Dice Enzo Traverso en su libro, “Melancolía de izquierda”, que tras el giro histórico que dio la humanidad con la caída del Muro de Berlin, el descubrimiento que tras él no había socialismo y la restauración del capitalismo, lo que queda del siglo XX, “de cielos tomados por asalto”, “es una montaña de ruinas y no sabemos cómo comenzar la reconstrucción o si vale siquiera la pena hacerlo”.
Y sí, merece la pena, porque a pesar de lo que digan los apologistas del sistema, los conscientes y los inconscientes en forma de pos modernos, la historia no se ha acabado; solo ha dado un giro trágico que hay que comprender en toda su profundidad. La reconstrucción tiene que partir de reconocer expresamente que los años 90 significaron una derrota en toda regla y a todos los niveles de la lucha por el socialismo; que solo dejó “ruinas” y “melancolía” por lo que pudo haber sido y no fue.
El dramático resultado de la lucha de clases actuó como cuando Pandora cerró la caja, quedando dentro el único bien que los dioses habían dejado, la esperanza. La falta de esperanza de los seres humanos es uno de los principales motivos para que se hundan en la depresión que en una sociedad se manifiesta en la impotencia para cambiarla. Se convierten todas sus acciones en lo que Walter Benjamin dijera, “medios sin fin”. Así, y alimentando esta desesperanza, hoy es más fácil imaginar futuros apocalípticos parecidos a los Juegos del Hambre, Divergente o las Tribus de Europa, que la caída del capitalismo y la construcción del socialismo.
El camino de salida de esta espiral inversa no está solo en diagnosticar la crisis social, a día de hoy es fácil ser “anticapitalista”; hasta ellos mismos, cuando estalló la crisis en el 2007 hablaron de “refundar el capitalismo”, como dijera el expresidente francés, Nicolás Sarkozy. El quid de la cuestión estriba en definir qué alternativa social, y por ende, que sujeto social puede catalizar, y darle un sentido a la respuesta social, a los medios de lucha que los pueblos y la clase trabajadora siguen desarrollando día a día con ejemplos innumerables.
Desde que los años 90 vieran la caída del Muro de Berlín y la restauración del capitalismo en los llamados “estados del socialismo realmente existente”, un velo cubrió los ojos de la inmensa mayoría de la población mundial que los asociaban a que era posible una sociedad no regida por las leyes del capitalismo.
En un mundo en crisis, la desesperanza y la falta de alternativas se convierten no solo en un lastre de mucho calado, sino que aporta “base social a los pijos ricos”, como dice uno de los personajes más estúpidos de “No mires arriba”, en sus maniobras políticas y geoestrategicas; los limites en la subjetividad, en la conciencia de que es posible una cambio social, se convierten en un problema objetivo para que las luchas en curso apunten a la transformación de la sociedad y no al fortalecimiento de las distintas fracciones del capital.
La superación de esta situación provocada por la falta de alternativas a la gran crisis social del capitalismo, es decir, la recuperación de la esperanza, no es un acto de fe, ni llega con reabrir la caja de Pandora; solo comprendiendo las nuevas condiciones en las que las luchas sociales se dan, se podrán sentar las bases para reconstruir el proyecto de la transformación socialista de la sociedad que rompa el círculo vicioso de los “medios sin fin”.
Porque, ¿a qué viene tanta desesperanza en el futuro?, reducido a una confianza ciega en el desarrollo tecnológico y seudo científico (la estadística convertida en la prueba del algodón del pensamiento científico). La burguesía en su camino hacia la hegemonía absoluta del mundo atravesó derrotas y retrocesos, no fue un camino lineal desde las repúblicas italianas, de mercaderes y banqueros; sino todo lo contrario. El régimen feudal, bajo su forma absolutista, se mantuvo más de 500 años, hasta el siglo XX: la I guerra mundial fue el punto y final de dos de los imperios en los que se mantenía, el zarismo ruso y el austrohúngaro.
En este camino histórico hacia el dominio del mundo, la burguesía contó con el creciente poder económico de las ciudades (los burgos), con las universidades y tras la Reforma protestante, con la religión, es decir, al revés de la clase obrera, la burguesía cuando encara el tramo final de su desarrollo, ya es la clase dominante de facto que solo precisaba deshacerse del cascarón vacío que era el estado feudal/absolutista y la propiedad de la tierra, y subrogarse como clase dominante.
Por contra, la clase obrera solo tiene sus “cadenas”; de otra manera, solo tiene su fuerza de trabajo y su papel en la producción y distribución de bienes y servicios. ¡No le exijamos a esta clase, lo que a la burguesía le costó siglos hacer!
La desesperanza creada por la falta de futuro y alternativa al capitalismo viene dada, primero, por un motivo objetivo que después se analizará, el “descubrimiento” de que tras el Muro de Berlín no existía socialismo y, segundo, que apoyándose en esta evidencia la burguesía mundial lleva lanzando la campaña del “socialismo ha muerto”, “no hay alternativa al capitalismo”.
Como en estos más de 30 años desde la caída del Muro, ya muchos de los “comunistas” que defendían la URSS (o China, o Cuba) como “faros de la revolución” se han pasado al bando de la ideología burguesa, y desesperanzados se convirtieron en los adalides de las nuevas “alternativas” pos modernas, que en ningún momento cuestionan la esencia del sistema capitalista.
La “nueva política”, que no es otra cosa que la versión progresista del individualismo y el negacionismo de la verdad objetiva sobre la base de las críticas a “los grandes relatos” herederos de la Ilustración, alimentaron esa desesperanza.
El crecimiento exponencial de las políticas identitarias, instaladas en la visión fragmentaria e individualista de la sociedad, se convierten en un verdadero freno objetivo para reconstruir un proyecto social alternativo de manera global al capitalismo. Así, mientras este si aparece como un todo coherente, dentro de sus crisis, ante la sociedad, esta no tiene frente a sí una fuerza igual y opuesta que pueda cuestionarlo.
La desesperanza introducida por el descubrimiento de que tras el Muro de Berlín no existía socialismo, sino sociedades no capitalistas, encuentra en todo esto un efecto multiplicador que solo se puede combatir desde el “análisis concreto de la realidad concreta” de los comunistas revolucionarios. Como decía Marx, “la burguesía tiene economistas, la clase obrera comunistas”.
La lucha por la transformación socialista de la sociedad resurgirá como el anhelo por volar del sastre de Ulm del poema de Bertold Brecht, que se empeñó en construir un aparato que le permitiese hacerlo; queriendo demostrar que podía conseguirlo, mas cuando lo intentó terminó en el suelo. Aunque el obispo sentenció que nunca ocurriría, ese “nunca” resultó miope y cortoplacista; resulta que años más tarde los seres humanos sí pueden surcar los cielos.
Los ideólogos del sistema, como el obispo de Brecht, podrán decir que el socialismo, tras las primeras experiencias de estados obreros, ha quedado por los suelos como el sastre; pero lo cierto es que no está escrito en ningún lugar que no exista otro futuro que el negro que nos ofrece el capitalismo, cargado de desigualdades, guerras y opresiones.
De la misma forma que la burguesía, a caballo del desarrollo histórico, se hizo con la hegemonía absoluta de las relaciones sociales, la clase obrera puede llegar a hacerlo. Para ello es preciso extraer todas las consecuencias de lo que pudo haber sido y no fue, que es fuente de una gran desesperanza e impotencia en la sociedad, superándolas con las actualizaciones que sean precisas.
Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.
domingo, 7 de agosto de 2022
sábado, 6 de agosto de 2022
_- Enemigos secretos: 3 hábitos cotidianos que te agotan sin que te des cuenta (y cómo combatirlos)
_- ¿Te la pasas tan exhausto que te queda difícil hasta hilar las ideas para describirlo, a pesar de que ya te aseguraste de que no tienes ningún problema médico?
Quizás incluso ya has seguido los consejos usuales de los expertos: comes una dieta balanceada, haces ejercicio y te aseguras de dormir lo suficiente.
Y sin embargo...
Pues resulta que hay ciertos hábitos cotidianos que pueden estar drenando tu vigor sin que siquiera lo sospeches.
Entre esos saboteadores furtivos de energía hay viejos conocidos, como sentarse en mala posición o aplazar comidas.
También cosas que hacemos sin notarlo, como respirar incorrectamente cuando tenemos demasiadas cosas en la cabeza, según le dijo la psicóloga Uma Naidoo al Huffington Post, o tener demasiadas pestañas abiertas en el computador, como le señaló la neuróloga Rana Mafee a la misma publicación.
Pero hay algunos inesperados, y para explorarlos hablamos con Leela R. Magavi, psiquiatra y directora médica regional de Community Psychiatry y MindPath Care Centers en California.
U1. Las series de TV, películas y noticias
Ver series o películas es algo que hacemos para relajarnos, entonces, por qué -le preguntamos a la doctora Magavi- los expertos como ella lo incluyen en la lista de posibles factores que provocan cansancio mental.
"Como seres humanos, somos criaturas emocionales, y muchos somos empáticos y captamos los sentimientos de los personajes de los programas de televisión y las películas.
"Pueden recordarnos experiencias dolorosas en nuestra vida, cualquier tipo de deficiencia, debilidad, pérdida o inseguridades, y todos eso puede provocar muchas emociones adjuntas, como tristeza, ansiedad, miedo, ira, que incluso si están en nuestro subconsciente, nos pueden afectar.
"Entonces, cuando miras muchos de estos programas de televisión, incluso si no sientes que estás pensando abiertamente en ello, esos sentimientos estarán bajo la superficie.
"Mientras trabajas, mientras estás con tu familia, esa gran cantidad de emociones pueden inundarte y hacerte sentir agotado durante todo el día sin que te des cuenta".
Magavi agregó que algo similar puede ocurrir tras ver o leer las noticias, "pues te llevan a pensar en lo que está sucediendo en el mundo".
Y aclaró que no estaba diciendo que era malo ver televisión o leer periódicos.
El Antidoto
"Lo que recomiendo para combatir ese cansancio es, después de leer o ver algo, procesarlo, ya sea a través del journaling o escritura expresiva (escribir tus pensamientos y sentimientos para entenderlos más claramente), o hablando con un amigo o familiar.
"Eso permite que salgan las emociones, para no interiorizarlas y para que no consuman tu energía".
Pero no siempre se tiene el tiempo para cuidarse tanto... ¿hay algún método más expedito?
"Es bueno simplemente hacer un chequeo mental contigo mismo: qué emoción me evocó este artículo o este programa de televisión.
"Eso puede ser muy rápido y fácil de hacer.
"Por ejemplo, si acabas de ver 'El rey león' y te sientes triste porque el padre muere, eso puede hacer que te preocupes por la muerte de las personas que amas. Pero al hacer tu chequeo mental recordarás que todos están haciendo todo lo posible para mantenerse saludables.
"Algo tan corto como eso puede ayudarte a no internalizar esas emociones y dejarte bombardear por ellas".
La excepción
Leer historias en libros, sin embargo, puede tener el efecto contrario.
"No sólo no tienes la luz azul de la pantalla, que causa fatiga ocular y dolores de cabeza, sino que al leer usas tu propia imaginación, así que muchas personas encuentran que la lectura, incluso si es muy emocional, es muy terapéutica y los tranquiliza".
2. Los deportes
Efectivamente, otra de esas cosas que entretienen, que nos sacan del día a día, puede ser otro desagüe de energía.
"Los fanáticos ávidos pueden estar muy absortos en el deporte, y sentir las derrotas y victorias como propias, sintiéndose o demasiado tristes y desmoralizados o eufóricos.
1. Las series de TV, películas y noticias
Ver series o películas es algo que hacemos para relajarnos, entonces, por qué -le preguntamos a la doctora Magavi- los expertos como ella lo incluyen en la lista de posibles factores que provocan cansancio mental.
"Como seres humanos, somos criaturas emocionales, y muchos somos empáticos y captamos los sentimientos de los personajes de los programas de televisión y las películas.
"Pueden recordarnos experiencias dolorosas en nuestra vida, cualquier tipo de deficiencia, debilidad, pérdida o inseguridades, y todos eso puede provocar muchas emociones adjuntas, como tristeza, ansiedad, miedo, ira, que incluso si están en nuestro subconsciente, nos pueden afectar.
"Entonces, cuando miras muchos de estos programas de televisión, incluso si no sientes que estás pensando abiertamente en ello, esos sentimientos estarán bajo la superficie.
"Mientras trabajas, mientras estás con tu familia, esa gran cantidad de emociones pueden inundarte y hacerte sentir agotado durante todo el día sin que te des cuenta".
Magavi agregó que algo similar puede ocurrir tras ver o leer las noticias, "pues te llevan a pensar en lo que está sucediendo en el mundo".
Y aclaró que no estaba diciendo que era malo ver televisión o leer periódicos.
El antídoto
"Lo que recomiendo para combatir ese cansancio es, después de leer o ver algo, procesarlo, ya sea a través del journaling o escritura expresiva (escribir tus pensamientos y sentimientos para entenderlos más claramente), o hablando con un amigo o familiar.
"Eso permite que salgan las emociones, para no interiorizarlas y para que no consuman tu energía".
Pero no siempre se tiene el tiempo para cuidarse tanto... ¿hay algún método más expedito?
"Es bueno simplemente hacer un chequeo mental contigo mismo: qué emoción me evocó este artículo o este programa de televisión.
"Eso puede ser muy rápido y fácil de hacer.
"Por ejemplo, si acabas de ver 'El rey león' y te sientes triste porque el padre muere, eso puede hacer que te preocupes por la muerte de las personas que amas. Pero al hacer tu chequeo mental recordarás que todos están haciendo todo lo posible para mantenerse saludables.
"Algo tan corto como eso puede ayudarte a no internalizar esas emociones y dejarte bombardear por ellas".
La excepción
Leer historias en libros, sin embargo, puede tener el efecto contrario.
"No sólo no tienes la luz azul de la pantalla, que causa fatiga ocular y dolores de cabeza, sino que al leer usas tu propia imaginación, así que muchas personas encuentran que la lectura, incluso si es muy emocional, es muy terapéutica y los tranquiliza".
2. Los deportes
Efectivamente, otra de esas cosas que entretienen, que nos sacan del día a día, puede ser otro desagüe de energía.
"Los fanáticos ávidos pueden estar muy absortos en el deporte, y sentir las derrotas y victorias como propias, sintiéndose o demasiado tristes y desmoralizados o eufóricos.
"Cualquier extremo, cualquier emoción fuerte suele ser extenuante: en la felicidad intensa se pueden agotar muchos de los circuitos en el cerebro; la tristeza profunda, puede estar relacionada con la ansiedad, que sobrecarga la amígdala en el cerebro y te hace sentir muy cansado".
El antídoto
"Lo importante es estar consciente de lo que estás sintiendo.
"Si estás muy emocionado, pregúntate: ¿necesito tomar un descanso, un refrigerio, una ducha rápida... qué debo hacer para calmarme en el momento?
"Respira profundo, haz estiramientos y camina un poco".
3. Los planes
Planear es una manera de controlar la realidad, de organizar la vida, de derrotar el caos, de tomar el timón.
Pero, nuevamente, algo que instintivamente meteríamos en el paquete de cosas que alivian el estrés, en realidad puede provocarlo.
En este caso, se vuelve a aplicar aquello de que (casi) todo en exceso es malo.
La planificación es muy útil... hasta cierto punto
Estar constantemente expuesto a un calendario lleno de obligaciones puede causar un aumento en la ansiedad y afectar negativamente la memoria y la velocidad de procesamiento.
lista larga
"Algunas personas pasan tantas horas haciendo horarios y listas que no son capaces de vivir conscientemente y disfrutar de su vida. Siempre están preocupados porque se atrasaron en esto, no pudieron ponerse al día con lo otro, y realmente no sienten autocompasión y gratitud hacia ellos mismos por lo que lograron ese día.
"Eso puede causar muchos sentimientos de tristeza, desmoralización o fatiga. "En algunas personas eso termina en los sueños.
"Tengo pacientes adultos que sueñan que van a llegar tarde a la escuela, que no terminaron la tarea... tienen muchos sueños que los llevan de regreso a la niñez, donde sienten que están constantemente atrasados, y eso hace que no se sientan bien en la mañana".
Antídoto
"Siempre recomiendo dedicar de 5 a 10 minutos solo a pensar cuáles son los objetivos principales para el día y luego, al final del día, incluso si no se alcanzaron, no dedicar demasiado tiempo a pensar en esos sino en los que sí se cumplieron, en por qué son importantes".
La psiquiatra también recomienda no hacer planes con mucha antelación, "porque la vida siempre está evolucionando y es importante ser flexible".
"Cuando las personas planifican a largo plazo, simplemente anticipan que todo en su mundo extraño funcionará como un reloj para alcanzar esa meta a tiempo.
"Pero si algo cambia en su familia, en sus amigos, en su trabajo y no pueden alcanzar esa meta, se sienten completamente abrumados".
Un truco es planificar lo obligatorio -reuniones, citas, celebraciones familiares-, y dejar el resto del tiempo tan libre como sea posible.1. Las series de TV, películas y noticias
Ver series o películas es algo que hacemos para relajarnos, entonces, por qué -le preguntamos a la doctora Magavi- los expertos como ella lo incluyen en la lista de posibles factores que provocan cansancio mental.
"Como seres humanos, somos criaturas emocionales, y muchos somos empáticos y captamos los sentimientos de los personajes de los programas de televisión y las películas.
"Pueden recordarnos experiencias dolorosas en nuestra vida, cualquier tipo de deficiencia, debilidad, pérdida o inseguridades, y todos eso puede provocar muchas emociones adjuntas, como tristeza, ansiedad, miedo, ira, que incluso si están en nuestro subconsciente, nos pueden afectar.
"Entonces, cuando miras muchos de estos programas de televisión, incluso si no sientes que estás pensando abiertamente en ello, esos sentimientos estarán bajo la superficie.
"Mientras trabajas, mientras estás con tu familia, esa gran cantidad de emociones pueden inundarte y hacerte sentir agotado durante todo el día sin que te des cuenta".
Magavi agregó que algo similar puede ocurrir tras ver o leer las noticias, "pues te llevan a pensar en lo que está sucediendo en el mundo".
Y aclaró que no estaba diciendo que era malo ver televisión o leer periódicos.
El antídoto
"Lo que recomiendo para combatir ese cansancio es, después de leer o ver algo, procesarlo, ya sea a través del journaling o escritura expresiva (escribir tus pensamientos y sentimientos para entenderlos más claramente), o hablando con un amigo o familiar.
"Eso permite que salgan las emociones, para no interiorizarlas y para que no consuman tu energía".
Pero no siempre se tiene el tiempo para cuidarse tanto... ¿hay algún método más expedito?
"Es bueno simplemente hacer un chequeo mental contigo mismo: qué emoción me evocó este artículo o este programa de televisión.
"Eso puede ser muy rápido y fácil de hacer.
"Por ejemplo, si acabas de ver 'El rey león' y te sientes triste porque el padre muere, eso puede hacer que te preocupes por la muerte de las personas que amas. Pero al hacer tu chequeo mental recordarás que todos están haciendo todo lo posible para mantenerse saludables.
"Algo tan corto como eso puede ayudarte a no internalizar esas emociones y dejarte bombardear por ellas".
La excepción
Leer historias en libros, sin embargo, puede tener el efecto contrario.
"No sólo no tienes la luz azul de la pantalla, que causa fatiga ocular y dolores de cabeza, sino que al leer usas tu propia imaginación, así que muchas personas encuentran que la lectura, incluso si es muy emocional, es muy terapéutica y los tranquiliza".
2. Los deportes
Efectivamente, otra de esas cosas que entretienen, que nos sacan del día a día, puede ser otro desagüe de energía.
"Los fanáticos ávidos pueden estar muy absortos en el deporte, y sentir las derrotas y victorias como propias, sintiéndose o demasiado tristes y desmoralizados o eufóricos.
"Cualquier extremo, cualquier emoción fuerte suele ser extenuante: en la felicidad intensa se pueden agotar muchos de los circuitos en el cerebro; la tristeza profunda, puede estar relacionada con la ansiedad, que sobrecarga la amígdala en el cerebro y te hace sentir muy cansado".
El antídoto
"Lo importante es estar consciente de lo que estás sintiendo.
"Si estás muy emocionado, pregúntate: ¿necesito tomar un descanso, un refrigerio, una ducha rápida... qué debo hacer para calmarme en el momento?
"Respira profundo, haz estiramientos y camina un poco".
3. Los planes
Planear es una manera de controlar la realidad, de organizar la vida, de derrotar el caos, de tomar el timón.
Pero, nuevamente, algo que instintivamente meteríamos en el paquete de cosas que alivian el estrés, en realidad puede provocarlo.
En este caso, se vuelve a aplicar aquello de que (casi) todo en exceso es malo.
La planificación es muy útil... hasta cierto punto
Estar constantemente expuesto a un calendario lleno de obligaciones puede causar un aumento en la ansiedad y afectar negativamente la memoria y la velocidad de procesamiento.
"Algunas personas pasan tantas horas haciendo horarios y listas que no son capaces de vivir conscientemente y disfrutar de su vida. Siempre están preocupados porque se atrasaron en esto, no pudieron ponerse al día con lo otro, y realmente no sienten autocompasión y gratitud hacia ellos mismos por lo que lograron ese día.
"Eso puede causar muchos sentimientos de tristeza, desmoralización o fatiga."En algunas personas eso termina en los sueños.
"Tengo pacientes adultos que sueñan que van a llegar tarde a la escuela, que no terminaron la tarea... tienen muchos sueños que los llevan de regreso a la niñez, donde sienten que están constantemente atrasados, y eso hace que no se sientan bien en la mañana".
Antídoto
"Siempre recomiendo dedicar de 5 a 10 minutos solo a pensar cuáles son los objetivos principales para el día y luego, al final del día, incluso si no se alcanzaron, no dedicar demasiado tiempo a pensar en esos sino en los que sí se cumplieron, en por qué son importantes".
La psiquiatra también recomienda no hacer planes con mucha antelación, "porque la vida siempre está evolucionando y es importante ser flexible".
"Cuando las personas planifican a largo plazo, simplemente anticipan que todo en su mundo extraño funcionará como un reloj para alcanzar esa meta a tiempo.
"Pero si algo cambia en su familia, en sus amigos, en su trabajo y no pueden alcanzar esa meta, se sienten completamente abrumados".
Un truco es planificar lo obligatorio -reuniones, citas, celebraciones familiares-, y dejar el resto del tiempo tan libre como sea posible.
"Cualquier extremo, cualquier emoción fuerte suele ser extenuante: en la felicidad intensa se pueden agotar muchos de los circuitos en el cerebro; la tristeza profunda, puede estar relacionada con la ansiedad, que sobrecarga la amígdala en el cerebro y te hace sentir muy cansado".
El antídoto
Quizás incluso ya has seguido los consejos usuales de los expertos: comes una dieta balanceada, haces ejercicio y te aseguras de dormir lo suficiente.
Y sin embargo...
Pues resulta que hay ciertos hábitos cotidianos que pueden estar drenando tu vigor sin que siquiera lo sospeches.
Entre esos saboteadores furtivos de energía hay viejos conocidos, como sentarse en mala posición o aplazar comidas.
También cosas que hacemos sin notarlo, como respirar incorrectamente cuando tenemos demasiadas cosas en la cabeza, según le dijo la psicóloga Uma Naidoo al Huffington Post, o tener demasiadas pestañas abiertas en el computador, como le señaló la neuróloga Rana Mafee a la misma publicación.
Pero hay algunos inesperados, y para explorarlos hablamos con Leela R. Magavi, psiquiatra y directora médica regional de Community Psychiatry y MindPath Care Centers en California.
U1. Las series de TV, películas y noticias
Ver series o películas es algo que hacemos para relajarnos, entonces, por qué -le preguntamos a la doctora Magavi- los expertos como ella lo incluyen en la lista de posibles factores que provocan cansancio mental.
"Como seres humanos, somos criaturas emocionales, y muchos somos empáticos y captamos los sentimientos de los personajes de los programas de televisión y las películas.
"Pueden recordarnos experiencias dolorosas en nuestra vida, cualquier tipo de deficiencia, debilidad, pérdida o inseguridades, y todos eso puede provocar muchas emociones adjuntas, como tristeza, ansiedad, miedo, ira, que incluso si están en nuestro subconsciente, nos pueden afectar.
"Entonces, cuando miras muchos de estos programas de televisión, incluso si no sientes que estás pensando abiertamente en ello, esos sentimientos estarán bajo la superficie.
"Mientras trabajas, mientras estás con tu familia, esa gran cantidad de emociones pueden inundarte y hacerte sentir agotado durante todo el día sin que te des cuenta".
Magavi agregó que algo similar puede ocurrir tras ver o leer las noticias, "pues te llevan a pensar en lo que está sucediendo en el mundo".
Y aclaró que no estaba diciendo que era malo ver televisión o leer periódicos.
El Antidoto
"Lo que recomiendo para combatir ese cansancio es, después de leer o ver algo, procesarlo, ya sea a través del journaling o escritura expresiva (escribir tus pensamientos y sentimientos para entenderlos más claramente), o hablando con un amigo o familiar.
"Eso permite que salgan las emociones, para no interiorizarlas y para que no consuman tu energía".
Pero no siempre se tiene el tiempo para cuidarse tanto... ¿hay algún método más expedito?
"Es bueno simplemente hacer un chequeo mental contigo mismo: qué emoción me evocó este artículo o este programa de televisión.
"Eso puede ser muy rápido y fácil de hacer.
"Por ejemplo, si acabas de ver 'El rey león' y te sientes triste porque el padre muere, eso puede hacer que te preocupes por la muerte de las personas que amas. Pero al hacer tu chequeo mental recordarás que todos están haciendo todo lo posible para mantenerse saludables.
"Algo tan corto como eso puede ayudarte a no internalizar esas emociones y dejarte bombardear por ellas".
La excepción
Leer historias en libros, sin embargo, puede tener el efecto contrario.
"No sólo no tienes la luz azul de la pantalla, que causa fatiga ocular y dolores de cabeza, sino que al leer usas tu propia imaginación, así que muchas personas encuentran que la lectura, incluso si es muy emocional, es muy terapéutica y los tranquiliza".
2. Los deportes
Efectivamente, otra de esas cosas que entretienen, que nos sacan del día a día, puede ser otro desagüe de energía.
"Los fanáticos ávidos pueden estar muy absortos en el deporte, y sentir las derrotas y victorias como propias, sintiéndose o demasiado tristes y desmoralizados o eufóricos.
1. Las series de TV, películas y noticias
Ver series o películas es algo que hacemos para relajarnos, entonces, por qué -le preguntamos a la doctora Magavi- los expertos como ella lo incluyen en la lista de posibles factores que provocan cansancio mental.
"Como seres humanos, somos criaturas emocionales, y muchos somos empáticos y captamos los sentimientos de los personajes de los programas de televisión y las películas.
"Pueden recordarnos experiencias dolorosas en nuestra vida, cualquier tipo de deficiencia, debilidad, pérdida o inseguridades, y todos eso puede provocar muchas emociones adjuntas, como tristeza, ansiedad, miedo, ira, que incluso si están en nuestro subconsciente, nos pueden afectar.
"Entonces, cuando miras muchos de estos programas de televisión, incluso si no sientes que estás pensando abiertamente en ello, esos sentimientos estarán bajo la superficie.
"Mientras trabajas, mientras estás con tu familia, esa gran cantidad de emociones pueden inundarte y hacerte sentir agotado durante todo el día sin que te des cuenta".
Magavi agregó que algo similar puede ocurrir tras ver o leer las noticias, "pues te llevan a pensar en lo que está sucediendo en el mundo".
Y aclaró que no estaba diciendo que era malo ver televisión o leer periódicos.
El antídoto
"Lo que recomiendo para combatir ese cansancio es, después de leer o ver algo, procesarlo, ya sea a través del journaling o escritura expresiva (escribir tus pensamientos y sentimientos para entenderlos más claramente), o hablando con un amigo o familiar.
"Eso permite que salgan las emociones, para no interiorizarlas y para que no consuman tu energía".
Pero no siempre se tiene el tiempo para cuidarse tanto... ¿hay algún método más expedito?
"Es bueno simplemente hacer un chequeo mental contigo mismo: qué emoción me evocó este artículo o este programa de televisión.
"Eso puede ser muy rápido y fácil de hacer.
"Por ejemplo, si acabas de ver 'El rey león' y te sientes triste porque el padre muere, eso puede hacer que te preocupes por la muerte de las personas que amas. Pero al hacer tu chequeo mental recordarás que todos están haciendo todo lo posible para mantenerse saludables.
"Algo tan corto como eso puede ayudarte a no internalizar esas emociones y dejarte bombardear por ellas".
La excepción
Leer historias en libros, sin embargo, puede tener el efecto contrario.
"No sólo no tienes la luz azul de la pantalla, que causa fatiga ocular y dolores de cabeza, sino que al leer usas tu propia imaginación, así que muchas personas encuentran que la lectura, incluso si es muy emocional, es muy terapéutica y los tranquiliza".
2. Los deportes
Efectivamente, otra de esas cosas que entretienen, que nos sacan del día a día, puede ser otro desagüe de energía.
"Los fanáticos ávidos pueden estar muy absortos en el deporte, y sentir las derrotas y victorias como propias, sintiéndose o demasiado tristes y desmoralizados o eufóricos.
"Cualquier extremo, cualquier emoción fuerte suele ser extenuante: en la felicidad intensa se pueden agotar muchos de los circuitos en el cerebro; la tristeza profunda, puede estar relacionada con la ansiedad, que sobrecarga la amígdala en el cerebro y te hace sentir muy cansado".
El antídoto
"Lo importante es estar consciente de lo que estás sintiendo.
"Si estás muy emocionado, pregúntate: ¿necesito tomar un descanso, un refrigerio, una ducha rápida... qué debo hacer para calmarme en el momento?
"Respira profundo, haz estiramientos y camina un poco".
3. Los planes
Planear es una manera de controlar la realidad, de organizar la vida, de derrotar el caos, de tomar el timón.
Pero, nuevamente, algo que instintivamente meteríamos en el paquete de cosas que alivian el estrés, en realidad puede provocarlo.
En este caso, se vuelve a aplicar aquello de que (casi) todo en exceso es malo.
La planificación es muy útil... hasta cierto punto
Estar constantemente expuesto a un calendario lleno de obligaciones puede causar un aumento en la ansiedad y afectar negativamente la memoria y la velocidad de procesamiento.
lista larga
"Algunas personas pasan tantas horas haciendo horarios y listas que no son capaces de vivir conscientemente y disfrutar de su vida. Siempre están preocupados porque se atrasaron en esto, no pudieron ponerse al día con lo otro, y realmente no sienten autocompasión y gratitud hacia ellos mismos por lo que lograron ese día.
"Eso puede causar muchos sentimientos de tristeza, desmoralización o fatiga. "En algunas personas eso termina en los sueños.
"Tengo pacientes adultos que sueñan que van a llegar tarde a la escuela, que no terminaron la tarea... tienen muchos sueños que los llevan de regreso a la niñez, donde sienten que están constantemente atrasados, y eso hace que no se sientan bien en la mañana".
Antídoto
"Siempre recomiendo dedicar de 5 a 10 minutos solo a pensar cuáles son los objetivos principales para el día y luego, al final del día, incluso si no se alcanzaron, no dedicar demasiado tiempo a pensar en esos sino en los que sí se cumplieron, en por qué son importantes".
La psiquiatra también recomienda no hacer planes con mucha antelación, "porque la vida siempre está evolucionando y es importante ser flexible".
"Cuando las personas planifican a largo plazo, simplemente anticipan que todo en su mundo extraño funcionará como un reloj para alcanzar esa meta a tiempo.
"Pero si algo cambia en su familia, en sus amigos, en su trabajo y no pueden alcanzar esa meta, se sienten completamente abrumados".
Un truco es planificar lo obligatorio -reuniones, citas, celebraciones familiares-, y dejar el resto del tiempo tan libre como sea posible.1. Las series de TV, películas y noticias
Ver series o películas es algo que hacemos para relajarnos, entonces, por qué -le preguntamos a la doctora Magavi- los expertos como ella lo incluyen en la lista de posibles factores que provocan cansancio mental.
"Como seres humanos, somos criaturas emocionales, y muchos somos empáticos y captamos los sentimientos de los personajes de los programas de televisión y las películas.
"Pueden recordarnos experiencias dolorosas en nuestra vida, cualquier tipo de deficiencia, debilidad, pérdida o inseguridades, y todos eso puede provocar muchas emociones adjuntas, como tristeza, ansiedad, miedo, ira, que incluso si están en nuestro subconsciente, nos pueden afectar.
"Entonces, cuando miras muchos de estos programas de televisión, incluso si no sientes que estás pensando abiertamente en ello, esos sentimientos estarán bajo la superficie.
"Mientras trabajas, mientras estás con tu familia, esa gran cantidad de emociones pueden inundarte y hacerte sentir agotado durante todo el día sin que te des cuenta".
Magavi agregó que algo similar puede ocurrir tras ver o leer las noticias, "pues te llevan a pensar en lo que está sucediendo en el mundo".
Y aclaró que no estaba diciendo que era malo ver televisión o leer periódicos.
El antídoto
"Lo que recomiendo para combatir ese cansancio es, después de leer o ver algo, procesarlo, ya sea a través del journaling o escritura expresiva (escribir tus pensamientos y sentimientos para entenderlos más claramente), o hablando con un amigo o familiar.
"Eso permite que salgan las emociones, para no interiorizarlas y para que no consuman tu energía".
Pero no siempre se tiene el tiempo para cuidarse tanto... ¿hay algún método más expedito?
"Es bueno simplemente hacer un chequeo mental contigo mismo: qué emoción me evocó este artículo o este programa de televisión.
"Eso puede ser muy rápido y fácil de hacer.
"Por ejemplo, si acabas de ver 'El rey león' y te sientes triste porque el padre muere, eso puede hacer que te preocupes por la muerte de las personas que amas. Pero al hacer tu chequeo mental recordarás que todos están haciendo todo lo posible para mantenerse saludables.
"Algo tan corto como eso puede ayudarte a no internalizar esas emociones y dejarte bombardear por ellas".
La excepción
Leer historias en libros, sin embargo, puede tener el efecto contrario.
"No sólo no tienes la luz azul de la pantalla, que causa fatiga ocular y dolores de cabeza, sino que al leer usas tu propia imaginación, así que muchas personas encuentran que la lectura, incluso si es muy emocional, es muy terapéutica y los tranquiliza".
2. Los deportes
Efectivamente, otra de esas cosas que entretienen, que nos sacan del día a día, puede ser otro desagüe de energía.
"Los fanáticos ávidos pueden estar muy absortos en el deporte, y sentir las derrotas y victorias como propias, sintiéndose o demasiado tristes y desmoralizados o eufóricos.
"Cualquier extremo, cualquier emoción fuerte suele ser extenuante: en la felicidad intensa se pueden agotar muchos de los circuitos en el cerebro; la tristeza profunda, puede estar relacionada con la ansiedad, que sobrecarga la amígdala en el cerebro y te hace sentir muy cansado".
El antídoto
"Lo importante es estar consciente de lo que estás sintiendo.
"Si estás muy emocionado, pregúntate: ¿necesito tomar un descanso, un refrigerio, una ducha rápida... qué debo hacer para calmarme en el momento?
"Respira profundo, haz estiramientos y camina un poco".
3. Los planes
Planear es una manera de controlar la realidad, de organizar la vida, de derrotar el caos, de tomar el timón.
Pero, nuevamente, algo que instintivamente meteríamos en el paquete de cosas que alivian el estrés, en realidad puede provocarlo.
En este caso, se vuelve a aplicar aquello de que (casi) todo en exceso es malo.
La planificación es muy útil... hasta cierto punto
Estar constantemente expuesto a un calendario lleno de obligaciones puede causar un aumento en la ansiedad y afectar negativamente la memoria y la velocidad de procesamiento.
"Algunas personas pasan tantas horas haciendo horarios y listas que no son capaces de vivir conscientemente y disfrutar de su vida. Siempre están preocupados porque se atrasaron en esto, no pudieron ponerse al día con lo otro, y realmente no sienten autocompasión y gratitud hacia ellos mismos por lo que lograron ese día.
"Eso puede causar muchos sentimientos de tristeza, desmoralización o fatiga."En algunas personas eso termina en los sueños.
"Tengo pacientes adultos que sueñan que van a llegar tarde a la escuela, que no terminaron la tarea... tienen muchos sueños que los llevan de regreso a la niñez, donde sienten que están constantemente atrasados, y eso hace que no se sientan bien en la mañana".
Antídoto
"Siempre recomiendo dedicar de 5 a 10 minutos solo a pensar cuáles son los objetivos principales para el día y luego, al final del día, incluso si no se alcanzaron, no dedicar demasiado tiempo a pensar en esos sino en los que sí se cumplieron, en por qué son importantes".
La psiquiatra también recomienda no hacer planes con mucha antelación, "porque la vida siempre está evolucionando y es importante ser flexible".
"Cuando las personas planifican a largo plazo, simplemente anticipan que todo en su mundo extraño funcionará como un reloj para alcanzar esa meta a tiempo.
"Pero si algo cambia en su familia, en sus amigos, en su trabajo y no pueden alcanzar esa meta, se sienten completamente abrumados".
Un truco es planificar lo obligatorio -reuniones, citas, celebraciones familiares-, y dejar el resto del tiempo tan libre como sea posible.
"Cualquier extremo, cualquier emoción fuerte suele ser extenuante: en la felicidad intensa se pueden agotar muchos de los circuitos en el cerebro; la tristeza profunda, puede estar relacionada con la ansiedad, que sobrecarga la amígdala en el cerebro y te hace sentir muy cansado".
El antídoto
viernes, 5 de agosto de 2022
_- Entrevista a Jan Toporowski Kalecki, el economista que necesitamos para entender el conflicto de clases
_- El economista polaco Michał Kalecki argumentaba que los capitalistas siempre resistirían el pleno empleo porque aumenta la confianza y el poder de negociación de los trabajadores. Tenía tanta razón que hoy hasta la FED cita sus ideas.
En un artículo publicado el año pasado en el Financial Times, el periodista Martin Sanbu anunció el retorno del conflicto de clases como tema central de la economía. De acuerdo con Sandbu, «Todas las recesiones reavivan el interés en John Maynard Keynes. Esta de ahora debería conducir nuestra atención hacia Michał Kalecki».
Kalecki desarrolló de manera independiente muchas ideas asociadas con la «revolución keynesiana» de la economía. El economista polaco es reconocido sobre todo por su célebre ensayo sobre la política del pleno empleo, que no perdió nada de actualidad. Hace poco, la Reserva Federal de los Estados Unidos publicó un artículo de debate que recurre a las ideas de Kalecki para explicar por qué el poder de negociación de los trabajadores empezó a disminuir con la ofensiva neoliberal de los años 1980.
Jan Toporowski es profesor de Economía en la Escuela de Estudios Orientales y Africanos de Londres. Autor de una biografía intelectual de Michał Kalecki publicada en dos tomos, tuvo la amabilidad de conversar con Daniel Finn sobre la actualidad del pensamiento del economista polaco.
Suele asociarse el nombre de Michał Kalecki con el de John Maynard Keynes, pero provienen de entornos radicalmente distintos. ¿Cuál era la situación en Polonia y cómo influyó en Kalecki?
La situación en Polonia durante la infancia y juventud de Kalecki estaba signada por la inestabilidad económica, el nacionalismo y el antisemitismo. Su padre era propietario de una fábrica en la ciudad de Łódź, que era uno de los principales centros industriales del Imperio ruso. En 1905 se convirtió en uno de los focos de la actividad revolucionaria de ese año. Eso arruinó el negocio del padre de Kalecki y sumergió a Łódź en un caos que duró doce o trece años. Durante ese período las conspiraciones se multiplicaban.
Estaban los socialistas, que agitaban su causa y exigían derechos sindicales. Incluso había una facción que pensaba que esos objetivos serían más fáciles de conquistar si Polonia se hacía independiente. Había un grupo de nacionalistas que pensaban que Polonia estaría mejor si se hacía independiente en alianza con Rusia. Los nacionalistas se oponían decididamente a los socialistas, y en particular a la agrupación socialista más grande, el Bund judío. En esa época el Bund, mezcla de sindicato y partido político, era el bloque socialista más importante de Polonia. Los nacionalistas iniciaron una campaña antisemita de boicot contra los comercios judíos.
Encima de esta mezcla estaban los distintos grupos religiosos denunciados por las iglesias establecidas. Estaban los mariavitas, por ejemplo, un desprendimiento de la Iglesia católica perseguido por la jerarquía eclesiástica. La Iglesia católica, por su parte, despertaba la desconfianza de la Iglesia ortodoxa, que colaboraba con las fuerzas de ocupación rusas. Además de todo esto, la economía había sufrido un enorme colapso, y, después de 1915, cuando los alemanes tomaron el control durante la guerra, empezaron a eliminar toda la maquinaria y el equipamiento.
Creo que este es el tipo de entorno del que proviene el célebre comentario que hizo Keynes en Las consecuencias económicas de la paz, donde afirmó que Polonia era una imposibilidad económica cuya única industria era perseguir a los judíos. Una vez le dije esto a la viuda de Kalecki, y ella pensó que era una idea muy profunda. Me pidió que le indicara el capítulo y la línea donde estaba la frase de Keynes.
Un poco antes Keynes afirma que su tesis sobre Polonia conservaría su validez a menos que Alemania y Rusia se estabilizaran. La independencia hizo que Polonia empezara a depender de la estabilidad de los mercados en esos dos países. Por supuesto, después de la Primera Guerra Mundial, vinieron la guerra civil en Rusia y el crecimiento de la República de Weimar, y después Polonia sufrió las consecuencias de la caída de Wall Street. Por lo tanto, la situación era extremadamente inestable y volátil en términos políticos y personales.
¿Qué significado tuvo el encuentro entre Kalecki y Oscar Lange?
Kalecki conoció a Oscar Lange a fines d los años 1920. En esa época, ambos estudiaban el ciclo de negocios, pero evidentemente Lange estaba mucho más abocado a la economía académica. En Polonia, la escuela dominante era la economía neoclásica y Lange siempre estuvo comprometido con la idea de que, si se les permitía funcionar adecuadamente, las fuerzas de mercado conducirían al sistema a un punto de equilibrio. En cambio, el enfoque de Kalecki estaba anclado en el periodismo comercial y financiero, en el que encontró un medio de vida después de abandonar sus estudios universitarios. Comprendía casi instintivamente cómo se conducían los negocios.
Lange y su periódico, el Socialist Review, otorgaron a Kalecki la oportunidad de estudiar conjuntamente la economía y la política del crac del 29. El encuentro con Lange permitió que combinara todo esto en una economía política propia, que era bastante distinta de la de Lange. Hasta el día de su muerte, Lange pensaba que el modelo de Kalecki era interesante, pero no comprendía que implicaba una comprensión mucho más profunda del funcionamiento del ciclo de negocios capitalista.
¿Cuál era la situación que forzó a Lange y a Kalecki a abandonar Polonia durante el período de entreguerras?
Muchos de los factores eran similares a los que arruinaron el negocio del padre de Kalecki —nacionalismo y antisemitismo—, y se combinaron con la represión de la oposición política. Lange se fue en 1934 o en 1935; Kalecki en 1936. En ese momento, Polonia sufrió un golpe militar.
Es interesante notar que la izquierda polaca apoyó ese golpe porque suponía que evitaría que el nacionalismo tomara el poder. Las autoridades del gobierno militar habían dicho que aplicarían un programa de desarrollo nacional. Sin embargo, cuando las condiciones económicas empezaron a deteriorarse a partir de 1930, el régimen fue adquiriendo tintes cada vez más brutales.
Los militares tomaron el parlamento, golpearon a los diputados de la oposición y los detuvieron sin juicio. Los ataques contra los judíos y contra las minorías nacionales aumentaron. El modelo del gobierno era explícitamente el régimen italiano y los militares pensaban que los fascistas estaban resolviendo los problemas económicos con mucha más eficacia que las democracias burguesas. Esto dificultó mucho la situación de la gente de izquierda.
Lange no era judío, pero Kalecki sí. Sin embargo, el gobierno sospechaba que Lange era judío porque era multilingüe y había aprendido yiddish. En esa época, la fundación estaba siguiendo una política bastante solidaria con las fuerzas democráticas de todo el mundo. Era evidente que las cosas estaban complicándose mucho para las personas de izquierda en Europa Central y del Este, particularmente después del ascenso de Adolf Hitler al poder. Lange obtuvo una beca para salir y Kalecki lo siguió. De esa manera Kalecki salvó su vida, porque evidentemente no habría sobrevivido a los acontecimientos del Holocausto en Polonia.
¿Cuáles fueron las ideas fundamentales de Kalecki y de Keynes que contribuyeron a lo que se conoce como la revolución keynesiana?
Es un tema de debate entre keynesianos y poskeynesianos, incluso entre los que simpatizan más con Kalecki. Pienso que todos están de acuerdo en que el problema de la demanda agregada en el capitalismo era común a Keynes y a Kalecki. Pero el tema clave es que se trataba de la demanda clave bajo la forma de la subinversión.
En 1936, Kalecki escribió una reseña de la gran obra de Keynes, Teoría general del empleo, el interés y el dinero. La escribió en polaco y no se publicó en inglés hasta los años 1980. Kalecki destacó que la esencia de la teoría de Keynes no era el subconsumo, sino más bien la subinversión. Esto es algo que Keynes también había comprendido, aunque no lo dijo en Teoría general…
Keynes explicitó esta idea en una charla con la BBC titulada «Pobreza en la abundancia». Dijo que simpatizaba con todos los teóricos que afirmaban que existía una demanda agregada insuficiente, personajes como Jean Charles Léonard de Sismondi, Thorstein Veblen y muchos otros intelectuales de izquierda. Pero Keynes también dijo que tenía una diferencia. Ellos creían que el problema del capitalismo era que el consumo era insuficiente.
En muchos sentidos, esto parecía obvio: bastaba pensar en la pobreza que no paraba de crecer durante los años 1930. Sin embargo, Keynes decía que el núcleo del problema era que la inversión era insuficiente. ¿Por qué esto era importante? Porque establecía un vínculo con la teoría de Marx que afirma que la fuerza motriz del capitalismo es la acumulación. La teoría de la ganancia que marca las obras de Marx y de Kalecki está fundada en la idea de que siempre que los capitalistas gastan dinero en su propio consumo y en la inversión, el dinero que gastan vuelve a sus bolsillos bajo la forma de ganancias.
Kalecki llegó a esta teoría de la ganancia a través de la obra de Rosa Luxemburgo, La acumulación de capital. No leía mucho —a diferencia de Lange, no estaba tan inclinado hacia la teoría económica—, pero tendía a leer aquellas cosas que resultaban útiles para su propio trabajo, y por eso leyó a Marx y a Luxemburgo.
¿Cuál es la diferencia entre el pensamiento económico de Kalecki y el sentido común marxista de aquella época?
Los marxistas de aquella época, y en gran medida los contemporáneos, seguían y siguen a Marx. Después de escribir El capital, Marx escribió sobre el problema del desempleo y de la crisis económica sirviéndose de la idea de que surgían de la pobreza y del subconsumo de la clase obrera. Esta idea es la que siguieron muchos marxistas del siglo veinte, como Eugen Varga y Paul Sweezy.
En Teoría del desarrollo capitalista, publicado en 1942, Sweezy argumentó que el problema fundamental del capitalismo era que los capitalistas no pagaban a los trabajadores el valor total de su trabajo y por lo tanto había un problema de realización de la ganancia. Este problema, según Sweezy, se resolvería mediante el aumento de los salarios.
Era una conclusión paradójica porque si los capitalistas aumentaban los salarios, aumentarían simultáneamente los costos. Josef Steindl, uno de los seguidores de Kalecki, destacó este punto y preguntó: ¿Cómo podrían los capitalistas realizar más ganancias aumentando sus costos? Por supuesto, la respuesta era que de ninguna manera.
Pero si adoptamos el punto de vista que propuso Kalecki siguiendo a Rosa Luxemburgo, según el cual las ganancias se realizan a través del gasto de los capitalistas en las inversiones y en su propio consumo, la cosa es mucho más evidente. En ese caso dejamos atrás la confusión que surge de la idea de creer que, dado que la pobreza de la clase obrera es un rasgo de la crisis y de la recesión capitalista, el subconsumo debe ser la causa de esa recesión.
¿Qué creía Kalecki que debían hacer los gobiernos para garantizar el pleno empleo y qué consecuencias sociales y políticas pensaba que implicaría una política de ese tipo?
En primer lugar, pensaba que no había mucho espacio para promover la inversión privada. Descartaba la idea de Mikhail Tugan-Baranovsky de que los capitalistas siempre invertirían lo suficiente como para conservar las ganancias (aunque no la tasa de ganancia considerada como una parte de la reserva de capital).
Kalecki no pensaba que fuera posible alentar la inversión privada mediante políticas impositivas, subsidios o mermas de la tasa de interés. Creía que si se hacía eso una vez, habría que hacerlo cada vez con más frecuencia y finalmente perdería sentido hasta el punto de que no produciría ninguna respuesta de parte de los capitalistas. Los capitalistas invertirían lo que quisieran independientemente de la medida deseable en términos de la economía en su conjunto.
Para Kalecki, la verdadera solución para garantizar el pleno empleo estaba en la redistribución del ingreso mediante lo que denominaba consumo subsidiado. En otros términos, la provisión de servicios públicos, prestaciones sociales y hasta cierto punto empleos públicos. Sin embargo, los programas de empleo despertaban en él cierto escepticismo. Si uno mira el tipo de keynesianismo que promueven los gobiernos de derecha, nota que en general adopta la forma de la creación de empleos públicos porque no quieren gastar dinero en salud, educación ni políticas de bienestar, que son precisamente los ámbitos en los que Kalecki pensaba que había que invertir dinero.
También pensaba que había que aumentar los impuestos de los ricos. El argumento con el que defendía que esta era una forma de recaudación apropiada y eficiente era sencillo. Si el gobierno aplicaba impuestos a los ricos, estos ni siquiera lo notarían —mantendrían su estándar de consumo— y de hecho recibirían de vuelta su dinero a través de los empleados estatales y de los beneficiarios de planes sociales. Cuando las enfermeras, los doctores y los maestros empleados gasten su dinero, ¿Quién lo recibirá? Volverá a manos de los capitalistas.
Desde este punto de vista, el aumento de los impuestos a los ricos es apenas una forma de mover el dinero de los ricos asegurándose de que lo gasten. De hecho, los ricos tienden a conservar el dinero en forma de activos líquidos, como vemos que sucede hoy en Estados Unidos o en Gran Bretaña, en vez de gastarlo en la medida suficiente para conservar altos niveles de empleo.
¿Kalecki creía que el pleno empleo era compatible con el capitalismo en el largo plazo?
En realidad, no. Pensaba que siempre habría resistencia de parte de los capitalistas, sobre todo de las grandes empresas, que tienen una influencia política desproporcionada. Las grandes empresas resistirían el pleno empleo porque este tendería a socavar la disciplina laboral de las fábricas. Al mismo tiempo, si hubiera altas tasas de empleo, la clase obrera ganaría una confianza que precipitaría la lucha política por el pleno empleo y por la influencia de los trabajadores y de sus organizaciones en la sociedad.
Es lo que sucedió durante el período de entreguerras, cuando hubo altas tasas de empleo y el gobierno consultaba a las organizaciones obreras antes de aplicar su política. Con el desempleo de masas, no es necesario consultar a los trabajadores. Los trabajadores harán lo que digan los patrones porque necesitan el trabajo. El pleno empleo, pensaba Kalecki, precipitaría la lucha política, no solo por el pleno empleo en sí mismo, que los capitalistas denunciarían como inflacionario, insano y nocivo para los negocios, sino también porque el régimen de pleno empleo tendería a fortalecer las organizaciones de la clase obrera, que simpatizarían con el socialismo.
¿Qué pensaba Kalecki de las políticas que aplicaron después de 1945 los gobiernos de Europa occidental y de Estados Unidos?
Después de haber sido uno de los principales defensores de la política de pleno empleo y establecido las condiciones monetarias y fiscales necesarias para aplicar esa política durante la guerra, Kalecki se desilusionó bastante con lo que sucedió efectivamente, sobre todo con el crecimiento del macartismo y el anticomunismo en Europa occidental y en Estados Unidos. Estudió este fenómeno de primera mano porque estaba trabajando para las Naciones Unidas en Nueva York cuando las autoridades de la institución permitieron que el FBI accediera a sus instalaciones, supuestamente protegidas por la inmunidad diplomática.
En teoría el FBI solo investigaba a los ciudadanos estadounidenses, pero de hecho seguía a muchas otras personas. Estoy al tanto porque Kalecki y Lange trabajaban en las NU y tengo sus perfiles del FBI. Hay muchos archivos que prueban que estaban siendo investigados.
Kalecki llegó a la conclusión de que, aunque hubo un período de alto empleo, este resultó de la carrera armamentística y de los impuestos que pagaban los trabajadores. Por lo tanto, el alza de las tasas de empleo no benefició a los trabajadores. Sus niveles de vida no mejoraron mucho. El racionamiento continuó después de la guerra. En Gran Bretaña se extendió hasta los años 1950.
Kalecki creía que el alto empleo durante la Guerra Fría había sido conquistado mediante el keynesianismo militar, mediante la carrera armamentística y a través de las guerras pagadas por el aumento de unos impuestos no necesariamente progresivos. De hecho, esta situación estaba afectando las economías de los países que se hicieron dependientes de las armas. Para Kalecki, las economías que realmente se beneficiaron de este proceso fueron Alemania y Japón, que restringieron la producción de armamento después de la guerra. Eso implicó que no tuvieran otra opción que alentar la producción civil y desarrollar nuevas tecnologías.
¿Qué relación tenía Kalecki con las autoridades comunistas de posguerra de Polonia? ¿Qué propuestas de gestión del sistema económico socialista hizo?
Su relación con las autoridades comunistas de posguerra empezó en términos bastante positivos. Estaba entusiasmado con la idea de la reconstrucción, de estabilizar la economía, de introducir una reforma agraria y de rediseñar la economía bajo control estatal. Pero no estuvo de acuerdo con los intentos de industrialización acelerada del período estalinista. Destacó que si se impulsaban este tipo de industrialización ambiciosa, aplicada en Polonia entre fines de los años 1940 y comienzos de los 1950, terminaría produciéndose una escasez de bienes de consumo.
Para Kalecki, la economía planificada debía hacer del consumo una de sus prioridades, porque de esa manera mantendría la confianza de la clase obrera en el sistema socialista. Kalecki no estuvo en Polonia durante el período estalinista, que terminó efectivamente en 1956 con un cambio de dirección. Sin embargo, después de eso las autoridades comunistas polacas tendieron a retomar los esquemas de la gran industrialización con el fin de apuntalar sus bases políticas. Durante los años 1960 esto provocó las recurrentes «crisis de la carne», nombre que recibió la escasez de bienes de consumo básicos.
Kalecki criticó duramente este enfoque. Lo hizo desde un punto de vista distinto al de Oscar Lange y sus seguidores. Lange creía que era posible resolver el problema mediante simples incrementos de precios y un control de precios centralizado que equilibrara la demanda en los mercados de bienes de consumo. Kalecki, en cambio, afirmaba que no se trataba de un problema de precios, sino de una inversión excesivamente ambiciosa, que estaba demasiado enfocada en la industria pesada cuando debía apuntar a satisfacer el consumo de los trabajadores y de sus familias.
Las autoridades comunistas terminaron irritándose con este argumento. Los problemas económicos empeoraron y también lo hicieron los problemas políticos, porque el descontento no dejó de crecer durante los años 1960. En 1968, la dirección comunista intentó salir adelante con una campaña que afirmaba que el problema real eran los resabios estalinistas del Partido Comunista.
La campaña destacaba que muchos de esos vicios provenían de los judíos y que el verdadero problema era el de esta minoría del partido y del país que no estaba comprometida completamente con Polonia por su judaísmo. Hubo purgas antisemitas: muchos ciudadanos buenos y leales fueron expulsados de su país. A esa altura, Kalecki estaba viejo y era tan famoso que nadie podía tocarlo, pero el gobierno desmanteló sus grupos de investigación.
Entonces perdió entusiasmo. Llegó a pensar que la CIA estaba detrás de esta purga antisemita, porque era evidente que no respondía a los intereses del socialismo polaco. Poco tiempo después sufrió un infarto y murió en 1970, creo que bastante decepcionado.
Sin embargo, Kalecki nos legó una crítica del capitalismo y del socialismo que vale la pena revisar. Entendió el funcionamiento de los negocios muchísimo mejor de lo que lo hacen muchos economistas hoy.
Traducción: Valentín Huarte
Fuente:
En un artículo publicado el año pasado en el Financial Times, el periodista Martin Sanbu anunció el retorno del conflicto de clases como tema central de la economía. De acuerdo con Sandbu, «Todas las recesiones reavivan el interés en John Maynard Keynes. Esta de ahora debería conducir nuestra atención hacia Michał Kalecki».
Kalecki desarrolló de manera independiente muchas ideas asociadas con la «revolución keynesiana» de la economía. El economista polaco es reconocido sobre todo por su célebre ensayo sobre la política del pleno empleo, que no perdió nada de actualidad. Hace poco, la Reserva Federal de los Estados Unidos publicó un artículo de debate que recurre a las ideas de Kalecki para explicar por qué el poder de negociación de los trabajadores empezó a disminuir con la ofensiva neoliberal de los años 1980.
Jan Toporowski es profesor de Economía en la Escuela de Estudios Orientales y Africanos de Londres. Autor de una biografía intelectual de Michał Kalecki publicada en dos tomos, tuvo la amabilidad de conversar con Daniel Finn sobre la actualidad del pensamiento del economista polaco.
Suele asociarse el nombre de Michał Kalecki con el de John Maynard Keynes, pero provienen de entornos radicalmente distintos. ¿Cuál era la situación en Polonia y cómo influyó en Kalecki?
La situación en Polonia durante la infancia y juventud de Kalecki estaba signada por la inestabilidad económica, el nacionalismo y el antisemitismo. Su padre era propietario de una fábrica en la ciudad de Łódź, que era uno de los principales centros industriales del Imperio ruso. En 1905 se convirtió en uno de los focos de la actividad revolucionaria de ese año. Eso arruinó el negocio del padre de Kalecki y sumergió a Łódź en un caos que duró doce o trece años. Durante ese período las conspiraciones se multiplicaban.
Estaban los socialistas, que agitaban su causa y exigían derechos sindicales. Incluso había una facción que pensaba que esos objetivos serían más fáciles de conquistar si Polonia se hacía independiente. Había un grupo de nacionalistas que pensaban que Polonia estaría mejor si se hacía independiente en alianza con Rusia. Los nacionalistas se oponían decididamente a los socialistas, y en particular a la agrupación socialista más grande, el Bund judío. En esa época el Bund, mezcla de sindicato y partido político, era el bloque socialista más importante de Polonia. Los nacionalistas iniciaron una campaña antisemita de boicot contra los comercios judíos.
Encima de esta mezcla estaban los distintos grupos religiosos denunciados por las iglesias establecidas. Estaban los mariavitas, por ejemplo, un desprendimiento de la Iglesia católica perseguido por la jerarquía eclesiástica. La Iglesia católica, por su parte, despertaba la desconfianza de la Iglesia ortodoxa, que colaboraba con las fuerzas de ocupación rusas. Además de todo esto, la economía había sufrido un enorme colapso, y, después de 1915, cuando los alemanes tomaron el control durante la guerra, empezaron a eliminar toda la maquinaria y el equipamiento.
Creo que este es el tipo de entorno del que proviene el célebre comentario que hizo Keynes en Las consecuencias económicas de la paz, donde afirmó que Polonia era una imposibilidad económica cuya única industria era perseguir a los judíos. Una vez le dije esto a la viuda de Kalecki, y ella pensó que era una idea muy profunda. Me pidió que le indicara el capítulo y la línea donde estaba la frase de Keynes.
Un poco antes Keynes afirma que su tesis sobre Polonia conservaría su validez a menos que Alemania y Rusia se estabilizaran. La independencia hizo que Polonia empezara a depender de la estabilidad de los mercados en esos dos países. Por supuesto, después de la Primera Guerra Mundial, vinieron la guerra civil en Rusia y el crecimiento de la República de Weimar, y después Polonia sufrió las consecuencias de la caída de Wall Street. Por lo tanto, la situación era extremadamente inestable y volátil en términos políticos y personales.
¿Qué significado tuvo el encuentro entre Kalecki y Oscar Lange?
Kalecki conoció a Oscar Lange a fines d los años 1920. En esa época, ambos estudiaban el ciclo de negocios, pero evidentemente Lange estaba mucho más abocado a la economía académica. En Polonia, la escuela dominante era la economía neoclásica y Lange siempre estuvo comprometido con la idea de que, si se les permitía funcionar adecuadamente, las fuerzas de mercado conducirían al sistema a un punto de equilibrio. En cambio, el enfoque de Kalecki estaba anclado en el periodismo comercial y financiero, en el que encontró un medio de vida después de abandonar sus estudios universitarios. Comprendía casi instintivamente cómo se conducían los negocios.
Lange y su periódico, el Socialist Review, otorgaron a Kalecki la oportunidad de estudiar conjuntamente la economía y la política del crac del 29. El encuentro con Lange permitió que combinara todo esto en una economía política propia, que era bastante distinta de la de Lange. Hasta el día de su muerte, Lange pensaba que el modelo de Kalecki era interesante, pero no comprendía que implicaba una comprensión mucho más profunda del funcionamiento del ciclo de negocios capitalista.
¿Cuál era la situación que forzó a Lange y a Kalecki a abandonar Polonia durante el período de entreguerras?
Muchos de los factores eran similares a los que arruinaron el negocio del padre de Kalecki —nacionalismo y antisemitismo—, y se combinaron con la represión de la oposición política. Lange se fue en 1934 o en 1935; Kalecki en 1936. En ese momento, Polonia sufrió un golpe militar.
Es interesante notar que la izquierda polaca apoyó ese golpe porque suponía que evitaría que el nacionalismo tomara el poder. Las autoridades del gobierno militar habían dicho que aplicarían un programa de desarrollo nacional. Sin embargo, cuando las condiciones económicas empezaron a deteriorarse a partir de 1930, el régimen fue adquiriendo tintes cada vez más brutales.
Los militares tomaron el parlamento, golpearon a los diputados de la oposición y los detuvieron sin juicio. Los ataques contra los judíos y contra las minorías nacionales aumentaron. El modelo del gobierno era explícitamente el régimen italiano y los militares pensaban que los fascistas estaban resolviendo los problemas económicos con mucha más eficacia que las democracias burguesas. Esto dificultó mucho la situación de la gente de izquierda.
Lange no era judío, pero Kalecki sí. Sin embargo, el gobierno sospechaba que Lange era judío porque era multilingüe y había aprendido yiddish. En esa época, la fundación estaba siguiendo una política bastante solidaria con las fuerzas democráticas de todo el mundo. Era evidente que las cosas estaban complicándose mucho para las personas de izquierda en Europa Central y del Este, particularmente después del ascenso de Adolf Hitler al poder. Lange obtuvo una beca para salir y Kalecki lo siguió. De esa manera Kalecki salvó su vida, porque evidentemente no habría sobrevivido a los acontecimientos del Holocausto en Polonia.
¿Cuáles fueron las ideas fundamentales de Kalecki y de Keynes que contribuyeron a lo que se conoce como la revolución keynesiana?
Es un tema de debate entre keynesianos y poskeynesianos, incluso entre los que simpatizan más con Kalecki. Pienso que todos están de acuerdo en que el problema de la demanda agregada en el capitalismo era común a Keynes y a Kalecki. Pero el tema clave es que se trataba de la demanda clave bajo la forma de la subinversión.
En 1936, Kalecki escribió una reseña de la gran obra de Keynes, Teoría general del empleo, el interés y el dinero. La escribió en polaco y no se publicó en inglés hasta los años 1980. Kalecki destacó que la esencia de la teoría de Keynes no era el subconsumo, sino más bien la subinversión. Esto es algo que Keynes también había comprendido, aunque no lo dijo en Teoría general…
Keynes explicitó esta idea en una charla con la BBC titulada «Pobreza en la abundancia». Dijo que simpatizaba con todos los teóricos que afirmaban que existía una demanda agregada insuficiente, personajes como Jean Charles Léonard de Sismondi, Thorstein Veblen y muchos otros intelectuales de izquierda. Pero Keynes también dijo que tenía una diferencia. Ellos creían que el problema del capitalismo era que el consumo era insuficiente.
En muchos sentidos, esto parecía obvio: bastaba pensar en la pobreza que no paraba de crecer durante los años 1930. Sin embargo, Keynes decía que el núcleo del problema era que la inversión era insuficiente. ¿Por qué esto era importante? Porque establecía un vínculo con la teoría de Marx que afirma que la fuerza motriz del capitalismo es la acumulación. La teoría de la ganancia que marca las obras de Marx y de Kalecki está fundada en la idea de que siempre que los capitalistas gastan dinero en su propio consumo y en la inversión, el dinero que gastan vuelve a sus bolsillos bajo la forma de ganancias.
Kalecki llegó a esta teoría de la ganancia a través de la obra de Rosa Luxemburgo, La acumulación de capital. No leía mucho —a diferencia de Lange, no estaba tan inclinado hacia la teoría económica—, pero tendía a leer aquellas cosas que resultaban útiles para su propio trabajo, y por eso leyó a Marx y a Luxemburgo.
¿Cuál es la diferencia entre el pensamiento económico de Kalecki y el sentido común marxista de aquella época?
Los marxistas de aquella época, y en gran medida los contemporáneos, seguían y siguen a Marx. Después de escribir El capital, Marx escribió sobre el problema del desempleo y de la crisis económica sirviéndose de la idea de que surgían de la pobreza y del subconsumo de la clase obrera. Esta idea es la que siguieron muchos marxistas del siglo veinte, como Eugen Varga y Paul Sweezy.
En Teoría del desarrollo capitalista, publicado en 1942, Sweezy argumentó que el problema fundamental del capitalismo era que los capitalistas no pagaban a los trabajadores el valor total de su trabajo y por lo tanto había un problema de realización de la ganancia. Este problema, según Sweezy, se resolvería mediante el aumento de los salarios.
Era una conclusión paradójica porque si los capitalistas aumentaban los salarios, aumentarían simultáneamente los costos. Josef Steindl, uno de los seguidores de Kalecki, destacó este punto y preguntó: ¿Cómo podrían los capitalistas realizar más ganancias aumentando sus costos? Por supuesto, la respuesta era que de ninguna manera.
Pero si adoptamos el punto de vista que propuso Kalecki siguiendo a Rosa Luxemburgo, según el cual las ganancias se realizan a través del gasto de los capitalistas en las inversiones y en su propio consumo, la cosa es mucho más evidente. En ese caso dejamos atrás la confusión que surge de la idea de creer que, dado que la pobreza de la clase obrera es un rasgo de la crisis y de la recesión capitalista, el subconsumo debe ser la causa de esa recesión.
¿Qué creía Kalecki que debían hacer los gobiernos para garantizar el pleno empleo y qué consecuencias sociales y políticas pensaba que implicaría una política de ese tipo?
En primer lugar, pensaba que no había mucho espacio para promover la inversión privada. Descartaba la idea de Mikhail Tugan-Baranovsky de que los capitalistas siempre invertirían lo suficiente como para conservar las ganancias (aunque no la tasa de ganancia considerada como una parte de la reserva de capital).
Kalecki no pensaba que fuera posible alentar la inversión privada mediante políticas impositivas, subsidios o mermas de la tasa de interés. Creía que si se hacía eso una vez, habría que hacerlo cada vez con más frecuencia y finalmente perdería sentido hasta el punto de que no produciría ninguna respuesta de parte de los capitalistas. Los capitalistas invertirían lo que quisieran independientemente de la medida deseable en términos de la economía en su conjunto.
Para Kalecki, la verdadera solución para garantizar el pleno empleo estaba en la redistribución del ingreso mediante lo que denominaba consumo subsidiado. En otros términos, la provisión de servicios públicos, prestaciones sociales y hasta cierto punto empleos públicos. Sin embargo, los programas de empleo despertaban en él cierto escepticismo. Si uno mira el tipo de keynesianismo que promueven los gobiernos de derecha, nota que en general adopta la forma de la creación de empleos públicos porque no quieren gastar dinero en salud, educación ni políticas de bienestar, que son precisamente los ámbitos en los que Kalecki pensaba que había que invertir dinero.
También pensaba que había que aumentar los impuestos de los ricos. El argumento con el que defendía que esta era una forma de recaudación apropiada y eficiente era sencillo. Si el gobierno aplicaba impuestos a los ricos, estos ni siquiera lo notarían —mantendrían su estándar de consumo— y de hecho recibirían de vuelta su dinero a través de los empleados estatales y de los beneficiarios de planes sociales. Cuando las enfermeras, los doctores y los maestros empleados gasten su dinero, ¿Quién lo recibirá? Volverá a manos de los capitalistas.
Desde este punto de vista, el aumento de los impuestos a los ricos es apenas una forma de mover el dinero de los ricos asegurándose de que lo gasten. De hecho, los ricos tienden a conservar el dinero en forma de activos líquidos, como vemos que sucede hoy en Estados Unidos o en Gran Bretaña, en vez de gastarlo en la medida suficiente para conservar altos niveles de empleo.
¿Kalecki creía que el pleno empleo era compatible con el capitalismo en el largo plazo?
En realidad, no. Pensaba que siempre habría resistencia de parte de los capitalistas, sobre todo de las grandes empresas, que tienen una influencia política desproporcionada. Las grandes empresas resistirían el pleno empleo porque este tendería a socavar la disciplina laboral de las fábricas. Al mismo tiempo, si hubiera altas tasas de empleo, la clase obrera ganaría una confianza que precipitaría la lucha política por el pleno empleo y por la influencia de los trabajadores y de sus organizaciones en la sociedad.
Es lo que sucedió durante el período de entreguerras, cuando hubo altas tasas de empleo y el gobierno consultaba a las organizaciones obreras antes de aplicar su política. Con el desempleo de masas, no es necesario consultar a los trabajadores. Los trabajadores harán lo que digan los patrones porque necesitan el trabajo. El pleno empleo, pensaba Kalecki, precipitaría la lucha política, no solo por el pleno empleo en sí mismo, que los capitalistas denunciarían como inflacionario, insano y nocivo para los negocios, sino también porque el régimen de pleno empleo tendería a fortalecer las organizaciones de la clase obrera, que simpatizarían con el socialismo.
¿Qué pensaba Kalecki de las políticas que aplicaron después de 1945 los gobiernos de Europa occidental y de Estados Unidos?
Después de haber sido uno de los principales defensores de la política de pleno empleo y establecido las condiciones monetarias y fiscales necesarias para aplicar esa política durante la guerra, Kalecki se desilusionó bastante con lo que sucedió efectivamente, sobre todo con el crecimiento del macartismo y el anticomunismo en Europa occidental y en Estados Unidos. Estudió este fenómeno de primera mano porque estaba trabajando para las Naciones Unidas en Nueva York cuando las autoridades de la institución permitieron que el FBI accediera a sus instalaciones, supuestamente protegidas por la inmunidad diplomática.
En teoría el FBI solo investigaba a los ciudadanos estadounidenses, pero de hecho seguía a muchas otras personas. Estoy al tanto porque Kalecki y Lange trabajaban en las NU y tengo sus perfiles del FBI. Hay muchos archivos que prueban que estaban siendo investigados.
Kalecki llegó a la conclusión de que, aunque hubo un período de alto empleo, este resultó de la carrera armamentística y de los impuestos que pagaban los trabajadores. Por lo tanto, el alza de las tasas de empleo no benefició a los trabajadores. Sus niveles de vida no mejoraron mucho. El racionamiento continuó después de la guerra. En Gran Bretaña se extendió hasta los años 1950.
Kalecki creía que el alto empleo durante la Guerra Fría había sido conquistado mediante el keynesianismo militar, mediante la carrera armamentística y a través de las guerras pagadas por el aumento de unos impuestos no necesariamente progresivos. De hecho, esta situación estaba afectando las economías de los países que se hicieron dependientes de las armas. Para Kalecki, las economías que realmente se beneficiaron de este proceso fueron Alemania y Japón, que restringieron la producción de armamento después de la guerra. Eso implicó que no tuvieran otra opción que alentar la producción civil y desarrollar nuevas tecnologías.
¿Qué relación tenía Kalecki con las autoridades comunistas de posguerra de Polonia? ¿Qué propuestas de gestión del sistema económico socialista hizo?
Su relación con las autoridades comunistas de posguerra empezó en términos bastante positivos. Estaba entusiasmado con la idea de la reconstrucción, de estabilizar la economía, de introducir una reforma agraria y de rediseñar la economía bajo control estatal. Pero no estuvo de acuerdo con los intentos de industrialización acelerada del período estalinista. Destacó que si se impulsaban este tipo de industrialización ambiciosa, aplicada en Polonia entre fines de los años 1940 y comienzos de los 1950, terminaría produciéndose una escasez de bienes de consumo.
Para Kalecki, la economía planificada debía hacer del consumo una de sus prioridades, porque de esa manera mantendría la confianza de la clase obrera en el sistema socialista. Kalecki no estuvo en Polonia durante el período estalinista, que terminó efectivamente en 1956 con un cambio de dirección. Sin embargo, después de eso las autoridades comunistas polacas tendieron a retomar los esquemas de la gran industrialización con el fin de apuntalar sus bases políticas. Durante los años 1960 esto provocó las recurrentes «crisis de la carne», nombre que recibió la escasez de bienes de consumo básicos.
Kalecki criticó duramente este enfoque. Lo hizo desde un punto de vista distinto al de Oscar Lange y sus seguidores. Lange creía que era posible resolver el problema mediante simples incrementos de precios y un control de precios centralizado que equilibrara la demanda en los mercados de bienes de consumo. Kalecki, en cambio, afirmaba que no se trataba de un problema de precios, sino de una inversión excesivamente ambiciosa, que estaba demasiado enfocada en la industria pesada cuando debía apuntar a satisfacer el consumo de los trabajadores y de sus familias.
Las autoridades comunistas terminaron irritándose con este argumento. Los problemas económicos empeoraron y también lo hicieron los problemas políticos, porque el descontento no dejó de crecer durante los años 1960. En 1968, la dirección comunista intentó salir adelante con una campaña que afirmaba que el problema real eran los resabios estalinistas del Partido Comunista.
La campaña destacaba que muchos de esos vicios provenían de los judíos y que el verdadero problema era el de esta minoría del partido y del país que no estaba comprometida completamente con Polonia por su judaísmo. Hubo purgas antisemitas: muchos ciudadanos buenos y leales fueron expulsados de su país. A esa altura, Kalecki estaba viejo y era tan famoso que nadie podía tocarlo, pero el gobierno desmanteló sus grupos de investigación.
Entonces perdió entusiasmo. Llegó a pensar que la CIA estaba detrás de esta purga antisemita, porque era evidente que no respondía a los intereses del socialismo polaco. Poco tiempo después sufrió un infarto y murió en 1970, creo que bastante decepcionado.
Sin embargo, Kalecki nos legó una crítica del capitalismo y del socialismo que vale la pena revisar. Entendió el funcionamiento de los negocios muchísimo mejor de lo que lo hacen muchos economistas hoy.
Traducción: Valentín Huarte
Fuente:
jueves, 4 de agosto de 2022
_- Una historia de la esclavitud moderna española
_- Hace unos días finalicé la lectura de Negreros. Españoles en los tráficos y en los capitales esclavistas
(Madrid, Los Libros de Catarata, 2021), cuyo autor es José Antonio Piqueras. Estamos ante un libro denso e intenso, lleno de personajes que, en muchos casos, se encuentran entrelazados entre sí. Es una historia de la esclavitud moderna española, centrada en el periodo que va de finales del siglo XVIII a finales del XIX y relacionada con el despegue del capitalismo. Está conectada con lo ocurrido en otros países, como Gran Bretaña, EE.UU., Francia, Países Bajos o Portugal, pero sin olvidarse, entre otros, de países latinoamericanos como Brasil, Venezuela o Argentina, o las por entonces todavía colonias españolas de Cuba y Puerto Rico.
En todos esos países o colonias se conocieron situaciones cambiantes en torno a la esclavitud, si bien cobró importancia el caso de Gran Bretaña, que a partir de 1807 tomó un camino contrario a la trata de personas esclavas, dedicándose a perseguir, apresar y enjuiciar a quienes se dedicaban a ella en las aguas del océano Atlántico. Eso no óbice para que su sistema económico -lo que no debe olvidarse- formara parte de la canalización de los capitales que circulaban y se generaban en torno a esa actividad, así como sus empresas se dedicaran a la compra de materias primas (sobre todo, el algodón) y de productos para el consumo europeo (como el azúcar, el tabaco o el café). Y tampoco debemos perder de vista la constatación, una vez más, de que en la historia del capitalismo, en gran medida en sus orígenes, la trata de personas y su utilización como mano de obra de esclava fue una de las principales fuentes de acumulación de capital.
En el libro se menciona a muchas personas, que son situadas en sus entornos familiares y en los consiguientes entrelazamientos matrimoniales que se fueron dando entre ellas. Se alude también, por supuesto, a las redes de intereses económicos y políticos que se fueron desplegando a lo largo de esos años, tanto en los lugares donde está presente la esclavitud de una forma directa como en la propia metrópoli española. Aparecen, así, inversores de las expediciones, capitanes de barco, comerciantes, compradores, cargos públicos de la isla, militares, políticos de la metrópoli… Fue frecuente un trasiego de ida y vuelta entre la Península y América por una parte de esos personajes. Y no faltó la corrupción sistémica que involucró a numerosas personas a base de mordidas, participaciones directas o encubiertas, etc.
En el caso español el circuito de la trata hizo uso del tradicional comercio triangular iniciado principalmente a partir del siglo XVII: barcos que salían con productos europeos hacia la costas africanas, donde se trocaban por personas esclavas con destino a América, para finalmente regresar con productos americanos, trabajados, a su vez, con mano de obra indígena y/o esclavizada. En otros casos las expediciones salían de la propia Cuba, e incluso de EEUU, en un viaje de ida y vuelta intercontinental. Cobraron, así, importancia puertos como los de La Habana, Santiago de Cuba, Cádiz, La Coruña, Nueva York, Charleston o Boston; factorías comerciales ubicadas a lo largo de las costas de Sierra Leona, Benin, Angola o Mozambique; centros financieros como los de Nueva York, Londres o Barcelona; o ingenios azucareros que se ubicaron a lo largo y ancho del oeste y el centro de Cuba.
Se ha estimado que desde 1819 participaron en el caso español entre 2.000 y 2.500 barcos para tales menesteres, de los cuales hay constancia de unos 350 apresados por los barcos británicos y llevados algunos de sus responsables a juicio en tribunales especiales ubicados en Sierra Leona y La Habana. Fueron, pues, centenares de miles las personas llevadas forzosamente al continente americano, en especial al área del Caribe y en mayor medida a la isla de Cuba.
En el libro se mencionan también las localidades originarias de donde fue saliendo a lo largo de esos años esa minoría de españoles: vascos, cántabros, gallegos, catalanes, andaluces…
En todos esos países o colonias se conocieron situaciones cambiantes en torno a la esclavitud, si bien cobró importancia el caso de Gran Bretaña, que a partir de 1807 tomó un camino contrario a la trata de personas esclavas, dedicándose a perseguir, apresar y enjuiciar a quienes se dedicaban a ella en las aguas del océano Atlántico. Eso no óbice para que su sistema económico -lo que no debe olvidarse- formara parte de la canalización de los capitales que circulaban y se generaban en torno a esa actividad, así como sus empresas se dedicaran a la compra de materias primas (sobre todo, el algodón) y de productos para el consumo europeo (como el azúcar, el tabaco o el café). Y tampoco debemos perder de vista la constatación, una vez más, de que en la historia del capitalismo, en gran medida en sus orígenes, la trata de personas y su utilización como mano de obra de esclava fue una de las principales fuentes de acumulación de capital.
En el libro se menciona a muchas personas, que son situadas en sus entornos familiares y en los consiguientes entrelazamientos matrimoniales que se fueron dando entre ellas. Se alude también, por supuesto, a las redes de intereses económicos y políticos que se fueron desplegando a lo largo de esos años, tanto en los lugares donde está presente la esclavitud de una forma directa como en la propia metrópoli española. Aparecen, así, inversores de las expediciones, capitanes de barco, comerciantes, compradores, cargos públicos de la isla, militares, políticos de la metrópoli… Fue frecuente un trasiego de ida y vuelta entre la Península y América por una parte de esos personajes. Y no faltó la corrupción sistémica que involucró a numerosas personas a base de mordidas, participaciones directas o encubiertas, etc.
En el caso español el circuito de la trata hizo uso del tradicional comercio triangular iniciado principalmente a partir del siglo XVII: barcos que salían con productos europeos hacia la costas africanas, donde se trocaban por personas esclavas con destino a América, para finalmente regresar con productos americanos, trabajados, a su vez, con mano de obra indígena y/o esclavizada. En otros casos las expediciones salían de la propia Cuba, e incluso de EEUU, en un viaje de ida y vuelta intercontinental. Cobraron, así, importancia puertos como los de La Habana, Santiago de Cuba, Cádiz, La Coruña, Nueva York, Charleston o Boston; factorías comerciales ubicadas a lo largo de las costas de Sierra Leona, Benin, Angola o Mozambique; centros financieros como los de Nueva York, Londres o Barcelona; o ingenios azucareros que se ubicaron a lo largo y ancho del oeste y el centro de Cuba.
Se ha estimado que desde 1819 participaron en el caso español entre 2.000 y 2.500 barcos para tales menesteres, de los cuales hay constancia de unos 350 apresados por los barcos británicos y llevados algunos de sus responsables a juicio en tribunales especiales ubicados en Sierra Leona y La Habana. Fueron, pues, centenares de miles las personas llevadas forzosamente al continente americano, en especial al área del Caribe y en mayor medida a la isla de Cuba.
En el libro se mencionan también las localidades originarias de donde fue saliendo a lo largo de esos años esa minoría de españoles: vascos, cántabros, gallegos, catalanes, andaluces…
Formaron parte de esa minoría enriquecida a los que se conoció como indianos. Menos, como negreros, entre otras cosas para evitar la mala prensa y la pérdida de honor que esa denominación suponía. Y por nombrar a unos pocos, entre los más destacados estuvieron los hermanos Cuesta Manzanal, Juan Madrazo, Antonio Frías, Carlos Drake del Castillo, Juan José Zangróniz, Pedro Blanco, Juan Manuel Manzanedo («el hombre más rico de España»), Antonio López y López…
Hay unos pasajes del libro, los referidos al último de los nombrados, que pueden ilustrar lo que fue esa realidad: «el futuro marqués de Comillas dista de figurar entre los grandes negreros de la trata. Ese lugar corresponde a Joaquín Gómez, Juan José Zangróniz, Juan Zulueta, Pedro Blanco, Pedro y Santiago Cuesta Manzanal, Domingo Aldama, Juan Madrazo, Antonio Frías, Bernardo Martínez de Pinillos, los O’Farrill, y tantos otros» (p. 199).
Y es que el cántabro Antonio López y López, con la ayuda de su hermano Claudio en los primeros momentos, pasó de ser un humilde tendero a adquirir varios ingenios en Cuba,
Hay unos pasajes del libro, los referidos al último de los nombrados, que pueden ilustrar lo que fue esa realidad: «el futuro marqués de Comillas dista de figurar entre los grandes negreros de la trata. Ese lugar corresponde a Joaquín Gómez, Juan José Zangróniz, Juan Zulueta, Pedro Blanco, Pedro y Santiago Cuesta Manzanal, Domingo Aldama, Juan Madrazo, Antonio Frías, Bernardo Martínez de Pinillos, los O’Farrill, y tantos otros» (p. 199).
Y es que el cántabro Antonio López y López, con la ayuda de su hermano Claudio en los primeros momentos, pasó de ser un humilde tendero a adquirir varios ingenios en Cuba,
que eran trabajados por centenares de esclavos. A mediados del siglo XIX decidió regresar a la Península, sin perder de vista lo que había sembrado en la isla. Empezó a invertir en empresas de navegación ubicadas en Alicante, Barcelona y Cádiz, y luego decidió instalarse en la capital catalana. Con el paso de los años, nombramiento de senador vitalicio incluido, «recibió de Alfonso XII en 1878 el titulo de marqués de Comillas.
En 1881 el rey le otorgó la Grandeza de España de primera clase [que conllevó su nombramiento como senador vitalicio]. Al fallecer en 1883, el antiguo comerciante de tienda en Santiago de Cuba, que anunciaba en la prensa local su voluntad de comprar esclavos, presidía el banco Hispano Colonial, el Banco de Crédito Mercantil, la Compañía General de Tabacos de Filipinas, la Compañía Transatlántica de España y la compañía de seguros La Previsión. Era vicepresidente de la Compañía de Caminos de Hierro del Norte de España. Levantó los astilleros de Matagorda [en la Bahía de Cádiz] y grandes fincas rústicas en varias provincias. Era el empresario-financiero-industrial- más importante del país. Había comprado el palacio Moja en Barcelona y había hecho construir el palacio Sobrellano y una villa en Comillas, El Capricho, a Antonio Gaudí». Ya fallecido, su hijo Claudio fue quien dio vida a la famosa Universidad Pontificia de Comillas, elitista donde las haya y entregada para su gestión a la Compañía de Jesús (pp. 199-200).
Y un añadido/inciso, por mi parte, sobre este personaje: es el mismo al que le erigieron estatuas con el fin de perpetuar su memoria como modelo hombre de negocios, intrépido y triunfador. Una, la de Barcelona, fue retirada en 2018 por decisión del Ayuntamiento, después que se reconociera que sus méritos estaban basados, como los de tantos otros negreros, en la trata y explotación de personas esclavas. Otra de las estatuas está ubicada en su localidad natal de Comillas, donde continúa levantada, sin que exista voluntad de reconocer la historia oscura que se esconde tras el personaje.
Volviendo al libro, todavía hasta la actualidad no ha dejado de mantenerse la presencia de esos personajes a través de lo que fueron sus creaciones materiales (esto es, empresas e instituciones) y, claro está, de quienes las han ido heredando. A modo de ejemplos, es lo que ocurre con personajes como las hermanas Koplowitz, Manuel Soroa, la familia Rato y Rodrigo Rato, Fernando Suárez, los Primo de Rivera, Alejo Vidal-Quadras, José María de Areilza, los hermanos Goytisolo, Joaquín Satrústegui, la familia Terry, la familia Borbón (a través de María Cristina y su consorte Agustín Fernando Muñoz), Eusebio Güell y familia, la familia Ybarra, Antonio Goicoechea…
En el libro se hace mención a un «partido negrero»,
Y un añadido/inciso, por mi parte, sobre este personaje: es el mismo al que le erigieron estatuas con el fin de perpetuar su memoria como modelo hombre de negocios, intrépido y triunfador. Una, la de Barcelona, fue retirada en 2018 por decisión del Ayuntamiento, después que se reconociera que sus méritos estaban basados, como los de tantos otros negreros, en la trata y explotación de personas esclavas. Otra de las estatuas está ubicada en su localidad natal de Comillas, donde continúa levantada, sin que exista voluntad de reconocer la historia oscura que se esconde tras el personaje.
Volviendo al libro, todavía hasta la actualidad no ha dejado de mantenerse la presencia de esos personajes a través de lo que fueron sus creaciones materiales (esto es, empresas e instituciones) y, claro está, de quienes las han ido heredando. A modo de ejemplos, es lo que ocurre con personajes como las hermanas Koplowitz, Manuel Soroa, la familia Rato y Rodrigo Rato, Fernando Suárez, los Primo de Rivera, Alejo Vidal-Quadras, José María de Areilza, los hermanos Goytisolo, Joaquín Satrústegui, la familia Terry, la familia Borbón (a través de María Cristina y su consorte Agustín Fernando Muñoz), Eusebio Güell y familia, la familia Ybarra, Antonio Goicoechea…
En el libro se hace mención a un «partido negrero»,
un poderoso grupo de presión formado para que las cosas de la esclavitud, independientemente de la situación legal, siguieran como desde décadas atrás se había conformado. Cobró importancia desde los años centrales del siglo XIX y, entre otras cosas, como se señala en el libro, estuvo en la raíz del asesinato del general Juan Prim. No debemos perder de vista que en 1870 fue cuando se abolió parcialmente la esclavitud en Puerto Rico y que entre las intenciones del general, por entonces jefe de gobierno, estaba acabar con la recién iniciada guerra de independencia en la isla y hasta la concesión de la autonomía.
Desde los medios de ese «partido negrero» Prim fue víctima de una campaña de prensa lanzada bajo la acusación de querer vender la isla a EEUU (p. 293). A finales de ese año fue víctima de un atentado mortal, en el que estuvo involucrada gente con vínculos con ese grupo de presión, como el general Francisco Serrano o el duque de Montpensier. Pocos años después, con Antonio Cánovas al frente del gobierno, se sobreseyó el caso y fueron puestos en libertad quienes habían estado en prisión como inculpados.
Fue en ese contexto donde surgió un patrioterismo español,
Fue en ese contexto donde surgió un patrioterismo español,
mezcla de racismo y clasismo desaforado, que, sobre todo desde 1898, fue ganando adeptos en los círculos políticos y militares. Entre los primeros estuvieron Ramiro de Maeztu o Antonio Goicoechea, miembros de los años 30 de la rama fascista monárquica. Y entre los últimos, algunos de los que participaron en el golpe de estado de 1936. Sí, los Sanjurjo, Mola, Cabanellas, Queipo de Llano, Kindelán, Dávila… Y ya para terminar, no podemos olvidarnos de algunas de las personas que mostraron su oposición a la esclavitud, dando con ello muestras de la dignidad que estuvo ausente en quienes participaron en el negocio negrero.
Una de ellas fue el sevillano José María Blanco White, que estuvo entre los primeros liberales españoles y fue autor del libro Bosquexo del comercio en esclavos. El motivo que le llevó a escribirlo fue llamar la atención «en nombre de las victimas que la codicia de algunos de sus paisanos está arrancando todos los días de la costa de África» (p. 275). Otra de esas personas fue Agustín Argüelles, uno de los redactores de la Constitución de 1812 y el diputado que propuso el fin de la trata de personas esclavos. Objeto de duros ataques por ello, se refirieron a su propósito con el término de «humo filantrópico» (p. 276). Y también está el general Jerónimo Valdés, quien desde su cargo de capitán general de Cuba durante los años de gobiernos progresistas combatió las prácticas ilegales llevadas a cabo y la corrupción existente.
Hace unos años leí otro libro de José Antonio Piqueras, Cánovas y la derecha española. Del magnicidio a los neocon (Barcelona, Península, 2008), con el que no quedé defraudado, sino todo lo contrario, algo que ahora se ha repetido. Mientras estaba leyendo Negreros no paré de dar vueltas al carácter sórdido de lo que se cuenta a lo largo de sus 300 páginas. Y hablo de sordidez en un doble sentido: porque estamos ante la realidad de la forma más extrema y perversa de sometimiento, explotación y degradación llevada a cabo por unos seres humanos sobre otros; y porque, en el caso que nos ocupa, el español, ha estado pasando desapercibida para la gran mayoría, de manera que sus responsables, en cualquiera de los grados que hubieran participado, han pasado y siguen pasando como personas de honor.
(El artículo ha sido publicado en el blog del autor Entre el mar y la meseta: https://marymeseta.blogspot.com/2022/07/negreros-de-jose-antonio-piqueras-un.html).
Hace unos años leí otro libro de José Antonio Piqueras, Cánovas y la derecha española. Del magnicidio a los neocon (Barcelona, Península, 2008), con el que no quedé defraudado, sino todo lo contrario, algo que ahora se ha repetido. Mientras estaba leyendo Negreros no paré de dar vueltas al carácter sórdido de lo que se cuenta a lo largo de sus 300 páginas. Y hablo de sordidez en un doble sentido: porque estamos ante la realidad de la forma más extrema y perversa de sometimiento, explotación y degradación llevada a cabo por unos seres humanos sobre otros; y porque, en el caso que nos ocupa, el español, ha estado pasando desapercibida para la gran mayoría, de manera que sus responsables, en cualquiera de los grados que hubieran participado, han pasado y siguen pasando como personas de honor.
(El artículo ha sido publicado en el blog del autor Entre el mar y la meseta: https://marymeseta.blogspot.com/2022/07/negreros-de-jose-antonio-piqueras-un.html).
miércoles, 3 de agosto de 2022
_- Marcel Grossmann, el talentoso matemático a quien Einstein le pedía los apuntes y le ayudó a conseguir empleo (y con su teoría)
_- Albert Einstein no economizaba elogios para uno de sus amigos más cercanos.
"Sus apuntes podrían haberse impreso y publicado", le dijo a la esposa de Marcel Grossmann sobre la época en que eran compañeros de clase en Suiza.
"Cuando llegaba el momento de prepararme para mis exámenes, él siempre me prestaba aquellos cuadernos de apuntes, que eran mi salvación. Ni siquiera imagino lo que habría hecho sin aquellos libros".
Esas palabras del genio de la física las reproduce Walter Isaacson en su extraordinaria biografía "Einstein, su vida y universo".
El matemático también vería con admiración a su amigo: "Este Einstein un día será un gran hombre", les dijo a sus padres.
A veces, después de clases, iban a una cafetería a conversar.
Se trató de una amistad que fue más allá de la vida estudiantil.
Isaacson describe a Grossmann como "el ángel guardián" de Einstein.
"Como estudiantes, nosotros, Albert Einstein y yo, a menudo analizábamos psicológicamente a conocidos comunes así como a nosotros mismos.
Durante una de esas conversaciones, una vez hizo la observación precisa: tu principal debilidad es que no puedes decir 'no'", escribió Grossmann.
En el Politécnico
Grossmann nació en Budapest en 1878. Su familia era de Suiza, a donde se fue, junto a sus padres, cuando tenía 15 años.
Marcel Grossmann
FUENTE DE LA IMAGEN,ETH-BIBLIOTHEK ZÜRICH, BILDARCHIV
Asistió al Politécnico de Zúrich, hoy conocido como ETH, donde conoció a Einstein, que estudiaba para convertirse en maestro de física y matemáticas.
"Hay gente que dice que Einstein faltaba a clases. No estoy seguro de eso, tengo mis dudas, creo que Einstein era buen estudiante, asistía a las clases, pero sí sabemos que para prepararse para los exámenes, usó los apuntes de Grossmann", le dice a BBC Mundo Tilman Sauer, profesor de Historia de las matemáticas y las ciencias naturales en la Universidad de Mainz, en Alemania.
Y es que las anotaciones de su compañero eran de lujo. Cuando volvía a casa, Grossmann pasaba sus anotaciones en limpio y las trabajaba meticulosamente.
"En sus exámenes parciales de octubre de 1898 (Einstein) había terminado el primero de su clase, con una media de 5,7 sobre un máximo de 6. El segundo, con un 5,6 era su amigo y encargado de tomar apuntes de matemáticas Marcel Grossmann", cuenta Isaacson.
"Me conmovió"
Aunque ahora parezca increíble, Einstein tuvo dificultades para encontrar un empleo académico.
Mileva Maric, la primera esposa de Einstein, también fue compañera de Grossmann en el ETH.
"De hecho, habrían de pasar nada menos que nueve años desde su graduación en el Politécnico de Zúrich, en 1900 -y cuatro años tras el milagroso año en el que no solo puso la física patas arriba, sino que logró finalmente que se le aceptara una tesis doctoral-, antes de que le ofrecieran un puesto como profesor universitario", señala el autor.
En el otoño de 1900, tuvo unos ocho empleos esporádicos como maestro particular y envió varias cartas a profesores de universidades europeas para que fuese considerado para un puesto.
"Quería ser asistente de algún profesor", señala Sauer, quien fue editor colaborador de los Collected Papers of Albert Einstein.
Cuando Einstein ya empezaba a desesperarse, "Grossmann le escribió diciéndole que era probable que hubiera una plaza de funcionario en la Oficina Suiza de Patentes, situada en Berna. El padre de Grossmann conocía al director y estaba dispuesto a recomendar a Einstein", indica Isaacson.
"¡Querido Marcel! Cuando encontré tu carta ayer, me conmovió profundamente tu devoción y compasión que no te permitieron olvidar a tu viejo desafortunado amigo (...)", le respondió en una misiva.
Einstein consiguió ese empleo en 1902 y fue allí, en la ahora famosa Oficina de Patentes, que en 1905, el genio desconocido de 26 años publicó su teoría de la relatividad especial.
Precisamente, en ese puesto escribió cinco estudios científicos que revolucionaron la física de inicios del siglo XX.
Ayudarlo a obtener ese empleo, sería descrito por Einstein como "lo más grande que Marcel Grossmann hizo por mí como amigo".
De hecho, ese año, el físico le dedicó su tesis doctoral.
En 1909, conquistaría una plaza como profesor asociado en la Universidad de Zúrich y, en 1911, se iría como profesor a la Universidad de Praga.
Grossmann, el profesor
Desde el principio, Grossmann pisó fuerte en el mundo académico. Poco después de graduarse como docente especializado en matemáticas, consiguió una posición como asistente de un profesor en el mismo ETH.
Se convertiría en un experto en geometría no euclidiana y en geometría proyectiva y publicaría varios estudios sobre ese campo.
Su devoción como maestro y pedagogo lo caracterizaría a lo largo de su carrera, como lo cuenta el libro Marcel Grossmann: For the Love of Mathematics, que escribió su nieta Claudia Graf-Grossmann.
"Nunca se permite dar clases durante horas y horas sin asegurarse de que sus alumnos entiendan lo que intenta enseñarles, como hicieron sus profesores cuando estaba en la escuela secundaria en Budapest.
Por sus propias experiencias escolares, sabe que el placer de aprender y el éxito resultante son incomparablemente mayores cuando el material se enseña de una manera apasionante y fácilmente comprensible".
En 1905, se mudó a Basilea, donde enseñó y publicó dos libros de textos sobre geometría, de los que aprenderían varias generaciones de estudiantes.
En 1907, fue nombrado profesor de geometría descriptiva en el ETH.
"Con Grossmann ahora en una posición importante en la facultad de ETH, no es de sorprender que hubiese estado envuelto en traer de regreso a Einstein a Zúrich", escribió Sauer en el ensayo: Marcel Grossmann and his contribution to the general theory of relativity.
En 1912, Einstein fue nombrado profesor de Física teórica en esa institución.
Se reunió con Grossmann y le habló de sus ideas para generalizar su teoría de la relatividad especial.
Einstein le dijo: "Me tienes que ayudar o me volveré loco".
La guía
En un artículo sobre el matemático, John Joseph O'Connor y Edmund Frederick Robertson, profesores de la Universidad de St. Andrews, cuentan que en 1912, Einstein luchaba por "extender su teoría de la relatividad especial para incluir la gravitación".
Bernard Riemann fue un prodigio alemán del siglo XIX.
Y encontró en su amigo una gran guía.
"La necesidad de ir más allá de la descripción euclidiana del espacio-tiempo fue primero articulada por Grossman, quien persuadió a Einstein de que ese era el lenguaje correcto para lo que se convertiría en la relatividad general", le señaló a BBC Mundo, en 2020, David McMullan, profesor de Física Teórica de la Universidad Plymouth.
Grossmann le sugirió el trabajo del alemán Bernhard Riemann y el cálculo tensorial que desarrollaban los italianos Gregorio Ricci-Curbastro y Tullio Levi-Civita.
Él mismo era un experto en cálculo tensorial y sus explicaciones terminaron convenciendo a Einstein.
Y es que -recuerda Isaacson- en los dos cursos de geometría que tomaron en el ETH, Einstein sacó 4,25 de 6, mientras que Grossman obtuvo 6.
"Estoy trabajando exclusivamente en el problema de la gravitación y creo que puedo superar todas las dificultades con la ayuda de un amigo matemático aquí", le escribió Einstein, en 1912, al físico teórico Arnold Sommerfeld.
"Pero una cosa es cierta: nunca antes en mi vida había trabajado tanto y he adquirido un respeto enorme por las matemáticas, cuyos aspectos más sutiles consideré hasta ahora, en mi ingenuidad, como un mero lujo.
"Comparado con este problema, la teoría original de la relatividad es un juego de niños".
Las geometrías no euclidianas
"En la segunda mitad del siglo XIX, se empezaron a desarrollar las geometrías no euclidianas y el concepto de geometría de Riemann, y eso era lo que Einstein necesitaba para establecer la teoría generalizada", le dice a BBC Mundo Manuel de León, profesor de Investigación del Consejo Superior de Investigaciones Científicas de España y académico de la Real Academia de Ciencias de España.
Pero había un detalle: "no estaba familiarizado con ellas".
"La labor de Grossmann fue fundamental para despejarle el camino a Einstein y explicarle todo eso que estaba naciendo en el ámbito de las matemáticas".
A Einstein le urgía que sus ideas sobre física pudieran ser "materializadas con un modelo matemático y ese modelo lo daban las geometrías no euclidianas".
Con ese término se denominan las geometrías, como la hiperbólica y la esférica, que difieren de la geometría de Euclides en el axioma, sobre la existencia de una paralela externa a una recta.
Es así como, cuando comenzó a elaborar su teoría de la relatividad general, Einstein se dio cuenta de que tenía que utilizar la geometría diferencial, que habían desarrollado a partir del siglo XIX grandes matemáticos como Gauss, Bolyai, Lobachevskai, Riemann, Ricci, Lévi-Civita, Christoffel, y muchos otros.
"La idea esencial de Einstein es: la masa crea curvatura a su alrededor, pero ¿cómo la crea? ¿Cuál es el modelo matemático que es capaz de expresar esa curvatura si tengo la masa? Para eso necesitaba la geometría diferencial", indica el profesor.
"Lo maravilloso de Einstein es que fue capaz de poner todas esas cosas juntas y con su intuición física, encontrar la ecuación de campo", señala.
Pero antes de llegar a eso, el genio trabajó arduamente.
Juntos
En 1913, los dos amigos publicaron un artículo en el que "unieron las matemáticas sofisticadas que Grossmann sabía y la física de Einstein", indica Sauer.
Ese artículo es considerado un paso importante en el camino hacia la teoría general de la relatividad.
"Juntos trataron de darle sentido a las matemáticas en el contexto de lo que Einstein necesitaba para su teoría".
Sin embargo, no lograron encontrar las ecuaciones correctas del campo gravitatorio.
En 1914, publicaron otro artículo conjunto. Pero ese mismo año, su colaboración terminó. Einstein había aceptado una plaza como profesor en Berlín.
Allí, siguió trabajando en el problema de la gravitación.
A finales de 1915, llegó a la formulación definitiva de su teoría, la publicó y revolucionó la historia de la ciencia y la forma en que entendemos el universo.
"Einstein enfatizó que su teoría general de la relatividad se construyó sobre el trabajo de Gauss y Riemann, gigantes del mundo matemático.
Pero también se construyó sobre el trabajo de figuras destacadas de la física, como Maxwell y Lorentz, y sobre el trabajo de investigadores menos conocidos, en particular Grossmann, Besso, Freundlich, Kottler, Nordström y Fokker", escribieron Michel Janssen y Jürgen Renn en el artículo History: Einstein was no lone genius, de la revista Nature.
En su artículo Sauer, cuenta que meses después de publicar la teoría, Einstein escribió:
"Quiero reconocer con agradecimiento a mi amigo, el matemático Grossmann, cuya ayuda no sólo me ahorró el esfuerzo de estudiar la literatura matemática pertinente, sino que también me ayudó en mi búsqueda de las ecuaciones de gravitación de campo".
"Toda la vida"
En los años 20, la salud de Grossmann se empezó a deteriorar debido a la esclerosis múltiple.
Murió en 1936, en Suiza.
En 1955, Einstein recordó a Grossmann con gratitud en un texto autobiográfico.
En una carta para expresar sus condolencias, Einstein le escribió a la esposa de su amigo sus recuerdos:
"Él, un estudiante modelo, yo, desordenado y soñador".
Elogió que su amigo siempre estuviera en buenos términos con los profesores y que lo entendiera todo fácilmente, mientras él era distante, no muy popular.
"Pero éramos buenos amigos y nuestras conversaciones delante de un café helado en el Metropole cada pocas semanas están entre mis recuerdos más felices".
Cuando se graduaron, "me quedé solo de repente, enfrentando la vida sin poder hacer nada. Pero estuvo a mi lado y a través de él (y su padre) llegué a (Friedrich) Haller en la Oficina de Patentes unos años más tarde".
Estar allí fue como una especie de "salvavidas, sin el cual no podría haber muerto, pero ciertamente me habría marchitado intelectualmente".
Evocó "el trabajo científico conjunto y febril sobre el formalismo de la teoría general de la relatividad".
"No se completó, ya que me mudé a Berlín, donde continué trabajando por mi cuenta".
Y lamentó el impacto de la enfermedad en su amigo.
"Pero una cosa es hermosa. Fuimos amigos y seguimos siendo amigos toda la vida".
https://www.bbc.com/mundo/noticias-62224392
"Lo maravilloso de Einstein es que fue capaz de poner todas esas cosas juntas y con su intuición física, encontrar la ecuación de campo", señala.
Pero antes de llegar a eso, el genio trabajó arduamente.
Juntos
En 1913, los dos amigos publicaron un artículo en el que "unieron las matemáticas sofisticadas que Grossmann sabía y la física de Einstein", indica Sauer.
Ese artículo es considerado un paso importante en el camino hacia la teoría general de la relatividad.
"Juntos trataron de darle sentido a las matemáticas en el contexto de lo que Einstein necesitaba para su teoría".
Sin embargo, no lograron encontrar las ecuaciones correctas del campo gravitatorio.
En 1914, publicaron otro artículo conjunto. Pero ese mismo año, su colaboración terminó. Einstein había aceptado una plaza como profesor en Berlín.
Allí, siguió trabajando en el problema de la gravitación.
A finales de 1915, llegó a la formulación definitiva de su teoría, la publicó y revolucionó la historia de la ciencia y la forma en que entendemos el universo.
"Einstein enfatizó que su teoría general de la relatividad se construyó sobre el trabajo de Gauss y Riemann, gigantes del mundo matemático.
Pero también se construyó sobre el trabajo de figuras destacadas de la física, como Maxwell y Lorentz, y sobre el trabajo de investigadores menos conocidos, en particular Grossmann, Besso, Freundlich, Kottler, Nordström y Fokker", escribieron Michel Janssen y Jürgen Renn en el artículo History: Einstein was no lone genius, de la revista Nature.
En su artículo Sauer, cuenta que meses después de publicar la teoría, Einstein escribió:
"Quiero reconocer con agradecimiento a mi amigo, el matemático Grossmann, cuya ayuda no sólo me ahorró el esfuerzo de estudiar la literatura matemática pertinente, sino que también me ayudó en mi búsqueda de las ecuaciones de gravitación de campo".
"Toda la vida"
En los años 20, la salud de Grossmann se empezó a deteriorar debido a la esclerosis múltiple.
Murió en 1936, en Suiza.
En 1955, Einstein recordó a Grossmann con gratitud en un texto autobiográfico.
En una carta para expresar sus condolencias, Einstein le escribió a la esposa de su amigo sus recuerdos:
"Él, un estudiante modelo, yo, desordenado y soñador".
Elogió que su amigo siempre estuviera en buenos términos con los profesores y que lo entendiera todo fácilmente, mientras él era distante, no muy popular.
"Pero éramos buenos amigos y nuestras conversaciones delante de un café helado en el Metropole cada pocas semanas están entre mis recuerdos más felices".
Cuando se graduaron, "me quedé solo de repente, enfrentando la vida sin poder hacer nada. Pero estuvo a mi lado y a través de él (y su padre) llegué a (Friedrich) Haller en la Oficina de Patentes unos años más tarde".
Estar allí fue como una especie de "salvavidas, sin el cual no podría haber muerto, pero ciertamente me habría marchitado intelectualmente".
Evocó "el trabajo científico conjunto y febril sobre el formalismo de la teoría general de la relatividad".
"No se completó, ya que me mudé a Berlín, donde continué trabajando por mi cuenta".
Y lamentó el impacto de la enfermedad en su amigo.
"Pero una cosa es hermosa. Fuimos amigos y seguimos siendo amigos toda la vida".
https://www.bbc.com/mundo/noticias-62224392
martes, 2 de agosto de 2022
_- Mara
_- Mara
Mara, Mara, Mara
Mara, Mara, Mara
Déjame sentarme aquí
A pensar tan solo en vos
A mirar en tus ojos estrellas
Más grandes que el sol
Mara, Mara, Mara
Mara, Mara, Mara
Déjame sentarme aquí
A pensar tan solo en vos
A mirar en tus ojos estrellas
Más grandes que el sol
Al final, la vida tiene esa costumbre
De mezclar su cubilete de tal forma
Que no hay quien pueda llegar hasta la cumbre
Sin sufrir estrictamente algunas normas
Hoy sé bien adonde están las cosas muertas
No me vengan con oscuras bendiciones
Solo quiero un beso tibio de la vida
Sin recuerdos de tortura y dictadores
Mara, Mara, Mara
Mara, Mara, Mara
Déjame sentarme aquí
A pensar tan solo en vos
A mirar en tus ojos estrellas
Más grandes que el sol
Mara, Mara, Mara
Mara, Mara, Mara
Déjame sentarme aquí
A pensar tan solo en vos
A mirar en tus ojos estrellas
Más grandes que el sol
Fuente: Musixmatch
Autores de la canción: Victor Ramon Cournou
Letra de Mara © Warner Chappell Music Argentina
Víctor Heredia
Ya sabemos donde están las cosas muertas
Esos rostros de asesinos que regresan
A explicarnos que jamás hicieron nada
No sé bien donde poner tanta tristeza
Hoy tratemos de olvidar tanta mentira
No quisiera darte un beso con tal pena
Que presientas otra vez esas heridas
Destilando su dolor de cosas viejas
Esos rostros de asesinos que regresan
A explicarnos que jamás hicieron nada
No sé bien donde poner tanta tristeza
Hoy tratemos de olvidar tanta mentira
No quisiera darte un beso con tal pena
Que presientas otra vez esas heridas
Destilando su dolor de cosas viejas
Mara, Mara, Mara
Mara, Mara, Mara
Déjame sentarme aquí
A pensar tan solo en vos
A mirar en tus ojos estrellas
Más grandes que el sol
Mara, Mara, Mara
Mara, Mara, Mara
Déjame sentarme aquí
A pensar tan solo en vos
A mirar en tus ojos estrellas
Más grandes que el sol
Al final, la vida tiene esa costumbre
De mezclar su cubilete de tal forma
Que no hay quien pueda llegar hasta la cumbre
Sin sufrir estrictamente algunas normas
Hoy sé bien adonde están las cosas muertas
No me vengan con oscuras bendiciones
Solo quiero un beso tibio de la vida
Sin recuerdos de tortura y dictadores
Mara, Mara, Mara
Mara, Mara, Mara
Déjame sentarme aquí
A pensar tan solo en vos
A mirar en tus ojos estrellas
Más grandes que el sol
Mara, Mara, Mara
Mara, Mara, Mara
Déjame sentarme aquí
A pensar tan solo en vos
A mirar en tus ojos estrellas
Más grandes que el sol
Fuente: Musixmatch
Autores de la canción: Victor Ramon Cournou
Letra de Mara © Warner Chappell Music Argentina
lunes, 1 de agosto de 2022
La mariposa de Austin. Evaluar con el corazón.
Al terminar una conferencia que impartí hace unos días en un Master de Educación Emocional organizado por la Fundación Liderazgo Chile, intervino uno de los asistentes para expresar su opinión sobre lo que había sido para él mi intervención. (La conferencia tenía el titulo de uno de mis últimos libros: “Evaluar con el corazón”). Hizo hincapié en lo que había aprendido y, al final, hizo una interesante aportación de la que hablaré seguidamente.
Expliqué entre muchas otras cosas, que la evaluación debe ser educativa, no solo porque se refiere a cuestiones relacionadas con la educación sino porque educa a quien la hace y a quien la recibe. Una evaluación que empodere a los alumnos y a las alumnas, haciéndoles protagonistas del proceso. Una evaluación que tenga en cuenta a cada persona en su singularidad y que esté despojada de autoritarismo y de crueldad. Una evaluación que ayude a comprender, a dialogar, a mejorar, a crecer. En definitiva, una evaluación hecha con el corazón.
Conté durante la conferencia la historia de la “Niña de las oes” que, hace algunos años, publiqué en mi libro “La casa de los mil espejos y otros relatos para la educación inicial”. Una profesora chilena le pide a la directora de la escuela que trate de corregir a una alumna que tiene su cuaderno desordenado y poco limpio. No sabe qué hacer con ella. La directora acude a la clase, le pide su cuaderno a la niña, va pasando las hojas en silencio hasta que llega a una página en la que ve una letra “o” perfecta, con su rabito en la parte superior. Le pregunta a la niña quién la ha hecho y, con orgullo, dice que la ha hecho ella. La felicita por la letra tan perfecta y se va. Por la tarde, le dicen que una niña la está esperando en la puerta y que, a pesar de haberle dicho que está en una reunión, no quiere irse para casa sin verla. La directora sale y ve a la niña de la mañana en la puerta con su cuaderno.
¿Querías verme? ¿No querías irte a casa sin hablar conmigo? ¿Qué es eso tan importante que quieres decirme? Quiero que vea esto, dice la niña, mientras le muestra el cuaderno lleno de oes. Si la directora, al ver el cuaderno, le dice a la niña que la presentación de los trabajos que hace daña la vista, que su maestra está desesperada con ella, que es un desastre completo y que no puede seguir así sin recibir un buen castigo, se habría ido a casa entristecida, desanimada y acomplejada. Pero esa directora, con alma de educadora, ve por dónde puede animarla, cómo puede ayudarla, cómo puede motivarla.
Agradezco a Manuel Navarrete que, si no recuerdo mal, era el nombre del interviniente, que me recordase otra historia que conocí hace años, que tenía olvidada y que ahora quiero compartir con mis lectores y lectoras. Se trata de “La mariposa de Austin”.
La historia se recoge en un vídeo en el que un maestro cuenta y enseña a unos alumnos de segundo grado, siete años, el proyecto de una mariposa que los alumnos y alumnas de primer grado, entre ellos Austin, tienen que dibujar en clase.
Austin es un chico norteamericano que cursa primer grado, seis años, en un pueblo llamado Boise perteneciente al estado de Idaho. En su clase, él y sus compañeros estudian las mariposas y por eso deben realizar un proyecto sobre ellas. El proyecto consiste en dibujar desde una perspectiva científica una mariposa a partir del modelo de una fotografía. Concretamente, la mariposa que debe dibujar Austin responde a la especie de “mariposa tigre”, porque tiene en las alas unas rayas parecidas a las de la piel del depredador.
En su primer intento, Austin no acierta del todo con su dibujo y está lejos de aproximarse a la fotografía. Su maestro reconoce que no está mal, pero todavía no se acerca a la mariposa de la fotografía. Aún así la respuesta es: “Austin, buen comienzo”. Para poder mejorarla, Austin se servirá de las críticas y aportaciones de sus compañeros de clase. Son sus compañeros los que le dicen lo que deberá mejorar de cara a su segundo modelo de mariposa.
Austin mejora en su segundo modelo de la mariposa, a partir de las sugerencias de sus compañeros y compañeras. El maestro comenta y valora positivamente que Austin haya sido capaz de escuchar las aportaciones de sus colegas de clase y de llevarlas a la práctica. Pero, aunque el dibujo ha mejorado respecto al primero, todavía no es perfecto, no ha conseguido la excelencia.
Austin deberá realizar un tercer modelo de la mariposa. Y su tercer dibujo aún presenta aspectos mejorables, como así le indican sus compañeros. Ellos son los que de la forma más detallada posible intentan que Austin mejore su dibujo de la mariposa.
El cuarto dibujo supone realmente una grata sorpresa para sus compañeros. Ahora que Austin ha realizado un dibujo realmente parecido a la fotografía tras escuchar a sus compañeros, está preparado para dibujarlo.
Su dibujo final es realmente asombroso y su parecido con la mariposa muy acertado. Finalmente, Austin ha conseguido un dibujo extraordinario, un dibujo que raya la excelencia porque, como su maestro bien indica, ha sido capaz de enfocarlo con una perspectiva científica, con la mirada de un científico
Hay varias cuestiones interesantes en esta historia. Aunque el primer trabajo de Austin es claramente imperfecto, el maestro le dice: “Buen comienzo, Austin”, lo cual significa que valora el esfuerzo y el interés del alumno. Pero no se queda ahí. Sugiere un camino para que pueda superar lo que ha hecho en el primer dibujo. Lejos de desanimarlo, le pone en el camino de la mejora. No le regala la felicitación porque, realmente, Austin ha hecho un esfuerzo.
La segunda lección es cómo consigue el profesor esa ayuda que Austin necesita. Los compañeros y las compañeras le dicen cómo puede mejorar: el tamaño de las alas, la longitud de las antenas…
Y Austin lo intenta de nuevo. Mejora, pero su dibujo de la mariposa todavía se encuentra alejado del modelo. El maestro pregunta a los alumnos qué es lo que le falta al dibujo de Austin para que sea mejor. Los niños y las niñas observan uno y otro y le van diciendo lo que tiene que corregir. Ahora le dicen que dibuje las rayas que aparecen en las dos alas.
El espíritu de superación que invade a Austin se alimenta de la confianza en él que muestran el profesor y los compañeros. Lo intenta una y otra vez y va consiguiendo mejorar el trabajo.
Hasta cinco repeticiones realiza el niño. La última está relacionada con el color. Después de cada ensayo es felicitado por el profesor y ayudado por sus compañeros. Ellos se lo dicen claramente: ahora ya lo puedes pintar. Cuando ven el resultado final, aplauden admirados. Han ayudado a su compañero a alcanzar el éxito. Y han vivido con ilusión la alegría de ver que el compañero, mediante su deseo de superación, ha conseguido realizar bien el trabajo.
La consecución del objetivo muestra otra actitud positiva, que es la de dar por bueno lo que se ha conseguido, como sucede con Austin. Digo esto porque el perfeccionismo nos lleva a considerar que no se puede llegar nunca a un trabajo plenamente satisfactorio. He conocido a profesores que dicen que el diez es para Dios, el nueve para el profesor y, a partir de ahí, ya se puede asignar la calificación a los alumnos y alumnas. Ellos nunca lo pueden hacer perfectamente.
Hay que combinar la felicitación por lo que está bien realizado con el estímulo de la mejora. Un estímulo que puede proceder del propio alumno, de su profesor o, como hemos visto en este caso, de los compañeros y compañeras de quien aprende. El esfuerzo atraviesa todo el proceso, hasta conseguir el logro deseado. Reflexionar y comprender juntos para que mejore cada uno. La evaluación es un proceso de dialogo, comprensión y mejora.
Expliqué entre muchas otras cosas, que la evaluación debe ser educativa, no solo porque se refiere a cuestiones relacionadas con la educación sino porque educa a quien la hace y a quien la recibe. Una evaluación que empodere a los alumnos y a las alumnas, haciéndoles protagonistas del proceso. Una evaluación que tenga en cuenta a cada persona en su singularidad y que esté despojada de autoritarismo y de crueldad. Una evaluación que ayude a comprender, a dialogar, a mejorar, a crecer. En definitiva, una evaluación hecha con el corazón.
Conté durante la conferencia la historia de la “Niña de las oes” que, hace algunos años, publiqué en mi libro “La casa de los mil espejos y otros relatos para la educación inicial”. Una profesora chilena le pide a la directora de la escuela que trate de corregir a una alumna que tiene su cuaderno desordenado y poco limpio. No sabe qué hacer con ella. La directora acude a la clase, le pide su cuaderno a la niña, va pasando las hojas en silencio hasta que llega a una página en la que ve una letra “o” perfecta, con su rabito en la parte superior. Le pregunta a la niña quién la ha hecho y, con orgullo, dice que la ha hecho ella. La felicita por la letra tan perfecta y se va. Por la tarde, le dicen que una niña la está esperando en la puerta y que, a pesar de haberle dicho que está en una reunión, no quiere irse para casa sin verla. La directora sale y ve a la niña de la mañana en la puerta con su cuaderno.
¿Querías verme? ¿No querías irte a casa sin hablar conmigo? ¿Qué es eso tan importante que quieres decirme? Quiero que vea esto, dice la niña, mientras le muestra el cuaderno lleno de oes. Si la directora, al ver el cuaderno, le dice a la niña que la presentación de los trabajos que hace daña la vista, que su maestra está desesperada con ella, que es un desastre completo y que no puede seguir así sin recibir un buen castigo, se habría ido a casa entristecida, desanimada y acomplejada. Pero esa directora, con alma de educadora, ve por dónde puede animarla, cómo puede ayudarla, cómo puede motivarla.
Agradezco a Manuel Navarrete que, si no recuerdo mal, era el nombre del interviniente, que me recordase otra historia que conocí hace años, que tenía olvidada y que ahora quiero compartir con mis lectores y lectoras. Se trata de “La mariposa de Austin”.
La historia se recoge en un vídeo en el que un maestro cuenta y enseña a unos alumnos de segundo grado, siete años, el proyecto de una mariposa que los alumnos y alumnas de primer grado, entre ellos Austin, tienen que dibujar en clase.
Austin es un chico norteamericano que cursa primer grado, seis años, en un pueblo llamado Boise perteneciente al estado de Idaho. En su clase, él y sus compañeros estudian las mariposas y por eso deben realizar un proyecto sobre ellas. El proyecto consiste en dibujar desde una perspectiva científica una mariposa a partir del modelo de una fotografía. Concretamente, la mariposa que debe dibujar Austin responde a la especie de “mariposa tigre”, porque tiene en las alas unas rayas parecidas a las de la piel del depredador.
En su primer intento, Austin no acierta del todo con su dibujo y está lejos de aproximarse a la fotografía. Su maestro reconoce que no está mal, pero todavía no se acerca a la mariposa de la fotografía. Aún así la respuesta es: “Austin, buen comienzo”. Para poder mejorarla, Austin se servirá de las críticas y aportaciones de sus compañeros de clase. Son sus compañeros los que le dicen lo que deberá mejorar de cara a su segundo modelo de mariposa.
Austin mejora en su segundo modelo de la mariposa, a partir de las sugerencias de sus compañeros y compañeras. El maestro comenta y valora positivamente que Austin haya sido capaz de escuchar las aportaciones de sus colegas de clase y de llevarlas a la práctica. Pero, aunque el dibujo ha mejorado respecto al primero, todavía no es perfecto, no ha conseguido la excelencia.
Austin deberá realizar un tercer modelo de la mariposa. Y su tercer dibujo aún presenta aspectos mejorables, como así le indican sus compañeros. Ellos son los que de la forma más detallada posible intentan que Austin mejore su dibujo de la mariposa.
El cuarto dibujo supone realmente una grata sorpresa para sus compañeros. Ahora que Austin ha realizado un dibujo realmente parecido a la fotografía tras escuchar a sus compañeros, está preparado para dibujarlo.
Su dibujo final es realmente asombroso y su parecido con la mariposa muy acertado. Finalmente, Austin ha conseguido un dibujo extraordinario, un dibujo que raya la excelencia porque, como su maestro bien indica, ha sido capaz de enfocarlo con una perspectiva científica, con la mirada de un científico
Hay varias cuestiones interesantes en esta historia. Aunque el primer trabajo de Austin es claramente imperfecto, el maestro le dice: “Buen comienzo, Austin”, lo cual significa que valora el esfuerzo y el interés del alumno. Pero no se queda ahí. Sugiere un camino para que pueda superar lo que ha hecho en el primer dibujo. Lejos de desanimarlo, le pone en el camino de la mejora. No le regala la felicitación porque, realmente, Austin ha hecho un esfuerzo.
La segunda lección es cómo consigue el profesor esa ayuda que Austin necesita. Los compañeros y las compañeras le dicen cómo puede mejorar: el tamaño de las alas, la longitud de las antenas…
Y Austin lo intenta de nuevo. Mejora, pero su dibujo de la mariposa todavía se encuentra alejado del modelo. El maestro pregunta a los alumnos qué es lo que le falta al dibujo de Austin para que sea mejor. Los niños y las niñas observan uno y otro y le van diciendo lo que tiene que corregir. Ahora le dicen que dibuje las rayas que aparecen en las dos alas.
El espíritu de superación que invade a Austin se alimenta de la confianza en él que muestran el profesor y los compañeros. Lo intenta una y otra vez y va consiguiendo mejorar el trabajo.
Hasta cinco repeticiones realiza el niño. La última está relacionada con el color. Después de cada ensayo es felicitado por el profesor y ayudado por sus compañeros. Ellos se lo dicen claramente: ahora ya lo puedes pintar. Cuando ven el resultado final, aplauden admirados. Han ayudado a su compañero a alcanzar el éxito. Y han vivido con ilusión la alegría de ver que el compañero, mediante su deseo de superación, ha conseguido realizar bien el trabajo.
La consecución del objetivo muestra otra actitud positiva, que es la de dar por bueno lo que se ha conseguido, como sucede con Austin. Digo esto porque el perfeccionismo nos lleva a considerar que no se puede llegar nunca a un trabajo plenamente satisfactorio. He conocido a profesores que dicen que el diez es para Dios, el nueve para el profesor y, a partir de ahí, ya se puede asignar la calificación a los alumnos y alumnas. Ellos nunca lo pueden hacer perfectamente.
Hay que combinar la felicitación por lo que está bien realizado con el estímulo de la mejora. Un estímulo que puede proceder del propio alumno, de su profesor o, como hemos visto en este caso, de los compañeros y compañeras de quien aprende. El esfuerzo atraviesa todo el proceso, hasta conseguir el logro deseado. Reflexionar y comprender juntos para que mejore cada uno. La evaluación es un proceso de dialogo, comprensión y mejora.
https://flich.org/la-mariposa-de-austin-columna-escrita-por-miguel-angel-santos-guerra/
domingo, 31 de julio de 2022
La huida injustificable de Alberto Núñez Feijóo.
El debate sobre el estado de la nación no es derecho constitucional obligatorio, sino opcional, la flexibilidad con que se puede organizar es enorme. Si el PP hubiera planteado en la Junta de Portavoces que sería Núñez Feijóo quien representara al partido en el debate, no existe la menor duda de que habría sido aceptado
La recuperación de la “práctica parlamentaria” del debate del estado de la nación se produce en un momento muy difícil tanto en España como en el resto del mundo y singularmente en Europa. De ahí la importancia del mismo. No ha habido ninguno en el que en un debate se tenga que hacer una síntesis de un periodo en el que se han sucedido crisis de distinta naturaleza que no tenían precedentes conocidos ni por los más viejos del lugar.
Justamente por eso, era de suma importancia que en el debate de este año estuviera presente el líder del principal partido de la oposición, que pudiera dar la réplica al discurso del Presidente del Gobierno y ofrecer la visión alternativa de la que su partido es portador.
En este caso la participación del presidente del principal partido de la oposición era todavía más necesaria por el terremoto político que el PP ha tenido que superar en estos últimos meses. El debate sobre el estado de la nación era la ocasión para que Alberto Núñez Feijóo se dirigiera a la sociedad española para explicarle cuál es la visión que él tiene del país y qué proyecto de dirección política del mismo propone.
Dado que el debate sobre el estado de la nación no es derecho constitucional obligatorio, sino opcional, la flexibilidad con que se puede organizar el mismo es enorme. Si el PP hubiera planteado en la Junta de Portavoces que sería Núñez Feijóo quien representara al partido en el debate, no existe la menor duda de que tal planteamiento habría sido aceptado. Tendría que haber sido aceptado, porque no hay ningún obstáculo en la Constitución o en el Reglamento del Congreso de los Diputados que lo impida. Todo lo contrario. Alberto Núñez Feijóo es senador y, por tanto, miembro de las Cortes Generales, que es el órgano que “representa al pueblo español” (art. 66.1 CE). En un debate sobre el estado de la nación no debería haber ningún obstáculo para que pudiera participar con la misma legitimidad democrática que cualquier otro miembro de las Cortes Generales. De no haber sido aceptada la propuesta, el PP podría haber interpuesto un recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional. Dada la naturaleza exclusivamente política del debate sobre el estado de la nación no hay mejor decisión acorde con dicha naturaleza que la de que sea el presidente del principal partido de la oposición el que esté expresando la posición de su partido. Y confrontando dicha posición con la expresada por el presidente del Gobierno.
¿Por qué no ha sido así? ¿Por qué Alberto Núñez Feijóo no reunió a la dirección del partido primero para informarle y oír su opinión sobre la conveniencia de ser él el que participara como portavoz del partido en el debate y por qué no ordenó que se trasladara esa propuesta a la Junta de Portavoces para que la aceptara y se comunicara a la Presidenta y a la Mesa del Congreso de los Diputados?
El resultado de la huida del presidente del PP de su responsabilidad de ser portavoz de la posición de su partido sobre el estado de la nación y de singularizar su confrontación con el Presidente del Gobierno respecto de la posición de los demás grupos parlamentarios, lo hemos podido ver todos los españoles. El PP ha estado ausente del debate propiamente dicho. La intervención de su portavoz, Cuca Gamarra, fue patética, dedicando los diez primeros minutos a ETA y el resto no se sabe muy bien a qué. En el debate más importante el principal partido de la oposición ha estado ausente. Y ausente por voluntad de su presidente.
Prudencia no es cobardía, reza un conocido refrán. Pero hay ocasiones en que la prudencia no puede ser interpretada nada más que como cobardía. Y esta es una de ellas. Alberto Núñez Feijóo no podía autoexcluirse del debate más importante de la legislatura. Su obligación era estar en la Tribuna del Congreso de los Diputados y no en un asiento del hemiciclo con cara de circunstancias.
Estas son las ocasiones en las que un dirigente político tiene que acreditar su condición de tal. Resulta evidente que el presidente del PP no ha sabido hacerlo.
Javier Pérez Royo,
El debate del estado de la nación no es Derecho Constitucional obligatorio, como lo es la renovación de los miembros del Consejo General del Poder Judicial (CGPJ) o de los magistrados del Tribunal Constitucional (TC), sino que es Derecho Constitucional opcional. Es el resultado de una iniciativa del presidente Felipe González en el año 1983. Hasta 2015, excepto en los años en que la celebración de las elecciones generales no lo hizo posible, la periodicidad anual era la norma. A partir de 2015, con la quiebra limitada, pero quiebra, del bipartidismo, también el debate del estado de la nación se vería afectado, no habiéndose producido ninguno en siete años.
La recuperación de la “práctica parlamentaria” del debate del estado de la nación se produce en un momento muy difícil tanto en España como en el resto del mundo y singularmente en Europa. De ahí la importancia del mismo. No ha habido ninguno en el que en un debate se tenga que hacer una síntesis de un periodo en el que se han sucedido crisis de distinta naturaleza que no tenían precedentes conocidos ni por los más viejos del lugar.
Justamente por eso, era de suma importancia que en el debate de este año estuviera presente el líder del principal partido de la oposición, que pudiera dar la réplica al discurso del Presidente del Gobierno y ofrecer la visión alternativa de la que su partido es portador.
En este caso la participación del presidente del principal partido de la oposición era todavía más necesaria por el terremoto político que el PP ha tenido que superar en estos últimos meses. El debate sobre el estado de la nación era la ocasión para que Alberto Núñez Feijóo se dirigiera a la sociedad española para explicarle cuál es la visión que él tiene del país y qué proyecto de dirección política del mismo propone.
Dado que el debate sobre el estado de la nación no es derecho constitucional obligatorio, sino opcional, la flexibilidad con que se puede organizar el mismo es enorme. Si el PP hubiera planteado en la Junta de Portavoces que sería Núñez Feijóo quien representara al partido en el debate, no existe la menor duda de que tal planteamiento habría sido aceptado. Tendría que haber sido aceptado, porque no hay ningún obstáculo en la Constitución o en el Reglamento del Congreso de los Diputados que lo impida. Todo lo contrario. Alberto Núñez Feijóo es senador y, por tanto, miembro de las Cortes Generales, que es el órgano que “representa al pueblo español” (art. 66.1 CE). En un debate sobre el estado de la nación no debería haber ningún obstáculo para que pudiera participar con la misma legitimidad democrática que cualquier otro miembro de las Cortes Generales. De no haber sido aceptada la propuesta, el PP podría haber interpuesto un recurso de amparo ante el Tribunal Constitucional. Dada la naturaleza exclusivamente política del debate sobre el estado de la nación no hay mejor decisión acorde con dicha naturaleza que la de que sea el presidente del principal partido de la oposición el que esté expresando la posición de su partido. Y confrontando dicha posición con la expresada por el presidente del Gobierno.
¿Por qué no ha sido así? ¿Por qué Alberto Núñez Feijóo no reunió a la dirección del partido primero para informarle y oír su opinión sobre la conveniencia de ser él el que participara como portavoz del partido en el debate y por qué no ordenó que se trasladara esa propuesta a la Junta de Portavoces para que la aceptara y se comunicara a la Presidenta y a la Mesa del Congreso de los Diputados?
El resultado de la huida del presidente del PP de su responsabilidad de ser portavoz de la posición de su partido sobre el estado de la nación y de singularizar su confrontación con el Presidente del Gobierno respecto de la posición de los demás grupos parlamentarios, lo hemos podido ver todos los españoles. El PP ha estado ausente del debate propiamente dicho. La intervención de su portavoz, Cuca Gamarra, fue patética, dedicando los diez primeros minutos a ETA y el resto no se sabe muy bien a qué. En el debate más importante el principal partido de la oposición ha estado ausente. Y ausente por voluntad de su presidente.
Prudencia no es cobardía, reza un conocido refrán. Pero hay ocasiones en que la prudencia no puede ser interpretada nada más que como cobardía. Y esta es una de ellas. Alberto Núñez Feijóo no podía autoexcluirse del debate más importante de la legislatura. Su obligación era estar en la Tribuna del Congreso de los Diputados y no en un asiento del hemiciclo con cara de circunstancias.
Estas son las ocasiones en las que un dirigente político tiene que acreditar su condición de tal. Resulta evidente que el presidente del PP no ha sabido hacerlo.
Javier Pérez Royo,
sábado, 30 de julio de 2022
Mario Draghi como indicador
Este jueves 21 de julio estuve pendiente, como me imagino que muchos de los lectores, de la dimisión de Mario Draghi y dediqué bastante tiempo a la lectura de los comentarios que se publicaron sobre la misma.
No fueron, sin embargo, dichos comentarios los que me acabaron llamando la atención. Fue un artículo publicado en The Atlantic ese mismo día, que nada tenía que ver con la dimisión del primer ministro italiano, sino que se centraba en la investigación del Congreso de los Estados Unidos de América sobre la relación de Donald Trump con el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021, el que me abrió una perspectiva nueva sobre lo que había ocurrido en Italia.
El autor del artículo es Brian Klaas, profesor del University College de Londres, que lleva más de diez años dedicado al estudio de cómo mueren las democracias. Uno más de los importantes politólogos, sociólogos y juristas que se están ocupando del tema. “Mis estudios y experiencias me han enseñado que las democracias pueden morir de muchas maneras. En el pasado, la inmensa mayoría tenían una muerte rápida. Pero en el siglo XXI, la mayor parte de las democracias mueren como un enfermo crónico, pero terminal. El sistema se debilita a medida que la enfermedad se extiende. La agonía persiste durante años. Una pronta intervención incrementa la posibilidad de supervivencia, pero cuanto más dura la enfermedad, el milagro se convierte en la única esperanza”. Porque “cuando las democracias empiezan a morir, rara vez se recuperan”.
El autor dedica todo el artículo a los Estados Unidos, pero su argumentación es perfectamente aplicable a la mayor parte de la democracias europeas. Y de manera muy especial a la democracia italiana.
En primer lugar, porque la presidencia del Consejo del Ministros por Mario Draghi ya era en sí misma una anomalía democrática. La trayectoria de Draghi es la de un ejecutivo de Goldman Sachs y de un presidente del Banco Central Europeo y no la de un político que adquiere su legitimidad a través del ejercicio del derecho de sufragio por parte de los ciudadanos en elecciones competidas. Mario Monti fue su predecesor en esta trayectoria. La democracia italiana ha necesitado hacer un paréntesis en el proceso de constitución de Gobierno y poner al frente del mismo a personas que no tenían legitimidad democrática para ocupar la presidencia del Consejo de Ministros.
Que esto ocurra en un sistema democrático es expresión de que la sociedad en la que ocurre no es capaz de hacer una síntesis política de sí misma para poder autogobernarse. Los partidos políticos y el sistema electoral son los instrumentos a través de los cuales las sociedades democráticas hacen la reducción de la complejidad indispensable para poder tomar decisiones y no entrar en un una situación de estancamiento que desemboque en un proceso de descomposición. Cuando no se consigue a través de estos instrumentos y se tiene que buscar un “atajo”, como es el nombramiento como Presidente del Gobierno de alguien que carece de la legitimidad democrática obtenida a través de los instrumentos previstos para ello, ya nos encontramos ante una patología, que se convierte en tanto más grave cuanto más se repite y más dura.
Esto es lo que lleva ocurriendo en Italia desde hace ya mucho tiempo, demasiado tiempo. En mi opinión, desde que Berlusconi se convirtió en el personaje central del funcionamiento del sistema político italiano. Berlusconi ha sido, en cierta medida, el precursor de Donald Trump. Con personajes como ellos la política deja mucho que desear desde una perspectiva democrática. El hecho de que todavía no haya desaparecido de la escena política habla por sí mismo.
Mario Monti primero y Mario Draghi después han sido excrecencias de la erosión de la democracia en Italia. Han sido expresión de la “enfermedad crónica” de la que habla Brian Klaas en el artículo citado. Enfermedad que va acentuando su gravedad con cuanto más tiempo pasa sin que se produzca la rectificación exigible. Y que, muy probablemente, va a desembocar en una situación todavía peor con el resultado de las próximas elecciones, dado que el ambiente en que se van a celebrar difícilmente van a posibilitar la formación de un gobierno.
La dimisión de Draghi es el indicador de un malestar profundo que no se produce exclusivamente en Italia, aunque tal vez sea donde se manifiesta de manera más llamativa. En España, por no irnos más lejos, estamos viviendo una situación anómala desde 2015, con incumplimientos variados de la Constitución, que está operando más como una Constitución “nominal” que como una “normativa”.
La mayor parte de las democracias dignas de tal nombre están pasando por situaciones patológicas. Cada una a su manera, como las familias desgraciadas de Tolstoi, pero prácticamente todas. En Europa el problema se complica porque, además de las democracias nacionales, tenemos que tomar en consideración la Unión Europea, que no puede no verse afectada por lo que ocurra en cada uno de los estados miembros.
El incidente Draghi es un incidente patológico que afecta de manera inmediata y directa a Italia, pero que nos interpela a todos.
Javier Pérez Royo,
No fueron, sin embargo, dichos comentarios los que me acabaron llamando la atención. Fue un artículo publicado en The Atlantic ese mismo día, que nada tenía que ver con la dimisión del primer ministro italiano, sino que se centraba en la investigación del Congreso de los Estados Unidos de América sobre la relación de Donald Trump con el asalto al Capitolio el 6 de enero de 2021, el que me abrió una perspectiva nueva sobre lo que había ocurrido en Italia.
El autor del artículo es Brian Klaas, profesor del University College de Londres, que lleva más de diez años dedicado al estudio de cómo mueren las democracias. Uno más de los importantes politólogos, sociólogos y juristas que se están ocupando del tema. “Mis estudios y experiencias me han enseñado que las democracias pueden morir de muchas maneras. En el pasado, la inmensa mayoría tenían una muerte rápida. Pero en el siglo XXI, la mayor parte de las democracias mueren como un enfermo crónico, pero terminal. El sistema se debilita a medida que la enfermedad se extiende. La agonía persiste durante años. Una pronta intervención incrementa la posibilidad de supervivencia, pero cuanto más dura la enfermedad, el milagro se convierte en la única esperanza”. Porque “cuando las democracias empiezan a morir, rara vez se recuperan”.
El autor dedica todo el artículo a los Estados Unidos, pero su argumentación es perfectamente aplicable a la mayor parte de la democracias europeas. Y de manera muy especial a la democracia italiana.
En primer lugar, porque la presidencia del Consejo del Ministros por Mario Draghi ya era en sí misma una anomalía democrática. La trayectoria de Draghi es la de un ejecutivo de Goldman Sachs y de un presidente del Banco Central Europeo y no la de un político que adquiere su legitimidad a través del ejercicio del derecho de sufragio por parte de los ciudadanos en elecciones competidas. Mario Monti fue su predecesor en esta trayectoria. La democracia italiana ha necesitado hacer un paréntesis en el proceso de constitución de Gobierno y poner al frente del mismo a personas que no tenían legitimidad democrática para ocupar la presidencia del Consejo de Ministros.
Que esto ocurra en un sistema democrático es expresión de que la sociedad en la que ocurre no es capaz de hacer una síntesis política de sí misma para poder autogobernarse. Los partidos políticos y el sistema electoral son los instrumentos a través de los cuales las sociedades democráticas hacen la reducción de la complejidad indispensable para poder tomar decisiones y no entrar en un una situación de estancamiento que desemboque en un proceso de descomposición. Cuando no se consigue a través de estos instrumentos y se tiene que buscar un “atajo”, como es el nombramiento como Presidente del Gobierno de alguien que carece de la legitimidad democrática obtenida a través de los instrumentos previstos para ello, ya nos encontramos ante una patología, que se convierte en tanto más grave cuanto más se repite y más dura.
Esto es lo que lleva ocurriendo en Italia desde hace ya mucho tiempo, demasiado tiempo. En mi opinión, desde que Berlusconi se convirtió en el personaje central del funcionamiento del sistema político italiano. Berlusconi ha sido, en cierta medida, el precursor de Donald Trump. Con personajes como ellos la política deja mucho que desear desde una perspectiva democrática. El hecho de que todavía no haya desaparecido de la escena política habla por sí mismo.
Mario Monti primero y Mario Draghi después han sido excrecencias de la erosión de la democracia en Italia. Han sido expresión de la “enfermedad crónica” de la que habla Brian Klaas en el artículo citado. Enfermedad que va acentuando su gravedad con cuanto más tiempo pasa sin que se produzca la rectificación exigible. Y que, muy probablemente, va a desembocar en una situación todavía peor con el resultado de las próximas elecciones, dado que el ambiente en que se van a celebrar difícilmente van a posibilitar la formación de un gobierno.
La dimisión de Draghi es el indicador de un malestar profundo que no se produce exclusivamente en Italia, aunque tal vez sea donde se manifiesta de manera más llamativa. En España, por no irnos más lejos, estamos viviendo una situación anómala desde 2015, con incumplimientos variados de la Constitución, que está operando más como una Constitución “nominal” que como una “normativa”.
La mayor parte de las democracias dignas de tal nombre están pasando por situaciones patológicas. Cada una a su manera, como las familias desgraciadas de Tolstoi, pero prácticamente todas. En Europa el problema se complica porque, además de las democracias nacionales, tenemos que tomar en consideración la Unión Europea, que no puede no verse afectada por lo que ocurra en cada uno de los estados miembros.
El incidente Draghi es un incidente patológico que afecta de manera inmediata y directa a Italia, pero que nos interpela a todos.
Javier Pérez Royo,
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viernes, 29 de julio de 2022
'Caso ERES': criminalizar la acción de gobierno
Derivar responsabilidad penal de la tarea de dirección política, sin acreditar actos jurídicos concretos de los que puedan derivarse dicha responsabilidad, es una monstruosidad jurídica de tal magnitud, que resulta literalmente incomprensible que personas que se supone que tienen formación jurídica hayan podido cometerla
El Tribunal Supremo ha comunicado este pasado martes 26 que ha sido básicamente confirmada la sentencia que se dictó en su día por la Audiencia Provincial de Sevilla en el “caso de los ERES”. A diferencia de la sentencia de primera instancia que fue dictada por unanimidad, la sentencia del TS ha sido dictada por una mayoría de tres magistrados contra dos. No conocemos todavía ni la sentencia ni los votos particulares. En consecuencia este artículo no puede entrar en el análisis de la fundamentación jurídica en la que descansan.
Cuando hacia finales de septiembre que se supone que se darán a conocer tanto la sentencia como los votos particulares, tendré ocasión de hacer un análisis de la fundamentación jurídica de los mismos.
Hoy quiero simplemente ofrecer al lector el marco jurídico en el que se desarrolló la operación de los ERES, a fin de que tenga la información necesaria para valorar la decisión del TS cuando se conozca.
Para que se pudieran aprobar los ERES, era imprescindible que existiera una partida presupuestaria con base en la cual pudieran ser financiados. La financiación de los ERES no se produce como consecuencia de una decisión gubernamental, sino de una decisión parlamentaria. El Gobierno, sea el del Estado sea el de una Comunidad Autónoma, tiene que aprobar el Proyecto de Ley de Presupuestos para remitirlos a continuación al Parlamento, que es el órgano constitucional que los debate y aprueba.
La “potestad presupuestaria” (art. 66.2 de la Constitución) reside de manera exclusiva y excluyente en el Parlamento. El Gobierno se limita a elaborar un Proyecto sobre el que pierde el control en el momento en que entra en el Parlamento. Únicamente el Parlamento es portador de una “voluntad presupuestaria”. La manifestación de la voluntad presupuestaria del Estado corresponde única y exclusivamente al Parlamento, sin que el Gobierno participe en lo más mínimo en la misma. Los miembros del Gobierno que sean parlamentarios participarán como los demás miembros de la Cámara en la aprobación de los mismos. Los que no sean parlamentarios, ni siquiera podrán hacerlo.
Queda claro, pues, que sin una partida presupuestaria que sea expresión de la voluntad del Estado o de la Comunidad Autónoma, no pueden existir los ERES. El Parlamento tiene que manifestar expresamente su voluntad, que es la forma en que se expresa la voluntad del Estado o de la Comunidad Autónoma, para que los ERES cobren vida.
En ningún momento se ha acreditado que la acción de los expresidentes de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves y José Griñán, así como la de los demás miembros de los Consejos de Gobierno por ellos presididos, haya ido más allá de la discusión en el seno del Consejo de Gobierno y la aprobación del Proyecto de Ley de Presupuestos de la Comunidad Autónoma de Andalucía. Esa es toda la relación que han tenido con la partida presupuestaria de financiación de los ERES como con cualquiera de las demás que acaban figurando en la Ley de Presupuestos.
En esa operación es imposible que se cometa un delito porque no hay ningún acto con sustantividad que pueda generar una responsabilidad de tipo penal. Insisto en que la “potestad presupuestaria” es exclusivamente parlamentaria. No hay un acto del Gobierno ni de ninguno de sus miembros en el proceso de elaboración del Proyecto de Ley de Presupuestos del que pueda derivarse responsabilidad penal de ningún tipo. Es radicalmente imposible.
Puede ocurrir que, una vez aprobada la Ley de Presupuestos por el Parlamento, de la que tampoco puede derivarse responsabilidad penal de tipo alguno, en la ejecución de los mismos se pueda hacer un uso desviado de alguna partida presupuestaria. En tal supuesto, es evidente que sí puede generarse responsabilidad de tipo penal por quien haya sido protagonista de esta conducta desviada.
El Presidente del Consejo de Gobierno no puede ser nunca protagonista de una tal conducta desviada, porque no interviene jamás en la ejecución de ninguna partida presupuestaria. Un Consejero o Consejera tal vez podría ser protagonista de una conducta de este tipo, aunque es muy poco probable que esto pueda ocurrir. El Consejero o Consejera no desciende al nivel en que se concretan las ejecuciones de las partidas presupuestarias.
En ningún momento en el caso de los ERES se ha acreditando que algún Consejero o Consejera haya participado en la ejecución de la partida presupuestaria que los hizo posibles. No hay ninguna prueba acreditativa de una conducta desviada por parte de ninguno de los miembros del Consejo de Gobierno. Repito: ninguna.
Ya veremos qué dice el TS, pero hasta el momento no se han acreditado conductas delictivas por parte ni de los expresidentes ni de los exconsejeros que han sido condenados. No hay ningún acto constitutivo de delito del que hayan sido protagonistas alguno de ellos en el caso de los ERES por el que puedan haber incurrido en responsabilidad penal.
La Audiencia de Sevilla condenó la “acción de gobierno” del Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía. Condenó la “dirección política” de la Comunidad Autónoma por parte del Consejo de Gobierno. La dirección política es, justamente, la primera tarea del Gobierno, como queda claro de la lectura del artículo 97 de la Constitución, que empieza así: “El Gobierno dirige la política…” En esa dirección política ocupa un lugar primordial la aprobación del Proyecto de Ley de Presupuestos, que, justamente por eso, no puede generar responsabilidad de tipo penal alguna.
Derivar responsabilidad penal de la tarea de dirección política, sin acreditar actos jurídicos concretos de los que puedan derivarse dicha responsabilidad, es una monstruosidad jurídica de tal magnitud, que resulta literalmente incomprensible que personas que se supone que tienen formación jurídica hayan podido cometerla.
Esperemos a ver cómo justifican dicha monstruosidad la mayoría que ha ratificado la sentencia y de qué manera la rechazan las firmantes de los votos particulares.
Quedo comprometido a dar la explicación pertinente.
Javier Pérez Royo
El Tribunal Supremo ha comunicado este pasado martes 26 que ha sido básicamente confirmada la sentencia que se dictó en su día por la Audiencia Provincial de Sevilla en el “caso de los ERES”. A diferencia de la sentencia de primera instancia que fue dictada por unanimidad, la sentencia del TS ha sido dictada por una mayoría de tres magistrados contra dos. No conocemos todavía ni la sentencia ni los votos particulares. En consecuencia este artículo no puede entrar en el análisis de la fundamentación jurídica en la que descansan.
Cuando hacia finales de septiembre que se supone que se darán a conocer tanto la sentencia como los votos particulares, tendré ocasión de hacer un análisis de la fundamentación jurídica de los mismos.
Hoy quiero simplemente ofrecer al lector el marco jurídico en el que se desarrolló la operación de los ERES, a fin de que tenga la información necesaria para valorar la decisión del TS cuando se conozca.
Para que se pudieran aprobar los ERES, era imprescindible que existiera una partida presupuestaria con base en la cual pudieran ser financiados. La financiación de los ERES no se produce como consecuencia de una decisión gubernamental, sino de una decisión parlamentaria. El Gobierno, sea el del Estado sea el de una Comunidad Autónoma, tiene que aprobar el Proyecto de Ley de Presupuestos para remitirlos a continuación al Parlamento, que es el órgano constitucional que los debate y aprueba.
La “potestad presupuestaria” (art. 66.2 de la Constitución) reside de manera exclusiva y excluyente en el Parlamento. El Gobierno se limita a elaborar un Proyecto sobre el que pierde el control en el momento en que entra en el Parlamento. Únicamente el Parlamento es portador de una “voluntad presupuestaria”. La manifestación de la voluntad presupuestaria del Estado corresponde única y exclusivamente al Parlamento, sin que el Gobierno participe en lo más mínimo en la misma. Los miembros del Gobierno que sean parlamentarios participarán como los demás miembros de la Cámara en la aprobación de los mismos. Los que no sean parlamentarios, ni siquiera podrán hacerlo.
Queda claro, pues, que sin una partida presupuestaria que sea expresión de la voluntad del Estado o de la Comunidad Autónoma, no pueden existir los ERES. El Parlamento tiene que manifestar expresamente su voluntad, que es la forma en que se expresa la voluntad del Estado o de la Comunidad Autónoma, para que los ERES cobren vida.
En ningún momento se ha acreditado que la acción de los expresidentes de la Junta de Andalucía, Manuel Chaves y José Griñán, así como la de los demás miembros de los Consejos de Gobierno por ellos presididos, haya ido más allá de la discusión en el seno del Consejo de Gobierno y la aprobación del Proyecto de Ley de Presupuestos de la Comunidad Autónoma de Andalucía. Esa es toda la relación que han tenido con la partida presupuestaria de financiación de los ERES como con cualquiera de las demás que acaban figurando en la Ley de Presupuestos.
En esa operación es imposible que se cometa un delito porque no hay ningún acto con sustantividad que pueda generar una responsabilidad de tipo penal. Insisto en que la “potestad presupuestaria” es exclusivamente parlamentaria. No hay un acto del Gobierno ni de ninguno de sus miembros en el proceso de elaboración del Proyecto de Ley de Presupuestos del que pueda derivarse responsabilidad penal de ningún tipo. Es radicalmente imposible.
Puede ocurrir que, una vez aprobada la Ley de Presupuestos por el Parlamento, de la que tampoco puede derivarse responsabilidad penal de tipo alguno, en la ejecución de los mismos se pueda hacer un uso desviado de alguna partida presupuestaria. En tal supuesto, es evidente que sí puede generarse responsabilidad de tipo penal por quien haya sido protagonista de esta conducta desviada.
El Presidente del Consejo de Gobierno no puede ser nunca protagonista de una tal conducta desviada, porque no interviene jamás en la ejecución de ninguna partida presupuestaria. Un Consejero o Consejera tal vez podría ser protagonista de una conducta de este tipo, aunque es muy poco probable que esto pueda ocurrir. El Consejero o Consejera no desciende al nivel en que se concretan las ejecuciones de las partidas presupuestarias.
En ningún momento en el caso de los ERES se ha acreditando que algún Consejero o Consejera haya participado en la ejecución de la partida presupuestaria que los hizo posibles. No hay ninguna prueba acreditativa de una conducta desviada por parte de ninguno de los miembros del Consejo de Gobierno. Repito: ninguna.
Ya veremos qué dice el TS, pero hasta el momento no se han acreditado conductas delictivas por parte ni de los expresidentes ni de los exconsejeros que han sido condenados. No hay ningún acto constitutivo de delito del que hayan sido protagonistas alguno de ellos en el caso de los ERES por el que puedan haber incurrido en responsabilidad penal.
La Audiencia de Sevilla condenó la “acción de gobierno” del Consejo de Gobierno de la Junta de Andalucía. Condenó la “dirección política” de la Comunidad Autónoma por parte del Consejo de Gobierno. La dirección política es, justamente, la primera tarea del Gobierno, como queda claro de la lectura del artículo 97 de la Constitución, que empieza así: “El Gobierno dirige la política…” En esa dirección política ocupa un lugar primordial la aprobación del Proyecto de Ley de Presupuestos, que, justamente por eso, no puede generar responsabilidad de tipo penal alguna.
Derivar responsabilidad penal de la tarea de dirección política, sin acreditar actos jurídicos concretos de los que puedan derivarse dicha responsabilidad, es una monstruosidad jurídica de tal magnitud, que resulta literalmente incomprensible que personas que se supone que tienen formación jurídica hayan podido cometerla.
Esperemos a ver cómo justifican dicha monstruosidad la mayoría que ha ratificado la sentencia y de qué manera la rechazan las firmantes de los votos particulares.
Quedo comprometido a dar la explicación pertinente.
Javier Pérez Royo
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