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jueves, 5 de marzo de 2015

Philip Levine, bardo del corazón industrial de EE UU. La guerra civil y el movimiento anarquista españoles marcaron de forma decisiva la obra del poeta de Detroit

Philip Levine, uno de los poetas urbanos esenciales de su país, a quien su compatriota Edward Hirsch caracterizó como el Whitman irónico del corazón industrial de América, falleció en la localidad de Fresno, California, el pasado 14 de febrero a los 87 años, apenas un mes después de serle diagnosticado un cáncer de páncreas. Su lugar de trabajo, ubicado en el centro de un viejo caserón rodeado de alisos, naranjos y eucaliptos, estaba presidido por una fotografía de Robert Cappa en la que un grupo de anarquistas posan sonrientes delante de un puchero, durante la guerra civil española. En la entrada que le dedica el Diccionario biográfico de autores contemporáneos, tras señalar sus circunstancias familiares y profesionales, se apostilla escuetamente: Ocupación: “Poeta”; credo político: “Anarquista”; religión: “Anarquista”. El anarquismo era, efectivamente, el elemento que vertebraba y del que se nutrían sus dos obsesiones mayores: dar voz a los trabajadores de la industria automovilística de Detroit, junto a los cuales se forjó en la adolescencia, y la tragedia de la Guerra Civil, en la que varios conocidos de su familia tomaron parte activa.

En una conversación con la novelista Mona Simpson, Levine señaló que En torno al asesinato del teniente José del Castillo a manos del falangista Bravo Martínez, 12 de julio de 1936, uno de sus composiciones más emblemáticas, la muerte del oficial republicano condensa la esencia de la tragedia a punto de desencadenarse. “Lo escribí décadas después de la guerra, tras escuchar el alegato de un predicador negro mientras conducía por un Detroit devastado por los disturbios raciales. La voz del predicador me hizo sentir la universalidad del dolor anónimo de todos los conflictos”, manifestó Levine sobre su composición. A propósito de otro de sus poemas más conocidos, Coming Home Detroit 1968, en el que refiere de manera desgarrada la decrepitud física y moral de su ciudad, Levine señaló: “En Detroit, la ciudad más devastada de América, no hay el menor atisbo de grandeza heroica. Lo único que queda son hombres, animales, plantas y flores que insisten en afirmar su derecho a la existencia”.

Philip Levine nació en el Hospital Henry Ford de Detroit, en 1928. Sus padres, emigrantes judíos de origen ruso, vivieron la catástrofe de la Gran Depresión cuando el niño tenía un año. A los cinco perdió a su padre. Cuando tenía ocho, estalló la guerra civil española, cuyas vicisitudes siguieron angustiosamente los amigos de la familia, algunos de los cuales se alistaron en las Brigadas Internacionales. En sus memorias, el poeta cuenta que cuando iba a pie al colegio se imaginaba que llevaba un rifle y que la emprendía a tiros con los cadillacs, chevrolets y lincolns de lujo que había aparcados frente a las mansiones de los ricos. A los 14 empezó a trabajar en las plantas donde se fabricaban aquellos vehículos. Fue el primer miembro de su familia en acceder a la universidad, donde tuvo la fortuna de conocer a John Berryman, quien le ayudó a encontrar la voz que daría forma a sus experiencias en el cinturón industrial de Detroit. En No preguntes, libro de entrevistas publicado en 1981, afirmó: “A ningún poeta le importa lo que pasa en ese mundo, de modo que me impuse el reto de hacerlo yo. Cuando volví a ver a mis antiguos compañeros de trabajo y les expliqué que me dedicaba a escribir poesía, ninguno se rió de mí”. La pasión de Levine por España le llevó a pasar unos años en nuestro país en la década de los sesenta. Tradujo a Jaime Sabines y Gloria Fuertes. Visor publicó el año pasado La búsqueda de la sombra de Lorca, una antología a cargo de Andrés Catalán de sus poemas relacionados con España. Autor de más de 25 colecciones de versos, fue uno de los poetas más galardonados de su tiempo. Además de obtener el Pulitzer y el Premio Nacional del Libro (en dos ocasiones), entre 2011 y 2012 fue Poeta Laureado de su país. Al igual que Whitman, su maestro, Levine tenía el don de saber llegar a un amplio número de lectores con su poesía. Fuente: http://cultura.elpais.com/cultura/2015/02/24/actualidad/1424818216_823335.html

miércoles, 25 de febrero de 2015

Entrevista al historiador inglés Paul Preston. "Azaña no estuvo a la altura de las circunstancias"

Paul Preston se acerca a la Guerra Civil con la seguridad del especialista. Autor de Franco, La Guerra Civil española, Las tres Españas del 36 y El holocausto español, entre otras obras importantes, recorre los últimos meses de la contienda siguiendo los pasos, principalmente, de tres protagonistas: el coronel golpista Casado, el presidente Negrín y el socialista Besteiro. Esta es la entrevista realizada a través de correo electrónico.

-Tras leer el libro, queda la impresión de que usted ha querido hacer justicia a Negrín.
-Mi proyecto no empezó así aunque así terminara. Mi intención era explicarme a mí mismo los últimos meses de la guerra, sobre todo para explicar la tragedia final, que ya había descrito en El holocausto español aunque no me había parado a investigar las responsabilidades políticas en la zona republicana. De los tres protagonistas principales, trabajé sobre Besteiro en Las tres Españas del 36. Era consciente de sus contactos con la Quinta Columna y de su ceguera sobre las consecuencias de la victoria de Franco. Pero me chocó de nuevo su candidez e irresponsabilidad. A Casado, quizás influido por sus propios libros, le había dado el beneficio de la duda, creyendo que quería poner fin a las matanzas. En cambio, me enfrenté con un cínico, mentiroso, egoísta que actuó siempre en su propio interés y no hizo nada para evitar las consecuencias trágicas de la victoria de Franco. En comparación con estos dos, el comportamiento de Negrín era más realista que el de Besteiro y más honesto que el de Casado.

-¿Por qué costó tanto a los dirigentes políticos y a muchos militares entender el lema de Negrín "resistir es vencer"? ¿Fue el presidente del Gobierno lo suficientemente explícito para que entendieran que no pretendía ganar la guerra, sino conseguir una paz negociada, con garantías?
-Creo que muchos leían el lema a través de unos filtros emocionales. Estaban ya agotados con la guerra, al borde del derrotismo y muchos no se fiaban de los comunistas. Sin entrar a pensar a fondo lo que buscaba Negrín –o sea ganar tiempo para organizar las evacuaciones y buscar la manera de sacarle concesiones a Franco para los que no se podían exiliarse– daban por supuesto que él quiso una lucha numantina que no era el caso. En palabras de Dr Rafael Méndez, íntimo amigo de Negrín: 'Resistencia a ultranza y movilización de recursos internacionales, para conseguir una paz que previniera el exterminio de miles y miles de republicanos, constituyó el eje de la política de Negrín desde que consideró inalcanzable la victoria. El 31 de marzo de 1939, el mismo Negrín se dirigió a la Diputación Permanente del Congreso de los Diputados diciendo: 'Resistir, ¿para qué? ¿Para entrar triunfalmente en Burgos? Nunca hemos hablado ni pensado en ello. Señores, proclamar una política de resistencia implica el confesar que no se cuenta con medios para aplastar al enemigo, pero que causas superiores obligan a luchar hasta lo último, y para ello es necesario estimular y alentar el ánimo bélico de los combatientes. Negrín veía que, aunque la República no podía ganar tampoco estaba derrotada. Tenía un ejército enorme y más de la tercera parte del territorio español. Diez días después del golpe de Casado, los alemanes entraron en Praga y completaron la ocupación de Checoslovaquia. La situación internacional estaba cambiando y una amenaza de resistencia podría haberle preocupado profundamente a Franco. Sin embargo, dentro de España, muy pocos tenían la visión internacional que tenía Negrín.

-Alarma ver de qué forma la cúpula militar de la zona Centro había quedado infiltrada de espías.
-Esto lo explica muy bien el libro magistral de Ángel Bahamonde. Los oficiales de carrera que dominaban en la zona Centro habían mantenido lazos de amistad con sus antiguos compañeros. Algunos, desde el primer momento, ayudaron a la causa rebelde a base de sabotaje y filtración de información estratégica y otros, conforme se acercaba la derrota, querían intensificar esos lazos de amistad con la esperanza de salvarse.

-¿Por qué le costó tanto a Negrín confiar en algunos de los informes que le llegaban, sobre todo, de Cordón, sobre el espionaje en los altos mandos militares?
-Esta pregunta solamente la podría contestar el mismo Negrín. De todas formas, yo me atrevería a sugerir que le costaba pensar que alguien, supuestamente leal a la República, pudiera traicionarla, máxime cuando hacerlo suponía ignorar lo que supondría la victoria de Franco en términos de la represión consiguiente. Además, hay que recordar que era solamente hacia el final que Casado se arriesgó a tantear a gente próxima a Negrín, como Ignacio Hidalgo de Cisneros o Antonio Cordón. Es verdad que Negrín no tomó muy en serio esas actividades porque se fiaba de otros (también traidores y colaboradores de Casado) como los generales Matallana y Miaja.

-¿Cómo es que la República no actuó con dureza con algunos de esos mandos? ¿no cometían un delito de traición?
-Al principio, la República necesitaba oficiales con capacidad profesional, estratégica, táctica etc. Se hizo un proceso de investigación de la lealtad a través del Gabinete de Información y Control presidido por el Capitán Eleuterio Díaz-Tendero Merchán. Los que no fueron clasificados como ‘indiferentes’ o ‘fascistas’ y mostraron su disposición a luchar por la República fueron mantenidos en el Ejército y se fiaba de ellos. El cuerpo responsable de vigilarles, el SIM, se concentraba mucho más sobre los civiles de la quinta columna.

-Parece increíble que los servicios del SIM no detectaran la preparación del golpe de Casado. ¿Es porque estaba buena parte de la cúpula militar copada por la quinta columna y el SIPM?
-Por una parte, creo que Casado personalmente no era tan indiscreto. Mantenía en secreto sus relaciones con los servicios franquistas salvo con Besteiro y un grupo de sus más estrechos colaboradores militares. Sus aliados anarquistas no sabían nada de esas actividades. También hay que recordar que unos elementos importantes del Servicio de Información Militar estaban ya conspirando con Casado. Cuando Santiago Garcés Arroyo, el jefe supremo del SIM, ordenó el arresto de Casado, tropezó con el hecho de que el comandante del SIM del Ejército del Centro, Ángel Pedrero, se negó porque ya participaba en el contubernio de Casado.

-Tiene usted un capítulo, el 10, llamado El golpe, que, de ser su obra una novela, podríamos decir que es el clímax ¿Coincide? ¿Cómo se planteó su escritura? ¿No le parece a usted la base de un guión fantástico para una película histórica?
-Si yo fuera novelista, pensaría en estos términos. Sin embargo, soy historiador y mi cometido es contar lo que pasó de la manera más verídica posible a base de una investigación. Habiendo dicho esto, creo que el historiador no es solamente un investigador sino también alguien que cuenta historias basadas en la realidad. Por tanto, tiene el deber para con sus lectores de hacerlo de la manera más amena posible.

-El Partido Comunista, su teórica masiva presencia e influencia en el Ejército e incluso su supuesto control sobre el Gobierno y el propio Negrín, fue usado para justificar el golpe del 5 de marzo de 1939. Se sirvió de este argumento Casado, también lo hicieron los anarquistas, incluso lo hizo Besteiro. Era falso, pero ¿se tenía esa percepción en 1939? ¿Calaba este argumento? Parece que incluso hoy aún perdura en algunos historiadores.
-Claro que era falso. Si fuera la verdad, como siguen diciendo algunos historiadores de derechas, que la República era una marioneta de Moscú, Casado no habría tenido el éxito que tuvo. Negrín colaboraba con los comunistas porque defendían la República y porque eran el canal a través del cual llegaba la ayuda soviética. Esto no significaba que él fuera comunista o excesivamente influido por ellos. Había anarquistas y socialistas que creyeron ese mito porque, al abogar Negrín y los comunistas por la resistencia continuada, era una manera de canalizar su derrotismo y su cansancio de la guerra. También había el resentimiento por lo que habían hecho los comunistas al reprimir las ambiciones revolucionarias de los anarquistas.

-También cuesta entender la participación de Julián Besteiro.
-La motivación de Besteiro era una mezcla de soberbia e ingenuidad. Evidentemente, dada su reputación de hombre por encima de las rencillas políticas, a Casado le vino de perlas como legitimación de lo que estaba conjurando.

-Creo que usted hace una descripción muy acertada del proceder de Besteiro, al calificarlo de "ingenuidad culposa". ¿Por qué utiliza esta expresión?
-Porque había que ser ingenuo, o no haber leído ningún periódico en los dos años y medio anteriores, para no darse cuenta de lo que iba a ser la represión franquista. Y era ingenuidad culposa porque, a base de su creencia errónea de que no iba a haber una represión, obstaculizó las posibilidades de evacuación de miles de republicanos y así contribuyó a su suerte trágica.

-Al final, Besteiro decide quedarse en España. ¿Una decisión que, de alguna manera, le honra, aunque quizás no oculte su tremendo error?
-Efectivamente. Un sacrificio inútil que contribuyó a mantener su reputación pero que no sirvió para limitar la represión en lo más mínimo.

-Otro papel discutible es el de Azaña. ¿Cree que estuvo a la altura de las circunstancias?
-No. Hubo muchísimos elementos admirables en Azaña. Sin embargo, su cobardía al huir después de la caída de Catalunya dejó a la República sin jefe de Estado y dio una excusa a los gobiernos francés y británico para reconocer a Franco y dificultar la situación de Negrín.

-Al final, la Guerra Civil terminó un poco como empezó: con un golpe de Estado, en el que los sublevados se justifican por el peligro revolucionario comunista. ¿Se cierra un círculo que Franco explotó muy convenientemente y que le benefició incluso cuando gobernó, cuando finalizó la Segunda Guerra Mundial?
-Sí. En ninguna de las dos circunstancias hubo peligro revolucionario comunista alguno pero las circunstancias internacionales permitían a Franco aprovecharse de esa retórica falsa.

-El papel de Gran Bretaña ayudó poco a la República y el reconocimiento del gobierno de Burgos, cuando aún no había finalizado la guerra, perjudicó todavía más las pretensiones de Negrín de conseguir una paz negociada. ¿Por qué esa especie de desconfianza o animadversión hacia la República por parte de las autoridades británicas?
-El gobierno británico durante la Guerra Civil era muy conservador y ferozmente anticomunista. Se había tragado el bulo de la conspiración comunista lanzado por los golpistas en 1936. Además, las clases altas británicas tenían muchos lazos con las españolas, desde el duque de Alba (también duque de Berwick-on-Tweed y emparentado con la familia real británica) hasta los muchos españoles (sobre todo de Jerez) educados en los colegios privados ingleses más elitistas. El gobierno conservador simpatizaba con Hitler y Mussolini porque esperaba que ellos fuesen una fuerza anticomunista.

-También queda al final del libro una cosa clara, un rasgo de Franco que usted ha puesto en evidencia en otras de sus obras: su carácter tremendamente astuto y calculador y su decisión de acabar físicamente con el contrario. ¿Es así? ¿Por qué maltrató incluso a los militares que le ayudaron, como Matallana, Casado…?
-No hay duda de que Franco, a pesar de su mediocridad cultural, era muy astuto cuando de medir las debilidades de un enemigo se tratase. La gratitud nunca fue uno de sus rasgos y, a los que no se habían declarado plenamente a favor del alzamiento, por muy útiles que fuesen sus servicios a su causa, les trataba como enemigos. Había algunas excepciones –las explica muy bien el Dr. Bahamonde Magro– y una de ellas fue Casado. Si bien no tuvo los premios que él esperaba, en cambio Franco facilitó su evacuación a Gran Bretaña donde recibió un trato excepcional por sus servicios en acelerar la derrota republicana.
Blai Felip Palau. La Vanguardia
Fuente original: http://www.lavanguardia.com/cultura/20150222/54426429380/paul-preston-azana.html

viernes, 30 de enero de 2015

San Mateo y la política científica. La ciencia española parece estar actualmente gestionada por “escribas" que no valoran la originalidad, la viabilidad o el interés científico de los proyectos

En un artículo de Science de enero de 1968, Robert Merton acuñó el concepto de “efecto Mateo” y desde entonces esta expresión ha venido disfrutando de general aceptación en la sociología de la ciencia y en la política y la gestión científicas.

Se refiere, en síntesis, a las ventajas acumulativas que tienen los ricos, que se hacen cada vez más ricos, frente a los pobres que continúan empobreciéndose y en la gestión de la I+D sirve para explicar o justificar que quienes tienen más publicaciones y más financiación obtienen cada vez mayores subvenciones o ayudas, mientras que a los menos productivos y peor financiados les resulta crecientemente difícil seguir obteniendo aun la mínima financiación de subsistencia.

El evangelio de San Mateo lo cuenta en la parábola de los talentos, en la que el señor acaba quitándole a uno de sus sirvientes el único talento que le había dado y ordena dárselo al que ya tenía diez, porque “a todo el que tiene se le dará y le sobrará, pero al que no tiene aun lo que tiene se le quitará”.

Robert Merton conocía bien los evangelios , pero quizá no consideró necesario para sus estudios de sociología de la ciencia traer a colación otro pasaje, también de San Mateo, pero un poco anterior (capítulo 23.23), que dice así: “¡Ay de vosotros, escribas y fariseos hipócritas, que pagáis el diezmo de la menta, del anís y del comino y descuidáis lo más importante de la Ley: la justicia, la misericordia y la fe!”.

Los responsables del Ministerio de Economía y Competitividad de los que en España depende extrañamente la gestión de I+D (ya don Manuel Fraga decía que Spain is different) no parecen tener presente la parábola de los talentos y no aplican por lo tanto el efecto Mateo, sino el proceder de los escribas y fariseos que otorgan mucha más importancia a las minucias de la menta, el anís y el comino en detrimento de lo sustantivo y lo relevante.

Juzgue usted mismo si no un artículo de la actual convocatoria de ayudas a proyectos de investigación, de casi cincuenta páginas, que dice así: El currículum abreviado se presentará obligatoriamente en el modelo disponible en la página web del Ministerio de Economía y Competitividad y no podrá exceder de 4 páginas, escritas con letra Times New Roman o Arial en un tamaño mínimo de 11 puntos; márgenes laterales de 2,5 cm; márgenes superior e inferior de 1,5 cm; y espaciado mínimo sencillo.

Me reconocerá que el tipo de letra, que solo puede ser Times o Arial, el número de puntos, los márgenes y otras minucias tipográficas tienen poco que ver con la investigación científica, la I+D, la innovación o, incluso, la economía y la competitividad que dan nombre al ministerio de tutela, pero ni se le ocurra incumplir esas minucias tipográficas porque, de hacerlo, recibirá una comunicación, que no admite recurso ni discusión, y que dice así:

ANEXO. CAUSAS DE INADMISIÓN DE LA SOLICITUD DE REFERENCIA
El currículum abreviado del investigador principal no cumple los requisitos establecidos en el artículo 11.7.b) de la convocatoria, bien porque no se ha aportado en el formato disponible en la web en esta actuación, o bien porque no se han respetado el tipo de fuente, el tamaño de fuente, los márgenes, el espaciado o el número máximo de páginas.

Quizá no es adecuado llamar “fariseos” a los responsables de I+D del MINECO, porque el término resulta hoy ofensivo, pero me reconocerá usted que sí podemos decir que la ciencia española parece estar actualmente gestionada por “escribas”, unos escribas que valoran más el comino, el anís y el eneldo, o sea, el tipo de letra, los márgenes o el espaciado que la originalidad, la viabilidad o el interés científico de los proyectos.

Esos responsables desconocen, probablemente, que la tesis doctoral de John Forbes Nash, leída en 1950, tenía 28 páginas, había sido escrita en un papel de ínfima calidad y contenía algunas tachaduras y chapuceras correcciones manuscritas, lo que no le impidió ganar con ella un premio nobel en 1994; puede usted consultar el original de esa tesis en la Red, si siente curiosidad. La historia de la ciencia está llena de ejemplos similares, lo que debería hacer recapacitar a quienes gestionan actualmente esta política en España.

Tras más de un 30% de reducción en los fondos de I+D que se ha infligido en lo que llevamos de legislatura, solo nos faltaba que el ministerio de tutela exija ahora aquello que Forges bautizó en su día como “la póliza redonda”, un requisito burocrático tan arbitrario como inútil.
Javier López Facal es profesor de investigación del CSIC a.h.
Fuente: http://elpais.com/elpais/2015/01/26/ciencia/1422291497_772926.html

domingo, 11 de enero de 2015

La Historia contra la termodinámica. La tentación de explicar las cosas recurriendo a entes esenciales a los que se atribuyen intenciones, voluntad, aspiraciones e identidad colectiva tiene consecuencias desastrosas. Entre ellas, la pérdida del sentido común

Entre artistas, o al menos entre algunos artistas, no es raro escuchar la boutade de que el presente determina el pasado. Algunos, campanudos, apelan, con descuido y apresuramiento, a extravagantes interpretaciones de ciertos resultados de la mecánica cuántica, aunque lo más común es referirse a una particular genealogía de genios, siempre estupenda, que inexorablemente conduce a ellos mismos. Su obra iluminaría a los clásicos que, en una suerte de principio antrópico-estético, habrían venido al mundo para que ellos pudieran llegar a cuajar. Una vanidad adolescente que, en todo caso, nada tiene que ver con el extravío según el cual el presente modifica el pasado. Sin ir más lejos, cuando Borges, que medía con precisión de agrimensor el calibre de sus palabras, sostenía que “todo escritor elige a sus predecesores”, se limitaba a constatar que nuestra mirada nos lleva a seleccionar ciertas trazas del pasado. Nuestra mirada presente, la de hoy. El pasado queda intacto. Cosas de las leyes de la termodinámica, las más firmes entre las firmes. Las que nadie se puede saltar.

Tampoco los historiadores. Incluso cuando sostienen, como Josep Fontana en una entrevista reciente, que una manifestación de hace un par de años está en el origen de su reciente libro sobre una identidad colectiva, la catalana, que, según él, se remonta a varios siglos atrás. Una identidad que contrapone a la española. Así, a lo grande. La contraposición la juzga tan rotunda y de principio que, como si hiciera suya la versión más radical de la endeble tesis de Sapir-Wolf, se ha negado a traducir su libro al castellano porque “quería explicar cosas a gente que tiene la misma cultura, que ha tenido las mismas experiencias, que se ha encontrado con los mismos problemas y con la que tenemos una visión del mundo compartida, que es lo que acaba fabricando toda esta identidad”. Para aclarar el sentido de sus palabras precisa: “He escrito este libro pensando en lectores catalanes. Si he de hacer los mismos razonamientos a lectores castellanos, lo tendría que reescribir completamente. Y no sé si vale la pena el esfuerzo”.

No es una rareza la vocación nacionalista de los historiadores, calificados con frecuencia como nation-builders. Está bien documentada la versión turbulenta de ese vínculo, una común genealogía entre romanticismo, nacionalismo étnico-cultural e historicismo. Es seguramente la veta más honda del pensamiento reaccionario, en sentido literal, el que reacciona contra la Ilustración y, al servicio de esa operación, invoca la existencia de un particular espíritu de cada pueblo (Volksgeist), a medio camino entre la biología (la raza) y la cultura (la lengua), como fuente de legitimidad de las comunidades políticas contrapuesta a los principios universales y emancipadores de las revoluciones democráticas.

Aunque tales trazos espesos ya nadie, o casi nadie, los repite, es cierto que, con independencia de los fervores patrióticos de cada cual, hay algo de inevitable en el oficio y la perspectiva que allana el camino a la proliferación de sesgos nacionalistas. La simple idea de biografiar una comunidad conduce con naturalidad a presumir la existencia una entidad esencial que experimenta la historia, una entidad con un origen y un perímetro, unas fronteras. A esa entidad le pasan cosas, pero ella, por así decir, persiste. Le transcurren los acontecimientos, en lugar de ser ella misma un transcurso, o, por mejor decir, una trama de transcursos más o menos deshilachada.

Es la veta más honda del pensamiento reaccionario: el que reacciona contra la Ilustración

Ese peaje resulta casi inexorable: el acto de elegir el objeto de investigación propicia la disposición a convertirlo en (clase) natural. Viene a ser algo parecido a lo que sucede con quienes investigan asuntos como “el deporte”, “las emociones” o “la enfermedad”, que, si no andan con cautelas, acaban por dar por supuesto que hay una suerte de esencias inmutables compartidas lo bastante relevantes como para justificar teorías generales de deporte (desde la halterofilia al ajedrez), de la emoción (desde el miedo al amor) o la enfermedad (desde la tuberculosis hasta el cáncer).

En todo caso, cuando el investigador se toma en serio su quehacer y se compromete en la búsqueda la verdad, controla ese tributo, se previene frente a las tentaciones esencialistas y matiza el alcance de sus juicios. Desde luego la tarea no es sencilla. Y es que diversas peculiaridades metódicas de la disciplina contribuyen a que se multipliquen las posibilidades de dejarse vencer por las anteojeras y entregarse a unas esencias que facilitan mucho la tarea de levantar “explicaciones”, tan falaces como económicas.

Cualquier acontecimiento es el resultado de un conjunto innumerable de causas. Quien apela al frío para explicar la muerte de unos indigentes omite la pobreza (y mil circunstancias más: estado físico, ignorancia, la termodinámica, etcétera). Normalmente, al explicar destacamos, entre las causas concurrentes, la menos obvia, la que ignora nuestro interlocutor. Pero la mera existencia de la tal diversidad permite que, del saco de las causas, cada uno extraiga la que quiera.

El problema se ahonda cuando se trata de procesos o secuencias de acontecimientos. Entonces el surtido se dispara y cada cual encuentra lo que viene a buscar. No es raro ver cómo se expurgan cuatro informaciones parciales, que pueden ser correctas, para levantar edificios de ficción, sin ponderar si hay otras contrapuestas o su peso real, cualitativo o cuantitativo, porque no es lo mismo una hoja parroquial o un diario personal que una portada de The Economist o el preámbulo de una Constitución.

Caben más posibilidades para cultivar la arbitrariedad, entre ellas la más importante: la identificación del momento cumbre que fija la esencia de la sociedad provista de todas las virtudes que, retrospectivamente, se recrearán. Lo demás, anterior o posterior, sería simple aderezo. Lo hemos visto en este tiempo. La Cataluña de 1700, igualitaria, democrática, cívica, dialogante y pacífica, sería la genuina y, lo que venga después, sobre todo si se juzga mal, aparecerá como resultado de una contaminación “externa”, de España.

En ese relato, la Cataluña de 1700 es la genuina: igualitaria, democrática, dialogante y pacífica

La operación se complementa mediante un uso incontrolado de los contrafácticos: lo que no sucedió no se utiliza como la inevitable herramienta para explicar lo que sucedió, sino para conjeturar historias fantásticas que como consecuencia de la contaminación, no llegaron a puerto y que, de no haberse frustrado, habrían conducido al mejor mundo posible. Una secuencia de (falaces) cadenas de plausibilidad (esto habría llevado a lo otro, lo otro a lo de más allá, etcétera) refuerzan un delirio que aumenta con el número de eslabones intermedios entre el recreado pasado glorioso y el fascinante mundo posible que pudo haber sido y no es y que ahora sirve para cultivar un inacabable reproche retrospectivo: ¡con lo que nosotros podríamos haber sido! Está de más decir que, en esta operación, resulta muy conveniente disponer de un arsenal de palabras que hoy designan realidades diferentes de —si no opuestas a— las que designaron en otro tiempo: constituciones, libertades, parlamentos.

En ese relato el marco conceptual no es un entramado de clases, relaciones económicas o luchas de poder, sino un conflicto entre entes esenciales (España y Cataluña) a los que se atribuyen intenciones, aspiraciones, voluntad y, sobre todo, identidad colectiva. El guión se repite en estos días cuando se utilizan fórmulas como “España odia a Cataluña” o —la mejor intencionada, pero no menos imbécil— “España ha de resultar atractiva para Cataluña”.

En disciplinas con protocolos imprecisos la falta de cautela autocrítica, como de otras virtudes epistémicas, tiene desastrosas consecuencias, incluso entre los mejores. Entre ellas, la pérdida del sentido común. La tesis de la identidad de los pueblos quiere decir, operacionalizada, que yo tengo más que ver con un tipo vestido de sayo de velarte o calzas de velludo, incapaz de entender cosas como el derecho al voto de la mujer, la luz eléctrica, el alcantarillado, el transporte público y hasta la idea misma de identidad cultural, que con otro con el que discuto en Facebook, comparto el miedo al ébola, el cambio climático o el IS y, juntos, hemos visto cambiar hasta tal punto nuestro país que ni siquiera nuestros abuelos entenderían lo que acabo de contar.

Félix Ovejero es profesor de la Universidad de Barcelona. Su último libro publicado es El compromiso del creador (Galaxia Gutenberg / Círculo de Lectores).
http://elpais.com/elpais/2014/12/17/opinion/1418825824_130081.html

lunes, 5 de enero de 2015

Paul Preston: “En España se ve al que discrepa como a un enemigo”

Ha escrito miles de páginas sobre la Guerra Civil, la II República y las vidas de personajes tan influyentes como el rey Juan Carlos y Santiago Carrillo.
Como hispanista, cuando trabaja deja de lado sus ideas (se define como socialista de izquierdas) para guiarse por su olfato.

Paul Preston (Liverpool, Reino Unido, 1946) ha investigado tanto y acumula tal cantidad de documentos en su domicilio londinense –solo el garaje rebosa de cartas y documentos sobre la vida del Partido Comunista de España y Francisco Franco– que, a veces, para redactar un nuevo título le basta con poner el foco en el tema. En 2011 se jubiló como profesor de la London School of Economics and Political Science porque la legislación vigente así lo requería. Sin embargo, lo volvieron a contratar para que siguiera como director del Centro Cañada Blanch para el Estudio de la España Contemporánea. Además dirige tesis, proyectos de investigación y el programa de publicaciones del centro. Con todo, saca tiempo para realizar nuevas investigaciones. La prestigiosa universidad cuenta con una biblioteca cercana a los 7.000 títulos históricos. Hace unos meses descubrió que apenas había dedicado unas pocas páginas al caos que se vivió en los días previos a la rendición de las tropas republicanas y decidió meterse con la última batalla. Ahora acaba de llegar a las librerías El final de la guerra (Debate), una crónica desgarradora en torno al odio y las traiciones de los políticos que dirigían el destino de la República.

Preston llega puntual a la cita en la Facultad, ataviado con un traje negro, en el que brilla la Cruz de Isabel la Católica prendida en el ojal de la americana, y unas deportivas oscuras. Paul Preston, una combinación de caballero inglés con un toque cheli, habla un español de Chamberí con palabrotas que ajusta con rigor a las frases; coleccionista compulsivo de libros y discos, prefiere las coplas de Angelillo que las bulerías de Camarón, y como lector relee a Dickens y Galdós. Su nuevo libro defiende que “el golpe del coronel Casado contra Juan Negrín, en marzo de 1939, con las tropas franquistas sitiando Madrid, provocó una catástrofe humanitaria”.

El final de la guerra provoca escalofríos. La imagen de socialistas y anarquistas deteniendo a comunistas con las tropas franquistas a las puertas de Madrid deja claro el caos que se vivió. Desgraciadamente así suelen ser los momentos finales de los derrotados de las guerras civiles. En el caso español, la República había sido abandonada por franceses e ingleses, en medio de unas condiciones espantosas de malnutrición y un sentimiento enorme de derrotismo. Pero lo que envenenó todo fue el odio general hacia los comunistas, aunque el libro refleja muchos odios diferentes y cómo se engañaban unos a otros.

Julián Besteiro creía que si la República hubiera ganado la guerra, se habría convertido en una dictadura comunista. Esa es otra de las chuminadas de Besteiro. Soy reacio a esas especulaciones del tipo “qué hubiera pasado si…”, pero, bueno, vamos a jugar. La única manera de que la República hubiera ganado la guerra habría sido si británicos y franceses le hubieran dado en 1936 sus derechos internacionales y hubieran impedido la ayuda alemana, en tal caso no habría sido necesaria la ayuda de la Unión Soviética.

Bueno, al menos Besteiro aguantó en Madrid con la gente hasta la entrada de los nacionales. Hay muchos que salvan su reputación con su muerte. Eso mismo se puede decir de Lluís Companys, al que su martirio le corona con una aureola de heroísmo y victimismo. Besteiro decía que no le iba a pasar nada, creía que el franquismo sería mejor que la dictadura de Primo de Rivera. Su muerte fue trágica, y sus errores, monumentales, y murió por ello.

¿Cree que la resistencia, como proponía Negrín, era posible tras la caída de Barcelona, sin apenas aviones, con la flota fuera de España y con más de cuatrocientas personas muriendo de hambre cada semana en un Madrid sitiado? Uffff, evidentemente la pregunta es muy acertada, pero ¿lo que hizo Casado estuvo mejor? Sin haber preparado nada para la evacuación de los civiles, habría sido más acertado resistir, pero vayamos a los hechos: Negrín basaba su estrategia en la confianza de que los problemas internacionales degeneraran en una guerra mundial y que Italia y Alemania lucharan contra Francia e Inglaterra. Cuando hablaba de resistencia numantina, lo que intentaba era ganar tiempo para organizar la salida de exiliados. Franco había ganado, pero aún quedaba mucho por hacer.

Franco sabía que había ganado la guerra y su idea era que el que gana no negocia. Yo cuento la historia a base de juntar los hechos. Evidentemente Franco tenía la victoria asegurada, que no es lo mismo que decir que había ganado. En la zona que quedaba había todavía un gran ejército con un millón de hombres en armas y Negrín contaba con bazas para jugar. Franco no quiso negociar, pero tampoco se encontraba a principios de marzo en condiciones de lanzar una gran ofensiva.

Su visión de los políticos en esos días resulta bastante amarga: Azaña ya estaba fuera del país y reclamaba su paga; el general Rojo, que también se había puesto a salvo, pedía la rendición; las Cortes se habían disuelto… Poca gente sale bien de esa historia, para mí solo Negrín. Me ha llamado mucho la atención que después fuera el único que no hablaba mal de los demás.

Pero su figura ha sido cuestionada por algunos historiadores, lo acusaban de haber vaciado las cajas del Banco de España. No fue así, el dinero que se había acumulado se gastaba en cuidar a los exiliados en Francia, luego en organizar los barcos a México y las inversiones que se hicieron para montar pequeños negocios. De todo ese dinero que se llevó a México se apoderó Prieto. La lucha entre la Junta de Ayuda a los Republicanos Españoles (JARE, 31 de julio de 1939, Ligado al socialista de Prieto) y el Servicio de Evacuación de los Refugiados Españoles (SERE, febrero de 1939, ligado a Negrín) da como tema para otro libro. Negrín pudo vivir bien en el exilio porque procedía de una familia con dinero.

Usted dice que las acusaciones contra los comunistas sobre la confiscación de objetos de valor también se podrían aplicar a socialistas y anarquistas. Los aviones con el equipaje de los políticos que abandonaban el país camino del exilio, incluido Negrín, iban tan cargados que amenazaban con no poder despegar. Es un tema muy difícil de estudiar. Gente como Cipriano Mera terminó en un campo de concentración, y la mayoría de los anarquistas y los obreros que salen no llevan nada; los pocos que pudieron escapar salen tras la caída de Cataluña, ese fue el gran exilio. Los otros… qué dinero podían llevar si el dinero republicano no valía nada. ¿De qué robos hablamos? De joyas y cosas así. Hay evidencias de que en el mes de marzo hubo muchos políticos de todas las ideas que escapaban con maletas llenas de azafrán. Había que ser tonto para ignorar lo que iba a suponer la represión franquista.

Ya había noticias sobre lo que ocurría en las ciudades que tomaban las tropas franquistas. Todas las grandes ciudades estaban llenas de refugiados que contaban lo que pasaba. Los que decían que había que llegar a un acuerdo con Franco no debían ni haber leído los periódicos. Estaba la Ley de Represión Política, y que cada vez que le preguntaban, Franco decía que tenía un millón de personas en la lista. No se puede culpar a los que escaparon con lo que podían porque si usted sabe que mañana llega a Madrid el Ejército Islámico y se tiene que ir al exilio, se lleva lo que puede, estas cosas se deben enjuiciar desde el lado humano.

Después de tantos años investigando nuestra historia ¿qué le ha aportado Los últimos días de la guerra? ¡Muchísimo! Al empezarlo me di cuenta de que, yo que he escrito tanto sobre la Guerra Civil, no había dedicado más de dos o tres páginas a cómo fue el final. No sabía por qué Negrín estaba en la oposición y este libro me ha dado una opinión mucho más favorable. Lo que el tío aguantó, trabajando día y noche. Hubo también anécdotas fascinantes como cuando descubrí que el coronel Casado tuvo una amante en Londres. En las fotos que he encontrado cuando está con ella parece David Niven, posa como una estrella de cine. Se le ve feliz y arrogante.

¿Qué va a hacer ahora? ¿Una biografía de Negrín? Ya hay cinco magníficas; las mejores, la de Enrique Moradiellos, que fue alumno mío, y la de Stanley G. Payne, y ambas son definitivas. Me tienta porque mi gran pasión son las biografías, lo que me engancha son los personajes, pero tengo dudas. No queda mucha gente a la que le interese ya este tipo de cuestiones. Mi próximo libro se va a llamar La traición de un pueblo, que es una historia de España en el siglo XX, cuyas líneas básicas son la incompetencia y la corrupción de la clase política... Seguir leyendo aquí.
http://elpais.com/elpais/2014/12/26/eps/1419623183_843259.html

sábado, 13 de diciembre de 2014

El tren ‘Yixinou’ abre una línea directa de mercancías entre China y España. El convoy ha recorrido 13.000 kilómetros en 21 días tras atravesar media docena de países

El tren Yixinou, con 70 contenedores repletos de papelería, artesanía y productos de consumo doméstico, partió el pasado 18 de noviembre desde Yiwu, una de las principales zonas fabriles de la costa este de China. Ha arrastrado su pesada carga durante 21 días, 13.000 kilómetros de vías y ocho países. El convoy de 1.400 toneladas, que descargó 40 de sus contenedores en Brest (Bielorrusia) llegó a las 11.11 de ayer con el resto a la estación de Abroñigal, en Madrid. El largo viaje ha servido de prueba para abrir una ruta comercial ferroviaria entre España y China. La distancia cubierta por el Yixinou (contracción en mandarín de Yiwu, Xinjiang y Europa) es la ruta ferroviaria más larga del mundo y la que mayor número de países atraviesa: China, Kazajistán, Rusia, Bielorrusia, Polonia, Alemania, Francia y España. Se trata de un trayecto superior a la suma de los kilómetros que regularmente recorren el Transiberiano y el Orient Express (12.250 kilómetros). ...

El volumen del comercio bilateral entre ambos países en 2013 alcanzó los 20.102 millones de euros. 

...cambió de ancho o hizo trasvase de contenedores entre composiciones, debido a la existencia de diferentes anchos de vía, en las fronteras de Dostyk (Kazajistán), Brest (Bielorrusia) e Irún (España). Shuming, en rueda de prensa en Abroñigal, aclaró también que “las emisiones del Yixinou en los 3.155 kilómetros que separan el tramo comprendido entre la estación de Malaszewicze (Polonia) y Abroñigal fueron de unas 44 toneladas de CO2, frente a las 114 toneladas que habrían emitido los camiones para transportar la misma cantidad de carga en el mismo trayecto.

Fuente:
http://politica.elpais.com/politica/2014/12/09/actualidad/1418131219_308872.html

martes, 24 de junio de 2014

Cae un 14% el gasto para la protección de la infancia desde 2010. Unicef España pide que el Estado dé 1.200 euros anuales a las familias por cada menor

Las estrecheces económicas y carencias materiales que cada vez sufren más hogares en España se dan sobre todo en aquellos en los que hay niños. Ellos son las principales víctimas de la crisis, el desempleo y los recortes en ayudas públicas, sobre todo educativas y sociales. Lo denuncia Unicef en su informe bianual  La infancia en España 2014 presentado este martes que desvela que el 23,3% de las familias con uno o dos hijos viven en situación de pobreza, una tasa que se dispara al 46,9% de las formadas por dos adultos y tres o más pequeños. Ambas cifras superan ampliamente al porcentaje de hogares sin niños que padecen penurias, 14,8%. El aumento del número de menores en riesgo no se ha traducido, sin embargo, en una mayor inversión pública en combatirlo. En cambio, el gasto ha caído casi un 15% (6.370 millones de euros) desde 2010, año hasta el que se había mantenido una tendencia alcista. En 2013 se destinaron 772 euros menos por niño. Por eso, la organización pide un pacto de Estado que asegure la protección y seguridad económica de la infancia.

“El tener hijos se ha convertido en un factor de riesgo de pobreza”, advierte Marta Arias, directora de sensibilización y políticas de infancia en Unicef España. Con más de 2,3 millones de niños (el 27,5%) bajo el umbral de la pobreza relativa en 2013, es decir, con menos de 14.784 euros para dos adultos y dos hijos (308 euros al mes por miembro de la familia), los menores se han convertido en el colectivo más empobrecido del país...
Fuente: El País.

miércoles, 28 de mayo de 2014

España cae de la lista de 10 países con más médicos por habitante. El sistema sanitario lleva dos años perdiendo puestos en la clasificación mundial de facultativos. La reducción de plazas MIR agravará la situación

En solo un año, España ha pasado del puesto décimo del mundo en proporción de médicos por cada 10.000 habitantes al 16º, según el Atlas de la Sanidad Mundial que ha hecho público la Organización Mundial de la Salud (OMS). El país encadena dos años de bajada: hace dos años estaba en el puesto séptimo. Ello se debe a un efecto combinado: por un lado, ha caído el número de facultativos en relación con la población (de 39,6 por 10.000 habitantes a 37). Por otro, países como Qatar, Lituania, Alemania, Bulgaria y Bielorrusia han adelantado a España en esta clasificación.

 La manera que tiene la OMS de elaborar este estudio es peculiar: no toma el dato de un año, sino la media de los últimos ocho. Es decir, en el atlas de 2014 se da un promedio de los datos entre 2006 y 2013; en el de 2013, de las cifras entre 2005 y 2012 y así sucesivamente. Esta manera de presentar los datos acumulados evita que haya variaciones bruscas interanuales por motivos extraordinarios, y sirve para medir mejor una tendencia. Y, siguiendo este análisis, lo que cabe esperar de los atlas de los próximos años será un descenso aún mayor. De hecho, los datos de 2013 y 2012 son los más altos alcanzados por España en la serie. En 2014 se desciende por debajo de los de 2010.

No es en los únicos indicadores que se baja. También lo hace España en los de enfermeras, hospitales y camas hospitalarias. Solo sube en el ratio de farmacias, según estos datos de la OMS. Por ejemplo, en la proporción de personal de enfermería España está en el puesto 49 del mundo.
Fuente: Leer más en El País.

jueves, 8 de mayo de 2014

Bruselas augura una recuperación débil y casi sin empleo en España

La previsión de déficit difiere en 20.000 millones de las cifras de Madrid en 2015
Las previsiones de la Comisión agravan la fractura entre el Norte y el Sur de Europa
Frente a la débil evolución de Italia o Francia, augura un sólido crecimiento para Alemania


El entusiasmo del Gobierno sobre la economía española contrasta con el tono sobrio que, una vez más, llega desde Bruselas. La Comisión Europea anunció este lunes una mejoría general en sus pronósticos para España, pero en un tono general mucho más templado, que matiza el acusado optimismo de Madrid. El Ejecutivo europeo vislumbra una recuperación de baja intensidad y sin lo fundamental: prácticamente sin creación de empleo. El PIB crecerá el 1,1% este año y el 2,1% en 2015, según las previsiones de primavera, y la tasa de paro no bajará del 24% el año próximo, con España de nuevo al frente de la eurozona. El Gobierno vaticina más crecimiento para este año (1,2%) y algo menos el próximo (1,8%), y un descenso más acusado del desempleo, hasta el 23,3%.

Las divergencias entre el Ejecutivo comunitario y el español se extienden también al agujero fiscal. La Comisión considera que el déficit público cerrará este ejercicio en el 5,6% del PIB —en línea con los objetivos—, pero repuntará hasta el 6,1% el próximo año, lejos de la meta del 4,2%. De cumplirse esas previsiones —que no contemplan los efectos de una reforma fiscal que todavía no se ha aprobado e incluyen el final de las subidas del IRPF y el IBI— el Gobierno español afrontaría la cita electoral de 2015 con una brecha de 20.000 millones entre su previsión de ingresos y el cálculo comunitario. Además, dejaría una tasa de desempleo superior a la que se encontró a su llegada al poder en noviembre de 2011 y unas cuentas públicas que siguen sin dar los signos de estabilización que desearía la Comisión.

Bruselas valora la reducción del gasto público derivada de la caída del desempleo y la reforma del sistema de pensiones pero, a renglón seguido, detalla en el informe dos factores que podrían incrementar ligeramente el endeudamiento del Estado: la decisión del tribunal de Luxemburgo de declarar ilegal el céntimo sanitario —un recargo sobre las gasolinas para financiar la sanidad—, que podría suponer la devolución de en torno a 1.000 millones de euros según los cálculos de Bruselas, y la tarifa plana de cotizaciones sociales para nuevos contratos indefinidos. Lejos de “salirle gratis a los Presupuestos”, tal y como anunció el Gobierno, esta medida podría lastrar hasta en un 0,1% el déficit de 2014: en torno a 1.000 millones adicionales.
Más en El País.

martes, 25 de febrero de 2014

10 viajes por España

10 escapadas con alojamiento asequible
Hace unos días una lectora del blog me escribía en un comentario que estaban muy bien esos viajes maravillosos y lejanos de los que suelo hablar, pero que para la mayoría de los mortales eran lugares inalcanzables por su elevado costo. Y tenía razón. Los periodistas de viajes solemos dejarnos llevar por lo exótico y lo espectacular, y olvidamos con frecuencia hablar también de esos otros rincones más cercanos y asequibles, que en definitiva son a los que va la mayoría de viajeros. Y España está llena de ellos. Así que para enmendar mi error aquí van 10 propuestas de viaje por España económicas, que se pueden hacer con un presupuesto muy ajustado. En cada una de ellas he añadido un alojamiento de buena relación calidad/precio con habitación doble por menos de 50 euros (las tarifas pueden variar según temporada). Además en cualquiera de esos diez destinos es fácil encontrar también hostales y pensiones más baratas.

Estas son las 10 propuestas:

1. Daroca, laguna de Gallocanta y monasterio de Piedra (Zaragoza y Teruel)
Entre los valles del Jiloca y del río Piedra, al sur de Zaragoza, se abre una comarca poco conocida pero llena de encantos. En localidades como Daroca encontraremos algunos de los mejores ejemplos de mudéjar aragonés. La laguna de Gallocanta es el gran aeropuerto intermedio de miles de grullas centroeuropeas, que pasan el invierno en este humedal; uno de los mayores espectáculos que la naturaleza reserva a los amantes de la ornitología. La ruta acaba en el Monasterio de Piedra, un oasis de verdor en medio de los secarrales aragoneses.
Para dormir:, Albergue Allucant:  (en la laguna de Gallocanta), en habitaciones múltiples, 13€. Habitación doble, 50€.

2. El valle de1 Baztán (Navarra)
Encajado entre el puerto de Velate y la cordillera pirenaica, el Baztán, el valle más extenso de Navarra, es también uno de los paisajes más bucólicos y bien conservados de toda la comunidad foral. Un escenario de prados verdes y cuadriculados, caseríos de piedra y bosques de frondosas que parece sacado de un cuento de Pío Baroja. Elizondo es su capital, pero está lleno de pueblecitos encantadores con genuinos caseríos navarros, como Erratzu o Amaiur. Si dejamos el Baztán por el norte, una vez pasado el puerto de Otsondo, aparecen las cuevas de Zugarramurdi (la catedral de la brujería navarra).
Para dormir La Posada de Ziga:(Ziga), doble 50€.

3. Cabárceno y los valles de Carriedo y Pas (Cantabria)
La reutilización de una antigua mina a cielo abierto permitió crear en Cantabria uno de los parques zoológicos más originales de España. Pináculos de piedra caliza, estrechas hondonadas, valles excavados a pico y más de 4.000 árboles de 64 especies distintas forman el paisaje quebrado y laberíntico del Parque de la Naturaleza de Cabárceno, un muestrario de la fauna de los cinco continentes. Desde allí se puede remontar el río Pisueña para visitar Villacarriedo y Selaya, dos núcleos urbanos de casonas cántabras rodeadas de infinitos prados verdes. La ruta puede acabar en Liérganes tras descubrir San Roque de Riomiera, una de las tres villas pasiegas.
Para dormir: Posada La Casona de Linares (Selaya); doble, 40€.

4. Grazalema y los pueblos blancos (Cádiz y Málaga)
Una enorme masa de bosque mediterráneo (alcornoques, quejigos, encinas y algarrobos) cubre esta sierra gaditana y malagueña. Pueblos de geranios y cal como Grazalema, Benamahoma, El Bosque o Ubrique puntean de blanco el interminable lienzo verde de los árboles. Aunque la verdadera joya ecológica del Parque Natural de la sierra de Grazalema ocupa una pequeña mancha de apenas mil hectáreas, a altitudes superiores a los 1.000 metros y en suelos calizos de zonas de umbría. Es el bosque de pinsapos, una conífera emparentada con los abetos de la zona fría del hemisferio norte que hace unos 15.000 años se adaptó a estas condiciones climáticas sureñas y se quedó a vivir en unos pocos rincones de Andalucía.
Para dormir:  Hospedería Casa de las Piedras (Grazalema); doble desde 48€.

5. Los valles moriscos de la Marina Alta (Alicante)
A apenas media hora de coche de la costa alicantina, atestada de turistas y edificios de apartamentos, se abren tres valles pequeños, escondidos y de innegable sabor levantino. Son los valles más escondidos de la comarca de la Marina Alta (Gallinera, Alcalá y Ebo), últimos reductos moriscos de Alicante, un lugar donde las huertas y los azarbes, las aldeas blancas de callejuelas frescas, las palmeras y los campanarios destacando sobre la techumbre de adobe de las casas morunas nos hablan de otro Alicante muy alejado del tópico de sol y playa. Una ruta con salida y llegada en Pego por un territorio desconocido para la mayoría de viajeros.
Para dormir: Hotel Rural Barranc De L’infern (Vall d’Ebo); doble desde 50€.

6. Ruta de los tres templos (Guipúzcoa)
Los ríos Urola y Deba marcan una ruta por el corazón verde de Guipúzcoa en busca de tres de los santuarios más conocidos y queridos de Euskadi. El primero es la suntuosa basílica de Loiola, en Azpeitia, levantada sobre el solar donde nació el fundador de la Compañía de Jesús. Sin dejar el cauce del Urola, seguiremos después hacia Zumárraga y la ermita de la Antigua, una iglesia medieval con un riquísimo artesonado de madera. Tras saltar la cabecera del río Deba y visitar Oñate, la villa más señorial de la comarca, subiremos hasta el santuario de Arantzazu, la patrona de Guipúzcoa, uno de los lugares míticos de peregrinación del País Vasco.
Para dormir: Goiko Benta (Arantzazu, Oñati); doble 52€.

7. Parque de las sierras de Cazorla, Segura y Las Villas (Jaén)
Con 214.000 hectáreas —el mayor espacio natural protegido de España— y 24 municipios que viven de la agricultura y la ganadería encajados en su perímetro, el parque natural de las sierras de Cazorla, Segura y Las Villas ha pasado de ser tan solo ese lugar donde Félix Rodríguez de la Fuente filmaba las berreas de los ciervos a ser admirado por todos como una asombrosa masa forestal en medio de la Andalucía de secanos y olivares, en la que nacen el Guadalquivir y el Segura y en la que triscan en libertad miles de ciervos, gamos, muflones, cabras hispánicas y jabalís. Lo mejor es entrar por la localidad de Cazorla y recorrer el parque por la carretera que va en paralelo al pantano de El Tranco.
Para dormir: hotel rural La Hortizuela (Coto Ríos); doble desde 45€.

8. Cardona y Solsona (Barcelona y Lleida)
Una ruta por el prepirineo catalán en busca de Cardona y Solsona, dos ciudades medievales de gran importancia histórica. Cardona conserva la fortaleza más poderosa e influyente de Cataluña, hoy reconvertida en parador de turismo. Bajo su superficie se encuentra la famosa montaña de sal, uno de los yacimientos salinos más importantes de Europa; la extracción de sal ya acabó y hoy la mina se ha reconvertido en un parque turístico con visitas a las galerías. Solsona es una de las grandes ciudades monumentales de la Cataluña interior, como atestiguan sus muchos edificios religiosos y civiles.
Para dormir: hostal La Catalana (Llorenç de Morunys); doble desde 50€.

9. A Mariña (Lugo)
La carretera N-634, que une las localidades lucenses de Mondoñedo y Ribadeo, enlaza dos de los puntos más importantes de esta provincia gallega, tanto en el interior como en los rincones de la costa, bautizada como la Mariña Lucense. El litoral alberga playas tan famosas y espectaculares como la de Las Catedrales, la de Los Castros y la de Esteiro. Y pueblos pesqueros como Foz. En el interior queda Mondoñedo, una de las ciudades más monumentales de Lugo y una de las siete capitales históricas de Galicia.
Para dormir:  hotel gastronómico Boa Vista  (Viveiro); doble desde 46€.

10. Sierra de Gredos (Ávila)
La sierra de Gredos presenta las mayores elevaciones del Sistema Central y también su más variada colección de flora y fauna. Se puede empezar la ruta por el desconocido valle de Iruelas, en las riberas del río Alberche, seguir por Navaluenga y luego pasar el puerto de Serranillos para caer a la vertiente sur de Gredos y el valle del Tiétar. Una vez allí hay que visitar la mancomunidad del Barranco de las Cinco Villas: San Esteban del Valle, Santa Cruz del Valle, Villarejo del Valle, Mombeltrán y Cuevas del Valle (la que más sabor a arquitectura tradicional ha logrado conservar en su recinto urbano). Y terminar en Arenas de San Pedro, la capital del alto Tiétar.
Para dormir: hotel rural Los Molinillos (El Arenal); doble, 50€.
Fuente: Viajes El País.

jueves, 23 de enero de 2014

España destruye empleo por sexto año consecutivo y el paro supera el 26%

El desempleo baja en el cuarto trimestre de 2013 en apenas 8.400 personas, hasta los 5,89 millones. Se destruyen 65.000 puestos de trabajo en el periodo, según los datos de la EPA. Leer más en El País.

sábado, 18 de enero de 2014

¿A cuántos españoles ha expulsado la crisis? Los demógrafos discrepan sobre el número de salidas al extranjero. En algunos casos multiplican por tres la cifra oficial de 225.000. Falta un mecanismo estadístico capaz de registrarlas con rapidez

¿Y si la salida de españoles al extranjero no fuera tan masiva como la sensación que se ha extendido? Así lo plantea un estudio elaborado por Carmen González Enríquez, del Real Instituto Elcano, a partir de la información de los consulados. La investigadora apunta que solo el 2% de los residentes nacionales en el exterior son personas nacidas en España que han hecho las maletas por la crisis, apenas 39.912 personas.
Primeros emigrantes en 1957, para Belgica.
 Pero, ¿y si los datos oficiales no reflejaran lo que de verdad sucede y se estuviera subestimando la emigración de nacionales? Este es el punto de vista que defiende Amparo González Ferrer, socióloga y especialista en demografía del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC). Para ella el número de personas que han abandonado el país entre 2008 y 2012 —es decir, las salidas de España, no la suma de nacionales en el extranjero, como recoge el análisis anterior de su colega— está más cerca de las 700.000 personas que de las 225.000 oficiales.

La pérdida de población en España por la emigración es irrebatible a la luz de los datos. Ayer mismo, el padrón que publicó el Instituto Nacional de Estadística (INE), con fecha de enero de 2013, recoge una caída de 135.538 habitantes en un año hasta los 47.129.783. Tampoco hay dudas de la magnitud de la crisis, del paro —en especial el juvenil, del 54%—, así como de los dramas humanos derivados del hundimiento de las condiciones de vida. Pero ¿en qué medida es elevada la salida de españoles por la situación económica? A este respecto existe un debate entre la comunidad investigadora por la falta de un mecanismo estadístico capaz de registrar con rapidez y eficacia la partida de nacionales.

Carmen González Enríquez, catedrática de Ciencia Política en la Universidad Nacional de Educación a Distancia (UNED), se acercó a esta cuestión a raíz del debate público abierto por la cobertura informativa que se ha prestado a la partida de investigadores (la llamada fuga de cerebros) y, en general, de profesionales cualificados. Su conclusión es que la salida de ciudadanos españoles es muy reducida. “El discurso de que hay una salida masiva de personas es una afirmación exagerada y crea una alarma innecesaria”, comenta. De hecho, el fenómeno es, a su entender, tan limitado, incluso “ridículo” en número, que se pregunta “por qué no son muchos más los que deciden dar el paso de buscar mejores condiciones salariales o vitales en otros países”.

Hay otros trabajos que reflejan conclusiones similares. Por ejemplo, los últimos datos de migraciones del INE. Este informe, con registros del primer semestre de 2013, muestra cómo España pierde población y que ello se debe a su saldo migratorio negativo.

Durante los seis primeros meses del año pasado salieron del país 259.227 personas, pero en su aplastante mayoría (219.537) fueron extranjeros. Es decir, en línea con lo observado por González Enríquez, solo el 10% de las personas que abandonaron el país en el periodo analizado (26.281) son nacidos en España.

La investigadora del Instituto Elcano no pone el foco en los datos de salidas (migraciones), sino en el padrón de españoles residentes en el extranjero (PERE), un documento que confecciona el INE a partir de las inscripciones que realizan los emigrantes en las oficinas consulares. De acuerdo con estos registros, el número de españoles nativos (excluidos los nacionalizados) residentes en el exterior solo ha aumentado un 6% (39.912 personas) entre enero de 2009 y enero de 2013. Mientras en 2009 había 633.750, en 2012 eran 673.662. De ellos, 20.000 están en Europa, 7.000 en Latinoamérica y los otros 13.000 en el resto del mundo.

“Es un buen análisis”, comenta Albert Esteve, del Centro de Estudios Demográficos (CED) de la Universidad Autónoma de Barcelona. “Tanto los datos oficiales de salidas [del INE] como los de destino [del PERE] pueden subestimar en alguna medida a la gente que sale de España y no queda registrada, pero, en general, no hablan de un gran porcentaje de gente que se va”, añade.

González Enríquez considera que la preocupación desatada por la emigración de nacionales está directamente relacionada con que la sociedad española “ha sido excepcionalmente inmóvil durante las últimas décadas”, especialmente desde que en los años setenta se puso fin a la gran ola migratoria del franquismo. Según González Enríquez, permanecer cerca de la casa familiar de padres y amigos “ha sido una prioridad para la mayoría”, lo que explica no solo las reticencias a salir del país, sino “la alarma actual” que, insiste, “no se sostiene en relación con las cifras reales”.

“La experiencia de los años sesenta pesa mucho sobre la situación actual en términos de orgullo patrio”, añade. Entonces, según comenta, no solo se produjo una salida masiva de españoles al extranjero. Además, se trataba de población rural, sin cualificar, cuyo destino era ocupar los puestos más bajos en la industria o el sector de la construcción de los países a los que acudían. Aún permanece en el imaginario colectivo, sostiene, “el recuerdo negativo” de la partida de mano de obra barata con destino al extranjero. Ahora, sin embargo, solo salen trabajadores con formación universitaria. “Para los que parten, poder desplazarse al exterior y encontrar allí trabajo es una bendición. Y con ello no perjudican a la economía española. En estos momentos, el problema es la falta de crédito, no de personal cualificado”, apunta.

La investigadora es consciente de que su trabajo da alas a las tesis gubernamentales, empeñadas en endulzar y quitar gravedad a las consecuencias (pobreza, aumento de la desigualdad, pérdida de poder adquisitivo, golpe a las expectativas vitales) que ha provocado el hundimiento económico en la sociedad española. “Sé que este tema está muy cargado políticamente, pero qué le voy a hacer”, expone. “He llegado a esta conclusión con los datos que he manejado, sin ningún prejuicio; y me he encontrado con la situación que describo”.

Esteve, por su parte, coincide en la idea de que España no se ha convertido en un país de emigración. “El grueso de la dinámica migratoria está protagonizado básicamente por extranjeros o por personas nacionalizadas de origen foráneo”, explica, tal y como ponen de manifiesto los datos del INE. Para este demógrafo del centro de la Universidad Autónoma de Barcelona, la emigración actual responde a una situación de reequilibrio después del alud de extranjeros que recibió España en la última década. “Sobre todo se trata de reajustes de inmigrantes que no se han asentado en el país. Hay algo de población española, pero no es la que lidera el grueso de la estadística migratoria”, insiste.

“La partida de población cualificada fuera de España es una lástima, es un fenómeno preocupante que personas formadas no puedan asentarse y desarrollarse profesionalmente en España; pero cuestión distinta es que esto afecte a mucha gente”, comenta. “La tarea del demógrafo y del sociólogo se centra en analizar los fenómenos y cuantificarlos”.

Estos análisis que muestran unas cifras modestas de salida de españoles se basan en los datos que ofrecen tanto el INE como el padrón de residentes en el extranjero (PERE). Pero para Amparo González Ferrer, del Centro de Ciencias Humanas y Sociales (CCHS) del CSIC estos números no sirven. No arrojan indicadores precisos a las preguntas que importan para dimensionar la emigración de nacionales: cuántos españoles se marchan y en qué momento lo hicieron.

Por un lado, porque todos los datos beben de la misma fuente: los registros consulares. Los datos de migraciones del INE o las bajas en el padrón se producen —con algo de cocina estadística a partir de otras estimaciones— si los emigrados se dan de alta en el PERE. Es decir, a Juan Pérez se le da de baja en el padrón de Sevilla —y figura como emigrante para el INE— cuando consta su alta en el consulado de Hannover (que recoge el PERE).

El problema es que ni Juan Pérez ni la mayoría de los españoles que salen del país suelen darse de alta en los consulados, por lo que González Ferrer cree que hay una bolsa fantasma de emigrantes nacionales no computados.

La investigadora del CSIC explica que para inscribirse hay que demostrar que se permanecerá en el país al menos un año, para lo que se precisa de un permiso de trabajo de un mínimo de este periodo de tiempo, una condición que no cumplen muchos de los españoles a la llegada a su nuevo destino. Pero además, el alta consular apenas conlleva beneficios (como el voto por correo) y es un trámite incómodo. Hay que desplazarse e implica la baja en el padrón en España, lo que supone la pérdida del médico de cabecera en la localidad de origen o de derechos para acceder, por ejemplo, a una vivienda de protección oficial.

Por ello, buena parte de los españoles en el extranjero solo se inscriben en el consulado si no tienen más remedio —renovar el pasaporte, inscribir a alguno de sus hijos—, lo que puede suceder al cabo de meses o años de vida en el extranjero.

González Enríquez, del Instituto Elcano, es consciente de que no todos los españoles que emigran se inscriben en las oficinas consulares. Ante el riesgo de que los datos que maneja fueran muy inferiores a los reales, comparó las cifras del PERE con las de población española de las oficinas estadísticas de Alemania, Reino Unido, Francia y Suiza (países que recogen el 76% de la emigración española en Europa). Y la conclusión es que la información de los consulados es incluso superior a las de los registros estadísticos de estos países de destino, por lo que concluye que su estudio “no infravalora el número de españoles en el extranjero”.

Pero además de la infranotificación a los consulados, Amparo González-Ferrer destaca otra cuestión por la que no concede fiabilidad a la forma oficial de medir la salida de nacionales. Los informes del PERE muestran una fotografía fija de residentes en el extranjero, es decir, el saldo (la resta) entre las altas y las bajas en los registros consulares en un momento determinado. “Con la foto fíja no ves los flujos de entrada y salida de población, que es donde está la información”, comenta. Por ejemplo, que se va la gente joven en edad de trabajar y los que regresan son jubilados.

Con la intención de tener datos precisos de la entrada de españoles en distintos países, la investigadora ha acudido a los datos oficiales de la llegada de españoles a Reino Unido (la estadística de variaciones residenciales, otra fuente que emplea el INE para actualizar el padrón) y los ha comparado con los registros británicos (solicitudes de alta en la seguridad social de Reino Unido, un trámite imprescindible). El resultado es que las cifras británicas son hasta siete veces más numerosas que los datos oficiales españoles (el mismo estudio comparado con datos alemanes multiplica por seis los datos del INE)...

Fuente: El País

sábado, 11 de enero de 2014

España en la crisis. La política y la Nada

En La historia interminable de Michael Ende, el personaje de la Nada devora los lugares, el mundo y la vida sin que nadie sepa cómo detenerla. Es una imagen perfecta para describir la acción del capitalismo en la crisis



Desde el comienzo de la crisis económica, en España vivimos una situación realmente excepcional, una aceleración histórica y una apertura de lo posible sin precedentes en el pasado inmediato.

La verdad es que no tengo recuerdo de que nunca se escribiera y se leyera tanto y con tanta intensidad. Estamos realmente hambrientos de referencias inspiradoras para entender lo que nos pasa y hacer algo al respecto. La crisis ha servido más que un millón de cursos de fomento de la lectura.

Miramos a Plaza Tahrir en El Cairo, a Plaza Syntagma en Atenas, a Zuccotti Park en Nueva York, a Gezi Park en Estambul... con una curiosidad y una avidez desconocidas, vinculándonos política, vital y afectivamente con lo que ocurre más allá de nuestras fronteras, tratando de aprender algo que nos pueda servir para pensar, para luchar, para vivir.

Mi idea hoy es contribuir humildemente a esta conversación entre plazas con algunas instantáneas de lo que pasa en España, algunas reflexiones elaboradas con amigos sobre la marcha vertiginosa de lo que va sucediendo, un punto de vista particular e implicado, es decir ni objetivo ni exterior, confiando en las resonancias que pudieran darse para organizar la conversación.

La Nada ¿interminable?
Lo llamamos crisis pero la palabra no alcanza. Es más bien un cambio radical en la totalidad de las reglas de juego.

Neutralización de los restos de soberanía de la democracia parlamentaria, desmantelamiento del Estado del bienestar, precarización y empobrecimiento general de la vida... No se trata simplemente de “recortes”, sino de un cambio de escenario.

A nivel personal, la crisis supone un hachazo en la normalidad de la vida de millones de personas. Lo que dábamos por garantizado se hunde ante nuestros ojos. Se abren una cantidad de preguntas que nunca nos habíamos hecho. Nuestro mismo “estar en el mundo” se vuelve problemático.

Un detalle personal: yo había leído todo lo que hay que leer sobre el papel que juegan los bancos en la economía financiera, pero jamás me había cuestionado realmente donde tener mi dinero. Hasta ahora. Lo que quiero decir es que hoy la realidad nos obliga a pensar, estamos forzados a pensar porque la vida ya no va de suyo.

La tradición filosófica tiene algunas imágenes célebres que pueden servirnos de ayuda para imaginar lo que pasa: el tren sin frenos de Walter Benjamin o la cita de Marx sobre lo sólido que se disuelve en al aire. Pero entre amigos preferimos usar otras dos imágenes similares que nos ofrece la cultura popular.

La primera es el tren de la escena final de Los Hermanos Marx en el Oeste que se desmantela a sí mismo para alimentar una fuga enloquecida hacia adelante. Para pagar las deudas acumuladas por el capital financiero, el tren capitalista se traga nuestros derechos, nuestros recursos, nuestras riquezas, nuestros vínculos. El edificio entero de la civilización social moderna.

La segunda es la Nada de La historia interminable de Michael Ende. Esa Nada que nadie sabe muy bien de dónde sale ni cómo detenerla, pero avanza devorándolo todo y dejando el vacío a su paso. Es una imagen que a algunas personas de mi edad nos impresionó mucho en su día y que reaparece inesperadamente en las conversaciones informales sobre nuestra experiencia contemporánea. Porque de pronto aquí también hay Nada donde antes había lugares, mundos y vida.

Son todas ellas imágenes que tratan de figurar la aceleración del tiempo de destrucción del capitalismo. La sensación de vivir en una realidad en desintegración.

Nuevas politizaciones
Pero quizá lo más interesante y específico de la situación española es la respuesta a la Nada: una politización generalizada de la sociedad. Pero una politización atípica, que redefine lo político y arranca (visiblemente) con el movimiento 15-M.

Voy a lanzar ahora cinco titulares sobre algunos de los aspectos a mi juicio más llamativos de esa nueva politización:

1.- Es un movimiento a la vez político y antipolítico. Antipolítico en el sentido de que expresa un rechazo general de la política de los políticos: las consignas más conocidas del movimiento son “no nos representan” y “lo llaman democracia y no lo es”.

Ya para nadie en España es un secreto que los políticos se limitan a gestionar simplemente las necesidades de la economía global y han desviado para ello completamente la soberanía popular. El mismo presidente del Gobierno lo declara cuando anuncia cada recorte: “no hay margen de maniobra”.

Pero aunque en un primer momento nos uniese el rechazo, somos más que rechazo. Se ha dicho y repetido que el 15-M es un movimiento puramente reactivo de indignación y protesta, pero para cualquiera que pasara por las plazas es muy claro que no sólo estábamos allí para gritar nuestra indignación, sino también por la belleza y la potencia de estar juntos, ensayando modos de participación común en las cosas comunes.

2.- La activación de la gente cualquiera. El protagonismo en el campamento de mayo/junio de 2011 es de la gente sin experiencia de politización previa, creo que el frescor y la capacidad de creación vienen sobre todo de ahí. De hecho, los grupos militantes y los activistas de largo recorrido estaban por lo general muy desubicados ante lo que ocurría: algunos gozando de esa desubicación y otros con el ego muy herido.

Es un movimiento sin banderas, sin bloques identitarios en las manifestaciones, donde las pancartas son personales (lo que alguien ha llamado “democracia semiótica”) y las propias manifestaciones son autoconvocadas (muchas veces de forma anónima).

El movimiento evita identificarse en el tablero de ajedrez político: izquierda o derecha, PSOE o PP. Dice de sí mismo que “no es un movimiento de izquierda contra la derecha, sino de los de abajo contra los de arriba”. Esto es muy relevante porque rompe con la falsa polarización que define el mapa de lo posible en España desde hace décadas ("las dos Españas").

3.- Se construye como un espacio de invitación. No busca la separación de la sociedad o de la “gente normal”, ni se concibe como una trinchera o un afuera utópico o radical, sino que hace una y otra vez gestos de invitación al otro para pensar y luchar juntos, desde la idea de que los problemas que tenemos como sociedad nos afectan a todos y que la complejidad y magnitud de las cuestiones a las que nos enfrentamos requiere una implicación activa de todos (o, mejor dicho, del 99%).

4.- El uso de nombres de cualquiera. Para que los muchos y diferentes puedan estar juntos, tenemos que dejar de ser quienes somos, porque “en tanto que” lo que somos (de izquierda o de derecha, anticapitalistas o reformistas, monárquicos o republicanos, etc.) sólo hay choque, relación instrumental, desigualdad, no horizontalidad.

Los nombres de cualquiera suspenden las identidades previas y crean un terreno común donde es posible el encuentro.

El más conocido de estos nombres de cualquiera es “indignados”, pero se han usado otros: el 99% que viene de Occupy Wall Street, la insistencia en la palabra “personas” (“una política de personas”) o la misma puerta del Sol misma considerada como un personaje colectivo.

Estos nombres de cualquiera o “identidades no identitarias” disponen un nosotros abierto que no reenvía a ninguna identidad previa, sociológica o ideológica, sino a una decisión subjetiva, potencialmente accesible para todos.

5.- Por último, la noviolencia. El 15-M es un movimiento que plantea conflicto (toma el centro de las ciudades en acampada, bloquea desahucios, etc.), pero de forma noviolenta.

Nadie lo decidió así, pero esa “noviolencia alegre y ostentativa” se ha mantenido hasta el día de hoy, a pensar de haber sufrido en numerosas ocasiones la brutalidad policial.

Noviolencia para evitar entrar en la espiral represión-reacción y poder seguir manteniendo la iniciativa.
Noviolencia para desertar de los escenarios donde se nos espera y seguir siendo imprevisibles.
Noviolencia para poder seguir acogiendo la pluralidad que somos.
No violencia como forma de humanizar los conflictos, usando formas de comunicación irónicas o empáticas con la policía y el resto de población.

En definitiva, si tuviera que resumir el 15-M es una sola frase, yo diría que consiste en el deseo y la práctica de una política ciudadana, accesible a cualquiera, no troceada ni instrumentalizada por los partidos políticos, que busca reapropiarse de la posibilidad de decidir algo en los asuntos comunes.

Expulsar, desposeer, desahuciar
Esas potencias siguen vivas hoy, después de dos año y medio, aunque con distintas formas y distintos problemas. Os hablo ahora un poco de algunas continuaciones del 15-M.

Por un lado, una de las líneas de acción que se ha desarrollado con más fuerza es la lucha contra los desahucios.

Se calcula que se producen, atención, 500 desahucios al día en España, gente que ha contraido hipotecas y ahora no puede pagarlas al haberse quedado sin trabajo por la crisis.

Expulsar, desposeer, desarraigar, precarizar, arrojar a la intemperie y la incertidumbre… Los desahucios son quizá la imagen más precisa de la crisis, quizá también la imagen más precisa del capitalismo actual. Es la forma material que toma la Nada.

Una estructura previa al 15-M, la Plataforma de Afectados por la Hipoteca (PAH), enriquecida por nuevos activistas pasados por las plazas, ha parado infinidad de desahucios, consiguiendo en muchos casos mejoras concretas para los afectados.

También se han forzado algunas tibias medidas gubernamentales para aliviar esta terrible realidad y la amonestación (con algunas consecuencias prácticas) de Europa al respecto.

Pero sobre todo se ha hecho visible una realidad que antes pasaba completamente desapercibida y estaba completamente normalizada, ningún desahucio había sido noticia hasta ahora.

La sensibilización social con este tema ahora es enorme y ello explica que se puedan detener tantos desahucios, no únicamente la táctica o la fuerza física de las treinta o cuarenta personas que se congregan cada mañana en la puerta de la persona afectada para impedir la expulsión. Se podría decir quizá que los desahucios se paran socialmente antes de pararse físicamente.

Cada desahucio nos ofrece así una imagen resumida del combate general que se está librando aquí y ahora: la acción política defiende y crea mundos allí donde la Nada los hace desaparecer.

Vida y política
Al mismo tiempo, se ha dado también un cierto vaciamiento de las asambleas de barrio, donde el movimiento se mudó al abandonar las plazas. Mucha gente ha vuelto a hacer su vida.

Las semanas de acampada en Sol fueron un tiempo excepcional, pero resulta muy complicado habitar una excepción. O sólo puede hacerlo gente fuera de lo normal: por ejemplo, los activistas, los que hacen de la política el centro de su existencia.

Pero la profesionalización de la política (también activista) vacía los espacios comunes, porque  los modos de hacer activistas acogen y convocan sobre todo a otros activistas.

El problema aquí es la enorme dificultad que tenemos para inventar una política habitable para el 99%, no sólo para los activistas. Lo personal se desliga de lo colectivo cuando no somos capaces de inventar engarces entre modos de vida y modos de lucha.

Pero “volver a hacer su vida” es una mala expresión. Porque después de pasar por las plazas no se vuelve igual, ni por tanto se vuelve a la misma vida. Paradójicamente, volvemos a una nueva vida: tocada, atravesada, afectada por la experiencia empoderadora de las plazas.

Miles de personas han visto alterada su mirada y su estar en el mundo tras el encuentro con el 15-M. Por eso es posible decir que ahora el 15-M no solo es una estructura organizativa compuesta de asambleas y comisiones, sino sobre todo otro estado mental y otra disposición colectiva hacia la realidad, marcada por la experiencia empoderadora de las plazas.

Un nuevo clima social que libera por todas partes nuevas posibilidades de acción.

Y atraviesa la sociedad entera como una corriente discontinua en el tiempo y el espacio, compleja y diversa, intermitente e imprevisible. A veces subterránea, encarnada en mil iniciativas formales e informales arraigadas en lo cotidiano. A veces muy visible, expresándose en enjambres y mareas que toman masivamente la calle.

Las mareas
El Partido Popular ha puesto en marcha una política durísima de recortes, precarización y privatizaciones que afecta a todos los sectores de la sociedad (profesores, médicos, jubilados, jueces, policías, etc.).

Pero como el clima ya no es el de la queja y la resignación, la respuesta es casi siempre el hacer, la protesta, la organización.

Cada recorte genera un nuevo espacio de lucha que toma el nombre de marea y un color: por ejemplo, la marea verde de profesores, padres y alumnos que llevan una camiseta verde característica; o la marea blanca de médicos y trabajadores de la salud que defiende el derecho de todos, ricos y pobres, a la sanidad pública, etc.

Lo interesante es que cada marea replica a su modo el espíritu 15-M. Hay una especie de transmisión inconsciente y espontánea de saberes, cada nueva politización activa un depósito latente de formas de hacer y decir, se retoman y replican una serie de claves. Por ejemplo:

-La autoorganización desde las bases, a distancia de o sin sindicatos.

-La inclusividad, por la cual en torno a objetivos comunes se agrupa gente de diferentes ideologías (la marea blanca de defensa de la sanidad pública está protagonizada por un colectivo médico de tendencia bastante conservadora) o de distintos roles sociales (médicos, trabajadores y usuarios de la salud en el caso de la marea blanca; profesores, padres y alumnos, en el caso de la marea verde).

-La toma de la calle sin pedir permiso ni legalizar recorridos, desde la noviolencia e inundando el espacio público de alegría.

-La interpelación positiva constante hacia la sociedad y el espíritu de invitación a luchar juntos por lo común: en la huelga de hospitales se cuidó mucho que nadie sufriera por ella, se organizaron abrazos donde la gente rodeaba los hospitales de su barrio para expresar su apoyo, etc.

Preguntas, problemas y debates abiertos
Voy a acabar mencionando rápidamente algunos de los debates abiertos que hay entre nosotros, algunas de las preguntas que nos hacemos, algunos de los problemas y desafíos que afrontamos:

1.- El problema de la organización. Profesores, médicos, jueces, jubilados, diversos físicos, mineros... ¿podría pensarse una articulación de todas las mareas, de qué tipo?

Nos faltan imágenes para pensar la organización más allá de las formas clásicas del “frente”, el “bloque”, que piensa la articulación como “suma”.

Sin embargo, hay ya una cierta organización entre todas las mareas, una organización, no en términos de bloque o de frente, sino de circulación y comunicación de saberes, herramientas, nociones, imágenes. ¿Se puede intensificar esa circulación por ahora casi inconsciente, cómo?

2.- El problema del tiempo. Hay un desacople muy grande entre el tiempo acelerado de destrucción y el tiempo lento de la construcción (de otra subjetividad, otras relaciones sociales) que nos produce muchísima angustia. La Nada devora los mundos en un segundo, pero no se construyen mundos nuevos en un segundo.

Hemos vivido momentos muy marcados por estas lógicas de emergencia y ansiedad, como la convocatoria del 25 de septiembre de 2012 para rodear el congreso y exigir la dimisión de todos los políticos que se desarrolló en un imaginario apocalíptico de cambio radical e instantáneo.

Esa ilusión de producir un evento milagroso que lo cambia todo no es muy realista, pero ¿basta con insistir simplemente en la necesidad de un tiempo lento mientras a nuestro alrededor todo se desmorona?

3.- El problema del logro o la victoria. ¿Qué es ganar? Mucha gente acusa al 15-M de “no haber conseguido nada”. Y es verdad: no hay ninguna victoria clara y contundente que presentar como en el caso de la Primavera Árabe por ejemplo (aunque la marea blanca ha conseguido la paralización judicial de proceso de privatización de la sanidad y hay muchos otros logros no pequeños).

Nuestra sensación paradójica es que todo ha cambiado aunque nada haya cambiado. Que la realidad es la misma pero ahora la vemos desde otro sitio. Que hemos ganado sin ganar nada. Que la sociedad ahora es más rica aunque sea en realidad más pobre.

Pero muchas veces nos es difícil pensar políticamente con una imagen tan difusa de lo que es un logro.

4.- El problema de la militancia. Como decía antes, los militantes no han sido el motor central o generador de las nuevas politizaciones, pero su aportación -en el caso de los militantes que están a la escucha y no quieren dirigirlo todo- es muy valiosa e importante.

¿Podemos repensar la militancia, no como un centro que dirige o empuja, sino más bien como una función de acompañamiento y enlace entre todas esas experiencias que ya están en marcha?

5.- El problema de lo macro y lo micro. Todas las iniciativas mencionadas se topan una y otra vez con un techo de cristal: la política de los políticos está blindada a cualquier tipo de escucha de lo que se dice en la calle.

¿Cómo hacer cuña en ese búnker? Es el gran debate abierto en torno a la cuestión del partido y hay ya en marcha varias iniciativas de nuevos partidos que no pretenden tanto representar -mejorar la representación, conseguir una representación mejor- como devolver el poder a la ciudadanía, hacer de caballo de troya o caja de resonancia de los movimientos callejeros.
(En este punto podríamos incluir también el problema del desacople entre el contexto transnacional de toma de decisiones y nuestro cerebro educado estrechamente a pensar en términos de Estado-nación.)

Por último, creo que hay una pregunta que las resume todas, y que podría ser quizá: ¿qué es el cambio social, cuando no se trata de simplemente tomar el poder -porque no hay otra economía ni otra política posibles sin otra subjetividad social-, ni tampoco de construir una sociedad paralela -porque somos el 99%?
Fuente: El diario.es