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miércoles, 23 de mayo de 2012

España atrapada por las mentiras -y las deudas- de la banca, ese es el gran problema.

Desde los primeros momentos de la crisis sorprendió que nuestras autoridades afirmaran que los bancos españoles eran los más solventes del mundo, que estaban, decía Zapatero, en Liga de Campeones. Era chocante que los nuestros tuviesen tan buena salud cuando la inmensa mayoría de la banca mundial estaba literalmente quebrada. Se decía que era debido al magnífico papel de supervisión desempeñado por el Banco de España, pero eso tampoco casaba con las denuncias de pasividad que habían hecho pocos años atrás sus inspectores ante el gobernador Caruana y el Ministro Solbes. Y, desde luego, con el hecho evidente que cualquiera conocía, por muy poco experto que fuese en temas financieros: la salvaje financiación que nuestra banca había realizado a una de las mayores burbujas inmobiliarias de la historia.

¿Cómo era posible que no les hubiera dejado créditos sin cobrar cuando todo se vino abajo? ¿Cómo se explicaba que no tuviese problemas un sistema bancario que en 2007 solo recibía 0,76 euros en depósitos por cada euro de crédito que concedía (casi la mitad de lo que recibía en 2000, 1,43 euros)? ¿Cómo podía creerse que estaba, o que podría mantenerse en Liga de Campeones un sistema bancario que en ese mismo periodo había multiplicado por nueve el crédito a una actividad inmobiliaria que se estaba volatilizando, y que había pasado de recibir 78.000 millones de euros de financiación interbancaria europea a 428.000 millones, también entre 2000 y 2007? ¿Cómo se podía creer que no tenía problemas o que no los tendría pronto un conjunto de bancos que había financiado miles de préstamos hipotecarios a más del 100% del valor de la vivienda (en época de subida artificial de precios) o de préstamos a empresas también a más del 100% del valor de la inversión?

Y, sobre todo, ¿cómo podía creerse que estaban en buena situación si a la hora de la verdad habían dejado de dar créditos a las empresas y consumidores, dejando así que se hundiera nuestra economía? La respuesta a estas paradojas es esencial para comprender lo que ha ocurrido en España y lo que nos va a suceder muy pronto.

Los banqueros tienen un poder extraordinario en Europa, en donde hacen y deshacen normas a su antojo, pero los españoles tienen en nuestro país una influencia política, mediática y social incluso mucho mayor que en otros lugares. Perdonan desde hace años los créditos a los partidos políticos, dominan la política editorial de los medios, influyen en las universidades y mantienen contratados a docenas de investigadores que difunden las tesis que les convienen. Así, no les debió resultar difícil convencer a los principales líderes políticos y de opinión de que su situación era buena. Sobre todo, cuando podían disimularla gracias a los cambios contables aprobados por la Comisión Europea, precisamente a instancias de la patronal bancaria. En particular, la “mentira piadosa”, como la califica el catedrático de Contabilidad Oriol Amat, que les permitía seguir valorando los activos dañados a su precio de adquisición y no al mucho menor del mercado en el momento de la valoración.

Esos trucos contables, las inyecciones de liquidez que los grandes bancos españoles recibieron en otros países y las demás ayudas que les dio el Estado permitieron manipular y disimular su situación patrimonial hasta el punto de aparecer como los más rentables del mundo. Lo dicho: Liga de Campeones. Pero la realidad era otra y mucha gente lo sabía. Los bancos, todos, y no solo las cajas, estaban tocados del ala y en el fondo de sus balances había un deterioro estructural gravísimo como consecuencia de la crisis del ladrillo que ellos mismos habían provocado facilitando el endeudamiento explosivo de toda la economía. Un deterioro que tenía dos caras: la acumulación de activos (títulos de préstamos y créditos y propiedades inmobiliarias) que ya no tenían ni mucho menos el valor que se les asignaba, y unas deudas con otros bancos extranjeros que sí seguían valiendo lo que inicialmente se había registrado: muchos cientos de miles de millones.

Si se hubiese puesto en claro esta circunstancia a medida que iban apareciendo activos con pérdida de valor, los bancos españoles se tendrían que haber ido declarando en quiebra porque las provisiones de las que tan orgullosos estaban los reguladores del Banco de España eran totalmente insuficientes. Y para evitar esa situación (que los banqueros sabían -o debían saber- ya en 2007 que antes o después se iba a producir) lo que trataron de hacer fue ganar tiempo para ir creando las condiciones que les permitieran finalmente quedarse con todo el mercado. Gracias a su gran poder político consiguieron que el PP y el PSOE asumieran una estrategia de reforma que poco a poco iba a permitirles que recobrasen el dominio de la situación y el equilibrio patrimonial. Se trataría de ir quitando de en medio a las cajas de ahorros, a quienes era mucho más fácil hacerlas culpables de todo lo que había ocurrido, en gran parte con razón, por la lamentable gestión de los políticos responsables de sus órganos rectores (aunque en realidad se debía a que habían dejado de ser auténticas cajas de ahorros para convertirse en clones de los bancos privados).

Si casi la mitad de los operadores del mercado que competían con los grandes bancos privados desaparecían o eran poco a poco absorbidos, los dos, tres o cuatro mayores de estos últimos quedarían reforzados sin necesidad de mostrar su insolvencia ni de pagar por sus irresponsabilidades. De este modo y a base de recibir ayudas del Estado, como ahora, es como ha ido evolucionando siempre el sector bancario español, cada vez más concentrado.

Pero la intranquilidad y los problemas han empezado a agravarse por lo que era previsible que sucediera: el proceso de fagocitación del mercado como estrategia para salvar a la gran banca privada sin que se le vean sus vergüenzas es muy lento, inseguro y a veces, como ha ocurrido con Bankia, incluso escandaloso. Además, hay que tener en cuenta que el partido no solo se juega en campo nacional. ¿Se iban a conformar los acreedores europeos de la banca española con esta estrategia? ¿Estarían dispuestos a esperar? ¿Se van a arriesgar sabiendo que la política de austeridad va a deprimir por largo tiempo a nuestra economía y que eso va a acelerar el deterioro patrimonial de los bancos españoles y a dificultar el pago de su propia deuda?

Hasta ahora, los banqueros españoles han conseguido que todos nos creamos su gran mentira. O, al menos, que actuemos como si nos la creyésemos (porque basta hablar con responsables políticos y directivos económicos de cualquier ideología o tendencia política para oír a muchos de ellos decir que el rescate es inevitable por el gran agujero de los bancos). El gobierno de Zapatero se limitó a seguir el protocolo marcado por la gran banca incluso en los detalles más pequeños, desde el indulto final al decreto de vergonzosos nuevos privilegios aprobado también estando su gobierno ya en funciones. Pero el de Rajoy ha querido mover ficha jugando a mostrar la verdadera situación de la banca y está precipitando las cosas, porque su estrategia de reformas en unidosis y muy improvisadas solo ha servido para mostrar que la del sector financiero es mucho peor que la que se venía diciendo, y para hacerla quizá ya indisimulable. Ahora solo queda saber lo que ocurrirá tras la auditoría solicitada y que, como todas, proporcionará resultados “por encargo”. Solicitar una evaluación objetiva a Oliver Wyman (que se “equivocó” cuando auditó a los bancos irlandeses considerándolos ejemplares poco antes de que tuvieran que ser nacionalizados, o que fue una de las garantes de los derivados de las hipotecas sub prime como productos muy seguros) es como es como pedir auxilio en el naufragio a quien no sabe nadar.

Así que para qué nos vamos a engañar: aunque la gente normal y corriente no sepamos el final, las autoridades ya lo han negociado porque en cuestión de banca nadie da puntada sin hilo. Pueden ocurrir dos cosas. O bien que hayan acordado ya que se siga mareando la perdiz porque las autoridades europeas (que posiblemente sepan la magnitud real del agujero) admiten que el rescate sería impagable para España y que quizá levantaría una auténtica polvareda social. O bien que se concluya que hasta aquí hemos llegado y que hay que tirar por fin de la manta que cubre las miserias de los bancos españoles.

Me parece a mí que esto último va a ser lo más probable porque, al fin y al cabo, los bancos españoles y extranjeros serían los beneficiados. Los auditores, como tantas veces, serán los que se encarguen de hacer la representación necesaria para que todo se nos presente de la forma más fácil de asumir.

Y aquí es donde estamos. Botín y compañía han dejado atrapada a España a base de irresponsabilidades y de mentiras. Van a terminar obligando a que España, como le ocurriera a Irlanda, tenga que asumir su rescate; haciendo que éste -que en realidad es la recapitalización de lo que los banqueros irresponsables han perdido jugando en el casino- se presente como la salvación de España; y obligando a que los españoles tengamos que sufrir nuevos recortes en derechos sociales y bienestar para que los ellos nos sigan gobernando y obteniendo beneficios a nuestra costa.

Espero y deseo, sin embargo, que las cosas no terminen ahí y que los banqueros no puedan respirar tranquilos en ese momento, como si se hubieran acabado entonces sus problemas. Lo espero y deseo en la confianza de un buen número de españoles, ojalá su gran mayoría, sean dignos y patriotas y que no perdonen a quienes han arrastrado a España a la ruina a base de mentiras para salvar sus privilegios políticos y económicos.
Juan Torres López. Público.
Fuente: http://blogs.publico.es/dominiopublico/5236/espana-atrapada-por-las-mentiras-de-la-banca/

lunes, 14 de mayo de 2012

Bankia a la alemana: dos grandes bancos malos y niebla espesa

La primera vez que se habló en Alemania de crear un banco malo fue en febrero de 2003. La banca alemana invertía gran parte de los enormes superavits exportadores del país en especulación inmobiliaria y contribuía a hinchar la burbuja global. Hubo una reunión confidencial del gobierno con los representantes de la gran banca nacional en la que se barajó la cifra de 300.000 millones en activos tóxicos y se debatió la posibilidad de una crisis, así como de la creación de un depósito de basura financiera. La cosa quedó ahí.

Cuatro años después, el estallido pilló de pleno a la banca alemana. En varias ciudades de Estados Unidos, Baltimore entre ellas, el Deutsche Bank es hoy propietario de más del 10% de las casas vacías. El negocio americano que arruinó al banco Hypo Real Estate, persigue al Deutsche Bank con varios pleitos por estafa en Estados Unidos.

En España la banca alemana tenía 144.000 millones de euros expuestos en España a finales de 2011, según la cifra publicada en abril por el Banco Internacional de Pagos. Es la mayor exposición de riesgo de una banca extranjera en España. En 2008 el riesgo alemán en España era de 200.000 millones.

El discurso populista alemán sobre la eurocrisis, que ignora su interrelación y carga las tintas sobre naciones buenas y malas, ha permitido obviar el debate sobre la central contribución de la banca nacional al estallido especulativo y su coste para el ciudadano.

El primer movimiento que Alemania hizo tras el estallido de la crisis fue aprobar, en octubre de 2008, una Ley de estabilización del mercado financiero, con los votos a favor de los socialdemócratas y en contra de Verdes y Die Linke. La ley permitió que el Estado organizara un paquete de ayuda a la banca de 480.000 millones de euros, sin consulta ni control parlamentario. Fue un cheque en blanco. Cuando algunos diputados preguntaron en qué condiciones y qué cantidades se daba dinero, la respuesta fue “secreto corporativo”. Esa espesa niebla se mantiene hasta hoy.

El Hypo Real Estate (HRE), la institución más afectada por la especulación alemana en EE.UU, fue rescatada por el gobierno el 29 de septiembre de 2008. El rescate costó más caro al contribuyente que la reforma Hartz IV, el gran recorte social de 2003 que desató una polémica de años que aún continúa, sin embargo no hubo debate. Un portavoz explicó que la medida impediría “males mayores” porqué, “una quiebra habría salido mucho más cara”. Ahí quedó el asunto. No se explicó cómo se iban a separar los malos créditos de la entidad, ni quienes eran los responsables de la gestión. La canciller Merkel invitó a los directores de los principales medios a una sesión de información confidencial en otoño de 2008. Los medios de comunicación no han hecho muchas preguntas y han esquivado las principales. La conversión de una crisis bancaria privada en una crisis de deuda pública de países que vivieron por encima de sus posibilidades, habría sido imposible sin la intensa colaboración de los principales medios de comunicación.

A principios de enero de 2009 el Estado se hizo con el 25% de Commerzbank, el segundo banco de Alemania, a cambio de una ayuda de 10.000 millones y con el 3% de Deutsche Bank, mediante la absorción del Post Bank, un banco estatal vinculado al antiguo monopolio estatal de correo. La basura financiera de los principales veinte bancos alemanes se estimaba en 400.000 millones, pero el BaFin, la institución de control financiero que dio esa cifra, decía que los bancos sólo declaraban una cuarta parte de esa cantidad. En 2009 el Bundestag redactó una ley sobre malos bancos y el HRE se nacionalizó.

A principios de 2010 se creó el banco malo de HRE: FMS Wertmanagement y en octubre, se colocaron en él 173.000 millones. Lo que pasa ahí dentro, fundamentalmente, se desconoce. El objetivo oficial de FMS es limpiar o vender hasta el 70% de sus valores tóxicos para el año 2020. En mayo de 2011 se informó que HRE había perdido 3000 millones de euros en la primera mitad del año.

El FMS no fue el primer banco malo alemán. En diciembre de 2009 la caja regional WestLB, también gran inversora en el casino inmobiliario de EE.UU, ya había creado uno, el Erste Abwicklungsanstalt (EAA) en el que colocó 77.500 millones en papeles tóxicos, equivalente a una tercera parte de su volumen de negocios. En 2011, WestLB había recibido un total de 16.000 millones de euros del contribuyente alemán, según cifras del comisario Joaquín Almunia. La agencia dpa informó entonces que en realidad tampoco este era el primero, porque, “otras entidades ya habían organizado almacenes de títulos problemáticos, aunque sin recurrir a la ayuda del Estado”.

Leo Müller, autor de un libro sobre el sector financiero alemán, dice que, “a diferencia de otros países, como el Reino Unido, ninguna institución de gobierno o grupo de expertos ha investigado en Alemania los errores políticos y financieros que llevaron a la crisis”. “Con mi investigación comprobé que los responsables de la política financiera actuaron de forma incompetente antes y después de la crisis, sin entender del todo cómo funcionaba el mercado financiero internacional”. La inspección del Bundesbank y del Bafin, brilló por su ausencia, dice.

Peer Steinbrück, el elogiado ministro socialdemócrata de finanzas del primer gobierno de Merkel, que hoy es uno de los tres líderes del SPD que suenan como candidatos a canciller federal, afirmó ante el Bundestag, muy pocos días antes de la inyección de dinero a HRE, que la crisis era un problema de Wall Street que no afectaba a los bancos alemanes.

Müller dice que Alemania tiene, “los mayores bancos malos del mundo” y que en cifras absolutas ha gastado más dinero que Estados Unidos en rescate de sus bancos ¿Cuánto?: el gobierno no ha publicado esas cifras. Sólo se ha publicado la cifra del fondo federal de estabilización bancaria (Soffin), que no incluye todos los desembolsos de los gobiernos, federal y regionales, explica.
Rafael Poch. La Vanguardia.
Fuente: http://www.lavanguardia.com/economia/20120513/54292594711/bankia-alemana-dos-grandes-bancos-malos-niebla-espesa.html

sábado, 12 de mayo de 2012

El nuevo decreto del gobierno para resolver los problemas financieros de la Banca española y van cinco.

La segunda reforma financiera del Gobierno (actual) en poco más de tres meses tendrá un fuerte impacto en la cuenta de resultados de bancos y cajas, hasta el punto de que parte de ellos podría incurrir en pérdidas si no logra diferir el saneamiento gracias a una fusión.
Las nuevas exigencias de una cobertura media adicional del 23% del crédito promotor teóricamente sano pueden provocar que aumente la concentración del sector y que varias firmas, entre ellas Bankia y algunas cajas medianas, tengan que recurrir a ayudas públicas. Con datos de cierre de año, las entidades con un mayor volumen de crédito promotor normal en sus cuentas eran Bankia (con unos 19.500 millones), La Caixa (con 13.650 millones a los que sumar otros 4.650 millones de Banca Cívica) y el Banco Santander (con 12.800 millones). Esa es la foto fija de cierre de año que, en principio, sirve de referencia al decreto, pero va variando este año.
Las necesidades de provisiones, en todo caso, dependen de las garantías que haya para los créditos, algo que la mayoría de las entidades no detalla. Bankia, la entidad presidida desde esta semana por José Ignacio Goirigolzarri ya era la que tenía un mayor volumen de activos tóxicos del ladrillo (unos 31.800 millones), pero también es la que tiene más créditos considerados teóricamente sanos, que ahora deberá provisionar. Esas nuevas necesidades obligarán al Banco Financiero y de Ahorros, matriz de Bankia, a solicitar más ayudas públicas para mantener su solvencia una vez nacionalizada. En el caso del crédito normal, además, el problema no está en la matriz, que actuaba como banco malo, sino en la propia Bankia.
Con Rodrigo Rato como presidente, y antes de esta nueva vuelta de tuerca al saneamiento del ladrillo, los planes de la entidad pasaban por recapitalizarse con la conversión de preferentes en acciones, con la venta de activos y aun así veía ya la necesidad de recurrir a ayudas públicas. Seguir leyendo aquí en El País

sábado, 28 de abril de 2012

Creadores de escasez. Dos años después del inicio de las políticas de austeridad extrema el panorama es desolador

Se multiplica el paro, la exclusión, las clases medias se empobrecen y mueren empresas.

Durante la década de los años treinta, cuando los rostros de muchos hombres se tornaron duros y fríos como si miraran hacia un abismo, nuestro hombre advirtió los signos de la desesperanza generalizada que conocía desde niño. Vio hombres buenos destruidos al ver roto su concepto de una vida decente, les veía caminar desanimados por las calles y los parques, con la mirada vacía como añicos de cristal roto; les veía entrar por las puertas de atrás, con el amargo orgullo de los hombres que avanzan hacia su propia ejecución, a mendigar el pan que les permitiera volver a mendigar, y también vio personas que una vez caminaron erguidos mirarle con envidia y odio por la débil seguridad que él disfrutaba.

Más o menos así describe el novelista John Williams el espíritu de los años de la Gran Depresión en su maravillosa novela Stoner. No es difícil establecer una analogía con lo que se observa ahora, en las capitales y en los pueblos de algunos países intervenidos o con posibilidades de serlo, del sur de Europa. Con todas las diferencias que se le quiera poner. La Gran Recesión que comenzó en el verano del año 2007 ha dejado de ser planetaria, pero ha adquirido otras características: de EE UU ha pasado al Viejo Continente; de crisis financiera privada ha devenido en una crisis de la deuda pública; su origen estuvo en los abusos y las estafas del sistema financiero en la sombra, y las ayudas estatales al mismo (cuando algunos se atrevían a defender que salvar a la banca era salvar a la calle, que proteger a Wall Street era proteger a Main Street) están en el epicentro de buena parte de los problemas de déficit y de endeudamiento de muchos países. A este fenómeno se le ha denominado “neoliberalismo de Estado”, una paradoja por la cual mientras los beneficios (de unos pocos) continúan siendo individuales, los riesgos (de la mayoría) se socializan. En ella, el papel del Estado ya no consiste en limitar el poder económico sino en facilitar su predominancia; el Estado solo debe actuar para favorecer el libre funcionamiento de la competencia (excepto la citada socialización de pérdidas), allanar los conflictos sociales y mantener el orden público.

Muchos de los problemas económicos que trajeron la recesión no han cedido. Hay posibilidades de marcha atrás en los sitios que han abandonado el fondo del abismo y a que en una nueva fase se multiplique el contagio en sentido inverso. No en vano algunos medios de comunicación norteamericanos han llegado a publicar algo que en otra coyuntura podría resultar muy exagerado: que la reelección del presidente Barak Obama estaría condicionada en parte por la solución de los problemas económicos y financieros de países tan distantes de EE UU como España o Italia. Eso es la globalización.

Se acaban de cumplir dos años de la primera intervención de un país europeo, Grecia, por la troika de poderes fácticos contemporáneos y externos a la soberanía de los países de la zona: la Comisión Europea (CE), el Banco Central Europeo (BCE) y el Fondo Monetario Internacional (FMI). Luego controlaron a otros dos países, Irlanda y Portugal, y la próxima semana coincide con el segundo aniversario de la noche en la que los ministros de Economía de la eurozona hicieron morder el polvo a la política económica de José Luis Rodríguez Zapatero y la cambiaron de sentido en un santiamén, causando la ruina electoral de los socialistas españoles y esbozando la estructura de un fondo de rescate para países en problemas que todavía —más de setecientos días después— anda ajustando su fórmula y su monto definitivo.

Desde entonces, la Unión Europea ha abandonado la política económica común de estímulos que se había aprobado en las reuniones del G-20 en Washington, Londres y Pittsburgh, y ha desarrollado una senda de consolidación fiscal y de austeridad a ultranza. Mientras prácticamente el resto de las zonas del mundo consideran que el problema principal de la economía es su falta de crecimiento (EE UU, China, América Latina…), Europa asume que lo prioritario es volver a los equilibrios macroeconómicos para, más adelante, comenzar a crecer. La desavenencia se manifiesta en el dilema de ajustar para crecer o crecer para ajustar. Hasta ahora la razón empírica parece manifestarse a favor de los partidarios del crecimiento como prioridad para solucionar los problemas más urgentes. Crecimiento o barbarie...

Las ayudas estatales al sistema financiero están en el epicentro de buena parte de los problemas de déficit y endeudamiento

Mientras los beneficios (de unos pocos) siguen siendo individuales, los riesgos ( de la mayoría) se socializan
En resumen, el paisaje después de una batalla que ya ha durado dos años no puede ser más estremecedor. Las políticas de austeridad extrema y de rigor mortis pueden ser calificadas como “creadoras de escasez”, siguiendo las hipótesis de Daniel Anisi, un economista prematuramente desaparecido. La oposición a tales políticas —que ahora empiezan a hacerse más presentes en instancias oficiales de algunos países afectados y diversas instituciones, como el propio FMI, la Comisión y tal vez en el BCE— era de grado y de dosis: nadie ha sugerido incrementos desorbitados del déficit y de la deuda sino una combinación más flexible de los criterios de crecimiento y de estabilidad. Los economistas poskeynesianos, encabezados entre otros por los premios Nobel Krugman y Stiglitz, se quejan de la manipulación del lenguaje que se ha hecho por parte de los partidarios del ajuste duro. La aparición en España del movimiento Economistas frente a la Crisis, se ha sustentado hasta el momento en el principio de “que no nos roben las palabras”. Se trata de impedir que el lenguaje sea tergiversado con conceptos que manipulan el pensamiento que los maestros de la economía han transmitido y que la experiencia que como profesionales de la economía.ha enseñado. Reestructurar no es desregular, reforma estructural no es sinónimo de recortes ni de la dilución de los derechos de la gente, liberalización y regulación son conceptos complementarios e inseparables, los críticos de la austeridad injusta no son partidarios del despilfarro del mismo modo que la estabilidad presupuestaria no es equivalente a déficit cero (un fundamentalismo más) y que quienes critican el Pacto de Estabilidad y las reformas forzadas de las Constituciones nacionales no defienden la inestabilidad... Seguir aquí, Joaquín Estefanía, en El País
Ya en el 2000, se publicaba lo siguiente: El número de pobres se ha multiplicado por 20 en la Europa del Este y la antigua URSS.

lunes, 9 de abril de 2012

EL HUEVO Y LA GALLINA, LOS BANQUEROS Y EL DINERO

Las entidades financieras españolas se han lanzado a una gran campaña de intoxicación para tratar de convencer a los ciudadanos de que los problemas de financiación que paralizan a la economía productiva española no son culpa suya. Es posible que incluso alcancen su objetivo gracias a que controlan medios de comunicación y a que tienen en sus nómina (de modo más o menos explícito) a numerosos académicos, periodistas y líderes de opinión. Pero no dicen la verdad. Su discurso ahora se centra en afirmar que disminuyen el crédito porque no hay demanda suficiente o solvente y no porque sean los propios bancos quienes lo estén racionando por otras razones.
Empezaré por final. Es posible efectivamente que cada vez haya menos demanda solvente para financiación de la actividad productiva pero eso ocurre justamente porque la falta de financiación que han provocado los bancos está ahogando rápida y generalizadamente a los empresarios y a los consumidores.
No se trata de un juego para determinar qué es primero si el huevo o la gallina. Es algo mucho más importante y que puede resolverse objetiva y rigurosamente.
En primer lugar hay que recordar un hecho principal: la banca privada española (y detrás de ella las cajas de ahorros que se han dedicado a copiar su lógica financiera en lugar de estar al servicio de un modelo productivo sostenible y socialmente satisfactorio) han provocado en los últimos años una burbuja financiera gigantesca que ahora mina su liquidez e incluso su solvencia.

LOS DATOS SON IRREFUTABLES
De 2002 a 2008 (¡sí, sólo seis años!), la cifra de crédito concedido por entidades financieras españolas ha pasado de 701.000 millones de euros a más de 1,838 billones de euros, lo que supone un incremento del 161%. Y lo que es aún más exagerado: el 70% de ese incremento se dedicó a financiar el ladrillo, pues el crédito inmobiliario pasó de 347.000 millones a 1,1 billones de euros creciendo, por tanto, un 219%.
El resultado de esta expansión vertiginosa del crédito no ha podido ser otro que una pérdida de solvencia del sector financiero español (además de crear una burbuja inmobiliaria y una especialización perversa de nuestra actividad productiva).
Sería realmente un milagro inexplicable que las familias y las empresas españolas pasaran de soportar una deuda de 700.000 millones de créditos a otra de 1,8 billones en seis años sin que se afectara su fortaleza económica y su capacidad para hacer frente a los pagos. Y de hecho, lo que ha sucedido es que el volumen de créditos de dudoso cobro ha pasado en este periodo de suponer 9.000 millones de euros a 47.000 millones y que la solvencia de las entidades financieras ha comenzado a disminuir sin remedio. Así lo demuestra, por ejemplo, que el patrimonio neto de las entidades financieras representara el 12,3% del total del crédito en 2002 y el 9,5% en el segundo semestre de 2008.
En consecuencia, es una evidencia clamorosa que la primera causa de la situación actual de restricción crediticia y financiera es que ha explotado la burbuja creada por las entidades. A ello hay que unir además que la banca y las cajas españolas se han contaminado, aunque no haya sido en la misma medida que las de otros países, por la difusión de la basura financiera que la banca estadounidense ha emitido por todo el planeta. No podía ser de otro modo en el entorno de globalización financiera en el que estamos. Y es algo que no se puede negar a la vista de tantas personas como están siendo las que pierden sus ahorros a causa de ello.
En conclusión, las entidades financieras españolas han sufrido y siguen sufriendo el mismo proceso de descapitalización que padece la banca internacional y que incluso puede llegar a calificarse de bancarrota en los casos de Estados Unidos y el Reino Unido, según reconoció en septiembre pasado el mismísimo Paul Volcker. Es por eso que han reducido su oferta de crédito; sencillamente, porque todos los fondos que logran captar los utilizan para tratar de salvar sus balances, bien tapando la pérdida de valor, bien huyendo hacia adelante adquiriendo nuevos activos. Eso es lo que explica, por ejemplo, que los bancos españoles reciban docenas de miles de millones de euros en préstamos del banco central pero que los utilicen para depositarlos allí mismo mientras los sujetos económicos claman por recibir créditos.
Hace unos días, se conocía que el multiplicador monetario de la economía norteamericana era ya menor que 0. En román paladino eso significa que los bancos han dejado de desempeñar la función a la que teóricamente está llamada: en lugar de dar combustible, prácticamente roban el que hay en la economía.
Los gobiernos no pueden limitarse a dar más dinero a los bancos. El agujero que los banqueros han generado yéndose al casino con el dinero de los depositantes es gigantesco. Solo sería resoluble o a base de proporcionar a los bancos descapitalizados sumas impensables que generarían una deuda de volumen hasta ahora quizá desconocido, o imponiendo una especie de “corralito” mundial pero que de llevarse a cabo seguramente provocaría una respuesta en la calle inimaginable. O se permite que el agujero siga aumentando o los gobiernos se hacen directamente con los resortes de la financiación para ponerla al servicio de empresarios y consumidores. Pero deben hacerlo directamente, sin el intermedio de los bancos y cajas, puesto que éstos están utilizando y utilizarán los recursos multimillonarios que se ponen en sus manos para disimular el desastre global que han producido. No hay más remedio. Discutir si fue antes el huevo o la gallina es gratuito. Hay que romper éstos últimos para hacer la tortilla. Juan Torre. Fuente; Sistema Digital
Más información sobre el tema Banca y España, en la misma web por Vicenç Navarro "LA BANCA, EL FRAUDE FISCAL Y EL NEW YORK TIMES"

domingo, 8 de abril de 2012

LA BANCA PÚBLICA ES MEJOR QUE LA BANCA PRIVADA: EL CASO DE EEUU

Durante la época del neoliberalismo que abarca desde finales de la década de los años setenta hasta ahora, la postura hegemónica en los centros financieros, políticos y mediáticos en el mundo más desarrollado económicamente (donde se genera la sabiduría convencional transmitida por las mayores instituciones internacionales, desde el Fondo Monetario Internacional y el Banco Mundial, a la OCDE, entre otros) es que la Banca privada es más eficiente que la pública. De esta creencia se derivan las políticas estatales en la mayoría de tales países, incluyendo España, de privatizar la Banca y, en España, las cajas de ahorro, convirtiéndolas todas ellas en Bancas privadas. Esta ideología o creencia, sin embargo, se apoya en fe más que en evidencia científica, la cual apoya posturas opuestas a las que los establishments financieros, políticos y mediáticos están promoviendo. Un ejemplo de ello es lo que ocurre en EEUU. Veamos los datos.

El Estado de EEUU que tiene una economía más eficiente, con el mayor porcentaje de la población empleada, con el menor desempleo, con los salarios más elevados, y con un mayor superávit en sus ventas es North Dakota. ¿Cuál es la causa de ello? A primera vista parecería que se debe a que es un Estado afortunado: tiene petróleo. Y ello crea riqueza. Ahora bien, otros Estados tienen petróleo y sus indicadores siguen la pauta general del país: alto desempleo, destrucción de empleo, y con cuentas públicas en negativo. Entre ellos está el Estado de Alaska, uno de los Estados que produce más petróleo en aquel país. Montana y Wyoming también son ricos en recursos energéticos –gas y petróleo- y en cambio están –como lo está también Alaska- en crisis profunda. Parece, pues, que tener petróleo no es la causa principal de que a North Dakota le vaya tan bien.

Analizando las causas, Ellen Brown, una analista, conocida por sus estudios de las economías de los Estados, ha concluido que el éxito de North Dakota (su desempleo es del 3.3%, el más bajo de EEUU) es que tiene un Banco Público. El Estado deposita todos los ingresos que recibe en este banco, el cual tiene como objetivo ayudar a la economía del Estado, teniendo prohibido invertir fuera del Estado y practicar comportamientos especulativos. Ayuda a las empresas basadas en el North Dakota y tiene como función primordial proveer crédito a los residentes en aquel Estado. El contraste en la manera como este Estado maneja sus ingresos –a través de la Banca Pública- y la manera como lo hace, por ejemplo, California –a través de la Banca Privada- es espectacular.

El profesor de Economía y Director de la Facultad de Derecho de Orange, del Estado de California, el Sr. Timothy Canova, ha hecho esta comparación ítem por ítem, y llega a la conclusión de que parte del enorme problema del Estado de California es que, además de tener desregulada a la Banca, deposita todo su dinero en la Banca privada, la cual lo utiliza fuera del Estado y para fines especulativos que crea un gran riesgo e inestabilidad financiera. Es más, una vez el Estado lo deposita en los bancos, pierde la oportunidad de invertirlo en fines encaminados a favorecer la economía productiva californiana. California, como resultado de ello, tiene gravísimos problemas, con elevadísimo desempleo y cuentas públicas muy negativas, al contrario que North Dakota.

Esta experiencia se reproduce también en Europa. El país que hoy tiene unos mejores indicadores sociales y económicos es Noruega, que es uno de los pocos países que tiene un Banco Público. Como en el caso de North Dakota, la clave no es el petróleo, sino la existencia de una entidad pública que garantice el crédito.

LA SITUACIÓN EN ESPAÑA

Las privatizaciones masivas que tuvieron lugar en España a partir de la década de los años noventa, y muy en particular durante el gobierno del Partido Popular, empobreció a la larga al Estado español. Éste dejó de recibir fondos producidos por empresas públicas altamente rentables, tales como Telefónica, Tabacalera, Repsol, Gas Natural y Endesa, entre otras. Para darse cuenta de lo que significa para el Estado tales privatizaciones, hay que conocer que los beneficios de la Lotería nacional que el gobierno español ha intentado privatizar ha dado en 2011 unos beneficios al Estado de 2.643 millones de euros, que es mucho más que el dinero que el Estado ha intentado ahorrarse congelando las pensiones y reduciendo los salarios de los empleados públicos. Un tanto semejante ocurría en aquellas otras instituciones que han sido privatizadas: han dejado de generar recursos al Estado.

Tal empobrecimiento ha ocurrido también en el sector financiero. Las instituciones financieras Argentaria, Banco de Crédito Industrial y Banco de Crédito Agrícola, hoy parte del BBVA, eran altamente rentables cuando fueron privatizadas. En realidad la privatización del crédito ha dificultado enormemente la misión que tiene el Estado de garantizar la disponibilidad del crédito como medida necesaria para estimular la actividad económica. La única institución que tiene como objetivo primordial esta garantía de crédito, es el Instituto de Crédito Oficial (ICO) que, por cierto, es rentable, presentando unos beneficios anuales de 20 millones de euros. Su tamaño es excesivamente limitado y un gobierno progresista debería haber estimulado su desarrollo y transformación en una Banca pública que hubiera garantizado la disponibilidad de crédito, uno de los mayores obstáculos para que la economía española se recupere. Es decepcionante que el gobierno Zapatero, cuyo equipo económico ha estado imbuido del dogma neoliberal, no haya considerado el establecimiento de tal Banca pública, y también es frustrante que el candidato Rubalcaba haya rechazado la propuesta de que se estableciera la Banca pública en España, una de la mayores condiciones para que la economía española se recupere. En cuanto al mayor partido de la oposición, el partido Popular, sus propuestas de desregular el sector bancario y su deseo de continuar la privatización de las cajas de ahorros dificultarían todavía más la disponibilidad de crédito y, por lo tanto, la recuperación económica. Fuente, Vicenç Navarro, Catedrático de Políticas Públicas de la Universidad Pompeu Fabra y Profesor de Public Policy. The Johns Hopkins University

jueves, 22 de diciembre de 2011

El BCE, el banco central europeo

Este artículo señala que el mal llamado problema de la deuda pública con los intereses exagerados que los países tienen que pagar para cubrir su deuda tiene poco que ver con la confianza de los mercados y mucho que ver con la manera como se diseñó el Banco Central Europeo, impidiendo que los Estados se protegieran frente a la especulación de los mercados financieros. El artículo señala que este diseño se hizo para potenciar los intereses del capital financiero, utilizando el Banco Central Europeo como mecanismo de reducción de los salarios y privatización del Estado del Bienestar.

¿Para qué sirve un banco central? Una de las actividades que un Banco Central realiza en un país es imprimir dinero, y con él comprar la deuda pública de su Estado, y con ello bajar los intereses que tenga que pagar su Estado para poder vender sus bonos públicos. De esta manera, cuando los mercados financieros quieren especular sobre el precio de tales bonos públicos (promoviendo en los medios de información –ayudados por las agencias de calificación de riesgos, como Standard & the Poors- que los Estados no podrán pagar los intereses de tales bonos, forzándoles a pagar unos intereses muy altos para poder vender sus bonos -lo que se llama la prima de riesgo), entonces el banco central hace funcionar sus imprentas y produce moneda con la cual comprar su deuda pública, defendiéndola frente a la especulación. Esto es lo que hace un banco central digno de su nombre. Ni que decir tiene que hay también riesgos en imprimir mucho dinero, porque cuando hay mucha moneda puede incrementarse la inflación. Pero la inflación en la Eurozona no es un problema. Antes al contrario, es demasiado baja, dificultando el crecimiento económico, que es el mayor problema de tal comunidad monetaria.

El problema con la deuda pública de los países de la Eurozona es que sus bancos centrales no pueden imprimir dinero ni tampoco pueden comprar su deuda pública. Los Estados están totalmente desprotegidos De ahí que todos (desde Grecia hasta Alemania) tienen o tendrán problemas con su deuda pública. El único banco central que puede imprimir dinero es el Banco Central Europeo (BCE). Pero el problema con este BCE es que no actúa como un banco central, es decir, no compra los bonos públicos de los Estados miembros, ni tampoco presta dinero a los Estados. El famoso artículo 123 de su Reglamento lo dice muy claro. El BCE no podrá comprar deuda pública de los Estados. Éstos están totalmente desprotegidos. No pueden hacer nada frente a la especulación de los mercados financieros.

Los que sí, en cambio, pueden pedir prestado dinero al BCE, son los bancos privados, y lo pueden conseguir a unos intereses bajísimos, al 1,25%. En cambio, los Estados tienen que pedir prestado dinero a los bancos, pagando unos intereses elevadísimos, incluso del 7% como es el caso de Italia (en España es el 6,5%). Este arreglo es una bonanza para los bancos privados. Consiguen dinero fácilmente del BCE y con ello compran bonos públicos que les producen una rentabilidad del 6% o del 7% de lo que compran. El BCE actúa de esta manera, privilegiando a los bancos privados sobre los Estados, transformando el BCE en un lobby de la banca.

Como consecuencia de esta situación, los Estados se tienen que endeudarse más y más, debiendo mucho dinero a los bancos privados. Y ahí está la raíz del mal llamado problema de la deuda pública, que es incluso más acentuada en aquellos países, como Grecia, Portugal, Irlanda, España e Italia, que habiendo estado gobernados por las derechas por la mayoría del periodo post II Guerra Mundial, tienen Estados muy pobres (sus ingresos al Estado son muy bajos. España, por ejemplo, sólo representa un 34% del PIB, frente al 44% en el promedio de la UE-15, o el 52% en el caso de Suecia), resultado de unas políticas fiscales muy regresivas y un enorme fraude fiscal (En España se calcula que alcanza unos 65.000 millones de euros).

La deuda pública de estos Estados ha ido creciendo, no porque su gasto público haya ido creciendo (como los autores neoliberales erróneamente indican), sino porque han cambiado de banco. En lugar de conseguir dinero de su propio banco central, ahora tienen que pedir prestado dinero de los bancos privados. En realidad, si pudieran prestar dinero del BCE a unos intereses de 1,25% (como los bancos privados) no habría ningún problema con su deuda pública. (Ver Ellen Brown, “The European Central Bank withholds relief while Rome Burns”). Y ahí está la raíz del problema. Se ha diseñado un sistema en la Eurozona en que los Estados dependen de la banca privada para conseguir dinero. Y ésta es una realidad que el lector raramente leerá en la prensa financiera o económica.


Los bancos se forran a costa del endeudamiento de los Estados. Un círculo virtuoso para la banca. Pero la situación es incluso peor que la ya descrita, pues el BCE al romper con el espíritu del famoso artículo 123, comprando deuda pública a los Estados, tales como España e Italia, ha puesto como condición que los salarios y la protección social disminuyan, acentuando la necesidad de privatizar el Estado del Bienestar, tanto sus transferencias públicas como las pensiones, así como los servicios públicos como la sanidad. Estas condiciones están escritas en una carta, no conocida por el público, que el gobernador del BCE, el Sr. Trichet, y el gobernador del Banco de España, el Sr. Fernández Ordóñez, le escribieron al Presidente Zapatero condicionando la compra de bonos públicos del Estado español a la toma de tales medidas por parte del Estado Español.

Un tanto semejante ha ocurrido con Italia. ¿Por qué hacen tal petición en su carta? En teoría, esta reducción de los salarios y de la protección social se exige para aumentar la competitividad de la economía española y salir así de la recesión. Este es el argumento neoliberal hoy en boga. Es fácil de demostrar que este argumento carece de credibilidad. Suecia es el país con salarios más elevados y con mayor protección social, y su tasa de crecimiento económico es de un 5,6%, uno de los más elevados de la Unión Europea. La explicación real es que, por una parte el descenso de los salarios aumenta el endeudamiento de la población (lo cual es bueno para la banca) y por otra, la privatización de las transferencias y de los servicios del Estado del Bienestar es la generalización de la deseada privatización de las pensiones públicas y la privatización de la sanidad, el sueño de la banca y de las compañías aseguradoras. Y lo están consiguiendo.

martes, 2 de agosto de 2011

Portugal reprivatiza un banco por 40 millones tras sanearlo con 2.400

La venta del Banco Portugués de Negócios a una entidad angoleña cuesta al país el 1,4% del PIB - Los nuevos dueños cerrarán el 30% de las oficinas

El Gobierno portugués ha cerrado la reprivatización del Banco Portugués de Negócios (BPN). La operación pone fin a una complicada y ruinosa operación financiera, que ha costado al Estado 2.400 millones de euros, el equivalente al 1,4% del PIB. El nuevo propietario es el Banco Internacional de Crédito (BIC), de mayoría angoleña. Pagará 40 millones de euros, casi una quinta parte del precio de 180 millones, fijado inicialmente en el decreto-ley de reprivatización, en agosto de 2010. La venta del BPN es una de las medidas del programa de austeridad acordado con la troika internacional a cambio de un préstamo de 78.000 millones de euros.


El precio podrá subir ligeramente si en los próximos cinco años el banco obtiene un resultado operacional superior a 60 millones de euros. En este caso, tendrá que pagar al Estado el 20% del excedente. La operación del BPN ha sido un dolor de cabeza constante para el Gobierno, que hasta el último día ha tenido que inyectar dinero. Concretamente, 550 millones de euros de recapitalización antes de ejecutar la venta, más las indemnizaciones de una buena parte de la mitad de los 1.580 empleados que perderán el trabajo. Los nuevos dueños cerrarán el 30% de las 213 oficinas que tiene en todo el país...

Dentro del paquete de medidas de ajuste, ayer entraron en vigor las nuevas tarifas de los transportes públicos, que tendrán un gran impacto en las clases populares. Los sindicatos y organizaciones de usuarios anuncian diversas acciones de protesta. Con un 15% de aumento medio, la subida llega hasta el 25% en algunos casos, como en la línea de tren a Sintra. "No somos nosotros los causantes de que el país esté en la ruina, fueron ellos", se quejaba una joven pasajera. Con el aumento de tarifas, los portugueses gastarán 26 millones más de aquí a final de año. El ministro de Economía, Álvaro Santos Pereira, sostiene que la reestructuración del transporte exige el aumento de tarifas.
Leer toda la noticia en El País.
(foto del Hotel Carlton, Bilbao. Edificio histórico, sede del Gobierno Vasco 1936-39)

sábado, 2 de julio de 2011

El presidente del BBVA, su pensión de 79´7 millones de euros y sin problemas hipotecarios

Ángel Cano, consejero delegado del BBVA, ha acusado al Gobierno de “responder a presiones populistas” que pueden “estropear un mercado hipotecario de referencia a escala mundial.” No le ha gustado nada al número 2 del BBVA el anuncio de José Luis Rodríguez Zapatero –divulgado durante el Debate del Estado de la Nación- sobre la aprobación de medidas de protección para las personas que afrontan una ejecución hipotecaria por imposibilidad de pago. “Hay que evitar esto a toda costa”, subrayó Cano, firme defensor “de la seguridad jurídica”
El flamante Cano trabajó a lo largo de siete años en Arthur Andersen, que era una de las más prestigiosas auditoras norteamericanas hasta que en 2001/2 esa empresa legendaria desapareció abruptamente. Ello sucedió como consecuencia de sus vinculaciones con el escándalo financiero de Enron, que salpicó gravemente al entorno de George W. Bush. Cano era entonces uno más de los expertos en auditorías y es seguro que él no tuvo responsabilidad alguna en el fraudulento hundimiento de Arthur Andersen, que fue acusado, entre otros delitos, de obstrucción a la justicia.
Asunto Enron
Sin embargo, el actual consejero delegado del BBVA sí conoció de cerca cómo se las gastan los amos y señores de las grandes finanzas. El asunto Enron fue una especie de precursor de los tejemanejes multimillonarios, impulsados por la desregulación del sistema financiero de EE.UU, lo que dio paso -menos de una década después- a la crisis económica financiera internacional, ésa que nos azota sin contemplaciones.
Vieja conocida
Conviene recordar, para que no olvidemos quiénes fueron los culpables más directos de la crisis, cuando el Bank of America decidió pagar 31.000 millones de euros a Merill Lynch, factoría de capitales, de gestión de capital, de inversiones y todo género de brillante magia económica, para protegerla del previsible colapso de Lehman Brothers. Meryll Lynch, por cierto, es una veterana empresa de hacer dinero, vieja conocida de Francisco González, al que le dio algunos disgustos y ciertos dolores de cabeza. Fue presidente del BBVA por la gracia de José María Aznar López, cuando sostenía éste que España iba bien. Y, mientras, él se autodenominaba así: “Yo soy el milagro español”.
Y a vivir que son dos días
Pues bien, ahora que se acercan las elecciones generales, Francisco González parece que quiere hacer méritos ante Mariano Rajoy. El BBVA da la impresión estos días de que no es un banco. Se asemeja a lo que es Génova 13 o la FAES. A sus 65 años, González necesitaba, como es lógico y natural, una jubilación a la altura de su alto cargo de banquero nombrado por Aznar. O sea, que se embolsó hace un año su pensión de 79´7 millones de euros y a vivir que son dos días. ¡Que suerte, don Francisco, usted no debe de tener problemas con las hipotecas!
Con sensibilidad social
Desde el inicio de la crisis hemos visto cómo unos y otros magos de las finanzas procuraban taparse con discreción, o sin ella, sus vergüenzas. Se han venido protegiendo, en la medida de lo posible, los bancos y las factorías de dinero especulativo. Pero, como demuestra la doctrina de Cano, contraria a la protección de las personas que quedan atrapadas por sus hipotecas, una cosa es que los poderosos –muchos de ellos enriquecidos por métodos en absoluto ejemplares- se protejan entre sí y otra que los Gobiernos con sensibilidad social, nada que ver con el populismo, señor Cano, intenten proteger a los desvalidos frente a las hipotecas.

miércoles, 9 de junio de 2010

Le gouvernement des banques

Après l'orgie spéculative, l'austérité pour (presque) tous.
L'insolence des spéculateurs suscite une vive opposition populaire et contraint les gouvernements à prendre quelques distances avec la finance. Ceux qui signent les chèques vont-ils continuer à écrire les lois? Plus Ici.

domingo, 7 de marzo de 2010

Entrevista a Stiglitz "Se enriquecen con el desastre que ellos mismos han creado"

“Es una paradoja absurda –se enfervoriza Joseph Stigliz, premio Nobel de Economía 2001– una ironía de vuestra historia europea” ¿No se dan cuenta? Los gobiernos han contraído muchas deudas para salvar al sistema financiero europeo, los bancos centrales mantienen bajas las tasas de interés para ayudarlos a recobrarse, no para favorecer la recuperación. Y, ¿qué hacen las grandes finanzas? Usan las bajas tasas de interés para especular contra los gobiernos endeudados. Consiguen seguir ganando dinero sobre el desastre que ellos mismos han generado”
¿Qué puede suceder ahora?
“Esperen. Esto no termina aquí. Los gobiernos decretan medidas de austeridad para reducir el endeudamiento. Los mercados consideran que no son suficientes y siguen especulando con sus títulos a la baja. De este modo los gobiernos se ven obligados a agregar medidas de austeridad. La gente común pierde aún más, las grandes finanzas ganan todavía más. Moraleja de la fábula: culpables premiados, inocentes castigados”
¿Cómo se puede remediar?
“Tres puntos, primero: nada de dinero para la especulación. Tanto en los EE.UU. como en Europa, los bancos necesitan nuevas normas. Deben financiar las empresas productivas, no los hedge funds. Es necesario impedirles especular”.
Una palabra. Si el gobierno es quién va a dirigir el crédito, se correra el riesgo de que se distribuya aún peor.
“No lo creo. En mi opinión se puede y se debe intervenir. Segundo: es necesario imponer tasas impositivas muy altas a las ganancias del capital. Hoy en día para vivir resulta más ventajoso especular que trabajar. Debe volver a ser al revés”.
¿Y después?
“Tercero: en Europa debéis apoyar a los gobiernos en dificultades”
Se corre el riesgo de premiar a los políticos que gobiernan mal
“No. La prueba es España. Actualmente se encuentra en dificultades sin haber cometido errores. El balance gubernamental era positivo hasta el año pasado; el Banco central supervisó muy bien a los bancos, tan es así que fue citado como un ejemplo mundial. ¿Qué culpa tienen? Es cierto que también ellos vieron crecer la burbuja en el mercado inmobiliario y la detuvieron. Pero es el error que todos cometieron. Estaba en el espíritu del momento. Lo inspiraba la ideología neoliberal que ha dominado por años.”
En Grecia sin embargo han errado. Hasta han falseado las cuentas.
“No el actual gobierno, sino el precedente. Sufrieron la crisis de la navegación comercial, un sector muy importante para ellos y la caída del turismo, en síntesis ¿Por qué debemos obligar a la gente a realizar más sacrificios si no es culpable?”
La deuda está. Los Estados, tarde o temprano, deberán pagarla.
“Pero ¿Por qué debemos dar siempre más facilidades a los mercados? Los mercados no se comportan racionalmente, lo hemos visto por la manera en que se produjo la crisis. Entonces, ¿Por qué deberían tener razón al pedir más sacrificios a los ciudadanos de aquellos países? Y aunque la tuviesen se comportan de manera demasiado errática. Y para terminar, aquí está en curso un ataque especulativo, no es que si uno se porta bien no lo culpan sino que si te pueden dejar afuera, te dejan”
¿Qué podemos hacer en Europa?
“Deben construir mecanismos de solidaridad entre los Estados. La Unión debería disponer de más recursos. Se gasta un montón de dinero en la política agraria común que es un derroche mientras que…”...
¿Logrará Obama imponerse a los bancos?
“Será una larga batalla. Pero la gente tiene mucha bronca y el presidente lo sabe. Los banqueros tienen a toda la población en su contra” Seguir aquí.
(Stefano Lepri, Il Granello di Sabbia)

miércoles, 3 de febrero de 2010

El sector inmobiliario calcula sus activos tóxicos en miles de millones de euros

Entre 75.000 millones y 100.000 millones de euros. En esta horquilla se sitúa el importe de aquellos créditos concedidos por la banca al sector inmobiliario garantizados por activos categorizados como tóxicos, de imposible salida en el mercado. Éste es el cálculo que hacen expertos y empresarios del sector inmobiliario. La cuantía representa aproximadamente la mitad de los préstamos destinados a la compra de suelo y un 25% de la deuda total de la industria, que asciende a 325.000 millones. Ante la imposibilidad de que los promotores puedan devolver los préstamos asociados a estos bienes ilíquidos y devaluados, fundamentalmente parcelas de suelo, el presidente de la Asociación Hipotecaria de España (AHE), Santos González, ha propuesto al Gobierno y al Banco de España el impulso de medidas destinadas a que las entidades financieras puedan sacar esos activos de balance, eliminando la espada de Damocles que pesa sobre la solvencia del sistema financiero español.
El sector inmobiliario ha dado la bienvenida a la propuesta de la AHE. ... Hay varias entidades financieras que están realizando una competencia desleal a las inmobiliarias, ofertando mucho producto malo con fuertes descuentos teóricos que luego no son tales. Estas entidades hacen mucho ruido y están perjudicando al sector", señalan, bajo el anonimato, fuentes representantivas del sector inmobiliario cotizado. No toda la deuda inmobiliaria sufre, sin embargo, en la misma situación crítica. Más allá de la distinta consideración que merece un crédito vinculado a un inmueble en renta de aquel vinculado a una parcela de suelo, los expertos discriminan entre las empresas que han refinanciado su deuda con vencimientos a largo plazo y períodos de carencia en el pago de intereses, del resto. Unas 60.000 firmas componen actualmente el sector inmobiliario en España. ... "El peor problema para el sector es que las garantías de unas 20.000 empresas se han devaluado y se sitúan por debajo del valor de los créditos", asegura. "En los nueve primeros meses de 2009, las minusvalías por deterioro del valor de los activos inmobiliarios en manos de las entidades financieras han ascendido a 1.949 millones de euros, una cifra que aumentará con las cuentas del conjunto del año", señala Rodríguez de Acuña. "Las soluciones globales de pasarle todo al Estado y a los contribuyentes no son buenas"La creación de un banco tóxico con activos de entre 75.000 millones y 100.000 millones de euros implicaría, según los primeros cálculos del sector, unas necesidades de dotación de entre 40.000 millones y 50.000 millones de euros, en buena parte procedentes de recursos públicos. Una socialización de las pérdidas, en definitiva, a la que ayer rápidamente se opusieron tanto la vicepresidenta segunda del Gobierno y ministra de Economía y Hacienda, Elena Salgado, como el gobernador del Banco de España, Miguel Ángel Fernández Ordóñez. Salgado dejó bien claro que el Gobierno no tiene pensado poner en marcha medidas de rescate para los promotores inmobiliarios. "Desde luego no está previsto", sentenció Salgado, al ser consultada por la petición formulada por Santos González. En la misma línea se posicionó el gobernador del Banco de España. Fernández Ordóñez abogó por la búsqueda de una solución conjunta entre las entidades financieras y los promotores al problema de la deuda del sector inmobiliario, porque "las soluciones globales de pasarle todo al Estado y al contribuyente no son buenas".
J. Sánchez Arce, Expansión