miércoles, 1 de noviembre de 2023

"Actualmente, el riesgo de una detonación nuclear por malas interpretaciones y malos cálculos es altísimo": Carlos Umaña, Premio Nobel de la Paz

Primer plano de Carlos Umaña

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Carlos Umaña, Premio Nobel de la Paz 2017 junto con la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares (ICAN, por sus siglas en inglés)

Aunque nació en un país sin poder militar, el médico costarricense Carlos Umaña sabe mucho armas nucleares que hay actualmente en el mundo. Y de los peligros, no solo de que sean usadas, sino de que sean activadas por accidente, error humano o hackeo.

De hecho, Umaña es uno de los grandes referentes en la lucha para eliminar los arsenales nucleares, un camino que para él pasa por estigmatizarlos y concientizar sobre el riesgo de la retórica actual.

"Jugar al más valiente con armas nucleares es algo increíblemente peligroso que nos tiene absolutamente a todo el mundo al borde de un precipicio", afirma.

Copresidente de la Asociación Internacional de Médicos para la Prevención de la Guerra Nuclear (que ganó el Premio Nobel de la Paz en1985), él mismo obtuvo ese galardón en 2017 junto a ICAN, la Campaña Internacional para la Abolición de las Armas Nucleares, a la que pertenece.

BBC Mundo habló con él en el contexto de su participación en el HAY Festival de Querétaro.

La invasión de Rusia a Ucrania ha reavivado los temores de una destrucción masiva, en un mundo cada vez más conectado y vulnerable. ¿Es la vez que más próximos hemos estado de una guerra nuclear?

Son varios los expertos que concuerdan con este análisis.

El hecho más famoso sería el Reloj del Apocalipsis del Boletín de Científicos Atómicos, que este año y debido a esta guerra está apuntando a menos 90 segundos de la medianoche, es decir, es el riesgo más alto de la historia.

Este es un reloj que mide el riesgo de una destrucción catastrófica en manos humanas y ha variado en la historia. Mientras más cerca de la medianoche, mayor el peligro.

En 1963, a consecuencia de la crisis de los misiles en Cuba, estuvo en menos 7 minutos. Luego en 1983 estuvo a menos 2 minutos, y al final de la Guerra Fría a menos 14 minutos.

Imagen del Reloj del Juicio Final

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El Reloj del Apocalipsis llegó este año al punto más cercano a la medianoche, la hora simbólica en el que la humanidad llega a su fin.

En un momento en el que la retórica y las amenazas de uso de armas nucleares por parte de Rusia han hecho saltar todas las alarmas... ¿Cree que los líderes son conscientes de las consecuencias que tendría un conflicto nuclear?
Son conscientes, pero a la vez hay un juego al que están habituados.

Las consecuencias serían sin duda devastadoras para el mundo.

Se habla, por ejemplo, de una sola detonación de un arma nuclear como algo táctico o estratégico, como si una bomba fuera algo pequeño, pero en realidad no hay armas nucleares pequeñas.

Si un arma nuclear táctica de unos 100 kilotones -que sería de una potencia de unas cinco o seis bombas de Hiroshima-, detonara en una gran ciudad, tendría el potencial de aniquilar de forma inmediata a cientos de miles de personas y de dejar heridas a muchísimas más.

Y cuando hablamos de heridas, estamos hablando del síndrome de radiación aguda, que es una descomposición de los órganos y los sistemas vitales, uno de los padecimientos más dolorosos por los que puede pasar cualquier ser vivo.

¿Y si ocurriera más de una detonación?
Si hablamos de una guerra nuclear a gran escala, además de los decenas de millones de muertos y heridos, también se generarían muchísimo hollín y escombros que subirían a la estratosfera y bloquearían la luz solar.

Ese bloqueo provocaría a su vez una oscuridad y un descenso drástico y súbito de la temperatura en un promedio de unos 25 °C.

Esto es lo que se denomina el invierno nuclear.

De esta manera, lo que hubiese sobrevivido a la devastación y la radiación tendría que hacer frente a este frío extremo y a esta ausencia de la luz solar.

¿Cuál es el riesgo de que esto pase?
Ese es el gran meollo aquí.

Actualmente el riesgo de malas interpretaciones y malos cálculos es altísimo.

Hemos visto que solamente en Estados Unidos ha habido ya más de 1.000 accidentes con arsenales nucleares y hemos estado en seis ocasiones, que se sepa públicamente, al borde de una guerra nuclear a gran escala, no en época de guerra, sino en época entre comillas de paz.

¿Qué ocurre? Que de las 12.500 ojivas que tienen los arsenales nucleares mundiales hay aproximadamente unas 2.000 que están en estado de alerta máxima, es decir, están listas para ser detonadas en un lapso de unos 6 a 15 minutos.

Estos sistemas responden a quien da la orden de detonarlos, y dependen de sistemas de alerta máxima, que son vulnerables a ciberataques, a errores técnicos, a errores humanos y han confundido cosas banales como una nube de tormenta, una tormenta solar, una banda de gansos o un globo meteorológico, con una amenaza nuclear.

Las personas que están detrás de estos sistemas tienen que interpretar estas falsas alarmas como verdaderas o como falsas.

Esto quiere decir que en un contexto de guerra, donde hay amenazas nucleares explícitas, y donde se han cruzado ya varias líneas rojas, el riesgo de que se dé un mal cálculo o una mala interpretación es bastante más alto.

Entonces, ¿la guerra nuclear más probable no es una intencional, sino una accidental?
Sí, hay un componente accidental definitivamente bastante fuerte aquí y también tenemos que considerar otra cosa.

Cuando la gente habla de que la guerra nuclear es algo poco probable, porque ningún líder estaría tan loco, tenemos que tener en cuenta que estamos ante personas emocionales y todas las personas piensan de forma distinta cuando están ante una crisis.

De hecho, los simulacros que se han hecho con los tomadores de decisiones en estos entornos al final escalan la guerra, porque es lo que hay que hacer, porque es lo que manda el protocolo, es decir, si me atacan con armas nucleares, tengo que devolver el ataque con armas nucleares, y así sucesivamente.

Es la destrucción mutua asegurada. Es mejor que se destruya todo a que solo me destruyan a mí.

Ese es el pensamiento actual de los líderes y en el contexto de un accidente es muy peligroso.

Desfile militar en Moscú 

Desfile militar en Moscú

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Actualmente hay nueve países con armamento nuclear: Rusia, Estados Unidos, China, Francia, Reino Unido, Pakistán, India, Israel y Corea del Norte.

La aceptación de un orden internacional en el que algunos países cuentan con armas de destrucción masiva mientras que están prohibidas para los demás es vista ya por muchos expertos como insostenible. ¿Cuán inestable es esta situación?

Hay una contradicción aquí, porque en los años 60, después de la Crisis de los Misiles en Cuba, se dieron dos tratados muy importantes: el de Tlatelolco, que se firmó en 1967 y entró en vigor en el 69, en virtud del cual toda Latinoamérica y el Caribe es una zona libre de armas nucleares.

Y el de No Proliferación de Armas Nucleares, que se negoció en el 69 y entró en vigor en 1970, que tiene tres pilares: el desarme nuclear, la no proliferación y el uso pacífico de la energía nuclear como derecho inalienable.

En ese momento, había cinco estados nucleares: Estados Unidos, la Unión Soviética, ahora Rusia, China, Francia y Gran Bretaña, que se comprometían al desarme nuclear en un plazo de 25 años.

En el segundo punto los denominados no nucleares se comprometían a no adquirir armas nucleares, y el tercero era que todos los países tienen derecho a desarrollar energía nuclear.

Obviamente, el desarme no ocurrió en 1995, y la idea de que las armas nucleares son solo para unos cuantos envía el mensaje al resto de la comunidad internacional de que las armas nucleares son necesarias y dan privilegio, y debilita el régimen de no proliferación.

La no proliferación depende de progresos, de avances verdaderos en el desarme y es algo que los países nucleares, ahora nueve (se han sumado Pakistán, India, Israel y Corea del Norte) no están dispuestos a ceder.

Carlos
Si todas las fichas van bien, digamos que en unos diez años se podría lograr una eliminación de las armas nucleares"

Carlos Umaña
Miembro directivo de la Campaña Internacional para Abolir las Armas Nucleares (ICAN) 

Pero entonces, ¿cómo hacer frente a la oposición al TPAN, que es el primer acuerdo que impulsa una prohibición universal de las armas nucleares para absolutamente todos los países? ¿Cree que conseguirá su objetivo?

Este tratado trae algo nuevo: es una prohibición universal que lo que hace es fortalecer el sistema multilateral y estigmatizar las armas nucleares.

Tenemos que analizar el fenómeno de las armas nucleares, qué es lo que lo causa, qué es lo que hace que los países quieran tenerlas.

Se trata de ver su verdadera cara, porque las armas nucleares no son armas prácticas, están hechas para causar una destrucción masiva y matar a la mayor cantidad de civiles de una forma atroz.

No respetan fronteras y es prácticamente imposible detonar una bomba nuclear sin que alguien más detone otra en contra de uno. Entonces usarlas sería un acto suicida.

Los países que las tienen son conscientes de que no las pueden usar. El poder de las armas nucleares es en virtud de la amenaza de su uso, del poder simbólico que representa el ser un Estado nuclear. Es un símbolo de disuasión.

Este componente de estigmatización es un fenómeno que hemos visto con otras armas de destrucción masiva como las químicas, las biológicas, las minas terrestres y las municiones en racimo.

Hoy en día no hay ningún país que se jacte de ser una potencia química o de tener armas biológicas.

Esto es porque hay una normativa internacional fuerte y hay un clima mundial de condena moral que hace que esto sea un tabú.

¿Cuán lento puede ser ese proceso de estigmatización de las armas nucleares?

Depende de varios factores y es un poco difícil predecir. La prohibición es un cambio de paradigma.

Por un lado, la gente debe ser consciente de las consecuencias de las armas nucleares, y por otro lado, eso debe generar presión, activismo tanto de la calle, como a nivel político y diplomático.

Y eso requiere su tiempo.

Si todas las fichas van bien, digamos que en unos diez años se podría lograr una eliminación de las armas nucleares, aunque claro está que puede ser antes o después.

En este momento en el que estamos al borde del precipicio, lo más importante es alejarnos un poquito de él, e ir hacia atrás hasta lograr eliminarlas por completo.

Hasta que no lo hagamos no vamos a estar libres del virus: o acabamos con las armas nucleares o ellas terminan con nosotros.

Imagen de despegue de un misil 

Imagen de despegue de un misil

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Pie de f
El TPAN, que entró en vigor en enero de 2021, es el primer acuerdo internacional a nivel mundial que prohíbe las armas nucleares e incluye disposiciones para su total eliminación.

Y en este momento de amenazas, ¿dónde queda el Manifiesto Russell-Einstein firmado en 1955, que entre otras cosas decía: “Apelamos, como seres humanos a seres humanos: recuerden su humanidad y olviden el resto”? ¿Hemos olvidado nuestra humanidad?
Es complicado, porque no es una cuestión de la cultura humana en general.

Es un sistema en el que se prima la competencia de algunos miembros, una competencia que los hace miopes al progreso real y a las necesidades tanto de de su población como de toda la humanidad.

Si cambiamos de esquema mental, si pensamos en utilizar las herramientas que ahora tenemos de interconectividad para fomentar el diálogo, la cooperación, podemos llegar a ese diálogo de humanos con humanos.

Hay que dejar de pensar en los otros como algo diferente e inferior sobre los que tenemos que imperar, algo que a lo largo de la historia toma diferentes formas.

Por ejemplo, en la cultura popular se utilizan armas nucleares en las películas de Marvel para acabar con los alienígenas, que son feos, malos y quieren destruir a la humanidad, y la única forma es matándolos a todos.

En los años 40, los alienígenas eran los japoneses. Era una forma de justificar ese homicidio masivo que se hizo en Hiroshima y Nagasaki.

El sufrimiento de ellos no importaba porque todos eran copartícipes de las decisiones de su cúpula militar. Todos merecían que les cayera la bomba atómica porque también eran otros, eran malos, eran distintos.

Es el discurso de otredad que también se maneja en los regímenes totalitarios que justifican la guerra y que hacen que se estigmatice una población entera y que se justifique el ataque mi+

Según la inteligencia estadounidense, Rusia tiene unas 2.000 armas nucleares tácticas, es decir, pequeñas ojivas nucleares con sistemas de lanzamientos destinados a usarse en el campo de batalla o en un ataque limitado.

Hablando de Japón, la película sobre "Oppenheimer" ha rescatado la historia de este tipo de armamento. ¿Cómo ve su evolución desde la Segunda Guerra Mundial hasta ahora? ¿Cree que la humanidad no ha aprendido de sus errores?

Es muy interesante, porque hay que conocer la historia, pero la historia verdadera. Ha habido mucha tergiversación.

Cuando se dieron los ataques de Hirosima y Nagasaki se escondieron las consecuencias humanitarias de forma activa, por parte no solo del gobierno estadounidense, sino también del japonés.

A los hibakusha, que son los sobrevivientes de los ataques nucleares, se les censuraban las cartas, las fotografías, incluso el arte o hasta los poemas.

No querían que el mundo supiera lo que estaban sufriendo a causa de la radiación. Querían que se celebraran las armas nucleares sin ver el drama humano que causaban.

La crisis en la que ahora estamos es precisamente por la retórica que se ha manejado en torno a las armas nucleares, y a cómo mucha gente las ve como un mal necesario. Cómo se han entronizado dentro de las doctrinas de seguridad y es precisamente por ese mal manejo de la información.

Por eso, lo primero que tenemos que hacer es informar bien de cuáles son los riesgos.

Carlos Umaña Getty
Es prácticamente imposible detonar una bomba nuclear sin que alguien más detone otra en tu contra. Usarlas sería un acto suicida"

Carlos Umaña
Ganador -como miembro de las organizaciones premiadas- de dos Premios Nobel de la Paz

Yo sí creo en la bondad inherente del ser humano, que es algo que se desaprende, según nuestro contexto cultural, y es algo que necesitamos fomentar.

Y dejar de someternos sin cuestionar a una violencia sistémica estructural patriarcal, a un sistema en el que se gobierna por imposición, donde el más fuerte es el que manda.

El error ha sido no buscar la cooperación, no buscar el entendimiento, creer que siempre tiene que haber alguien inferior a nosotros del que poder abusar o explotar.

Es algo que estamos haciendo tanto con los otros seres humanos como con otras especies o la misma naturaleza.

Debemos dejar de ignorar nuestra humanidad, nuestro impulso, y resaltar a parte de convivencia, la parte de la paz.

BBC Mundo habló con Carlos Umaña en el marco del Hay Festival Querétaro, que se celebra entre el 7 y el 10 de septiembre en esa ciudad mexicana.

martes, 31 de octubre de 2023

Qué puedes hacer para dormir mejor en un vuelo de larga distancia, según una experta en salud del sueño


Personas durmiendo en un avión

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A algunas personas les resulta más fácil dormir en un avión que a otras.



Para la mayoría de nosotros, la perspectiva de un vuelo de larga distancia es emocionante, aunque también da un poco de nervios. Estamos en camino a un lugar diferente, quizás de vacaciones, o para reencontrarnos con amigos o familiares.

Incluso trabajar puede ser más interesante cuando estás en un sitio nuevo.

Por supuesto, quieres llegar descansado y listo para empezar. Pero, por su propia definición, un vuelo de larga distancia implica viajar por un período de tiempo largo, por lo general de más de 12 horas.

Si estás viajando de Nueva York a Singapur, pueden ser cerca de 19 horas.

Todo ese tiempo estás confinado en un asiento supuestamente reclinable, pero uno siente que apenas se mueve, mientras que el asiento de adelante parece reclinarse diez veces más que el tuyo.

¿Qué puedes hacer para lograr un descanso decente?

Acepta la situación

El primer consejo para dormir en este entorno es reducir un poco tus expectativas. Los humanos simplemente no están diseñados para dormir en una posición casi vertical.

A menos que tengas la suerte de volar en una clase donde el asiento pueda ponerse de manera horizontal, es muy poco probable que bajes del avión habiendo dormido de corrido por ocho horas.

Bajar las expectativas ayuda te ayudará a relajarte.

Investigaciones de colegas y mías han demostrado que los pilotos –que tienen una litera para dormir en sus pausas durante el vuelo- duermen de forma liviana y fragmentada.

A pesar de que no tienen un sueño de mucha calidad, puedes quedarte tranquilo que nuestra investigación también muestra que los pilotos siguen siendo muy buenos en su trabajo durante un vuelo de larga distancia.

Esto, sumado a otros hallazgos de varios estudios de laboratorio, nos dice que, incluso unas pocas horas de sueño liviano tiene sus beneficios.

Entonces, aunque no puedas dormir tus habituales ocho horas durante el vuelo, dormir un poco te ayudará a sentirte bien y funcionar mejor en tu destino.

Además, no somos buenos para juzgar cuánto dormimos, particularmente durante el sueño liviano e interrumpido. Con lo cual es probable que hayas dormido más de lo que piensas.

Calcula tu sueño y tus bebidas

El horario de tu vuelo, y el consumo de alcohol y cafeína tendrán un impacto directo en tu capacidad de dormir en el avión.

Suponiendo que estés adaptado a la zona horaria de donde parte el vuelo, los vuelos diurnos harán que sea mucho más difícl dormir en el avión, mientras que los vuelos nocturnos harán que sea más fácil.

La cafeína y el alcohol tienen un impacto directo en la calidad del sueño.

Todos los humanos tenemos un sistema de cronometraje circadiano (de 24 horas) que nos programa para dormir por la noche y estar despiertos durante el día. Estar dormido (o despierto) en contra de este sistema de cronometraje biológico presenta desafíos significativos.

Nuestro estado de alerta disminuye de forma natural en medio de la tarde, lo que hace que este sea un buen momento para tratar de dormir en un vuelo diurno.

En un vuelo nocturno, será más fácil dormir después de que sirvan la cena. De otro modo estarás luchando contra los ruidos, la luz y el movimiento de gente a tu alrededor.

Como estimulante, la cafeína nos ayuda a mantenernos alerta. Incluso si eres un bebedor habitual de café y puedes dormirte después de consumir cafeína, tu sueño será más liviano y te despertarás con más facilidad.

Por otro lado, el alcohol nos da sueño pero interfiere con la habilidad del cerebro de entrar en la fase REM (también conocida como sueño onírico).

Aunque puedas sentir que te duermes más fácilmente después de beber alcohol, tu sueño se verá más perturbado una vez que tu cuerpo metabolice el alcohol e intente recuperar el sueño REM que perdió.

¿Y si tomo melatonina u otras drogas?

Alguna gente encuentra que tomar una pastilla para dormir o melatonina puede ayudarla en un vuelo. Esto es una elección muy personal. Antes de tomar cualquier medicación para dormir o melatonina debes consultar con un médico, y solo tomar lo que te prescribieron.

Tomar algo para dormir en un vuelo es una elección muy personal.

Muchos medicamentos para dormir no permiten que se tenga un sueño normal y pueden hacer que te sientas aturdido o somnoliento después de despertarte.

Es importante recordar que la melatonina es una hormona que nuestro cerebro usa para indicarnos que es de noche. La melatonina puede ayudarte a dormir, pero dependiendo cuándo y cuánto tomes, puede cambiar tu reloj circadiano.

Esto podría hacer que te alejes aún más de estar alineado con la zona horaria de tu destino.

Tomar melatonina en tu tarde y noche biológica desplazará tu sistema de cronometraje circadiano hacia el este (o más temprano) y tomarla hacia el final de tu noche y mañana biológica y empujará tu sistema circadiano hacia el oeste (o más tarde). Todo se complica muy rápidamente.

Prepara tu ropa y accesorios

Prepárate de modo que puedas crear la mejor situación posible para dormir dentro de los límites de tu asiento.

Usa capas de ropa cómodas como para que te puedas sacar cosas si tienes calor o poner si tienes frío, y mantén tu frazada y no la pierdas bajo tu asiento.

Vístete con capas y no pierdas tu frazada.

La luz y los ruidos interrumpen el sueño, así que lleva un antifaz para los ojos y tapones de oído (o un auricular que tape el ruido) para bloquearlos. Practica con ambos objetos en tu casa, ya que puede tomar tiempo acostumbrarse a usarlos.

Una parte normal y necesaria del proceso de quedarse dormido es la relajación, incluida la de nuestros músculos del cuello.

Al sentarnos, esto significa que nuestras pesadas cabezas ya no tendrán un buen apoyo, lo que provoca esos horribles cabeceos que la mayoría de nosotros hemos experimentado.

Trata de sostener tu cabeza con una almohada de cuello, o si te sientas al lado de la ventana, con la pared del avión. A menos que conozcas a la persona sentada al lado, apoyarles la cabeza no es una una buena opción.

Trata de no forzarlo

Finalmente, si te despiertas y te cuesta volver a dormir, no insistas.

Aprovecha el entretenimiento que ofrece el vuelo. Esta es una de las pocas ocasiones en que los científicos te dirán que está bien recurrir a la tecnología, y mirar una película o muchos capítulos de una serie de TV, o, si prefieres, escuchar música o leer un buen libro.

Padre e hijo en un avión 
Padre e hijo en un avión

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Pie de foto,

Si no te puedes dormir, no insistas, aprovecha para mirar películas o escuchar música.


Cuando te dé sueño, puedes volver a intentar dormir, pero no te estreses o preocupes por dormir lo suficiente.

Nuestro cerebro es muy bueno para dormir, confía en que tu cuerpo compensará lo que le falta cuando pueda.

*Leigh Signal es profesora de Manejo de la Fatiga y Salud del Sueño, investigadora, Universidad Massey, Nueva Zelanda.

*Este artículo fue publicado en The Conversation y reproducido aquí bajo la licencia Creative Commons. Haz clic aquí para leer la versión original.



Cuáles son las 5 fases de la imaginación y por qué es importante desarrollarlas todas

Adriana Grimaldo

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  • Author,Adriana Grimaldo lleva años pensando en la imaginación. E incentivándola.

La experta mexicana promueve la educación imaginativa, una teoría creada en los años 90 por el irlandés Keran Egan, que es especialmente popular en Canadá, pero cada vez gana más espacio en México y Chile.

Se trata de una teoría que busca expandir las posibilidades de la imaginación, con el fin no sólo de alcanzar nuestro potencial creativo, sino de ser más empáticos y entender mejor la vida y el mundo.

En entrevista con BBC Mundo, Grimaldo explica cuáles son las cinco fases de la imaginación y por qué es importante desarrollarlas.

Consejera académica de CIRCE (Centre for Imagination in Research Culture and Education), coautora de "Aprendizaje: una forma de vida. Alcances y prácticas de la educación imaginativa”, y autora de elogiadas novelas juveniles, la especialista participa en el Hay Festival de Querétaro, que se realiza en esa ciudad mexicana del 7 al 10 de septiembre.

La 5 fases de la imaginación: 
somática, 
mítica, 
romántica, 
teórica 
y creativa.

Uno podría pensar que la educación imaginativa es algo para los niños, ¿es un mito?

Es un mito. La imaginación tiene cinco fases que se desarrollan a lo largo de la vida. Mientras más años tienes, mayor es el potencial para imaginar.

A mí me gusta mucho trabajar con adultos porque son las personas que ya tienen acumuladas las cinco fases de la imaginación: la somática, la mítica, la romántica, la teórica y la creativa.

El cometido de la educación imaginativa es que las personas conozcan cómo funcionan con cierta profundidad esas cinco fases y puedan educarlas.

Cuando somos bebés estamos en la fase somática, eso quiere decir que imaginamos desde el cuerpo. Aunque el lenguaje oral no está presente, el bebé se comunica fabulosamente usando gestos, los sentidos, las sensaciones, el humor. En todo eso se manifiesta la imaginación.

Cuando el niño empieza a hablar desarrolla la imaginación mítica. Su característica especial es que hay mucha fantasía, mucha libertad mental, muchas historias.

¿Y eso se acaba en la adolescencia?

Cambia porque el adolescente vive en la imaginación romántica, que es la tercera fase.

El adolescente pasa por un duelo cuando descubre que el mundo no es lo que pensaba. La mente de la imaginación romántica brinca mucho entre el duelo del pasado y el augurio de un futuro muy distinto.

En la adolescencia prima la imaginación romántica.

Se imaginan cómo será su futuro desde una mente sumamente egocéntrica porque creen que sus experiencias son la realidad.

La cuarta fase es la imaginación teórica-filosófica, que se da en una mente que ha reposado.

Avanza desde la imaginación del cuerpo, trae las fantasías de la infancia, pasa por las experiencias de la adolescencia y está buscando callarse, porque ha entendido que no lo va a poder saber todo.

Empieza a teorizar, a hacerse preguntas.

¿Y dónde busca respuestas?

En los libros, en las conversaciones, fuera de sí mismo.

Es una imaginación más nutrida, una mente que se ha abierto a buscar respuestas porque sus experiencias no son suficientes.

Es interesante la idea de que la mente busca callarse…

La persona más imaginativa es la que ha sabido callar porque ha escuchado lo que imagina el otro y ha sumado a su propio imaginario algo de su imaginario. Es la quinta fase de la imaginación adulta, la fase creativa.

Es una imaginación más elevada porque está llena de referentes externos a la propia mente. Es una fase mucho más serena y, por lo tanto, mucho más creativa.

¿Hay adultos sin imaginación?

No, no, no. No existe ningún adulto sin imaginación. Neurológicamente eso no es posible.

Yo estoy en Ciudad de México, que es una zona sísmica. Si alguien oye una alarma sísmica, sale corriendo y lo hace porque su cuerpo, desde el inconsciente, imaginó peligro. La imaginación es un mecanismo que tenemos hasta para sobrevivir.

Ahora, hay una imaginación más educada, más sofisticada, pero no hay un solo ser humano que no tenga imaginación.

¿Qué pueden hacer los adultos que piensan que no tienen imaginación, que no tienen nuevas ideas?

Si tú sales de tu egocentrismo y te abres a los otros, vas a tener más ideas.

Estamos pasando por una época de mucho egocentrismo, que es un veneno para la imaginación, porque mi referente nada más soy yo y mi propio mundo mental. Y eso es tristísimo.

La imaginación, desde la teoría de Keran Egan, habla mucho de la empatía, de la comunicación con el otro, del desarrollo de las habilidades sociales, para mejorar tu propia imaginación.

Y el que está sentado en una silla, con la imaginación bloqueada, ¿qué puede hacer?

Pararse a caminar.

Si estás bloqueado, mueve tu cuerpo, porque la imaginación somática siempre tiene mucho que ver. El movimiento físico ayuda definitivamente a desarrollar las ideas, la creatividad. Conversa, amplía tus referentes, sal al mundo.

Imagínate que tienes una casa de cinco habitaciones. Llegas del trabajo, cocinas, te sientas en el mismo sillón de siempre y te vas a dormir a una habitación pequeña. No entras al balcón, no entras a la sala, no te das un baño en tu alberca.

Si la casa es tu imaginación, no la estás ocupando. Como adultos nos quedamos en un rinconcito de nuestra casa y ahí nos pasamos la vida.

Pero si tenemos una imaginación educada, vamos a ocupar toda la casa, y seremos más creativos, e incluso más empáticos.

Y para educarla hay muchas herramientas: juegos, metáforas, historias, chistes y todo lo que recrea la vida mental de la infancia y la adolescencia.

¿Hay adultos desconectados de alguna de las cinco fases de la imaginación?

Todas las fases de imaginación se suman.

Una persona adulta que esté desconectada de su fase mítica es una persona desesperanzada; una sin imaginación romántica, no tiene ideales, no tiene ganas de cambiar el mundo, está fastidiada.

Por eso es importante conocer cómo funciona la imaginación y educar la propia.

Conocerla sirve para tener un grado mayor de comprensión de la humanidad.


Tiempo varado, poemas a modo de Haiku

Tiempo varado.    

Vienen a continuación una serie de pequeños poemas a modo de haikus. 

    Digo a modo de haikus porque, en puridad, me temo que no pueden ser considerados como tales. Así es, si se entiende por haiku al tipo de poema original de ese nombre que ha de construirse con unas reglas que yo no he respetado en la mayoría de los que habitan en estas páginas. Por cierto, como me parece a mí que ocurre con la inmensa mayoría de sus creadores contemporáneos occidentales. 

     En el sentido más estricto, un haiku es un viejo poema japonés que empezó a escribirse en el siglo XIII con tres versos de cinco, siete y cinco sílabas y que debiera tener dos partes. Una primera ubica espacial o temporalmente al poema, y la segunda contiene una acción espontánea, simple y que impacta en quien lo lee como una especie de rayo inesperado. El purismo exigiría que el haiku contenga en esa primera parte un “kigo”, es decir, una referencia a la estación del año a la que se refiere el poema. De no llevarla, sería un muki y no un haiku. También habría de contener una escena cercana a lo cotidiano y una sensación, expresadas con estilo muy sencillo y directo, y todo ello compuesto con un corte gramatical o cesura. Si de ambas cosas carece, de kigo y de esta última cesura, y si además el poema habla de relación o convivencia entre personas, tampoco sería haiku en puridad, sino un senryū, su hermano rebelde, según se dice.  

      Me parece que fue Roland Barthes, en su libro El imperio de los signos, quien mejor, con más sencillez y luminosidad, ejemplificó lo que es un haiku: “El haiku reproduce el gesto indicativo del niño que muestra con el dedo alguna cosa, diciendo tan solo: ¡esto!, ¡mira allá!, ¡oh!, ¡ah!”. 

     Los poemas de esta pequeña obra quizá puedan llamarse generosamente haikus si se atiende a que están escritos siguiendo la simple regla de tener tres versos de cinco, siete y cinco sílabas (espero que bien contadas) y a que reflejan sentimientos o sensaciones sin demasiada complejidad, de la manera más simple posible y queriendo jugar siempre con cierto doble sentido, provocar la confusión y presentar con espontaneidad las heridas, sorpresas, risas, amores, quebrantos o lamentos que seguramente todas las personas -como el autor en este caso llevamos dentro. 

      He tardado mucho tiempo en completar esta colección de haikus (¿se me permite, entonces, que los llame así?) porque no los he podido escribir cuando me lo he propuesto. Decía José Hierro que la poesía se escribe cuando ella quiere y, al menos a mí, eso es lo que me ocurre. Los haikus que siguen han salido por su propia cuenta y riesgo, a cualquier hora, y algunos en los momentos en que menos podía yo pensar que se me iba a ocurrir escribir un verso. 

       Aunque parezca ordenada, en la secuencia con que los presento en estas páginas no hay orden ni concierto. Y tampoco hay siempre tras ellos -o sí, esa es la gracia- personas, espacios o momentos reales. A mí me ocurre lo que decía Graham Green que le pasa a todas las personas reales: estamos repletos de seres imaginarios. Aunque, al mismo tiempo, debo decir que cada haiku está donde ha querido estar y que yo lo he puesto donde ambos hemos convenido que es su sitio. Lo mismo que todos llevan consigo rostros, almas o situaciones reales, porque mis seres imaginarios también están repletos de personas reales. Aquí, cualquier verso puede ser, al mismo tiempo, lo que dice o parece, y lo contrario; tener detrás a alguien, o que ese alguien no sea nadie. 

        Es sabido que trasladar a versos los sentimientos es algo así como desnudarse en público. A mí eso me produce, por un lado, cierto pudor, pues imagino mirándome como un voyeur a quien, tras cada verso, tan sólo quiera ver lo que del mí real pueda haber. Aunque, por otro, me divierte imaginar las confusiones que ese afán por descubrir provocará, sin duda, en quien quiera ir más allá de lo que son siempre los versos, un sueño, una fantasía, la palabra que se dice y no se dijo o la que, dicha, cobra ahora otro sentido; un juego, la emoción y la magia que permite a cada cual ver en ellos lo que cada quien quiere ver. Según el sofista Gorgias, un engaño. Pero, cuidado. Un engaño, decía, en el que quien engaña es más honesto que quien no engaña, y quien se deja engañar más sabio que quien no se deja. 

          Casi todo lo que he hecho en mi vida (desde luego, lo más importante e incluso lo que más sacrificio, renuncias, dolor o coste me ha supuesto) lo he realizado siempre por amor, solamente por el gusto de hacerlo o por ambas cosas a la vez, es decir, sin tener más ambición que la de sentirme libre y feliz viviendo la experiencia que, en cada caso, conllevase mi elección. A mí, sin duda, me ha pasado lo que Jean Paul Sartre dijo (no me atrevería yo a decir si con acierto) que le ocurre a todos los seres humanos: he vivido condenado a ser libre. 

          Publicando modestamente estos versos modestos vuelvo de nuevo a perseguir simplemente ese placer de hacer algo sólo por el gusto de hacerlo. Si bien ahora, eso sí, desearía que semejante satisfacción fuese compartida y que, a quien los lea, le gusten estos haikus y los disfrute. Aunque simplemente sea por el mero hecho de leerlos, o quizá de leerme. 

Juan Torres López. 
Sevilla, octubre de 2023. 

Este es el pastel de chocolate definitivo.

The side image of a three-layer chocolate cake with chocolate frosting. A slice has been removed to show the inside.
This supple cake is based on an oil-based batter, not a butter-based one, making it resistant to drying out.Credit...Joseph De Leo for The New York Times. Food Stylist: Laurie Ellen Pellicano.

This Is the Ultimate Chocolate Cake

Claire Saffitz has cracked the code to an irresistible moist-tender cake that’s not too sweet and not too dense.

Claire Saffitz ha descifrado el código de un pastel tierno, húmedo e irresistible que no es demasiado dulce ni demasiado denso.

Este pastel suave se basa en una masa a base de aceite, no a base de mantequilla, lo que lo hace resistente a la desecación. Credito...Joseph De Leo para The New York Times. Estilista gastronómica: Laurie Ellen Pellicano.

Una vez leí una entrevista al chef francés Alain Ducasse, en la que decía: “El azúcar es enemigo del chocolate”. El señor Ducasse es dueño de su propia empresa de chocolate, que fabrica barras y trufas extraordinarias, por lo que me inclinaría a confiar en su palabra, incluso si toda mi experiencia como panadero no respaldara su afirmación. Sin duda, el exceso de azúcar embota y enmascara el singular sabor del chocolate.

Receta: Pastel De Capas De Chocolate

A side image of a slice of chocolate layer cake on a white plate.
Una porción del pastel (tarta) de chocolate
Una imagen lateral de una rebanada de pastel de chocolate en un plato blanco
Para mantener el pastel liviano y no demasiado dulce, se usa cacao en polvo en lugar de chocolate derretido, que puede apelmazar la masa. Credito...Joseph De Leo para The New York Times. Estilista gastronómica: Laurie Ellen Pellicano.

Sin embargo, al mismo tiempo, el azúcar, en la cantidad justa, le da vida al chocolate, atenuando su amargor y resaltando sabores más sutiles. Entonces, cuando me propuse desarrollar mi pastel de capas de chocolate ideal, mi objetivo era agregar suficiente azúcar para producir un pastel y un glaseado que fueran sabrosos pero no notablemente dulces. El pastel final tenía que estar húmedo, pero no pesado, y tener un sabor a chocolate considerable sin ser abrumador.

Para eso, me salté el chocolate derretido en favor del cacao en polvo. El chocolate derretido tiende a secar la masa del pastel y, a menos que esté usando chocolate 100 por ciento sin azúcar, agregar chocolate en barra también significa agregar azúcar, lo que le brinda un poco menos de control sobre el dulzor final. Utilice cacao de la mejor calidad que pueda encontrar y asegúrese de que esté etiquetado como "proceso holandés". Esto significa que el cacao ha sido alcalinizado, neutralizando parte de la acidez natural y dándole al cacao un color más oscuro y un sabor más redondo y tostado.

Para asegurar un pastel suave, opté por una masa a base de aceite en lugar de una a base de mantequilla. El aceite es líquido a temperatura ambiente, por lo que las tortas a base de aceite tienden a resistir mejor la desecación que las de mantequilla. Pero como siempre es bienvenido un poco de sabor a grasa láctea, uso crème fraîche (o crema agria) en lugar de un líquido más tradicional, como leche o suero de leche. El ácido de la crème fraîche también reacciona con el bicarbonato de sodio de los ingredientes secos, creando elevación para que el pastel quede ligero y elástico.

A single cake layer of chocolate cake is frosted on a white plate. A bowl of frosting sits to the back.


Una sola capa de pastel de chocolate se glasea sobre un plato blanco. En la parte de atrás hay un cuenco de glaseado. Poner un poco de glaseado en el plato ayudará a mantener la primera capa de pastel en su lugar. Credito...Joseph De Leo para The New York Times. Estilista gastronómica: Laurie Ellen Pellicano.

Two layers of a cake sit on a white plate, being frosted. A bowl with more frosting sits to the back of the frame.



Dos capas de un pastel se encuentran sobre un plato blanco, siendo glaseadas. Un recipiente con más glaseado se encuentra en la parte posterior del marco.

Servir el pastel a temperatura ambiente mantiene el glaseado esponjoso. Credito...Joseph De Leo para The New York Times. Estilista gastronómica: Laurie Ellen Pellicano.

A hand holding a spatula applies frosting to a top layer of cake.


Una mano que sostiene una espátula aplica glaseado a la capa superior del pastel. Este glaseado, una variación de la crema de mantequilla alemana, es suave, denso y ligero al mismo tiempo. Credito...Joseph De Leo para The New York Times. Estilista gastronómica: Laurie Ellen Pellicano. Imagen
 
A hand holding a spatula smooths a top layer of cake frosting.


Una mano que sostiene una espátula alisa una capa superior de glaseado de pastel. El chocolate derretido le da al glaseado su brillo y textura sedosa. Credito...Joseph De Leo para The New York Times. Estilista gastronómica: Laurie Ellen Pellicano.

Los pasteles en capas pueden resultar un poco intimidantes para algunas personas, pero si tienes una batidora, preparar la masa no podría ser más fácil. Se elabora utilizando un método similar al método de “crema inversa” popularizado por la experta en pasteles Rose Levy Beranbaum, en el que primero se mezclan los ingredientes secos, el azúcar, la grasa y una porción del líquido antes de agregar los huevos y el líquido restante. . Esta técnica no solo le permite medir casi todo directamente en el tazón, sino que también da como resultado un pastel muy tierno que se hornea en capas relativamente planas, lo que facilita un poco el montaje.

El glaseado es donde brilla el chocolate derretido (literalmente), dándole un alto brillo y una textura ultrasedosa. En lugar de emplear cremas de mantequilla de merengue suizo o italiano a base de clara de huevo, que son esponjosas y un poco técnicas, hago una variación de la crema de mantequilla alemana, que requiere batir la mantequilla hasta obtener una base de crema pastelera para obtener una textura más densa. Después de cocinar un pudín rápido en la estufa, agrego una alta proporción de chocolate picado hasta que se derrita, luego agrego la mantequilla para hacer un glaseado que logra ser suave, denso y ligero al mismo tiempo.

Como ocurre con cualquier pastel elaborado con glaseado a base de mantequilla, este debe servirse a temperatura ambiente para salvaguardar la textura del glaseado (cuando está fría, la crema de mantequilla se endurece). Absolutamente puedes prepararlo con anticipación y refrigerarlo (el sabor del pastel a base de aceite tiende a mejorar con el tiempo), solo recuerda darle varias horas para que alcance la temperatura ambiente antes de servirlo. Si bien definitivamente describiría este pastel como "no demasiado dulce", a diferencia de los pasteles de chocolate más densos que saturan el paladar, es equilibrado y no demasiado intenso, por lo que el último bocado es tan bueno como el primero.

https://www.nytimes.com/2023/10/27/dining/best-chocolate-cake-recipe.html



La guía del amante del chocolate

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lunes, 30 de octubre de 2023

_- Machismo y fútbol. Las vergüenzas de siempre y los cambios a mejor que deja al descubierto en los medios el «caso Rubiales»

_- La manera en que medios deportivos como Relevo abordan el episodio revela un cambio de percepción que sigue al provocado por hitos como el de Ana Orantes, Nevenka o La Manada. La socióloga Beatriz Ranea analiza en ‘Desarmar la masculinidad’ el papel del fútbol como espacio por excelencia para la ostentación de poder real y simbólico del hombre.

En la misma semana en que Paloma del Río firmaba su última crónica para TVE como icono del periodismo deportivo, tras 37 años de trayectoria en los que ha trabajado por la visibilidad de las mujeres y los deportes minoritarios, se hacía viral en redes un monólogo enunciado el 17 de mayo por el presentador de los Deportes de Antena 3 Manu Sánchez. Para los despistados, el periodista expone su inquietud por no saber cómo debe actuar un hombre de su tiempo ante lo que considera situaciones fáciles si fueran atendidas bajo criterios «de toda la vida». Su lamento, que pasó desapercibido hace tres meses, ha provocado ahora, al hilo del caso Rubiales, sonrojo en redes pero también adhesiones.

Cada cual, claro está, escoge a sus referentes y también cada cual es libre de querer entender que la enorme repercusión que está teniendo ese beso supone ya uno de los hitos con los que se escribe la crónica de la lucha por la igualdad plena en nuestro país que ha dado pasos de gigante, muchos, pero a la que le quedan capítulos por delante.

Hagamos memoria.
Hace 26 años, el 4 de diciembre de 1997, Ana Orantes encarnó, desde un plató de Canal Sur, la brutalidad de la violencia machista sacando por primera vez del ámbito doméstico y frente a las cámaras de televisión una lacra que, ya en lo que va de año, ha segado la vida en España de 40 mujeres. 13 días después, su exmarido la roció de gasolina y la quemó viva en la puerta de su casa. El relato del calvario que vivió durante cuarenta años, que fue recogido por el resto de medios, sacudió las conciencias de todos aquellos acostumbrados a mirar para otro lado. Eran los tiempos, todavía entonces, del “mi marido me pega lo normal”. La televisión ayudó entonces a tomar conciencia de la brutalidad de un problema que se vivía de puertas para adentro.

Hace 22 años, en 2001, la concejal Nevenka Fernández denunció por acoso sexual, delito que no entró en el Código Penal hasta 1995, al alcalde de Ponferrada, Ismael Fernández. El juicio, al que los medios de la época dedicaron horas y horas y horas en el tiempo álgido para las televisiones privadas, derivó en otro paralelo a la víctima, a la que parte de la opinión pública, dividida en dos como en aquel programa de Moros y cristianos de Telecinco, la culpó a ella: en resumen, Nevenka era guapa guapísima y llevaba la falda muy corta y, claro, luego pasa lo que pasa y los hombres no se saben controlar. El político del PP fue condenado en 2003 y tuvo que dimitir del cargo, pero él se quedó en el pueblo y ella, asediada y con una vida personal expuesta al detalle, tuvo que salir de España. Un documental de Netflix rescató en 2021 esta historia y nos colocó veinte años después delante de nuestras vergüenzas.

Hace siete años, en la madrugada del 7 de julio de 2016 durante las fiestas de San Fermín, cinco hombres violaron y dejaron tirada y desnuda en un portal de Pamplona a una chica que horas más tarde denunció a sus agresores. Los integrantes de La Manada, como así se hacían llamar en un grupo de whatsapp en el que se animaban a “follarse entre todos a una buena gorda”, fueron condenados por la Audiencia y el Tribunal Superior de Justicia de Navarra por abuso sexual en un fallo que recibió la reprobación social en la calle con el histórico 8M de 2018. Finalmente, el Supremo revisó el fallo y dictó sentencia en junio de 2019: elevó a 15 años la pena de prisión por considerar que sí existió agresión sexual, condenando a los acusados por un delito continuado de violación con trato vejatorio.

Cómo se comportó la víctima durante la agresión, una actitud pasiva y neutra aunque no participativa, –expusieron los peritos según los vídeos grabados por los violadores que sirvieron de prueba en el juicio–, y cómo se comportó después de la denuncia, cuando un detective privado contratado por los denunciados la siguió durante días, centró el debate en las redes sociales, en las tertulias y en todos los digitales. “Sale y entra y está de fiesta con sus amigas, su actitud no corresponde a la de una víctima”, argumentaron para restar gravedad a los hechos e interpretar su libre consentimiento. Según esta tesis, un manual define lo que puede o debe hacer una víctima ejemplar y con ello el trauma ha de encajar en un molde.

Ocho años después, también éste ha sido el reproche que está recibiendo Jenni Hermoso por parte de un espacio concreto de los medios, entre los que destacan, sin sorpresa para nadie, los agitadores de extrema derecha Javier Negre y Alvise Pérez y, bajo su abrigo, a su lado o en perfecta comunión, cierta parte del periodismo deportivo patrio y esa ciénaga que son los trolls y las cuentas de Twitter bajo seudónimo, responsables todos ellos de la difusión de vídeos y fotografías de la jugadora que buscan desacreditar su testimonio.

Esa jugadora que se abraza de alegría a sus compañeras tras levantar la Copa del Mundo, que brinda con ellas y bromea en el bus o en el vestuario entre risas cuando se ve a sí misma, agarrada por la cabeza por su jefe, en ese beso captado por las cámaras de todo el mundo no encaja en el perfil de una víctima mainstream.

La portada del As –Jenni deja caer a Rubiales– es el paradigma: ella es la causante de los males del presi. ¡Y todo por un beso, por un beso!, faltó en esa portada.

Del beso no consentido de Rubiales, decimos, sólo han pasado dos semanas.Pero, lejos de quedarse en una serpiente de verano, el caso, que ha despertado el interés de la prensa internacional de referencia, de la BBC al New York Times, del Financial Times al Frankfurter Allgemeine Zeitung, forma parte ya del acervo con que la sociología interpreta el contexto en que se ha generado esta reacción masiva de empatía y solidaridad con la víctima al margen de banderías políticas(aunque los partidos han participado y el Gobierno sigue tratando de gestionar el asunto).

¿Por qué ahora?, ¿por qué con este beso?, ¿por qué el #MeToo español ha estallado en el fútbol?, ¿por qué los medios se han posicionado junto a la víctima sin mucho esfuerzo?

Beatriz Ranea es autora de Desarmar la masculinidad. Los hombres ante la era del feminismo (Editorial Catarata, 2021), un ensayo nacido al calor del debate sobre el juicio a La Manada que en el capítulo Me gusta el fútbol 24/7 analiza por qué el fútbol (masculino) es ese espacio donde el hombre ostenta más poder, tanto real como simbólico, y un escenario por excelencia para la demostración de la hombría y la virilidad. ¿Por qué ahora? “El contexto social ha cambiado, a lo largo de los años ha habido puntos de inflexión que han permitido poner en el centro de la agenda pública lo que se considera violencia sexual, como el caso de Nevenka o de La Manada. En estos momentos, aunque un beso sea una forma no tan definitoria o no tan grave o de una magnitud distinta, sabemos interpretar ya como sociedad (y a todo el mundo le suena, para posicionarse a favor o en contra) de qué hablamos cuando hablamos de consentimiento”.

Y eso a pesar de que el consentimiento ya era el eje de los tipos penales y que un beso sin consentimiento estaba tipificado ya antes de la ley del sí es sí que se aprobó en 2022. Hay un matiz: con la entrada en vigor de la Ley Orgánica de Garantía Integral de la Libertad Sexual se aplica el mismo tipo penal (agresión) a ese beso de Rubiales que si el presidente suspendido hubiera forzado ese beso en la habitación de la jugadora sin cámaras de por medio. Con el Código Penal anterior, se distinguía entre abuso y agresión, ahora no. Quizás, a ojos de los juristas críticos con el diseño penal del texto, es esto lo que da lugar a que muchos acaben juzgando el beso con indulgencia, en la teoría de que es un baboso pero no un delincuente.

Más allá del recorrido judicial del caso, lo cierto es que el relato de Rubiales personifica, según Ranea, “ese modo de no reconocer qué es una agresión sexual y quién es la víctima” frente al respaldo que, ahora en este caso, se le concede a la víctima por parte de una parte importante de la sociedad, de los medios y de los portavoces políticos. Es, insiste la profesora de Opinión Pública en la Universidad Complutense de Madrid, la importancia del contexto, del aprendizaje social, de la pedagogía y del hecho de que miles de cámaras captaron el momento.

¿Por qué en España el #Metoo, adaptado con el hashtag #Seacabó, ha estallado con este beso? A juicio de Ranea, el fútbol –el masculino, claro– “es el laboratorio por excelencia para la masculinidad tóxica o dañina”. En su libro, Ranea destaca la relación entre fútbol masculi­no y violencia “porque en torno al fútbol se permiten conductas de agresividad que en otros lugares son impensables hoy en día, como el caso más explícito de hooligans, skinheads y otros hinchas violentos. Alrededor del fútbol masculino se permiten prácticas sexistas, racistas y xenófobas que en ningún otro ám­bito tienen tanta tolerancia social. (…) El espectáculo del fútbol masculino, en muchas ocasiones, actúa como escenario de representación de la hombría de una forma casi esperpéntica”.

Y esta representación esperpéntica es lo que en estos momentos hace tan diferente la percepción de cómo se comportan ellos en el fútbol y cómo lo hacen ellas. No se trata sólo del silencio mayoritario de los jugadores de la selección (con la salvedad de Borja Iglesias), sino de que el fútbol femenino está demostrando una complicidad –sororidad– con la víctima que está siendo bien ponderada por los medios. No es sólo por el apoyo unánime de las campeonas de la selección a su compañera sino por todo lo que ha venido después: el anuncio de las dos jornadas de huelga de la Liga F, el discurso ejemplar y contundente de Adriana Bonmatí contra los abusos de poder al recoger el premio a la mejor jugadora de la UEFA, la dedicatoria de Sarina Wiegman, seleccionadora de Inglaterra que cayó en la final ante España, a las jugadoras españolas al recoger su galardón en la misma ceremonia…

“Este tipo de actitudes ponen de manifiesto que hay otra forma de entender el fútbol, de relacionarse, de admirarse entre jugadoras de distintos equipos”, explica Ranea sobre un deporte que ha crecido hasta obtener el reconocimiento que tiene hoy soportando el descrédito masculino, el señalamiento de las jugadoras por machorras y desviadas o la minusvaloración de su importancia como profesionales del deporte, como pone de manifiesto el estremecedor relato que se hace en Romper el silencio. La lucha de las futbolistas de la Selección del trato humillante y abuso de poder a las jugadoras que realizó Ignacio Quereda, seleccionador nacional femenino durante ¡27 años! Antes, mucho antes de que llegaran Rubiales y sus modos de mafioso.

Es este beso lo que ha permitido poner al descubierto todas estas vejaciones en las que otras víctimas de otros ámbitos se han reconocido, reviviendo experiencias de las que estos días se hacen eco los medios.

Porque son los medios los que ayudan a dimensionar el caso y a amplificar el relato de los protagonistas.

Según Ranea, «se ha distinguido desde el principio por saber contar este caso” el medio deportivo Relevo, del grupo Vocento y nacido en 2022, que da protagonismo en sus páginas al deporte femenino, cuenta con numerosas firmas de mujeres y realiza un periodismo que atiende a códigos deontológicos –también al hablar de violencia sexual en el deporte– en un contexto en el que las mujeres son mayoría en las redacciones de los medios pero no en los puestos de dirección.

Y todo ello mientras el deporte femenino está casi invisibilizado en televisión. En un informe de octubre de 2022, el Consejo Audiovisual de Andalucía (CAA) constató, una vez más, la amplísima brecha de género existente en el deporte televisado, donde se sigue sin alcanzar el 10% de presencia femenina en las noticias de los informativos de Canal Sur TV. En sus recomendaciones, el CAA insistió en la necesidad de revertir esta situación e instó a una reflexión profunda sobre la necesidad de que las retransmisiones e informaciones deportivas sean más igualitarias y equilibradas.

Otro de los aspectos que también ha dejado al descubierto el caso Rubiales es que, cómo no, caemos en el error una y otra vez, por parte de todos los medios, públicos y privados, de convertir cada víctima en protagonista de un gran carnaval, como fuera el de Billy Wilder, dándole pábulo y micrófonos al entorno del agresor –a la prima, a la otra prima, a la madre en ayunas encerrada en la parroquia, a los vecinos espontáneos de Motril–, que cuestiona el relato de la víctima y que clama airado que Luis es un buen chico, que Luis, al fin, es uno de los nuestros. Queda trabajo por delante.