“Ser marxista hoy significa no sólo poner en juego la inteligencia para fundamentar la necesidad y posibilidad de esa alternativa (al capitalismo), sino también tensar la voluntad para responder al imperativo político-moral de contribuir a realizarla.”
Adolfo Sánchez Vázquez “Por qué ser marxista hoy” Discurso pronunciado al recibir el Doctorado Honoris Causa de la Universidad de La Habana.
Una triste noticia: ayer, 8 de Julio, moría a los 95 años de edad don Adolfo Sánchez Vázquez, quien sin exageración podría ser caracterizado como uno de los más grandes filósofos marxistas de la segunda mitad del siglo veinte y cuya influencia se dejará sentir hasta nuestros días. Falleció en México, país que lo acogiera con su proverbial hospitalidad, al finalizar la Guerra Civil española en 1939.
Por muchas razones, la desaparición física de don Adolfo me llegó a lo más profundo del alma. Fue él quien me invitó a introducirme a fondo en el campo de la filosofía política, instándome a completar mis análisis sociopolíticos y económicos del capitalismo con una mirada más filosófica que me abriera las puertas a una reflexión más integral, totalizadora y dialéctica de las sociedades contemporáneas. Eso ocurrió en México, en 1976, cuando en la FLACSO -por ese entonces todavía un foco de pensamiento crítico- lo invitaron a dictar un curso de Filosofía Política en la Maestría de Ciencia Política que se dictaba en esa institución. Al aceptar, me solicitó que fuera su asistente de cátedra y desde ese momento su obra y su persona se convirtieron en una fuente constante de estímulo para mi pensamiento. Como diría otro español excepcional, Alfonso Sastre, don Adolfo se convirtió en mi sombra con la cual habría de dialogar permanentemente desde entonces; sombra inquisidora y socrática, que me impulsaba a formularme las preguntas fundamentales, sorteando cualquier tentación de facilidad, las engañosas certezas de las apariencias, o la comodidad del saber establecido. Por eso no exagero al decir que aquella experiencia de trabajo con él me cambió la vida y mi visión del mundo. Cuando gran parte de lo que en aquel entonces pasaba por marxismo era una indigesta colección de "manuales estalinistas" o de confusos desvaríos estructuralistas o post-estructuralistas -porque Gramsci todavía estaba a la espera de su relectura en clave comunista y no socialdemócrata, y porque Mariátegui, Fidel y el Che no habían logrado horadar el obstinado europeísmo y la colonialidad que aún prevalecía en las filas del marxismo- con su valiente ejemplo Sánchez Vázquez me enseñó a descartar tanto las imposiciones teóricas de una burocracia pseudo revolucionaria como a desconfiar de las modas intelectuales de la época, por más seductoras que fueran. Esas modas, decía, eran los señuelos que la burguesía alentaba con astucia para captar y extraviar a los espíritus rebeldes pero ingenuos, desviando su potencial contestatario hacia los estériles campos de las pequeñas disputas en la intrascendente “república de las letras” lejos, bien lejos de los cruciales frentes en donde el capital libraba sus cruciales batallas contra los trabajadores.
El de don Adolfo era un marxismo abierto, antidogmático, fresco y, por lo tanto, en permanente renovación, sintonizado constantemente –al igual que Marx, Engels, Lenin- con el desenvolvimiento de las contradicciones del capitalismo en cuyos entresijos se internaba con audacia para descubrir, desde allí, la ruta hacia la nueva sociedad. No le arredraban ni la feroz crítica de la derecha, ni su sistemático “ninguneo”, ni la furia de las momias de la ortodoxia, a cuyo cargo estaba la custodia de un dogma que nada tenía que ver con el marxismo. En esta empresa su sabiduría le permitió distinguir con precisión entre la necesidad de una continua reactualización de la gran herencia de la tradición marxista del "liquidacionismo" posmoderno en virtud del cual los supuestos "renovadores" del marxismo lo "renovaron" con tanto entusiasmo que terminaron pasándose a las filas del pensamiento burgués. Por eso, con su muerte se nos ha ido un grande de la filosofía marxista aunque, al releer estas líneas aclaro, para ser fiel a sus enseñanzas, que don Adolfo fue, como buen marxista que era, filósofo pero también sociólogo, economista, historiador y politólogo, aparte de poeta. Esas fronteras disciplinarias sólo tienen sentido al interior del pensamiento fragmentador y fetichizado, por eso siempre profundamente conservador, de la burguesía. Quien nos ha abandonado fue un intelectual de una sabiduría y erudición deslumbrantes que enalteció como pocos la palabra "maestro" y que jamás abjuró de sus convicciones revolucionarias ni hizo concesión alguna al capitalismo, al cual nunca se cansó de denunciar por su incorregible esencia predatoria, explotadora y antihumana, que hacía de la revolución socialista una imperiosa necesidad. Fiel al legado marxiano sabía que si la humanidad no se sacudía el yugo del sistema capitalista, en todas sus formas y manifestaciones, su futuro sería la barbarie. Sus enseñanzas, recogidas en más de veinte libros e infinidad de artículos, seguirán siendo fuente perdurable de inspiración, arrojando un potente haz de luz en medio de las tinieblas que genera la sociedad burguesa en su lenta pero inexorable putrefacción. ¡Hasta la victoria siempre, don Adolfo!
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http://elpais.com/diario/2011/07/15/necrologicas/1310680801_850215.html
domingo, 10 de julio de 2011
La izquierda: allá ellos.
Unidad o derrota
Que la derecha de este país es un todo monolítico en el que cabe desde la derecha moderada hasta la más ultra, pasando por la cúpula de la Iglesia católica, los empresarios y la gran mayoría de los medios de comunicación, es un hecho. Como lo es que sus votantes son de una fidelidad conmovedora, ajenos a cualquier circunstancia, ya sea de supuesta corrupción o de errores comprobados, que no sea votar a los suyos.
Que el Gobierno socialista ha caído en graves errores asumiendo políticas muy cercanas a la derecha en lo que se refiere a la economía, a la vista está; lo mismo que es evidente que le ha faltado el valor necesario para señalar a los principales responsables de este caos económico.
Que Izquierda Unida lleva camino de convertirse en un partido residual lo dicen los resultados del 22-M, donde apenas han arañado unos votos de los descontentos con el PSOE y han dado el lamentable espectáculo de permitir Gobiernos del PP en algunos Ayuntamientos, así como la incomprensible actuación en Extremadura y el goteo de abandonos de algunos de sus más valiosos componentes como son Rosa Aguilar e Inés Sabanés.
Si, ante todo esto, la izquierda es incapaz de unirse, de replantear por completo su línea política, de plantar cara a la Iglesia, de hacer comprender a los empresarios que hay otras formas de actuar que no sea el recorte continuo de salarios y de derechos, de hacerles notar la obscenidad(1) que suponen esas retribuciones millonarias de los grandes directivos frente a salarios de miseria, de que los familiares de los asesinados por el régimen franquista tengan, al fin, una tumba en que depositar sus restos, de hacer, de una vez, una política de izquierda, razonable pero sin complejos, están abocados, no solo a una nueva derrota aplastante en las próximas elecciones generales, sino a una travesía del desierto de duración interminable. Allá ellos. ÁNGEL VILLEGAS - cartas al directos El PAÍS. 09/07/2011
(1)No se trata, para mi, sólo de una obscenidad o codicia como tantas veces hemos oído, como si fuese algo de tipo moral, o de bondad o maldad, o, tal vez, de ejemplaridad. Evidentemente no se trata de eso o al menos no sólo de eso, sino de una injusticia (una cuestión de derecho) y de falta de eficiencia económica (un problema económico) y el resultado de unas decisiones injustas, lo que es un problema de poder político. Entendiendo por política la toma de decisiones a la hora de la asignación de recursos y bienes que son escasos. Es decir que cuando se decide asignar cantidades ingentes a los bancos y no a los parados, se está haciendo política. Cuando se fija el sueldo base o se congelan las pensiones y se gasta más en armamento o se decide entrar en una guerra aceptada o incluso no aceptada por la ONU, se está haciendo política. O cuando se da dinero para la enseñanza privada, de los presupuestos generales del Estado, o para la Fundación X y se le quita a la E. Pública o no se le da a la Fundación Y, se hace política. En este país donde el dictador Franco se permitía aconsejar a sus ministros que "no hicieran política", se ha desinformado a los ciudadanos sistemáticamente; pero todos los gobernantes, alcaldes, presidente de Diputación o Comunidad hacen política, porque toman decisiones y dan más a unos que a otros, eso sí, diciendo siempre que lo hacen "justamente". Pero como los bienes y el presupuesto es escaso, siempre se da a unos más o menos, y se quita a otros más o menos. En definitiva es una cuestión de poder, de lucha de clases, aunque esto último se intente prohibir o borrar del imaginario social.
Que la derecha de este país es un todo monolítico en el que cabe desde la derecha moderada hasta la más ultra, pasando por la cúpula de la Iglesia católica, los empresarios y la gran mayoría de los medios de comunicación, es un hecho. Como lo es que sus votantes son de una fidelidad conmovedora, ajenos a cualquier circunstancia, ya sea de supuesta corrupción o de errores comprobados, que no sea votar a los suyos.
Que el Gobierno socialista ha caído en graves errores asumiendo políticas muy cercanas a la derecha en lo que se refiere a la economía, a la vista está; lo mismo que es evidente que le ha faltado el valor necesario para señalar a los principales responsables de este caos económico.
Que Izquierda Unida lleva camino de convertirse en un partido residual lo dicen los resultados del 22-M, donde apenas han arañado unos votos de los descontentos con el PSOE y han dado el lamentable espectáculo de permitir Gobiernos del PP en algunos Ayuntamientos, así como la incomprensible actuación en Extremadura y el goteo de abandonos de algunos de sus más valiosos componentes como son Rosa Aguilar e Inés Sabanés.
Si, ante todo esto, la izquierda es incapaz de unirse, de replantear por completo su línea política, de plantar cara a la Iglesia, de hacer comprender a los empresarios que hay otras formas de actuar que no sea el recorte continuo de salarios y de derechos, de hacerles notar la obscenidad(1) que suponen esas retribuciones millonarias de los grandes directivos frente a salarios de miseria, de que los familiares de los asesinados por el régimen franquista tengan, al fin, una tumba en que depositar sus restos, de hacer, de una vez, una política de izquierda, razonable pero sin complejos, están abocados, no solo a una nueva derrota aplastante en las próximas elecciones generales, sino a una travesía del desierto de duración interminable. Allá ellos. ÁNGEL VILLEGAS - cartas al directos El PAÍS. 09/07/2011
(1)No se trata, para mi, sólo de una obscenidad o codicia como tantas veces hemos oído, como si fuese algo de tipo moral, o de bondad o maldad, o, tal vez, de ejemplaridad. Evidentemente no se trata de eso o al menos no sólo de eso, sino de una injusticia (una cuestión de derecho) y de falta de eficiencia económica (un problema económico) y el resultado de unas decisiones injustas, lo que es un problema de poder político. Entendiendo por política la toma de decisiones a la hora de la asignación de recursos y bienes que son escasos. Es decir que cuando se decide asignar cantidades ingentes a los bancos y no a los parados, se está haciendo política. Cuando se fija el sueldo base o se congelan las pensiones y se gasta más en armamento o se decide entrar en una guerra aceptada o incluso no aceptada por la ONU, se está haciendo política. O cuando se da dinero para la enseñanza privada, de los presupuestos generales del Estado, o para la Fundación X y se le quita a la E. Pública o no se le da a la Fundación Y, se hace política. En este país donde el dictador Franco se permitía aconsejar a sus ministros que "no hicieran política", se ha desinformado a los ciudadanos sistemáticamente; pero todos los gobernantes, alcaldes, presidente de Diputación o Comunidad hacen política, porque toman decisiones y dan más a unos que a otros, eso sí, diciendo siempre que lo hacen "justamente". Pero como los bienes y el presupuesto es escaso, siempre se da a unos más o menos, y se quita a otros más o menos. En definitiva es una cuestión de poder, de lucha de clases, aunque esto último se intente prohibir o borrar del imaginario social.
sábado, 9 de julio de 2011
¿Franquismo o fascismo?
Durante mi largo exilio viví en Suecia, en Gran Bretaña y en Estados Unidos. Y en ninguno de estos países el régimen dictatorial existente en España durante el periodo 1939-1978 se conocía como “la dictadura franquista”, sino como “la dictadura fascista”, dirigida por el general Franco. De la misma manera que no se hablaba en tales países de hitlerismo, para definir el régimen nazi que existió en Alemania, o de mussolinismo, para definir el régimen fascista que existió en Italia, tampoco se utilizaba el término franquismo para definir el régimen dictatorial que existió en España en aquel periodo.
Así, cuando Juan Antonio Samaranch –que fue presidente del Comité Olímpico Internacional y que había sido delegado nacional de Educación Física y Deportes durante la dictadura– visitó EEUU para presidir los Juegos Olímpicos que se realizaron en Atlanta, The New York Times incluyó en su nota biográfica “director general de Deportes en la dictadura fascista dirigida por el general Franco”.
La utilización del término franquista en lugar de fascista ha sido resultado de un proyecto político-intelectual exitoso que consistió en presentar tal régimen como caudillista y autoritario, carente de una ideología totalizante que intentara imponer una nueva visión a la sociedad. Según tal proyecto, una vez desaparecido el caudillo y el caudillismo, habría desaparecido el carácter jerárquico y autoritario de aquel Estado, el cual, dirigido por la habilidosa mano del monarca, se transformó, mediante el modélico proceso de Transición, en un Estado democrático. Esta interpretación, sin embargo, es profundamente errónea.
Fascismo es la ideología aparecida en los años treinta en Europa que se caracterizó por un nacionalismo extremo con vocación imperialista que se basaba en una supuesta superioridad de la raza, grupo étnico y/o identidad cultural de los nacionalistas, lo que les daba el derecho de conquista e imposición. El fascismo promovía una cultura de fuerza, de características militares, profundamente machista y profundamente reaccionaria, destinada a prevenir la revolución obrera, temida por las estructuras del poder económico y financiero y por las clases medias. En realidad, el fascismo había sido la fuerza política promovida por las burguesías y oligarquías dominantes para parar al movimiento obrero, liderado por fuerzas comunistas, socialistas o anarquistas.
El Estado en el que se reproducía esta ideología era un Estado dictatorial que intentaba controlar a la sociedad civil (incluyendo todos los medios de información y persuasión, desde las escuelas hasta la prensa, la radio y la televisión). Este control se utilizaba para la promoción del caudillo –al cual se le atribuían características sobrehumanas–, quien, instrumentalizando un partido único, el partido fascista, lideraba el Estado, que se presentaba comprometido con el “progreso del pueblo”. El pueblo incluía a todas las clases sociales, negando la diversidad de intereses existente entre ellas. De ahí el establecimiento de sindicatos verticales, en los que se incluía tanto a los empresarios como a los trabajadores. El fascismo consideraba también al Estado fascista como designado por una fuerza superior, sobrehumana (bien por Dios, en el caso español, o por la historia, en el caso alemán e italiano), a dirigir la humanidad, reglando el comportamiento de los ciudadanos, imponiendo unos valores nuevos que rompieran con los valores anteriores (en el caso español, con los valores democráticos, laicos y republicanos). Cada una de estas características existió en el régimen dictatorial español.
Varios autores han indicado que, aun cuando estas características existieron al principio del régimen, desaparecieron más tarde, cuando los tecnócratas del Opus Dei sustituyeron a la Falange. Tal argumento ignora, sin embargo, que los tecnócratas también reprodujeron el nacional-catolicismo que era el elemento esencial del fascismo español. En realidad, la Falange fue sustituida por el Movimiento Nacional, que conservó gran parte de la ideología fascista, incluyendo su simbología, su narrativa y su influencia. Hasta el último día de la dictadura, el NO-DO (el programa de noticias y documentales de la televisión pública) comenzaba con la imagen del dictador y con el símbolo fascista, el cual era también el símbolo que aparecía en la entrada de todos los pueblos de España. Es más, una condición para trabajar en el sector público u ocupar un cargo en el Estado era jurar lealtad al Movimiento Nacional, cuyo uniforme era la camisa azul y el saludo con el brazo en alto.
Que tal régimen estuviera en sus últimos periodos repleto de meros oportunistas que, a pesar de su discurso, no creían en la ideología fascista, no niega el carácter fascista del régimen. En realidad, la distancia entre el Franco de 1939 y el Franco de 1975 era mucho menor que la distancia política entre un Stalin al principio del régimen comunista en la Unión Soviética y un Gorbachov al final. ¿Por qué, pues, definir al régimen liderado por Gorbachov como régimen comunista (a pesar de que al final del régimen el aparato de aquel Estado carecía de una ideología propia) y no llamar fascista al régimen dictatorial español, argumentando que al final nadie en él era fascista?
Otro argumento en contra de utilizar el término fascista para definir aquel régimen era que el partido fascista, la Falange, era un partido pequeño y, por lo tanto, el fascismo no era una ideología mayoritaria. Tal argumento ignora que el pensamiento hegemónico hoy en las estructuras del poder en la UE es el neoliberalismo, aun cuando los partidos liberales son partidos minoritarios en tal comunidad política. Lo mismo ocurrió en España con el fascismo, el cual perdura en sectores del conservadurismo y del Estado español.
Vicenc Navarro, en Público.
Así, cuando Juan Antonio Samaranch –que fue presidente del Comité Olímpico Internacional y que había sido delegado nacional de Educación Física y Deportes durante la dictadura– visitó EEUU para presidir los Juegos Olímpicos que se realizaron en Atlanta, The New York Times incluyó en su nota biográfica “director general de Deportes en la dictadura fascista dirigida por el general Franco”.
La utilización del término franquista en lugar de fascista ha sido resultado de un proyecto político-intelectual exitoso que consistió en presentar tal régimen como caudillista y autoritario, carente de una ideología totalizante que intentara imponer una nueva visión a la sociedad. Según tal proyecto, una vez desaparecido el caudillo y el caudillismo, habría desaparecido el carácter jerárquico y autoritario de aquel Estado, el cual, dirigido por la habilidosa mano del monarca, se transformó, mediante el modélico proceso de Transición, en un Estado democrático. Esta interpretación, sin embargo, es profundamente errónea.
Fascismo es la ideología aparecida en los años treinta en Europa que se caracterizó por un nacionalismo extremo con vocación imperialista que se basaba en una supuesta superioridad de la raza, grupo étnico y/o identidad cultural de los nacionalistas, lo que les daba el derecho de conquista e imposición. El fascismo promovía una cultura de fuerza, de características militares, profundamente machista y profundamente reaccionaria, destinada a prevenir la revolución obrera, temida por las estructuras del poder económico y financiero y por las clases medias. En realidad, el fascismo había sido la fuerza política promovida por las burguesías y oligarquías dominantes para parar al movimiento obrero, liderado por fuerzas comunistas, socialistas o anarquistas.
El Estado en el que se reproducía esta ideología era un Estado dictatorial que intentaba controlar a la sociedad civil (incluyendo todos los medios de información y persuasión, desde las escuelas hasta la prensa, la radio y la televisión). Este control se utilizaba para la promoción del caudillo –al cual se le atribuían características sobrehumanas–, quien, instrumentalizando un partido único, el partido fascista, lideraba el Estado, que se presentaba comprometido con el “progreso del pueblo”. El pueblo incluía a todas las clases sociales, negando la diversidad de intereses existente entre ellas. De ahí el establecimiento de sindicatos verticales, en los que se incluía tanto a los empresarios como a los trabajadores. El fascismo consideraba también al Estado fascista como designado por una fuerza superior, sobrehumana (bien por Dios, en el caso español, o por la historia, en el caso alemán e italiano), a dirigir la humanidad, reglando el comportamiento de los ciudadanos, imponiendo unos valores nuevos que rompieran con los valores anteriores (en el caso español, con los valores democráticos, laicos y republicanos). Cada una de estas características existió en el régimen dictatorial español.
Varios autores han indicado que, aun cuando estas características existieron al principio del régimen, desaparecieron más tarde, cuando los tecnócratas del Opus Dei sustituyeron a la Falange. Tal argumento ignora, sin embargo, que los tecnócratas también reprodujeron el nacional-catolicismo que era el elemento esencial del fascismo español. En realidad, la Falange fue sustituida por el Movimiento Nacional, que conservó gran parte de la ideología fascista, incluyendo su simbología, su narrativa y su influencia. Hasta el último día de la dictadura, el NO-DO (el programa de noticias y documentales de la televisión pública) comenzaba con la imagen del dictador y con el símbolo fascista, el cual era también el símbolo que aparecía en la entrada de todos los pueblos de España. Es más, una condición para trabajar en el sector público u ocupar un cargo en el Estado era jurar lealtad al Movimiento Nacional, cuyo uniforme era la camisa azul y el saludo con el brazo en alto.
Que tal régimen estuviera en sus últimos periodos repleto de meros oportunistas que, a pesar de su discurso, no creían en la ideología fascista, no niega el carácter fascista del régimen. En realidad, la distancia entre el Franco de 1939 y el Franco de 1975 era mucho menor que la distancia política entre un Stalin al principio del régimen comunista en la Unión Soviética y un Gorbachov al final. ¿Por qué, pues, definir al régimen liderado por Gorbachov como régimen comunista (a pesar de que al final del régimen el aparato de aquel Estado carecía de una ideología propia) y no llamar fascista al régimen dictatorial español, argumentando que al final nadie en él era fascista?
Otro argumento en contra de utilizar el término fascista para definir aquel régimen era que el partido fascista, la Falange, era un partido pequeño y, por lo tanto, el fascismo no era una ideología mayoritaria. Tal argumento ignora que el pensamiento hegemónico hoy en las estructuras del poder en la UE es el neoliberalismo, aun cuando los partidos liberales son partidos minoritarios en tal comunidad política. Lo mismo ocurrió en España con el fascismo, el cual perdura en sectores del conservadurismo y del Estado español.
Vicenc Navarro, en Público.
Vinilo Sánchez Band y los Sais en la Terraza de verano del Teatro López de Ayala. Cosas de Badajoz.
Anoche, unos cuantos amigos estuvimos disfrutando de la música de Vinilo Sánchez Band y los Sais. Fueron tres horas ininterrumpidas de buena música y mucho fresquito. Sí, las noches de la terraza son bastante fresquitas y anoche más que fresquito hacía frío, las chaquetas y rebecas se quedaban cortas, aunque el ambiente fue muy cálido.
La música de los Vinilo consiguió calentar el ambiente, y tras el empujón de tres espontáneos que junto al escenario se marcaron unos steps dance, un grupo nutrido de espectadoras se lanzaron a hacerles el quite animando el espectáculo e impulsando también a los músicos que mejoraron sustanciosamente el swing de sus canciones.
Las canciones sonaban rozando la perfección, una delicia para los aficionados que llenábamos la terraza. Para haber sido perfecto, si es que existe la perfección, según mi modesta opinión, faltó algo de más control en la mesa de mezclas, ya que se hubiese agradecido más compensación de volumen en los coros de algunas estrofas y sobre todo en esos riff que la guitarra solista suele recrear en canciones emblemáticas.
El concierto fue una selección de la mejor música pop española de los últimos 40 años en el que se ofrece un "remake" del programa televisivo "Los mejores años de tu vida", pero en vivo, de verdad, con las guitarras, batería, teclados, voces y en definitiva, con los instrumentos y herramientas necesarias para realizar la música que hizo vibrar y divertirnos en esa época.
Vinilo y los Sais quieren llegar al corazón del público para vivir la emoción del recuerdo, y el disfrute de una música que por su calidad y aceptación universal, (se sigue oyendo lo mismo en Cuba que en Argentina o Francia,...) no pasará de moda. Los Brincos, Los Secretos, Nacha Pop, Los Bravos, Revolver o Toni Ronald, "Cuéntame", "La chica de ayer", o "Malos tiempos para la lírica", que siguen siendo tan actuales, entre otros muchos, llenaron esa noche de magia.
El precio de la entrada único, 10 euros.
El guitarrista y amigo Gonzalo Gallardo, nos deleitó interpretando con su guitarra enchufada a un amplificador réplica -vintage- totalmente a válvulas -lámparas- del mítico Marshall JTM 45 (Jimi Hendrix) realizado y rediseñado artesanalmente y a mano y con ciertas modificaciones técnicas personales que han mejorado con creces al modelo original. En honor y cariño al amplificador, que tan buenos momentos le depara, y al realizador del mismo, Gonzalo lo ha nombrado "Peña Radio 50". Dada la crisis que nos asola, nos pidieron que montáramos una fábrica de amplificadores a válvulas, con el convencimiento de que sería un éxito, por su sonido tan especial y su fiabilidad. Cosas de los enamorados de la música, solo el que ama tanto a la música comprenderá este cariño por un amplificador mítico, que te devuelve, al funcionar, tanta alegría, pues recupera un sonido que creíamos ya perdido.
Los más pequeños no dejaron de bailar y jugar toda la noche y al cierre con los Sais, un pequeño espontáneo acompañó al vocalista haciendo las delicias de los espectadores. Adjunto una foto del momento.
Mi felicitaciones a los dos grupos, se divirtieron y nos hicieron pasar una velada inolvidable. Cosas de Badajoz.
La música de los Vinilo consiguió calentar el ambiente, y tras el empujón de tres espontáneos que junto al escenario se marcaron unos steps dance, un grupo nutrido de espectadoras se lanzaron a hacerles el quite animando el espectáculo e impulsando también a los músicos que mejoraron sustanciosamente el swing de sus canciones.
Las canciones sonaban rozando la perfección, una delicia para los aficionados que llenábamos la terraza. Para haber sido perfecto, si es que existe la perfección, según mi modesta opinión, faltó algo de más control en la mesa de mezclas, ya que se hubiese agradecido más compensación de volumen en los coros de algunas estrofas y sobre todo en esos riff que la guitarra solista suele recrear en canciones emblemáticas.
El concierto fue una selección de la mejor música pop española de los últimos 40 años en el que se ofrece un "remake" del programa televisivo "Los mejores años de tu vida", pero en vivo, de verdad, con las guitarras, batería, teclados, voces y en definitiva, con los instrumentos y herramientas necesarias para realizar la música que hizo vibrar y divertirnos en esa época.
Vinilo y los Sais quieren llegar al corazón del público para vivir la emoción del recuerdo, y el disfrute de una música que por su calidad y aceptación universal, (se sigue oyendo lo mismo en Cuba que en Argentina o Francia,...) no pasará de moda. Los Brincos, Los Secretos, Nacha Pop, Los Bravos, Revolver o Toni Ronald, "Cuéntame", "La chica de ayer", o "Malos tiempos para la lírica", que siguen siendo tan actuales, entre otros muchos, llenaron esa noche de magia.
El precio de la entrada único, 10 euros.
El guitarrista y amigo Gonzalo Gallardo, nos deleitó interpretando con su guitarra enchufada a un amplificador réplica -vintage- totalmente a válvulas -lámparas- del mítico Marshall JTM 45 (Jimi Hendrix) realizado y rediseñado artesanalmente y a mano y con ciertas modificaciones técnicas personales que han mejorado con creces al modelo original. En honor y cariño al amplificador, que tan buenos momentos le depara, y al realizador del mismo, Gonzalo lo ha nombrado "Peña Radio 50". Dada la crisis que nos asola, nos pidieron que montáramos una fábrica de amplificadores a válvulas, con el convencimiento de que sería un éxito, por su sonido tan especial y su fiabilidad. Cosas de los enamorados de la música, solo el que ama tanto a la música comprenderá este cariño por un amplificador mítico, que te devuelve, al funcionar, tanta alegría, pues recupera un sonido que creíamos ya perdido.
Los más pequeños no dejaron de bailar y jugar toda la noche y al cierre con los Sais, un pequeño espontáneo acompañó al vocalista haciendo las delicias de los espectadores. Adjunto una foto del momento.
Mi felicitaciones a los dos grupos, se divirtieron y nos hicieron pasar una velada inolvidable. Cosas de Badajoz.
viernes, 8 de julio de 2011
jueves, 7 de julio de 2011
Le llaman amar
"Lo que mucha gente llama amar consiste en elegir a una mujer y casarse con ella. La eligen, te lo juro, los he visto. Como si se pudiese elegir en el amor, como si no fuera un rayo que te parte los huesos y te deja estaqueado en la mitad del patio.
Vos dirás que la eligen porque-la-aman, yo creo que es al verse. A Beatriz no se la elige, a Julieta no se la elige. Vos no elegís la lluvia que te va a calar hasta los huesos cuando salís de un concierto".
Julio Cortazar, “Rayuela”
Entrevista a Carlos Fernández Liria y Luis Alegre Zahonero, ganadores del premio Libertador del Pensamiento Crítico 2010
Profesores de la Facultad de Filosofía de la Universidad Complutense de Madrid, colaboradores de El Viejo Topo, Viento Sur, rebelión y de otras páginas alternativas, Carlos Fernández Liria y Luis Alegre Zahonero, que no necesitan presentación alguna, son autores de numerosos artículos de investigación y de libros como Educación para la ciudadanía. Democracia, Capitalismo y Estado de Derecho (2007) y Comprender Venezuela, pensar la democracia (2006). La editorial Akal publicó en 2010 su importante ensayo El orden de El Capital. Por qué seguir leyendo a Marx, con el que han obtenido el Premio Libertador del Pensamiento Crítico 2010.
Después de felicitaros calurosa y muy sinceramente, os pregunto sobre el premio. ¿Quién convoca el Premio Libertador del Pensamiento Crítico? ¿Qué obras pueden aspirar a él?
Cualquier obra que responda de un modo u otro al rótulo genérico de “pensamiento crítico” puede aspirar a este premio que convoca el Gobierno de Venezuela como parte de su proyecto de transformación social. Es un hecho que la mayor parte del sistema internacional de premios y reconocimientos está diseñado para promocionar el pensamiento hegemónico (especialmente en materias de alto impacto político). En ese sentido, parte de la batalla por la hegemonía pasa por ocupar espacios de producción teórica (en Universidades, Institutos, Centros de Investigación, etc.) y crear las condiciones para el reconocimiento, la difusión y la proyección internacional. El Premio Libertador es una de las más importantes contribuciones en esa dirección no sólo por tratarse de un premio con una extraordinaria dotación económica (más del doble que el Premio Príncipe de Asturias, por ejemplo) sino, sobre todo, por el impresionante trabajo de edición y difusión que realiza el gobierno bolivariano: 100.000 ejemplares para distribuir gratuitamente en Venezuela, Cuba y Bolivia y varias ediciones posteriores a precios muy reducidos realizadas por la Editorial del Ministerio de Cultura (que es, aprovechamos aquí para decirlo, uno de los proyectos más impresionantes que ha puesto en marcha el gobierno bolivariano).
El Ministerio de Cultura Venezolano afirma que el Gobierno Bolivariano otorga el premio “con el objetivo de reconocer la labor reflexiva de aquellos autores que han desarrollado una visión distinta a la mirada monolítica del pensamiento imperialista”. ¿Sobre qué tema habéis ejercido vosotros vuestra mirada crítica? ¿Hacia adónde apunta el título de vuestro ensayo?
El libro de El orden de 'El capital' se inscribe en la misma línea de investigación que nuestros trabajos anteriores. En las últimas publicaciones hemos tratado de demostrar la radical incompatibilidad entre capitalismo y ciudadanía. En efecto, en contra del sistema de evidencias tejido por los relatos de legitimación del capitalismo, el proyecto republicano e ilustrado de una sociedad libre y en estado de derecho es incompatible con un régimen en el que las estructuras de poder público no pueden competir en poder con las corporaciones privadas; la democracia es incompatible con un sistema en el que las instituciones políticas soberanas están secuestradas por organismos económicos capaces de estrangular países (tanto del centro como de la periferia) y, llegado el caso, imponer decisiones políticas por la fuerza (ya sea mediante golpes de estado militares o golpes de estado financieros bajo la forma de planes de ajuste); ningún teórico de la tradición republicana e ilustrada habría dado por buena la estafa de considerar “libres” a los ciudadanos cuya subsistencia depende de la voluntad arbitraria de otro particular. Todo esto nos parece algo evidente. Sin embargo, una parte de la tradición marxista ha mostrado siempre gran resistencia a reivindicar como propios los conceptos jurídicos y políticos fundamentales de esta tradición republicana (considerándolos siempre productos teóricos del “orden burgués”). De este modo, hubo (y sigue habiendo) cierta dogmática marxista que, en vez de denunciar la estafa en la que consiste la usurpación por el capitalismo de los conceptos de la Ilustración, considera los conceptos del “Derecho” y el “estado civil republicano” como productos específicamente burgueses e indisociables del capitalismo (lo cual es una auténtica claudicación ante los mitos con los que el capitalismo se legitima).
Seguir la lectura aquí.
(Salvador López Arnal)
Después de felicitaros calurosa y muy sinceramente, os pregunto sobre el premio. ¿Quién convoca el Premio Libertador del Pensamiento Crítico? ¿Qué obras pueden aspirar a él?
Cualquier obra que responda de un modo u otro al rótulo genérico de “pensamiento crítico” puede aspirar a este premio que convoca el Gobierno de Venezuela como parte de su proyecto de transformación social. Es un hecho que la mayor parte del sistema internacional de premios y reconocimientos está diseñado para promocionar el pensamiento hegemónico (especialmente en materias de alto impacto político). En ese sentido, parte de la batalla por la hegemonía pasa por ocupar espacios de producción teórica (en Universidades, Institutos, Centros de Investigación, etc.) y crear las condiciones para el reconocimiento, la difusión y la proyección internacional. El Premio Libertador es una de las más importantes contribuciones en esa dirección no sólo por tratarse de un premio con una extraordinaria dotación económica (más del doble que el Premio Príncipe de Asturias, por ejemplo) sino, sobre todo, por el impresionante trabajo de edición y difusión que realiza el gobierno bolivariano: 100.000 ejemplares para distribuir gratuitamente en Venezuela, Cuba y Bolivia y varias ediciones posteriores a precios muy reducidos realizadas por la Editorial del Ministerio de Cultura (que es, aprovechamos aquí para decirlo, uno de los proyectos más impresionantes que ha puesto en marcha el gobierno bolivariano).
El Ministerio de Cultura Venezolano afirma que el Gobierno Bolivariano otorga el premio “con el objetivo de reconocer la labor reflexiva de aquellos autores que han desarrollado una visión distinta a la mirada monolítica del pensamiento imperialista”. ¿Sobre qué tema habéis ejercido vosotros vuestra mirada crítica? ¿Hacia adónde apunta el título de vuestro ensayo?
El libro de El orden de 'El capital' se inscribe en la misma línea de investigación que nuestros trabajos anteriores. En las últimas publicaciones hemos tratado de demostrar la radical incompatibilidad entre capitalismo y ciudadanía. En efecto, en contra del sistema de evidencias tejido por los relatos de legitimación del capitalismo, el proyecto republicano e ilustrado de una sociedad libre y en estado de derecho es incompatible con un régimen en el que las estructuras de poder público no pueden competir en poder con las corporaciones privadas; la democracia es incompatible con un sistema en el que las instituciones políticas soberanas están secuestradas por organismos económicos capaces de estrangular países (tanto del centro como de la periferia) y, llegado el caso, imponer decisiones políticas por la fuerza (ya sea mediante golpes de estado militares o golpes de estado financieros bajo la forma de planes de ajuste); ningún teórico de la tradición republicana e ilustrada habría dado por buena la estafa de considerar “libres” a los ciudadanos cuya subsistencia depende de la voluntad arbitraria de otro particular. Todo esto nos parece algo evidente. Sin embargo, una parte de la tradición marxista ha mostrado siempre gran resistencia a reivindicar como propios los conceptos jurídicos y políticos fundamentales de esta tradición republicana (considerándolos siempre productos teóricos del “orden burgués”). De este modo, hubo (y sigue habiendo) cierta dogmática marxista que, en vez de denunciar la estafa en la que consiste la usurpación por el capitalismo de los conceptos de la Ilustración, considera los conceptos del “Derecho” y el “estado civil republicano” como productos específicamente burgueses e indisociables del capitalismo (lo cual es una auténtica claudicación ante los mitos con los que el capitalismo se legitima).
Seguir la lectura aquí.
(Salvador López Arnal)
miércoles, 6 de julio de 2011
Una calle para Robespierre en la capital, París. Alexis Corbière
Durante el reciente pleno del Ayuntamiento de París he presentado una petición para que se le dedique una calle a Maximilien Robespierre. Por desgracia, ha sido rechazada y Bertrand Delanoë [alcalde de París] hizo saber que se oponía a ello. Yo no acepto que la representación parisina minimice así el papel primordial desempeñado por este hombre durante la Revolución Francesa, acontecimiento fundador de nuestra República, considerando que su pensamiento y sus actos siguen conservando en lo esencial una gran modernidad. Júzguese: es él quien por vez primera, a mediados de diciembre de 1790, emplea la divisa "Libertad, igualdad, fraternidad", convertida desde entonces en la de toda nuestra nación. El fue el primer defensor del sufragio universal y de la soberanía popular. Fue él quien intervino con energía en favor de la abolición de la esclavitud y el fin de la colonización.
Es él quien defendió asimismo la libertad de prensa y exigió incluso, desde 1791, en vano, la abolición de la pena de muerte. Es él, nuevamente el primero que exigió que se concediera la ciudadanía plena a judíos y comediantes.
Su concepción de la República era exigente, defendía el espacio político de la Declaración de Derechos del Hombre y el Ciudadano. Hombre político integral, legislador filósofo, el "Incorruptible" tuvo que enfrentarse a tiempos difíciles en los que nuestro país se vio desgarrado por las invasiones de ejércitos extranjeros, por numerosas traiciones, y trastornado por una terrible guerra civil.
No temáis, que no esquivaré la crítica. Robespierre fue uno de los actores de lo que se llama el Gran Terror. Pero, ¿de qué hablamos exactamente? De un período de dos meses, del 10 de junio al 27 de julio de 1794. Como a ustedes, esto no me produce ningún placer e, igual que ustedes, me opongo ferozmente a la pena de muerte. Pero esta violencia es poca comparada con la ejercida durante siglos por los reyes de Francia, que avalaron las peores masacres y torturas.
Ironías de la Historia
La época fue de una insólita brutalidad, que por otra parte no se interrumpió con la muerte de Robespierre. A este respecto, Termidor no supuso una salida del Terror sino su continuación con otros protagonistas, otros vencedores y otros vencidos, un cambio de proyecto político y no un cambio de medio político. Así fue durante las décadas que siguieron. Adolphe Thiers, al reprimir a la Comuna de París en 1871, hace ejecutar 23.000 personas en una sola Semana Sangrienta. Pese a ello, existe una calle Thiers en el distrito 16º de París.
Robespierre no era en el seno del Comité de Salud Pública el personaje "sediento de sangre" que un vulgar revisionismo ha retratado para la posteridad. ¿Hay que recordar que es absurdo el término "tirano" para describirlo, puesto que no era más que uno de los miembros de una instancia colegiada, el Comité de Salud Pública, elegida y reelegida todos los meses en el seno de la Convención.
La negativa provendría, en fin, ha dicho el alcalde de París, de que Robespierre habría estado en el origen de la iniciativa de la "ley de sospechosos" de 1792, que restringía las libertades públicas. Eso no es exacto. Esa ley fue iniciativa de Jean-Jacques Régis de Cambacérès, miembro de la Convención, que sin embargo, ironías de la Historia, tiene derecho a una calle en París.
Entonces, ¿por qué oponerse a esta demanda, apoyada por numerosos historiadores? Durante la Liberación, las fuerzas parisinas, tras haber luchado contra el ocupante nazi, bautizaron una plaza con el nombre de Robespierre (la actual plaza del mercado de Saint-Honoré). Una mayoría conservadora revocará esta decisión en 1950. Prueba, por si hacía falta, de que la toponimia es siempre política.
Pese a mis desacuerdos, sabemos que desde 2001, gracias al impulso de Bertrand Delanoë, Paris ha "cambiado de época". Es hora de que eso suceda en lo concerniente a la memoria de Robespierre. Lúcido pero obstinado, estoy convencido de que llegaremos a convencer.
Llevará el tiempo que haga falta. Al fin y al cabo, ¿no dura este debate desde hace ya doscientos años? Salud y fraternidad, señor alcalde.
Alexis Corbière concejal del distrito 12º de Paris, es secretario nacional del Parti de Gauche francés. Leer aquí.
Robespierre no era tan Robespierre.
Es él quien defendió asimismo la libertad de prensa y exigió incluso, desde 1791, en vano, la abolición de la pena de muerte. Es él, nuevamente el primero que exigió que se concediera la ciudadanía plena a judíos y comediantes.
Su concepción de la República era exigente, defendía el espacio político de la Declaración de Derechos del Hombre y el Ciudadano. Hombre político integral, legislador filósofo, el "Incorruptible" tuvo que enfrentarse a tiempos difíciles en los que nuestro país se vio desgarrado por las invasiones de ejércitos extranjeros, por numerosas traiciones, y trastornado por una terrible guerra civil.
No temáis, que no esquivaré la crítica. Robespierre fue uno de los actores de lo que se llama el Gran Terror. Pero, ¿de qué hablamos exactamente? De un período de dos meses, del 10 de junio al 27 de julio de 1794. Como a ustedes, esto no me produce ningún placer e, igual que ustedes, me opongo ferozmente a la pena de muerte. Pero esta violencia es poca comparada con la ejercida durante siglos por los reyes de Francia, que avalaron las peores masacres y torturas.
Ironías de la Historia
La época fue de una insólita brutalidad, que por otra parte no se interrumpió con la muerte de Robespierre. A este respecto, Termidor no supuso una salida del Terror sino su continuación con otros protagonistas, otros vencedores y otros vencidos, un cambio de proyecto político y no un cambio de medio político. Así fue durante las décadas que siguieron. Adolphe Thiers, al reprimir a la Comuna de París en 1871, hace ejecutar 23.000 personas en una sola Semana Sangrienta. Pese a ello, existe una calle Thiers en el distrito 16º de París.
Robespierre no era en el seno del Comité de Salud Pública el personaje "sediento de sangre" que un vulgar revisionismo ha retratado para la posteridad. ¿Hay que recordar que es absurdo el término "tirano" para describirlo, puesto que no era más que uno de los miembros de una instancia colegiada, el Comité de Salud Pública, elegida y reelegida todos los meses en el seno de la Convención.
La negativa provendría, en fin, ha dicho el alcalde de París, de que Robespierre habría estado en el origen de la iniciativa de la "ley de sospechosos" de 1792, que restringía las libertades públicas. Eso no es exacto. Esa ley fue iniciativa de Jean-Jacques Régis de Cambacérès, miembro de la Convención, que sin embargo, ironías de la Historia, tiene derecho a una calle en París.
Entonces, ¿por qué oponerse a esta demanda, apoyada por numerosos historiadores? Durante la Liberación, las fuerzas parisinas, tras haber luchado contra el ocupante nazi, bautizaron una plaza con el nombre de Robespierre (la actual plaza del mercado de Saint-Honoré). Una mayoría conservadora revocará esta decisión en 1950. Prueba, por si hacía falta, de que la toponimia es siempre política.
Pese a mis desacuerdos, sabemos que desde 2001, gracias al impulso de Bertrand Delanoë, Paris ha "cambiado de época". Es hora de que eso suceda en lo concerniente a la memoria de Robespierre. Lúcido pero obstinado, estoy convencido de que llegaremos a convencer.
Llevará el tiempo que haga falta. Al fin y al cabo, ¿no dura este debate desde hace ya doscientos años? Salud y fraternidad, señor alcalde.
Alexis Corbière concejal del distrito 12º de Paris, es secretario nacional del Parti de Gauche francés. Leer aquí.
Robespierre no era tan Robespierre.
martes, 5 de julio de 2011
Marxismo hoy. Entrevista a Eric Hobsbawm.
El blog de Beppe Grillo entrevistó telefónicamente a Eric Hobsbawm el día en que el historiador cumplía 94 años. Hobsbawm estuvo en Roma para la presentación de la traducción al italiano de su último libro How to Change the Word – Why rediscover the inheritance of marxismo [1].
Sobre el marxismo hoy
Eric Hobsbawm: Soy Eric Hobsbawm, un historiador muy viejo. Por casualidad os he llamado en el mismo día en que celebro mi cumpleaños 94. Durante toda mi vida escribí principalmente sobre la historia de los movimientos sociales, la historia general de Europa y del mundo en los Siglos XIX y XX. Pienso que todos mis libros están traducidos al italiano y algunos fueron hasta bastante bien recibidos.
Blog: ¿El marxismo puede ser considerado como un fenómeno post-ideológico?
E.H.: Yo no he usado exactamente la expresión “fenómeno post-ideológico” para el marxismo, aunque es verdad que, actualmente, el marxismo dejó de ser el principal sistema de ideas asociado a los grandes movimientos políticos de masas en toda Europa. A pesar de eso, pienso que sobreviven algunos pequeños movimientos marxistas. En este sentido, hubo un gran cambio en el papel político que el marxismo desempeña en la política de Europa. Hay otras partes del mundo, por ejemplo América Latina, en que las cosas no pasaron del mismo modo. A consecuencia de aquel cambio, en mi opinión, es que ahora todos podemos concentrarnos más y mejor en los cambios permanentes que el marxismo provocó, en las conquistas permanentes del marxismo.
Esas conquistas permanentes, en mi opinión, son las siguientes. Primero, Marx introdujo algo que fue considerado una novedad y que todavía no se realizó completamente, a saber, la creencia de que el sistema económico que conocemos no es permanente ni destinado a durar eternamente; que es apenas una fase, una etapa en el desenvolvimiento histórico que ocurre de un determinado modo y dejará de existir y convertirse en otra cosa a lo largo del tiempo.
Segundo, pienso que Marx se concentró en el análisis del específico modus operando, de la forma como el sistema funcionó y desarrolló. En particular, se concentró en el curioso y discontinuo modo a través del cual el sistema creció y desarrolló contradicciones, que a su vez producirían grandes crisis.
La principal ventaja del análisis que el marxismo permite hacer es que considera al capitalismo como un sistema que origina periódicamente contradicciones internas que generan crisis de diferentes tipos que, a su vez, tienen que ser superadas mediante una transformación básica o alguna modificación menor del sistema. Se trata de esta discontinuidad, de este asumir que el capitalismo funciona no como sistema que tiende a auto estabilizarse, sino que es siempre inestable y eventualmente, por lo tanto, requiere grandes cambios. Ese es el principal elemento que todavía sobrevive del marxismo.
Tercero, y considero que ahí está la preciosidad de lo que se podría llamar de fenómeno ideológico, el marxismo está basado, para muchos marxistas, en un sentido profundo de la injusticia social, de indignación contra la desigualdad social entre los pobres y los ricos y poderosos.
Cuarto y último, pienso que tal vez se debe considerar un elemento, que Marx tal vez no reconociese pero que estuvo siempre presente en el marxismo: un elemento de utopía. La idea de que, de un modo o de otro, la sociedad llegará a una sociedad mejor, más humana, de lo que es la sociedad en la cual todos vivimos actualmente.
¿Una deriva a la derecha en Europa?
Blog: En el norte de África y en algunos países europeos –España, Grecia e Irlanda– algunos movimientos de jóvenes que nacieron en la Internet y usan redes, por ejemplo twitter y facebook, están aproximándose a la política. Son movimientos que exigen más compromisos y cambios radicales en las opciones de las sociedades. Pero al mismo tiempo, España, Hungría y Finlandia giran a la derecha, Dinamarca cierra sus fronteras desconociendo el Acuerdo de Schengen, y en Francia el partido ultranacionalista podría ganar las elecciones presidenciales. ¿No es una contradicción?
E.H.: No. No lo creo. Pienso que son fenómenos diferentes. Pienso que, en la mayoría de los países occidentales, hoy, los jóvenes son una minoría políticamente activa, sobre todo por la forma en que está estructurado el sistema educativo actual. Por ejemplo, los estudiantes siempre fueron, a lo largo de dos siglos, elementos activistas. Al mismo tiempo, la juventud educada actualmente está mucho más familiarizada con las modernas tecnologías de información, que transformaron la agitación política transnacional y la movilización política transnacional.
Pero hay una diferencia entre a) esos movimientos de jóvenes educados en los países de occidente, donde, en general, toda la juventud es fenómeno de minoría, y b) movimientos similares de jóvenes en países islámicos y en otros lugares, en los que la mayoría de la población tiene entre 25 y 30 años. En esos países, por lo tanto, mucho más que en Europa, los movimientos de jóvenes son políticamente mucho más masivos y pueden tener un mayor impacto político. El impacto adicional en la radicalización de los movimientos de la juventud ocurre porque los jóvenes hoy, en períodos de crisis económica, son desproporcionadamente afectados por el desempleo, y por consiguiente, están desproporcionadamente insatisfechos. Sin embargo, no se puede adivinar el rumbo que tomarán esos movimientos, Pese a todo, los movimientos de esa juventud educada no son, políticamente hablando, movimientos de la derecha. Pero ellos solos, por sus propios medios, no son capaces de definir el formato de la política nacional y todo el futuro. Creo que, en los próximos dos meses, asistiremos a los desdoblamientos de ese proceso.
Los jóvenes iniciarán grandes revoluciones, pero no serán ellos los que necesariamente decidirán la dirección general por la que andarán esas revoluciones. Cada dirección, claro, depende del país y de la región. Obviamente, las revoluciones serán muy diferentes en los países islámicos, de lo que son en Europa, o por cierto, en Estados Unidos.
Y es verdad que en Europa y probablemente en Estados Unidos puede haber una deriva a la derecha en la política. Pero eso, me parece, será un asunto de la tercera pregunta...
[1] Come cambiare il mondo, en la edición italiana. Eric Hobsbawm es el decano de la historiografía marxista británica. Acaba de cumplir 94 años. Uno de sus últimos libros es un volumen de memorias autobiográficas: Años interesantes, Barcelona, Critica, 2003.
Leer toda la entrevista aquí, en Simpermiso.
Sobre el marxismo hoy
Eric Hobsbawm: Soy Eric Hobsbawm, un historiador muy viejo. Por casualidad os he llamado en el mismo día en que celebro mi cumpleaños 94. Durante toda mi vida escribí principalmente sobre la historia de los movimientos sociales, la historia general de Europa y del mundo en los Siglos XIX y XX. Pienso que todos mis libros están traducidos al italiano y algunos fueron hasta bastante bien recibidos.
Blog: ¿El marxismo puede ser considerado como un fenómeno post-ideológico?
E.H.: Yo no he usado exactamente la expresión “fenómeno post-ideológico” para el marxismo, aunque es verdad que, actualmente, el marxismo dejó de ser el principal sistema de ideas asociado a los grandes movimientos políticos de masas en toda Europa. A pesar de eso, pienso que sobreviven algunos pequeños movimientos marxistas. En este sentido, hubo un gran cambio en el papel político que el marxismo desempeña en la política de Europa. Hay otras partes del mundo, por ejemplo América Latina, en que las cosas no pasaron del mismo modo. A consecuencia de aquel cambio, en mi opinión, es que ahora todos podemos concentrarnos más y mejor en los cambios permanentes que el marxismo provocó, en las conquistas permanentes del marxismo.
Esas conquistas permanentes, en mi opinión, son las siguientes. Primero, Marx introdujo algo que fue considerado una novedad y que todavía no se realizó completamente, a saber, la creencia de que el sistema económico que conocemos no es permanente ni destinado a durar eternamente; que es apenas una fase, una etapa en el desenvolvimiento histórico que ocurre de un determinado modo y dejará de existir y convertirse en otra cosa a lo largo del tiempo.
Segundo, pienso que Marx se concentró en el análisis del específico modus operando, de la forma como el sistema funcionó y desarrolló. En particular, se concentró en el curioso y discontinuo modo a través del cual el sistema creció y desarrolló contradicciones, que a su vez producirían grandes crisis.
La principal ventaja del análisis que el marxismo permite hacer es que considera al capitalismo como un sistema que origina periódicamente contradicciones internas que generan crisis de diferentes tipos que, a su vez, tienen que ser superadas mediante una transformación básica o alguna modificación menor del sistema. Se trata de esta discontinuidad, de este asumir que el capitalismo funciona no como sistema que tiende a auto estabilizarse, sino que es siempre inestable y eventualmente, por lo tanto, requiere grandes cambios. Ese es el principal elemento que todavía sobrevive del marxismo.
Tercero, y considero que ahí está la preciosidad de lo que se podría llamar de fenómeno ideológico, el marxismo está basado, para muchos marxistas, en un sentido profundo de la injusticia social, de indignación contra la desigualdad social entre los pobres y los ricos y poderosos.
Cuarto y último, pienso que tal vez se debe considerar un elemento, que Marx tal vez no reconociese pero que estuvo siempre presente en el marxismo: un elemento de utopía. La idea de que, de un modo o de otro, la sociedad llegará a una sociedad mejor, más humana, de lo que es la sociedad en la cual todos vivimos actualmente.
¿Una deriva a la derecha en Europa?
Blog: En el norte de África y en algunos países europeos –España, Grecia e Irlanda– algunos movimientos de jóvenes que nacieron en la Internet y usan redes, por ejemplo twitter y facebook, están aproximándose a la política. Son movimientos que exigen más compromisos y cambios radicales en las opciones de las sociedades. Pero al mismo tiempo, España, Hungría y Finlandia giran a la derecha, Dinamarca cierra sus fronteras desconociendo el Acuerdo de Schengen, y en Francia el partido ultranacionalista podría ganar las elecciones presidenciales. ¿No es una contradicción?
E.H.: No. No lo creo. Pienso que son fenómenos diferentes. Pienso que, en la mayoría de los países occidentales, hoy, los jóvenes son una minoría políticamente activa, sobre todo por la forma en que está estructurado el sistema educativo actual. Por ejemplo, los estudiantes siempre fueron, a lo largo de dos siglos, elementos activistas. Al mismo tiempo, la juventud educada actualmente está mucho más familiarizada con las modernas tecnologías de información, que transformaron la agitación política transnacional y la movilización política transnacional.
Pero hay una diferencia entre a) esos movimientos de jóvenes educados en los países de occidente, donde, en general, toda la juventud es fenómeno de minoría, y b) movimientos similares de jóvenes en países islámicos y en otros lugares, en los que la mayoría de la población tiene entre 25 y 30 años. En esos países, por lo tanto, mucho más que en Europa, los movimientos de jóvenes son políticamente mucho más masivos y pueden tener un mayor impacto político. El impacto adicional en la radicalización de los movimientos de la juventud ocurre porque los jóvenes hoy, en períodos de crisis económica, son desproporcionadamente afectados por el desempleo, y por consiguiente, están desproporcionadamente insatisfechos. Sin embargo, no se puede adivinar el rumbo que tomarán esos movimientos, Pese a todo, los movimientos de esa juventud educada no son, políticamente hablando, movimientos de la derecha. Pero ellos solos, por sus propios medios, no son capaces de definir el formato de la política nacional y todo el futuro. Creo que, en los próximos dos meses, asistiremos a los desdoblamientos de ese proceso.
Los jóvenes iniciarán grandes revoluciones, pero no serán ellos los que necesariamente decidirán la dirección general por la que andarán esas revoluciones. Cada dirección, claro, depende del país y de la región. Obviamente, las revoluciones serán muy diferentes en los países islámicos, de lo que son en Europa, o por cierto, en Estados Unidos.
Y es verdad que en Europa y probablemente en Estados Unidos puede haber una deriva a la derecha en la política. Pero eso, me parece, será un asunto de la tercera pregunta...
[1] Come cambiare il mondo, en la edición italiana. Eric Hobsbawm es el decano de la historiografía marxista británica. Acaba de cumplir 94 años. Uno de sus últimos libros es un volumen de memorias autobiográficas: Años interesantes, Barcelona, Critica, 2003.
Leer toda la entrevista aquí, en Simpermiso.
No se trata sólo del euro, es la propia democracia en Europa lo que está en juego
Grecia ilustra el peligro de permitir que las agencias de calificación, a pesar de su pésimo historial, se adueñen del terreno político
.
Europa ha encabezado el mundo en lo referente a la práctica de la democracia. Resulta, por tanto, preocupante que los peligros para la gobernabilidad democrática de hoy, que se cuelan por la puerta trasera de las prioridades financieras, no reciban la atención que merecen. Hay cuestiones de calado que han de afrontarse respecto a cómo el gobierno democrático de Europa podría verse minado por el papel enormemente acrecentado de las instituciones financieras y las agencias de calificación de riesgos, que hoy se enseñorean a su antojo de ciertas partes del terreno político de Europa.
Hay que separar dos cuestiones diferenciadas. La primera se refiere al lugar de las prioridades democráticas, incluyendo lo que Walter Bagehot y John Stuart Mill consideraban la necesidad de la "gobernación por medio de la discusión". Supongamos que aceptamos que los poderosos jefazos de las finanzas poseen una comprensión realista de lo que hay que hacer. Con ello se fortalecería el argumento favorable a prestar atención a sus voces en un diálogo democrático. Pero eso no es lo mismo que dejar a las instituciones financieras internacionales y las agencias de calificación de riesgo el poder unilateral de mandar sobre gobiernos elegidos democráticamente.
En segundo lugar, resulta difícil ver que los sacrificios que los comandantes financieros han estado exigiendo de los países en precario vayan a lograr la viabilidad final de estos países y garanticen la continuidad del euro dentro de un modelo sin reformar de fusión financiera y un conjunto de miembros sin cambios del euro club. El diagnóstico de los problemas económicos por parte de las agencias de calificación no es la voz de la verdad que ellos pretenden. Vale la pena recordar que el historial de las agencias de calificación en las instituciones de certificación financiera y de negocios con anterioridad anteriores a la crisis económica de 2008 era tan abismal que el Congreso de los EE. UU. debatió seriamente si debían ser procesadas.
Dado que gran parte de Europa se encuentra ahora empeñada en lograr una rápida reducción del déficit público mediante la reducción drástica del gasto público, resulta fundamental examinar con realismo qué posibles repercusiones podrían tener las medidas políticas escogidas, tanto en el caso de la población como en el de la generación de ingresos públicos a través del crecimiento económico.
La alta moral de "sacrificio" tiene, por supuesto, un efecto embriagador. Esta es la filosofía del corsé "correcto": "Si la señora se siente muy cómoda con él, entonces la señora ciertamente necesita un tamaño más pequeño". Sin embargo, si las exigencias de adecuación financiera se vinculan demasiado mecánicamente a los recortes inmediatos, el resultado podría consistir en matar a la gallina que pone los huevos de oro del crecimiento económico.
Esta preocupación se aplica a una serie de países, desde Gran Bretaña a Grecia. La comunidad de la estrategia de "sangre, sudor y lágrimas" de reducción del déficit otorga una aparente plausibilidad a lo que se está imponiendo a los países más precarios, como Grecia o Portugal. También hace que sea más difícil tener una voz política unida en Europa que pueda hacer frente al pánico generado en los mercados financieros.
Además de una visión más política, hay necesidad de un pensamiento económico más claro. La tendencia a ignorar la importancia del crecimiento económico en la generación de ingresos públicos debería ser un asunto importante de análisis. La sólida conexión entre crecimiento e ingresos públicos es cosa observada en muchos países, desde China y la India a los EE. UU. y Brasil., ... Leer más aquí. (Amartya Sen es profesor de la Universidad de Harvard y Premio Nobel de Economía en 1998.)
Europa ha encabezado el mundo en lo referente a la práctica de la democracia. Resulta, por tanto, preocupante que los peligros para la gobernabilidad democrática de hoy, que se cuelan por la puerta trasera de las prioridades financieras, no reciban la atención que merecen. Hay cuestiones de calado que han de afrontarse respecto a cómo el gobierno democrático de Europa podría verse minado por el papel enormemente acrecentado de las instituciones financieras y las agencias de calificación de riesgos, que hoy se enseñorean a su antojo de ciertas partes del terreno político de Europa.
Hay que separar dos cuestiones diferenciadas. La primera se refiere al lugar de las prioridades democráticas, incluyendo lo que Walter Bagehot y John Stuart Mill consideraban la necesidad de la "gobernación por medio de la discusión". Supongamos que aceptamos que los poderosos jefazos de las finanzas poseen una comprensión realista de lo que hay que hacer. Con ello se fortalecería el argumento favorable a prestar atención a sus voces en un diálogo democrático. Pero eso no es lo mismo que dejar a las instituciones financieras internacionales y las agencias de calificación de riesgo el poder unilateral de mandar sobre gobiernos elegidos democráticamente.
En segundo lugar, resulta difícil ver que los sacrificios que los comandantes financieros han estado exigiendo de los países en precario vayan a lograr la viabilidad final de estos países y garanticen la continuidad del euro dentro de un modelo sin reformar de fusión financiera y un conjunto de miembros sin cambios del euro club. El diagnóstico de los problemas económicos por parte de las agencias de calificación no es la voz de la verdad que ellos pretenden. Vale la pena recordar que el historial de las agencias de calificación en las instituciones de certificación financiera y de negocios con anterioridad anteriores a la crisis económica de 2008 era tan abismal que el Congreso de los EE. UU. debatió seriamente si debían ser procesadas.
Dado que gran parte de Europa se encuentra ahora empeñada en lograr una rápida reducción del déficit público mediante la reducción drástica del gasto público, resulta fundamental examinar con realismo qué posibles repercusiones podrían tener las medidas políticas escogidas, tanto en el caso de la población como en el de la generación de ingresos públicos a través del crecimiento económico.
La alta moral de "sacrificio" tiene, por supuesto, un efecto embriagador. Esta es la filosofía del corsé "correcto": "Si la señora se siente muy cómoda con él, entonces la señora ciertamente necesita un tamaño más pequeño". Sin embargo, si las exigencias de adecuación financiera se vinculan demasiado mecánicamente a los recortes inmediatos, el resultado podría consistir en matar a la gallina que pone los huevos de oro del crecimiento económico.
Esta preocupación se aplica a una serie de países, desde Gran Bretaña a Grecia. La comunidad de la estrategia de "sangre, sudor y lágrimas" de reducción del déficit otorga una aparente plausibilidad a lo que se está imponiendo a los países más precarios, como Grecia o Portugal. También hace que sea más difícil tener una voz política unida en Europa que pueda hacer frente al pánico generado en los mercados financieros.
Además de una visión más política, hay necesidad de un pensamiento económico más claro. La tendencia a ignorar la importancia del crecimiento económico en la generación de ingresos públicos debería ser un asunto importante de análisis. La sólida conexión entre crecimiento e ingresos públicos es cosa observada en muchos países, desde China y la India a los EE. UU. y Brasil., ... Leer más aquí. (Amartya Sen es profesor de la Universidad de Harvard y Premio Nobel de Economía en 1998.)
Los "nuevos" pobres de España, un fenómeno que crece
La caída del sector inmobiliario dejó en la pobreza a miles de personas.
El perfil del "nuevo" pobre es un hombre español, menor de 40 años y que trabajó en la industria de la construcción. De obtener buenos ingresos trabajando por su cuenta, pasó a depender de un subsidio y a acudir a instituciones de beneficencia para comer.
Este retrato, hecho por Cáritas (la organización humanitaria de la iglesia católica) en base a datos estadísticos, es solo una manera de "personalizar" los efectos de la crisis en España, ilustrar el crecimiento de la pobreza y explicar las causas del fenómeno.
Pero cuando Esteban –un joven de las afueras de Barcelona- aceptó conversar con BBC Mundo sobre su situación actual y compararla con su vida de hace unos años, descubrimos que su relato encaja casi perfectamente con el perfil estadístico.
"Yo trabajaba en construcción, era autónomo (trabajador por cuenta propia) y tenía contratos con empresas multinacionales. Hacía unos 3.000 euros al mes (US$4.350) y si cogía vacaciones, era un par de semanitas en agosto porque había mucha faena", cuenta.
Eso fue en 2004. Esteban tenía 24 años, era soltero y sus ingresos eran superiores a los de casi cualquier profesional universitario. En medio de esa situación, no le costó mucho que un banco le aprobara una hipoteca.
"Pagaba 1.200 euros (US$1.700) al mes por la casa, además de la cuota de trabajador autónomo y otros impuestos", recuerda Esteban, sentado en la sala de su apartamento de cuatro habitaciones.
clic Lea también: los que están detrás de los indignados
"España va bien"
2004 fue el año en que terminó el gobierno de José María Aznar, quien resumía su política económica con el lema "España va bien". Defendía la tesis de que el modelo de crecimiento basado en la expansión inmobiliaria era el camino a la riqueza y el bienestar.
"Todos, como sociedad, les planteamos a muchos jóvenes el dilema de seguir estudiando y no cobrar nada, o dejar los estudios e incorporarse al mercado de trabajo cobrando unos sueldos altísimos", le dijo a BBC Mundo Jordi Roglá, director de Cáritas Barcelona.
Cuando revienta la crisis en 2008, se desmorona el modelo de crecimiento español y estalla la burbuja inmobiliaria, el país acaba con millones de jóvenes que no terminaron sus estudios secundarios y formados únicamente para trabajar en una industria que ya no existe.
El gobierno actual, encabezado por José Luis Rodríguez Zapatero, reconoce que ante la crisis reaccionó tarde (y mal, según sus críticos). Además, ha sido forzado por la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) a aplicar un programa de ajustes que afecta, principalmente, el gasto social.
El gobierno español, encabezado por José Luis Rodríguez Zapatero, reconoce que reaccionó tarde ante la crisis.
"La reducción del gasto significa una importante pérdida de ingresos reales para pensionistas, desempleados y empleados públicos, con lo que el nivel de pobreza en todos estos colectivos va a aumentar", le dijo a BBC Mundo Josep González Calvet, del Departamento de Teoría Económica de la Universidad de Barcelona.
González Calvet explica que si bien en España es bajo el índice de pobreza absoluta (personas sin vivienda, ni comida, ni vestido), el nivel de pobreza relativa es "considerable" para una sociedad occidental.
Una pobreza que a finales de este 2011 podría afectar al 22% de los españoles. El porcentaje se eleva hasta 25% si hablamos de niños y podría llegar hasta un 30% en los próximos años entre los jubilados y quienes cobran una pensión del estado.
"Nunca me lo imaginé"
Llegó 2009 y las empresas con las que Esteban tenía contratos dejaron de llamarlo. Tuvo que dejar de pagar la tasa como trabajador autónomo (unos 250 euros al mes) y se fue a probar suerte en Andalucía, lejos de su esposa y sus padres.
"Estuve nueve meses, pero cuando se acabó el trabajo allí también, tuve que regresar", recuerda.
Tuvo que hacer un arreglo con el banco para que le dejaran pagar solo los intereses de su deuda y comenzó a recibir un subsidio de desempleo, del que solo le quedan 30 euros (US$43) después de pagarle al banco... Leer más en la BBC
El perfil del "nuevo" pobre es un hombre español, menor de 40 años y que trabajó en la industria de la construcción. De obtener buenos ingresos trabajando por su cuenta, pasó a depender de un subsidio y a acudir a instituciones de beneficencia para comer.
Este retrato, hecho por Cáritas (la organización humanitaria de la iglesia católica) en base a datos estadísticos, es solo una manera de "personalizar" los efectos de la crisis en España, ilustrar el crecimiento de la pobreza y explicar las causas del fenómeno.
Pero cuando Esteban –un joven de las afueras de Barcelona- aceptó conversar con BBC Mundo sobre su situación actual y compararla con su vida de hace unos años, descubrimos que su relato encaja casi perfectamente con el perfil estadístico.
"Yo trabajaba en construcción, era autónomo (trabajador por cuenta propia) y tenía contratos con empresas multinacionales. Hacía unos 3.000 euros al mes (US$4.350) y si cogía vacaciones, era un par de semanitas en agosto porque había mucha faena", cuenta.
Eso fue en 2004. Esteban tenía 24 años, era soltero y sus ingresos eran superiores a los de casi cualquier profesional universitario. En medio de esa situación, no le costó mucho que un banco le aprobara una hipoteca.
"Pagaba 1.200 euros (US$1.700) al mes por la casa, además de la cuota de trabajador autónomo y otros impuestos", recuerda Esteban, sentado en la sala de su apartamento de cuatro habitaciones.
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"España va bien"
2004 fue el año en que terminó el gobierno de José María Aznar, quien resumía su política económica con el lema "España va bien". Defendía la tesis de que el modelo de crecimiento basado en la expansión inmobiliaria era el camino a la riqueza y el bienestar.
"Todos, como sociedad, les planteamos a muchos jóvenes el dilema de seguir estudiando y no cobrar nada, o dejar los estudios e incorporarse al mercado de trabajo cobrando unos sueldos altísimos", le dijo a BBC Mundo Jordi Roglá, director de Cáritas Barcelona.
Cuando revienta la crisis en 2008, se desmorona el modelo de crecimiento español y estalla la burbuja inmobiliaria, el país acaba con millones de jóvenes que no terminaron sus estudios secundarios y formados únicamente para trabajar en una industria que ya no existe.
El gobierno actual, encabezado por José Luis Rodríguez Zapatero, reconoce que ante la crisis reaccionó tarde (y mal, según sus críticos). Además, ha sido forzado por la Unión Europea (UE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI) a aplicar un programa de ajustes que afecta, principalmente, el gasto social.
El gobierno español, encabezado por José Luis Rodríguez Zapatero, reconoce que reaccionó tarde ante la crisis.
"La reducción del gasto significa una importante pérdida de ingresos reales para pensionistas, desempleados y empleados públicos, con lo que el nivel de pobreza en todos estos colectivos va a aumentar", le dijo a BBC Mundo Josep González Calvet, del Departamento de Teoría Económica de la Universidad de Barcelona.
González Calvet explica que si bien en España es bajo el índice de pobreza absoluta (personas sin vivienda, ni comida, ni vestido), el nivel de pobreza relativa es "considerable" para una sociedad occidental.
Una pobreza que a finales de este 2011 podría afectar al 22% de los españoles. El porcentaje se eleva hasta 25% si hablamos de niños y podría llegar hasta un 30% en los próximos años entre los jubilados y quienes cobran una pensión del estado.
"Nunca me lo imaginé"
Llegó 2009 y las empresas con las que Esteban tenía contratos dejaron de llamarlo. Tuvo que dejar de pagar la tasa como trabajador autónomo (unos 250 euros al mes) y se fue a probar suerte en Andalucía, lejos de su esposa y sus padres.
"Estuve nueve meses, pero cuando se acabó el trabajo allí también, tuve que regresar", recuerda.
Tuvo que hacer un arreglo con el banco para que le dejaran pagar solo los intereses de su deuda y comenzó a recibir un subsidio de desempleo, del que solo le quedan 30 euros (US$43) después de pagarle al banco... Leer más en la BBC
lunes, 4 de julio de 2011
domingo, 3 de julio de 2011
sábado, 2 de julio de 2011
El presidente del BBVA, su pensión de 79´7 millones de euros y sin problemas hipotecarios
Ángel Cano, consejero delegado del BBVA, ha acusado al Gobierno de “responder a presiones populistas” que pueden “estropear un mercado hipotecario de referencia a escala mundial.” No le ha gustado nada al número 2 del BBVA el anuncio de José Luis Rodríguez Zapatero –divulgado durante el Debate del Estado de la Nación- sobre la aprobación de medidas de protección para las personas que afrontan una ejecución hipotecaria por imposibilidad de pago. “Hay que evitar esto a toda costa”, subrayó Cano, firme defensor “de la seguridad jurídica”
El flamante Cano trabajó a lo largo de siete años en Arthur Andersen, que era una de las más prestigiosas auditoras norteamericanas hasta que en 2001/2 esa empresa legendaria desapareció abruptamente. Ello sucedió como consecuencia de sus vinculaciones con el escándalo financiero de Enron, que salpicó gravemente al entorno de George W. Bush. Cano era entonces uno más de los expertos en auditorías y es seguro que él no tuvo responsabilidad alguna en el fraudulento hundimiento de Arthur Andersen, que fue acusado, entre otros delitos, de obstrucción a la justicia.
Asunto Enron
Sin embargo, el actual consejero delegado del BBVA sí conoció de cerca cómo se las gastan los amos y señores de las grandes finanzas. El asunto Enron fue una especie de precursor de los tejemanejes multimillonarios, impulsados por la desregulación del sistema financiero de EE.UU, lo que dio paso -menos de una década después- a la crisis económica financiera internacional, ésa que nos azota sin contemplaciones.
Vieja conocida
Conviene recordar, para que no olvidemos quiénes fueron los culpables más directos de la crisis, cuando el Bank of America decidió pagar 31.000 millones de euros a Merill Lynch, factoría de capitales, de gestión de capital, de inversiones y todo género de brillante magia económica, para protegerla del previsible colapso de Lehman Brothers. Meryll Lynch, por cierto, es una veterana empresa de hacer dinero, vieja conocida de Francisco González, al que le dio algunos disgustos y ciertos dolores de cabeza. Fue presidente del BBVA por la gracia de José María Aznar López, cuando sostenía éste que España iba bien. Y, mientras, él se autodenominaba así: “Yo soy el milagro español”.
Y a vivir que son dos días
Pues bien, ahora que se acercan las elecciones generales, Francisco González parece que quiere hacer méritos ante Mariano Rajoy. El BBVA da la impresión estos días de que no es un banco. Se asemeja a lo que es Génova 13 o la FAES. A sus 65 años, González necesitaba, como es lógico y natural, una jubilación a la altura de su alto cargo de banquero nombrado por Aznar. O sea, que se embolsó hace un año su pensión de 79´7 millones de euros y a vivir que son dos días. ¡Que suerte, don Francisco, usted no debe de tener problemas con las hipotecas!
Con sensibilidad social
Desde el inicio de la crisis hemos visto cómo unos y otros magos de las finanzas procuraban taparse con discreción, o sin ella, sus vergüenzas. Se han venido protegiendo, en la medida de lo posible, los bancos y las factorías de dinero especulativo. Pero, como demuestra la doctrina de Cano, contraria a la protección de las personas que quedan atrapadas por sus hipotecas, una cosa es que los poderosos –muchos de ellos enriquecidos por métodos en absoluto ejemplares- se protejan entre sí y otra que los Gobiernos con sensibilidad social, nada que ver con el populismo, señor Cano, intenten proteger a los desvalidos frente a las hipotecas.
El flamante Cano trabajó a lo largo de siete años en Arthur Andersen, que era una de las más prestigiosas auditoras norteamericanas hasta que en 2001/2 esa empresa legendaria desapareció abruptamente. Ello sucedió como consecuencia de sus vinculaciones con el escándalo financiero de Enron, que salpicó gravemente al entorno de George W. Bush. Cano era entonces uno más de los expertos en auditorías y es seguro que él no tuvo responsabilidad alguna en el fraudulento hundimiento de Arthur Andersen, que fue acusado, entre otros delitos, de obstrucción a la justicia.
Asunto Enron
Sin embargo, el actual consejero delegado del BBVA sí conoció de cerca cómo se las gastan los amos y señores de las grandes finanzas. El asunto Enron fue una especie de precursor de los tejemanejes multimillonarios, impulsados por la desregulación del sistema financiero de EE.UU, lo que dio paso -menos de una década después- a la crisis económica financiera internacional, ésa que nos azota sin contemplaciones.
Vieja conocida
Conviene recordar, para que no olvidemos quiénes fueron los culpables más directos de la crisis, cuando el Bank of America decidió pagar 31.000 millones de euros a Merill Lynch, factoría de capitales, de gestión de capital, de inversiones y todo género de brillante magia económica, para protegerla del previsible colapso de Lehman Brothers. Meryll Lynch, por cierto, es una veterana empresa de hacer dinero, vieja conocida de Francisco González, al que le dio algunos disgustos y ciertos dolores de cabeza. Fue presidente del BBVA por la gracia de José María Aznar López, cuando sostenía éste que España iba bien. Y, mientras, él se autodenominaba así: “Yo soy el milagro español”.
Y a vivir que son dos días
Pues bien, ahora que se acercan las elecciones generales, Francisco González parece que quiere hacer méritos ante Mariano Rajoy. El BBVA da la impresión estos días de que no es un banco. Se asemeja a lo que es Génova 13 o la FAES. A sus 65 años, González necesitaba, como es lógico y natural, una jubilación a la altura de su alto cargo de banquero nombrado por Aznar. O sea, que se embolsó hace un año su pensión de 79´7 millones de euros y a vivir que son dos días. ¡Que suerte, don Francisco, usted no debe de tener problemas con las hipotecas!
Con sensibilidad social
Desde el inicio de la crisis hemos visto cómo unos y otros magos de las finanzas procuraban taparse con discreción, o sin ella, sus vergüenzas. Se han venido protegiendo, en la medida de lo posible, los bancos y las factorías de dinero especulativo. Pero, como demuestra la doctrina de Cano, contraria a la protección de las personas que quedan atrapadas por sus hipotecas, una cosa es que los poderosos –muchos de ellos enriquecidos por métodos en absoluto ejemplares- se protejan entre sí y otra que los Gobiernos con sensibilidad social, nada que ver con el populismo, señor Cano, intenten proteger a los desvalidos frente a las hipotecas.
viernes, 1 de julio de 2011
"La Unión Europea no está rescatando a Grecia, sino a los bancos alemanes"
JOSEPH E. STIGLITZ Premio Nobel de Economía en 2001
Crítico con la ortodoxia neoliberal, el catedrático de la Universidad de Columbia arremete con dureza contra las políticas de austeridad, que considera que pagan los ciudadanos con sacrificios que los gobiernos no pueden explicar
A un economista bregado en la crítica como Joseph Stiglitz (Gary, Indiana, 1943) no le tiembla la voz cuando señala los responsables de la crisis ante un público que, en parte, podría sentirse aludido por sus reproches. Ni cuando denuncia las crueles consecuencias sociales que acarrearán las medidas de austeridad que se han impuesto como prioridad la Unión Europa o Estados Unidos para salir de la crisis. Y mucho menos cuando pide decir las cosas por su nombre y no hablar de rescate de Grecia, Irlanda o Portugal cuando, a su juicio, en realidad "se trata de una protección de los bancos europeos". El premio Nobel de Economía 2001 y catedrático en Columbia es igual de implacable con el fundamentalismo de mercado ante el auditorio repleto de empresarios del Círculo de Economía de Barcelona que en sus artículos de opinión y sus libros.
Antes de su charla, atiende a EL PAÍS en una sala del hotel de Sitges donde el lobby empresarial catalán celebra cada año sus jornadas. Afable y tranquilo, Stiglitz es capaz de indignarse, por ejemplo, porque el presidente de EE UU, Barack Obama, a quien asesoró, se haya rodeado de quienes, en su opinión, provocaron la crisis. Ya en su último libro, Caída libre (Taurus, 2010), no ahorra críticas al presidente estadounidense en un ejercicio de honestidad. En la revisión de esa obra, en octubre del año pasado, se refirió al duro ajuste en las cuentas públicas españolas. "Por ahora, España no ha sido atacada por los especuladores, pero puede ser solo cuestión de tiempo", concluyó entonces.
Pregunta.¿Sigue pensando lo mismo ahora?
Respuesta.España está en una situación diferente a la de Grecia. Empezó la crisis con una deuda pública del 60% de su producto interior bruto (PIB), y no del 130%. Sin embargo, el desempleo es más grave. En gran medida, la respuesta no está en las manos de España. Si se crea un fondo solidario europeo que permita contribuir al crecimiento de España, el país no tendrá ningún problema. Lo tendrá si Europa falla.
P.Las dudas acerca de que Grecia pueda afrontar el pago de su deuda soberana son hoy un quebradero de cabeza para la Unión Europea. ¿La reestructuración de su deuda es la salida?
R.La mejor solución sería la creación de un fondo solidario europeo, con el cual se ayudara a que Grecia restaurara su crecimiento. Alemania podría seguir expandiéndose, los bancos europeos realizarían más inversiones en el país y se estimularía la economía. Eso permitiría, a su vez, restablecer el crecimiento, mejorar los ingresos públicos y reducir el déficit. Así que con estos compromisos, los intereses de la deuda griega bajarían y el país podría cumplir con sus obligaciones.
P.Pero...
R.Sí, nada de eso va a pasar.
P.¿Entonces?
R.Esa sería la mejor solución. Si la Unión Europea no presta asistencia pública, los mercados siguen con esta visión negativa, los intereses siguen muy altos y los países de la Unión rechazan postergar los plazos para devolver la deuda... En ese caso, la reestructuración es inevitable.
P.El rechazo a los rescates ha dado alas a partidos de ultraderecha del norte de Europa, como en el caso de Finlandia. En ese contexto, ese fondo que propone no se antoja muy factible...
R.La pregunta es: ¿se trata un rescate a Grecia o a los bancos alemanes? Es exactamente la pregunta a la que me enfrenté cuando estaba en el Banco Mundial y fuimos "al rescate" de México, Corea, Tailandia o Indonesia. No, no estábamos salvando a esos países, sino a los bancos occidentales. Y puesto que no quisimos llamarle "el rescate de los bancos occidentales", decidimos que se trataba de un rescate a esos países. Y es lo que está pasando ahora: estamos rescatando a los bancos alemanes, por lo que debería llamarse así.
"La mejor solución para Grecia es crear un fondo de solidaridad europeo para su recuperación"
P.Lo que usted plantea pone a los Estados en otro aprieto, entonces. ¿Cómo explican los Gobiernos a los ciudadanos que hay dinero para rescatar a los bancos y luego les imponen medidas de austeridad?
R.No pueden. La respuesta es que o Europa muestra su solidaridad o no puede pedir a los ciudadanos de esos países que sacrifiquen sus vidas a través de su bienestar para salvar a los bancos, cuando estos fueron los que causaron los problemas primero. Ahí está en juego el concepto de justicia social.
P.Habrá oído acerca de las protestas y acampadas que se han producido en las principales plazas de España. ¿Son un reflejo de eso?
"Las protestas en España eran inevitables con los altos niveles de desempleo que hay"
R.Esas protestas eran inevitables, con los niveles de desempleo que tiene España. Sin embargo, las protestas no son normalmente lugares donde se articulen filosofías económicas. Son una reflexión, una expresión de que algo va mal, una demanda de soluciones cuando no se ha hallado diagnóstico.
P.Entre otras cosas, en el centro de las críticas de esas protestas están la corrupción política y las medidas de austeridad.
R.Ellos ponen en el mismo saco ambas cosas. Una de las vías de la corrupción era la burocracia. Pero en lo que a esta crisis se refiere, no lo ha sido. Como lo fue en el pasado, la corrupción es uno de los problemas de hoy. No obstante, la definimos de una forma banal, como una corrupción social de los políticos. Estamos hablando de otra cosa, de influencia política, que se basa, por ejemplo, en las contribuciones para las campañas electorales. Es legal, pero ese sistema no funciona bien para la mayoría de los ciudadanos.
P.Tras encadenar años de abundancia, los países de la Unión Europea, entre ellos España -y ahora también Estados Unidos-, ahora deben recortar su gasto para enderezar sus cuentas públicas. ¿Es la única vía para salir de la crisis?
R.No, ese es el camino erróneo. La austeridad nos llevará a un bajo crecimiento que significará recaudar menos impuestos y acumular más gastos para atender a las personas desempleadas y otras necesidades sociales. Y la reducción de déficit va a ser mínima y, en cualquier caso, decepcionante. Mientras tanto, las consecuencias sociales a corto y largo plazo serán enormes. Y las económicas, también. Por ejemplo, y esto es relevante en particular en España, cuando los jóvenes desempleados llevan mucho tiempo sin trabajar pierden sus capacidades, con lo que se está destruyendo el activo más importante del país, que es el capital humano. Además, resulta mucho más complicado reintegrarlos al mercado de trabajo, y cuando encuentran un empleo la actividad ha descendido y los salarios también lo han hecho.
P.¿Entonces los recortes significan prolongar la crisis?
R.Las perspectivas a largo plazo son que la economía se debilita todavía más. A mi modo de ver, una estrategia de austeridad no sirve para la recuperación. Necesitamos pensar cómo hacer crecer la economía y simultáneamente, a medio y largo plazo, ir reduciendo el déficit. Y hay formas para hacerlo. La mayor parte del déficit se debe a un bajo crecimiento. Cuando se restablece, se solventa el problema, puesto que el déficit no es la causa del crecimiento bajo, sino al revés: el bajo crecimiento es la causa del déficit. Esa es la idea que la gente debe entender. Debemos pensar, pues, estrategias que promuevan el crecimiento con un impacto positivo sobre el déficit.
P.¿Por ejemplo?
R.Puesto que las clases bajas consumen más que el resto, si cambiamos la presión fiscal de la clase media y la pasamos a los ingresos más altos, resulta que con los mismos ingresos tributarios conseguimos más estímulos o que con el mismo estímulo conseguimos recaudar más.
P.Antes recordaba que el déficit no es la causa de la crisis. Las cuentas públicas de Irlanda exhibían superávit antes de la recesión y las de España también lo tuvieron durante tres ejercicios.
R.Exacto. Eso prueba por qué era erróneo el marco europeo basado en que todo lo que se necesitaba para que el euro funcionara era lograr la convergencia. ¡Esos eran dos países que lo estaban haciendo de acuerdo con la fórmula!
P.En la primera etapa de la crisis, parecía que había un amplio consenso en que debían regularse más los mercados. Incluso varios presidentes de Gobierno hablaron de "refundar el capitalismo". ¿Dónde quedó todo eso?
"Las medidas de austeridad son un error y la reducción del déficit será decepcionante"
R.Los políticos... Parece que las fuerzas políticas que permitieron la desregulación de los mercados y los beneficios y que crearon este tipo de capitalismo disfuncional pretendieron prevenir una destrucción de su capitalismo. Esto no debería ser una sorpresa. Las demandas para una reforma fueron de algún modo captadas en la campaña de Obama, que estuvo marcada por el cambio. Pero ahora Obama tiene el mismo equipo económico que contribuyó a la crisis. Ya no podemos esperar un cambio.
P.¿Los recortes en el Estado de bienestar no dejarán a los Gobiernos con menos capacidad para afrontar la próxima crisis?
"Obama se ha rodeado de quienes causaron la crisis. Ya no podemos esperar un cambio"
R.Sí. Claramente, la crisis está minando las capacidades para actuar en otra que pueda venir, y además no hemos realizado el trabajo regulatorio para reducir las probabilidades de caer en otra crisis. De hecho, en Estados Unidos las cosas están peor, y no mejor que antes... Leer todo aquí en el artículo de El País 35 años.
Crítico con la ortodoxia neoliberal, el catedrático de la Universidad de Columbia arremete con dureza contra las políticas de austeridad, que considera que pagan los ciudadanos con sacrificios que los gobiernos no pueden explicar
A un economista bregado en la crítica como Joseph Stiglitz (Gary, Indiana, 1943) no le tiembla la voz cuando señala los responsables de la crisis ante un público que, en parte, podría sentirse aludido por sus reproches. Ni cuando denuncia las crueles consecuencias sociales que acarrearán las medidas de austeridad que se han impuesto como prioridad la Unión Europa o Estados Unidos para salir de la crisis. Y mucho menos cuando pide decir las cosas por su nombre y no hablar de rescate de Grecia, Irlanda o Portugal cuando, a su juicio, en realidad "se trata de una protección de los bancos europeos". El premio Nobel de Economía 2001 y catedrático en Columbia es igual de implacable con el fundamentalismo de mercado ante el auditorio repleto de empresarios del Círculo de Economía de Barcelona que en sus artículos de opinión y sus libros.
Antes de su charla, atiende a EL PAÍS en una sala del hotel de Sitges donde el lobby empresarial catalán celebra cada año sus jornadas. Afable y tranquilo, Stiglitz es capaz de indignarse, por ejemplo, porque el presidente de EE UU, Barack Obama, a quien asesoró, se haya rodeado de quienes, en su opinión, provocaron la crisis. Ya en su último libro, Caída libre (Taurus, 2010), no ahorra críticas al presidente estadounidense en un ejercicio de honestidad. En la revisión de esa obra, en octubre del año pasado, se refirió al duro ajuste en las cuentas públicas españolas. "Por ahora, España no ha sido atacada por los especuladores, pero puede ser solo cuestión de tiempo", concluyó entonces.
Pregunta.¿Sigue pensando lo mismo ahora?
Respuesta.España está en una situación diferente a la de Grecia. Empezó la crisis con una deuda pública del 60% de su producto interior bruto (PIB), y no del 130%. Sin embargo, el desempleo es más grave. En gran medida, la respuesta no está en las manos de España. Si se crea un fondo solidario europeo que permita contribuir al crecimiento de España, el país no tendrá ningún problema. Lo tendrá si Europa falla.
P.Las dudas acerca de que Grecia pueda afrontar el pago de su deuda soberana son hoy un quebradero de cabeza para la Unión Europea. ¿La reestructuración de su deuda es la salida?
R.La mejor solución sería la creación de un fondo solidario europeo, con el cual se ayudara a que Grecia restaurara su crecimiento. Alemania podría seguir expandiéndose, los bancos europeos realizarían más inversiones en el país y se estimularía la economía. Eso permitiría, a su vez, restablecer el crecimiento, mejorar los ingresos públicos y reducir el déficit. Así que con estos compromisos, los intereses de la deuda griega bajarían y el país podría cumplir con sus obligaciones.
P.Pero...
R.Sí, nada de eso va a pasar.
P.¿Entonces?
R.Esa sería la mejor solución. Si la Unión Europea no presta asistencia pública, los mercados siguen con esta visión negativa, los intereses siguen muy altos y los países de la Unión rechazan postergar los plazos para devolver la deuda... En ese caso, la reestructuración es inevitable.
P.El rechazo a los rescates ha dado alas a partidos de ultraderecha del norte de Europa, como en el caso de Finlandia. En ese contexto, ese fondo que propone no se antoja muy factible...
R.La pregunta es: ¿se trata un rescate a Grecia o a los bancos alemanes? Es exactamente la pregunta a la que me enfrenté cuando estaba en el Banco Mundial y fuimos "al rescate" de México, Corea, Tailandia o Indonesia. No, no estábamos salvando a esos países, sino a los bancos occidentales. Y puesto que no quisimos llamarle "el rescate de los bancos occidentales", decidimos que se trataba de un rescate a esos países. Y es lo que está pasando ahora: estamos rescatando a los bancos alemanes, por lo que debería llamarse así.
"La mejor solución para Grecia es crear un fondo de solidaridad europeo para su recuperación"
P.Lo que usted plantea pone a los Estados en otro aprieto, entonces. ¿Cómo explican los Gobiernos a los ciudadanos que hay dinero para rescatar a los bancos y luego les imponen medidas de austeridad?
R.No pueden. La respuesta es que o Europa muestra su solidaridad o no puede pedir a los ciudadanos de esos países que sacrifiquen sus vidas a través de su bienestar para salvar a los bancos, cuando estos fueron los que causaron los problemas primero. Ahí está en juego el concepto de justicia social.
P.Habrá oído acerca de las protestas y acampadas que se han producido en las principales plazas de España. ¿Son un reflejo de eso?
"Las protestas en España eran inevitables con los altos niveles de desempleo que hay"
R.Esas protestas eran inevitables, con los niveles de desempleo que tiene España. Sin embargo, las protestas no son normalmente lugares donde se articulen filosofías económicas. Son una reflexión, una expresión de que algo va mal, una demanda de soluciones cuando no se ha hallado diagnóstico.
P.Entre otras cosas, en el centro de las críticas de esas protestas están la corrupción política y las medidas de austeridad.
R.Ellos ponen en el mismo saco ambas cosas. Una de las vías de la corrupción era la burocracia. Pero en lo que a esta crisis se refiere, no lo ha sido. Como lo fue en el pasado, la corrupción es uno de los problemas de hoy. No obstante, la definimos de una forma banal, como una corrupción social de los políticos. Estamos hablando de otra cosa, de influencia política, que se basa, por ejemplo, en las contribuciones para las campañas electorales. Es legal, pero ese sistema no funciona bien para la mayoría de los ciudadanos.
P.Tras encadenar años de abundancia, los países de la Unión Europea, entre ellos España -y ahora también Estados Unidos-, ahora deben recortar su gasto para enderezar sus cuentas públicas. ¿Es la única vía para salir de la crisis?
R.No, ese es el camino erróneo. La austeridad nos llevará a un bajo crecimiento que significará recaudar menos impuestos y acumular más gastos para atender a las personas desempleadas y otras necesidades sociales. Y la reducción de déficit va a ser mínima y, en cualquier caso, decepcionante. Mientras tanto, las consecuencias sociales a corto y largo plazo serán enormes. Y las económicas, también. Por ejemplo, y esto es relevante en particular en España, cuando los jóvenes desempleados llevan mucho tiempo sin trabajar pierden sus capacidades, con lo que se está destruyendo el activo más importante del país, que es el capital humano. Además, resulta mucho más complicado reintegrarlos al mercado de trabajo, y cuando encuentran un empleo la actividad ha descendido y los salarios también lo han hecho.
P.¿Entonces los recortes significan prolongar la crisis?
R.Las perspectivas a largo plazo son que la economía se debilita todavía más. A mi modo de ver, una estrategia de austeridad no sirve para la recuperación. Necesitamos pensar cómo hacer crecer la economía y simultáneamente, a medio y largo plazo, ir reduciendo el déficit. Y hay formas para hacerlo. La mayor parte del déficit se debe a un bajo crecimiento. Cuando se restablece, se solventa el problema, puesto que el déficit no es la causa del crecimiento bajo, sino al revés: el bajo crecimiento es la causa del déficit. Esa es la idea que la gente debe entender. Debemos pensar, pues, estrategias que promuevan el crecimiento con un impacto positivo sobre el déficit.
P.¿Por ejemplo?
R.Puesto que las clases bajas consumen más que el resto, si cambiamos la presión fiscal de la clase media y la pasamos a los ingresos más altos, resulta que con los mismos ingresos tributarios conseguimos más estímulos o que con el mismo estímulo conseguimos recaudar más.
P.Antes recordaba que el déficit no es la causa de la crisis. Las cuentas públicas de Irlanda exhibían superávit antes de la recesión y las de España también lo tuvieron durante tres ejercicios.
R.Exacto. Eso prueba por qué era erróneo el marco europeo basado en que todo lo que se necesitaba para que el euro funcionara era lograr la convergencia. ¡Esos eran dos países que lo estaban haciendo de acuerdo con la fórmula!
P.En la primera etapa de la crisis, parecía que había un amplio consenso en que debían regularse más los mercados. Incluso varios presidentes de Gobierno hablaron de "refundar el capitalismo". ¿Dónde quedó todo eso?
"Las medidas de austeridad son un error y la reducción del déficit será decepcionante"
R.Los políticos... Parece que las fuerzas políticas que permitieron la desregulación de los mercados y los beneficios y que crearon este tipo de capitalismo disfuncional pretendieron prevenir una destrucción de su capitalismo. Esto no debería ser una sorpresa. Las demandas para una reforma fueron de algún modo captadas en la campaña de Obama, que estuvo marcada por el cambio. Pero ahora Obama tiene el mismo equipo económico que contribuyó a la crisis. Ya no podemos esperar un cambio.
P.¿Los recortes en el Estado de bienestar no dejarán a los Gobiernos con menos capacidad para afrontar la próxima crisis?
"Obama se ha rodeado de quienes causaron la crisis. Ya no podemos esperar un cambio"
R.Sí. Claramente, la crisis está minando las capacidades para actuar en otra que pueda venir, y además no hemos realizado el trabajo regulatorio para reducir las probabilidades de caer en otra crisis. De hecho, en Estados Unidos las cosas están peor, y no mejor que antes... Leer todo aquí en el artículo de El País 35 años.
Entrevista al catedrático Santiago Niño Becerra, para entender mejor lo que ocurre
Anyone who believes exponential growth can go on forever in a finite world is either a madman or an economist. Kenneth Boulding, economist
jueves, 30 de junio de 2011
El arzobispo de Canterbury de Gran Bretaña y el presidente Mas de la Generalitat de Catalunya
El arzobispo de Canterbury, el Sr. Rowan Williams, es la máxima autoridad eclesiástica de Gran Bretaña. Preside y dirige la Iglesia Anglicana de aquel país. Su cargo es semejante al del Cardenal Rouco Varela en España o al Cardenal Martínez Sistach, en Catalunya. Dirige la comunidad eclesiástica del país. Hace unos días, el Sr. Williams publicó un artículo en el seminario New Statesman (09.06.11) que ha creado un gran revuelo en aquel país. En el artículo, el arzobispo no sólo critica al gobierno conservador-neoliberal, presidido por David Cameron, por sus recortes de gasto público, incluso gasto público social (que está afectando negativamente la calidad de los servicios públicos del estado del bienestar tales como sanidad, educación y servicios sociales, entre otros), sino que cuestiona la moralidad e incluso la legitimidad democrática de tales medidas, pues el gobierno Cameron las llevó a cabo inmediatamente después de salir elegido, sin que estos recortes estuvieran anunciados en su programa electoral.
El Arzobispo Williams sostiene que no es moral ni democrático que un partido, que en su programa electoral no incluía tales recortes (y que, además, su líder, el Sr. David Cameron, había subrayado durante la campaña electoral que no haría recortes de gasto público social) que ahora los estuviera haciendo, habiendo iniciado los recortes sólo días después de salir elegido. El arzobispo añadía que estas prácticas no sólo muestran la falta de credibilidad del dirigente conservador, sino su muy limitada conciencia democrática. Es más, el arzobispo añadía que el argumento que David Cameron estaba utilizando para llevar a cabo estos recortes, indicando que el déficit público era mayor de lo que se esperaba, era precisamente una excusa para desarrollar lo que obviamente ya estaba planificado.
El arzobispo añadió que la democracia exige a los gobernantes que hagan e implementen las políticas públicas que les instruyen los gobernados. Una democracia representativa no es sostenible, ni ética, ni políticamente, cuando lo que hacen los gobernantes va en contra de lo que desean los gobernados. Y tales recortes son enormemente impopulares. El argumento tradicional que el discurso político da a esta situación es que la población puede expresar su desacuerdo en las próximas elecciones, cuatro años después de que aquellos recortes hubieran ocurrido. No es de extrañar que la población no sea muy receptiva a este mensaje que reproduce una concepción muy limitada de lo que es democracia, pues limita tal proceso al hecho de votar cada cuatro años, lo cual es claramente insuficiente. Lo que ocurre dentro de este periodo, subraya el arzobispo, es también sujeto de decisión colectiva, que requiere lealtad al electorado y participación ciudadana.
Lamento que las autoridades eclesiásticas españolas y catalanas no tengan la talla moral y conciencia democrática del arzobispo de Canterbury, porque tanto el gobierno conservador-liberal (en realidad, neoliberal), recientemente elegido en la Generalitat de Catalunya, como el gobierno Zapatero, están haciendo lo mismo que el gobierno conservador liberal británico, sin que haya habido una protesta de tales y otras instituciones del establishment catalán y español en contra de tales políticas. El programa electoral de CiU y el del PSOE no incluyen en ninguna parte la realización de los recortes muy sustanciales que están ocurriendo en los fondos asignados a los servicios del estado del bienestar. Es más, tanto el Presidente de la Generalitat de Catalunya, el Sr. Artur Mas como el Presidente del gobierno español. El Sr. José Luis Rodríguez Zapatero, indicaron en sus campañas electorales que no harían tales recortes, promesas que, obviamente, no respetaron... Leer todo aquí en El Plural.
El Arzobispo Williams sostiene que no es moral ni democrático que un partido, que en su programa electoral no incluía tales recortes (y que, además, su líder, el Sr. David Cameron, había subrayado durante la campaña electoral que no haría recortes de gasto público social) que ahora los estuviera haciendo, habiendo iniciado los recortes sólo días después de salir elegido. El arzobispo añadía que estas prácticas no sólo muestran la falta de credibilidad del dirigente conservador, sino su muy limitada conciencia democrática. Es más, el arzobispo añadía que el argumento que David Cameron estaba utilizando para llevar a cabo estos recortes, indicando que el déficit público era mayor de lo que se esperaba, era precisamente una excusa para desarrollar lo que obviamente ya estaba planificado.
El arzobispo añadió que la democracia exige a los gobernantes que hagan e implementen las políticas públicas que les instruyen los gobernados. Una democracia representativa no es sostenible, ni ética, ni políticamente, cuando lo que hacen los gobernantes va en contra de lo que desean los gobernados. Y tales recortes son enormemente impopulares. El argumento tradicional que el discurso político da a esta situación es que la población puede expresar su desacuerdo en las próximas elecciones, cuatro años después de que aquellos recortes hubieran ocurrido. No es de extrañar que la población no sea muy receptiva a este mensaje que reproduce una concepción muy limitada de lo que es democracia, pues limita tal proceso al hecho de votar cada cuatro años, lo cual es claramente insuficiente. Lo que ocurre dentro de este periodo, subraya el arzobispo, es también sujeto de decisión colectiva, que requiere lealtad al electorado y participación ciudadana.
Lamento que las autoridades eclesiásticas españolas y catalanas no tengan la talla moral y conciencia democrática del arzobispo de Canterbury, porque tanto el gobierno conservador-liberal (en realidad, neoliberal), recientemente elegido en la Generalitat de Catalunya, como el gobierno Zapatero, están haciendo lo mismo que el gobierno conservador liberal británico, sin que haya habido una protesta de tales y otras instituciones del establishment catalán y español en contra de tales políticas. El programa electoral de CiU y el del PSOE no incluyen en ninguna parte la realización de los recortes muy sustanciales que están ocurriendo en los fondos asignados a los servicios del estado del bienestar. Es más, tanto el Presidente de la Generalitat de Catalunya, el Sr. Artur Mas como el Presidente del gobierno español. El Sr. José Luis Rodríguez Zapatero, indicaron en sus campañas electorales que no harían tales recortes, promesas que, obviamente, no respetaron... Leer todo aquí en El Plural.
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