Mostrando entradas con la etiqueta Moscú. Mostrar todas las entradas
Mostrando entradas con la etiqueta Moscú. Mostrar todas las entradas

miércoles, 23 de junio de 2021

_- Operación Barbarroja: 10 preguntas para entender el “peor error” de Hitler en la Segunda Guerra Mundial

_- El 22 de junio de 1941, la Alemania nazi lanzó la operación Barbarroja, su gran ofensiva contra la Unión Soviética entonces comandada por José Stalin. 

Se trató de la mayor invasión militar de la historia, y la arriesgada apuesta con la que Adolf Hitler pretendía decantar decisivamente a su favor el sino de la Segunda Guerra Mundial.

Pero las cosas no salieron cómo el führer había planeado, y los historiadores consideran el fracaso de la operación un punto de inflexión en la contienda y el principio del fin de la superioridad alemana.

La Operación Barbarroja dio inicio a 6 meses de batallas titánicas entre dos superpotencias totalitarias, una contienda que acabaría por resultar decisiva en el desenlace de la guerra.

Bautizada como Barbarroja por Federico Barbarroja, emperador del Sacro Imperio Romano Germánico del siglo XII, la invasión alemana de la URSS supuso la ruptura del pacto Germano-Soviético firmado en 1939.

Las fuerzas del Eje lanzaron 3 millones de hombres, divididos en tres grupos con las ciudades de Leningrado, Kiev y Moscú como objetivo respectivamente.

Las fuerzas soviéticas fueron tomadas por sorpresa y sufrieron terribles bajas en los primeros combates. Se calcula que murieron millones de hombres, y ciudades como Kiev, Smolensk y Viazma fueron conquistadas por los nazis.

Aunque estos también pagaron un alto precio, y la mejora paulatina de las defensas soviéticas, junto con la dureza del invierno ruso frenaron el avance de la Wehrmacht, la infantería alemana, en diciembre, cuando ya había llegado a las puertas de Moscú. Entretanto, Hitler había tomado la decisión de no pasar a la ofensiva en Leingrado, sometiéndola en cambio a un largo asedio.

Aunque las tropas soviéticas sobrevivieron al embate inicial, las fuerzas alemanas lanzaron nuevos ataques en 1942 y avanzaron aún más dentro del territorio de la URSS. Fue la batalla de Stalingrado, entre 1942 y 1943, lo que haría cambiar el curso del pulso bélico y acabó empujando al repliegue alemán.

Ahora que se cumplen 80 años del inicio de la invasión, el historiador británico Anthony Beevor, especialista en historia militar y en la Segunda Guerra Mundial, respondió a 14 preguntas de BBC History para intentar entender el peor error de Hitler.

1. ¿Tenía Hitler un plan a largo plazo para invadir la URSS?

Adolf Hitler cambiaba con frecuencia su actitud hacia las grandes empresas, pero creo que su invasión de la URSS es algo que viene desde ya el final de la Primera Guerra Mundial.

Su aborrecimiento del bolchevismo era absolutamente visceral, pero esa idea estuvo influida también por la ocupación alemana de Ucrania en 1918 y la creencia de que podría convertirse en un gran granero en el futuro.

Asegurar ese territorio podría evitar que se repitiera el bloqueo británico y la consiguiente hambruna en Alemania que se dieron en la Primera Guerra Mundial. Así que fue algo estratégico, pero también instintivo.

En realidad, el plan no se concretó en detalle hasta diciembre de 1940. Curiosamente, Hitler justificó la invasión de la URSS ante sus generales como la única forma de sacar a Reino Unido de la guerra.

Si la Unión Soviética era derrotada, entonces los británicos no tendrían más remedio que rendirse, lo que era un análisis un tanto particular de la situación.

2. ¿Fue el pacto Germano-Soviético algo más que una solución temporal para Hitler?

Fue muy deliberado. Hitler comprendió que tenía que derrotar primero a los aliados occidentales.

Y esto muestra una notable confianza, sobre todo si uno piensa que el ejército francés era considerado el más potente entonces.

Stalin, por su parte, tenía grandes esperanzas de que los Estados capitalistas y la potencia nazi se desangrarían mutuamente hasta quedar exangües.

El pacto Germano-Soviético era esencial para él también, porque acababa de purgar a todo el Ejército Rojo y necesitaba posponer todo posible enfrentamiento con Alemania. 

3. Se suele criticar que los alemanes esperaron demasiado para lanzar la invasión. ¿Está de acuerdo con esto? 

Sin duda, es cierto que la operación Barbarroja se lanzó demasiado tarde y ha habido mucho debate sobre el porqué de esa tardanza. Una vieja teoría afirma que fue la invasión de Grecia en abril de 1941 lo que la aplazó, pero ya en la época se sabía que el motivo principal fue el tiempo.

El invierno de 1940-1941 había sido muy lluvioso y esto causó dos problemas. En primer lugar, los aeródromos avanzados de la Luftwaffe, la aviación militar alemana, habían quedado totalmente inundados y simplemente no podían recibir aviones hasta que no se secaran.

En segundo lugar, el mal tiempo retrasó la redistribución de los vehículos de transporte hacia el frente oriental.

Otra cuestión interesante es que cerca del 80% de las divisiones alemanas de transporte motorizado procedían en realidad del derrotado ejército francés.

Es una de las razones por las que Stalin detestaba a los franceses y en la Conferencia de Teherán de 1943 defendió que debían ser tratados como traidores y colaboracionistas. El hecho de que no hubieran destruido sus vehículos al rendirse era para Stalin un punto muy serio en su contra. 

4. Se sabe que Stalin era extremadamente paranoico. ¿Cómo pudo ignorar tantas advertencias sobre un ataque alemán? 

Esta es una de las grandes paradojas de la historia.

A Stalin, uno de los hombres más suspicaces de todos, lo engañó Hitler. Ha llevado a toda una serie de teorías diferentes, incluida la de que Stalin estaba planeando invadir Alemania primero.

Sin embargo, esa teoría no tiene demasiado sentido.

Se basa en un documento de un plan de contingencia soviético del 11 de mayo de 1941 en el que el general Zhukov y otros, que estaban al tanto de los planes nazis de invasión, examinaban posibles respuestas.

Una de las ideas que contemplaron fue la de un ataque preventivo. Pero el Ejército Rojo era entonces totalmente incapaz de llevar a cabo una acción así. Para empezar, ¡porque el transporte principal de su artillería eran los tractores que se estaban utilizando para la cosecha!

Pero es interesante cómo Stalin rechazó todas y cada una de las señales de alarma que le llegaron. No solo de los británicos, sino de sus propios diplomáticos y espías...

Quizá la explicación esté en que estaba convencido desde la Guerra Civil española de que todo el que vivía en el extranjero se había corrompido y era instintivamente antisoviético.

Por eso ignoró los avisos que llegaron desde Berlín, incluso cuando le enviaron un pequeño diccionario para las tropas alemanas en el que figuraban expresiones como “llévame a tu granja comunal”. Estaba convencido de que eran todos provocaciones inglesas para forzar una lucha con Alemania.

Sin embargo, es extraordinario que Stalin aceptara incluso las garantías de Hitler de que se estaban desplazando tantas tropas hacia el este para alejarlas del radio de acción de los bombarderos británicos, que en aquel tiempo eran tan débiles que eran incapaces de hacer ninguna mella en las fuerzas alemanas. 

5. ¿Cuáles eran los objetivos alemanes? ¿Buscaban realmente una conquista total de la URSS? 

El plan era avanzar hacia lo que se llamó la línea AA, de Arcángel a Astracán. Esto les habría llevado más allá de Moscú y más allá del Volga.

Por eso, cuando llegó la batalla por Stalingrado, muchos soldados alemanes creían que con solo capturar la ciudad y llegar hasta el Volga habrían ganado la guerra.

La idea era que las tropas soviéticas que hubieran sobrevivido a las grandes batallas al comienzo de la ofensiva no serían más que un remanente y se las podría mantener a raya mediante bombardeos.

Mientras tanto, las áreas conquistadas de Rusia y Ucrania quedarían abiertas a la colonización y los asentamientos alemanes. De acuerdo con el Plan de Hambre alemán, la población de las principales ciudades habría muerto de inanición. Calculaban en 35 millones los muertos.

Todo el proyecto dependía de un rápido avance hasta la línea AA y, sobre todo, de la destrucción del Ejército Rojo mediante grandes sitios.

Algunos de estos sitios efectivamente tuvieron lugar. Kiev, por ejemplo, resultó ser una de las mayores batallas en número de prisioneros capturados en la historia de la humanidad. 

6. ¿Tuvieron los alemanes alguna posibilidad de éxito? 

A finales de 1941, en un momento de pánico, Stalin le dijo al embajador búlgaro que pensaba que Moscú iba a ser capturada y todo quedaría hecho pedazos.

Pero Stamenov, el embajador, respondió: “Está loco. Incluso si se retira hasta los Urales, acabará ganando”.

Para mí, esto ilustra una clave por la que la Operación Barbarroja no iba a funcionar. El tamaño del país significaba que la Wehrmacht y sus aliados rumanos y húngaros nunca tuvieron tropas suficientes para la conquista y ocupación de un territorio tan vasto.

En segundo lugar, Hitler no había aprendido la lección del asalto japonés sobre China, en el que otra fuerza altamente mecanizada y técnicamente superior atacó un país de una enorme extensión.

Aquello reveló que puedes imponerte al principio, pero el shock y el terror provocado por la crueldad, que también Hitler utilizó contra la Unión Soviética, acaba provocando tanta resistencia como pánico y caos.

Hitler nunca tuvo esto en cuenta. “Patea la puerta y toda la estructura se derrumbará”, era la frase que seguía usando, pero subestimaba completamente el patriotismo de la mayoría del pueblo soviético, y su rabia y determinación de continuar la lucha. 

7. ¿Sería correcto afirmar que Stalin fue un impedimento para la defensa soviética? 

Su negativa a permitir las retiradas, en especial del sitio de Kiev, conllevó la pérdida de cientos de miles de hombres. Fue una orden de resistir o morir en la que había muy poca flexibilidad.

Fue solo en la última fase de la retirada a Moscú que Stalin dio un poco más de margen, y estuvo bien que lo hiciera porque eso preservó tropas suficientes para poner a salvo la ciudad. 

8. ¿Llegó a haber algún peligro de que el régimen soviético colapsara en las primeras fases de la invasión? 

No hubo ninguna posibilidad de una revuelta popular ni nada parecido que lo derrocara.

De hecho, no eran muchas las críticas, porque realmente nadie sabía lo que estaba pasando y el enfado de la gente en ese momento estaba totalmente centrado en los alemanes y en su traición al pacto Germano-Soviético.

El riesgo principal para Stalin era un golpe palaciego. Hubo un momento en que algunos líderes soviéticos fueron a verle a la dacha en la que se había retirado en completa depresión.

Los vio llegar y pensó que habían llegado para arrestarlo, pero pronto se dio cuenta de que estaban tan asustados como él y lo convencieron de que tenía que seguir adelante. 

9. ¿Cuán decisivo resultó el invierno ruso en la batalla por Moscú? 

No hay duda de que la severidad de aquel invierno fue importante.

Fue especialmente frío, con temperaturas que cayeron a veces por debajo de los 40º bajo cero y los alemanes no estaban equipados para eso, ni en lo que se refiere al armamento ni a la ropa.

Las ametralladoras alemanas, por ejemplo, se congelaban a menudo y tenían que orinar sobre ellas para tratar de calentarlas.

Los blindados Panzer tenían unas orugas muy estrechas, por lo que no se podían manejar en la nieve, mientras que las más anchas de los soviéticos T-34 les daban ventaja.

La dureza del invierno ruso frenó el avance de la temible infantería alemana

Los alemanes ya habían visto ralentizado su avance por los fangos del otoño y la nieve no hizo sino empeorar las cosas. Tuvieron que encender fuegos bajo los motores de los aviones durante la noche para asegurarse de que arrancarían al llegar a la mañana siguiente. 

10 ¿Fue la invasión de la URSS el peor error de Hitler? 

Lo fue. 

Si hubiera mantenido el status quo resultante de la derrota de Francia y fortalecido sus ejércitos sostenidamente con los recursos de los países que ya había conquistado, hubiera estado en una posición muy fuerte.

Entonces, si Stalin hubiera intentado lanzar un ataque preventivo en 1942 y 1943, hubiera sido desastroso para la Unión Soviética.

No hay duda de que fue el momento decisivo de la guerra. Un 80% de las bajas de la Wehrmacht se produjeron en el frente oriental; fue la Operación Barbarroja lo que quebró la columna vertebral del ejército alemán. 


Nota: 
Más que hablar de errores hablaría de crímenes. los que iba cometiendo Hitler.

Lo que no se entiende es que un cabo de la I G M, gobernara a toda una nación y a un ejército como el alemán considerado como el más selectivo, aristocrático y mejor preparado de su tiempo. Y ese ejército le obedeciera ciegamente en su camino al desastre y el hundimiento. La "nobleza prusiana" dio un ejemplo de necedad y estulticia increíble. Y fue derrotado por un ejercito formado por hijos de obreros y campesinos,...  Cierto que con 27 millones de muertos. 

Surgen, además, muchas preguntas. Por ejemplo, si los alemanes perdieron la guerra por qué no pagaron con las mismas muertes su derrota siendo, además, que ellos invadieron la URSS a traición, sin declaración previa de guerra y rompiendo sin aviso el pacto Germano-soviético de no agresión.
Sin olvidar que la mayoría de la población nunca votó a los nazis, aunque nos repitan una y otra vez lo contrario. El 60% de los alemanes nunca le votaron.

“¡Oh Alemania, pálida madre! 
Entre los pueblos te sientas cubierta de lodo. 
Entre los pueblos marcados por la infamia 
tú sobresales”. 

Bertolt Brecht

viernes, 27 de julio de 2018

La propaganda del otro

Cómo occidente reacciona ante el informe del adversario cuando este rompe su monopolio.

Fue a finales de los noventa en Moscú. Solía visitar a un ex muy alto cargo analista del antiguo KGB de la URSS, el cerebro pensante de la acción exterior, un hombre culto, inteligente y con mucho mundo ya completamente apartado de toda función oficial. La URSS llevaba años enterrada y era el tipo de fuente que, si lograbas ganarte su confianza, valía un Potosí. Naturalmente, el acuerdo no era contármelo todo, pero sí, responder directamente a mis preguntas. Lo que no se podía contar, no se contaba. Así llegamos a una relación de confianza.

Fue aquel teniente general jubilado, cuya casa tenía video vigilancia, una rareza entonces, quien, entre otras cosas, me contó con bastante detalle los defectos de las alianzas mundiales de Moscú en la guerra fría, el despilfarro de unos medios que eran muy limitados y que si se hubieran concentrado en ciertos países habrían rendido mucho más. Entre sus observaciones críticas sobre la propaganda recuerdo la siguiente: Moscú podría haber creado una red de medios mucho más eficaz que la oxidada red de las agencias Tass y Nóvostí, las revistas en idiomas extranjeros como “Tiempos Nuevos” o “Novedades de Moscú” o el servicio internacional de Radio Moscú, todos muy mediatizados por el KGB y cuyas relaciones internas darían para escribir miles de folletines alguno de ellos completamente kafkiano.

“Habría bastado”, decía el ex jefe analista, “con copiar a nuestros adversarios: crear un canal que diera voz a todos los disidentes del mundo occidental”. Los adversarios disponían de tal red. En realidad una red de redes que se llamaba “Voz de América”, “Radio Liberty”, “Radio France International (RFI)”, “Deutsche Welle”, “BBC”, etc. La mayoría de ellas tenía programas en ruso y ucraniano, y algunas en casi todas las lenguas importantes de las diversas nacionalidades de la URSS (y había muchas lenguas en la URSS!). Los disidentes soviéticos, fuera en Lituania, San Petersburgo, Tibilisi o Moscú, se expresaban a través de aquellos medios, que difundían sus papeles y noticias. Millones de ciudadanos soviéticos escuchaban aquellas “voces”; ese era el eufemismo con el que la prensa oficial se refería a veces a aquella red, eficaz, profesional, bien pagada. Pues bien, muchos años después, ya con Putin y concluida oficialmente desde hacía quince años la guerra fría, Moscú creó un aparato similar.

Fue en 2005. Entre tanto el ex gran jefe analista volvió a servir a la patria. Quizá fue su vieja idea, quizá estaba en el aire, pero con el canal Russia Today (RT), Moscú hizo las cosas bien.

Una propaganda alternativa
Desde entonces el canal y las agencias internacionales no han hecho más que crecer. El presupuesto de RT es de unos 300 millones de dólares. Contrataron a competentes profesionales extranjeros y se han consolidado como un formidable medio de comunicación global en muchas lenguas. Naturalmente, la hegemonía informativa occidental es aplastante y naturalmente RT defiende intereses rusos, pero su mera existencia contribuye al pluralismo. Quiero decir al pluralismo realmente existente, que especialmente en materia de medios de televisión es un pluralismo de propagandas, algo que está muy lejos de ser ideal, pero que es mucho mejor que el monopolio que sufrimos durante la primera guerra de Irak (CNN) o la inducida disolución bélica de Yugoslavia (CNN+BBC, etc.).

La red propagandística occidental sigue siendo la principal, pero el mundo emergente multipolar ya tiene sus aparatos alternativos: los canales del Golfo, la china CCTV (también en varios idiomas), RT, Tele Sur, y otras.

En el pulso Rusia-Occidente la desproporción de medios salta a la vista. RT no forma parte de una inexistente red de los emergente. Frente a sus 300 millones, la Deutsche Welle dispone de un presupuesto de 350 millones, RFI 380 millones, la BBC 524 millones y el complejo americano mucho más. Y todos esos medios actúan al unísono en cuanto a la difamación de Rusia se refiere. Pese a todo, RT se ha convertido en un adversario de peso.

Su canal en inglés, por ejemplo, se parece mucho a un medio alternativo: ahí es donde el ciudadano americano puede enterarse de muchas noticias relevantes que sus medios no dan. Aunque la idiosincrasia del régimen ruso sea bien de derechas, una versión nacional-eslava de eso que calificamos como espíritu neocon, su posición en el mundo redunda en un posicionamiento mucho más liberal (partidario de la diplomacia y del multilateralismo) y crítico con el belicismo realmente existente (que es occidental) en cuestiones internacionales. El resultado es interesante. Por eso, pese a la modestia de sus medios, esta competencia se ha hecho muy incordiante en occidente, cuyas potencias no soportan que el adversario les responda, aunque sea modestamente, con su propia moneda.

Atando corto al incordio
Todos ustedes conocen las denuncias por atropello a la libertad de información que se producen en Rusia, pero seguramente desconocen que los periodistas y colaboradores de RT trabajan en Estados Unidos en unas condiciones muy parecidas a las que los periodistas occidentales estábamos sujetos en la URSS. En Estados Unidos el canal ruso se ha tenido que registrar como “agente extranjero” (igual que algunas ONG financiadas por dinero occidental en Rusia) y están obligados a trabajar con esa etiqueta. Los periodistas deben enviar copias de su trabajo a las autoridades en un plazo de 48 horas y sus movimientos están estrictamente supervisados. Por supuesto, empresas privadas como Google y Twitter, estrechas colaboradoras de la NSA como se ha demostrado, discriminan al canal ruso todo lo que pueden. En el parlamento británico se han escuchado voces de diputados para “clausurar” RT. En Alemania, con el complejo mediático más uniforme y retrógrado de Europa occidental, la campaña antirrusa ha batido todos los récords y con ella la demonización de los medios rusos. El parlamento europeo ha aprobado resoluciones discriminatorias contra los medios de comunicación rusos. Twitter y Facebook ya han cerrado las cuentas de portales rusos como USAReally.com, donde pueden leerse informes tan sorprendentes como el de que uno de cada cuatro americanos apoyaría la secesión pacífica de su estado de los Estados Unidos… Y en el este de Europa las cosas son aun más rudas: una periodista de RT, Paula Slier, acaba de ser expulsada de Ucrania- y su entrada en el país vetada por cinco años- al acudir a un certamen de la OSCE sobre libertad de información organizado en Kiev. En Estonia, el periodista y ex diputado italiano Giulietto Chiesa, habitual colaborador de RT, fue también expulsado cuando acudió a una conferencia. Son solo algunos ejemplos recientes entre muchos otros.

Los procedimientos que occidente utiliza para remediar que los rusos hayan logrado establecer cierta competencia con el antiguo monopolio informativo occidental, son claros atentados a la libertad de información y bastante reveladores de hacia donde soplan los vientos en nuestras democracias. En cualquier caso, gracias al pluralismo de propagandas es mucho más fácil orientarse en los actuales conflictos que sacuden nuestro agitado mundo.

Rafael Poch de Feliu

martes, 12 de julio de 2016

Críticas a la escalada de tensión con Rusia ante la cumbre de la OTAN en Varsovia

Thilo Schäfer
La Marea

Miembros del Gobierno alemán exigen que se rebaje “el ruido de sables” en Europa del Este. Veteranos de los servicios secretos de EEUU advierten a la canciller Merkel antes de la cumbre de la OTAN en Varsovia que el presidente Putin sufre presiones por parte de sus generales.

La última vez que se reunieron los jefes de Estado y de Gobierno de los 28 países miembros de la OTAN fue hace dos años en Cardiff, la capital de Gales en el Reino Unido. La elección de Varsovia como sede de la cumbre de la Alianza Atlántica de este año tiene un valor mucho más simbólico. Polonia, al igual que sus vecinos en Europa del Este, acapara la atención de la organización militar, que está protagonizando una peligrosa escalada de tensión con Rusia. El papel de Moscú en la separación de Crimea de Ucrania y los movimientos separatistas en el Este de ese país han encendido las alarmas en Polonia y las tres repúblicas bálticas, Lituania, Letonia y Estonia.

Desde hace meses, la OTAN está llevando a cabo maniobras militares en la región que son vistas por Rusia como una provocación. El tema principal de la cumbre de Varsovia, que comienza este viernes y termina el sábado, es precisamente la situación en Europa del Este, marcada por el pulso con Moscú. Los líderes, entre ellos el presidente de EEUU Barack Obama y el presidente del Gobierno en funciones Mariano Rajoy, deben decidir un aumento de las tropas de la OTAN en el Báltico.

Sin embargo, recientemente han aumentado las voces críticas con la escalada militar de la Alianza en Europa del Este, sobre todo en el seno del Gobierno alemán. “Lo que no deberíamos hacer ahora es incendiar aún más la situación, con el ruido de sables y expresiones bélicas”, dijo el ministro de Exteriores germano, el socialdemócrata Frank-Walter Steinmeier en junio. Sus palabras fueron una clara crítica al curso de la canciller Angela Merkel, de la Unión Democristiana (CDU), que es partidaria de la política de mano dura contra el Kremlin, incluyendo las sanciones económicas. El vicecanciller y presidente del Partido Socialdemócrata (SPD), Sigmar Gabriel, fue algo más conciliador, aunque en el fondo ratificaba las críticas del ministro de Exteriores. “Sabemos que el aislamiento no sirve para nada. A final sólo sirve el diálogo”, dijo.

Merkel, no obstante, no parece estar impresionada por los reparos de sus socios en el gobierno de gran coalición. En un debate previo a la cumbre de la OTAN en el Parlamento alemán el jueves, la canciller confirmó la participación del ejército germano en los nuevos contingentes de la Alianza en el Báltico. “Los países del Este necesitan ahora la reafirmación del apoyo de la OTAN”, afirmó Merkel en el Bundestag.

La canciller alemana tiene un papel clave en la cumbre, por lo cual ha sido objeto de más presiones. Un grupo de exoficiales de las Fuerzas Armadas, del Gobierno y los servicios secretos de EEUU, incluyendo la CIA, ha dirigido una carta abierta a Merkel para pedirle que contribuyera a rebajar la “belicosidad” de la OTAN frente a Rusia. La directiva de la organización Veteran Intelligence Professionals for Sanity (Profesiones de la Inteligencia Veteranos a favor de la Racionalidad) advierte en el escrito que las recientes maniobras de la OTAN en la zona tienen un peligrosísimo potencial para provocar reacciones no deseadas por parte rusa.

“[El presidente ruso Vladimir] Putin no tiene la opción de reconfirmar a sus generales que lo que ven y lo que escuchan es pura retórica y postureo de la OTAN. Ya está notando una presión creciente para actuar con fuerza y de forma inequívoca”, reza la carta.

Muchos partidos de izquierda en Europa del Oeste, algunos tradicionalemente anti-OTAN, exigen directamente la disolución de la organización transatlántica que se creó al principio de la Guerra Fría. Sarah Wagenknecht, vicepresidenta de Die Linke en Alemania, sugirió en el citado debate parlamentario sobre la cumbre que se sustituyera la OTAN por una nueva alianza que incluyera a Rusia. Incluso Merkel admitió al final que la escalada de maniobras y contingentes militares en el Este no puede ser la solución del conflicto con Moscú: “Estamos de acuerdo en que la seguridad duradera en Europa sólo es posible con Rusia y no contra Rusia”.

Fuente: http://www.lamarea.com/2016/07/07/criticas-la-escalada-tension-rusia-ante-la-cumbre-la-otan-varsovia/