sábado, 15 de marzo de 2025

_- "Estamos en una era dominada por formas extremas de crueldad, que además no están ocultas y se reciben con cierto nivel de alegría"

Henry A. Giroux.

_- Henry A. Giroux.

El video en la cuenta oficial de la Casa Blanca en la red social X que muestra a deportados siendo esposados de manos y pies y encadenados.

Las palabras del presidente de Estados Unidos, Donald Trump con las que anuncia la ampliación del centro de detención de migrantes en la base de Guantánamo para recibir "a los peores extranjeros ilegales criminales".

Para el académico Henry A. Giroux todo ello forma parte de lo que él ha denominado la "cultura de la crueldad".

Teórico fundador de la pedagogía crítica y director de Centro para la Investigación del Interés Público de la Universidad McMaster (Hamilton, Ontario, Canadá), Giroux lleva años ahondando en el concepto.

"La crueldad parece ser el principio organizador central de la política hoy", le dice el estadounidense-canadiense a BBC Mundo, refiriéndose también a la idea de que EE.UU. pueda llegar a asumir la "propiedad" de Gaza para levantar allí "la Riviera de Oriente Medio", o la reducción a su mínima expresión de la Agencia de EE.UU. para el Desarrollo Internacional (USAID), una de las mayores organizaciones de ayuda humanitaria del mundo.

Pero no solo en EE.UU., también cada vez más a nivel global, subraya.

En BBC Mundo hablamos con este intelectual de izquierda que tilda a Trump de "testaferro de una oligarquía".

El título de tu artículo más reciente es "El teatro de la crueldad de Trump". Podría haber descrito su recién estrenada presidencia de distintas formas. ¿Por qué eligió definirla así?

La elegí porque es una palabra muy poderosa que, de cierta forma, apunta a un cambio importante en la política de EE.UU.

Es que de repente nos encontramos en una era dominada por lo que yo llamaría formas extremas de crueldad, formas que además no están ocultas y que parecen ser recibidas con cierto nivel de alegría, por no decir un rechazo abyecto a reconocer cuán malvadas son estas políticas.

Y en cierta forma creo que se han convertido en el centro mismo de la política. La crueldad parece ser el principio organizador central de la política.

Pero la crueldad no es una novedad en la historia política de EE.UU. No hay más que remontarse a las leyes Jim Crow de segregación racial, por poner un ejemplo. ¿Qué hay de distinto o nuevo hoy?

EE.UU. tiene, efectivamente, un largo historial de crueldad. Podríamos empezar hablando de la eliminación de la población indígena, o la esclavitud, o el internamiento de los japoneses (en campos de concentración)...

Todo eso está ahí, ese es el legado, aunque en muchos casos parece oculto. La gente trata de no recordar esos momentos de la política estadounidense.

Lo que creo que estamos viendo con Trump no es un incidente aislado de crueldad, un momento específico basado en racializaciones o en una forma específica de nativismo, como en la época de la Segunda Guerra Mundial.

Lo que estamos viendo es un principio de crueldad que afecta todos los aspectos de la vida estadounidense, ya sea en forma de ataques a las escuelas, a los inmigrantes indocumentados o a las personas transgénero.

Pero según usted, ¿es un tiempo más cruel sólo en la forma, en el lenguaje que se utiliza, que es más obvio y menos pudoroso, o es una cuestión más de fondo?

Hoy la crueldad no solo emerge en forma de un lenguaje deshumanizador. También emerge en las políticas.

Y para hablar de la naturaleza histórica de esta crueldad y de dónde proviene, me parece que hay que remontarse a la década de 1980.

¿Qué pasó en los 80?

Surge el neoliberalismo y empieza un proceso de divorcio del concepto de responsabilidad social. Lo que importa son las ganancias, todo lo demás es visto como una forma de debilidad.

El concepto de la política como la posibilidad de comunidad empieza a morir, como también empieza a morir cualquier noción viable de lo social.

El presidente Donald Trump firma una orden ejecutiva en el Despacho Oval de la Casa Blanca el 14 de febrero de 2025 en Washington, DC. (Foto de Andrew Harnik/

El presidente Donald Trump firma una orden ejecutiva en el Despacho Oval de la Casa Blanca el 14 de febrero de 2025 en Washington, DC.  (Foto de Andrew Harnik/Getty Images)

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Según Henry A. Giroux, el presidente de EE.UU., Donald Trump, es la cabeza visible de una oligarquía. 

Y la crueldad de la que habla, según usted ¿es un método? ¿Una estrategia política? ¿Un mecanismo de unión, como apuntan algunos analistas? Hay expertos que incluso dicen que es un fin en sí mismo.

Es una gran pregunta. Yo creo que es un principio organizador central.

Lo vemos en el lenguaje deshumanizador que usa Trump, pero también en sus políticas: en la decisión de enviar deportados a Guantánamo, un símbolo absoluto de la tortura que ahora está resucitando; lo vemos en sus políticas en lo referente a los programas de diversidad, equidad e inclusión (diseñados para fomentar la igualdad en ámbitos laborales y educativos, especialmente para comunidades históricamente marginadas, y que quiere eliminar); ya vimos lo que hizo con USAID…

Es un principio central, una forma de hacer política que se nutre de odio y de intolerancia. Y no es casual ni es un rasgo de la personalidad.

Lo que estamos viendo ahora es una fusión de crueldad y política de maneras nunca antes vistas y celebradas, una crueldad que emerge en el día a día.

¿Cómo definiría la forma de gobernar de Donald Trump? ¿Qué tipo de presidencia es la suya?

Lo definiría como un gobierno fascista. La prensa establecida no lo está llamando así, aunque a veces se habla de autoritarismo. Pero Joe Biden, al dejar la presidencia, advirtió que Trump era fascista, algo que también dijeron en su momento generales retirados como John Kelly.

(En sendas entrevistas con The New York Times y The Atlantic en octubre, y después de años de compartir sus críticas hacia Trump con los reporteros de manera más moderada, Kelly, quien fue jefe de gabinete de la Casa Blanca y secretario del Departamento de Seguridad Nacional de Trump, advirtió del presunto peligro que suponía para la democracia estadounidense que el republicano fuera reelegido.

En declaraciones sin precedentes para un exfuncionario estadounidense de alto nivel, Kelly dijo que Trump encaja en la definición de fascista. "Ciertamente el expresidente está en el área de la extrema derecha, ciertamente es un autoritario, admira a dictadores, él mismo lo ha dicho. Así que ciertamente cabe en la definición general de fascista, eso seguro", le dijo a The New York Times).


Si se puede o no aplicar ese término a Trump genera debate entre historiadores y analistas prácticamente desde su primera campaña presidencial en 2016, y hay quienes advierten que es políticamente imprudente tildarlo así.

El suyo es un gobierno fascista, y te diré por qué.

Lo es porque no cree en el estado de derecho, porque cree que el poder y la violencia son fundamentales para la política, pero, sobre todo, es fascista porque está organizado en torno al nacionalismo cristiano blanco. Y ese es el núcleo del fascismo.

Se define un país de una manera muy limitada y exclusiva, y se pone en marcha una política de lo desechable. Comienza con el lenguaje deshumanizante, sigue con las políticas de expulsión de personas, luego se mete a los críticos y a otros en las cárceles…

Un inmigrante guatemalteco indocumentado, encadenado por ser acusado como criminal, se prepara para abordar un vuelo de deportación a la Ciudad de Guatemala, Guatemala, en el Aeropuerto Phoenix-Mesa Gateway el 24 de junio de 2011 en Mesa, Arizona. (Foto de John Moore/Getty Images)

Un inmigrante guatemalteco indocumentado, encadenado por ser acusado como criminal, se prepara para abordar un vuelo de deportación a la Ciudad de Guatemala, Guatemala, en el Aeropuerto Phoenix-Mesa Gateway el 24 de junio de 2011 en Mesa, Arizona. (Foto de John Moore/Getty Images)

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Un inmigrante guatemalteco espera esposado y encadenado el momento de abordar un avión que lo deportará a su país de origen. 

En su artículo más reciente sobre la actual presidencia de EE.UU. subraya que "Trump no gobierna solo", sino que es "el testaferro de una oligarquía que abandonó incluso la pretensión misma de una democracia". Sin embargo, gobierna con el apoyo de la mayoría de los estadounidenses. En las elecciones de noviembre ganó el voto popular, algo que ningún republicano había logrado desde 2004. ¿Qué nos dice eso?

Nos dice algo que hemos ignorado durante mucho tiempo: que la educación es central en la política.

La educación puede ser no sólo una herramienta de emancipación, también de enorme opresión. Puede inculcar nociones de odio, resentimiento e intolerancia, entre otros.

Y lo que tenemos hoy por hoy en EE.UU. es un aparato cultural que básicamente se ha convertido en un tsunami de odio e intolerancia dirigido por multimillonarios tecnológicos.

Lo que hemos visto desde la década de 1980, dado el control corporativo de los medios de comunicación, es una maquinaria cultural y de enseñanza que ha tenido un éxito enorme a la hora de producir lo que yo llamo ignorancia fabricada.

¿Ignorancia fabricada?

No puedes tener una democracia, ni siquiera una débil, sin un público informado.

Y lo que la derecha ha aprendido es que, si se controlan los medios de comunicación y de educación, no hacen falta ejércitos. Lo que se necesita son modos potentes de persuasión y el control de los sistemas de información.

Ahora, con las redes sociales, estamos en un periodo muy difícil en lo referente a ser crítico y hacer que el poder rinda cuentas.

Y todos los elementos del fascismo que vemos surgir en Hungría, en Argentina, en Italia no son nuevos, pero se están sucediendo a una escala que me parece casi inédita.

Es un fenómeno que va más allá de EE.UU: partidos extremistas que ganan terreno, la polarización del discurso, candidatos que hablan abiertamente de crueldad… Un líder regional del partido de extrema derecha Alternativa para Alemania (AfD), Björne Höcke, declaró abiertamente que se necesita "una crueldad bien afinada" para expulsar a migrantes y refugiados de Alemania.

Es un fenómeno global, efectivamente. Pero una cosa es eso y otra es que el país más poderoso del mundo ahora tome la delantera a la hora de reforzar la afirmación de (el presidente de Hungría, Viktor) Orbán de que la democracia es demasiado débil. Esto no tiene precedentes.

Si esto hubiera surgido en los años 70, incluso a principios de los 80, la gente diría: "Es un movimiento marginal". Pero ya no lo es. Es un movimiento en el centro de la política de EE.UU. y en el de la política global.

De hecho, algunos ideólogos como Curtis Yarvin, invitado habitual de medios conservadores y a cuyas ideas ha hecho referencia el vicepresidente JD Vance, argumenta que en EE.UU. la democracia debería sustituirse por una "monarquía" encabezada por lo que él llama un CEO, una especie de director ejecutivo. ¿Qué diría a los que, como él, defienden que tener a un "CEO eficiente" al frente del gobierno es mejor para la gente?

Es el clásico ejemplo del tipo de discurso que moriría en una democracia vibrante. El hecho de que se le dé una plataforma a alguien con esas ideas es impactante.

¿Qué dirías a alguien que defiende que la democracia está muerta y que lo que realmente necesitamos es acostumbrarnos a las dictaduras porque funcionan, y que deben estar encabezadas por gente como Elon Musk?

Usted ha escrito desde hace años, sobre la "cultura de la crueldad". Y afirma que "prospera cuando los miedos compartidos sustituyen a las responsabilidades compartidas". ¿Cuáles son esos miedos y qué responsabilidades compartidas sustituyen?

Las responsabilidades que sustituyen son aquellas que se toman en serio los derechos sociales, políticos y económicos, y los valores compartidos como la compasión, el cuidado del otro, el sentido de comunidad, el reconocimiento del sufrimiento ajeno y la necesidad de abordarlo y acabar con él; la necesidad de eliminar los cimientos del sufrimiento y la violencia.

Desde el surgimiento del neoliberalismo en la década de 1980, ese argumento es visto como una debilidad, y la bondad es vista como la virtud de los tontos.

Debemos preguntarnos qué pasó con esos principios, con esas virtudes y valores como la compasión, la confianza, la amabilidad, el cuidado del otro, la justicia, la igualdad y la inclusión, si están o no siendo destruidos, por quién y en interés de quién.

A lo largo de la historia política estadounidense, presidentes de uno u otro partido han hecho hincapié en la idea de la autoridad moral de EE.UU., en que debe servir de ejemplo para el mundo. ¿Sigue siendo así?

No. En ese sentido EE.UU. se traicionó a sí mismo, cayó en una forma de autosabotaje.

Aunque nunca fue un país verdaderamente democrático: se construyó sobre las espaldas de los esclavos, a las mujeres se les negó el derecho al voto durante mucho tiempo, y continuamente ha reinventado una forma de colonialismo que exhibe el nombre de Destino Manifiesto o excepcionalismo estadounidense.

Hoy no hay más que ver lo que ocurre en Gaza. ¿Cómo se puede tomar en serio esta noción del excepcionalismo estadounidense?

Una mujer y un niño caminan de la mano entre los edificios destruidos por ataques israelíes en Beit Lahia, una ciudad del norte de la Franja de Gaza, el 18 de febrero de 2025. (Foto: Abd Khaled/Anadolu vía Getty Images) 
Una mujer y un niño caminan de la mano entre los edificios destruidos por ataques israelíes en Beit Lahia, una ciudad del norte de la Franja de Gaza, el 18 de febrero de 2025.  (Foto: Abd Khaled/Anadolu vía Getty Images)

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La idea de levantar una "Riviera de Medio Oriente" sobre los escombros de Gaza forma parte de la "cultura de la crueldad", según Henry A. Giroux.

Es de sobra conocido que el lema de Trump es "Volver a EE.UU. grande de nuevo" (Make America Great Again, MAGA). ¿Qué cree que significa la grandeza en este contexto?

Creo que significa "volver EE.UU. blanco de nuevo", además de eliminar todos aquellos derechos que desde la década de 1950 se fueron consiguiendo para las mujeres, el colectivo LGBTQ, etcétera, y revertirlos.

Sin embargo, aunque el voto blanco fue su voto más fuerte, Trump obtuvo un avance histórico en lo que respecta al apoyo latino en las urnas, sobre todo entre los hombres hispanos.

Se debe a varios factores.

Por una parte, lo democrático como alternativa al fascismo dejó de ser atractivo para muchos. La democracia no significa nada cuando no tienes comida, una atención médica adecuada, un cuidado infantil adecuado. Y en ese estado de ansiedad absoluta, muchos inmigrantes votaron por Trump.

Y por otra parte, el lenguaje del miedo y la intolerancia ha tenido un éxito tal en la esfera mediática de Trump que creo que la gente básicamente terminó internalizándolo.

El problema no es que van a venir otros a quitarles el trabajo. El problema en EE.UU. es una enorme desigualdad y la concentración del poder en pocas manos, lo que desemboca en menos servicios públicos, la destrucción del estado de bienestar y la criminalización de los problemas sociales.

La noción de comunidad se vuelve vacía porque vives en una sociedad que te dice que el individualismo lo es todo, que todos los problemas son individuales.

Así que temes a la horda de invasores. Es el lenguaje del poder y la gente acaba comprando el discurso.

Pero también parece que hay una especie de retroalimentación en bucle. Cuanto más polarizado es el discurso, más amplia parece ser la base de quienes lo apoyan, y viceversa. ¿Es solo una percepción?

No, es así, absolutamente.

¿Y cómo se contrarresta la escalada?

Primero que nada, hay que nombrar el problema. No podemos simplemente decir que Trump y su administración son neofascistas.

Eso es cierto, pero de lo que realmente tenemos que hablar es de la forma en la que se ha subvertido la democracia y empezar a detallar en el lenguaje de la vida cotidiana en qué impacta esto: malas escuelas, inflación, precios más altos de los alimentos, intolerancia...

Necesitamos resucitar el lenguaje de la democracia en términos de valores que la gente pueda compartir y con los que pueda identificarse.

También necesitamos un movimiento de clase trabajadora multirracial y amplio. Los movimientos aislados no sirven. Y una demostración masiva de resistencia colectiva.

¿Cree que es algo que está tomando forma?

No veo que vaya a suceder en las próximas dos semanas, pero (la administración Trump) está trabajando a una velocidad tal para imponer un grado de fascismo en este país, que creo que los resultados van a ser abrumadores en los próximos seis meses y, ciertamente, en los próximos dos años.

Esto generará una enorme cantidad de resentimiento y la gente va a despertar. Y el grupo que más va a despertar es el de los jóvenes, jóvenes que se sienten alejados de la política de Trump y que se dan cuenta que están siendo excluidos del guion de la democracia.

Todo es venganza. Es la política de la venganza, el odio, la crueldad y el racismo.

«Basta de limpieza étnica»

Fuentes: democracynow.org/es

Discursos de los directores palestino e israelí de la película “No Other Land”, ganadora del Premio Óscar a mejor documental. Watch/Listen/Read in English La película palestino-israelí “No Other Land” ganó el Premio Óscar al mejor documental en la ceremonia celebrada el domingo 2 de marzo. La película sigue a la comunidad palestina Masafer Yatta, ubicada en el territorio ocupado de Cisjordania, en su lucha por permanecer en sus tierras frente a las demoliciones de viviendas que lleva a cabo el ejército israelí y los violentos ataques de colonos judíos que buscan expulsarla. El equipo que realizó la película está conformado por cineastas palestinos e israelíes, entre ellos el periodista palestino Basel Adra, habitante de Masafer Yatta, y el periodista israelí Yuval Abraham quienes, además, protagonizan el documental. Para ver el informe completo en inglés, haga clic aquí. Transcripción AMY GOODMAN: El domingo se celebraron los premios Óscar. En la categoría de mejor documental se hizo historia. SAMUEL L. JACKSON: “Y el Óscar es para ‘No Other Land’”. AMY GOODMAN: La película palestino-israelí “No Other Land” (en español, Ninguna otra tierra) ganó en la categoría de mejor documental. La película aborda la lucha de los palestinos en la comunidad de Masafer Yatta, en la Cisjordania ocupada, para permanecer en su tierra a pesar de los violentos ataques de colonos judíos que buscan expulsarlos. El documental fue realizado por un equipo de cineastas palestino-israelíes, entre ellos el periodista palestino Basel Adra, que vive en Masafer Yatta, y el periodista israelí Yuval Abraham. Ambos hablaron en la ceremonia. Estas fueron las palabras expresadas por Basel Adra, quien se convirtió en el primer cineasta palestino en ganar un Óscar. BASEL ADRA: “Muchas gracias a la Academia por el premio. Es un gran honor para nosotros cuatro y para todos los que nos apoyaron en la realización de este documental. Hace unos dos meses, me convertí en padre. Y espero que mi hija no tenga que vivir la misma vida que yo estoy viviendo ahora, siempre con miedo, siempre temiendo los actos de violencia de los colonos, las demoliciones de viviendas y los desplazamientos forzados que mi comunidad, Masafer Yatta, enfrenta todos los días bajo la ocupación israelí. ‘No Other Land’ refleja la dura realidad que hemos padecido durante décadas y a la que aún nos resistimos mientras pedimos al mundo que adopte medidas serias para detener la injusticia y detener la limpieza étnica del pueblo palestino”. Por su parte, Yubal Abraham, expresó: YUVAL ABRAHAM: “Hicimos esta película, palestinos e israelíes, porque juntos nuestras voces son más fuertes. Nos vemos unos a otros. Vemos que la atroz destrucción de Gaza y su pueblo debe terminar, y que los rehenes israelíes brutalmente capturados en los ataques del 7 de octubre \[de 2023] deben ser liberados. Cuando miro a Basel, veo a mi hermano. Pero no somos iguales. Yo vivo bajo un régimen en el que yo soy libre bajo la ley civil y Basel está bajo leyes militares que destruyen su vida y que él no puede controlar. Hay un camino diferente: una solución política, sin supremacía étnica, con derechos nacionales para ambos pueblos. Y tengo que decirlo aquí: la política exterior de este país está ayudando a bloquear ese camino. ¿No ven que estamos interconectados? ¿Que mi pueblo puede estar realmente seguro si el pueblo de Basel es realmente libre y está seguro? Hay otro camino. No es demasiado tarde para la vida, para quienes están vivos. No hay otro camino. Muchas gracias”. AMY GOODMAN: Esas fueron las palabras expresadas por Yuval Abraham y Basel Adra, codirectores de “No Other Land”, la película que acaba de ganar el Óscar al Mejor Documental. Visite democracynow.org/es para ver nuestras entrevistas con Yuval Abraham y Basel Adra. Traducido y editado por Igor Moreno Unanua e Iván Hincapié. Fuente: https://www.democracynow.org/es/2025/2/18/basel_adra

viernes, 14 de marzo de 2025

Niños con altas capacidades y el error de asociarlas solo con un alto rendimiento

Niños con altas capacidades
La alta capacidad es un potenciador tanto de lo bueno como de lo malo.

La psicopedagoga Maider Belda, su hermano, el psicólogo e ingeniero Mario Belda, y la abogada Beatriz Belinchón publican ‘Hijos con altas capacidades. Educarlos Felices’, un manual que otorga a los padres claves para identificar y acompañar a estos menores.

“Mi hijo es muy listo”. “El mío tiene dudas que no son propias de su edad”. “Mi peque es muy irascible, muy intenso, siente mucho”. Todas estas afirmaciones, que pueden parecer inconexas, definen un mismo diagnóstico: las altas capacidades. “Las altas capacidades no se refieren solo a lo intelectual, es una forma distinta de comprender el mundo, de sentir, de relacionarse, de aprender. Es mucho más”, explica la psicopedagoga y madre de un pequeño con alta capacidad, Maider Belda (Donosti, 47 años). Junto a su hermano, el psicólogo e ingeniero Mario Belda (Donosti, 52 años), y Beatriz Belinchón (Madrid, 43 años), madre de una niña con alta capacidad y abogada experta en derecho internacional, han escrito el libro Hijos con altas capacidades. Educarlos Felices (RBA, 2025), un manual que otorga a los padres y educadores claves para identificar y acompañar a estos menores, algo que desgranan en una conversación con EL PAÍS.

“Algunas personas piensan que su hijo no tiene alta capacidad porque no saca buenas notas o le cuesta un montón entender las matemáticas, pero puede que sí que lo sea. A lo mejor, lo que pasa, es que posee otras habilidades estupendas como que le gusta estar en el parque clasificando y observando patrones de conducta o se le da muy bien describir o darse cuenta de las emociones de los demás. Y hay que entender que esto también es alta capacidad”, detalla la psicopedagoga. “El primer error es asociar la alta capacidad con alto rendimiento”, sintetiza su hermano. “Es cierto que estos menores pueden tener un rendimiento superior a la media, pero no tiene por qué ser así siempre”, incide el psicólogo. “La alta capacidad es un potenciador, un potenciador de todo, tanto de lo bueno como de lo malo. También lo es del sufrimiento, del aburrimiento. Y es que todo es más intenso”, resume el también fundador de la Fundación Jasón: expertos en Altas Capacidades (AA CC), que ayuda a estos menores y sus familias en Donosti y en Madrid. “Incluso puede ocurrir que ese alto rendimiento suponga una obsesión y que bajar del 10 le pueda suponer al chico una intensidad emocional que al resto del mundo le parece absurda, pero para él un 9,5 en Matemáticas es algo horrible”, ejemplifica el experto.

“Si no existe ninguna dificultad evidente, pero los padres tienen alguna sospecha de que su hijo tiene alta capacidad, lo mejor es acudir a un psicólogo o pedagogo para hacer una evaluación a partir de los seis años. Es una edad en la que el pequeño empieza a entender y se deja acompañar”, explica el psicólogo. “Si el diagnóstico es positivo, lo primero que han de hacer los progenitores es informarse y formarse, incluso antes de contárselo al pequeño”, añade Belinchón, creadora del blog Hijos con altas capacidades. “Por ejemplo, en nuestra fundación, la formación va dirigida a aprender las características de la alta capacidad”, cuenta Mario Belda, que añade que allí los padres tienen la oportunidad de contactar con otras familias que estén pasando por un proceso parecido. Para el psicólogo, el objetivo es que los progenitores aprendan, lean, asimilen toda la información, reconozcan lo que ocurre y así sean capaces de acompañar a su hijo de la mejor manera.

“Los padres también tienen que saber que son espejos de sus hijos”, incide Maider Belda. “Por ejemplo, si me agobia que mi hija sea intensa, antes de llevarle a terapia para trabajar su intensidad, debo aprender yo a ver qué pasa con mi intensidad. En resumen, para poder ayudar a los pequeños los progenitores tienen que hacer un trabajo personal complejo”, reitera. “Si he hecho este trabajo y además tengo un entorno en el que me siento acompañada como adulta, como madre, tengo información y voy sabiendo de qué va el tema de las altas capacidades, entonces este es el momento ideal para comunicarle a mi hijo su diagnóstico. Y si no puedo sola, lo mejor que puedo hacer es buscar ayuda”, sostiene Belinchón.

“Hay que tener en cuenta que no es lo mismo explicárselo a un menor de seis añitos que explicárselo a un adolescente”, matiza la abogada, “a lo mejor, un joven necesita saber por qué le está pasando en vez de saber qué le está pasando, porque seguramente él ya lo sabe, él lo percibía, por lo que suele ser más sencillo comunicárselo a un chaval que a un niño pequeño”. “Aunque es cierto que a los más pequeños les cuesta más entenderlo, también es verdad que los padres tienen mucho más camino para trabajarlo con ellos, más tiempo para acompañarlos y para educarlos feliz”, agrega Mario Belda. “Lo más importante es que, tenga la edad que tenga, el menor se sienta validado, sienta que se validan sus emociones, y se le transmita que la alta capacidad es algo maravilloso, que conlleva una responsabilidad, al igual que dificultades, pero que es algo bueno. Y por lo menos para mí, dentro de las excepcionalidades, la alta capacidad es la joya de la corona”, prosigue. Para el psicólogo es esencial que el niño entienda que en cuanto sepa manejar la intensidad que tiene dentro se va a comer el mundo: “Pero el mensaje debe ser honesto, hay creérselo”.

¿Qué consejo les darían a los padres que acaban de saber que tienen un hijo con alta capacidad? “Yo les daría la enhorabuena. Porque tienen un hijo con la capacidad de hacer muchas cosas”, se sincera Mario Belda. “Ahora infórmate, fórmate, aprende, acompaña, pero sobre todo: les daría la enhorabuena. ¿Qué le dirías tú a alguien que le toca en la lotería 17 millones de euros? Yo le diría: ‘Enhorabuena, pero asesórate. No te lo gastes todo, cuidado”, ejemplifica el psicólogo. “Yo les diría que haber descubierto que su hijo tiene alta capacidad les ha puesto en un camino nuevo para ellos, van a conocer otro estilo de crianza y otra forma de educar y que seguro esto les va a hacer una mejor familia”, argumenta con conocimiento de causa Belinchón. “Lo de la enhorabuena me ha encantado”, comparte Maider Belda, “pero los progenitores no pueden olvidar que es un niño, que su hijo sigue siendo un niño, y que por muchas cosas que sepa o por muy complejo que parezca su pensamiento, es un menor que sigue teniendo la necesidad de sentirse seguro, protegido, arropado y amado. Y, sobre todo, tiene derecho a probar cosas, a pelearse, a caerse, a equivocarse”.

Las altas capacidades en el colegio
“En los colegios e institutos es necesario que los profesores y la comunidad educativa entiendan que no ver la dificultad no quiere decir que un alumno con alta capacidad no necesite una adaptación o un acompañamiento adicional”, sostiene Mario Belda. Para el psicólogo, esto se debe a que todo el sistema escolar está preparado para el centro de la campana de Gauss: “Existe una conciencia bastante clara en la sociedad de que la parte de la izquierda de la campana de Gauss necesita apoyo para realizar los estudios y para, digamos, llevar con éxito el camino académico”. De la parte de la derecha, continúa, “de los que superan la media, todavía hay mucha creencia en muchos centros escolares de que si el chaval es listo, pues mejor para él, así lo tendrá más fácil. Y no es así”.

El experto explica que a veces se encuentra con alumnos con dificultades académicas que empiezan a aflorar en las últimas etapas de Primaria: “Hasta ese momento, nunca se han tenido que esforzar para ir a clase, y de repente sí, y se dan cuenta de que son muy inteligentes, pero no son adivinos. Y entonces te encuentras con un niño que es de alta capacidad en Primero de la ESO con cinco suspensos y un rechazo al colegio total”. “Es como pensar que si tu hijo tiene 20 millones de euros tiene la vida solucionada”, prosigue, “tener tanto dinero es una responsabilidad y hay que saber gestionarlo”. “Los educadores tienen un gran papel cuando esto sucede porque parece que sí que podemos ayudar a los menos listos, pero no a los más listos”, incide.

¿Hijos con alta capacidad, padres con alta capacidad?
“Hay algunos padres que no se percatan de que sus hijos tienen altas capacidades porque ellos también las tienen. Hay cierto componente genético”, explica Beatriz Belinchón, abogada y madre de una niña con alta capacidad. Esto provoca, según asegura, que se genere un sesgo por el que muchas veces a los progenitores les cuesta ver lo que está ocurriendo: “Por ejemplo, si es un menor que se expresa muy bien es muy posible que los adultos no piensen en altas capacidades porque para ellos expresarse bien es algo cotidiano, algo de casa”. “Si se dan cuenta, suele ser en cumples o quedadas infantiles con otros padres, cuando comparan a sus hijos con sus iguales, y aun así puede que tampoco se den cuenta, porque pasar de ser inteligente a alta capacidad no es tan fácil”, señala.

“A veces necesitamos un factor externo para darnos cuenta de que nuestro hijo tiene alta capacidad”, añade la psicopedagoga Maider Belda. "Pero no solo con respecto al niño, sino con respeto a los padres, que de repente se percatan de que sus vivencias con su hijo son muy diferentes a las de otros padres con sus pequeños, de que su posición como madre o padre también es diferente”. Belda explica que a veces estos progenitores no saben si comentar o no algunas cosas con otros adultos por miedo a que ellos tampoco encajen, “no es solo el chaval el que se encuentra fuera de lugar, sino que tú también te sientes igual”. La psicopedagoga pone un ejemplo: “La mayoría de los niños a los cinco-seis años están en la fase de lectoescritura —aprender a leer y a escribir—, y mi preocupación con mi hijo a esa edad era que él quería leer El Señor de los anillos. Yo me decía: 'Creo que no es un libro para leerlo con cinco años, ¿no? ¿Cómo voy a comentar esto en el grupo de padres? Lo pasé mal”.

jueves, 13 de marzo de 2025

Hay esperanza para Europa, pero no está en las armas

Los dirigentes europeos, con el eco de todos los grandes medios de comunicación y del poder financiero, se empeñan en decirnos que Europa debe multiplicar sus presupuestos para gastos militares como única forma de tener seguridad y autonomía y, además, que eso ha de hacerse reduciendo el Estado de Bienestar.

A mi juicio, están completamente equivocados por tres razones principales.

Europa también ha generado inseguridad para sí misma

En primer lugar, porque confunden, o engañan, cuando hablan sobre el origen de la inseguridad y la naturaleza de las amenazas. Los dirigentes europeos no hacen un balance autocrítico de lo que ha ocurrido en los últimos años. Se empeñan en culpar a Rusia de la situación actual, cuando la propia Unión Europea y Estados Unidos han contribuido a provocarla, incumpliendo sus compromisos de no expansión de la OTAN y generando una verdadera e innecesaria amenaza existencial para Rusia. Producirían risa, si no fuesen por lo dramático de la situación en la que estamos, las declaraciones de Macron advirtiendo de que Putin se propone invadir a toda Europa (cuando no han parado de decir que Rusia que su derrota militar ante Ucrania no sólo era posible, sino segura; incluso diciendo que había tenido que sustituir los carros de combate por burros).

No voy a negar que Europa se enfrenta a amenazas exteriores, pero no son todas las que nos ponen en peligro. La política insensata, belicista, antieuropea, seguidista frente a Estados Unidos, provocadora y pirómana que han seguido sus dirigentes también ha creado enemigos y se ha convertido en un riesgo para la propia Unión Europea.

Más gasto militar no asegura más defensa ni autonomía estratégica

En segundo lugar, los dirigentes europeos se equivocan porque es materialmente imposible que Europa pueda lograr seguridad y autonomía por la vía de aumentar sus presupuestos militares.

En un artículo que acabo de publicar señalo las razones que justifican mi opinión.

– Para disponer de un ejército capaz de enfrentarse hoy día a cualquier amenaza bélica hace falta disponer de una base industrial potente y un sistema de investigación, innovación y desarrollo avanzado e independiente. Europa no los tiene, en el grado necesario, porque las políticas neoliberales que ha aplicado en los últimos años han desmantelado su industria y la han dejado en situación de gran dependencia.

– Para tener garantías militares de disuasión y defensa suficientes frente a sus supuestos enemigos militares, Europa necesitaría un presupuesto militar mucho más elevado, no ya del que ahora tiene, sino del extraordinario que sus dirigentes afirman que van a disponer en un futuro inmediato. Sobre todo, cuando lo previsto es que este último lo pongan en marcha los diferentes países y no la Unión Europea en su conjunto.

– En cualquier caso, para garantizar su seguridad y disponer de autonomía estratégica, lo que necesita Europa no es más dinero para presupuesto militar. Si fuera un solo país, sería la segunda potencia militar mundial, tras Estados Unidos y con 3,5 veces más gasto militar per capita que China. Sin embargo, ese ya elevado presupuesto militar conjunto (aumentado en un 30% en los últimos tres años) más el de Estados Unidos (entre ambos, casi el 55% del total mundial en 2023, según SIPRI) no ha sido capaz de rebajar la inseguridad y el peligro. Por el contrario, los ha aumentado, según reconocen los propios dirigentes europeos cuando afirman que ahora estamos más en peligro que nunca.

Si de fuerza militar se tratara, lo que necesitaría Europa, en todo caso, serían sinergias, más cooperación, vertebración e integración cuando hicieran falta, inversiones coordinadas y complementarias… En suma, un Ejército europeo y no una suma de milicias.

– Para que un ejército sea efectivo como instrumento de defensa frente a un enemigo exterior es necesario que tenga una única bandera, que responda a intereses colectivos que lo respaldan y apoyan, que exista un fuerte lazo nacional y de pertenencia entre la ciudadanía y las instituciones que la lleve a sentirse protegida por un ejército al que considera suyo, al que apoya y está dispuesta a financiar con su esfuerzo y sacrificio. Europa no tiene nada de eso porque las políticas neoliberales que ha aplicado han producido desafecto, alejamiento y rechazo de la ciudadanía a sus instituciones, como demuestra el avance de las fuerzas de extrema derecha, nutridas, precisamente, de la inseguridad y descontento que eso genera.

– Es un auténtico despropósito y un insulto a la razón y a la inteligencia de la ciudadanía europea que sus dirigentes afirmen que Europa gozará de seguridad y autonomía defensiva aumentando su gasto militar mientras permiten que en nuestro suelo haya 38 bases militares de Estados Unidos con más de cien ojivas nucleares (en realidad, es muy posible que muchas más) que pueden destruir varias veces a todas las naciones europeas si se aprieta un botón en Washington.

O la Unión Europea apuesta por seguir arrendando su defensa a Estados Unidos y entonces se somete a sus dictados (como reclama con razón Donald Trump), o quiere ser de verdad autónoma militarmente y entonces no se permite que el presidente de Estados Unidos siga teniendo la llave del destino no ya militar, sino existencial de toda Europa.

No es verdad que el mayor gasto militar requiera desmantelar el Estado de Bienestar

Diferentes políticos, economistas, periodistas y líderes de opinión vienen diciendo en los últimos días que, para financiar el necesario rearme europeo, es preciso reducir el gasto social: «recortar el Estado de bienestar para construir un Estado de guerra», según decía un artículo reciente de Financial Times.

Esa afirmación es, sencillamente hablando, un engaño que desmienten la teoría económica, los hechos y la historia.

Desgraciadamente, la historia humana está plagada de escaladas armamentistas y guerras, hoy día muy bien documentadas, y, por tanto, es fácil conocer cómo se financiaron y cuál fue el resultado de las diferentes vías utilizadas para ello. Como también se saben perfectamente las desventajas económicas de todo tipo que tiene el gasto militar frente al civil.

En la historia contemporánea, casi siempre han sido financiadas con una combinación de fuentes: impuestos, deuda, ayuda exterior, sobreexplotación de recursos naturales, aportaciones del gran capital privado, o mediante comercio ilegal o mafioso. De entre ellas, sobresalen los impuestos y la deuda y por eso se puede decir que ningún rearme ni guerra tienen buenos resultados económicos (salvo, claro está, para los ganadores si se aprovechan de su victoria para saquear a los vencidos y compensar sus costes).

Por el contrario, reducir el gasto para financiar la defensa o la guerra, en detrimento de los impuestos o la deuda, es un despropósito económico, político y social.

No conviene económicamente porque a menor gasto (por supuesto, incluido el social) hay menos demanda productiva y eso debilita a la economía, cuya fortaleza es fundamental para soportar el gasto militar y el esfuerzo bélico, si la guerra llega a producirse. Es una rémora política porque la menor producción de bienes y servicios civiles merma el apoyo ciudadano y deslegitima a los gobiernos que deben llevar a cabo la escala armamentista. Y reducir el gasto social es también un pesadísimo lastre social en momentos de amenaza o conflictos bélicos porque crea pobreza, exclusión, descontento y rechazo al sacrificio y al patriotismo, cuando se comprueba que estos se hacen recaer desigualmente sobre la población.

Cuando se oye hablar de financiar a los ejércitos conviene informarse para no dejarse engañar. Y quizá no hay mejor vía para ello que conocer lo que hizo el presidente Roosevelt cuando tuvo que declarar el estado de guerra ante la amenaza nazi y el ataque japonés a Pearl Harbor en 1941: introdujo un impuesto general sobre la renta con un tipo que en 1944 fue del 91%, pidió préstamos masivos y multiplicó el gasto público por diez. En solo cuatro años gastó más dinero (en dólares de aquel momento) que desde que se fundó su país, 152 años atrás.

Naturalmente, un estado de guerra que obligó a multiplicar por cuarenta y dos el gasto militar produjo grandes sufrimientos a la población. Pero, al revés de lo que se proponen hacer los dirigentes europeos, los repartió equitativamente y no sólo no detuvo sino que siguió llevando a cabo políticas de bienestar: aumentó el salario mínimo y prohibió el trabajo infantil, comenzaron a pagarse cheques de jubilación y aumentó la cobertura de las ayudas por desempleo y a la pobreza, se multiplicó la construcción de viviendas públicas asequibles, se tomaron medidas contra la discriminación racial en el trabajo, se racionaron alimentos y combustibles para asegurar el suministro a toda la población, se impulsaron las ayudas para educación o vivienda a veteranos de guerra… En lugar de disminuir la fuerza del New Deal que puso en marcha frente a la Gran Depresión de 1929, lo continuó y fortaleció. Todo eso hizo posible que la pobreza bajara entre 15 y 20 puntos porcentuales de 1940 a 1944, justo en esos años dramáticos de guerra e ingente gasto militar.

No trato de hacer, ni mucho menos, una defensa de estos últimos como motores de las economías (el PIB de Estados Unidos se duplicó en ese periodo y el programa de gasto masivo de Roosevelt fue la base de su inmenso poder imperial en la posguerra). Simplemente, quiero señalar que afrontar una escalada de gasto militar como la que pretenden los dirigentes europeos, sin reforzar la equidad y dinamitando la cohesión social y el bienestar es una vía suicida que traerá la consolidación de la extrema derecha y mucha más inseguridad y quizá nuevas guerras en Europa.

La Unión Europea está haciendo el ridículo y paga los platos rotos

El discurso de las dirigentes europeos es mentiroso, catastrofista y amenazante. Busca generar miedo en la población, exagerando las amenazas y mintiendo, como he dicho, sobre su verdadera naturaleza, para que se acepten sin rechistar sus propuestas. Ya lo hicieron en la crisis originada a partir de 2007-2008. Amenazaban con el colapso total de las economías si no se aplicaban cuantiosos recortes del gasto social y resultó, como muchos advertimos, que fueron sus políticas de austeridad las que, en realidad, provocaron su derrumbe. Decían que no había dinero para bienestar, cuando lo hubo y dieron sin límite billones de euros a los bancos privados y a las grandes empresas. Ahora tratan de hacer lo mismo.

Europa no se puede dejar envolver por el discurso de sus dirigentes. Hay razones de sobra para mostrar que se han equivocado provocando a Rusia y luego creyendo que sería posible vencerla militarmente y mediante sanciones económicas. Una estrategia que ha hundido en la miseria y en el dolor a Ucrania y que ha tenido dos vencedores, el país invasor y Estados Unidos, en detrimento de Europa que es quien está pagando de verdad los platos rotos. Es normal que Trump y Putin se esté mofando de todos ellos en su propia cara.

Hay esperanza si se apuesta por la paz

No es verdad, como dicen los dirigentes europeos, que nuestra alternativa sea involucrarnos cada día más en la política de amenazas, dejarnos llevar por el cántico de los belicistas, aumentar el gasto militar y prepararnos para la guerra.

La Unión Europea puede ser, por el contrario, un bastión de sensatez y de luz en los tiempos de oscuridad en los que vivimos si asumiera otros principios fundamentales, quizá como los siguientes:

– La tregua y el fin de la guerra es el objetivo primordial cuando ya se ha desatado. La Unión Europea debe apoyar el camino que lleve a conseguirlos, vengan de donde vengan y lo antes posible.

– La paz sólo puede basarse en la ausencia de amenazas. Europa tendría que asumir sus errores pasados, entender que los acuerdos deben respetarse y que no se puede acosar a ningún país. La mejor contribución que la Unión Europea puede hacer ahora a la paz es reconocer que contribuyó a quebrarla, tal y como hoy día es sabido a través de multitud de testimonios de líderes políticos o diplomáticos.

– Hay que poner sobre la mesa nuevos acuerdos de desmilitarización permanente. Europa debería liderar la apuesta por suscribir los que impulsen la desmilitarización y pongan freno al incremento salvaje del gasto militar. Empezando por la necesaria reconsideración del papel de la OTAN que ha actuado como detonante y aceleradora de conflictos más que como instrumento de la paz.

– La paz a la que aspiremos no puede ser la de los cementerios ni podemos creer que será completa. La paz siempre es imperfecta y seguramente limitada, el resultado de acuerdos frágiles, difíciles y casi siempre en la cuerda floja. Por ello, lo mejor que hay que hacer para alcanzarla y asegurarla es sostener los principios que la rijan sobre una base de respeto mutuo, bienestar y progreso de los pueblos.

– La mejor forma de fortalecer a la Unión Europea y de garantizar su seguridad es lo que hasta ahora no viene sucediendo: la prioridad de sus instituciones debe ser proporcionar mejores niveles de vida a su ciudadanía y reforzar la democracia, liberándose de la influencia de los grupos de interés y de los poderes en la sombra que antidemocráticamente dictan sus decisiones. Hay que impulsar una revisión de los tratados europeos que impulsan las políticas que mantienen a «Europa encadenada», como ha escrito Sami Naïr en su último libro.

– La Unión Europea debe ser realista, pragmática e inteligente. Debería darse cuenta de lo que realmente está ocurriendo en el mundo: el ocaso del imperio estadounidense que sustituyó al británico. Por eso, el haberse dejado caer ciegamente en brazos de los Estados Unidos de Biden (y antes de otros presidentes, aunque ahora en medio de una guerra) ha sido un gravísimo error histórico. Donald Trump no es un loco, ni un pollo sin cabeza, como ingenuamente se quiere hacer creer. Lidera, con mucha más decisión, aunque de forma más desvergonzada, inhumana e ilegal, eso sí, la misma estrategia que Biden: lograr retrasar lo más posible ese colapso creando condiciones que favorezcan la reindustrialización de su economía, incentiven la vuelta de miles de empresas actualmente deslocalizadas y permitan que el dólar siga siendo la moneda de referencia mundial. Cuanto más desconcierto genere, mayor sea la incertidumbre y más debilite al resto de las economías, más fácilmente podría lograr su objetivo.

Por eso, la seguridad y autonomía que debe buscar la Unión Europea no es la militar, sino la económica y la política. Justo las que perderá si apuesta sólo por el rearme

Europa está a tiempo y tiene ante sí una oportunidad única. Salvo un milagro impensable a estas alturas, sus actuales dirigentes no van a saber aprovecharla, suponiendo que tuvieran voluntad de ello y no fueran meros empleados de la industria militar y financiera donde están los únicos beneficiarios de la estrategia de rearme que están defendiendo.

Europa necesita otros principios y también otra clase dirigente. No caerán del cielo, sino que vendrán de donde ha venido siempre el impulso que ha traído paz, democracia, libertad y progreso a las sociedades modernas, de la ciudadanía, de la gente corriente.

Sí, efectivamente; he dicho que vendrán porque tengo la completa seguridad de que, antes o después, la razón de la paz se impondrá sobre la brutalidad de la guerra. Y si logramos que eso sea un empeño generalizado y vibrante, también estoy seguro de que eso ocurriría más pronto que tarde.

miércoles, 12 de marzo de 2025

_- 5 años de la pandemia: 4 aspectos positivos que nos dejó el "mayor experimento psicológico de la historia"

Mujer recibe una vacuna contra el Covid-19


_- "El mayor experimento psicológico de la historia".


Era 2020 y la entonces profesora en psicología de la salud de la Universidad de Vrije en Bruselas, Elke Van Hoof, describía así al confinamiento derivado de la pandemia de covid-19.

En conversación con BBC Mundo, la especialista en estrés y trauma se refería a una medida sin precedentes que a esas alturas se extendía alrededor del mundo y que mantenía bajo algún tipo de cuarentena a 2.600 millones de personas a nivel global.

Cinco años han pasado desde aquel miércoles 11 de marzo en que la Organización Mundial de la Salud (OMS) declaró la pandemia de covid-19.

Desde entonces, según datos de la OMS, esta enfermedad desató más de 777 millones de contagios y provocó la muerte de más de 7 millones de personas, aunque los expertos de la organización estiman que los fallecimientos asociados a la pandemia ascienden a lo 15 millones.

En el mundo todavía se sienten los incontables y profundos impactos negativos de dicha pandemia.

Sin embargo, algunos analistas destacan que también surgieron aprendizajes positivos de aquel momento tan oscuro. En BBC Mundo destacamos cuatro.

1. El valor de la ciencia y los avances revolucionarios en las vacunas

Sólo 9 meses le tomó a los científicos dar con una vacuna efectiva para combatir el virus Sars-Cov-2. Y lo hicieron a través de un método que revolucionó el desarrollo de los inmunizadores a nivel mundial.

Si bien el uso del ARN mensajero sintético ya se venía estudiando como un mecanismo efectivo para el desarrollo de vacunas desde hacía años, fue la pandemia del covid-19 la que —en los hechos— terminó por acelerar su desarrollo.

Tanto las investigaciones de Pfizer (EE.UU.) junto con BioNtech (Alemania) como las de Moderna (EE.UU.) emplearon ese mecanismo para crear sus vacunas en tiempo récord, permitiendo que millones de personas recibieran dosis a nivel mundial.

El 8 de diciembre de 2020 Margaret Keenan, una mujer de 90 años de Reino Unido, se convirtió en la primera persona del mundo occidental en recibir una dosis aprobada de la vacuna fabricada por Pfizer y BioNTech. Los científicos Katalin Karikó y Drew Weissman, creadores de esa fórmula, recibieron el Nobel de Medicina en 2023.

La carrera por encontrar una vacuna que permitiera inmunizar a la población y evitar más muertes es uno de los mayores legados positivos de la pandemia, según la vocera de la OMS, Margaret Harris.

"Fuimos testigos de avances tecnológicos a una velocidad increíble, le dice a BBC Mundo la también experta en salud pública.

"La tecnología del ARN mensajero ya se conocía, pero ahora estamos viendo cómo se está utilizando para desarrollar otros avances, incluyendo vacunas contra el cáncer", agrega.

Incluso da un paso más allá de lo práctico y afirma: "Entendimos que la ciencia es fundamental".

Los científicos Katalin Karikó y Drew Weissman, recibieron el Nobel de Medicina en 2023 por sus aportes al desarrollo de vacunas durante la pandemia.

FuenLos científicos Katalin Karikó y Drew Weissman recibieron el Nobel de Medicina en 2023 por sus aportes al desarrollo de vacunas durante la pandemia.


Devi Sridhar, profesora de la Universidad de Edimburgo y autora del libro "Prevenible: cómo una pandemia cambió el mundo y cómo detener la próxima", apunta a que los aprendizajes de la pandemia han tenido un impacto en una mejor detección e identificación de nuevos brotes.

"Nuestra capacidad científica ha mejorado, nuestras plataformas son cada vez más avanzadas. Si la pregunta que teníamos al principio de la pandemia era si habrá una vacuna, la pregunta ahora es: ¿qué tan rápido podemos producir una?", sostiene.

La colaboración mancomunada de los países para el desarrollo de estas vacunas y la focalización de los recursos para ese proceso permitieron, según Sridhar, una de las cosas más positivas que nos dejó el covid-19.

Además, hay aprendizajes que nos permiten estar mejor preparados para la próxima pandemia, dice. Por ejemplo, los países que "parecen haberlo hecho mejor, fueron los que tenían poblaciones más saludables antes de la pandemia".

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El método de ARN mensajero sintético revolucionó la producción de inmunizadores tras la pandemia. 

En marzo de 2020 el microbiólogo de la Universidad de Navarra Ignacio López-Goñi fue uno de los primeros científicos en atreverse a señalar que podría haber aspectos positivos relacionados con la incipiente pandemia.

"La pandemia de gripe de 1918 causó más de 25 millones de muertos en menos de 25 semanas. ¿Podría volver a ocurrir algo similar hoy en día? Como vemos, muy probablemente no", afirmaba entonces.

A cinco años, el académico sigue mirando el vaso medio lleno, sobre todo, desde el aspecto científico.

"Hemos avanzado muchísimo... El covid-19 es el virus del que más se ha publicado jamás, el que más se ha estudiado de todos los patógenos infecciosos, más que la malaria, el sida o cualquier otro", dice.

2. Un "nuevo despertar" en la educación

Está bien documentado el impacto catastrófico que tuvo el cierre de escuelas por la pandemia a nivel mundial y, en particular, en América Latina.

El aumento en los niveles de deserción escolar y el retraso en los aprendizajes principalmente en los tramos primarios y secundarios es, según Mercedes Mateo, jefa de la División de Educación del Banco Interamericano de Desarrollo (BID), una de las cicatrices más profundas que ha dejado la pandemia.

Sin embargo, la especialista recalca que esa experiencia también supuso oportunidades excepcionales para el mundo educativo.

"Ha habido de verdad un impacto muy positivo para mover el debate de la educación hacia el siglo XXI, ha servido para repensar los sistemas educativos", dice en conversación con BBC Mundo.

Un avance evidente es que durante y luego de la pandemia, el paradigma de la presencialidad y del aula exclusivamente como un espacio físico y estático quedó atrás.

"Durante la pandemia se puso de manifiesto que el sector educativo era uno de los sectores que menos se había digitalizado", afirma Mateo.

Incluso dice que había cierta demonización y resistencia hacia la digitalización de procesos y prácticas, pero que el covid-19 forzó el camino hacia una educación más híbrida y flexible.

El cierre de escuelas fue una medida que supuso complejos desafíos para las comunidades educativas, en todos sus niveles. 

El cierre de escuelas fue una medida que supuso complejos desafíos para las comunidades educativas, en todos sus niveles.

Fuente de la imagen,Getty Images


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El cierre de escuelas supuso desafíos enormes, pero también sirvió para repensar los sistemas educativos. 

"El hecho de que se cerraran las aulas hizo que el nivel de prioridad en la agenda política que se le dio a la educación después de la pandemia fuera mayor. Se instaló esa idea de mantener el servicio educativo ante cualquier circunstancia", dice Mateo.

En cambio, Sridhar no está segura de que ante una nueva pandemia los gobiernos tomarán una decisión diferente respecto del cierre de escuelas.

"Está el conocimiento teórico del daño que produjo el cierre de escuelas, pero también está lo práctico: el cómo realmente logras que los padres envíen a sus hijos a la escuela sabiendo que se pueden enfermar", señala.

Por otra parte, Mateo también destaca que se generó mayor conciencia sobre el rol de la escuela en nuestras sociedades.

En su opinión, se demostró que este es mucho más que el lugar en el que niños, niñas y jóvenes van a aprender: es un espacio de contención emocional, social, psicológica y que, además, en muchos casos provee servicios tan cruciales como la alimentación.

3. Recuperación y cambio de paradigma en el trabajo

La destrucción de empleos fue una de las graves consecuencias del covid-19 y la región de América Latina y el Caribe fue de las más golpeadas.

La pandemia además aumentó las brechas en la participación de los jóvenes y las mujeres en el mercado laboral, siendo este uno de los mayores desafíos pendientes.

Pero, dentro de todo, los expertos destacan que si bien queda mucho por avanzar, los impactos de la pandemia en el mercado laboral tuvieron una recuperación relativamente rápida, considerando los niveles de crecimiento económico en los últimos 5 años.

La OIT registra que las tasas de ocupación y desempleo en la región lograron recuperar sus niveles pre pandemia en 2023, es decir, solo ocho trimestres después del inicio del periodo de recuperación, cuando los confinamientos y restricciones de movilidad permitieron a los trabajadores volver a sus trabajos o, a quienes los habían perdido, a reintegrarse.

Y si bien inicialmente la recuperación respondió altamente a la reactivación de trabajos informales, esa proporción ha ido a la baja en los últimos años.

Una mujer se conecta para trabajar desde su casa.

Una mujer se conecta para trabajar desde su casa.

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El teletrabajo llegó para quedarse en muchas industrias. 

Para Gerson Martínez, especialista en economía laboral de la Oficina Regional de la OIT para América Latina y el Caribe, hay varias lecciones positivas que dejó la pandemia en el ámbito del trabajo.

Una de ellas es que las políticas de protección del empleo e ingresos que se implementaron permitieron amortizar el golpe e influyeron positivamente en la recuperación acelerada que se vio particularmente en 2021 en la región, siguiendo la tendencia que se registró en el promedio global.

"Esto es una buena noticia porque nos dice que esas medidas, y esto es una lección aprendida importante para nuestra región, permitieron que esta recuperación se haya dado de forma casi plena", dice en conversación con BBC Mundo.

Para el organismo especializado, además, el mercado en la región ha logrado mantener cierta estabilidad. "Esperemos que esa resiliencia se mantenga, porque creemos que se da justamente porque, y esa también es una lección que dejó la pandemia, se reconoció la necesidad de tener instituciones laborales fuertes".

De todas formas, este 2025 la OIT advirtió en su último informe que esta recuperación ha ido perdiendo fuerza si se mira el panorama global, con amenazas como "las tensiones geopolíticas, el aumento de los costes del cambio climático y los problemas de deuda sin resolver".

Trabajadores caminan por la calle. 

Trabajadores caminan por la calle.

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En América Latina, la fuerza laboral se recuperó de manera acelerada durante los primeros meses tras el fin de los confinamientos.

Pero quizás el cambio más evidente de la pandemia fue el teletrabajo y trabajo híbrido en industrias que antes solo tenían contratos presenciales.

Si bien la evidencia hasta ahora ha señalado que el impacto positivo del teletrabajo en la productividad depende críticamente de la naturaleza de esa labor (y otros factores relativos a las condiciones del empleado) y actualmente empresas a lo largo del mundo están intentando volver a la presencialidad, la experiencia de la pandemia imprimió cambios.

Muchos países avanzaron en legislaciones sobre el teletrabajo para, por ejemplo, incluir mayor flexibilidad en algunas industrias.

Un cambio significativo en el mercado laboral también devino de las aplicaciones de envíos como Uber Eats y Rappi, entre otras, las que abrieron nuevos puestos de trabajo, pero que siguen siendo un desafío en términos de precarización y protección de la relación laboral.

La revolución tecnológica de la pandemia también implica, según Martínez, una "oportunidad de oro" para seguir utilizando esto en favor de la productividad de los mercados. Por ejemplo, con la Inteligencia Artificial que -según él- más que amenazar puestos puede optimizar procesos y la eficiencia de distintas industrias.

4. La importancia de cuidar la salud mental

La pandemia supuso un golpe para la salud mental de la humanidad. No solo entre aquellos que perdieron a sus familiares o para el personal médico que diariamente veía morir a centenares de personas a causa del virus.

El confinamiento, la incertidumbre, la soledad, el miedo y la angustia que se extendió alrededor del mundo hizo que la pandemia se viviera como un escenario traumático en sí mismo.

Organismos como la OMS y la Organización Panamericana de la Salud (OPS) han hecho detallados informes sobre el aumento en los trastornos depresivos o de ansiedad y la prevalencia de comportamientos e ideaciones suicidas con la pandemia.

Para la psicóloga y escritora Laura Rojas-Marcos, especialista en ansiedad, estrés y depresión, asegura que "la pandemia ha tenido un impacto, no solamente en nuestro día a día, sino también en nuestra memoria emocional y en nuestra manera de relacionarnos. Ha sido un punto de inflexión, no solamente de sufrimiento, sino también de aprendizaje".

"Hoy hay más conciencia sobre la importancia de cuidar la salud mental, de que no es algo que va separado del cuerpo, sino algo que va completamente unido", dice.

Y agrega: "Algunas personas, yo diría que bastantes personas, aprovecharon para hacer una revisión de vida y aprendieron a no dar por sentado a otras personas, a su entorno e incluso a su propia existencia".

Un parque en Nueva York tras el levantamiento de las cuarentenas

Un parque en Nueva York tras el levantamiento de las cuarentenas

Fuente de la imagen,Getty Images


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Al aire libre y con mascarillas, una normalidad que ya no es tan normal.

Un estudio encargado por el servicio mundial de la BBC a GlobeScan detectó en 2022 que el 36% de las personas encuestadas en 30 países alrededor del mundo dijeron que se sentían mejor que antes de la pandemia.

"Muchos declararon que pasar más tiempo con la familia y tener una mejor conexión con su comunidad y con la naturaleza tuvo un efecto positivo, y que tienen más claras sus prioridades generales en la vida", publicó la BBC en octubre de ese año.

Otra de las cosas positivas en términos de salud mental, como han destacado organismos como la OPS, "fue que estimuló la adopción de enfoques innovadores como la telesalud mental".

Eso supuso un cambio radical en cómo hoy los psicólogos ofrecen terapias de diversa índole.

Esa flexibilidad, de hecho, le ha permitido a Rojas-Marco ayudar a personas que de otra manera no tendrían acceso a terapia.

Se ha conectado, por ejemplo, con soldados ucranianos que necesitan apoyo en medio de la guerra con Rusia o con pacientes de zonas remotas, donde la oferta de espacios como estos es mínima.
De acuerdo a la experiencia de Rojas-Marcos y el intercambio que tiene con colegas de todo el mundo, se perciben mayores niveles de tolerancia a la frustración y capacidad de adaptabilidad.

La pandemia también nos habló de la resiliencia y la compasión humana, dos cuestiones que, según la experta, están en el corazón de nuestra naturaleza.

Los gestos de solidaridad fueron momentos luminosos en medio de esa tragedia etiquetada como "el mayor experimento psicológico de la historia".

Para Margaret Harris, la vocera de la OMS, en la pandemia "vimos lo mejor de la humanidad".

martes, 11 de marzo de 2025

_- Qué comer y beber para dormir bien ¿Jugo de cereza ácida? ¿Kiwi?

Una variedad de artículos, entre ellos un tomate, jugo de cereza y un antifaz para dormir, sobre un fondo oscuro.
_- Los expertos siguen explorando la manera en que ciertos alimentos y dietas podrían impactar nuestro descanso nocturno.

Si en tu infancia solías beber leche caliente antes de irte a la cama, o si el año pasado te llamó la atención el cóctel sin alcohol para chicas somnolientas que estuvo de moda en las redes sociales, entonces sabes lo irresistible que puede ser encontrar la comida o bebida perfecta para ayudarte a dormir.

Sin embargo, los expertos señalan que la investigación en este campo apenas comienza, y no existe ningún ingrediente o alimento mágico que garantice un sueño impecable.

Lo que sí está claro es que tanto lo que comes a lo largo del día como tu dieta en general desempeñan un papel importante en la manera en que duermes. Esto es lo que sabemos.

¿Qué podría ayudar?
Algunas investigaciones han hallado vínculos entre el consumo de determinados alimentos y bebidas y un mejor sueño, dijo Marie-Pierre St-Onge, profesora asociada de medicina nutricional de la Universidad de Columbia y coautora del nuevo libro Eat Better, Sleep Better.

En varios ensayos pequeños, por ejemplo, los investigadores descubrieron que los adultos que bebían dos vasos de jugo de cereza ácida al día —uno por la mañana y otro por la noche— dormían más y se despertaban menos durante la noche en comparación con los que tomaban placebos.

Los estudios también han hallado beneficios en el consumo de otros alimentos, como alrededor de 250 gramos de tomate corazón de buey crudos dos horas antes de acostarse, dos kiwis una hora antes de acostarse y un tercio de taza de nueces a lo largo del día.

Sin embargo, muchos de estos estudios fueron financiados por grupos de la industria, por lo que sus conclusiones podrían haber estado sesgadas. Además, tenían varias limitaciones. La mayoría se realizaron en pequeños grupos de personas con características específicas; por ejemplo, 15 atletas de élite, ocho adultos mayores con insomnio o 36 mujeres posmenopáusicas con obesidad. Por esto, es posible que los investigadores no encuentren los mismos resultados en grupos más grandes o diversos.

Algunos ensayos tampoco fueron controlados con placebos, por lo que no es posible saber si sus resultados fueron producidos por los alimentos o por las expectativas que tenían los participantes de que su sueño mejorara, explicó Michael Grandner, director del programa de investigación sobre el sueño y la salud de la Universidad de Arizona.

Dicho esto, en teoría tiene sentido que algunos alimentos puedan ayudar, dijo Grandner. Las cerezas ácidas, los tomates, el kiwi y las nueces contienen melatonina, una hormona que podría ayudar a indicar al cerebro que es hora de dormir, dijo. Otros alimentos ricos en melatonina —como el arroz, la avena, los arándanos, las semillas de girasol, las almendras, los pistachos y algunos hongos— también podrían ayudar, pero los investigadores no han estudiado si tienen efectos similares, dijo St-Onge.

El cerebro también utiliza triptófano, un aminoácido esencial que solo puedes obtener de los alimentos, para generar melatonina, dijo St-Onge. Es bien conocido que el triptófano abunda en el pavo, pero otras fuentes como el pollo, el pescado, el queso, las semillas de girasol, el tofu y los frijoles blancos proporcionan cantidades similares. St-Onge señaló que existen pocas investigaciones sobre si el consumo de alimentos ricos en triptófano podría mejorar el sueño, pero algunos estudios pequeños que han probado suplementos o cereales que contienen el aminoácido han sugerido que podría haber beneficios.

Sin embargo, St-Onge dijo que, en lugar de enfocarse en un solo alimento o nutriente como clave para dormir bien, quizá sea mejor pensar en la dieta como un todo. Cuando los investigadores analizan los hábitos alimenticios y de sueño de personas de todo el mundo, observan que quienes consumen regularmente más frutas y verduras, carbohidratos complejos como la fibra y grasas saludables (de fuentes como el salmón, el aceite de oliva y los frutos secos) tienden a dormir mejor que quienes consumen menos de esos alimentos y nutrientes.

También se han hallado vínculos entre la dieta mediterránea y un menor riesgo de padecer síntomas de insomnio, como problemas para conciliar el sueño o despertarse durante la noche, señaló Arman Arab, investigador del Hospital Brigham and Women’s de Boston, quien dirigió un reciente metaanálisis sobre el tema.

Las dietas que dan prioridad a la fruta, la verdura, los cereales integrales y otros alimentos vegetales son ricas en antioxidantes y otros compuestos que reducen la inflamación, que se ha relacionado con los trastornos del sueño, explicó Erica Jansen, epidemióloga nutricional de la Facultad de Salud Pública de la Universidad de Míchigan. También contienen folato, vitamina B6, zinc y magnesio, que el cuerpo necesita para producir melatonina a partir del triptófano, explicó St-Onge.

Sin embargo, los estudios que han hallado asociaciones entre determinadas dietas y un mejor sueño no pueden demostrar causa y efecto, dijo Arab. Solo pueden mostrar correlaciones.

Las personas que tienden a comer de forma más saludable, por ejemplo, también podrían hacer más ejercicio o comer más temprano o a horas más constantes, todo lo cual es mejor para el sueño, dijo Jansen.

¿Qué podría perjudicar?
Las investigaciones sugieren que quien tiende a comer de forma menos saludable —consumiendo muchos alimentos ultraprocesados, carbohidratos refinados o azúcares añadidos, por ejemplo— corre un mayor riesgo de padecer síntomas de insomnio, dijo St-Onge. Un pequeño estudio que publicó en 2016 encontró una asociación entre consumir más grasas saturadas y azúcares durante el día y una peor calidad del sueño.

Los científicos no entienden del todo a qué podría deberse, dijo; podría ser que estos alimentos provoquen una inflamación que altere el sueño, o que cuando la gente los consume, coma menos alimentos que ayudan a conciliar el sueño.

Y cuando la gente duerme poco, tiende a desear —y a comer— estas opciones menos saludables. Esto puede crear “un ciclo de sueño de mala calidad que conduce a una dieta de mala calidad, lo que creemos que repercute en un sueño de mala calidad”, dijo Jansen.

Cuando se acerca la hora de acostarse, es mejor evitar los alimentos picantes o ricos en grasas, pues podrían alterar el sueño al provocar acidez, dijo Grandner. Y los alimentos salados podrían hacer que uno beba más líquidos, lo que provocaría más visitas nocturnas al baño, dijo St-Onge.

También es buena idea vigilar el consumo de cafeína, apuntó St-Onge. La capacidad de procesar la cafeína tiende a disminuir con la edad, así que si tienes problemas para dormir, dijo, considera la posibilidad de consumir la mayor parte de tu cafeína temprano, por ejemplo antes de las 2:00 p. m.

lunes, 10 de marzo de 2025

Cómo desarrollar el pensamiento crítico de los niños a través de los cuentos. Dialogar sobre lo que no se ha entendido de la lectura o intentar cambiar el final de una historia clásica, sin imponer la interpretación del adulto, ayuda al menor a desarrollar un razonamiento esencial para entender su vida diaria y empatizar con los demás

Pensamientos niños
El pensamiento crítico invita a parar y cuestionarse si algo es lo que parece o podría ser de otra forma.

La lectura de un cuento tiene varios objetivos.  El principal es disfrutar con la historia, aunque también se ponen en marcha otros propósitos como que el menor se relaje, que aprenda a mantener la atención, que las palabras le ayuden a adquirir nuevo vocabulario o que logre más soltura a la hora de leer. Sin ser conscientes, también se activa el desarrollo del pensamiento crítico. Esta capacidad tan necesaria de reflexionar, analizar, incluso dudar de las afirmaciones o razonamientos de la vida cotidiana, se puede empezar a trabajar desde la infancia, y se refuerza a través del diálogo.

Para ejercitarlo desde la niñez a través de la lectura conviene mantener una conversación con el pequeño lector. “Lo que se denomina lectura dialógica”, explica Begoña Regueiro, profesora de Literatura Infantil y Didáctica de la Literatura en la Universidad Complutense de Madrid y directora del Grupo Educación Literaria y Literatura Infantil (ELLI). “Este es un ejercicio basado en hacer preguntas al lector sin imponer la interpretación del adulto, porque la literatura tiene varias capas y lo que entiende un padre o madre no tiene por qué ser lo mismo que entienden los niños”, explica. “Cada uno descubre lo que necesita descubrir en ese momento y el hacerlo solos es muy gratificante para los menores”, añade Regueiro.


“El razonamiento crítico es un proceso cerebral donde se unen la corteza prefrontal, que nos permite reflexionar, planificar y fijar la atención, y la amígdala que genera las emociones”, explica David Bueno, doctor en Biología en la Universidad de Barcelona. “Además, es una capacidad que el menor va adquiriendo desde el momento en que empieza a fijar la mirada en las ilustraciones de los cuentos”, prosigue, “y aunque en ese momento no sepan comunicarse con palabras, sí que capta el estado emocional de su interlocutor. Por eso, a medida que crezca y vayan adquiriendo vocabulario, empezará a pensar sobre lo que le contamos y tendrá elementos para reflexionar”.

Regueiro afirma que, aunque en los primeros años no haya un diálogo cuando se les lee un cuento, las canciones, las nanas o los juegos de manos, como los Cinco Lobitos, ya transmiten un mensaje que ayuda a niños y niñas a ir comprendiendo el mundo que les rodea y a las personas con las que conviven. En su libro El arte de ser humanos (Destino, 2025), Bueno explica también la importancia de hablar a los menores desde que son bebés y de la capacidad de desarrollar un pensamiento reflexivo y crítico a través de la literatura y el diálogo. “Incluso de adquirir la aptitud de entender al otro, es lo que la neurociencia llama Teoría de la mente, que consiste en la capacidad que tenemos de saber que lo que piensan otras personas es diferente de lo que pensamos nosotros”.
A través de preguntas sobre la historia, los menores ven que los cuentos se pueden reinventar.

A través de preguntas sobre la historia, los menores ven que los cuentos se pueden reinventar. José Luis Pelaez (Getty Images)

Por ejemplo, la filósofa Sara Terol Bertomeu explicaba en la Revista de Filología Española en 2016, en su artículo La competencia lecto-literaria para el desarrollo del pensamiento crítico. Ética y estética en la literatura infantil y juvenil, que leer cuentos a los niños les pone en contacto con diferentes vidas, personajes y situaciones y, de esta manera, el lector de literatura infantil y juvenil está aprendiendo a dialogar con el otro, a emocionarse con su relato. Terol añadía en el texto que esta interpretación, que ponerse en el lugar del otro, es esencial para el análisis del pensamiento crítico y fundamental para conseguir una independencia reflexiva.

Regueiro sostiene que esa capacidad de razonar también sirve para cambiar los finales de las historias: “Sobre todo de los cuentos clásicos”. La profesora relata que, en una sesión en un colegio, una niña le preguntó por qué el personaje de Ricitos de oro era rubia: “A través de preguntas como ¿por qué creéis que es así? o ¿cambiarías algo si el personaje fuera de otra manera?, los menores vieron que los cuentos se pueden reinventar y darles otro final para profundizar en otros temas”. Es por eso que la docente diferencia entre competencia lectora y competencia literaria: “La primera es instrumental, entender lo que pone el texto, pero la segunda requiere una comprensión e implica un pensamiento crítico”.

Ellen Duthie es escritora y codirige la editorial Wonder Ponder, especializada en practicar filosofía a través de la literatura infantil. Ella considera que el pensamiento crítico invita a parar y cuestionarse si algo es lo que parece o podría ser de otra forma. Y apunta que cuando un niño hace una pregunta, cuando empiezan con la fase del por qué, lo que están intentando es parar al adulto y decirle “¡párate conmigo!”. La escritora considera que es importante mantener un diálogo con ellos: “Pero no tanto preguntar genéricamente si les ha gustado el cuento porque es más fácil que la conversación se acabe enseguida, si no interrogar sobre lo que el menor no haya entendido o le haya parecido raro”. Para Duthie, este pequeño genera una conversación más rica y le da un punto de vista filosófico a la conversación que, para ella, es la raíz de unos buenos hábitos de pensamiento crítico. El aprender a reflexionar desde la infancia también facilita adquirir antes una mayor comprensión lectora. Eso sí, Duthie aconseja no obsesionarse.