miércoles, 4 de octubre de 2023

Las mentiras de Núñez Feijóo y la verdad de Óscar Puente.

Nadie en el PP, ni el presidente Núñez Feijóo ni nadie, ha sido capaz de dar respuesta al discurso de Óscar Puente. Únicamente lo han insultado dentro del Congreso y fuera del mismo


El diputado electo y secretario general del PSOE de Valladolid, Óscar Puente, interviene durante la segunda votación de la investidura de Feijóo
Sobre las mentiras de Alberto Núñez Feijóo se han escrito varios artículos en diferentes medios de comunicación. El de Ignacio Escolar me ha parecido el más completo y el más didáctico. No voy a añadir, en consecuencia, nada a lo que se ha dicho ya.

La mención de las mentiras en el título tiene como finalidad subrayar que, en la intervención del portavoz del PSOE, Óscar Puente, no se incluyó ninguna. Si hubiera incluido alguna, el candidato Núñez Feijóo habría sido advertido por alguien de su equipo y se habría lanzado a degüello contra él. Pero no pudo hacerlo, porque no había ninguna. Han pasado ya varios días y nadie ha podido descubrir alguna. Los reproches que se han hecho no guardan relación alguna con la veracidad del discurso. A los que pensamos que la verdad es importante en política no debemos dejarlo de lado.

Además de seguir el debate, leí al día siguiente las trece páginas dadas a conocer por la oficina de prensa del PSOE, en las que se reproducía tanto la intervención inicial del portavoz socialista como su réplica a la respuesta del candidato a presidente Núñez Feijóo. Recomiendo a los lectores que lo hagan. Leídas tranquilamente, sin el ruido que las acompañó por los diputados del PP, se comprueba que, ni en el fondo ni en el estilo con que están escritas, hay nada que no encaje plenamente en los usos parlamentarios. A lo que Núñez Feijóo no supo contestar no fue a una serie de insultos, sino a una serie de afirmaciones y argumentaciones bien construidas, que dibujaban lo que había sido la trayectoria del candidato desde el día en que fue propuesto por el Rey, hasta el día de su presentación en el Congreso de lo Diputados.

El problema del candidato Núñez Feijóo en el debate de investidura ha sido él mismo. Su partido estuvo presionando al Rey para que anunciara, incluso antes de la constitución de las Cortes Generales, su propuesta como candidato, algo imposible, ya que el Rey tiene que hacer la propuesta a través del presidente o presidenta del Congreso de los Diputados y, en consecuencia, no puede hacerla hasta después de la constitución del órgano y de la elección de su presidente o presidenta y demás miembros de la Mesa. Una vez que lo hubo propuesto, solicitó a la presidenta un plazo amplio para intentar articular una mayoría parlamentaria y no hizo prácticamente nada para conseguirlo. El día en que el Rey lo propuso tenía los mismos apoyos que el día en que se presentó ante el Congreso de los Diputados. Núñez Feijóo ha jugado a la investidura.

Para no blanquear esta farsa, el presidente de Gobierno en funciones decidió no ser el portavoz del PSOE. No podía con su intervención reconocer la falsa candidatura de Núñez Feijóo. Pedro Sánchez era el único que no podía participar en la comedia en que, entre el Rey y Núñez Feijóo, habían convertido esta sesión de investidura. Ese ha sido un gran acierto constitucional del presidente en funciones. Si ustedes no se toman en serio la Constitución, yo sí. Esto no es hacer una sesión de investidura, sino jugar a que se está haciendo dicha sesión. Con el presidente del Gobierno no se puede contar para ello.

Óscar Puente con su intervención no hizo más que completar la denuncia del fraude constitucional que suponía la no intervención de Pedro Sánchez. Si ven otra vez o leen su discurso, verán que no hizo más que poner al candidato Núñez Feijóo ante el espejo y enumerar las contradicciones en que había incurrido a lo largo del mes que duró su candidatura. Que si había ganado las elecciones y que tenía derecho a ser presidente por ser quien encabezó la lista más votada, que no iba a ser presidente porque se negaba a aceptar el chantaje de Junts, como si Vox no existiera…

Cuando el portavoz del PSOE lo puso frente a sus propias palabras y le recordó, de paso, sus ocho años, ocho, de amistad con un conocido narcotraficante cuando él ya era una persona relevante en el PP y en la Administración gallega, el candidato Núñez Feijóo, en lugar de aprovechar la ocasión para dar una explicación convincente de su conducta durante esos años, se le mudó la color y estuvo a punto de no subir a la tribuna para darle la respuesta. En todo caso, no se atrevió a volver a subir en el turno de dúplica.

Nadie en el PP, ni el presidente Núñez Feijóo ni nadie, ha sido capaz de dar respuesta al discurso de Óscar Puente. Únicamente lo han insultado dentro del Congreso y fuera del mismo. Es la primera vez en todas las investiduras hasta la fecha en la que el portavoz de un partido es agredido en el momento en que se subía al medio de transporte que debía trasladarlo al Congreso para la votación definitiva.

En cualquier caso, ya se ha puesto fin al espejismo Núñez Feijóo y entramos en la investidura de verdad. El Rey va a poder cumplir correctamente con la tarea que tiene constitucionalmente encomendada y el candidato propuesto va a ser un candidato de verdad, lo que no quiere decir que vaya a ser confirmado por la mayoría absoluta del Congreso de los Diputados. Lo será o no lo será, pero no estaremos ante un “juego”, sino ante un intento serio de configurar una mayoría parlamentaria de investidura.

https://www.eldiario.es/contracorriente/mentiras-nunez-feijoo-oscar-puente_132_10561005.html

Reseña de Coherencia cuántica y vida, de Teresa Versyp (2022) Física cuántica para comprender y orientar la conciencia

Fuentes: Rebelión [Imagen: Teresa Versyp]


El paradigma mecanicista que se impuso en física con la modernidad dejaba poco sitio para menudencias como la conciencia o la libertad, que pasaron a convertirse en entelequias alucinatorias, a modo de productos residuales de la todopoderosa materia.

Afortunadamente, el siglo XX trajo nuevos aires a una disciplina que vive hoy una efervescencia teórica y no se abstiene de reivindicar las visiones más antiguas y luminosas del espíritu humano. Algunos textos clásicos como El tao de la física (1975) de Fritjof Capra, Misticismo y física moderna (1980), de Michael Talbot o La totalidad y el orden implicado (1980), de David Bohm exploran estas conexiones.

Hay que reconocer, sin embargo, que la complejidad del asunto hace que se echen en falta obras de divulgación capaces de aunar claridad y rigor y atentas al mismo tiempo a los avances más recientes. Entre los científicos comprometidos en esta prometeica labor, un nombre a destacar es el de la física Teresa Versyp, autora de: La dimensión cuántica, de la física cuántica a la conciencia, de 2005 y ya en su 4ª edición, y Sobrevolando el territorio del Quantum, de 2012. En Coherencia cuántica y vida, publicado en 2022, completa el panorama descrito en sus trabajos anteriores con un recorrido sobre aspectos esenciales del nuevo paradigma, de la biología cuántica al universo multidimensional.

Implicaciones de la nueva física

La primera parte del libro está dedicada al formidable empeño de sintetizar en unas decenas de páginas los postulados básicos de la mecánica cuántica. Acostumbrados a nuestro bienquisto hogar tridimensional, inquieta descubrir que éste esconde en su interior un entramado en el que la lógica más elemental parece haber sido dejada de lado. Resulta que la materia viene a ser una forma de energía, cuya estructura profunda lleva asociada indeterminación e incertidumbre. Además, el observador es esencial en la evolución de los procesos, y en el fondo de todo nos aguarda el misterio del entrelazamiento cuántico, una “comunicación instantánea” entre eventos muy alejados que puede afectar a nubes de miles de átomos, o la no-localidad, que hace posible el teletransporte cuántico.

Se explora después la coherencia cuántica, que recientemente se ha demostrado que existe también en sistemas biológicos. Ésta consiste en un acoplamiento entre las vibraciones de un conjunto de moléculas que comparten la misma función de onda, lo cual puede darse en ámbitos variados, aunque por tiempos muy breves. Se presentan algunos casos. En la fotosíntesis, por ejemplo, las moléculas antena de la clorofila capturan fotones que desprenden electrones, pero sólo se alcanza la alta eficiencia observada en el transporte de la alteración si se considera que ésta viaja hasta el centro de almacenamiento de la energía por un mecanismo cuántico. En el reino animal diversas especies son capaces de captar la orientación del campo magnético terrestre, para lo cual se ha sugerido el papel de una proteína presente en la retina y sensible a este campo. En esto pueden intervenir procesos cuánticos, al igual que en el funcionamiento de los receptores olfativos, en la respiración e incluso en las mutaciones del ADN o en extraños efectos descritos para el ADN no codificante.

El modelo de organismo vivo que emerge de la nueva perspectiva es revolucionariamente novedoso. Un repaso da la biofísica cuántica del agua muestra que este compuesto, omnipresente dentro y fuera de nuestro cuerpo, forma estructuras estables por las interacciones debidas al carácter dipolar de su molécula. Estos “dominios de coherencia” vibran al unísono y son capaces de almacenar información correspondiente a las interacciones con biomoléculas próximas. Se discute el posible rol del agua en la captación de energías cósmicas, y algunas propiedades que se le han atribuido, aún mal entendidas. Se expone también la emisión espontánea de fotones en el rango ultravioleta por parte de los seres vivos, y los estudios y teorías al respecto, que en ocasiones parecen sugerir la existencia a través de esta energía de un sistema de comunicación entre las células.

El problema de la conciencia se ha comenzado a clarificar en tiempos recientes. A partir de los trabajos de John C. Eccles en la década de 1960 y los posteriores de Roger Penrose y Stuart Hameroff, sabemos que en las neuronas operan procesos cuánticos. Para estos últimos autores, la mente realiza la elección indeterminista que genera el subsiguiente estado neuronal por un autocolapso de la función de onda cuyos rasgos esenciales se describen en el libro. Se repasa también la teoría de Karl Pribram según la cual el cerebro utilizaría un sistema de interferencia de ondas para almacenar nuestros recuerdos como un holograma, así como las experiencias que muestran un carácter no-local en la conciencia, con posibles interacciones instantáneas entre cerebros separados miles de kilómetros. Resultan sorprendentes también los efectos que se han comprobado de personas en meditación sobre su propio organismo y su entorno.

Una realidad revolucionaria

Los últimos capítulos están dedicados a presentar un esbozo de la teoría de las Supercuerdas y la teoría M, que persiguen la unificación de las cuatro interacciones existentes, así como de la Relatividad de Einstein. Se describen luego los problemas que plantean la “materia oscura” y la “energía oscura”, y el significado de los agujeros negros y los agujeros de gusano, atajos que conectan con otros universos o regiones distantes del nuestro. Esta base sirve a Versyp para discutir la perspectiva emergente de un revolucionario universo multidimensional, fruto de la ciencia más sofisticada, pero que en su opinión corrobora visiones antiguas del ser humano y su relación con el cosmos, registradas en la mitología y el arte.

Ahondando en esto, el libro concluye con una reflexión personal en la que se exprimen los aspectos tratados para elaborar propuestas capaces de orientar nuestra vida. De esta forma, si hemos atisbado una extraña conexión en la raíz de todo de lo existente, el eje motriz que puede guiarnos no ha de ser otro que una profunda empatía. En una línea acorde con la esencia de la meditación, se propone así que la atención al propio cuerpo y a los ritmos de la naturaleza y el cultivo del desapego han de propiciar la solidaridad que alumbre una nueva visión. Se insiste además en la apertura hacia otras culturas y tradiciones, capaces de enriquecernos más de lo que pensamos.

La física avanza de forma extraordinaria y muchos de sus desarrollos tienen un gran potencial para vislumbrar el significado de procesos tan cruciales como la vida y la conciencia. Es por ello, que trabajos de divulgación claros y rigurosos, como los de Teresa Versyp, resultan imprescindibles. Superar el paradigma mecanicista impreso en nuestras mentes por siglos de ciencia desnortada ha de servir para reelaborar profundamente las nociones sobre el lugar que ocupamos en el cosmos, lo cual a fin de cuentas es la base de todo nuestro actuar.


Blog del autor:


En él puede descargarse ya su último poemario: Los libros muertos.

martes, 3 de octubre de 2023

_- Niños pobres en el país más rico del mundo




_- Quién podría pensar que en pleno siglo XXI, en Estados Unidos el país más rico del planeta, existan nueve millones de niños en la pobreza, mientras 975 estadounidenses son multimillonarios con un capital conjunto de 4,45 billones de dólares.

En solo un año, de 2021 a 2022, los menores que viven en la pobreza pasaron de cuatro millones a nueve millones, según datos oficiales, un alza debido a la desactivación de programas sociales en un sistema capitalista en extremo neoliberal.

Al unísono, en un período de 10 años, los multimillonarios aumentaron sus capitales en un 90 % y los que poseen más de un millón de dólares suman 22 millones, o sea 15,4 % de los 340 millones de habitantes.

Y es para asombrarse pues las 20 personas más ricas de Estados Unidos acumulan la increíble cifra de 1,6 billones de dólares.

Algunos de la lista son Elon Musk con 251 000 millones de dólares; Jeff Bezos con 151 000 millones y Bill Gates con 106 000 millones.

En contraposición, la tasa de pobreza general se incrementó de 7,8 % de la población a 12,4, según datos de la Oficina del Censo de gobierno emitidos a finales de agosto. Igualmente se reportó que el ingreso medio (no promedio) real también se desplomó como resultado de alzas de precios.

Para el sociólogo norteamericano Mathew Desmond, estas cifras no son accidentales, sino resultado directo de decisiones políticas deliberadas que dieron mayor prioridad a la reducción de impuestos para las clases medias y los ricos en lugar de programas que habían sido efectivos para ayudar a los más pobres. “Hoy día los principales beneficiarios de la asistencia federal son las familias prósperas”, enfatizó.

Un claro ejemplo es que Estados Unidos optó por gastar fondos en reducciones de impuestos (1,8 billones de dólares) para otorgarlos a dueños de casas e inversionistas, entre otras políticas que benefician a los ricos, mientras rehúsa dar créditos fiscales para los hogares pobres con niños que, cuando fueron implementados, llevaron a una reducción significativa de la tasa de pobreza para los menores de edad, señala Desmond en su libro Pobreza en América.

El sistema capitalista lleva intrínseco la desigualdad entre las clases y en Estados Unidos se agudizó en la década de 1980 cuando el presidente republicano Ronald Reagan desmanteló el ya imperfecto Estado de bienestar e impuso una serie de medidas de choque orientadas a drenar la riqueza de abajo hacia arriba, un programa que entonces fue bautizado como reaganomics, que hoy se denomina neoliberalismo.

La ecuación planteada fue la drástica reducción de las tasas fiscales cobradas a los ricos, bajo el postulado de que, al cobrar menos impuestos a los capitalistas, éstos tendrían mayores recursos disponibles para invertir en la creación de empresas productivas y la generación de empleos, llevando a un círculo virtuoso de bienestar.

Pero los ricos lo que han hecho en estos años ha sido incrementar por todos los medios sus capitales, comprar enormes edificios, terrenos, aviones, barcos, mientras miran desde arriba a las innumerables personas que deambulan sin hogares por las calles de cualquier ciudad.

La desesperación por la pérdida de empleos, la imposibilidad para muchos de pagar los altos costos de la salud al no contar con seguros médicos y la facilidad para obtener drogas o un arma de fuego, han incrementado los suicidios en el país.

Un reciente análisis de la Universidad Johns Hopkins indicó que los suicidios en 2022 aumentaron casi un 7 % en las personas de 45 a 64 años, y más de un 8 % en las de 65 o más.

Los nuevos datos indican que el suicidio se convirtió en la segunda causa de muerte en adultos de 25 a 44 años en 2022, cuando en 2021 era la cuarta.

Las declaraciones de Sharon Parrott, presidenta del Center on Budget and Policy Priorities, un centro de análisis independiente en Washington son irrebatibles: “El asombroso incremento en pobreza en Estados Unidos es el resultado directo de decisiones políticas”.

Claro, hay que aclarar que son decisiones políticas de las cúpulas de derecha que controlan todo el sistema capitalista estadounidense y que van en detrimento de la gran masa poblacional. El llamado sueño americano se desvanece para más de 200 millones de personas.

Hedelberto López Blanch, periodista, escritor e investigador cubano.

Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.


La esquizofrenia, inteligencia, sangre y delicadeza de Robert Oppenheimer.

El responsable científico del ‘proyecto Manhattan’, que desarrolló la bomba atómica, fue una de las personas más singulares del siglo XX por su carácter enigmático y complejo y por las circunstancias que le tocó vivir. Christopher Nolan le dedica su nuevo filme.

Yugoslavia aún era un buen país en 1980 y sus escuelas de verano de física para postgraduados nos gustaban mucho a los jóvenes doctores. El Adriático se extendía ante John, Dora y yo. Aunque nuestros encuentros fueran esporádicos, quizás aquel fuera el tercero, siempre nos caímos bien. Había tres temas en nuestras conversaciones. La preferida de Dora era la situación política en España. La de John era mi trabajo sobre las reacciones entre núcleos pesados. La mía era, evitando en todo lo posible alusión delicada alguna, indagar sobre algunos intríngulis del proyecto Manhattan, de los que sabía que John era uno de los máximos expertos. Quizás alentados por nuestros segundos slivovicas, John se soltó un tanto ante la mirada perdida de Dora. Y al rato de escucharlo absorto hice la pregunta fatal: “¿Cómo era Robert Oppenheimer, John?”. Él apenas apagó su sempiterna sonrisa, pero Dora me miró seria, después sonrió, se levantó y me revolvió el pelo antes de marcharse diciéndome algo así como que era un charming Spanish baby boomer. Pedí excusas a John (Robert Huizenga) y me apenó perder la compañía de su joven esposa (25 años menor que él: otra baby boomer nacida tras la Segunda Guerra Mundial), Dorothy Koeze.

A partir de entonces empecé a indagar sobre el director científico de la primera bomba atómica. Leí mucho sobre él, pero lo que más me interesó fue el testimonio de algunos de sus colaboradores directos y, sobre todo, de los discípulos de aquellos que tenían mi edad más o menos. La mayor fuente de información la obtuve, como es lógico, a lo largo de los 18 años que colaboré con el Instituto Niels Bohr de Copenhague.
Este jueves se estrena la película dedicada a él, que promete ser la revelación cinematográfica de 2023. No me extrañaría que fuera así porque trata de una las personas más singulares del siglo XX por su carácter enigmático y complejo y las circunstancias que le tocó vivir.

Julius Robert Oppenheimer nació en Nueva York en 1904 en el seno de una familia rica de orígenes judíos y alemanes. Posiblemente, lo más notable de su adolescencia fue el diagnóstico que le hicieron por su carácter oscuro: demencia precoz, es decir, esquizofrenia. Siempre fue enormemente generoso a la vez que mezquino y arrogante; enclenque de salud precaria y agresivo hasta llegar al límite de dos intentos de homicidio; pacato de carácter, pero jinete temerario y navegante audaz; odiado e idolatrado; sexualmente confuso al que amaron mujeres de singular inteligencia y fuerte personalidad. Resalto solo esto último e invito a que se indague más sobre Charlotte Riefenstahl, Jean Tatlock y Katherine Puening. La primera lo dejó para casarse, dos veces, con Fritz Houtermans, físico nuclear al que los nazis detuvieron y torturaron acusado de espía soviético y los estalinistas hicieron lo propio acusado de espía nazi. Tatlock fue una comunista y psiquiatra de gran renombre, que acabó suicidándose. Kitty, con la que Oppenheimer tuvo hijos, había sido viuda de un brigadista internacional en España, comunista enardecido, acribillado en el Ebro. Robert siempre negó haber sido comunista, pero su hermano Frank lo fue y él mismo contribuyó decididamente con oratoria y dinero a defender la República española.

Robert Oppenheimer, al final de su vida, en los años sesenta.Robert Oppenheimer, al final de su vida, en los años sesenta.

Oppenheimer fue tan extraordinariamente inteligente que podía aprender idiomas extraños, como el neerlandés o el sánscrito, en meses y asimilar cualquier teoría física por compleja que fuera. Eso fue lo que hizo con la mecánica cuántica cuando sus padres le financiaron una larga estancia en Europa. Aquí conoció al patriarca de esa ciencia, el danés Niels Bohr. Al regreso a Estados Unidos se percató de que nadie en el país tenía noticia de aquella nueva ciencia física y de ambos acabaron diciendo que Bohr era dios y Oppie (Oppenheimer) su profeta en aquella tierra. Pero ahí estaba la esquizofrenia de nuevo. Entre los grandes físicos europeos se impuso el consenso de que las ideas de Oppenheimer eran todas interesantes y sus cálculos, todos incorrectos. Le fallaban las matemáticas y no podía pisar un laboratorio sin estropear algo. Lo primero lo fue arreglando, lo segundo ni lo intentó: llegó a ser un profesor desastroso y un venerado maestro de doctorandos.

Lo último que considero que caracterizó a Oppenheimer fue lo que le respondió a su amigo judío y gran físico Isidor Rabi al comentarle este que del cristianismo le desconcertaba su combinación de sangre y delicadeza: “Justo eso es lo que más me atrae”.

La fisión nuclear
En cuanto los alemanes Strassmann y Hahn sospecharon que habían encontrado fragmentos de un núcleo pesado y Frish y, particularmente, su tía Lise Meitner explicaron el mecanismo de esa fisión nuclear, se intuyó que estaban ante la posible liberación de una energía descomunal. Einstein y, sobre todo, el húngaro Leó Szilárd escribieron al presidente de los Estados Unidos, el progresista Franklin D. Roosevelt, para alertarlo de que los alemanes tenían toda la capacidad científica y tecnológica para desarrollar una bomba atómica que, sin duda, decidiría la victoria nazi en la guerra.

Estados Unidos hacía tiempo que se había impregnado de anticomunismo, por lo que se enfrentaba a un dilema con la guerra en Europa desencadenada. Si sus aliados naturales caían en manos del nazismo, su papel en el futuro quedaría desdibujado. Pero quien más ferozmente estaba luchando contra los nazis era la Unión Soviética, por lo que, tras el teatral por falso pacto entre Stalin y Hitler, los rusos se habían convertido en el mejor aliado de la Europa libre y de Estados Unidos. Si los nazis conseguían la bomba atómica, el futuro estaba decidido; pero si los soviéticos los arrollaban, ese futuro, aunque en el sentido opuesto, sería tan distante del espíritu estadounidense como el nazi.

Los primeros cálculos fueron estremecedores: aquello implicaría la tarea de decenas de miles de personas encabezadas por los mejores físicos e ingenieros del país, con una inversión escalofriante y con el Ejército detrás de toda esa organización. El proyecto se denominó Manhattan porque allí estaba la sede del regimiento de ingenieros. El jefe militar de aquella tremenda organización fue fácilmente decidido: el coronel Leslie Groves, que acababa de dirigir la construcción del mayor edificio en planta del mundo, el Pentágono.

El problema era quién dirigiría a los científicos. El dilema era inquietante: por inteligencia, capacidad de liderazgo entre científicos iguales y sobre todo superiores, versatilidad temática, conocimiento personal de los físicos alemanes sin duda implicados en la bomba nazi, y muchas otras características, el candidato ideal era Robert Oppenheimer. Por su tendencia declaradamente comunista, si había algún científico invalidado para el puesto de director científico del proyecto era él mismo. Y ahí intervino la arrolladora personalidad del ya general Groves. Si Oppenheimer era idóneo para dirigir el proyecto, de las posibles consecuencias de su ideología se responsabilizaba él. Uno de los comentarios que hizo Oppenheimer al aceptar, para mayor inquietud de los militares, fue que, si los españoles hubieran resistido un poco más, Franco y Hitler habrían compartido la misma tumba.

Aquella fue una de las mayores hazañas científicas de la historia de la humanidad llevada a cabo en tan solo dos años y medio, pero el resultado fue tan espantoso que se consideró que había supuesto el fin de la física, cuando no el de la ciencia. Los científicos e ingenieros decisivos en el proyecto se sublevaron al ver que el mediocre y artero Truman, sustituto por fallecimiento del inteligente Roosevelt, podía acceder al deseo de los militares y lanzar la bomba sobre población civil no solo desarmada sino derrotada. Alemania estaba destruida desde los cimientos, Hitler hacía meses que se había suicidado y Japón, tras ser arrasada con napalm, solo estaba discutiendo los términos de la rendición.
 
OppenheimerOppenheimer, con Albert Einstein en 1950.

Meses antes, los físicos habían propuesto firmemente invitar a Los Álamos, la sede central del proyecto, a científicos rusos y hacer que los resultados de la ciencia fueran, como había sido siempre, patrimonio de la humanidad. El secretismo solo llevaría a una carrera armamentística nuclear global. Del principal inspirador de esta postura, el consagrado Niels Bohr, se dice que fue amenazado por Winston Churchill al sugerir que aquella postura era “mortal”.

Pero estas son historias que sin duda la película de Christopher Nolan nos desvelará con todo rigor y dramatismo, así como reflejará la compleja personalidad de uno de los personajes más decisivos y turbadores del siglo XX.
Oppenheimer y el general Leslie R. Groves, en Alamogordo (Nuevo México), en septiembre de 1945.Oppenheimer y el general Leslie R. Groves, en Alamogordo (Nuevo México), en septiembre de 1945.

Robert Oppenheimer, con sombrero, y el general Leslie Groves (a su lado) examinan junto a otros científicos y militares los restos de una torre arrasada por la primera prueba atómica, en Almogordo, Nuevo México. GETTY

A veces recuerdo el amable desplante de Dora Huizenga aquel atardecer en el Adriático, así como la infinidad de conversaciones que he tenido con otros físicos nucleares de mi generación baby boomer. Creo que todos, en particular los de carácter progresista, hemos llegado a la misma conclusión que nos atenazará hasta que nos extingamos: si nos hubiésemos enfrentado a la disyuntiva de unirnos o no al terrible proyecto Manhattan, habríamos aceptado participar en él.

Manuel Lozano Leyva es catedrático emérito de Física Atómica y Nuclear de la Universidad de Sevilla. Su último libro es La hechicera, el gato y el demonio, de Zenón de Elea a Stephen Hawking: Los doce experimentos imaginados que cambiaron la historia (Debate, 2023)

Manejar la ansiedad y el estrés

illustration of a person sitting at a desk in front of a laptop; light emanates onto the person's face from the laptop; around the light are wavy blue and purple lines
Credit...Dadu Shin
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- Manténgase equilibrado frente al estrés y la ansiedad con nuestra colección de herramientas y consejos. Primero, trae calma y claridad a tu vida con estos 10 consejos. A continuación, identifique a qué se enfrenta: ¿es preocupación, ansiedad o estrés?

- ¿Cuánta ansiedad es demasiada? A continuación se explica cómo determinar si debe consultar a un profesional al respecto.

- El dibujo, la música y la escritura pueden mejorar tu estado de ánimo y beneficiar tu salud mental. A continuación se muestran algunas formas sencillas de darles un lugar en su vida.

- El estrés es inevitable en la vida moderna, pero no tiene por qué deprimirte. Esta guía puede ayudarle a mantenerle bajo control.

- Los malos sentimientos pueden afectar su bienestar, pero su perspectiva sobre esas emociones negativas puede desempeñar un papel aún mayor en su salud mental. Aprenda a aceptarlos.

- Respirar correctamente es una habilidad y aprender a controlarla puede mejorar su salud, estado de ánimo y bienestar. Pruebe estos sencillos ejercicios.

- Es normal que las preocupaciones y los miedos afloren por la noche. Esto es lo que puedes hacer si tu mente hiperactiva te mantiene despierto. 

Fuente:

lunes, 2 de octubre de 2023

“Me quedé helada”, dijo la mujer, recordando el día en que fue violada durante un ejercicio militar hace unos veranos.

A photo illustration of two black-and-white images. The top is a close-up detail of a chair. The bottom is a woman’s eyes. Credit...Photo illustration by Katrien De Blauwer
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Credit...Photo illustration by Katrien De Blauwer
A photo illustration of two black-and-white images. The top is a close-up detail of a chair. The bottom is a woman’s eyes.
Había sido un día de entrenamiento largo y caluroso: marchando hacia las colinas, cargando pesadas mochilas, comiendo M.R.E. Su grupo había estado perfeccionando sus habilidades de navegación, descubriendo cómo llegar de un lugar a otro lo más rápido posible con solo una brújula y puntas, evitando emboscadas y serpientes.

Esa noche, se durmió y se despertó con un hombre acostado a su lado, penetrándola con el dedo y luego progresando rápidamente hasta violarla. “Sentí que quería gritar o empujarlo”, me dijo. "Y ni siquiera sé por qué, pero mi cuerpo simplemente no reaccionaba". En algún momento después de que él terminara, ella podría moverse nuevamente. (La mujer pidió permanecer en el anonimato porque teme represalias). El hombre se apartó de su lado y ella volvió a quedarse dormida, aunque no recuerda cuándo. Por la mañana desayunó e inmediatamente vomitó.

No podía entender su falta de respuesta al ataque. Se sentía en desacuerdo con su entrenamiento: las horas que había pasado aprendiendo cómo sobrevivir y luchar contra todo tipo de amenazas. Cuando era niña, su madre decía: Eres una niña y eres pequeña, así que eres un blanco fácil. Escuchó la advertencia de su madre y se enorgulleció de ser competitiva y atlética. Jugaba baloncesto, béisbol, fútbol americano y fútbol, y corría a campo traviesa. A veces formaba parte de equipos masculinos. "Nadie espera ser víctima de una situación así", afirmó. "Pero todos se imaginan cómo reaccionarían, y yo siempre había imaginado que pelearía y escaparía".

Estaba avergonzada de sí misma por no hacer nada. "Porque no es realmente quién soy", dijo. "Ni siquiera sé por qué, pero mi cuerpo simplemente no reaccionaba".

Las semanas que siguieron a la violación fueron agotadoras: las exigencias del entrenamiento se sumaron al estrés de la agresión. Ella cayó en una espiral de depresión y perdió 20 libras. Sus amigos tuvieron que darle bocados de pan para asegurarse de que consumía suficientes calorías. Estaba aterrorizada de quedarse dormida. "Sentí que no podía confiar en mi propio cuerpo", dijo.

La mayoría de las noches sollozaba con los brazos alrededor de las rodillas. Solía dormir siempre de lado, pero ya no se sentía segura en esa posición. Si se quedaba dormida, sólo pasaban una o dos horas antes de que volviera a despertar llorando. Su corazón se aceleró y sus sábanas estaban empapadas de sudor.

Cuando amigos y mentores descubrieron cómo respondió ella durante la violación, quedaron consternados y confundidos. ¿No hiciste nada? ¿No dijiste nada? ¿Te congelaste? “Ni siquiera sentía que pudiera hacer nada”, recordó. “Estaba tratando de gritar. … Quería gritar. Estaba tratando de gritar, pero sentí que no podía”. Fue difícil de explicar, dijo. Esto le hizo preguntarse si tenía la capacidad de ser una líder. ¿Qué pasaría si se volviera a congelar?

Sabía que necesitaba ayuda, pero tenía miedo de hablar con un psicólogo debido al estigma que existía en su programa. Y por eso, por la noche, cuando no podía dormir, iba al pasillo a leer artículos y libros sobre agresión sexual para tratar de darle sentido a su situación. Se dio cuenta de que necesitaba algo más que libros y meses después de la agresión finalmente habló con un consejero, quien le explicó que "congelarse" podría ser una respuesta normal a la agresión. Pensó en un ciervo frente a los faros. Al final, sus amigos y mentores escépticos también lo entendieron y se disculparon.

En su programa hablaban mucho de luchar o huir, pero ella no recordaba que hubieran hablado nunca de congelarse. Escuchó acerca de soldados y líderes que se congelaron en la batalla y conoció la vergüenza que eso conllevaba. "Tal vez es por eso que no se habla ni se discute comúnmente", dijo.

Una vez tuvo una pesadilla. “Me estaba despertando y la agresión ocurrió tal como había sucedido, y mis labios estaban pegados o cosidos”. Al principio, el sueño era extraño y confuso, pero luego se dio cuenta de que reflejaba exactamente cómo se sentía: “Tenía muchas ganas de moverme. En mi cabeza estaba gritando. Pero mi cuerpo no se movía”.

Hay una lengua franca que usan las mujeres, un vocabulario repetido para describir lo que experimentan y piensan durante una agresión sexual. Las variaciones de "congelación" suelen formar parte de ese vocabulario. Pero la palabra tiene tantos referentes en su uso coloquial que es difícil saber con precisión qué significa para cada persona que la dice. “Me quedé completamente congelada”, dijo Brooke Shields en el documental “Pretty Baby”, describiendo cómo se sintió al ser violada. "Y simplemente pensé: mantente con vida y lárgate".

Hablando de su violación, la actriz y modelo noruega Natassia Malthe dijo a los periodistas que “era como una persona muerta”. En un artículo para Vice, la escritora Jackie Hong escribió sobre su violación: "Cuando empezó a bajarme los pantalones y la ropa interior, mi cuerpo pareció congelarse". En un episodio de la serie documental “The Me You Can’t See”, Lady Gaga describe cómo fue violada a los 19 años: “Me quedé helada”. Años más tarde, dijo, su cuerpo todavía recordaba esa sensación y experimentó un “brote psicótico total”.

“No soy una gritona”, testificó E. Jean Carroll ante el Tribunal de Distrito de los Estados Unidos en Manhattan sobre cómo Donald Trump abusó sexualmente de ella en un camerino del Bergdorf Goodman. Ella dijo al tribunal que estaba "demasiado asustada para gritar". Miriam Haley, ex asistente de producción, testificó que cuando Harvey Weinstein la sujetó y la forzó, "quedé tan en shock en ese momento que simplemente me fui".

En 2019, una mujer de 48 años testificó ante un tribunal canadiense que se “congelaba” cuando un hombre la violó en la parte trasera de su coche después de su primera cita. La defensa cuestionó por qué no se resistió. “Me sentí muy asustada”, dijo. “No estoy en buena forma física. No pensé que podría correr”.

Este año, un terapeuta de masajes en Australia se declaró culpable en un caso de agresión sexual presentado por varias mujeres. En el tribunal, una de las víctimas dijo que nunca olvidaría estar “prácticamente desnuda y congelada en una camilla de masaje”.

Cuando me acerqué a docenas de mujeres para preguntarles sobre sus respuestas a la agresión sexual, también hablaron de su experiencia en términos de congelamiento. Al principio, me dijo Andrea Royer, luchó y gritó para disuadir a su violador en Spearfish, S.D., en septiembre de 2012, pero luego se “congeló” porque decidió que “congelarse” era la única manera de mantenerse con vida. Jenna Sorensen dijo que cuando fue violada, ella le dijo que no, pero luego se “congelaba” para terminar de una vez. “Supongo que simplemente dejé que sucediera”, dijo. Joyce Short me dijo que en la universidad se “paralizó” cuando un hombre comenzó a estrangularla antes de agredirla sexualmente. Ella “se quedó congelada”, dijo, porque cuanto más luchaba, más él presionaba su cuello.

Todas estas respuestas, que a menudo resultan vergonzosas o anormales para las mujeres que las informan, son comunes pero mal entendidas. Cuando un tribunal se preparaba para sentenciar a Harvey Weinstein por delitos sexuales, una de sus víctimas, Jessica Mann, se esforzó por aclarar su propia versión del congelamiento, porque, dijo, “muchas mujeres, incluida yo misma, sólo hemos podido encontrar palabras como 'me di por vencido' o 'perdí el control' y, como yo, 'me congelé'”.

Mann citó un artículo de 2015 en The Harvard Review of Psychiatry sobre los comportamientos de defensa automática de humanos y animales. "La mayoría del público", dijo, "no ha entendido que estas respuestas no fueron algo que elegimos conscientemente bajo presión". Mann explicó que cuando Weinstein la violó, experimentó síntomas consistentes con un fenómeno conocido como inmovilidad tónica. "Les pido que consideren los horrores de quedar inmóvil por mi propia respuesta biológica", dijo al tribunal.

¿Qué es la inmovilidad tónica? Es una respuesta extrema a una amenaza que deja a las víctimas literalmente paralizadas. No pueden moverse ni hablar. Durante más de un siglo, los científicos han estudiado fenómenos similares en animales y, a lo largo de los años, han sido nombrados y renombrados: hipnosis animal, fingir muerte, hacerse el muerto, muerte aparente y tanatosis, una antigua palabra griega que significa "dar muerte". La inmovilidad tónica es una estrategia de supervivencia que se ha identificado en muchas clases de animales (insectos, peces, reptiles, aves, mamíferos) y obtiene su poder evolutivo del hecho de que muchos depredadores parecen estar programados para perder interés en sus presas muertas. Por lo general, se desencadena por la percepción de ineludibilidad o restricción, como el momento en que una presa se encuentra en las fauces de un depredador.

Se ha demostrado que los seres humanos experimentan una inmovilidad tónica en el contexto de la guerra y la tortura, los desastres naturales y los accidentes que ponen en peligro la vida, y los estudios sugieren que es común en el abuso sexual. A principios de la década de 1970, las investigadoras estadounidenses Ann Burgess y Lynda Lyttle Holmstrom observaron este comportamiento, lo que pronto se denominó “parálisis inducida por violación”, en personas del Boston City Hospital. En el transcurso de un año, documentaron que 34 de 92 pacientes diagnosticados con “trauma por violación” experimentaron congelación (física o psicológica) durante sus ataques, y que algunos describieron lo que ahora puede considerarse inmovilidad tónica. “Me sentí débil, temblando y con frío. … Me quedé sin fuerzas”, informó una mujer. Otro dijo: “Cuando me di cuenta de lo que iba a hacer, me quedé en blanco... traté de no darme cuenta de lo que estaba pasando”.

Unos años más tarde, los psicólogos Susan Suárez y Gordon Gallup argumentaron en un artículo de 1979 en The Psychoological Record que la inmovilidad tónica evolucionó en los humanos, como en otros animales, como defensa contra los depredadores. Luego observaron con qué frecuencia las condenas por violación fracasaban porque las víctimas no resistían. "Parece irónico", escribieron, "que las víctimas sean penalizadas legalmente por exhibir una reacción que tiene tal valor adaptativo y puede estar firmemente arraigada en la biología de nuestra especie".

ImagenUna ilustración fotográfica de dos imágenes en blanco y negro. La parte superior es un detalle en primer plano de una silla. La parte inferior son los ojos de una mujer. Crédito...Ilustración fotográfica de Katrien De Blauwer

Cuando se les pregunta cómo responden los humanos o los animales al peligro, la mayoría de la gente piensa “luchar o huir”, pero la popularidad de esa frase ha creado una imagen falsa del comportamiento de víctima. Es estadísticamente poco común que alguien se defienda físicamente durante una agresión sexual. La resistencia verbal es más común, pero incluso eso suele ser más pasivo de lo que la gente espera.

Jim Hopper, psicólogo clínico y profesor asociado de la Facultad de Medicina de Harvard, ha estudiado el trauma y la agresión sexual, incluidos sus aspectos neurobiológicos, durante más de 30 años. “Los sobrevivientes deberían poder usar el lenguaje que quieran”, dijo Hopper, quien capacita regularmente a terapeutas, policías e investigadores universitarios, fiscales, defensores de víctimas y enfermeras que recopilan pruebas del “kit de violación”. "Pero si vamos a ser profesionales, necesitamos tener un lenguaje más preciso que se base en lo que realmente sucede en el cerebro y cómo pueden desarrollarse estas cosas".

Hopper enseña que la frase “luchar o huir” es dañina porque “puede hacer que las víctimas piensen que algo anda mal con ellas”. Ha llevado a suposiciones arraigadas sobre lo que la sociedad espera de las víctimas y lo que ellas esperan de sí mismas. Las víctimas, dijo, “sienten vergüenza; se castigan a sí mismos por no luchar o huir”. Es por eso que ha pasado la última década desarrollando un mejor vocabulario para describir el comportamiento de la víctima basándose en la neurociencia y la evolución. "Si podemos entender cómo responde nuestro cerebro a una amenaza o un ataque", dijo, "podemos ayudar a validar las respuestas y los recuerdos de las víctimas de agresión sexual con la credibilidad de la ciencia". (Las organizaciones de defensa reconocen cada vez más estas respuestas ampliando la frase “luchar o huir” para incluir otras palabras como “congelar” y “fracaso”).

La primera respuesta del cerebro humano ante el peligro es casi siempre detener todo movimiento para evaluar mejor una amenaza. En una fracción de segundo, se producen otros cambios fisiológicos que preparan al cuerpo para adoptar conductas que salven vidas. A veces esto lleva a pelear o huir, pero mucho más comúnmente en víctimas de agresión sexual, continúa como un congelamiento, durante el cual el cerebro evalúa la agresión mientras genera opciones potenciales para responder. Las víctimas están inmóviles, con un ritmo cardíaco lento y atentas a las amenazas.

En el habla cotidiana, la congelación a menudo se combina con la inmovilidad tónica, pero no son lo mismo: la inmovilidad tónica es más extrema. La inmovilidad colapsada, otra respuesta extrema, implica una caída precipitada de la frecuencia cardíaca y la presión arterial, lo que provoca músculos flácidos, a diferencia de los músculos rígidos en la inmovilidad tónica. Las víctimas suelen desmayarse o colapsar y tardan un poco en recuperarse porque su cerebro no ha recibido suficiente oxígeno. Hopper trabajó una vez en un caso en el que un hombre intentó obligar a una víctima a realizarle sexo oral, pero ella no podía mantener la cabeza erguida. "Ella informó que los músculos de su cuello estaban totalmente flácidos y que su cabeza literalmente se balanceaba", dijo. Las víctimas pueden describir la experiencia con frases como “Me sentí mareado”, “Me sentí débil” o “Me sentí con sueño”. Algunas víctimas describen esto como "desmayo", lo que puede llevar a investigadores insuficientemente capacitados a pensar que la víctima bebió demasiado alcohol.

La congelación tiende a ocurrir temprano en un ataque y las respuestas extremas tienden a ocurrir más tarde, pero pueden ocurrir en cualquier orden. Los cambios entre comportamientos pueden ocurrir en milisegundos. Y algunas personas amenazadas de violación podrán tomar decisiones, como aceptar, porque creen que eso les ayudará a evitar la muerte o lesiones físicas graves. Algunos lucharán o huirán, y otros no experimentarán ninguna respuesta al trauma. Pero todas estas respuestas pueden tener efectos profundamente diferentes en la conciencia y la memoria de las personas.

Los neurocientíficos suelen hablar del cerebro en términos de circuitos, conjuntos de áreas conectadas responsables de determinadas funciones. El circuito de defensa es uno de los mejor estudiados y funciona de la misma manera básica en todos los mamíferos: si se detecta una amenaza, el circuito de defensa puede dominar rápidamente el funcionamiento del cerebro, con importantes consecuencias para el pensamiento, el comportamiento y la memoria. Se necesitan hasta tres segundos para que los circuitos de defensa lleguen a la corteza prefrontal con niveles suficientemente elevados de sustancias químicas del estrés como para dañarla gravemente, y una vez que la corteza prefrontal se calma, también lo hace nuestra capacidad de razonar. Nuestros centros de idiomas están deteriorados. Nuestra atención cambia y también la forma en que codificamos los recuerdos.

Amy Arnsten, neurocientífica de la Universidad de Yale, es una de las principales investigadoras sobre la forma en que el estrés afecta la corteza prefrontal. En un estudio del año pasado, su equipo descubrió que la exposición incluso a un estrés leve pero incontrolable deterioraba rápidamente la corteza prefrontal en humanos y animales. "Bajo estrés, el cerebro se desconecta de sus circuitos evolucionados más recientemente y fortalece muchos de los circuitos primitivos, y luego estos reflejos inconscientes que son muy antiguos entran en acción", me dijo por teléfono.

Arnsten describió una caminata por el bosque en Vermont hace algunos años cuando un oso se cayó de un árbol. Sin pensarlo, se quedó helada. El oso la miró pero no la vio. "Es simplemente un reflejo", dijo. "La mayoría de los animales ven movimiento y no detalles, por lo que congelarse, especialmente si estás en una posición de la que no puedes escapar, ha tenido valor de supervivencia a lo largo de los eones". Pero la inmovilidad helada y tónica evolucionó para mantenernos a salvo de los depredadores animales, no de los humanos. Los depredadores humanos no siempre pierden el interés si su presa humana parece muerta.

Después de leer testimonios de víctimas de violación a lo largo de una década, Hopper observó que a veces las víctimas experimentan lo que él llama “congelación por shock”, cuando la mente de una persona puede permanecer en blanco durante varios segundos; Las víctimas podrían describir esto con frases como "Ni siquiera podía pensar" o "No tenía idea de qué hacer". Esa fase puede continuar hasta llegar a un estado de deliberación deteriorada que él llama “congelación de la falta de buenas opciones”, cuando las víctimas ven seriamente disminuida su capacidad de pensar con claridad. Es posible que tengan problemas para recordar información práctica, como el hecho de que hay personas cerca que pueden oírlos gritar.

Hopper también añadió un matiz crucial: en algún momento durante la violación, la mayoría de las víctimas vuelven a hábitos, generalmente pasivos o sumisos, que han sido condicionados por la cultura o el abuso. Muchas mujeres, por ejemplo, han sido socializadas para ser amables con los hombres, evitar ofender sus egos y evitar represalias. "Y estas se encuentran en realidad entre las respuestas cerebrales más comunes que tienen las personas cuando son agredidas sexualmente", dijo. "Por lo general, no pensamos que estos hábitos sean involuntarios, pero absolutamente lo son".

Hopper testificó una vez en un juicio sobre la violación de un joven infante de marina por parte de un oficial superior. La mujer dijo que el infante de marina la atacó un sábado por la noche después de una fiesta, sujetándola y obligándola a quitarse la ropa. La defensa argumentó que el entrenamiento militar de la infante de marina haría imposible que fuera violada. Hopper testificó que incluso los hábitos bien condicionados no necesariamente se trasladan de un contexto a otro. Es por eso que el ejército gasta mucho dinero entrenando soldados en entornos realistas. Hopper explicó que la infante de marina no estaba luchando contra un enemigo en un campo de batalla, por lo que su entrenamiento militar no surtió efecto. En cambio, respondió como siempre lo hacía, cuando quiso poner fin a las insinuaciones no deseadas de los hombres: cortésmente le pidió que se detuviera.

Según Sunda TeBockhorst, psicóloga en ejercicio en Colorado que comenzó a investigar la inmovilidad tónica en el contexto de la agresión sexual hace más de 20 años, las víctimas que carecen de un lenguaje o un marco para comprender su inmovilidad tónica a menudo encontrarán su propio significado con narrativas de culpa. . Con frecuencia ve las ramificaciones en su práctica clínica. Observó que algunos, tan pronto como comenzó la agresión, recordaban haberse preguntado qué dirían y pensarían los demás sobre ellos. La agresión sexual, me dijo, es el único tipo de incidente en el que alguna vez ha visto a una víctima ser culpada por su propia complicidad al ser aterrorizada.

Cuando Mariana Bockarova, profesora de psicología en la Universidad de Toronto, no podía moverse ni gritar durante una traumática agresión sexual, se culpó a sí misma. Pero tuvo suerte, me dijo, porque a diferencia de muchas mujeres, ella tenía experiencia en investigación a la que podía recurrir para descubrir qué le pasó. "Te das cuenta de lo equivocada que está la población en general", dijo. “Y cuánta culpa se le echa a la víctima debido a una narrativa general que no creo que se aplique a la gran mayoría de estos desafortunados casos”.

TeBockhorst se dio cuenta por primera vez de la inmovilidad tónica alrededor del año 2000, cuando conoció a un hombre víctima de violencia armada mientras trabajaba como defensora profesional de víctimas. El padre soltero dijo que se despertó con el ruido de los disparos y pensó que alguien estaba en la casa asesinando a sus hijos. Él le dijo que quería ayudar a sus hijos pero que no podía moverse ni gritar. Dijo que estaba paralizado. Sus ojos estaban fijos en los números rojos de su despertador digital. Cuando finalmente pudo moverse nuevamente, encontró a sus hijos, que estaban asustados pero vivos. Él le dijo que nadie había entrado a la casa; Se habían disparado balas contra su casa, pero no lo alcanzaron ni a él ni a su familia.

La respuesta del hombre hizo que TeBockhorst recordara las historias que escuchó cuando, siendo estudiante, trabajó como voluntaria en un centro de crisis por violación en Carolina del Norte. Muchas víctimas habían descrito que no podían moverse ni gritar, incluso cuando lo intentaban. Si tantos de ellos experimentaron parálisis involuntaria, ¿por qué nadie hablaba de ello?

Sobre el padre cuya salud mental se disparó después de experimentar una inmovilidad tónica, TeBockhorst dijo: “La importancia que adquirió para él después fue más sustancial que el trauma real del disparo”. La inmovilidad tónica no formaba parte de la discusión y se torturaba pensando que les había fallado a sus hijos.

Una ilustración fotográfica de un collage con una mujer acostada con una franja de espacio negativo negro encima de ella. Crédito...Ilustración fotográfica de Katrien De Blauwer

En 2012, Rebecca Campbell, psicóloga de la Universidad Estatal de Michigan, presentó un análisis de más de 12 años de datos sobre casos de agresión sexual que habían quedado fuera del sistema de justicia penal. Descubrió que el problema comenzaba con la policía: en seis jurisdicciones, en promedio el 86 por ciento de los casos denunciados no llegaron más allá de la policía. De esos casos, dijo, la policía ordenó a alrededor del 70 por ciento que no presentaran cargos. Cuando Campbell entrevistó a la policía sobre esto, descubrió que no estaban siendo maliciosos pero que tenían muy poca comprensión del comportamiento de las víctimas. Regularmente descartaban los informes de violación porque no entendían las respuestas fisiológicas comunes al trauma y asumían que las víctimas estaban mintiendo. Los casos se abandonaron antes de que se investigaran a fondo.

Cuando Campbell le preguntó a un detective que había trabajado durante 15 años en una unidad de delitos sexuales qué pasaba cuando las víctimas denunciaban una agresión, respondió: "Lo que dicen no tiene sentido". Le dijo a Campbell que no siempre les creía a las víctimas y "les hice saber eso". Campbell descubrió que las respuestas del detective eran comunes. Sugirió que si los investigadores realmente iban a ayudar a las víctimas, entonces deberían comprender la ciencia del cerebro detrás de las respuestas comunes de las víctimas.

Hopper forma parte de un grupo cada vez mayor de profesores que ahora ofrecen ese tipo de formación. Se dio cuenta de que muchos profesionales querían adoptar esta educación pero tenían dificultades con la ciencia. Ha diseñado y dirigido cursos y capacitación para la policía y los fiscales, investigadores y administradores de campus y organizaciones importantes como el ejército de los EE. UU., End Violence Against Women International y la Red Nacional de Violación, Abuso e Incesto. El objetivo no es enseñarles a diagnosticar sino más bien ayudar a las personas que interactúan con víctimas de violación a comprender sus prejuicios. Como deja claro EVAWI en una de sus sesiones de capacitación: “Las respuestas y los recuerdos en sí mismos no prueban que la agresión se haya cometido o no se haya cometido”.

En 2019, Nancy Oglesby, fiscal de carrera, y Mike Milnor, ex oficial de policía, buscaron la experiencia de Hopper para profundizar la base científica de la capacitación que ofrecían a la policía y los fiscales. Oglesby y Milnor habían manejado casos de agresión sexual durante muchos años y conocían los patrones de comportamiento de las víctimas, incluidos comportamientos aparentemente contradictorios como el congelamiento, la parálisis, la pasividad extrema y la cortesía. Pero inicialmente no tenían la ciencia para explicarlo.

La policía a menudo seguía una técnica de interrogatorio que les enseñaba a asumir que cuando una declaración no era detallada, o si había lagunas o inconsistencias en el relato, la persona estaba mintiendo. Y los fiscales a menudo evitaban acudir a los tribunales si sentían que no podían presentar un caso sólido. "Cuando había muchos 'no sé', 'no recuerdo' en las declaraciones de agresión sexual, eso creó problemas de prueba", me dijo Oglesby. En su formación, Oglesby describe un caso que rechazó porque no podía encontrarle sentido al relato. Una joven fue violada, en el transcurso de una hora, en una habitación que compartía con un compañero de cuarto. La víctima dijo que durante el tiempo que estuvo violada nadie tocó a la puerta. Cuando el detective habló con la compañera de cuarto, ella dijo que había llamado a la puerta y había gritado. El sospechoso recordó esto y describió los golpes y los gritos exactamente como sucedieron.

“¿Por qué la víctima no tendría el mismo recuerdo?” Oglesby se había preguntado. Con más conocimiento sobre cómo funciona el cerebro, tenía mucho más sentido. Aprendió que algunas respuestas al trauma pueden cambiar a qué prestan atención las personas y, por lo tanto, qué tipo de recuerdos tienen de una experiencia. Una víctima puede encontrarse concentrada en detalles que los investigadores pueden encontrar irrelevantes pero que su cerebro procesa como importantes para la supervivencia, ya sea el color de una pared o una canción que suena en un pasillo o los patrones de las venas de una hoja en una planta. a pocos metros de distancia. Pero es posible que la víctima no sepa el color de la camiseta que llevaba su atacante o incluso si llevaba condón. "Lo que sabemos ahora", dijo Oglesby, "es que su capacidad para explicar el evento también estará más ligada a las percepciones sensoriales" de las que eran conscientes cuando se desarrolló el ataque.

Las percepciones sensoriales serán diferentes dependiendo de las respuestas al trauma: una víctima que entra en un estado de inmovilidad tónica, por ejemplo, puede tener músculos rígidos o extremidades temblorosas o puede sentir mucho frío. Pero si se disocia al mismo tiempo, no recordará esos detalles porque no habrá tenido conciencia de lo que estaba pasando en su cuerpo en ese momento.

Al principio de su carrera, Milnor dijo que comportamientos como el congelamiento y la inmovilidad tónica eran los más difíciles de entender. Recordó a una mujer que decía que no podía mover las piernas. Recordó que otra persona dijo que ella intentó gritar pero no salió nada. ¿Por qué no iba a gritar, sobre todo porque había gente cerca? Era culpable de pensar que las declaraciones de algunas mujeres eran demasiado extravagantes para ser verdad.

Milnor comenzó a comprender la naturaleza de la inmovilidad cuando le encargaron las notificaciones de defunción. La primera vez que llamó a una puerta para decirle a una familia que su hijo acababa de morir en un accidente automovilístico, dijo: “la esposa se quedó completamente inmóvil ante mí. Ella simplemente se volvió catatónica. Su marido y yo literalmente la sentamos en el sofá como un robot. Era como si simplemente se hubiera ido, pero sus ojos todavía estaban abiertos”.

Ahora Milnor sabe que cuando una mujer dice que se quedó congelada, podría significar muchas cosas. “Bueno, ¿puedes contarme más sobre eso?”, preguntaba. “'¿Puedes decirme qué sensaciones recuerdas haber sentido? ¿Recuerdas cómo sonaban las cosas? ¿Hay algún olor?’ Simplemente pasaría por los cinco sentidos”, me dijo. Son estos detalles fisiológicos, sentimientos y sensaciones los que Milnor anima a las personas a buscar en sus investigaciones.

Cuando los fiscales obtienen estos detalles de la entrevista de investigación de la policía, pueden traer a un experto para que testifique sobre las respuestas fisiológicas al trauma psicológico. "Entonces tenemos algo que pueden argumentar ante el jurado", me dijo Oglesby. "La defensa intentará argumentar que todos estos comportamientos significan que la persona está siendo engañosa". Lo mismo ocurre con los recuerdos. "Intentamos cambiar eso", dijo Oglesby. "Está bien, si están experimentando una de estas respuestas neurobiológicas, no podrán contarle paso a paso lo que sucedió durante la agresión, que es como tradicionalmente analizamos la credibilidad de una víctima". declaración."

En un estudio británico de 2009 sobre jurados simulados, Louise Ellison y Vanessa E. Munro analizaron qué mitos sobre la violación podrían verse influenciados por el testimonio de expertos sobre el comportamiento de la víctima. Los miembros del jurado que escucharon explicaciones sobre ciertos comportamientos (por ejemplo, la falta de angustia de la víctima mientras relataba la agresión en el juicio, o un retraso en denunciar la agresión) eran más propensos a cuestionar por qué esas respuestas eran relevantes para un caso. Pero el mito que parecía más arraigado era el de que las mujeres intentarían resistir físicamente la violación. Cuando este mito se afianzó, señalaron Ellison y Munro, los jurados se mostraron “poco receptivos” a la orientación brindada por los expertos.

En muchos estados, los fiscales aún deben demostrar que el contacto sexual fue forzado o se encontró con resistencia verbal o física para demostrar que la víctima no dio su consentimiento. Moriah Schiewe, abogada autorizada en Oregón, dice que la inmovilidad tónica sigue siendo “un punto ciego en el sistema legal”.

“Si pensamos en la resistencia como una declaración de 'No' o como contraatacar”, me dijo Erin Murphy, profesora de la Facultad de Derecho de la Universidad de Nueva York, “la inmovilidad tónica no funcionará para darte un encuentro no consensuado, porque en esas situaciones, el cierre físico generalmente no se interpreta legalmente como un 'No'”. Murphy cree que todavía hay miembros del jurado que creen que las mujeres son responsables del congelamiento y que no pueden reconocer la violación a menos que haya resistencia física.

Catrina Weigel, fiscal adjunta de distrito en el condado de Boulder, Colorado, dijo que los abogados defensores a menudo interrogan a las víctimas señalando que “no pelearon contra la persona: no patearon, no mordieron, no gritaron”. .” Debe confiar en expertos para que le ayuden a explicar la respuesta de la víctima. Veronique Valliere es una de esas expertas. Como psicóloga forense, a menudo la llaman para ayudar a explicar a jueces y jurados por qué las víctimas no se resisten o no intentan escapar, incluso en casos de alto perfil como el juicio de Bill Cosby por violación. "Necesitamos entender que la congelación es involuntaria, desde una perspectiva médica y científica, para cambiar la percepción de que es una falla de agencia", me dijo. "En términos de volición, la inmovilidad tónica no es diferente a tener una médula espinal cortada, y eso ayudará a eliminar el estigma, social y legalmente".

Anne Munch fue abogada durante 30 años en Colorado antes de comenzar a capacitar a la policía y a los fiscales en neurobiología del trauma. "Tenemos muchos dobles raseros en torno al comportamiento de las víctimas", dijo. "Tenemos tantas excusas en torno al comportamiento de los delincuentes". Hizo hincapié en que los fiscales deben comprender las respuestas comunes de las víctimas para poder identificarlas en un lenguaje sencillo si terminan en un informe policial. "Esto realmente necesita ser colaborativo entre todas las agencias de justicia penal", dijo. Pero todo comienza con la aplicación de la ley. "Le digo a la policía: 'Su respuesta a las víctimas hará o deshará el caso, y usted podría hacer o deshacer a la persona'".

Munch me habló de un informe policial que recibió al principio de su carrera. Una mujer de unos 20 años se reunió con amigos en un bar y bebió demasiado. Llamó a un taxi para ir a casa y el conductor la llevó a un lugar remoto, estacionó el auto, tomó en el asiento trasero y la violó. Cuando terminó, volvió al asiento del conductor y la llevó a casa. Ella pagó el pasaje y él se fue.

Munch pensó que tenía que haber algo más, así que se reunió con la víctima para otra entrevista. Hizo preguntas abiertas que le darían a la mujer una sensación de control e hizo un esfuerzo por desbloquear recuerdos preguntando sobre los sentidos. La mujer le dijo que cuando el conductor subió a la parte trasera del taxi, quedó claro que la violación ocurriría, por lo que giró la cabeza y miró fijamente la puerta del taxi hasta que todo terminó. La víctima describió el material de la puerta con sorprendente detalle: un vinilo gris con un patrón cosido como puntos suspensivos, una manija cromada con exactamente ocho pequeñas hendiduras de abajo hacia arriba.

Munch acababa de salir de la unidad de abuso sexual infantil y sabía mucho sobre niños y disociación. Ella lo reconoció cuando lo escuchó. "La mujer estaba describiendo una respuesta disociativa clásica", dijo Munch. “Sus recursos normales para el trauma están abrumados. Sus mecanismos normales de afrontamiento están abrumados. Lo que está pasando es demasiado grande, demasiado feo, demasiado”. Envió a su investigador a la compañía de taxis con una orden de registro y todo fue exactamente como lo había descrito la víctima. Munch le dijo a la defensa que iba a recomendar a un experto en traumatología para que hablara en el juicio. "Si este sexo es tan bueno y consensual, entonces ¿por qué gira la cabeza y memoriza el interior del taxi?" ella recordó haber dicho. El conductor se declaró culpable, lo que salvó a la mujer de ir a juicio. “Fue entonces cuando comencé a prestar mucha atención a lo que los sobrevivientes prestan y a preguntar siempre sobre los sentidos”.

Un día de esta primavera, Oglesby y Milnor hablaron ante un grupo de unas 30 personas en la Academia de Capacitación en Justicia Penal Central Shenandoah en Weyers Cave, Virginia, para un curso sobre investigaciones de agresiones sexuales basadas en traumas. En la sala había agentes de policía, agentes de policía del campus, miembros de unidades de víctimas especiales, detectives, defensores de víctimas, trabajadores sociales, trabajadores de la línea directa de agresión sexual, agentes de la CIA. oficiales.

Parte del curso se dedicó a enseñar al grupo cómo crear la mejor atmósfera para interactuar con las víctimas, de modo que pudieran confiar en el entrevistador y sentirse lo suficientemente cómodos para describir lo que les sucedió. La empatía fue fundamental para obtener la declaración más precisa sobre sus experiencias. Haga preguntas abiertas, aconsejaron Milnor y Oglesby. No interrumpas. No espere que la memoria sea lineal. Estar bien con el silencio. Presta atención a los detalles y sensaciones fisiológicas.

Le recordaron al grupo: la policía no necesita imponer ningún lenguaje clínico a las víctimas ni diagnosticarlas. Simplemente necesitan recopilar información (escuchar y documentar las respuestas al trauma cerebral) y entregársela al fiscal. Luego, el fiscal puede llevar a un experto ante el tribunal, cuando corresponda, para que explique la ciencia.

Cuando el grupo comenzó a practicar entrevistas, con actores de teatro interpretando a víctimas extraídas de casos reales de violación, algunos agentes de policía intentaron adaptarse a este nuevo modo. Una policía estatal confesó que había estado intentando utilizar esta forma de interrogatorio durante mucho tiempo, pero se sorprendió de lo difícil que era desaprender los malos hábitos. Lo único que sabía era el interrogatorio. “He estado revictimizando a las mujeres”, dijo, “y quiero mejorar”.

Los asistentes a menudo se emocionaron al pensar en los casos bajo esta nueva luz. Milnor dijo: “No puedo expresar la cantidad de veces que estos policías duros, experimentados y corpulentos se me acercaron con lágrimas en los ojos y me dijeron lo que pensaban de las víctimas a las que trataron mal. no por malicia, sino por ignorancia”.

Cuando todo el grupo se reunió nuevamente, Milnor atenuó las luces y un proyector cobró vida. En una pantalla había páginas del cuaderno de un investigador: la víctima habló durante cinco horas, dijo, y el detective anotó todo sin interrupción. Las notas parecían un mapa con archipiélagos de palabras y océanos de espacio vacío en el medio, y decenas de flechas conectaban las islas para formar una sola cuenta. “Así es como se verá”, dijo. Todo esto quedó registrado luego de que el detective le hiciera una sola pregunta: ¿Qué puedes contarme sobre tu experiencia?

Milnor obtuvo una vez una condena en un caso en el que la víctima acudió a él 30 años después de haber sido agredida sexualmente por un miembro de la familia. La primera vez que habló con él, se vino abajo cuando empezó a entrar en detalles de lo sucedido, como si estuviera reviviendo la agresión. Pero cada vez que hablaban, él reunía más y más detalles, hasta escuchar todo su relato.

Milnor enfatizó que las preguntas de seguimiento podrían ayudar a revelar las experiencias detrás de los estribillos de "Me congelé" o "No podía gritar" o "No sé por qué, pero simplemente no hice nada". El enfoque dio a las víctimas la oportunidad de describir sus agresiones sexuales de maneras que siempre les habían dicho que no importaban. Sin esto, las víctimas podrían sufrir un tipo de parálisis más prolongada e incluso más generalizada. "Creo que durante mucho tiempo", dijo Milnor, "no quisimos aceptar que esta era la forma en que contaban sus historias".

El objetivo final de la sesión fue enseñar a las personas a desaprender sus malos hábitos sobre cómo piensan sobre la violación y sus efectos. “¿Cuántos de ustedes recuerdan”, dijo Milnor en un momento dado, “que una víctima hizo algo en lo que simplemente inclinaron la cabeza y pensaron: Espera, eso no tenía ningún sentido?”

Muchos asintieron y se movieron en sus asientos.

“¿Recuerdas cuántas veces juzgamos a una víctima porque no entendíamos su comportamiento? Tal vez le estaban enviando mensajes de texto a su abusador el día después de la agresión y diciéndole: Oye, ¿la pasaste bien?

Más asentimientos.

Milnor aseguró al grupo que él también había hecho todo eso. Dijo que la forma en que alguna vez respondió a las víctimas todavía lo mantiene despierto por la noche. “He revictimizado a mujeres y hombres por ignorancia y falta de formación”.

Sacudió la cabeza y cerró los ojos. “Ahora”, dijo, “enseño desde mis errores”.

Jen Percy es colaboradora de la revista y autora de “Girls Play Dead”, un libro de no ficción de próxima aparición de Doubleday sobre la pasividad y las estrategias de supervivencia de las mujeres. Su artículo para la revista sobre personas que buscan los cuerpos de sus seres queridos después del tsunami de Fukushima ganó el Premio Nacional de Revista de 2017 por redacción de artículos. Katrien De Blauwer es una artista belga conocida por su trabajo de collage centrado en la memoria. Se refiere a sí misma como una “fotógrafa sin cámara”.
Una versión de este artículo aparece impresa el 27 de agosto de 2023, página 24 de la revista Sunday con el titular: Paralizada.