martes, 24 de septiembre de 2019

_- ECONOMÍA. Capital e ideología, Thomas Piketty, contra la propiedad privada. El economista francés, gran teórico de la desigualdad, publica ‘Capital e ideología’, un monumental ensayo que propone “la circulación de bienes” para “superar el capitalismo”.

_-  No es la lucha de clases, ni la mano invisible del mercado, ni menos aún la historia de los grandes líderes y batallas lo que mueve el mundo, sino las ideas, según el economista francés Thomas Piketty. Y el aleph que a casi todo da sentido, la llave de la evolución de las sociedades es la propiedad privada. Quién posee qué y en nombre de qué.

Las desigualdades crecientes de ingresos y patrimonio, que Piketty diseccionó en una obra anterior, el superventas El capital en el siglo XXI (Fondo de Cultura Económica, 2014), son producto de una ideología. Cada momento tiene su justificación, un argumento que lo sostiene, y transformar el mundo obliga a cambiar de ideas. “Dar un sentido a las desigualdades, y justificar la posición de los ganadores, es una cuestión de importancia vital. La desigualdad es ante todo ideológica”, escribe en Capital e ideología, recién publicado en Francia y que lanzará Deusto en castellano.

El nuevo libro es ambicioso. Empezando por las dimensiones: 1.200 páginas. Abarca siglos, desde la Edad Media hasta hoy. Se extiende por cuatro continentes. Desborda las disciplinas académicas: de la economía a la historia, de la ciencia política a la teoría de la justicia y a la literatura. Las novelas de Jane Austen, Balzac o Carlos Fuentes ofrecen tanta o más información que una batería de gráficos y tablas, unas 170, sobre la historia de la propiedad privada y su efecto en las desigualdades.

“Hoy afrontamos una lógica de acumulación sin límite y de sacralización del derecho del propietario”, dijo esta semana Piketty en un encuentro con corresponsales en la Paris School of Economics, donde codirige el Laboratorio Mundial de la Desigualdad. “Y olvidamos que los grandes éxitos del siglo XX en la reducción de las desigualdades, pero también en el crecimiento económico, se obtuvieron reequilibrando los derechos del propietario con los del asalariado, el consumidor. Se hizo circular la propiedad”.

Capital e ideología contiene tres libros en uno. El primero y más extenso —las 800 primeras páginas— es una historia detallada de lo que el autor llama los “regímenes desigualitarios” o “de desigualdad”. Comienza por el Antiguo Régimen y la desigualdad “trifuncional” de las sociedades divididas en el clero, la nobleza y el tercer estado. Si aquel sistema perduró durante siglos, fue porque una ideología lo sostenía, disfrutaba de una legitimidad: se justificaba por la necesidad de seguridad, que debía garantizar la casta guerrera, y de sentido, del que se encargaba la casta sacerdotal.

De la ideología “trifuncional”, Piketty pasa a la “sociedad de propietarios”. La Revolución Francesa de 1789 abolió los privilegios, pero no la propiedad privada, que podía incluir a los esclavos. Entre 1800 y 1914 las desigualdades se disparan y superan los niveles del Antiguo Régimen. “El argumento de la época era que, si se cuestiona el derecho de propiedad, adquirido en un marco legal, nunca sabremos dónde parar, y el caos se impondrá”, explica Piketty.

El periodo de entreguerras en el siglo XX es una transición entre el “propietarismo” desigualitario y no regulado del siglo XIX y la era socialdemócrata de la posguerra mundial. Estados Unidos y Europa adoptan entonces la fiscalidad progresiva con tipos impositivos que superaron el 80%, sistemas de protección social avanzados y el acceso a la educación. Deja paso a partir de los ochenta, con la revolución reaganiana y la caída del bloque soviético, a lo que Piketty denomina el “hipercapitalismo”. La ideología desigualitaria, lo que en este periodo, que es el nuestro, legitima el statu quo, sería la meritocracia, “la necesidad de justificar las diferencias sociales apelando a capacidades individuales”.

La “izquierda brahmán”
Aquí termina el primero de los tres libros. El segundo, que ocupa las 300 páginas siguientes, es un estudio sobre la evolución del sistema de partidos en Europa y Estados Unidos. En unos años los socialdemócratas han pasado de ser el partido de la clase trabajadora al de la élite con diplomas universitarios y han abrazado las ideologías de la desigualdad. Son los cómplices necesarios del “hipercapitalismo”, según Piketty, que acuña el término de “izquierda brahmán” (por el nombre de la casta sacerdotal hindú). Esta domina la élite política junto a la “derecha mercader” (las élites económicas y empresariales). Es un eco de la sociedad “trifuncional” del Antiguo Régimen que deja a las clases populares en la intemperie política y a la merced de los mensajes nacionalistas y racistas.

El tercer y último libro dentro de Capital e ideología es el más breve, menos de cien páginas, pero el más debatido en Francia. En este capítulo, Piketty lanza su programa de “socialismo participativo” para “superar el capitalismo y la propiedad privada”. El objetivo es convertir la propiedad en “temporal” y “organizar una circulación permanente de los bienes y la fortuna”. Defiende una integración federal de la Unión Europea. Y aboga por un impuesto sobre el patrimonio con un tipo máximo del 90% para los supermillonarios, por una cogestión de las empresas, en las que los trabajadores compartan el poder, y por una especie de herencia para toda persona de 25 años de 120.000 euros.

“El hipercapitalismo del siglo XIX, previo a 1914, se estrelló contra la competencia muy fuerte entre países, que eran potencias coloniales. De tanto acumular activos en otras partes del mundo acabaron destruyéndose mutuamente”, concluyó Piketty en la citada conversación. “Hoy no ocurrirá lo mismo. Pero lo que puede ocurrir es que este divorcio con las clases populares conduzca a una explosión de la Unión Europea y a un repliegue en las identidades nacionales”.

UN INTELECTUAL DE IZQUIERDAS, OPTIMISTA Y TOTALIZADOR

El capital en el siglo XXI, publicado en 2013 en francés, vendió más de dos millones de ejemplares y marcó en Europa y Estados Unidos el debate sobre las desigualdades. Thomas Piketty, de 48 años, es el último ejemplar del intelectual totalizador. La novedad es que ahora el intelectual ya no es un filósofo, ni un sociólogo ni un novelista, sino un economista. Y no construye sus propuestas en el aire sino que se apoya en un andamiaje sólido en el que el big data tiene un papel central. El economista Branko Milanovic llama a este método, en un artículo en Le Monde, “turbo-Annales”, en alusión a la llamada escuela de la revista Annales, corriente histórica multidisciplinar y empírica de historiadores fundada a finales de los años veinte.

Piketty no es, como tantos en el paisaje intelectual francés, un declinólogo abonado a la retórica apocalíptica. “Soy fundamentalmente optimista”, declara. Y se refiere a su nuevo libro: “Capital e ideología parte de una constatación: ha habido una mejora prodigiosa de los niveles de educación y de salud. Y termina con otra constatación optimista: hay un aprendizaje de la justicia en la historia. Hay fases de regresión terrible, pero creo en una historia de progreso: no solo técnico, sino humano, por medio de la educación y la sanidad, y con una organización social que sea más igualitaria en el sentido de que permita acceder a la educación, a la cultura, a la riqueza”. Si un rasgo de la izquierda fue la fe en el progreso humano, Piketty la conserva.

https://elpais.com/cultura/2019/09/21/actualidad/1569078725_248388.html





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lunes, 23 de septiembre de 2019

Repetimos

Cartas a la Directora

¿Saben qué me imagino últimamente? Que Sánchez, Rivera, Iglesias y Casado me siguen por el colegio electoral hasta que cojo la papeleta y, espiando por encima de mi hombro, tres de ellos me susurran: “Chaval, ya te has vuelto a equivocar. ¿Es que no has aprendido nada?”. Me parece que da igual una papeleta que otra. Corten, esta toma se repite, las veces que haga falta.

Mario Vargas González. Cornellá de Llobregat (Barcelona)

Fuente: https://elpais.com/elpais/2019/09/21/opinion/1569081873_603306.html

Junto a la opinión de los empresarios, esa carta deja las cosas muy claras, la maniobra y el teatro es evidente. El que no lo quiera ver, que no lo vea.
La tarea de todos los medios ahora es ocultar la maniobra y culpar de todo a Podemos y Pablo Iglesias.

El Objetivo es tener un gobierno de derechas, aunque se le llame moderado, y hacer entrar en razón a los electores para que vuelvan a votar a los dos partidos, el bipartidismo de toda la vida en occidente. No hay peor ciego que el que no quiere ver...

La economía española crece muy por encima de la media Europea. El País de los Negocios.domingo 22 de septiembre., pág., 2

El Circulo de Empresarios prefería elecciones antes que un pacto con Podemos. El País de los Negocios.domingo 22 de septiembre., pág., 3

A Mario Bunge, en su centenario. Trabajador infatigable y diligente, la carrera profesional y personal de tan prolífico intelectual no ha sido fácil.

Mario Bunge, profesor emérito en la prestigiosa universidad McGill de Montreal, en Canadá, cumple 100 años este sábado. Motivos para celebrarlo son su tan extensa como excelente obra profesional y científica y también, y no es menos, su elocuente y humanitaria personalidad.

Mario Bunge es autor de más de un centenar de libros y medio millar de publicaciones sobre física teórica, matemática aplicada, teoría de sistemas, fundamentos de física, de sociología y de psicología, filosofía de la ciencia, filosofía de la tecnología, semántica, epistemología, ontología, teoría del valor y ética, además de un sin número de ensayos diversos y artículos periodísticos sobre temas de la actualidad.

Entre sus muchas grandes obras figuran los ocho volúmenes de su Tratado de filosofía básica, publicados originalmente en Reidel entre los años 1974 y 1989, los dos volúmenes de La investigación científica, publicados por Springer en 1967 y, de especial importancia para quien esto escribe, El problema mente-cuerpo,

A Mario Bunge, en su centenario

publicado por Pergamon Press en 1980. Todas esas obras fueron publicadas originalmente en inglés y traducidas después a otras lenguas.

Trabajador infatigable y diligente, en su retiro canadiense Mario Bunge sigue ocupándose actualmente de temas de ciencia, filosofía política y filosofía y sociedad. Pero, hasta llegar a este centenario, la carrera profesional y personal de tan prolífico intelectual no ha sido fácil. Mario Bunge nació en Buenos Aires, en 1919, el mismo año que Eva Perón (Evita). Su padre, el médico y diputado socialista Augusto Bunge, se doctoró con una tesis sobre la tuberculosis como enfermedad de pobres, un espíritu de higienista social que, sin duda, influyó decisivamente en la mentalidad y el talante de su hijo Mario.

El filósofo y profesor argentino Mario Bunge, fotografiado en Madrid

El filósofo y profesor argentino Mario Bunge, fotografiado en Madrid SAMUEL SÁNCHEZ

Se doctoró en ciencias físico-matemáticas en la Universidad Nacional de la Plata, en 1952, bajo la tutela del físico nuclear Guido Beck. Fue catedrático de Física Teórica y de Filosofía en las universidades de Buenos Aires y la Plata, pero, más tarde, insatisfecho con el clima político derivado del peronismo y la imposibilidad de realizar un trabajo intelectual riguroso, se vio obligado a abandonar su país.

A diferencia del prolífico y famoso novelista argentino Abel Posse, relator de la supuesta faz noble del peronismo en La pasión según Eva (1994), Mario Bunge nunca creyó que el peronismo sintiese pasión por la justicia social. En su opinión, lo que el peronismo hizo fue utilizar la caridad, que no la justicia, de manera políticamente interesada. A Mario, como a otros muchos, lo echaron de la universidad por sus ideas progresistas cuando se negó a afiliarse al partido y solicitaba mensualmente por escrito que no le descontasen la contribución “obligatoriamente voluntaria” a la fundación de Eva Perón. Profesores mediocres y servidores del régimen sustituyeron a tales rebeldes con causa. Los opositores al régimen, como él, eran marginados, humillados y amenazados diariamente, al tiempo que el pueblo argentino era engañado y esquilmado.

Tiempos difíciles, de hambre y de protesta social que el profesor Bunge gusta expresar parafraseando ese atrevido argot porteño, el lunfardo, que popularizó Enrique Santos Discépolo en aquel tango inmortal:

Cuando rajés los tamangos buscando ese mango que te haga morfar... la indiferencia del mundo -que es sordo y es mudo- recién sentirás.
Verás que todo es mentira, verás que nada es amor, que al mundo nada le importa... ¡Yira!... ¡Yira!...

Y cuando se oye la queja del bandoneón, dentro del pecho el corazón pide soltar rienda. Dolido, pero insensible al desánimo y con fortaleza e ilusión, Mario dejó su querida Argentina y “yiró” también enseñando y trabajando en diferentes universidades americanas y europeas: Texas, Delaware, Temple, Pensilvania, la UNAM de México, Montevideo, Ginebra, Zúrich, Friburgo y otras muchas. Desde 1966 ocupa la cátedra Frothingham de Lógica y Metafísica en la Universidad McGill de Montreal, una de las más prestigiosas del mundo.

En su retiro canadiense Mario Bunge sigue ocupándose actualmente de temas de ciencia, filosofía política y filosofía y sociedad

No podemos describir con detalle en esta breve presentación el extenso currículo del profesor Bunge, que incluye fundaciones editoriales, estancias, conferencias, nombramientos honoris causa y otros premios académicos y científicos, pero déjenme decirles que en 1938, con menos de 20 años, fue fundador y dirigente de la Universidad Obrera Argentina, que llegó a tener más de 3.000 estudiantes antes de ser clausurada por el peronismo en 1943, y que, entre otras muchas distinciones, en 1982 recibió, en España, el Premio Príncipe de Asturias de Humanidades y Comunicación.

Tampoco podemos reunir aquí todos los contenidos de la obra intelectual de Mario Bunge, pero sí destacar un principio que, al igual que en los filósofos clásicos, como Platón o Aristóteles, guía su pensamiento. Es su convicción de que la única manera de tratar en profundidad un tema es ubicándolo en algún sistema en lugar de tratarlo aisladamente, entre otras cosas porque los sistemas tienen propiedades emergentes de las que carecen sus constituyentes. Un ejemplo sublime es la mente humana, resultado de las 1014 interconexiones entre las neuronas del cerebro, aunque ninguna de ellas, por sí sola, es capaz de pensar. Otro ejemplo son las sociedades, compuestas, asimismo, de múltiples e interrelacionados elementos.

Hay que señalar también que, aunque la gran capacidad de observación, agudeza intelectual y dominio de lenguas de Mario Bunge (español, alemán, inglés, francés…) le han permitido enfrentarse con dureza a corrientes filosóficas o ideológicas como el existencialismo, el posmodernismo o el psicoanálisis, a la vez que crítico y contundente, ha sido también admirador y generoso respecto a sus colegas y compañeros. Un ejemplo lo tenemos en su relación con Karl Popper, a quien conoció en Venecia a finales del verano de 1958 y con quien mantuvo una nutrida correspondencia y amistad durante al menos un cuarto de siglo. Bunge admira la excepcional inteligencia del filósofo vienés, pero criticó, entre otras cosas, su formación en metodología científica y sus incursiones en la metafísica, particularmente la separación que Popper hizo entre el mundo físico y el mental.

Pocos saben, no obstante, que Bunge fue un importante catalizador de la fama universal de Popper. Cuando a principios de los años sesenta este era prácticamente un desconocido fuera de Gran Bretaña, Bunge, compasivo y temiendo que la aparente mala salud de Popper no le permitiera llegar a ser reconocido, promovió un volumen, The Critical Approach, de homenaje para su 65º aniversario, en el que participaron destacados intelectuales de diversas especialidades y países. Fue publicado en Nueva York en 1964 y a partir de entonces la fama de Popper creció exponencialmente.

A Mario Bunge, en su centenario
La humanidad del profesor Bunge se refleja no sólo en su ideología social, en la dimensión moral de su pensamiento y en sus reivindicaciones de la justicia, la igualdad de oportunidades para hombres y mujeres, la democracia económica y la racionalidad, sino también en situaciones especiales de su vida académica, como cuando se culpabilizó a sí mismo, públicamente, por creer que había sido poco solidario con la doctora Justine Sergent, una competente, laboriosa, bien parecida y posiblemente envidiada, neuropsicóloga del famoso Instituto Neurológico de Montreal, que acabó suicidándose a los 42 años, al igual que su marido, al no ser capaz de resistir la humillación y la presión social que tuvo que afrontar tras ser acusada de haber violado el código deontológico de su profesión.

Pero quizá el mejor exponente de la condición humana de Mario Bunge es su gran e internacional familia. Está casado con la matemática italiana Marta Cavallo y tiene 4 hijos, todos ellos profesores universitarios, 10 nietos y otros tantos biznietos. El profesor Bunge ha sentido siempre un gran cariño por nuestro país, por España, y Cataluña ha sido su lugar de vacaciones y el de su familia en más de una ocasión.

Penetrando en casi todos los campos del conocimiento, Mario Bunge nos ha enseñado a razonar y establecer criterios sobre la naturaleza de las cosas, incluida nuestra propia mente y nuestro comportamiento, a aproximarnos al conocimiento objetivo y fértil, huyendo de las pseudociencias y otras visiones estériles. De él hemos aprendido que la adopción universal de una actitud científica puede hacernos más sabios y más cautos en la recepción de información, en la admisión de creencias y en la formulación de previsiones; más exigentes en la contrastación de nuestras opiniones y más tolerantes con las de los otros; más dispuestos a inquirir libremente acerca de nuestras posibilidades y a eliminar mitos consagrados que solo son mitos.

El sabio profesor nos dice que la adopción de una actitud científica robustecería nuestra confianza en la experiencia guiada por la razón y nuestra confianza en la razón contrastada por la experiencia; nos estimularía a planear y controlar mejor la acción, a seleccionar nuestros fines y a buscar normas de conducta coherentes con esos fines y con el conocimiento disponible, en vez de dominadas por el hábito y la autoridad; la actitud científica, afirma Bunge, daría más vida al amor a la verdad, a la disposición a reconocer el propio error, a buscar la perfección y a comprender la imperfección inevitable; nos daría una visión del mundo eternamente joven, basada en teorías contrastadas, en vez de estarlo en la tradición, que rehúye tenazmente todo contraste con los hechos. La filosofía de Mario Bunge nos anima a sostener una visión realista de la vida humana, una visión equilibrada, ni optimista ni pesimista.

¡Feliz centenario, querido profesor!

Ignacio Morgado Bernal es catedrático de Psicobiología en el Instituto de Neurociencias y la Facultad de Psicología de la Universidad Autónoma de Barcelona

domingo, 22 de septiembre de 2019

AVES. Hacia un mundo sin pájaros. En Europa o Norteamérica han desaparecido hasta la mitad de las aves más comunes en unas décadas.

En los alrededores del lago Constanza, frontera acuática entre Alemania, Suiza y Austria, las poblaciones de gorriones se han reducido en un 90% desde 1950. En el desierto de Mojave (EE UU) el raro cucarachero desértico es aún más raro de ver. Y en el delta del Okavango, en Botsuana, el número de buitres ha descendido en un 80% desde hace 20 años. Son tres datos de un fenómeno más global que está alarmando a los científicos: la desaparición de miles de millones de aves, en especial de las más comunes.

Los últimos datos del desastre los acaba de publicar la revista Science. Un estudio con datos de los últimos 50 años sobre la abundancia de 529 especies de aves que sobrevuelan los cielos de Norteamérica (Canadá y EE UU) muestra que hoy hay cerca de 3.000 millones de pájaros menos que en 1970. La cifra equivale al 29% de toda la avifauna de la región. El descenso es generalizado en casi todas las familias, dándose en casi el 60% de las especies. Pero es entre los paséridos (gorriones), aláudidos (alondras) y estúrnidos (estorninos) donde la desaparición llega hasta el 75%. Las rapaces y las aves acuáticas están entre las pocas que han ganado población.

Esperábamos ver un declive continuado en las especies amenazadas", dice el investigador del laboratorio de ornitología de la Universidad Cornell (EE UU) y principal autor del estudio, Ken Rosenberg. "Pero, por primera vez, los resultados también muestran pérdidas generalizadas entre las aves más comunes de todos los hábitats", añade el también miembro de la organización American Bird Conservancy.

En Norteamérica han desaparecido 2.900 millones de pájaros en 50 años y en Europa 400 millones en 30 años

Estos datos, basados en avistamientos de una amplísima red de observadores, tanto aficionados como científicos, se han visto confirmados por un trabajo paralelo apoyado en la última tecnología. Los autores del estudio usaron los registros de 143 radares de la red NEXRAD de la agencia meteorológica de EE UU para detectar cambios en el volumen del flujo migratorio de las aves sobre el cielo estadounidense. Aunque no pudieron remontarse más allá de 2007, han estimado que la migración ha adelgazado en un 13,6% en ese tiempo.

La desaparición de los pájaros no es un fenómeno exclusivamente norteamericano. En 2014, investigadores europeos publicaron datos comparativamente similares. Aquel trabajo partía de 1980 y, hasta 2010, la población de aves europeas se había reducido en 400 millones desde los 2.000 estimados. Además del menor rango temporal, este estudio se limitó a 144 especies de las llamadas comunes. La tendencia, según el último informe (con datos hasta 2016) del Plan Paneuropeo para Monitorear las Aves Comunes (PCBMS), un tercio de las especies están en declive. La población total ha descendido en un 15% desde 1980 y, entre aves de pastizal, los más habituales de los paisajes abiertos, la reducción alcanza al 57%.

El búho nival ('Bubo scandiacus') es, junto a otras rapaces, de las especies que han recuperado población.ampliar foto El búho nival ('Bubo scandiacus') es, junto a otras rapaces, de las especies que han recuperado población.
El búho nival ('Bubo scandiacus') es, junto a otras rapaces, de las especies que han recuperado población.
DOUG HITCHCOX CORNELL LAB OF ORNITHOLOGY

"De forma miope, los conservacionistas tienden a centrarse en las especies en extinción y, por lo tanto, son ciegos a, y subestiman, la importancia de las especies abundantes y aún comunes, los roles que desempeñan para nosotros en términos de servicios ecosistémicos y, muy especialmente, como barómetro fiel de la salud y sostenibilidad del ecosistema", argumenta el ornitólogo responsable de seguimiento de especies en el Centro para la Ciencia de la Conservación RSPB (Reino Unido) y supervisor del proyecto PCBMS, Richard Gregory. Entre esos servicios estarían la dispersión de semillas, la polinización o el control natural de plagas.

En España la tendencia es ambivalente. "La situación es estable, pero hay algunas especies con un descenso muy acusado", comenta el coordinador del área de estudio y seguimiento de SEO/BirdLife Juan Carlos del Moral. Como en el resto de Europa y Norteamérica, es el caso de las aves más relacionadas con el campo, que han perdido hasta 95 millones de sus efectivos en los últimos 20 años, según datos de esta organización conservacionista. En ese tiempo, solo entre las golondrinas, la población se ha reducido en 15 millones. "Ha desaparecido hasta el 74% de las codornices, pero eso aún no es extinción", añade.

El avance de la agricultura está reduciendo la disponibilidad de insectos y, con ellos, el alimento de muchas especies de aves

No hay una única causa de la desaparición masiva de los pájaros. Los autores del estudio de Norteamérica apuntan al deterioro del hábitat, la presión directa humana o el avance de la agricultura y, en especial, su intensificación. Un reciente estudio español relacionaba la desaparición de prácticas agrícolas tradicionales como el barbecho con el descenso de las poblaciones de aves de pastizal. También la sofisticación de los insecticidas está dejando sin alimento a las especies insectívoras. Otras causas apuntadas podrían ser la deforestación en las zonas tropicales o el trastrono provocado por el cambio climático, en especial entre las aves que anidan más al norte.

Pero no hay demasiados datos para saber si el fenómeno es realmente global o se limita a las regiones más alteradas por los humanos, al menos en cuanto a las aves más comunes. La ornitóloga de Cornell Viviana Ruiz, que no ha intervenido en el estudio de Norteamérica, recuerda en un correo que, en América Latina, la situación es "igual de intensiva o peor, en porcentaje sobre la población total". Y da algunos datos: el 44% de las 1.156 especies de aves residentes en Centroamérica están amenazadas, con un 14% en estado crítico.

"En África no tenemos la capacidad para estimar fielmente los cambios en la abundancia de los paseriformes [los pájaros]. Por razones prácticas, el esfuerzo se centra en las especies más grandes, como las rapaces, de las que tenemos series históricas", explica en un correo el profesor del Instituto Fitzpatrick de Ornitología Africana de la Universidad de Ciudad del Cabo (Sudáfrica) Arjun Amar. "Sin embargo, también es cierto que los paseriformes que proliferan en algunas partes de África podrían estar sufriendo un declive a gran escala, pero, a diferencia de Europa o Norteamérica, no tenemos las herramientas para monitorearlo y detectarlo", añade.

Se produce la paradoja, al menos en Europa y Norteamérica, de que mientras las aves más comunes desaparecen por millones, las tradicionalmente más amenazadas se están recuperando. Según el estudio de Science, en EE UU y Canadá hay ahora 250 millones más de rapaces, aves acuáticas y otras tradicionalmente de caza, como pavos y faisanes. Los esfuerzos conservacionistas y la regulación cinegética explicarían esta recuperación que también se está observando en diversas especies icónicas de los cielos europeos.

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https://elpais.com/elpais/2019/09/19/ciencia/1568880361_926367.html

sábado, 21 de septiembre de 2019

Con motivo de la celebración del Día Internacional de la Paz hoy sábado. El nuevo informe del Centro Delàs explora alternativas de paz y seguridad para hacer frente a las violencias urbanas y la inseguridad en las ciudades.

Rebelión

En el marco de la celebración del Día Internacional de la Paz este sábado, el Centro Delàs de Estudios por la Paz publica un nuevo informe que aborda la construcción de paz en las ciudades para aportar propuestas alternativas en un contexto de debate político, social y mediático que gira en torno a un discurso avivado por determinados actores sobre las “inseguridades” en las ciudades, en especial en la de Barcelona. “Barcelona es un ciudad segura como lo son la gran mayoría de las ciudades europeas. En Barcelona la inseguridad es una construcción interesada por parte de determinados agentes de poder, políticos y económicos. Desde la administración se tiene que contrarrestar el discurso del miedo y de inseguridad, arbitrando medidas de confianza mediante los medios clásicos (policía y justicia) -sería demagógico no decir que se tiene que contar con ellos-; y las medidas de cuidado a las personas como son servicios sociales, culturales, de urbanismo integrador, de vivienda...; y el fomento de la participación de la población en las tablas de mediación de los distritos”, coinciden Tica Font y Pere Ortega, investigadores del Centro Delàs de Estudios por la Paz y autores del Informe 38: Violencia, seguridad y construcción de paz en las ciudades.

"Es en las ciudades donde se concentra la mayor parte de la ciudadanía mundial, el 55%, y a la vez, es el espacio donde se dirimen la mayor parte de conflictos. Los conflictos están directamente relacionados con la mercantilización de la ciudad, y la diversidad y pluralidad de las personas que conviven en las conurbaciones urbanas", apunta Pere Ortega.

Analizando la confrontación de intereses y la diversidad social y cultural como contexto del afloramiento de conflictos en el espacio urbano, la publicación quiere abordar el reto de cómo afrontar estos conflictos, aprender a gestionarlos y transformarlos de manera positiva creando relaciones de respeto mutuo, de reciprocidad y de justicia mediante acciones que no comporten violencia.

“En este sentido, es muy importante la planificación urbanística de la ciudad y sus barrios, donde no tendría que haber barreras urbanas que creen ‘fronteras’ en el interior de las ciudades porque producen rupturas territoriales y crean separación y exclusión, que afectan especialmente las capas sociales con menos ingresos”, destaca Tica Font. “El espacio público tiene que ser el lugar donde se dirima la disputa por la libertad, la integración, la visibilidad, la representación y no un lugar de control social en cualquier de sus formas”, añade la investigadora.

“En el mundo enriquecido, blanco, patriarcal y masculino occidental, el concepto de seguridad se ha construido como defensivo frente a otros, los y las diferentes a quienes se convierte en contrarios. Una seguridad que los estados asocian a defensa y la conciben siempre desde el ámbito policial y militar para disuadir, prevenir o intervenir ante amenazas externas o internas”. El informe propone, ante este modelo securitario basado en la defensa ante el otro/el enemigo, un modelo de seguridad alternativo basado en la convivencia en la diversidad, la prevención y transformación de conflictos, el abordaje de las desigualdades, los cuidados y otros aspectos que contribuyan a la sostenibilidad humana y medioambiental, así como al pleno desarrollo humano.

La investigación da pie a una propuesta de Agenda de Paz en las Ciudades a partir de un análisis previo de las violencias urbanas y sus diferentes tipologías y afectaciones sobre las vidas y cuerpos de todas las habitantes de las ciudades en todo el mundo: el racismo, la xenofobia y otras formas de intolerancia; las violencias contra las personas migradas; los extremismos violentos; la violencia contra las mujeres y los colectivos LGTBI; la corrupción; las guerras; las violencias interpersonales o el crimen organizado.

“La ciudad tiene que proporcionar a la ciudadanía una seguridad destinada a proporcionar cuidado y dar satisfacción a las necesidades básicas que permitan el pleno desarrollo de las personas para vivir una vida digna de ser vivida”, concluye el informe.

Podéis descargar aquí el  informe completo en castellano y en catalán.

Un Maidán para China

Original de Rafael Poch de Feliu
(Blog personal)

La crisis de lo que queda de Hong Kong está siendo instrumentalizada hacia un callejón sin salida que desprestigie a Pekín

Históricamente el ascenso, riqueza y bienestar de Hong Kong se derivó de su particular estatus de puerto franco para el capital, centro financiero internacional, emporio productivo y puerta comercial para la enorme y cerrada China maoísta. Todo eso encarriló una estable y continua prosperidad para sus habitantes entre 1949 y el año 2000, pero se está acabando. Como emporio tecnológico Shenzhen, aquel villorrio de pescadores de los años setenta convertido hoy en ciudad millonaria, la supera como hub de la alta tecnología. Guangzhou (Cantón) superará pronto en PNB a Hong Kong. Shanghai se consolida como centro financiero y Singapur que ya acogió en 1997 muchos miedos del dinero hongkonés cuando la ex colonia se integró en China sin perder su autonomía, es el puerto franco del capital global en Asia por excelencia. Respecto a la puerta comercial ¿Quién la necesita cuando toda China lleva décadas abierta de par en par?

Lo que queda de Hong Kong
Por primera vez en dos generaciones los jóvenes de Hong Kong no vislumbran un porvenir prometedor. Al revés, constatan incertidumbre y decadencia mesurables en salarios, costos de vivienda y perspectivas de futuro. Todo eso lo achacan a China con toda la razón, porque el ascenso de China ha disuelto el particular estatuto de Hong Kong que fue la base de su prosperidad. Pese a los mimos que los oligarcas locales han recibido de Pekín desde 1997, el PIB de la región autónoma especial que a mediados de los noventa representaba el 27% del chino, hoy solo pesa un 2,7%. Así que salen a la calle desde hace meses pidiendo una solución a algo que no la tiene: lo que queda de Hong Kong no volverá a ser lo que fue.

Por razones objetivas el vector del crecimiento económico chino, que es a la vez general y enormemente desigual, empuja en este caso hacia la nivelación territorial. El enclave se está convirtiendo “en otra ciudad China”, como explica Carl Zha en una  clarificadora entrevistaPara un enclave con una renta per cápita de 48.517 dólares formar parte de una China con una renta de 9.608 dólares no es un buen negocio. Así que, “¿Por qué un hongkonés tendría que querer ser chino?”, se pregunta el economista tailandés Chartchai ParasukTodo esto no tiene gran cosa que ver con una lucha política por la libertad y la democracia que nos acostumbran a presentar nuestros medios de comunicación. Es un claro asunto económico.

Callejón sin salida
Visto desde Pekín es imposible ceder a las confusas demandas “soberanistas” que se formulan desde las calles de Hong Kong, incluso si estas no fueran siempre ampliables y en continua evolución como para impedir todo acuerdo. Por si acaso, una minoría violenta y bien organizada cuyos métodos (bloqueo de aeropuerto, destrozos) serían inmediatamente criminalizados y ferozmente reprimidos en cualquier ciudad occidental, se encarga de radicalizar la situación. Si China cede en Hong Kong, detrás vendrá Xinjiang, el Tibet y Taiwán. Y una vez abierta la caja de Pandora podrían apuntarse también diversas provincias de la China continental y étnicamente han. Al fin y al cabo, la desmembración territorial es un escenario que China conoce desde varios siglos antes de Cristo… Es obvio que Pekín no va a admitirlo, pero ¿Cuál es el papel en todo esto de los gobiernos de Estados Unidos y Alemania, los que mandan en Euroatlántida?

El sueño de la desmembración territorial
La desmembración de China es el escenario con el que sueña Occidente para su rival estratégico, naturalmente en nombre de la “democracia y los derechos humanos”. Al respecto no hay el menor disimulo. En Munich se encuentra la sede de los separatistas uigures de Xinjiang, cuya ideología oscila entre un supremacismo racista túrquico y el integrismo islámico. Políticos alemanes, especialmente verdes y liberales, apoyan abiertamente al irredentismo tibetano, cuyos vínculos con la CIA se remontan a los años cincuenta. Escritores como Liao Yiwu, un excitado opositor que describe a China como “un montón de basura en expansión” y clama por su “desmembración en bien de la humanidad”, han recibido el “premio de la paz” del gremio de los libreros alemanes (2012). La plana mayor de la oposición hongkonesa más radical, que ahora pide a Donald Trump que les libere, ha sido recibida en los salones de Washington por personajes como el vicepresidente Mike Pence, el Secretario de Estado Mike Pompeo o el demente y recién cesado consejero de seguridad nacional, John Bolton. En Berlín, el ministro de exteriores ha recibido al joven Joshua Wong, otro dirigente de las protestas con quien, según sus declaraciones, se habló de preparar una base para futuros exiliados de Hong Kong en Alemania. Wong se hizo un nombre ya en las protestas de los paraguas de 2014, cuando tenía 17 años, y ya mantenía contactos regulares con el consulado de Estados Unidos allá. Desde entonces ha sido recibido por dinosaurios belicistas como el senador Marco Rubio, uno de los promotores de la fallida intentona golpista en Venezuela, y apadrinado por las ong´s del entorno de la CIA entusiasmadas por su reivindicación desmembracionista de un referéndum para que Hong Kong salga de China. Rubio presentó la candidatura de Wong al Premio Nóbel de la Paz. Desde la época de Obama el Congreso de Estados Unidos prepara una “Hong Kong Human Rights and Democracy Act” para dar ambiente al actual conflicto con las correspondientes sanciones. En Berlín, el diario ultra-atlantista Bild reunió hace unos días a una muestra de sus héroes para una foto de grupo: el ucraniano Vitali Klichkó, el sirio Raed al-Saleh, jefe de los “cascos blancos”, y el millonario ruso exiliado Mijail Jodorkovski. ¿Cuál es la lógica de fondo de estos inequívocos mensajes?

Hegemónicos y emergentes
Hoy en día en este mundo incierto solo hay dos planes generales de ordenamiento: el belicista de Occidente liderado por Washington basado en el intervencionismo, los cambios de régimen y el control de recursos por la vía militar, es decir un escenario de caos hegemónico, y el integrador que representa el plan chino de “nuevas rutas de la seda” conocido como “Belt and Road Initiative” que por muchas y legítimas dudas que suscite no parece incompatible con un orden multipolar basado en el consenso entre los diversos centros de poder y actores del mundo. Este esquema general puede sonar simple, pero es lo que tenemos encima de la mesa. No hay otra cosa.

Las protestas de Hong Kong representan una oportunidad dorada para que el proyecto del caos aseste un golpe en el bajo vientre al proyecto integrador. Naturalmente en nombre de la “democracia y los derechos humanos”, como en Siria, Irak, Libia, Afganistán y demás. En 2014 la combinación de la bajada de los precios del petróleo movilizando a los amigos del Golfo y de las sanciones que siguieron a la operación de cambio de régimen en Ucrania, intentaron frenar la recuperación de Rusia. Vistas desde esa perspectiva general, las concretas ansias democráticas y anticorrupción del movimiento nacional ucraniano en la Plaza Maidán de Kiev fueron una insignificante nota a pie de página de gran valor instrumental. Hoy pasa algo parecido con la calle de Hong Kong: de lo que se trata es de forzar a Pekín a escenificar un Tiananmen.2, una represión que permita incrementar la demonización de China, explica el periodista brasileño Pepe Escobar. “La inevitable consecuencia sería que Occidente y amplios sectores del Sur Global boicoteasen las Nuevas Rutas de la Seda –Belt and Road Initiative – una compleja estrategia con diversos estratos de integración económica que se está ampliando mucho más allá de Eurasia”, dice.

En 2014, las autoridades rusas respondieron apoyando la oposición del Este de Ucrania y anexionándose Crimea, medidas que amortiguaron su derrota y les permitieron salvar la cara y una consolidación por lo menos temporal del delicado prestigio interno de su orden autocrático. Por aquello Moscú aún está pagando el precio de dolorosas sanciones económicas y más militarización junto a sus fronteras. En Pekín ahora deberán ir con mucho tiento para no propiciar una derrota propagandística que les persiga otros 30 años como ocurrió con Tiananmen lastrando su proyección mundial y justificando nuevas sanciones.

El movimiento de Hong Kong es un Maidán contra China. Al igual que en Kiev hace cinco años, por más que el motor sea local, los padrinos y promotores de este movimiento de la “sociedad civil” están en Washington y Berlín. Allí no quieren diálogo. Ni les interesa lo más mínimo la problemática social de Hong Kong. Buscan escenas violentas para su aparato de propaganda y muertos para llevar la situación a un extremo que arroje el resultado buscado: el desprestigio y ulterior demonización de China y de su proyección mundial en beneficio del proyecto del caos hegemónico.

Estamos ante un típico pulso de la dialéctica de los imperios combatientes. La crisis de lo que queda de Hong Kong está siendo instrumentalizada hacia un callejón sin salida. Los chinos van a tener que aplicarse a fondo para no perder esta batalla que por otro lado revela bien a las claras su vulnerabilidad ante la guerra híbrida del adversario.

(Publicado en Ctxt)

viernes, 20 de septiembre de 2019

La crisis que viene. Juan Torres López

Nueva Tribuna

La mala costura de la anterior crisis dejó a la economía mundial 'tocada' y con una recuperación más aparente que real. En 2020 o 2021, pero se da por hecho que la sufriremos de nuevo

Desde hace unos meses hay una convicción generalizada entre los expertos sobre la proximidad de otra crisis (un cambio en la senda actual de crecimiento económico seguido de inestabilidad) y quizá de una nueva fase de recesión económica (crecimiento negativo durante más de dos trimestres consecutivos) que conduzca a otra etapa posterior de nuevas dificultades.



Las diferencias de opinión tienen que ver sobre la fecha en que comenzará a producirse -en 2020 o 2021- pero se da por hecho que vamos a sufrirla, de modo que es muy conveniente estar al tanto y tratar de adelantarse a lo que ya parece inevitable.

A mi juicio, hay algunas señales que indican claramente que la crisis está muy cerca y algunas razones de peso que llevan a pensar que va a ser inevitable y de relevancia, aunque de naturaleza diferente a la que vivimos a partir de 2007-2008. Las comento brevemente a continuación.

Las señales
La economía de China crece al ritmo más bajo de los últimos 30 años. Alemania sólo se ha salvado de entrar formalmente en recesión por unas décimas. La de Estados Unidos lleva el periodo más largo de crecimiento positivo de toda su historia pero, precisamente por ello, cabe esperar que se encuentra a las puertas de un frenazo inmediato. Algo que ya anticipan muchos indicadores. El de actividad de la industria química, por ejemplo, está empeorando y eso significa que lo hace toda la economía estadounidense, puesto que los productos químicos se utilizan en todos los sectores. Por otro lado, la rentabilidad de los bonos a un año ha comenzado a superar a la del bono a 10 años, y sabemos que cada vez que eso ha ocurrido se ha producido una recesión en Estados Unidos entre 9 y 25 meses después.

Si tenemos en cuenta que esas tres economías representan alrededor el 55% del PIB mundial y que también están en una situación muy parecida otras de las más grandes, como la de Japón o Italia, las de países de menor peso económico pero relevantes (como Argentina, Irán, Venezuela, Singapur, Brasil, México...) o, por otras razones, la de Gran Bretaña... parece claro que la desaceleración de la actividad económica en todo el mundo es un hecho indiscutible.

Las causas de la crisis
Constatar que la economía mundial se desacelera es importante pero lo que realmente puede darnos una idea precisa de lo que se nos viene encima son las causas que han provocado la situación en la que estamos y las que hacen que la llegada de una nueva crisis sea ya inevitable a estas alturas. En mi opinión, los más importantes son las siguientes.

En primer lugar, que no se resolvió adecuadamente la anterior, provocada por los bancos y los grandes fondos de inversión al corromper el sistema financiero de todo el planeta. La mala costura dejó a la economía mundial "tocada" y registrando una recuperación que en realidad ha sido más aparente que real. En particular, el incremento de la desigualdad y la deuda ha debilitado la demanda de consumo y la de inversión y eso hace que la inmensa mayoría de las empresas, las que no tienen poder de mercado, tengan más difícil obtener beneficios generando la producción y el empleo que son la base de la estabilidad económica.

La mala costura de la anterior crisis dejó a la economía mundial 'tocada' y registrando una recuperación que ha sido más aparente que real

En segundo lugar, que las políticas de estímulo que hasta ahora han venido aplicando los gobiernos o los bancos centrales, según los casos, han sido insuficientes y ahora, además, están empezando a ser insostenibles. Por un lado, porque la deuda, tanto pública como corporativa, está alcanzando niveles cada día más alarmantes. Y, por otro, porque con los tipos de interés prácticamente a cero o incluso negativos, es muy difícil poder utilizarlos con bajadas significativas para impulsar la actividad. En cuanto el gasto y la financiación se han ido desinflado un poco, las economías se han desacelerado y si desaparecieran la situación se pondría todavía más fea.

En tercer lugar, los conflictos comerciales (China-Estados Unidos o Europa-Mercosur, entre otros) y el proteccionismo reaccionario de Trump que está produciendo efectos muy negativos, no sólo sobre las importaciones y exportaciones entre las superpotencias sino también sobre las de otros muchos países. Como no parece que la tensión se vaya a resolver a corto plazo, el daño irá a más. Sobre todo, si Trump intensifica el conflicto para usarlo como arma electoralista dando pie a que se extienda a los mercados de divisas. En ese caso, sus efectos serían mucho más potentes, generalizados y dañinos.

En cuarto lugar, hay que tener en cuenta que los sistemas financieros de todo el mundo apenas si se han reformado después de la crisis de 2008 y que siguen en situación de gran fragilidad. Eso hace que su contribución para mejorar las cosas, proporcionando la financiación y apoyo necesarios, esté siendo más escasa justamente a medida que la situación se va complicando.

En quinto lugar, estamos viviendo tensiones geopolíticas que producen gran riesgo e incertidumbre porque pueden derivar inmediatamente en gravísimos problemas económicos y energéticos, algunos globales, si estallan: Brexit, Irán, Venezuela, Turquía...

Finalmente, pero no por ser la última menos importante sino quizá todo lo contrario, resulta que las bolsas de todo el mundo están al borde de un colapso cuyos efectos serían demoledores para muchas grandes empresas y para el sector financiero. Y todas las señales apuntan a que eso es lo que se va a producir sin remedio como consecuencia, entre otros factores, de la sobrecapitalización de las más grandes empresas del mundo (que vienen utilizando sus beneficios para realizar compras multimillonarias de sus propias acciones); de la especulación a gran escala y a toda velocidad que domina los mercados; y de la gran inestabilidad que lleva consigo la incertidumbre y el riesgo que provocan la coincidencia de todos los factores anteriores que acabo de señalar.

Una crisis distinta a la de 2008
Cuando se oye decir que se aproxima ahora una nueva crisis es lógico que todo el mundo mire hacia atrás y recuerde la de 2007-2008 para preguntarse si será lo mismo. Pero será diferente.

Como se sabe, la anterior tuvo su origen en el sistema financiero que es quien proporciona la financiación al resto de la economía. Y la financiación es como la sangre de un animal o la savia de una planta, lo que significa que si se bloquea, si se contamina o se corrompe, destruye a todo lo que vive de ellas. Cuando eso ocurre, como ocurrió cuando los bancos de todo el mundo se dedicaron a producir productos e inversiones financieros que eran pura basura, se da lugar a una crisis que, precisamente por esa razón, se dice que es sistémica: porque casi nadie se puede salvar de ella y porque afecta a todas las economías prácticamente sin excepción.

La crisis que viene ahora no será de este tipo. El estado del sistema financiero mundial sigue siendo muy frágil, como acabo de señalar y por razones que no tengo espacio para comentar aquí, y eso puede dar lugar a que explosione en cualquier momento. Pero no parece que eso sea lo que vaya a ocurrir en los próximos meses. O, mejor dicho, me parece mucho más probable que las explosiones se produzcan primero en otros ámbitos del sistema económico.

La nueva crisis no tiene su origen en el sistema financiero sino en el mercado de bienes y servicios. Pero tampoco vendrá producida sólo por la escasez de demanda que viene dándose desde hace años como consecuencia de la caída de los salarios en todo el mundo (y que en condiciones normales se puede resolver inyectando gasto desde el Estado o medios de pago desde el banco central). En esta ocasión, la crisis es principalmente de oferta real y tiene que ver con dos factores que ya se han destapado y con uno que aparecerá a posteriori.

Los dos primeros son, por un lado, la guerra comercial que he mencionado y sus casi seguras consecuencias sobre los mercados de divisas; y, por otro, la lucha para lograr mejores posiciones en la próxima revolución tecnológica ligada a la robótica, la inteligencia artificial o los nuevos tipos de comunicaciones. El tercero tiene que ver con los problemas que una crisis así termina siempre generando sobre las fuentes de energía y que ahora se verán agravados al encontrarnos en medio de un cambio climático de excepcional envergadura.

Los peligros que trae la crisis
La ventaja de una crisis de este tipo respecto a una financiera es que no suele ser sistémica y que, por tanto, es posible que algunas economías, sectores o empresas escapen de ella. Pero tiene otros peligros tanto o más letales.

El primero, que afecta en primer lugar y de lleno a la vida de las empresas, es decir, a las organizaciones que crean los bienes y servicios que necesitamos, las que generan los ingresos salariales con los que vive la mayoría de la gente y las que en teoría deben invertir para mejorar nuestra calidad de vida y la marcha de la economía.

El segundo peligro es que una crisis como la que viene no se puede resolver simplemente haciendo "transfusiones" de dinero desde los bancos centrales (como hizo, por ejemplo, la Reserva Federal de Estados Unidos cuando en sólo seis meses de 2008 creó más dinero para inyectar a los bancos comerciales del que había creado desde 1945). Ni tampoco aumentado el gasto público, porque la deuda ya es muy elevada en la inmensa mayoría de las economías, además de que los problemas de la oferta empresarial -como acabo de señalar- no consisten sólo en que no tengan demanda suficiente.

El tercer peligro que conlleva una crisis como la que viene es que producirá caída de la producción y el empleo y, al mismo tiempo, aumento de precios, de modo que serán necesarias políticas de control justamente contrarias a las que habría que adoptar para reactivar la vida empresarial y la demanda.

El cuarto peligro es que, si la crisis que viene va acompañada, como yo creo que va a ocurrir, de un desorden grave en los mercados de capitales y en las bolsas, lo que sucederá es que un buen número de las mayores empresas del planeta tendrán dificultades que les van a obligar a modificar sus estrategias de todo tipo, produciendo así un incremento generalizado del desorden y de la inestabilidad y, como resultado, nuevos problemas financieros como consecuencia de la falta de liquidez en todos los mercados.

La crisis que viene es de nueva ola: no se le podrá hacer frente con los instrumentos convencionales de la política económica, ni la política monetaria ni la fiscal tradicionales nos van a servir

El quinto peligro que a mi juicio acompaña a la crisis que se aproxima es que no se le va a poder hacer frente recurriendo solamente a los instrumentos convencionales de la política económica. Es de nueva ola. Ni la política monetaria ni la fiscal tradicionales nos van a servir; mantener las actuales pautas de distribución que aumentan la desigualdad dificultará cada vez más que se recupere la oferta de las empresas; seguir dando completa libertad a los grandes operadores que acaban con la competencia en los mercados y los controlan a su antojo para primar la especulación y el despilfarro de recursos producirá ineficiencia e inestabilidad crecientes; no actuar radicalmente sobre el cambio climático y sobre el deterioro ambiental traerá subidas de precios y escasez; y aceptar que la economía de nuestra planeta no tenga más gobierno que el de los intereses minoritarios de los más poderosos en un contexto político de democracias cada vez más debilitadas y vacías de contenido, nos puede sumir en un auténtico caos.

Nos encontramos, en resumen, a las puertas de una crisis que no va a ser sistémica y quizá ni siquiera global, sino que va a manifestarse en detonaciones sucesivas, en diferentes lugares y con magnitud muy diversa, de oferta en el mercado de servicios y que no responderá a las terapias convencionales.

Recurrir a los envejecidos paradigmas de conocimiento dominantes para diagnosticarla y aplicarle las medidas políticas de siempre mitigará alguno de sus efectos, pero seguirá dejando abiertas de par en par las ventanas por donde se colarán las siguientes y más peligrosas crisis del siglo XXI, la financiera, la de la deuda, la ambiental y la social. Sobre cómo desarrollar y aplicar un nuevo tipo de análisis y respuestas hablaremos otro día, aunque lo que acabo de señalar creo que da pistas sobre ello.

Fuente:

https://www.nuevatribuna.es/opinion/juan-torres-lopez/h/20190915115930166195.html

jueves, 19 de septiembre de 2019

MATERIALES SOSTENIBLES. El bambú no es solo comida para osos panda. Es la hierba contra la pobreza y la crisis climática en la que nadie piensa (salvo China). Crece rápido, es barata, resistente, absorbe dióxido de carbono, y se puede usar para casi todo.

ZIGOR ALDAMA
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Shanghái 14 SEP 2019 -

El bambú es mucho más que comida para osos panda. De hecho, Borja De la Peña considera que puede ser un arma muy efectiva para combatir tanto la crisis climática que sufre el planeta como la pobreza que afecta a gran parte de su población. “Hay 1.642 especies catalogadas, crece en casi todo el mundo, y, aunque puede alcanzar 35 metros de altura y un diámetro de 30 centímetros, es una hierba. No un árbol. Eso quiere decir que, si lo cortas, vuelve a crecer muy rápido. En algunos casos, incluso hasta 91 centímetros al día. Y sus usos son muy variados: se puede convertir en material de construcción o en textil, y también en sistema para tratar aguas residuales o controlar la erosión del territorio”, explica De la Peña.

Este barcelonés sabe de qué habla, porque es responsable de las políticas globales de la Organización Internacional para el Bambú y el Ratán (INBAR), una institución que agrupa a 45 países y que “promueve el uso del bambú para el desarrollo ambientalmente sostenible y el crecimiento verde”. En su plan estratégico 2015-2030 se ha propuesto popularizarlo en todo tipo de ámbitos: puede ser material para andamios, sustituto del plástico en cubertería de un solo uso, papel o tela, e incluso carbón vegetal. Además, como observadora permanente de las Naciones Unidas, la OIBR está alineada con siete de los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), entre los que destacan "erradicar la pobreza" (ODS número 1), "proporcionar acceso a una vivienda adecuada y sostenible" (ODS 11), o "proteger y restaurar los ecosistemas terrestres" (ODS 15).

“El bambú no solo no emite CO2, sino que lo absorbe. Concretamente, se estima que entre 200 y 400 toneladas por hectárea. También ayuda a la recuperación de tierras degradadas por actividades como la minería o la industria. Una plantación madura en solo cuatro o cinco años, de forma que resulta muy efectiva”, apunta De la Peña. “Por eso, nosotros proponemos el bambú no como la panacea, sino como uno de los elementos que tenemos a nuestro alcance para combatir el cambio climático y alcanzar los objetivos fijados en la Cumbre del Clima de París”, apostilla.

El problema, reconoce De la Peña, es que “la mayoría de los países desconoce cuál es el potencial este material, que está olvidado. Nosotros abogamos para que se incluya en los sistemas agroforestales, y en los planes de mitigación del cambio climático”.

Otro de los principales escollos está en que muy pocos países tienen normativas que regulen su uso. Por eso, una de las principales labores del INBAR es trabajar en la estandarización y certificación del material para diferentes fines. “Existen normativas para la madera, pero el bambú es una planta herbácea y hay mucha confusión sobre la clasificación a la que pertenece. Algunos se preocupan por el peligro de que arda, pero lo cierto es que resulta muy ignífugo y es fácil de tratar para que no se queme. En algunos países latinoamericanos ha comenzado a utilizarse en construcción después del terremoto de Ecuador”, subraya De la Peña.

Esas viviendas de bambú no solo son muy resistentes a los seísmos, también son económicas de construir. Por eso, se han puesto en marcha proyectos como Bambú Social, que ha diseñado viviendas sociales para Nicaragua. En España, arquitectos de la talla de Alejandro Zaera también han utilizado el material en viviendas de protección oficial en localidades como Carabanchel. Y de bambú diseñó el arquitecto español la fachada del pabellón con el que Madrid se lució en el espacio de Mejores Prácticas Urbanas de la Exposición Universal de 2010, en Shanghái. “Es necesaria la intervención de los gobiernos, para que obliguen a los constructores a que la eficiencia energética y la sostenibilidad no sean extras, sino que estén recogidas en los estándares de construcción”, explicó Zaera en aquella ocasión.

Si hay un país que sabe sacar todo el partido que ofrece el bambú, ese es China. De los 70.000 millones de dólares que mueve la producción de este material en el mundo, 35.000 millones cambian de manos en el gigante asiático, en cuya capital, Pekín, se ubica la sede del OIBR. Ocho millones de chinos están empleados en este sector, el Gobierno se ha propuesto que para el año que viene sean 10 millones, y la prensa oficial incluso asegura que el bambú es un símbolo de los valores tradicionales chinos, “reflejo del alma y de las emociones de la población”. En el territorio de la segunda potencia mundial crecen 400 especies de esta hierba, y hace ya 7.000 años que los chinos la utilizan.

De bambú son barcas, sillas, esterillas, instrumentos musicales, jarrones, toallas, servilletas, e incluso almohadas que tienen muy buena acogida entre la población de más edad. En ciudades como Hong Kong, sorprende que incluso rascacielos de tamaño superlativo se construyen o remozan con infinitos andamios de bambú, cuya flexibilidad les proporciona una mayor resistencia a los tifones que la de sus hermanos metálicos. Y sí, los osos panda se nutren de bambú, pero también lo hacen los propios chinos. Sus brotes son una delicia culinaria.

De la Peña no se ha propuesto introducir esos últimos en la dieta mediterránea, pero sí que empresas como IKEA se comprometan a fabricar más muebles de bambú. Y que gobiernos de los países desarrollados —Canadá es el único de renta alta que pertenece al OIBR— regulen su uso para que pueda extenderse. Y también que el público general aprenda sobre sus usos, razón por la que está trabajando para lograr que se asigne un Día Internacional del Bambú. De forma paralela, la INBAR celebrará el próximo 1 de octubre el Simposio Ibérico del Bambú en el Instituto de Ciencias de la Construcción Eduardo Torroja de Madrid.

Poco a poco, De la Peña va celebrando algunos triunfos. Se siente entusiasmado cuando ve pajitas de bambú en una importante franquicia internacional de cafeterías, “porque las grandes cadenas son las que tienen que dar el paso de generalizarlas en sus establecimientos”, y agradece que políticos como el ministro de Asuntos Exteriores, Josep Borrell, se interesen por las iniciativas de la organización, “porque son ellos quienes pueden darles un espaldarazo”.

“El bambú crece sobre todo en países del sur global, pero no debe considerarse un material de pobres”, enfatiza De la Peña. “Sus peculiares características le otorgan múltiples usos. Por ejemplo, en la Universidad de Lisboa me explicaron que en el nuevo paradigma de la conservación de los recursos acuíferos en Europa, y de su biodiversidad, el bambú va a desempeñar un gran papel como herramienta tecnológica natural reciclando nutrientes y capturando moléculas contaminantes en aguas residuales, en tanto que se reciclan esas aguas y se convierten en materiales para construcción sostenible”, añade.

Diseñadoras como Mónica Muriel, fundadora de Zurita en Shanghái, también convierte al bambú en algo de moda al utilizarlo en prendas de lo que se conoce como lujo asequible. “Nosotras seguimos la clasificación que hace The Reformation sobre la sostenibilidad de los tejidos, donde se califica con una A los más ecológicos y con una E los más dañinos para el medioambiente. En nuestra empresa nos hemos propuesto que el 50% de los que utilizamos pertenezcan a las categorías A y B, y que el 75% sean A, B, y C. El bambú (Lyocell) está clasificado como A, transpira, es suave, es cómodo, y se puede lavar en lavadora. Además, crece de forma local en China, no requiere fertilizantes, apenas consume agua, y no hay que cortarlo de raíz. Todo eso está relacionado con la sostenibilidad de la ropa y reduce la huella ecológica del tejido”, explica Muriel. Ahora solo falta que, como indica De la Peña, el bambú no sea un elemento meramente decorativo y “salte a la agenda política global”.

Fuente:
https://elpais.com/elpais/2019/09/11/planeta_futuro/1568199403_231153.html

El bambú y sus múltiples posibilidades sostenibles

Las casas hechas con bambú quieren echar raíces en España


miércoles, 18 de septiembre de 2019

_- El apartheid siempre ha sido el plan

_- Kenn Orphan
Counterpunch

Traducido del inglés para Rebelión por J. M.


La entrada norte al complejo de montañas Cheyenne en Colorado, Dominio público

¿Qué hacen los capitalistas ricos en respuesta a la siempre presente amenaza de aniquilación nuclear o de una biosfera que se tambalea al borde del colapso? Construyen enormes búnkeres fortificados en las profundidades subterráneas, por supuesto. Aquí pueden vivir como los descendientes de los mamíferos que sobrevivieron a la extinción de los dinosaurios en el Cretácico tardío y el Paleoceno temprano hace unos 65 a 100 millones de años. Los extinguidos necrolestes patagonensis, cuyo significado sorprendentemente apropiado para esta comparación es "ladrones de tumbas", son los descendientes del cronopio que escapó por poco del destino de los dinosaurios al excavar profundamente la tierra.

Pero estos mamíferos modernos aparentemente vivirán en un lujo mucho mayor que sus peludos predecesores cuando el planeta sufra el próximo evento cataclísmico. Varios de estos, que pronto serán habitantes del suntuoso inframundo se exhiben en un artículo reciente de Julie Turkewitz en el New York Times titulado "Un momento de auge para el negocio de los búnkeres y los capitalistas del fin del mundo". Y sus guaridas, con todo el buen gusto, están adornadas con las últimas comodidades tecnológicas y de confort como salas de cine, piscinas y salas de yoga. ¿Cómo se sentiría hacer un estiramiento de hatha debajo de un mundo muerto?

Este tipo de noticias a menudo parecen una broma de nuestra situación colectiva. Después de todo, la mayoría de nosotros entendemos que la riqueza no genera inteligencia o un sentido de decencia. Pero la crisis existencial que todos enfrentamos no es divertida. El cambio climático indujo el colapso ecológico y la amenaza siempre presente de la devastación nuclear o incluso la aniquilación son cada vez más grandes. La última cuestión surgió recientemente tras un desastroso accidente en la Federación de Rusia que involucró una prueba de misiles con combustible nuclear. Varios científicos fueron asesinados, muchos otros sufrieron envenenamiento por radiación y un área entera ha sido cerrada debido a la contaminación. Este evento, exacerbado por el amenazado abandono del Tratado de Prohibición de Pruebas Nucleares por parte de la Administración de Trump, ha avivado los temores de una carrera armamentista renovada y envalentonada.

Pero son la contaminación y el cambio climático y su concomitante degradación de los ecosistemas del mundo lo que representa la mayor amenaza porque son cuestiones de múltiples capas que involucran a las empresas transnacionales, el sector financiero global, los gobiernos y el complejo industrial militar. Y se están desarrollando de una manera que a menudo se pasa por alto. Este es un problema que se traduce aterradoramente en sistemas existentes de disparidad de clase, poder y riqueza. Un informe reciente de Philip Alston, relator especial de la ONU sobre pobreza y derechos humanos, subrayó estas desigualdades. Advirtió:

“Nos arriesgamos a un escenario de 'apartheid climático' en el que los ricos pagan para escapar del sobrecalentamiento, el hambre y los conflictos, mientras el resto del mundo sufre. El riesgo de descontento de la comunidad, de una creciente desigualdad y de niveles de privación aún mayores entre algunos grupos, probablemente estimulará respuestas nacionalistas, xenófobas, racistas y de otro tipo. Mantener un enfoque equilibrado de los derechos civiles y políticos será extremadamente complejo".

Pero no seamos tontos aquí. El apartheid siempre ha sido el plan. Vivienda separada, educación separada, infraestructura separada, justicia separada, ambiente separado. Y cuando se trata de la catástrofe climática en curso, podemos ver cómo se desarrolla esto en una variedad de lugares. En los EE.UU., Australia y en Europa, los ricos reconstruyen fácilmente sus mansiones dañadas o destruidas cuando quedan en cenizas por los incendios forestales o quedan anegadas por inundaciones. En la India los millonarios y sus familias pueden escapar del calor sofocante en edificios altos con aire acondicionado y en fincas palaciegas y extensas. Y en lugares como Indonesia, los ricos simplemente mueven una ciudad entera. Mientras la capital, Yakarta, se hunde en el lodo debajo de un mar en ascenso, la élite planea mudarse a una nueva en Borneo.

Yakarta es, en muchos sentidos, un ejemplo de manual de un sistema floreciente de apartheid económico con la gran mayoría de sus habitantes viviendo por debajo del nivel del índice de pobreza global. Sería extremadamente ingenuo creer que la clase dominante indonesia, que está sumida en la corrupción, ideologías religiosas y políticas reaccionarias, discriminación de castas y un fascismo nacido de décadas de brutalidad respaldada por Estados Unidos, trasladaría a sus pobres a la nueva ciudad. No, probablemente serán los primeros abandonados.

Y la nueva ubicación no es una "tierra sin pueblo" como suele decir el mito colonial. Borneo es el hogar de los indígenas dayak, con muchas comunidades e idiomas diversos. Ver cómo el país ha colonizado y maltratado a los papúes indígenas durante décadas deja pocas esperanzas de cómo tratará a los dayak nativos. La isla también tiene algunas de las últimas extensiones de bosque tropical intacto en un país con una historia ambiental extremadamente pobre. Los orangutanes y los osos malayos en peligro crítico se aferran a una existencia precaria aquí gracias a la minería y la deforestación masiva del aceite de palma. Según algunos informes, a los orangutanes solo les quedan 10 años.

Sin duda, los bosques restantes serán talados, su madera será vendida a los Estados Unidos, la UE, Australia y China y la tierra será desarrollada por y para las élites. Los centros comerciales, campos de golf y complejos de viviendas exclusivos serán acordonados del resto de los habitantes de la isla con sistemas de vigilancia y seguridad elaborados que los protegen. La contaminación, que ha plagado a Yakarta gracias a las industrias no reguladas y la falta de infraestructura, ahora contaminará un nuevo lugar en el corazón de la selva tropical de Borneo.

Pero Indonesia no existe en el vacío. Pertenece al "sur global", esa zona de sacrificio designada por la élite de las naciones mucho más ricas. La élite que usa el Banco Mundial y otras agencias de control para mantener un sistema de riqueza y poder concentrados profundamente feudal mientras publicita una campaña verde para paliar nuestra crisis ambiental; se reúnen en salas de juntas o en el campo de prácticas, van a los mismos eventos para recaudar fondos, bodas y cenas y viven en casas elegantes en Londres, Nueva York, París, Tokio, Singapur o Zúrich. Y en menor medida Hong Kong, Tel Aviv, Sao Paulo, Moscú, Riad, Taipei o Pekín. La élite que se encuentra en Biarritz y que arroja migajas a sus peones menores que hacen su voluntad de saquear los recursos de su nación y mantener a raya la disidencia. Que calma su conciencia moribundas arrojando fondos miserables a los problemas mundiales y las calamidades. Estas élites se lanzan a donde quieran en esta esfera que se calienta rápidamente y está protegida por las ganancias mal obtenidas de su fortuna acumulada. En otras palabras: saqueo legalizado.

El acuerdo económico global no es más que crimen organizado. La imposición de la voluntad de los ricos sobre los pobres y las clases trabajadoras a través de la represión violenta. De hecho tienen el complejo industrial militar y el estado de vigilancia como su mayor arma contra las masas. Ejecutores de los "intereses del capital". Y en una era de angustia existencial constante, este apalancamiento se está convirtiendo en un buen negocio.

La quema de la selva amazónica o el derretimiento de las capas de hielo de Groenlandia presentan una oportunidad para la explotación de los recursos o para la mercantilización de la naturaleza misma, lavada de verde como "protegiendo la selva" privatizándola. Después de todo, las corporaciones y los militares depredan, ensucian o talan más bosques en todo el mundo que los granjeros o ganaderos individuales. Por lo tanto, cualquier Nuevo Acuerdo Verde, si no aborda el complejo industrial militar y su relación con la protección del capital, o no es examinado y escrito a fondo por los pobres, la clase trabajadora, los activistas ambientales y los pueblos indígenas, solo servirá para salvar al capitalismo, aunque sea por poco tiempo y para muy pocos, de las fauces de su propia avaricia insaciable. Será un esquema Ponzi de privatización diseñado por la corporación de los demonios neoliberales y estrategas de marketing que ayudaron a crear los problemas en primer lugar.

Sin duda, si se permite que este acuerdo persista, el apartheid es el futuro que tienen reservado para todos nosotros. En verdad siempre ha sido así. Un futuro militarizado y vigilado, lleno de caminos privados, muros de seguridad y comunidades cerradas. Donde reina el espectáculo y la jet set y las celebridades son elogiados sin cesar por sus medios corporativos. Donde los pueblos desplazados que huyen por sus vidas son demonizados y detenidos. Donde sus hijos son arrancados de sus brazos, enjaulados y se les niega el jabón o incluso un abrazo seguro por parte de oficiales con botas. Uno donde el derecho a la alimentación y al agua limpia se considera un privilegio. Donde los documentos controlan quién vive y quién muere. Donde a los trabajadores pobres se les niegan sus hogares ancestrales o se vuelven invisibles. Uno donde las especies en peligro de extinción se consideran prescindibles, donde los antiguos bosques son arrasados ​​y los ríos se utilizan como vertederos para la industria y el ejército. Este es el mundo que existe ahora en lugares en los que el norte global rara vez escucha o siquiera se toma un segundo para pensar.

La clase dominante mundial no tiene planes para abordar o mitigar nuestra crisis existencial sin el sostenimiento del saqueo capitalista. No ven ninguna opción fuera de la preservación de este acuerdo, ya sea a través de la distracción o la explotación del miedo, o por escapar de su enorme costo humano y ecológico por completo. El apartheid, separarse de nosotros, las "masas sucias e indecentes de la humanidad", siempre ha sido su forma, espíritu y plan. Con esto en mente, solo podemos esperar que nos hagan un favor a todos y se escabullan en uno de esos búnkeres de alto precio en el suelo un poco antes de lo planeado.

Kenn Orphan es artista, sociólogo, amante de la naturaleza, radical y activista cansado pero comprometido. Se le puede contactar en kennorphan.com

Fuente:
https://www.counterpunch.org/2019/09/04/apartheid-had-always-been-the-plan/

martes, 17 de septiembre de 2019

_- Feminismo & Transformación social. Yo soy feminista

_- Marisa del Campo Larramendi
Rebelión

Sobre la importancia y la significación social de ser feminista.

Los feminismos son uno de los pocos movimientos que actualmente ofrecen algo de resistencia a la incontenible ola reaccionaria que recorre el mundo. Con todos sus luces y sus sombras, las reivindicaciones y movilizaciones feministas “molestan” al poder realmente existente en su objetivo de vaciar de contenido democrático las instituciones de los ya de por sí devaluados sistemas parlamentarios burgueses en aras de alcanzar sus sueños de acumulación incesante e infinita de capital.

Pero no solo “molestan” a los poderosos, sino que determinados feminismos “perturban” con sus denuncias la conciencia de hombres y mujeres del común. Nada más atractivo para ese ser egoísta y conformista que todos llevamos dentro que los cantos de fraternidad o sororidad universal que entonan los coros y danzas del poder.

La unidad de la nación, bajo el palio de la soberanía del pueblo, como cortina que encubre la división real en clases; la unidad de los sexos, bajo la bandera de la igualdad, que oculta la auténtica estructura patriarcal de nuestras sociedad. Porque ahí está la bicha, no lo duden: la división en clases y la estructura patriarcal.

Los feminismos nos recuerdan a los hombres y a las mujeres que existe violencia de género aquí y ahora, en el piso de arriba, en la calle que vivimos, en la ciudad que habitamos. Violencia de género de baja intensidad en nuestras relaciones cotidianas; violencia de género de alta intensidad en el interminable rosario de asesinatos machistas.

Los feminismos nos recuerdan que son mujeres las que ocupan los lugares más inhóspitos de la escala social, que son mujeres la fuerza de trabajo más explotada por el sistema, que son mujeres y niñas la mayor parte del ominoso ejército de esclavos que aún subsiste en el mundo.

Los feminismos nos recuerdan que existe un techo de cristal para las mujeres; que los lugares de trabajo son espacios de acoso sexual sobre las mujeres; que en las calles, en las fiestas y en las noches ronda la perversión machista de creer que la mujer es objeto y propiedad del deseo incontenible del macho. Sí, esto y más cosas nos recuerdan los feminismos.

Y por eso molesta a los de arriba en su objetivo de acallar cualquier voz que se levante contra su poder; y por eso molesta a sectores de los de abajo en su deseo de que les dejen vivir tranquilos, de que no les perturben en su sueño de habitar el mejor de los mundos posibles, de que no les quiten esas micro ventajas que da la sociedad patriarcal incluso a los hombres pertenecientes a las clases sometidas. Sí, por eso el feminismo es atacado por tanto flautista de Hamelín, bella pluma del poder y corifeo del Leviatán.

Y siempre con los mismos “argumentos”: el rasgarse las vestiduras ante el irracional radicalismo feminazi; la vergonzosa insistencia en desconfiar de las víctimas; la hipócrita reivindicación de la presunción de inocencia del hipotético victimario; la hiperbólica denuncia de una supuesta guerra sin cuartel desatada contra el hombre; las angélicas llamadas a ser, antes que feministas, femeninas, personas, seres humanos fraternalmente unidos en la costilla de Adán; la abracadabrante teoría de la existencia de un poderosa conspiración compuesta por feminazis, maricones y bolleras dispuesta a hundir la moral de occidente, pervertir nuestros usos y costumbres e imponer una terrible dictadura de “lo políticamente correcto”; la reducción del carácter estructural del sometimiento de la mujer a casos extremos de individuos anómicos; la elevación de la anécdota a categoría, de la excepción a regla, por ejemplo si hay una denuncia falsa por maltrato se utiliza como “argumento” para negar la violencia sistémica contra las mujeres; la igualación de víctimas y victimarios, poniendo al mismo nivel el daño que sufren las mujeres con el acoso estructural en el trabajo y las penosas consecuencias que para un caso individual conlleva una acusación que resulte fraudulenta…

Sí, los feminismos tienen sus luces y sus sombras, poseen puntos en conflicto y desacuerdo – es por eso que no se debe de hablar de “feminismo” sino de “feminismos” pues existen diversas corrientes, algunas muy enfrentadas entre sí – Por ejemplo: la complicidad de algún feminismo con el liberalismo pseudo progresista y meritocrático, que olvida la discriminación hacia las mujeres de clase baja o de etnias marginadas; o la mitificación por otros feminismos de una supuesta naturaleza femenina que en buen parte reproduce conceptos patriarcales y es funcional al sistema; o el determinismo de algunas teorías feministas que pretenden encontrar la explicación de todo en una “estructura patriarcal” concebida de un modo mecanicista, como otrora el marxismo vulgar creyó encontrar la llave de la historia en el determinismo económico.

Sí, los feminismos han cometido y cometerán muchos errores… como toda praxis humana. Pero los feminismos tienen “la” razón, una razón poderosa, innegable, radical: vivimos en una sociedad patriarcal que somete a la mujer, que genera violencia contra la mujer, que impide su libre desenvolvimiento como ser humano. Y los feminismos tienen un objetivo profundamente ético, revolucionario y emancipador: acabar con ese estado de cosas. Por eso yo soy feminista.

lunes, 16 de septiembre de 2019

Más Séneca y menos ansiolíticos. Vanidad sin control, obsesión por la seguridad, aceleración tecnológica, ... ¿Qué tiene que decir el renovado interés editorial por el estoicismo sobre el mundo en el que vivimos?

JUAN ARNAU
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28 ABR 2018 -

Cultiva el espíritu porque obstáculos no faltarán. El consejo de Confucio podría haberlo firmado cualquiera de los filósofos estoicos. Una versión moderna de esta máxima se la debemos a Woody Allen: “Si quieres hacer reír a Dios, cuéntale tus planes”. Un poeta barcelonés la remató con un verso lapidario sobre el inexorable juicio del tiempo: “Que la vida iba en serio uno lo empieza a comprender más tarde”. Esos son, a grandes rasgos, los tres vértices del estoicismo antiguo, que parece resurgir en nuestros días. ¿Se trata de un espejismo? Las sociedades modernas se encuentran dominadas por la rentabilidad tecnocrática del selfie, la autoindulgencia (todo nos lo merecemos, sobre todo si hay desembolso) y el capricho. Se trata de fabricar un ego frágil e injustificadamente vanidoso. Una situación que supuestamente podría remediar una buena dosis de estoicismo. Dado que no podemos controlar lo que nos pasa y vivimos totalmente hacia afuera, atemorizados y estresados, dado que somos más circunstancia que nunca, quizá pueda ayudarnos esta antigua filosofía que inspiró a Marco Aurelio, un hombre que, dada su posición, conoció el estrés mejor que nadie.

Vista de la Sala de los Filósofos de los Museos Capitolinos de Roma. ALAMY STOCK PHOTO

Pero en ese desplazamiento, en esa búsqueda de inspiración en el pasado grecolatino, se corre el riego de confundir, y de hecho se hace, estoicismo con voluntarismo, tan vigente y puritano. La cultura del esfuerzo y la búsqueda del éxito dominan las sesiones de coaching, que es, según sus proponentes, el arte de ayudar a otras personas a cumplir sus objetivos o a “llenar el vacío entre lo que se es y lo que se desea ser”. No cabe mayor traición al legado estoico. El voluntarismo reseca el alma y uno de los fines del estoicismo es recrearla. Lo que llamamos “retos” o “metas” no son sino anteojeras que no permiten ver más que un único aspecto de la realidad y uno acaba estrellando el avión contra la montaña, como en el caso de Germanwings. Esas metas nos trabajan por dentro y parecen diseñadas para excluir la contemplación y la observación atenta y desinteresada. Frente a la tiranía de la meta, los estoicos pretendían desembarazarse de pasiones demasiado apremiantes y acaparadoras. De hecho, uno de sus signos distintivos fue considerar la poesía como medio legítimo de conocimiento. La lírica nos mantiene en una actitud abierta y nada sabe de metas y objetivos. La poesía era para los estoicos, sobre todo la de Homero, genuina paideia. Entender esto requiere ganar una libertad interior, no estar eternamente abducidos por el circo o las pantallas, una independencia moral, no la opinión general o el vocerío de Twitter, y trascender la dependencia de la persona respecto a su parte animal (en el supuesto de que el hombre es ese ser singular que, como decía Novalis, vive al mismo tiempo dentro y fuera de la naturaleza). Con ese “cuidado de sí”, que Marco Aurelio llamaba meditaciones, era posible lograr una autarquía ética que tendría una importancia decisiva en el pensamiento político griego.

No quedan muy lejos algunos ejemplos de estoicismo moderno. Wittgenstein cuenta que de joven experimentó esa sensación de que “nada podía ocurrirle”. Era un modo de decir que, ocurriera lo que le ocurriera (una bala perdida, un cáncer), sabría aprovechar la experiencia. Una actitud que le permitió asumir el puesto de vigía en medio del fuego cruzado durante la primera gran guerra. Algo parecido encontramos en Simone Weil, siempre arriesgándose, ya fuera en la fábrica de la Renault o en los hospitales de Londres, con la humildad como valor supremo, que hace que el ego no apague la llama de lo divino. Curiosamente, la actitud de estos dos grandes filósofos, en los que reviven los viejos ideales grecolatinos, contrasta con algunas obsesiones actuales. Desde el miedo al propio cuerpo, que requiere un examen continuado, hasta la obsesión por la seguridad (to feel safe, to feel at home). Como si un escáner o un refugio pudieran otorgar esa tranquilidad, como si hubiera que encerrarse para sentirse seguro. Mientras un mandatario reciente se preguntaba cuánto dinero necesitaba para sentirse seguro y, al no hallar la cifra, se consagró a amontonar capitales, Wittgenstein se exponía en la trinchera y Weil en la columna de Durruti.

Imaginen a Zuckerberg abrazando esta filosofía; pues bien, eso es lo que hizo el emperador Marco Aurelio

El estoicismo supone, como apuntó Zambrano, la recapitulación fundamental de la filosofía griega. En este sentido fue y es tanto un modo de vida como un modo de estar en el mundo. Zenón de Citio, natural de la colonia griega de Chipre, figura como fundador de la escuela. Tenían algo en común con los cínicos, sobre todo la vida frugal y el desprecio de los bienes mundanos, y reflexionaron sobre el destino y la relación entre naturaleza y espíritu. Hubo un estoicismo medio (platónico, pitagórico y escéptico), pero los que dieron fama a la escuela fueron sus representantes romanos: un emperador, un senador y un esclavo. Todos ellos surgieron, como ahora, al abrigo del Imperio. Aquel imperio era militar, el de hoy es tecnológico. Imaginen ustedes a Zuckerberg abrazando el estoicismo; pues bien, eso es lo que hizo el emperador Marco Aurelio. Séneca nació en la periferia del Imperio, en la colonia bética de Hispania, pero fue una figura fundamental de la política en Roma, senador con Calígula y tutor de Nerón. Epicteto había llegado a la ciudad siendo un esclavo. Cuando fue liberado fundó una escuela, y aunque, siguiendo el ejemplo de Sócrates, no escribió nada, sus discípulos se encargarían de transmitir su legado.

Moralistas y contemplativos, todos ellos defendieron la vida virtuosa, la imperturbabilidad y el desapasionamiento, sentimientos todos ellos muy poco rentables para una sociedad del entretenimiento. El estoicismo conquistó gran parte del mundo político-intelectual romano, pero, a diferencia del 15-M, no cristalizó en “partido”, sino que se decantó en norma de acción y su influencia alcanzaría a grandes filósofos como Plotino o Boecio. No entraremos a describir su refinada lógica, pero merece la pena recordar que la subordinaban a la ética. Al contrario de hoy, al menos en el mundo financiero, donde el algoritmo domina la moral. Destaca en ella su doctrina de los indemostrables, probablemente de origen indio. Concebían el alma como un encerado donde se graban las impresiones. De ellas surgen las certezas (si el alma acepta la impresión) y los interrogantes (si es incapaz de ubicarla). Para los estoicos, el mundo era, como para nosotros, sustancialmente corporal, pero su física no niega lo inmaterial. Concibe la naturaleza como un continuo dinámico, cohesionado por el pneuma, un aliento frío y cálido, compuesto de aire y fuego. Heredaron de Heráclito el fuego como principio activo y primordial, del que han surgido el resto de los elementos y al que regresarán. Como el humor o el llanto, el pneuma no se desplaza, sino que se “propaga”, contagiando alegría o enfermedad.

Nuestra obsesión por la seguridad contrasta con la actitud de estoicos modernos como Weil o Wittgenstein

Hoy no estaría de más poner en práctica algunos de sus principios. El imperativo ético de vivir conforme a la naturaleza, que nuestro planeta agradecería. El ejercicio constante de la virtud, o eudemonía, que permite el desprendimiento. Y, finalmente, lo que Nietzsche llamó el amor fati, la aceptación y querencia del propio destino, remedio eficaz para todo aquello que produce desasosiego. No puede decirse que estos principios proliferen en nuestros días. Si un viejo estoico pudiera asomarse a nuestro tiempo, vería, en las grandes desigualdades propiciadas por la economía financiera, un descuido de sí, un olvido de esa autonomía moral que evita que se desaten emociones como el miedo y la vanidad, que crean la codicia. Emociones contrarias a la razón del mundo que, en nuestro caso, es la razón del planeta.

https://elpais.com/cultura/2018/04/27/babelia/1524838978_764302.html?rel=lom

Los perdedores silenciosos de la recuperación económica

Carrión i Huguet Cuarto Poder

Hace unos días conocíamos datos que apuntan a una desaceleración del crecimiento de la economía en un contexto de turbulencias y guerra comercial entre las dos principales economías del mundo, Estados Unidos y China, y de salida del Reino Unido de la Unión Europea. Así pues, parece que a los trabajadores nos toca volver a preocuparnos por nuestros puestos de trabajo en el enésimo avatar al que nos somete el capitalismo, después de un periodo de bonanza generalizada.

Pero, ¿ha percibido usted esa bonanza? Las cifras macroeconómicas indican que la economía ha ido a mejor desde que tocamos fondo en 2012-2013 y que se han recuperado muchos de los indicadores, que han alcanzado o superado las cifras previas a la crisis. Quizás usted ha sido uno de esos afortunados que ha mejorado su situación, pero aunque ello no ocupe portadas en los medios de comunicación, no todo el mundo se ha recuperado del golpe. Nadie habla de los que se han quedado atrás, quizás porque supondría quebrantar el relato oficial de la economía con viento en popa, pero allí están, silenciosos, sufriendo todavía las consecuencias de una crisis que, a lo mejor, nunca se fue. Hay varios indicadores que nos permiten saber quiénes son esas personas, y en esta ocasión nos centraremos en los datos que nos proporciona la Encuesta anual de estructura salarial a través del INE para el periodo 2008-2016.

Efectivamente, si observamos dichos datos podemos afirmar que, en general, los asalariados españoles cobramos más ahora que antes de la crisis en términos absolutos. Así, el salario mediano bruto anual (es decir, aquel punto en el que se sitúan por debajo el 50% de salarios y por encima el otro 50%) pasó de 18.244,40 euros en 2008 a 19.432,62 euros en 2016, esto es, un incremento interanual acumulado del 6,4% (1.188,22 euros más al año). La recuperación, pues, habría llegado a los salarios. Sin embargo, si ahondamos en los datos y observamos su evolución en los distintos niveles salariales veremos que este incremento no ha sido, ni mucho menos, homogéneo.

Así, tras la crisis y varios años de recuperación económica, los datos muestran que el 10% de trabajadores con un salario bruto más bajo tuvieron un descenso salarial interanual acumulado del 9,1% entre 2008 y 2016, o lo que es lo mismo, pasaron de tener un salario de 8.903,52 euros a uno de 8.095,44 euros (808,08 euros menos al año). Aunque entre 2014 y 2016 este grupo de trabajadores tuvo un aumento salarial de casi 470 euros anuales, este incremento no fue suficiente para compensar las pérdidas que acumularon entre 2008 y 2014, que fueron de unos 1.277 euros. Así pues, durante el periodo 2008-2016 los salarios de estos trabajadores descendieron, como decíamos, un 9,1%; si a ello sumamos que durante el mismo periodo el crecimiento acumulado de la inflación fue del 7,6%, nos daremos cuenta de la magnitud del desastre que están sufriendo los trabajadores con salarios más bajos.

Pero las complicaciones no terminan aquí, no al menos para el resto de asalariados. Si observamos qué ha ocurrido en otros niveles salariales, podemos ver que el 25% de los trabajadores con salarios brutos más bajos han experimentado un crecimiento salarial interanual acumulado de solamente el 0,3% durante el periodo 2008-2016. Esto equivale a un incremento de 27,21 euros (de 13.342,53 a 13.369,74 euros anuales). Al mismo tiempo, y como ya habíamos indicado anteriormente, el salario bruto mediano creció un 6,4% durante el mismo periodo. Con todo ello podemos concluir que entre 2008 y 2016 la mitad de los trabajadores (es decir, los que tiene salarios por debajo de la mediana) tuvieron pérdidas en su poder adquisitivo (con las distintas intensidades que hemos observado), ya que la inflación acumulada (7,6%) fue superior a las ganancias o pérdidas que tuvieron sus respectivos salarios.

Pero, efectivamente, no todo el mundo ha perdido entre 2008 y 2016. Mientras el 10% de los trabajadores con salarios más bajos han visto como su salario descendía en 808,08 euros anuales, el 10% de trabajadores con salarios brutos más elevados han experimentado un incremento salarial de 3.297,09 euros anuales , ya que su salario ha pasado de 38.558,29 a 41.855,38 euros. Esto representa un aumento interanual acumulado del 8,3%, con lo que este 10% de trabajadores ha ganado poder adquisitivo a pesar de la crisis, a diferencia de la mitad de los trabajadores con salarios más bajos. Como último apunte cabe resaltar que este escenario de ganancias reales también ha sido experimentado por el 25% de trabajadores con mayores salarios brutos anuales, los cuales han visto como su salario crecía en 2.317,54 euros entre 2008 y 2016, con un aumento interanual acumulado del 8,4%.

Podemos ver, pues, que a pesar del discurso oficial la recuperación económica en términos salariales sólo ha existido y ha sido tangible para una parte, seguramente minoritaria, de la ciudadanía . Ello hace que sea todavía más preocupante imaginar el escenario que podría producirse a nivel social si los tambores de recesión que resuenan ahora acaban concretándose en el futuro, ya que lo más probable sería que la nueva contracción económica se cebara sobre la clase trabajadora en general y, más concretamente, sobre sus estratos más débiles. Ante este panorama se hace patente que sólo con un giro de 180º en las políticas económicas y laborales de los poderes públicos se conseguirá proteger a estos trabajadores. Medidas como por ejemplo el aumento de la productividad, el incremento del salario mínimo, la mejora en la redistribución de las plusvalías entre capital y trabajo, o la orientación de la economía hacia la competitividad en calidad y no en salarios se convierten en esenciales para garantizar el progreso del conjunto social y de la clase trabajadora en particular.

Fuente:
http://www.cuartopoder.es/economia/2019/09/08/los-perdedores-silenciosos-de-la-recuperacion-economica/