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lunes, 7 de marzo de 2011

Islandia, más noticias. El pueblo existe, se expresa, no se resigna,... ¡¡lucha y actua!!

El pueblo había desaparecido. Filósofos, políticos, analistas: en Occidente todos concordaban en el aburguesamiento de las clases trabajadoras, aunque sólo fuera por los gloriosos años del Estado del bienestar propio de nuestras sociedades desarrolladas. En cuanto a los países en vías de desarrollo, estaba claro que, sometidos como lo estaban a dictaduras férreas nutridas por Occidente, su estancamiento casi catatónico era la garantía de un orden mundial muy conveniente.
Dos acontecimientos quebraron nuestras sólidas convicciones. Primero, el despertar auténtico de tres pueblos árabes que lograron el asombroso resultado de echar a un par de dictadores con sus cómplices, de arrinconar a un tirano loco, de aterrorizar a unos cuantos más y de minar las bases de regímenes corrompidos exigiendo elecciones libres en nombre de la democracia. Un pueblo enfurecido pero no violento, acuciado por la miseria y la sed de libertad, en cuya lucha se fundían las diferencias de clase y de religión. La historia de Túnez, de Egipto y de Libia no ha terminado; pero ha comenzado bien.
En la democracia, en cambio, parecía inútil buscar al pueblo y esperar que se expresase: para eso tenía representantes, unos partidos convertidos, según Juan I. Macua, en agencias de colocación, una casta dirigente elegida –es verdad– y pagada en principio para hablar en su nombre. Con eso, la acción democrática parecía reducida al proceso electoral. Toda búsqueda inquieta o sentimental del colectivo que se agrupaba bajo ese nombre terminaba en la noche de los tiempos: 1789, la Comuna de París, Garibaldi, Steinbeck, las grandes huelgas… Y sin embargo, según un sondeo hecho por la revista Philosophie, frente a lo que ya se llama en democracia “la crisis de la representación”, el 66% de los franceses se declara favorable a que ciudadanos “por sorteo”, como en Atenas, compongan comités populares para controlar la acción de los elegidos locales. Y que una ley sea revisada automáticamente si una manifestación de un millón de personas lo pide.
Y entonces, pese al casi boicot o desinterés de la información, nos llega una noticia de Islandia: en 2008, en plena crisis financiera, el pueblo, los ciudadanos, bajaron a la calle. Mucho se ha razonado sobre la crisis, así como sobre la actitud desvergonzada de las organizaciones financieras nacionales e internacionales que se hicieron con el mango y con la sartén, como dijo Iñaki Gabilondo, y se llega siempre a la misma constatación: los que han de pagar la nota no son los culpables. Son la gente.
En Islandia, isla de 317.000 habitantes, con el Parlamento
(Althing) más viejo del mundo (año 930), el pueblo ha decidido no pagar. Todos los bancos islandeses se habían portado muy mal. En particular Landsbanki, cuya filial Icesave, con tasas de interés de hasta el 6%, había atraído en cinco meses 10.000 millones de dólares ingresados por 300.000 británicos y buen número de holandeses, depósitos no cubiertos por el fondo islandés de garantía. Este pueblo de pescadores pronto se vio a merced de los banqueros de negocios, de una banca central y un Gobierno ebrio de éxito financiero. Islandia fue el primer país en sucumbir a la crisis financiera. En pocos días, sus tres bancos principales, Kaupthing, Landsbanki y Glitnir, mordieron el polvo.
Cuando tuvo lugar la previsible quiebra de Icesave, Londres y La Haya se a apresuraron a reembolsar a sus ciudadanos, arrojando con ello un tupido velo sobre la nulidad total de sus autoridades de control. Luego, ambos países pasaron la factura a Reykjavik: 4.000 millones de euros (2.700 los británicos y 1.300 los holandeses), a 15 años y un interés del 5,5%. Al principio, el Parlamento islandés nacionalizó los tres bancos, cosa que provocó la huida de sus directivos y, temeroso de ver denegado su acceso a la Unión Europea, promulgó una ley sobre el reembolso. Constatando que la suma exigida significaría el pago de 100 euros mensuales durante ocho años para cada uno de los habitantes de la isla, un vasto movimiento de opinión y manifestaciones obligaron al presidente islandés a rehusar la ratificación de la ley y someterla a un referéndum, cuyo resultado fue una sorpresa: el 93% de los islandeses votaron contra el reembolso. Desde entonces, el problema está en suspenso.
Pese a la nueva oferta de reembolso de la deuda con el 3% de interés y pagos aplazados hasta 2046, aceptada esta vez por el primer ministro islandés, Reino Unido y Holanda sólo pueden esperar un rechazo masivo. “Los ciudadanos de Islandia serán llamados a las urnas para votar este nuevo acuerdo con los Gobiernos británico y holandés”, declaró el presidente Olafur Grímsson, que en marzo de 2010 se alegró del rechazo masivo al plan anterior, al que él también se opuso.
Este procedimiento debería dar que pensar tanto a los dirigentes como a los expertos en democracia. Al mismo tiempo, los islandeses decidieron cambiar la Constitución. Desde mediados de febrero, 35 ciudadanos electos al margen de todos los partidos trabajan sobre un nuevo texto, basado en la separación de la Iglesia y el Estado, la nacionalización de los recursos naturales y la clara separación entre poderes ejecutivo y legislativo. Deben entregar el texto antes del próximo verano. Nicole Thibon en Público. Fuente: http://blogs.publico.es/dominiopublico/3107/el-pueblo-existe/

viernes, 4 de marzo de 2011

Islandia sale de la crisis.

El país nórdico logra volver al crecimiento dos años después de que su economía rozara la bancarrota
Islandia ve la luz. Después de un esperanzador segundo semestre de 2010, todo indica que el país retomará este año la senda del crecimiento, después de dos cursos consecutivos de caídas en su PIB del 10% acumulado. Las estimaciones de la OCDE hablan de un avance del 1,5%, mientras que Fondo Monetario Internacional (FMI) es más optimista y duplica esta cifra. En cualquiera de estos dos escenarios, el éxito es evidente, teniendo en cuenta que en octubre de 2008 el sistema financiero se derrumbaba y que la bancarrota era una posibilidad real.
¿Milagro? No. Esta veloz recuperación se apoya principalmente en la rapidez a la hora de gestionar la crisis y en el cumplimiento escrupuloso de un plan de reformas que prácticamente ha reconstruido la estructura financiera y económica del país. Nada más estallar la burbuja financiera, Islandia nacionalizó todo su sistema bancario, y posteriormente ha hecho un pago selectivo de sus compromisos, ha reconstruido la credibilidad en su maltrecha moneda -la corona-, ha controlado el gasto y ha reducido fuertemente las inversiones públicas.
En estos momentos las cajas de ahorros y las instituciones financieras no bancarias están siendo recapitalizadas, y el marco de supervisión será reforzado con modificaciones que se materializarán antes del verano. Paralelamente se han logrado acuerdos de reestructuración de las deudas de los hogares y de las pequeñas empresas. Con esta última medida se busca recuperar la confianza de los consumidores y hacer más fácil el cobro de las deudas pendientes por parte del sistema financiero.
Las estimaciones de la OCDE indican que el consumo privado crecerá este año un 2,2%, tras el derrumbe del 16% registrado en 2010. El otro motor del crecimiento, que comenzó a despuntar el tercer trimestre, serán las exportaciones, que aumentarán un 1,6% tras haberse estancado durante un año. Las inversiones crecerán un 6,4%, después del retroceso del 14% en 2010. En cuanto al control del gasto público -y siempre según las previsiones de la OCDE-, el déficit se situará por debajo del 2,7% del PIB, frente al 6,3% anterior.
Hace 15 días, el FMI bendijo estos avances, al mismo tiempo que mantenía el préstamo de 2.100 millones de dólares concedido en 2008 para rescatar a Islandia. No obstante, advirtió de que aún hay camino por recorrer y puso el acento en los riesgos de la inflación, que cerró el año pasado en el 5,3%, y en el desempleo, que llegó al 7,5% y con perspectivas de seguir creciendo en 2011. En el marco financiero, el FMI ha advertido que se agilice la liberalización de los controles de capital.
En medio de estas negociaciones se encuentra la negativa de Islandia a pagar los 5.000 millones de dólares de la quiebra del Icesave, una entidad financiera cuyos depósitos debieron ser respaldados por Reino Unido y Holanda. Este mes, y después de la visita de una misión del FMI, el Ejecutivo anunció la convocatoria de un segundo referéndum para decidir si finalmente el Estado asume esta deuda con sus vecinos europeos. Hace un año se anuló -también mediante consulta popular- realizar estos pagos aprobados por el Congreso. El Fondo ha condicionado el desembolso total de las ayudas a Islandia a estos pagos.Ver aquí todo el artículo de El País. Más sobre Islandia. Y aquí. Más noticias sobre Islandia.

domingo, 27 de febrero de 2011

Una nueva noticia sobre Islandia. ¡Lástima! "En Islandia no tenemos corresponsales"

“Si rechazan el pago de la deuda, probablemente tendremos que rebajar la calificación de Islandia a Ba1 o menos.” -Comunicado de la agencia Moody’s-
Las revoluciones son siempre muy fotogénicas, y ahora incluso se retransmiten en directo. Ahí tenemos el caso de Egipto, cuya lucha contra Mubarak hemos visto en tiempo real, con decenas de corresponsales sobre el terreno; y lo mismo pasaría en Libia si Gadafi permitiera la entrada de periodistas.
Pero las revoluciones quedan bien en la tele si son violentas. Si no hay manifestaciones tumultuosas, barricadas ardiendo, pedradas y gente con la cabeza abierta, no hay mucho que ver. Debe de ser por eso que no tenemos corresponsales en Islandia, y hasta ahora ningún telediario ha conectado en directo con las calles de Reikiavik, ni en los periódicos hay infografías diarias sobre este pequeño país del norte de Europa.
Decir “revolución pacífica” suena a oxímoron, y muchos dirán que no es posible, que es otra cosa. Pero los islandeses están protagonizando lo más parecido a una revolución que hemos visto en esta parte del mundo en mucho tiempo, y por aquí apenas nos hemos enterado. Seguramente porque las mediáticas revueltas árabes no tienen riesgo de contagio en Europa, mientras que la movilización islandesa puede darnos ideas peligrosas...
Entre otras cosas han conseguido que el gobierno dimita, nacionalizar la banca, perseguir penalmente a los banqueros responsables, rechazar en referéndum el pago de la deuda bancaria, y ahora participan en la elaboración de una nueva constitución más democrática y social. Por si fuera poco, han aprobado una iniciativa para convertir el país en un refugio internacional para la libertad de prensa, donde el próximo Julian Assange pueda trabajar sin que lo encarcelen ni le cierren la web.
Sí, es verdad que España e Islandia no tienen mucho en común. Es un país pequeño, aislado, con peculiaridades económicas. Pero después de tanto decirnos que no somos Grecia ni Irlanda, a uno le entran ganas de ser Islandia un ratito. Isaac Rosa en Público.

martes, 8 de febrero de 2011

La revolución islandesa

¿Sabías que hace ya tiempo (casi dos años) comenzó otra revolución en Islandia que, con todos mis respetos, considero tan importante como la de Túnez y Egipto al menos para Europa e incluso para la Humanidad, y que provocó auténticos cambios muy radicales en la relación del pueblo con sus representantes políticos? Esa revolución pacífica ha sido una de las más importantes del mundo y ocurrió aquí al lado mismo de Europa. Si no has oído hablar de ella es porque a la falsimedia que nos des-provee de información no le interesa que sepas de esto, que lo conozcas, porque supone algo muy novedoso y ejemplar. Voy a hacer un brevísimo resumen.

La historia comienza como tantas otras que hemos oído contar últimamente: En octubre del 2009 a Islandia le pasó como a muchos otros países que sucumbieron a la crisis; el déficit alcanzó el 76%, los tres principales bancos entraron en bancarrota y el país se fue literalmente a la ruina. Inicialmente se pidió ayuda al FMI que concedió 2.100 millones de euros en préstamos mas otros 2.500 de países limítrofes. Las familias islandesas deberían pagar esta deuda durante los próximos 15 años al 5,5 % de interés. Inicialmente los islandeses no protestaron, puesto que la falta de costumbre había anquilosado sus neuronas (la última manifestación había ocurrido en 1949 contra la OTAN) y apenas acudieron 15 personas a manifestarse. Pero en enero de ese año la cifra había ascendido a más de 2000.

En contra de la típica actuación de los gobiernos europeos, los islandeses se negaron a pagar la deuda contraída por sus políticos (y por ello tratados como terroristas por Inglaterra), de hecho cambiaron por completo a sus dirigentes, detuvieron y procesaron a los banqueros y ejecutivos responsables del desastre (muchos se dieron a la fuga y están buscados por la Interpol) y redactarán en breve una nueva constitución recurriendo para ello directamente al pueblo soberano: Eligieron a 25 ciudadanos sin filiación política. Esas personas comenzarán la redacción de la carta magna en febrero de 2011 y presentarán su proyecto teniendo en cuenta las recomendaciones consensuadas en distintas asambleas que se celebrarán por todo el país. El texto deberá ser ratificado inicialmente por el actual parlamento y también por el nuevo parlamento que surgirá tras las nuevas elecciones legislativas.

La reciente y más innovadora estrategia en la que trabaja este gobierno consiste en crear un “refugio” informativo. Islandia acogerá y protegerá en su territorio a servidores y portales de la red que publican diversa información secreta y comprometedora, recibida de fuentes anónimas -un paraíso informático, libre de toda presión.

Hay gente que afirma que Islandia y España tienen muchas cosas en común, ya veremos. De todas maneras hoy no voy a escribir más, puesto que toda la información la tienes a un par de clics de ratón. Estas son noticias que evidentemente no leerás en la prensa oficiosa:

Lo único que encontré en la prensa “oficial” fue un minúsculo artículo de El País (en El Mundo y el resto de diarios nacionales ni se menciona).


La revolución de Islandia. Ignacio Escolar en Público.
Qué está pasando en Islandia.
Fuente Blog de Mino.