El Gobierno se ha gastado en dos años todos los intereses obtenidos por el fondo de reserva desde su creación en 2000 para garantizar que se pagaban las prestaciones. De entonces hasta finales de 2013, los fondos depositados en la conocida como hucha de las pensiones han devengado unos intereses y rendimientos de 20.233 millones gracias a sus inversiones, que mayoritariamente se realizan en deuda pública, según los datos del departamento que dirige Fátima Báñez. Frente a esta cantidad, el Ejecutivo se ha visto obligado a emplear 24.150 millones de euros entre septiembre de 2012 y el recién acabado junio para seguir pagando las pensiones.
La última de las disposiciones autorizadas por el Gobierno, según ha explicado este miércoles el secretario de Estado de la Seguridad Social, Tomás Burgos, ha sido de 5.500 millones. El dinero, ha añadido, se ha destinado a sufragar la paga extraordinaria de junio. Tras esta nueva aportación, el fondo cae a los 50.000 millones de euros, con lo que vuelve a los niveles de 2007, antes del desbordamiento de los problemas en el mercado laboral y la caída de los ingresos por cotizaciones.
En febrero, último dato publicado, el fondo ascendía a 54.269 millones de euros, 525 millones más que a cierre de 2013 gracias al cobro de los intereses. A este ritmo habría llegado a junio sobre los 55.500 millones de euros, antes de la nueva disposición del Gobierno. No obstante, hay que recordar que estas cifras corresponden al valor de los activos según el precio de compra. Por este motivo y dada la mejora de los mercados en los últimos meses, sobre todo en la deuda soberana, su precio actual supera a lo apuntado en libros, con lo que los recursos reales de la hucha serían superiores en caso de que decidiese convertir sus inversiones en liquidez.
Pese a que el ritmo de las disposiciones supera con mucho al de los ingresos, el secretario de Estado ha asegurado que la situación es de "absoluta tranquilidad", aunque ha reconocido que se precisan fondos adicionales. A este respecto, Burgos ha recordado que el sistema de pensiones, fruto de sendas reformas en los últimos años, no puede dotarse solamente de las cotizaciones sociales y de las aportaciones del Estado. Pese a ello, se ha mostrado confiado en que la necesidad de recurrir a la hucha sea cada vez menor. A ello ayudará que la factura ha moderado su crecimiento y, aunque sigue aumentando y ya está sobre los 8.000 millones de euros al mes, sube al menor ritmo en una década.
La disposición del fondo, ha remachado Burgos, debe interpretarse siempre desde "la más absoluta normalidad" y con la convicción de que "más pronto que tarde, esa situación de déficit en el sistema de Seguridad Social se reconduzca hacia cifras positivas para el sistema", ha reiterado. El secretario de Estado ha hecho estas declaraciones durante la rueda de prensa convocada para valorar los datos del paro y la afiliación a la Seguridad Social del mes de junio.
Fuente: http://economia.elpais.com/economia/2014/07/02/actualidad/1404296632_230994.html
domingo, 6 de julio de 2014
sábado, 5 de julio de 2014
Los centros públicos pierden más de 24.000 profesores en dos años
La caída del 4,75% en las plantillas afecta sobre todo a los docentes fijos
En enero de 2012 había 510.579 docentes, que han quedado en 486.331 en 2014
más aquí.
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2014/07/02/actualidad/1404327607_918795.html
En enero de 2012 había 510.579 docentes, que han quedado en 486.331 en 2014
más aquí.
http://sociedad.elpais.com/sociedad/2014/07/02/actualidad/1404327607_918795.html
viernes, 4 de julio de 2014
Oporto
Ruta por Oporto. Del Café Majestic a la Fundación Serralves
Los días son tan luminosos que las fachadas de la Ribeira parecen haber sido recientemente pintadas. Rojos sobre todo, pero también amarillos y azules intensos. Otras lucen azulejos que les dan más singularidad. Terrazas, tabernas, buenos restaurantes con festines marinos, y las ropas tendidas como velas al viento. El río Duero bajo los puentes. El de Luis I (1886), por encima del muelle, todo de hierro y de dos pisos. El de María Pía (1877) o el de São João (1991), más reciente, fino, etéreo. En el de María Pía, Seyrig interpretó a Eiffel: un sueño largo, un tiovivo, un funambulismo seguro. Unos pilares junto al de Luis I nos recuerdan que allí estuvo otro anterior a todos estos, el puente Pênsil, que en 1841 sustituyó al puente de las Barcas.
Desde los muelles, desde el Postigo do Carvão, la única puerta monumental que se conserva de las 18 que tenía la muralla Fernandina (siglo XIV), observo el funicular dos Guindais, que sube hasta la Rua Augusto Rosa, es decir, va desde el muelle de la Ribeira hasta el barrio de Batalha. Oporto es dura de caminar, tiene cuestas por doquier. Ahora todo lo revisito. La Casa do Infante, donde supuestamente vino al mundo don Enrique el Navegante, y hoy es Archivo Histórico Municipal después de Casa de la Moneda o Aduana; el Mercado Ferreira Borges; el Palacio de la Bolsa; las iglesias de San Francisco y la de San Nicolás, una barroca y la otra de azulejos azules. Aparte de las vistas que se contemplan desde la plaza de la catedral, lo más interesante para mí de esta fortaleza medieval es el claustro de azulejería. En la plaza de la Libertad me entristece ver el antiguo Café Imperial convertido en un McDonald’s. Sin embargo, el Café Majestic resiste, apenas hay sitio para sentarse. Pocas veces he visto tantas mesas colocadas por metro cuadrado. Mejor esto que la comida basura. En la estación de San Bento me encuentro como en casa. Está igual que siempre. Paseo por ella como si lo hiciera, en viajes anteriores, con familiares que ya tomaron el tren sin retorno. Muy cerca entro en la Capilla de las Almas, un pequeño templo, también con fachada de azulejos que reproducen las vidas de san Francisco de Asís y santa Catalina. La Torre de los Clérigos es otro faro de la ciudad. Me sirve a mí de referencia, pero también lo era para los barcos que navegaban por el Duero.
En la plaza de Gomes Teixeira está la Universidad, la iglesia del Carmen, la librería Lello e Irmão y la Casa Oriental. A los dependientes de la librería, desbordados por los visitantes que no por los compradores de libros, les animo a que cobren la entrada. Harry Potter no les ha hecho nada bien (su autora, J. K. Rowling, vivió en la ciudad como profesora de inglés, y los turistas visitan la librería neogótica, de 1906, como uno de los lugares que inspiraron la estética de la saga juvenil). A este paso, las multitudes la derrumbarán. Ellos ponen cara de circunstancias. Me detengo tiempo viendo libros y seleccionando algunos para llevarme, pero la ola de gente me impide pararme todo el tiempo que quisiera. La escalera de madera labrada tiembla ante tanta masa como si estuviera poseída por la carcoma. ¡Ah!, qué maravilla cuando sólo estábamos los lectores. Hoy todo es espectáculo sin respeto. En la Casa Oriental, no sé cuánto tiempo durará aún, huelo el bacalao seco, las especias, el café y el chocolate que me gustaría tomar.
El libro más triste
El vecino jardín de João Chagas está dedicado a algunos poetas portugueses como, por ejemplo, Antonio Nobre, autor de So, para Pessoa el libro más triste de la literatura portuguesa, o no sé si incluso universal. Hay también varias esculturas de Jacobo Muñoz entre los plátanos centenarios. El jardín está flanqueado por tres grandes edificios. El Palacio de Justicia, de aires neorromanos; el Hospital de San Antonio, del siglo XVIII, y la antigua Cadeia da Relação (el tribunal de justicia y prisión), que hoy es el Centro Portugués de la Fotografía. El proyecto de rehabilitación fue preparado por los arquitectos Eduardo Soto Moura y Humberto Vieira. Aquí estuvieron presos Camilo Castelo Branco y Ana Plácido. Ambos estaban acusados de adulterio. Delante de lo que fue cárcel y ahora centro cultural se levanta una gran estatua del escritor portugués.
El Museo Nacional Soares dos Reis, un edificio del XVIII, contiene obras de arte muy interesantes. Un autorretrato de Aurelia de Souza (1866-1922) en rojo y azul y la escultura tremendamente inquietante de Antonio Teixeira Lopes Infancia de Caín. Muchos otros museos tiene Oporto, todos magníficos, pero el del tranvía es para mí siempre de visita obligada. Pura nostalgia, pura melancolía. ¡Cuántas vidas fueron en ellos de un lugar a otro! Ahora están vacíos, totalmente vacíos y abandonados ante nuestras miradas solitarias.
La Casa de la Música y la Fundación Serralves son dos edificios ejemplares de la arquitectura del siglo XXI. El primero, del arquitecto holandés Rem Koolhaas, un cubo muy aéreo y, a pesar del hormigón, muy transparente El segundo, del arquitecto portuense Álvaro Siza. Edificio de líneas rectas y muros blancos, con distintos desniveles y grandes ventanales que dan una iluminación rica. El museo tiene una magnífica colección de arte contemporáneo. Coincido con una exposición muy interesante para mí sobre los libros imposibles de los artistas. Libros de diversos materiales, no sólo en papel, sin escrituras o con escrituras ilegibles, pero, sobre todo, pintados en rojo, azul, verde, blanco.
La casa art déco, que está a pocos metros de distancia, es impresionante, al igual que los jardines. Pocas veces había entrado en un espacio así (en mis anteriores viajes estaba cerrada) y la sensación es grandiosa. El aire, el espacio y la luz como fuentes de vida. Además, se conservan también muebles de época, de los años veinte del pasado siglo. Las vistas desde los pasillos, escaleras y balcones interiores son tan majestuosas que no la hacen depender de esas otras vistas hacia el jardín exterior, tan inmenso y tan plácido. Vista interior intensa, vista exterior desmesurada. Un lugar extraordinario, sorprendente. No creo que en Europa (asolada por las guerras civiles) existan otras muchas muestras así. Jacques Émile Ruhlmann diseñó una obra perfecta que el tiempo ha engrandecido.
No puedo irme de Oporto sin visitar la tumba de Camilo Castelo Branco en el Prado do Repouso o Prado Longo, junto a la iglesia da Lapa, de aire masón, con un altar salomónico. La tumba es un pequeño nicho en lo más alto. Demasiado para un suicida en un cementerio católico. Solo pone su nombre. Hay una rama de laurel en bronce con motivo de uno de los centenarios. El cementerio es pequeño, como de pueblo, repleto de panteones. Los ataúdes no están tapados, sino a la vista, se exhiben como la última instalación de arte moderno de la que formaremos parte en la vida. Entre tanta muerte, recuerdo a la muchacha que acabo de ver paseando a sus dálmatas por la Rua dos Carmelitas. Me sonrió, y esa sonrisa vale por todos estos muertos, incluido Camilo; a él también le hubiera gustado este gesto de vida. “Como el lirio entre los cardos, / así mi amada entre las mozas”, dice El cantar de los cantares. Libro más santo, imposible.
De regreso a A Coruña me desvío en Vila Nova de Famalicão para de allí ir a São Miguel de Seide, un pequeño pueblo donde está la casa que habitó Camilo con Ana. La levantó Pinheiro Alves, el esposo de Ana, en el año 1830, con el dinero ahorrado en Brasil. En el invierno de 1863 se instaló allí el novelista tras la muerte del antiguo propietario, producida, en parte, por el disgusto que le había causado la absolución de los adúlteros. Desde esa fecha vivió allí el novelista con su familia hasta el 1 de junio de 1890, cuando se pegó un tiro. Una casa donde escribió gran parte de su obra, pero también donde vivió muchas desgracias. La muerte de su hijastro, con quien estaba muy unido; la locura de Jorge y las ruinas económicas de Nuno, ambos nacidos de la relación con Ana. Pero quizá lo peor de todo fue que aquella pasión amorosa, contra todos y contra todo, naufragó con los años de convivencia. Ana también era escritora, y sus celos eran producto de las reiteradas infidelidades, pero también intelectuales. Las fotos, ambos ya mayores, reflejan ese amor transformado casi en odio y desesperación. La casa del autor de Amor de perdición ardió en 1915 y varios años después fue reconstruida. En ella están las estancias habituales, las habitaciones, los salones, el gran despacho donde trabajaba y las estanterías con libros, sobre todo de autores franceses. Su dormitorio era muy austero, aún se conservan sombreros y bastones suyos. En la mecedora fue donde se pegó el tiro. Apenas veía y acababa de ser visitado por el médico amigo. La agonía le duró varias horas. Durante años escribió de pie. Camilo buscó el amor por doquier, frenéticamente, pero no fue feliz, como la mayor parte de los protagonistas de sus novelas. Onde está a felicidade? es el título de una de sus obras. ¿Quién lo sabe? Esta casa rezuma tristeza y dramatismo. La gloria a veces es una pesada carga.
Paso por Ponte de Lima, el río del olvido, y allí me incorporo a la legión de Decio Junio Bruto.
» César Antonio Molina, en El País de los Viajes.
Postres para este mes en el restaurante de la Casa de la Música, aquí. Y me permito recomendar el restaurante de la fundación Serralves, en especial su bufet y el de postres.
Los días son tan luminosos que las fachadas de la Ribeira parecen haber sido recientemente pintadas. Rojos sobre todo, pero también amarillos y azules intensos. Otras lucen azulejos que les dan más singularidad. Terrazas, tabernas, buenos restaurantes con festines marinos, y las ropas tendidas como velas al viento. El río Duero bajo los puentes. El de Luis I (1886), por encima del muelle, todo de hierro y de dos pisos. El de María Pía (1877) o el de São João (1991), más reciente, fino, etéreo. En el de María Pía, Seyrig interpretó a Eiffel: un sueño largo, un tiovivo, un funambulismo seguro. Unos pilares junto al de Luis I nos recuerdan que allí estuvo otro anterior a todos estos, el puente Pênsil, que en 1841 sustituyó al puente de las Barcas.
Desde los muelles, desde el Postigo do Carvão, la única puerta monumental que se conserva de las 18 que tenía la muralla Fernandina (siglo XIV), observo el funicular dos Guindais, que sube hasta la Rua Augusto Rosa, es decir, va desde el muelle de la Ribeira hasta el barrio de Batalha. Oporto es dura de caminar, tiene cuestas por doquier. Ahora todo lo revisito. La Casa do Infante, donde supuestamente vino al mundo don Enrique el Navegante, y hoy es Archivo Histórico Municipal después de Casa de la Moneda o Aduana; el Mercado Ferreira Borges; el Palacio de la Bolsa; las iglesias de San Francisco y la de San Nicolás, una barroca y la otra de azulejos azules. Aparte de las vistas que se contemplan desde la plaza de la catedral, lo más interesante para mí de esta fortaleza medieval es el claustro de azulejería. En la plaza de la Libertad me entristece ver el antiguo Café Imperial convertido en un McDonald’s. Sin embargo, el Café Majestic resiste, apenas hay sitio para sentarse. Pocas veces he visto tantas mesas colocadas por metro cuadrado. Mejor esto que la comida basura. En la estación de San Bento me encuentro como en casa. Está igual que siempre. Paseo por ella como si lo hiciera, en viajes anteriores, con familiares que ya tomaron el tren sin retorno. Muy cerca entro en la Capilla de las Almas, un pequeño templo, también con fachada de azulejos que reproducen las vidas de san Francisco de Asís y santa Catalina. La Torre de los Clérigos es otro faro de la ciudad. Me sirve a mí de referencia, pero también lo era para los barcos que navegaban por el Duero.
En la plaza de Gomes Teixeira está la Universidad, la iglesia del Carmen, la librería Lello e Irmão y la Casa Oriental. A los dependientes de la librería, desbordados por los visitantes que no por los compradores de libros, les animo a que cobren la entrada. Harry Potter no les ha hecho nada bien (su autora, J. K. Rowling, vivió en la ciudad como profesora de inglés, y los turistas visitan la librería neogótica, de 1906, como uno de los lugares que inspiraron la estética de la saga juvenil). A este paso, las multitudes la derrumbarán. Ellos ponen cara de circunstancias. Me detengo tiempo viendo libros y seleccionando algunos para llevarme, pero la ola de gente me impide pararme todo el tiempo que quisiera. La escalera de madera labrada tiembla ante tanta masa como si estuviera poseída por la carcoma. ¡Ah!, qué maravilla cuando sólo estábamos los lectores. Hoy todo es espectáculo sin respeto. En la Casa Oriental, no sé cuánto tiempo durará aún, huelo el bacalao seco, las especias, el café y el chocolate que me gustaría tomar.
El libro más triste
El vecino jardín de João Chagas está dedicado a algunos poetas portugueses como, por ejemplo, Antonio Nobre, autor de So, para Pessoa el libro más triste de la literatura portuguesa, o no sé si incluso universal. Hay también varias esculturas de Jacobo Muñoz entre los plátanos centenarios. El jardín está flanqueado por tres grandes edificios. El Palacio de Justicia, de aires neorromanos; el Hospital de San Antonio, del siglo XVIII, y la antigua Cadeia da Relação (el tribunal de justicia y prisión), que hoy es el Centro Portugués de la Fotografía. El proyecto de rehabilitación fue preparado por los arquitectos Eduardo Soto Moura y Humberto Vieira. Aquí estuvieron presos Camilo Castelo Branco y Ana Plácido. Ambos estaban acusados de adulterio. Delante de lo que fue cárcel y ahora centro cultural se levanta una gran estatua del escritor portugués.
El Museo Nacional Soares dos Reis, un edificio del XVIII, contiene obras de arte muy interesantes. Un autorretrato de Aurelia de Souza (1866-1922) en rojo y azul y la escultura tremendamente inquietante de Antonio Teixeira Lopes Infancia de Caín. Muchos otros museos tiene Oporto, todos magníficos, pero el del tranvía es para mí siempre de visita obligada. Pura nostalgia, pura melancolía. ¡Cuántas vidas fueron en ellos de un lugar a otro! Ahora están vacíos, totalmente vacíos y abandonados ante nuestras miradas solitarias.
La Casa de la Música y la Fundación Serralves son dos edificios ejemplares de la arquitectura del siglo XXI. El primero, del arquitecto holandés Rem Koolhaas, un cubo muy aéreo y, a pesar del hormigón, muy transparente El segundo, del arquitecto portuense Álvaro Siza. Edificio de líneas rectas y muros blancos, con distintos desniveles y grandes ventanales que dan una iluminación rica. El museo tiene una magnífica colección de arte contemporáneo. Coincido con una exposición muy interesante para mí sobre los libros imposibles de los artistas. Libros de diversos materiales, no sólo en papel, sin escrituras o con escrituras ilegibles, pero, sobre todo, pintados en rojo, azul, verde, blanco.
La casa art déco, que está a pocos metros de distancia, es impresionante, al igual que los jardines. Pocas veces había entrado en un espacio así (en mis anteriores viajes estaba cerrada) y la sensación es grandiosa. El aire, el espacio y la luz como fuentes de vida. Además, se conservan también muebles de época, de los años veinte del pasado siglo. Las vistas desde los pasillos, escaleras y balcones interiores son tan majestuosas que no la hacen depender de esas otras vistas hacia el jardín exterior, tan inmenso y tan plácido. Vista interior intensa, vista exterior desmesurada. Un lugar extraordinario, sorprendente. No creo que en Europa (asolada por las guerras civiles) existan otras muchas muestras así. Jacques Émile Ruhlmann diseñó una obra perfecta que el tiempo ha engrandecido.
No puedo irme de Oporto sin visitar la tumba de Camilo Castelo Branco en el Prado do Repouso o Prado Longo, junto a la iglesia da Lapa, de aire masón, con un altar salomónico. La tumba es un pequeño nicho en lo más alto. Demasiado para un suicida en un cementerio católico. Solo pone su nombre. Hay una rama de laurel en bronce con motivo de uno de los centenarios. El cementerio es pequeño, como de pueblo, repleto de panteones. Los ataúdes no están tapados, sino a la vista, se exhiben como la última instalación de arte moderno de la que formaremos parte en la vida. Entre tanta muerte, recuerdo a la muchacha que acabo de ver paseando a sus dálmatas por la Rua dos Carmelitas. Me sonrió, y esa sonrisa vale por todos estos muertos, incluido Camilo; a él también le hubiera gustado este gesto de vida. “Como el lirio entre los cardos, / así mi amada entre las mozas”, dice El cantar de los cantares. Libro más santo, imposible.
De regreso a A Coruña me desvío en Vila Nova de Famalicão para de allí ir a São Miguel de Seide, un pequeño pueblo donde está la casa que habitó Camilo con Ana. La levantó Pinheiro Alves, el esposo de Ana, en el año 1830, con el dinero ahorrado en Brasil. En el invierno de 1863 se instaló allí el novelista tras la muerte del antiguo propietario, producida, en parte, por el disgusto que le había causado la absolución de los adúlteros. Desde esa fecha vivió allí el novelista con su familia hasta el 1 de junio de 1890, cuando se pegó un tiro. Una casa donde escribió gran parte de su obra, pero también donde vivió muchas desgracias. La muerte de su hijastro, con quien estaba muy unido; la locura de Jorge y las ruinas económicas de Nuno, ambos nacidos de la relación con Ana. Pero quizá lo peor de todo fue que aquella pasión amorosa, contra todos y contra todo, naufragó con los años de convivencia. Ana también era escritora, y sus celos eran producto de las reiteradas infidelidades, pero también intelectuales. Las fotos, ambos ya mayores, reflejan ese amor transformado casi en odio y desesperación. La casa del autor de Amor de perdición ardió en 1915 y varios años después fue reconstruida. En ella están las estancias habituales, las habitaciones, los salones, el gran despacho donde trabajaba y las estanterías con libros, sobre todo de autores franceses. Su dormitorio era muy austero, aún se conservan sombreros y bastones suyos. En la mecedora fue donde se pegó el tiro. Apenas veía y acababa de ser visitado por el médico amigo. La agonía le duró varias horas. Durante años escribió de pie. Camilo buscó el amor por doquier, frenéticamente, pero no fue feliz, como la mayor parte de los protagonistas de sus novelas. Onde está a felicidade? es el título de una de sus obras. ¿Quién lo sabe? Esta casa rezuma tristeza y dramatismo. La gloria a veces es una pesada carga.
Paso por Ponte de Lima, el río del olvido, y allí me incorporo a la legión de Decio Junio Bruto.
» César Antonio Molina, en El País de los Viajes.
Guía
Visitas
» Fundación Serralves (www.serralves.pt). Rua João de Castro, 210
» Museu Soares dos Reis (www.museusoaresdosreis.pt). Rua D. Manuel II.
» Centro Portugués de Fotografía (www.cpf.pt). Largo Amor de Perdição.
» Librería Lello e Irmão. Rua das Carmelitas, 144.
» Casa da Música (www.casadamusica.com). Avenida da Boavista, 604-610.
Información
» Oficina de turismo de Oporto (www.visitporto.travel).
Fuente: http://elviajero.elpais.com/elviajero/2014/06/26/actualidad/1403778649_462703.htmlPostres para este mes en el restaurante de la Casa de la Música, aquí. Y me permito recomendar el restaurante de la fundación Serralves, en especial su bufet y el de postres.
jueves, 3 de julio de 2014
“Hay que enfrentarse a los miedos para evitar ser sus prisioneros”
El filósofo José Antonio Marina, autor de ‘Los miedos y el aprendizaje de la valentía’, reclama que se enseñe a los niños a manejar las emociones
El filósofo José Antonio Marina (Toledo, 1939) lo explica en su libro Los miedos y el aprendizaje de la valentía (Ariel), en el que se recoge un estudio de los diferentes tipos de miedos que existe desde la infancia a la madurez. Marina es partidario de la educación emocional para que el niño adquiera buenos hábitos y sepa manejar las emociones. “Existen miedos que no son malos porque nos avisan del peligro y nos sirven de ayuda y en cambio hay otros que nos obstaculizan y perjudican el desarrollo personal. Estos últimos son nuestros enemigos y hay que declararles la guerra y enfrentarse a ellos para evitar que nos hagan sus prisioneros”, puntualiza el escritor.
En la infancia es frecuente que aparezcan los miedos una vez que desaparece la luz, en otras ocasiones los adultos los transmitimos casi sin darnos cuenta. “Los miedos se copian, los adultos tratan de no transmitirlos pero los más pequeños aprenden de aquello que les narramos en los cuentos, de lo que ven en las imágenes de televisión o en los juegos de Internet. Los adultos tratan de ser demasiado protectores y esa sobreprotección impide que aprendan a enfrentarse a situaciones de verdadero peligro”, señala el profesor.
El miedo, según Marina, “nos impide disfrutar de las cosas, tomar decisiones e incluso nos llega a paralizar el corazón. A los niños hay que acompañarles y enseñarles a superarlo porque el miedo nos muestra el camino al peligro. Hay que tener en cuenta que hay peligros reales y otros irreales, los que crea la mente, que nos pueden llevar a la angustia y resultar destructivos para el ser humano”. En el libro, el autor traza una especie de mapa de los miedos y enseña cuáles son y el modo para enfrentarse a ellos o cómo nos gustaría plantarles cara.
Este catedrático, que ha dedicado muchos años a investigar sobre la inteligencia y los mecanismos de la creatividad, confiesa no haber sido miedoso nunca. De niño vivía en un gran caserón en Toledo por lo que tenía que atravesar largos pasillos y escaleras interminables para ir de un lugar a otro de la vivienda. Recorrerlos en la oscuridad resultaba algo normal para él. “Los niños de mi época teníamos menos miedos que ahora. Vivíamos en la calle porque los árboles, las piedras o las murallas eran nuestros lugares de juego y nunca veíamos el peligro. Ahora, los más pequeños tienen una protección exagerada y eso les hace más vulnerables”. El filósofo, autor de una numerosa bibliografía, propone en su libro crear un proyecto para vivir con valentía y explica los métodos que existen para enfrentarse a los miedos en la infancia y la adolescencia. El trabajo de Marina va acompañado de un cuaderno para que los más pequeños jueguen con él y hagan de los monstruos sus amigos.
Fuente: El País. http://cultura.elpais.com/cultura/2014/05/13/actualidad/1399979494_788433.html
El filósofo José Antonio Marina (Toledo, 1939) lo explica en su libro Los miedos y el aprendizaje de la valentía (Ariel), en el que se recoge un estudio de los diferentes tipos de miedos que existe desde la infancia a la madurez. Marina es partidario de la educación emocional para que el niño adquiera buenos hábitos y sepa manejar las emociones. “Existen miedos que no son malos porque nos avisan del peligro y nos sirven de ayuda y en cambio hay otros que nos obstaculizan y perjudican el desarrollo personal. Estos últimos son nuestros enemigos y hay que declararles la guerra y enfrentarse a ellos para evitar que nos hagan sus prisioneros”, puntualiza el escritor.
En la infancia es frecuente que aparezcan los miedos una vez que desaparece la luz, en otras ocasiones los adultos los transmitimos casi sin darnos cuenta. “Los miedos se copian, los adultos tratan de no transmitirlos pero los más pequeños aprenden de aquello que les narramos en los cuentos, de lo que ven en las imágenes de televisión o en los juegos de Internet. Los adultos tratan de ser demasiado protectores y esa sobreprotección impide que aprendan a enfrentarse a situaciones de verdadero peligro”, señala el profesor.
El miedo, según Marina, “nos impide disfrutar de las cosas, tomar decisiones e incluso nos llega a paralizar el corazón. A los niños hay que acompañarles y enseñarles a superarlo porque el miedo nos muestra el camino al peligro. Hay que tener en cuenta que hay peligros reales y otros irreales, los que crea la mente, que nos pueden llevar a la angustia y resultar destructivos para el ser humano”. En el libro, el autor traza una especie de mapa de los miedos y enseña cuáles son y el modo para enfrentarse a ellos o cómo nos gustaría plantarles cara.
Este catedrático, que ha dedicado muchos años a investigar sobre la inteligencia y los mecanismos de la creatividad, confiesa no haber sido miedoso nunca. De niño vivía en un gran caserón en Toledo por lo que tenía que atravesar largos pasillos y escaleras interminables para ir de un lugar a otro de la vivienda. Recorrerlos en la oscuridad resultaba algo normal para él. “Los niños de mi época teníamos menos miedos que ahora. Vivíamos en la calle porque los árboles, las piedras o las murallas eran nuestros lugares de juego y nunca veíamos el peligro. Ahora, los más pequeños tienen una protección exagerada y eso les hace más vulnerables”. El filósofo, autor de una numerosa bibliografía, propone en su libro crear un proyecto para vivir con valentía y explica los métodos que existen para enfrentarse a los miedos en la infancia y la adolescencia. El trabajo de Marina va acompañado de un cuaderno para que los más pequeños jueguen con él y hagan de los monstruos sus amigos.
Fuente: El País. http://cultura.elpais.com/cultura/2014/05/13/actualidad/1399979494_788433.html
miércoles, 2 de julio de 2014
Enseñar en tiempos de desesperanza
En la vida y en la política hay que saber distinguir entre hacerse ilusiones y tener ilusiones, lo que implica partir del principio de realidad y de una actitud activa de pelear por cambiarla. Cuando acaba el curso escolar en el que se ha aprobado la LOMCE, en un año más de dura crisis, es necesario reflexionar. Porque si no lo hacemos sobre nuestra práctica y sobre la situación en general, difícilmente lograremos entender lo que pasa y, menos aún, buscar soluciones para mejorar.
Un reto de la escuela siempre ha sido conseguir la motivación del alumnado hacia el aprendizaje. Ésta no es otra cosa que encender un pequeño fuego en la curiosidad de los niños y las niñas, e ir alimentándolo con hojas secas y ramitas para que no se apague. A veces se consigue conectando con sus intereses, otras con el amor al conocimiento en sí mismo, con el sapere aude, atrévete a saber. En educación secundaria se utilizan estímulos más “prácticos” como la expectativa de conseguir un mejor futuro laboral, la retribución o el reconocimiento profesional. Es el reclamo del llamado ascensor social.
En estos tiempos de crisis y de políticas conservadoras, lo malo no es solo que te quiten los derechos, e incluso las libertades; lo peor es que te roben los sueños. Son tiempos de desesperanza, las promesas de un mejor futuro tienen poca credibilidad y es más difícil que nunca motivar. Los ejemplos de personas conocidas con un alto nivel de estudios que están sin trabajo o se han tenido que ir fuera del país, tienen un efecto demoledor. Más aún en los barrios humildes y populares, donde el paro y las dificultades económicas azotan a las familias.
Contra el desánimo, lo único que podemos hacer es echar la mayor energía docente, utilizar metodologías apropiadas, mucho apoyo familiar, mucho afecto y confianza en el alumnado. En relación a esto último, quiero recordar una anécdota que refleja hasta qué punto es importante la labor del profesorado y la siembra de conocimientos, valores y confianzas.
En la celebración del veinticinco aniversario de mi antiguo instituto de Fuenlabrada, hubo una intervención memorable de una antigua alumna, hoy ciudadana de plena conciencia. Contó dos historias paralelas, la de una familia humilde, numerosa, que había emigrado allí y la de una persona: su familia y su historia personal. Habló de cómo se había roto el determinismo que, según los estudios sociológicos, la colocaban en un destino de trabajos no cualificados, embarazos adolescentes, tonteo con las drogas, botellón, etc.
Hoy esta persona es licenciada universitaria, con un máster, con el doctorado a punto de acabar, con amplia experiencia profesional, investigadora para la Universidad, conferenciante, ha recorrido medio mundo y un largo etcétera de méritos. Y las razones por las que, según ella, fracasaron estrepitosamente las estadísticas fueron: la familia, la educación pública y las políticas públicas en general (juventud, deporte…) del Ayuntamiento.
Por eso, añadía, que cuando la preguntan qué ha sido para ella la educación pública y si instituto solo podía responder: todo. Porque no es cierto que las personas solas se hagan a sí mismas: los padres y madres, los profesores, las personas en general ayudamos a desarrollar personas. Y nosotros somos como somos, porque centenares de personas han pasado por nuestra vida dejando su huella.
Esta alumna acabó su intervención pidiendo a las autoridades que mantengan las políticas públicas e inviertan más en ellas. A los profesores, que sepan que siempre siembran aunque duden y que sean un referente en momentos de pánico existencial. A las familias que les apoyen en los buenos y en los malos momentos. A los estudiantes que tengan confianza en ellos mismos, que sean constantes y pacientes, que sepan que pueden conseguir todo lo que se propongan, Y el último mensaje a todos: “que lo más bonito que se puede decir a una persona no es “te quiero”, sino “Creo en ti”. Con estas cosas el profesorado estamos más que pagados, aunque la administración educativa no nos reconozca el trabajo, nos suba la jornada y las ratios de alumnos y nos baje el salario desde hace años.
El desánimo no se combate negando una realidad incontestable de paro, precariedad, subida de tasas, reducción de becas e intento de privatizar y convertir en enseñanza de élite la universidad. Pero habrá que seguir intentando levantar el ánimo de los chicos y colocarles ante su responsabilidad individual y colectiva. Viene al caso aquella fábula que contaba que cuando la selva se quemaba entre grandes llamas, un minúsculo colibrí hacía viajes continuos del río al incendio, que sobrevolaba dejando caer cada vez una gota de agua de su pico. El resto de los animales que había logrado ponerse a salvo se reían de él. El colibrí muy serio les contestó: “Yo hago mi parte”.
Si todos y todas hiciéramos nuestra parte, las cosas nos irían mejor a cada uno y a la colectividad. Pero para ello hay que levantarse cada mañana con un afán y tener una visión global del mundo. Y saber que para mejorar la escuela hay que cambiar la sociedad, pero que no es posible mejorar la sociedad sin cambiar la escuela.
Agustín Moreno. Cuarto Poder
Fuente: http://www.cuartopoder.es/laespumaylamarea/ensenar-en-tiempos-de-desesperanza/527
Un reto de la escuela siempre ha sido conseguir la motivación del alumnado hacia el aprendizaje. Ésta no es otra cosa que encender un pequeño fuego en la curiosidad de los niños y las niñas, e ir alimentándolo con hojas secas y ramitas para que no se apague. A veces se consigue conectando con sus intereses, otras con el amor al conocimiento en sí mismo, con el sapere aude, atrévete a saber. En educación secundaria se utilizan estímulos más “prácticos” como la expectativa de conseguir un mejor futuro laboral, la retribución o el reconocimiento profesional. Es el reclamo del llamado ascensor social.
En estos tiempos de crisis y de políticas conservadoras, lo malo no es solo que te quiten los derechos, e incluso las libertades; lo peor es que te roben los sueños. Son tiempos de desesperanza, las promesas de un mejor futuro tienen poca credibilidad y es más difícil que nunca motivar. Los ejemplos de personas conocidas con un alto nivel de estudios que están sin trabajo o se han tenido que ir fuera del país, tienen un efecto demoledor. Más aún en los barrios humildes y populares, donde el paro y las dificultades económicas azotan a las familias.
Contra el desánimo, lo único que podemos hacer es echar la mayor energía docente, utilizar metodologías apropiadas, mucho apoyo familiar, mucho afecto y confianza en el alumnado. En relación a esto último, quiero recordar una anécdota que refleja hasta qué punto es importante la labor del profesorado y la siembra de conocimientos, valores y confianzas.
En la celebración del veinticinco aniversario de mi antiguo instituto de Fuenlabrada, hubo una intervención memorable de una antigua alumna, hoy ciudadana de plena conciencia. Contó dos historias paralelas, la de una familia humilde, numerosa, que había emigrado allí y la de una persona: su familia y su historia personal. Habló de cómo se había roto el determinismo que, según los estudios sociológicos, la colocaban en un destino de trabajos no cualificados, embarazos adolescentes, tonteo con las drogas, botellón, etc.
Hoy esta persona es licenciada universitaria, con un máster, con el doctorado a punto de acabar, con amplia experiencia profesional, investigadora para la Universidad, conferenciante, ha recorrido medio mundo y un largo etcétera de méritos. Y las razones por las que, según ella, fracasaron estrepitosamente las estadísticas fueron: la familia, la educación pública y las políticas públicas en general (juventud, deporte…) del Ayuntamiento.
Por eso, añadía, que cuando la preguntan qué ha sido para ella la educación pública y si instituto solo podía responder: todo. Porque no es cierto que las personas solas se hagan a sí mismas: los padres y madres, los profesores, las personas en general ayudamos a desarrollar personas. Y nosotros somos como somos, porque centenares de personas han pasado por nuestra vida dejando su huella.
Esta alumna acabó su intervención pidiendo a las autoridades que mantengan las políticas públicas e inviertan más en ellas. A los profesores, que sepan que siempre siembran aunque duden y que sean un referente en momentos de pánico existencial. A las familias que les apoyen en los buenos y en los malos momentos. A los estudiantes que tengan confianza en ellos mismos, que sean constantes y pacientes, que sepan que pueden conseguir todo lo que se propongan, Y el último mensaje a todos: “que lo más bonito que se puede decir a una persona no es “te quiero”, sino “Creo en ti”. Con estas cosas el profesorado estamos más que pagados, aunque la administración educativa no nos reconozca el trabajo, nos suba la jornada y las ratios de alumnos y nos baje el salario desde hace años.
El desánimo no se combate negando una realidad incontestable de paro, precariedad, subida de tasas, reducción de becas e intento de privatizar y convertir en enseñanza de élite la universidad. Pero habrá que seguir intentando levantar el ánimo de los chicos y colocarles ante su responsabilidad individual y colectiva. Viene al caso aquella fábula que contaba que cuando la selva se quemaba entre grandes llamas, un minúsculo colibrí hacía viajes continuos del río al incendio, que sobrevolaba dejando caer cada vez una gota de agua de su pico. El resto de los animales que había logrado ponerse a salvo se reían de él. El colibrí muy serio les contestó: “Yo hago mi parte”.
Si todos y todas hiciéramos nuestra parte, las cosas nos irían mejor a cada uno y a la colectividad. Pero para ello hay que levantarse cada mañana con un afán y tener una visión global del mundo. Y saber que para mejorar la escuela hay que cambiar la sociedad, pero que no es posible mejorar la sociedad sin cambiar la escuela.
Agustín Moreno. Cuarto Poder
Fuente: http://www.cuartopoder.es/laespumaylamarea/ensenar-en-tiempos-de-desesperanza/527
martes, 1 de julio de 2014
lunes, 30 de junio de 2014
Con los niños no se juega. La infancia es el sector que más acusa los rigores de la crisis y el que menos capacidad tiene para defenderse
Podría publicar el mismo artículo que escribí hace dos años. Sólo tendría que cambiar alguna cifra. Por ejemplo, que en 2012 Unicef alertó de que dos millones de niños en España vivían bajo el umbral de la pobreza y ahora, en el nuevo informe que ha visto la luz esta semana, el número ha ascendido a dos millones trescientos mil niños. Las cifras hay que meditarlas, porque tienen alma, en este caso, doscientas mil almas más, con nombres y apellidos, niños que padecen la pobreza del primer mundo, que puede traducirse en que no están bien alimentados, pasan frío en invierno, no pueden incorporarse a ciertas actividades escolares por no tener dinero para afrontarlas y se ven expulsados, poco a poco, de la infancia que disfrutan sus compañeros. Son niños condenados a la exclusión social. Mientras habitan los años de la infancia son casi invisibles a nuestros ojos, su padecimiento no perturba la convivencia y, por tanto, no suelen asomar la naricilla en los discursos políticos. Pero la infancia es un tiempo limitado, los niños se convierten en adolescentes, luego en hombres y mujeres, que si antes no se remedia, recordarán con su comportamiento a la sociedad el olvido y la penuria a que fueron sometidos en el primer capítulo de sus vidas.
Todo esto se dijo, se dijo hace dos años. Esta semana lo ha vuelto a repetir Carmelo Angulo, el presidente de Unicef en España. En aquel entonces se entregó un informe a los medios y a algunos cronistas que desde siempre (aun sabiendo que no es el tipo de personaje que hace subir un artículo a la lista de los más leídos) dejamos que los niños habiten nuestras columnas, y las organizaciones humanitarias lo saben, son muy conscientes de que los críos ocupan poco espacio en el debate político español. Se nos explicó, porque somos duros de entendederas y queremos titulares llamativos, qué es lo que se quiere decir cuando se habla de miseria en un país europeo, que no es lo mismo que hablar de pobreza en un país pobre. Se señaló que la infancia era y es el sector de la población que más está acusando los rigores de la crisis y el que menos capacidad tiene siempre para defenderse. Se advirtió, en primer lugar, de su penuria presente; en segundo, de las consecuencias sociales que en un futuro no tan lejano devendrían de esa exclusión. No recuerdo si entonces se relacionó el informe con la caída de la natalidad en España, pero dado que esta semana han vuelto a aparecer los datos de ese descenso y del pronóstico aterrador de convertirnos en un país estancado en la vejez, lo hago ahora: no se tienen hijos por miedo a no poder criarlos y educarlos como merecen.
Se pidió hace dos años al Gobierno que abordara un pacto de Estado para la infancia. Pero no se ha hecho. ¿Quién tiene la responsabilidad de que no se haga frente a ese problema de primer orden? Todos los que nos representan. Unos tienen el poder, y otros tienen la capacidad de influir y presionar. Y de alguna manera también nosotros, los que opinamos y opinamos y sobreopinamos, los profesionales de esto y el propio público que opina y sobreopina, porque con preocupante frecuencia nos dejamos seducir y arrastrar por debates que nos permiten lucirnos ideológicamente, que nos ayudan a definirnos, a sacar pecho y a expresar una preocupación impostada sobre asuntos que de ninguna manera son los más urgentes. En estos días, una de esas noticias preocupantes que no aspiraba a la primera plana de nuestra íntima selección de reivindicaciones era la perspectiva de un verano con los comedores escolares cerrados. Por fortuna, hay siempre personas que trabajan calladamente mientras los demás expresamos nuestra sagrada indignación. Por ejemplo, los padres y los trabajadores de la escuela infantil Las Nubes han paralizado el concurso que el Ayuntamiento de Madrid había abierto para la gestión de este centro. ¿A quién se está concediendo por sistema la organización de las escuelas? No a las cooperativas de educadores que ofrecen experiencia, sino a las empresas que ofrecen un trabajo más barato y menos profesional. En este caso, era una empresa de Florentino Pérez. Y ya sabemos quiénes serán los que finalmente sufran el abaratamiento de la educación.
También esta semana se hacía público el informe que Intermón Oxfam ha publicado sobre la fiscalidad en España, Tanto tienes, ¿tanto pagas?, en el que se cuenta que de momento las familias ingresan 50 veces más que las empresas a las arcas del Estado, y advierten de que si la reforma recién anunciada no aborda el fraude fiscal podremos seguir diciendo que se ahoga a unos para salvar a otros. Todo, todo guarda relación, una relación con la infancia, y esta semana ha sido abrumadora en cifras que deberían empujarnos a exigir unas medidas que no pueden esperar ya, un plan de urgencia. Las organizaciones humanitarias pasan a limpio datos que deberíamos escuchar con igual claridad en la boca de nuestros representantes. Y el hecho que nos están señalando, no para que opinemos sino para que nos pongamos a la tarea, es que la desigualdad se ceba especialmente con los niños. Y con los niños, amigos, no se juega.
Fuente: El PaísELVIRA LINDO 29 JUN 2014 -
Todo esto se dijo, se dijo hace dos años. Esta semana lo ha vuelto a repetir Carmelo Angulo, el presidente de Unicef en España. En aquel entonces se entregó un informe a los medios y a algunos cronistas que desde siempre (aun sabiendo que no es el tipo de personaje que hace subir un artículo a la lista de los más leídos) dejamos que los niños habiten nuestras columnas, y las organizaciones humanitarias lo saben, son muy conscientes de que los críos ocupan poco espacio en el debate político español. Se nos explicó, porque somos duros de entendederas y queremos titulares llamativos, qué es lo que se quiere decir cuando se habla de miseria en un país europeo, que no es lo mismo que hablar de pobreza en un país pobre. Se señaló que la infancia era y es el sector de la población que más está acusando los rigores de la crisis y el que menos capacidad tiene siempre para defenderse. Se advirtió, en primer lugar, de su penuria presente; en segundo, de las consecuencias sociales que en un futuro no tan lejano devendrían de esa exclusión. No recuerdo si entonces se relacionó el informe con la caída de la natalidad en España, pero dado que esta semana han vuelto a aparecer los datos de ese descenso y del pronóstico aterrador de convertirnos en un país estancado en la vejez, lo hago ahora: no se tienen hijos por miedo a no poder criarlos y educarlos como merecen.
Se pidió hace dos años al Gobierno que abordara un pacto de Estado para la infancia. Pero no se ha hecho. ¿Quién tiene la responsabilidad de que no se haga frente a ese problema de primer orden? Todos los que nos representan. Unos tienen el poder, y otros tienen la capacidad de influir y presionar. Y de alguna manera también nosotros, los que opinamos y opinamos y sobreopinamos, los profesionales de esto y el propio público que opina y sobreopina, porque con preocupante frecuencia nos dejamos seducir y arrastrar por debates que nos permiten lucirnos ideológicamente, que nos ayudan a definirnos, a sacar pecho y a expresar una preocupación impostada sobre asuntos que de ninguna manera son los más urgentes. En estos días, una de esas noticias preocupantes que no aspiraba a la primera plana de nuestra íntima selección de reivindicaciones era la perspectiva de un verano con los comedores escolares cerrados. Por fortuna, hay siempre personas que trabajan calladamente mientras los demás expresamos nuestra sagrada indignación. Por ejemplo, los padres y los trabajadores de la escuela infantil Las Nubes han paralizado el concurso que el Ayuntamiento de Madrid había abierto para la gestión de este centro. ¿A quién se está concediendo por sistema la organización de las escuelas? No a las cooperativas de educadores que ofrecen experiencia, sino a las empresas que ofrecen un trabajo más barato y menos profesional. En este caso, era una empresa de Florentino Pérez. Y ya sabemos quiénes serán los que finalmente sufran el abaratamiento de la educación.
También esta semana se hacía público el informe que Intermón Oxfam ha publicado sobre la fiscalidad en España, Tanto tienes, ¿tanto pagas?, en el que se cuenta que de momento las familias ingresan 50 veces más que las empresas a las arcas del Estado, y advierten de que si la reforma recién anunciada no aborda el fraude fiscal podremos seguir diciendo que se ahoga a unos para salvar a otros. Todo, todo guarda relación, una relación con la infancia, y esta semana ha sido abrumadora en cifras que deberían empujarnos a exigir unas medidas que no pueden esperar ya, un plan de urgencia. Las organizaciones humanitarias pasan a limpio datos que deberíamos escuchar con igual claridad en la boca de nuestros representantes. Y el hecho que nos están señalando, no para que opinemos sino para que nos pongamos a la tarea, es que la desigualdad se ceba especialmente con los niños. Y con los niños, amigos, no se juega.
Fuente: El PaísELVIRA LINDO 29 JUN 2014 -
domingo, 29 de junio de 2014
¿Quién inventó la salsa mahonesa (mayonesa)?
Nada más aterrizar en Mahón llamé a Pep Pelfort y quedamos para comer en La Mojigata, un local de cocina menorquina frente al mercado de pescados.
Tenía interés en conversar con él porque durante los días 9 y 10 del pasado mayo Pelfort, médico catalán retirado en la isla, pronunció una conferencia con el título “Unguentum digestivum, aioli bo i salsa maonesa”. Fue el eje de un gran debate sobre esta salsa universal cuyos orígenes constituyen uno de los grandes enigmas de la gastronomía europea. Encuentro apasionante (Diàlegs a Mongofra) que reunió en Menorca a catedráticos, estudiosos de la cocina y algunos periodistas
¿Quién inventó esta salsa? ¿La descubrieron los franceses en Mahón entre 1756 y 1763, durante los siete años en los que las tropas del Duque de Richelieu ocuparon la isla? ¿Se difundió después entre los grandes restaurantes de Francia, como apuntaba Dionisio Pérez en su “Guía del buen comer español (1929)”? ¿Menorquina o parisiense? ¿Española o francesa?
Aunque nadie ha demostrado de forma fehaciente que surgiera en Menorca, varias hipótesis de peso sostienen que se conocía antes de la llegada de los franceses. La más importante la aporta el libro Art de la Cuina del franciscano Francesc Roger (Ciudadela), correspondiente a la primera mitad del siglo XVIII, donde se reseñan 19 recetas en las que interviene el l’aioli bo (alioli bueno), nombre que presumiblemente el fraile daba a la salsa mahonesa. Pero como en ninguna parte del manual se describe cómo se elaboraba, los defensores de esta teoría, con Pelfort a la cabeza, suponen que era tan popular que Fra Roger daba por hecho que la gente ya sabía cómo hacerla. Todo es posible.
¿Se inventó en Francia? Para nada. Los participantes en el foro de Mongofra ratificaron con regocijo la prueba aportada por el erudito aragonés José María Pisa según el cual los versos atribuidos a Lancelot, cocinero francés del siglo XVII, en los que se describen los pasos de la receta son completamente falsos, un simple pastiche de Achille Ozanne (1846-1896). Base errónea que ha servido a muchos autores, incluido el español Ángel Muro en su Diccionario General de Cocina (1892), para dar por sentado el origen galo de la salsa. A lo largo de una deliciosa comida, Pelfort soportó mi bombardeo.
¿Mayonesa o mahonesa? Sin duda mahonesa, es una salsa menorquina. Los franceses lo único que hicieron fue ponerle nombre y divulgarla por el mundo como si fuera suya. De Mahon, mahonesa, maonesa, mayonaise…
¿Estás seguro? Convencidísimo. El 20% de las recetas de Fra Roger llevan alioli bo. La obra “Re Cibaria” de Pere Ballester, publicada doscientos años después, recoge recetas de dos manuscritos de base popular menorquina del XIX (1813 y 1850) Si te fijas en casi todos los platos de Ballester en los que aparece la mahonesa, equivalen a los mismos en los que el fraile de Ciudadela indicaba alioli bo mucho antes. En Menorca el término bo cambia el significado. Por ejemplo, pebre equivale a pimiento rojo, y pebre bo es pimienta negra o en grano. Alioli bo era salsa mahonesa.
¿No te parece raro que la mahonesa surgiera en la isla con menos olivos del Mediterráneo? En absoluto. Siglos atrás, durante la presencia árabe, hubo muchos olivos. De todos modos el aceite se hacía con los acebuches que llenan la isla y producen aceites muy finos. Además, hay documentos de los siglos XIV, XVI y XVIII que acreditan que Menorca importaba cantidades ingentes de aceite de oliva, una ruina económica para la isla.
Sin embargo, el aceite de oliva no es una grasa hegemónica en Menorca. La manteca de cerdo se emplea mucho en las cocinas domésticas. En la tradición culinaria menorquina hay un equilibrio en el consumo de las tres grasas, mantequilla, aceite de oliva y manteca de cerdo derivada de la presencia de árabes, judíos, cristianos e ingleses. Fíjate en los recetarios.
En tu exposición hablaste del posible origen medicinal de la mahonesa. Me baso en un manuscrito encontrado en la Biblioteca de Cataluña correspondiente a un estudiante de medicina, probablemente menorquín, Fortunato Figuerola, correspondiente a 1720, anterior al recetario conventual de Fra Roger. Alude a un ungüento hecho en el mortero con yema de huevo y aceite que se aplica de forma tópica contra llagas y quemaduras. De momento es la referencia más antigua de que disponemos.
Dame una razón para que yo deje de utilizar la palabra mayonesa y emplee mahonesa en el futuro. Todos los diccionarios etimológicos franceses afirman que el origen de la palabra es menorquín, solo los franceses poco conocedores y chovinistas afirman que la inventaron ellos. La mayonesa ha muerto, ¡viva la salsa mahonesa!
José Carlos Capel. 29 de junio 2014. Fuente: http://blogs.elpais.com/gastronotas-de-capel/
Ingredientes de la mayonesa
1 vaso de aceite (1/4 l)
1 huevo
1 cucharada de vinagre o de zumo de limón
sal
Elaboración de la mayonesa
Casca el huevo a un cuenco. Si cayera algún trozo de cáscara retíralo.
Colócalo en el vaso de la batidora, agrega el vinagre y la sal.
Vierte el aceite.
Enchufa la batidora e introduce el brazo batidor en el vaso. Ponla en marcha y mantenla quieta sin moverla hasta que espese. Cuando veas que ha tomado cuerpo realiza movimientos suaves, ascendentes y descendentes, hasta que quede una salsa homogénea.
Desenchufa la batidora y pasa la mayonesa a un cuenco.
Más info: http://www.hogarutil.com/cocina/recetas/salsas/201009/mayonesa-3120.html#ixzz361bmKsqH
Tenía interés en conversar con él porque durante los días 9 y 10 del pasado mayo Pelfort, médico catalán retirado en la isla, pronunció una conferencia con el título “Unguentum digestivum, aioli bo i salsa maonesa”. Fue el eje de un gran debate sobre esta salsa universal cuyos orígenes constituyen uno de los grandes enigmas de la gastronomía europea. Encuentro apasionante (Diàlegs a Mongofra) que reunió en Menorca a catedráticos, estudiosos de la cocina y algunos periodistas
¿Quién inventó esta salsa? ¿La descubrieron los franceses en Mahón entre 1756 y 1763, durante los siete años en los que las tropas del Duque de Richelieu ocuparon la isla? ¿Se difundió después entre los grandes restaurantes de Francia, como apuntaba Dionisio Pérez en su “Guía del buen comer español (1929)”? ¿Menorquina o parisiense? ¿Española o francesa?
Aunque nadie ha demostrado de forma fehaciente que surgiera en Menorca, varias hipótesis de peso sostienen que se conocía antes de la llegada de los franceses. La más importante la aporta el libro Art de la Cuina del franciscano Francesc Roger (Ciudadela), correspondiente a la primera mitad del siglo XVIII, donde se reseñan 19 recetas en las que interviene el l’aioli bo (alioli bueno), nombre que presumiblemente el fraile daba a la salsa mahonesa. Pero como en ninguna parte del manual se describe cómo se elaboraba, los defensores de esta teoría, con Pelfort a la cabeza, suponen que era tan popular que Fra Roger daba por hecho que la gente ya sabía cómo hacerla. Todo es posible.
¿Se inventó en Francia? Para nada. Los participantes en el foro de Mongofra ratificaron con regocijo la prueba aportada por el erudito aragonés José María Pisa según el cual los versos atribuidos a Lancelot, cocinero francés del siglo XVII, en los que se describen los pasos de la receta son completamente falsos, un simple pastiche de Achille Ozanne (1846-1896). Base errónea que ha servido a muchos autores, incluido el español Ángel Muro en su Diccionario General de Cocina (1892), para dar por sentado el origen galo de la salsa. A lo largo de una deliciosa comida, Pelfort soportó mi bombardeo.
¿Mayonesa o mahonesa? Sin duda mahonesa, es una salsa menorquina. Los franceses lo único que hicieron fue ponerle nombre y divulgarla por el mundo como si fuera suya. De Mahon, mahonesa, maonesa, mayonaise…
¿Estás seguro? Convencidísimo. El 20% de las recetas de Fra Roger llevan alioli bo. La obra “Re Cibaria” de Pere Ballester, publicada doscientos años después, recoge recetas de dos manuscritos de base popular menorquina del XIX (1813 y 1850) Si te fijas en casi todos los platos de Ballester en los que aparece la mahonesa, equivalen a los mismos en los que el fraile de Ciudadela indicaba alioli bo mucho antes. En Menorca el término bo cambia el significado. Por ejemplo, pebre equivale a pimiento rojo, y pebre bo es pimienta negra o en grano. Alioli bo era salsa mahonesa.
¿No te parece raro que la mahonesa surgiera en la isla con menos olivos del Mediterráneo? En absoluto. Siglos atrás, durante la presencia árabe, hubo muchos olivos. De todos modos el aceite se hacía con los acebuches que llenan la isla y producen aceites muy finos. Además, hay documentos de los siglos XIV, XVI y XVIII que acreditan que Menorca importaba cantidades ingentes de aceite de oliva, una ruina económica para la isla.
Sin embargo, el aceite de oliva no es una grasa hegemónica en Menorca. La manteca de cerdo se emplea mucho en las cocinas domésticas. En la tradición culinaria menorquina hay un equilibrio en el consumo de las tres grasas, mantequilla, aceite de oliva y manteca de cerdo derivada de la presencia de árabes, judíos, cristianos e ingleses. Fíjate en los recetarios.
En tu exposición hablaste del posible origen medicinal de la mahonesa. Me baso en un manuscrito encontrado en la Biblioteca de Cataluña correspondiente a un estudiante de medicina, probablemente menorquín, Fortunato Figuerola, correspondiente a 1720, anterior al recetario conventual de Fra Roger. Alude a un ungüento hecho en el mortero con yema de huevo y aceite que se aplica de forma tópica contra llagas y quemaduras. De momento es la referencia más antigua de que disponemos.
Dame una razón para que yo deje de utilizar la palabra mayonesa y emplee mahonesa en el futuro. Todos los diccionarios etimológicos franceses afirman que el origen de la palabra es menorquín, solo los franceses poco conocedores y chovinistas afirman que la inventaron ellos. La mayonesa ha muerto, ¡viva la salsa mahonesa!
José Carlos Capel. 29 de junio 2014. Fuente: http://blogs.elpais.com/gastronotas-de-capel/
Ingredientes de la mayonesa
1 vaso de aceite (1/4 l)
1 huevo
1 cucharada de vinagre o de zumo de limón
sal
Elaboración de la mayonesa
Casca el huevo a un cuenco. Si cayera algún trozo de cáscara retíralo.
Colócalo en el vaso de la batidora, agrega el vinagre y la sal.
Vierte el aceite.
Enchufa la batidora e introduce el brazo batidor en el vaso. Ponla en marcha y mantenla quieta sin moverla hasta que espese. Cuando veas que ha tomado cuerpo realiza movimientos suaves, ascendentes y descendentes, hasta que quede una salsa homogénea.
Desenchufa la batidora y pasa la mayonesa a un cuenco.
Más info: http://www.hogarutil.com/cocina/recetas/salsas/201009/mayonesa-3120.html#ixzz361bmKsqH
sábado, 28 de junio de 2014
Las facturas de la mentira o las pseudociencias.
Recientemente ha sido noticia que un un cuidadoso metaanálisis que involucra a 1.256.407 niños en cinco estudios ha concluido que las vacunas no están asociadas con las afecciones del trastorno de espectro autista. El análisis también determinó que los componentes de las vacunas, como el timerosal, y las vacunas múltiples, tampoco se asocian con el autismo. Los tres investigadores que firman el estudio son miembros de la Escuela Clínica Nepean de la Universidad de Sidney, Australia.
De toda la información que nos dan, un dato está notablemente ausente: cuánto costó el estudio. Cuántas horas de estos tres investigadores con qué salarios y usando qué recursos se necesitaron para llegar a estas conclusiones.
Otros estudios similares realizados en el pasado han llegado a las mismas conclusiones, como uno que incluyó a todos los niños nacidos en Dinamarca entre 1990 y 1996, otro estudio de Polonia u otra revisión crítica de 2004.
El actual movimiento antivacunas se originó en un estudio fraudulento del exmédico Andrew Wakefield. Ese solo estudio fraudulento, que nadie pudo replicar jamás, ha provocado que se invierta una incalculable cantidad de recursos, dinero, tiempo y dedicación de numerosos científicos.
¿Cuánto ha costado la mentira de Wakefield?
Cada uno de los embustes que se le puedan ocurrir a cualquiera, literalmente a cualquiera, en cualquier lugar del mundo, puede dar lugar a un dispendio en recursos científicos que muy probablemente habrían estado mejor dedicados a otras investigaciones.
La presión de la opinión pública, que frecuentemente no sólo dispone de escasa información, sino que además está sometida al bombardeo de la desinformación, motiva a instituciones e investigadores a emprender estos estudios incluso si no hay un mecanismo plausible para la correlación establecida por el proponente del fenómeno.
No es necesario demostrar que algo ocurre, que un fenómeno es real. Ni siquiera es necesario presentar un solo caso de estudio bien analizado. Basta decir que el cáncer se cura con alguna pócima o alimento milagroso y curanderos, alternativistas, pseudomédicos, conspiranoicos y periodistas poco avisados se encargarán de difundirlo y presentarlo, frecuentemente, como un descubrimiento o una denuncia que valerosamente enfrentan a algún villano poderoso y malévolo.
En 1922, al monje budista japonés Mikao Usui se le ocurrió afirmar que podía curar a la gente acercándole sus manos. Aseguraba que al hacerlo, él transfería a la persona una misteriosa energía llamada “ki” o “chi” y cuya existencia nadie ha demostrado. Usui bautizó a su presunta técnica como “reiki” (palabra en japonés que significa, muy apropiadamente, “atmósfera misteriosa”) y se lanzó, junto con sus adeptos, a por acercarle las manos a personas enfermas o simplemente deprimidas e insatisfechas y asegurar que ello tenía un efecto real. Se funda así un negocio multimillonario que en menos de 100 años se ha difundido por todo el planeta con variantes aún más extravagantes, como el reiki para animales o vegetales.
Uno pensaría que sería responsabilidad del señor Usui o de sus honorables asociados de negocios demostrar la existencia de la tal energía llamada “ki” y, una vez habiéndolo hecho, demostrar, en condiciones debidamente controladas y con todo el rigor que le exigimos a cualquier procedimiento médico, que tal energía realmente se “transfiere” de un practicante de reiki a su “paciente” y, finalmente, demostrar que esa transferencia energética es, efectivamente, responsable de las curaciones milagrosas que prometen.
Si así lo hicieran, seguramente habría numerosos científicos interesados en desentrañar el mecanismo mediante el cual ocurre esa curación. Quizás podría enriquecer de modo generosísimo nuestra comprensión de los mecanismos de la biología, la fisiología, la patología y el tratamiento de numerosas afecciones.
No ha sido así. Los “maestros reiki” siguen instalándose por todo el mundo, exigiendo dinero de verdad a gente ignorante y deseosa de respuestas a cambio de pasarles las manos cerca. En estos casi 100 años, presionados por los creyentes en las maravillas del reiki, diversos científicos, investigadores, universidades y hospitales se han ocupado en tratar de determinar si hay algo de verdad en las ya de por sí implausibles afirmaciones de Usui y sus adeptos. En estos años se han hecho literalmente cientos de estudios, de más o menos calidad, que al ser analizados críticamente llegan a la bastante esperable conclusión de que el reiki no muestra capacidad de curar nada y su eficacia es igual a la del placebo.
Como pasa con el reiki, hay una horda cada vez más numerosa de supuestas “terapias alternativas”, literalmente cientos de ellas que ofrecen afirmaciones sobre las más extrañas, descabelladas o francamente ridículas prácticas que alguien aseguró que eran “curativas” y otros creyeron… sin demostrarción de por medio. Y de muchas de ellas hay estudios y estudios que, o bien demuestran que no hay capacidad curativa alguna, o resultan sesgados, poco rigurosos, irreproducibles o francamente fraudulentos.
En otros espacios alternativos distintos de la medicina, las cosas no son muy distintas. Científicos de diversas disciplinas se ven presionados para “demostrar” que tal o cual locura es falsa o incorrecta, desde los círculos de las cosechas (que desde 1994 se sabe que son un fraude nacido de una broma práctica de dos ciudadanos ingleses) hasta la telepatía o la “energía libre”, que es como ahora se llama a lo que serían las máquinas de movimiento perpetuo de toda la vida.
No importa que sepamos que es imposible obtener de un sistema más energía de la que se introduce en él, porque esto violaría la primera y segunda leyes de la termodinámica, que están empíricamente validadas y se confirman día a día. La idea de obtener algo a cambio de nada (que es la premisa esencial de la magia) sigue consumiendo recursos para demostrar que sigue siendo imposible.
Y en ocasiones, lo que está en juego son vidas. Muchas. Desde la década de 1990 se comercializaron varios presuntos “detectores moleculares” con nombres aparentemente técnicos como Quadro Tracker, Ade650, Ade651, Alpha6, H3TEC, HEDD1, AL-6D y GT200. Se trataba de genuinas “varitas mágicas” que afirmaban ser capaces de detectar a distancia, incluso dentro de recipientes cerrados, muy diversas sustancias: drogas, armas, explosivos e incluso personas. No son sino un mango de plástico negro totamente vacío al que está fijada una antena telescópica que gira libremente como una bisagra. Los fabricantes afirmaban que no necesitaba electricidad pues se alimentaba de la electricidad estática del propio operador. El mango tenía una ranura donde se introducían tarjetas que indicaban al aparato qué detectar: mariguana, cocaína, explosivo C40 o inmigrantes ilegales. Cada aparato podía llegar a venderse en más de 30 mil euros.
En realidad, se trataba de aparatos inútiles cuyo aparente funcionamiento se debía al “efecto ideomotor”, los movimientos involuntarios realizados en respuesta a una idea y que son también responsables del movimiento del puntero de la ouija y de las varitas de los zahoríes. Era muy fácil determinar que estos aparatos no tenían ningún mecanismo plausible de funcionamiento. Sin embargo, numerosos gobiernos invirtieron cantidades millonarias en su adquisición. Tailandia, México en su lucha contra el narcotráfico e incluso las fuerzas de ocupación occidentales en Irak fueron clientes de los fabricantes. No fue sino hasta que hubo una serie de atentados con autos bomba que pasaron sin ser detectados por los retenes con personal militar equipado con estos aparatos que el gobierno británico prohibió su compra y empezó a investigar a sus principales fabricantes.
Y pese a ello, fue necesario el esfuerzo de numerosos militares, civiles y científicos en cada uno de los distintos países víctimas de los delincuentes para que las corporaciones que utilizaban los dispositivos los retiraran aceptando –no de muy buen grado– que habían sido objeto de una estafa. Dos de los fabricantes han sido sentenciados a penas de cárcel por fraude en Inglaterra.
Sin embargo, las investigaciones raras veces consiguen que los creyentes en una u otra afirmación maravillosa y disparatada acepten siquiera la posibilidad de estar en el error. Todavía en distintos países hay corporaciones militares y policiacas que arriesgan la vida de su personal y de civiles inocentes confiando en los improbables “detectores moleculares”. Los movimientos antivacunas están influyendo en nuevos brotes preocupantes de enfermedades prácticamente erradicadas. El reiki se difunde con cada vez más practicantes que simulan y cobran sin control alguno. Y, por supuesto, todas las pseudoterapias son uno de los mayores negocios del mundo, con ventas sólo en Estados Unidos de más de 34 mil millones de dólares en 2007 según el Centro Nacional de Estadísticas de Salud de ese país.
Esto subraya el absurdo de la inversión que puede hacer la sociedad para confirmar cosas que ya se saben, pero con la esperanza o bien de encontrar un verdadero milagro o de convencer a los creyentes y ayudarles así a conservar su dinero y mejorar las probabilidades de tratamiento exitoso de sus afecciones, labor en la cual ciertamente no tienen interés en colaborar.
Investigar las afirmaciones de aspecto más incongruente no es forzosamente un desperdicio. Pero una mayor alfabetización científica de nuestra sociedad al menos pondría, como es lógico, la carga de la prueba sobre los hombros de quienes hacen tales afirmaciones, y les exigiría pruebas sólidas antes de lanzarse a financiar la búsqueda del monstruo del Lago Ness, las hadas en el fondo del jardín o la capacidad del bicarbonato de sodio para curar todos los cánceres. O simplemente rendirse ante ellos y admitir como medicamentos diversos preparados, pócimas o mejunjes sin exigirles que demuestren que sirven para lo que afirman en su publicidad.
Algo no marcha bien cuando parte de la política de investigación de una sociedad se ve dictada por los caprichos de cualquiera que tenga una idea descabellada y un medio de comunicación a su alcance para difundirla, obligando a todos a pagar una elevada factura por las falsedades cuando toman por asalto el imaginario popular.
Este post ha sido realizado por Mauricio Schwarz (@Elnocturno) y es una colaboración de Naukas con la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU.
Libro recomendado:
Las pseudociencias ¡vaya timo! Mario Bunge
De toda la información que nos dan, un dato está notablemente ausente: cuánto costó el estudio. Cuántas horas de estos tres investigadores con qué salarios y usando qué recursos se necesitaron para llegar a estas conclusiones.
Otros estudios similares realizados en el pasado han llegado a las mismas conclusiones, como uno que incluyó a todos los niños nacidos en Dinamarca entre 1990 y 1996, otro estudio de Polonia u otra revisión crítica de 2004.
El actual movimiento antivacunas se originó en un estudio fraudulento del exmédico Andrew Wakefield. Ese solo estudio fraudulento, que nadie pudo replicar jamás, ha provocado que se invierta una incalculable cantidad de recursos, dinero, tiempo y dedicación de numerosos científicos.
¿Cuánto ha costado la mentira de Wakefield?
Cada uno de los embustes que se le puedan ocurrir a cualquiera, literalmente a cualquiera, en cualquier lugar del mundo, puede dar lugar a un dispendio en recursos científicos que muy probablemente habrían estado mejor dedicados a otras investigaciones.
La presión de la opinión pública, que frecuentemente no sólo dispone de escasa información, sino que además está sometida al bombardeo de la desinformación, motiva a instituciones e investigadores a emprender estos estudios incluso si no hay un mecanismo plausible para la correlación establecida por el proponente del fenómeno.
No es necesario demostrar que algo ocurre, que un fenómeno es real. Ni siquiera es necesario presentar un solo caso de estudio bien analizado. Basta decir que el cáncer se cura con alguna pócima o alimento milagroso y curanderos, alternativistas, pseudomédicos, conspiranoicos y periodistas poco avisados se encargarán de difundirlo y presentarlo, frecuentemente, como un descubrimiento o una denuncia que valerosamente enfrentan a algún villano poderoso y malévolo.
En 1922, al monje budista japonés Mikao Usui se le ocurrió afirmar que podía curar a la gente acercándole sus manos. Aseguraba que al hacerlo, él transfería a la persona una misteriosa energía llamada “ki” o “chi” y cuya existencia nadie ha demostrado. Usui bautizó a su presunta técnica como “reiki” (palabra en japonés que significa, muy apropiadamente, “atmósfera misteriosa”) y se lanzó, junto con sus adeptos, a por acercarle las manos a personas enfermas o simplemente deprimidas e insatisfechas y asegurar que ello tenía un efecto real. Se funda así un negocio multimillonario que en menos de 100 años se ha difundido por todo el planeta con variantes aún más extravagantes, como el reiki para animales o vegetales.
Uno pensaría que sería responsabilidad del señor Usui o de sus honorables asociados de negocios demostrar la existencia de la tal energía llamada “ki” y, una vez habiéndolo hecho, demostrar, en condiciones debidamente controladas y con todo el rigor que le exigimos a cualquier procedimiento médico, que tal energía realmente se “transfiere” de un practicante de reiki a su “paciente” y, finalmente, demostrar que esa transferencia energética es, efectivamente, responsable de las curaciones milagrosas que prometen.
Si así lo hicieran, seguramente habría numerosos científicos interesados en desentrañar el mecanismo mediante el cual ocurre esa curación. Quizás podría enriquecer de modo generosísimo nuestra comprensión de los mecanismos de la biología, la fisiología, la patología y el tratamiento de numerosas afecciones.
No ha sido así. Los “maestros reiki” siguen instalándose por todo el mundo, exigiendo dinero de verdad a gente ignorante y deseosa de respuestas a cambio de pasarles las manos cerca. En estos casi 100 años, presionados por los creyentes en las maravillas del reiki, diversos científicos, investigadores, universidades y hospitales se han ocupado en tratar de determinar si hay algo de verdad en las ya de por sí implausibles afirmaciones de Usui y sus adeptos. En estos años se han hecho literalmente cientos de estudios, de más o menos calidad, que al ser analizados críticamente llegan a la bastante esperable conclusión de que el reiki no muestra capacidad de curar nada y su eficacia es igual a la del placebo.
Como pasa con el reiki, hay una horda cada vez más numerosa de supuestas “terapias alternativas”, literalmente cientos de ellas que ofrecen afirmaciones sobre las más extrañas, descabelladas o francamente ridículas prácticas que alguien aseguró que eran “curativas” y otros creyeron… sin demostrarción de por medio. Y de muchas de ellas hay estudios y estudios que, o bien demuestran que no hay capacidad curativa alguna, o resultan sesgados, poco rigurosos, irreproducibles o francamente fraudulentos.
En otros espacios alternativos distintos de la medicina, las cosas no son muy distintas. Científicos de diversas disciplinas se ven presionados para “demostrar” que tal o cual locura es falsa o incorrecta, desde los círculos de las cosechas (que desde 1994 se sabe que son un fraude nacido de una broma práctica de dos ciudadanos ingleses) hasta la telepatía o la “energía libre”, que es como ahora se llama a lo que serían las máquinas de movimiento perpetuo de toda la vida.
No importa que sepamos que es imposible obtener de un sistema más energía de la que se introduce en él, porque esto violaría la primera y segunda leyes de la termodinámica, que están empíricamente validadas y se confirman día a día. La idea de obtener algo a cambio de nada (que es la premisa esencial de la magia) sigue consumiendo recursos para demostrar que sigue siendo imposible.
Y en ocasiones, lo que está en juego son vidas. Muchas. Desde la década de 1990 se comercializaron varios presuntos “detectores moleculares” con nombres aparentemente técnicos como Quadro Tracker, Ade650, Ade651, Alpha6, H3TEC, HEDD1, AL-6D y GT200. Se trataba de genuinas “varitas mágicas” que afirmaban ser capaces de detectar a distancia, incluso dentro de recipientes cerrados, muy diversas sustancias: drogas, armas, explosivos e incluso personas. No son sino un mango de plástico negro totamente vacío al que está fijada una antena telescópica que gira libremente como una bisagra. Los fabricantes afirmaban que no necesitaba electricidad pues se alimentaba de la electricidad estática del propio operador. El mango tenía una ranura donde se introducían tarjetas que indicaban al aparato qué detectar: mariguana, cocaína, explosivo C40 o inmigrantes ilegales. Cada aparato podía llegar a venderse en más de 30 mil euros.
En realidad, se trataba de aparatos inútiles cuyo aparente funcionamiento se debía al “efecto ideomotor”, los movimientos involuntarios realizados en respuesta a una idea y que son también responsables del movimiento del puntero de la ouija y de las varitas de los zahoríes. Era muy fácil determinar que estos aparatos no tenían ningún mecanismo plausible de funcionamiento. Sin embargo, numerosos gobiernos invirtieron cantidades millonarias en su adquisición. Tailandia, México en su lucha contra el narcotráfico e incluso las fuerzas de ocupación occidentales en Irak fueron clientes de los fabricantes. No fue sino hasta que hubo una serie de atentados con autos bomba que pasaron sin ser detectados por los retenes con personal militar equipado con estos aparatos que el gobierno británico prohibió su compra y empezó a investigar a sus principales fabricantes.
Y pese a ello, fue necesario el esfuerzo de numerosos militares, civiles y científicos en cada uno de los distintos países víctimas de los delincuentes para que las corporaciones que utilizaban los dispositivos los retiraran aceptando –no de muy buen grado– que habían sido objeto de una estafa. Dos de los fabricantes han sido sentenciados a penas de cárcel por fraude en Inglaterra.
Sin embargo, las investigaciones raras veces consiguen que los creyentes en una u otra afirmación maravillosa y disparatada acepten siquiera la posibilidad de estar en el error. Todavía en distintos países hay corporaciones militares y policiacas que arriesgan la vida de su personal y de civiles inocentes confiando en los improbables “detectores moleculares”. Los movimientos antivacunas están influyendo en nuevos brotes preocupantes de enfermedades prácticamente erradicadas. El reiki se difunde con cada vez más practicantes que simulan y cobran sin control alguno. Y, por supuesto, todas las pseudoterapias son uno de los mayores negocios del mundo, con ventas sólo en Estados Unidos de más de 34 mil millones de dólares en 2007 según el Centro Nacional de Estadísticas de Salud de ese país.
Esto subraya el absurdo de la inversión que puede hacer la sociedad para confirmar cosas que ya se saben, pero con la esperanza o bien de encontrar un verdadero milagro o de convencer a los creyentes y ayudarles así a conservar su dinero y mejorar las probabilidades de tratamiento exitoso de sus afecciones, labor en la cual ciertamente no tienen interés en colaborar.
Investigar las afirmaciones de aspecto más incongruente no es forzosamente un desperdicio. Pero una mayor alfabetización científica de nuestra sociedad al menos pondría, como es lógico, la carga de la prueba sobre los hombros de quienes hacen tales afirmaciones, y les exigiría pruebas sólidas antes de lanzarse a financiar la búsqueda del monstruo del Lago Ness, las hadas en el fondo del jardín o la capacidad del bicarbonato de sodio para curar todos los cánceres. O simplemente rendirse ante ellos y admitir como medicamentos diversos preparados, pócimas o mejunjes sin exigirles que demuestren que sirven para lo que afirman en su publicidad.
Algo no marcha bien cuando parte de la política de investigación de una sociedad se ve dictada por los caprichos de cualquiera que tenga una idea descabellada y un medio de comunicación a su alcance para difundirla, obligando a todos a pagar una elevada factura por las falsedades cuando toman por asalto el imaginario popular.
Este post ha sido realizado por Mauricio Schwarz (@Elnocturno) y es una colaboración de Naukas con la Cátedra de Cultura Científica de la UPV/EHU.
Libro recomendado:
Las pseudociencias ¡vaya timo! Mario Bunge
viernes, 27 de junio de 2014
Victoria Camps "Sin solidaridad no es posible la libertad ni la igualdad"
La catedrática de Filosofía Moral y Política, Victoria Camps, advierte de que la crisis económica ha puesto al descubierto las carencias de un espíritu cívico.
"Los movimientos sociales han conseguido recuperar el espíritu cívico y obligan a los grandes partidos a reformarse".
Para Victoria Camps, sostener la equidad y mejorarla debería resultar irrenunciable para un Estado de Derecho. Sin embargo, la crisis económica ha acrecentado las desigualdades, haciendo que los "ricos sean cada vez más ricos y que, paulatinamente, vaya desapareciendo la clase media. El modelo es frágil y no podrá sostenerse si no existe voluntad de preservarlo por encima de todo". La catedrática de Filosofía Moral y Política de la Universidad de Barcelona ha advertido durante una conferencia en Vitoria que la crisis económica también ha puesto al descubierto una crisis de valores, destapando las carencias de un espíritu cívico. Camps ha intervenido en los actos del 25 aniversario de la creación de la Institución del Ararteko, una organización cuya función es velar porque se cumplen los derechos de los ciudadanos.
Camps ha recordado que junto a los derechos, también existen deberes. "Si los ciudadanos no asumen que tienen una serie de deberes que cumplir es muy difícil garantizar la libertad". "Vivimos en una sociedad posmodernista del deber que repudia la retórica del deber. La ética está bien, piensa la sociedad, pero que no me cueste esfuerzo". La potenciación de la libertad individual, ha deparado según Camps, "un déficit en una serie de valores cívicos y del compromiso de las personas en torno al bien común".
Desde que comenzó la crisis han fallado "valores como la prudencia, la justicia y la templanza, entendida como el autodominio de una mismo. Algunos se preguntan: ¿Para que hablar de valores cívicos si ya existen las leyes? Pero es que la ley no puede regularlo todo".
Movimientos sociales
La irrupción de los movimientos sociales ha supuesto una corrección en ese déficit de valores ciudadanos, según Camps. "Los poderes públicos han demostrado su incapacidad para combatir la crisis defendiendo al ciudadano. Esos movimientos van a obligar a los grandes partidos a reformarse. Ya que esas reformas nunca vienen desde dentro, tendrán que hacerlas obligados desde fuera".
La libertad, igualdad y la fraternidad o solidaridad son algunos de los valores a preservar en estos momentos de convulsión. "Sin solidaridad no hay libertad ni igualdad". En esta lista de valores a cultivar, Victoria Camps también añade el respeto mutuo y la razonabilidad (entendida como la capacidad de ponerse en el lugar del otro y aceptar sus puntos de vista).
Fuente: http://www.eldiario.es/norte/euskadi/victoria-camps_0_272973002.html
"Los movimientos sociales han conseguido recuperar el espíritu cívico y obligan a los grandes partidos a reformarse".
Para Victoria Camps, sostener la equidad y mejorarla debería resultar irrenunciable para un Estado de Derecho. Sin embargo, la crisis económica ha acrecentado las desigualdades, haciendo que los "ricos sean cada vez más ricos y que, paulatinamente, vaya desapareciendo la clase media. El modelo es frágil y no podrá sostenerse si no existe voluntad de preservarlo por encima de todo". La catedrática de Filosofía Moral y Política de la Universidad de Barcelona ha advertido durante una conferencia en Vitoria que la crisis económica también ha puesto al descubierto una crisis de valores, destapando las carencias de un espíritu cívico. Camps ha intervenido en los actos del 25 aniversario de la creación de la Institución del Ararteko, una organización cuya función es velar porque se cumplen los derechos de los ciudadanos.
Camps ha recordado que junto a los derechos, también existen deberes. "Si los ciudadanos no asumen que tienen una serie de deberes que cumplir es muy difícil garantizar la libertad". "Vivimos en una sociedad posmodernista del deber que repudia la retórica del deber. La ética está bien, piensa la sociedad, pero que no me cueste esfuerzo". La potenciación de la libertad individual, ha deparado según Camps, "un déficit en una serie de valores cívicos y del compromiso de las personas en torno al bien común".
Desde que comenzó la crisis han fallado "valores como la prudencia, la justicia y la templanza, entendida como el autodominio de una mismo. Algunos se preguntan: ¿Para que hablar de valores cívicos si ya existen las leyes? Pero es que la ley no puede regularlo todo".
Movimientos sociales
La irrupción de los movimientos sociales ha supuesto una corrección en ese déficit de valores ciudadanos, según Camps. "Los poderes públicos han demostrado su incapacidad para combatir la crisis defendiendo al ciudadano. Esos movimientos van a obligar a los grandes partidos a reformarse. Ya que esas reformas nunca vienen desde dentro, tendrán que hacerlas obligados desde fuera".
La libertad, igualdad y la fraternidad o solidaridad son algunos de los valores a preservar en estos momentos de convulsión. "Sin solidaridad no hay libertad ni igualdad". En esta lista de valores a cultivar, Victoria Camps también añade el respeto mutuo y la razonabilidad (entendida como la capacidad de ponerse en el lugar del otro y aceptar sus puntos de vista).
Fuente: http://www.eldiario.es/norte/euskadi/victoria-camps_0_272973002.html
jueves, 26 de junio de 2014
Corrupción, el costo tabú de la educación, BBC
Del desvío de fondos destinados a programas de ayuda a la compra de puestos en universidades, los sistemas de educación en el mundo entero están marcados por una palabra que nadie quiere mencionar: corrupción. Y sus efectos en la formación de mentes jóvenes -factor fundamental en el desarrollo de los países- pueden ser incalculables.
"Siempre ha habido mucha resistencia a hablar sobre este problema. Nadie quería asociar esta palabra con la educación", dice Muriel Poisson investigadora del Instituto Internacional de Planificación Educativa (IIEP), con base en París, Francia, que recientemente lanzó una iniciativa internacional para intentar prevenir la corrupción en los sistemas educativos.
El IIEP, que forma parte de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), creó el que se dice es el "primer centro mundial online especializado" en prevenir la corrupción en escuelas y universidades.
El centro maneja una base de datos mundial en Internet y un centro de información sobre la malversación de fondos educativos.
"No se ha solucionado el problema, pero al menos estamos hablando de ello", dice Poisson. "Cada vez está más en la agenda", dice Poisson
Fugas
No es difícil darse cuenta de por qué la corrupción en los sistemas educativos, especialmente en los países en desarrollo, ha sido un tema incómodo.
Es más complicado pedir dinero a los donantes para mejorar la educación en los países pobres si los fondos no llegan donde deben hacerlo.
La información que están recogiendo los investigadores del IIEP apunta a la existencia de "fugas" entre el dinero y el material que se aporta al sistema y lo que finalmente llega a las aulas.
Una búsqueda en la base de datos, denominada Etico, muestra que en algunos países subsaharianos pudo haber una pérdida de hasta el 80% de los fondos para comprar libros de texto en años anteriores.
Hasta un 80% de los fondos para libros de texto se perdieron en años anteriores.
"Si hablas de corrupción, estás señalando a alguien", dice Poisson.
Esto puede implicar acusaciones contra funcionarios de alto nivel. Pero también puede plantear cuestiones más complicadas sobre quién es responsable de la corrupción de bajo nivel en escuelas y países empobrecidos.
El problema de los "profesores fantasma", es decir, que se cobren salarios para puestos que no existen o que los maestros estén ausentes de puestos sí remunerados, puede llevarse hasta el 15% o el 20% del presupuesto total para los profesores en algunos países, según el IIEP.
Pero la razón por la que los profesores no están en las aulas puede ser que no han cobrado su salario durante meses y se han visto obligados a aceptar puestos en otras escuelas o lugares.
¿De quién es la culpa?
Además, puede ser que los profesores que reciben sueldos bajos se hayan acostumbrado a completar su salario cobrando a las familias cuotas no oficiales para conseguir un puesto en la escuela.
Hay muchos factores que impiden que la educación mejore en los países en desarrollo, dice Poisson. "Pero la corrupción puede ser un factor fundamental, y normalmente son los pobres los primeros afectados", añade.
Investigación
La idea detrás de la base de datos online es crear un punto de referencia digital para la investigación sobre el tema y también proporcionar ejemplos de proyectos con ideas para atajar la corrupción.
Uno de los problemas es saber cuánto dinero desapareció del sistema, según una experta.
Uno de los casos señalados es el esquema de transparencia de un colegio en Rajastán (India), donde la información sobre el dinero destinado a la escuela y a la asistencia de los maestros está escrita en uno de los lados del edificio, de forma que todo el mundo puede analizar las finanzas.
En Brasil se han creado consejos locales para supervisar el gasto en comidas de los colegios y prevenir el fraude.
Además de la reticencia para atajar el problema de la corrupción en la educación, también son escasos los datos fiables sobre la magnitud del problema, dice Poisson. Según la investigadora, se han sacado "millones de dólares" del sistema, pero no hay ninguna estimación fiable sobre cuántos millones.
"Es difícil para la gente obtener información clara. Ha estado muy desperdigada".
La página web se ha creado para poder recabar información de este tipo, ofrecer estudios de caso de tácticas anticorrupción exitosas y crear un archivo para investigadores y legisladores.
Pero se trata de un problema con muchas dimensiones. Puede ser un fraude grave, como en el caso de contratos lucrativos adjudicados de forma deshonesta o las estafas en obras, materiales de aprendizaje, contratación de personal o materiales de la escuela.
Transparencia
Puede también implicar inflar los costes de forma que se utilicen los fondos para llenar bolsillos en lugar de amueblar mentes jóvenes.
También puede ser más localizado, como los sobornos para obtener una plaza en la universidad o la compra de títulos falsos.
En cualquier caso, son prácticas que corroen la justicia y la fiabilidad de cualquier sistema educativo. Y es un obstáculo para cualquier intento de elevar el nivel.
La ONG anticorrupción Transparencia Internacional, basada en Berlín, manifestó su preocupación sobre el fraude en la educación.
Según un informe, uno de cada seis estudiantes en todo el mundo sufrió intentos de soborno durante sus estudios.
"Es muy difícil decir si la situación ha mejorado o empeorado", dice Poisson.
"Pero la lucha contra la corrupción tendría que ser una prioridad en la agenda", concluye.
Fuente: http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/06/140623_educacion_corrupcion_datos_ac.shtml
"Siempre ha habido mucha resistencia a hablar sobre este problema. Nadie quería asociar esta palabra con la educación", dice Muriel Poisson investigadora del Instituto Internacional de Planificación Educativa (IIEP), con base en París, Francia, que recientemente lanzó una iniciativa internacional para intentar prevenir la corrupción en los sistemas educativos.
El IIEP, que forma parte de la Organización de Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco), creó el que se dice es el "primer centro mundial online especializado" en prevenir la corrupción en escuelas y universidades.
El centro maneja una base de datos mundial en Internet y un centro de información sobre la malversación de fondos educativos.
"No se ha solucionado el problema, pero al menos estamos hablando de ello", dice Poisson. "Cada vez está más en la agenda", dice Poisson
Fugas
No es difícil darse cuenta de por qué la corrupción en los sistemas educativos, especialmente en los países en desarrollo, ha sido un tema incómodo.
Es más complicado pedir dinero a los donantes para mejorar la educación en los países pobres si los fondos no llegan donde deben hacerlo.
La información que están recogiendo los investigadores del IIEP apunta a la existencia de "fugas" entre el dinero y el material que se aporta al sistema y lo que finalmente llega a las aulas.
Una búsqueda en la base de datos, denominada Etico, muestra que en algunos países subsaharianos pudo haber una pérdida de hasta el 80% de los fondos para comprar libros de texto en años anteriores.
Hasta un 80% de los fondos para libros de texto se perdieron en años anteriores.
"Si hablas de corrupción, estás señalando a alguien", dice Poisson.
Esto puede implicar acusaciones contra funcionarios de alto nivel. Pero también puede plantear cuestiones más complicadas sobre quién es responsable de la corrupción de bajo nivel en escuelas y países empobrecidos.
El problema de los "profesores fantasma", es decir, que se cobren salarios para puestos que no existen o que los maestros estén ausentes de puestos sí remunerados, puede llevarse hasta el 15% o el 20% del presupuesto total para los profesores en algunos países, según el IIEP.
Pero la razón por la que los profesores no están en las aulas puede ser que no han cobrado su salario durante meses y se han visto obligados a aceptar puestos en otras escuelas o lugares.
¿De quién es la culpa?
Además, puede ser que los profesores que reciben sueldos bajos se hayan acostumbrado a completar su salario cobrando a las familias cuotas no oficiales para conseguir un puesto en la escuela.
Hay muchos factores que impiden que la educación mejore en los países en desarrollo, dice Poisson. "Pero la corrupción puede ser un factor fundamental, y normalmente son los pobres los primeros afectados", añade.
Investigación
La idea detrás de la base de datos online es crear un punto de referencia digital para la investigación sobre el tema y también proporcionar ejemplos de proyectos con ideas para atajar la corrupción.
Uno de los problemas es saber cuánto dinero desapareció del sistema, según una experta.
Uno de los casos señalados es el esquema de transparencia de un colegio en Rajastán (India), donde la información sobre el dinero destinado a la escuela y a la asistencia de los maestros está escrita en uno de los lados del edificio, de forma que todo el mundo puede analizar las finanzas.
En Brasil se han creado consejos locales para supervisar el gasto en comidas de los colegios y prevenir el fraude.
Además de la reticencia para atajar el problema de la corrupción en la educación, también son escasos los datos fiables sobre la magnitud del problema, dice Poisson. Según la investigadora, se han sacado "millones de dólares" del sistema, pero no hay ninguna estimación fiable sobre cuántos millones.
"Es difícil para la gente obtener información clara. Ha estado muy desperdigada".
La página web se ha creado para poder recabar información de este tipo, ofrecer estudios de caso de tácticas anticorrupción exitosas y crear un archivo para investigadores y legisladores.
Pero se trata de un problema con muchas dimensiones. Puede ser un fraude grave, como en el caso de contratos lucrativos adjudicados de forma deshonesta o las estafas en obras, materiales de aprendizaje, contratación de personal o materiales de la escuela.
Transparencia
Puede también implicar inflar los costes de forma que se utilicen los fondos para llenar bolsillos en lugar de amueblar mentes jóvenes.
También puede ser más localizado, como los sobornos para obtener una plaza en la universidad o la compra de títulos falsos.
En cualquier caso, son prácticas que corroen la justicia y la fiabilidad de cualquier sistema educativo. Y es un obstáculo para cualquier intento de elevar el nivel.
La ONG anticorrupción Transparencia Internacional, basada en Berlín, manifestó su preocupación sobre el fraude en la educación.
Según un informe, uno de cada seis estudiantes en todo el mundo sufrió intentos de soborno durante sus estudios.
"Es muy difícil decir si la situación ha mejorado o empeorado", dice Poisson.
"Pero la lucha contra la corrupción tendría que ser una prioridad en la agenda", concluye.
Fuente: http://www.bbc.co.uk/mundo/noticias/2014/06/140623_educacion_corrupcion_datos_ac.shtml
miércoles, 25 de junio de 2014
Cómo cuidar cuando se sufre de hambre. No es sencillo sacar adelante a un niño desnutrido. Tampoco a su madre. Se aíslan. Se abandonan. Se deprimen...
El apoyo psicosocial a ambos es clave para detener la desnutrición.
Una experiencia en el hospital de Madaoua, en Níger
En el hospital de Madaoua había un bebé de cinco meses que llevaba días ingresado. La madre había perdido a dos hijos y la familia del marido consideraba que era culpa de la leche materna, así que decidió no amamantar al tercer hijo. El niño ingresó en el hospital por desnutrición severa con complicaciones médicas. La recomendación de los doctores era que le diera el pecho al mismo tiempo que tomaba la leche terapéutica. El promotor de salud trabajó con esta madre escuchando sus preocupaciones y haciéndole valorar las recomendaciones del médico. Hicimos un par de sesiones con ella y luego vino la familia del marido. Entre todos decidieron que ella le diera el pecho, y también aceptó participar en otras actividades de grupo. Al final de mi visita, pocos días después, ya podíamos ver que el bebé había mejorado mucho, igual que la relación entre la mamá y su hijo.
Los niños desnutridos tienen cambios en su comportamiento: son menos activos y tienen menos tendencia a explorar su entorno. También hay cambios en sus emociones y en su relación con los demás; es habitual que rechacen relacionarse con otros niños y adultos. Estos cambios retroalimentan el círculo de la desnutrición. Por ejemplo, como el niño desnutrido tiende a aislarse de su entorno, es habitual que no quiera ingerir alimentos, agravando todavía más su estado porque ya que de por sí un niño desnutrido tiene menos apetito. Al mismo tiempo, al relacionarse menos con la madre o el cuidador, se ralentiza todo el crecimiento, imposibilitando que el pequeño tenga un desarrollo sano. Todo esto puede afectar a su evolución, por eso es importante contar con un apoyo psicosocial dentro de los programas de nutrición.
Los meses más complicados para Níger están a la vuelta de la esquina. Los casos de malaria y desnutrición, las enfermedades más comunes en esta zona, se disparan de julio a octubre, coincidiendo con la estación de lluvias y el periodo de escasez de alimentos. Para responder a este pico, es muy importante trabajar a nivel comunitario y gestionar de manera adecuada la pediatría y la unidad de nutrición de los hospitales de referencia de Madaoua y Bouza. El componente psicosocial está presente tanto en la atención hospitalaria como ambulatoria.
Un aspecto básico y esencial del trabajo psicosocial es asegurar la humanización de los cuidados médicos, teniendo en cuenta los aspectos culturales para que sea una asistencia efectiva. En el hospital, por ejemplo, tenemos que trabajar con todo el personal para asegurarnos que todos conocen y cuidan estos aspectos. Deben informar bien a la madre o al cuidador de cuál es la situación del niño, cómo va a ser el tratamiento y cómo funciona el hospital. También deben dar un espacio a las personas para ser escuchadas y poder resolver sus dudas. Humanizando la atención, damos un apoyo a la salud integral de los niños y sus familias, no solo la salud física. Así podemos conseguir mejorar la eficacia de los programas.
Un niño desnutrido agudo severo con complicaciones médicas debe ser ingresado en el hospital para recibir tratamiento. Normalmente, el niño ingresa en la fase uno del programa, donde recibe leche terapéutica y atención más continuada; cuando empieza a mejorar, pasa a la fase dos, donde toma alimentos terapéuticos preparados (RUTF, por sus siglas en inglés). ...
Fuente: El País.
800 madres y 18.000 menores de cinco años mueren al día por causas evitables El informe Estados Mundial de la Madres 2014, de Save the Children, advierte de las elevadas tasas de mortalidad materna e infantil en el mundo
Una experiencia en el hospital de Madaoua, en Níger
En el hospital de Madaoua había un bebé de cinco meses que llevaba días ingresado. La madre había perdido a dos hijos y la familia del marido consideraba que era culpa de la leche materna, así que decidió no amamantar al tercer hijo. El niño ingresó en el hospital por desnutrición severa con complicaciones médicas. La recomendación de los doctores era que le diera el pecho al mismo tiempo que tomaba la leche terapéutica. El promotor de salud trabajó con esta madre escuchando sus preocupaciones y haciéndole valorar las recomendaciones del médico. Hicimos un par de sesiones con ella y luego vino la familia del marido. Entre todos decidieron que ella le diera el pecho, y también aceptó participar en otras actividades de grupo. Al final de mi visita, pocos días después, ya podíamos ver que el bebé había mejorado mucho, igual que la relación entre la mamá y su hijo.
Los niños desnutridos tienen cambios en su comportamiento: son menos activos y tienen menos tendencia a explorar su entorno. También hay cambios en sus emociones y en su relación con los demás; es habitual que rechacen relacionarse con otros niños y adultos. Estos cambios retroalimentan el círculo de la desnutrición. Por ejemplo, como el niño desnutrido tiende a aislarse de su entorno, es habitual que no quiera ingerir alimentos, agravando todavía más su estado porque ya que de por sí un niño desnutrido tiene menos apetito. Al mismo tiempo, al relacionarse menos con la madre o el cuidador, se ralentiza todo el crecimiento, imposibilitando que el pequeño tenga un desarrollo sano. Todo esto puede afectar a su evolución, por eso es importante contar con un apoyo psicosocial dentro de los programas de nutrición.
Los meses más complicados para Níger están a la vuelta de la esquina. Los casos de malaria y desnutrición, las enfermedades más comunes en esta zona, se disparan de julio a octubre, coincidiendo con la estación de lluvias y el periodo de escasez de alimentos. Para responder a este pico, es muy importante trabajar a nivel comunitario y gestionar de manera adecuada la pediatría y la unidad de nutrición de los hospitales de referencia de Madaoua y Bouza. El componente psicosocial está presente tanto en la atención hospitalaria como ambulatoria.
Un aspecto básico y esencial del trabajo psicosocial es asegurar la humanización de los cuidados médicos, teniendo en cuenta los aspectos culturales para que sea una asistencia efectiva. En el hospital, por ejemplo, tenemos que trabajar con todo el personal para asegurarnos que todos conocen y cuidan estos aspectos. Deben informar bien a la madre o al cuidador de cuál es la situación del niño, cómo va a ser el tratamiento y cómo funciona el hospital. También deben dar un espacio a las personas para ser escuchadas y poder resolver sus dudas. Humanizando la atención, damos un apoyo a la salud integral de los niños y sus familias, no solo la salud física. Así podemos conseguir mejorar la eficacia de los programas.
Un niño desnutrido agudo severo con complicaciones médicas debe ser ingresado en el hospital para recibir tratamiento. Normalmente, el niño ingresa en la fase uno del programa, donde recibe leche terapéutica y atención más continuada; cuando empieza a mejorar, pasa a la fase dos, donde toma alimentos terapéuticos preparados (RUTF, por sus siglas en inglés). ...
Fuente: El País.
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Diez años de jóvenes talentos
El premio Rubio de Francia reconoce a investigadores en matemáticas que no superen los 32 años y hayan hecho descubrimientos relevantes
Hay una idea que los científicos de nuestro país tienen en mente y reivindican constantemente: España no es solo un país de escritores, artistas y deportistas de élite, también hay extraordinarios científicos que son capaces de desarrollar de una manera callada un trabajo del más alto nivel, equiparable al que se realiza en los mejores centros de investigación del mundo. El siguiente ejemplo es muestra de ello.
Dentro de pocos días va a conocerse el ganador del décimo Premio Rubio de Francia. Este premio lo concede anualmente, desde hace diez años, la Real Sociedad Matemática Española en colaboración con la Universidad Autónoma de Madrid y la de Zaragoza, que fueron las universidades donde ejerció su labor como profesor José Luis Rubio de Francia, matemático zaragozano que murió en 1988 a los 38 años de edad y que, en su momento, fue uno de los máximos exponentes de la investigación matemática en nuestro país.
El premio se planteó en el mismo estilo que los premios que la European Mathematical Society entrega cada cuatro años a diez matemáticos europeos menores de 36 años que hayan obtenido resultados sobresalientes, y también como las medallas Fields, que la International Mathematical Union concede cada cuatro años para los matemáticos más relevantes que no superen los 40 años. Las medallas Fields son el mayor galardón que un matemático puede lograr en su vida y son consideradas como el equivalente en Matemáticas al Premio Nobel.
El premio Rubio de Francia nació con una idea fundamental: premiar a un investigador en matemáticas, español o que trabaje en nuestro país, con no más de 32 años de edad, y que haya realizado un descubrimiento especialmente relevante en esa ciencia. En el jurado que lo falla, siempre hay investigadores de primera línea internacional que confirman el carácter excepcional del trabajo premiado. Varios poseedores de medallas Fields, como el ruso Efim Zelmanov, el francés de origen alemán Wendelin Werner, el australiano afincado en California Terence Tao y el francés Cedric Villani han formado parte de estos jurados. Hay que resaltar que, a pesar de que en las bases figura el hecho de que pudiera quedar desierto si la calidad de los solicitantes no fuera la adecuada, este premio se ha concedido hasta ahora todos los años.
Desde el primer ganador, Joaquim Puig, que logró un avance decisivo hacia la solución del problema de los 10 martinis (sobre la estructura de un operador de la física matemática) hasta la galardonada del año pasado, Maria Pe, por resolver el célebre problema de Nash, premio Nobel en Economía que inspiró la película Una mente maravillosa, sobre arcos para las superficies singulares, todos ellos han hecho aportaciones de primera línea y sus investigaciones han sido muy reconocidas a nivel internacional. Por cierto, en el reportaje Matemáticos. Matemáticos. Cinco cabezas prodigiosas, de EL PAÍS Semanal del día 13 de noviembre de 2011, cuatro de los cinco matemáticos citados son premios Rubio de Francia. Es de esperar que este año y los próximos se sigan concediendo estos premios, por lo que supone sobre el desarrollo de la Ciencia de nuestro país. A pesar de los tiempos difíciles que corren en la actualidad para la investigación científica y tecnológica, dos cosas parecen imprescindibles y los responsables ministeriales deberían preservarlas: el mantenimiento de una masa crítica de jóvenes investigadores y la provisión de los medios para que los mismos puedan desarrollar su labor. El tercer componente también necesario e imprescindible, la genialidad, ya lo tenemos asegurado pues lo aportan ellos. Jesús Bastero es catedrático de Matemáticas de la Universidad de Zaragoza y presidente del jurado del Premio Rubio de Francia.
fuente: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2014/06/20/actualidad/1403288413_185667.html
Hay una idea que los científicos de nuestro país tienen en mente y reivindican constantemente: España no es solo un país de escritores, artistas y deportistas de élite, también hay extraordinarios científicos que son capaces de desarrollar de una manera callada un trabajo del más alto nivel, equiparable al que se realiza en los mejores centros de investigación del mundo. El siguiente ejemplo es muestra de ello.
Dentro de pocos días va a conocerse el ganador del décimo Premio Rubio de Francia. Este premio lo concede anualmente, desde hace diez años, la Real Sociedad Matemática Española en colaboración con la Universidad Autónoma de Madrid y la de Zaragoza, que fueron las universidades donde ejerció su labor como profesor José Luis Rubio de Francia, matemático zaragozano que murió en 1988 a los 38 años de edad y que, en su momento, fue uno de los máximos exponentes de la investigación matemática en nuestro país.
El premio se planteó en el mismo estilo que los premios que la European Mathematical Society entrega cada cuatro años a diez matemáticos europeos menores de 36 años que hayan obtenido resultados sobresalientes, y también como las medallas Fields, que la International Mathematical Union concede cada cuatro años para los matemáticos más relevantes que no superen los 40 años. Las medallas Fields son el mayor galardón que un matemático puede lograr en su vida y son consideradas como el equivalente en Matemáticas al Premio Nobel.
El premio Rubio de Francia nació con una idea fundamental: premiar a un investigador en matemáticas, español o que trabaje en nuestro país, con no más de 32 años de edad, y que haya realizado un descubrimiento especialmente relevante en esa ciencia. En el jurado que lo falla, siempre hay investigadores de primera línea internacional que confirman el carácter excepcional del trabajo premiado. Varios poseedores de medallas Fields, como el ruso Efim Zelmanov, el francés de origen alemán Wendelin Werner, el australiano afincado en California Terence Tao y el francés Cedric Villani han formado parte de estos jurados. Hay que resaltar que, a pesar de que en las bases figura el hecho de que pudiera quedar desierto si la calidad de los solicitantes no fuera la adecuada, este premio se ha concedido hasta ahora todos los años.
Desde el primer ganador, Joaquim Puig, que logró un avance decisivo hacia la solución del problema de los 10 martinis (sobre la estructura de un operador de la física matemática) hasta la galardonada del año pasado, Maria Pe, por resolver el célebre problema de Nash, premio Nobel en Economía que inspiró la película Una mente maravillosa, sobre arcos para las superficies singulares, todos ellos han hecho aportaciones de primera línea y sus investigaciones han sido muy reconocidas a nivel internacional. Por cierto, en el reportaje Matemáticos. Matemáticos. Cinco cabezas prodigiosas, de EL PAÍS Semanal del día 13 de noviembre de 2011, cuatro de los cinco matemáticos citados son premios Rubio de Francia. Es de esperar que este año y los próximos se sigan concediendo estos premios, por lo que supone sobre el desarrollo de la Ciencia de nuestro país. A pesar de los tiempos difíciles que corren en la actualidad para la investigación científica y tecnológica, dos cosas parecen imprescindibles y los responsables ministeriales deberían preservarlas: el mantenimiento de una masa crítica de jóvenes investigadores y la provisión de los medios para que los mismos puedan desarrollar su labor. El tercer componente también necesario e imprescindible, la genialidad, ya lo tenemos asegurado pues lo aportan ellos. Jesús Bastero es catedrático de Matemáticas de la Universidad de Zaragoza y presidente del jurado del Premio Rubio de Francia.
fuente: http://sociedad.elpais.com/sociedad/2014/06/20/actualidad/1403288413_185667.html
La deuda universitaria, un peligroso lastre al alza en Estados Unidos. Los préstamos a estudiantes se han duplicado tras la crisis de 2007
Valeria tiene 26 años y acumula una deuda de unos 100.000 dólares (73.500 euros) por el coste de sus estudios. Amenee tiene 30 y su pasivo es de 105.000 (77.500 euros). Son dos ejemplos de una preocupante realidad cada vez más extendida en Estados Unidos: el aumento mayúsculo de la deuda universitaria en los últimos años fruto del incremento del coste de las matrículas, la reducción de las ayudas públicas regionales y las penurias económicas de muchos ciudadanos tras la recesión de 2007.
El coste de la universidad siempre ha sido caro en Estados Unidos, siendo comunes las historias de familias que ahorran con mucha antelación y de jóvenes que trabajan los fines de semana para granjearse unas reservas. Pero tras la crisis económica el panorama se ha agudizado dramáticamente: la menor capacidad de ahorro ha disparado la dependencia de los préstamos.
Desde 2007 el pasivo universitario se ha duplicado, hasta los 1,2 billones de dólares (882.000 millones de euros), según los últimos datos oficiales. Un 71% de los estudiantes está endeudado cuando se licencia, con una media de 29.400 dólares (21.600 euros). Y en paralelo, en un contexto de sueldos estancados y auge del desempleo, los impagos se han extendido -alrededor de 7 de los 40 millones de estudiantes incumple sus pagos-, lo que ha llevado a que cada vez más expertos alerten de los peligros de este agujero y tracen paralelismos con la burbuja inmobiliaria que estalló hace siete años.
Consciente de este panorama, el presidente estadounidense, Barack Obama, aprobó recientemente varias medidas flexibilizadoras para ayudar a unos cinco millones de alumnos que quedaron excluidos de una ley de 2010, que limita el retorno mensual a un 10% de los ingresos y que perdona la deuda cuando se lleva pagando 20 años. “El aumento de los costes ha atrapado a familias de clase media. Este país me dio una oportunidad a través de la educación”, dijo Obama al rememorar su historia personal y recordar que hasta hace diez años no devolvió toda su deuda por sus estudios en derecho en la Universidad de Harvard, de la que se licenció en 1991.
“[Mis estudios] han sido claramente una buena inversión”, afirma la estadounidense Amenee, licenciada en sociología y psicología por la Universidad de Oregón y que acaba de finalizar un máster en administración pública en la de Nueva York. “Pero deber más de 100.000 dólares es aterrorizante. Es una carga muy pesada sobre mis hombros, sobre mis decisiones de vida en los próximos cinco y diez años”, añade en conversación telefónica.
Amenee, que trabaja en una organización sin ánimo de lucro y lamenta que para muchos hablar de la deuda universitaria sea un tabú, logró financiar buena parte de su carrera con subsidios públicos y becas, aunque aún tiene que devolver unos 10.000 dólares (7.350 euros) de préstamos del Gobierno, que obtuvo a un interés muy bajo (2,6%). Sin embargo, su máster tuvo que costearlo por completo con nuevos créditos públicos y a un interés mayor (6,75%).
La historia de Valeria, de origen boliviano y ciudadanía estadounidense, es similar. Tras estudiar en Reino Unido, llegó en 2010 a EE UU, donde vivían sus padres, y acaba de graduarse de un máster en economía de desarrollo en la Universidad Americana de Washington. Tiene 10 años para devolver su préstamo a un interés del 6,5%, lo que equivale a unos 800 dólares (580 euros) mensuales. También se trata de créditos del Gobierno, más ventajosos que los de un banco.
Igual que Amenee, Valeria reconoce que la deuda puede condicionarle la elección de un trabajo en función del sueldo. “El dilema es ahorras o pagas tu deuda. No puedes quedarte sin empleo”, deplora. En su caso, trabaja como investigadora económica y, aunque le gustaría cobrar más, se declara satisfecha dado que la mayoría de sus colegas universitarios están desempleados. Y sin un empleo la cruzada de devolver el crédito se torna mucho más espinosa.
La universidad, sin embargo, no fue siempre tan cara en EE UU. En 1982 el promedio de coste anual de una carrera de cuatro años -incluyendo matrícula y alojamiento- equivalía a unos 9.500 dólares actuales (alrededor de 7.000 euros), según datos oficiales. En 2012 era de 23.000 dólares (16.900 euros), lo que supone un incremento del 141% en tres décadas. En una institución privada ronda los 34.000 (25.000 euros). Es una cifra similar al valor de la matrícula anual de los másteres de dos años cursados por Valeria y Amenee, a lo que habría que añadir la inversión en libros y en la vida diaria.
Aunque las estadísticas del censo revelan que estudiar suele generar un retorno -un licenciado universitario de entre 25 y 32 años gana 45.500 dólares (33.400 euros) al año en un empleo a tiempo completo, 17.500 más que sus pares con un diploma escolar-, los expertos alertan que esta mochila de deuda merma la emprendeduría, frena el consumo y a la larga fomenta la desigualdad de renta, que ya está en máximos históricos. “Un estudiante con deuda y otro sin ganan lo mismo cuando salen de la universidad, pero cuando tienen 40 años el que no tenía deuda tiene más ingresos porque ha podido invertir en ganancias de capital, como en bolsa o casas”, sostiene William Elliott III, un profesor de la Universidad de Kansas que ha analizado en profundidad este fenómeno y que tilda de mero “vendaje en una herida” las nuevas medidas de Obama.
Elliott propone actuar en dos campos: a corto plazo, impulsar un plan de rescate nutrido por los 50.000 millones de dólares que ingresa anualmente el Gobierno con sus préstamos a estudiantes; y a largo, un nuevo programa que dé ayudas blindadas ya desde niños, especialmente a los de familias pobres, para acceder a la universidad. Hace unos días fracasó en el Senado una propuesta demócrata de refinanciar los intereses de 25 millones de licenciados estadounidenses a través de un impuesto a las grandes fortunas. Mientras, el agujero sigue creciendo...
Fuente: El País.
El coste de la universidad siempre ha sido caro en Estados Unidos, siendo comunes las historias de familias que ahorran con mucha antelación y de jóvenes que trabajan los fines de semana para granjearse unas reservas. Pero tras la crisis económica el panorama se ha agudizado dramáticamente: la menor capacidad de ahorro ha disparado la dependencia de los préstamos.
Desde 2007 el pasivo universitario se ha duplicado, hasta los 1,2 billones de dólares (882.000 millones de euros), según los últimos datos oficiales. Un 71% de los estudiantes está endeudado cuando se licencia, con una media de 29.400 dólares (21.600 euros). Y en paralelo, en un contexto de sueldos estancados y auge del desempleo, los impagos se han extendido -alrededor de 7 de los 40 millones de estudiantes incumple sus pagos-, lo que ha llevado a que cada vez más expertos alerten de los peligros de este agujero y tracen paralelismos con la burbuja inmobiliaria que estalló hace siete años.
Consciente de este panorama, el presidente estadounidense, Barack Obama, aprobó recientemente varias medidas flexibilizadoras para ayudar a unos cinco millones de alumnos que quedaron excluidos de una ley de 2010, que limita el retorno mensual a un 10% de los ingresos y que perdona la deuda cuando se lleva pagando 20 años. “El aumento de los costes ha atrapado a familias de clase media. Este país me dio una oportunidad a través de la educación”, dijo Obama al rememorar su historia personal y recordar que hasta hace diez años no devolvió toda su deuda por sus estudios en derecho en la Universidad de Harvard, de la que se licenció en 1991.
“[Mis estudios] han sido claramente una buena inversión”, afirma la estadounidense Amenee, licenciada en sociología y psicología por la Universidad de Oregón y que acaba de finalizar un máster en administración pública en la de Nueva York. “Pero deber más de 100.000 dólares es aterrorizante. Es una carga muy pesada sobre mis hombros, sobre mis decisiones de vida en los próximos cinco y diez años”, añade en conversación telefónica.
Amenee, que trabaja en una organización sin ánimo de lucro y lamenta que para muchos hablar de la deuda universitaria sea un tabú, logró financiar buena parte de su carrera con subsidios públicos y becas, aunque aún tiene que devolver unos 10.000 dólares (7.350 euros) de préstamos del Gobierno, que obtuvo a un interés muy bajo (2,6%). Sin embargo, su máster tuvo que costearlo por completo con nuevos créditos públicos y a un interés mayor (6,75%).
La historia de Valeria, de origen boliviano y ciudadanía estadounidense, es similar. Tras estudiar en Reino Unido, llegó en 2010 a EE UU, donde vivían sus padres, y acaba de graduarse de un máster en economía de desarrollo en la Universidad Americana de Washington. Tiene 10 años para devolver su préstamo a un interés del 6,5%, lo que equivale a unos 800 dólares (580 euros) mensuales. También se trata de créditos del Gobierno, más ventajosos que los de un banco.
Igual que Amenee, Valeria reconoce que la deuda puede condicionarle la elección de un trabajo en función del sueldo. “El dilema es ahorras o pagas tu deuda. No puedes quedarte sin empleo”, deplora. En su caso, trabaja como investigadora económica y, aunque le gustaría cobrar más, se declara satisfecha dado que la mayoría de sus colegas universitarios están desempleados. Y sin un empleo la cruzada de devolver el crédito se torna mucho más espinosa.
La universidad, sin embargo, no fue siempre tan cara en EE UU. En 1982 el promedio de coste anual de una carrera de cuatro años -incluyendo matrícula y alojamiento- equivalía a unos 9.500 dólares actuales (alrededor de 7.000 euros), según datos oficiales. En 2012 era de 23.000 dólares (16.900 euros), lo que supone un incremento del 141% en tres décadas. En una institución privada ronda los 34.000 (25.000 euros). Es una cifra similar al valor de la matrícula anual de los másteres de dos años cursados por Valeria y Amenee, a lo que habría que añadir la inversión en libros y en la vida diaria.
Aunque las estadísticas del censo revelan que estudiar suele generar un retorno -un licenciado universitario de entre 25 y 32 años gana 45.500 dólares (33.400 euros) al año en un empleo a tiempo completo, 17.500 más que sus pares con un diploma escolar-, los expertos alertan que esta mochila de deuda merma la emprendeduría, frena el consumo y a la larga fomenta la desigualdad de renta, que ya está en máximos históricos. “Un estudiante con deuda y otro sin ganan lo mismo cuando salen de la universidad, pero cuando tienen 40 años el que no tenía deuda tiene más ingresos porque ha podido invertir en ganancias de capital, como en bolsa o casas”, sostiene William Elliott III, un profesor de la Universidad de Kansas que ha analizado en profundidad este fenómeno y que tilda de mero “vendaje en una herida” las nuevas medidas de Obama.
Elliott propone actuar en dos campos: a corto plazo, impulsar un plan de rescate nutrido por los 50.000 millones de dólares que ingresa anualmente el Gobierno con sus préstamos a estudiantes; y a largo, un nuevo programa que dé ayudas blindadas ya desde niños, especialmente a los de familias pobres, para acceder a la universidad. Hace unos días fracasó en el Senado una propuesta demócrata de refinanciar los intereses de 25 millones de licenciados estadounidenses a través de un impuesto a las grandes fortunas. Mientras, el agujero sigue creciendo...
Fuente: El País.
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martes, 24 de junio de 2014
Cae un 14% el gasto para la protección de la infancia desde 2010. Unicef España pide que el Estado dé 1.200 euros anuales a las familias por cada menor
Las estrecheces económicas y carencias materiales que cada vez sufren más hogares en España se dan sobre todo en aquellos en los que hay niños. Ellos son las principales víctimas de la crisis, el desempleo y los recortes en ayudas públicas, sobre todo educativas y sociales. Lo denuncia Unicef en su informe bianual La infancia en España 2014 presentado este martes que desvela que el 23,3% de las familias con uno o dos hijos viven en situación de pobreza, una tasa que se dispara al 46,9% de las formadas por dos adultos y tres o más pequeños. Ambas cifras superan ampliamente al porcentaje de hogares sin niños que padecen penurias, 14,8%. El aumento del número de menores en riesgo no se ha traducido, sin embargo, en una mayor inversión pública en combatirlo. En cambio, el gasto ha caído casi un 15% (6.370 millones de euros) desde 2010, año hasta el que se había mantenido una tendencia alcista. En 2013 se destinaron 772 euros menos por niño. Por eso, la organización pide un pacto de Estado que asegure la protección y seguridad económica de la infancia.
“El tener hijos se ha convertido en un factor de riesgo de pobreza”, advierte Marta Arias, directora de sensibilización y políticas de infancia en Unicef España. Con más de 2,3 millones de niños (el 27,5%) bajo el umbral de la pobreza relativa en 2013, es decir, con menos de 14.784 euros para dos adultos y dos hijos (308 euros al mes por miembro de la familia), los menores se han convertido en el colectivo más empobrecido del país...
Fuente: El País.
“El tener hijos se ha convertido en un factor de riesgo de pobreza”, advierte Marta Arias, directora de sensibilización y políticas de infancia en Unicef España. Con más de 2,3 millones de niños (el 27,5%) bajo el umbral de la pobreza relativa en 2013, es decir, con menos de 14.784 euros para dos adultos y dos hijos (308 euros al mes por miembro de la familia), los menores se han convertido en el colectivo más empobrecido del país...
Fuente: El País.
La creación de una sociedad del aprendizaje. Las políticas industriales de éxito identifican sectores donde el conocimiento puede generar beneficios en la economía
Los ciudadanos de los países más ricos del mundo han llegado a pensar que sus economías se basan en la innovación. Pero la innovación ha sido parte de la economía del mundo desarrollado durante más de dos siglos. De hecho, durante miles de años, hasta la revolución industrial, los ingresos se encontraban estancados. Posteriormente, el ingreso per capita se disparó, aumentando año tras año, y solamente se vio interrumpido por los efectos ocasionales de las fluctuaciones cíclicas.
El economista y premio Nobel Robert Solow señaló alrededor de 60 años atrás que, en gran medida, los aumentos en ingresos no se deberían atribuir a la acumulación de capital, sino que se los deberían atribuir a los avances tecnológicos —es decir, al aprendizaje de cómo hacer las cosas mejor—. Si bien una parte del incremento de la productividad refleja el impacto que tienen los grandes y espectaculares descubrimientos, una gran parte de dicho incremento se ha debido a cambios pequeños y graduales. Y, si ése es el caso, tiene sentido centrar la atención en cómo las sociedades aprenden, y qué es lo que se puede hacer para promover el aprendizaje —incluyendo la promoción de cómo aprender a aprender—.
Hace un siglo, el economista y politólogo Joseph Schumpeter argumentó que la virtud central de la economía de mercado era su capacidad para innovar. Sostuvo que el enfoque tradicional de los economistas sobre los mercados competitivos se ubicaba en el lugar equivocado; lo que importaba era la competencia por el mercado, no la competencia dentro del mercado. La competencia por el mercado fue lo que condujo hacia la innovación. Una sucesión de monopolistas conduciría, según este punto de vista, a niveles de vida superiores en el largo plazo.
Las conclusiones de Schumpeter se han visto sometidas a pruebas. Los monopolistas y las empresas dominantes, como por ejemplo Microsoft, en realidad pueden inhibir la innovación. Si dichas empresas no son sometidas a revisiones por parte de las autoridades antimonopolio, ellas pueden involucrarse en comportamientos contrarios a la competencia que refuercen su poder monopolístico.
Además, puede que los mercados no sean eficientes ya sea en cuanto al nivel o a la dirección de las inversiones destinadas a la investigación y el aprendizaje. Los incentivos privados no se encuentran bien alineados con los beneficios sociales: las empresas pueden obtener ganancias de las innovaciones que aumentan su poder de mercado, de aquellas que les permiten eludir regulaciones o de las que canalizan rentas que de otra manera irían a ser aprovechadas por otros. Pero una de las ideas fundamentales de Schumpeter ha salido bien parada después de ser sometida a pruebas: una vez que se tome una perspectiva de innovación/aprendizaje a largo plazo, puede que las políticas convencionales que se centran en la eficiencia a corto plazo no sean deseables. Esto es especialmente cierto para los países en desarrollo y los mercados emergentes.
Las políticas industriales —mediante las cuales los Gobiernos intervienen en la asignación de recursos entre sectores o intervienen para favorecer más a algunas tecnologías en comparación a otras— pueden ayudar a aprender a las economías incipientes. El aprendizaje puede ser más marcado en algunos sectores (como por ejemplo en el sector de la manufactura industrial) en comparación con otros, y los beneficios de dicho aprendizaje, incluyendo el desarrollo institucional necesario para el éxito, podría extenderse a otras actividades económicas.
Este tipo de políticas, una vez adoptadas, han sido blanco frecuente de críticas. Se dice a menudo que el Gobierno no debería involucrarse en la selección de ganadores. Según dichas opiniones, el mercado actúa de mucha mejor manera cuando se deben realizar estas decisiones.
Sin embargo, la evidencia al respecto no es tan convincente como aseveran los defensores del libre mercado. El sector privado de Estados Unidos fue notoriamente malo en lo que se refiere a la asignación de capital y a la gestión del riesgo durante los años previos a la crisis financiera mundial; al mismo tiempo se tienen estudios que demuestran que la rentabilidad promedio para la economía que provienen de proyectos gubernamentales de investigación son, en los hechos, más elevados que los retornos promedio provenientes de los proyectos que son llevados a cabo por el sector privado —especialmente debido a que el Gobierno invierte con más énfasis en importantes investigaciones básicas—. Uno solamente tiene que pensar en los beneficios sociales que se pueden retrotraer a la investigación que condujo hacia el desarrollo de la red de Internet o al descubrimiento del ADN.
Pero, dejando de lado dichos éxitos, el propósito de la política industrial no es de ninguna manera elegir a ganadores. Por el contrario, las políticas industriales exitosas identifican fuentes de externalidades positivas —es decir, sectores donde el aprendizaje puede generar beneficios en la economía—.
... El gran economista Kenneth Arrow hizo hincapié en la importancia de aprender haciendo. La única manera de aprender lo que se requiere para el crecimiento industrial, por ejemplo, es tener un sector industrial. Y eso puede requerir que se garantice que el tipo de cambio del país sea competitivo o que se garantice acceso privilegiado al crédito para ciertas industrias —tal como lo hicieron un número de países de Asia oriental como parte de sus estrategias de desarrollo notablemente exitosas—.
El concepto de economía emergente es un argumento convincente a favor de la protección industrial. Por otra parte, la liberalización de los mercados financieros puede socavar la capacidad que tienen los países para aprender otro conjunto de habilidades que son esenciales para el desarrollo: la forma de asignar recursos y gestionar riesgos.
Del mismo modo, la propiedad intelectual, si no se la diseña correctamente, puede ser un arma de doble filo cuando se la ve desde una perspectiva de aprendizaje. Si bien puede aumentar los incentivos para invertir en investigación, también puede aumentar los incentivos para actuar con secretismo —lo que impide el flujo de conocimiento, que es esencial para el aprendizaje—, mientras que al mismo tiempo alienta a que las empresas maximicen lo que obtienen del conjunto de conocimientos colectivos y minimicen lo que aportan a dicho conjunto. En este escenario, el ritmo de innovación, en los hechos, se reduce.
En términos más generales, muchas de las políticas (especialmente las relacionadas con el neoliberal Consenso de Washington) que fueron impuestas a los países en desarrollo con el noble objetivo de promover la eficiencia en la asignación de recursos, hoy en día realmente impiden el aprendizaje y, por tanto, conducen, a la larga, hacia estándares de vida más bajos...
JOSEPH E. STIGLITZ 19 JUN 2014 - El País.
El economista y premio Nobel Robert Solow señaló alrededor de 60 años atrás que, en gran medida, los aumentos en ingresos no se deberían atribuir a la acumulación de capital, sino que se los deberían atribuir a los avances tecnológicos —es decir, al aprendizaje de cómo hacer las cosas mejor—. Si bien una parte del incremento de la productividad refleja el impacto que tienen los grandes y espectaculares descubrimientos, una gran parte de dicho incremento se ha debido a cambios pequeños y graduales. Y, si ése es el caso, tiene sentido centrar la atención en cómo las sociedades aprenden, y qué es lo que se puede hacer para promover el aprendizaje —incluyendo la promoción de cómo aprender a aprender—.
Hace un siglo, el economista y politólogo Joseph Schumpeter argumentó que la virtud central de la economía de mercado era su capacidad para innovar. Sostuvo que el enfoque tradicional de los economistas sobre los mercados competitivos se ubicaba en el lugar equivocado; lo que importaba era la competencia por el mercado, no la competencia dentro del mercado. La competencia por el mercado fue lo que condujo hacia la innovación. Una sucesión de monopolistas conduciría, según este punto de vista, a niveles de vida superiores en el largo plazo.
Las conclusiones de Schumpeter se han visto sometidas a pruebas. Los monopolistas y las empresas dominantes, como por ejemplo Microsoft, en realidad pueden inhibir la innovación. Si dichas empresas no son sometidas a revisiones por parte de las autoridades antimonopolio, ellas pueden involucrarse en comportamientos contrarios a la competencia que refuercen su poder monopolístico.
Además, puede que los mercados no sean eficientes ya sea en cuanto al nivel o a la dirección de las inversiones destinadas a la investigación y el aprendizaje. Los incentivos privados no se encuentran bien alineados con los beneficios sociales: las empresas pueden obtener ganancias de las innovaciones que aumentan su poder de mercado, de aquellas que les permiten eludir regulaciones o de las que canalizan rentas que de otra manera irían a ser aprovechadas por otros. Pero una de las ideas fundamentales de Schumpeter ha salido bien parada después de ser sometida a pruebas: una vez que se tome una perspectiva de innovación/aprendizaje a largo plazo, puede que las políticas convencionales que se centran en la eficiencia a corto plazo no sean deseables. Esto es especialmente cierto para los países en desarrollo y los mercados emergentes.
Las políticas industriales —mediante las cuales los Gobiernos intervienen en la asignación de recursos entre sectores o intervienen para favorecer más a algunas tecnologías en comparación a otras— pueden ayudar a aprender a las economías incipientes. El aprendizaje puede ser más marcado en algunos sectores (como por ejemplo en el sector de la manufactura industrial) en comparación con otros, y los beneficios de dicho aprendizaje, incluyendo el desarrollo institucional necesario para el éxito, podría extenderse a otras actividades económicas.
Este tipo de políticas, una vez adoptadas, han sido blanco frecuente de críticas. Se dice a menudo que el Gobierno no debería involucrarse en la selección de ganadores. Según dichas opiniones, el mercado actúa de mucha mejor manera cuando se deben realizar estas decisiones.
Sin embargo, la evidencia al respecto no es tan convincente como aseveran los defensores del libre mercado. El sector privado de Estados Unidos fue notoriamente malo en lo que se refiere a la asignación de capital y a la gestión del riesgo durante los años previos a la crisis financiera mundial; al mismo tiempo se tienen estudios que demuestran que la rentabilidad promedio para la economía que provienen de proyectos gubernamentales de investigación son, en los hechos, más elevados que los retornos promedio provenientes de los proyectos que son llevados a cabo por el sector privado —especialmente debido a que el Gobierno invierte con más énfasis en importantes investigaciones básicas—. Uno solamente tiene que pensar en los beneficios sociales que se pueden retrotraer a la investigación que condujo hacia el desarrollo de la red de Internet o al descubrimiento del ADN.
Pero, dejando de lado dichos éxitos, el propósito de la política industrial no es de ninguna manera elegir a ganadores. Por el contrario, las políticas industriales exitosas identifican fuentes de externalidades positivas —es decir, sectores donde el aprendizaje puede generar beneficios en la economía—.
... El gran economista Kenneth Arrow hizo hincapié en la importancia de aprender haciendo. La única manera de aprender lo que se requiere para el crecimiento industrial, por ejemplo, es tener un sector industrial. Y eso puede requerir que se garantice que el tipo de cambio del país sea competitivo o que se garantice acceso privilegiado al crédito para ciertas industrias —tal como lo hicieron un número de países de Asia oriental como parte de sus estrategias de desarrollo notablemente exitosas—.
El concepto de economía emergente es un argumento convincente a favor de la protección industrial. Por otra parte, la liberalización de los mercados financieros puede socavar la capacidad que tienen los países para aprender otro conjunto de habilidades que son esenciales para el desarrollo: la forma de asignar recursos y gestionar riesgos.
Del mismo modo, la propiedad intelectual, si no se la diseña correctamente, puede ser un arma de doble filo cuando se la ve desde una perspectiva de aprendizaje. Si bien puede aumentar los incentivos para invertir en investigación, también puede aumentar los incentivos para actuar con secretismo —lo que impide el flujo de conocimiento, que es esencial para el aprendizaje—, mientras que al mismo tiempo alienta a que las empresas maximicen lo que obtienen del conjunto de conocimientos colectivos y minimicen lo que aportan a dicho conjunto. En este escenario, el ritmo de innovación, en los hechos, se reduce.
En términos más generales, muchas de las políticas (especialmente las relacionadas con el neoliberal Consenso de Washington) que fueron impuestas a los países en desarrollo con el noble objetivo de promover la eficiencia en la asignación de recursos, hoy en día realmente impiden el aprendizaje y, por tanto, conducen, a la larga, hacia estándares de vida más bajos...
JOSEPH E. STIGLITZ 19 JUN 2014 - El País.
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