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jueves, 29 de septiembre de 2016

India. La mayor huelga de la historia

The Canary

El viernes, 2 de septiembre, una de las economías más grandes del mundo registró lo que tal vez haya sido la huelga más grande de la historia. En un poderoso acto de resistencia frente al gobierno derechista de India, se calcula que participaron hasta 180 millones de personas. Sin embargo, debido a la información sesgada en los grandes medios británicos (y globales), es probable que no te hayas enterado.

¿Qué ocurrió?
Ese día, en el marco de una jornada de lucha de obreros de toda India, cerraron miles de fábricas, centrales eléctricas, oficinas públicas y bancos estatales. El transporte público también se vio afectado. Diez sindicatos, y hasta 180 millones de trabajadores y trabajadoras del sector público –bancarios, mineros, maestras, trabajadores de la construcción y de correos– participaron en la huelga. Ramen Pandey, de la Confederación Nacional de Sindicatos (INTUC), dijo: “Esta huelga es la más grande que ha habido jamás en el mundo”.

En efecto, el impacto que tuvo fue enorme. Assocham, el máximo órgano de las Cámaras de Comercio de India, comunicó que el trastorno causado en las cadenas de suministro y las empresas cortaron a la economía india 180 000 millones de rupias (2 000 millones de libras esterlinas). Fue la cuarta huelga nacional en India desde 2009.

¿Por qué tuvo lugar la huelga?
Los sindicatos habían decidido responder a lo que calificaron de “políticas antiobreras y antipopulares” del primer ministro Narendra Modi. De acuerdo con el vicepresidente de la INTUC, Ashok Singh, “Modi ha dicho que lucha contra la pobreza, pero parece que en realidad lucha contra los pobres en este país”. Modi condujo al partido derechista Bharatiya Janata a una victoria arrolladora en las elecciones generales de mayo de 2014 con la promesa de impulsar la economía india. Para ello, ha tratado de incrementar la inversión extranjera y privatizar empresas públicas. Ya ha vendido acciones de empresas estatales por valor de miles de millones de libras y pretende recaudar alrededor de 8 300 millones de dólares mediante nuevas privatizaciones en 2016 y 2017.

Los sindicatos temen que las políticas neoliberales de Modi (recortes, privatizaciones, etc.) reduzcan tanto los niveles de empleo como los salarios. Por esta razón impulsaron la huelga masiva con 12 reivindicaciones, incluido el aumento del salario mínimo, la seguridad social universal y la eliminación de las inversiones extranjeras en el ferrocarril, los seguros y la industria de defensa.

Una larga incubación
Sin embargo, el neoliberalismo no es nuevo en India, pues se instauró en el país mucho antes de que gobernara Modi. Según Jayati Ghosh, profesora de economía de la Universidad Jawaharlal Nehru, Modi no ha hecho otra cosa dar continuidad a 25 años de políticas neoliberales que no han hecho más que empeorar la situación de los trabajadores: “Menos del 4 % de los trabajadores de India gozan de protección laboral, e incluso esa protección se ha ido erosionando. Cunde la sensación de que en vez de combatir la pobreza, están combatiendo a los pobres, y ha habido una rebaja real del gasto en servicios públicos esenciales.” Hay trabajadores de la sanidad en India que llevan sin cobrar desde hace meses. Los subsidios alimenticios y sistemas de distribución, mientras tanto, se han deteriorado. Ghosh insiste: “El gobierno central anima activamente a las empresas privadas que desean impedir cualquier tipo de sindicalización.”

En este contexto de continuos ataques a los derechos de los trabajadores de India por parte del régimen, parece que los sindicatos indios no hayan tenido otra salida que ir a la huelga. Y al hacerlo de una manera tan drástica el pasado 2 de septiembre, han enviado un mensaje contundente tanto el gobierno de Modi en Nueva Delhi como al mundo entero: los trabajadores no renunciarán a sus derechos sin luchar.

En el siguiente vídeo pueden verse algunas imágenes de la huelga:
http://www.thecanary.co/2016/09/15/worlds-largest-ever-strike-takes-place-gets-buried-media-video/

Traducción Viento Sur:
http://vientosur.info/spip.php?article11725#sthash.TX4OEdPO.dpuf

sábado, 16 de julio de 2016

La revolución de las hijas del burdel. Adolescentes de Kamathipura, un slum que hacina a 7.000 prostitutas, han creado un proyecto para educar mediante arte, meditación o viajes.

Son mujeres y empoderadas. Son jóvenes y expertas. Fueron maltratadas y son valientes. Fueron esclavas y son independientes. Fueron abusadas y son fuertes. Son artistas, profesoras, periodistas, oradoras, trabajadoras sociales, estudiantes... Son hijas de las prostitutas de uno de los barrios rojos más grandes del mundo, pero no reniegan de su pasado. Fueron víctimas y son agentes del cambio. Un grupo de adolescentes decididas a revolucionar conceptos antagónicos en la sociedad india.

“Muchos abusaron de mi cuando aun era una niña. Aunque recuerdo vívidamente cómo, a los nueve años, uno de los clientes del burdel me sentó en su regazo e introdujo su dedos en mi vagina...”, cuenta Shweta Katti, de 21 años. En perfecto inglés y sin titubeos, relata la pérdida de la inocencia, la humillación, el dolor y la culpa. Pero es un discurso articulado con seguridad serena. “No odio a los hombres. No todos son iguales”. Su firmeza se ampara en un alegato desprovisto de dudas que sólo el insondable ejercicio de la memoria ha transformado en constructivo. Palabras que han servido más como bálsamo ajeno que como martirio propio. Tras el tormento y la piedad, Shweta estudia psicología para ayudar a otras niñas que han sido violadas. “Las mujeres de Kamathipura [el barrio rojo de Mumbai] piensan que no pueden soñar a lo grande y eso les impide alcanzar sus metas”. Masticada y paladeada por ella misma, su historia es ejemplo de superación para muchas audiencias y le ha valido el reconocimiento internacional de  25 menores de 25, mujeres jóvenes ejemplaresjunto a otras como la activista y Premo Nobel de la Paz paquistaní Malala Yousafzai.

Pero las listas siempre se quedan cortas. Porque Shweta no es la única. Otras 15 hijas de prostitutas forman  Kranti —revolución en hindi—, un organización creada en 2010 por adolescentes del segundo burdel más grande del mundo. Nominado al Premio Profesor Global (2016) —conocido como el nobel de enseñanza—, las chicas, de 12 a 21, años no quieren ser beneficiarias de proyectos de desarrollo, sino agentes del desarrollo mismo. La integran Nilofar, de 22 años, que trabaja como profesora y quiere estudiar turismo para dedicarse a la hostelería. Farah, de 21, que será periodista una vez termine sus prácticas de verano en la BBC de Mumbai. O Kavita, Ashini y Shradda; de 21, 18 y 16, que organizan talleres semanales de pintura, escultura y teatro para niños con cáncer en el hospital del centro de la ciudad. Cada una con sus sueños personales, pero todas unidas por un pasado del que no escapan. Sólo huyen de la condescendencia. “Kamathipura es el barrio en que nací. Puede que la gente tenga pena de nosotras. Pero ese pasado no nos debilita, sino que nos hace más fuertes”, dice Shradda, apenas quinceañera, mientras termina de retocarse ante el espejo. Éste devuelve una sonrisa afable acompañada del aplomo de sus ojos; bisoños pero curtidos en certezas que explican más que las palabras.

Infancia en el slum de la prostitución
Shaddra y el resto de integrantes de Kantri vivieron su niñez y adolescencia atrapadas en el sistema de esclavitud que rige KamathipuraAlrededor de 200 euros se paga por el tráfico y venta de una mujer en al barrio rojo de Mumbai, estima la ONG local Prerana Anti-Trafficking . Algo más de 15 euros vale pasar una hora con una menor. Y no más de 1.200 euros cuesta comprar una niña en el burdel más antiguo de India. Instaurado por los colonos británicos hace dos siglos, hoy en día las calles este slum se confunden con el glamour de los rascacielos de la megalópolis india. Abigarradas y promiscuas, sus calles esconden alrededor de 7.000 trabajadoras sexuales plegadas a sistema de karza —deudas de vida— inexistentes e infladas por las redes de tráfico humano. Aunque las autoridades locales sostienen que número de prostitutas se redujo de 50.000 en 1992 a 2.000 en 2009, ONGs como Prerana Ati-Trafficking Centre sostienen que el tráfico de mujeres aumenta en el burdel y que esas cifras se quedan cortas. Se estima que unos 10.000 menores viven en sus calles.

Explotación sexual e infantil; las peores formas de esclavitud moderna se concentran en las 14 calles de Kamathipura, colmadas de enjambres de criaturas entre el olor a falta de intimidad y pobreza suburbial. Según el extenso informe de 2016 sobre el Índice de Esclavitud Moderna, de finales de mayo, India concentra la mayor población de esclavos modernos: 18 millones de personas presas de trabajos forzados, explotación infantil y prostitución.

“Mi abuela vivía en Karnataka [estado indio al sur de Mumbai] y era bailarina. La llevaron a trabajar a Kamathipura cuando era menor. Ella no sabía que era un burdel. Luego llegaron las adicciones y demás.”, explica Sheetal Jain, de 21 años. Tres generaciones de mujeres de su familia sobrevivieron en el slum de la prostitución. Bajo la promesa de trabajo y arrancadas a edades prematuras de otros estados indios o países vecinos como Nepal y Bangladesh, las esclavas sexuales son encarceladas y prostituidas por los dalals —proxenetas— hasta que alcanzan edades superiores a los 25 años. Entonces, el sistema adhiya —ingresos compartidos— las fuerza a ceder parte de sus ganancias en conceptos de alquiler y seguridad; reduciendo sus ya pingües ganancias al 40%.

Los intentos de acabar con el tráfico humano son frenados por la contradicción de leyes nacionales y estatales, como la sección 8 de la Immoral Trafficking Prevention Act, (Acta de prevención del tráfico inmoral) que criminaliza a la mujer por ofrecer sus servicios. Las lagunas legales y la impunidad se unen a la corrupción de la policía local, que filtra información a las mafias antes de que las unidades anti-tráfico ordenen las redadas. Numerosas organizaciones no gubernamentales intentan mitigar los estragos de la esclavitud sexual en Kamathipura. Bien colaborando con la policía en denuncias y arrestos. Bien ofreciendo alternativas de trabajo a las prostitutas, o refugio y educación a los menores que viven en el burdel.

“Las ONGs de Kamathipura imparten educación formal a los niños, pero los sobreprotegen”, critica la propia Sheetal, que pasó por cuatro organizaciones diferentes. “Mientras, a las mujeres sólo les enseñan empleos tradicionales como costura y punto... Así hasta que alcanzan la edad del matrimonio, en la adolescencia”.

Aceptar el pasado para revolucionar el presente
“En Kranti nos enseñan a explorar nuestras pasiones mediante las artes plásticas o la meditación. Eso nos motiva a soñar lo que queremos hacer con nuestras vidas, como el resto del mundo. Sin condicionarnos por nuestro por nuestro pasado”, concluye Sheetal. Ella nunca consiguió integrarse en escuelas y casas de acogida, su único interés era la música y pensaba que nunca acabaría la educación obligatoria. Pero el sistema de Kranti le ofreció otras alternativas; terminó sus estudios y ahora imparte talleres de percusión y cuentacuentos en las que explica su historia de lucha personal para ayudar a los alumnos.

Danza, música, teatro, meditación o talleres sobre justicia social son parte integral de las actividades de Kranti. Las adolescentes de Kamathipura también participan en voluntariados y han viajado a Nepal, Buthan o Estados Unidos como parte de su formación. “No sólo les ayuda a compartir sus historias alrededor del mundo, sino que encuentran formas de relacionarse con gentes de otros países y culturas que viven situaciones similares”, explica Robin Chaurasiya, precursora de la iniciativa y encargada de buscar los fondos para la formación de las revolucionarias; como se autodenominan. Estadounidense de 30 años con orígenes indios, Robin llegó a Mumbai después de ser expulsada de las fuerzas aéreas americanas por su condición sexual, y en Kamathipura entrenó a su agitador ejército de adolescentes: “Con terapia y educación, han aprendido a no avergonzarse de su pasado, que no debe limitar su futuro. Ahora se sienten orgullosas de sus orígenes en Kamathipura, porque eso les ha convertido en las mujeres que son”.

Amrin Shaikh, de 15 años, mueve las manos con vehemencia. “La gente me rechazaba por mi origen y condición. Ahora lucho por mis derechos y respondo a los que piensan que soy tonta”, traduce su hermana Nilofar, que también ha aprendido lenguaje de signos gracias a Kranti. Alumna con las mejores calificaciones de su promoción, Amrin es sordomuda pero elocuente; y lo demuestra preguntando una y otra vez si se ha hecho entender.

La misma confianza que desprenden el resto de hijas de Kamathipura. Sólo empañada por el recuerdo de sus madres, algunas de las cuales ya murieron en el slum de la prostitución. Una vacilación que dura apenas segundos. Sheetal insiste en una idea, repiqueteando como sus dedos sobre la piel de tambores y djembés: “Estamos muy orgullosas de nuestras madres. Somos fuertes gracias a ellas y a lo que vivimos juntas”, ni un ápice de paternalismo: “Entendimos que lo hicieron por nosotras y aquí hemos aprendido a perdonar”.

http://elpais.com/elpais/2016/06/24/planeta_futuro/1466769362_575564.html

martes, 12 de abril de 2016

Modelo innovador de gestión de agua es un éxito en India

Shyam Bahadur Khadka
IPS

India es uno de los países que más agua subterránea usa. Pero la sobreexplotación del recurso llegó a su límite en muchas partes de su vasto territorio; la crisis hídrica es especialmente grave en el sureño estado de Andhra Pradesh.

La situación es especialmente evidente en distritos propensos a la sequía como Rayalseema, zonas altas de Prakasam, Krishna, Godavari Oriental y Occidental, partes de Nellore, Vizianagaram y Srikakulam, en el estado de Andhra Pradesh, el que cubre alrededor de 40 por ciento de sus necesidades en materia de irrigación con agua subterránea.

En la región seca de Rayalseema, que incluye los distritos de Chittoor, Anantapur, Kurnool, Prakasam y Kadapa, es inviable para muchos pequeños agricultores regar con agua subterránea.

Hubo una disminución significativa del nivel en las capas freáticas, que afectó el sistema de vida, la seguridad alimentaria y la nutrición de los agricultores.

En los distritos de Chittoor y Anantapur, el agua subterránea, de hecho, alcanzó un punto crítico siendo común ver pozos secos. En el primero, la profundidad de excavación ronda los 365 metros a un costo de poco más de 9.400 dólares y alrededor de 90 por ciento de los pozos no funcionan. En el segundo, 95 por ciento de las nuevas perforaciones no dan agua.

Una gran cantidad de pozos se secaron o no funcionan bien por la mala calidad del recurso, una tendencia que continuará y puede llegar a convertirse en un problema ambiental, económico y social.

No es de extrañar que el aumento del número de perforaciones secas tenga consecuencias negativas para la producción de alimentos, y haga que muchas familias pierdan su fuente de ingresos, lo que genera endeudamiento y deja un agujero en la tierra con riesgo de contaminación.

En los distritos de Prakasam, Kurnool y Anantapur, así como en las zonas costeras y las grandes ciudades y pueblos, la contaminación del agua subterránea se expande rápidamente a nuevas zonas generando degradación ambiental.

Con el fin de atender la situación en otras partes de India, la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) encabeza la iniciativa Andhra Pradesh Groundwater Systems (APFAMGS, sistemas de agua subterránea de Andhra Pradesh) en cinco distritos de ese estado.

El proyecto ofrece un marco ideal para diseñar nuevas estrategias descentralizadas y propiciar la autogestión local a fin de logar una efectiva gestión sostenible del recurso.

El gobierno estadual cree que la actual sequía y el estrés hídrico ofrecen una oportunidad para usar el modelo APFAMGS y diseñar nuevas estrategias descentralizadas. Eso mejora la gestión del recurso y los ingresos de los pequeños agricultores.

La FAO y sus socios locales implementaron un proyecto APFAMGS muy exitoso en los distritos que sufren sequía como Rayalseema, Mahbubnagar y Nalgond, en el nuevo estado de Telengana, creado en 2014 en el oeste del viejo Andhra Pradesh.

En el marco de la iniciativa se creó un programa de monitoreo hidrológico participativo para construir capacidades en base a conocimientos, datos y habilidades que permiten comprender el funcionamiento de la napa freática.

El proyecto propició creación de 638 comités de monitoreo de agua subterránea en las aldeas con el fin de supervisar el recurso, que luego se reordenan según la Red de Unidad Hidrológica.

La iniciativa también facilitó proyectos de ahorro de agua, promovió una agricultura orgánica de baja inversión y ayudó a formular normas que garanticen la sostenibilidad de los limitados recursos. En la mayoría de las zonas con proyectos pilotos (638 aldeas en siete distritos), los resultados han sido muy positivos.

Los comités por unidad hidrológica estimaron la totalidad disponible del recurso y elaboraron un sistema de cultivo que se ajusta a la disponibilidad de agua. Luego difundieron la información a toda la comunidad agrícola de cada unidad hidrológica y actuaron como grupo de presión.

El éxito de la iniciativa quedó señala en el informe “Iniciativa de Asistencia Técnica y de Estudio sobre la Gestión de Agua Subterránea en India”, del Banco Mundial:

La reducción en el uso de agua “no fue una acción colectiva altruista, sino resultado de decisiones individuales de miles de agricultores con fines de lucro y que buscan gestionar el riesgo”, subraya.

“Eso hace que el modelo APFAMGS sea sólido y se pueda replicar, pues no se necesita un liderazgo”, precisa. “Una de las grandes lecciones es que la gestión del agua subterránea no necesita de un gran sacrificio”, destaca.

Por su parte, el informe de evaluación de la FAO coincide: “La experiencia de APFAMGS es un hito en la gestión del agua subterránea y en asegurar el sustento de agricultores pobres en India, y como ambos son un problema del gobierno central y de los estaduales, el enfoque debe adoptarse e incluirlo en las obras de desarrollo y en las políticas estatales”.

Debido al éxito del trabajo con organizaciones de base, el gobierno de Andhra Pradesh y la FAO acordaron ampliar el proyecto piloto para incluir a las autoridades de las aldeas, llamadas “Gram Panchayats”, en la gestión del recurso hídrico.

El proyecto piloto requirió pocos recursos económicos con un presupuesto total estimado en unos 534.200 dólares, de los cuales la participación del gobierno estadual se fijó en 359.400 dólares. Los fondos se usaron principalmente para comprar equipos para monitorear el nivel del agua.

La inversión de la FAO, principalmente mediante el aporte de coordinadores locales, capacitar a los agricultores, y ofrecer apoyo administrativo y técnico, se estima en unos 174.800 dólares.

Actualmente, la FAO busca activamente socios interesados en ampliar el modelo sobre la base de la organización informal que ya probó ser efectiva en la gestión de la demanda de agua subterránea, un recurso vital en rápida desaparición.

Shyam Bahadur Khadka, representante de la FAO en India

Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2016/03/modelo-innovador-de-gestion-de-agua-es-un-exito-en-india/
Traducido por Verónica Firme https://www.facebook.com/annie.peace.581/videos/627480800739446/
(Foto de Rosa Peña: Primavera en mi barrio. Rivermark. Santa Clara. California)

domingo, 29 de noviembre de 2015

India. Kerala. Exitosa rebelión de trabajadoras del té

K. S. Harikrishnan
IPS

Lissie Sunny no era un nombre conocido en India. Pero eso cambió cuando esta mujer, que trabaja desde hace más de 25 años arrancando hojas de té en las laderas montañosas del sur de este país, se cansó y arremetió contra una de las compañías de té más poderosas del mundo.

La delgada Sunny, de 47 años y trabajadora de la localidad de Munnar, en el austral estado de Kerala, realizó junto a 6.000 compañeras más varias manifestaciones por sus derechos y contra la explotación que aseguran haber sufrido durante años.

La política sindical nacional, dominada históricamente por dirigentes varones que excluían a las mujeres, estaba a punto de cambiar.

Sunny lideró las semanas de protestas en las plantaciones Kanan Devan Hills, controladas por la empresa trasnacional india Tata, donde las jornaleras no solo enfrentaban la represión ante el creciente malestar por la explotación sufrida sino también la discriminación de género en el sector del té en general.

Sunny ayudó a formar la organización de trabajadoras Unidad de la Mujer, más conocida como Pompilai Orumai (PO), que incluso se presentó a las elecciones locales a principios de este mes y ganó tres escaños. Tras los comicios, la líder fue elegida formalmente como presidenta de PO.

Aunque la extraordinaria rebelión de las mujeres de Munnar inicialmente se dirigió contra la decisión del sindicato de reducir la bonificación anual que reciben las recolectoras de té, la revuelta tiene raíces más profundas.

“Los sindicatos han estado engañando a los trabajadores durante generaciones. Tienen un arreglo mutuo con los jerarcas de la compañía del té. Los dirigentes (sindicales) llevan una vida extravagante. Reciben casas de la compañía en las que viven de manera gratuita. Sus hijos obtienen una buena educación y empleos gracias a los dueños de las plantaciones”, denunció Sunny.

La industria del té, que utiliza mucha mano de obra, es notoria por los salarios bajos y las condiciones de explotación. Los trabajadores reciben menos de 3,50 dólares por jornada de trabajo, que se extiende desde las ocho de la mañana hasta el anochecer.

“Eso es la mitad de lo que recibe un obrero asalariado en Kerala. Las trabajadoras viven en condiciones infrahumanas, duermen en chozas de una sola cama, sin aseos ni otros servicios básicos", explicó a IPS.

Las trabajadoras acusan a los dirigentes sindicales de ignorar los derechos y beneficios de las mujeres, mientras se aseguran buenos empleos y beneficios financieros para sus familiares y dependientes.

Meenu Ammal, una trabajadora analfabeta, afirma que una mafia sindical controla las plantaciones de té y recibe grandes cantidades de dinero de los propietarios.

“La mayoría de los trabajadores varones hacen un mal uso de sus ingresos sin tener en cuenta la educación de los niños y las necesidades médicas de sus familias. Los sindicatos no han hecho nada para impedir que los hombres beban alcohol”, sostuvo.

“Además, los dirigentes siempre se las arreglan para mantener sus puestos de trabajo cuando algunos propietarios abandonaron sus plantaciones tras el colapso de los precios del té hace unos años”, destacó.

Activistas de derechos humanos denominaron a la movilización la “Revolución del Jazmín” – por el té al que se agregan flores de esa planta – en el sector de las plantaciones de India, que todavía padece las secuelas de la época colonial.

Sahadevan, un conocido activista de Kerala, dijo a IPS que se está formando una nueva tendencia entre las mujeres, que reclaman mejores salarios y buscan asegurar otros derechos de las trabajadoras.

“En los últimos tiempos hubo una serie de huelgas lideradas por mujeres. Los sindicatos establecidos no tuvieron que ver. La mayoría de estas luchas tuvieron éxito aplicando estrategias de movilización innovadoras y con apoyo externo de los círculos sindicales tradicionales. Las mujeres están perdiendo la fe en los dirigentes sindicales patrocinados por los partidos políticos”, aseguró.

Los investigadores en estudios de género dicen que la rebelión de las trabajadoras debe estudiarse junto con la condición de la mujer en Kerala, donde los índices de desarrollo, como la alfabetización, son muy altos en comparación con otras partes del país.

Sreelekha Nair, una investigadora de estudios de la mujer en Thiruvananthapuram, opinó que la huelga de las trabajadoras del té es una lucha histórica que debe ser reconocida por su aspecto de género.

“La insurrección es apenas un indicio de la fuerza de trabajo femenina apropiándose de la lucha por sus derechos. Es cierto que existe un espacio en Kerala para que la fuerza de trabajo unida entre en huelga. Este espacio fue creado por la cultura sindical establecida y por una especie de visión progresista hacia los trabajadores”, comentó.

“Y cuando este espacio es reclamado por un grupo (de mujeres), resulta ser un shock para el régimen y los dispositivos existentes que se ocupan de las huelgas. Esa es la razón por la cual… el gobierno tiene que ir a toda marcha para encontrar una manera nueva de lidiar” con el fenómeno, explicó Nair.

Desde Nueva Delhi, los observadores comentan que la inédita rebelión femenina en Munnar ha desconcertado a los sindicatos y a los expertos en gestión de todo el país, y despertó gran interés en los trabajadores del té de los estados de Assam, Bengala Occidental, Tamil Nadu y Karnataka.

Siva Prasad, un experto en leyes laborales, dijo que los sindicatos establecidos en el país son dirigidos por hombres que no velan por las mujeres trabajadoras, estén en sectores sindicalizados o no.

“Los trabajadores no sindicalizados reciben bajos salarios y trabajan en condiciones deplorables. La lección que nos enseña la huelga (de Munnar) es que la lucha unida por los derechos beneficiará a las mujeres en general, y que no será fácil que las trabajadoras sean engañadas por los dirigentes sindicales con respaldo político”, vaticinó.
Fuente original: http://www.ipsnoticias.net
Traducción de Álvaro Queiruga*

lunes, 27 de julio de 2015

La Corrupción deja a millones de personas hambrientas en India

Neeta Lal
IPS

Chottey Lal trabaja en la construcción en Noida, una localidad del norteño estado de Uttar Pradesh, en India. Este obrero de 43 años labora 12 horas diarias, pero lo que gana apenas le alcanza para alimentar a su familia de siete integrantes. Él y su esposa Subha cumplen con los requisitos para recibir la asistencia de alimentos básicos subsidiados, que deben adquirir en un comercio local específico, si todo funciona bien. Pero eso no sucede.

“Cuando vamos a la tienda, nos echan; el dueño nos dice que se quedó sin reservas y terminamos comprando alimentos en el mercado, que es caro y no nos alcanza para alimentar a toda la familia”, relató a IPS.

“Todo el mundo sabe que el comerciante vende los granos en el mercado negro. ¿Pero qué podemos hacer nosotros que somos pobres? Nos quejamos en la policía, pero no se han tomado medidas en su contra”, explicó Lal a IPS.

Savirti, de 50 años, y Kamla, de 39, también viven una situación terrible. Ambas son viudas y viven con sus hijos casados. Pero tuvieron que dedicarse a mendigar, porque los ingresos de la familia y las raciones de granos que reciben en las tiendas de precios justos no alcanzan para todos.

La corrupción que agobia al sistema público de distribución de alimentos impide que millones de personas pobres reciban los granos que les corresponden de acuerdo a la Ley Nacional de Seguridad Alimentaria.

El sistema, compuesto por 60.000 comercios de precio justo, en este país de 1.200 millones de habitantes, suministra arroz, trigo, azúcar y queroseno a un precio inferior al del mercado.

El sistema procura ayudar a dos tercios de la población, con la entrega mensual de 35 kilogramos de granos subsidiados por persona, a un precio de entre una y tres rupias (entre 0,01 y 0,04 dólares) el kilogramo.

Sin embargo, solo 11 estados y territorios de la Unión implementaron la ley, aprobada por el parlamento en septiembre de 2013, mientras está pendiente en los 25 restantes.

Para peor, encuestas nacionales han revelado cómo comerciantes inescrupulosos (Qué palabra. ¡¡¡Corruptos!!! o criminales, pues cometen crímenes) desvían millones de toneladas de granos del sistema de distribución.

Los productos se terminan vendiendo en los mercados con un gran rendimiento o se exportan ilegalmente, en connivencia con funcionarios corruptos de la estatal Corporación de Alimentación de India. La mayor parte de los alimentos terminan en países vecinos como Nepal, Birmania (Myanmar), Bangladesh y Singapur.

Un estudio realizado por el gobierno el estado de Uttar Pradesh, donde vive Lal y su familia, concluyó que la superposición de agencias, la mala coordinación y la falta de responsabilidad administrativa se combinan en perjuicio del mecanismo de distribución.

El comité del juez D.P. Wadhwa, encargado por la Corte Suprema de India de supervisar sus órdenes en un caso de litigio de interés público sobre el derecho a la alimentación, emitió hace poco una dura crítica contra el sistema de distribución de alimentos.

Al investigar irregularidades en la cadena de distribución, el comité reveló que 80 por ciento de la corrupción ocurre antes de que los alimentos lleguen a las tiendas de venta al público.

Y peor aún, casi 60 por ciento de los alimentos que se distribuyen a través del sistema público o se pudren o se malversan en el camino.

“Lo que llega a los beneficiarios pobres ni siquiera suele estar en condiciones para el consumo”, explicó el especialista Devinder Sharma, quien dirige el Foro de Biotecnología y Seguridad Alimentaria, con sede en Nueva Delhi.

El creciente y sistémico abuso en la cadena de suministro de alimentos es un mal augurio para un país como India, con 194,6 millones de personas subalimentadas, el mayor número en todo el mundo, según un informe anual de la Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO).

El informe remarca que ese número representa a 15 por ciento de la población del país, superando a China en cifras absolutas y en la proporción de personas subalimentadas.

“El mayor crecimiento económico no se ha traducido plenamente en un aumento del consumo de alimentos, y menos aún en una mejora de las dietas”, señala una parte dedicada a India del informe “El estado de la inseguridad alimentaria en el mundo, 2015”, de la FAO.

Esa realidad, añade, “podría indicar que las personas pobres afectadas por el hambre no han conseguido beneficiarse del crecimiento general”.

Cerca de 1,3 millones de niñas y niños mueren al día en India por malnutrición, según la Organización Mundial de la Salud (OMS).

La prevalencia de niños de bajo peso está entre las mayores del mundo, y es casi el doble de África subsahariana, lo que perjudica la morbilidad, la mortalidad, la productividad y el crecimiento económico, señala la OMS.

El Comité Shanta Kumar, encargado de revisar el sistema de distribución de alimentos, entregó a principios de este año un informe al primer ministro, Narendra Modi, en el que recomienda desarmar de forma gradual el programa y comenzar con la transferencia de dinero en efectivo.

La nueva propuesta, según el comité, permitirá disminuir de forma progresiva la dependencia de las personas más pobres en los comercios de alimentos subsidiados.

Lo graneros de India rebozan cada año de excelentes cosechas de trigo y arroz, pero los granos se roban desaparecen por culpa de intermediarios o se pudren bajo la lluvia, mientras millones de personas padecen hambre.

El gobierno también incurre en enormes gastos en los granos que suministra al sistema.

La pérdida de cereales a través del sistema de distribución de alimentos se eleva a 48 por ciento, según la encuesta, y las reservas que guarda suelen estar muy por debajo de los requisitos, lo que genera grandes costos de manutención.

Actualmente, alrededor de 23 por ciento de la población de India vive con menos de 1,25 dólares al día, el monto que mide oficialmente la pobreza.

Un ingreso que el Banco de Desarrollo Asiático considera inadecuado como medidor, que sugiere que se eleve a 1,51 dólares, lo que refleja mejor el monto necesario para mantener a una persona con un estándar mínimo de existencia.

Independientemente de cómo se mida la pobreza, está claro que en este país hay millones de personas que pasan hambre a diario. De hecho, según datos de la Organización de las Naciones Unidas, las personas pobres aumentan año a año.

Para el especialista Ravi Khetrapal, alertó en diálogo con IPS que “si los pobres no acceden a la red de alimentos, morirán de hambre”.

La respuesta no es desmantelar el sistema, sino reformarlo, erradicar la corrupción y hacerlo más efectivo, sostuvo.
Fuente: http://www.ipsnoticias.net/2015/07/corrupcion-deja-a-millones-de-personas-hambrientas-en-india/

viernes, 20 de junio de 2014

Basta ya. “Nos hemos acostumbrado a la esclavitud femenina y echo de menos un movimiento mundial”

Un amigo que, por otra parte, es un encanto, me dijo el otro día que la India goza de un estado espiritual superior a Occidente; que nosotros estamos en el tercer chacra, que es el ego, y los indios en el cuarto, que es el amor universal.

Me dejó atónita porque demuestra hasta qué punto somos capaces de no ver los horrores que se cometen contra las mujeres. Llevamos mucho tiempo sabiendo de los atroces asesinatos sexistas de la India. Por citar los más recientes: una muchacha ultrajada y luego obligada a beber ácido, y dos niñas violadas en grupo y después colgadas de un árbol.

Comentario ante esto de un ministro del Gobierno indio: “La violación es un crimen social que algunas veces está bien y algunas veces está mal”. Puro amor universal. Claro que también llevamos toda la vida sabiendo (y olvidando) las monstruosidades que cometen todos los días los talibanes; los tres millones de niñas cuyo clítoris es rebanado cada año; las muertas de Ciudad Juárez; los millones de feminicidios, mujeres lapidadas, azotadas, torturadas, ultrajadas, abrasadas con ácido, quemadas vivas. O secuestradas, como las niñas de Nigeria.

¿Pero qué demonios nos pasa? ¿Cómo podemos asistir a estas brutalidades e ignorarlas? “Nos hemos acostumbrado a la esclavitud femenina y echo de menos un movimiento mundial”, me dice Paco Cuéllar, secretario general de Proyecto Gran Simio. Y lo compara con el movimiento antiesclavista de hace 150 años, cuando los ingleses abordaban y liberaban barcos de negreros.

¿Por qué no sucede lo mismo con las mujeres? Paco reclama un grupo de trabajo en la ONU, una Cruz Rosa Internacional, convenios mundiales defendidos por cascos azules.
Tiene razón. Es urgente, esencial.
Hay que hacer algo.

Rosa Montero

jueves, 29 de agosto de 2013

La pobreza consume las capacidades mentales

Investigaciones realizadas en EE UU y en India indican que los apuros económicos limitan los “recursos cognitivos disponibles”.

Diferentes estudios parecen indicar que entre las personas con escasos recursos económicos es más habitual desenvolverse peor en la vida que entre aquellos que no tiene problemas de dinero. Posibles explicaciones las hay para todos los gustos: que una persona en dificultades financieras tiene menos margen de error y que las consecuencias de equivocarse pueden ahondar el problema, que los bajos niveles educativos pueden provocar malentendidos en documentos y contratos... Así presentan el espinoso problema de la correlación entre pobreza y recursos mentales unos investigadores del Reino Unido, Canadá y Estados Unidos que han intentado arrojar alguna luz al respecto. Y su conclusión es que la pobreza en sí misma, al margen de la alimentación, el estrés o la influencia del entorno sociocultural, consume recursos mentales del individuo y reduce sus capacidades cognitivas. Es decir, que al estar inmerso en la preocupación económica que afecta directamente a su vida, la persona tiene mermados sus capacidades mentales tal y como se miden en los test de inteligencia.

"La gente pobre, a menudo actúa, con menos capacidad, lo que puede perpetuar la pobreza", señalan Anandi Mani (Universidad de Warwick, Reino Unido) y sus colegas, en el artículo en la revista Science en que presentan sus experimentos y sus conclusiones. “El sistema cognitivo humano tiene capacidad limitada y las preocupaciones monetarias dejan menos recursos cognitivos disponibles para guiar acciones y decisiones”, señalan los investigadores. Igual que un controlador aéreo concentrado en una situación de potencial colisión en el aire es más fácil que descuide el seguimiento de otros aviones en vuelo, dicen, la persona pobre, cuando está pendiente de agobios de dinero, pierde capacidad para dedicar a otros problemas toda su consideración. “La situación de pobreza bloquea los recursos mentales”, resume Kathleen D. Vohs, profesora de la Universidad de Minnesota, en su comentario en Science acerca del asunto.

Mani y sus colaboradores diseñaron dos tipos de experimentos y los realizaron en EE UU (para comprobar su hipótesis de que los retos económicos de magnitud similar pueden tener impacto cognitivo muy diferente entre gente rica y gente pobre) y en una zona rural de India (para medir el efecto de los altibajos económicos que sufren las personas).

De antemano exponen su definición amplia de pobreza: la distancia entre las necesidades de un individuo y los recursos de que dispone para satisfacerlos. Como se trata de necesidades subjetivas, la definición sirve en un país desarrollado y en uno en desarrollo, al igual que en situaciones de deficiencia económica transitoria, como puede ser el desempleo. Y puntualizan que ellos se centran en el efecto inmediato de la pobreza en las capacidades cognitivas, quedando abiertas, por tanto, otras cuestiones de suma importancia: el desarrollo mental infantil deficiente asociado a la pobreza (que puede condicionar las capacidades mentales en el adulto) o si tiene efecto a largo plazo la merma de recursos cognitivos provocados por la incertidumbre económica.

El primer experimento se realizó con un centenar de voluntarios reclutados en un centro comercial de Nueva Jersey, de 35 años de edad media, 65 de los cuales eran mujeres, y con una distribución de nivel económico personal representativa de la población de EE UU, atendiendo a los ingresos y tamaño de la vivienda de cada uno. En las pruebas, se les presentaba un dilema: cómo afrontar una factura imprevista de reparación del coche. Mientras pensaban al respecto, se les hacían dos test de funciones cognitivas habituales en las pruebas de cociente de inteligencia, uno de fluidez mental y otro de control cognitivo. En diferentes fases se varió, por ejemplo, el precio de la hipotética factura, y la conclusión es que las personas adineradas sacaron mejor puntuación en los test de inteligencia que aquellos con escasos recursos.

Claro que es posible, por ejemplo, que los ricos tengan preocupaciones económicas a otro nivel pero que provoquen la misma sobrecarga mental que en los pobres la factura inesperada del coche. Para aclarar los resultados, Mani y sus colegas diseñaron el segundo experimento. Un total de 464 pequeños agricultores de caña de azúcar en el sur de India participaron en el estudio. Se les hicieron dos test, uno de fluidez mental y otro de control cognitivo (una versión numérica apropiada para personal de escasa alfabetización) antes y después de la cosecha anual, es decir, cuando su mayor preocupación es la perspectiva económica y cuando esta se ha despejado. Tras la cosecha, los resultados de estas dos pruebas de inteligencia fueron claramente superiores. Lo que mejor explica la caída del rendimiento cognitivo es el mecanismo de atención secuestrada por el problema económico.

No ignoran Mani y sus colaboradores las implicaciones sociopolíticas de su investigación. “Los datos que presentamos sugieren una perspectiva diferente sobre la pobreza: ser pobre significa no solo afrontar escasez de dinero, sino también escasez de recursos cognitivos”, escriben. “Los pobres, con esta perspectiva, son menos capaces no debido a rasgos heredados sino porque el mismo contexto de la pobreza impone una carga y obstruye las capacidades cognitivas”.

Como conclusión, sugieren los investigadores algunas medidas políticas que pueden aliviar el efecto que han estudiado. Lo primero sería evitar lo que ellos llaman los “impuestos cognitivos”, como rellenar cuestionarios largos y complejos, preparar entrevistas de trabajo o descifrar nuevas reglas laborales, en las que las personas con preocupaciones económicas pueden estar en desventaja frente a quienes no las padecen. O, al menos, prestar ayuda institucional a las primeras. Otra idea, más centrada en el caso de los cultivadores de caña de azúcar indios, pero no limitado a estos, sería sincronizar las actuaciones y programas —por ejemplo, de formación— con las fases cíclicas de las cosechas para desarrollarlas en los períodos en que esa población sea más receptiva mentalmente y esté mejor capacitada para aprovechar la información.

“Las estimaciones recientes muestran que aproximadamente un 20% de la población mundial vive en la pobreza”, recuerda Vohs. Para muchos economistas, añade, cuanta más gente haya, mejor, pues mayor cantidad de buenas ideas habrá para solucionar los grandes retos como curar el cáncer, encontrar formas de energía renovables o alcanzar la paz mundial. “Pero este argumento se basa en la idea de que todo el mundo tiene capacidad mental adecuada, una premisa ahora cuestionada por Mani y sus colegas para una quinta parte de la población mundial”, añade.

Inteligencia antes y después de la cosecha
Los campesinos de Tamil Nadu (sur de India) que se dedican al cultivo de la caña de azúcar reúnen, al parecer, características especialmente idóneas para los experimentos de Anandi Mani y sus colegas sobre pobreza y rendimiento mental. Tienen una cosecha anual, pero no todos al mismo tiempo porque la recolección está repartida a lo largo de cuatro o cinco meses para que la caña llegue escalonadamente a los molinos. Esto evita en los experimentos efectos que pudieran alterar los resultados, como la influencia de festividades locales o las condiciones meteorológicas, explican los investigadores en Science. Los campesinos afrontan mayor preocupación económica antes que después de la cosecha, pero no todos al tiempo.

En total participaron 464 cultivadores de caña de 54 pueblos en el estudio y la puntuación media obtenida en uno de los test fue 5.45 después de la cosecha frente a 4.35 antes. Cabría pensar que el esfuerzo físico de recoger la caña influye negativamente en el rendimiento mental, pero los investigadores puntualizan que, en muchos casos, los agricultores contratan a peones para el trabajo y, además, en la mayor parte de los casos tuvieron el cuidado de hacer los test después de la fase de recogida de la caña, pero antes de recibir el pago por la cosecha.

Otra posible interferencia sería que, al hacer las pruebas por segunda vez —después de la cosecha— los agricultores estuvieran más entrenados. Para descartar este efecto, Mani y sus colegas incorporaron a un centenar de personas a los test postcosecha que no los hicieron antes. Y el resultado general fue el mismo, luego no es achacable a la familiaridad adquirida con las pruebas.

Tal vez la mejor nutrición después de cobrar la caña tenga algo que ver. Tampoco. Un estudio previo realizado por este equipo, en 2009, mostró que los agricultores de caña no comían menos antes que después de la cosecha. Una vez eliminados los factores principales que podrían afectar el resultado, la respuesta de los investigadores es que la pobreza en sí misma resta capacidad mental.
Fuente: El País.

miércoles, 27 de marzo de 2013

Vrindavan. El pueblo con 6.000 viudas

Anthony Denselow BBC
Última actualización: Martes, 26 de marzo de 2013

Miles de viudas han hallado un nuevo hogar en un pueblo del norte de India. Expulsadas por sus familiares o simplemente solas en el mundo, algunas han viajado cientos de kilómetros para llegar allí y nadie sabe bien por qué.

India está repleta de sitios sagrados y destinos de pegrinajes. Pero pocos lugares están tan asociados con Krishna, una de las principales deidades, como la localidad de Vrindavan, a orillas del río Yamuna, en el estado norteño de Uttar Pradesh, a escasas horas en auto de Delhi.

En esta ciudad colmada de templos, el nombre de Krishna y el de Radha está en boca de todos.

Krishna, de acuerdo al texto conocido como Mahabharata, nació y pasó su infancia y adolescencia en los bosques de Vrindavan. En India todos conocen los cuentos relacionados con el bebé dios, llamado a veces Krisná khir-chor ("el ladrón de mantequilla"), que le roba a su madre la mantequilla recién hecha. Uno de los relatos más famosos narra como su madre adoptiva, al hacerle abrir la boca a Krishna para ver si se estaba comiendo la mantequilla, vio el universo entero contenido dentro de ella.

La deidad pasó su niñez entre pastores y pastoras y tuvo encuentros amorosos con una de ellas, Radha.

Radha y Krishna son los dos nombres unidos para siempre en la mente de los muchos peregrinos que llegan a Vrindavan para cumplir el ritual recorrido por el circuito de templos.

Pero la ciudad tiene un lado más oscuro. Cuando uno comienza a observar los peregrinos que ingresan y salen de sitios sagrados, puede verse numerosas mujeres entradas en años, vestidas de blanco y muchas veces mendigando.

Las viudas en India ya no se lanzan a las piras funerarias de sus maridos, como en tiempos pasados, pero su vida puede ser extremadamente dura.

Muchas viudas son expulsadas de sus pueblos, a veces excluidas del círculo familiar por los parientes del marido para evitar que reclamen alguna herencia.

Historias de quebrantos
Nadie ha podido explicar exactamente por qué Vrindavan atrae tantas viudas, especialmente de la región de Bengala.

Se estima que hay por lo menos 6.000 viudas en Vrindavan y muchas más en las zonas rurales cercanas.

Algunas llegan para dedicar el resto de su vida a la oración y el servicio a Radha/Krishna. Pero muchas otras lo hacen para escapar de contextos familiares brutales o han sido expulsadas por sus yernos o nueras como si fueran una carga no deseada.

Este es un aspecto de la sociedad india que el gobierno prefiría mantener lejos de la atención internacional, a pesar de sus genuinos esfuerzos por combatirla.

La organización no gubernamental Maitri, basada en Delhi, provee alojamiento y comida para algunas de las viudas.

En un pequeño templo algunas están sentadas en el patio mientras jóvenes voluntarios reparten arroz y guiso de legumbres.

La mayoría ha viajado desde el estado de Bengala Occidental, en el este del país, en una travesía de cerca de 1.600 kms. Muchas lo han hechos solas, dejando atrás a sus nietos y amigos.

Saif Ali Das tiene solo 60 años pero parece mucho mayor y camina cojeando. Su marido era alcohólico, cuenta, y murió hace 12 años luego de una caída.

Su hija murió en el hospital y su hijo fue asesinado en una disputa por tierras. Luego de su muerte de sus hijos y sintiéndose sola en el mundo, Saif se dirigió hacia el lugar en el que, según había escuchado, podría encontrar seguridad.

Sondi es una mujer fuerte de 80 años. Su esposo murió siendo muy joven y tuvo que criar sola a sus cuatro hijos. Su nuera la echó de la casa, diciendo que su esposo mantenía el hogar "pero tú no tienes marido así que deberás arreglárterlas por ti misma".

Para muchas de estas viudas originarias de Bengala Occidental, donde se habla otra lengua, vivir en Vrindavan rodeadas de personas que hablan Hindi es como haber llegado a otro país. Algunas luchan y no se permiten caer, otras se ven asustadas y quebrantadas.

Muchas viudas han sido abandonadas por sus familias.

Supersticiones
Las autoridades han abierto cuatro ashrams o comunas espirituales, donde algunas mujeres tienen alojamiento. Pero muchas se ven forzadas a pedir limosna para pagar la renta. Algunos testigos señalan que las viudas son maltratadas por la población local y son sólo los peregrinos quienes les dan dinero para ganar méritos.

Gauri Dasi abandonó su hogar en la frontera debido a la tensiones de la guerra que derivó en la independencia de Bangladesh en 1971. Llegó a Vrindavan con su marido, con quien tuvo tres hijas, pero su esposo la abandonó y sus tres hijas fueron prometidas en matrimonio cuando cumplieron 10 años.

Dasi ha vivido sola en Vrindavan durante los últimos 15 años y dedica su vida a la devoción a Radha, recibiendo algunas monedas a cambio de cantar en los templos.

Muchas de las devotas parecen protagonizar vidas trágicas en las calles de Vrindavan.

El gobierno y los peregrinos pueden salvar a las viudas de la inanición, pero será mucho más difícil acabar con las injusticias y las supersticiones en la región de Bengala.

Para algunas personas aquí, incluso mirar una viuda es considerado mal agüero.

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