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lunes, 15 de junio de 2015

El milagro de Zamora: IU gobernará una de las ciudades más tradicionales. La perserverancia de un conserje, látigo del PP 16 años, entrega a IU un feudo de la derecha

Una frase basta para resumir 20 años de política en Zamora, la campaña electoral y por qué la quinta ciudad más envejecida de Europa, donde el 29% de la población es mayor de 65 años, un feudo inexpugnable del PP durante dos décadas, tendrá por primera vez en la historia un alcalde de Izquierda Unida. La pronunció la candidata del PP, Clara San Damián, durante un mitin el pasado 8 de mayo, en el salón de actos del campus universitario: “Es el momento de poner fin a los sinvergüenzas que nos quieren quitar el puesto”. “Los sinvergüenzas” eran los partidos de izquierdas, el PSOE y sobre todo Izquierda Unida que ya despuntaba en las encuestas; "el puesto" era el Ayuntamiento, en manos del PP ininterrumpidamente desde 1995 y casi toda la democracia, salvo dos mandatos con alcalde socialista. La frase, que pretendía ser una llamada al voto útil en un feudo que el PP veía amenazado, se volvió un bumerán en los titulares de prensa y la comidilla en los corrillos de la ciudad.

San Damián, candidata debutante, funcionaria que hizo carrera en el PP hasta llegar a subdelegada del Gobierno en Castilla y León y pareja de uno de los hombres fuertes de la vicepresidenta Soraya Sáenz de Santamaría, José Luis Ayllón, no llegó a ilusionar ni a los votantes de siempre. Perdió un tercio de sus apoyos, casi 5.000 papeletas, para quedarse en 10.420 votos, el 32%. Cargaba con el lastre de los recortes -como tantos candidatos en las municipales- y el desánimo de una ciudad muy castigada por la crisis donde una generación entera no ha vivido más gobierno que el PP. Enfrente tenía un PSOE dividido –cuatro de sus seis concejales dimitieron durante la precampaña-, a Podemos, que amagó con presentarse pero no lo hizo, y, sobre todo, a Paco.

Paco es Francisco Guarido, en una ciudad de 60.000 habitantes donde todos se conocen. Él es la cara de Izquierda Unida en Zamora; el hombre que lleva 16 años clamando, junto a su pareja, también concejal, contra los excesos del Ayuntamiento; un conserje de instituto de 57 años con tres carreras y un discurso nada estridente, que buzoneó durante años un periódico a todos los zamoranos para contar, a su manera, la realidad del municipio, sus críticas al PP y las propuestas de IU.

La noche electoral, Paco, mucho más que Izquierda Unida, logró 9.365 votos, el 29,1%. Ocho concejales, en números redondos. El noveno, para empatar al PP, se le resistió por unas papeletas. En la sede de Izquierda Unida no hubo champán pero se cantó La Internacional. Se celebraba la caída de un régimen: la suma de IU y PSOE (ocho y cinco ediles) era suficiente para desbancar al PP, que sumó 10 concejales, frente a dos de Ciudadanos. Hasta el secretario provincial del PSOE se acercó al local de IU de madrugada para felicitar a Paco. El pacto estaba cantado.

La propia San Damián asume que tantos años en el poder le han pasado factura al PP. Y que contaba con que el voto de la izquierda se fragmentase más. "El padre de Pablo Iglesias [Javier, vecino de Zamora] ha estado siempre vinculado a Izquierda Unida. Si Podemos se hubiera presentado, IU no hubiera sacado ocho concejales. Los votos que sumaron en las autonómicas han ido a IU en las municipales", lamenta, mientras augura cuatro años inciertos en la política zamorana. "Tienen derecho a intentarlo, llevan 20 años en la oposición y ahora les toca a ellos, me interesa ver qué hace el PSOE, que está a punto de ser engullido por IU".

Antonio Gallego, banquero prejubilado de 69 años, físico electrónico de formación, es el portavoz del Foro Ciudadano de Zamora, una entidad apartidista que "trata de zarandear la conciencia crítica" de sus vecinos. "IU ha hecho una oposición seria y su líder ha ido perdiendo esas aristas que a veces se dejan ver en el lenguaje de izquierdas y que podían rechinar a la sociedad zamorana. Sería excesivo decir que Zamora se ha vuelto de izquierdas, el deseo de cambio estaba incluso en la gente de derechas. La ciudad se ha rebelado contra la decadencia, estamos perdiendo lo último que se puede perder: los habitantes".

La ciudad languidece, los anuncios de 'se alquila' o 'se vende' decoran las cristaleras de los bajos, muchos desocupados incluso en el centro más comercial que linda con la Plaza Mayor. Hay edificios enteros de los que también cuelgan esos carteles. El INEM computa 6.740 parados. Y Cáritas el último año dio ayudas a 13.818 personas. No es extraño, en este contexto, que la entidad benéfica dependiente de la Iglesia sea, con 130 trabajadores, una de las principales empleadoras de la ciudad. Solo la cooperativa Covadu, de productos agrarios, tiene tanto personal. "Esto es un geriátrico grande, donde solo hay jubilados y funcionarios. De todo tipo, eso sí, de la Diputación, de la Junta, del Ayuntamiento y hasta del Consejo Consultivo", asegura Juan María, autónomo que atiende el Bar Castillo, de su familia política. Fue dueño de una empresa constructora hasta que quebró. Y se muestra indignado con los impuestos municipales, que han subido un treinta y pico por ciento con la última alcaldesa popular.

El miedo que explotó el PP en la recta final de la campaña no hizo mella en una capital de provincias donde todos se tratan de tú. La ciudad ha asumido el resultado con una mezcla de expectación y alivio. En una mesa de la cafetería del Círculo de Zamora, A. de 75 años, que no es de izquierdas “ni tampoco mucho de derechas” dice que miedo a Guarido, ninguno. Que “la alternancia es buena en todas partes".

Detrás de uno de los mostradores de más solera de la calle San Torcuato, en su tramo peatonal, enfundada en una bata blanca, atiende M., en la treintena, que se define conservadora. “¿La situación política en Zamora? Divertida y preocupante. Hay un cambio después de hace mucho tiempo. Yo misma, que soy de derechas, pensé en votar a Izquierda Unida. No me gustaba la candidata del PP ni su equipo. No puedes meter a uno porque sea presidente de una cofradía de Semana Santa, a otro por tener una tienda de colchones. Ahora la candidata se busca una salida, en el PSOE se repiten las dimisiones y Guarido está tranquilo. No da miedo, no veo yo que sea de los del puño en alto”.

En la tienda de zapatos, A., empresaria, 60 años, respira aliviada: "Yo voté a Guarido, estaba cansada de mangantes. No podrá hacer todo lo que prometió, pero al menos será más honrado". La sociedad zamorana no teme al cambio, tal vez porque cada día tiene menos que perder. Atrás quedan los años del espejismo de la bonanza, cuando Zamora fue una ciudad tipo, con los problemas clásicos del desenfreno de las vacas gordas.

Con su plan de urbanismo -aprobado en 2010 cuando el globo inmobiliario ya se había pinchado, para diseñar una ciudad de 170.000 habitantes y triplicar el censo, pese a que la ciudad lleva décadas perdiendo población- que hizo ricos a unos cuantos intermediarios. (La historia es conocida: especuladores vendieron suelo recalificado a promotoras que luego quebraron y arrastraron a las cajas responsables de los préstamos -fundamentalmente Caja España-. La fiesta la acabó pagando el dinero público del rescate bancario).

Con sus dispendios propios de aquellos presupuestos inflados por los ingresos urbanísticos: ahí está el teatro Ramos Carrión, que consumió 17 millones de euros de distintas administraciones en su rehabilitación, y apenas acoge espectáculos.

Y con sus sombras de corrupción, la más estruendosa, la derivada de un contrato por 25 años a la firma de uno los sospechosos habituales, José Luis Ulibarri, empresario cercano al PP implicado en Gürtel, a cambio de construir y alquilar un edificio como segunda sede del Ayuntamiento por 52 millones de euros. Los técnicos municipales determinaron un sobrecoste de 24. La actual alcaldesa se vio obligada a cancelar un contrato que venía de su antecesor, el polémico Antonio Vázquez. El perjuicio para las arcas municipales todavía se paga: cinco millones de euros.

El fin de la burbuja inmobiliaria paró también el reloj político de Zamora. Cuando empezó a caer el presupuesto municipal –que ahora ronda los 60 millones de euros- se frenaron las inversiones. Los últimos dos gobiernos del PP presididos por Rosa Valdeón, una exconsejera de la Junta que ahora suena para suceder al presidente Juan Vicente Herrera, no fueron capaces de atender siquiera los asuntos rutinarios. El contrato de las basuras agotó todas las prórrogas en 2013. El de mantenimiento de jardines lleva año y medio caducado. La concesión de la ORA se anuló por sentencia firme hace nueve años. El de la grúa también expiró en 2010. La subcontrata de las piscinas agotó su concesión hace siete. La plaza de abastos -donde los agricultores de la comarca van a vender las frutas y hortalizas, tiene la mitad de los puestos cerrados. Las licencias vencieron hace ocho años. Y los 50 que quedan no cumplen con la normativa de la Junta de Castilla y León, gobernada también desde la intemerata por el Partido Popular. De todo eso se enteraron los zamoranos por el periódico de Izquierda Unida.

"Se lo dije a Guarido, es el ejercicio de pedagogía democrática más grande que se ha hecho en la historia de Zamora", asegura Andrés Luis Calvo, el otro alcalde de izquierdas que tuvo la ciudad (1983-1987 y 1991-1995). Socialista de convicción y todavía de voto, Calvo envidia la labor de IU en la ciudad: "Paco ha trabajado como nadie, si alguien conoce el ayuntamiento es él, desgraciadamente eso no lo ha hecho el PSOE. Si los socialistas no apoyásemos a Izquierda Unida, la ciudad no nos lo perdonaría, desapareceríamos para los próximos 50 años".

A Calvo también lo persigue una frase desde sus tiempos en la alcaldía: "Zamora puede gobernarse por fax", respondió a las críticas del PP por compatibilizar el bastón de mando y el escaño en el Senado.

"La revista se paga con el dinero del grupo municipal y es una forma de devolver a la gente lo que te da cuando te coloca en las instituciones", asegura Guarido, sentado ante una réplica de los fusilamientos del dos de mayo en el cuarto con baño que es la sede de Izquierda Unida. Consciente de la que se le viene encima -deberá gobernar con 8 de 25 concejales-, el futuro alcalde sostiene que lo más urgente es cambiar el planeamiento urbanístico para racionalizarlo y aumentar las ayudas sociales a gente que lo pasa mal. "Quiero hacer copartícipe a las entidades sociales de la gestión y sobre todo hay que dar una imagen distinta de la política y hacer pedagogía: los chanchullos se van a acabar. No voy a hacer demagogia, pero debemos bajar el sueldo a los liberados en el Ayuntamiento sin hacer escarnio de ellos. Y poner al día los concursos públicos. Dejar caducar los contratos no es de derechas ni de izquierdas", apunta. "Han dicho que eliminaríamos la Semana Santa, ¡pero si es de lo que viven muchos pequeños empresarios y autónomos! Lo que no habrá es concejales de IU en las procesiones", anuncia, todavía sin saber si el PSOE entrará en su Gobierno. Durante la última semana los socialistas se han partido en dos por la enésima crisis interna. El cabeza de lista y la número dos sostienen que se irán al Grupo Mixto tras sentirse ninguneados desde la dirección, aunque garantizan el apoyo a Izquierda Unida.

Tal y como la candidata del PP temió durante el mitin de la Universidad, Izquierda Unida heredará el sábado "el puesto" de su partido en el Ayuntamiento. Por si acaso, antes incluso de recoger el acta de concejal, San Damián ya se ha garantizado otro como delegada contra la violencia de género en la Delegación del Gobierno en Castilla y León. Un puesto de libre designación con despacho habilitado en Zamora, pese a que la oficina está en Valladolid.

"Necesitamos cosas pequeñas"

Cristoph Strieder, llegó de Berlín atraído por la literatura antifranquista y fijó su residencia en el barrio de Olivares, a la ribera del Duero. Se convirtió en lider vecinal por casualidad en 2005, tras tres años de residencia en Zamora. Cuando sospechó que el asfaltado de un camino escondía la intención del Ayuntamiento de levantar un edificio en la orilla y plantó su furgoneta para que no pudieran pasar las máquinas. Desde entonces, ha organizado junto a su asociación de vecinos programas de intercambio de libros que recogieron 3.600 volúmenes para las familias más pobres y un mercado ecológico en la calle a final de mes.

Strieder, que es el número cinco en la lista de IU, charla ahora en una terraza cerca del castillo que en su día protegió la ciudad, con José Luis Alonso Comonte, escultor zamorano e internacional que ya ha cumplido 82. Pegado a las mesas transita el tren turístico con dos únicos visitantes a bordo. "Menos en Semana Santa, siempre va así, es una forma de compensar a las empresas de autobuses por sus líneas deficitarias porque el transporte público aquí nunca ha funcionado", se queja Strieder.

"Esta ciudad necesita cosas pequeñas, hace nada han tirado una pequeña capilla que estaba junto al hospital y si no derriban el puente romano, es de Milagro", responde Comontes, con un gesto de hartazgo. "Cuando se abandona la cultura, ese hueco lo ocupa la vulgaridad", insiste el artista.

El líder vecinal metido a candidato recurre al saco sin fondo de las ayudas europeas. "Se hicieron proyectos a mayor gloria de los políticos, contenedores, se consumieron fondos comunitarios pero eso no redundó en puestos de trabajo estables". Ambos aluden al frustrado Palacio de Congresos que nunca fue. Queda el hueco por el que se colaron tres millones de euros de dinero público.

"La ciudad todavía tiene cosas que merecen la pena, cosas que no tienen ruedas y que nadie se puede llevar", insiste Comontes, que no se atreve a poner deberes a IU sobre las primeras medidas a adoptar. Sabe lo que no quiere: "El PP solo hablaba de la Semana Santa y el turismo, de rehabilitar el casco antiguo, yo no quiero ir a misa todos los días.

Strieder compromete que lo urgente será hacerle frente a tanta miseria, y plantear una política donde la participación de la gente no sea cosmética". Comonte replica una última vez: "No hay que cambiar a la ciudad, hay que cambiar a la gente".
http://www.zamora24horas.com/local/09-06-2015-el-diario-el-pais-se-detiene-analizar-el-milagro-de-zamora

sábado, 13 de junio de 2015

La izquierda española recupera poder en los ayuntamientos. Carmena, elegida nueva alcaldesa de Madrid. Colau, nueva alcandesa de Barcelona

El PSOE y las candidaturas ligadas a Podemos pactan alianzas. Los socialistas gobernarán en 16 capitales, el PP en 17, la izquierda en 6.

La izquierda ha consumado sin apenas sobresaltos el histórico vuelco en el poder municipal como consecuencia de las elecciones del pasado 24 de mayo. El nuevo ciclo político arranca en 8.122 ayuntamientos en toda España, sin incidentes y con el resultado de mayoría de capitales de provincia gobernadas por partidos de la izquierda.

En todas las capitales en las que era posible un acuerdo entre el PSOE y las candidaturas de movimientos ciudadanos vinculados a Podemos se ha cumplido el pacto para elegir alcaldes de la izquierda. “El PSOE nos ha apoyado y en el futuro podremos seguir colaborando”, resumió Pablo Iglesias, líder de Podemos.

En Oviedo estuvo a punto de romperse el pacto por falta de acuerdo previo en Gijón pero, finalmente, la candidatura de Podemos apoyó al socialista Wenceslao López. Si hubo excepción en los acuerdos de la izquierda en Cuenca donde el PP se hizo con la alcaldía por la falta de acuerdo entre PSOE e Izquierda Unida.

Y en todas las capitales en las que Ciudadanos podía decidir el color del gobierno municipal lo ha hecho a favor del PP y para amortiguar la enorme pérdida de poder de los populares. Uno de los pocos sobresaltos, precisamente, se produjo en Almería donde estaba previsto hasta ayer que Ciudadanos apoyara al PSOE pero, finalmente, su abstención dio también este ayuntamiento al PP y Luis Rogelio Rodríguez-Comendador repetirá como alcalde, aunque sin mayoría absoluta.

Los nuevos ayuntamientos más llamativos son los de Madrid con Manuela Carmena y Ada Colau en Barcelona, simbolizando un cambio que en esos casos tienen como protagonistas a movimientos ciudadanos y candidaturas populares que han obtenido el apoyo del PSOE en la elección de los alcaldes. Las dos mujeres son el símbolo del cambio político que los nuevos partidos pretenden prolongar a las generales y que se inició hace poco más de un año con la irrupción de Podemos en la vida política española.

“Queremos gobernar escuchando, que nos llamen por el nombre de pila”, aseguró Carmena en presencia de dirigentes de Podemos como Pablo Iglesias e Iñigo Errejón y el líder de Equo Juan López de Uralde, formaciones que apoyaron su candidatura.

El PP, pensando en las elecciones generales, reaccionó a la histórica jornada lamentando que no se permita gobernar a la lista más votada, que es la suya en la inmensa mayoría de los casos, y acusando al PSOE de haberse radicalizado para pactar con la izquierda extrema para desalojar a los populares de las instituciones. Su objetivo es movilizar a los suyos con el rechazo al poder de la izquierda. Mariano Rajoy escribió un significativo tuit por la tarde: "Enhorabuena a los concejales del @PPopular. Mi apoyo a los que aun ganando no han podido ser alcaldes por pactos excéntricos y sectarios".

El PP tiene 19 alcaldes de capitales de provincia, frente a 43 que logró en las anteriores municipales. Desde ayer, los populares gobernarán en Málaga, Murcia, Ourense, León, Salamanca, Ávila, Palencia, Cáceres, Badajoz, Granada Jaén, Albacete, Almería, Cuenca, Teruel, Guadalajara, Logroño, Burgos y Santander. Ciudadanos ha mitigado la pérdida de poder del PP al ayudarle a gobernar en cinco: Guadalajara, Granada, Jaén, Almería y Burgos.

El PSOE pasa de gobernar en nueve capitales a gobernar en 17: Lugo, Valladolid, Segovia, Toledo, Ciudad Real, Córdoba, Sevilla, Huelva, Alicante, Castellón, Lleida, Huesca, Soria, Palma de Mallorca, Oviedo, Tarragona y Las Palmas. Todos ellos los gobierna con acuerdos a dos o tres con las candidaturas vinculadas a Podemos y con otros partidos de izquierda, salvo en Soria donde tiene mayoría absoluta. Solo en algún caso como Valladolid el nuevo alcalde socialista, Óscar Puente, lo hará en coalición con la candidatura ligada a Izquierda Unida. En el resto de casos serán gobiernos en minoría. En Palma de Mallorca el acuerdo con MÈS consiste en alternar dos años cada partido al frente del ayuntamiento, pero de momento ha tomado posesión el candidato socialista.

La novedad de la toma de posesión de nuevos alcaldes han sido las cinco capitales en las que hay alcaldes de candidaturas procedentes de movimientos ciudadanas y que han tenido el voto del PSOE en la investidura. Son Madrid con Manuela Carmena, Barcelona con Ada Colau, Zaragoza con Pedro Santisteve, A Coruña con Xulio Ferreiro y Cádiz con José María González.

Se suma también Valencia donde el alcalde elegido es Joan Ribó de Compromís, así mismo apoyado por los partidos de la izquierda. Otro caso singular es el de Zamora, donde gobernará Francisco Guarido de IU, tras años de hegemonía absoluta del PP.

El cambio pone fin al poder de alcaldes históricos del PP como Rita Barberá en Valencia, Javier León de la Riva en Valladolid y Teófila Martínez en Cádiz, entre otros. Y supone el paso a un incierto futuro de oposición municipal a candidatos notorios como Esperanza Aguirre en Madrid.

En las próximas semanas serán investidos los presidentes autonómicos en lo que también se percibirá un vuelco territorial y un retroceso del poder del PP.

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Fuente: http://politica.elpais.com/politica/2015/06/13/actualidad/1434184191_318317.html

jueves, 21 de mayo de 2015

Fuenlabrada inspira a Gabilondo. Gabilondo defiende que lo publico es más "rentable y sostenible"

El candidato regional, respaldado de nuevo por Pedro Sánchez, elige la principal ciudad gobernada por el PSOE para defender que la gestión pública "es más rentable y sostenible".

Pedro Sánchez arropa al candidato a la presidencia de Madrid en la mayor ciudad gobernada por los socialistas en la región

Fuenlabrada no es un lugar cualquiera para el PSOE. La ciudad de casi 200.000 habitantes, la mayor que los socialistas gobiernan en la región, se ganó la condición de hebilla del otrora cinturón rojo del sur de Madrid en las elecciones de 2011, en las que el PP se acercó a los 140 alcaldes en una región con 179 ayuntamientos. En este tiempo, “pese a estar muy solo”, su alcalde, Manuel Robles, se ha convertido en el guardián de las esencias de la izquierda madrileña, con las políticas sociales por bandera, que el candidato autonómico, Ángel Gabilondo, espera “trasladar” al Gobierno regional.

Si Parla es la cruz del PSM,Fuenlabrada es la cara. Un Shangri-La donde Robles ha reforzado las ayudas “desde los cero años hasta la formación profesional”. Creando, además, un banco municipal de libros pionero en España. Por no hablar de los 750 niños que “al menos pueden hacer una comida importante al día” gracias al programa de comedor escolar: el Consistorio ya extendió a los meses de vacaciones del pasado verano las ayudas económicas otorgadas durante el curso escolar a aquellos hijos de familias por debajo de un determinado nivel de renta (Fuenlabrada destinó en 2013 más de 300.000 euros a ayudas de comedor y desayuno escolar). Quizás el mejor resumen es el reconocimiento, siempre en privado, del Gobierno regional y numerosos alcaldes del PP a la gestión del regidor. "Hemos tenido que suplir en la ciudad a un Gobierno regional insensible con los que peor lo pasan", expresó Robles.

Consciente del significado de Fuenlabrada en el imaginario socialista, Gabilondo y el secretario general del PSOE, Pedro Sánchez, la escogieron para celebrar el Día de la Rosa. Y, sobre todo, para explicar el proyecto con el que pretenden acabar con los 20 años que el PP lleva gobernando, y aplicando sus políticas en solitario, la Comunidad. “Durante estos últimos 20 años la derecha madrileña ha fracturado con sus contrarreformas a la sociedad. Con sus recortes y políticas, han aumentado la desigualdad entre las clases medias trabajadoras”, subrayó Sánchez, que por segundo vez en tres días arropó a Gabilondo con su presencia, tras el inicio de la campaña el jueves en la plaza de la Villa. Un síntoma más de lo cerca que ven en Ferraz recuperar el Gobierno de Madrid.

Frente al "neoliberalismo, que confunden con libertad, del PP", Fuenlabrada inspira a Gabilondo. “Tenemos que interiorizar que lo público es más rentable, más sostenible, más eficiente y más barato. ¿No creen que quienes privatizan los servicios públicos lo hacen porque esconden alguna rentabilidad? Fuenlabrada ha marcado el camino, es un referente nacional. ¡Quiero las políticas sociales de Fuenlabrada para la Comunidad!”, afirmó el exministro de Educación y profesor de Metafísica ante unos 5.000 simpatizantes ajenos al calor.

En su intervención, Gabilondo volvió a dar una clase de por qué es el candidato mejor valorado, según las encuestas, como la de Metroscopia del Dos de Mayo para EL PAÍS. O el único que aprueba, como reflejó la de este viernes del CIS. Para empezar, porque Gabilondo no promete nada. Se compromete. "Les pido que lean el programa electoral de más de 100 páginas del PSOE", animó al auditorio. "Lo tienen en nuestra página web para cuando quieran, y yo pongo ese programa ante ustedes. Les doy mi palabra con ese programa. Yo soy mi palabra. Lo mejor que tengo. Lo único que tengo. Tengan claro que no pactaremos con nadie si no es en la dirección de ese programa por lo público y el deber cívico".

La oposición a embarrar la política, de entrar en el cuerpo a cuerpo y descalificar a otros candidatos, es otra de las características que definen a Gabilondo. El candidato del PSOE se mantuvo fiel a su estilo en Fuenlabrada. “Yo respeto a las otras formaciones, y lo hago diciendo en que no estoy de acuerdo con ellas. Eso de hablar de los otros candidatos… Que se olviden conmigo. Una posición íntegra es no utilizar el miedo ni para gobernar ni para intimidar. El PSOE va de propuestas y de pensar en los ciudadanos, no pienso descalificar a nadie. Aunque lo merezcan”.

“Determinación, toda la que haga falta. Pero creerse que uno es más enérgico por insultar a los demás me parece una debilidad. Yo quiero ser el presidente de todos. Conviene que la persona elegida tenga capacidad de lograr consensos y acuerdos. Si damos brochazos a los demás, será más difícil lograr acuerdos”, resumió Gabilondo. Fue su respuesta, la última semana, al endurecimiento del discurso de Cristina Cifuentes. La candidata del PP se ha referido a él estos días como "un paracaidista" -este lunes se cumplen tres meses de la destitución de Tomás Gómez- que nada tiene que ver con Madrid mientras destacaba su labor durante más de dos décadas en el Parlamento regional. Cifuentes también ha recordado que Gabilondo fue ministro con Zapatero, "en el peor gobierno de la democracia".

Ante las críticas del PP, Sánchez ya resaltó en el arranque de la campaña que estaba "de acuerdo" con Cifuentes "en una cosa: que en vez de manzanas tenían melones podridos", en alusión al protagonismo de cargos del PP en escándalos como Gürtel y Púnica (al PSOE le afectó en el caso de Parla). El líder del PSOE incidió esta mañana en las "dificultades" del PP: “La Comunidad necesita regenerarse, y el PP no ha sido capaz de hacerlo cuando presenta a Esperanza Aguirre al Ayuntamiento de Madrid"
http://ccaa.elpais.com/ccaa/2015/05/10/madrid/1431263814_392284.html#bloque_comentarios

lunes, 18 de mayo de 2015

ENTREVISTA: MANUELA CARMENA. “La sociedad rechaza el modelo de capitalismo neoliberal que ha llegado a unos grados de crueldad inaceptables”.

“Quiero ser el puente entre una democracia vieja y los que quieren que cambie el modelo democrático”, afirma la candidata de Ahora Madrid a la alcaldía de la capital.

Podemos “ha hecho una labor importantísima, que es hacer utilizable políticamente el 15M. Lo han comercializado, y eso me parece importantísimo”.

“Ahora la gran diferencia [en comparación con el 78] es que coincidimos a escala mundial con un cuestionamiento de la democracia representativa”.

Manuela Carmena (Madrid, 1944) afirma que no quería, que estaba tranquila en su casa, que ya tiene 71 años y que había que dejar paso a los jóvenes. Pero, tras meses de insistencia y de reflexión, en marzo dijo que sí; pasó por un proceso de primarias abiertas y se ha terminado convirtiendo en la candidata de Ahora Madrid –candidatura de confluencia fruto del acuerdo entre Podemos y Ganemos Madrid– para la capital.

¿Cómo llega a esta candidatura? ¿Quién le convence?
A primeros de diciembre amigos muy vinculados a mi historia personal me estaban insistiendo, yo les fui diciendo a todos que no, que no, que no… Me pasé todo este tiempo diciendo que no. Primero porque no tenía ninguna gana, a mí nunca me ha gustado estar en los cuadros políticos. Cuando era muy joven y acaba de empezar a trabajar en lo judicial, el entonces ministro del Interior, el señor [José] Barrionuevo, me propuso entrar con él de secretaria general técnica y yo dije que no. No me apetecía, me gustaba mucho lo judicial. Siempre rechacé todas las propuestas, porque ni me parecía que fuera la persona indicada, me parecía que tenía que ser alguien joven, yo creía, como lo sigo creyendo, que este cambio lo tienen que hacer los jóvenes y en esa línea me fui defendiendo. Lo que pasa es que tanto decir que fueran los jóvenes los que tomaran la iniciativa, claro, resultaba un poco contradictorio si los jóvenes tomaban la iniciativa y me pedían que los secundara… Entonces, como que me habían pillado.

¿Qué le hizo tomar la decisión?
Va calando. Es una cosa que va calando porque empiezas a ver que puedes ser necesaria. Sí sé que esto lo sé hacer. Yo sé que canto fatal, que bailo muy mal… Pero yo esto lo sé hacer. Sé que me gusta la gestión pública, que como magistrada he estado dirigiendo un tribunal, como decana estuve gestionando lo público y me gusta y me parece que lo sé hacer bien. Era consciente de que tenía el perfil que muchas personas estaban buscando.

Y llega un momento en el que sientes que no está justificado que por pura tranquilidad tuya no quieras hacer algo que piensas que vas a hacer bien, y que vas a ayudar a que vuelvan a tener visibilidad y capacidad de actuación políticas no neoliberales. Esa sensación de que puedes cambiar las cosas. Aunque te pueda parecer ridículo, pero cuando me enteré del naufragio de los mil emigrantes, te quedas con esa sensación tan terrible de no hacer nada. Y ahora sé que hago algo, que no me gusta, que no me apetece especialmente, pero que pienso que puede ser útil para visualizar muchas ideologías de muchas gentes que piensan que el interés económico no es lo que mueve a los seres humanos. Y que es verdad que puede haber políticas de derechos, de solidaridad, de empatía… Porque los seres humanos somos fundamentalmente gente decente. Y en esa medida siento que estoy haciendo algo.

¿Cómo se puede concretar en el Ayuntamiento de Madrid estas políticas de las que habla?
Pues con las políticas de favorecer la igualdad, luchar contra una estructura de desprecio de lo público, de alejamiento de las autoridades, insertar en la práctica diaria un modelo de autoridad reflexivo, a disposición del ciudadano, sin privilegios, sin distancia, sin arrogancia… Me parece que supone empezar a introducir semillas de actuaciones que son positivas para una manera diferente de concebir la sociedad. Eso tiene ya de entrada una actitud importante en la forma en la que la autoridad debe gobernar. Es una actitud de escucha, de servicio, de cierta naturalidad. Cuando ves el aparato que tienen las autoridades, los coches oficiales, los distanciamientos, las inauguraciones… Esa imagen tan de circo, de exhibición, me resulta agresiva, cuando creo que gobernar fundamentalmente es encontrar la mejor forma de solucionar los intereses de las grandes mayorías para que el ser humano pueda tener una vida más digna y, por tanto, más feliz. Es así de poco y así de mucho. Lo quiero hacer es mejorar un poco eso.

¿Y cómo se puede mejorar eso? Además de la actitud, ¿con qué decisiones?
La candidatura de Ahora Madrid ha tenido un proceso de participación democrática y ha señalado que tiene prioridad todo lo relativo a lo que llamamos la emergencia nacional. Sabemos que hay muchos niños, según el informe de Foessa un número escandaloso, que tienen necesidades nutricionales. Es decir, hay emergencia en conseguir que nuestros niños coman lo que necesitan.

A su vez, está la gran necesidad de vivienda con un problema que ha significado toda la crisis de la construcción, de lo hipotecario y que todos sabemos que ha generado desahucios, personas en la calle… Lo mismo, la pobreza energética. Todas estas cuestiones hay que abordarlas. Y, por supuesto, buscar una manera para que el Ayuntamiento haga un esfuerzo enorme para mejorar las posibilidades de empleo que puedan tener los ciudadanos.

Estos son los objetivos prioritarios, que tienen que concretarse en determinadas actuaciones, y todo eso sólo lo podemos hacer bien con un concepto diferente de autoridad y con una participación de los ciudadanos, que sea colaborativa. En esa medida, que hayamos optado por hacer reuniones y encuentros en lugar de mítines clásicos, pues te das cuenta del fruto que tiene escuchar a la gente.

En Aluche el otro día, surgió una señora espontáneamente que dijo: ‘Yo estoy en un colegio, en las cocinas, y me doy cuenta de que sobra muchísima comida todos los días’. Y ella misma planteaba el problema y abordaba la solución, y decía: ‘¿Por qué no lo guardamos y damos también la cena?’. Esa es la actitud que nosotros queremos generar. Tenemos un problema de emergencia, vamos a solucionarlo desde el Ayuntamiento y necesitamos la colaboración de todo el mundo.

Pero, aparte de eso, sí conviene hablar de que tenemos algunos proyectos que nos parece que tienen una trascendencia para nosotros muy importante. Y uno de ellos es la necesidad de que haya escuelas infantiles gratis, donde puedan acudir todos los niños, para que desde un primer momento el proceso de formación de los futuros madrileños sea el que debe ser. Tenemos un 30% de fracaso escolar en España y en Finlandia tienen un 0,4%. Queremos hacer unas escuelas infantiles abiertas a todo el mundo, que pueda ir cualquier persona sea el nivel de renta que tenga el que sea, donde empecemos a formar a los niños de 0 a 3. Que sean las mejores escuelas que podamos ofrecer porque creemos que es imprescindible para el futuro de Madrid. Es fundamental. Hay que cortar esa maldita incapacidad nuestra de hacer unos procesos de educación correctos.

Nos tendremos que poner a hacer números y empezar a ver cómo se hace ese plan de desarrollo de estas escuelas infantiles, absolutamente inmersas en el proceso educativo y abandonar lo que ha pasado, que se han considerado que eran guarderías y que se ha llegado al absurdo de encargárselas a constructoras que han ofrecido unos precios muy baratos y unos programas educativos en contra de lo que nosotros queremos. Se ha dicho mucho que es porque lo imponía la ley de contratos del Estado, pero no es verdad, todo lo contrario, porque el término de calidad es imprescindible cuando se plantea una contratación pública de ese tipo.

En el caso de que no llegue a ser alcaldesa, ¿seguirá los cuatro años en el Ayuntamiento?
Sí, haré todo lo posible. Cuando tienes una edad importante como la mía, te comprometes en la medida en que la salud te lo permita. Yo ahora estoy muy bien, pero son 71 años. Es verdad que los magistrados hasta los 74 pueden no jubilarse. Yo creo que podré cumplir muy bien, pero si por las circunstancias que sean veo que no tengo capacidad para hacer lo que debo hacer, pues lo plantearé y ya está. Sabes que mi propósito es ser puente, y cuando uno pretende ser puente lo más lejano es la consolidación permanente. Soy puente para que pasen los demás, fundamentalmente.

¿Puente entre qué y qué?
Puente entre un modelo de democracia que se nos ha quedado vieja y alejada de los ciudadanos y que precisa renovación y una manera de hacer política que sintoniza con muchas personas jóvenes entre las cuales hay muchas personas que están en Podemos, por supuesto, pero otras que no lo están y que quieren que cambie el modelo democrático. Quiero ser ese puente. Fundamentalmente para mí es un proceso generacional para los activistas del mañana. Ese movimiento de jóvenes es de activistas, que quiere cambiar las cosas, como era yo cuando tenía 22 años. Me siento identificada con ellos y quiero ser su puente. Es el objetivo fundamental.

¿Estas elecciones municipales se enmarcan en un momento de cambio político en todo el Estado?
Más que cambio político de personas, es un cambio político muy profundo que está empezando, de modelos de sociedad y de modelos económicos. El otro día me gustó mucho un chiste de El Roto, que no hace chistes sino reflexiones, y era una persona con una cara reflexiva que decía: ‘El socialismo no ha funcionado, el capitalismo tampoco, igual ahora lo que se trata es de ser decentes, sin más’.

Yo creo que están queriendo surgir nuevos modelos económicos. La sociedad rechaza el modelo de capitalismo neoliberal que ha llegado a unos grados de crueldad inaceptables. La sociedad no puede ser decente conviviendo con tanta crueldad. ¿Cómo es posible que se mueran mil personas en un barco porque hay partes del mundo en las que es imposible vivir? ¿Cómo eso nos va a dejar indiferentes? Está intentando nacer una nueva manera de producir, que no es el capitalismo, que no es la planificación clásica socialista que se conoce, pero que intenta de alguna forma cuestionar todo esto. Y eso implica un cambio en la política.

Las estructuras de los partidos están muy cuestionadas, el partido apaga las individualidades, obliga a hacer una cesión de la libertad individual de cada uno de los miembros del partido y acaba no siendo el organismo más idóneo para hacer una representación, que cada vez se ve más innecesaria porque las nuevas técnicas permiten a los ciudadanos acceder directamente a la gestión política. Quizá estamos viviendo un momento de una crisis económica muy interesante, junto con una crisis de democracia planteando las nuevas alternativas de democracia más directa.

Usted, que encabeza una candidatura ciudadana de confluencia, ¿Ahora Madrid encarna esa nueva forma de hacer política?
Se funciona con una cierta inseguridad porque lo nuevo nunca es firme. Cuando estás creando algo nuevo estás innovando y estás siempre moviéndote en terrenos muy elásticos. Pero yo creo que es positivo, porque hace que te cuestiones lo que haces. Lo terrible de las rutinas políticas, es que la rutina es cómoda porque actúas con el piloto automático, pero sigues haciendo lo de siempre. Cuando hay esa clara desavenencia entre las posturas tradicionales de la política y lo que la sociedad necesita, viene el rechazo.

A veces se habla de fin de época, de nueva transición… ¿Percibe que se está en un momento parecido al 78, con las salvedades históricas y que no venimos de una dictadura?
No, estamos en un momento más mundial y menos local. Nosotros en aquel momento del 78 estábamos liberándonos de una dictadura y pretendíamos aceptar los modelos de sociedades análogas a la nuestra en nuestro marco geográfico. Queríamos ser europeos, como Europa. Cuando aceptamos ese cambio no nos dimos cuenta de que llevábamos mucha más fuerza para haber sido mejores, más demócratas que Europa. Algunas cosas se pudieron hacer, porque en lo judicial los magistrados franceses, por ejemplo, se asombraban de la independencia que había ganado el poder judicial, comparado con el sistema francés, mucho más dependiente del Ejecutivo.

Ahora la gran diferencia es que coincidimos a escala mundial con un cuestionamiento de la democracia representativa. A mí me interesó mucho una declaración de Ban Ki-moon en el Día de la Democracia. Decía: ‘Hemos llegado el momento de cuestionar que la democracia sea solamente la democracia representativa, tiene que ser una democracia directa, profunda’. Quizá es esto, estamos superando las democracias representativas para ir a otras formas de democracia muchísimo más directa. ¿Cómo? Lo vamos a ir viendo. Está surgiendo ya. Me siento orgullosa de estar en una candidatura que no es un partido, sino una nueva agrupación de ciudadanos, aunque haya ideologías, partidos, pero la argamasa que nos une no son pactos de partidos, sino acuerdos de personas.

Al igual que en el 78 se hablaba de ruptura o reforma, ahora se habla de cambio o recambio, de ruptura o restauración… ¿En qué estamos?
El 15M fue determinante en España, porque empezó a decir cosas que no se decían; se pensaban pero no se decían. El 15M empezó a hablar de democracia directa, de los políticos como una agrupación de privilegiados, empezó a diagnosticar la problemática de la democracia española. A partir de este diagnóstico, están surgiendo alternativas, que son muy inconexas, con poco peso doctrinal y poca implantación social. ¿Cómo se va a ir desarrollando ese movimiento? Yo creo que es imparable y seguramente va a tener mucho que ver lo que pase en España y, también, en Europa y sociedades que desarrollen mucho sus perfiles tecnológicos y permitan muchas posibilidades de participación que ahora son todavía muy difusas.

Usted, que vivió muy de cerca la matanza de Atocha en enero de 1977, ¿ve injustas las críticas que se hacen a la Transición?
Me parece estupendo que la gente joven esté en contra y lo critique. Me parece una prueba de juventud. Yo tengo mi experiencia y mi opinión sobre cómo se produjo. Yo creo que la Transición fue en muchas cosas un fenómeno interesantísimo. Se ha presentado a veces la Transición como si fuera otra cosa que no fue. Siempre me gusta decir que cuando en el año 78 viene el traspaso y tenemos la Constitución, desde hacía 20 años toda la estructura franquista estaba siendo horadada por muchas termitas y nosotros éramos termitas que íbamos haciendo muchas cosas. Porque de lo contrario no se comprende que hubiera ya un ámbito de conquistas democráticas, aunque fueran paralegales, pero estaban ahí. Eso se conoce poco.

Yo me acuerdo que abogados progresistas, por ejemplo, nos reuníamos sistemáticamente todos los sábados en el Colegio de Abogados y allí planteábamos todas las acciones que íbamos a hacer contra la dictadura y nadie nos detenía, aunque de vez en cuando pasaba algún percance. Pero habíamos conseguido lo que entonces se llamaba la paralegalidad: no era legal, pero estaba tolerado, actuábamos con un marco de libertad muy grande.

Y si no, no se comprende que cuando matan a los compañeros, el propio decano del Colegio de Abogados, que era un señor completamente conservador, venga y nos diga: ‘Vuestros compañeros van a salir desde el Colegio de Abogados’. Sabía que éramos comunistas y todo de nosotros. Si no, ¿cómo se comprende eso? La Transición había empezado 20 años antes. Todo ese fenómeno fue muy interesante y es muy importante recordarlo.

Lo que se hizo mal es que se copió la democracia europea sin incorporar todo lo que nosotros habíamos avanzado en democracia, participación, movimientos ciudadanos… Todo eso no solamente se olvidó, sino que se le dio un carpetazo. Yo me acuerdo lo que nos costó en Jueces para la Democracia, por ejemplo, seguir haciendo acciones que estaban muy encaminadas a democratizar la justicia y empezamos a tener problemas de los sectores que estaban en el poder.

Me acuerdo de discusiones con el ministerio de Justicia, con el señor [Fernando] Ledesma, y compañeros de aquella época cuando pedíamos una policía judicial dependiente de los jueces, y nos llamaban locos porque nunca se había hecho en Europa. Y nos quedábamos sorprendidos. Pues si no se ha hecho nunca… Y eso es lo que hicimos mal: aceptar un modelo que estaba por debajo de lo que habíamos conquistado. Bajamos el nivel de nuestras exigencias y se desmontaron los movimientos ciudadanos, las organizaciones sociales y se reforzó a los partidos muchísimo con los modelos más clásicos de toda Europa, que ya estaban cuestionados y nosotros les dimos una patente de corso que no era lógica.

¿Cree que el ejemplo de Ahora Madrid debería trasladarse para una candidatura en las generales?
Yo creo que no, es difícil. Nosotros tenemos un marco muy bueno, acotado, que es la ciudad. Me he dado cuenta de que en discursos y debates de otros candidatos, hacen referencia a programas de cuestiones nacionales y así es muy difícil plantear agrupaciones que tengan unas políticas acabadas a escala nacional. En cierta medida la identificación con los partidos sería excesiva. Creo que esto vale como modelo para entender que pueda haber agrupaciones de ciudadanos que puedan tomar parte de la vida política en aspectos concretos. Por ejemplo, que en su día pensemos que en las elecciones nacionales pudiera haber una plataforma de desempleados que pudiera plantear alternativas para el desempleo. Eso me parecería interesante. Esas personas podrían tener unas referencias lógicas de modelo que podrían ser análogos a lo que ahora llamamos ideología, pero tendrían una sabiduría y una preparación específica para solucionar un problema concreto.

¿Y una candidatura de confluencia, de unidad popular, para las generales?
No la veo. No lo veo claro. Sería de nuevo agrupar partidos. A mí lo que me interesa mucho es lo otro: una plataforma, por ejemplo, que llegue al Parlamento nacional sobre desempleo. En la que se ha analizado exhaustivamente el problema y a lo mejor se enmarca en un modelo alternativo de sociedad que puede confluir con una concepción de un socialismo democrático o un modelo de economía social alternativo al modelo tradicional capitalista. Puede ser. Pero iría encaminada a un problema concreto.

Yo creo que todavía va a pasar mucho tiempo, probablemente yo no lo veré, porque tengo muchos años, pero es posible que la gente joven veáis cosas de estas en los procesos democráticos que se van a ir consolidando de manera alternativa. Porque esa sensación de los partidos que saben de todo, también es muy rara. ¿Por qué un partido ha de saber de todo y más que nadie? Pues no. Y ves la falta de formación que hay en los partidos para muchos aspectos concretos. No se puede saber de todo. Igual es un poco naïf. ¿Tú te acuerdas de quién era Clemente Auger?
Sí, sí, fue presidente de la Audiencia Nacional.

Yo le respetaba muchísimo. Fue el primer presidente del Tribunal Superior de Madrid y fue mi maestro, empecé a hacer las prácticas en su juzgado, un hombre muy inteligente. Y cuando hablábamos de estas cosas, me decía: ‘Manuela, tú eres muy innovadora, y las cosas nuevas nunca son rigurosas’. Y tiene razón. Asumo que soy muy innovadora, y lo nuevo siempre hay que contrastarlo.

Hace años, en los noventa, hubo un partido, Panteras Grises, de pensionistas, que se presentó a las elecciones.
[Risas]. Es curioso. Hay cosas que hay que estudiar. He leído estos días un librín que me encanta, un estudio de Simone Weil que escribió en los 40 contra los partidos políticos [ Nota sobre la supresión general de los partidos políticos, de 1940, cuya primera edición, en francés, es de 1950], y cuando ves una filósofa de ese nivel, una mujer tan comprometida con la izquierda lo bien que detectaba dónde podía haber males que iban a llevar a producir un tipo de militantes con muy poca libertad, con muy poca capacidad de crítica, que pierden en el seno de los partidos el tanto por ciento que ha de tener siempre un ser humano de creatividad, de innovación… Es muy interesante el librín ese.

¿Un partido político nuevo como Podemos también está reproduciendo esos males?
No lo sé. Ojalá no, pero no veo muchas cosas muy novedosas en Podemos. Igual no lo conozco bien, ¿eh?

Usted no está afiliada a Podemos, ¿no?
No… Me gustan mucho los líderes, Pablo Iglesias, Íñigo [Errejón], que lo he conocido ahora, me gusta mucho, me parece un hombre muy inteligente. Con Juan Carlos Monedero coincidí hace poco en la SER e hizo un análisis de los partidos políticos que es que le aplaudí, porque estaba absolutamente de acuerdo con él. Lo que pasa es que luego no veo eso reflejado en la práctica. Aunque no lo conozco, estoy muy de fuera, no quiero echarles problemas, que bastante tienen. Porque me parece que han hecho una labor importantísima, que es hacer utilizable políticamente el 15M. Lo han comercializado [sonrisa], y eso me parece importantísimo.

¿A quién votará en las autonómicas?
Es secreto.

¿José Manuel López, candidato de Podemos a la presidencia de Madrid, es el referente de Ahora Madrid en las autonómicas?
Es un hombre que tiene un programa muy interesante y defiende el programa de Podemos y a mí personalmente me parece una persona extraordinaria.

¿No hay equivalencia?
No, porque Podemos es un partido y Ahora Madrid, no. Es una agrupación de personas, algunas de las cuales pertenecen a partidos, algunas a Podemos, otras están en otros, como Equo, o en el movimiento ciudadano o están en nada.

¿Hará actos con él?
Sí, yo creo que sí. Algún acto haremos. El martes mismo, en la facultad de Derecho estuvimos Lorena [Ruiz-Huerta, número dos de la candidatura de Podemos a la Asamblea de Madrid] y yo, que va de candidata de Justicia, en principio, para la Comunidad de Madrid, y estuvimos allí.

Me refiero a un acto electoral.
Fue un acto electoral, era un acto electoral, jurídico, pero en un marco electoral. A mí también me habría gustado hacer algún acto electoral con alguna otra candidatura. Este martes, que estuvimos en un acto con IU, UPyD, PSOE y Ahora Madrid hablando con mayores yo propuse que nos pusiéramos a trabajar juntos los cuatro. Igual parece que estas iniciativas mías son un poco naíf, pero es que estábamos de acuerdo en muchas cosas. ¿Por qué no vamos a ponernos a trabajar juntos? Hay ese afán en la política que cuestiono de que de alguna manera hay que buscar en los partidos lo que te separa. Y eso es un absurdo, porque te lleva a ver qué ha dicho cada uno que no haya dicho el otro. Y es una especie de cascada de iniciativas que habría que meter en un paquete.

Si vamos a planificar lo de los desahucios, por ejemplo, vamos a hacerlo entre todos. ¿Por qué cada uno tiene decir una cosa, lo más original, lo más distinto, buscando un titular? Eso es perverso.

¿Hará actos con Íñigo Errejón o Pablo Iglesias?
No, no. Puede ser que haya algún acto con José Manuel, pero no hay nada previsto. Ahora Madrid tiene esa independencia, pero me gustaría reunir a todas las candidaturas, me encantaría hacer actos con las candidaturas con las que coincidimos en los proyectos que estamos presentando.

¿A cuáles se refiere?
A las que te he dicho y Ciudadanos, que en algún aspecto podría venir bien.

Ada Colau, la candidata de Barcelona en Comú, viene el día 6.
Pues muy bien, estupendo. Está muy bien, algo haremos bonito, claro que sí.

¿Cree que Ciudadanos tiene que ver con algún tipo de reacción para propiciar un cambio tranquilo?
Ciudadanos ha asumido una parte importante de toda la ideología del 15M, de cuestionar la clase política, la democracia… Lo que ocurre es que es una reflexión incorporada por ciudadanos y ciudadanas que están más situadas dentro de los núcleos más privilegiados de la sociedad y que desconocen un poco la desigualdad. Me parece que están más preocupados por los modelos democráticos genéricos que por los modelos democráticos reales y vinculados a los derechos sociales. La gran diferencia con Ciudadanos es que no oigo el discurso de la democracia en profundidad, la democracia social, de la dignidad de las personas. Es mucho más formal, más relacionado a representar unas clases sociales que conocen poco de los barrios españoles, de la gran desigualdad y de las situaciones de miseria y de dificultad que se están viviendo ahora.

Y también de corrupción. Usted ha hablado de crear un Observatorio de la Corrupción en el Ayuntamiento.
Era una propuesta mía que está en el programa de Ahora Madrid. Se va a hacer un Observatorio de la Corrupción en el Ayuntamiento, y ese observatorio va a intentar recoger todos los hechos que tienen que ver con la corrupción y analizarla. Será importante ver todas las sentencias, todos los procedimientos judiciales que tengan que ver con la corrupción en Madrid. Así mismo, como todas las denuncias, todas las informaciones que nos lleguen, todas las iniciativas individuales… Pero todo eso tiene que estar en un proceso de análisis para determinar por qué surge la corrupción.

Quizá por mi perfil profesional como magistrada me interesa siempre mucho saber por qué pasa lo que pasa, cuando lo que pasa es algo que afecta a la sociedad y que genera una situación de vulnerabilidad y de prácticas que son inaceptables. Me espanta que se hable tanto de medidas y no de análisis. Yo creo que hay que hacer análisis. Hay un tipo de política que genera la corrupción, cuando se convierte fundamentalmente en espectáculo de los gestores para consolidar sus derechos. Para continuar gobernando se hacen actos que son fundamentalmente de propaganda, de exposición, para los cuales la administración no está preparada y se recurre a empresas y ahí se generan situaciones de privatización de lo pública en la que de manera peligrosa se empiezan a yuxtaponer actitudes corruptas de empresas en las propias entidades políticas.

Si estamos todos escandalizados porque el PP, según dice el último auto del juez instructor, tenía una caja B, probablemente es porque las personas que en el PP tomaron la decisión de crear esa caja B la creaban en sus empresas, porque si no a nadie se le ocurre. Es un desprecio de lo público y yuxtaposición de lo privado, y lo privado enfocado a la avaricia, a conseguir ganar más dinero del que uno debe. Porque si tienes que pagar impuestos ese dinero no es tuyo, y si lo burlas es porque estás haciendo una política de avaricia. Si se tiñe la gestión público de eso, hemos perdido todo y las instituciones no valen.

Se habla mucho del político corrupto, pero a veces se olvida del empresario que corrompe.

El que paga, paga por algo. Porque se identifica con la estructura transformada de lo público, porque ve lo público como lo privado, y pensarán: ‘Pobres chicos, estos de lo público, qué poco ganan, yo gano mucho y tienen que ganar como yo’. Cosas que serían muy interesante analizar, cómo en un momento determinado cuando pasó todo lo relativo a los pagos y regalos que hubo en el ministerio del Interior del que hubo responsabilidades en tiempos del PSOE. Lo que se estaba viendo era: ‘Como somos funcionarios públicos que tenemos un nivel de riesgo y estamos mal pagados…’. Siempre se vuelve al modelo privado. El que ofrece y corrompe, está intentando ganarse hacia sí el modelo público porque no lo respeta.

Pero también es interesante analizar el indebido funcionamiento de la administración. Leyendo con detalle la sentencia del caso Fabra, ves cómo es imposible que una autorización de lo que sea tarde más de 4-5 años en darse. Es una estructura proclive a la corrupción, porque si la administración funciona de una manera absolutamente inadecuada siempre surge la posibilidad de buscar atajos. Tan importante como analizar la privatización de lo público, es la ineficacia de lo público, porque son dos grandes causas que alientan la corrupción.

A lo que hay que añadir la percepción de que la justicia es lenta.
La justicia está en un proceso necesario de cambio. La justicia es tan anticuada en la propia concepción de la individualización, el castigo, las formas de concebir el enjuiciamiento… Está extraordinariamente fuera de los moldes dinámicos que la sociedad necesita. El que al final la justicia castigue un acto de corrupción es imprescindible, es necesario para que quede claro que es inadmisible y que las personas que han hecho esos actos tengan un castigo que la sociedad reclama. Eso es casi un sentimiento normal de justicia, pero no evita lo otro, el análisis de por qué surge.

Todos sabemos que aunque haya leyes que sancionan conductas, esas conductas se repiten. Por ejemplo, la erradicación de las drogas ha indicado que, aunque haya habido muchas sentencias y condenas, sigue habiendo drogas ilegales. No solamente los castigos hacen que desaparezcan las conductas inaceptables. Es un axioma que es necesario tenerlo claro. La justicia tiene que funcionar bien, tiene que hacer un proceso por el que los ciudadanos se sientan identificados con las decisiones, pero el análisis de las causas de la corrupción nos ayuda en las resoluciones judiciales, pero nos exige un análisis más en profundidad.

Usted siempre dice que antes de proponer medidas, hay que hacer evaluaciones.
De alguna manera quizá sea un poco escolástica de cabeza. Es como cuando no tomas medicinas antes de ir al médico porque necesitas que te haga un diagnóstico. No sé por qué en lo público nos cuesta tanto hacer diagnósticos, cuando tenemos los medios para hacerlo.
Fuente: http://www.eldiario.es/politica/Quiero-democracia-quieren-modelo-democratico_0_380063007.html

sábado, 28 de marzo de 2015

Autobombo

Ya se acercan las elecciones y Madrid vuelve a llenarse de propaganda de autobombo del Gobierno de la Comunidad. “La mejor sanidad”, “los mejores servicios”, “la mejor comunidad”... La mejor y los mejores, ni más ni menos. Es difícil ser más soberbio, presuntuoso y descarado. Me da pena que el Gobierno de mi comunidad tome a sus ciudadanos por tontos, y me produce rabia e indignación que este despropósito se haga además con dinero público. Simplemente, lamentable.— Madrid 23 MAR 2015

sábado, 31 de enero de 2015

El triunfo de Syriza. Primeras reflexiones.

El triunfo de Syriza es, por lo pronto, una gran victoria de la libertad, de la democracia republicana, del sentido común económico y de la dignidad nacional del pueblo griego. Un triunfo frente al miedo esgrimido como único argumento por las amalgamadas fuerzas de la sinrazón económica, el despotismo político corrupto, la prepotencia neocolonial, la xenofobia recrecida y el extremismo antisocial más descarado.

Y es, enseguida, una gran esperanza para todos los pueblos de Europa, muy particularmente de la Europa mediterránea. El cumplimiento mínimo del programa electoral de Syriza exige una renegociación con las autoridades de la UE –y con el BCE— de los términos de su "rescate". Lo que –todo el mundo se percata— no puede sino poner en causa el núcleo mismo de la locura austeritaria procíclica desplegada hasta ahora por esas mismas autoridades y que ha puesto al conjunto de la Unión Europea al borde de la desintegración. La emocionante alocución de Tsipras en la noche de la victoria electoral ha sido un gran discurso de afirmación de la dignidad nacional del pueblo griego, pero también de enfática afirmación de la fraternidad internacionalista. Desde el simbólico Propileo –el lugar de las grandes movilizaciones populares—, ante un masivo público preso de una justificada euforia y rebosante de banderas tricolores republicanas españolas, Bella Ciaos y otros grandes símbolos de la izquierda antifascista internacional, y muy consciente él mismo de las esperanzas que su gran victoria abre a todos los pueblos de Europa, el ya primer ministro griego habló también en calidad de jefe de toda la izquierda democrática continental. Hoy, en efecto, se abre la posibilidad de una época económica y política nueva en el continente.

La victoria de Syriza viene a certificar también –o eso puede empezar a aventurarse ya— una nueva época "ideológica". Para bien y para mal, una nueva época de inclemente dictadura de los hechos objetivos, brutos y desnudos, consiguiente al pinchazo de la enorme burbuja de fantasías ideológicas, eufemismos y "significantes vacíos" de fieros domadores académico-mediáticos de caracoles. En una especie de fuga hacia adelante idealmente negadora de realidades tan palmarias como desagradables, el ilusorio burbujeo de las "modernidades líquidas", las "economías del conocimiento", las "globalizaciones", los "populismos", los "neoliberalismos", las "sociedades de la información", las "biopolíticas", los "postmaterialismos", las "terceras vías", las metafísicas "potencias constituyentes" o las "grandes moderaciones" fue hinchándose en las dos o tres últimas décadas en paralelo al muy real burbujeo financiero del realísimo capitalismo remundializado, contrarreformado, cleptocrático y neorrentista de nuestro tiempo. Los apologéticos soñadores, a derecha e izquierda, de la pesadilla de una nueva Belle Epoque decimonónica "posmoderna" van despertando sobresaltados en medio de la terrible realidad de unos nuevos años 30 del siglo XX: enormes bolsas de pobreza, enorme desigualdad social, creciente polarización social, ominosa destrucción salarial, crecimiento del racismo, la xenofobia, los fundamentalismos religiosos y los pseudonacionalismos étnicos, imperio de la geopolítica descarnada, y –pésimo augurio— patética desorientación de las parlanchinas "elites" políticas e intelectuales tradicionales (a las que les falta ahora hasta la vergüenza torera de Ortega para admitir galanamente que "lo que pasa es que no sabemos lo que pasa".)

Pinchadas, una tras otra, todas las burbujas, lo que se adivina ahora en Europa es esto: con la creciente polarización social inducida por el hundimiento de la economía política que lo hizo posible y vividero, asistimos al colosal hundimiento del sistema de partidos políticos que expresaba políticamente las realidades sociales del capitalismo reformado de posguerra. En el Sur como en el Norte europeos, está seriamente amenazado aquel duopolio de dos grandes partidos de masas (Volksparteien) que competían electoralmente por el "centro". Queda por ver en qué parará ese terremoto del hasta hace poco considerado inamovible duopolio de la representación política. Símbolo donde los haya de su crisis irreversible: Grecia; ayer: nada menos que el actual presidente de la Internacional Socialista, el hasta hace cuatro años todopoderoso señor Papandreu, es ahora el inane capitoste de un grupúsculo extraparlamentario.

Syriza llega al gobierno en una coyuntura relativamente favorable. Cuando resulta evidente para casi todo el mundo –tertulianos y gacetilleros obnubilados aparte— el fracaso de las políticas económicas europeas de consolidación fiscal. Muy pocos días después de que el presidente del BCE, el señor Draghi, haya tenido que salir a la desesperada, a destiempo y con la ridícula "pistolita de agua" de la flexibilización cuantitativa, como ha dicho el gran economista Varoufakis –muy probablemente la principal autoridad intelectual del próximo gobierno de Tsipras—, a tratar de sofocar en solitario, y censurado por las autoridades monetarias alemanas, el pavoroso incendio de la deflación europea.

También resulta ese triunfo muy oportuno en un país, cuyo combativo movimiento obrero y popular, después de 30 huelgas generales –¡que se dice pronto!— y de innumerables marchas y manifestaciones callejeras, comenzaba a dar síntomas evidentes de cansancio y desmoralización. Hay que esperar que el triunfo electoral de Syriza, un partido dotado de gran capilaridad social y notable fuerza sindical organizada, constituido –y madurado— él mismo por la compleja unión de más de una decena de heteróclitos grupos, formaciones y partidos de izquierda, centroizquierda y extrema izquierda, contribuirá también a revigorizar y a dar un nuevo soplo de moral a los movimientos sociales griegos, tanto en su acreditada vertiente de protesta y contestación, cuanto –¡rasgo interesantísimo de la actual experiencia griega!— en su vertiente de cotidiana defensa y afirmación autoorganizada del bienestar y la economía política populares.

Pero también es verdad que Syriza se dispone desde hoy a tomar las riendas del país en pésimas condiciones para un gobierno de izquierdas radicales e insumisas.

Tendrá que hacer frente a un verdadero infierno social heredado de las políticas económicas de la derecha y del PASOK, y empezar a paliar sus efectos más terribles en todos los ámbitos desde el primer momento.

Y también desde el primer momento, tendrá que hacer frente a unas autoridades europeas que oscilarán entre el realismo económico más elemental, que aconseja hacer borrón y cuenta nueva del Memorándum y comenzar a renegociar la quita de la deuda griega –la amenaza de expulsar a Grecia de la Eurozona es un farol de todo punto increíble—, y el temor político a que las mínimas concesiones en esa negociación generen un efecto de entusiasta contagio en todos los países deudores de la periferia europea, y que el ejemplo de Syriza comience a generalizarse, poniendo abrupto fin al económicamente suicida federalismo fiscal autoritario de la actual Unión Europea y acelerando la crisis de los sistemas políticos duopólicos dominantes.

Mención aparte merece el que con toda probabilidad será el principal negociador de Syriza en Francfort, Bruselas y Washington, el amigo y colaborador de SP Yanis Varoufakis, un filomarxista postkeynesiano que goza de gran y merecida reputación académica internacional –también como experto en asuntos europeos— y que es probablemente una de las cabezas política y económicamente más lúcidas de la izquierda mundial. En los peores momentos de la República de Weimar, otro gran economista marxista tuvo que enfrentarse a tareas de gobierno en circunstancias que guardan sorprendentes analogías con la Grecia actual. En la era de la hiperinflación desbocada (1923), fue, en efecto, el competentísimo ministro de finanzas marxista Rudolf Hilferding quien, a diferencia del liberal Schumpeter (ministro de finanzas en Viena), logró encarar el problema y concebir con espectacular –y mal recordado— éxito la brillante idea de yugular la espiral hiperinflacionaria alemana introduciendo aquel "marco-renta" fiduciario que permitió luego la renegociación de la deuda de Weimar con París, Londres y Wall Street. Pero después del crash financiero mundial de 1929, en la siguiente crisis seria (1932), que no fue de hiperinflación, sino todo lo contrario, de deflación, Hilferding fracasó trágicamente. No llegó a comprender el terrible significado de una espiral deflacionaria en la vida económica. Guiado seguramente por prejuicios doctrinales "marxistas" tradicionales, se opuso tenazmente, desde la dirección del Partido Socialdemócrata alemán, al plan del economista jefe de los sindicatos obreros alemanes, Woitinsky, de revivir la agonizante economía alemana con un "programa de coyuntura" consistente en inversiones públicas masivas y enérgicas políticas sociales. Ese plan sindical in extremis –que contaba incluso con el apoyo de una parte del Estado Mayor alemán— fue la última oportunidad de que gozó la República de Weimar para evitar el golpe de Estado de Hitler y Hindenburg en enero de 1933. El gran Hilferding nunca más se recobró de esa aciaga responsabilidad. En lo que hace al protokeynesiano Woitinsky, terminó sus días en el exilio norteamericano como uno de los principales arquitectos del New Deal roosveltiano. Yanis Varoufakis, que no es precisamente un ideólogo doctrinario, y que acaba de presentarse como un científico que discute y delibera como científico, y no como un vulgar politicastro ergotizante, tendrá ahora ante sí una tarea que es relevante también desde el punto de vista de la historia de las ideas económicas: demostrar que un filomarxista postkeynesiano puede enfrentarse con éxito a los demonios de la deflación. Y tal vez el primer paso en esa tarea pase por recordar a las autoridades alemanas –y a toda Europa— que la República de Weimar no cayó por la hiperinflación de 1923, sino, precisamente, por la espiral deflacionaria que no supo dominar en 1932-33.

En cualquier caso, la victoria de Syriza trae consigo varias lecciones sobre la forma de construir hegemonía social, política y espiritual en los martirizados estados de la periferia deudora de la Unión Europea. Sitúa, por lo pronto, con realismo el escenario del enfrentamiento político entre las oligarquías cleptocráticas rentistas y las clases trabajadoras y populares en todo el continente: no hay atajos en el cambio de la correlación de fuerzas en la Unión Europea. Y muestra, claro está, la viabilidad de una salida por la izquierda en esta peligrosa crisis. Una salida que pasa por la reafirmación de la soberanía y de la dignidad nacional de los distintos pueblos de Europa en el marco de la fraternidad internacionalista: por construir un proyecto democrático europeo capaz no solo de resistir, sino también de negociar y de torcer el pulso a las instituciones de la Troika que exigen inútiles sacrificios económicos, sociales y humanos en el altar del "neoliberalismo". La izquierda griega necesitará desesperadamente, más que nunca, que no se la deje sola. Que nos solidaricemos con ella en todos y cada uno de los pasos de las difíciles negociaciones que aguardan en los próximos meses en Francfort, en Bruselas y en Washington. Que hagamos retroceder decisivamente a la derecha neoliberal en cada uno de los estados miembros, empezando por el Reino de España, alterando de la forma políticamente más efectiva la actual relación de fuerzas: con gobiernos de izquierdas como el de Syriza. En definitiva, la consigna y la responsabilidad de las izquierdas europeas, su obligación internacionalista, es clara: construir una, dos, tres, muchas Syrizas, capaces de abrir una nueva etapa política en Europa. Antoni Domènech · G. Buster · Daniel Raventós.
Antoni Domènech es el Editor general de SinPermiso. Gustavo Búster y Daniel Raventós son miembros del Consejo de Redacción de SinPermiso.

domingo, 25 de enero de 2015

Syriza gana las elecciones griegas.


El partido de izquierda liderado por Tsipras vence las elecciones con un 35,9% de los votos, ocho puntos por encima de Nueva Democracia, del primer ministro Samarás. Los neonazis de Aurora Dorada se convierten en la tercera fuerza. Tsipras asegura ante sus votantes que Grecia "deja atrás la austeridad del desastre, el miedo y cinco años de dolor". Fuente: El País.
http://internacional.elpais.com/internacional/2015/01/25/actualidad/1422185411_230504.html

lunes, 2 de junio de 2014

CARLOS JIMÉNEZ VILLAREJO EURODIPUTADO ELECTO DE PODEMOS “Debe acabarse con los políticos que están en el cargo desde 1979”

A punto de cumplir 79 años, el exfiscal Carlos Jiménez Villarejo será eurodiputado por la lista de Podemos, tras un proceso de primarias insólito en España en que los ciudadanos han escogido a los candidatos y el lugar en el que iban, sin el corsé de cuotas ni listas cremallera.

Pregunta. ¿Qué hace un jurista como usted en Podemos?
Respuesta. Un jurista con vocación democrática no puede ser insensible a una sociedad donde los principios constitucionales se están traicionando. Podemos es el anhelo frente a la decadencia del sistema democrático y frente a las consecuencias negativas del capitalismo.

P. ¿Por qué se ha alejado de Iniciativa y de Izquierda Unida tras muchos años de sintonía?
R. Tenía necesidad de recuperar mi relación con los ciudadanos fuera de los cauces del sistema partidista y burocrático. Y estuve en pleno desacuerdo con la declaración de soberanía de 2013 que secundó ICV. Eso marca mi distanciamiento y creí que tenía de conectar con otros movimientos en los que el soberanismo no fuera un tema central, y menos para un partido heredero del PSUC.

P. Pablo Iglesias ha dicho “Cataluña será lo que los catalanes quieran”, pero usted se opone a la consulta.
R. Me opongo a la consulta y más de la manera en que se ha planteado, que me parece tramposa y capciosa. Podemos es un movimiento muy amplio y en su programa hace una referencia vaga al derecho a decidir de los pueblos y no se alude a Cataluña. ¿Porqué no consultamos a los ciudadanos sobre qué medidas hay que aplicar sobre los desahucios y colocar a la banca en su sitio?

P. Cataluña ha sido la comunidad en la que han obtenido el peor resultado, con 117.096 votos y el 4,66%. ¿Tienen espacio?
R. Sí. Podemos se está abriendo a esa forma de organización que se llama círculos y en un mes se va a abrir en el Maresme. Es un avance en progresivo y ha costado llegar a Cataluña.

P. ¿El debate soberanista ha influido en el resultado?
R. En parte sí, pero ha faltado una mayor decisión de implantación. No se puede minusvalorar a una organización que nació hace cuatro meses en Madrid y que ha obtenido más de cien mil votos. Me parece un resultado aceptable.

P. ¿Tomará posesión del escaño? Hace tres meses dijo que no lo haría por la edad.
R. Sí, tomaré posesión. Si usted lo dice, debí decir eso.

P. Quizás no esperaba el éxito electoral de Podemos.
R. Reconozco que hemos sido sorprendidos por el resultado. Yo fui situado en el número tres por el sistema más democrático que ningún partido ha aplicado nunca en España, que es constituir una candidatura a partir de unas elecciones primarias en las que participaron 33.156 ciudadanos, al margen de su condición, edad o filiación política. Cuando haya un partido que lo aplique, que me hablen de democracia interna.

P. ¿Cuál va a ser su prioridad en el Parlamento Europeo?
R. La política migratoria. Lo que está ocurriendo en Ceuta, Melilla y Lampedusa es contradictorio a los principios de la Unión Europea. La actuación del Gobierno me parece antidemocrática, autoritaria y cruel. Denunciaré las vallas, las concertinas, el uso de material antidisturbios y las devoluciones en caliente que están prohibidas por la ley.

P. El programa de Podemos también contiene la llamada directiva Villarejo contra la corrupción. ¿En qué consiste?
R. La corrupción ha invadido la vida pública española de forma alarmante. En un país en el que hay 2.000 causas abiertas y 500 imputados, solo están en prisión unas 15 personas. Me preocupa dotar a la justicia para afrontar ese volumen de causas.

P. ¿Está cuestionando la respuesta de los jueces?
R. La respuesta judicial ha sido débil y lenta. Y Cataluña es un ejemplo con el caso Palau. La Audiencia de Palma de Mallorca es la excepción, Tramita más de 100 procesos y ya ha celebrado 48 juicios que han acabado en 45 sentencias condenatorias.

P. ¿Qué medidas concretas proponen?
R. La limitación de los mandatos a ocho años es la principal. Hay que acabar con los políticos que ocupan cargos públicos desde 1979. Y después está el tema de la financiación. Un partido que depende económicamente de un banco nunca podrá ejercer su función de manera independiente.
Fuente: El País

lunes, 7 de octubre de 2013

MUNICIPALES EN PORTUGAL. El comunismo está presente en Portugal. Los efectos de los recortes sociales impulsan al partido, más sólido que en otros países europeos. En las últimas municipales logró un 11% de los votos y 34 ayuntamientos

Carlos Humberto de Carvalho, el alcalde de la localidad de Barreiro (80.000 habitantes), es un tipo sencillo y claro de 62 años que acaba de ganar las elecciones municipales de su ciudad por tercer mandato consecutivo y por mayoría absoluta. Viste sin traje y es comunista desde que cumplió la mayoría de edad, en 1968, desde los duros, peliagudos y remotos tiempos de la clandestinidad. Pertenece al núcleo duro. Al Comité Central del Partido Comunista Portugués (PCP). Y constituye uno de los ejemplos de un fenómeno raro en la política europea: la supervivencia exitosa de un partido que languidece o agoniza en el resto de países vecinos pero que en Portugal mantiene un alto nivel de pervivencia y aceptación en la sociedad.

En las últimas elecciones municipales, celebradas el 29 de septiembre, con una abstención récord del 47%, la CDU (alianza entre el PCP y Los Verdes donde el peso comunista es infinitamente superior) fue, junto con las candidaturas independientes, la única formación política que ganó en votos. Alcanzó un porcentaje superior al 10% (un 11,1%) y se hizo con la alcaldía en 34 cámaras municipales, seis más que hace cuatro años. Por delante solo figuran el Partido Socialista portugués (PS), que gobernará en 148, y el conservador PSD del primer ministro Pedro Passos Coelho, que lo hará en 86. Los bastiones comunistas se encuentran en la región rural del Alentejo y en el cinturón industrial lisboeta, en la margen sur del Tajo: un auténtico manchón rojo que asombra a más de un sociólogo.

Barreiro se enclava ahí, en la orilla apuesta a Lisboa. Es una ciudad con personalidad, nacida de la industria, de origen obrero, con un puerto rodeado de edificios de bloques de pisos, con muchos jóvenes en las calles, sin el encanto decadentemente poético de la capital, con polideportivos, aparcamientos con grafitis, bonitas puestas de sol, vías de tren que parten por el medio la ciudad, y una tasa de desempleo superior a la media portuguesa, que actualmente roza el 17%. Su alcalde, nacido en Barreiros y vecino desde siempre de la ciudad, descendiente de una familia de pequeños comerciantes (“fui durante algún tiempo comunista y pequeño empresario, je, je”) explica por qué, a su juicio, el PCP sigue ganando en su ciudad: “Porque decimos lo que hacemos y hacemos lo que decimos. Aquí no se dice una cosa y se hace otra. A la gente le gusta la coherencia”.

Humberto de Carvalho recuerda que, como todos los municipios de Portugal, en los últimos cuatro años debieron recortar servicios. “Nosotros no vivimos en la ciudad ideal. Tuvimos que dejar de recoger la basura los domingos porque hemos tenido menos ingresos. Y tuvimos que reducir las paradas de las líneas de autobuses y el recorrido y la frecuencia de los autobuses”, añade. El Ayuntamiento dio voz a los vecinos en asambleas para opinar sobre los nuevos recorridos. “Fue difícil. Una señora me preguntaba por qué quitábamos la parada de su calle si pagaba tantos impuestos como su vecina, que la tenía debajo de casa y se mantenía. Yo no puedo obligar a que todos los vecinos lo entiendan. Pero tengo la obligación de explicárselo a todos”, recuerda Humberto de Carvalho.

Y si hubo recortes en los servicios públicos, ¿Qué diferencia su gestión de la del Gobierno? “Pues que nosotros jamás privatizaremos nada. Y jamás echaremos a un funcionario a la calle”, responde. El alcalde añade que tampoco se olvidarán jamás de ciertos sectores: “Siempre habrá recursos para abrir los comedores escolares en vacaciones para que puedan comer los niños cuyas familias tienen menos recursos”.

Los expertos aseguran que el PCP ha sabido atraer el voto de castigo de una población harta de pasarlo mal y ver cómo vive peor cada día. Y lo ha hecho mejor que el Bloque de Izquierda, un conjunto de partidos cuya teórica base electoral son los jóvenes urbanos, muy activo en las manifestaciones anti-troika pero que se ha estrellado en las últimas elecciones.

El politólogo portugués António Costa Pinto asegura que las razones de la buena salud política del PCP hay que buscarlas en su arraigada implantación local, en haber sido capaz de capitalizar cierto euroescepticismo, en la incapacidad de los socialistas portugueses, más centrados que los españoles, para arañar apoyos a la izquierda y en su fuerte implantación sindical. “Hasta los años 90 constatábamos que el electorado del PCP era mayor. Ahora hay más jóvenes que lo votan”, asegura. Y añade: “El comunismo portugués supo sobrevivir bien a la Guerra Fría. Paradójicamente, de la mano de su histórico líder Álvaro Cunhal, nunca se modernizó ni se adhirió al eurocomunismo. Permaneció fiel a sí mismo a través de la tormenta ideológica que se desataba en el planeta. Y ahora, los demás partidos comunistas europeos casi han desparecido mientras el viejo partido comunista portugués todavía sigue vivo”.
Fuente: El País.

sábado, 28 de septiembre de 2013

Los alemanes quieren una gran coalición. Los más proclives a una nueva gran coalición son los votantes democristianos

La mitad de los alemanes quiere una nueva gran coalición como la que dio a Angela Merkel su primer mandato en 2005. Según una encuesta publicada el viernes en la cadena de televisión pública ARD, el 48% de los ciudadanos quiere que los democristianos (CDU / CSU) de Merkel vuelvan a pactar con los socialdemócratas del SPD. El 18% favorece un acuerdo entre democristianos y Los Verdes. El 16% preferiría un tripartito entre SPD, Los Verdes y el partido La Izquierda (Die Linke). Esta combinación tendría mayoría absoluta en la Cámara baja (Bundestag), pero quedó descartada por los líderes del SPD y de Los Verdes durante la campaña. La secretaria general del SPD, Andrea Nahles, aclaró estos días que esta renuncia "vale para los cuatro años" que dure la legislatura.

Los más proclives a una nueva gran coalición son los votantes democristianos. Nada menos que el 62% de ellos quiere, como el líder de la CSU y primer ministro de Baviera, Horst Seehofer, que Merkel se asocie con el SPD. Entre los que votaron socialdemócrata, el 56% es favorable a un pacto con Merkel. En cuanto a los problemas que afrontará el nuevo Gobierno, los alemanes están de acuerdo con la doctrina de austeridad que predican Merkel y su ministro de Hacienda, el también democristiano Wolfgang Schäuble: el 92% de los encuestados cree que la reducción de la deuda es una de las tareas pendientes más importantes.

El 91% reconoce otro problema en las dificultades para armonizar la vida laboral con la vida familiar. El 88% y el 85% piden, respectivamente, que el nuevo Gobierno reduzca los precios de la energía y que introduzca un salario mínimo interprofesional. En 58% está de acuerdo con los socialdemócratas en subir al 49% el IRPF que pagan las personas con mayores ingresos.

Durante la semana pasada se ha hablado en Alemania sobre la posibilidad de reducir el umbral del 5% de los votos que se exige para tener escaños. Siete millones de votos fueron el domingo a partidos que no lograron representación, como el liberal FDP, socio Merkel en la legislatura pasada, o el euroescéptico AFD. Ambos se quedaron a pocas décimas de lograrlo. Pero según la encuesta de ARD, el 83% de los alemanes quiere que la norma siga como está. La cláusula del 5% se introdujo tras la II Guerra Mundial, para impedir que la fragmentación del Parlamento entorpezca su funcionamiento.
Fuente: El País.

Nota:
Este artículo lo traigo aquí como ejemplo de lo que no debería ser pero es. Proponer como única salida la que interesa a la clase dominante; un gobierno que siga haciendo la política que interesa al capital financiero y "por 4 años". Y no se pueda ni plantear la posibilidad de una coalición progresista entre SPD, Los Verdes y La Izquierda, que si plantearían políticas a favor de la mayoría, del 99% y no del 1% más rico, como ahora ocurre. Y, sobre todo, que suman mayoría de votos a la izquierda.

Merkel, no tiene la mayoría absoluta, hay que recordarlo, pues se da por indiscutible que ha conseguido "ganar".

Ver en este blog, la entrada anterior; http://verdecoloresperanza.blogspot.com.es/2013/09/elecciones-en-alemania-resultados_26.html#links

jueves, 30 de mayo de 2013

¿Qué pasó en Islandia?

Vicenç Navarro. Público

Para muchas opciones de izquierdas, Islandia era un punto de referencia, mostrando el camino que las fuerzas progresistas debían seguir. Esta visión, ampliamente extendida, estaba basada en una lectura de lo que había ocurrido en aquel país durante el periodo entre 2008 y 2009, cuando la población se rebeló en contra de que el Estado salvara a los bancos que habían llevado el país a la ruina mediante sus actividades especulativas. En lugar de salvarlos, la población exigió que se llevara a los tribunales a los dirigentes de los bancos y al gobierno que los había supervisado y ayudado en sus especulaciones, demandando también que se estableciera una nueva Constitución basada en una amplia participación popular, eligiendo una coalición de un partido de izquierda, el Partido Socialdemócrata, con el Partido Verde, para que se constituyera en gobierno y dirigiera el país en el periodo de Transición. Tal versión de los hechos permitía un optimismo a las fuerzas progresistas y democráticas de otros países europeos que habían experimentado crisis financieras semejantes, consecuencia también del comportamiento especulativo de la banca, facilitado por la desregulación financiera, en boga durante el periodo neoliberal iniciado en los años ochenta. Es más, en esta versión se suponía que si un país tan pequeño como Islandia (320.000 habitantes) había hecho lo que había hecho, otros podrían también hacerlo.

Cinco años más tarde, sin embargo, la coalición de izquierdas fue masivamente derrotada y salió vencedora la única coalición de partidos de derechas, la misma que había sido prácticamente expulsada del gobierno por considerársela responsable de la enorme crisis que llevó al país al desastre. ¿Por qué? ¿Qué había pasado?

La respuesta conservadora y liberal

La respuesta que han dado la mayoría de medios conservadores y liberales a esta pregunta es la de que considera la derrota de las izquierdas a su falta de realismo y experiencia de gobierno que, intentando aplicar medidas utópicas e irreales, antagonizaron a la población, votando de nuevo a aquellas fuerzas políticas más realistas, más pragmáticas y con mayor experiencia gubernamental, terminando con el periodo experimental iniciado en las revueltas bien intencionadas (las derechas siempre son muy condescendientes hacia las izquierdas y hacia los movimientos sociales) pero excesivamente ingenuas y poco realistas, del periodo 2008-2009. La votación en la última elección, pues, traduciría una vuelta a la realidad.

Tal versión muy sesgada a favor de las derechas carece, sin embargo, de credibilidad. Lo que ha ocurrido es muy distinto a lo que se refleja en esta versión de los hechos. En realidad, es casi opuesto a lo que tales voces indican. Lo que pasó fue un indicador más del desfase entre los movimientos sociales que tuvieron un enorme impacto en lo acaecido en el periodo 2008-2009 y los partidos políticos con representación parlamentaria, incluyendo los de izquierda, que intentaron canalizar tales movimientos. Este desfase y distancia explica que, una vez elegidos, los partidos gobernantes de izquierda (el Partido Socialdemócrata y el Partido Verde), aunque sensibles a algunas de las demandas de los movimientos sociales y del enorme movimiento popular, siguieron políticas distintas, e incluso opuestas, a las que tales movilizaciones habían exigido, creando una gran frustración y decepción, que explica su merecida derrota en las últimas elecciones, las primeras en las que la población pudo expresar su desagrado. Veamos los datos.

El colapso de los tres bancos (que se dejaron colapsar por parte del Estado) –Glitnir, Kaupthing y Landsbanki- en 2008 era inevitable y hubiera sido imposible para el Estado poder absorber su deuda (que era diez veces mayor que su PIB). La exigencia del Fondo Monetario Internacional (FMI) de que Islandia pagara a los acreedores –principalmente bancos británicos y holandeses- era irrealizable. De ahí el enfado e indignación de la mayoría de la población que salió a la calle. Tal exigencia del FMI era, además, profundamente injusta, pues demandaba que fuera la población islandesa la que pagara a los acreedores por deudas contraídas por responsables bancarios islandeses en complicidad con personalidades políticas, que carecían de mandato popular para llevarlas a cabo (una situación idéntica a la ocurrida, por cierto, en España).

En respuesta a este enfado, la estructura de poder (banqueros, magnates de flotas pesqueras y grandes empresas) se vio en la necesidad de ceder, pues la situación había alcanzado niveles amenazantes para sus intereses. Pero su intento se basó en diluir la aplicación de tales exigencias. Un banquero, por ejemplo, fue llevado a los tribunales, pero muchos otros (la mayoría) salieron ilesos. Y la coalición elegida contribuyó en gran manera a esta dilución. Lo que los conservadores y liberales definieron como realismo era una moderación y práctica pactista parlamentaria que frustró a los movimientos sociales que les votaron. Ni que decir tiene que tal coalición hizo reformas que paliaron algo la situación desastrosa que la crisis había creado entre la clase trabajadora. (ver Laurie Penny “Iceland’s elections: A shattered fairy tale”, New Stateman, 08/05/2013).

El desfase entre el Nuevo gobierno y los movimientos sociales

Pero el gran error de la coalición gobernante fue creer que el futuro de Islandia estaba en la Unión Europea. Tal creencia estaba reflejada en su programa electoral, elemento no compartido por la mayoría de la población, que estaba en contra de la integración de Islandia en la UE. La coalición de izquierdas que se había opuesto a las exigencias del FMI (a que se pagara a los acreedores europeos) aceptaba ahora, en cambio, las políticas de austeridad que dictaba la Troika (el mismo FMI junto con el Banco Central Europeo y la Comisión Europea) como condición para su entrada a la Unión Europea. La aceptación de tales prácticas de austeridad fue la causa de la enorme frustración y desencanto de la población hacia el gobierno de coalición de izquierdas y su posterior derrota electoral. Fue este movimiento a la derecha del gobierno de izquierdas el que causó su fracaso electoral, tal como ha ocurrido en todos los gobiernos de izquierda que han seguido tales políticas de austeridad en la UE (ver José M. Tirado “Iceland’s Crippling Elections”, CounterPunch, 29.04.13). Este gran desfase entre los movimientos sociales (que exigían cambios más profundos, e incluso opuestos en algunos puntos importantes, a los que se estaban realizando) por una parte, y los partidos de izquierda (que se caracterizaron por su gran moderación y escasa vocación transformadora, temerosos de enfrentarse con la estructura de poder del país) por la otra, originaron este debacle electoral. Contribuyó a ello la desmovilización de los movimientos sociales tras la elección del gobierno de coalición de izquierdas.

Fue esta derrota de las izquierdas la que causó la victoria de las derechas, las cuales no compartían el entusiasmo de las izquierdas por la Unión Europea. El partido mayoritario dentro de las derechas era el partido agrícola y de la pesca, temeroso de la integración en la UE. Y un elemento central de sus campañas fue prometer reducir el enorme endeudamiento familiar a base de concesiones públicas que, con carácter de rentabilidad, tenían gran atractivo popular. Ahora bien, la mayor causa de la derrota de la coalición de izquierdas fue la enorme decepción que sus políticas crearon. País tras país, partidos gobernantes de izquierda han sido expulsados del poder por aplicar políticas de austeridad que carecían de apoyo y mandato popular. Así de claro.

Fuente: http://blogs.publico.es/vicenc-navarro/2013/05/28/que-paso-en-islandia/