domingo, 5 de mayo de 2013

Desmontar el amor. Jeffrey Eugenides escribe novelas cada nueve años y de propuestas muy distintas. En 'La trama nupcial' no reivindica la novela decimonónica, pero sí algunos aspectos de la tradición

El escritor estadounidense Jeffrey Eugenides. /PASCAL PERICH

Nacido en 1960 en Detroit, urbe que durante décadas fue el corazón de la industria automovilística más poderosa del planeta, a lo largo de su infancia y juventud Jeffrey Eugenides vivió de cerca el dramático proceso de deterioro que sufrió su ciudad natal desde el punto de observación privilegiado de Grosse Point, zona residencial situada en las orillas del lago Michigan. Estos dos enclaves, el centro urbano de Detroit y las áreas limítrofes a la metrópolis, constituyen el escenario de sus dos primeras creaciones novelísticas. Las vírgenes suicidas (1993) refiere la historia de cinco hermanas que ponen fin de manera consecutiva a sus vidas tras asomarse al terror primordial del sexo. Contada en primera persona del plural, la narración reproduce las fluctuaciones del coro de voces masculinas configurado por los antiguos pretendientes de las hermanas. La novela sorprendió por su frescura y originalidad y fue llevada al cine por Sofia Coppola. Nueve años después, en 2002, el escritor americano de origen griego publicaba una fábula si cabe más audaz y sorprendente que la anterior. Middlesex es una obra de considerable complejidad y ambición, diestramente contada por alguien (Calíope o Cal Stephanides, según el momento de la historia en que nos encontremos) que cambia de sexo durante el transcurso de la narración. La novela efectúa un recorrido por varias fases de la historia de una familia que se muda de continente, a la vez que da cuenta de diversos episodios históricos con la crónica convulsa de Detroit como trasfondo. Middlesex fue galardonada con el Premio Pulitzer en 2007. Con misteriosa regularidad, tras otros nueve años exactos de silencio narrativo, en 2011, Eugenides publicó en Estados Unidos una obra muy distinta de sus dos apuestas narrativas anteriores. La trama nupcial, que ahora edita Anagrama, es una luminosa meditación acerca de la distancia que media entre la vida y la literatura cuando esta última trata de atrapar el misterio inasible de la pasión amorosa. Con enorme agilidad, la acción da cuenta de las peripecias de un triángulo sentimental en el que se ven envueltos tres jóvenes que cursan estudios universitarios en un campus de élite de la Costa Este de Estados Unidos. En La trama nupcial Jeffrey Eugenides se adentra en un mundo ficcional tan alejado de los que había explorado en sus dos entregas anteriores que el lector tiene la sensación de estar frente a un escritor radicalmente nuevo. La conversación tiene lugar en un café senegalés de la Avenida Madison, en Manhattan. Jeffrey Eugenides transmite una impresión de inmediatez, claridad, sencillez y autenticidad que son reflejo fiel de los sentimientos que transmite su prosa.

PREGUNTA. Resulta intrigante saber que el motor de su última novela fue una frase que acababa de escribir.
RESPUESTA. Rigurosamente cierto. La protagonista de La trama nupcial estudia semiótica en la universidad, aunque lo que le gusta de verdad son las novelas a la antigua usanza, como las de Jane Austen. La frase que usted dice es: “Los problemas amorosos de Madeleine empezaron cuando sus lecturas de teoría literaria desconstruyeron la idea que tenía del amor”. En el momento en que escribí eso comprendí que tenía que empezar una novela distinta.

P. ¿Qué papel juega en todo esto la semiótica?
R. Madeleine lee con fruición los Fragmentos de un discurso amoroso, de Roland Barthes, libro que le sirve para articular una postura intelectual acerca de la experiencia del amor, que la realidad se encarga de desmontar con suma facilidad, porque a la hora de la verdad se enamora perdidamente sin que ninguna teoría le sirva de ayuda.

P. Usted es autor de tres novelas que llaman la atención por lo distintas que son entre sí. ¿Cómo ve los cambios que le han llevado de un título a otro?

Cuando escribo un guion siento que estoy ante un enorme vacío. Echo de menos los matices de que es capaz la prosa
R. En Las vírgenes suicidas prima el lenguaje. No tenía aún mucha experiencia como novelista de modo que no pensaba demasiado en cuestiones como el argumento, que desvelo en el primer párrafo. Con Middlesex la cosa cambió radicalmente. Es una novela extensa, de una complejidad infinita, con numerosas ramificaciones, un verdadero rompecabezas, de manera que era imperioso prestar atención al armazón argumental. En La trama nupcial los personajes lo son todo. Dejé que fueran ellos quienes escribieran la novela, en lugar de imponerles una historia desde fuera como autor.

P. Las vírgenes suicidas está narrada en la primera persona del plural, algo que los escritores suelen rehuir. ¿Fue difícil?
R. No. Me limité a confiar en la voz. Le dejé leer el manuscrito a Donald Antrim, el escritor, que es muy amigo mío y me preguntó por qué no me olvidaba de las voces individuales y formaba un coro colectivo. La voz que empecé a escuchar entonces era como un conjuro que me llegaba de las profundidades del libro. Usted es escritor y sabe que en ficción lo más importante es dar con la voz que ha de conducir la narración. Cuando se da con ella, se trata de seguir sus indicaciones.

P. Te descubre cosas.
R. Te descubre cosas porque conecta con algo que hay dentro de ti. Te dice cosas que no sabías, es casi como si te diera permiso para adentrarte en el mundo que te has propuesto explorar. De repente se oye una voz que te dice qué debes hacer. Muchas veces el escritor está sumido en la incertidumbre, sin saber bien qué dirección tomar, hasta que una voz le señala el camino a seguir.

P. Usted fue alumno de John Hawkes.
R. Fui a la universidad para poder estudiar escritura creativa con él.

P. Hawkes era un experimentalista radical, pero usted parece haber evolucionado gradualmente hacia posturas más convencionales.
R. Si en el momento en que pusiera un pie fuera de este café me atropellara un autobús lo que dice usted sería cierto, pero tengo que decir que en estos momentos estoy escribiendo unos relatos que tienen muy poco de convencional.

P. ¿Cree que hay una cierta tendencia a volver a la tradición entre los escritores más importantes de su generación?
R. No es que me haya propuesto llevar la misión retrógrada de volver a la novela decimonónica, pero es verdad que hay cosas que vale la pena preservar de la tradición. La única manera de dar nueva vida a la novela es recombinando elementos muy dispares, mecanismos posmodernos, elementos tradicionales, aspectos de la novela psicológica, mezclándolo todo. No hay por qué sacrificar los logros del pasado en aras de ningún doctrinarismo.

P. ¿Qué libros hay en las estanterías del estudio donde escribe en su casa de Princeton?
La manera de dar nueva vida a la novela es recombinando elementos: mecanismos posmodernos, elementos tradicionales...
R. Sobre todo novelas y poesía de los grandes maestros del siglo XX, Joyce, Beckett, mucho Nabokov, bastante Philip Roth, Saul Bellow y Alice Munro, a quien cada vez leo más.

P. ¿Qué libros le han impactado más a lo largo de su vida?
R. Me vienen dos a la cabeza. Uno es Pálido fuego, de Nabokov. Lo leí durante un viaje a Turquía y me pareció que el reino de Zembla del que se habla en el libro se salía de las páginas fundiéndose con la realidad circundante. Era como si en lugar de a Turquía hubiera viajado al interior del libro. Desde el punto de vista emocional, la lectura más estremecedora de toda mi vida fue la de Anna Karenina. Ningún libro me ha impactado nunca tanto.

P. Nueve años exactos entre novela y novela. ¿Por qué tarda tanto?
R. Es como preguntarle a alguien que está haciendo el amor por qué no para.

P. ¿Es solo cuestión de placer?
R. En cierto modo sí, aunque hay otras cosas. Cuando escribo una novela no existe nada más. Vivo dentro de ella, me absorbe por completo. No sigo ningún plan, porque entonces se convierten en algo demasiado obvio, vivo dentro de la historia y normalmente no me siento satisfecho con lo que hago, al revés, me siento confundido y no sé en qué dirección seguir. Pero la historia avanza, voy viendo cómo se gesta milímetro a milímetro y cuando me quiero dar cuenta han pasado años.

P. ¿Cómo se da cuenta de que ha llegado el momento de parar?
R. Hay un punto en que todo lo que se le hace al libro lo empeora. Se empiezan a añadir partes que no hacen falta, a reescribir pasajes que al final no quedan mejor. Cuando pasa eso es momento de parar.

P. La palabra suicidio no parece circunscrita a su primera novela. También surge con cierta frecuencia en La trama matrimonial.
R. Supongo que debería preocuparme. Martin Amis volvía con cierta insistencia a la idea del suicidio hasta que un día se dio cuenta de que alguien había plantado esa semilla en él, alguien que conocía y que acabó por suicidarse había inoculado la idea en él y se filtró a los libros. Así que encontrarme el asunto en mis libros empieza a inquietarme.

P. Un elemento religioso gravita ocasionalmente sobre la novela. Alusiones a La nube del no saber, los místicos españoles, el maestro Eckhart, el viaje a India…
R. En Las variedades de la experiencia religiosa, William James explica bien cómo opera ese instinto en la gente joven. En ese sentido hay una razón personal. Hubo un tiempo en que me interesé por cosas como la meditación zen. Pero más allá de eso, creo que el elemento de que habla es algo radicalmente ausente de la novela contemporánea, lo cual es lamentable. En Anna Karenina, Levin sostiene una lucha consigo mismo por eso, porque siente que la vida carece de sentido y cuando al final de la novela nace su hijo tiene la impresión de que ha entrado en contacto con el origen de la vida, y es un momento muy intenso. Creo que momentos como ése, presentes también en la obra de otros grandes novelistas, nos obligan a enfrentarnos con nosotros mismos, planteándonos las preguntas más radicales que se derivan del hecho de existir. ¿La vida, la suya, la mía, tiene algún sentido o no lo tiene? La pregunta brilla por su ausencia en la literatura contemporánea y creo que es legítimo volver a formularla.

En La trama nupcial los personajes lo son todo. Dejé que fueran ellos quienes escribieran la novela, en lugar de imponerles una historia

P. Su novela le da un giro muy hábil al asunto al trasladar la cuestión del sentido de la vida al plano literario, preguntándose por el sentido o el significado de los textos que leemos. Los libros de teoría literaria que lee la protagonista proclaman la muerte del autor, del texto, del significado, aunque la realidad de su vida va por otro lado.
R. Muy poca gente ha visto ese aspecto de mi libro. Toda la cuestión de la semiótica no es más que una envoltura tras las que se ocultan cuestiones de más largo alcance. Hay un paralelo entre la negación del sentido en la literatura y la negación del sentido en la vida.

P. ¿Cuánto hay de autobiográfico en su novela?
R. Un 37%.

P. ¿El resto se lo deja a la imaginación?
R. Tampoco se puede dejar todo el trabajo a la imaginación. Lo vi muy claro cuando estaba escribiendo Middlesex. Había elementos históricos, como los sucesos de 1922 en Esmirna que exigen documentarse rigurosamente.

P. ¿Qué escritores le interesan entre sus contemporáneos?
R. Martin Amis, Franzen, David Wallace, Donald Antrim, George Saunders, y como le dije cuando me preguntó por mis estantes, Alice Munro. Cada vez la leo más.

P. En uno de los últimos números de The New York Review of Books, el artículo estrella es un análisis de Homeland por Lorrie Moore, una de las escritoras estadounidenses más respetadas. ¿Cree que los novelistas de mayor talento escriben para la televisión? ¿Que el equivalente al espíritu de Dostoievski sobrevive en series como The Wire?
R. David Foster Wallace fue el primero en decir cosas así, cuando confesaba que estaba enganchado a The Wire. Pronto lo comprobaré, porque me han encargado trabajar para la pantalla, aunque la verdad es que escribir novelas o escribir para televisión son actividades radicalmente distintas. Cuando escribo un guión siento que estoy ante un enorme vacío. Echo de menos los matices de que es capaz la prosa narrativa. Eso no quiere decir que no me gusten las series de televisión. Las veo, pero no sustituirán a la literatura. La idea de que la gente va a dejar libros para dedicarse exclusivamente a ver televisión es simplemente falsa. Ahora bien, hay una idea importante detrás de todo esto. Aunque como escritor no me preocupa la competencia que supuestamente se quiere hacer a la literatura desde otros medios, nunca me he avergonzado de querer atrapar la atención de la gente con un libro. Eso es algo totalmente legítimo que todos buscamos. Philip Roth no se cansó de decirlo. Nadie quiere ser tan frío e intelectual como para escribir libros que solo se enseñan en clases universitarias que son un pestiño. El escritor tiene que ser consciente de su obligación de darle algo gratificante al lector, algo que este no puede encontrar en ningún otro lugar salvo en un buen libro.

Fuente: El País: http://cultura.elpais.com/cultura/2013/04/30/actualidad/1367341460_834471.html

Cuando ya no nos quieren

En casos de abandono, la tristeza es inevitable
Instalarse en ella o vivirla hasta adaptarse a la nueva situación depende de nosotros y de afrontar la separación de forma racional



Ante un desengaño, ruptura o abandono amoroso, es inevitable pasar por fases de tristeza, desesperación, impotencia… Los sueños, las ilusiones, se rompen para una parte u otra de la pareja y suele empezar un calvario, cuya duración depende de cada afectado, que pasa por varias fases:

Fase de súplica. La primera reacción puede ser llorar e implorar su amor. No se pierde la dignidad por decirle a alguien que le ama, pero sí se hace cuando le están diciendo que no le quieren a usted y sigue insistiendo como si no tuviera valor, como si en su vida no fuera a tener otra oportunidad de encontrar a alguien que le merezca.

Fase de razonamiento. En ella, la persona despechada, que no entiende cómo todo funcionaba bien y de repente todo se desmigaja, intenta a través de razonamientos hacer ver a la otra parte que se ha equivocado, que no va a encontrar a nadie igual, que todo vale la pena por el tiempo invertido y que hay posibilidad de corregir lo que no funcionó.

Fase de locura. En la que se pasa del amor al odio. Se verbaliza que no se quiere saber nada del otro, pero contradictoriamente se buscan mensajes, llamadas o algún indicio de que su ex puede haber recapacitado y volver.

Fase de adaptación. Poco a poco, la vida se va ordenando. Como todo proceso de pérdida, uno empieza a encajar en esta nueva etapa de su vida. Empieza a normalizar su rutina, duerme mejor, trabaja como siempre, se relaciona con sus amigos, su ex deja de ser el protagonista de todas las conversaciones y comienza a tener ilusión.

Fase de indiferencia. Ya se está preparado para vivir sin la presencia del ex, no lo recuerda, y por fin ha pasado a un segundo plano. Esto no significa que si se lo encuentra por la calle no le dé un vuelco el corazón o vuelva a despertar los buenos y malos recuerdos, pero por la general vive ajeno a su ruptura. Ya no hay desamor, sino un periodo en el que usted se abre y se siente seguro.

Fase transversal. Se vive a lo largo de todo el proceso de pérdida y desamor. Y los protagonistas de ella son su apoyo social, aquellos que no le dejan ni a sol ni a sombra para animarle. Son los buenos amigos, esa parte de la familia que siempre está para todo, aquellos que desean siempre su felicidad. Escúchelos, tienen una visión distinta de lo que ha ocurrido y ahora le dirán todo lo que pensaban de forma sincera, opiniones que igual llevaban tiempo callando por respeto a su relación y sus decisiones. Déjese arrastrar por ellos.

Normalmente vivimos instalados en la velocidad, pero cuando uno se ve inmerso en una ruptura amorosa, parece que todo se ralentiza, que no pasan las horas. Se deja de vivir el presente porque es donde se convive con la tristeza y nos dedicamos a contemplar el pasado como si se pudiera alterar. Existen personas que le dan vueltas y vueltas, fantasean con la posibilidad de regresar en el tiempo y lo verbalizan.

Pero no es posible volver y se puede asegurar que tras unos meses, superado el infierno, a lo mejor la pérdida se ve con otros ojos, incluso se llega a atisbar su parte positiva.

No viva la separación de forma irracional, como si el mundo se acabase después de esa persona amada. La emoción dominante en estos momentos es tan intensa que se piensa que es la única verdad que existe. La forma de evaluar, de interpretar y de plantear la ruptura va a ser la clave para luchar y seguir adelante dignamente. Acepte la pérdida, deje de hacer reproches, de buscar culpables, de sentirse un miserable…la vida sigue.

Salvo que se sea feliz en la relación de pareja, nadie tiene la obligación de permanecer al lado de alguien a quien no valora ni ama. Usted es libre de estar solo o buscar con quién sentirse vivo. Su pareja también. Raras veces se rompe el amor de mutuo acuerdo.

Si se encuentra en esta situación o conoce a alguien que lo esté, aquí tiene unos consejos que le ayudarán a tener más autonomía y a contemplar el mundo desde otro punto de vista.

Reinterprete. Realmente no es la ruptura lo que no le deja vivir, sino el resultado de la evaluación que hace de ella. Creer que la situación es catastrófica e insalvable es solo un estilo negativo de afrontar las cosas. Pero si cree que realmente la situación es así, seguramente ocurrirá así. Empiece a focalizar la atención en lo que todavía le hace sentir bien. Salir adelante o no, depende de usted; si usted no se salva, nadie lo hará. Lo que piense, lo que haga y lo que siente se influyen mutuamente. Hay que aceptar que se va a pasar una mala racha y que todo volverá a su sitio.

Aproveche las emociones. Es necesario aprender a tolerar la frustración y las otras emociones negativas, porque con ellas se madura. Durante días cambiará su intensidad y variedad porque se trata de un proceso de duelo por la persona perdida. No tienen más protagonismo del que se les quiera dar. Es bueno aliviar esos sentimientos a través del ejercicio físico, expresándolos por escrito o a través de la pintura, la música…

Hable y escuche. Hablar con sus amigos de lo que le ocurre es importante, pero hágalo si puede con varios, siempre de confianza, para no torpedear siempre al mismo, también cuénteles otras cosas de su vida, pregúnteles por ellos y no convierta las conversaciones y los ratos con amigos y familiares en un monotema: “su ex”. No es la única persona con problemas, ni su problema es el más grave, solo se dará cuenta si escucha a los demás. Es el momento de implicarse en causas y proyectos solidarios. Su dolor pierde valor cuando convive y es empático con el de otros.

Actúe sobre su comportamiento. Atrévase a conocer a gente nueva, visite ambientes que siempre le hubiese gustado frecuentar. No espere a estar bien para hacer cosas. Esta regla funciona al revés: tiene que hacer cosas para poder llegar a estar bien.

Cuídese y mímese. Vigile su aspecto, practique una buena y sana alimentación, higiene y salud. Hágase un chequeo médico. Dedique más tiempo a esto y menos a pensar. Sobre todo al principio, dese caprichos que le hagan sentir mejor y que habitualmente no se concede.

Rodéese de gente que le quiere. El apoyo social es importantísimo en estas circunstancias. No caiga en la trampa de buscar la soledad constantemente, no le ayudará a distanciarse del pasado.

El pasado sirve para aprender. Si está arrepentido de algo, es mejor buscar su propio perdón que seguir intentando que le perdone el otro, porque si ya no le ama, da igual que haga muchos méritos por demostrar lo que vale: sencillamente no le atraen porque ya no le quiere. Guarde esos valores para personas que puedan apreciarlos y derroche su energía en otras actividades. Tampoco parece buena idea de cara a superar una ruptura pensar que “podemos ser amigos”. Si eso es posible, ya llegará solo; por el momento, la distancia es lo más sano en la mayoría de los casos.

Después de todo: “Es tan corto el amor y tan largo el olvido…” Pablo Neruda

UNA PELÍCULA
- La guerra de los Rose, de Danny DeVito, con Michael Douglas, Kathleen Turner y Danny DeVito.

UNA FRASE
- "Lo bueno de los años es que curan las heridas; lo malo de los besos es que crean adicción", de Joaquín Sabina.

UNA CANCIÓN

- De alguna manera tendré que olvidarte.   Luis Eduardo Aute.

Ángel para un final, de Silvio.

Fuente: El País. http://elpais.com/elpais/2013/05/03/eps/1367574676_397716.html

Entrevista a Rafael Poch-de-Feliu, corresponsal internacional de La Vanguardia “China, aunque suene fuerte, es de los países mejor gobernados del mundo”

Álvaro Corazón Rural. Jot Down

La información internacional sufre dos grandes males. El más de lo mismo y el a ver quién la dice más gorda. Durante muchos años, Rafael Poch-de-Feliu (Barcelona, 1956), corresponsal internacional de La Vanguardia, ha destacado por trabajar en una línea opuesta a estos dos vicios. En sus crónicas, al menos, siempre hemos encontrado otro punto de vista. No el contrario a la propaganda, sencillamente una visión singular, distinta. Poch considera que el periodista no debe leer solo periódicos, sino que tiene que seguir publicaciones más académicas y libros. Se queja de que cada vez conoce más periodistas jóvenes que no leen. Él apuesta por complementar la información con fuentes alternativas de calidad, como profesores de universidad o sociólogos, dada la tendencia a la mentira y el engaño de las fuentes institucionales. El resultado de esta forma de trabajar está en las hemerotecas, pero también en sus libros sobre la URSS (Tres días de agosto, Tres preguntas sobre Rusia y La gran transición, que ha sido traducido al ruso y al chino), China (La actualidad de China, un mundo en crisis, una sociedad en gestación) y Alemania (La quinta Alemania, que aparecerá en mayo editado por Icaria). Obras didácticas, llenas de matices. Versiones de los hechos históricos, de la sociedad de estos países, nutridas con fuentes diversas que pueden ir del político al campesino, del periodista al activista. Ha sido corresponsal en Europa del Este, Moscú, Pekín y Berlín. En todos estos destinos fue y es testigo de las grandes transformaciones del mundo contemporáneo. Repasamos con él su trayectoria para que ofrezca una explicación de todo lo que ha investigado y narrado para sus lectores.

Cuando estuviste de corresponsal en la URSS, describiste la vida así: “dura y poco confortable, pero al mismo tiempo bastante relajada; todo gira a pocas revoluciones y se desconoce el estrés laboral o la inseguridad por el futuro”. Luego pasaste a China y comentaste: “Pese a las dificultades, los chinos nunca habían sido tan libres y prósperos, lo que explica el optimismo que, en general, desprende la sociedad”. Cuenta cómo encontraste Berlín a tu regreso de China hace cinco años y, particularmente, cómo has visto España estos días.

Regresar a la vieja Europa fue reencontrarme con algo que describiría como “un gran bostezo social”. Aunque precisamente después de 2008, con todos los movimientos sociales que están surgiendo, mi visión está siendo matizada. Pero sí, en Berlín, en Europa occidental, encontré un gran bostezo. Y en España, treinta años de conformismo, apatía y abulia social. La generación que siguió a la nuestra de la Transición se durmió y se desencantó con la realidad que le tocó vivir. Se acomodó a ella. Era una realidad relativamente fácil. Además, cuando mi generación llegó al poder, hubo un desencanto porque dio una imagen muy poco ejemplarizante.

Este es el panorama europeo en general. Alemania creo que es un país bastante deprimido. Ocho millones de trabajadores precarios han transformado completamente un país que cuando yo lo conocí a principios de los 80 era ejemplar. En aquella época un redactor de una agencia de prensa ganaba 3000 marcos, el equivalente actual de 4000 euros, y ahora tiene un sueldo de 1200 euros sin seguridad laboral, te pueden echar cuando les dé la gana. El mileurismo ha llegado a Alemania y lo ha transformado todo. La inseguridad, la desigualdad, la injusticia. Todo este tipo de problemas, Alemania los despachaba antes gracias a su relativa nivelación social. Ahora que la ha perdido aparecen problemas psicológicos en la población, hay estudios que lo demuestran, y por supuesto consecuencias económicas. La moral del trabajo en Alemania no es la misma que era hace 30 años. Como sigan así lograrán trabajar tan mal como los españoles. Es verdad que aún en la gran industria las relaciones laborales están basadas en el modelo anterior, pero también hay trabajadores precarios en las cadenas de montaje de Mercedes. Están cambiando la gallina de los huevos de oro, el gran modelo alemán, con la exclusa de ser competitivos. El Mercedes no compite con el coche de Japón o China, se compra por la calidad. Una calidad que se consigue con buenas relaciones laborales y no con lo que están haciendo.

Por otro lado, en España ya ves lo que tenemos. Un movimiento social incipiente que no sabemos hasta dónde va a llegar. Visto desde fuera me ha parecido en algunos momentos muy exhibicionista, con mucha propuesta online y poco contenido ideológico transformador. Sin embargo, todo va cambiando poco a poco, esperemos que evolucione. La vida les empujará, y si no evoluciona y en Europa no logramos crear grandes movimientos sociales, como dice Fontana, tendremos lo que nos merecemos. Volveremos a un nivel de relaciones sociolaborales anterior a la Segunda Guerra Mundial, es decir, espantoso.

Por eso la generación que está ahora entre los 20 y 30 años, que simplemente no tiene futuro, tiene que ponerse las pilas. Si hablamos a nivel macroeuropeo, tenemos dos escenarios. El de 1848, el de la Primavera de los Pueblos, con distintas revoluciones y revueltas cívicas en los países —porque desengañémonos, los movimientos transformadores son nacionales, igual algún día sí se pueden coaligar para una transformación en la UE—, y el otro escenario es el de 1930, el previo a la Europa parda, intransigente y xenófoba. Es cuestión de apuestas, de con cuál te quedas tú. Yo veo indicios de lo uno y de lo otro, ya veremos qué sale de todo esto, pero de lo que surja, dependerá nuestro futuro y el de nuestros hijos.

En tus crónicas desde Berlín has destacado que el momento clave fueron las reformas de Gerhard Schröder.

Sí, marcan un punto de inflexión, pero la película empieza en la Reunificación. La primera idea es que Alemania, en este proceso que ha sido calificado por Fontana o Krugman como el de la Gran Desigualdad, estaba retrasada. En Europa, desde los años 70, asistimos a una gran ofensiva del capital que se come las conquistas sociales del consenso de posguerra, tanto en Europa occidental como en Estados Unidos. Empezó con Carter y siguió con Reagan y Thatcher en Inglaterra. Pero Kohl no pudo hacer esto porque estaban en la primera frontera de la guerra fría. Tenían enfrente una república democrática alternativa, cuya imagen de marca era el estado social. Esto obligó a la RFA a adoptar un capitalismo, que llamaban renano, marcadamente social. Todo esto se acaba con la Reunificación, en cuanto deja de existir la alternativa, el establishment occidental empieza a tener la libertad de hacer lo de Reagan, Thatcher e incluso Mitterand y los suecos.

Entonces, como llegan con retraso, llegan también con ansiedad. En ese contexto, se comen los tremendos costes de la Reunificación, que costó muchísimo dinero. Se habla de dos billones de euros, eso corresponde al 8% del PIB a lo largo de 25 años. Son gastos enormes que explican la obsesión alemana por la austeridad. Además, surge tras 1990 la gran reunificación mundial. Es la nueva oportunidad de marcar un modelo de relaciones laborales diferente. Se incorporó al mercado de trabajo todo el bloque del Este, más China e India. Todo eso dobló el número global de trabajadores. Añadió 1400 millones más de obreros, lo cual alteró la correlación de fuerzas entre capital y trabajo en beneficio del primero.

En Alemania el Este se utilizó como polígono de pruebas, con salarios bajos y precariedad. Esto repercutió en Alemania Occidental. Si los sindicatos decían que no a algo, se llevaban la fábrica al Este. Entre el año 90 y 2003 las reformas no fueron todavía posibles porque estuvieron muy ocupados en digerir toda la reunificación. Fue a partir del año 2000 cuando se crea el consenso de Lisboa en Europa, lo de la competitividad y todo esto, cuando Alemania comienza a desarrollar con mucho retraso la agenda neoliberal.

Kohl ya había empezado, pero no pudo por razones obvias. Entonces, quién mejor que una coalición de izquierdas para hacer el trabajo sucio. Ahí estuvo el señor Schröder con su Agenda 2010, que impuso el programa de recortes más importantes de la historia de la posguerra alemana. Y en eso estamos. Entre 2003 y 2006 todo son reformas laborales y sociales, que tienen un resultado ambiguo. Porque en Alemania se dice, sobre todo al exterior, que tienen éxito porque han hecho las reformas, mientras que los científicos sostienen que en realidad lo que hubo fue una mejora de la coyuntura general que disparó sus exportaciones. No obstante, ahí está la trampa ideológica de hacer ver que este éxito exportador tiene que ver con los salarios más bajos, cosa que no es verdad, y está trayendo muchísimos problemas.

Escribiste que en los últimos años de Merkel las reformas han ido en sentido contrario, que Alemania se aplica a sí misma medidas opuestas a las que pide que se apliquen los demás.

Merkel llega al poder en 2005 y desde ese año no ha hecho ningún ajuste. Ya le habían hecho el trabajo. No ha parado de decir: “¡Gracias, Schröder, gracias!”. Y eso que era su enemigo acérrimo. Es al revés, ahora está recomponiendo aspectos sociales, especialmente porque está en época preelectoral, con un par de medidas en esa dirección. Por eso es curioso que esta mujer diga a los demás que se aprieten el cinturón y no como ellos hicieron con la Agenda 2010, sino muchísimo más. Lo que ha hecho Grecia, lo que hace España, una devaluación interna del 20 o 30%, es mucho más fuerte que lo que sufrieron ellos.

Y ahora viene la demanda de 200.000 trabajadores cualificados del sur de Europa. Suena como un drenaje ¿nos convertimos en sus economías auxiliares?

A esto lo llaman “Falta de mano de obra cualificada”. Lo repiten como loritos. Viene de los think tank empresariales. Pero las preguntas aquí son: cómo es posible que en un país con 7% de paro falte mano de obra cualificada cuando no hay una presión salarial hacia arriba. Deberían pagar más a los pocos que hay para quedárselos, ¿no? Cómo es posible que haya falta de mano de obra cuando por cada oferta laboral hay ocho demandas de trabajo. Lo que veo es que hay una tendencia, un recurso empresarial, para mantener los salarios a la baja. No se contrata a la gente mayor porque piden sueldos demasiado altos. En cambio, se llama a un ingeniero español, o a un conductor de autobuses español, que se conforma con 1200 euros en Stuttgart —es un caso real, concreto, que conozco—. En algunas regiones alemanas, por ejemplo, Baden-Wurtemberg, donde hay prácticamente pleno empleo, sí hay falta de mano de obra en algunos sectores concretos de la industria, pero es muy anecdótico.

En cuanto a que nos vayamos a convertir en un satélite, creo que ya lo somos desde que entramos en el euro. Aunque, en gran parte, ya lo éramos desde antes. Yo me marché de España en el año 83 y éramos un país con mucha industria. España producía de todo, teníamos industria del calzado, metalurgia, teníamos construcción naval. Éramos un país más nivelado, mucho menos de servicios. La política europea ha conducido a que Alemania sea la fábrica productiva y exportadora y los demás hayan perdido terreno, incluso Francia. Esto es algo que hay que analizar y reconstruir para sacar las conclusiones pertinentes, tanto nosotros como la propia Alemania.

Sobre la Reunificación, has apuntado que fue una historia mucho más prosaica de lo que se reflejó en su momento y ha quedado grabado en la memoria colectiva. Para empezar, porque quienes propiciaron desde el Este la caída del muro, los movimientos contestatarios de la RDA, lo que tenían en el horizonte era una tercera vía, ni marxismo-leninismo monolítico ni capitalismo.

Una de mis sorpresas al regresar a Alemania en 2008, después de unos años sin haber pisado Europa, fue comprobar que el tema de la Reunificación estaba por escribir. Se hablaba de una revolución pacífica, un cambio, un giro, y no había bibliografía sobre lo que había pasado en concreto. Los archivos estaban cerrados. Los célebres archivos de la Stasi eran inaccesibles en lo referido a la actuación del espionaje occidental durante la caída del muro. Husmeando un poco me di cuenta, y conmigo muchos alemanes, de que la película de la Reunificación es un tema interesante.

Tuvo tres movimientos. Primero, Gorbachov, el paradigma, el hacedor de la Reunificación alemana. Él permitió que el pequeño movimiento contestatario de la RDA se convirtiera en una marea humana. Estos movimientos eran socialistoides y verdes. ¡Wir sind das Volk! (“¡Somos el pueblo!”), decían. Y en el curso de pocos meses este eslogan se convirtió en ¡Wir sind ein Volk! (“¡Somos un pueblo!”). Se pasó de poner el acento en la rebeldía popular a ponerlo en la unificación.

Kohl, que era un viejo zorro, vio en la Reunificación la oportunidad de pasar a la historia como canciller
Más aquí. Fuente: http://www.jotdown.es/2013/04/rafael-poch-china-aunque-suene-fuerte-es-de-los-mejores-paises-gobernados-del-mundo/
The New York Times lleva hoy a su portada un artículo sobre la corrupción en España, en el que afirma que los jueces españoles están investigando a "cerca de 1.000 políticos, que van desde los alcaldes de pueblos pequeños a exministros del Gobierno". EP http://cort.as/4-tb El País.

viernes, 3 de mayo de 2013

Flamenco y Memoria Histórica, fandangos por Manuel Romero. Flamenco y cantes árabe



El flamenco canta, es decir trasforma en un cante a la alegría, al amor, a las penas, a la tragedia, a la vida y a la historia del pueblo. Últimamente, las coplas y cantes más críticos se estaban marginando.
Manuel Romero nos canta por fandangos a la Memoria Histórica.
No esta mal recuperar esta faceta del flamenco que parecía olvidado. Recuperar la conciencia de clase; quiénes somos, de donde venimos y a donde vamos, o a dónde queremos ir que es muy diferente de a donde nos quieren llevar, es decir, ser culto, saber y conocer nuestra cultura.

Los peligros de la lectura

Santiago Alba Rico. Revista Minerva.

De los peligros de la lectura nos habla el canto V del Infierno de La Divina Comedia. Allí Dante se encuentra con Paolo y Francesca, los dos amantes condenados en la ciudad doliente por su pasión adúltera; y el poeta indaga compasivo por el origen de este «peligroso deseo» que los ha conducido a la muerte y a la aflicción eterna. Francesca, pálida y lacrimosa, rememora el día en que, por puro entretenimiento y sin «la menor sospecha», leía junto a Paolo los amores de Lanzarote y la reina Ginebra. Absortos en el libro, un poco ya sin color el rostro, aliento contra aliento, se sorprendieron a sí mismos al llegar al pasaje en el que «la deseada sonrisa fue besada por tal amante»; entonces Paolo, tembloroso, besó a su vez la boca de Francesca y «ya no leyeron más desde aquel día».

Francesca se justifica ante Dante acusando al libro y a su autor como testigos y alcahuetes de su abrazo («Galeotto fu’l libro e chi lo scrisse»). ¿Será tanto el poder de los relatos? Pongámoslo en duda. Resulta difícil creer que a Paolo y Francesca no se les hubiera pasado nunca por la cabeza la existencia de las bocas y los besos antes de leer juntos la frase; y que, más bien al contrario, no fueran llevados a esta lectura común precisamente por su deseo de besarse. Los libros determinan poco la realidad; más bien la secundan, la subrayan, la legalizan. Más allá de su potencia afrodisíaca, los amores adúlteros de Lanzarote y Ginebra estaban investidos de una incontestable autoridad literaria que convertía su emulación, entre las clases letradas, en un acto al mismo tiempo prestigioso y aceptable. El libro no era una orden; ni siquiera una tentación. Era algo así como un certificado de buena conducta mitológica o literaria. Lo que prohibía la Iglesia lo permitía la Literatura. Incluso en una cultura aherrojada por la represión moral, puede ser socialmente más prestigioso imitar a Lanzarote o a Ginebra que a Cristo o a la Virgen María. Paolo y Francesca se dejaron llevar por el deseo, no por la lectura, y el libro lo único que hizo –si algo hizo– fue intensificar literariamente el placer de su abrazo prohibido.

Nadie puede acusar tampoco a Goethe de provocar la epidemia de suicidios juveniles que siguieron a la publicación en Alemania, en 1774, de Las cuitas del joven Werther. Uno puede quitarse la vida por una tontería, incluso por un libro, pero es más sensato decir que el libro de Goethe recogía el «espíritu» de una época en la que el suicidio, reprobado por la moral y por la religión, era percibido, entre las clases letradas, como una prestigiosa protesta cósmica contra el Todo. Hoy, suprimida la «época», podemos leer las penas de Werther con interés, pero sin peligro alguno.

Digo todo esto porque me da un poco de vergüenza confesar que admiro locamente a Tintín, contra cuyo creador, el belga Hergé, se han escrito hace poco tantas y tan certeras críticas. Recientemente incluso se ha interpuesto en Bruselas una demanda para que los tribunales prohíban la reedición y difusión de Tintín en el Congo. No cabe la menor duda de que, incluso en sus mejores álbumes, el asexuado periodista de Hergé transporta esa visión colonial del blanco moralmente superior del que dependen los otros pueblos incluso para tomar conciencia de su igualdad, incluso para librarse del poder de los blancos. En los peores, Hergé es francamente racista y reaccionario; basta pensar, sobre todo, en los tres primeros: Tíntin en el país de los soviets, Tintín en América y el citado Tintín en el Congo. Pero como quiera que existe sin duda una relación kantiana y platónica entre la justicia y la belleza, hay que decir que la evolución artística de Hergé es siempre hacia un nivel mayor de justicia y que sus libros más bellos no se agotan en su ideología católico-scoutiana. Ya El loto azul –siempre un poco paternalista– es un álbum inquietante y provechosamente etno-descentrado; y a medida que aprende a dibujar, que complica sus historias, que enreda a sus personajes, Hergé va desprendiendo mundos que no sabe que lleva dentro y que se pueden mirar y explorar desde otros moldes humanos e ideológicos.

Confieso que toda mi formación ha girado en torno a Tintín y Marx. De niño leí todos los álbumes un mínimo de setenta veces cada uno y, cuando ya no era posible, soñaba –literalmente soñaba– que Hergé había dibujado un nuevo cómic después de muerto. Tintín no me impidió leer luego El Capital ni enredarme en una relación promiscua con el mundo árabe, donde vivo desde hace veinte años. Lo que importa de un libro es desde dónde se lee. Lo normal es que un libro se lea desde otro libro y lleve a su vez a un libro nuevo. Leído desde la Inglaterra victoriana, el Kim de Kipling es una de las más fraudulentas exaltaciones del imperio británico, pero leído al mismo tiempo desde la juventud y desde Polanyi o Chesterton, es una emocionante defensa de la antropología elemental y una experiencia fuerte de cosmopolitismo empírico. En el contexto de la Rusia pre-revolucionaria, dominada por la lucha entre eslavófilos y europeístas, Los demonios de Dostoievsky es un estridente panfleto reaccionario que incluso alerta, con fanatismo delirante, de la imparable colusión entre el comunismo y el Papa; pero su atmósfera, su estructura, su pulso psicológico, lo ponen en relación con Nieve de Pamuk o con Salto Mortal de Oé, dos autores claramente de izquierdas. Lo mismo puede decirse de Hergé. A la espera de que el racismo desaparezca del mundo y cuando Europa, en todo caso, se ha venido definitivamente abajo como «proyecto universal», queda el hecho de que Las joyas de la Castafiore, con sus falsos suspenses y su asfixiante atmósfera claustral, es el equivalente en cómic de Las reglas del juego de Renoir; y que Tintín en el Tíbet, con ese blanco impulso contra la felicidad y la lógica, podría utilizarlo el plan Bolonia para explicar a Kant en la Universidad.

Lo que importa de un libro es desde dónde se lee. Lo normal es que un libro se lea desde otro libro y lleve a su vez a un libro nuevo. Si Tintín en el Congo fuese el único libro del mundo, habría que prohibir sin duda su lectura. Pero eso sucede con todos los Únicos Libros, incluidos la Biblia, el Corán y El Capital de Marx, de los que aprendemos siempre algo porque no estamos encerrados en ellos. Lo que nos defiende de los libros son otros libros como lo que nos defiende de nuestro cuerpo son los otros cuerpos. No acusemos a la lectura de los besos que damos o de los que no hemos dado. No arrojemos al fuego ni a los enamorados ni las novelas. Contra las malas, están las buenas; y contra la legalización literaria del racismo o del imperialismo o del fanatismo, habrá que encontrar o construir esa combinación platónica de justicia y de belleza desde la cual podamos despreciar Tintín en el Congo y disfrutar de Las joyas de la Castafiore; y extraer de Kim y de Los demonios las armas imprescindibles para combatir la arrogancia de Kipling y el integrismo de Dostoievski.
Fuente: http://www.revistaminerva.com/articulo.php?id=558

jueves, 2 de mayo de 2013

BADAJOZ. El primer economato social de la ciudad abrirá en la barriada de San Fernando

Gestionado por la Asociación Pepe Reyes, cuenta con medio centenar de colaboradores y el patrocinio de Gómez Calero. Venderá a familias seleccionadas por Cáritas y Servicios Sociales productos de primera necesidad al 50% de su precio

Con la crisis económica se ha incrementado el número de familias cuya situación, aunque no les obliga a acudir a un comedor social, sí ha empeorado drásticamente y sus pocos recursos no les permiten llegar a fin de mes. A estas personas va dirigido el Economato Social Pepe Reyes, el primero de estas características que va a abrir en Badajoz.

El local, de unos 180 metros cuadrados, ya está preparado y a punto de abrir y se ubica en el número 10 de la calle Manuel Godoy, en la barriada de San Fernando, gracias al patrocinio de Juan Antonio Gómez Calero, el empresario que ganó el Euromillón y que hizo suyo el proyecto cuando lo conoció. De la organización, gestión y funcionamiento se encarga la Asociación Pepe Reyes, sin ánimo de lucro, vinculada a la Fundación Dolores Bas. Ya cuenta con el apoyo de voluntarios y de medio centenar de colaboradores, así como ha obtenido subvenciones de la Diputación de Badajoz, la Caixa y la Fundación Dolores Bas para su puesta en marcha. Pero siempre necesitarán más.

El objetivo es ofrecer a un grupo de familias, que serán seleccionadas por Cáritas Parroquial y los Servicios Sociales, la posibilidad de acudir a esta tienda a adquirir productos de primera necesidad (de alimentación y limpieza) a un precio estimado del 50%. "Nuestro techo está en los precios del Lidl o el Aldi, se tienen que bajar más los precios porque si no el economato deja de tener sentido", cita Mercedes Arias, impulsora de la asociación, quien comenta que su pretensión es que sean productos extremeños. Este proyecto está siguiendo la estela de otro economato que funciona en Huelva, que les facilitaba proveedores, pero en la asociación "queremos que sean de la tierra". No van a vender productos donados sin coste alguno, pues para eso está el Banco de Alimentos.

Arias insiste además en que serán productos de primera necesidad, es decir, quedan fuera, por ejemplo, el vino o los refrescos. Tienen muy claro que los destinatarios deben llegar derivados de Cáritas o Servicios sociales "porque nosotros no somos quiénes para valorar la situación de una persona y si abriésemos al público en general estaríamos haciendo una competencia desleal y no estaríamos realizando una labor social". Además, con la Ley de Protección de Datos la asociación no podría acceder a esta información.

También se beneficiarrán asociaciones y colectivos "que lo están pasando muy mal porque las subvenciones están muy restringidas y a sus internos tienen que seguir poniéndoles el plato de comida". En cuanto a los comedores sociales, aunque les surte el Banco de Alimentos, hay productos que tienen que comprar en establecimientos con precios sin descuento. "Intentaremos llegar al mayor número posible", sentencia la responsable.

CON CARNET Los beneficiarios seleccionados deberán contar con un carnet identificativo que no se podrá suplantar. Además habrá un límite en su compra "para evitar que puedan hacer negocio con estos precios". La cantidad que podrá adquirir cada destinatario estará en función del número de miembros de la familia.

El economato todavía no tiene fecha de apertura, pues la asociación sigue pendiente de encontrar proveedores con los que conseguir buenas precios, pero Mercedes Arias calcula que quizá pueda abrir este mes, para lo que hace un llamamiento a proveedores, voluntarios y colaboradores (aportan 5 euros al mes) a que se impliquen con este proyecto.

Los colaboradores con los que ahora cuentan son en su mayoría del entorno de la Fundación Dolores Bas y de los voluntarios que participan en el proyecto ninguno cobra nada, ni siquiera los que se van a encargar de llevar las ventas en el economato. Serán cuatro las personas que hagan esta tarea, para lo cual ya han realizado un curso de manipulación de alimentos. Su idea es que, si funciona, se pudiera crear un puesto de trabajo en caja remunerado, pero dependerá de que consigan las ayudas que lo permitan.

Arias calcula que inicialmente podrán atender a unas 50 familias, "hasta comprobar cómo nos desenvolvemos". Fuente: El Periódico Extremadura, A. M. ROMASANTA 02/05/2013
www.asociacionpepereyes.es



miércoles, 1 de mayo de 2013

El 1º de Mayo y la conciencia de clase

Luis Miguel Busto Mauleón. Nuevo Claridad/Rebelión

El marco europeo
Lo que ya hace unos años calificábamos como la nueva gran estafa del sistema capitalista contra la clase trabajadora se revela en estos momentos con toda su crudeza. El proyecto europeo, tal y como se concibió en Maastrich y el posterior Tratado de Lisboa, era el proyecto de la burguesía europea y, como tal, estaba concebido para exprimir al máximo a la clase obrera. Esa burguesía, utilizando su herramienta política (los gobiernos de los diferentes estados), impidió que los pueblos se definieran a través de plebiscitos una vez visto el rechazo de holandeses (61,5%), franceses (54,68%) e irlandeses (53,4%). La democracia burguesa mostraba, con total nitidez, lo que entendía por democracia. Y revelaba su temor a que el proyecto de acumulación de capital concebido en el marco europeo quedara frenado por la voz de los pueblos.

La paralización de las consultas a los pueblos no fue acompañada por la suspensión de una legislación que les allanara el camino y ya a finales del siglo pasado se aprobaba el Acuerdo General sobre Comercio de Servicios que les ponía en bandeja de plata todos los servicios públicos. El AGCS significaba la primera agresión contra los derechos adquiridos por la clase trabajadora en materia de Educación, Sanidad, Servicios Sociales, Desempleo o Pensiones por jubilación. Los recortes presupuestarios, el deterioro orquestado de los servicios y la criminalización de los trabajadores de la Administración daban paso a una creciente sensación de que era necesario languidecer la intervención de los estados para ir dando paso a un empresariado que se frotaba las manos ante las nuevas oportunidades de negocio. Aquella legislación aprobada alevosamente y con total opacidad es la que quince años después sufrimos las trabajadoras y trabajadores europeos.

Han sido los países PIGS, a los que en los últimos meses se ha unido Chipre, los primeros en sufrir los desgarros de esta rapiña. En el estado español no han dejado espacio sin inmiscuirse y todas y todos conocemos los perniciosos resultados que van dejando en la Sanidad, la Educación, la gestión del agua, los Servicios Sociales o entre las personas desempleadas. Las últimas ofensivas han ido dirigidas hacia los jubilados y los hipotecados por la vivienda.

El estado español
La crisis del sistema capitalista es mas que evidente en este 1º de mayo de 2013, Día Internacional de los Trabajadores, así como el carácter clasista e internacional de una sociedad donde los ricos son cada vez mas ricos y los pobres cada vez mas pobres. La agresión de la burguesía contra los y las trabajadoras, aletargada en el estado español en los primeros años de la transición mientras la correlación de fuerzas les fue favorable a la clase obrera, ya se ha despojado de todas sus máscaras y se ha lanzado al despojo de todo lo conseguido durante muchos años de luchas obreras.

La nueva Reforma de las Pensiones de 2013 sigue la línea de recortes de los servicios públicos y el abandono a los pies de la patronal de unos recursos generados durante toda la vida laboral; la congelación de las tasas de reposición de los empleados públicos y el robo de parte de sus sueldos para pagar el rescate de la banca; el endurecimiento de las condiciones de acceso a las prestaciones de los trabajadores desempleados; la no revisión del IPC anual de los pensionistas; la verdadera trata de blancos en las zonas rurales que han convertido la libre circulación de ciudadanos de la Unión Europea en un fraude social que enriquece a manijeros sin escrúpulos y a la Política Agraria Común en una nueva forma de trasvase de capital hacia los grandes terratenientes; las mafiosas redes de distribución de alimentos que explotan a los agricultores, vacían los bolsillos de los consumidores y, en su lógica de obtención rápida de beneficios, prefieren deshacerse de los excedentes de alimentos mientras la población pasa hambre; la rapacería de los bancos que, sin ningún tipo de escrúpulo, siguen desahuciando de sus viviendas a la clase trabajadora sin importarles que se traten de niños, ancianos, personas con minusvalías o que la presión ejercida sobre estas personas termine con suicidios, realmente asesinatos.

Las últimas agresiones contra los trabajadores
La gran movilización de la Huelga General del 29 de setiembre de 2010, que debería haber significado un punto de inflexión en las políticas económicas y sociales, se diluyó por obra y gracia de los sindicatos del sistema con la firma, unos meses después, del Acuerdo sobre las Pensiones que rebajaba las futuras pensiones en un alto porcentaje bajo la excusa de la viabilidad del Sistema Público.

Así, el pasado 16 de marzo se aprobaba el Decreto Ley que completaba la última Reforma del Sistema Público de Pensiones y que viene a endurecer las condiciones por las que las trabajadoras y trabajadores en activo se incorporarán al mismo, elevando la edad de jubilación de 65 a 67 años y de 15 a 25 años el tiempo de referencia para el cálculo de la pensión. Pero no podemos pasar por alto que esta Reforma (propuesta por el PP) profundiza en los recortes aprobados por el gobierno anterior (PSOE) y pactado con los agentes sociales (CEOE, CEPYME, UGT y CCOO). Esto viene a confirmar, una vez mas, que las estructuras de dirección y representación de UGT y CCOO se encuentran plenamente integrados en el sistema capitalista, que asumen su escala de valores y que no tienen ningún proyecto de clase sino que simplemente aspiran a ser intermediarios en la gestión de la explotación de la clase trabajadora.

A su vez, y con un descaro vergonzante, se rebajaron un 2% las cotizaciones de los empresarios a la Seguridad Social. Meses después, estas mismas organizaciones sindicales firman el II Acuerdo Interconfederal para la Negociación Colectiva y el Empleo que vuelve a regular, a la baja, las condiciones laborales.

La otra andanada está siendo dirigida contra los desahuciados de sus viviendas. Miles de familias de trabajadores y trabajadoras están siendo expulsados de sus casas por el sector financiero y donde fueron invirtiendo sus pocos ahorros. Una necesidad básica, un derecho humano como es la vivienda sirve, una vez mas, a banqueros sin escrúpulos para expoliar a la clase obrera. Y decimos una vez mas porque todo el proceso de adquisición de la vivienda ya había sido, en años precedentes, objeto de especulación mediante la hinchazón artificial de la burbuja inmobiliaria y los altos tipos de interés que gravaban los precios. Los impagos, causados por la situación de desempleo de muchos trabajadores y trabajadoras o el encarecimiento de la vida, sirven de pretexto para expulsar a las familias de sus viviendas. Una situación con unos tintes muy dramáticos que vuelve a poner en manos de los banqueros los recursos generados por la clase trabajadora.

La tercera agresión es contra todo lo público. Por un lado se recortan los derechos adquiridos por los trabajadores. Por otro, se recortan y privatizan los servicios públicos. Las embestidas contra la Sanidad Pública, la Educación Pública, los Servicios Sociales… siguen la política coordinada desde la Unión Europea de los mercaderes que lo conciben como otro segmento del mercado de donde sacar beneficios. Políticas que se iniciaron con los recortes presupuestarios, continuaron con el deterioro de la calidad de los servicios, la criminalización de los trabajadores y el continuo martilleo mediático de que es mucho mas eficaz la gestión privada. Aunque la consecuencia no es otra que la pérdida de unos servicios públicos sufragados por todos y la necesidad de tener que pagar de nuevo para poder acceder a esos servicios ya privatizados. Al tiempo que los trabajadores públicos ven recortadas sus contrataciones, sus sueldos y sus derechos convirtiendo a la propia Administración Pública en otro elemento en manos de la patronal y causante de la profundización de la crisis.

La empresa privada, animada por el camino tomado por las diferentes administraciones públicas, no se ha quedado atrás y son continuos los Expedientes de Regulación de Empleo, los recortes salariales, la disminución de derechos laborales, la mayor explotación de trabajadoras y trabajadores… en suma, la posibilidad de volver a la época dorada de la esclavitud.

Mientras a la clase trabajadora se le exige sacrificio tras sacrificio para salir de la crisis, asistimos con verdadera indignación a un nuevo brote verde de la corrupción. Una corrupción inherente al sistema capitalista, que por su carácter siempre está presente pero que, mientras ha existido bonanza económica y sobres para todos, ha permanecido oculta. Pero el financiamiento en negro es un secreto a voces y moneda de cambio entre los partidos del capital, los sindicatos oficiales y la propia jefatura del estado, principio y origen de un sistema incapaz de funcionar sin este tipo de tejemanejes, y que salpica de una manera o de otra a todos los que están colaborando con él. El propio empresariado, elemento corruptor por antonomasia, aparece enfangado hasta el cuello con comisiones ilegales, financiamientos ilícitos y concesiones públicas a dedo.

Que hacer
Ante tamaña agresión solo cabe una respuesta organizada. Una de estas respuestas ha sido la de la Plataforma de Afectados por la Hipoteca con la recogida de firmas suficientes para proponer una Iniciativa Legislativa Popular y los escraches que ponen en evidencia a aquellos legisladores que están permitiendo que las familias sean desahuciadas. Sus propuestas, como la dación en pago retroactiva, el alquiler social y la condonación de la deuda son propuestas de acuerdos de mínimos pero no la solución definitiva. Esta solución solo puede pasar por un cambio de sistema dado el agotamiento paulatino del sistema capitalista basado en extraer al máximo los recursos no solo de las personas sino también de la naturaleza y que lo hace insostenible a medio plazo.

Es necesario, en primer lugar, denunciar el continuo trasvase de recursos de las rentas del trabajo a las rentas del capital. Pero también lo es aportar a nuestra clase soluciones para una salida obrera a la crisis. Las propuestas de la burguesía solo aportan mas paro, mas miseria y mas enriquecimiento para los suyos.

Es necesaria ya la nacionalización de la banca que estamos pagando entre todos los trabajadores, trabajadoras, ciudadanos y ciudadanas de las rentas del trabajo; trabajo para todos y todas y, por tanto, persecución y encarcelamiento de todos quienes se hayan enriquecido a costa de ello; reducción de la jornada laboral; reposición de los derechos de las trabajadoras y trabajadores mediante un estatuto obrero, reposición y mejora del Sistema Público de Pensiones; Enseñanza Pública y sin subvenciones para la Iglesia; Sanidad Pública; paralización de los desahucios; recuperación de la actividad económica de servicios para el Sector Público, nacionalización de los sectores estratégicos de la Economía; reforma del Código Penal estableciendo medidas contra la corrupción de los empresarios así como la exclusión total de la vida pública y de las estructuras del estado de los corruptos.

Sindicatos y partidos
Pero también es necesario recuperar la dignidad de los trabajadores tras tantos años de retrocesos así como la confianza de la clase obrera en sus organizaciones tras el desbarajuste provocado por los sindicatos incrustados en el sistema y a los que se les han pegado todos los vicios y perversiones del mismo. En contraposición al pacto social que nos ha abocado a esta situación debemos plantear las relaciones como de clases enfrentadas y, por tanto, de contraposición a la patronal. Reivindicando la Huelga General como herramienta frente al pactismo, entendida de forma opuesta a la manera del sindicalismo colaboracionista que ha pervertido su uso para utilizarlo como forma de presión para continuar negociando. No hay negociación posible con quien pretende aumentar la explotación de la clase obrera. Una herramienta que no solo nos hará recuperar lo que es nuestro, a la vez que servirá al desarrollo y concienciación de clase que nuestra sociedad tanto necesita.

Si alguien ha tenido claro que la lucha de clases era un elemento objetivo en las relaciones sociales ha sido la patronal. De ahí su enconado esfuerzo en conseguir un sindicalismo domesticado a sus intereses, a la paz social y a hacer desaparecer el sentimiento de clase entre las trabajadoras y trabajadores. Solo de esa manera podría conseguir sus objetivos de acumulación de capital. Frente a este sindicalismo servil se debe enfrentar también el sindicalismo de clase, confrontando, concienciando, acumulando experiencias, hasta que llegue el momento en que una nueva correlación de fuerzas en la sociedad permita a la clase trabajadora ser dueña plena de su destino.

En 1847, cuando redactaron “El Manifiesto Comunista”, Carlos Marx y Federico Engels, señalaron que el proceso de formación de la conciencia de la clase trabajadora pasa por una serie de etapas. Al principio, cuando el trabajador carece de conciencia de clase, no comprende bien la causa de sus penurias en la sociedad capitalista, no comprende la naturaleza de la explotación a la que es sometido y muchas veces atribuye a otros trabajadores (con quienes compite) o a las máquinas, sus bajos salarios y sus malas condiciones de empleo (o desempleo).

Pero los trabajadores adquieren en el proceso un primer nivel de conciencia ("Conciencia en sí", le llaman), cuando descubren que son los patrones quienes extraen riqueza de su trabajo y que, junto a sus compañeros, constituye una clase explotada por el capital. Este primer nivel de la conciencia de los trabajadores se materializa en la formación de los sindicatos para luchar juntos, como clase, por la defensa y mejora de sus condiciones de trabajo.

En la lucha sindical los trabajadores van descubriendo que cada conquista laboral que logran (por ejemplo aumentos salariales) es efímera porque el capital, que controla todos los resortes de la sociedad, anula o arranca estas conquistas por otras vías, como la subida incesante de los precios o la imposición de leyes antiobreras. Entonces es cuando la conciencia obrera está en condiciones de alcanzar el siguiente nivel, el más elevado ("Conciencia para sí", le llamaron Marx y Engels) porque cae en cuenta que su situación no resolverá mientras los capitalistas detenten el poder político. Es cuando la clase trabajadora descubre que, para cambiar sus miserias, debe organizarse en partido político de clase y proponerse tomar el poder, desplazando a los capitalistas de él, para organizar la sociedad en función de los intereses de la mayoría, que es la propia clase trabajadora.

La desconfianza de la clase obrera no se limita a sus organizaciones sindicales, también a aquellos que les deberían representar políticamente. La evolución de la izquierda política en el estado español ha evolucionado en contra de los intereses de los trabajadores, desde la integración de sus direcciones en el sistema (dejando de jugar su papel como partidos políticos de clase y borrando sin dejar huella cualquier atisbo de los conceptos de “conciencia” que apuntaron Marx y Engels) hasta la atomización sin rumbo (que aún pretendiendo representar ideológicamente los postulados del Manifiesto Comunista se han olvidado de que la revolución solo la harán las masas).

Aquel sindicato o partido político que pretenda ser el representante de la clase obrera solo llegará a serlo cuando en su seno decida con quien está: o al servicio de los intereses de los trabajadores o al servicio de la patronal; o por la lucha de clases o por el pacto social; o por darle continuidad al sistema de explotación o por el socialismo. Quienes en estos momentos dicen representarnos están, en el mejor de los casos, a medias tintas. Y los tiempos de las medias tintas y de las tibiezas hace tiempo que terminaron.

Tampoco les vendría mal releer el Manifiesto Comunista, si alguna vez lo hicieron. Y tal vez descubramos que ese es el problema. Fuente: Nuevo Claridad/Rebelión Luis Miguel Busto Mauleón. Militante de IU Vicálvaro
Fuente: http://www.nuevoclaridad.es/revista/index.php/revista/estado-espanol/483-el-1-de-mayo-y-la-conciencia-de-clase
Leer aquí sobre la historia del 1º de mayo.

La Maza, canción de Silvio Rodríguez.

Si no creyera en la locura
de la garganta del sinsonte
si no creyera que en el monte
se esconde el trino y la pavura.

Si no creyera en la balanza
en la razón del equilibrio
si no creyera en el delirio
si no creyera en la esperanza.

Si no creyera en lo que agencio
si no creyera en mi camino
si no creyera en mi sonido
si no creyera en mi silencio.

que cosa fuera
que cosa fuera la maza sin cantera
un amasijo hecho de cuerdas y tendones
un revoltijo de carne con madera
un instrumento sin mejores resplandores
que lucecitas montadas para escena
que cosa fuera -corazón- que cosa fuera
que cosa fuera la maza sin cantera
un testaferro del traidor de los aplausos
un servidor de pasado en copa nueva
un eternizador de dioses del ocaso
jubilo hervido con trapo y lentejuela
que cosa fuera -corazón- que cosa fuera
que cosa fuera la maza sin cantera
que cosa fuera -corazón- que cosa fuera
que cosa fuera la maza sin cantera.

Si no creyera en lo mas duro
si no creyera en el deseo
si no creyera en lo que creo
si no creyera en algo puro.

Si no creyera en cada herida
si no creyera en la que ronde
si no creyera en lo que esconde
hacerse hermano de la vida.

Si no creyera en quien me escucha
si no creyera en lo que duele
si no creyera en lo que queda
si no creyera en lo que lucha.
Que cosa fuera...


Gran Bretaña. Llamamiento a crear un partido de izquierda.

Ken Loach, Kate Hudson, Gilbert Achcar. Viento Sur.

[The Spirit of ´45 (El espíritu del 45), la nueva película de Ken Loach es un documental, basado en imágenes de archivo, que relata el nacimiento del estado del bienestar en el Reino Unido al final de la guerra, bajo el mandato del gobierno laborista de Clement Attlee. Aquel período estuvo marcado por una ola de nacionalizaciones sin precedentes -y sin equivalencia en los países occidentales- así como por la creación del NHS, (el sistema público de salud), entre otras cosas.

El estreno de la película, el pasado mes, en las pantallas británicas ha dado ocasión a una verdadera gira de reuniones públicas: muy rápidamente las discusiones se han centrado en el balance del estado del bienestar, los ataques actuales que intentan desmantelarlo, la deriva derechista del Partido Laborista. Y la necesidad de un nuevo partido...

Es ésta una preocupación que en un primer momento fue desarrollada por Ken Loach en varias entrevistas, entre ellas la concedida a la página Open Democracy:

“Si los sindicatos dicen que vamos a hacer lo que hicimos hace un siglo, que vamos a fundar un partido para representar los intereses del mundo del trabajo y que no apoyaremos más que a los candidatos que defiendan una política de izquierdas, entonces podremos reemprender nuestra marcha hacia adelante. Pero tenemos necesidad de un nuevo partido y de un nuevo movimiento (...). En las últimas elecciones internas a la dirección del Partido Laborista, no había siquiera un candidato que representara a la izquierda de ese partido. Y es que ese partido ha sufrido las purgas realizadas por Blair y su sector. Los sindicatos deben cortar los lazos (con él) y volver a empezar con todos los que se sitúan en la izquierda, con quienes se implican en campañas militantes, en defensa del NHS, a favor de la vivienda, los servicios sociales. Con toda esa gente...”

Este “llamamiento” informal, repetido en numerosas páginas web -entre ellas la de Socialist Resistence, la organización británica de la Cuarta Internacional- se ha convertido rápidamente en un verdadero llamamiento, una petición que ha recogido ya más de 7.000 firmas. Este fenómeno ha desembocado en la creación de una red -LeftUnity- dotada de grupos de base que debaten sobre la creación de un nuevo partido.

La cuestión de un nuevo partido no está, por otra parte, limitada a las discusiones de los círculos de la izquierda revolucionaria, donde el llamamiento de Ken Loach no va a dejar de provocar movimientos. Se ha abierto al debate político británico, en particular gracias a la publicación en el Guardian de una tribuna firmada por Ken Loach, Kate Hudson (secretaria general del CND, la campaña por el desarme nuclear) y Gilbert Achcar (académico y ensayista) cuya traducción publicamos a continuación.

François Coustal]
El Partido Laborista nos ha traicionado. Necesitamos un nuevo partido de izquierda
Gran Bretaña necesita de un partido que rechace las políticas neoliberales y mejore la vida de la gente corriente. ¡Ayudadnos a crearlo!

Ken Loach, Kate Hudson, Gilbert Achcar
La austeridad agrava la catástrofe económica que sufre Europa, como ocurrió muy recientemente a la población chipriota, pero George Osborne /1 prosigue la misma política desastrosa. El presupuesto anunciado la semana pasada no es una sorpresa: Osborne ha anunciado todavía más recortes presupuestarios así como la extensión del bloqueo de los salarios en el sector público, lo que significa un descenso del poder adquisitivo. Nos hunde aún más profundamente en un agujero económico, como muestra la revisión de las previsiones de crecimiento dadas por la Oficina de Responsabilidad Presupuestaria: una tasa de crecimiento del 0,6% en lugar del 1,2% inicialmente previsto. Esto se parece mucho a una nueva recesión y no al prometido crecimiento; y es la gente corriente la que paga su precio. La violencia de los ataques económicos del gobierno no conoce límites. En bienestar social, en los subsidios de desempleo, en los impuestos locales o los impuestos sobre las habitaciones desocupadas /2, aplica otras tantas políticas punitivas dirigidas contra los miembros más vulnerables de la sociedad.

Si se la juzgara en función de los objetivos que dice perseguir, se podría fácilmente afirmar que la política gubernamental es ineficaz: el déficit será superior en 61.500 millones de libras más de lo previsto (unos 73.000 millones de euros). Pero, por supuesto, la realidad es que las políticas de austeridad han sido concebidas para desmantelar el estado del bienestar, bajar los salarios y privatizar completamente la economía, destruyendo todas las conquistas económicas y sociales obtenidas por las capas populares desde la Segunda Guerra Mundial. Desde el punto de vista de lo que busca el gobierno, sus políticas son eficaces.

La sociedad va comprendiendo cada vez más lo que quiere realmente el gobierno y, en consecuencia, crece la oposición y se discuten alternativas en materia de política económica. La semana pasada, el Guardian ha publicado un llamamiento de 60 economistas que explican que lo peor está por venir: quedan aún el 80% de los recortes presupuestarios a realizar...

Esas políticas económicas alternativas están en debate, pero a nivel político ¿hacia donde podemos dirigirnos para que sean defendidas como partido? Si queremos luchar por una alternativa, ¿quién está de nuestra parte? En el pasado, muchos esperaban que el Partido Laborista actuara a nuestro favor y con nosotros; pero ese no es ya el caso. ¿El subsidio de desempleo? La semana pasada, el Partido Laborista se ha abstenido y ahora el gobierno puede excluir de él a un cuarto de millón de demandantes de empleo. ¿La tasa por las habitaciones desocupadas? ¿La abolirá algún gobierno laborista?

Tenemos necesidad de políticas que rechacen los recortes presupuestarios de los conservadores, que regeneren la economía y mejoren la vida de las capas populares. No obtendremos nada de todo eso del Partido Laborista. Esto no deja lugar a dudas: en el pasado, hubo algunos logros laboristas destacables, como el estado del bienestar, el servicio de salud pública, una economía redistributiva que hizo posibles niveles más altos que nunca en igualdad en la educación y la salud. Pero estos logros pertenecen ya al pasado. Hoy el Partido Laborista está del lado de los recortes presupuestarios y las privatizaciones. Él mismo desmantela su gran obra del pasado. El Partido Laborista nos ha traicionado. Nada lo muestra más claramente que la película El espíritu del 45.

El Partido Laborista británico no está solo en el giro a la derecha y la conversión a las políticas económicas neoliberales. Sus partidos hermanos en Europa han seguido el mismo camino desde hace dos decenios. Pero, en otras partes de Europa, nuevos partidos o nuevas coaliciones -como Syriza en Grecia o Die Linke en Alemania- han comenzado a ocupar el espacio que dejaron vacante y a ofrecer una alternativa política, una visión económica y social. Hay que acabar con la anomalía que deja a Gran Bretaña sin una alternativa política de izquierdas para defender el estado del bienestar, la inversión creadora de empleos, la vivienda y la educación, la transformación de la economía.

Por esta razón, llamamos al pueblo a unirse al debate para la fundación de un nuevo partido de izquierdas. La clase obrera no puede permanecer sin representación política, sin defensa, precisamente cuando todas sus victorias y todas sus conquistas están siendo destruidas.

Notas :
1/ Ministro de Economía y Finanzas del gobierno Cameron
2/ No es realmente un impuesto aunque haya sido bautizado como “el impuesto de dormitorio". Es un invento del gobierno que quita dinero de las ayudas de la seguridad social por cada habitación vacía que tienen en su domicilio personas con pocos recursos. Es una forma de obligar a los pobres que reciben subsidio de alquiler a ir buscando viviendas mas pequeñas. Fue introducido al mismo tiempo que se redujo del 50 al 45 por ciento en la tasa de IRPF para los mas ricos (ndt).
http://www.guardian.co.uk/commentis...
http://www.gauche-anticapitaliste.org/content/grande-bretagne-lappel-de-ken-loach
Traducción: Faustino Eguberri para VIENTO SUR
Fuente: http://www.vientosur.info/spip.php?article7921

lunes, 29 de abril de 2013

El paro que más quema

El desempleo supera el 44% entre los menores de 30 años
La evolución de la cifra pone en peligro a casi un millón de jóvenes con baja cualificación Mañana, lunes, una delegación de eurodiputados llegará a Madrid para examinar el plan de lucha contra el desempleo juvenil al que Europa va a destinar cerca de 1.000 millones de euros. Se encontrarán con una encuesta de población activa (EPA) recién salida del horno que dice que más de seis millones de españoles están en paro, más del 27% del conjunto de la población activa, unas cifras nunca vistas y que los analistas vaticinaban para finales de 2013.

También verán cómo el desempleo entre los menores de 25 años (el colectivo que les interesa) afecta ya a casi seis de cada diez, tras colocarse la tasa de paro en el 57,2%. Es un incremento superior a 30.200 personas sobre el trimestre anterior e ilustra una escalada que no encuentra freno desde 2007. España se ha situado a la cabeza del índice de desempleo juvenil, duplicando con creces la media de los 27 (el 23,2%) y poniendo en riesgo el futuro de una generación, según alerta repetidamente la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

“Estas cifras son un drama”, opina José Antonio Herce, socio de Analistas Financieros Internacionales (AFI), “sobre todo el de los menores de 24 años, que están estudiando y se desaniman a buscar trabajo ante su inexistencia”. Pero también entre el colectivo de 25 a 29 años, cuya tasa de paro rondó el 36% en el primer trimestre de 2013, rozando los dos puntos de incremento sobre finales de 2012, como los menores. Son 1,8 millones de jóvenes parados en total, el 44,5% de la población activa menor de 30 años.

Los delegados del Parlamento Europeo se encontrarán también con un Gobierno que tiene pocas estadísticas positivas que exhibir. Los resultados de la Estrategia de Emprendimiento y Empleo Joven 2013-2016, aprobada el pasado 22 de febrero tras su escenificación con los agentes sociales, se traducen por el momento en que casi 20.500 jóvenes se han dado de alta como autónomos desde entonces, según el Ministerio de Empleo y Seguridad Social.

El secretario general de la Unión de Profesionales y Trabajadores Autónomos de España (UPTA), Sebastián Reyna, mantiene que los únicos datos favorables que ha arrojado la EPA del primer trimestre son los trabajadores por cuenta propia sin asalariados que se han dado de alta, 22.000, muy probablemente animados por la tarifa única de 50 euros; y que coincide con los aportados por el ministerio de Fátima Báñez, que prevé poner en marcha unas 213.000 acciones en los cuatro años de duración de este plan, cuya dotación presupuestaria es de 3.500 millones de euros y que ha arrancado con 100 medidas.

La contundencia de Europa sobre la deuda es tal que no deja mucho margen de maniobra El ministerio podrá exponer las medidas, aunque le resultará muy difícil presentar evoluciones positivas ante la contundencia de los datos del desempleo, la reducción de la población activa y el desmesurado aumento que está apuntándose en los últimos seis meses el volumen de inactivos, que desisten en su empeño de buscar trabajo ante la desesperación de no encontrarlo: ya son cerca de 2,8 millones de menores de 30 años. Porque, pese a que la pelota esté en el tejado del Gobierno, la contundencia de las decisiones europeas sobre la relajación del pago de la deuda es tal que tampoco deja gran capacidad de maniobra. Al menos hasta que se celebren las elecciones alemanas de septiembre y la canciller Angela Merkel sea reelegida por unos votantes que no están dispuestos a pagar por los desequilibrios de otros países. Si así fuera, se relajaría la presión sobre el déficit, algo que podría dar un respiro a la inversión, opinan los expertos consultados.

Porque, incluso para quienes consideran apropiadas las acciones contenidas en el plan de lucha contra el desempleo juvenil, como Gayle Allard, profesora de economía de IE Business School, “es comparable a poner tiritas a un problema estructural”. “No hay economía que cree empleo sin crecimiento”, sostiene, en la esperanza de que a finales de 2013 empiecen a darse los primeros síntomas de que la economía se levanta. “No mucho, pero algo”, sostiene, consciente de que el consenso de los analistas prevé que el PIB caiga un 1,5% este año y la tasa de paro se sitúe en el 26,8%, que se ha rebasado en el primer trimestre del año y que solo podría recortarse si la población activa continuase cediendo terreno a pasos más agigantados que los actuales, ya de por sí elevados, según Herce. “Ojalá no supere el 27,5% a finales de año”, exclama el socio de AFI, que prevé que el desempleo entre menores de 25 años suba hasta el 60%.

Allard señala que con un aumento del PIB del 0,8% ya se puede generar trabajo, un objetivo quizás más alcanzable el año que viene, de concretarse las estimaciones recogidas por el panel de expertos que elabora la Fundación de Cajas de Ahorros (Funcas), que fijan el crecimiento medio del PIB en el 0,7%. El Gobierno espera un 0,5%

“Para resolver el problema del desempleo juvenil no se puede esperar más tiempo. Y las soluciones instrumentadas a corto plazo no sirven de nada. Tienen que ser a largo plazo, cuando tengamos crecimiento y haya una reforma seria de la educación que reequilibre el exceso de universitarios y la escasez de estudiantes de formación profesional, cuyas necesidades se van a duplicar en el futuro. Los jóvenes necesitan un plan de choque con fondos suficientes y que provoque efectos desde el principio. Tenemos que ser conscientes de la gravedad del problema, del peligro que corremos de que haya una generación perdida, de individuos que a los 30 o 40 años tengan trabajos precarios y malvivan dentro de una década”, opina Agustín del Valle, profesor de Economía de la Escuela de Organización Industrial (EOI).

En su opinión, los contratos con vinculación formativa, los contratos en prácticas o los de formación introducidos por la Estrategia de Emprendimiento y Empleo Joven van en la buena dirección, pero no son suficientes. Algo que demuestra su escasa utilización. A falta de información del Ministerio de Empleo (que ha descartado facilitarla), empresas de trabajo temporal, como Adecco, los autónomos agrupados en UPTA o la empresa líder de búsqueda de empleo online, Infojobs, niegan que haya aumentado su utilización a la vista de sus propios datos.

Desmitificar algunos mantras

A Luis Garrido, catedrático de Sociología de la UNED, le gusta hablar con propiedad, como ideólogo de la EPA que fue en su día. E intentar desmontar mantras que se instalan en el imaginario popular. No cree que España vaya a tener una generación perdida, ya que las estratosféricas tasas de paro, que superan el 57% para los más jóvenes, apenas afectan a una quinta parte de quienes tienen menos de 25 años.
El segundo mito con el que trata de acabar Garrido es ese que se está extendiendo entre la población, preocupada por un éxodo masivo de jóvenes. Con los últimos datos disponibles, de los 114.400 que empezaron a vivir en otros países en 2012, tan solo 3.900 son españoles y están en edad de trabajar. Las salidas de españoles autóctonos en edad laboral han sido de 28.600 personas, y los retornos de 24.700. Los datos no muestran tal éxodo por ahora.
Lo que sí se comprueba, señala el catedrático, es que la edad de la juventud se prolonga, pues está en relación con el trabajo, el domicilio propio y la pareja; es decir, con la independencia. Según las estadísticas, son pocos, muy pocos, quienes viven fuera del hogar paterno, con lo que quizás fuese más aconsejable llevar el concepto de juventud adulta hasta los 34 años.
Garrido ha analizado a los jóvenes de entre 20 y 34 años. Y sus conclusiones son las siguientes. Aquellos de entre 20 y 24 años que trabajaban en 2000 se han reducido a la mitad. Entre este colectivo nunca hubo más de un 8% que dispusiese de casa propia y más de un 6% que tuviese casa y pareja. Los jóvenes de entre 25 y 29 años son otro cantar. Su ocupación ha bajado tanto en hombres como en mujeres (en menor proporción). Pero mientras que un 23% de ellos iniciaba 2000 con casa, hoy ya solo es un 21,5% quienes la poseen. También han bajado los jóvenes con pareja. Justo al contrario que en el caso de las mujeres, que han aprovechado la crisis para independizarse. Han pasado del 23% al 29% las que cuentan con casa y del 21% al 23% las que tienen también pareja. Una evolución que se acrecienta en el caso de las mujeres entre 30 y 34 años, de ellas, cerca del 60% trabaja (frente al 57% de 2000), mientras la ocupación de los hombres de esta franja ha caído, lo mismo que su posesión de domicilio propio y pareja, que para las féminas ha subido del 40% al 53% y del 35,8% al 46,4%.

Del Valle recuerda que en la crisis de los años ochenta, cuando los índices de paro eran similares a los actuales, también se habló de una generación perdida que el futuro no vio nacer. Pero esta crisis es más prolongada y ya ha destruido mucho más empleo, las dos terceras partes entre menores de 30 años, indica.

El colectivo joven es el más afectado por la crisis, con las tasas de actividad y empleo que más han caído y la tasa de paro que más ha crecido desde 2007, señala Carlos Martín, economista de Comisiones Obreras (CC OO). Sin embargo, desde su punto de vista, es más acuciante centrar las acciones y los fondos públicos en los colectivos más vulnerables para que el grado de desigualdad (en cuyo avance España se ha puesto a la cabeza europea) deje de aumentar. Y estas personas son las que cuentan con menos formación (especialmente mayores de 45 años), que corren el riesgo de convertirse en paro estructural. En el caso de los menores de 30 años, cerca de un millón de personas tienen un nivel de estudios bajo. Una cifra muy parecida constituyen los que engrosan el paro de larga duración en el primer trimestre del año. “Hay que definir un programa de recualificación para estos desempleados con urgencia”, defiende.

Martín critica al Gobierno porque cree que este ha impulsado la estrategia contra el paro juvenil porque Europa ha destinado fondos para evitar la escalada del desempleo que vive este colectivo en la UE. “El plan se ha montado para gastar ese dinero. Sin ningún estudio previo. El Ministerio de Empleo está perdido y lo demuestra aprobando un plan que incluye nada menos que cien medidas, que son meramente paliativas”, afirma.

En Comisiones Obreras están preocupados porque el dinero de las bonificaciones, “cuyo fin es proteger a los colectivos más vulnerables”, se destine a los menores de 30 años, que no lo son precisamente por su edad y su capacidad de remontar en el futuro. Algo en lo que coincide Juan José Dolado, catedrático de Economía de la Universidad Carlos III.

Dolado hace un retrato de los menores de 30 años, un colectivo de siete millones de personas, de las cuales cuatro millones forman parte de la población activa y el resto son estudiantes (casi dos millones) y ninis, que ni estudian ni trabajan. De los cuatro millones que participan en el mercado laboral, explica, 2,2 millones conservan su empleo y 1,9 millones se han quedado sin trabajo desde 2007. “Y cerca de un millón de estos jóvenes apenas si cuentan con formación (no han acabado la etapa de secundaria obligatoria) porque dejaron sus estudios al calor del boom de la construcción de la primera década del siglo. Ellos son el verdadero problema. Ya que los formados protagonizarán un proceso de migración masiva que todavía no se refleja en las estadísticas. Los jóvenes con estudios básicos necesitan formación dual, no solamente formación, sino empleo asociado a formación para poder mejorar su cualificación al tiempo que disponen de unos pocos recursos”, afirma tajante. A sabiendas, eso sí, de lo costoso que es para las empresas contratar a aprendices.

No en vano, recientemente la CEOE recomendaba a sus empresarios que se abstuvieran de apuntarse al impulso que el Gobierno pretende dar a la formación dual por resultar muy cara su implantación para las compañías. El Ejecutivo tiene que incentivar a los empresarios en esta línea en lugar de hacerlo a través de las bonificaciones a la contratación, que se ha demostrado que son pan para hoy y hambre para mañana, opinan Dolado y Herce.

Combatir la dualidad laboral es una de las principales propuestas
“Es necesario flexibilizar la entrada a los programas educativos, especialmente la formación profesional, y diseñarlos sobre todo para las necesidades de este colectivo, con menor hábito de estudio, incrementar las prácticas, reconociendo la experiencia laboral...”, aboga Elisabet Motellón, profesora de Economía Laboral de la UOC.

El catedrático de la Universidad Carlos III considera que la solución al desempleo juvenil (que tradicionalmente ha duplicado la tasa general) es acabar con la dualidad del mercado laboral, uno de los objetivos de la reforma llevada a cabo en febrero del pasado año, que no se ha producido. Salvo si se mira la tasa de temporalidad, actualmente en el 22,12%, frente a porcentajes por encima del 35% en 2007. La crisis se ha cebado con los contratos temporales, mayoritariamente de jóvenes. Para ello propone, una vez descartado por el Gobierno el contrato único por considerarlo inconstitucional, la existencia de dos contratos, con indemnizaciones por despido crecientes en función de la antigüedad, uno para despidos procedentes y otro para improcedentes. Además de a través de una reforma de las prestaciones por desempleo, de manera que sean más generosas que en la actualidad (su cobertura ha pasado del 78,4% al 63,4% actual, según CC OO), pero duren menos tiempo, hasta año y medio en vez de dos años. “Justo lo contrario de lo que ha hecho el Gobierno”, dice el catedrático.

Dolado no cree en la generación perdida, al igual que Allard. Son partidarios del éxodo de trabajadores bien formados (especialmente ingenieros) hacia otros países como salida para encontrar trabajo y mejor calidad de vida. Volverán a España con mayor experiencia y formación. Aunque no hay que olvidar, señala la profesora de Economía de IE, “que España ha formado a unos jóvenes que no pueden trabajar aquí, que no pueden independizarse ni formar hogares y ahorrar. Y el país lo va a pagar porque eso supone frenar el crecimiento económico futuro”. Pero no le sorprende porque “España lleva desperdiciando mucho tiempo a sus jóvenes por culpa de las rigideces del mercado laboral” y tampoco cree que haya cambiado nada (salvo los despidos) tras la última reforma laboral. Como tampoco se ha dado el salto a una economía de alta productividad.

La temporalidad y el abandono escolar, cree firmemente Agustín del Valle, son el origen del problema. Y donde se tiene que poner la solución que, desde luego, pasa por la inversión. “En economía no existe la palabra austeridad. Solo existen las políticas fiscales expansivas y contractivas”, zanja.
http://economia.elpais.com/economia/2013/04/26/actualidad/1367007035_296786.html

Olvido y silencio de Julián Grimau. Gregorio Morán...

Hay un poema impresionante de César Vallejo, como todos los suyos, que se refiere a un cadáver, el del desconocido miliciano Pedro Rojas, que estaba “lleno de mundo”. A Julián Grimau le ocurrió exactamente lo contrario. Decía, digo, que César Vallejo, el Inmenso, tiene un poema en el que se refiere a un cadáver lleno de vida, que es lo mismo que estar pletórico de mundo. Pues bien, yo voy a escribir sobre un cadáver lleno de muerte, porque todo lo que rodeó los últimos meses de su vida no fue más que un cruel descenso hacia al cadalso.

Resulta difícil imaginarse a esas asociaciones dedicadas a la celebración de la memoria histórica, a los grandes acontecimientos que conforman nuestro presente y que son analizados y evaluados como si se tratara de diamantes en el mercado de Amsterdam. Ese muerto ¿es nuestro o del enemigo? ¿Nos ayuda o nos perjudica? ¿Es bajo en calorías políticas o puede provocar reacciones airadas? Los muertos más útiles en el terreno de la cultura son aquellos que produjeron mucha obra, fallecieron pobres y dejaron viudas. En el caso de los militantes asesinados, ocurre lo contrario. Las viudas sobran porque siempre tienen la tentación de levantar la alfombra y las alfombras están para que se las pise. Evite usted levantar las esquinas.

¿Quién se acuerda ya de aquel policía republicano que fusilaron una madrugada del día 20 de abril de 1963 en los descampados del cuartel de Wad Ras, nombre exótico que designa la paramera que rodea Madrid, hacia el barrio de Campamento? Se llamaba Julián Grimau y era un tipo común, sabía leer de corrido, incluso tenía una cultura, su padre ya había sido madero de oficina y él había entrado en el Cuerpo y se había hecho policía. Estábamos en plena II República. Estalló la guerra y él, que procedía de clase media, votante republicano, entre Casares Quiroga (conocía bien Galicia) y Manuel Azaña, se afilió al Partido Comunista. Entre aquella patulea de conversos radicales dispuestos a poner en la cuneta a todos los enemigos de clase, empezando por la portera, Julián Grimau era un profesional del Cuerpo de Policía republicano. Ascendió como la espuma. En Barcelona se ocupó de la Quinta Columna. No olvidemos que el gran Cambó estaba dando apoyo al enemigo y los demás habían huido, si habían tenido suerte, a San Sebastián o a Burgos. Se mató mucho.

Lo que viene luego es muy sencillo. El exilio, México, Cuba y la larga espera a que el Partido Comunista se acordase de él cuando le necesitara. Como se iban achicando los espacios de la militancia, ya no quedaba gente que enviar al interior; muerte segura o cárcel de por vida. El ínclito mitinero del exilio, felizmente olvidado, González Jerez, tenía un acento caribeño y un rostro de cemento armado, pero cuando le dijeron que fuera a España para cubrir las bajas de la represión (un trabajo para suicidas sin pretensiones), dijo que no. Julián Grimau aceptó. Era un militante. Llegó a España en 1957, en los prolegómenos del gran levantamiento contra la dictadura, la huelga general política que pronosticaban Carrillo y Claudín.

Habría que reconstruir los años de Julián Grimau en España, desde 1957, que llega a Barcelona, y luego en Madrid, a donde le ordenan que se desplace en 1959, hasta su detención el 7 de noviembre de 1962. Recuerdo perfectamente el sitio porque me lo repetía un viejo militante cada vez que pasábamos por allí. La plaza Manuel Becerra, al lado de un parque coqueto y amable que nos servía para charlas, sin llamar la atención. Grimau tenía que hacer de todo, no es como en las novelas: transcribía mensajes, los leía tras pasarlos por la plancha, iba al libro convenido de claves, se arriesgaba por las mañanas en las fábricas de Méndez Álvaro para entregar los paquetes de panfletos, y se recogía por las tardes, algunas reuniones, y como todo clandestino que se precie se metía después de comer en un cine de barrio para ver las sesiones dobles, mientras amagaba una siesta. Vida clandestina, topos urbanos.

Pero aquel día en la plaza Manuel Becerra tenía el contacto con Lara, un currante. Un veterano, nada de un confidente. Siete años de cárcel tenía en su haber. Había soportado las torturas de la época, las de verdad, nada de película, y de su boca no había salido nada. Francisco Lara, un militante de honor hasta ese día cuando le pillaron tirando panfletos y le achucharon. Una sórdida historia más común de lo que la gente estaba dispuesta a creer. ¡Se casaba su hija! Cómo no iba a estar él en la boda de su hija. Esa vergonzosa debilidad que nos concede la vida y nos la arruina. “Si me dejan asistir a la boda de mi hija, les puedo decir algo”. Me avergüenza hasta contarlo. Unos sicarios policiales dispuestos a matar a su madre, si es que sabían quién era, ante un guindo que les promete una entrega si le dejan asistir a la boda de su hija. Es obvio añadirlo, no asistió a la boda de su hija, pero un tipo delgado, de aspecto anodino, fue detenido apenas subió en la parada de Manuel Becerra, junto al jardín coqueto y con el fondo del coso de las Ventas. “Soy del Partido Comunista, soy del Partido Comunista”, gritó cuando se dio cuenta de que le habían pillado. No evitó que le forraran en el mismo autobús. Era el 7 de noviembre de 1962.

Pero lo más curioso es que la policía no tenía ni puta idea de a quién acababa de detener. Cuando lo dijo en la dirección general de Seguridad, Puerta del Sol, hoy museo, tampoco avanzaron mucho, pero cuando echaron mano de los dossiers descubrieron que se trataba de un madero, un madero del enemigo, un descubridor de quintacolumnistas en Madrid y Barcelona. Le dieron tantas hostias, le infligieron tantas humillaciones, que al final lo tiraron por una ventana a ver si se moría y se quitaban al muerto de encima. Pero resistió y se convirtió en una de las leyendas más importantes de la historia del antifranquismo. El comunista Julián Grimau se hizo como un verso de Vallejo: Un cadáver lleno de vida.

Para Santiago Carrillo y la dirección del PCE en París, fue la ocasión para ocupar el espacio que les habían retirado las demás fuerzas de oposición, dispuestas a todo tras el llamado Contubernio de Munich. Demostraba la presencia valiente hasta la temeridad del PCE, que en las huelgas mineras asturianas del 62 había estado ausente –su dirección había caído unos meses antes–. Y sobre todo consagraba que el enemigo que batir por parte del franquismo era el comunismo, que le servía de tapadera y de acicate. La de Julián Grimau fue la campaña internacional más importante de la historia del antifranquismo.

El consejo de guerra. Una parodia que alcanzó la mascarada. El juez togado, entre aquellos pistoleros uniformados desde la guerra, era un falsario. Se llamaba Manuel Fernández Martín y había hecho un par de cursos de Derecho en Sevilla y ganado la guerra; un estafador que había encontrado su oportunidad para rehabilitarse ante aquellos caballeros. Se lo cobró, vaya si se lo cobró.

Se hizo legendaria la protesta de Manolo Sacristán ante la fuente de Canaletas y el chaqué de don Ramón Menéndez Pidal para visitar al Caudillo y pedirle clemencia. Se lo tuvo que quitar cuando se enteró de que ya no valía la pena, y que a las cinco y media de la madrugada un pelotón de soldados, en las afueras de Madrid, le habían dejado como un colador. Hay quien aseguró que fueron necesarios tres tiros de gracia; sospecho que por inexperiencia.

El ministro Fraga Iribarne, que denominaba al muerto “ese caballerete”, ayudado por su cuñado, Robles Piquer, y por el tándem cerebral de Jiménez Quílez y Martín Gamero (futuro ministro), editó un libro anónimo, sin pie de imprenta, pero del que se publicaron miles de ejemplares, titulado Grimau, crimen y castigo. Sin todo esto es imposible acercarse a la mitología de la transición democrática. Medio siglo después resulta imprescindible explicar por qué Julián Grimau fue un cadáver lleno de vida. La guerra no había terminado.

Gregorio Morán es un columnista habitual en el diario catalán La Vanguardia. Veterano resistente y luchador político en el clandestino Partido Comunista de España bajo el franquismo.
La Vanguardia, 27 de abril de 2013
Fuente: Sin Permiso