lunes, 12 de mayo de 2014

El mundo real en las aulas

No es sólo la economía mundial la que está en crisis, sino la enseñanza de esa economía. Las ideas económicas esparcidas antes y durante la crisis, y los economistas que las concretaron y se las pusieron en bandeja a los políticos, ¿son responsables de la crisis porque por ignorancia no supieron incorporar los factores clave de lo que estaba ocurriendo? 44 asociaciones de estudiantes de Ciencias Económicas de 19 países del mundo acaban de hacer público un llamamiento a favor de una enseñanza pluralista de la economía en la universidad con el objetivo de proporcionar soluciones a los problemas de la sociedad.

Los estudiantes piensan que ha habido un empobrecimiento progresivo de los planes de estudio de la economía durante las dos últimas décadas, y que éstos no sirven para tratar de arreglar algunos de los retos del siglo XXI como la estabilidad financiera, la seguridad alimentaria, el cambio climático, etcétera. Según los firmantes del llamamiento, un plan de estudios completo debe promover una variedad de marcos teóricos, desde los enfoques neoclásicos habitualmente enseñados, hasta los enfoques frecuentemente excluidos tales como la escuela clásica, el poskeynesianismo, los institucionalistas, ecologistas, marxistas, … Nadie tomaría en serio una carrera de Psicología en la que sólo se oyera hablar de Freud, o una carrera de Ciencias Política en la que una y otra vez se analizase el socialismo de Estado.

Con este manifiesto, los estudiantes de Ciencias Económicas conectan con el que hace ya casi tres años se produjo en la Universidad de Harvard. Entonces, los alumnos de Introducción a la Economía, disciplina dada por Greg Mankiw (autor del conocidísimo —y vendidísimo— manual de Macroeconomía y expresidente del Consejo de Asesores Económicos de George W. Bush), abandonaron su clase e hicieron pública una carta dirigida a su profesor: “Hoy estamos abandonando su clase con el fin de expresar nuestro descontento por el sesgo inherente de este curso. Estamos profundamente preocupados por la forma en que este sesgo afecta a los estudiantes, a la universidad y a la sociedad en general (…) Un estudio académico legítimo de la economía debe incluir una discusión crítica de las ventajas e inconvenientes de los diferentes modelos económicos (…) No hay ninguna justificación para la presentación de las teorías económicas de Adam Smith como algo más fundamental o básico que, por ejemplo, la teoría keynesiana”.

Los elitistas harvardianos no se olvidaban de su propia universidad: “Los graduados de Harvard tenemos un papel importante en las instituciones financieras y en la conformación de las políticas públicas en todo el mundo. Si falla la Universidad de Harvard a la hora de equipar a sus estudiantes con una comprensión amplia y crítica de la economía, sus acciones serán susceptibles de perjudicar al sistema financiero mundial. Los últimos cinco años de crisis económica han sido prueba suficiente de ello”.  12 MAY 2014.
Más en El País.
La carta en Attac Madrid, España.

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