Y el presidente alemán en la picota por una minucia
El escrúpulo nacional no impide que el público alemán lo desconozca todo sobre sus bancos, entre los más opacos del mundo
Desvergüenza en el sur, por la tolerancia con el festival inmobiliario, e hipocresía en el norte, por la falta de transparencia económica, sobre todo bancaria, y el desvío de la atención hacia temas anecdóticos. Podría ser el epitafio de la actual Europa en crisis. En el centro de la imagen, una Alemania que pone en la picota a su presidente, Christian Wulff, por una minucia.
¿Que pasa con Wulff? En enero de 2010 se fue de vacaciones con su joven esposa a Florida, a casa del millonario alemán, Egon Geerkens, que les pagó los billetes de avión en primera. Al saberse, dos diputados le preguntaron si tenía alguna "relación de negocios" con el millonario. La respuesta fue "no". Ahora se ha conocido que la mujer de Geerkens prestó en 2008 a los Wulff un crédito de medio millón de euros para comprar una casa bastante discreta. El crédito a un amigo no es delito. No fue una mentira, pero tampoco era toda la verdad, lo que no es bonito para un presidente.
La prensa, especialmente la sensacionalista, se le ha echado al cuello, quizá para cobrarle a Wulff una frase que dijo en un discurso el año pasado y que creó gran escándalo en las filas conservadoras: como consecuencia de la emigración turca y árabe, "el Islam también pertenece a Alemania".
Anatema. El presidente abre ahora los telediarios y está en la portada de Der Spiegel ("El presidente fallido"). Se examina hasta el último rincón de su trayectoria y se descubren otras minucias, como el pago de los anuncios de un libro del político por otro millonario, que dice que Wulff no estaba al tanto. Wulff también dice que no sabía nada del asunto. El 70% de los alemanes no consideran que el presidente tenga que dimitir.
Visto desde el ladrillo español y sus impunes y desvergonzados alrededores, el rigor de este caso provoca una triste envidia. Pero más allá del sano escrúpulo asoma un ejercicio de descomunal hipocresía, en una sociedad que lo desconoce todo sobre sus opacos bancos y su condición de paraíso fiscal.
El noveno paraíso
Alemania figura en el noveno puesto mundial de opacidad en la lista de 73 países del mundo publicada por la organización Tax Justicie Network (TJN). Los primeros quince de su lista son; Suiza, Islas Caimán, Luxemburgo, Hong Kong, Estados Unidos, Singapur, Jersey, Japón, Alemania, Bahrein, Islas Vírgenes, Bermuda, Reino Unido, Panamá y Bélgica. La desvergonzada España figura en el puesto 53.
Los bancos alemanes administran 1,3 billones de euros de capital extranjero, lo que representa casi el 5% de las transacciones financieras globales. Actúa como reclamo, el hecho de que el país, "no ha firmado ningún acuerdo bilateral en materia de intercambio de datos fiscalmente relevantes", lo que, "combinado con el atractivo de las exenciones fiscales para compradores extranjeros de bonos del gobierno alemán, atrae una gran cantidad de dinero negro", señala un comentario del centro Política Exterior Alemana.
"Que Alemania se encuentre entre los diez principales centros financieros en la sombra, se debe a su peso como centro financiero para los no residentes y a sus débiles requisitos de información. También a que concede una amplia desgravación fiscal a residentes en el extranjero, incluso de países en desarrollo, lo que atrae grandes sumas de dinero", explica Markus Meinzer, coautor del índice de opacidad de TJN.
El mundo en desarrollo abre cuentas aquí
Esta situación explica la popularidad que los bancos alemanes tienen entre los dictadores de países en desarrollo. El fallecido caudillo de Turkmenistán, Saparmurad Niyasov, colocó, a su nombre, en el Deutsche Bank los ingresos del gas de su país que administraba como una finca particular. Muhammar el Gadafi y su clan, tuvieron unas doscientas cuentas repartidas en bancos alemanes, con un total de 6000 millones de euros.
En el Bundestag, los diputados más relacionados con las cuentas públicas reconocen que no saben nada sobre la situación de los bancos salvados con dinero del contribuyente. Uno de ellos explicó a este diario la respuesta que recibió a su interpelación parlamentaria por escrito sobre generalidades del rescate bancario: "secreto corporativo". ¿Qué percepción tiene el ciudadano alemán de esta situación?
Desviando la atención
El informe de TJN no ha tenido el menor eco en Alemania. La influyente prensa sensacionalista continúa centrando la atención sobre los desmanes meridionales. "Los griegos han almacenado en Suiza 200.000 millones de euros", tituló a toda plana el diario Bild, baluarte del nacional populismo en la actual crisis. Ante la perspectiva de una quiebra, los griegos no se fían de sus bancos y se llevan el dinero fuera. Pero la cantidad mencionada es superada, en 50.000 millones, por el dinero que los propios evasores fiscales alemanes tienen en países como Luxemburgo, Liechtenstein o Suiza, según la estimación divulgada por el sindicato alemán de funcionarios de hacienda (DSTG), de la que los medios no se hicieron eco. Se pierde de vista así el complejo panorama europeo de la evasión y el delito fiscal, del que Alemania es pieza mucho más importante que Grecia.
El ministro de defensa Karl-Theodor zu Guttemberg, que mintió y encubrió la muerte de cien civiles en Afganistán soltando a dos altos cargos de su entorno como lastre, dimitió porque se descubrió el plagio de su tesis doctoral, no por aquella masacre. Richard Nixon cayó por espiar a sus rivales en un hotel de Washington, no por los varios millones de muertos que propició en Vietnam, lo que fue en su día celebrado como paradigma de una prensa poderosa. Ahora, el presidente alemán está en la picota por una minucia, en medio del mayor desembolso de dinero público hacia el sector privado de la historia, del que apenas se conoce nada. Es una caricatura de lo mismo.
Falta de voluntad hacia el delito fiscal
En Alemania se persigue, y con gran rigor, el pequeño fraude fiscal, pero algunos funcionarios de hacienda denuncian falta de voluntad para investigar grandes delitos fiscales, mientras se persigue con lupa el pequeño fraude relativo a la ayuda social o el seguro de desempleo, explica Frank Wehrheim, ex inspector de hacienda del Land de Hesse.
Wehrheim, que acaba de publicar un libro titulado "Inside Steuerfahndung" (La investigación fiscal por dentro), estima que Alemania pierde anualmente entre 200.000 y 300.000 millones de euros en evasión de impuestos y fraude con subvenciones. Su compañero Thomas Eigenthaler, presidente del sindicato de funcionarios de hacienda, reprocha al gobierno de Merkel que, "más allá de las declaraciones" se ha torpedeado, "una acción coordinada a nivel europeo" contra el fraude fiscal.
A mayor fraude, menor posibilidad judicial
"En Alemania es muy difícil ser acusado de evasión de impuestos, para ello hay que ser muy descuidado y tener muy mala suerte, dice Wolfgang Neskovic, ex magistrado del Tribunal Supremo y diputado del Bundestag.
"Ningún delito es tan difícil de aclarar como el fiscal. Los flujos de efectivo son velados, los registros importantes, el poder judicial es insuficiente y está mal dotado. Se necesita una perfección matemática y un trabajo duro y persistente para lograr llevar el delito de evasión de impuestos hasta un proceso judicial. La regla de oro es: cuanto más rico el acusado, tanto más complejo es el delito y más difícil su aclaración", explica Neskovic en un artículo publicado por el semanario "Der Freitag".
"En la sala del tribunal hay que vérselas con la caballería de abogados bien formados y bien pagados que amenazan con un caso de varios meses y plantean un acuerdo rápido a cambio de una sentencia indulgente. Aquí la regla de oro es: cuanto más complejo sea el delito, más costosa es la investigación de la parte acusada y más suave el castigo que esta recibe", explica el diputado.
Fuente: Rafael Poch, La Vanguardia, corresponsal en Berlín. http://www.lavanguardia.com/internacional/20111222/54242641629/presidente-aleman-picota-minucia.html
sábado, 24 de diciembre de 2011
jueves, 22 de diciembre de 2011
El BCE, el banco central europeo
Este artículo señala que el mal llamado problema de la deuda pública con los intereses exagerados que los países tienen que pagar para cubrir su deuda tiene poco que ver con la confianza de los mercados y mucho que ver con la manera como se diseñó el Banco Central Europeo, impidiendo que los Estados se protegieran frente a la especulación de los mercados financieros. El artículo señala que este diseño se hizo para potenciar los intereses del capital financiero, utilizando el Banco Central Europeo como mecanismo de reducción de los salarios y privatización del Estado del Bienestar.
¿Para qué sirve un banco central? Una de las actividades que un Banco Central realiza en un país es imprimir dinero, y con él comprar la deuda pública de su Estado, y con ello bajar los intereses que tenga que pagar su Estado para poder vender sus bonos públicos. De esta manera, cuando los mercados financieros quieren especular sobre el precio de tales bonos públicos (promoviendo en los medios de información –ayudados por las agencias de calificación de riesgos, como Standard & the Poors- que los Estados no podrán pagar los intereses de tales bonos, forzándoles a pagar unos intereses muy altos para poder vender sus bonos -lo que se llama la prima de riesgo), entonces el banco central hace funcionar sus imprentas y produce moneda con la cual comprar su deuda pública, defendiéndola frente a la especulación. Esto es lo que hace un banco central digno de su nombre. Ni que decir tiene que hay también riesgos en imprimir mucho dinero, porque cuando hay mucha moneda puede incrementarse la inflación. Pero la inflación en la Eurozona no es un problema. Antes al contrario, es demasiado baja, dificultando el crecimiento económico, que es el mayor problema de tal comunidad monetaria.
El problema con la deuda pública de los países de la Eurozona es que sus bancos centrales no pueden imprimir dinero ni tampoco pueden comprar su deuda pública. Los Estados están totalmente desprotegidos De ahí que todos (desde Grecia hasta Alemania) tienen o tendrán problemas con su deuda pública. El único banco central que puede imprimir dinero es el Banco Central Europeo (BCE). Pero el problema con este BCE es que no actúa como un banco central, es decir, no compra los bonos públicos de los Estados miembros, ni tampoco presta dinero a los Estados. El famoso artículo 123 de su Reglamento lo dice muy claro. El BCE no podrá comprar deuda pública de los Estados. Éstos están totalmente desprotegidos. No pueden hacer nada frente a la especulación de los mercados financieros.
Los que sí, en cambio, pueden pedir prestado dinero al BCE, son los bancos privados, y lo pueden conseguir a unos intereses bajísimos, al 1,25%. En cambio, los Estados tienen que pedir prestado dinero a los bancos, pagando unos intereses elevadísimos, incluso del 7% como es el caso de Italia (en España es el 6,5%). Este arreglo es una bonanza para los bancos privados. Consiguen dinero fácilmente del BCE y con ello compran bonos públicos que les producen una rentabilidad del 6% o del 7% de lo que compran. El BCE actúa de esta manera, privilegiando a los bancos privados sobre los Estados, transformando el BCE en un lobby de la banca.
Como consecuencia de esta situación, los Estados se tienen que endeudarse más y más, debiendo mucho dinero a los bancos privados. Y ahí está la raíz del mal llamado problema de la deuda pública, que es incluso más acentuada en aquellos países, como Grecia, Portugal, Irlanda, España e Italia, que habiendo estado gobernados por las derechas por la mayoría del periodo post II Guerra Mundial, tienen Estados muy pobres (sus ingresos al Estado son muy bajos. España, por ejemplo, sólo representa un 34% del PIB, frente al 44% en el promedio de la UE-15, o el 52% en el caso de Suecia), resultado de unas políticas fiscales muy regresivas y un enorme fraude fiscal (En España se calcula que alcanza unos 65.000 millones de euros).
La deuda pública de estos Estados ha ido creciendo, no porque su gasto público haya ido creciendo (como los autores neoliberales erróneamente indican), sino porque han cambiado de banco. En lugar de conseguir dinero de su propio banco central, ahora tienen que pedir prestado dinero de los bancos privados. En realidad, si pudieran prestar dinero del BCE a unos intereses de 1,25% (como los bancos privados) no habría ningún problema con su deuda pública. (Ver Ellen Brown, “The European Central Bank withholds relief while Rome Burns”). Y ahí está la raíz del problema. Se ha diseñado un sistema en la Eurozona en que los Estados dependen de la banca privada para conseguir dinero. Y ésta es una realidad que el lector raramente leerá en la prensa financiera o económica.
Los bancos se forran a costa del endeudamiento de los Estados. Un círculo virtuoso para la banca. Pero la situación es incluso peor que la ya descrita, pues el BCE al romper con el espíritu del famoso artículo 123, comprando deuda pública a los Estados, tales como España e Italia, ha puesto como condición que los salarios y la protección social disminuyan, acentuando la necesidad de privatizar el Estado del Bienestar, tanto sus transferencias públicas como las pensiones, así como los servicios públicos como la sanidad. Estas condiciones están escritas en una carta, no conocida por el público, que el gobernador del BCE, el Sr. Trichet, y el gobernador del Banco de España, el Sr. Fernández Ordóñez, le escribieron al Presidente Zapatero condicionando la compra de bonos públicos del Estado español a la toma de tales medidas por parte del Estado Español.
Un tanto semejante ha ocurrido con Italia. ¿Por qué hacen tal petición en su carta? En teoría, esta reducción de los salarios y de la protección social se exige para aumentar la competitividad de la economía española y salir así de la recesión. Este es el argumento neoliberal hoy en boga. Es fácil de demostrar que este argumento carece de credibilidad. Suecia es el país con salarios más elevados y con mayor protección social, y su tasa de crecimiento económico es de un 5,6%, uno de los más elevados de la Unión Europea. La explicación real es que, por una parte el descenso de los salarios aumenta el endeudamiento de la población (lo cual es bueno para la banca) y por otra, la privatización de las transferencias y de los servicios del Estado del Bienestar es la generalización de la deseada privatización de las pensiones públicas y la privatización de la sanidad, el sueño de la banca y de las compañías aseguradoras. Y lo están consiguiendo.
¿Para qué sirve un banco central? Una de las actividades que un Banco Central realiza en un país es imprimir dinero, y con él comprar la deuda pública de su Estado, y con ello bajar los intereses que tenga que pagar su Estado para poder vender sus bonos públicos. De esta manera, cuando los mercados financieros quieren especular sobre el precio de tales bonos públicos (promoviendo en los medios de información –ayudados por las agencias de calificación de riesgos, como Standard & the Poors- que los Estados no podrán pagar los intereses de tales bonos, forzándoles a pagar unos intereses muy altos para poder vender sus bonos -lo que se llama la prima de riesgo), entonces el banco central hace funcionar sus imprentas y produce moneda con la cual comprar su deuda pública, defendiéndola frente a la especulación. Esto es lo que hace un banco central digno de su nombre. Ni que decir tiene que hay también riesgos en imprimir mucho dinero, porque cuando hay mucha moneda puede incrementarse la inflación. Pero la inflación en la Eurozona no es un problema. Antes al contrario, es demasiado baja, dificultando el crecimiento económico, que es el mayor problema de tal comunidad monetaria.
El problema con la deuda pública de los países de la Eurozona es que sus bancos centrales no pueden imprimir dinero ni tampoco pueden comprar su deuda pública. Los Estados están totalmente desprotegidos De ahí que todos (desde Grecia hasta Alemania) tienen o tendrán problemas con su deuda pública. El único banco central que puede imprimir dinero es el Banco Central Europeo (BCE). Pero el problema con este BCE es que no actúa como un banco central, es decir, no compra los bonos públicos de los Estados miembros, ni tampoco presta dinero a los Estados. El famoso artículo 123 de su Reglamento lo dice muy claro. El BCE no podrá comprar deuda pública de los Estados. Éstos están totalmente desprotegidos. No pueden hacer nada frente a la especulación de los mercados financieros.
Los que sí, en cambio, pueden pedir prestado dinero al BCE, son los bancos privados, y lo pueden conseguir a unos intereses bajísimos, al 1,25%. En cambio, los Estados tienen que pedir prestado dinero a los bancos, pagando unos intereses elevadísimos, incluso del 7% como es el caso de Italia (en España es el 6,5%). Este arreglo es una bonanza para los bancos privados. Consiguen dinero fácilmente del BCE y con ello compran bonos públicos que les producen una rentabilidad del 6% o del 7% de lo que compran. El BCE actúa de esta manera, privilegiando a los bancos privados sobre los Estados, transformando el BCE en un lobby de la banca.
Como consecuencia de esta situación, los Estados se tienen que endeudarse más y más, debiendo mucho dinero a los bancos privados. Y ahí está la raíz del mal llamado problema de la deuda pública, que es incluso más acentuada en aquellos países, como Grecia, Portugal, Irlanda, España e Italia, que habiendo estado gobernados por las derechas por la mayoría del periodo post II Guerra Mundial, tienen Estados muy pobres (sus ingresos al Estado son muy bajos. España, por ejemplo, sólo representa un 34% del PIB, frente al 44% en el promedio de la UE-15, o el 52% en el caso de Suecia), resultado de unas políticas fiscales muy regresivas y un enorme fraude fiscal (En España se calcula que alcanza unos 65.000 millones de euros).
La deuda pública de estos Estados ha ido creciendo, no porque su gasto público haya ido creciendo (como los autores neoliberales erróneamente indican), sino porque han cambiado de banco. En lugar de conseguir dinero de su propio banco central, ahora tienen que pedir prestado dinero de los bancos privados. En realidad, si pudieran prestar dinero del BCE a unos intereses de 1,25% (como los bancos privados) no habría ningún problema con su deuda pública. (Ver Ellen Brown, “The European Central Bank withholds relief while Rome Burns”). Y ahí está la raíz del problema. Se ha diseñado un sistema en la Eurozona en que los Estados dependen de la banca privada para conseguir dinero. Y ésta es una realidad que el lector raramente leerá en la prensa financiera o económica.
Los bancos se forran a costa del endeudamiento de los Estados. Un círculo virtuoso para la banca. Pero la situación es incluso peor que la ya descrita, pues el BCE al romper con el espíritu del famoso artículo 123, comprando deuda pública a los Estados, tales como España e Italia, ha puesto como condición que los salarios y la protección social disminuyan, acentuando la necesidad de privatizar el Estado del Bienestar, tanto sus transferencias públicas como las pensiones, así como los servicios públicos como la sanidad. Estas condiciones están escritas en una carta, no conocida por el público, que el gobernador del BCE, el Sr. Trichet, y el gobernador del Banco de España, el Sr. Fernández Ordóñez, le escribieron al Presidente Zapatero condicionando la compra de bonos públicos del Estado español a la toma de tales medidas por parte del Estado Español.
Un tanto semejante ha ocurrido con Italia. ¿Por qué hacen tal petición en su carta? En teoría, esta reducción de los salarios y de la protección social se exige para aumentar la competitividad de la economía española y salir así de la recesión. Este es el argumento neoliberal hoy en boga. Es fácil de demostrar que este argumento carece de credibilidad. Suecia es el país con salarios más elevados y con mayor protección social, y su tasa de crecimiento económico es de un 5,6%, uno de los más elevados de la Unión Europea. La explicación real es que, por una parte el descenso de los salarios aumenta el endeudamiento de la población (lo cual es bueno para la banca) y por otra, la privatización de las transferencias y de los servicios del Estado del Bienestar es la generalización de la deseada privatización de las pensiones públicas y la privatización de la sanidad, el sueño de la banca y de las compañías aseguradoras. Y lo están consiguiendo.
lunes, 19 de diciembre de 2011
Cesarea Évora murió, el sábado 17, en su Cabo Verde natal
Este blog nació en el tiempo en que descubrí a Cesarea. Me había deslumbrado no sólo su voz, sus canciones, su música y también su vida, los avatares que la llevaron al éxito mundial desde una aldea en una pequeña isla perdida en el océano, hasta el Olimpia de París. Descalza y con una edad en la que se ha perdido todo sueño de ser reconocida como lo ha sido y alcanzar el éxito que ha logrado. Si existen los milagros, el discurrir de su carrera lo ha sido sin duda. Parte de la letra de una de sus canciones figuran en el lateral de la página como una declaración de principios,...
Cuanto más conocía su música, más me gustaba. "La reina descalza de la morna" se ganó un lugar en mi corazón. Sus canciones, que parecen tristes, me animaban, me daban fuerza, alegría de vivir, me reconciliaban con la vida, con lo más bello de ella, con la pasión por la belleza, con la alegría por lo nuevo, por lo que nace, lo que crece, lo que florece y se alimenta constantemente, el ciclo de la vida, me animaban a luchar, a disfrutar, me emocionaban con el "verde, el color más bello, el color de la esperanza",...
Sus canciones y discos fueron aumentando; Regresso, donde su voz, la trompeta, el piano, la percusión y las guitarras suenan magníficas, Sodade, Uma pincelada, Fado, Carnaval, Negué, Tango, aparecieron sus colaboraciones con conocidos artistas; Pedro Guerra, Goran Bregovic, Caetano Veloso, Sakamoto, Marisa Monte, Sakif Keita, Compay Segundo, Bonnie Raitt, Erykah Badu, Chucho Valdés, ... buscando en internet he colgado ese album con 29 de sus canciones para poder escucharlas disfrutando de ellas en cualquier sitio que tenga una conexión.
Fallece la cantante Cesárea Évora Publico.es En El País. Crónica en Clarín aquí.
Cuanto más conocía su música, más me gustaba. "La reina descalza de la morna" se ganó un lugar en mi corazón. Sus canciones, que parecen tristes, me animaban, me daban fuerza, alegría de vivir, me reconciliaban con la vida, con lo más bello de ella, con la pasión por la belleza, con la alegría por lo nuevo, por lo que nace, lo que crece, lo que florece y se alimenta constantemente, el ciclo de la vida, me animaban a luchar, a disfrutar, me emocionaban con el "verde, el color más bello, el color de la esperanza",...
Sus canciones y discos fueron aumentando; Regresso, donde su voz, la trompeta, el piano, la percusión y las guitarras suenan magníficas, Sodade, Uma pincelada, Fado, Carnaval, Negué, Tango, aparecieron sus colaboraciones con conocidos artistas; Pedro Guerra, Goran Bregovic, Caetano Veloso, Sakamoto, Marisa Monte, Sakif Keita, Compay Segundo, Bonnie Raitt, Erykah Badu, Chucho Valdés, ... buscando en internet he colgado ese album con 29 de sus canciones para poder escucharlas disfrutando de ellas en cualquier sitio que tenga una conexión.
Fallece la cantante Cesárea Évora Publico.es En El País. Crónica en Clarín aquí.
domingo, 18 de diciembre de 2011
10+1 habilidades que los estudiantes necesitan en cualquier mercado de trabajo
Molly Mitchell 14-12-2011.
Cada pocos años, el mercado de trabajo cambia y la educación cambia junto con él. A medida que las nuevas carreras suben, siempre hay un título nuevo y un nuevo programa para ellas. Pero ¿sabía usted cuales son las habilidades esenciales que todos los estudiantes, graduados y candidatos para un puesto tienen que tener para darle la mejor oportunidad de conseguir un trabajo? A continuación, hemos recopilado una lista de sólo diez (+1) de los must-haves que todos los estudiantes universitarios deben estar adquiriendo a la vez que se dedican a sus estudios.
1. Experiencia laboral - No importa qué tipo de trabajo tenga, sólo tiene uno. Los estudiantes con brillantes carreras académicas pueden dar una buena impresión, pero su futuro jefe, probablemente no quiere ser el primero en emplearlo. Acepte mientras estudia cualquier oportunidad de trabajar, incluso si es un trabajo de salario mínimo, aún así puede enseñarle habilidades valiosas de la realidad del mundo del trabajo que necesitará después en un entorno profesional. Lo que nos lleva a:
2. Experiencia relevante - Si usted puede conseguir un trabajo en la industria y trabajar durante los estudios, hágalo mientras pueda hacerlo. Incluso prácticas no remuneradas le puede dar una valiosa experiencia, así como demostrará con ello lo interesado que estás en tu carrera.
3. Escritura - Usted no tiene por que ser un gran escritor inglés pero tiene que aprender a escribir. Todo, desde su currículo a las notas entre oficinas serán minuciosamente analizadas por los errores, así que asegúrese de saber cómo comunicarse en forma escrita, aunque sean modelos sencillos y limitados pero que sean correctos, así como:
4. Comunicación verbal - Como estudiante, usted disfruta de la libertad de decirle a alguien que algo "apesta". En el mundo de los profesionales, que la declaración puede ser una mina. Aprender a decir que algo "necesita mejorar" o tiene "oportunidad de crecimiento" y la jerga de otros de cuello blanco puede evitar que tenga el aspecto de un aficionado. Es decir emplee, en las relaciones profesionales, un lenguaje profesional, no vulgar y sobre todo no mezcle los modos de expresión coloquial, como cuando habla con sus amigos, con el técnico o profesional..
5. Hablar en público - Casi todo el mundo lo odia, pero casi todo el mundo tiene que hacerlo con el tiempo. Ya sea para hacer una presentación en el trabajo o ser entrevistado por un grupo de personas, o defender o argumentar una posición o una opinión. El hablar en público se necesita más de lo que cree, así que tome clases de ello o alguna relacionadas, como de debate o de actuación, para obtener el máximo provecho de sus optativas.
6. Tecnología - No hace falta decir que esta generación de estudiantes es la más inteligentemente preparada en tecnología que nunca. Estar seguro y utilizar todas las técnicas que pueda mientras pueda. Mientras que los elementos básicos como Microsoft Office se requiere en casi todas partes, teniendo un conocimiento de la seguridad informática, HTML, blog o páginas web y otras prácticas de tecnología realmente puede ayudarle a destacar.
7. Finanzas - Usted no necesariamente tiene que saber cómo escoger las acciones, pero usted tiene que saber cómo administrar el dinero. Incluso en un puestos inicial de entrada tiene que hacer peticiones a los de arriba para cosas como artículos de oficina, equipos nuevos, etc Tener un conocimiento de lo mucho que importan estas partidas de gastos, si son factibles, y todo lo relacionado con el presupuesto puede ayudar en cualquier carrera.
8. Crítica - En la universidad, ¿por qué no tomar una clase de tipo taller, tales como la escritura creativa para ayudarle a aprender la valiosa lección de la crítica? Si usted aprende a criticar y ser criticado efectivamente puede ayudarle no sólo avanzar en una carrera, sino para que no pierda la paciencia si alguna vez se encontró con críticas en el trabajo, ya sean de jefes, compañeros o clientes .
9. Redes - Puede suponerle un tiempo enorme, pero dedique tiempo para socializar - y no sólo a través de Facebook - realmente puede ganar ese tiempo. No sólo puede conocer a futuros contactos, sino que también puede ayudarle a hacer amigos, conectar a las personas con los mismos intereses, y prepararse para el mundo profesional. Sea prudente pues también se está retratando, definiendo y sus posibles empleadores lo pueden investigar.
10. Investigación - No sabe cómo hacer algo? Es probable que haya pasado mucho tiempo en Google y otros sitios mirando un montón de cosas para los estudios. Estos principios pueden ayudar en cualquier trabajo y en los problema en el trabajo. Incluso si es sólo la forma de arreglar una impresora rota, con la investigación adecuada, en el momento adecuado, le puede ayudar a destacar.
11. Cuidar y fomentar las habilidades para crear un buen clima de trabajo en grupo. En síntesis a las empresas le interesa aquellos que saben crear y mantener buenos grupos. (Esta habilidad, muy valorada y rentable para la empresa, los sujetos y los clientes, no está tomada de la web)
Molly Mitchell es un estudiante graduado de Ciencias Económicas y también posee el sitio Escuela de Economía. Su sitio ayuda a los estudiantes Licenciados en Económicas a encontrar y satisfacer sus necesidades. Más en La economía de Nuevos Talentos
Cada pocos años, el mercado de trabajo cambia y la educación cambia junto con él. A medida que las nuevas carreras suben, siempre hay un título nuevo y un nuevo programa para ellas. Pero ¿sabía usted cuales son las habilidades esenciales que todos los estudiantes, graduados y candidatos para un puesto tienen que tener para darle la mejor oportunidad de conseguir un trabajo? A continuación, hemos recopilado una lista de sólo diez (+1) de los must-haves que todos los estudiantes universitarios deben estar adquiriendo a la vez que se dedican a sus estudios.
1. Experiencia laboral - No importa qué tipo de trabajo tenga, sólo tiene uno. Los estudiantes con brillantes carreras académicas pueden dar una buena impresión, pero su futuro jefe, probablemente no quiere ser el primero en emplearlo. Acepte mientras estudia cualquier oportunidad de trabajar, incluso si es un trabajo de salario mínimo, aún así puede enseñarle habilidades valiosas de la realidad del mundo del trabajo que necesitará después en un entorno profesional. Lo que nos lleva a:
2. Experiencia relevante - Si usted puede conseguir un trabajo en la industria y trabajar durante los estudios, hágalo mientras pueda hacerlo. Incluso prácticas no remuneradas le puede dar una valiosa experiencia, así como demostrará con ello lo interesado que estás en tu carrera.
3. Escritura - Usted no tiene por que ser un gran escritor inglés pero tiene que aprender a escribir. Todo, desde su currículo a las notas entre oficinas serán minuciosamente analizadas por los errores, así que asegúrese de saber cómo comunicarse en forma escrita, aunque sean modelos sencillos y limitados pero que sean correctos, así como:
4. Comunicación verbal - Como estudiante, usted disfruta de la libertad de decirle a alguien que algo "apesta". En el mundo de los profesionales, que la declaración puede ser una mina. Aprender a decir que algo "necesita mejorar" o tiene "oportunidad de crecimiento" y la jerga de otros de cuello blanco puede evitar que tenga el aspecto de un aficionado. Es decir emplee, en las relaciones profesionales, un lenguaje profesional, no vulgar y sobre todo no mezcle los modos de expresión coloquial, como cuando habla con sus amigos, con el técnico o profesional..
5. Hablar en público - Casi todo el mundo lo odia, pero casi todo el mundo tiene que hacerlo con el tiempo. Ya sea para hacer una presentación en el trabajo o ser entrevistado por un grupo de personas, o defender o argumentar una posición o una opinión. El hablar en público se necesita más de lo que cree, así que tome clases de ello o alguna relacionadas, como de debate o de actuación, para obtener el máximo provecho de sus optativas.
6. Tecnología - No hace falta decir que esta generación de estudiantes es la más inteligentemente preparada en tecnología que nunca. Estar seguro y utilizar todas las técnicas que pueda mientras pueda. Mientras que los elementos básicos como Microsoft Office se requiere en casi todas partes, teniendo un conocimiento de la seguridad informática, HTML, blog o páginas web y otras prácticas de tecnología realmente puede ayudarle a destacar.
7. Finanzas - Usted no necesariamente tiene que saber cómo escoger las acciones, pero usted tiene que saber cómo administrar el dinero. Incluso en un puestos inicial de entrada tiene que hacer peticiones a los de arriba para cosas como artículos de oficina, equipos nuevos, etc Tener un conocimiento de lo mucho que importan estas partidas de gastos, si son factibles, y todo lo relacionado con el presupuesto puede ayudar en cualquier carrera.
8. Crítica - En la universidad, ¿por qué no tomar una clase de tipo taller, tales como la escritura creativa para ayudarle a aprender la valiosa lección de la crítica? Si usted aprende a criticar y ser criticado efectivamente puede ayudarle no sólo avanzar en una carrera, sino para que no pierda la paciencia si alguna vez se encontró con críticas en el trabajo, ya sean de jefes, compañeros o clientes .
9. Redes - Puede suponerle un tiempo enorme, pero dedique tiempo para socializar - y no sólo a través de Facebook - realmente puede ganar ese tiempo. No sólo puede conocer a futuros contactos, sino que también puede ayudarle a hacer amigos, conectar a las personas con los mismos intereses, y prepararse para el mundo profesional. Sea prudente pues también se está retratando, definiendo y sus posibles empleadores lo pueden investigar.
10. Investigación - No sabe cómo hacer algo? Es probable que haya pasado mucho tiempo en Google y otros sitios mirando un montón de cosas para los estudios. Estos principios pueden ayudar en cualquier trabajo y en los problema en el trabajo. Incluso si es sólo la forma de arreglar una impresora rota, con la investigación adecuada, en el momento adecuado, le puede ayudar a destacar.
11. Cuidar y fomentar las habilidades para crear un buen clima de trabajo en grupo. En síntesis a las empresas le interesa aquellos que saben crear y mantener buenos grupos. (Esta habilidad, muy valorada y rentable para la empresa, los sujetos y los clientes, no está tomada de la web)
Molly Mitchell es un estudiante graduado de Ciencias Económicas y también posee el sitio Escuela de Economía. Su sitio ayuda a los estudiantes Licenciados en Económicas a encontrar y satisfacer sus necesidades. Más en La economía de Nuevos Talentos
El Ministerio de Agricultura identifica 10 medidas con las que cree posible crear 321.000 empleos en dos años
Crear puestos de trabajo no es tarea tan difícil si nos atenemos al análisis sobre las oportunidades de empleo en el medio rural elaborado por un grupo de expertos compuesto por empresarios, catedráticos, una consultora, expertos en desarrollo rural e industria agroalimentaria bajo la coordinación de la Dirección General de Desarrollo Sostenible del Medio Rural. Las cifras manejadas no son nada despreciables. Nada menos que 321.000 empleos directos y estables en un periodo de dos años y hasta 559.500 en un plazo de seis.
Para el director general de Desarrollo Sostenible del Medio Rural, Jesús Casas, las bases más importantes para la creación de esos puestos de trabajo se hallan en una mayor coordinación entre todas las administraciones que afectan a los territorios, una mejor utilización de los recursos existentes, más simplificación de los procedimientos administrativos y nuevos marcos reguladores.
Desde la perspectiva financiera, la propuesta no contempla ayudas públicas directas, y las exigencias solamente se concretan en una reducción de diferentes impuestos como el IVA o el IRPF, que en las cuentas del Estado se compensarían con el aumento de las cotizaciones por el aumento del número de ocupados y por el afloramiento de mucho empleo sumergido.
Lo que se conoce como medio rural supone aproximadamente el 80% del territorio español y solamente el 35% de la población, con miles de pueblos en proceso de abandono por la carencia de infraestructuras y servicios, sobre todo en educación.
El análisis sobre las oportunidades para la creación de empleo en el medio rural se concreta en una decena de actividades.
Una primera actuación sería la rehabilitación de viviendas para impulsar su recuperación, pensando en la vuelta al medio de viejos vecinos, y para evitar el deterioro de ese patrimonio. Entre los apoyos reclamados se contempla una deducción del 10% en el IRPF por la compra de la misma, rebajas en el impuesto de transmisiones del 7% al 3%, ventajas fiscales en el IVA o deducciones del 10% del IRPF en los gastos de alquiler.
Una segunda medida es la rehabilitación energética de las viviendas, con lo que ello supondría para la mejora de la eficiencia de los combustibles. Los incentivos a esta actuación se centran también en un IVA reducido del 8% y una deducción del 10% en el IRPF por los gastos de rehabilitación.
Una tercera actuación es la apuesta por el desarrollo de servicios a las personas, desde los de guardería hasta la atención a los mayores, con ayudas fiscales y rebajas en las cotizaciones sociales, lo que supondría un afloramiento de empleo sumergido. Una cuarta sería el apoyo al desarrollo de una agricultura más competitiva, potenciar el relevo generacional, economías de escala, la comercialización en común, así como impulsar una ganadería extensiva.
Se ve como otra salida el desarrollo de una industria agroalimentaria artesanal que incorpore un valor añadido a los productos agrarios con marchamo de calidad y con apoyos públicos para su entrada en los mercados.
Con 27 millones de hectáreas forestales, se propugna un impulso a los servicios y aprovechamientos para dar más valor, proteger y restaurar esos espacios como productores de madera y por la fijación de 80 millones de toneladas de CO2. Se propone establecer el llamado céntimo forestal, una tasa del ... Leer más en El País.
Para el director general de Desarrollo Sostenible del Medio Rural, Jesús Casas, las bases más importantes para la creación de esos puestos de trabajo se hallan en una mayor coordinación entre todas las administraciones que afectan a los territorios, una mejor utilización de los recursos existentes, más simplificación de los procedimientos administrativos y nuevos marcos reguladores.
Desde la perspectiva financiera, la propuesta no contempla ayudas públicas directas, y las exigencias solamente se concretan en una reducción de diferentes impuestos como el IVA o el IRPF, que en las cuentas del Estado se compensarían con el aumento de las cotizaciones por el aumento del número de ocupados y por el afloramiento de mucho empleo sumergido.
Lo que se conoce como medio rural supone aproximadamente el 80% del territorio español y solamente el 35% de la población, con miles de pueblos en proceso de abandono por la carencia de infraestructuras y servicios, sobre todo en educación.
El análisis sobre las oportunidades para la creación de empleo en el medio rural se concreta en una decena de actividades.
Una primera actuación sería la rehabilitación de viviendas para impulsar su recuperación, pensando en la vuelta al medio de viejos vecinos, y para evitar el deterioro de ese patrimonio. Entre los apoyos reclamados se contempla una deducción del 10% en el IRPF por la compra de la misma, rebajas en el impuesto de transmisiones del 7% al 3%, ventajas fiscales en el IVA o deducciones del 10% del IRPF en los gastos de alquiler.
Una segunda medida es la rehabilitación energética de las viviendas, con lo que ello supondría para la mejora de la eficiencia de los combustibles. Los incentivos a esta actuación se centran también en un IVA reducido del 8% y una deducción del 10% en el IRPF por los gastos de rehabilitación.
Una tercera actuación es la apuesta por el desarrollo de servicios a las personas, desde los de guardería hasta la atención a los mayores, con ayudas fiscales y rebajas en las cotizaciones sociales, lo que supondría un afloramiento de empleo sumergido. Una cuarta sería el apoyo al desarrollo de una agricultura más competitiva, potenciar el relevo generacional, economías de escala, la comercialización en común, así como impulsar una ganadería extensiva.
Se ve como otra salida el desarrollo de una industria agroalimentaria artesanal que incorpore un valor añadido a los productos agrarios con marchamo de calidad y con apoyos públicos para su entrada en los mercados.
Con 27 millones de hectáreas forestales, se propugna un impulso a los servicios y aprovechamientos para dar más valor, proteger y restaurar esos espacios como productores de madera y por la fijación de 80 millones de toneladas de CO2. Se propone establecer el llamado céntimo forestal, una tasa del ... Leer más en El País.
sábado, 17 de diciembre de 2011
Debacle ético global y el papel de Europa
En la década de los ochenta se aceptó sustituir los principios democráticos por las leyes mercantiles. Ahora, el poder se aleja de Occidente y las batallas que hay que ganar no son económicas sino, sobre todo, políticas
... producción, inyección de fondos, escalonamiento en el tiempo de la formalización del déficit acumulado… La crisis financiera ha dado paso a la crisis de la deuda soberana. El euro no puede competir con el dólar o el yuan porque ambas monedas —como sucede con la libra en el seno de la Unión Europea— pueden “fabricarse” a voluntad. Y se cumple la paradoja de que China es el único país que puede ofrecer abundante liquidez.
El poder se aleja de Occidente. Para corregir las presentes tendencias, Richard Youngs, en su libro sobre el declive de Europa propone una “UE más abierta, internacionalista y universal en sus valores”. Y añade: “Es urgente poner en práctica políticas adecuadas para enderezar las presentes tendencias en cinco áreas: multilateralismo, seguridad, identidad, valores democráticos y economía”. Las batallas que hay que apresurarse a ganar no son económicas sino, sobre todo, políticas. Como resultado de la crisis, el G-20 ha desplazado al G-8… que ha intentado, sin éxito, llevar las riendas de la economía mundial, con un claro predominio europeo, ahora diluido.
Europa puede hoy dar al mundo el mensaje de los grandes referentes de la acción política
Sucede que con frecuencia analizamos las consecuencias, pero no las causas: la ambición hegemónica representada sobre todo por el presidente Ronald Reagan y la primera ministra Margaret Thatcher en los años ochenta; la sustitución de los valores democráticos por el mercado; la gobernación plutocrática; la corrupción; las burbujas… En Europa nos hemos quedado en CEE, en una comunidad económica asimétrica y sin pautas de interacción y equilibrio. La Unión Europea no puede ser solo un título sino una realidad. Con carácter de urgencia. Y, para ello, el pluralismo y la diversidad que son la riqueza cultural y creadora de Europa, deben aunarse alrededor de unos valores éticos comúnmente aceptados, que constituyen la inmensa fuerza potencial de Europa. Es imperativo ser Unión Europea. A estos efectos, debe federarse y aceptar, como corresponde a una estructuración política de esta índole, una serie de directrices inherentes a la Unión: en política exterior, en política de seguridad, en política fiscal y económica, en ordenamiento jurídico, en prioridades básicas (salud, medio ambiente…). Este “compromiso federal” exigiría, entre otras cosas, que los representantes en el Parlamento Europeo fueran votados en unos comicios en los que la participación mínima fuera del 51%. Lo que sucede hoy con la representatividad de muchos de los miembros del Parlamento es un auténtico escándalo y una afrenta a la “democracia”.
Concretamente:
— Reducción de los medios destinados a armamento y gastos militares, con una política europea de seguridad que evite la obligación de adquirir artefactos propios de guerra pretéritas y permitir a Europa ser un gran interlocutor de Estados Unidos, Rusia y China, especialmente, no solo para evitar conflictos sino para luchar contra el terrorismo y el crimen organizado.
— Promover alianzas internacionales y contribuir a la refundación de un Sistema de Naciones Unidas adaptado a la gobernación mundial, dotado de los recursos personales, financieros y técnicos adecuados. La inclusión de la Organización Mundial del Comercio y de las instituciones de Bretton Woods a las nuevas Naciones Unidas permitiría recuperar las funciones que exigen coordinación global (catástrofes naturales o provocadas; medio ambiente; respeto al derecho internacional, evitando la actual impunidad…). La modernización del multilateralismo implica incorporar representantes de la sociedad civil a la Asamblea General y demás órganos, y disponer —sin veto pero con votación ponderada— de dos Consejos de Seguridad adicionales: Consejo de Seguridad Socioeconómico y Consejo de Seguridad Medioambiental.
— Regulación de los flujos financieros a escala mundial, con inmediata desaparición de los paraísos fiscales, máximo exponente de la insolidaridad social a escala local y colectiva.
— Financiación económica y fiscal, con emisión de eurobonos y avales, evitando asimetrías y comportamientos indebidos en el seno de la Unión.
— Fuentes de financiación alternativa dedicadas sobre todo a la cooperación internacional, lucha contra la pobreza y en favor de la igualdad, ayuda al desarrollo y a la innovación.
— Educación, que forme a ciudadanos “libres y responsables”.
— Adoptar políticas de educación ciudadana y atención sanitaria cuando así se requiera, de tal modo que el consumo de alcohol, tabaco y drogas, dependa de la responsabilidad ciudadana, sin limitar el acceso por el precio, que estimula el tráfico ilegal y carece de efecto disuasorio alguno.
— Políticas de integración y respeto a la igual dignidad ciudadana. Es precisamente en tiempos de crisis cuando no debe abdicarse de los valores éticos esenciales.
— Energías renovables y fomento de la agricultura, pero disminuyendo los subsidios agrícolas tradicionales que llegan a ser ocho o 10 veces superiores a lo invertido en I+D+i.
— Observatorio de evaluación y calificación económica, de gran rigor.
— Relocalización ponderada de la economía productiva.
— Evitar la evasión fiscal y la economía sumergida…
Corresponde a Europa el gran papel de restablecer las referencias éticas universales de la acción política, a través de los derechos humanos, y procurar el establecimiento de democracias firmes y eficaces en todo el mundo, no como un “modelo occidental” sino como “principios” aceptados a escala planetaria. Una Declaración Universal de la Democracia, podría ser ahora —como lo fue la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948— especialmente oportuna. Cito de nuevo a Youngs: “Debilitar el apoyo europeo a los derechos humanos y la democracia es una de las dimensiones más desalentadoras de la deriva de Europa”. El Consejo de Europa y la Unión Interparlamentaria podrían aportar los esfuerzos ya realizados a este respecto, para que en muy poco tiempo fuera posible disponer de un texto que orientara los rumbos de la gobernación mundial y liberara a los políticos del acoso actual de los mercados.
Los problemas globales que afecten al destino común requieren soluciones basadas en principios globales.
Un aspecto a destacar, muy positivo, porque representa, por fin, la capacidad de expresión popular y dejar de ser espectadores pasando a ser ciudadanos participativos, es el de las movilizaciones a favor de sistemas plurales, con una mayor contribución popular a la toma de decisiones, gracias a lo moderna tecnología de la información y la comunicación. Hay que escuchar su voz.
Europa puede hoy, ahora, puesta en pie, dar al mundo en su conjunto —tan necesitado de horizontes y asideros éticos— el mensaje de los grandes referentes de la acción política.
Es tiempo de alzarse. (Fuente: Federico Mayor Zaragoza)
... producción, inyección de fondos, escalonamiento en el tiempo de la formalización del déficit acumulado… La crisis financiera ha dado paso a la crisis de la deuda soberana. El euro no puede competir con el dólar o el yuan porque ambas monedas —como sucede con la libra en el seno de la Unión Europea— pueden “fabricarse” a voluntad. Y se cumple la paradoja de que China es el único país que puede ofrecer abundante liquidez.
El poder se aleja de Occidente. Para corregir las presentes tendencias, Richard Youngs, en su libro sobre el declive de Europa propone una “UE más abierta, internacionalista y universal en sus valores”. Y añade: “Es urgente poner en práctica políticas adecuadas para enderezar las presentes tendencias en cinco áreas: multilateralismo, seguridad, identidad, valores democráticos y economía”. Las batallas que hay que apresurarse a ganar no son económicas sino, sobre todo, políticas. Como resultado de la crisis, el G-20 ha desplazado al G-8… que ha intentado, sin éxito, llevar las riendas de la economía mundial, con un claro predominio europeo, ahora diluido.
Europa puede hoy dar al mundo el mensaje de los grandes referentes de la acción política
Sucede que con frecuencia analizamos las consecuencias, pero no las causas: la ambición hegemónica representada sobre todo por el presidente Ronald Reagan y la primera ministra Margaret Thatcher en los años ochenta; la sustitución de los valores democráticos por el mercado; la gobernación plutocrática; la corrupción; las burbujas… En Europa nos hemos quedado en CEE, en una comunidad económica asimétrica y sin pautas de interacción y equilibrio. La Unión Europea no puede ser solo un título sino una realidad. Con carácter de urgencia. Y, para ello, el pluralismo y la diversidad que son la riqueza cultural y creadora de Europa, deben aunarse alrededor de unos valores éticos comúnmente aceptados, que constituyen la inmensa fuerza potencial de Europa. Es imperativo ser Unión Europea. A estos efectos, debe federarse y aceptar, como corresponde a una estructuración política de esta índole, una serie de directrices inherentes a la Unión: en política exterior, en política de seguridad, en política fiscal y económica, en ordenamiento jurídico, en prioridades básicas (salud, medio ambiente…). Este “compromiso federal” exigiría, entre otras cosas, que los representantes en el Parlamento Europeo fueran votados en unos comicios en los que la participación mínima fuera del 51%. Lo que sucede hoy con la representatividad de muchos de los miembros del Parlamento es un auténtico escándalo y una afrenta a la “democracia”.
Concretamente:
— Reducción de los medios destinados a armamento y gastos militares, con una política europea de seguridad que evite la obligación de adquirir artefactos propios de guerra pretéritas y permitir a Europa ser un gran interlocutor de Estados Unidos, Rusia y China, especialmente, no solo para evitar conflictos sino para luchar contra el terrorismo y el crimen organizado.
— Promover alianzas internacionales y contribuir a la refundación de un Sistema de Naciones Unidas adaptado a la gobernación mundial, dotado de los recursos personales, financieros y técnicos adecuados. La inclusión de la Organización Mundial del Comercio y de las instituciones de Bretton Woods a las nuevas Naciones Unidas permitiría recuperar las funciones que exigen coordinación global (catástrofes naturales o provocadas; medio ambiente; respeto al derecho internacional, evitando la actual impunidad…). La modernización del multilateralismo implica incorporar representantes de la sociedad civil a la Asamblea General y demás órganos, y disponer —sin veto pero con votación ponderada— de dos Consejos de Seguridad adicionales: Consejo de Seguridad Socioeconómico y Consejo de Seguridad Medioambiental.
— Regulación de los flujos financieros a escala mundial, con inmediata desaparición de los paraísos fiscales, máximo exponente de la insolidaridad social a escala local y colectiva.
— Financiación económica y fiscal, con emisión de eurobonos y avales, evitando asimetrías y comportamientos indebidos en el seno de la Unión.
— Fuentes de financiación alternativa dedicadas sobre todo a la cooperación internacional, lucha contra la pobreza y en favor de la igualdad, ayuda al desarrollo y a la innovación.
— Educación, que forme a ciudadanos “libres y responsables”.
— Adoptar políticas de educación ciudadana y atención sanitaria cuando así se requiera, de tal modo que el consumo de alcohol, tabaco y drogas, dependa de la responsabilidad ciudadana, sin limitar el acceso por el precio, que estimula el tráfico ilegal y carece de efecto disuasorio alguno.
— Políticas de integración y respeto a la igual dignidad ciudadana. Es precisamente en tiempos de crisis cuando no debe abdicarse de los valores éticos esenciales.
— Energías renovables y fomento de la agricultura, pero disminuyendo los subsidios agrícolas tradicionales que llegan a ser ocho o 10 veces superiores a lo invertido en I+D+i.
— Observatorio de evaluación y calificación económica, de gran rigor.
— Relocalización ponderada de la economía productiva.
— Evitar la evasión fiscal y la economía sumergida…
Corresponde a Europa el gran papel de restablecer las referencias éticas universales de la acción política, a través de los derechos humanos, y procurar el establecimiento de democracias firmes y eficaces en todo el mundo, no como un “modelo occidental” sino como “principios” aceptados a escala planetaria. Una Declaración Universal de la Democracia, podría ser ahora —como lo fue la Declaración Universal de los Derechos Humanos en 1948— especialmente oportuna. Cito de nuevo a Youngs: “Debilitar el apoyo europeo a los derechos humanos y la democracia es una de las dimensiones más desalentadoras de la deriva de Europa”. El Consejo de Europa y la Unión Interparlamentaria podrían aportar los esfuerzos ya realizados a este respecto, para que en muy poco tiempo fuera posible disponer de un texto que orientara los rumbos de la gobernación mundial y liberara a los políticos del acoso actual de los mercados.
Los problemas globales que afecten al destino común requieren soluciones basadas en principios globales.
Un aspecto a destacar, muy positivo, porque representa, por fin, la capacidad de expresión popular y dejar de ser espectadores pasando a ser ciudadanos participativos, es el de las movilizaciones a favor de sistemas plurales, con una mayor contribución popular a la toma de decisiones, gracias a lo moderna tecnología de la información y la comunicación. Hay que escuchar su voz.
Europa puede hoy, ahora, puesta en pie, dar al mundo en su conjunto —tan necesitado de horizontes y asideros éticos— el mensaje de los grandes referentes de la acción política.
Es tiempo de alzarse. (Fuente: Federico Mayor Zaragoza)
viernes, 16 de diciembre de 2011
En España no sobran funcionarios sino defraudadores y los dirigentes patronales que los encubren
El presidente de la patronal española ha vuelto a insistir en que sobran funcionarios en España y que hay que poder despedirlos igual que a los trabajadores de la empresa privada (Nada nuevo, pues desde que llegó al cargo viene diciendo que en "Hay más de 150.000 funcionarios del Estado que no tienen trabajo que hacer").
Veamos qué hay de verdad en ello.
En España el porcentaje de personas adultas que trabajaban para el sector público en 2008 era del 13% del total de la población activa, uno de los más bajos de la UE-15 (16%). En los países europeos cuyas economías son de las más competitivas y eficientes del mundo, según la OCDE, ese porcentaje era aún mayor: 26% en Dinamarca, 22% en Suecia o 19% en Finlandia.
En España, pues, no sobran sino que faltan funcionarios, al menos en comparación con nuestros países vecinos en donde las cosas funcionan mucho mejor. Y eso es el resultado, principalmente, de que nuestro Estado de bienestar está menos desarrollado porque el gasto social es aquí bastante más bajo que en la Europa de los 15 (aproximadamente el 72% de su media).
Pero eso no es lo peor de lo que no sabe o de lo que oculta el líder de la patronal.
El número de empleados públicos en España es de unos de 3,1 millones y se calcula que el coste de sus nóminas es más o menos de unos 115.000 millones de euros anuales.
El colectivo de Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) estima que la evasión fiscal de las grandes fortunas, corporaciones empresariales y grandes empresas alcanzó los 42.711 millones de euros en 2010 (Actualidad Gestha: El 72% del fraude fiscal lo hacen grandes empresas). O sea, el 37% de lo que cuestan los más de tres millones de empleados públicos españoles, y casi la mital de los 92.000 millones de deficit público de ese ejercicio.
Es evidente, pues, que la patronal no propone reducir el número de funcionarios (como también recortar el gasto en educación, en salud, en pensiones o en servicios a las personas dependientes) porque aquí se gaste mucho en esos conceptos sino porque quieren que las grandes fortunas y los grandes capitales defrauden aún más y paguen todavía menos a Hacienda.
Y, por otra parte, es verdaderamente aberrante y demencial que un dirigente empresarial prefiera que haya 115.000 personas menos sin ingreso en la economía, debilitando así la demanda y los beneficios de miles de pequeños y medianos empresarios afiliados a su propia organización patronal, solo para evitar que la exigua minoría de privilegiados a quien defiende (que no la totalidad de los empresarios) contribuya como los demás al progreso social.
La conclusión es sencilla: en España no sobran funcionarios sino defraudadores que usan para encubrirse a los dirigentes de la patronal. Y dicho esto, no hay que olvidar que es imprescindible -como en cualquier otro ámbito que tenga que ver con la asignación de recursos- que la administración pública sea lo más útil y eficiente posible. Lo que sucede es que en el caso español esto, como acabamos de ver, no tiene que ver con proporcionarle menos recursos sino más (por ejemplo, España es uno de los países europeos que menos gasto público dedica a luchar contra el fraude y a obtener ingresos fiscales) y con emplearlos mejor y más al servicio de la creación de riqueza y bienestar, que es algo muy distinto a los recortes que se vienen realizando y que se quieren seguir llevando a cabo. Fuente: Juan Torres López http://www.juantorreslopez.com/impertinencias/154-impertinencias-de-diciembre-de-2011/2543-no-sobran-funcionarios-sino-defraudadores
En España el porcentaje de personas adultas que trabajaban para el sector público en 2008 era del 13% del total de la población activa, uno de los más bajos de la UE-15 (16%). En los países europeos cuyas economías son de las más competitivas y eficientes del mundo, según la OCDE, ese porcentaje era aún mayor: 26% en Dinamarca, 22% en Suecia o 19% en Finlandia.
En España, pues, no sobran sino que faltan funcionarios, al menos en comparación con nuestros países vecinos en donde las cosas funcionan mucho mejor. Y eso es el resultado, principalmente, de que nuestro Estado de bienestar está menos desarrollado porque el gasto social es aquí bastante más bajo que en la Europa de los 15 (aproximadamente el 72% de su media).
Pero eso no es lo peor de lo que no sabe o de lo que oculta el líder de la patronal.
El número de empleados públicos en España es de unos de 3,1 millones y se calcula que el coste de sus nóminas es más o menos de unos 115.000 millones de euros anuales.
El colectivo de Técnicos del Ministerio de Hacienda (Gestha) estima que la evasión fiscal de las grandes fortunas, corporaciones empresariales y grandes empresas alcanzó los 42.711 millones de euros en 2010 (Actualidad Gestha: El 72% del fraude fiscal lo hacen grandes empresas). O sea, el 37% de lo que cuestan los más de tres millones de empleados públicos españoles, y casi la mital de los 92.000 millones de deficit público de ese ejercicio.
Es evidente, pues, que la patronal no propone reducir el número de funcionarios (como también recortar el gasto en educación, en salud, en pensiones o en servicios a las personas dependientes) porque aquí se gaste mucho en esos conceptos sino porque quieren que las grandes fortunas y los grandes capitales defrauden aún más y paguen todavía menos a Hacienda.
Y, por otra parte, es verdaderamente aberrante y demencial que un dirigente empresarial prefiera que haya 115.000 personas menos sin ingreso en la economía, debilitando así la demanda y los beneficios de miles de pequeños y medianos empresarios afiliados a su propia organización patronal, solo para evitar que la exigua minoría de privilegiados a quien defiende (que no la totalidad de los empresarios) contribuya como los demás al progreso social.
La conclusión es sencilla: en España no sobran funcionarios sino defraudadores que usan para encubrirse a los dirigentes de la patronal. Y dicho esto, no hay que olvidar que es imprescindible -como en cualquier otro ámbito que tenga que ver con la asignación de recursos- que la administración pública sea lo más útil y eficiente posible. Lo que sucede es que en el caso español esto, como acabamos de ver, no tiene que ver con proporcionarle menos recursos sino más (por ejemplo, España es uno de los países europeos que menos gasto público dedica a luchar contra el fraude y a obtener ingresos fiscales) y con emplearlos mejor y más al servicio de la creación de riqueza y bienestar, que es algo muy distinto a los recortes que se vienen realizando y que se quieren seguir llevando a cabo. Fuente: Juan Torres López http://www.juantorreslopez.com/impertinencias/154-impertinencias-de-diciembre-de-2011/2543-no-sobran-funcionarios-sino-defraudadores
Escuela pública y libertad de expresión
Me he decidido a escribir una carta después de ver varios días a mis dos hijas profesoras tristes y cabizbajas. Las veo ir y venir, manifestarse con una camiseta verde, corregir, preparar clases, hablar con padres de adolescentes despistados... Siempre estuve orgullosa de que trabajasen en la enseñanza pública. El otro día les pregunté si habían conseguido algo. Una de ellas me respondió con desasosiego. Sí, que nos persigan por llevar la camiseta verde con el lema de "Educación pública de tod@s y para tod@s".
Yo que viví de niña una guerra y una posguerra en la que todo el mundo me decía "no te metas en nada y vivirás tranquila" recordé lo que era no poder manifestarse, no poder decir lo que uno pensaba, no poder quejarse, asumir sin rechistar...
Al parecer 200 personas han sido requeridas por la Junta Electoral de Madrid por acudir a las urnas con las camisetas verdes luciendo tan peligroso lema.
En otra ocasión unas profesoras se tuvieron que despojar de ellas y lucir sus interiores para poder entrar en su Dirección de Área Territorial. ¡Hasta hay tiendas en las que se prohíbe entrar a los que llevan esta prenda!
Me pregunto en qué país vuelvo a vivir al cabo de los años. Creí que no volvería a presenciar cómo se impedía la libertad de expresión y sin embargo, me cuentan mis hijas, hay varios profesores desplazados fulminantemente por haber salido en la prensa explicando que daban materias diferentes a aquellas para las que se prepararon, directores expedientados por permitir exhibir en sus centros pancartas contra los recortes, profesores que no pueden pasar con la camiseta verde casi ya por ningún sitio.
Espero que la crisis y la mayoría absoluta de un partido no den paso a un recorte en los derechos fundamentales que tanta sangre y que tanto tiempo han costado conseguir.
No quiero volver atrás, no quiero ver cómo mis nietos regresan a la mordaza y a la falta de derechos fundamentales, la educación y la libertad de expresión, incluidos.- Luisa Molina Maeso. El País 10-12-11.
Yo que viví de niña una guerra y una posguerra en la que todo el mundo me decía "no te metas en nada y vivirás tranquila" recordé lo que era no poder manifestarse, no poder decir lo que uno pensaba, no poder quejarse, asumir sin rechistar...
Al parecer 200 personas han sido requeridas por la Junta Electoral de Madrid por acudir a las urnas con las camisetas verdes luciendo tan peligroso lema.
En otra ocasión unas profesoras se tuvieron que despojar de ellas y lucir sus interiores para poder entrar en su Dirección de Área Territorial. ¡Hasta hay tiendas en las que se prohíbe entrar a los que llevan esta prenda!
Me pregunto en qué país vuelvo a vivir al cabo de los años. Creí que no volvería a presenciar cómo se impedía la libertad de expresión y sin embargo, me cuentan mis hijas, hay varios profesores desplazados fulminantemente por haber salido en la prensa explicando que daban materias diferentes a aquellas para las que se prepararon, directores expedientados por permitir exhibir en sus centros pancartas contra los recortes, profesores que no pueden pasar con la camiseta verde casi ya por ningún sitio.
Espero que la crisis y la mayoría absoluta de un partido no den paso a un recorte en los derechos fundamentales que tanta sangre y que tanto tiempo han costado conseguir.
No quiero volver atrás, no quiero ver cómo mis nietos regresan a la mordaza y a la falta de derechos fundamentales, la educación y la libertad de expresión, incluidos.- Luisa Molina Maeso. El País 10-12-11.
jueves, 15 de diciembre de 2011
Gestha: "el 71% de la evasión fiscal anual la cometen las grandes empresas y fortunas de España"
Según un informe publicado ayer por el Sindicato de Técnicos del Ministerio de Hacienda, que también señala que un control efectivo del fraude fiscal eliminaría la necesidad de aumentar los impuestos y exigir nuevos sacrificios a los españoles.
España es el tercer país más defraudador en el ranking de economías sumergidas de la UE-15, con un 23,3% de su PIB, según un informe publicado por los técnicos de Hacienda (Gestha) que también señala la "poca ambición" del Ministerio de Economía y Hacienda en la lucha contra el fraude, ya que "dedica el 80% de la plantilla a la comprobación e investigación de los pequeños fraudes e irregularidades de autónomos, pequeñas empresas y de algún trabajador que haya olvidado alguna partida en su declaración", mientras que el 71% de la evasión la cometen las grandes fortunas y las grandes empresas.
Fuente:
http://tercerainformacion.es/spip.php?article31939
España es el tercer país más defraudador en el ranking de economías sumergidas de la UE-15, con un 23,3% de su PIB, según un informe publicado por los técnicos de Hacienda (Gestha) que también señala la "poca ambición" del Ministerio de Economía y Hacienda en la lucha contra el fraude, ya que "dedica el 80% de la plantilla a la comprobación e investigación de los pequeños fraudes e irregularidades de autónomos, pequeñas empresas y de algún trabajador que haya olvidado alguna partida en su declaración", mientras que el 71% de la evasión la cometen las grandes fortunas y las grandes empresas.
Fuente:
http://tercerainformacion.es/spip.php?article31939
miércoles, 14 de diciembre de 2011
Dar gato por liebre o el fin de la guerra civil y la traición de Casado
Mentiras y traiciones envuelven la historia de la sublevación del general Segismundo Casado en marzo de 1939, en contra del Gobierno de la República dirigido por el Dr. Juan Negrín. Engañó a los historiadores y “confirmó” los mitos esenciales de los vencedores.
En estos días tan tumultuosos políticamente el Ministerio de Defensa publica un libro cuya carencia se hacía sentir agudamente. Bajo la dirección y coordinación del catedrático Javier García Fernández aparece un grueso tomo titulado 25 militares de la República. Son biografías, escritas por otros tantos historiadores de primera fila, de una selección de generales o almirantes y jefes que permanecieron leales al Gobierno republicano en o después de la sublevación militar de 1936. Entre ellos figuran Aranguren, Asensio Torrado, Batet, Buiza, Casado, Cordón, Escobar, Gámir, Hernández Saravia, Hidalgo de Cisneros, Mangada, Martínez Cabrera, Menéndez, Miaja, Núñez de Prado, Pozas y Rojo. La lectura será imprescindible tras tantos años de desfiguración y desvirtuación de su papel en la guerra civil, acrecentadas en algunos casos por el malhadado Diccionario Biográfico Español que en la nueva legislatura probablemente no tardará en distribuirse.
No se recupera el honor de todos los biografiados. Para uno al menos, y que el Diccionario ha tratado de salvar por todos los medios, la evidencia primaria documental de época lo hunde en las simas del embuste y de la traición. A muchos españoles de las generaciones más jóvenes su nombre no les dirá nada. Se trata del general Segismundo Casado, el hombre que el 5 de marzo de 1939 se levantó en armas contra una República a punto de colapsarse, que creó un sedicente Consejo Nacional de Defensa, que aglutinó en torno suyo a un pequeño arco de figuras de segundo o tercer nivel (salvo Miaja, el anciano socialista Julián Besteiro y el exsubsecretario de Gobernación y destacado miembro del PSOE Wenceslao Carrillo).
La sublevación casadista ha dado origen a discusiones sin cuento. También abrió inmensas heridas en las filas del exilio. Profundizó hasta límites infranqueables las divisiones entre socialistas, comunistas, anarquistas y republicanos. Estuvo basada en una patraña de Casado y en una estrategia política de Franco.
La patraña consistió en acusar a Negrín de hacer el caldo gordo a los soviéticos y sus sicarios españoles y de prolongar la guerra sirviendo exclusivamente el interés de Stalin. De aquí la subpatraña que la sublevación se llevó a cabo para impedir que Negrín y los comunistas se hicieran con el control de los mandos de lo que quedaba de Ejército Popular.
La estrategia de Franco consistió en engañar a Casado haciéndole ver que una rendición inmediata no provocaría represalias entre los mandos militares que no hubieran cometido delitos de sangre. Lo que había detrás es fácil de identificar: Franco deseaba evitar cualquier evacuación de dirigentes políticos, militares y sindicales. Para ello necesitaba que alguien hundiera, desde dentro, las pequeñas posibilidades de resistencia. Así podría liquidar fácilmente la flor y nata republicana.
Casado se tragó el anzuelo. Engatusó a sus compañeros haciéndoles ver que no tendrían que temer demasiado de la victoria franquista y buscó aliados para su golpe en unidades próximas a Madrid. Las encontró en el Cuerpo de Ejército de Cipriano Mera, probado líder anarquista y políticamente analfabeto. Aprovechó el sordo rencor contra los comunistas y manipuló a la Agrupación Socialista Madrileña.
Franco terminó la guerra en beauté, gracias a una operación político-estratégica que le permitió copar a una inmensa cantidad de dirigentes republicanos. También a la masa combatiente. Todos formaban parte de aquella Anti-España cuya eliminación física, política y psíquica había constituido el alfa y el omega de la rebelión de 1936. Casado se escapó a Inglaterra tras una serie de proclamas preconizando la resistencia numantina si no se recibían condiciones satisfactorias de paz. No las obtuvo.
En Londres, Casado escribió unas autojustificativas y falaces memorias, nunca traducidas al español. El manuscrito lo entregó el 21 de julio. Era profundamente anticomunista pero no ponía en solfa a las democracias occidentales que tan poco habían hecho por la República. Hay que sospechar que alguna mano foránea le ayudó en su concepción. Como tras el final de la Segunda Guerra Mundial y en el comienzo de la guerra fría los servicios secretos británicos le hicieron algunas ofertas, es posible que en 1939 ya estuvieran a favor de una labor de intoxicación.
Se conserva el borrador de una carta a Franco que Casado agregó a una misiva fechada el 9 de marzo de 1940 y dirigida al duque de Alba, a la sazón embajador en Londres. No se sabe si este la remitió a su destinatario, pero en ella Casado dejó constancia de la decepción que le había producido el comportamiento de Franco. El motivo de la carta fue el fusilamiento del general Escobar por quien Casado debió de tener un gran respeto. Acusó al Caudillo/ Generalísimo/ Jefe del Estado de haber faltado a la palabra dada. Una terminología dura entre militares.
Casado trapicheó como pudo, con trabajitos en la BBC, uno de los lugares en que los servicios especiales británicos solían aparcar a personajes y personajillos que pudieran ser útiles. Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, emigró a América Latina. Allí pasó más de 15 años, en parte tratando de volver a España. Cuando lo hizo, en septiembre de 1961, nadie le molestó, pero dos años más tarde se le ocurrió solicitar el reconocimiento de sus derechos pasivos y la máquina judicial militar se puso en movimiento. Se le trató con guante blanco hasta cierto punto, pero no obtuvo lo que quería.
Enfermo, encerrado en su piso madrileño durante años y años, fue apañándose con sus ahorros hasta que amenazaron con agotarse. Entonces entró en contacto con el Ministerio de (Des)Información. Se prometió un gran éxito económico de una nueva versión de sus memorias. El problema es que no se acordaba de los hechos de 1939. Tampoco podía ir a hemerotecas. No sabemos si desde el Ministerio, entonces regentado por Manuel Fraga Iribarne, alguien le echó una mano. Sí sabemos que le ayudó uno de los subordinados de Cipriano Mera, también anarquista, un tal Liberino González.
En consecuencia, la nueva versión acentuó hasta extremos delirantes la presunta conspiración comunista, la vesania de Negrín y la larga mano de Stalin sobre la República. Todo muy en consonancia con el furibundo anticomunismo anarquista y franquista y, en particular, las necesidades de la guerra fría. Ya se habían expresado en términos similares renegados comunistas tan caracterizados como Jesús Hernández, Enrique Castro Delgado y Valentín González, el Campesino. También los inevitables poumistas, a la cabeza de los cuales se situó Julián Gorkín.
Casado no quedó muy contento con el resultado, una indicación tal vez de que la nueva versión no era únicamente de su propia pluma, pero no tenía escapatoria. Enfermo y sin dinero, se sometió. Cuando se almuerza con el diablo conviene manejar una larga cuchara. Casado no la tuvo. Jugó con los hechos, engañó a historiadores, “confirmó” los mitos esenciales de los vencedores, encubrió la gran operación político-estratégica de Franco, fue corresponsable de la hecatombe final republicana y, como buen traidor, hizo todo lo posible por desfigurar sus huellas en la historia. Un historiador anglo-norteamericano, Burnett Bolloten, le creyó y sentó escuela. Sus colegas pro y neo-franquistas se frotaron de gusto las manos durante años.
Al final, si se encuentra la evidencia primaria relevante de época, los hechos del pasado quedan iluminados bajo nueva luz.
La pregunta es: ¿por qué ha habido durante tanto tiempo un segmento de la literatura que ha hecho caso a la versión de Casado, que siempre fue en sí inverosímil? La respuesta se encuentra, a nuestro entender, en la conjunción entre las necesidades ontológicas del franquismo, su dependencia de una mitología ad hoc y la ideología de la guerra fría.
De Ángel Viñas, El País 10-12-2011. Seguir la lectura aquí.
Leer más sobre el tema aquí.
Gabriel Jackson. 2008. JUAN NEGRÍN. Médico, socialista y jefe del Gobierno de la II Républica española. Edt. Crítica.
Enrique Moradiellos. Negrín. Biografía de la figura más difamada de la España del siglo XX. Barcelona: Península, 2006.
Búsqueda de libros aquí.
En estos días tan tumultuosos políticamente el Ministerio de Defensa publica un libro cuya carencia se hacía sentir agudamente. Bajo la dirección y coordinación del catedrático Javier García Fernández aparece un grueso tomo titulado 25 militares de la República. Son biografías, escritas por otros tantos historiadores de primera fila, de una selección de generales o almirantes y jefes que permanecieron leales al Gobierno republicano en o después de la sublevación militar de 1936. Entre ellos figuran Aranguren, Asensio Torrado, Batet, Buiza, Casado, Cordón, Escobar, Gámir, Hernández Saravia, Hidalgo de Cisneros, Mangada, Martínez Cabrera, Menéndez, Miaja, Núñez de Prado, Pozas y Rojo. La lectura será imprescindible tras tantos años de desfiguración y desvirtuación de su papel en la guerra civil, acrecentadas en algunos casos por el malhadado Diccionario Biográfico Español que en la nueva legislatura probablemente no tardará en distribuirse.
No se recupera el honor de todos los biografiados. Para uno al menos, y que el Diccionario ha tratado de salvar por todos los medios, la evidencia primaria documental de época lo hunde en las simas del embuste y de la traición. A muchos españoles de las generaciones más jóvenes su nombre no les dirá nada. Se trata del general Segismundo Casado, el hombre que el 5 de marzo de 1939 se levantó en armas contra una República a punto de colapsarse, que creó un sedicente Consejo Nacional de Defensa, que aglutinó en torno suyo a un pequeño arco de figuras de segundo o tercer nivel (salvo Miaja, el anciano socialista Julián Besteiro y el exsubsecretario de Gobernación y destacado miembro del PSOE Wenceslao Carrillo).
La sublevación casadista ha dado origen a discusiones sin cuento. También abrió inmensas heridas en las filas del exilio. Profundizó hasta límites infranqueables las divisiones entre socialistas, comunistas, anarquistas y republicanos. Estuvo basada en una patraña de Casado y en una estrategia política de Franco.
La patraña consistió en acusar a Negrín de hacer el caldo gordo a los soviéticos y sus sicarios españoles y de prolongar la guerra sirviendo exclusivamente el interés de Stalin. De aquí la subpatraña que la sublevación se llevó a cabo para impedir que Negrín y los comunistas se hicieran con el control de los mandos de lo que quedaba de Ejército Popular.
La estrategia de Franco consistió en engañar a Casado haciéndole ver que una rendición inmediata no provocaría represalias entre los mandos militares que no hubieran cometido delitos de sangre. Lo que había detrás es fácil de identificar: Franco deseaba evitar cualquier evacuación de dirigentes políticos, militares y sindicales. Para ello necesitaba que alguien hundiera, desde dentro, las pequeñas posibilidades de resistencia. Así podría liquidar fácilmente la flor y nata republicana.
Casado se tragó el anzuelo. Engatusó a sus compañeros haciéndoles ver que no tendrían que temer demasiado de la victoria franquista y buscó aliados para su golpe en unidades próximas a Madrid. Las encontró en el Cuerpo de Ejército de Cipriano Mera, probado líder anarquista y políticamente analfabeto. Aprovechó el sordo rencor contra los comunistas y manipuló a la Agrupación Socialista Madrileña.
Franco terminó la guerra en beauté, gracias a una operación político-estratégica que le permitió copar a una inmensa cantidad de dirigentes republicanos. También a la masa combatiente. Todos formaban parte de aquella Anti-España cuya eliminación física, política y psíquica había constituido el alfa y el omega de la rebelión de 1936. Casado se escapó a Inglaterra tras una serie de proclamas preconizando la resistencia numantina si no se recibían condiciones satisfactorias de paz. No las obtuvo.
En Londres, Casado escribió unas autojustificativas y falaces memorias, nunca traducidas al español. El manuscrito lo entregó el 21 de julio. Era profundamente anticomunista pero no ponía en solfa a las democracias occidentales que tan poco habían hecho por la República. Hay que sospechar que alguna mano foránea le ayudó en su concepción. Como tras el final de la Segunda Guerra Mundial y en el comienzo de la guerra fría los servicios secretos británicos le hicieron algunas ofertas, es posible que en 1939 ya estuvieran a favor de una labor de intoxicación.
Se conserva el borrador de una carta a Franco que Casado agregó a una misiva fechada el 9 de marzo de 1940 y dirigida al duque de Alba, a la sazón embajador en Londres. No se sabe si este la remitió a su destinatario, pero en ella Casado dejó constancia de la decepción que le había producido el comportamiento de Franco. El motivo de la carta fue el fusilamiento del general Escobar por quien Casado debió de tener un gran respeto. Acusó al Caudillo/ Generalísimo/ Jefe del Estado de haber faltado a la palabra dada. Una terminología dura entre militares.
Casado trapicheó como pudo, con trabajitos en la BBC, uno de los lugares en que los servicios especiales británicos solían aparcar a personajes y personajillos que pudieran ser útiles. Cuando terminó la Segunda Guerra Mundial, emigró a América Latina. Allí pasó más de 15 años, en parte tratando de volver a España. Cuando lo hizo, en septiembre de 1961, nadie le molestó, pero dos años más tarde se le ocurrió solicitar el reconocimiento de sus derechos pasivos y la máquina judicial militar se puso en movimiento. Se le trató con guante blanco hasta cierto punto, pero no obtuvo lo que quería.
Enfermo, encerrado en su piso madrileño durante años y años, fue apañándose con sus ahorros hasta que amenazaron con agotarse. Entonces entró en contacto con el Ministerio de (Des)Información. Se prometió un gran éxito económico de una nueva versión de sus memorias. El problema es que no se acordaba de los hechos de 1939. Tampoco podía ir a hemerotecas. No sabemos si desde el Ministerio, entonces regentado por Manuel Fraga Iribarne, alguien le echó una mano. Sí sabemos que le ayudó uno de los subordinados de Cipriano Mera, también anarquista, un tal Liberino González.
En consecuencia, la nueva versión acentuó hasta extremos delirantes la presunta conspiración comunista, la vesania de Negrín y la larga mano de Stalin sobre la República. Todo muy en consonancia con el furibundo anticomunismo anarquista y franquista y, en particular, las necesidades de la guerra fría. Ya se habían expresado en términos similares renegados comunistas tan caracterizados como Jesús Hernández, Enrique Castro Delgado y Valentín González, el Campesino. También los inevitables poumistas, a la cabeza de los cuales se situó Julián Gorkín.
Casado no quedó muy contento con el resultado, una indicación tal vez de que la nueva versión no era únicamente de su propia pluma, pero no tenía escapatoria. Enfermo y sin dinero, se sometió. Cuando se almuerza con el diablo conviene manejar una larga cuchara. Casado no la tuvo. Jugó con los hechos, engañó a historiadores, “confirmó” los mitos esenciales de los vencedores, encubrió la gran operación político-estratégica de Franco, fue corresponsable de la hecatombe final republicana y, como buen traidor, hizo todo lo posible por desfigurar sus huellas en la historia. Un historiador anglo-norteamericano, Burnett Bolloten, le creyó y sentó escuela. Sus colegas pro y neo-franquistas se frotaron de gusto las manos durante años.
Al final, si se encuentra la evidencia primaria relevante de época, los hechos del pasado quedan iluminados bajo nueva luz.
La pregunta es: ¿por qué ha habido durante tanto tiempo un segmento de la literatura que ha hecho caso a la versión de Casado, que siempre fue en sí inverosímil? La respuesta se encuentra, a nuestro entender, en la conjunción entre las necesidades ontológicas del franquismo, su dependencia de una mitología ad hoc y la ideología de la guerra fría.
De Ángel Viñas, El País 10-12-2011. Seguir la lectura aquí.
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Gabriel Jackson. 2008. JUAN NEGRÍN. Médico, socialista y jefe del Gobierno de la II Républica española. Edt. Crítica.
Enrique Moradiellos. Negrín. Biografía de la figura más difamada de la España del siglo XX. Barcelona: Península, 2006.
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La última cumbre europea, consecuencias. Análisis por el economista Jorge Fonseca de la UCM.
Jorge Fonseca.
Catedrático EU de Economía Aplicada de la Universidad Complutense
El pacto fiscal de la cumbre de la Unión Europea apenas fue celebrado. El comportamiento errático de las bolsas después del anuncio refleja incertidumbre e inquietud, porque, después de tanta expectativa creada, la solución fue acordar un tratado que bajo el eufemismo de pacto fiscal recoge esencialmente lo que ya disponía el pacto del euro, y que España incluye desde septiembre en su Constitución: supresión del déficit fiscal. Esto significa recortes en pensiones, salarios, subsidios, sanidad y educación, con el fin de pagar la deuda. La deuda pública y, también, la privada gradualmente estatizada, que se generó para compensar con créditos la reducción de salarios de los últimos años, endeudando a las familias y alimentando la especulación financiera. El pacto fiscal se completa con armonización tributaria, una reforma laboral que creará condiciones de trabajo similares a las de China y la privatización de los sistemas sanitario y educativo, que encarecerá esos servicios esenciales sin resolver el problema del déficit. Tampoco el fondo de rescate de medio billón de euros atajará la crisis de deuda, pues sólo las de Italia, España y Grecia suman tres billones.
En pocas palabras, “más madera” a la hoguera neoliberal del precario Estado del bienestar, que fue la base de la prosperidad europea de posguerra. Los nuevos recortes provocarán más recesión, que generará más paro y menos capacidad de compra, reducirá la recaudación de impuestos y aumentará el gasto en seguro de desempleo, el déficit y la deuda pública (y la prima de riesgo que supone tasas de usura), forzando más recortes y un círculo vicioso hacia el abismo infinito. Este círculo, junto a cuantiosas ayudas a la banca, transformó el superávit fiscal de España de 2,2% del PIB en 2007 en déficits (4% en 2008, 11% en 2009 y 9% en 2010).
La estrategia que el directorio germano-francés impone a Europa recuerda a la que el FMI impuso al Gobierno argentino de la Alianza en 2000, en un contexto de recesión y crisis de la deuda provocadas por una política monetaria similar a la europea actual, que sobrevaloraba el peso (atado al dólar por el esquema de convertibilidad), lo que abarataba los productos importados que desplazaban a los locales, destruyendo masivamente fuentes de empleo y generando recesión y déficit comercial externo (igual que el euro fuerte en Europa, excepto en Alemania).
La Alianza, en vez de devaluar, forzó brutales recortes de gastos sociales (similares a los que se dan en Grecia) y aumentó el IVA, generando un círculo vicioso similar al descrito más arriba: recortes, recesión, más desempleo, menos recaudación, más déficit y deuda. El Gobierno, presionado por el FMI, sancionó en 2001 una ley del déficit cero (similar al pacto fiscal europeo) y otra de flexibilidad laboral, que agravaron la economía y la dificultad de pagar la deuda a pesar de sucesivos rescates del FMI, que en la práctica servían para facilitar la fuga de capitales desde el peso hacia el dólar (igual que el fondo de rescate europeo permite a bancos y especuladores un fuga de capitales del euro al dólar, con alto beneficio). Esto hundió el PIB, y el desempleo superó el 20% (más el 15% de subempleo), la pobreza el 50%, la deuda el 140% del PIB y la prima de riesgo los 5000 puntos. Los depósitos cayeron un 20% por el temor de quiebra bancaria, lo que empujó al Gobierno a decretar el corralito (retención de depósitos bancarios), lo cual provocó masivas protestas populares y forzó la dimisión del Ejecutivo.
En pocos días se sucedieron varios cambios de Gobierno que suspendieron el pago de la deuda y, posteriormente, anularon la convertibilidad peso-dólar con una devaluación del 40% y una nueva retención de depósitos (corralón), que provocó un brutal despojo a la población.
Es evidente la similitud entre las medidas acordadas por los gobiernos europeos y las que llevaron a Argentina al desastre en 2001. Ni siquiera la compra masiva de deuda por el BCE resolverá el problema de fondo si se acompaña con las mismas medidas neoliberales aplicadas en Argentina, que buscan abaratar salarios convirtiendo a un mileurista en dos quinientoseuristas en el vano intento de hacer competitiva la economía emulando a China en condiciones laborales. Privatizar la sanidad, la educación y las pensiones encarecerá esos servicios y los hará inaccesibles para muchos, y es pan para hoy y ruina para mañana, como muestran el sistema educativo de Chile, privatizado por Pinochet y hoy en grave crisis, o el de pensiones privados, que fue rescatado.
La alternativa es devaluar el euro (el modelo es el yuan chino; el euro sobrevalorado sólo beneficia a la banca y a grandes monopolios) para favorecer la competitividad y frenar la destrucción de empresas y empleos –que se desplazan a China– en toda Europa. También cancelar los recortes, mantener los salarios para generar demanda y, además, forzar una renegociación justa de la deuda, que previamente debe auditarse.
La actual estrategia que se está imponiendo en la Unión Europea nos lleva hacia el abismo económico y social, lo que provocará una fuerte reacción popular para defender derechos conseguidos en décadas. Paradójicamente, el intento de imponer un grave retroceso social desmontando el precario Estado del bienestar, además de causar graves daños a la población, puede ser también, como en Argentina, la sepultura del neoliberalismo.
Catedrático EU de Economía Aplicada de la Universidad Complutense
El pacto fiscal de la cumbre de la Unión Europea apenas fue celebrado. El comportamiento errático de las bolsas después del anuncio refleja incertidumbre e inquietud, porque, después de tanta expectativa creada, la solución fue acordar un tratado que bajo el eufemismo de pacto fiscal recoge esencialmente lo que ya disponía el pacto del euro, y que España incluye desde septiembre en su Constitución: supresión del déficit fiscal. Esto significa recortes en pensiones, salarios, subsidios, sanidad y educación, con el fin de pagar la deuda. La deuda pública y, también, la privada gradualmente estatizada, que se generó para compensar con créditos la reducción de salarios de los últimos años, endeudando a las familias y alimentando la especulación financiera. El pacto fiscal se completa con armonización tributaria, una reforma laboral que creará condiciones de trabajo similares a las de China y la privatización de los sistemas sanitario y educativo, que encarecerá esos servicios esenciales sin resolver el problema del déficit. Tampoco el fondo de rescate de medio billón de euros atajará la crisis de deuda, pues sólo las de Italia, España y Grecia suman tres billones.
En pocas palabras, “más madera” a la hoguera neoliberal del precario Estado del bienestar, que fue la base de la prosperidad europea de posguerra. Los nuevos recortes provocarán más recesión, que generará más paro y menos capacidad de compra, reducirá la recaudación de impuestos y aumentará el gasto en seguro de desempleo, el déficit y la deuda pública (y la prima de riesgo que supone tasas de usura), forzando más recortes y un círculo vicioso hacia el abismo infinito. Este círculo, junto a cuantiosas ayudas a la banca, transformó el superávit fiscal de España de 2,2% del PIB en 2007 en déficits (4% en 2008, 11% en 2009 y 9% en 2010).
La estrategia que el directorio germano-francés impone a Europa recuerda a la que el FMI impuso al Gobierno argentino de la Alianza en 2000, en un contexto de recesión y crisis de la deuda provocadas por una política monetaria similar a la europea actual, que sobrevaloraba el peso (atado al dólar por el esquema de convertibilidad), lo que abarataba los productos importados que desplazaban a los locales, destruyendo masivamente fuentes de empleo y generando recesión y déficit comercial externo (igual que el euro fuerte en Europa, excepto en Alemania).
La Alianza, en vez de devaluar, forzó brutales recortes de gastos sociales (similares a los que se dan en Grecia) y aumentó el IVA, generando un círculo vicioso similar al descrito más arriba: recortes, recesión, más desempleo, menos recaudación, más déficit y deuda. El Gobierno, presionado por el FMI, sancionó en 2001 una ley del déficit cero (similar al pacto fiscal europeo) y otra de flexibilidad laboral, que agravaron la economía y la dificultad de pagar la deuda a pesar de sucesivos rescates del FMI, que en la práctica servían para facilitar la fuga de capitales desde el peso hacia el dólar (igual que el fondo de rescate europeo permite a bancos y especuladores un fuga de capitales del euro al dólar, con alto beneficio). Esto hundió el PIB, y el desempleo superó el 20% (más el 15% de subempleo), la pobreza el 50%, la deuda el 140% del PIB y la prima de riesgo los 5000 puntos. Los depósitos cayeron un 20% por el temor de quiebra bancaria, lo que empujó al Gobierno a decretar el corralito (retención de depósitos bancarios), lo cual provocó masivas protestas populares y forzó la dimisión del Ejecutivo.
En pocos días se sucedieron varios cambios de Gobierno que suspendieron el pago de la deuda y, posteriormente, anularon la convertibilidad peso-dólar con una devaluación del 40% y una nueva retención de depósitos (corralón), que provocó un brutal despojo a la población.
Es evidente la similitud entre las medidas acordadas por los gobiernos europeos y las que llevaron a Argentina al desastre en 2001. Ni siquiera la compra masiva de deuda por el BCE resolverá el problema de fondo si se acompaña con las mismas medidas neoliberales aplicadas en Argentina, que buscan abaratar salarios convirtiendo a un mileurista en dos quinientoseuristas en el vano intento de hacer competitiva la economía emulando a China en condiciones laborales. Privatizar la sanidad, la educación y las pensiones encarecerá esos servicios y los hará inaccesibles para muchos, y es pan para hoy y ruina para mañana, como muestran el sistema educativo de Chile, privatizado por Pinochet y hoy en grave crisis, o el de pensiones privados, que fue rescatado.
La alternativa es devaluar el euro (el modelo es el yuan chino; el euro sobrevalorado sólo beneficia a la banca y a grandes monopolios) para favorecer la competitividad y frenar la destrucción de empresas y empleos –que se desplazan a China– en toda Europa. También cancelar los recortes, mantener los salarios para generar demanda y, además, forzar una renegociación justa de la deuda, que previamente debe auditarse.
La actual estrategia que se está imponiendo en la Unión Europea nos lleva hacia el abismo económico y social, lo que provocará una fuerte reacción popular para defender derechos conseguidos en décadas. Paradójicamente, el intento de imponer un grave retroceso social desmontando el precario Estado del bienestar, además de causar graves daños a la población, puede ser también, como en Argentina, la sepultura del neoliberalismo.
lunes, 12 de diciembre de 2011
Lise London, la última brigadista.
Hace 75 años, más de 35.000 hombres y un puñado de mujeres de 54 países llegaron a España para luchar contra Franco. Estaban convencidos de que si frenaban el fascismo podían evitar una guerra mundial. Esta es una historia de valor y solidaridad a través de la memoria de Lise London, la última mujer voluntaria con vida.
El Ejército del Ebro / rumba la rumba la rumba la / el Ejército del Ebro / rumba la rumba la rumba la / una noche el río pasó / ¡Ay Carmela! ¡Ay Carmela! / Y a las tropas invasoras / rumba la rumba la rumba la / y a las tropas invasoras / rumba la rumba la rumba la / buena paliza les dio / ¡Ay Carmela! ¡Ay Carmela!".
Cuando el compacto grupo de ancianos franceses con acento español y ancianos españoles con acento francés se arranca a entonar con rabia el vibrante himno de batalla de nuestra Guerra Civil, se hace un silencio doloroso y toca tragarse las lágrimas. Son los testigos de una historia que se acaba. Una gesta de ideales y lucha por la libertad que pronto, cuando sus últimos protagonistas desaparezcan, quedará enterrada en los manuales de historia. Hoy están aquí. Quizá por última vez. Tienen el pelo blanco y las manos nudosas como una vid; ondean sobre sus cabezas pálidas banderas tricolores; un centenar de veteranos de la guerra se han reunido esta tarde de noviembre en un rincón sin turistas de París en homenaje a los miles de camaradas que llegaron a este lugar hace justo 75 años, procedentes de 54 países, para alistarse en las Brigadas Internacionales y luchar durante más de dos años contra Franco en los frentes de Madrid, el Jarama, Guadalajara, Brunete, Teruel y el Ebro. Fueron más de 35.000. Casi un tercio reposa en España en tumbas sin nombre. Muchos iniciaron malheridos la retirada a finales de 1938 y murieron en campos de concentración franceses y alemanes. Los que sobrevivieron formaron una estrecha comunidad de sangre que nunca nadie ha conseguido romper.
Eran jóvenes y no eran soldados; nunca habían sostenido un arma; habían militado en el pacifismo y la solidaridad entre los pueblos. Eran unos soñadores. Metalúrgicos, estibadores, estudiantes, campesinos e intelectuales; aventureros, revolucionarios; activistas negros americanos y judíos perseguidos por los nazis. Por encima de su origen, combatir en la Península al Caudillo suponía para todos plantar cara a Hitler. Creían que la Guerra Civil era el primer asalto de una contienda mundial que se podría frenar si Franco y sus compañeros de viaje eran derrotados en España. Para los brigadistas, no se trataba de una simple guerra fratricida aislada en un país frontera con África. Era el aperitivo de la catástrofe. El tiempo les daría la razón.
Aquella guerra concluiría el 1 de abril de 1939 con el triunfo de Franco y los ejércitos del Eje y el éxodo de medio millón de derrotados; cuatro meses más tarde, Hitler, según el plan previsto, invadía Polonia; doce meses más tarde, Francia, y dos años más tarde, en mayo de 1941, la Unión Soviética. Cincuenta millones de personas perecerían en la II Guerra Mundial. La perspectiva que proporciona el tiempo confirma que los brigadistas fueron unos visionarios. Antes de que existieran el derecho humanitario y la declaración de derechos humanos, apostaron por la solidaridad internacional con un Gobierno legítimo cuya democracia estaba siendo pisoteada. Se adelantaron. Una idea que sintetizaría Artur London, brigadista hasta las últimas horas de la República y uno de los protagonistas de este reportaje, con una frase: "Se levantaron antes del alba".
Muchos eran parias de la tierra. Tenían poco que perder porque no tenían nada. Dieron un paso al frente aquel otoño de 1936. Rompieron con todo. Se convirtieron en proscritos en sus países de origen. Era un instante crucial en el que la democracia se resquebrajaba; no solo Alemania e Italia habían caído bajo el yugo del fascismo. En Polonia, Hungría, Rumanía, Grecia, Lituania, Bulgaria, Checoslovaquia, Austria y Portugal se estaban incubando regímenes dictatoriales. La extrema derecha había mostrado sus colmillos en Francia. En sectores del Partido Republicano estadounidense y el establishment británico se aplaudía a Hitler. En ese instante, la mitad de España se había rebelado contra el golpe de Estado del 18 de julio. La guerra había comenzado. La República carecía de ejército y lo improvisaba a diario; mientras, Franco, al mando de unas fuerzas fogueadas en África, había alcanzado en semanas los arrabales de Madrid. Hitler humillaba a las democracias y enviaba sus bombarderos contra los españoles saltándose los acuerdos internacionales. Para apaciguarlo, Francia y Reino Unido habían abandonado a la República. La Península ardía. El mundo asistía mudo a la tragedia. Dentro de ese macabro decorado, miles de hombres habían reaccionado y enfilado París como primera escala hacia España. ¿Por qué estaban dispuestos a jugarse la vida en un país del que no conocían ni la lengua? Artur London daría la clave: "En Madrid, el checo iba a luchar por Praga; el francés, por París; el austriaco, por Viena; el alemán, por liberar su país de Hitler, y el italiano, por expulsar a Mussolini de su país".
El número 8 de la calle de Mathurin-Moreau era en 1936 un descampado salpicado de barracones que albergaban sindicatos de izquierda y comités obreros. A ese París proletario comenzaron a llegar en octubre los voluntarios. Los partidos comunistas de todo el mundo (de los que había surgido la idea de crear las Brigadas a través de la Internacional, la organización que hacía de correa de transmisión entre las consignas de Stalin y sus cuadros) habían prestado su infraestructura como banderín de enganche. En esta calle comenzaría el largo viaje hasta el frente. Más allá, vencer o morir.
Aquí se levanta desde los años setenta la sede del Partido Comunista Francés, un bello edificio de hormigón y cristal proyectado por el arquitecto brasileño Oscar Niemeyer como regalo a sus camaradas franceses. Todo aquí remite al combate contra el fascismo. La plaza en la que desemboca el cuartel general comunista lleva el nombre de uno de los más legendarios veteranos de las Brigadas Internacionales: el coronel Fabien, líder desde 1941 de la Resistencia francesa contra Hitler y el primer partisano que acabó durante la ocupación con la vida de un oficial hitleriano. En este ambiente de familia nos encontramos con una de sus viejas camaradas de guerrilla, Cécile Le Bihan, viuda de otro mítico brigadista: el coronel Rol-Tanguy, el partisano al que se rindió el ejército alemán que ocupaba París en 1944. Cécile tiene 93 años; es una anciana erguida, digna y lúcida, con una boina calada hasta las sienes y la Legión de Honor en la solapa. Durante cuatro años se jugó la vida y la de su familia en la Resistencia contra la ocupación nazi. Pasaba documentos en el cochecito de su hijo (hoy ese bebé es un sexagenario que sonríe a su lado) y participó en sabotajes. Su compañero, Rol-Tanguy, es un héroe nacional en Francia. "Nunca olvidó España", relata Cécile; "afirmaba que la experiencia más grande y enriquecedora de su vida fue la Guerra Civil. Era un sindicalista, un hombre de acción. Me decía: 'Tengo dos patrias, Francia y España; nunca me he podido sacar a los españoles del corazón'. España era para Henri como esa bala que recibió en la espalda en el frente del Ebro, se le quedó alojada en el omoplato y no le pudieron extraer: era parte de él".
-¿Por qué se enroló en las Brigadas?
-Quería aprender a luchar contra el fascismo y enseñar a otros. Se empeñó en ir a Madrid. Era un tipo duro, un metalúrgico. No era un idealista, era un militar. Sabía que el siguiente capítulo de aquella tragedia era París. Y no se conformaba. Quería estar en primera línea; volvió de España herido. Nos casamos en abril del 39. Un año más tarde, Hitler invadía Francia y volvió a combatir.
Aquellos jóvenes brigadistas que comenzaron a concentrarse a mediados de octubre de 1936 en París eran tipos jóvenes, grandes, ruidosos, románticos, vitales; sin gran formación (aunque hubiera entre ellos un grupo de escritores como Malraux, Hemingway, Orwell o Koestler), pero muy politizados; gente del pueblo, directos, juerguistas; cariñosos con los españoles que los recibían como salvadores. Se sintieron como en casa. Tras escuchar las grabaciones con decenas de testimonios de brigadistas, leer sus memorias y charlar con los supervivientes y sus familias, se advierte un hecho sorprendente: nunca renegaron de su aventura española; los veteranos recordaban los años de la Guerra Civil como los más enriquecedores, intensos y altruistas de su vida.
No había amargura en sus palabras. Ninguno se quejaba del pobre armamento e instrucción que recibieron; las penosas condiciones de vida en el frente; la crueldad de las batallas. No hay ninguna crítica a la discutible conducción política y militar de la guerra por parte de la República. Ni siquiera a su retirada de España como moneda de cambio. Para ellos, la única tragedia fue abandonar a los republicanos a su suerte. Me lo confirma la hija de uno de ellos que prefiere no dar su nombre: "Mi padre me contaba que cuando la República decide a finales de 1938 que los brigadistas se vayan para intentar un agónico acuerdo de paz, estos no querían que los españoles les dieran las gracias; las daban ellos por haber tenido la oportunidad de compartir el ideal de la República. Los brigadistas eran muy queridos en España. Llegaron aclamados por el pueblo, y cientos de miles de personas les despidieron entre flores de la misma forma el 15 de noviembre de 1938 en la Diagonal de Barcelona. Algo bueno debieron de hacer. Consideraban a los españoles sus hermanos. Por eso, los tres centenares que vivían en 1996 aceptaron como un honor la decisión del Gobierno de Felipe González de concederles la nacionalidad española".
De los más de 35.000 voluntarios extranjeros que lucharon en nuestra Guerra Civil no quedan más de veinte. Los más jóvenes han superado los 90 años...
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El Ejército del Ebro / rumba la rumba la rumba la / el Ejército del Ebro / rumba la rumba la rumba la / una noche el río pasó / ¡Ay Carmela! ¡Ay Carmela! / Y a las tropas invasoras / rumba la rumba la rumba la / y a las tropas invasoras / rumba la rumba la rumba la / buena paliza les dio / ¡Ay Carmela! ¡Ay Carmela!".
Cuando el compacto grupo de ancianos franceses con acento español y ancianos españoles con acento francés se arranca a entonar con rabia el vibrante himno de batalla de nuestra Guerra Civil, se hace un silencio doloroso y toca tragarse las lágrimas. Son los testigos de una historia que se acaba. Una gesta de ideales y lucha por la libertad que pronto, cuando sus últimos protagonistas desaparezcan, quedará enterrada en los manuales de historia. Hoy están aquí. Quizá por última vez. Tienen el pelo blanco y las manos nudosas como una vid; ondean sobre sus cabezas pálidas banderas tricolores; un centenar de veteranos de la guerra se han reunido esta tarde de noviembre en un rincón sin turistas de París en homenaje a los miles de camaradas que llegaron a este lugar hace justo 75 años, procedentes de 54 países, para alistarse en las Brigadas Internacionales y luchar durante más de dos años contra Franco en los frentes de Madrid, el Jarama, Guadalajara, Brunete, Teruel y el Ebro. Fueron más de 35.000. Casi un tercio reposa en España en tumbas sin nombre. Muchos iniciaron malheridos la retirada a finales de 1938 y murieron en campos de concentración franceses y alemanes. Los que sobrevivieron formaron una estrecha comunidad de sangre que nunca nadie ha conseguido romper.
Eran jóvenes y no eran soldados; nunca habían sostenido un arma; habían militado en el pacifismo y la solidaridad entre los pueblos. Eran unos soñadores. Metalúrgicos, estibadores, estudiantes, campesinos e intelectuales; aventureros, revolucionarios; activistas negros americanos y judíos perseguidos por los nazis. Por encima de su origen, combatir en la Península al Caudillo suponía para todos plantar cara a Hitler. Creían que la Guerra Civil era el primer asalto de una contienda mundial que se podría frenar si Franco y sus compañeros de viaje eran derrotados en España. Para los brigadistas, no se trataba de una simple guerra fratricida aislada en un país frontera con África. Era el aperitivo de la catástrofe. El tiempo les daría la razón.
Aquella guerra concluiría el 1 de abril de 1939 con el triunfo de Franco y los ejércitos del Eje y el éxodo de medio millón de derrotados; cuatro meses más tarde, Hitler, según el plan previsto, invadía Polonia; doce meses más tarde, Francia, y dos años más tarde, en mayo de 1941, la Unión Soviética. Cincuenta millones de personas perecerían en la II Guerra Mundial. La perspectiva que proporciona el tiempo confirma que los brigadistas fueron unos visionarios. Antes de que existieran el derecho humanitario y la declaración de derechos humanos, apostaron por la solidaridad internacional con un Gobierno legítimo cuya democracia estaba siendo pisoteada. Se adelantaron. Una idea que sintetizaría Artur London, brigadista hasta las últimas horas de la República y uno de los protagonistas de este reportaje, con una frase: "Se levantaron antes del alba".
Muchos eran parias de la tierra. Tenían poco que perder porque no tenían nada. Dieron un paso al frente aquel otoño de 1936. Rompieron con todo. Se convirtieron en proscritos en sus países de origen. Era un instante crucial en el que la democracia se resquebrajaba; no solo Alemania e Italia habían caído bajo el yugo del fascismo. En Polonia, Hungría, Rumanía, Grecia, Lituania, Bulgaria, Checoslovaquia, Austria y Portugal se estaban incubando regímenes dictatoriales. La extrema derecha había mostrado sus colmillos en Francia. En sectores del Partido Republicano estadounidense y el establishment británico se aplaudía a Hitler. En ese instante, la mitad de España se había rebelado contra el golpe de Estado del 18 de julio. La guerra había comenzado. La República carecía de ejército y lo improvisaba a diario; mientras, Franco, al mando de unas fuerzas fogueadas en África, había alcanzado en semanas los arrabales de Madrid. Hitler humillaba a las democracias y enviaba sus bombarderos contra los españoles saltándose los acuerdos internacionales. Para apaciguarlo, Francia y Reino Unido habían abandonado a la República. La Península ardía. El mundo asistía mudo a la tragedia. Dentro de ese macabro decorado, miles de hombres habían reaccionado y enfilado París como primera escala hacia España. ¿Por qué estaban dispuestos a jugarse la vida en un país del que no conocían ni la lengua? Artur London daría la clave: "En Madrid, el checo iba a luchar por Praga; el francés, por París; el austriaco, por Viena; el alemán, por liberar su país de Hitler, y el italiano, por expulsar a Mussolini de su país".
El número 8 de la calle de Mathurin-Moreau era en 1936 un descampado salpicado de barracones que albergaban sindicatos de izquierda y comités obreros. A ese París proletario comenzaron a llegar en octubre los voluntarios. Los partidos comunistas de todo el mundo (de los que había surgido la idea de crear las Brigadas a través de la Internacional, la organización que hacía de correa de transmisión entre las consignas de Stalin y sus cuadros) habían prestado su infraestructura como banderín de enganche. En esta calle comenzaría el largo viaje hasta el frente. Más allá, vencer o morir.
Aquí se levanta desde los años setenta la sede del Partido Comunista Francés, un bello edificio de hormigón y cristal proyectado por el arquitecto brasileño Oscar Niemeyer como regalo a sus camaradas franceses. Todo aquí remite al combate contra el fascismo. La plaza en la que desemboca el cuartel general comunista lleva el nombre de uno de los más legendarios veteranos de las Brigadas Internacionales: el coronel Fabien, líder desde 1941 de la Resistencia francesa contra Hitler y el primer partisano que acabó durante la ocupación con la vida de un oficial hitleriano. En este ambiente de familia nos encontramos con una de sus viejas camaradas de guerrilla, Cécile Le Bihan, viuda de otro mítico brigadista: el coronel Rol-Tanguy, el partisano al que se rindió el ejército alemán que ocupaba París en 1944. Cécile tiene 93 años; es una anciana erguida, digna y lúcida, con una boina calada hasta las sienes y la Legión de Honor en la solapa. Durante cuatro años se jugó la vida y la de su familia en la Resistencia contra la ocupación nazi. Pasaba documentos en el cochecito de su hijo (hoy ese bebé es un sexagenario que sonríe a su lado) y participó en sabotajes. Su compañero, Rol-Tanguy, es un héroe nacional en Francia. "Nunca olvidó España", relata Cécile; "afirmaba que la experiencia más grande y enriquecedora de su vida fue la Guerra Civil. Era un sindicalista, un hombre de acción. Me decía: 'Tengo dos patrias, Francia y España; nunca me he podido sacar a los españoles del corazón'. España era para Henri como esa bala que recibió en la espalda en el frente del Ebro, se le quedó alojada en el omoplato y no le pudieron extraer: era parte de él".
-¿Por qué se enroló en las Brigadas?
-Quería aprender a luchar contra el fascismo y enseñar a otros. Se empeñó en ir a Madrid. Era un tipo duro, un metalúrgico. No era un idealista, era un militar. Sabía que el siguiente capítulo de aquella tragedia era París. Y no se conformaba. Quería estar en primera línea; volvió de España herido. Nos casamos en abril del 39. Un año más tarde, Hitler invadía Francia y volvió a combatir.
Aquellos jóvenes brigadistas que comenzaron a concentrarse a mediados de octubre de 1936 en París eran tipos jóvenes, grandes, ruidosos, románticos, vitales; sin gran formación (aunque hubiera entre ellos un grupo de escritores como Malraux, Hemingway, Orwell o Koestler), pero muy politizados; gente del pueblo, directos, juerguistas; cariñosos con los españoles que los recibían como salvadores. Se sintieron como en casa. Tras escuchar las grabaciones con decenas de testimonios de brigadistas, leer sus memorias y charlar con los supervivientes y sus familias, se advierte un hecho sorprendente: nunca renegaron de su aventura española; los veteranos recordaban los años de la Guerra Civil como los más enriquecedores, intensos y altruistas de su vida.
No había amargura en sus palabras. Ninguno se quejaba del pobre armamento e instrucción que recibieron; las penosas condiciones de vida en el frente; la crueldad de las batallas. No hay ninguna crítica a la discutible conducción política y militar de la guerra por parte de la República. Ni siquiera a su retirada de España como moneda de cambio. Para ellos, la única tragedia fue abandonar a los republicanos a su suerte. Me lo confirma la hija de uno de ellos que prefiere no dar su nombre: "Mi padre me contaba que cuando la República decide a finales de 1938 que los brigadistas se vayan para intentar un agónico acuerdo de paz, estos no querían que los españoles les dieran las gracias; las daban ellos por haber tenido la oportunidad de compartir el ideal de la República. Los brigadistas eran muy queridos en España. Llegaron aclamados por el pueblo, y cientos de miles de personas les despidieron entre flores de la misma forma el 15 de noviembre de 1938 en la Diagonal de Barcelona. Algo bueno debieron de hacer. Consideraban a los españoles sus hermanos. Por eso, los tres centenares que vivían en 1996 aceptaron como un honor la decisión del Gobierno de Felipe González de concederles la nacionalidad española".
De los más de 35.000 voluntarios extranjeros que lucharon en nuestra Guerra Civil no quedan más de veinte. Los más jóvenes han superado los 90 años...
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domingo, 11 de diciembre de 2011
Confirmado: habrá Navidad
Ya está, podemos comprar por fin el turrón y poner el belén, que el comunicado de conclusiones de la cumbre europea lo confirma: este año habrá Navidad. El esfuerzo de nuestros gobernantes garantiza que Europa aguantará en pie al menos hasta Reyes, de modo que podemos disfrutar de las fiestas. Para Semana Santa no hagan planes todavía, que de aquí a entonces caben por lo menos dos cumbres “definitivas”; y del verano mejor no hablamos, que coge muy lejos.
No digo que hasta enero viviremos plácidamente: tendremos los sustos habituales, los vaivenes de la prima, un lunes negro bursátil, un par de collejas de las agencias de calificación, un café de Sarkozy y Merkel al que a lo mejor se suma Rajoy para llevar la bandeja, y algún banco con problemas, pero eso no es nada, lo de costumbre, no nos amargarán los polvorones.
Si se fijan, las cumbres europeas siempre se celebran en viernes: es la forma de estirar un poco más la sensación de alivio, nos deja el sábado y el domingo para creernos salvados, que ya el lunes llegarán las malas noticias cuando reabran las bolsas y se desperecen los mercados. Hasta entonces, contagiémonos del optimismo.
Si he entendido algo de lo acordado ayer, la mayoría ha decidido subirse al carro de Merkel y Sarkozy, aunque aún tendrán que ponerse de acuerdo de aquí a marzo en cómo sentarse en el carro, quién maneja las riendas y hacia dónde ir. Un pacto fiscal que además será “difícil y doloroso”. En cuanto a lo más urgente, la defensa frente a los ataques a la deuda, poca cosa: ni eurobonos, ni cambios en el fondo de rescate, ni permiso al BCE para que saque el famoso bazuca. Nada. Como mucho, darle dinero al FMI para que sea éste quien nos salve si caemos, por lo que “nos adherimos a los principios y prácticas del FMI”, que ya saben cuáles son.
Es decir, han dejado todo a punto para la próxima cumbre, que será sin duda la última oportunidad, la definitiva, la del ahora o nunca. Si como repiten Europa es un Titanic, lo acordado parece una partitura para que la orquesta siga tocando en cubierta. Pues nada, a bailar otro ratito. Isaac Rosa Público Fuente: http://blogs.publico.es/trabajarcansa/2011/12/10/confirmado-habra-navidad/
No digo que hasta enero viviremos plácidamente: tendremos los sustos habituales, los vaivenes de la prima, un lunes negro bursátil, un par de collejas de las agencias de calificación, un café de Sarkozy y Merkel al que a lo mejor se suma Rajoy para llevar la bandeja, y algún banco con problemas, pero eso no es nada, lo de costumbre, no nos amargarán los polvorones.
Si se fijan, las cumbres europeas siempre se celebran en viernes: es la forma de estirar un poco más la sensación de alivio, nos deja el sábado y el domingo para creernos salvados, que ya el lunes llegarán las malas noticias cuando reabran las bolsas y se desperecen los mercados. Hasta entonces, contagiémonos del optimismo.
Si he entendido algo de lo acordado ayer, la mayoría ha decidido subirse al carro de Merkel y Sarkozy, aunque aún tendrán que ponerse de acuerdo de aquí a marzo en cómo sentarse en el carro, quién maneja las riendas y hacia dónde ir. Un pacto fiscal que además será “difícil y doloroso”. En cuanto a lo más urgente, la defensa frente a los ataques a la deuda, poca cosa: ni eurobonos, ni cambios en el fondo de rescate, ni permiso al BCE para que saque el famoso bazuca. Nada. Como mucho, darle dinero al FMI para que sea éste quien nos salve si caemos, por lo que “nos adherimos a los principios y prácticas del FMI”, que ya saben cuáles son.
Es decir, han dejado todo a punto para la próxima cumbre, que será sin duda la última oportunidad, la definitiva, la del ahora o nunca. Si como repiten Europa es un Titanic, lo acordado parece una partitura para que la orquesta siga tocando en cubierta. Pues nada, a bailar otro ratito. Isaac Rosa Público Fuente: http://blogs.publico.es/trabajarcansa/2011/12/10/confirmado-habra-navidad/
Las estrellas Michelin de España para el 2012
En cada edición, el baile de estrellas Michelin genera expectativas, nervios y decepciones. "Este año va a ser duro", comentaron los responsables de Michelin España con respecto a la guía 2012 para España y Portugal. Duro y difícil como siempre, decían los cocineros, que inevitablemente hacían sus quinielas de deseos, dado el prestigio y la consolidación de la vanguardia culinaria española. Y los peores pronósticos se cumplieron: nada de tres estrellas nuevas. El balance da que pensar: 16 estrellas nuevas y 17 quitadas. Hasta gastrotuiteros franceses decían "¿tanto rollo Michelin para esto?". Y un diplomático Jordi Roca ponía en su Facebook que en esa "noche inolvidable, agria y amarga para muchos, esperemos que el dulce esté por encima de todo".
Pero costaba. Se pierden galones en dos de los mayores activos de la potencia gastronómica catalana. Con el cierre de elBulli el 30 de julio se eliminan del mapa sus tres estrellas y la desaparición de Santi Santamaría ha provocado que Can Fabes se quede solo biestrellado, aunque todos pronostican que volverá la tercera, ya con el hereu Xavier Pellicer. "La tercera estrella es del cocinero, y seguiremos trabajando para recuperarla", decía una sonriente y templada Regina Santamaría. Y menos mal que los Roca mantienen el trío estelar en El Celler, Carme Ruscalleda permanece como cocinera cinco estrellas (Sant Pau de Barcelona más dos en Tokio) y se quedan como están los monstruos vascos de 3 brillos, Arzak, Subijana y Berasategui (con 7 estrellas acumuladas en sus restaurantes multi-regionales).
La sorpresa en este panorama de escasez en la Michelin 2012 para España y Portugal ha llegado en la lluvia de estrellas para Madrid. La arriesgada fusión de casticismo asiático de David Muñoz en Diverxo ha merecido su segunda estrella y el neoclasicismo de Diego Guerrero en el Club Allard subió a dos. "No me lo esperaba. Había muchos rumores y decían que yo era demasiado atrevido para el gusto Michelin. Pero se ha demostrado que no hay discurso único", decía un Muñoz "dispuesto a comerse el mundo".
También se elevó a dos estrellas Jordi Cruz con el Àbac barcelonés. Y cocinó feliz en el Hotel El Palace para los premiados y asistentes al evento, que le dedicaron una ovación.
La apuesta gastrobotánica de Rodrigo de la Calle en Aranjuez ha logrado una estrella y otro arriesgado naturalista, Josean Martínez Alija, obtiene su primera estrella para el Nerua de Guggenheim Bilbao. "Ha llegado en un momento perfecto", decía el vizcaíno por teléfono desde su renovada cocina, que acaba de obtener también 3 soles Repsol. Otro aupado al Olimpo es el cordobés Kisko García con Choco y el oscense Lillas Pastia. Y en este quitaypón michelinesco, el gallego Marcelo Tejedor (emocionado en Santiago) recupera estrella para Casa Marcelo y pierde dos estrellas La Alquería, de Sanlúcar la Mayor (Sevilla). Les suprimen una a Koldo Miranda (Avilés, Asturias), Drolma (Barcelona, por cierre), Lluçanès (Barcelona), A Rexidora (Bentraces, Ourense), Gadus (Cala d'Or, Mallorca), La Solana (Gijón, Asturias), Labroche (Madrid, por cierre), Café de París (Málaga), Tierra (Valdepalacios, Toledo), Ramiro's (Valladolid) e Ikea (Vitoria).
"Quien diga que no le importan las estrellas miente", comentaba estos días Dani García en el congreso San Sebastián Gastronómika. "No creo que haya muchas sorpresas. Siempre se quedan cortos", musitaba Joan Roca, acostumbrado a esperar subida de rango con sus hermanos Jordi y Josep en El Celler de Can Roca (seis años les costó tener la tercera).
Y cortos, cicateros, se han quedado los inspectores de Michelin. Si, según los directivos de la firma de neumáticos, las estrellas se ponen en proporción a las ruedas que se gastan en viajes, parece que hay pocos sitios que merezca la pena mover el coche. Aunque los ocho millones de turistas gastronómicos anuales de España demuestren que algo de valor hay.
Horas antes del evento estelar, los máximos candidatos a los 3 brillos, Andoni Luis Aduriz (Mugaritz), Quique Dacosta (Dacosta) y Dani García (Calima) navegaban entre la resignación y la ilusión tranquila, algo así como la paciencia inteligente que recomiendan los budistas. Con sus momentos de "solidez y estabilidad personal y profesional" tenían bastante, decían horas antes de la gala. Aduriz, a quien en la nota de prensa del Larousse Gastronomique le habían otorgado ya las tres estrellas (vaticinio fallido) se quedó en su restaurante (daba de cenar a René Redzepi y Heston Blumenthal) y no se desplazó a Barcelona. Dani García sí viajó, pero una vez más, para seguir en lista de espera. Como siguen esperando subida a tres estrellas en Atrio (Toño Pérez) y a dos Casa Gerardo (Pedro y Marcos Morán).
Del mismo modo que el pasado año Michelin llevó su noche estelar a San Sebastián, en esta ocasión la ciudad escogida fue Barcelona, en homenaje al otro gran foco gastronómico, Cataluña. Un "menú territorial", de 15 platos y vinos y cavas, fue cocinado por una brigada de lujo con Joan Roca como coordinador. Carme Ruscalleda, Jordi Cruz, Sergio y Javier Torres y Romain Fornell servían sus delicias y repartían abrazos a los colegas. El País, ROSA RIVAS | Barcelona 25/11/2011
EL PANORAMA DE LA GUIA 2012: Novedades
Nuevos 2 estrellas
Ábac. Barcelona
El Club Allard. Madrid
DiverXo. Madrid
Nuevos 1 estrella
Maralba. Almansa, Albacete.
Solana, Ampuero, Cantabria.
Rodrigo de la Calle, Aranjuez, Madrid
Nerua. Bilbao,Vizcaya
Choco, Córdoba.
Lillas Pastia. Huesca
Casamar. Llafranc, Girona
Es Fum. Palmanova, Mallorca
Jardín. Port d'Alcúdia. Mallorca
Annua. San Vicente de la Barquera, Cantabria.
Casa Marcelo, Santiago de Compostela. A Coruña
Silabario. Tui, Pontevedra. Leer más aquí en "El País".
Pero costaba. Se pierden galones en dos de los mayores activos de la potencia gastronómica catalana. Con el cierre de elBulli el 30 de julio se eliminan del mapa sus tres estrellas y la desaparición de Santi Santamaría ha provocado que Can Fabes se quede solo biestrellado, aunque todos pronostican que volverá la tercera, ya con el hereu Xavier Pellicer. "La tercera estrella es del cocinero, y seguiremos trabajando para recuperarla", decía una sonriente y templada Regina Santamaría. Y menos mal que los Roca mantienen el trío estelar en El Celler, Carme Ruscalleda permanece como cocinera cinco estrellas (Sant Pau de Barcelona más dos en Tokio) y se quedan como están los monstruos vascos de 3 brillos, Arzak, Subijana y Berasategui (con 7 estrellas acumuladas en sus restaurantes multi-regionales).
La sorpresa en este panorama de escasez en la Michelin 2012 para España y Portugal ha llegado en la lluvia de estrellas para Madrid. La arriesgada fusión de casticismo asiático de David Muñoz en Diverxo ha merecido su segunda estrella y el neoclasicismo de Diego Guerrero en el Club Allard subió a dos. "No me lo esperaba. Había muchos rumores y decían que yo era demasiado atrevido para el gusto Michelin. Pero se ha demostrado que no hay discurso único", decía un Muñoz "dispuesto a comerse el mundo".
También se elevó a dos estrellas Jordi Cruz con el Àbac barcelonés. Y cocinó feliz en el Hotel El Palace para los premiados y asistentes al evento, que le dedicaron una ovación.
La apuesta gastrobotánica de Rodrigo de la Calle en Aranjuez ha logrado una estrella y otro arriesgado naturalista, Josean Martínez Alija, obtiene su primera estrella para el Nerua de Guggenheim Bilbao. "Ha llegado en un momento perfecto", decía el vizcaíno por teléfono desde su renovada cocina, que acaba de obtener también 3 soles Repsol. Otro aupado al Olimpo es el cordobés Kisko García con Choco y el oscense Lillas Pastia. Y en este quitaypón michelinesco, el gallego Marcelo Tejedor (emocionado en Santiago) recupera estrella para Casa Marcelo y pierde dos estrellas La Alquería, de Sanlúcar la Mayor (Sevilla). Les suprimen una a Koldo Miranda (Avilés, Asturias), Drolma (Barcelona, por cierre), Lluçanès (Barcelona), A Rexidora (Bentraces, Ourense), Gadus (Cala d'Or, Mallorca), La Solana (Gijón, Asturias), Labroche (Madrid, por cierre), Café de París (Málaga), Tierra (Valdepalacios, Toledo), Ramiro's (Valladolid) e Ikea (Vitoria).
"Quien diga que no le importan las estrellas miente", comentaba estos días Dani García en el congreso San Sebastián Gastronómika. "No creo que haya muchas sorpresas. Siempre se quedan cortos", musitaba Joan Roca, acostumbrado a esperar subida de rango con sus hermanos Jordi y Josep en El Celler de Can Roca (seis años les costó tener la tercera).
Y cortos, cicateros, se han quedado los inspectores de Michelin. Si, según los directivos de la firma de neumáticos, las estrellas se ponen en proporción a las ruedas que se gastan en viajes, parece que hay pocos sitios que merezca la pena mover el coche. Aunque los ocho millones de turistas gastronómicos anuales de España demuestren que algo de valor hay.
Horas antes del evento estelar, los máximos candidatos a los 3 brillos, Andoni Luis Aduriz (Mugaritz), Quique Dacosta (Dacosta) y Dani García (Calima) navegaban entre la resignación y la ilusión tranquila, algo así como la paciencia inteligente que recomiendan los budistas. Con sus momentos de "solidez y estabilidad personal y profesional" tenían bastante, decían horas antes de la gala. Aduriz, a quien en la nota de prensa del Larousse Gastronomique le habían otorgado ya las tres estrellas (vaticinio fallido) se quedó en su restaurante (daba de cenar a René Redzepi y Heston Blumenthal) y no se desplazó a Barcelona. Dani García sí viajó, pero una vez más, para seguir en lista de espera. Como siguen esperando subida a tres estrellas en Atrio (Toño Pérez) y a dos Casa Gerardo (Pedro y Marcos Morán).
Del mismo modo que el pasado año Michelin llevó su noche estelar a San Sebastián, en esta ocasión la ciudad escogida fue Barcelona, en homenaje al otro gran foco gastronómico, Cataluña. Un "menú territorial", de 15 platos y vinos y cavas, fue cocinado por una brigada de lujo con Joan Roca como coordinador. Carme Ruscalleda, Jordi Cruz, Sergio y Javier Torres y Romain Fornell servían sus delicias y repartían abrazos a los colegas. El País, ROSA RIVAS | Barcelona 25/11/2011
EL PANORAMA DE LA GUIA 2012: Novedades
Nuevos 2 estrellas
Ábac. Barcelona
El Club Allard. Madrid
DiverXo. Madrid
Nuevos 1 estrella
Maralba. Almansa, Albacete.
Solana, Ampuero, Cantabria.
Rodrigo de la Calle, Aranjuez, Madrid
Nerua. Bilbao,Vizcaya
Choco, Córdoba.
Lillas Pastia. Huesca
Casamar. Llafranc, Girona
Es Fum. Palmanova, Mallorca
Jardín. Port d'Alcúdia. Mallorca
Annua. San Vicente de la Barquera, Cantabria.
Casa Marcelo, Santiago de Compostela. A Coruña
Silabario. Tui, Pontevedra. Leer más aquí en "El País".
sábado, 10 de diciembre de 2011
viernes, 9 de diciembre de 2011
Matar al euro
¿Se puede salvar al euro? No hace mucho, nos decían que el peor desenlace posible era una suspensión de pagos de Grecia. Ahora parece muy probable un desastre mucho más extendido.
Es cierto que la presión en los mercados se relajó un poco el miércoles después de que los bancos centrales hicieran el sensacional anuncio de una ampliación de las líneas de crédito (lo cual, a efectos prácticos, apenas supondrá una diferencia). Pero hasta los optimistas ven ahora que Europa se encamina hacia la recesión, mientras que los pesimistas advierten de que el euro podría convertirse en el epicentro de otra crisis financiera mundial.
¿Cómo se han torcido tanto las cosas? La respuesta que oímos todo el tiempo es que la crisis del euro fue provocada por la irresponsabilidad fiscal. Enciendan el televisor y muy probablemente encontrarán a algún lumbreras declarando que si Estados Unidos no recorta el gasto terminará como Grecia. ¡Greeeeeecia!
Pero lo cierto es casi lo opuesto. Aunque los líderes europeos siguen insistiendo en que el problema es un gasto demasiado elevado en las naciones deudoras, el auténtico problema es un gasto demasiado reducido en Europa en su conjunto. Y sus intentos de arreglar las cosas exigiendo una austeridad cada vez más severa han desempeñado un papel decisivo para empeorar la situación.
La historia hasta el momento: en los años que precedieron a la crisis de 2008, Europa, al igual que Estados Unidos, tenía un sistema bancario fuera de control y una deuda que aumentaba a toda velocidad. Sin embargo, en el caso de Europa, gran parte de los préstamos eran transfronterizos, ya que los fondos de Alemania fluían hacia el sur de Europa. Estos préstamos se consideraban de bajo riesgo. Todos los receptores estaban en el euro, así que, ¿qué podía ir mal?
La mayoría de estos préstamos, por cierto, fueron a parar al sector privado, no a los Gobiernos. Solo Grecia registraba grandes déficits presupuestarios durante los años de vacas gordas; España tenía de hecho un superávit justo antes de la crisis.
Entonces la burbuja estalló. El gasto privado en las naciones deudoras cayó drásticamente. Y la pregunta que los líderes europeos deberían haber estado haciendo era cómo mantener esos recortes del gasto sin causar una recesión en toda Europa.
En lugar de ello, sin embargo, respondieron al inevitable aumento del déficit, impulsado por la recesión, exigiendo que todos los Gobiernos -no solo los de las naciones deudoras- recortaran el gasto y aumentaran los impuestos. Desestimaban las advertencias de que esto profundizaría la recesión. "La idea de que las medidas de austeridad pueden provocar un estancamiento es errónea", declaraba Jean-Claude Trichet, en aquel entonces presidente del Banco Central Europeo. ¿Por qué? Porque "las políticas que inspiran confianza impulsarán la recuperación económica, no la obstaculizarán".
Pero el hada de la confianza no se presentó.
Y esperen, hay más. Durante los años del dinero fácil, los salarios y los precios en el sur de Europa aumentaron mucho más deprisa que en el norte de Europa. Esta divergencia debe corregirse ahora, bien mediante una bajada de los precios en el sur o mediante una subida de los precios en el norte. Y no da igual cuál de las dos: si el sur de Europa se ve obligado a recuperar la competitividad a través de la deflación, pagará un alto precio con el empleo y empeorará su problema de deuda. Las posibilidades de éxito serían mucho mayores si el desfase se corrigiera mediante un aumento de los precios en el norte.
Pero para corregir el desfase mediante un aumento de los precios en el norte, los responsables políticos tendrían que aceptar temporalmente una inflación más alta para la eurozona en su conjunto. Y ya han dejado claro que no piensan hacerlo. De hecho, el pasado abril, el Banco Central Europeo empezó a aumentar los tipos de interés, a pesar de que para la mayoría de los observadores era evidente que la inflación subyacente era, en todo caso, demasiado baja.
Y probablemente no sea una coincidencia que abril fuera también el mes en que la crisis del euro entró en una nueva fase, más grave. Olvídense de Grecia, cuya economía tiene para Europa aproximadamente la misma importancia que la de Miami para Estados Unidos. A estas alturas, los mercados han perdido fe en el euro en su conjunto, lo cual ha hecho que los tipos de interés suban todavía más para países como Austria y Finlandia, que no se distinguen precisamente por ser derrochadores...
La combinación de austeridad para todos y un banco central enfermizamente obsesionado con la inflación hace que sea básicamente imposible para los países endeudados escapar de la trampa de la deuda y, por consiguiente, es la fórmula para multiplicar las suspensiones de pagos, los pánicos bancarios y el desplome financiero.
Espero, por nuestro bien y por el de los europeos, que estos cambien de rumbo antes de que sea demasiado tarde. Pero, para ser sincero, no creo que vayan a hacerlo...
Leer todo el artículo de P. Krugman aquí en El País.
Y leer la opinión de los sindicatos publicada en Público.
Es cierto que la presión en los mercados se relajó un poco el miércoles después de que los bancos centrales hicieran el sensacional anuncio de una ampliación de las líneas de crédito (lo cual, a efectos prácticos, apenas supondrá una diferencia). Pero hasta los optimistas ven ahora que Europa se encamina hacia la recesión, mientras que los pesimistas advierten de que el euro podría convertirse en el epicentro de otra crisis financiera mundial.
¿Cómo se han torcido tanto las cosas? La respuesta que oímos todo el tiempo es que la crisis del euro fue provocada por la irresponsabilidad fiscal. Enciendan el televisor y muy probablemente encontrarán a algún lumbreras declarando que si Estados Unidos no recorta el gasto terminará como Grecia. ¡Greeeeeecia!
Pero lo cierto es casi lo opuesto. Aunque los líderes europeos siguen insistiendo en que el problema es un gasto demasiado elevado en las naciones deudoras, el auténtico problema es un gasto demasiado reducido en Europa en su conjunto. Y sus intentos de arreglar las cosas exigiendo una austeridad cada vez más severa han desempeñado un papel decisivo para empeorar la situación.
La historia hasta el momento: en los años que precedieron a la crisis de 2008, Europa, al igual que Estados Unidos, tenía un sistema bancario fuera de control y una deuda que aumentaba a toda velocidad. Sin embargo, en el caso de Europa, gran parte de los préstamos eran transfronterizos, ya que los fondos de Alemania fluían hacia el sur de Europa. Estos préstamos se consideraban de bajo riesgo. Todos los receptores estaban en el euro, así que, ¿qué podía ir mal?
La mayoría de estos préstamos, por cierto, fueron a parar al sector privado, no a los Gobiernos. Solo Grecia registraba grandes déficits presupuestarios durante los años de vacas gordas; España tenía de hecho un superávit justo antes de la crisis.
Entonces la burbuja estalló. El gasto privado en las naciones deudoras cayó drásticamente. Y la pregunta que los líderes europeos deberían haber estado haciendo era cómo mantener esos recortes del gasto sin causar una recesión en toda Europa.
En lugar de ello, sin embargo, respondieron al inevitable aumento del déficit, impulsado por la recesión, exigiendo que todos los Gobiernos -no solo los de las naciones deudoras- recortaran el gasto y aumentaran los impuestos. Desestimaban las advertencias de que esto profundizaría la recesión. "La idea de que las medidas de austeridad pueden provocar un estancamiento es errónea", declaraba Jean-Claude Trichet, en aquel entonces presidente del Banco Central Europeo. ¿Por qué? Porque "las políticas que inspiran confianza impulsarán la recuperación económica, no la obstaculizarán".
Pero el hada de la confianza no se presentó.
Y esperen, hay más. Durante los años del dinero fácil, los salarios y los precios en el sur de Europa aumentaron mucho más deprisa que en el norte de Europa. Esta divergencia debe corregirse ahora, bien mediante una bajada de los precios en el sur o mediante una subida de los precios en el norte. Y no da igual cuál de las dos: si el sur de Europa se ve obligado a recuperar la competitividad a través de la deflación, pagará un alto precio con el empleo y empeorará su problema de deuda. Las posibilidades de éxito serían mucho mayores si el desfase se corrigiera mediante un aumento de los precios en el norte.
Pero para corregir el desfase mediante un aumento de los precios en el norte, los responsables políticos tendrían que aceptar temporalmente una inflación más alta para la eurozona en su conjunto. Y ya han dejado claro que no piensan hacerlo. De hecho, el pasado abril, el Banco Central Europeo empezó a aumentar los tipos de interés, a pesar de que para la mayoría de los observadores era evidente que la inflación subyacente era, en todo caso, demasiado baja.
Y probablemente no sea una coincidencia que abril fuera también el mes en que la crisis del euro entró en una nueva fase, más grave. Olvídense de Grecia, cuya economía tiene para Europa aproximadamente la misma importancia que la de Miami para Estados Unidos. A estas alturas, los mercados han perdido fe en el euro en su conjunto, lo cual ha hecho que los tipos de interés suban todavía más para países como Austria y Finlandia, que no se distinguen precisamente por ser derrochadores...
La combinación de austeridad para todos y un banco central enfermizamente obsesionado con la inflación hace que sea básicamente imposible para los países endeudados escapar de la trampa de la deuda y, por consiguiente, es la fórmula para multiplicar las suspensiones de pagos, los pánicos bancarios y el desplome financiero.
Espero, por nuestro bien y por el de los europeos, que estos cambien de rumbo antes de que sea demasiado tarde. Pero, para ser sincero, no creo que vayan a hacerlo...
Leer todo el artículo de P. Krugman aquí en El País.
Y leer la opinión de los sindicatos publicada en Público.
jueves, 8 de diciembre de 2011
No existe mandato legítimo para las políticas de austeridad de los gobiernos del PP y CIU, pues la soberanía reside en el pueblo y no informaron claramente de la política que iban a hacer.
Como era predecible, la mayoría de los medios de mayor difusión del país están presentando una imagen de lo ocurrido en las elecciones del pasado 20-N que no se corresponde con la realidad, y ello es consecuencia de que, en su descripción de los resultados electorales, no tienen en cuenta las enormes deficiencias del sistema electoral español. Al centrarse en el número de escaños obtenidos el día de las elecciones se ignora que tal mayoría de escaños no corresponde con la mayoría real del país. No es cierto, como están anunciando tales medios, que España se haya movido a la derecha. El hecho de que, excepto Cataluña y el País Vasco, todas las CCAA fueran azules (el color del PP) en el mapa gráfico del resultado de las elecciones, dio un mensaje falso de que España se había corrido a la derecha. España (desde el punto de vista electoral) es toda la población que podía votar, es decir, el censo electoral. Pues bien, el censo electoral muestra que en las elecciones del 20-N el apoyo popular al Partido Popular fue del 30,27% que fue únicamente un 0,97% superior al que consiguió en 2008. Mírese como se mire, un incremento que es inferior al 1% del censo es un incremento minúsculo sobre el cual ahora se está montando todo el mensaje mediático de que la población española se ha corrido a la derecha. Es importante que esto se entienda porque según fuentes próximas a la dirección del PP, el señor Mariano Rajoy, presidente del PP, ha prometido a la señora Merkel que va a recortar 18.000 millones de euros en los próximos meses, que los medios de mayor difusión presentarán como resultado de un mandato popular que los datos muestran claramente que no existe, puesto que el PP no representa a la mayoría de la ciudadanía en España. Una situación semejante ocurre en Catalunya, donde el partido gobernante, CiU, ha presentado los resultados de las elecciones como prueba del apoyo por parte de la población catalana hacia los recortes que han llevado a cabo al frente del gobierno. CiU ha obtenido sólo el voto del 18,8% del electorado catalán, es decir, de los catalanes que podían votar. Es por lo tanto una fuerza muy minoritaria en Catalunya. No llega ni siquiera a uno de cada cinco catalanes. No se puede deducir de estos datos que haya un apoyo popular a estos recortes, tal como el gobierno Mas está presentando los resultados de estas elecciones. La gran noticia del domingo fue, no el movimiento de la ciudadanía a la derecha, sino el descenso muy notable del voto del partido socialista, el PSOE en España y el PSC en Catalunya. El PSOE pasó del 32,19% al 19,49% y en Catalunya del 31,7% al 17,1%. La pérdida de estos votos se debe, en gran parte, a la aplicación de políticas económicas de carácter neoliberal que han antagonizado a sus bases electorales. La movilización mediática para acentuar un mandato que no existe La gran mayoría de los medios de España son conservadores o liberales (en realidad neoliberales). Ello explica el mensaje que transmitieron inmediatamente después de las elecciones de intentar presentar las elecciones del 20-N como un movimiento de la población de los distintos pueblos y naciones de España hacia posturas conservadoras y neoliberales. De esta manera se está construyendo una interpretación de lo ocurrido en el 20-N como un mandato para recortar todavía más el escasamente financiado Estado del Bienestar español. El objetivo de mostrar el mapa electoral de España de color azul y Catalunya de un azul más intenso era precisamente afirmar que España es hoy de derechas. Los datos, sin embargo, muestran una realidad distinta. Los votos al PP y a CiU han sido minoritarios (más minoritario el de CiU que el del PP). Y también es minoritario (muy minoritario) el apoyo a los recortes de gasto público social. Según el centro de investigación sociológico CIS, sólo un 2,7% de la población está a favor de los recortes del gasto público sanitario que han estado ocurriendo o que se está proponiendo; sólo un 3% favorece recortes en educación; un minúsculo 3,5% está de acuerdo con los recortes en pensiones y sólo un 9,8% favorece recortes en los servicios sociales. En cambio, más del 50% favorece recortes en Defensa. En realidad, la población española está entre las poblaciones de la Unión Europea que creen que sus Estados deberían gastarse más en sus Estados del Bienestar. El 87% de la población española considera que el Estado debería gastarse más o mucho más en sanidad; el 87% cree que debería gastarse más o mucho más en educación, y el 83% cree que debería gastarse más o mucho más en pensiones. Es difícil alcanzar unos mayores porcentajes de apoyo al Estado del Bienestar. Es más, la gran mayoría de la población no sólo favorece la expansión del gasto público en las transferencias y en los servicios públicos del Estado del Bienestar, sino que se opone a que la reducción del déficit público ocurra a costa de recortes en el gasto en tales transferencias y servicios. Frente a la pregunta “Suponiendo que las Administraciones Públicas se vieran obligadas a recortar prestaciones y servicios públicos, dígame si estaría a favor o en contra de que se recortaran los siguientes servicios”, la enorme mayoría, (el 97%) están en contra de que se recorte en sanidad; el 97% de que se recorte en educación; el 97% de que se rebajen las pensiones; un 91% de que se reduzca el seguro de desempleo; un 83% de que se recorte en el capítulo de vivienda social. Es imposible encontrar porcentajes más altos en contra de los recortes que están teniendo lugar. Por otra parte, el 55% favorecía recortar Defensa. Mírese como se mire, pues, no puede argumentarse que exista un mandato para realizar las políticas de recortes del Estado del Bienestar que están ocurriendo. En realidad, la gran impopularidad del gobierno Zapatero y de su partido, el PSOE, se debe a que llevó a cabo tales políticas de austeridad, en ausencia de un mandato popular. El argumento utilizado por la dirección de tal partido para explicar su enorme retroceso electoral (de que no se explicó bien a la población), carece de credibilidad, puesto que la gran mayoría de medios de información españoles apoyaron tales medidas de austeridad, proveyendo amplias cajas de resonancia mediática a sus argumentos. La gran mayoría de la población entendió muy bien sus argumentos y, con razón, no los aceptó. La continua excusa del perdedor, aduciendo que fue derrotado porque no se explicó bien (el argumento que utiliza la dirección del PSOE) es la manera de justificar unas políticas públicas de austeridad que, además de ser innecesarias (véase Vicenç Navarro, Juan Torres y Alberto Garzón, Hay Alternativas, en www.vnavarro.org), se están mostrando (tal como predijimos los autores de tal libro), contraproducentes. Y lo que alcanza niveles de gran incoherencia es atribuir la victoria de PP a su programa electoral, incluyendo mano dura, con todo tipo de recortes en el Estado del Bienestar. Los datos mostrados al inicio del artículo señalan claramente que el hecho más llamativo del 20-N no fue el inexistente incremento de voto del PP, sino el colapso del PSOE, debido precisamente a los recortes que llevaron a cabo. Creerse que el voto del PP refleja un mandato popular para continuar tales políticas es de una incoherencia que, por desgracia para la democracia española, se reproduce con excesiva frecuencia en los mayores medios de información y persuasión del país. (Vicenç Navarro El Plural)
miércoles, 7 de diciembre de 2011
lunes, 5 de diciembre de 2011
Cuidado con los que promueven la austeridad
Explotando la afinidad para combatir las protestas en Estados Unidos
Mientras miro cómo gira la política en torno al movimiento Ocupemos Wall Street, termino pensando en Bernie Madoff. Síganme la idea; incluso tal vez tenga sentido. El asunto Madoff, como sabrá, fue un caso clásico de “fraude de afinidad”. Madoff pudo ganarse la confianza de muchos judíos adinerados y de persuadirlos de que era de los suyos. Este fraude está detrás de muchas estafas financieras, y también políticas.
En este momento, la campaña contra Ocupemos Wall Street básicamente intenta lograr que la clase trabajadora estadounidense dé la espalda al movimiento, pese a que la mayoría de la gente apoya sus metas, intentando aparentar que los manifestantes no son como ellos, mientras que los plutócratas sí lo son. ¡Vamos! Esto ha funcionado muchas veces en la historia. Y puede operar en muchas direcciones: Ocupemos Wall Street debe rechazarse porque son hippies sucios; Elizabeth Warren, candidata a senadora por el estado de Massachusetts, no es como usted porque, Dios mío, es catedrática de Harvard.
Y ahora que lo pienso, la teoría generalizada del fraude de afinidad se extiende más allá de la política hasta cosas como el análisis financiero. Ocasionalmente me ha maravillado la persistente popularidad de los inflacionistas de Wall Street, quienes se han equivocado en todo. Sospecho que se debe en mucho a que los economistas que pronuncian advertencias calamitosas, respecto de los déficits y el aumento de la base monetaria se ven como el tipo de gente con los que les gustaría pasar el rato en un campo de golf, cosa que no sucede con los profesores barbados.
Entonces, ¿qué tenemos que hacer? Dentro de ciertos límites, deberíamos intentar acallar la disonancia social innecesaria. Si va a tener una manifestación en nombre de la clase trabajadora estadounidense, olvídese de los círculos de tambores. Los guerreros clasistas de la derecha quieren convencer a la gente que realmente se trata de una guerra cultural, y usted no debe facilitar su trabajo. Pero hay límites. No, no voy a empezar a practicar golf.
Europa debería cuidarse de ciertos líderes
Alan Cowell escribió un artículo interesante publicado el 14 de noviembre en The New York Times, donde contrastó las actitudes públicas actuales hacia la austeridad con las actitudes hacia la austeridad que eran la norma en la Gran Bretaña de la Posguerra, hermosamente descriptas por el finado Tony Judt. Tal como lo señala Cowell, una diferencia importante es que, en ese entonces, el sacrificio era compartido: “Antes de morir de la enfermedad de Lou Gehring en 2010, el historiador Tony Judt recordó sus días de infancia justo después de la Segunda Guerra Mundial en una debilitada Gran Bretaña, que lentamente cedía su imperio y preeminencia. La ropa estuvo racionada hasta 1949, los muebles utilitarios sencillos y baratos hasta 1952, los alimentos hasta 1954”, escribió en sus memorias, concluyendo que la austeridad “en esa época era más que una condición económica, aspiraba a ética pública”.
Cowell continuó: “Al enfrentar su problema de deuda masiva... Europa parece haber perdido de vista el hecho de que ya lo ha vivido antes; que la generación del ‘baby-boom’ encontró sus raíces en la austeridad de la Posguerra; que, como lo sugirió Judt, la enorme riqueza de los últimos años difícilmente pudo haberse imaginado, mientras la gente se esforzaba por sacudirse el pesimismo de la Guerra”.
Pero, también, hay otras diferencias, discutiblemente incluso más cruciales. Primero, en la Gran Bretaña de la posguerra hubo racionamiento; el consumo material fue deprimido. Aunque había pleno empleo, según datos históricos británicos. Esto es enormemente importante. Toda la evidencia que he visto dice que el costo psicológico del desempleo es mucho mayor que la pérdida del ingreso (conozco gente que anda bien de dinero, pero que está profundamente deprimida porque no puede encontrar trabajo). Por eso, es tan tonto decir, como algunos, que las cosas no están tan mal en Estados Unidos en este momento, porque el consumo per cápita sigue siendo alto bajo estándares históricos.
En segundo lugar, la austeridad de la posguerra en Gran Bretaña fue motivada por límites obvios y reales de recursos. En particular, las divisas escaseaban. En un nivel básico, la gente sabía por qué se racionaban las cosas: Gran Bretaña había gastado fuertemente en la guerra, así que tenía que apretarse el cinturón para pagar su deuda.
Actualmente, en contraste, se está imponiendo la austeridad porque hombres de traje dicen que es necesaria para satisfacer a los dioses invisibles de los mercados financieros. Es comprensible que el público esté empezando a tener sus dudas, y no sólo porque esos dioses invisibles en cierta forma sólo exijan sacrificios de los trabajadores, nunca de los ricos. El hecho es que estos hombres de traje no tienen idea de lo que hacen, esto nos quedó claro a varios desde el principio, pero ahora se está haciendo de conocimiento general.
Entonces, si quiere contrastar el estoicismo del pueblo de la posguerra con la ira y confusión de los votantes actuales, no culpe al consumismo; culpe a nuestros líderes, quienes han impuesto un sufrimiento injusto y gratuito sobre su base electoral. Y ésta finalmente está empezando a comprenderlo. Paul Krugman. Revista Debate
Mientras miro cómo gira la política en torno al movimiento Ocupemos Wall Street, termino pensando en Bernie Madoff. Síganme la idea; incluso tal vez tenga sentido. El asunto Madoff, como sabrá, fue un caso clásico de “fraude de afinidad”. Madoff pudo ganarse la confianza de muchos judíos adinerados y de persuadirlos de que era de los suyos. Este fraude está detrás de muchas estafas financieras, y también políticas.
En este momento, la campaña contra Ocupemos Wall Street básicamente intenta lograr que la clase trabajadora estadounidense dé la espalda al movimiento, pese a que la mayoría de la gente apoya sus metas, intentando aparentar que los manifestantes no son como ellos, mientras que los plutócratas sí lo son. ¡Vamos! Esto ha funcionado muchas veces en la historia. Y puede operar en muchas direcciones: Ocupemos Wall Street debe rechazarse porque son hippies sucios; Elizabeth Warren, candidata a senadora por el estado de Massachusetts, no es como usted porque, Dios mío, es catedrática de Harvard.
Y ahora que lo pienso, la teoría generalizada del fraude de afinidad se extiende más allá de la política hasta cosas como el análisis financiero. Ocasionalmente me ha maravillado la persistente popularidad de los inflacionistas de Wall Street, quienes se han equivocado en todo. Sospecho que se debe en mucho a que los economistas que pronuncian advertencias calamitosas, respecto de los déficits y el aumento de la base monetaria se ven como el tipo de gente con los que les gustaría pasar el rato en un campo de golf, cosa que no sucede con los profesores barbados.
Entonces, ¿qué tenemos que hacer? Dentro de ciertos límites, deberíamos intentar acallar la disonancia social innecesaria. Si va a tener una manifestación en nombre de la clase trabajadora estadounidense, olvídese de los círculos de tambores. Los guerreros clasistas de la derecha quieren convencer a la gente que realmente se trata de una guerra cultural, y usted no debe facilitar su trabajo. Pero hay límites. No, no voy a empezar a practicar golf.
Europa debería cuidarse de ciertos líderes
Alan Cowell escribió un artículo interesante publicado el 14 de noviembre en The New York Times, donde contrastó las actitudes públicas actuales hacia la austeridad con las actitudes hacia la austeridad que eran la norma en la Gran Bretaña de la Posguerra, hermosamente descriptas por el finado Tony Judt. Tal como lo señala Cowell, una diferencia importante es que, en ese entonces, el sacrificio era compartido: “Antes de morir de la enfermedad de Lou Gehring en 2010, el historiador Tony Judt recordó sus días de infancia justo después de la Segunda Guerra Mundial en una debilitada Gran Bretaña, que lentamente cedía su imperio y preeminencia. La ropa estuvo racionada hasta 1949, los muebles utilitarios sencillos y baratos hasta 1952, los alimentos hasta 1954”, escribió en sus memorias, concluyendo que la austeridad “en esa época era más que una condición económica, aspiraba a ética pública”.
Cowell continuó: “Al enfrentar su problema de deuda masiva... Europa parece haber perdido de vista el hecho de que ya lo ha vivido antes; que la generación del ‘baby-boom’ encontró sus raíces en la austeridad de la Posguerra; que, como lo sugirió Judt, la enorme riqueza de los últimos años difícilmente pudo haberse imaginado, mientras la gente se esforzaba por sacudirse el pesimismo de la Guerra”.
Pero, también, hay otras diferencias, discutiblemente incluso más cruciales. Primero, en la Gran Bretaña de la posguerra hubo racionamiento; el consumo material fue deprimido. Aunque había pleno empleo, según datos históricos británicos. Esto es enormemente importante. Toda la evidencia que he visto dice que el costo psicológico del desempleo es mucho mayor que la pérdida del ingreso (conozco gente que anda bien de dinero, pero que está profundamente deprimida porque no puede encontrar trabajo). Por eso, es tan tonto decir, como algunos, que las cosas no están tan mal en Estados Unidos en este momento, porque el consumo per cápita sigue siendo alto bajo estándares históricos.
En segundo lugar, la austeridad de la posguerra en Gran Bretaña fue motivada por límites obvios y reales de recursos. En particular, las divisas escaseaban. En un nivel básico, la gente sabía por qué se racionaban las cosas: Gran Bretaña había gastado fuertemente en la guerra, así que tenía que apretarse el cinturón para pagar su deuda.
Actualmente, en contraste, se está imponiendo la austeridad porque hombres de traje dicen que es necesaria para satisfacer a los dioses invisibles de los mercados financieros. Es comprensible que el público esté empezando a tener sus dudas, y no sólo porque esos dioses invisibles en cierta forma sólo exijan sacrificios de los trabajadores, nunca de los ricos. El hecho es que estos hombres de traje no tienen idea de lo que hacen, esto nos quedó claro a varios desde el principio, pero ahora se está haciendo de conocimiento general.
Entonces, si quiere contrastar el estoicismo del pueblo de la posguerra con la ira y confusión de los votantes actuales, no culpe al consumismo; culpe a nuestros líderes, quienes han impuesto un sufrimiento injusto y gratuito sobre su base electoral. Y ésta finalmente está empezando a comprenderlo. Paul Krugman. Revista Debate
domingo, 4 de diciembre de 2011
Mito y fantasía de la Francia resistente
Alan Riding desenmascara las sombras que pesan sobre algunos intelectuales y artistas, y reivindica a otros que no reclamaron recompensas ni honores.
El general De Gaulle hizo (algo) más que dirigir la Resistencia francesa: se inventó la Francia resistente. Con el transcurso del tiempo, poco importa si fue la mitomanía la que le llevó a forjar ese mito en el que él aparecía como líder providencial de los franceses, o, por el contrario, fue la necesidad de forjarlo lo que le indujo a contemplarse a sí mismo como ese líder, precipitándolo en la mitomanía. Además de perder la guerra contra Alemania, como bien sabía De Gaulle, Francia había colaborado con el ocupante y aprovechado la ocasión para emprender una revolución nacionalista que impugnara los principios ilustrados de la de 1789. Y eso también lo sabía.
Al proclamar que Francia había sido resistente, De Gaulle no ignoraba que existía otra Francia que no lo fue. Prefirió, sin embargo, erigir una unidad retrospectiva de los franceses frente al enemigo exterior antes que dividirlos internamente y crear las condiciones para que una Francia auténtica, la de la Resistencia, ajustara cuentas con una anti-Francia, la de Pétain y los attentistes. Si la depuración naufragó en medio de dudas éticas y contradicciones jurídicas, por más que inspirase la ejecución de destacados colaboracionistas como el primer ministro Laval o el escritor Robert Brasillach, fue porque, entre otras razones, resultaba contradictoria con el mito de la Francia resistente inventado por De Gaulle.
Las monografías de Robert Paxton sobre el régimen de Vichy, en cuya estela se sitúa el excelente ensayo "Y siguió la fiesta", de Alan Riding, fueron pioneras en la impugnación del mito de la Francia resistente. Ateniéndose a los hechos, Paxton demuestra que la colaboración gozó de mayor respaldo entre los núcleos dirigentes que la Resistencia, expresado de forma activa en unos casos o a través de un cauto acomodo con la nueva situación, en otros. Riding se centra en los artistas e intelectuales, y la conclusión es similar a la de Paxton. Salvo contadas e inequívocas excepciones, y más abundantes ambigüedades, el rechazo de la ocupación entre escritores, pintores, actores o músicos fue minoritario en un principio y más amplio a medida que las tornas de la guerra se volvían contra Alemania.
Al igual que las monografías de Paxton, el ensayo de Riding permite dos aproximaciones diferentes. Una es la que invita a descubrir desde la incomodidad de una actitud vagamente inquisitorial las sombras de algunas figuras que, sin embargo, se construyeron después una biografía ejemplar, como François Mitterrand o Jean-Paul Sartre. La segunda aproximación sugiere reflexiones que remiten a las funciones del mito y también a los peligros de la hagiografía. Son peligros contra los que no parece estar inmunizado el culto a la memoria y algunas de sus más relevantes manifestaciones, desde esa voluntad moralizante que se esconde en ciertas novelas de recreación histórica hasta los movimientos ciudadanos que hipotecan cualquier juicio sobre el presente a lo que sucedió en el pasado.
Desde el punto de vista de la historia, el mito de la Francia resistente no pasa de ser una clamorosa inexactitud, por no decir una mentira. Desde el punto de vista de la política, permitió que Francia se situara entre las potencias vencedoras cuando, en realidad, había sido derrotada, evitando de paso que la minoría de franceses que se comprometió con la Resistencia reclamase derechos de vencedor frente a la mayoría de franceses que colaboró o condescendió con la Ocupación. El precio del mito inventado por De Gaulle fue la absolución de quienes participaron en la ejecución de las políticas más execrables del régimen de Vichy, como el asesinato de militantes de la Resistencia o la deportación de judíos franceses.
El clima ideológico de la inmediata posguerra favorecía que De Gaulle y su Francia resistente estuvieran dispuestos a pagarlo. Como queda de manifiesto en el ensayo de Riding, y también en las monografías de Paxton, la rendición incondicional de Alemania permitió asignarle en exclusiva doctrinas de las que habían participado los vencedores, como el antisemitismo. A Léon Blum, judío, se le dedicaron insultos en Francia que no desmerecían de los que emplearía el nazismo para conducir a millones de seres humanos a las cámaras de gas. Los nazis no fueron los únicos que se dejaron arrastrar por la locura antisemita, sino los que la llevaron más lejos.
Riding, como Paxton, arroja dudas sobre el valor de la hagiografía, sobre la exaltada canonización de algunas figuras. Pero, en el caso de Y siguió la fiesta, la vía para hacerlo no es tanto desenmascarar las sombras que pesan sobre ellas como reivindicar otras que hicieron lo que era justo en el momento en el que había que hacerlo, y regresaron después a sus tareas sin reclamar recompensas ni honores. Jean Guéhenno, confinando su vocación literaria en un diario privado para no colaborar, y el americano Varian Fry, poniendo a salvo personas amenazadas, forman parte de esa escueta nómina. El mito de la Francia resistente inventado por De Gaulle no contó con ellos, pero, sin ellos, como sin otros militantes anónimos, la Francia resistente habría sido, más que un mito, una insostenible fantasía.
Leer aquí en El País.
Y siguió la fiesta. La vida cultural en el París ocupado por los nazis. Alan Riding. Galaxia Gutenberg/ Círculo de Lectores. Barcelona, 2011. 512 páginas. 25 euros.
El general De Gaulle hizo (algo) más que dirigir la Resistencia francesa: se inventó la Francia resistente. Con el transcurso del tiempo, poco importa si fue la mitomanía la que le llevó a forjar ese mito en el que él aparecía como líder providencial de los franceses, o, por el contrario, fue la necesidad de forjarlo lo que le indujo a contemplarse a sí mismo como ese líder, precipitándolo en la mitomanía. Además de perder la guerra contra Alemania, como bien sabía De Gaulle, Francia había colaborado con el ocupante y aprovechado la ocasión para emprender una revolución nacionalista que impugnara los principios ilustrados de la de 1789. Y eso también lo sabía.
Al proclamar que Francia había sido resistente, De Gaulle no ignoraba que existía otra Francia que no lo fue. Prefirió, sin embargo, erigir una unidad retrospectiva de los franceses frente al enemigo exterior antes que dividirlos internamente y crear las condiciones para que una Francia auténtica, la de la Resistencia, ajustara cuentas con una anti-Francia, la de Pétain y los attentistes. Si la depuración naufragó en medio de dudas éticas y contradicciones jurídicas, por más que inspirase la ejecución de destacados colaboracionistas como el primer ministro Laval o el escritor Robert Brasillach, fue porque, entre otras razones, resultaba contradictoria con el mito de la Francia resistente inventado por De Gaulle.
Las monografías de Robert Paxton sobre el régimen de Vichy, en cuya estela se sitúa el excelente ensayo "Y siguió la fiesta", de Alan Riding, fueron pioneras en la impugnación del mito de la Francia resistente. Ateniéndose a los hechos, Paxton demuestra que la colaboración gozó de mayor respaldo entre los núcleos dirigentes que la Resistencia, expresado de forma activa en unos casos o a través de un cauto acomodo con la nueva situación, en otros. Riding se centra en los artistas e intelectuales, y la conclusión es similar a la de Paxton. Salvo contadas e inequívocas excepciones, y más abundantes ambigüedades, el rechazo de la ocupación entre escritores, pintores, actores o músicos fue minoritario en un principio y más amplio a medida que las tornas de la guerra se volvían contra Alemania.
Al igual que las monografías de Paxton, el ensayo de Riding permite dos aproximaciones diferentes. Una es la que invita a descubrir desde la incomodidad de una actitud vagamente inquisitorial las sombras de algunas figuras que, sin embargo, se construyeron después una biografía ejemplar, como François Mitterrand o Jean-Paul Sartre. La segunda aproximación sugiere reflexiones que remiten a las funciones del mito y también a los peligros de la hagiografía. Son peligros contra los que no parece estar inmunizado el culto a la memoria y algunas de sus más relevantes manifestaciones, desde esa voluntad moralizante que se esconde en ciertas novelas de recreación histórica hasta los movimientos ciudadanos que hipotecan cualquier juicio sobre el presente a lo que sucedió en el pasado.
Desde el punto de vista de la historia, el mito de la Francia resistente no pasa de ser una clamorosa inexactitud, por no decir una mentira. Desde el punto de vista de la política, permitió que Francia se situara entre las potencias vencedoras cuando, en realidad, había sido derrotada, evitando de paso que la minoría de franceses que se comprometió con la Resistencia reclamase derechos de vencedor frente a la mayoría de franceses que colaboró o condescendió con la Ocupación. El precio del mito inventado por De Gaulle fue la absolución de quienes participaron en la ejecución de las políticas más execrables del régimen de Vichy, como el asesinato de militantes de la Resistencia o la deportación de judíos franceses.
El clima ideológico de la inmediata posguerra favorecía que De Gaulle y su Francia resistente estuvieran dispuestos a pagarlo. Como queda de manifiesto en el ensayo de Riding, y también en las monografías de Paxton, la rendición incondicional de Alemania permitió asignarle en exclusiva doctrinas de las que habían participado los vencedores, como el antisemitismo. A Léon Blum, judío, se le dedicaron insultos en Francia que no desmerecían de los que emplearía el nazismo para conducir a millones de seres humanos a las cámaras de gas. Los nazis no fueron los únicos que se dejaron arrastrar por la locura antisemita, sino los que la llevaron más lejos.
Riding, como Paxton, arroja dudas sobre el valor de la hagiografía, sobre la exaltada canonización de algunas figuras. Pero, en el caso de Y siguió la fiesta, la vía para hacerlo no es tanto desenmascarar las sombras que pesan sobre ellas como reivindicar otras que hicieron lo que era justo en el momento en el que había que hacerlo, y regresaron después a sus tareas sin reclamar recompensas ni honores. Jean Guéhenno, confinando su vocación literaria en un diario privado para no colaborar, y el americano Varian Fry, poniendo a salvo personas amenazadas, forman parte de esa escueta nómina. El mito de la Francia resistente inventado por De Gaulle no contó con ellos, pero, sin ellos, como sin otros militantes anónimos, la Francia resistente habría sido, más que un mito, una insostenible fantasía.
Leer aquí en El País.
Y siguió la fiesta. La vida cultural en el París ocupado por los nazis. Alan Riding. Galaxia Gutenberg/ Círculo de Lectores. Barcelona, 2011. 512 páginas. 25 euros.
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