viernes, 23 de mayo de 2014

Jimmy’s hall. El ‘hasta luego’ de Ken Loach. El director británico deja abierta la puerta a más rodajes tras presentar en Cannes la que dijo sería su última película, ‘Jimmy’s hall’


Fue la primera pregunta, como no podía ser de otra manera. "Señor Loach, se rumorea que va a ser su última película: ¿es cierto?" “Lo dije en un momento de máxima presión, con mucho material todavía por rodar. Pero luego llegas hasta el final. Así que vamos a ver el Mundial de fútbol este verano y ya hablaremos en otoño”, fue la respuesta del cineasta británico. Es decir, otro supuesto adiós al cine que suena más bien a un hasta luego. Así que a la espera de la nueva última película de Ken Loach esta mañana se ha podido ver en Cannes la que presenta para optar a su segunda Palma de Oro tras El viento que agita la cebada: Jimmy’s hall.

Ha habido dos secuencias de latigazos en la sección oficial de este año. Una la proporcionan los integristas islámicos de Malí a una joven culpable de cantar en Timbuktu. La otra se ha podido ver hoy y corre a cargo de la iglesia católica, a otra mujer cuyo pecado es parecido: danzar. Por lo menos, la segunda barbaridad no es actual sino que se refiere a principios del siglo XX, donde está ambientado el nuevo filme de Loach.

El largo, inspirado en hechos reales, relata la historia de Jimmy Gralton, un activista irlandés que levantó un círculo de baile, canto e intercambio de ideas en su comunidad y se topó con la feroz oposición de la iglesia. “O Jesús o Jimmy”, suelta en un momento del filme el cura que se esmera en evitar que esos “comunistas” sigan adelante con su música y sus profanidades, aunque a la vez reconoce la pasión de su enemigo. “Los religiosos que se opusieron al Jimmy real eran muy dogmáticos, sostenían que iría al Infierno por escuchar el jazz, música diabólica. Queríamos un antagonista más sofisticado”, aseguró el director, acogido por una ovación en la sala de prensa.

“El filme es un tributo a todos los Jimmys que deben de estar en comunidades de todo el mundo que luchan por cambiar las cosas y corren serios peligros”; defendió Paul Laverty, guionista una vez más del cineasta británico. Y Loach recordó como la lucha de Gralton sigue siendo actual un siglo después, aunque sea en otros términos: “Hoy en día el enemigo serían las grandes compañías que determinan cada aspecto de nuestras vidas. Los poderosos buscan esconder sus secretos, como los que sacó a la luz Chelsea Manning a través de Wikileaks. Desafiar a un sistema tan organizado es desafiar a Dios. Pero encontrar espacio para la disidencia es la mayor cuestión de nuestros tiempos”.

Laverty contó que quedaron con la familia de Gralton para saber más del personaje y llegaron a encontrar un señor de 101 que vivió las experiencias relatadas en el filme y aún recuerda el día en el que el círculo de baile fue derribado. Y otra destrucción centró parte de la conversación: el adiós al celuloide, que Loach se resiste a dejar. “Cuando cortas las secuencias de esa manera consideras atentamente qué haces. Lo puedes tocar, sentir, es más humano”, relató el director. Y explicó cómo, al acabarse la cinta durante el rodaje, tuvieron que recurrir a la ayuda de estudios y cineastas por el mundo. Entre otros, respondió Pixar, que además les envió varios dibujos como regalo.

Al terminar la rueda de prensa, mientras Loach se quedaba firmando autógrafos, le gritaron: “No dejes el cine, no lo dejes”. Habrá que esperar al Mundial. Pero, tras hoy, ya parece menos probable.
Fuente: El País.

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