plantaciones de tabaco. La sola diferencia entre ellos era la siguiente: los blancos podían escaparse y confundirse entre la multitud, mientras que los negros no podían hacerlo a causa de su color de piel. Esos tiempos son los verdaderos comienzos de este país”.
Entrevista publicada en L’Express, septiembre 2009) Definir: “Astuto, pero Maestro de Escuela le azotó de todos modos para mostrarle que las definiciones pertenecen a los definidores, no a los definidos”.
(Beloved)
Esclavitud: “Sin duda, estaba universalmente claro —para los vendedores como para aquellos que vendían— que la esclavitud era una condición inhumana, aunque rentable. Aquellos que vendían no querían, sin duda, volverse esclavos. Muy a menudo, aquellos que compraban se suicidaban para evitar esta condición. Entonces, ¿cómo funcionaba? Uno de los medios por los que las naciones podían tolerar la degradación que suponía la esclavitud era el recurso a la fuerza bruta. Otro consistía en embellecerla”.
(El origen de los otros)
Estadounidense: “Los mecanismos culturales por los cuales uno se vuelve estadounidense son claramente comprensibles. Un ciudadano de Italia o de Rusia emigrado a los Estados Unidos conserva en gran medida, o al menos en parte, la lengua y las costumbres de su país de origen. Pero si desea ser americano —ser reconocido en cuanto tal y encontrar realmente su lugar— debe volverse algo inimaginable en su país: debe volverse blanco”.
(El origen de los otros)
Fond: “No quedará nada de Fond (la pasarela sobre el río ya ha desaparecido), pero quizás puede ser bueno, ya que no era realmente una ciudad, solamente un barrio donde, cuando el tiempo era sereno, la gente del valle podía escuchar a veces cantar o tocar el banjo, y si sucedía que algún hombre del valle tenía algún asunto que hacer en las colinas allá arriba —cobrar un alquiler o la prima de un seguro— podía ver alguna mujer de piel oscura ejecutar algunos pasos de cakewalk,improvisar un black bottom, mover las caderas al ritmo de una armónica. […] La gente de color que la miraba reía y se frotaba las rodillas y el hombre del valle no tenía ningún problema en oír la risa sin reparar en el dolor humano que se encontraba en algún lugar bajo los párpados, en algún lugar bajo los paños de la cabeza, los sombreros de fieltro ligero, en la palma de las manos, tras las solapas usadas, en algún lugar en la curva de los tendones”.
(Sula)
Gente: “Escribir novelas es hacer aparecer a la gente ordinaria que no aparece en los libros de historia”.
(Entrevista en Téléréma, agosto 2012)
Inhumano: “Por muy fascinante que sea la ignominia de esos episodios de violencia, la cuestión que se revela, creo yo, mucho más reveladora que la severidad del castigo, es la de saber quién es esa gente. Qué encarnizamiento ponen en definir al esclavo como inhumano, salvaje, cuando la definición de lo inhumano describe en realidad considerablemente a aquel que castiga”.
(El origen de los otros)
Jazz: “También ha estado esta mina inagotable de canciones, de letras, de cantos espirituales, que era y que seguirá siendo por siempre la voz del jazz. Esta forma de poesía me habló inmediatamente”.
(Entrevista con Pierre Bourdieu, octubre 1994)
Liberar: “Liberarse era una cosa, reivindicar la propiedad de ese yo liberado era otra”.
(Beloved)
Minoría: “Siendo una minoría, a la vez como casta y como clase, vivíamos en los dobladillos de la vida, luchando contra nuestra debilidad y peleando para agarrarnos, o para escalar sin ayuda, en los grandes pliegues del vestido”.
(Ojos azules)
Mirada: “Oponer el poder negro a la dominación blanca continuaba siendo una forma de ser prisionero de la mirada del otro”.
(Entrevista para Psychologies, 2012)
Negro: “No me bastó más de una hora después de que la sacaran de entre mis piernas para comprender que algo no iba bien. Que no iba bien en absoluto. Me daba tanto miedo de tan negra que era. Negra como la noche, negra como el Sudán. Yo soy de piel clara, con un hermoso cabello, lo que llaman una mulata de tonos rubios, y el padre de Lula Ann también. Nadie en mi familia se acerca a este color”.
(Una bendición)
Odio: “Es el odio el que produce este efecto. Él consume todo, salvo a él mismo, sea cual sea vuestro sufrimiento, vuestro rostro se vuelve exactamente el mismo que el de vuestro enemigo”. (Love)
Ojos: “Desde hace algún tiempo, Pecola se decía que si sus ojos —sus ojos, que retenían las imágenes y sabían lo que podían ver— hubieran sido diferentes, es decir bellos, ella misma habría sido diferente. Tenía bellos dientes y una nariz menos grande y aplanada que las de ciertas chicas reputadas de lindas. Si ella hubiera sido diferente, bella quizás, Cholly habría quizás sido diferente también, y Mrs. Breedlove. Se habría dicho quizás: mira, esta Pecola de ojos tan bonitos. No debemos hacer ninguna grosería delante de ojos tan bellos. Cada noche, sin faltar, rezaba para tener los ojos azules”.
Ojos azules)
Olvidar: “Su pasado había sido parecido a su presente –intolerable–, y como ella no ignoraba que la muerte era cualquier cosa menos el olvido, utilizaba la poca energía que le quedaba para meditar sobre los colores”.
(Beloved)
Política: “Mis libros no responden únicamente a preocupaciones estéticas, así como tampoco exclusivamente a preocupaciones políticas. Pienso que, para poder ser tomado en serio, el arte debe hacer las dos cosas a la vez”.
(Entrevista con Pierre Bourdieu, octubre 1994)
Secuestrar: “Examino de nuevo la palabra ‘esclavo’ para hacerla íntima. Sobre todo, no quería que fuese una palabra anodina. […] Quería que el lector fuera secuestrado, sin memoria literaria, sin estar preparado para ello, exactamente como el esclavo. Los dos se enfrentaban a la urgente necesidad, y no podían contar más que con su buena voluntad y su participación. El lector debía ser despojado de la misma manera, y aprender por acumulación”.
(Entrevista con Toni Morrison, AFRAM newsletter, 1990)
Siglo XX: “Permitidme citar solamente algunos de los linchamientos que tuvieron lugar en el siglo XX: Ed Johnson, 1906 (linchado en el puente de Walnut Street, en Chattanooga, Tennesse, por una multitud que entró a la fuerza en la prisión donde estaba convicto, después de que fuera suspendida la pena de muerte que pesaba sobre él). Laura y D. L. Nelson, 1911 (madre e hija acusadas de asesinato, secuestradas en su celda y ahorcadas en un puente ferroviario a proximidad de Okemah, Oklahoma). Elias Clayton, Elmer Jackson e Isaac McGhie, 1920 (tres empleados de circo acusados de violación sin pruebas, linchados en Duluth, Minnesota, sin que sus asesinos sufrieran ninguna sanción). Raymond Gunn, 1931 (acusado de violación y asesinato, rociado con gasolina y quemado hasta morir por una multitud en Maryville, Missouri). Cordie Cheek, 1933 (linchado y mutilado por una multitud en Maury, Tennesse, tras haber sido puesto en libertad por una falsa acusación de violación). Booker Spicely, 1944 (abatido por un conductor de autobús en Durham, Carolina del Norte, tras haberse negado a sentarse al fondo del autobús). Maceo Snipes, 1946 (sacado de su casa en el condado de Taylor, Georgia, y abatido por haber votado en las primarias demócratas de Georgia; un cartel pegado en el muro de una iglesia negra de la localidad decía “El primer negro en haber votado no volverá a votar nunca más”). Lamar Smith, 1955 (figura del movimiento por los derechos civiles, abatido sobre el césped del tribunal del condado de Lincoln, en Brookshaven, Mississippi). Emmett Till, 1955 (a la edad de 14 años fue golpeado y abatido en Money, Mississippi, después de haber, según se decía, intentado ligar con una mujer blanca, que confesó haber mentido sobre esto en un primer momento)”. (El origen de los otros) Soledad: “Hay una soledad en la que uno se puede acunar. Los brazos cruzados rodeando las rodillas, nos mantenemos, nos agarramos, y este movimiento, a diferencia del de un barco, apacigua y calma al solitario que se acuna. Es una soledad interior, que envuelve como una piel. Luego hay una soledad vagabunda, independiente. Los pasos de esta otra soledad, seca e invasiva, parecen venir de algún lugar lejano”. (Beloved) Tom: “Harriet Beecher Stowe no escribió La cabaña del tío Tom para que Tom, Chloe ni nadie de entre los negros lo leyeran. Los lectores de su época eran blancos, necesitados de este embellecimiento, que querían o podían saborear”. (El origen de los otros)
Universal: “Esta investigación ficticia [acerca del libro Le regard du roi, de Camara laye] sobre las percepciones limitadas de una cultura nos permite ver la raza desaparecer de la experiencia que un occidental tiene de África cuando no hay el respaldo, protección o consignas de parte de Europa. Ella nos permite redescubrir o imaginar de nuevo el efecto que produce ser marginal, ignorado, superfluo, extranjero, de no escuchar nunca su nombre en boca de otros; de ser privado de historia o de representación, de ser una fuerza de trabajo vendida o explotada en el interés de una familia, de un hábil empresario o de un régimen local. En otras palabras: de volverse un esclavo negro. Es un encuentro perturbador que puede ayudarnos a hacer frente a las presiones y a las fuerzas desestabilizadoras del recorrido de los pueblos a través del mundo. A las presiones que pueden hacer que nos aferremos a nuestra propia cultura, a nuestra propia lengua, rechazando las de los demás. Hacernos clasificar el mal según la última moda, hacernos legislar, expulsar, conformarnos, purgar y dar crédito a las fantasías y a la imaginación. Sobre todo, estas presiones pueden hacernos negar al extranjero que hay en nosotros y resistir a muerte al carácter universal de la humanidad”.
(El origen de los otros).
Vender: “Has visto, dijo Jeri. Lo negro se vende. Es la materia prima más en boga del mundo civilizado. Las blancas, incluso las chicas color café con leche, tienen que desnudarse para obtener este tipo de atención”.
(Una bendición)
Woolf: “De Virginia Woolf, lo que amo es el uso que hace de la lengua, esta economía de la lengua. De Faulkner lo que me gusta es exactamente lo contrario, una suerte de abundancia, la repetición de las cosas”.
(Entrevista, “Toni Morrison, la memoria en herencia (1/5)” en France Culture, 2012)
Zigzag: “Había dejado su corbata. La de zigzags amarillos en diagonal sobre un fondo azul marino. Colgada en la puerta del armario, la punta hacia abajo, esperaba tranquila y pacientemente el retorno de Jude. ¿Es posible que se haya marchado si su corbata sigue aquí? Se acordará de ella y volverá, y entonces ella… uh. Ella podrá… decírselo. Sentarse tranquilamente y decírselo. Pero Jude, tú me conocías. Después de todos estos días, de todos estos años, tú me conocías. Mis maneras de hacer las cosas, mis manos, los pliegues de mi vientre, aquella vez en que quisimos destetar a Mickey y aquella otra en que el propietario dijo… y tú dijiste… y yo lloré, Jude. Tú me conocías, tú me escuchabas hablar por la noche, me oías en el baño y te burlabas de mi vieja faja usada y yo me reía porque yo también te conocía, Jude. ¿Cómo has podido abandonarme si me conocías?”.
(Sula)
Traducido por Pablo Lapuente Tiana.
Fuente:
https://www.elsaltodiario.com/pensamiento/el-abecedario-de-toni-morrison
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martes, 11 de diciembre de 2018
¿Impuestos pobres o contra los pobres? El sistema fiscal en España juega en contra de quienes sufren la pobreza cuando debería ser al revés
El sistema fiscal en España juega en contra de quienes sufren la pobreza. Cuando debería ser al revés. La tributación puede mirarse desde muchos ángulos e intereses. Para nuestra organización resulta esencial: pocos asuntos tienen una influencia más determinante en la lucha contra la pobreza y las desigualdades que los impuestos. España recauda poco y mal, lo que tiene un impacto directo en la capacidad del Estado para cumplir su deber constitucional de garantizar los derechos sociales de todos, y de la población excluida en especial. También de los más pobres del mundo a través de la cooperación internacional española, llevada a la irrelevancia financiera desde 2010.
Recauda poco: siete puntos menos de PIB que la media europea. Alcanzar esa media supondría 80.000 millones de euros más para la seguridad social y la Hacienda pública. Que se ve erosionada por un fraude fiscal calculado entre los 27.000 y los 70.000 millones de euros. Reducir ambas brechas supondría un oxígeno vital para la sanidad, la educación o la protección social. Sobre todo, si en el lado del presupuesto también se prioriza la lucha contra la desigualdad y se incide en un gasto social más redistributivo hacia quienes menos tienen.
Recauda mal. La crisis ha supuesto que la tributación recaiga aún más en las familias, un 83 % del total frente a un 74 % antes de la crisis, a través de un IVA creciente y un IRPF limitado en su progresividad. Impuestos al consumo y el trabajo versus la riqueza y el capital. Una tendencia que en otros países ha ido pareja con el incremento de la desigualdad, desbordada en España, el tercer país más desigual de la UE.
Esto último tiene serias consecuencias para las familias que sufren la precariedad. Así, el 20% más pobre de la población es el que más impuestos paga en relación con su renta, con la excepción del decil más rico. Una prueba de la regresividad de un sistema asentado en gravar el consumo de bienes básicos para la vida.
Esta injusta realidad era predecible, y se acentuará, mientras la fiscalidad siga siendo dual y obligue a tributar con más intensidad al trabajo que al capital. Mientras se demonicen y laminen los impuestos de patrimonio y sucesiones, incluso para grandes fortunas. Y mientras no se reforme a fondo, sin parches, el impuesto de sociedades.
Cabe recordar que la recaudación por este impuesto se ha desplomado durante la crisis. Son 20.000 millones menos, sin apenas recuperarse en los años de crecimiento del PIB, y con los grandes grupos empresariales apenas contribuyendo con el 6% de sus beneficios en 2016 (7.5% en 2015). No caben excusas. El nivel de beneficios empresariales se recuperó respecto al inicio de la crisis, antes que el de salarios. Y la internacionalización de los grupos es similar a la de 2008, por lo que la doble tributación no sería la causa de esta caída. Que sí se encuentra en los agujeros del impuesto, y tal vez en que las mayores empresas del país mantengan casi 1.000 filiales en paraísos fiscales.
El sistema tributario español necesita una reforma profunda. Mientras tanto, las medidas anunciadas por el gobierno son positivas. Un mínimo en sociedades, impuestos verdes, a las transacciones financieras o a las tecnológicas que no contribuyen, son iniciativas que pueden contribuir a recaudar más y mejor.
Todo esto para conseguir lo que debe ser el objetivo de un sistema fiscal. Una tributación progresiva que contribuya a reducir las desigualdades. Y una recaudación holgada que asegure políticas sociales para enfrentar la pobreza.
Por decirlo claramente: impuestos suficientes y a favor de los pobres.
https://elpais.com/economia/2018/12/04/actualidad/1543943723_079886.html
Recauda poco: siete puntos menos de PIB que la media europea. Alcanzar esa media supondría 80.000 millones de euros más para la seguridad social y la Hacienda pública. Que se ve erosionada por un fraude fiscal calculado entre los 27.000 y los 70.000 millones de euros. Reducir ambas brechas supondría un oxígeno vital para la sanidad, la educación o la protección social. Sobre todo, si en el lado del presupuesto también se prioriza la lucha contra la desigualdad y se incide en un gasto social más redistributivo hacia quienes menos tienen.
Recauda mal. La crisis ha supuesto que la tributación recaiga aún más en las familias, un 83 % del total frente a un 74 % antes de la crisis, a través de un IVA creciente y un IRPF limitado en su progresividad. Impuestos al consumo y el trabajo versus la riqueza y el capital. Una tendencia que en otros países ha ido pareja con el incremento de la desigualdad, desbordada en España, el tercer país más desigual de la UE.
Esto último tiene serias consecuencias para las familias que sufren la precariedad. Así, el 20% más pobre de la población es el que más impuestos paga en relación con su renta, con la excepción del decil más rico. Una prueba de la regresividad de un sistema asentado en gravar el consumo de bienes básicos para la vida.
Esta injusta realidad era predecible, y se acentuará, mientras la fiscalidad siga siendo dual y obligue a tributar con más intensidad al trabajo que al capital. Mientras se demonicen y laminen los impuestos de patrimonio y sucesiones, incluso para grandes fortunas. Y mientras no se reforme a fondo, sin parches, el impuesto de sociedades.
Cabe recordar que la recaudación por este impuesto se ha desplomado durante la crisis. Son 20.000 millones menos, sin apenas recuperarse en los años de crecimiento del PIB, y con los grandes grupos empresariales apenas contribuyendo con el 6% de sus beneficios en 2016 (7.5% en 2015). No caben excusas. El nivel de beneficios empresariales se recuperó respecto al inicio de la crisis, antes que el de salarios. Y la internacionalización de los grupos es similar a la de 2008, por lo que la doble tributación no sería la causa de esta caída. Que sí se encuentra en los agujeros del impuesto, y tal vez en que las mayores empresas del país mantengan casi 1.000 filiales en paraísos fiscales.
El sistema tributario español necesita una reforma profunda. Mientras tanto, las medidas anunciadas por el gobierno son positivas. Un mínimo en sociedades, impuestos verdes, a las transacciones financieras o a las tecnológicas que no contribuyen, son iniciativas que pueden contribuir a recaudar más y mejor.
Todo esto para conseguir lo que debe ser el objetivo de un sistema fiscal. Una tributación progresiva que contribuya a reducir las desigualdades. Y una recaudación holgada que asegure políticas sociales para enfrentar la pobreza.
Por decirlo claramente: impuestos suficientes y a favor de los pobres.
https://elpais.com/economia/2018/12/04/actualidad/1543943723_079886.html
lunes, 10 de diciembre de 2018
¿Estás pensando en opositar? Hazte estas siete preguntas antes de decidirlo. Cómo elegir oposición, cuánto tiempo se tarda en preparar y cuáles son las fases del proceso.
2018 ha sido el año en el que el empleo público ha empezado a recuperar el pulso tras la crisis económica. El Gobierno anunció el pasado julio la mayor oferta de empleo público desde 2008, 23.156 plazas que se suman a las 7.688 que ya había convocado el anterior Ejecutivo en abril. En total, casi 31.000 nuevos puestos que han reactivado el sector de las oposiciones. "Vuelven a estar en auge", asegura Cristina Villanúa, responsable del área de Administración y Justicia de la academia MasterD, que señala los tres principales motivos que explican la decisión de hincar codos y estudiar para ser funcionario: la vocación, la cuestión económica y la estabilidad laboral.
La crisis se ha hecho notar también en el perfil de los opositores. "Ha habido un cambio tremendo en el alumno", señala Villanúa, que divide a los candidatos en dos categorías: jóvenes que acaban de terminar los estudios y cuyas familias, a raíz de la crisis, les animan a opositar; y adultos que superan la barrera de los 35 años, han sufrido las consecuencias de la recesión y buscan estabilidad.
Preparar una oposición es una carrera de fondo que termina con el sprint final de las pruebas de selección. La decisión supone hipotecar cada resquicio de libertad durante varios meses o incluso años, dependiendo del puesto al que se aspire. La fórmula para tener éxito parece clara, al menos sobre el papel: motivación, disciplina, mucho trabajo y sí, también un poco de suerte. Pero las dudas antes de lanzarse al vacío de opositar son numerosas. A continuación, siete preguntas básicas para formularse si te estás planteando intentarlo.
1. ¿En qué consiste una oposición y cómo funciona el proceso?
La oposición es el mecanismo que utiliza la administración pública para seleccionar e incorporar empleados públicos en la condición de funcionarios. Este proceso tiene siempre que respetar los principios de mérito y capacidad que exige la Constitución y se concreta en una serie de pruebas cuyo objetivo es, por un lado, evaluar la capacidad de los aspirantes y, por otro, establecer un orden de preferencia según la puntuación que cada candidato obtenga.
¿Pero qué hay que hacer en una oposición?
Dependerá del puesto que se vaya a cubrir, pero el Estatuto Básico del Empleado Público explica que los exámenes podrán consistir "en la comprobación de los conocimientos y la capacidad analítica de los aspirantes, expresados de forma oral o escrita, en la realización de ejercicios que demuestren la posesión de habilidades y destrezas, en la comprobación del dominio de lenguas extranjeras y, en su caso, en la superación de pruebas físicas".
Una oposición es, sobre todo, un proceso que tiene sus fases, sus plazos y su particular liturgia. Arranca siempre con la oferta de empleo público, que es la previsión de cuántas plazas va a convocar la administración o el organismo público de que se trate para un año concreto. Ese anuncio se concretará más adelante con la publicación de las bases de la convocatoria, es decir, las instrucciones sobre cómo se va a desarrollar el proceso de selección: qué requisitos se exigen, cuántas pruebas habrá, en qué van a consistir, si van a ser eliminatorias o no...
Después se publicará la convocatoria, que marca el inicio del plazo —normalmente de 20 días— para que los candidatos se postulen oficialmente y acrediten que cumplen con los requisitos (es lo que en la jerga se denomina como presentar la instancia). Transcurrido ese plazo, se publicarán la lista —primero provisional y luego definitiva— de admitidos y la fecha del examen. Solo los admitidos pueden presentarse a las pruebas, que normalmente tienen lugar en los tres o cuatro meses siguientes a la publicación de la convocatoria.
Navegar entre tanto requisito y papeleo puede ser complicado, sobre todo si es la primera vez que uno se presenta. Villanúa señala que es muy importante conocer todos estos pasos al detalle: "El opositor debe entender todo el proceso en su conjunto y verlo como una serie de fases que tiene que ir superando".
2. ¿Qué requisitos hay que cumplir para presentarse?
Hay cuatro exigencias básicas: tener la nacionalidad española, poseer la capacidad funcional para desempeñar las tareas que correspondan al puesto, tener entre 16 y 65 años, no estar afectado por ningún expediente disciplinario y tener la titulación que se exija para la plaza a la que se aspira. Estos requisitos deben cumplirse, como regla general, antes de que finalice el plazo de presentación de las instancias.
En algunos casos, se pueden pedir otras condiciones adicionales relacionadas con el puesto que se vaya a desempeñar. Es lo que ocurre por ejemplo, en las pruebas de acceso a los cuerpos y fuerzas de seguridad, donde hay ciertas exclusiones médicas.
3. ¿Qué debo tener en cuenta para elegir a qué oposición presentarme?
La titulación es el primer escollo que hay que salvar a la hora de elegir oposición. Los funcionarios se dividen en tres grupos (A, B y C), según el nivel de formación que se requiera para su puesto. Para acceder al grupo A es necesario ser graduado universitario, para el B se exige título de Técnico Superior y para el C, Bachillerato en el caso del subgrupo C1 y graduado escolar en el C2. "Puedes presentarte a una oposición de un grupo más bajo al de tu nivel formativo, pero nunca puedes tener una titulación inferior", explica Ana Iglesias, directora pedagógica de Adams Formación. Es habitual, por ejemplo, que graduados universitarios opositen para plazas de auxiliar administrativo, del grupo C2, para acceder de forma más rápida a un puesto de funcionario y, a partir de ahí, promocionar internamente.
La movilidad geográfica es otra de las claves. Sacar una plaza en oposiciones a nivel nacional normalmente implica tener que trabajar, al menos durante un tiempo, en otro lugar. En caso de no querer cambiar de destino, habrá que fijarse en las convocatorias autonómicas y locales.
Hay otros factores importantes, según explica Iglesias: si es una oposición que se convoca con regularidad (para que en el caso de que suspendas, no tengas que esperar demasiado tiempo para poder volver a intentarlo), si normalmente se presenta mucha gente (suele ocurrir cuando hay muchas plazas y los requisitos no son muy exigentes), cuál es el temario de la oposición y qué funciones tendrás que desempeñar.
4. ¿Cuánto tiempo necesito para preparar una oposición?
"No hay una regla", afirma tajante Iglesias. "Depende mucho de la oposición a la que optes, de tu capacidad de trabajo y de aprendizaje, del tiempo del que dispongas para estudiar cada día y de lo bien que aproveches ese tiempo".
En cualquier caso, lo que sí que parece claro es que a más nivel de oposición, más tiempo habrá que emplear en preparar el examen. Como orientación, para las del grupo A se necesitan entre uno y tres años; para las del B, entre nueve meses y un año; y para el resto, entre seis y nueve meses. Este último plazo es el mínimo que apuntan las dos expertas. "Con cuatro horas de estudio al día", añade Cristina Villanúa, de MasterD. "Por debajo de ese tiempo, te vas a ir al año seguro".
5. ¿Qué opciones tengo para prepararla?
Hay dos vías, estudiar por tu cuenta o hacerlo con la orientación de un preparador o de una academia. La dificultad de prepararlas por libre reside sobre todo en la necesidad de hacerse con los materiales de estudio. No hay temarios ni libros oficiales y la única guía para saber qué hay que estudiar es el programa que se incluye en cada convocatoria. Se trata de una mera relación de epígrafes o temas sobre los que versará el examen. Así, para una oposición a auxiliar administrativo en un ayuntamiento se pide, por ejemplo, dominar al detalle los presupuestos locales y estudiar la ley de contratos públicos.
Estos temarios los puede confeccionar cada opositor, consultando directamente la ley que toque estudiar, aunque lo normal es comprarlos ya preparados (elaborados por editoriales o academias especializadas). "En cualquier caso, debes asegurarte de que se desarrollen cada uno de los epígrafes y temas que contiene el programa oficial en su totalidad, no solo parcialmente. Y que estén actualizados, sobre todo porque suele entrar mucha materia jurídica que cambia", aconseja Ana Iglesias, de Adams.
Si eliges preparar el examen con la ayuda de un preparador o de una academia, cobra cada vez más fuerza la opción de formarse online. Aun así, la decisión entre ir por libre o hacerlo acompañado depende del compromiso que estés dispuesto a aceptar o de si necesitas ayuda para ser constante, organizar un buen plan de trabajo, fijarte un horario, seguir un método... "Ten en cuenta además que una oposición no es solo estudiar un contenido, sino superar un examen que tiene unas características concretas y para eso también tienes que prepararte", añade Iglesias.
6. ¿Es posible preparar una oposición si estoy trabajando?
Sí, aunque hay que ser muy realista con los tiempos. "Para opositar tienes que hacer muchas renuncias y una de ellas son los tiempos de descanso, vas a tener que invertirlos en estudiar", explica Cristina Villanúa, de MasterD. El 60% de los alumnos de su academia estudian y trabajan, aunque la mayoría lo hacen a tiempo parcial. Con empleos de ocho horas, la experta lo ve más complicado.
Para Ana Iglesias, de Adams, compaginar una oposición con un trabajo a tiempo completo es posible, aunque exige un nivel de disciplina muy alto. "Debes aprender a gestionar tu tiempo, planificarte bien y tener una rutina clara porque si no sabes a qué hora te tienes que poner a estudiar cada día, lo más probable es que no te pongas nunca", explica. La motivación es clave en este punto. Los alumnos que más clara tienen la razón por la que decidieron opositar son los que más suelen aguantar en la carrera.
7. ¿Qué pasa si apruebo? ¿Y si suspendo?
"Aprobar no te asegura ni pasar a la siguiente prueba ni conseguir una plaza", explica Cristina Villanúa, de MasterD. El aprobado lo marca la nota de corte, que se suele calcular en función del número de plazas convocadas, la cantidad de aspirantes que se hayan presentado y la puntuación que hayan obtenido. Puede haber más aprobados que plazas, aunque en Adams aseguran que este fenómeno es cada vez menos habitual.
Lo que sí es más común es el tener que afrontar un suspenso. Lo importante aquí es saber reaccionar. "Hay que hacer un análisis realista de por qué has suspendido para de esa manera evaluar el suspenso en su justa dimensión", recomienda Iglesias. El factor suerte también entra en juego. "Es un 10% de todo el proceso", asegura Villanúa. "Un 5% depende de que te toque el tema que más hayas estudiado o las preguntas que mejor preparadas llevas y el otro 5% es que aquel día no te levantes con jaqueca, o que de camino al examen no te pille un chaparrón y llegues empapado... Eso es algo que no podemos preparar".
https://elpais.com/economia/2018/12/04/actualidad/1543945956_464831.html?rel=lom
La crisis se ha hecho notar también en el perfil de los opositores. "Ha habido un cambio tremendo en el alumno", señala Villanúa, que divide a los candidatos en dos categorías: jóvenes que acaban de terminar los estudios y cuyas familias, a raíz de la crisis, les animan a opositar; y adultos que superan la barrera de los 35 años, han sufrido las consecuencias de la recesión y buscan estabilidad.
Preparar una oposición es una carrera de fondo que termina con el sprint final de las pruebas de selección. La decisión supone hipotecar cada resquicio de libertad durante varios meses o incluso años, dependiendo del puesto al que se aspire. La fórmula para tener éxito parece clara, al menos sobre el papel: motivación, disciplina, mucho trabajo y sí, también un poco de suerte. Pero las dudas antes de lanzarse al vacío de opositar son numerosas. A continuación, siete preguntas básicas para formularse si te estás planteando intentarlo.
1. ¿En qué consiste una oposición y cómo funciona el proceso?
La oposición es el mecanismo que utiliza la administración pública para seleccionar e incorporar empleados públicos en la condición de funcionarios. Este proceso tiene siempre que respetar los principios de mérito y capacidad que exige la Constitución y se concreta en una serie de pruebas cuyo objetivo es, por un lado, evaluar la capacidad de los aspirantes y, por otro, establecer un orden de preferencia según la puntuación que cada candidato obtenga.
¿Pero qué hay que hacer en una oposición?
Dependerá del puesto que se vaya a cubrir, pero el Estatuto Básico del Empleado Público explica que los exámenes podrán consistir "en la comprobación de los conocimientos y la capacidad analítica de los aspirantes, expresados de forma oral o escrita, en la realización de ejercicios que demuestren la posesión de habilidades y destrezas, en la comprobación del dominio de lenguas extranjeras y, en su caso, en la superación de pruebas físicas".
Una oposición es, sobre todo, un proceso que tiene sus fases, sus plazos y su particular liturgia. Arranca siempre con la oferta de empleo público, que es la previsión de cuántas plazas va a convocar la administración o el organismo público de que se trate para un año concreto. Ese anuncio se concretará más adelante con la publicación de las bases de la convocatoria, es decir, las instrucciones sobre cómo se va a desarrollar el proceso de selección: qué requisitos se exigen, cuántas pruebas habrá, en qué van a consistir, si van a ser eliminatorias o no...
Después se publicará la convocatoria, que marca el inicio del plazo —normalmente de 20 días— para que los candidatos se postulen oficialmente y acrediten que cumplen con los requisitos (es lo que en la jerga se denomina como presentar la instancia). Transcurrido ese plazo, se publicarán la lista —primero provisional y luego definitiva— de admitidos y la fecha del examen. Solo los admitidos pueden presentarse a las pruebas, que normalmente tienen lugar en los tres o cuatro meses siguientes a la publicación de la convocatoria.
Navegar entre tanto requisito y papeleo puede ser complicado, sobre todo si es la primera vez que uno se presenta. Villanúa señala que es muy importante conocer todos estos pasos al detalle: "El opositor debe entender todo el proceso en su conjunto y verlo como una serie de fases que tiene que ir superando".
2. ¿Qué requisitos hay que cumplir para presentarse?
Hay cuatro exigencias básicas: tener la nacionalidad española, poseer la capacidad funcional para desempeñar las tareas que correspondan al puesto, tener entre 16 y 65 años, no estar afectado por ningún expediente disciplinario y tener la titulación que se exija para la plaza a la que se aspira. Estos requisitos deben cumplirse, como regla general, antes de que finalice el plazo de presentación de las instancias.
En algunos casos, se pueden pedir otras condiciones adicionales relacionadas con el puesto que se vaya a desempeñar. Es lo que ocurre por ejemplo, en las pruebas de acceso a los cuerpos y fuerzas de seguridad, donde hay ciertas exclusiones médicas.
3. ¿Qué debo tener en cuenta para elegir a qué oposición presentarme?
La titulación es el primer escollo que hay que salvar a la hora de elegir oposición. Los funcionarios se dividen en tres grupos (A, B y C), según el nivel de formación que se requiera para su puesto. Para acceder al grupo A es necesario ser graduado universitario, para el B se exige título de Técnico Superior y para el C, Bachillerato en el caso del subgrupo C1 y graduado escolar en el C2. "Puedes presentarte a una oposición de un grupo más bajo al de tu nivel formativo, pero nunca puedes tener una titulación inferior", explica Ana Iglesias, directora pedagógica de Adams Formación. Es habitual, por ejemplo, que graduados universitarios opositen para plazas de auxiliar administrativo, del grupo C2, para acceder de forma más rápida a un puesto de funcionario y, a partir de ahí, promocionar internamente.
La movilidad geográfica es otra de las claves. Sacar una plaza en oposiciones a nivel nacional normalmente implica tener que trabajar, al menos durante un tiempo, en otro lugar. En caso de no querer cambiar de destino, habrá que fijarse en las convocatorias autonómicas y locales.
Hay otros factores importantes, según explica Iglesias: si es una oposición que se convoca con regularidad (para que en el caso de que suspendas, no tengas que esperar demasiado tiempo para poder volver a intentarlo), si normalmente se presenta mucha gente (suele ocurrir cuando hay muchas plazas y los requisitos no son muy exigentes), cuál es el temario de la oposición y qué funciones tendrás que desempeñar.
4. ¿Cuánto tiempo necesito para preparar una oposición?
"No hay una regla", afirma tajante Iglesias. "Depende mucho de la oposición a la que optes, de tu capacidad de trabajo y de aprendizaje, del tiempo del que dispongas para estudiar cada día y de lo bien que aproveches ese tiempo".
En cualquier caso, lo que sí que parece claro es que a más nivel de oposición, más tiempo habrá que emplear en preparar el examen. Como orientación, para las del grupo A se necesitan entre uno y tres años; para las del B, entre nueve meses y un año; y para el resto, entre seis y nueve meses. Este último plazo es el mínimo que apuntan las dos expertas. "Con cuatro horas de estudio al día", añade Cristina Villanúa, de MasterD. "Por debajo de ese tiempo, te vas a ir al año seguro".
5. ¿Qué opciones tengo para prepararla?
Hay dos vías, estudiar por tu cuenta o hacerlo con la orientación de un preparador o de una academia. La dificultad de prepararlas por libre reside sobre todo en la necesidad de hacerse con los materiales de estudio. No hay temarios ni libros oficiales y la única guía para saber qué hay que estudiar es el programa que se incluye en cada convocatoria. Se trata de una mera relación de epígrafes o temas sobre los que versará el examen. Así, para una oposición a auxiliar administrativo en un ayuntamiento se pide, por ejemplo, dominar al detalle los presupuestos locales y estudiar la ley de contratos públicos.
Estos temarios los puede confeccionar cada opositor, consultando directamente la ley que toque estudiar, aunque lo normal es comprarlos ya preparados (elaborados por editoriales o academias especializadas). "En cualquier caso, debes asegurarte de que se desarrollen cada uno de los epígrafes y temas que contiene el programa oficial en su totalidad, no solo parcialmente. Y que estén actualizados, sobre todo porque suele entrar mucha materia jurídica que cambia", aconseja Ana Iglesias, de Adams.
Si eliges preparar el examen con la ayuda de un preparador o de una academia, cobra cada vez más fuerza la opción de formarse online. Aun así, la decisión entre ir por libre o hacerlo acompañado depende del compromiso que estés dispuesto a aceptar o de si necesitas ayuda para ser constante, organizar un buen plan de trabajo, fijarte un horario, seguir un método... "Ten en cuenta además que una oposición no es solo estudiar un contenido, sino superar un examen que tiene unas características concretas y para eso también tienes que prepararte", añade Iglesias.
6. ¿Es posible preparar una oposición si estoy trabajando?
Sí, aunque hay que ser muy realista con los tiempos. "Para opositar tienes que hacer muchas renuncias y una de ellas son los tiempos de descanso, vas a tener que invertirlos en estudiar", explica Cristina Villanúa, de MasterD. El 60% de los alumnos de su academia estudian y trabajan, aunque la mayoría lo hacen a tiempo parcial. Con empleos de ocho horas, la experta lo ve más complicado.
Para Ana Iglesias, de Adams, compaginar una oposición con un trabajo a tiempo completo es posible, aunque exige un nivel de disciplina muy alto. "Debes aprender a gestionar tu tiempo, planificarte bien y tener una rutina clara porque si no sabes a qué hora te tienes que poner a estudiar cada día, lo más probable es que no te pongas nunca", explica. La motivación es clave en este punto. Los alumnos que más clara tienen la razón por la que decidieron opositar son los que más suelen aguantar en la carrera.
7. ¿Qué pasa si apruebo? ¿Y si suspendo?
"Aprobar no te asegura ni pasar a la siguiente prueba ni conseguir una plaza", explica Cristina Villanúa, de MasterD. El aprobado lo marca la nota de corte, que se suele calcular en función del número de plazas convocadas, la cantidad de aspirantes que se hayan presentado y la puntuación que hayan obtenido. Puede haber más aprobados que plazas, aunque en Adams aseguran que este fenómeno es cada vez menos habitual.
Lo que sí es más común es el tener que afrontar un suspenso. Lo importante aquí es saber reaccionar. "Hay que hacer un análisis realista de por qué has suspendido para de esa manera evaluar el suspenso en su justa dimensión", recomienda Iglesias. El factor suerte también entra en juego. "Es un 10% de todo el proceso", asegura Villanúa. "Un 5% depende de que te toque el tema que más hayas estudiado o las preguntas que mejor preparadas llevas y el otro 5% es que aquel día no te levantes con jaqueca, o que de camino al examen no te pille un chaparrón y llegues empapado... Eso es algo que no podemos preparar".
https://elpais.com/economia/2018/12/04/actualidad/1543945956_464831.html?rel=lom
domingo, 9 de diciembre de 2018
_- Entrevista a Eric Toussaint. Romper el tabú sobre las deudas odiosas y su repudio.
_- LVSL. ¿Piensa usted que la deuda es un tema muy poco discutido en los medios tradicionales? Si es así, ¿cuáles son los motivos en su opinión?
En el CADTM intentamos ante todo preguntarnos de dónde vienen las deudas, si los objetivos perseguidos a través de la acumulación de deudas eran legítimos, y si fueron contraídas de manera legítima y legal.
E.T. La deuda es evocada a menudo, pero no lo es nunca en el sentido en que el CADTM y yo la abordamos. El discurso de los medios dominantes y de los gobiernos consiste en decir que hay un exceso de deuda, demasiado gasto público de los Estados y, en consecuencia, que hay que pagar la deuda y reducir esos gastos públicos. En el CADTM intentamos ante todo preguntarnos de dónde vienen las deudas, si los objetivos perseguidos a través de la acumulación de deudas eran legítimos, y si fueron contraídas de manera legítima y legal. Este es el enfoque que intentamos tener y es cierto, en efecto, que no es el que aparece en los medios dominantes. Estos no ven ningún interés en este enfoque y, además, la cuestión está desconectada de su realidad.
LVSL. Usted establece justamente una tipología de las deudas según que estas sean ilegítimas y quizás odiosas. ¿Podría darnos las características de estos tipos de deudas?
E.T. Está, ante todo, el resultado de la elaboración de una doctrina sobre la deuda odiosa por un jurista conservador ruso quien ha sido profesor de derecho en la Universidad de San Petersburgo durante el régimen zarista (Petrogrado, en aquella época, era la capital del imperio ruso), Alexander Nahum Sack. Él la elaboró como reacción al repudio de la deuda a la cual recurrió el poder soviético en 1918. Él no estaba de acuerdo, se exilió a Francia y comenzó entonces a inventariar todos los litigios en materia de deudas soberanas entre fines del siglo XVIII y los años 1920. Estudió los arbitrajes internacionales, la jurisprudencia, los actos unilaterales. Con todo ello pudo construir una doctrina de derecho internacional ( http://www.cadtm.org/IMG/pdf/Alexander_Sack_DETTE_ODIEUSE.pdf ) que se aplica en parte hoy. Esta establece un principio general que afirma que, aun en caso de cambio de gobierno, de régimen, hay continuidad de las obligaciones internacionales.
Sin embargo, esta doctrina integra una excepción fundamental, la de la deuda odiosa, que se funda en dos criterios. El primero se cumple si se puede demostrar que las deudas reclamadas a un Estado fueron contraídas contra el interés de la población de ese Estado. El segundo criterio se cumple si los acreedores eran conscientes de este hecho o si no pueden demostrar que se encontraban imposibilitados de saber que esas deudas eran contraídas contra el interés de la población. Si estos dos criterios se encuentran así satisfechos, entonces estas deudas contraídas por un gobierno anterior son odiosas; el nuevo régimen y su población no están obligados a pagarla. Para el CADTM, esta doctrina debe ser actualizada, pues la noción de lo que es contrario al interés de una población dada ha evolucionado desde los años 1920, simplemente porque el derecho internacional ha evolucionado ( http://www.cadtm.org/La-deuda-odiosa-segun-Alexander ). Este es el caso sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial, cuando se construyeron instrumentos jurídicos vinculantes como el PIDESC (Pacto Internacional Relativo a los Derechos Económicos, Sociales y Culturales https://www.ohchr.org/SP/ProfessionalInterest/Pages/CESCR.aspx ), que permiten determinar lo que es conforme o contrario al interés de una población.
A propósito de la deuda ilegítima, esta puede ser definida en términos menos restrictivos; no existe el objetivo explícito de ir en contra de la población. Esta deuda es calificada de “solamente” ilegítima por el hecho de que fue acumulada para favorecer el interés de minorías privilegiadas. Es el caso, por ejemplo, de una deuda pública contraída para salvar a los grandes accionistas de los bancos, mientras que son los bancos los responsables de un marasmo debido a la crisis bancaria. En este contexto, las deudas acumuladas desde la crisis bancaria de 2007-2008 en países como Francia, España o los Estados Unidos son deudas ilegítimas. El CAC (Colectivo por una Auditoría Ciudadana de la Deuda Pública) determinó además, gracias a sus trabajos, que el 59% de las sumas de la deuda reclamada a Francia es ilegítimo (cc https://www.audit-citoyen.org/2014/05/27/que-faire-de-la-dette-un-audit-de-la-dette-publique-de-la-france/ et https://static.mediapart.fr/files/note-dette.pdf ).
Esta masa corresponde en parte al salvataje bancario, pero también a toda una serie de regalos fiscales de los que se benefician las empresas muy grandes, y que no respetan los principios de justicia fiscal y social. Por otra parte, la renuncia de los Estados de la zona euro a financiar la deuda estatal ante el banco central y la puesta en el mercado de la deuda obliga a estos Estados a pagar tasas de interés superiores a las que habrían debido pagar si hubieran podido financiarse ante el banco central. Deberíamos por tanto deducir el monto de deuda acumulada resultante de esta diferencia de tasas.
LVSL. ¿Cómo son repudiadas las deudas? En su libro, usted cita varios ejemplos de repudio de deuda, de ahí que usted vea una continuidad en los contextos políticos que favorecen estos repudios.
E.T. Ante todo, de manera general, hay un cambio de régimen o de gobierno que desemboca en un cuestionamiento de lo que se ha acumulado como deuda hasta el momento del cambio. Por ejemplo, en 1837 en los Estados Unidos, hubo una rebelión ciudadana en cuatro estados que desembocó en una destitución de sus gobernadores, acusados por las poblaciones de corrupción, de haber establecido acuerdos con banqueros para financiar infraestructuras que no fueron ejecutadas. Los nuevos gobernadores repudiaron las deudas y los banqueros afectados por estos repudios recurrieron a la justicia federal de los Estados Unidos. ¡Pero su pedido fue desestimado! Es un caso muy interesante. El repudio fue la resultante de una movilización ciudadana, de una denuncia del comportamiento de algunas autoridades por parte de una población indignada y que se sublevó contra el pago de las deudas.
En 1837, en los Estados Unidos, el repudio fue la resultante de una movilización ciudadana, de una denuncia del comportamiento de algunas autoridades por parte de una población indignada y que se sublevó contra el pago de las deudas.
Otro ejemplo, en México, el gobierno del presidente Benito Juárez, liberal en el sentido del siglo XIX, es decir, partidario de la separación del Estado y la Iglesia, de la enseñanza pública gratuita, laica y obligatoria, fue destituido en 1858 por los conservadores locales. Estos pidieron préstamos a banqueros franceses, suizos y mexicanos para financiar su gobierno ilegal. En 1861, cuando Benito Juárez vuelve al poder con el apoyo del pueblo, repudia las deudas contraídas por los conservadores. En enero de 1862, el gobierno francés de Bonaparte declara la guerra a México con el pretexto de obtener el pago de la deuda contraída con los banqueros franceses. Un cuerpo expedicionario francés de 35 000 soldados impone entonces el reino del príncipe austríaco Maximiliano I, que es proclamado emperador de México. Pero Benito Juárez regresa al poder otra vez con el apoyo popular y decide el repudio de las deudas contraídas por el régimen de Maximiliano de Austria entre 1862 y 1867. Esto dio buenos resultados para el país. Todas las grandes potencias reconocieron el régimen de Benito Juárez y firmaron acuerdos comerciales con él, incluida Francia, después de la caída de Bonaparte en 1870. Finalmente, podemos evocar la revolución rusa. La población se oponía a los gastos del régimen zarista y a las guerras que este llevaba adelante. Y cuando los sóviets toman el poder en octubre de 1917, como consecuencia de su toma de poder, uno de los decretos adoptados es, primero, el de la suspensión de pago, y luego el repudio de la deuda. Estos ejemplos dan testimonio de actos que podemos calificar de unilaterales.
Puede haber también otros ejemplos en los cuales se encuentra una intervención internacional. En 1919, en Costa Rica, hay un derrocamiento de un régimen antidemocrático y un retorno a un régimen democrático, asociado a una decisión del congreso costarricense de repudiar deudas contraídas por el régimen anterior. Frente a la amenaza de intervención británica, Costa Rica pide entonces un arbitraje neutral. Los dos países se ponen de acuerdo para designar al presidente de la Corte Suprema de los Estados Unidos como árbitro, ¡y esta resuelve a favor de Costa Rica! Es interesante en el nivel de la jurisprudencia, y sirve de referencia a A.N. Sack, pues este es un admirador de los Estados Unidos. Ahora bien, el presidente-juez de la Corte Suprema de los Estados Unidos, William H. Taft, afirma que la deuda reclamada a Costa Rica por un banco británico, el Royal Bank of Canada, es una deuda acumulada por el Presidente Federico Tinoco para su beneficio personal y contra el interés de la población. El banco no pudo demostrar que no sabía que F. Tinoco había pedido prestado ese dinero en beneficio propio. Sobre todo, en ningún momento durante el juicio, W.H. Taft se refiere al carácter despótico del régimen, y A.N. Sack concluirá en su doctrina que poco importa la naturaleza del régimen anterior, esto no tiene importancia, lo que cuenta en la apreciación de la deuda es la utilización que se hizo del dinero prestado. Y desde mi punto de vista, esto es fundamental, pues durante años hubo una interpretación errónea de la doctrina A.N. Sack, que limitaba la aplicabilidad del repudio de la deuda odiosa a los regímenes dictatoriales. Para A.N. Sack, su doctrina se aplica a un gobierno regular sobre un territorio dado, a un régimen que ejerce un poder real, y no importa si es legítimo o no.
A.N. Sack, aun cuando no hable de “pueblo” sino de “nación”, y esta es la gran diferencia del contexto histórico con la actualidad y la evolución paralela del derecho, menciona claramente los intereses de la población, sobre todo a partir de un caso muy preciso: el tratado de Versalles de 1919. Este dice que las deudas contraídas por Alemania para colonizar Polonia no pueden imputarse a Polonia, restituida a su existencia en tanto Estado independiente, pues justamente esta deuda fue contraída para colonizar Polonia y, por tanto, contra el interés del pueblo polaco. En el mismo tratado se dice que las deudas contraídas por Alemania para colonizar sus territorios de África (Namibia, Tanganica, Camerún, Togo, Ruanda-Urundi) no pueden imputarse a las poblaciones de estos territorios. Interviene aquí la noción de interés de las poblaciones, con la cual A.N. Sack no simpatiza pero que toma sentido a partir de ese período. Efectivamente, el presidente de los Estados Unidos de la época, Woodrow Wilson, publica en enero de 1918 una declaración que proclama el derecho de los pueblos a la autodeterminación https://www.dipublico.org/3669/catorce-puntos-del-presidente-wilson-1918/ y https://es.wikipedia.org/wiki/Catorce_Puntos ). De ahí que una deuda acumulada para colonizar una población dada pone en tela de juicio el derecho de ese pueblo a la autodeterminación. Esta evolución del derecho justifica mi posición, que es la siguiente: retomemos los criterios elaborados por A.N. Sack sobre la base de la jurisprudencia, pero tengamos en cuenta la evolución del derecho internacional.
LVSL. Si se mira entonces el caso de Grecia en 2015, nos encontramos con un cambio de régimen con la llegada al poder de Syriza y Alexis Tsipras, y un apoyo social importante. Sin embargo, al final, este ignoró el trabajo de la Comisión sobre la verdad de deuda pública griega, que usted integró. ¿Cuáles son los parámetros políticos que impidieron ese movimiento propicio hacia un posible repudio de una parte de la deuda griega?
E.T. Sí, es extremadamente importante analizar este caso. Se trata simplemente de la incapacidad de Tsipras para adoptar una estrategia adaptada al contexto real en el que se encontraba Grecia. Si se observa el programa de Tesalónica presentado en septiembre de 2014, gracias al cual fue elegido (véanse fragmentos del programa en mi artículo: http://www.cadtm.org/Desde-el-comienzo-el-tandem ), había toda una serie de compromisos muy importantes que implicaban especialmente una reducción radical de la deuda. En efecto, había medidas que debían provocar cambios radicales con respecto a la austeridad tan brutal que se aplicó, con respecto a las privatizaciones y con respecto a la manera como los bancos griegos fueron salvados. Tsipras emprendió una política que no era para nada coherente con el programa y los compromisos que había tomado. Su estrategia fue la de una concesión muy rápida a la Troika , compuesta por el BCE , el FMI y la Comisión Europea/Eurogrupo. El Eurogrupo, además, era una instancia sin estatus jurídico, que no existe en los tratados. Pero el gobierno Tsipras aceptó ser encerrado en este último. Varoufakis iba a negociar y firmar acuerdos con el Eurogrupo, presidido entonces por Jeroen Dijsselbloem. A mi entender, esta estrategia es lo que llevó a una primera capitulación el 20 de febrero de 2015, casi de entrada. El hecho de aceptar la prolongación del memorándum de cuatro meses, de respetar el calendario de pagos y de comprometerse a someter proposiciones de profundización de las reformas al Eurogrupo es seguir en la servidumbre (véase http://www.cadtm.org/La-primera-capitulacion-de-Tsipras ). Muchos interpretaron esto como la adopción de una actitud inteligente, táctica por parte de Tsipras. En realidad, los términos del acuerdo de febrero de 2015 constituían un renunciamiento. Esto lo acorraló definitivamente. Ahora bien, él tendría que haber dado marcha atrás, admitiendo ante su pueblo y ante la opinión internacional que había sido ingenuo al aceptar los términos del 20 de febrero. Frente al rechazo de la Troika a respetar los votos emitidos por el pueblo griego, tendría que haber declarado que, al hacer concesiones, había creído erróneamente que el Eurogrupo también iba a hacerlo. Así, habría podido llegar a la necesidad de cambiar de enfoque. Pero no lo hizo cuando tenía la legitimidad para hacerlo y lo vimos luego durante el referéndum que él ganó. Pero después del referéndum, Tsipras no aplicó la voluntad popular, ¡cuando se había comprometido a hacerlo! Es, por tanto, el propio Tsipras el que impidió que se llegara, entre otras cosas, a un repudio de la deuda.
LVSL. ¿Puede ocurrir hoy una situación similar con Italia? ¿No hay una voluntad de las instituciones europeas de ser mucho más firmes con los gobiernos de izquierda, progresistas, que con los demás?
E.T. Con Italia estamos aún en un estadio en el cual se tiene la impresión, basada en elementos reales, de que el gobierno de Salvini, por el que no tengo ninguna simpatía, evidentemente, es un poco más firme que el gobierno de Tsipras frente a los diktats de los dirigentes de Bruselas. Sin embargo, hay que relativizar, dado que, durante la campaña, Salvine pedía un mandato al pueblo italiano para salir del euro y, desde que empezó a participar en la concepción del gobierno con Di Maio, aceptó el marco y el yugo del euro. El gobierno italiano parece firme en el rechazo de la estricta disciplina presupuestaria. Pero esperemos a ver cómo sigue, pues lo más importante queda por venir. Si el enfrentamiento continúa y se endurece, ¿cuál es la actitud que el gobierno italiano adoptará a fin de cuentas? Nadie lo sabe. En todo caso, es de lo más lamentable constatar que es un gobierno en parte de extrema de derecha el que desobedece a la UE con un argumento de rechazo a la austeridad a todo precio, mientras que esta postura debería ser la de los gobiernos democráticos y progresistas. Es una pena ver al gobierno polaco desobedecer a la austeridad, al gobierno húngaro desobedecer en otros aspectos y ver que otros gobiernos permanecen dóciles con respecto a las políticas injustas dictadas por los dirigentes de Bruselas. Por ejemplo, en España, el gobierno de Pedro Sánchez presentó un presupuesto conforme a las reglas dictadas desde Bruselas.
Por otro lado, es absolutamente cierto que hay una voluntad de las instituciones europeas de ser más duras con gobiernos de izquierda democrática y progresista que con los demás. Pero al mismo tiempo, en los primeros, y sobre todo en el caso de Grecia, no hubo desobediencia. Lo que es extraordinario, con todo, es sobre lo que hay que insistir absolutamente en el caso de Tsipras: algunos días después de su elección en enero de 2015 y la constitución de su gobierno, cuando todavía no había tomado ninguna medida, el 4 de febrero, el BCE cortó las liquideces normales a los bancos ( http://www.cadtm.org/Desde-el-comienzo-el-tandem y http://www.cadtm.org/El-tandem-Varoufakis-Tsipras-hacia ). Era una declaración de guerra. Por otro lado, hay gobiernos de derecha y de extrema derecha que desobedecen, pero ¿dónde están las medidas fuertes de la UE en contra de ellos? No se las ha visto todavía.
LVSL. Justamente, pongámonos en situación a la manera del reciente artículo de Renaud Lambert et Sylvain Leder en Le Monde diplomatique, “Frente a los mercados, el escenario de un brazo de hierro”. Tomemos el caso de un país como Francia, ante la elección de un gobierno progresista y resueltamente determinado a romper con el neoliberalismo. El gobierno anuncia rápidamente una moratoria sobre la deuda para encarar el repudio de su parte ilegítima. ¿Cómo evitar el pánico financiero y los daños colaterales, económicos y sociales, que seguirían?
E.T. Yo no diría que se trataría de evitar el pánico bancario sino: ¿cómo manejarlo? Ocurra lo que ocurra, ese pánico existirá y hay que prepararse. Para limitarlo, propongo un instrumento que no es evocado en el artículo de Le Monde diplomatique, y por otra parte tuve un intercambio a este respecto con Renaud Lambert, que no lo había visto. El BCE en el marco del Quantitative easing (QE) –ver el cuadro sobre QE- compró por un poco más de 256 mil millones de títulos españoles a bancos privados. El BCE lo tiene en su balance (sitio oficial del BCE, Breakdown of debt securities under the PSPP https://www.ecb.europa.eu/mopo/implement/omt/html/index.en.html , consultado el 29 de noviembre de 2018). Los compró a los bancos privados, pero es el tesoro español el que paga los intereses al BCE, y el capital al vencimiento de los títulos. Ahora bien, si el BCE amenaza a un gobierno de izquierda en España con adoptar una medida como la que tomo con respecto al gobierno de Tsipras, el gobierno español puede decidir no pagar, frente a la voluntad del BCE de impedirle llevar a cabo su mandato democrático. Es un argumento de una potencia considerable, que invierte la relación de fuerzas que el BCE pensaba dominar. Me sorprende que ninguno de los economistas consultados por Le Monde diplomatique haya pensado en él. El Quantitative easing no es suficientemente analizado por los economistas en general, incluidos los heterodoxos de izquierda, que no ven esta arma que está en manos de los Estados a partir del momento en que deciden desobedecer. La Troika estaría en una situación terrible.
Quantitative Easing (QE) o política de flexibilización monetaria
Esta es la política aplicada por el BCE desde 2015 en la misma línea de la política liderada por la Reserva Federal de Estados Unidos entre 2008 y 2014. El BCE está comprando deuda pública y privada a los bancos de la zona del euro, así como a grandes empresas. Al hacer eso, ayuda a los bancos y a otras grandes empresas privadas con dinero en efectivo en mano que estos utilizan para especular aumentando los riesgos de nuevas crisis. La recuperación económica no está en el plan. En principio, el BCE debe poner fin a este programa de compra a finales de 2018, pero en realidad ha decidido mantener una cantidad constante en sus balances de cerca de 2,2 billones de euros en valores soberanos que compró a los bancos privados entre 2015 y finales de 2018. Esto significa que cuando los títulos de deuda soberana lleguen al vencimiento, el BCE comprará títulos por una cantidad equivalente y continuará así inyectando efectivo en bancos a los que comprará estos valores soberanos. Además, el BCE utilizará el QE para chantajear a los gobiernos que no lleven a cabo una política de austeridad y reformas neoliberales lo suficientemente dura. De hecho, en el caso de que un gobierno decida romper con la austeridad, el BCE podría decidir no volver a comprar valores del país en cuestión cuando vencen los valores antiguos. El BCE podría perjudicar al gobierno en cuestión al decidir sustituir los valores vencidos por valores emitidos por un gobierno neoliberal puro y duro. Esto daría lugar a un aumento del tipo de interés de la deuda del país indisciplinado.
Por eso mismo, un gobierno legítimo que quiera romper con las políticas neoliberales no debe dudar, aplicando una política de autodefensa, en suspender el reembolso de los valores en poder del BCE.
Por otra parte, comparto con los autores de ese muy interesante artículo del Diplo la estrategia que consiste también en querer dividir a los acreedores. Por ejemplo, para volver una vez más al caso griego, Tsipras podría haberse concentrado, en un primer momento, en el FMI. En efecto los seis mil millones que había que pagar antes del 30 de junio de 2015 involucraban únicamente al FMI. El gobierno griego habría debido apuntar frontalmente al FMI.
También, cuando se habla de pánico en los mercados y de amenaza de degradación de la nota de España, si esta afirma querer financiarse en otra parte y no en los mercados, ¿qué importa entonces la nota que las agencias le atribuyan? Hay que implementar una política alternativa de financiamiento realizando un préstamo legítimo. El gobierno debería imponer a las empresas más importantes adquirir un monto dado de títulos de la deuda española a una tasa de interés fijada por las autoridades públicas y no por los “mercados”. Esto remite a los que se llama el circuito del tesoro, que funcionó entre la Segunda Guerra Mundial y los años 1970. Para ello, hay que leer la tesis, editada como libro, de Benjamin Lemoine, y titulada El orden de la deuda ( https://www.editionsladecouverte.fr/catalogue/index-L_ordre_de_la_dette-9782707185501.html ). Esta obra dice todo sobre este circuito del tesoro que quedó olvidado en la memoria.
Texto original en francés: https://lvsl.fr/59-des-montants-de-la-dette-reclamee-a-la-france-sont-illegitimes-entretien-avec-eric-toussaint
Traducido por Patricia Wilson
En el CADTM intentamos ante todo preguntarnos de dónde vienen las deudas, si los objetivos perseguidos a través de la acumulación de deudas eran legítimos, y si fueron contraídas de manera legítima y legal.
E.T. La deuda es evocada a menudo, pero no lo es nunca en el sentido en que el CADTM y yo la abordamos. El discurso de los medios dominantes y de los gobiernos consiste en decir que hay un exceso de deuda, demasiado gasto público de los Estados y, en consecuencia, que hay que pagar la deuda y reducir esos gastos públicos. En el CADTM intentamos ante todo preguntarnos de dónde vienen las deudas, si los objetivos perseguidos a través de la acumulación de deudas eran legítimos, y si fueron contraídas de manera legítima y legal. Este es el enfoque que intentamos tener y es cierto, en efecto, que no es el que aparece en los medios dominantes. Estos no ven ningún interés en este enfoque y, además, la cuestión está desconectada de su realidad.
LVSL. Usted establece justamente una tipología de las deudas según que estas sean ilegítimas y quizás odiosas. ¿Podría darnos las características de estos tipos de deudas?
E.T. Está, ante todo, el resultado de la elaboración de una doctrina sobre la deuda odiosa por un jurista conservador ruso quien ha sido profesor de derecho en la Universidad de San Petersburgo durante el régimen zarista (Petrogrado, en aquella época, era la capital del imperio ruso), Alexander Nahum Sack. Él la elaboró como reacción al repudio de la deuda a la cual recurrió el poder soviético en 1918. Él no estaba de acuerdo, se exilió a Francia y comenzó entonces a inventariar todos los litigios en materia de deudas soberanas entre fines del siglo XVIII y los años 1920. Estudió los arbitrajes internacionales, la jurisprudencia, los actos unilaterales. Con todo ello pudo construir una doctrina de derecho internacional ( http://www.cadtm.org/IMG/pdf/Alexander_Sack_DETTE_ODIEUSE.pdf ) que se aplica en parte hoy. Esta establece un principio general que afirma que, aun en caso de cambio de gobierno, de régimen, hay continuidad de las obligaciones internacionales.
Sin embargo, esta doctrina integra una excepción fundamental, la de la deuda odiosa, que se funda en dos criterios. El primero se cumple si se puede demostrar que las deudas reclamadas a un Estado fueron contraídas contra el interés de la población de ese Estado. El segundo criterio se cumple si los acreedores eran conscientes de este hecho o si no pueden demostrar que se encontraban imposibilitados de saber que esas deudas eran contraídas contra el interés de la población. Si estos dos criterios se encuentran así satisfechos, entonces estas deudas contraídas por un gobierno anterior son odiosas; el nuevo régimen y su población no están obligados a pagarla. Para el CADTM, esta doctrina debe ser actualizada, pues la noción de lo que es contrario al interés de una población dada ha evolucionado desde los años 1920, simplemente porque el derecho internacional ha evolucionado ( http://www.cadtm.org/La-deuda-odiosa-segun-Alexander ). Este es el caso sobre todo después de la Segunda Guerra Mundial, cuando se construyeron instrumentos jurídicos vinculantes como el PIDESC (Pacto Internacional Relativo a los Derechos Económicos, Sociales y Culturales https://www.ohchr.org/SP/ProfessionalInterest/Pages/CESCR.aspx ), que permiten determinar lo que es conforme o contrario al interés de una población.
A propósito de la deuda ilegítima, esta puede ser definida en términos menos restrictivos; no existe el objetivo explícito de ir en contra de la población. Esta deuda es calificada de “solamente” ilegítima por el hecho de que fue acumulada para favorecer el interés de minorías privilegiadas. Es el caso, por ejemplo, de una deuda pública contraída para salvar a los grandes accionistas de los bancos, mientras que son los bancos los responsables de un marasmo debido a la crisis bancaria. En este contexto, las deudas acumuladas desde la crisis bancaria de 2007-2008 en países como Francia, España o los Estados Unidos son deudas ilegítimas. El CAC (Colectivo por una Auditoría Ciudadana de la Deuda Pública) determinó además, gracias a sus trabajos, que el 59% de las sumas de la deuda reclamada a Francia es ilegítimo (cc https://www.audit-citoyen.org/2014/05/27/que-faire-de-la-dette-un-audit-de-la-dette-publique-de-la-france/ et https://static.mediapart.fr/files/note-dette.pdf ).
Esta masa corresponde en parte al salvataje bancario, pero también a toda una serie de regalos fiscales de los que se benefician las empresas muy grandes, y que no respetan los principios de justicia fiscal y social. Por otra parte, la renuncia de los Estados de la zona euro a financiar la deuda estatal ante el banco central y la puesta en el mercado de la deuda obliga a estos Estados a pagar tasas de interés superiores a las que habrían debido pagar si hubieran podido financiarse ante el banco central. Deberíamos por tanto deducir el monto de deuda acumulada resultante de esta diferencia de tasas.
LVSL. ¿Cómo son repudiadas las deudas? En su libro, usted cita varios ejemplos de repudio de deuda, de ahí que usted vea una continuidad en los contextos políticos que favorecen estos repudios.
E.T. Ante todo, de manera general, hay un cambio de régimen o de gobierno que desemboca en un cuestionamiento de lo que se ha acumulado como deuda hasta el momento del cambio. Por ejemplo, en 1837 en los Estados Unidos, hubo una rebelión ciudadana en cuatro estados que desembocó en una destitución de sus gobernadores, acusados por las poblaciones de corrupción, de haber establecido acuerdos con banqueros para financiar infraestructuras que no fueron ejecutadas. Los nuevos gobernadores repudiaron las deudas y los banqueros afectados por estos repudios recurrieron a la justicia federal de los Estados Unidos. ¡Pero su pedido fue desestimado! Es un caso muy interesante. El repudio fue la resultante de una movilización ciudadana, de una denuncia del comportamiento de algunas autoridades por parte de una población indignada y que se sublevó contra el pago de las deudas.
En 1837, en los Estados Unidos, el repudio fue la resultante de una movilización ciudadana, de una denuncia del comportamiento de algunas autoridades por parte de una población indignada y que se sublevó contra el pago de las deudas.
Otro ejemplo, en México, el gobierno del presidente Benito Juárez, liberal en el sentido del siglo XIX, es decir, partidario de la separación del Estado y la Iglesia, de la enseñanza pública gratuita, laica y obligatoria, fue destituido en 1858 por los conservadores locales. Estos pidieron préstamos a banqueros franceses, suizos y mexicanos para financiar su gobierno ilegal. En 1861, cuando Benito Juárez vuelve al poder con el apoyo del pueblo, repudia las deudas contraídas por los conservadores. En enero de 1862, el gobierno francés de Bonaparte declara la guerra a México con el pretexto de obtener el pago de la deuda contraída con los banqueros franceses. Un cuerpo expedicionario francés de 35 000 soldados impone entonces el reino del príncipe austríaco Maximiliano I, que es proclamado emperador de México. Pero Benito Juárez regresa al poder otra vez con el apoyo popular y decide el repudio de las deudas contraídas por el régimen de Maximiliano de Austria entre 1862 y 1867. Esto dio buenos resultados para el país. Todas las grandes potencias reconocieron el régimen de Benito Juárez y firmaron acuerdos comerciales con él, incluida Francia, después de la caída de Bonaparte en 1870. Finalmente, podemos evocar la revolución rusa. La población se oponía a los gastos del régimen zarista y a las guerras que este llevaba adelante. Y cuando los sóviets toman el poder en octubre de 1917, como consecuencia de su toma de poder, uno de los decretos adoptados es, primero, el de la suspensión de pago, y luego el repudio de la deuda. Estos ejemplos dan testimonio de actos que podemos calificar de unilaterales.
Puede haber también otros ejemplos en los cuales se encuentra una intervención internacional. En 1919, en Costa Rica, hay un derrocamiento de un régimen antidemocrático y un retorno a un régimen democrático, asociado a una decisión del congreso costarricense de repudiar deudas contraídas por el régimen anterior. Frente a la amenaza de intervención británica, Costa Rica pide entonces un arbitraje neutral. Los dos países se ponen de acuerdo para designar al presidente de la Corte Suprema de los Estados Unidos como árbitro, ¡y esta resuelve a favor de Costa Rica! Es interesante en el nivel de la jurisprudencia, y sirve de referencia a A.N. Sack, pues este es un admirador de los Estados Unidos. Ahora bien, el presidente-juez de la Corte Suprema de los Estados Unidos, William H. Taft, afirma que la deuda reclamada a Costa Rica por un banco británico, el Royal Bank of Canada, es una deuda acumulada por el Presidente Federico Tinoco para su beneficio personal y contra el interés de la población. El banco no pudo demostrar que no sabía que F. Tinoco había pedido prestado ese dinero en beneficio propio. Sobre todo, en ningún momento durante el juicio, W.H. Taft se refiere al carácter despótico del régimen, y A.N. Sack concluirá en su doctrina que poco importa la naturaleza del régimen anterior, esto no tiene importancia, lo que cuenta en la apreciación de la deuda es la utilización que se hizo del dinero prestado. Y desde mi punto de vista, esto es fundamental, pues durante años hubo una interpretación errónea de la doctrina A.N. Sack, que limitaba la aplicabilidad del repudio de la deuda odiosa a los regímenes dictatoriales. Para A.N. Sack, su doctrina se aplica a un gobierno regular sobre un territorio dado, a un régimen que ejerce un poder real, y no importa si es legítimo o no.
A.N. Sack, aun cuando no hable de “pueblo” sino de “nación”, y esta es la gran diferencia del contexto histórico con la actualidad y la evolución paralela del derecho, menciona claramente los intereses de la población, sobre todo a partir de un caso muy preciso: el tratado de Versalles de 1919. Este dice que las deudas contraídas por Alemania para colonizar Polonia no pueden imputarse a Polonia, restituida a su existencia en tanto Estado independiente, pues justamente esta deuda fue contraída para colonizar Polonia y, por tanto, contra el interés del pueblo polaco. En el mismo tratado se dice que las deudas contraídas por Alemania para colonizar sus territorios de África (Namibia, Tanganica, Camerún, Togo, Ruanda-Urundi) no pueden imputarse a las poblaciones de estos territorios. Interviene aquí la noción de interés de las poblaciones, con la cual A.N. Sack no simpatiza pero que toma sentido a partir de ese período. Efectivamente, el presidente de los Estados Unidos de la época, Woodrow Wilson, publica en enero de 1918 una declaración que proclama el derecho de los pueblos a la autodeterminación https://www.dipublico.org/3669/catorce-puntos-del-presidente-wilson-1918/ y https://es.wikipedia.org/wiki/Catorce_Puntos ). De ahí que una deuda acumulada para colonizar una población dada pone en tela de juicio el derecho de ese pueblo a la autodeterminación. Esta evolución del derecho justifica mi posición, que es la siguiente: retomemos los criterios elaborados por A.N. Sack sobre la base de la jurisprudencia, pero tengamos en cuenta la evolución del derecho internacional.
LVSL. Si se mira entonces el caso de Grecia en 2015, nos encontramos con un cambio de régimen con la llegada al poder de Syriza y Alexis Tsipras, y un apoyo social importante. Sin embargo, al final, este ignoró el trabajo de la Comisión sobre la verdad de deuda pública griega, que usted integró. ¿Cuáles son los parámetros políticos que impidieron ese movimiento propicio hacia un posible repudio de una parte de la deuda griega?
E.T. Sí, es extremadamente importante analizar este caso. Se trata simplemente de la incapacidad de Tsipras para adoptar una estrategia adaptada al contexto real en el que se encontraba Grecia. Si se observa el programa de Tesalónica presentado en septiembre de 2014, gracias al cual fue elegido (véanse fragmentos del programa en mi artículo: http://www.cadtm.org/Desde-el-comienzo-el-tandem ), había toda una serie de compromisos muy importantes que implicaban especialmente una reducción radical de la deuda. En efecto, había medidas que debían provocar cambios radicales con respecto a la austeridad tan brutal que se aplicó, con respecto a las privatizaciones y con respecto a la manera como los bancos griegos fueron salvados. Tsipras emprendió una política que no era para nada coherente con el programa y los compromisos que había tomado. Su estrategia fue la de una concesión muy rápida a la Troika , compuesta por el BCE , el FMI y la Comisión Europea/Eurogrupo. El Eurogrupo, además, era una instancia sin estatus jurídico, que no existe en los tratados. Pero el gobierno Tsipras aceptó ser encerrado en este último. Varoufakis iba a negociar y firmar acuerdos con el Eurogrupo, presidido entonces por Jeroen Dijsselbloem. A mi entender, esta estrategia es lo que llevó a una primera capitulación el 20 de febrero de 2015, casi de entrada. El hecho de aceptar la prolongación del memorándum de cuatro meses, de respetar el calendario de pagos y de comprometerse a someter proposiciones de profundización de las reformas al Eurogrupo es seguir en la servidumbre (véase http://www.cadtm.org/La-primera-capitulacion-de-Tsipras ). Muchos interpretaron esto como la adopción de una actitud inteligente, táctica por parte de Tsipras. En realidad, los términos del acuerdo de febrero de 2015 constituían un renunciamiento. Esto lo acorraló definitivamente. Ahora bien, él tendría que haber dado marcha atrás, admitiendo ante su pueblo y ante la opinión internacional que había sido ingenuo al aceptar los términos del 20 de febrero. Frente al rechazo de la Troika a respetar los votos emitidos por el pueblo griego, tendría que haber declarado que, al hacer concesiones, había creído erróneamente que el Eurogrupo también iba a hacerlo. Así, habría podido llegar a la necesidad de cambiar de enfoque. Pero no lo hizo cuando tenía la legitimidad para hacerlo y lo vimos luego durante el referéndum que él ganó. Pero después del referéndum, Tsipras no aplicó la voluntad popular, ¡cuando se había comprometido a hacerlo! Es, por tanto, el propio Tsipras el que impidió que se llegara, entre otras cosas, a un repudio de la deuda.
LVSL. ¿Puede ocurrir hoy una situación similar con Italia? ¿No hay una voluntad de las instituciones europeas de ser mucho más firmes con los gobiernos de izquierda, progresistas, que con los demás?
E.T. Con Italia estamos aún en un estadio en el cual se tiene la impresión, basada en elementos reales, de que el gobierno de Salvini, por el que no tengo ninguna simpatía, evidentemente, es un poco más firme que el gobierno de Tsipras frente a los diktats de los dirigentes de Bruselas. Sin embargo, hay que relativizar, dado que, durante la campaña, Salvine pedía un mandato al pueblo italiano para salir del euro y, desde que empezó a participar en la concepción del gobierno con Di Maio, aceptó el marco y el yugo del euro. El gobierno italiano parece firme en el rechazo de la estricta disciplina presupuestaria. Pero esperemos a ver cómo sigue, pues lo más importante queda por venir. Si el enfrentamiento continúa y se endurece, ¿cuál es la actitud que el gobierno italiano adoptará a fin de cuentas? Nadie lo sabe. En todo caso, es de lo más lamentable constatar que es un gobierno en parte de extrema de derecha el que desobedece a la UE con un argumento de rechazo a la austeridad a todo precio, mientras que esta postura debería ser la de los gobiernos democráticos y progresistas. Es una pena ver al gobierno polaco desobedecer a la austeridad, al gobierno húngaro desobedecer en otros aspectos y ver que otros gobiernos permanecen dóciles con respecto a las políticas injustas dictadas por los dirigentes de Bruselas. Por ejemplo, en España, el gobierno de Pedro Sánchez presentó un presupuesto conforme a las reglas dictadas desde Bruselas.
Por otro lado, es absolutamente cierto que hay una voluntad de las instituciones europeas de ser más duras con gobiernos de izquierda democrática y progresista que con los demás. Pero al mismo tiempo, en los primeros, y sobre todo en el caso de Grecia, no hubo desobediencia. Lo que es extraordinario, con todo, es sobre lo que hay que insistir absolutamente en el caso de Tsipras: algunos días después de su elección en enero de 2015 y la constitución de su gobierno, cuando todavía no había tomado ninguna medida, el 4 de febrero, el BCE cortó las liquideces normales a los bancos ( http://www.cadtm.org/Desde-el-comienzo-el-tandem y http://www.cadtm.org/El-tandem-Varoufakis-Tsipras-hacia ). Era una declaración de guerra. Por otro lado, hay gobiernos de derecha y de extrema derecha que desobedecen, pero ¿dónde están las medidas fuertes de la UE en contra de ellos? No se las ha visto todavía.
LVSL. Justamente, pongámonos en situación a la manera del reciente artículo de Renaud Lambert et Sylvain Leder en Le Monde diplomatique, “Frente a los mercados, el escenario de un brazo de hierro”. Tomemos el caso de un país como Francia, ante la elección de un gobierno progresista y resueltamente determinado a romper con el neoliberalismo. El gobierno anuncia rápidamente una moratoria sobre la deuda para encarar el repudio de su parte ilegítima. ¿Cómo evitar el pánico financiero y los daños colaterales, económicos y sociales, que seguirían?
E.T. Yo no diría que se trataría de evitar el pánico bancario sino: ¿cómo manejarlo? Ocurra lo que ocurra, ese pánico existirá y hay que prepararse. Para limitarlo, propongo un instrumento que no es evocado en el artículo de Le Monde diplomatique, y por otra parte tuve un intercambio a este respecto con Renaud Lambert, que no lo había visto. El BCE en el marco del Quantitative easing (QE) –ver el cuadro sobre QE- compró por un poco más de 256 mil millones de títulos españoles a bancos privados. El BCE lo tiene en su balance (sitio oficial del BCE, Breakdown of debt securities under the PSPP https://www.ecb.europa.eu/mopo/implement/omt/html/index.en.html , consultado el 29 de noviembre de 2018). Los compró a los bancos privados, pero es el tesoro español el que paga los intereses al BCE, y el capital al vencimiento de los títulos. Ahora bien, si el BCE amenaza a un gobierno de izquierda en España con adoptar una medida como la que tomo con respecto al gobierno de Tsipras, el gobierno español puede decidir no pagar, frente a la voluntad del BCE de impedirle llevar a cabo su mandato democrático. Es un argumento de una potencia considerable, que invierte la relación de fuerzas que el BCE pensaba dominar. Me sorprende que ninguno de los economistas consultados por Le Monde diplomatique haya pensado en él. El Quantitative easing no es suficientemente analizado por los economistas en general, incluidos los heterodoxos de izquierda, que no ven esta arma que está en manos de los Estados a partir del momento en que deciden desobedecer. La Troika estaría en una situación terrible.
Quantitative Easing (QE) o política de flexibilización monetaria
Esta es la política aplicada por el BCE desde 2015 en la misma línea de la política liderada por la Reserva Federal de Estados Unidos entre 2008 y 2014. El BCE está comprando deuda pública y privada a los bancos de la zona del euro, así como a grandes empresas. Al hacer eso, ayuda a los bancos y a otras grandes empresas privadas con dinero en efectivo en mano que estos utilizan para especular aumentando los riesgos de nuevas crisis. La recuperación económica no está en el plan. En principio, el BCE debe poner fin a este programa de compra a finales de 2018, pero en realidad ha decidido mantener una cantidad constante en sus balances de cerca de 2,2 billones de euros en valores soberanos que compró a los bancos privados entre 2015 y finales de 2018. Esto significa que cuando los títulos de deuda soberana lleguen al vencimiento, el BCE comprará títulos por una cantidad equivalente y continuará así inyectando efectivo en bancos a los que comprará estos valores soberanos. Además, el BCE utilizará el QE para chantajear a los gobiernos que no lleven a cabo una política de austeridad y reformas neoliberales lo suficientemente dura. De hecho, en el caso de que un gobierno decida romper con la austeridad, el BCE podría decidir no volver a comprar valores del país en cuestión cuando vencen los valores antiguos. El BCE podría perjudicar al gobierno en cuestión al decidir sustituir los valores vencidos por valores emitidos por un gobierno neoliberal puro y duro. Esto daría lugar a un aumento del tipo de interés de la deuda del país indisciplinado.
Por eso mismo, un gobierno legítimo que quiera romper con las políticas neoliberales no debe dudar, aplicando una política de autodefensa, en suspender el reembolso de los valores en poder del BCE.
Por otra parte, comparto con los autores de ese muy interesante artículo del Diplo la estrategia que consiste también en querer dividir a los acreedores. Por ejemplo, para volver una vez más al caso griego, Tsipras podría haberse concentrado, en un primer momento, en el FMI. En efecto los seis mil millones que había que pagar antes del 30 de junio de 2015 involucraban únicamente al FMI. El gobierno griego habría debido apuntar frontalmente al FMI.
También, cuando se habla de pánico en los mercados y de amenaza de degradación de la nota de España, si esta afirma querer financiarse en otra parte y no en los mercados, ¿qué importa entonces la nota que las agencias le atribuyan? Hay que implementar una política alternativa de financiamiento realizando un préstamo legítimo. El gobierno debería imponer a las empresas más importantes adquirir un monto dado de títulos de la deuda española a una tasa de interés fijada por las autoridades públicas y no por los “mercados”. Esto remite a los que se llama el circuito del tesoro, que funcionó entre la Segunda Guerra Mundial y los años 1970. Para ello, hay que leer la tesis, editada como libro, de Benjamin Lemoine, y titulada El orden de la deuda ( https://www.editionsladecouverte.fr/catalogue/index-L_ordre_de_la_dette-9782707185501.html ). Esta obra dice todo sobre este circuito del tesoro que quedó olvidado en la memoria.
Texto original en francés: https://lvsl.fr/59-des-montants-de-la-dette-reclamee-a-la-france-sont-illegitimes-entretien-avec-eric-toussaint
Traducido por Patricia Wilson
sábado, 8 de diciembre de 2018
JFK (1991), de Oliver Stone: La denuncia con rigor para goce de los justos
Muy pocas veces en la historia del cine se ha tenido la oportunidad de asistir a un filme en el que a la eficacia dramatúrgica se suma una capacidad de síntesis y de esclarecimiento tan contundentes como en JFK
– La pregunta que no quiere callar (1991) o JFK: Caso abierto, como también se retituló, del cineasta estadounidense Oliver Stone (15/sept/1946), ganador de los premios Oscar a la Mejor Fotografía, para Robert Richardson, y al Mejor Montaje, para Joe Hutshing y Pietro Scalia. Y aquí debe señalarse algo previsible: JFK, con sus ocho nominaciones a los premios de la Academia, no es un filme para tales galardones y no porque no los merezca, sino porque no los necesita y, además, porque los mismos no están destinados para semejante tipo de cine: no cabe, precisamente, dentro del cine espectáculo, más bien dentro del cine/memoria/denuncia, que tanto daño hace a los fans de los pactos de silencio y que a toda hora hablan de “conspiraciones”: claro, porque son ellos los que las producen y ya decía Wilde que “solo hablamos de lo que nos interesa”, en especial, exorcizar, já, o, en otros casos, confesar, porque para nadie es un secreto que el asesino siempre se confiesa: aunque, en este caso, no sea, propiamente, que el asesino, EE.UU, se confiese, sino que un hombre, un artista, ético por honesto, traduce ese malestar general en una ocasión particular de esclarecer un asunto, objetivo del que el Informe de la Comisión Warren está muy lejano.
Las iniciales JFK corresponden, obviamente, a John Fitzgerald Kennedy (1917-1963), el trigésimo presidente de los EE.UU, asesinado en Dallas, Texas, el 22/nov/1963. El filme de Stone, con guion de él mismo y de Zachary Sklar, está basado en los libros On the Trail of the Assassins o En la pista de los asesinos, de Jim Garrison, por esa época fiscal del distrito de New Orleans, y Crossfire: The Plot That Killed Kennedy, literalmente, Fuego cruzado: El complot que mató a Kennedy, de Jim Marrs. Nacido en NY, Stone trabajó como maestro y marino mercante en el sureste de Asia entre 1965 y 66, antes de incorporarse al ejército para participar en la Guerra de Vietnam del 67 al 68; hecho que, a la postre, determinó la mayor parte de su quehacer posterior a 1971, cuando se graduó en la Escuela de Cine de la U. de NY. Dos años después escribió y dirigió Seizure (1974) o Reina del mal y, más tarde, redactó los guiones de filmes tan desiguales, en argumento y calidad, como Midnight Express (1978) o Expreso de medianoche, para el filme de Alan Parker, basado en la autobiografía de Billy Hayes; Conan the Barbarian (1982) o Conan, el bárbaro, coescrito con John Milius para el filme de éste, sobre el cómic de Robert E. Howard; y Scarface o Caracortada (1983) o El precio del poder, según la novela de Armitage Trail (1902-1930), autor gringo de pulp fiction (1). Coescribió, también, con Michael Cimino, el de The Year of the Dragon (1985) o El año del dragón, sobre la novela homónima de Robert Daley; también escribió/dirigió The Hand (1981) y Platoon (1986), su mea culpa sobre Vietnam, por la que recibió ocho nominaciones en Hollywood, de las cuales obtuvo cuatro premios, sin duda merecidos, entre ellos a la Mejor Película y al Mejor Director, al igual que Globo de Oro al Mejor Filme.
Asimismo, Stone ha dirigido Salvador (1986), coescrita con Richard Boyle, quien cuenta su propia historia sobre las guerras civiles en Centroamérica, donde fue reportero durante la década de 1980 y descubrió el entramado de la corrupción, así como aspectos de la realidad que ignoraba y que lo llevaron al compromiso y a la toma de partido; Wall Street (1987), y su secuela Wall Street: El dinero nunca duerme: la matriz, su obra más lograda antes de JFK y en la que actúa una pareja básica de oposición: Bud Fox, literalmente el amigo zorro o el zorro camarada, encarnado por Charlie Sheen, joven y ambicioso corredor de bolsa que termina su universidad gracias a su esfuerzo y al de su padre mecánico y jefe sindical, rol a cargo de Martin Sheen, el recordado protagonista de Apocalypse Now, de Ford Coppola. Él, Bud, ansía trabajar con su admirado Gordon Gekko (Michael Douglas), sujeto sin escrúpulos, típico self-made-man que en poco tiempo ha hecho fortuna en la bolsa: ¿el resultado?, la muestra más despiadada de lo que significa el capitalismo, con su lucha implícita entre el afán de figuración, el prurito de la competitividad, la impúdica exhibición de vanidad y de desprecio por lo que represente el mundo de los seres humanos o una sociedad humanizada y no destruida aun por la cosificación, el patriarcado, el poder, con el telón de fondo de la crisis financiera; Talk Radio (1988), a un tiempo el poder del dúo teléfono/radio, con base en el guion del propio protagonista, Eric Bogosian, y del mismo Stone. Aquél, como Barry Champlain, locutor de un programa radial nocturno en Dallas, se mueve entre el cinismo y la crueldad, entre la simpatía y el odio: dadas la claridad y firmeza con que expresa su credo, por contraste, termina por recibir serias amenazas. Partes del filme y del guion, con coautoría de Tad Savinar, se basaron en el asesinato del locutor radial judío Alan Berg, en 1984, y en el libro Talked to Death: The Life and Murder of Alan Berg o Hablando a la muerte: Vida y crimen de Alan Berg, de Stephen Singular, por el que recibió el Oso de Plata en el XXXIX Festival Internacional de Cine de Berlín y que también sirvió de inspiración para los filmes Betrayed (1987) o El sendero de la traición, del greco-francés Costa-Gavras y Brotherhood of the Murder (1999) o La hermandad del crimen, de Martin Bell; Born on the Fourth of July (1990) o Nacido el cuatro de julio, regreso a Vietnam como recurso adicional al exorcismo, la desgarrada/desgarradora aventura autobiográfica del voluntario Ron Kovic, coautor del guion, que va a defender a su país con la idea de estar al tiempo probándole su amor: al regreso, ya como veterano de guerra, su convicción cambiará de modo radical cuando se le vea postrado en silla de ruedas y atendido en un mugriento hospital, lo que, a su vez, proyecta la idea de la estulta valentía patriotera cuando se la contrasta con la idea de la sobria dignidad sin fronteras ni límites, o sea, la libertad, y con el recurso a la guerra trocado por el de la paz.
Más recientemente, The Doors (1991), filme underground elevado a la categoría de superproducción, en la que predomina la cantidad sobre la calidad: muy elaborado técnicamente, sí, pero con una más bien poco asequible, casi esotérica, visión personal no sobre el grupo musical que le da nombre y que operó entre 1965 y 73, sino sobre su cantante, Jim Morrison, la que de paso se olvida de su estrella, el compositor y organista/teclista Ray Manzarek, así como de su creador y guitarrista Robert Alan Robby Krieger, los dos cerebros de la banda formada en Los Ángeles (lo que va sin hablar del baterista John Densmore). Los que, básicamente, hicieron de ella, uno de las cuatro exponentes claves de la psicodelia en los años 60 del siglo XX al lado de Grateful Dead, Jefferson Airplane y Pink Floyd. Obra en la que la aparente crítica de lo real está al servicio del espectáculo, al contrario de lo que pasa en JFK, filme en el que el espectáculo está al servicio de la crítica de lo real. De entre los 17 largos realizados desde The Doors hasta hoy, no puede dejar de mencionarse títulos como Heaven and Earth (1993) o Entre el cielo y la tierra, una visión de Vietnam por una mujer; Natural Born Killers (1994) o Asesinos por naturaleza, dura/ácida crítica al sensacionalismo mediático; Nixon (1995), retrato político del líder de nuestra pandilla (Philip Roth) y uno de los peores ejemplos de esa entelequia llamada democracia, dentro de la cual, justamente, su antítesis es EE.UU, país que ha invadido 70 países entre 1945 y hoy, ha asesinado entre 20 y 30 millones de personas en 37 países, lo que, de hecho, lo convierte en el mayor violador de los DD.HH en el mundo (2); U Turn (1997) o Giro en U o al infierno, con guion de John Ridley, basado en su libro Stray Dogs (Perros callejeros), con un extraño triángulo en el que la amante le propone al suyo matar a su marido y este le devuelve la oferta a ella para que mate a su amante, Bobby (Sean Penn), en una trama parecida a la del filme del colombiano Felipe Aljure, El colombian dream (2005), en la que la mujer traiciona con el esposo al amante; Comandante (2003), documental que evidencia la admiración por ciertos personajes de la izquierda latinoamericana, para el caso por Fidel Castro, líder de la Revolución Cubana, al lado del Che Guevara y de Camilo Cienfuegos; Alexander (2004), su particular visión del rey macedonio Alejandro Magno, quien a los 30 años ya era el más poderoso de su tiempo llegando a dominar Asia Menor, Egipto (donde funda la biblioteca y universidad más grandes de su tiempo) para luego dirigirse a Babilonia, sede central del imperio persa: muere, se cree que envenenado, a los 33 años, tras una larga y difícil relación con su padre, como era la de éste con su esposa Olimpia, quien se cree que planeó el asesinato de Filipo II llevado a cabo por su guardia Pausanias; La historia no contada de EE.UU (2012), una serie para TV de diez episodios, cuyo título alude a un tratamiento de la historia distinto al de la versión oficial, por el estilo de lo que hizo Howard Zinn en La otra historia de los EE.UU, cuyo pdf, 512 pp, está en Internet (3). Por último, Mi amigo Hugo (2014), un homenaje a Hugo Chávez Frías, comandante y fundador de la República Bolivariana de Venezuela y artífice de la idea, puesta en práctica, de un socialismo para el siglo XXI, la que solo EE.UU puso en entredicho, dada la avidez del Imperio por proveerse de recursos, y a cuyo líder persiguió, vía Golpe Suave, según la teoría harto criminal e ínfimamente política de Gene Sharp, que llevan al trágico final de Chávez, no por causa de mal natural alguno sino por un cáncer inoculado a través de nanotecnología, entre 2011 y 2013: la justicia venezolana llamaría luego a juicio, por este hecho, a su ex jefe de seguridad, Adrián José Velásquez Figueroa, y a su esposa, la ex directora del Tesoro de Venezuela, Claudia Patricia Díaz Guillén, quienes extrañamente terminaron depositando el fruto de sus hazañas conspirativas, vía USA, en el barril sin fondo de los Panamá Papers. Y, cómo no, Snowden (2016), una re-visión (sic) sobre los avatares que ha pasado el hacker gringo más famoso de la historia de EE.UU que filtró información clasificada de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) al NYT, al Washington Post y a otros medios relevantes, a partir de jun/2013, lo que desató una feroz cacería de los sistemas de control, tan solo comparables a los sufridos por esos otros verdaderos héroes nacionales como son Julian Assange, director de WikiLeaks, y Chelsea Elizabeth Manning, llamada así a partir de abr/2014, pero nacida como Bradley Edward Manning, en Crescent, OK, 17/dic/1987 (4).
JFK muestra de tal forma la misteriosa trama que rodea al magnicidio de Kennedy, el Rey de Camelot, como obliga la fábula/farsa política estadounidense, para, por contraste, terminar por hacer percibir con nitidez el modo como fue urdida dicha trama; y lo más impresionante: hace que el público tome conciencia de la situación y de sus profundos mecanismos. Para lograrlo le lanza un desafío de principio a fin. JFK se inicia con un epígrafe de la escritora Ella Wilcox: “Pecar callando cuando se debe protestar, convierte a los hombres en cobardes”. Hasta aquí, muchos podrán pensar que el filme no dice nada nuevo; es decir, nada que no sea la confirmación de lo que muchos, sobre todo mayores de 50 o 60 años, han intuido acerca del asesinato del mandatario demócrata John F. Kennedy, así como en relación con los posteriores asesinatos de Malcolm X, dirigente negro y musulmán muerto a bala en 1965, a quien extrañamente no se cita en JFK y de quien aún hoy se desconoce su victimario incluso cuando el principal incriminado, Louis Farrakhan, ministro/líder de La Nación Islámica, ni siquiera ha sido llamado a juicio, pese a haber dicho, a comienzos de los años 60, “Malcolm X debe morir” (5); Martin Luther King, a quien eliminó no “el loco que actuó solo”, James Earl Ray (6), como tantas veces se ha dicho, sino Henry Clay Wilson, como informó al NYT su hijo el pastor Ronald D. Wilson, quien lo hizo y “no por motivos racistas sino políticos pues lo creía comunista” (7); y Robert Kennedy, de quien hasta ahora se sabe que lo ultimó un tal Sirhan Bishara Sirhan, 24 años, de ascendencia palestina, después de que aquél, el 4/jun/1968, obtuviera la mayor victoria en su carrera hacia la nominación demócrata al ganar las primarias en South Dakota y California, así que pasada la medianoche dio un discurso de agradecimiento a sus electores en el Hotel Ambassador, de Los Ángeles. Mientras iba por un pasillo, atestado de gente, hacia las cocinas del hotel, Sirhan, de repente disparó contra la multitud hiriendo a muchas personas, entre ellas al senador, a quien se dice disparó a quemarropa; luego, reconoció su crimen por oponerse al apoyo que aquél daba a Israel y, finalmente, fue condenado a cadena perpetua. Nadie, entonces, cuestionó esta versión (8). No deja de ser curioso, además, que uno de los tres libros que RFK escribió se titule El enemigo interior: La cruzada del Comité McClellan en contra de Jimmy Hoffa y los sindicatos laborales corruptos (1960), cuando se sepa que ambos, Robert y John F., recurrían a préstamos del propio Hoffa, presidente del Sindicato de Camioneros, quien extrañamente desapareció en 1968 y jamás se le volvió a ver. Aquí cabe recordar que, con ocasión de los disturbios en Birmingham, se detuvo a 2.500 manifestantes negros, Robert, azuzado por John, empezó a buscar “discretamente” los 160 mil dólares necesarios para pagar las fianzas que, en lo fundamental, salieron “de las arcas de los principales sindicatos del país”, como señala Marshall Frady en su biografía sobre Martin Luther King (9). Por eso, tampoco es gratuito que uno de los capítulos del libro de Wolfe se titule Jack y su pandilla, que es el apodo de John F., en la que también figura, obvio, su adorable hermano Robert Francis (10).
Pese a las conclusiones de la Comisión Warren, en el sentido de que hubo un solo asesino, Lee Harvey Oswald, y de que se hicieron apenas tres disparos en 5.6 segundos, Stone no solo muestra que la primera aseveración es simplemente una farsa, sino que, además, sobre la segunda, aporta evidencias que permiten saber que se trató de una conspiración. En la que se hallan implicados desde los más altos jerarcas de la política gringa, empezando por el entonces vice Lyndon B. Johnson, dueño del 20% de las acciones de Helicópteros Bell, declarado militarista y el principal opositor a que JFK retirara a mil oficiales de Vietnam, y siguiendo con Gerald Ford, quien a la sazón fungía como diputado: curiosamente, ambos serían presidentes; hasta individuos de la más baja ralea, como el hipócrita “partidario de Kennedy” y rabioso anticastrista, Clay Bertrand o Clay Shaw, tantas veces mostrado en el filme y al final llevado a juicio, su homólogo David Ferrie, El Buitre, magistral rol de Joe Pesci, el “traficante” y mafioso del transporte, Jimmy Hoffa, quien después se desvanecería en el aire quizás por ser un testigo “sólido”, y el mismísimo Jack Ruby, amigo y, no obstante, victimario de Oswald, el supuesto criminal que “actuó solo”, que no tenía más que 14 dólares en el banco y que, sin embargo, compraba tiquetes aéreos por una cuantía superior a los 1.500 dólares, que viajaba por cuenta del Departamento de Estado y que trabajaba para la Agencia Central de Inteligencia (CIA). Conspiración en la que, según Stone mismo, también estuvieron involucrados funcionarios del Pentágono, del FBI, de la ya citada CIA, de la OIN y de las llamadas Black Operations: al respecto, recuérdese la escalofriante confesión que el Coronel X le hace, frente al obelisco de Washington, al fiscal Garrison, que a grandes rasgos devela todo lo que la historia oficial gringa ha escondido a lo largo de su turbio devenir.
La farsa de la que habla Stone está contenida en un informe de 26 tomos, elaborado por aquella comisión que fue nombrada por el principal implicado, según el mismo cineasta, en el complot contra Kennedy: Lyndon Baines Johnson, oriundo del estado donde aquél fue eliminado y quien, tras la muerte del dirigente, llegaría a la presidencia de los EEUU. La Comisión Warren estaba integrada por Earl Warren, de ahí su nombre, presidente de la misma y uno de los principales opositores republicanos a JFK; los senadores Richard Russell Jr. (1897-1971) y John Sherman Cooper (ya fallecido); los congresistas T. Hale Boggs y Gerald Ford, luego vicepresidente y presidente de EEUU; el ex director de la CIA Allen Dulles, quien había sido despedido y no “jubilado” por Kennedy, tras el fracaso de la invasión a Bahía Cochinos, en Cuba, 1962; y el ex director del BM John McCloy. Fuera del sospechoso designio de Warren y de Dulles, cabe agregar que las dos páginas de Russell Jr. con su disenso en torno a la teoría de “un solo asesino”, fueron separadas del Informe Final. Pero, mientras la Comisión se preocupó, en apariencia, por averiguar quién mató a Kennedy, Stone se preguntó: ¿Por qué? Detrás de su interrogante hay una honda tristeza por el descalabro moral, la traición que vuela por los siniestros corredores del poder, el cinismo de que hacen gala quienes lo detentan: no hay que olvidar la certera alusión en JFK a la tragedia Julio César, de Shakespeare, que refleja la angustia de Inglaterra a causa del miedo sobre el sucesor del liderazgo. Aunque tras el real protagonista, Bruto, se quieran esconder causas de honor y lealtad a la patria, se ve que no está menos impulsado que el resto por la envidia y la lisonja, los mismos factores al fondo del argumento en JFK. De ahí que, atando lo anterior, Stone haya descrito su filme de ficción como un “contra mito” al “mito ficticio”, de la Comisión Warren. Mito que a propósito puede extrapolarse a Colombia para hablar del Fiscal General y Jorge Enrique y Alejandro Pizano, hoy en el centro del huracán mediático salpicado de cianuro. Daniel Coronell: “Congresista que investigará al Fiscal General es hijo de delincuentes”, refiriéndose al representante por Santander del CD Óscar Villamizar, cuyo padre, Alirio, fue condenado por la Corte Suprema a nueve años de cárcel por delito de concesión, multa fiscal e inhabilidad para ocupar cargos públicos por otros nueve años (11).
Stone no se paró en nimiedades. JFK atesora una estricta síntesis de hechos tan espinosos como la desaparición y/o eliminación de testigos (algo también similar a lo que ha pasado en el país con la historia detrás del senador Uribe relativa a la creación de Los 12 apóstoles, concierto para delinquir y homicidio, de un campesino, já); el número de disparos hechos a Kennedy: seis o siete y no tres; el tiempo requerido para efectuarlos, algo inverosímil dada la dificultad para cambiar proyectiles en un viejo fusil italiano Carcano M-38 (posterior al M-91 usado en la I GM) y más exactamente Paraviccini-Carcano, erróneamente llamado Mannlicher-Carcano, y la teoría del fuego cruzado, con las debidas pruebas de balística y la mención que se hace de la “bala mágica”; la renuencia oficial a permitir conocer la comprometedora película en 8mm de Abraham Zapruder; el montaje fotográfico sobre Oswald en la portada de Life; la omisión de testimonios en el Informe Warren, v. gr., el de Julie Ann Mercer, etc. Hechos a los que se puede agregar la revocatoria que hizo Johnson de los decretos firmados por Kennedy sobre el retiro de mil oficiales de Vietnam, como un primer paso al desarme total; el recorte al presupuesto militar para 1964, por JFK, y también derogado por LBJ; la negativa de aquél a invadir de nuevo a Cuba; el fin de la mal llamada Guerra Fría pues, de acuerdo con el politólogo Juan C. Monedero, dejó más muertos que las otras dos, por lo que “quizá le convendría mejor llamarse II Guerra Interimperialista, toda vez que la condición supranacional de la guerra estuvo motivada esencialmente por las tensiones de dominación imperial de los actores implicados. Es por esto mismo por lo que lo que para muchos es la III Guerra Mundial se convino en llamar con el eufemismo Guerra Fría que ocultaba la enormidad de víctimas que implicó” (12); y, cómo no, el acercamiento a los rusos, en particular a Kruschev, a quien los gringos usaron de pretexto para hacer filmes de guerra, al grito mercantil de “ahí vienen los rusos”, y a quien por la crisis de los misiles, y su papel moderado, los cubanos le cantaron: “Nikita, mariquita, Nikita, mariquita, lo que se da, no se quita” (13). Todo ello mostrado de una forma que inquieta, sacude, aterra, y que, de algún modo, terminará por cambiar la mirada que hasta ahora se pudiera tener sobre cómo se articulan los resortes del poder, cuando todos los objetivos están cifrados en el dinero.
Desde la óptica estrictamente cinematográfica y pese a una compleja estructura o, mejor, gracias a ella, basada en un montaje alterno y en superposiciones temporales, flashbacks y elipsis, Stone consiguió que no fuera nada difícil seguir la trama, obteniendo a la vez un soberbio clima de seriedad y de fluidez narrativa, sin caer en métodos vulgares, caricaturas o panfletos. Con todo, tal vez para algunos puedan parecer excesivos tanto el filme en sí como la información, y tanto cualitativa como cuantitativamente, en que se basa. Para otros, quizás sea un filme sensacionalista, provocador, subversivo. Sin embargo, lejos de semejante fardo se halla su obra. En realidad, JFK no posee información en exceso, sino una magnífica demostración de síntesis cinematográfica: 120 horas de edición final, para 188 minutos de proyección; una insuperable simbiosis de documental y ficción y una muestra sinigual de meticulosidad en el montaje, lo que a la larga deriva en el rigor de la denuncia. La que se hace mediante el argumento como fuerza y no al revés, un reparto versátil, convincente y magistralmente dirigido, que no intenta seducir o arrastrar al espectador, pero que termina por seducirlo, arrastrarlo y conmoverlo; bastaría la escena del juicio para comprenderlo, así como la trascendencia implícita del filme JFK – La pregunta que no quiere callar, o sea, ¿por qué mataron a Kennedy?, que ya ha comenzado a dilucidarse gracias al trabajo de un cineasta que no ha fracasado porque nunca ha dejado de ser él mismo, duélale a quien le duela, como se dice aquí para cosas que así se banalizan aunque, obvio, sean muy graves. Como le diría el Coronel X, inspirado en Leroy Fletcher Prouty (1917-2001), coronel de la Fuerza Aérea gringa, autor, banquero y crítico de la política exterior de EEUU, en especial respecto a la CIA, al fiscal del distrito en Nueva Orleans, de 1962 a 73, Jim Garrison (1921-1992), nacido como Earling Carothers Garrison, cuyo primer nombre cambió en los años 60: “No me crea Usted… saque sus propias conclusiones”. Palabras que en realidad van dirigidas al público, al igual que las palabras y la mirada del fiscal mismo, luego de su intervención en el juicio contra Clay Shaw: “De ustedes depende…”: conocer la verdad, claro.
Así, poco importa que la verdad sobre el magnicidio de Kennedy solo sea revelada en 2029 o 2038, como decidió la señora Jacqueline Bouvier o Jackie Kennedy, luego Onassis, al acordar con la comisión investigadora que todos los documentos relacionados con el crimen, del hombre que tenía una amante que compartía con su hermano, no pueden saberse hasta entonces, porque con el coraje, la sinceridad y la decisión vertidos en su denuncia, Stone dejó sin validez alguna el informe de la Comisión Warren, compuesto por los ya inservibles 26 tomos de omisiones, componendas y mentiras. Stone termina su filme con otro desafío de cara al público, inmerso en el sutil aroma del homenaje: “Dedicado a los jóvenes en cuyo espíritu continúa la búsqueda de la verdad”. Sin embargo, la verdad ya está dicha. Y el mundo entero se la debe a JFK, si no una obra maestra, que lo es, en todo caso uno de los más rigurosos, reveladores y difícilmente refutables filmes de denuncia de la historia del cine: si bien el arte solo muestra, JFK, para beneplácito de los justos, a la vez, muestra y demuestra.
Notas:
(1) O ficción pulpa, eufemismo para el papel barato hecho con base en pulpa de madera, cuyas revistas se publicaron entre 1896 y 1950, en contraste con las de alta calidad, glossies, glosas o de papel brillante, y slicks, manchadas.
(2) https://criterio.hn/2015/08/09/estados-unidos-ha-invadido-70-paises/
http://www.annurtv.com/nota/51776-norteamerica-eeuu-ha-asesinado-a-mas-de-20-millones-de-personas-en-37-paises.html?fbclid=IwAR3jmqW4i5ywkheFXyYgYBijMmtmSe2n-BZmiegXb9JHtQNz8PP5D7h_2rg#.W9_NnTxBtwB.facebook
http://www.annurtv.com/nota/20477-annurtv-es-eeuu-el-mayor-violador-de-derechos-humanos-en-el-mundo.html
(3) https://humanidades2historia.files.wordpress.com/2012/08/la-otra-historia-de-ee-uu-howard-zinn.pdf
(4) Exsoldado y analista de inteligencia del ejército de EE.UU. Cobró fama internacional por filtrar a WikiLeaks miles de documentos clasificados: los Diarios de la Guerra de Afganistán y de Irak, así como numerosos cables diplomáticos de diversas embajadas gringas y el video del ejército Collateral Murder. Tras tres años de prisión provisional, en condiciones controvertidas por períodos, el Pentágono le acusó formalmente y un tribunal militar le condenó en ago/2013 a 35 años de cárcel y a su expulsión del ejército con deshonor. El 17/ene/2017, Obama, antes de dejar la Casa Blanca, conmutó el resto de la pena de Manning, quien dejó la prisión el 17/may/2017. El 22/ago/2013, se declaró mujer transgénero, decidió iniciar un tratamiento hormonal para modificar su cuerpo y pidió en adelante ser llamada Chelsea Elizabeth, nombre que hizo legal en abr/2014. Hay un texto en Rebelión de Glenn Greenwald, premio Pulitzer en periodismo, hoy residente en Brasil, imprescindible para conocer el viacrucis que le hizo pasar el ejército y, más allá, el Gobierno: Bradley Manning – Historia sobre las libertades perdidas en EEUU.
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=160214
(5) https://www.webislam.com/noticias/41128-ante_la_indignacion_de_la_comunidad_negra_farrakhan_lider_de_la_nacion_del_islam.html
(6) Igual ocurriría en 1980, con Mark Chapman, lector de Salinger y de El guardián entre el centeno que asesinó, a quemarropa, a un inmigrante más que también iba, como King, contra Vietnam: John Lennon. Después se supo que era un ex veterano y que, si no se arrepintió al inicio, lo hizo en ago/2010, ante la Junta de Libertad Condicional que negó su excarcelación: “Siento que ahora, a los 55, tengo una mayor comprensión de lo que es una vida humana, he cambiado mucho. Estoy avergonzado. […] Lamento lo que hice.” Wikipedia.
(7) https://www.nytimes.com/2002/04/05/us/a-minister-says-his-father-now-dead-killed-dr-king.html?rref=collection%2Ftimestopic%2FRay%2C%20James%20Earl&action=click&contentCollection=timestopics®ion=stream&module=stream_unit&version=latest&contentPlacement=6&pgtype=collection Dana Canedy, 5/abr/02.
(8) Aunque se diga que RFK tuvo una relación íntima con Marilyn Monroe, después de que JFK “diera por terminado el amorío con la actriz a principios de los 60” y que es citado en muchas investigaciones “como uno de los implicados” en su “deceso” (Wikipedia), también JFK lo está, como lo sostiene Donald H. Wolfe en su libro Marilyn Monroe: Investigación sobre un asesinato (Emecé, 1999, 415 pp.): “El FBI y la CIA sospechaban que el presidente Kennedy y su hermano Robert, […] revelaban a Marilyn secretos de Estado que ésta, a su vez, transmitía ingenuamente a un hombre del partido Comunista [sic]”. Al establecer fuera de dudas que la actriz no murió en su “dormitorio cerrado”, Wolfe confirma que Marilyn fue víctima de un homicidio, explica cómo ocurrió y quienes participaron en el encubrimiento. […] Fruto de siete años de investigación y de entrevistas con más de 85 personas, el libro expone toda la verdad sobre la secreta relación de Marilyn con los Kennedy y “cambia para siempre la imagen que el público tiene de quien fue, sin lugar a dudas, una de las grandes estrellas del siglo veinte”.
(9) Frady, Marshall. Martin Luther King . Mondadori, Barcelona, 2003, 287 pp.: 161.
(10) Wolfe, Donald H. Marilyn Monroe – Investigación sobre un asesinato. 1999, 415 pp.: 300 a 305.
(11) https://colombianoindignado.com/congresista-que-investigara-al-fiscal-es-hijo-de-delincuentes-daniel-coronell/?fbclid=IwAR3G9mnsj16Hp5-Qkna3ArOn7FLT3GaEwAV98dGsekZkpHlThPppbBjeRDw
(12) Monedero, Juan Carlos. En: El gobierno de las palabras: de la crisis de legitimidad a la trampa de la gobernanza. UPN, Bogotá, 2005: p. 54.
(13) http://www.diarionorte.com/article/77845/fidel-castro-enfadado-por-final-de-la-crisis-nikita-mariquita-
Luis Carlos Muñoz Sarmiento (Bogotá, Colombia, 1957) Padre de Santiago & Valentina. Escritor, periodista, crítico literario, de cine y de jazz, catedrático, conferencista, corrector de estilo, traductor y, por encima de todo, lector. Colaborador de El Magazín de El Espectador (EE). Su libro Ocho minutos y otros cuentos, fue lanzado en la XXX FILBO (7/may/2017), Colección 50 Libros de Cuento Colombiano Contemporáneo (Pijao Editores, 2017). Mención de Honor por su trabajo sobre MLK, en el XV Premio Internacional de Ensayo Pensar a Contracorriente, La Habana, Cuba (2018). Autor, traductor y coautor de ensayos para Rebelión y desde el 23/mar/2018, columnista de EE.
– La pregunta que no quiere callar (1991) o JFK: Caso abierto, como también se retituló, del cineasta estadounidense Oliver Stone (15/sept/1946), ganador de los premios Oscar a la Mejor Fotografía, para Robert Richardson, y al Mejor Montaje, para Joe Hutshing y Pietro Scalia. Y aquí debe señalarse algo previsible: JFK, con sus ocho nominaciones a los premios de la Academia, no es un filme para tales galardones y no porque no los merezca, sino porque no los necesita y, además, porque los mismos no están destinados para semejante tipo de cine: no cabe, precisamente, dentro del cine espectáculo, más bien dentro del cine/memoria/denuncia, que tanto daño hace a los fans de los pactos de silencio y que a toda hora hablan de “conspiraciones”: claro, porque son ellos los que las producen y ya decía Wilde que “solo hablamos de lo que nos interesa”, en especial, exorcizar, já, o, en otros casos, confesar, porque para nadie es un secreto que el asesino siempre se confiesa: aunque, en este caso, no sea, propiamente, que el asesino, EE.UU, se confiese, sino que un hombre, un artista, ético por honesto, traduce ese malestar general en una ocasión particular de esclarecer un asunto, objetivo del que el Informe de la Comisión Warren está muy lejano.
Las iniciales JFK corresponden, obviamente, a John Fitzgerald Kennedy (1917-1963), el trigésimo presidente de los EE.UU, asesinado en Dallas, Texas, el 22/nov/1963. El filme de Stone, con guion de él mismo y de Zachary Sklar, está basado en los libros On the Trail of the Assassins o En la pista de los asesinos, de Jim Garrison, por esa época fiscal del distrito de New Orleans, y Crossfire: The Plot That Killed Kennedy, literalmente, Fuego cruzado: El complot que mató a Kennedy, de Jim Marrs. Nacido en NY, Stone trabajó como maestro y marino mercante en el sureste de Asia entre 1965 y 66, antes de incorporarse al ejército para participar en la Guerra de Vietnam del 67 al 68; hecho que, a la postre, determinó la mayor parte de su quehacer posterior a 1971, cuando se graduó en la Escuela de Cine de la U. de NY. Dos años después escribió y dirigió Seizure (1974) o Reina del mal y, más tarde, redactó los guiones de filmes tan desiguales, en argumento y calidad, como Midnight Express (1978) o Expreso de medianoche, para el filme de Alan Parker, basado en la autobiografía de Billy Hayes; Conan the Barbarian (1982) o Conan, el bárbaro, coescrito con John Milius para el filme de éste, sobre el cómic de Robert E. Howard; y Scarface o Caracortada (1983) o El precio del poder, según la novela de Armitage Trail (1902-1930), autor gringo de pulp fiction (1). Coescribió, también, con Michael Cimino, el de The Year of the Dragon (1985) o El año del dragón, sobre la novela homónima de Robert Daley; también escribió/dirigió The Hand (1981) y Platoon (1986), su mea culpa sobre Vietnam, por la que recibió ocho nominaciones en Hollywood, de las cuales obtuvo cuatro premios, sin duda merecidos, entre ellos a la Mejor Película y al Mejor Director, al igual que Globo de Oro al Mejor Filme.
Asimismo, Stone ha dirigido Salvador (1986), coescrita con Richard Boyle, quien cuenta su propia historia sobre las guerras civiles en Centroamérica, donde fue reportero durante la década de 1980 y descubrió el entramado de la corrupción, así como aspectos de la realidad que ignoraba y que lo llevaron al compromiso y a la toma de partido; Wall Street (1987), y su secuela Wall Street: El dinero nunca duerme: la matriz, su obra más lograda antes de JFK y en la que actúa una pareja básica de oposición: Bud Fox, literalmente el amigo zorro o el zorro camarada, encarnado por Charlie Sheen, joven y ambicioso corredor de bolsa que termina su universidad gracias a su esfuerzo y al de su padre mecánico y jefe sindical, rol a cargo de Martin Sheen, el recordado protagonista de Apocalypse Now, de Ford Coppola. Él, Bud, ansía trabajar con su admirado Gordon Gekko (Michael Douglas), sujeto sin escrúpulos, típico self-made-man que en poco tiempo ha hecho fortuna en la bolsa: ¿el resultado?, la muestra más despiadada de lo que significa el capitalismo, con su lucha implícita entre el afán de figuración, el prurito de la competitividad, la impúdica exhibición de vanidad y de desprecio por lo que represente el mundo de los seres humanos o una sociedad humanizada y no destruida aun por la cosificación, el patriarcado, el poder, con el telón de fondo de la crisis financiera; Talk Radio (1988), a un tiempo el poder del dúo teléfono/radio, con base en el guion del propio protagonista, Eric Bogosian, y del mismo Stone. Aquél, como Barry Champlain, locutor de un programa radial nocturno en Dallas, se mueve entre el cinismo y la crueldad, entre la simpatía y el odio: dadas la claridad y firmeza con que expresa su credo, por contraste, termina por recibir serias amenazas. Partes del filme y del guion, con coautoría de Tad Savinar, se basaron en el asesinato del locutor radial judío Alan Berg, en 1984, y en el libro Talked to Death: The Life and Murder of Alan Berg o Hablando a la muerte: Vida y crimen de Alan Berg, de Stephen Singular, por el que recibió el Oso de Plata en el XXXIX Festival Internacional de Cine de Berlín y que también sirvió de inspiración para los filmes Betrayed (1987) o El sendero de la traición, del greco-francés Costa-Gavras y Brotherhood of the Murder (1999) o La hermandad del crimen, de Martin Bell; Born on the Fourth of July (1990) o Nacido el cuatro de julio, regreso a Vietnam como recurso adicional al exorcismo, la desgarrada/desgarradora aventura autobiográfica del voluntario Ron Kovic, coautor del guion, que va a defender a su país con la idea de estar al tiempo probándole su amor: al regreso, ya como veterano de guerra, su convicción cambiará de modo radical cuando se le vea postrado en silla de ruedas y atendido en un mugriento hospital, lo que, a su vez, proyecta la idea de la estulta valentía patriotera cuando se la contrasta con la idea de la sobria dignidad sin fronteras ni límites, o sea, la libertad, y con el recurso a la guerra trocado por el de la paz.
Más recientemente, The Doors (1991), filme underground elevado a la categoría de superproducción, en la que predomina la cantidad sobre la calidad: muy elaborado técnicamente, sí, pero con una más bien poco asequible, casi esotérica, visión personal no sobre el grupo musical que le da nombre y que operó entre 1965 y 73, sino sobre su cantante, Jim Morrison, la que de paso se olvida de su estrella, el compositor y organista/teclista Ray Manzarek, así como de su creador y guitarrista Robert Alan Robby Krieger, los dos cerebros de la banda formada en Los Ángeles (lo que va sin hablar del baterista John Densmore). Los que, básicamente, hicieron de ella, uno de las cuatro exponentes claves de la psicodelia en los años 60 del siglo XX al lado de Grateful Dead, Jefferson Airplane y Pink Floyd. Obra en la que la aparente crítica de lo real está al servicio del espectáculo, al contrario de lo que pasa en JFK, filme en el que el espectáculo está al servicio de la crítica de lo real. De entre los 17 largos realizados desde The Doors hasta hoy, no puede dejar de mencionarse títulos como Heaven and Earth (1993) o Entre el cielo y la tierra, una visión de Vietnam por una mujer; Natural Born Killers (1994) o Asesinos por naturaleza, dura/ácida crítica al sensacionalismo mediático; Nixon (1995), retrato político del líder de nuestra pandilla (Philip Roth) y uno de los peores ejemplos de esa entelequia llamada democracia, dentro de la cual, justamente, su antítesis es EE.UU, país que ha invadido 70 países entre 1945 y hoy, ha asesinado entre 20 y 30 millones de personas en 37 países, lo que, de hecho, lo convierte en el mayor violador de los DD.HH en el mundo (2); U Turn (1997) o Giro en U o al infierno, con guion de John Ridley, basado en su libro Stray Dogs (Perros callejeros), con un extraño triángulo en el que la amante le propone al suyo matar a su marido y este le devuelve la oferta a ella para que mate a su amante, Bobby (Sean Penn), en una trama parecida a la del filme del colombiano Felipe Aljure, El colombian dream (2005), en la que la mujer traiciona con el esposo al amante; Comandante (2003), documental que evidencia la admiración por ciertos personajes de la izquierda latinoamericana, para el caso por Fidel Castro, líder de la Revolución Cubana, al lado del Che Guevara y de Camilo Cienfuegos; Alexander (2004), su particular visión del rey macedonio Alejandro Magno, quien a los 30 años ya era el más poderoso de su tiempo llegando a dominar Asia Menor, Egipto (donde funda la biblioteca y universidad más grandes de su tiempo) para luego dirigirse a Babilonia, sede central del imperio persa: muere, se cree que envenenado, a los 33 años, tras una larga y difícil relación con su padre, como era la de éste con su esposa Olimpia, quien se cree que planeó el asesinato de Filipo II llevado a cabo por su guardia Pausanias; La historia no contada de EE.UU (2012), una serie para TV de diez episodios, cuyo título alude a un tratamiento de la historia distinto al de la versión oficial, por el estilo de lo que hizo Howard Zinn en La otra historia de los EE.UU, cuyo pdf, 512 pp, está en Internet (3). Por último, Mi amigo Hugo (2014), un homenaje a Hugo Chávez Frías, comandante y fundador de la República Bolivariana de Venezuela y artífice de la idea, puesta en práctica, de un socialismo para el siglo XXI, la que solo EE.UU puso en entredicho, dada la avidez del Imperio por proveerse de recursos, y a cuyo líder persiguió, vía Golpe Suave, según la teoría harto criminal e ínfimamente política de Gene Sharp, que llevan al trágico final de Chávez, no por causa de mal natural alguno sino por un cáncer inoculado a través de nanotecnología, entre 2011 y 2013: la justicia venezolana llamaría luego a juicio, por este hecho, a su ex jefe de seguridad, Adrián José Velásquez Figueroa, y a su esposa, la ex directora del Tesoro de Venezuela, Claudia Patricia Díaz Guillén, quienes extrañamente terminaron depositando el fruto de sus hazañas conspirativas, vía USA, en el barril sin fondo de los Panamá Papers. Y, cómo no, Snowden (2016), una re-visión (sic) sobre los avatares que ha pasado el hacker gringo más famoso de la historia de EE.UU que filtró información clasificada de la Agencia de Seguridad Nacional (NSA) al NYT, al Washington Post y a otros medios relevantes, a partir de jun/2013, lo que desató una feroz cacería de los sistemas de control, tan solo comparables a los sufridos por esos otros verdaderos héroes nacionales como son Julian Assange, director de WikiLeaks, y Chelsea Elizabeth Manning, llamada así a partir de abr/2014, pero nacida como Bradley Edward Manning, en Crescent, OK, 17/dic/1987 (4).
JFK muestra de tal forma la misteriosa trama que rodea al magnicidio de Kennedy, el Rey de Camelot, como obliga la fábula/farsa política estadounidense, para, por contraste, terminar por hacer percibir con nitidez el modo como fue urdida dicha trama; y lo más impresionante: hace que el público tome conciencia de la situación y de sus profundos mecanismos. Para lograrlo le lanza un desafío de principio a fin. JFK se inicia con un epígrafe de la escritora Ella Wilcox: “Pecar callando cuando se debe protestar, convierte a los hombres en cobardes”. Hasta aquí, muchos podrán pensar que el filme no dice nada nuevo; es decir, nada que no sea la confirmación de lo que muchos, sobre todo mayores de 50 o 60 años, han intuido acerca del asesinato del mandatario demócrata John F. Kennedy, así como en relación con los posteriores asesinatos de Malcolm X, dirigente negro y musulmán muerto a bala en 1965, a quien extrañamente no se cita en JFK y de quien aún hoy se desconoce su victimario incluso cuando el principal incriminado, Louis Farrakhan, ministro/líder de La Nación Islámica, ni siquiera ha sido llamado a juicio, pese a haber dicho, a comienzos de los años 60, “Malcolm X debe morir” (5); Martin Luther King, a quien eliminó no “el loco que actuó solo”, James Earl Ray (6), como tantas veces se ha dicho, sino Henry Clay Wilson, como informó al NYT su hijo el pastor Ronald D. Wilson, quien lo hizo y “no por motivos racistas sino políticos pues lo creía comunista” (7); y Robert Kennedy, de quien hasta ahora se sabe que lo ultimó un tal Sirhan Bishara Sirhan, 24 años, de ascendencia palestina, después de que aquél, el 4/jun/1968, obtuviera la mayor victoria en su carrera hacia la nominación demócrata al ganar las primarias en South Dakota y California, así que pasada la medianoche dio un discurso de agradecimiento a sus electores en el Hotel Ambassador, de Los Ángeles. Mientras iba por un pasillo, atestado de gente, hacia las cocinas del hotel, Sirhan, de repente disparó contra la multitud hiriendo a muchas personas, entre ellas al senador, a quien se dice disparó a quemarropa; luego, reconoció su crimen por oponerse al apoyo que aquél daba a Israel y, finalmente, fue condenado a cadena perpetua. Nadie, entonces, cuestionó esta versión (8). No deja de ser curioso, además, que uno de los tres libros que RFK escribió se titule El enemigo interior: La cruzada del Comité McClellan en contra de Jimmy Hoffa y los sindicatos laborales corruptos (1960), cuando se sepa que ambos, Robert y John F., recurrían a préstamos del propio Hoffa, presidente del Sindicato de Camioneros, quien extrañamente desapareció en 1968 y jamás se le volvió a ver. Aquí cabe recordar que, con ocasión de los disturbios en Birmingham, se detuvo a 2.500 manifestantes negros, Robert, azuzado por John, empezó a buscar “discretamente” los 160 mil dólares necesarios para pagar las fianzas que, en lo fundamental, salieron “de las arcas de los principales sindicatos del país”, como señala Marshall Frady en su biografía sobre Martin Luther King (9). Por eso, tampoco es gratuito que uno de los capítulos del libro de Wolfe se titule Jack y su pandilla, que es el apodo de John F., en la que también figura, obvio, su adorable hermano Robert Francis (10).
Pese a las conclusiones de la Comisión Warren, en el sentido de que hubo un solo asesino, Lee Harvey Oswald, y de que se hicieron apenas tres disparos en 5.6 segundos, Stone no solo muestra que la primera aseveración es simplemente una farsa, sino que, además, sobre la segunda, aporta evidencias que permiten saber que se trató de una conspiración. En la que se hallan implicados desde los más altos jerarcas de la política gringa, empezando por el entonces vice Lyndon B. Johnson, dueño del 20% de las acciones de Helicópteros Bell, declarado militarista y el principal opositor a que JFK retirara a mil oficiales de Vietnam, y siguiendo con Gerald Ford, quien a la sazón fungía como diputado: curiosamente, ambos serían presidentes; hasta individuos de la más baja ralea, como el hipócrita “partidario de Kennedy” y rabioso anticastrista, Clay Bertrand o Clay Shaw, tantas veces mostrado en el filme y al final llevado a juicio, su homólogo David Ferrie, El Buitre, magistral rol de Joe Pesci, el “traficante” y mafioso del transporte, Jimmy Hoffa, quien después se desvanecería en el aire quizás por ser un testigo “sólido”, y el mismísimo Jack Ruby, amigo y, no obstante, victimario de Oswald, el supuesto criminal que “actuó solo”, que no tenía más que 14 dólares en el banco y que, sin embargo, compraba tiquetes aéreos por una cuantía superior a los 1.500 dólares, que viajaba por cuenta del Departamento de Estado y que trabajaba para la Agencia Central de Inteligencia (CIA). Conspiración en la que, según Stone mismo, también estuvieron involucrados funcionarios del Pentágono, del FBI, de la ya citada CIA, de la OIN y de las llamadas Black Operations: al respecto, recuérdese la escalofriante confesión que el Coronel X le hace, frente al obelisco de Washington, al fiscal Garrison, que a grandes rasgos devela todo lo que la historia oficial gringa ha escondido a lo largo de su turbio devenir.
La farsa de la que habla Stone está contenida en un informe de 26 tomos, elaborado por aquella comisión que fue nombrada por el principal implicado, según el mismo cineasta, en el complot contra Kennedy: Lyndon Baines Johnson, oriundo del estado donde aquél fue eliminado y quien, tras la muerte del dirigente, llegaría a la presidencia de los EEUU. La Comisión Warren estaba integrada por Earl Warren, de ahí su nombre, presidente de la misma y uno de los principales opositores republicanos a JFK; los senadores Richard Russell Jr. (1897-1971) y John Sherman Cooper (ya fallecido); los congresistas T. Hale Boggs y Gerald Ford, luego vicepresidente y presidente de EEUU; el ex director de la CIA Allen Dulles, quien había sido despedido y no “jubilado” por Kennedy, tras el fracaso de la invasión a Bahía Cochinos, en Cuba, 1962; y el ex director del BM John McCloy. Fuera del sospechoso designio de Warren y de Dulles, cabe agregar que las dos páginas de Russell Jr. con su disenso en torno a la teoría de “un solo asesino”, fueron separadas del Informe Final. Pero, mientras la Comisión se preocupó, en apariencia, por averiguar quién mató a Kennedy, Stone se preguntó: ¿Por qué? Detrás de su interrogante hay una honda tristeza por el descalabro moral, la traición que vuela por los siniestros corredores del poder, el cinismo de que hacen gala quienes lo detentan: no hay que olvidar la certera alusión en JFK a la tragedia Julio César, de Shakespeare, que refleja la angustia de Inglaterra a causa del miedo sobre el sucesor del liderazgo. Aunque tras el real protagonista, Bruto, se quieran esconder causas de honor y lealtad a la patria, se ve que no está menos impulsado que el resto por la envidia y la lisonja, los mismos factores al fondo del argumento en JFK. De ahí que, atando lo anterior, Stone haya descrito su filme de ficción como un “contra mito” al “mito ficticio”, de la Comisión Warren. Mito que a propósito puede extrapolarse a Colombia para hablar del Fiscal General y Jorge Enrique y Alejandro Pizano, hoy en el centro del huracán mediático salpicado de cianuro. Daniel Coronell: “Congresista que investigará al Fiscal General es hijo de delincuentes”, refiriéndose al representante por Santander del CD Óscar Villamizar, cuyo padre, Alirio, fue condenado por la Corte Suprema a nueve años de cárcel por delito de concesión, multa fiscal e inhabilidad para ocupar cargos públicos por otros nueve años (11).
Stone no se paró en nimiedades. JFK atesora una estricta síntesis de hechos tan espinosos como la desaparición y/o eliminación de testigos (algo también similar a lo que ha pasado en el país con la historia detrás del senador Uribe relativa a la creación de Los 12 apóstoles, concierto para delinquir y homicidio, de un campesino, já); el número de disparos hechos a Kennedy: seis o siete y no tres; el tiempo requerido para efectuarlos, algo inverosímil dada la dificultad para cambiar proyectiles en un viejo fusil italiano Carcano M-38 (posterior al M-91 usado en la I GM) y más exactamente Paraviccini-Carcano, erróneamente llamado Mannlicher-Carcano, y la teoría del fuego cruzado, con las debidas pruebas de balística y la mención que se hace de la “bala mágica”; la renuencia oficial a permitir conocer la comprometedora película en 8mm de Abraham Zapruder; el montaje fotográfico sobre Oswald en la portada de Life; la omisión de testimonios en el Informe Warren, v. gr., el de Julie Ann Mercer, etc. Hechos a los que se puede agregar la revocatoria que hizo Johnson de los decretos firmados por Kennedy sobre el retiro de mil oficiales de Vietnam, como un primer paso al desarme total; el recorte al presupuesto militar para 1964, por JFK, y también derogado por LBJ; la negativa de aquél a invadir de nuevo a Cuba; el fin de la mal llamada Guerra Fría pues, de acuerdo con el politólogo Juan C. Monedero, dejó más muertos que las otras dos, por lo que “quizá le convendría mejor llamarse II Guerra Interimperialista, toda vez que la condición supranacional de la guerra estuvo motivada esencialmente por las tensiones de dominación imperial de los actores implicados. Es por esto mismo por lo que lo que para muchos es la III Guerra Mundial se convino en llamar con el eufemismo Guerra Fría que ocultaba la enormidad de víctimas que implicó” (12); y, cómo no, el acercamiento a los rusos, en particular a Kruschev, a quien los gringos usaron de pretexto para hacer filmes de guerra, al grito mercantil de “ahí vienen los rusos”, y a quien por la crisis de los misiles, y su papel moderado, los cubanos le cantaron: “Nikita, mariquita, Nikita, mariquita, lo que se da, no se quita” (13). Todo ello mostrado de una forma que inquieta, sacude, aterra, y que, de algún modo, terminará por cambiar la mirada que hasta ahora se pudiera tener sobre cómo se articulan los resortes del poder, cuando todos los objetivos están cifrados en el dinero.
Desde la óptica estrictamente cinematográfica y pese a una compleja estructura o, mejor, gracias a ella, basada en un montaje alterno y en superposiciones temporales, flashbacks y elipsis, Stone consiguió que no fuera nada difícil seguir la trama, obteniendo a la vez un soberbio clima de seriedad y de fluidez narrativa, sin caer en métodos vulgares, caricaturas o panfletos. Con todo, tal vez para algunos puedan parecer excesivos tanto el filme en sí como la información, y tanto cualitativa como cuantitativamente, en que se basa. Para otros, quizás sea un filme sensacionalista, provocador, subversivo. Sin embargo, lejos de semejante fardo se halla su obra. En realidad, JFK no posee información en exceso, sino una magnífica demostración de síntesis cinematográfica: 120 horas de edición final, para 188 minutos de proyección; una insuperable simbiosis de documental y ficción y una muestra sinigual de meticulosidad en el montaje, lo que a la larga deriva en el rigor de la denuncia. La que se hace mediante el argumento como fuerza y no al revés, un reparto versátil, convincente y magistralmente dirigido, que no intenta seducir o arrastrar al espectador, pero que termina por seducirlo, arrastrarlo y conmoverlo; bastaría la escena del juicio para comprenderlo, así como la trascendencia implícita del filme JFK – La pregunta que no quiere callar, o sea, ¿por qué mataron a Kennedy?, que ya ha comenzado a dilucidarse gracias al trabajo de un cineasta que no ha fracasado porque nunca ha dejado de ser él mismo, duélale a quien le duela, como se dice aquí para cosas que así se banalizan aunque, obvio, sean muy graves. Como le diría el Coronel X, inspirado en Leroy Fletcher Prouty (1917-2001), coronel de la Fuerza Aérea gringa, autor, banquero y crítico de la política exterior de EEUU, en especial respecto a la CIA, al fiscal del distrito en Nueva Orleans, de 1962 a 73, Jim Garrison (1921-1992), nacido como Earling Carothers Garrison, cuyo primer nombre cambió en los años 60: “No me crea Usted… saque sus propias conclusiones”. Palabras que en realidad van dirigidas al público, al igual que las palabras y la mirada del fiscal mismo, luego de su intervención en el juicio contra Clay Shaw: “De ustedes depende…”: conocer la verdad, claro.
Así, poco importa que la verdad sobre el magnicidio de Kennedy solo sea revelada en 2029 o 2038, como decidió la señora Jacqueline Bouvier o Jackie Kennedy, luego Onassis, al acordar con la comisión investigadora que todos los documentos relacionados con el crimen, del hombre que tenía una amante que compartía con su hermano, no pueden saberse hasta entonces, porque con el coraje, la sinceridad y la decisión vertidos en su denuncia, Stone dejó sin validez alguna el informe de la Comisión Warren, compuesto por los ya inservibles 26 tomos de omisiones, componendas y mentiras. Stone termina su filme con otro desafío de cara al público, inmerso en el sutil aroma del homenaje: “Dedicado a los jóvenes en cuyo espíritu continúa la búsqueda de la verdad”. Sin embargo, la verdad ya está dicha. Y el mundo entero se la debe a JFK, si no una obra maestra, que lo es, en todo caso uno de los más rigurosos, reveladores y difícilmente refutables filmes de denuncia de la historia del cine: si bien el arte solo muestra, JFK, para beneplácito de los justos, a la vez, muestra y demuestra.
Notas:
(1) O ficción pulpa, eufemismo para el papel barato hecho con base en pulpa de madera, cuyas revistas se publicaron entre 1896 y 1950, en contraste con las de alta calidad, glossies, glosas o de papel brillante, y slicks, manchadas.
(2) https://criterio.hn/2015/08/09/estados-unidos-ha-invadido-70-paises/
http://www.annurtv.com/nota/51776-norteamerica-eeuu-ha-asesinado-a-mas-de-20-millones-de-personas-en-37-paises.html?fbclid=IwAR3jmqW4i5ywkheFXyYgYBijMmtmSe2n-BZmiegXb9JHtQNz8PP5D7h_2rg#.W9_NnTxBtwB.facebook
http://www.annurtv.com/nota/20477-annurtv-es-eeuu-el-mayor-violador-de-derechos-humanos-en-el-mundo.html
(3) https://humanidades2historia.files.wordpress.com/2012/08/la-otra-historia-de-ee-uu-howard-zinn.pdf
(4) Exsoldado y analista de inteligencia del ejército de EE.UU. Cobró fama internacional por filtrar a WikiLeaks miles de documentos clasificados: los Diarios de la Guerra de Afganistán y de Irak, así como numerosos cables diplomáticos de diversas embajadas gringas y el video del ejército Collateral Murder. Tras tres años de prisión provisional, en condiciones controvertidas por períodos, el Pentágono le acusó formalmente y un tribunal militar le condenó en ago/2013 a 35 años de cárcel y a su expulsión del ejército con deshonor. El 17/ene/2017, Obama, antes de dejar la Casa Blanca, conmutó el resto de la pena de Manning, quien dejó la prisión el 17/may/2017. El 22/ago/2013, se declaró mujer transgénero, decidió iniciar un tratamiento hormonal para modificar su cuerpo y pidió en adelante ser llamada Chelsea Elizabeth, nombre que hizo legal en abr/2014. Hay un texto en Rebelión de Glenn Greenwald, premio Pulitzer en periodismo, hoy residente en Brasil, imprescindible para conocer el viacrucis que le hizo pasar el ejército y, más allá, el Gobierno: Bradley Manning – Historia sobre las libertades perdidas en EEUU.
http://www.rebelion.org/noticia.php?id=160214
(5) https://www.webislam.com/noticias/41128-ante_la_indignacion_de_la_comunidad_negra_farrakhan_lider_de_la_nacion_del_islam.html
(6) Igual ocurriría en 1980, con Mark Chapman, lector de Salinger y de El guardián entre el centeno que asesinó, a quemarropa, a un inmigrante más que también iba, como King, contra Vietnam: John Lennon. Después se supo que era un ex veterano y que, si no se arrepintió al inicio, lo hizo en ago/2010, ante la Junta de Libertad Condicional que negó su excarcelación: “Siento que ahora, a los 55, tengo una mayor comprensión de lo que es una vida humana, he cambiado mucho. Estoy avergonzado. […] Lamento lo que hice.” Wikipedia.
(7) https://www.nytimes.com/2002/04/05/us/a-minister-says-his-father-now-dead-killed-dr-king.html?rref=collection%2Ftimestopic%2FRay%2C%20James%20Earl&action=click&contentCollection=timestopics®ion=stream&module=stream_unit&version=latest&contentPlacement=6&pgtype=collection Dana Canedy, 5/abr/02.
(8) Aunque se diga que RFK tuvo una relación íntima con Marilyn Monroe, después de que JFK “diera por terminado el amorío con la actriz a principios de los 60” y que es citado en muchas investigaciones “como uno de los implicados” en su “deceso” (Wikipedia), también JFK lo está, como lo sostiene Donald H. Wolfe en su libro Marilyn Monroe: Investigación sobre un asesinato (Emecé, 1999, 415 pp.): “El FBI y la CIA sospechaban que el presidente Kennedy y su hermano Robert, […] revelaban a Marilyn secretos de Estado que ésta, a su vez, transmitía ingenuamente a un hombre del partido Comunista [sic]”. Al establecer fuera de dudas que la actriz no murió en su “dormitorio cerrado”, Wolfe confirma que Marilyn fue víctima de un homicidio, explica cómo ocurrió y quienes participaron en el encubrimiento. […] Fruto de siete años de investigación y de entrevistas con más de 85 personas, el libro expone toda la verdad sobre la secreta relación de Marilyn con los Kennedy y “cambia para siempre la imagen que el público tiene de quien fue, sin lugar a dudas, una de las grandes estrellas del siglo veinte”.
(9) Frady, Marshall. Martin Luther King . Mondadori, Barcelona, 2003, 287 pp.: 161.
(10) Wolfe, Donald H. Marilyn Monroe – Investigación sobre un asesinato. 1999, 415 pp.: 300 a 305.
(11) https://colombianoindignado.com/congresista-que-investigara-al-fiscal-es-hijo-de-delincuentes-daniel-coronell/?fbclid=IwAR3G9mnsj16Hp5-Qkna3ArOn7FLT3GaEwAV98dGsekZkpHlThPppbBjeRDw
(12) Monedero, Juan Carlos. En: El gobierno de las palabras: de la crisis de legitimidad a la trampa de la gobernanza. UPN, Bogotá, 2005: p. 54.
(13) http://www.diarionorte.com/article/77845/fidel-castro-enfadado-por-final-de-la-crisis-nikita-mariquita-
Luis Carlos Muñoz Sarmiento (Bogotá, Colombia, 1957) Padre de Santiago & Valentina. Escritor, periodista, crítico literario, de cine y de jazz, catedrático, conferencista, corrector de estilo, traductor y, por encima de todo, lector. Colaborador de El Magazín de El Espectador (EE). Su libro Ocho minutos y otros cuentos, fue lanzado en la XXX FILBO (7/may/2017), Colección 50 Libros de Cuento Colombiano Contemporáneo (Pijao Editores, 2017). Mención de Honor por su trabajo sobre MLK, en el XV Premio Internacional de Ensayo Pensar a Contracorriente, La Habana, Cuba (2018). Autor, traductor y coautor de ensayos para Rebelión y desde el 23/mar/2018, columnista de EE.
viernes, 7 de diciembre de 2018
Bertolucci, unas notas en el acordeón
Mundo obrero
La muerte de Bernardo Bertolucci, en Roma, en su casa de Monteverde Vecchio, debajo del Gianicolo, a los setenta y siete años, nos llega cuando creíamos, en uno de los muchos espejismos que la vida nos depara, que el director italiano era mucho más viejo, casi de una edad venerable, porque hacía veinte años que estaba enfermo, primero en una cama, y después en una silla de ruedas, y, sobre todo, por la evidencia de que Novecento se estrenó hace más de cuarenta años, y los jóvenes que la vieron entonces son hoy ya casi unos apacibles jubilados. En ese barrio donde se dio cuenta de que Roma e Italia habían cambiado hasta el punto de que no se reconocían a sí mismas, Bertolucci documentó en sus últimos años la difícil vida que sus pintorescas callejuelas llenas de baches y de adoquines perdidos forzaban a una persona que debía moverse en silla de ruedas por el Trastevere, como si recordase las quejas de Rafael Alberti, sobre el mismo barrio romano. Bertolucci fue el único director italiano que consiguió un Oscar en esa tramposa fiesta del cine norteamericano, y aún rodó una última película en 2012, Tú y yo, antes de mirar el sombrío escenario en que se ha convertido Italia, contemplando los fantasmas que la Italia roja creyó un día que nunca volvería a ver: la sucia xenofobia, el nacionalismo miserable, la degradación de Roma, la nueva derecha y el viejo fascismo que se asoman en tantas insinuaciones al odio y en los llamamientos a la furia y al egoísmo, como si la fraternidad fuera un engaño absurdo del pasado, en un país que se reconstruyó con el antifascismo y la justicia.
Nació durante la Segunda Guerra Mundial, en Parma, como Verdi; hijo del poeta Attilio Bertolucci, y empezó a trabajar con Pasolini, también emiliano, y que, como él, se estrenaba en el cine, a quien siempre consideró uno de los mayores directores y dedicó su Novecento para responder, según sus palabras, al “pesimismo antropológico” del poeta. Bertolucci tenía apenas veintitrés años cuando rodó Prima della rivoluzione, donde recogió el sueño libertario de la militancia obrera, y treinta años cuando rodó El último tango en París, que muchos años después daría lugar a una desagradable polémica por la infame e imperdonable escena de la violación, donde Marlon Brando forzaba a Maria Schneider, una joven actriz a quien Bertolucci engañó, dejando una mancha imborrable en su trayectoria vital, una sucia cicatriz que no puede olvidarse.
Tuvo en gran estima al cine francés de Godard, y a Kurosawa, y siempre estuvo preocupado por el pasado fascista de Italia, sus orígenes, el rastro viscoso, corrupto y sangriento que había dejado en la piel del país, como se muestra en La estrategia de la araña o en El conformista, películas que rodó el mismo año, 1970, cuando las redes fascistas seguían actuando en Italia, al amparo de los servicios secretos italianos (SISMI), del Gladio de la OTAN, y de la Logia masónica de Licio Gelli, todos empeñados en cerrar el paso al Partido Comunista italiano con la siniestra estrategia de la tensión, que culminó en esos años con el feroz atentado de Bolonia, donde los fascistas causaron una matanza que acabó con la vida de ochenta y cinco personas colocando una bomba en la sala de espera de la estación de ferrocarril.
Novecento, tal vez su obra más recordada, la rodó con treinta y cinco años, ilustrando la dignidad y la alegría, el sufrimiento y el coraje con que generaciones de trabajadores y campesinos italianos lucharon contra el fascismo, por la libertad, por el socialismo. No hizo nunca la tercera parte, que debería haber narrado las luchas obreras entre 1945 y el fin de siglo, entre la derrota del fascismo y la inútil operación de Achille Occhetto que disolvió el Partido Comunista y abrió paso a la desarmada, grasienta y desconsolada Italia que se vería forzada a soportar al grotesco empresario amigo de mafiosos, Silvio Berlusconi.
De la mano de Stefania Sandrelli, Dominique Sanda, Liv Tyler o Eva Green, Bertolucci nos hizo temblar ante la belleza, y nos llevó a los años de Pu Yi, para descubrir la Ciudad Prohibida de Pekín y mostrarnos la vida de quien había sido primero emperador y después jardinero en la nueva China socialista. Allí pudo rodar escenas donde miles de personas actuaban a sus órdenes. La historia de Italia está recogida en su Novecento, que pensó en su casa del Trastevere romano, una película que él quiso iniciar con la muerte de Verdi (ese aviso incrédulo, y al tiempo desolado, de Rigoletto: Verdi è morto, Verdi e morto!, con que Bertolucci inaugura el siglo XX), y donde quiso mostrar que, gracias al socialismo, gracias al empeño de los campesinos emilianos y de los militantes comunistas, Italia iba a poder salvar su propia alma y su vieja cultura popular, ante el inquietante aviso que Pasolini había hecho de la transformación del capitalismo italiano, de la degradación de las cloacas televisivas, y de la pérdida de los rasgos de identidad de las periferias pobres que guardaban el alma de Italia.
“Demasiadas banderas rojas”, dijo el presidente de la Paramount norteamericana, cuando decidió sabotear la distribución de Novecento. Esas banderas rojas que palpitaban en su adiós a Enrico Berlinguer, donde Bertolucci recogió una de las mayores manifestaciones de duelo que se recuerdan en Italia: centenares de miles de personas dejando su último homenaje al dirigente comunista que había muerto hablando en la tribuna de una nueva Italia y del socialismo posible. Ahora, en su despedida, es forzoso recordar esas palabras finales de El cielo protector (o Il tè nel deserto, donde se inspiró en el náufrago y escritor perdido en Tánger, Paul Bowles, a quien hizo aparecer fugazmente en la película), cuando Debra Winger se acerca al viejo Bowles, mientras escuchamos la voz de Enrico Maria Salerno, preguntándose por el espejismo de “creer que la vida es un pozo inagotable, cuántas veces recordarás cierta tarde de tu infancia sin la cual ni siquiera serías capaz de concebir tu vida, cuántas mirarás salir la luna, y, sin embargo, todo parece no tener límite”. Es inevitable, también, recordar esa escena de Novecento, cuando el tren parte con las telas saludando a la gran huelga agraria, mientras las banderas rojas se agitan en las ventanillas, entre el humo y el griterío de quienes se asoman, y las mujeres abren paso al hombre de blusa blanca y gorra bolchevique que toca la Internacional con su acordeón, caminando hacia adelante.
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