En plena crisis de todos los sistemas, con recortes salvajes en los servicios públicos, empleos de ínfima calidad y jóvenes sin futuro, los sindicatos han vuelto a celebrar el 1 de mayo
A menudo solo apreciamos las cosas cuando las perdemos. En plena crisis de todos los sistemas, con recortes salvajes en los servicios públicos, empleos de ínfima calidad y jóvenes sin futuro, los sindicatos han vuelto a celebrar el 1 de Mayo. Haciendo frente a una campaña de desprestigio a la que no se le ve el fin, asumiendo los errores que les han costado el favor de muchos ciudadanos y la parte que les toca de la desafección general hacia las instituciones, han vuelto a sacar sus banderas a la calle.
Su tenacidad es admirable, pero las viejas fórmulas que se repiten año tras año parecen cada vez más ineficaces, quizás porque nos hallamos en una situación que nunca hemos vivido antes. Las manifestaciones de fuerza, las huelgas, los boicots, surgieron como armas poderosas contra los abusos del capitalismo tradicional, basado en la propiedad de los medios de producción, pero ahora la economía productiva no es la más importante. Han sido los abusos de la economía especulativa los que nos han arruinado, y si los sindicatos no desarrollan instrumentos eficaces para moderar sus excesos, llegará un 1 de Mayo sin banderas en la calle.
No me gustaría verlo, ni asistir al momento en que la gente que ahora los denigra, empiece a echarlos de menos. Por eso, voy a atreverme a hacer una sugerencia. ¿Por qué no cambiar el sentido de la lucha y proponer otra clase de huelgas? En una sociedad como la nuestra, las de consumo, por ejemplo, podrían resultar más impactantes que las tradicionales. Para provocar un colapso reivindicativo en todo el país, ¿no sería más eficaz designar un día de la semana para no echar gasolina o no pagar con tarjetas de crédito? Nadie podría sostener una campaña como esta mejor que los sindicatos. Y a lo mejor me equivoco, pero a lo peor, la inmovilidad desembocará en una parálisis permanente. Ojalá que no.
Fuente: ALMUDENA GRANDES 5 MAY 2014 - El País.
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