jueves, 29 de diciembre de 2016

Los historiadores Ricard Torres y Juan Carlos Colomer resumen en 146 páginas los ejes de la Guerra Civil Española.

La Guerra de 1936, una síntesis histórica
Enric Llopis

En 1986 la editorial Crítica publicó la primera edición de un “clásico”, “La Guerra Civil Española”, del hispanista Pierre Vilar. La bibliografía ya era entonces vastísima, pero el historiador resumió lo esencial del conflicto en 184 páginas. Se atrevió con una síntesis. Para la generación a la que Vilar pertenecía, en torno a los 30 años en 1936, la guerra de España significó “amenaza hitleriana, fanfarronadas mussolinianas, ceguera de las democracias parlamentarias y enigma soviético”. Al historiador marxista no le interesaba tanto dar a conocer los hechos, como explicar los mecanismos. En las reflexiones finales del libro, afirmó que si bien la guerra civil se empapaba de las contradicciones de los años 30, el “choque” evoca también el pasado decimonónico: “Propietarios, militares y sacerdotes –seguidos, en algunas regiones, por masas habituadas a obedecerles-, contra burgueses medios seducidos por los principios de la Revolución Francesa y contra un pueblo muy pobre inclinado a soñar con la Revolución (a secas), según modelos heredados de los socialistas utópicos”.

Ante la proliferación de monografías especializadas, plagadas de notas al pie y estudios de detalle, los historiadores Ricard Camil Torres y Juan Carlos Colomer siguen el espíritu de Pierre Vilar y, con ánimo divulgativo, han publicado en 2016 el libro de 146 páginas “La Guerra Civil (1936-1939). Una síntesis a ocho décadas de su comienzo”, editado por La Xara. El lector que pretenda ahondar tiene a su disposición ocho páginas de bibliografía con 110 títulos, entre los que se citan, además del “clásico” de Pierre Vilar: “El laberinto español” (Ruedo Ibérico, 1962), de Gerald Brenan; “Recuérdalo tú y recuérdalo a otros. Historia oral de la guerra civil española” (Crítica, 2007), de Ronald Fraser o “Revolución y guerra en España, 1931-1939” (Alianza, 1986), de Paul Preston; pero también trabajos mucho más recientes, como “El gran golpe. El ‘caso Hedilla’ o como Franco se quedó con Falange” (Debate, 2014), de Joan Maria Thomas; y “La legitimación política del franquismo” (CSED, 2014), de Álvaro Rodríguez.

El golpe de estado de 1936 quiso salvar aquel viejo orden de la Restauración, que a pesar de sus crisis –en 1898, 1917, 1923 y 1930-, no había afrontado cambios estructurales. La monarquía borbónica hizo uso de la represión como única respuesta a los nuevos cuestionamientos (obreristas, populares, republicanos). De modo que en la coyuntura crítica de 1936, los sectores privilegiados se valieron nuevamente de los avezados militares, que en 122 años habían perpetrado 52 intentonas golpistas; además, “la monarquía había dejado de ser un ente factible”, señalan Ricard Camil Torres y Joan Carles Colomer, por lo que se recurrió al fascismo. Con todo, las concreciones no iban mucho más allá de exterminar al Frente Popular e imponer un sistema –granítico- controlado por el ejército. “Los golpistas no tenían nada claro lo que querían, pero sabían muy bien lo que no querían”.

Las consecuencias de todo ello se detallan en el texto. La represión de los golpistas durante la guerra se saldó con una cifra de muertos que oscila entre 100.000 y 200.000; a ello se agregan un mínimo de 10.000 víctimas civiles por los bombardeos aéreos y de artillería (si se considera la represión en sentido extenso). El periodo más duro –“exterminador”, califican los autores- se concentró entre 1939 y 1945. Si se atiende al medio millón de exiliados, 350.000 nunca retornaron a España; 260.000 prisioneros durante la contienda (civiles y militares), robo de niños en las cárceles, represión laboral, 200.000 funcionarios depurados (25% de expulsiones definitivas en el cuerpo de maestros)…

Los historiadores utilizan un tono directo y cercano, alejado de la erudición académica. Tildan de “chapuza” la asonada del 18 de julio de 1936; por ejemplo, “en Madrid la descoordinación de los traidores resultó patética”. También se muestran muy críticos con la operativa del Comité Internacional de No Intervención, que benefició palmariamente a los golpistas: durante los cuatro meses en los que se prolongó la Batalla del Ebro, no entró siquiera un rifle por la frontera francesa, al hallarse cerrada. Mientras, los sublevados contaron con la ayuda inmediata de Hitler y Mussolini. En ese contexto, la posición británica se hace especialmente visible, ya que mientras se clausuraba Gibraltar al repostaje de los barcos de la República, se permitía que la Texas Oil Company proporcionara combustible a los insurgentes. Pero el libro también intenta rebatir mitos. Los autores niegan que la cuestión religiosa tuviera peso en la “confección” del golpe de 1936: “En ninguna proclama aparece mención alguna al hecho religioso”. Fueron las informaciones de la represión contra miembros del clero en la zona republicana, las que comenzaron a forjar la idea de “cruzada”. Además, apuntan Torres y Colomer, hasta el 14 de septiembre de 1936 Pío XI no se “mojó” públicamente, al mostrar su simpatía con los sublevados (lo que hizo compatible con el amor a los enemigos).

El libro no omite la represión en el territorio republicano, “muy local” y en los comienzos “muy selectiva” (la violencia política terminó con la vida de 50.000-60.000 personas). El objetivo, afirman los autores de “La Guerra Civil (1936-1939)”, era la eliminación del enemigo de clase. Una de las características de la política en la retaguardia republicana fue la dispersión del poder. Cuando Largo Caballero sustituyó en septiembre de 1936 a Giral en la presidencia del Gobierno, coexistían el Consejo de Aragón (anarcosindicalista), la Generalitat de Cataluña, el Gobierno vasco, la Junta de Madrid y la pluralidad de comités dispersos en el territorio. Los sucesos de la Telefónica barcelonesa (mayo de 1937) dieron lugar a “una nueva guerra civil dentro de la guerra civil”. Se ponían así los límites a la acción revolucionaria. Mientras, Franco se alzaba con la jefatura del partido único, en realidad “una amalgama de intereses en la que Serrano Suñer maniobraba a sus anchas”. Las 184 páginas ofrecen espacio suficiente para que los historiadores entren en pormenores, sobre las colectivizaciones (con sus dificultades, contradicciones y pérdida progresiva de autonomía), las diferencias entre Azaña y Negrín (poner fin al conflicto/resistencia), la victoria de los sublevados en la batalla de Teruel (40.000 bajas franquistas y 60.000 republicanas), los bombardeos del bando fascista contra la población civil, que por ejemplo en el Mercado Central de Alicante masacraron a 300 personas, las bombas de 500 kilogramos de la Legión Cóndor en la provincia de Castellón, la Batalla del Ebro o la toma de Cataluña.

Queda también espacio para la prensa. La mayoría de los medios derechistas fueron requisados y convertidos en cabeceras nuevas, como “Fragua Social”, “Adelante”, “Frente Rojo”, “Verdad”, “Republicano” o “Nosotros”. Se dedica asimismo un apartado a las mujeres, en el que contrastan las organizaciones –femeninas y feministas- que batallaban por sus derechos, como la Unión de Mujeres Antifascistas, con personajes de relieve como Encarnación Fuyola; y Mujeres Libres, de cariz anarquista, que llegó a contar con más de 20.000 militantes; En el bando opuesto, la Sección Femenina de la Falange postergaba a las mujeres a la casa y la maternidad.

Por la agilidad en la redacción y su vocación de síntesis, tal vez el libro mantenga puntos de conexión con las crónicas periodísticas sobre la guerra. “En todas las ciudades se formaron espontáneamente las milicias: el reparto de armas al pueblo; donde triunfó la rebelión, su final fue funesto: los que no murieron en combate o pudieron huir, fueron fusilados”, escribía el periodista y escritor Eduardo Haro Tecglen en “Arde Madrid” (Temas de Hoy, 2000). La descripción de los hechos se complementa con una despiadada advertencia de Queipo de Llano: “Vivirán poco”. Otro periodista, Eduardo de Guzmán, escribe en “Madrid Rojo y Negro” (Oberon, 2004): “Franco está en Canarias. Desde allí hace frecuentes viajes en avión. Visita Tetuán y Sevilla. Los oficiales monárquicos le aclaman. Los señoritos le rodean y le miman. Al salir, extiende el brazo a la romana”.

miércoles, 28 de diciembre de 2016

Los héroes también mueren


Carlos García Gual repasa en su nuevo libro el final de 25 famosos personajes de los mitos griegos. “No abunda la bella muerte”, subraya el escritor, crítico y traductor

La última aventura del héroe es su muerte, y a menudo no resulta acorde con su vida. Grandes héroes clásicos han tenido muertes malas, miserables, infames, extrañas y hasta risibles. Al aventurero Jasón, el líder de los Argonautas que consiguieron el Vellocino de Oro, lo mató su propio barco, el viejo Argo, cuando un día que el héroe descansaba a la sombra del navío varado y carcomido le cayó en la cabeza el mástil, que ya es muerte tonta cuando has lidiado con una serpiente monstruosa y con los guerreros spartoi nacidos de los dientes del dragón de Ares.

A Perseo, vencedor de la gorgona Medusa, una fuente le atribuye haber muerto de una forma aún más absurda: enfurecido con su suegro Cefeo, extrajo la cabeza del monstruo y la alzó para que la mirada petrificara al padre de Andrómeda, olvidando que este era ciego; sorprendido porque la cabeza no produjera el acostumbrado efecto, la volvió para observar porqué fallaba y se convirtió en piedra él mismo.

Son algunas de las historias sorprendentes que cuenta Carlos García Gual (Palma, 1943) en su último libro, La muerte de los héroes, un breve —un centenar y medio de páginas— pero absolutamente apasionante compendio de mitos griegos en torno al final de 25 personajes clásicos que el escritor, crítico, traductor y catedrático de Filología Griega de la Universidad Complutense acaba de publicar en Turner. El libro se divide en tres apartados: en el primero se recogen las muertes de héroes míticos (Edipo, Heracles, Teseo, Belerofonte...), en el segundo las de héroes homéricos (Agamenón, Aquiles, Ulises, los dos Áyax...) y en un tercero se añaden las muertes de tres heroínas trágicas: Clitemnestra, Casandra y Antígona.

“Me ha quedado más tristón que el libro de las sirenas, ¿verdad?”, reflexiona García Gual. “Estos héroes son viejos amigos en sus últimos momentos, cuando cae el telón. En los mitos y leyendas a menudo la muerte queda aparte y no se cuenta, solo salen las hazañas. Yo he espigado textos y autores, acá y allá, en busca de datos literarios sobre esas muertes de héroes, muchas veces poco conocidas. En algún caso, la muerte se cuenta en fuentes primeras, como la de Edipo en Edipo en Colono. En otros he usado fuentes muy secundarias o tardías”.

“Lo interesante del héroe”, medita el autor, “es su fragilidad, que no sea de una pieza. El héroe al final se rompe. Muere y cae”. García Gual resalta que se dan muy pocas “bellas muertes” entre los héroes griegos y apunta que en el momento final se destaca más el páthos, el sufrimiento, que el kléos, la gloria.

Hay muchas muertes malas, en cambio. “Sí, quizá la peor la de Heracles, Hércules, que se lanza a una pira atormentado por la túnica envenenada que le regala, ignorante de lo que provoca, su amada Deyanira. Morir por culpa de quien te ama... qué trágico es eso. O la de Ulises —que no se cuenta en la Odisea—, muerto a manos del hijo que tuvo con Circe, Telégono, que lo mata sin saber que es su padre”. Lo mata con una lanza que tiene por punta una espina de raya. “Con eso cumple la profecía de que la muerte le vendría del mar. Es curioso, ¿no es cierto? He leído que algunos pueblos en Oceanía usan esas espinas o dardos como armas”.

La muerte de Jasón en cambio, apunta el estudioso, resulta irónica, como la de Perseo. La de Agamenón, muerto como una res sacrificial bajo el hacha que esgrime su esposa Clitemnestra también es mala malísima. “Pero estaba justificada, había inmolado a su propia hija Ifigenia para propiciar a Artemisa y que la flota griega pudiera partir contra Troya, y regresaba a casa con una princesa troyana cautiva como amante, Casandra”. ¿No prefigura Clitemnestra, “de ojos de perra”(Homero), a Lady Macbeth en su sangrienta decisión? “Puede ser, pero Lady Macbeth no mata a su marido, lo de Clitemnestra es más grave”.

El escritor tiene una debilidad por la muerte de Héctor. “Es el héroe más moderno y humano de la Ilíada, el más querido por Homero. No lucha por la gloria sino por los suyos y por su patria: es un héroe cívico. Aquiles, en cambio, aunque un pedazo de héroe épico sin duda, es un héroe de corte más primitivo: egoísta, soberbio”. Héctor vence a su miedo para afrontar la muerte segura a manos de Aquiles. “Sí, cumple su deber. Hay algo en ese episodio muy conmovedor, la Ilíada es tanto la tragedia de Héctor como la cólera de Aquiles”. Algunas muertes de héroes clásicos recuerdan aquella frase de Batman en El caballero oscuro: “O mueres como un héroe o vives lo suficiente para verte convertido en villano”.

¿Hay ecos de los héroes griegos en los de ahora? “Sí, sin duda; pero los héroes actuales, que se refugian en el cómic o en el cine de género, en La guerra de las galaxias, por ejemplo, son como calderilla en comparación. Les veo poca personalidad propia. Los antiguos tenían más carácter individual, Aquiles, Héctor, Ulises. ¡Eso son palabras mayores! Los de ahora me parecen algo aburridos, todos tienen que echar mano de la ambigüedad, la traición, la maldad incluso. ¿Superman? Un birrioso, es más lista su novia”. Por Lobezno ya ni le pregunto.

García Gual sostiene que “los héroes hoy no están en boga” y que vivimos “una época sin grandes héroes”, de “héroes menores”. Puesto a citar un héroe moderno que le guste, tras pensarlo mucho, nombra a Lawrence de Arabia. Reconoce que ha escrito su libro, además de para mostrar “qué variados son los caminos que los conducen al Hades”, para recordar y reivindicar a los viejos héroes. Lo hace “con cierto ardor, con la intensidad de quien visita a antiguos amigos en el momento de la despedida”.

ASÍ ACABARON...
Las muertes de los héroes griegos son muy variadas y algunas pintorescas. Esta es una sucinta lista de algunas de ellas:

Orfeo: Descuartizado por las bacantes. Su cabeza siguió cantando.
Alcmeón: Asesinado por su suegro y sus cuñados.
Teseo: Empujado a un barranco. Según otras fuentes, tropezó.
Belerofonte: Derribado del caballo (volador).
Áyax Telamón: Suicidado con su propia espada.
Áyax el Menor: Ahogado en el mar.
Ulises: Atravesado por la lanza marina (con punta de espina de raya) del hijo que tuvo con Circe y al que no conocía.
Aquiles: Muerto por las flechas de Paris (o del mismísimo Apolo).
Paris: Asaeteado por Filoctetes; quien a flecha mata...
Asclepio: Fulminado por un rayo de Zeus por resucitar a un muerto.
Menelao: Uno de los pocos que murió en la cama (otro es Néstor, rey de Pilos).
Desde luego no lo mató Eric Bana (Héctor) como en el filme Troya.

http://cultura.elpais.com/cultura/2016/12/18/actualidad/1482084177_394838.html?rel=lom

martes, 27 de diciembre de 2016

LA UTILIDAD DE LO INÚTIL

Por Agustín L de la Cruz.

En medio de la banalidad mediática triunfante, aderezada en estos días por la agonía del dragón Cebrián y por las patéticas luchas internas de los partidos políticos, peleas por el poder disfrazadas de combates ideológicos; en medio también de esa fantástica nacionalización de las autopistas radiales ruinosas, ejercicio de virtud neoliberal-comunista que no debería escandalizarnos tanto como el ya consolidado rescate bancario; en medio, cómo no, del consumismo rampante propio de las navidades, surgen como un soplo de brisa fresca las lecciones contenidas en el librito La utilidad de lo inútil, del filósofo italiano Nuccio Ordine. Veamos un ejemplo de su diagnóstico:

“Los bancos y los acreedores reclaman implacablemente, como Shylock en El mercader de Venecia , la libra de carne viva de quien no puede restituir la deuda. Así, con crueldad, muchas empresas (que se han aprovechado durante décadas de la privatización de los beneficios y la socialización de las pérdidas) despiden a los trabajadores, mientras los gobiernos suprimen los empleos, la enseñanza, la asistencia social a los discapacitados y la sanidad pública. El derecho a tener derechos queda sometido a la hegemonía del mercado, con el riesgo progresivo de eliminar cualquier forma de respeto por la persona. Transformando a los hombres en mercancías y dinero, este perverso mecanismo económico ha dado vida a un monstruo, sin patria y sin piedad, que acabará negando también a las futuras generaciones toda forma de esperanza”.

¿Y cuál es el tratamiento que receta Ordine para resquebrajar el pensamiento único y dominante que consume toda esperanza? Las tareas inútiles, los saberes sin aparente aplicación práctica, los comportamientos que carecen de beneficio económico inmediato:

“Sólo el saber puede desafiar una vez más las leyes del mercado. Yo puedo poner en común con los otros mis conocimientos sin empobrecerme. Puedo enseñar a un alumno la teoría de la relatividad o leer junto a él una página de Montaigne dando vida al milagro de un proceso virtuoso en el que se enriquece, al mismo tiempo, quien da y quien recibe”.

¿Para qué sirve lo inútil, de qué sirve leer a Montaigne, entender la teoría de la relatividad, visitar el Museo del Prado, escuchar a Miles Davis, contemplar un bosque o escribir, salvando las distancias, para Politocracia? Para nada, es decir, para todo lo que importa. En palabras de Eugène Ionesco: “Si no se comprende la utilidad de lo inútil, la inutilidad de lo útil, no se comprende el arte. Y un país en donde no se comprende el arte es un país de esclavos o de robots, un país de gente desdichada, de gente que no ríe, un país sin espíritu; donde no hay risa, hay cólera y odio”.

Ante esta situación insostenible que nos hemos dado todos, en la cual reina la dictadura de los mercados o, como dice el propio Ordine, la democracia comercial, hay dos salidas que se contraponen, a pesar de los denodados esfuerzos del poder por confundirlas en una sola mediante la burda etiqueta de populistas: el fascismo y el humanismo. El primero echa la culpa de la pobreza a los todavía más pobres, a los excluidos, a los inmigrantes, a las mujeres; el segundo señala a los realmente culpables, a quienes toman y aplican las decisiones: la élite política y empresarial, y propone soluciones que no pasan exclusivamente por lo político, puesto que el cambio exterior y colectivo ha de estar acompañado de un cambio interior e individual que nos sitúe por encima de nuestras propias mezquindades.

En esta encrucijada entre quienes impulsan el neofascismo como última vuelta de tuerca del orden establecido, y quienes colocan al ser humano por encima de un sistema monstruoso que devora a sus hijos y al planeta entero, en tierra de nadie pero con la capacidad de desnivelar la balanza, queda la socialdemocracia, que ante la duda suele tomar partido por los primeros, y cuyos dirigentes forman parte de esa élite que toma y aplica las decisiones que conducen al desastre. ¿Hasta cuándo?

http://politocracia.es/la-utilidad-de-lo-inutil/

lunes, 26 de diciembre de 2016

El duro discurso de Martha Nussbaum sobre el futuro de la educación mundial

La filósofa norteamericana recibió el 10 de diciembre el doctorado honoris causa por parte de la Universidad de Antioquia y pronunció un duro discurso sobre las sociedades que están formando los estados con políticas educativas enfocadas en rentabilidad.

Al recibir el pasado jueves 10 de diciembre el doctorado honoris causa por parte de la Universidad de Antioquia, la filósofa norteamericana Martha Nussbaum pronunció un fuerte discurso contra los gobiernos del mundo y sus políticas de educación enfocadas solamente hacia la rentabilidad.

En el discurso, que ya se perfila como tendencia en Colombia en redes sociales, la filósofa plantea que el mundo se está encaminando hacia “naciones de personas con formación técnica que no saben cómo criticar la autoridad, útiles creadores de lucro con imaginaciones torpes. Las democracias tienen grandes potencias racionales e imaginativas. También son propensas a algunos defectos graves en el razonamiento, al parroquialismo, la prisa, la dejadez, el egoísmo, la deferencia a la autoridad y la presión de grupo. Una educación basada principalmente en la rentabilidad”.

A continuación lea el discurso completo de Nussbaum, el cual colgado en la red por el parque de ciencia y tecnología Explora, de Medellín.

"Estamos en medio de una crisis de proporciones masivas y grave importancia mundial. No me refiero a la crisis económica mundial que comenzó en 2008. Al menos entonces todo el mundo sabía que la crisis estaba ahí y muchos líderes mundiales trabajaron rápida y desesperadamente para encontrar soluciones. Tampoco me refiero a la crisis creada por el terrorismo internacional, eso también es reconocido por todos. No, me refiero a una crisis que pasa desapercibida, una crisis que probablemente sea, en el largo plazo, incluso más perjudicial para el futuro del autogobierno democrático: una crisis mundial de la educación. Dado que las democracias del mundo también están siendo desafiadas ahora por cuestiones de migración, terrorismo y comprensión mundial, esta crisis de la educación es potencialmente devastadora para el futuro de la democracia en el mundo.

Cambios radicales se están produciendo en lo que las sociedades democráticas enseñan a los jóvenes, y estos cambios no han sido bien pensados. Ansiosas de lucro nacional, las naciones y sus sistemas de educación, están descartando descuidadamente habilidades que son necesarias para mantener vivas las democracias. Si esta tendencia continúa, las naciones de todo el mundo pronto estarán produciendo generaciones de máquinas útiles, en lugar de ciudadanos completos que puedan pensar por sí mismos, criticar la tradición y entender el significado de los sufrimientos y logros de otra persona. ¿Cuáles son estos cambios radicales? Las humanidades y las artes están siendo eliminadas, tanto en la educación primaria/secundaria como en la técnica/universitaria, en prácticamente todas las naciones del mundo, vistas por los responsables políticos como adornos inútiles, en momentos en que las naciones deben cortar todas las cosas inútiles con el fin de mantener su competitividad en el mercado global, éstas están perdiendo rápidamente su lugar en los planes de estudio y también en las mentes y corazones de padres y niños. De hecho, lo que podríamos llamar aspectos humanísticos de la ciencia y las ciencias sociales - el aspecto creativo imaginativo y el aspecto del pensamiento crítico riguroso - también están perdiendo terreno, debido a que las naciones prefieren perseguir beneficios a corto plazo cultivando habilidades útiles y altamente aplicables, adaptadas a fines lucrativos.

Analicen estos dos ejemplos, ambos tomados de los EE.UU., pero ejemplos similares surgen en Europa, en la India (donde se ha centrado la mayor parte de mi propio trabajo de desarrollo), en el resto de Asia, en Australia y por supuesto en América Latina - en todas partes donde los políticos ven la educación sobre todo, como un medio para promover el crecimiento económico.

En el otoño de 2006, la Comisión sobre el Futuro de la Educación Superior del Departamento Educación de los Estados Unidos, encabezada por Margaret Spellings, Secretaria de Educación del gobierno Bush, dio a conocer su informe sobre el estado de la educación superior en la nación: El liderazgo a prueba: Un Mapa del Futuro de la Educación Superior en los Estados Unidos. Este informe contenía una valiosa crítica a la desigualdad en el acceso a la educación superior; no obstante, su contenido se centraba completamente en la educación para beneficio económico nacional. El texto apuntaba a las deficiencias en materia de ingeniería, ciencia y tecnología, mas no a la investigación científica en esos campos, sino al aprendizaje de conocimiento aplicado, que sirve para generar velozmente estrategias destinadas a la obtención de renta. Las artes, las humanidades y el pensamiento crítico casi brillan por su ausencia. Al omitirlos, el informe daba a entender que no habría problema alguno si esas capacidades quedaran en el olvido para dar lugar a otras disciplinas de mayor utilidad. (El gobierno de Obama, por desgracia, no ha cambiado este énfasis.)

En 2013, Pat McCrory, gobernador recientemente electo del estado de Carolina del Norte, hablando en un programa conservador de la televisión nacional, dijo que su plan era "ajustar mi currículo de educación a lo que las empresas y el comercio requieren para darle empleo a nuestros hijos", y luego dijo que los cursos tradicionales de humanidades, por esa razón, ya no recibirían fondos. Señaló la filosofía y los estudios de la mujer como dos áreas inútiles y que no serían financiadas. McCrory realmente no tiene poder para decidir lo que se financia, no sin respaldo legislativo; y claramente ignoraba nuestras estadísticas de empleo recientes, que muestran que el desempleo entre los estudiantes de ciencias informáticas es mayor que entre los estudiantes de humanidades; aún así, sus palabras reflejan una opinión generalizada.

Hay cientos de historias como ésta y oigo nuevas cada día. Dado que el crecimiento económico es buscado tan ansiosamente por todas las naciones, se han planteado muy pocas preguntas, tanto en los países desarrollados como en desarrollo, acerca del rumbo de la educación y, con ella, de la sociedad democrática. Con el afán de la rentabilidad en el mercado global, están en peligro de perderse valores preciosos para el futuro de la democracia.

El afán de lucro sugiere a los políticos más preocupados que la ciencia y la tecnología son de crucial importancia para la salud futura de sus naciones. No debe haber ninguna objeción a una buena educación científica y técnica, y no sugiero que las naciones dejen de tratar de mejorar en este sentido. Mi preocupación es que otras habilidades, igualmente cruciales, están en riesgo de perderse en el frenesí competitivo, habilidades cruciales para la salud interna de cualquier democracia, y para la creación de una cultura mundial decente, capaz de abordar de manera constructiva los problemas más apremiantes del mundo. Estas habilidades están asociadas con las humanidades y las artes: la capacidad de pensar de manera crítica; la capacidad de trascender las lealtades locales y acercarse a los problemas mundiales como un "ciudadano del mundo"; y la capacidad de imaginar comprensivamente la situación del otro.

Plantearé mi argumento siguiendo el contraste que ya he sugerido con mis ejemplos: entre una educación que produzca lucro y una educación para una ciudadanía más incluyente. Para pensar en educación para la ciudadanía democrática, tenemos que pensar en qué son las naciones democráticas y por qué luchan. ¿Qué significa entonces para una nación avanzar, mejorar su calidad de vida? Por una parte, significa simplemente aumentar su Producto Interno Bruto per cápita. Esta medida del logro nacional ha sido durante décadas el estándar utilizado por los economistas del desarrollo en todo el mundo, como si se tratara de un buen indicador de la calidad de vida general de una nación.

La meta de una nación, dice este modelo de desarrollo, debe ser el crecimiento económico: sin preocuparse por la distribución y la igualdad social, ni por las precondiciones de la democracia estable, ni por la calidad de las relaciones de raza y de género, ni por la mejora de otros aspectos de la calidad de la vida de un ser humano, como la salud y la educación. Una señal de lo que este modelo obvia es el hecho de que Sudáfrica bajo el apartheid solía disparar los índices de desarrollo a lo más alto. Había una gran cantidad de riqueza en la antigua Sudáfrica, y el viejo modelo de desarrollo recompensaba ese logro (o buena fortuna), haciendo caso omiso de las impactantes desigualdades distributivas, el brutal régimen del apartheid y las deficiencias educativas y de salud que iban con él.

Este modelo de desarrollo ya ha sido rechazado por importantes pensadores del desarrollo, pero sigue dominando una gran cantidad de formulación de políticas. A los defensores del viejo modelo les gusta afirmar algunas veces que la búsqueda del crecimiento económico por sí sola genera las otras cosas buenas que he mencionado: salud, educación, política y libertad religiosa. Por ahora, sin embargo, al examinar los resultados de estos experimentos divergentes, hemos descubierto que el viejo modelo realmente no genera las cosas buenas que proclama. La libertad política y religiosa no realizan un seguimiento del crecimiento, como lo ha demostrado al mundo el impresionante éxito de China, tampoco los logros en salud y educación están, por ejemplo, claramente correlacionados con el crecimiento económico, como podemos ver en los estudios de campo comparativos de los diferentes estados de la India producidos por los economistas Amartya Sen y Jean Drèze.

¿Qué tipo de educación sugiere el viejo modelo de desarrollo? La educación para el crecimiento económico necesita de habilidades básicas, alfabetización y aritmética. También necesita que algunas personas tengan habilidades más avanzadas en ciencias de la computación y tecnología, a pesar de que la igualdad de acceso no es extremadamente importante: una nación puede crecer muy bien, mientras que la población rural pobre sigue siendo analfabeta y sin recursos básicos de informática, mediante la formación de una élite técnica que haga el estado atractivo para los inversionistas extranjeros. Los resultados de este enriquecimiento no alcanzan a mejorar la salud y el bienestar de la población rural pobre, y no hay razón para pensar que el enriquecimiento requiera educarlos adecuadamente. Ése fue siempre el primer y más básico problema con el paradigma PNB/cápita del desarrollo: se deja de lado la distribución, y puede dar una alta calificación a naciones o estados que contienen desigualdades alarmantes. Esto es muy cierto de la educación: Dada la naturaleza de la economía de la información, las naciones pueden aumentar su PNB sin preocuparse demasiado acerca de la distribución de la educación, siempre y cuando creen una élite competente en tecnología y negocios.

Después de eso, la educación para el crecimiento económico necesita, tal vez, una familiaridad muy rudimentaria con la historia y con los hechos económicos - por parte de las personas que van a pasar la educación primaria en primer lugar, quienes probablemente sean una élite relativamente pequeña. Pero se debe tener cuidado no sea que la narrativa histórica y económica lleve a cualquier pensamiento crítico serio acerca de la clase, acerca de si la inversión extranjera es realmente buena para la población rural pobre, acerca de si la democracia puede sobrevivir cuando se obtienen estas desigualdades tan enormes en oportunidades vitales básicas. Así que el pensamiento crítico no sería parte importante de la educación para el crecimiento económico.

He hablado sobre el pensamiento crítico y sobre el papel de la historia. Pero ¿qué pasa con las artes, tan a menudo valoradas por educadores progresistas democráticos tanto en naciones occidentales como no occidentales? Una educación para el crecimiento económico, en primer lugar, despreciará estos aspectos de la formación de un niño, ya que no parecen conducir directamente al crecimiento económico. Por esta razón, en todo el mundo, los programas de artes y humanidades, en todos los niveles, están siendo eliminados a favor del cultivo de los programas técnicos. Pero quienes educan para el lucro harán más que ignorar las artes, les temerán. Ya que una afinidad cultivada y desarrollada es un enemigo particularmente peligroso de la torpeza, y la torpeza moral es necesaria para llevar a cabo programas de enriquecimiento que ignoren la desigualdad. Hablando de la educación en la India y Europa, Tagore dijo que el nacionalismo agresivo necesita nublar la conciencia moral, por lo que necesita gente que no reconozca al individuo, que hable jergas de grupo, que se comporte y vea el mundo como los burócratas dóciles. El arte es el gran enemigo de esa torpeza, y los artistas no son los servidores confiables de ninguna ideología, incluso uno simplemente bueno - ellos siempre piden que la imaginación vaya más allá de sus límites habituales, para ver el mundo de nuevas maneras. La famosa universidad de Rabindranath Tagore en la India (fundada en 1928), Visva-Bharati, "Todo el Mundo", se basó en las artes y las humanidades, porque él quería crear la base para una nueva nación en la que la comprensión amable de las diferencias conformaría la política y en la que las naciones formarían parte de una comunidad global cultivada. Su idea era un experimento radical; es muy poco usual hoy en día con los políticos apuntando al éxito nacional. Por lo tanto, quienes educan para el crecimiento harán campaña en contra de las artes como ingredientes de la educación básica. Este asalto se está llevando a cabo en todo el mundo.

¿De qué otra forma podríamos pensar en el tipo de nación y el tipo de ciudadano que estamos tratando de construir? La principal alternativa al modelo basado en el crecimiento en los círculos internacionales de desarrollo, y con el que he estado asociada, se conoce como el paradigma de Desarrollo Humano. De acuerdo con este modelo, lo que importa son las oportunidades, o "capacidades" que cada persona tiene, en áreas clave que van desde la vida, la salud y la integridad física hasta la libertad política, la participación política y la educación. Este modelo de desarrollo reconoce que cada persona posee una dignidad inalienable que debe ser respetada por las leyes y las instituciones. Una nación decente, como mínimo, reconoce que todos sus ciudadanos tienen derechos en estas y otras áreas, y elabora estrategias para poner a la gente por encima del nivel umbral de oportunidades en cada una. Este modelo encaja bien con las aspiraciones que se persiguen en las constituciones de muchos países modernos. A pesar de que los Estados Unidos se diferencia de muchos en no brindar protección constitucional de los derechos económicos y sociales, el modelo de desarrollo humano todavía corresponde con la antigua idea americana de que un gobierno sólo es legítimo si da a sus ciudadanos oportunidades para disfrutar de "La vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad."

Si una nación quiere promover ese tipo de democracia humana, sensible a las personas, una dedicada a la promoción de oportunidades para "la vida, la libertad y la búsqueda de la felicidad" para todos y cada uno, qué habilidades necesitará producir en sus ciudadanos. Por lo menos las siguientes parecen cruciales:

· la capacidad de deliberar bien acerca de los problemas políticos que afectan a la nación, para examinar, reflexionar, discutir, y debatir, sin deferir de la tradición ni de la autoridad · la capacidad de pensar en el bien de la nación como un todo, no sólo del propio grupo local, y para ver la propia nación, a su vez, como parte de un orden mundial complicado en el que problemas de muchos tipos requieren de una deliberación transnacional inteligente para su resolución · la capacidad de preocuparse por la vida de otros, de imaginar lo que las políticas de muchos tipos significan en cuanto a las oportunidades y experiencias de uno de sus conciudadanos, de muchos tipos, y para la gente fuera de su propia nación.

Antes de que podamos decir algo más acerca de la educación, sin embargo, necesitamos entender los problemas que enfrentamos en el proceso de hacer de los estudiantes ciudadanos democráticos responsables que posiblemente implementen un plan de desarrollo humano. ¿Qué hay en la vida humana que hace que sea tan difícil sostener las instituciones democráticas igualitarias, y tan fácil caer en jerarquías de varios tipos - o, peor aún, en la hostilidad de proyectos de grupos violentos? Sean cuales sean estas fuerzas, en última instancia es contra ellos que la verdadera educación para el desarrollo humano debe luchar: por lo que deben, como lo he planteado, siguiendo las ideas de Mohandas Gandhi, comprometerse con el choque de civilizaciones dentro de cada persona, como el respeto por los demás se enfrenta a la agresión narcisista.

El choque interno se puede encontrar en todas las sociedades modernas, en diferentes formas, ya que todas contienen luchas por la inclusión y la igualdad, ya esté el centro neurálgico de estas luchas en los debates sobre la inmigración, o en la reconciliación de las minorías religiosas, raciales y étnicas, o en la igualdad de género o en la discriminación positiva. En todas las sociedades, también, hay fuerzas en la personalidad humana que militan contra el reconocimiento mutuo y la reciprocidad, así como fuerzas de compasión que dan a la democracia un fuerte apoyo.

Entonces, ¿Qué sabemos hasta ahora sobre las fuerzas de la personalidad que se oponen a la reciprocidad democrática y al respeto? En primer lugar, sabemos que la gente tiene un alto nivel de respeto a la autoridad: el psicólogo Stanley Milgram demostró que los sujetos experimentales estaban dispuestos a administrar un nivel muy doloroso y peligroso de descarga eléctrica a otra persona, siempre y cuando el científico de guardia les dijera que lo que estaban haciendo estaba bien - incluso cuando la otra persona estaba gritando de dolor (que, por supuesto, fue falsificado por el bien del experimento). [1] Solomon Asch, anteriormente, mostró que los sujetos experimentales están dispuestos a ir en contra de la clara evidencia de sus sentidos cuando todas las otras personas a su alrededor están haciendo juicios sensoriales que se encuentran fuera del objetivo: su investigación muy rigurosa y confirmada tantas veces muestra el servilismo inusual de los seres humanos normales frente a la presión de grupo. Tanto el trabajo de Milgram como el de Asch han sido usados de manera efectiva por Christopher Browning para iluminar el comportamiento de jóvenes alemanes en un batallón de policía que asesinó Judios durante la era nazi. [2] Tan grande fue la influencia tanto de la presión de grupo como de la autoridad en estos jóvenes, que muestra, que los que no lograban convencerse a sí mismos de disparar a los Judios se sentían avergonzados de su debilidad.

Pero otra investigación demuestra que la gente de apariencia normal está dispuesta a involucrarse en comportamientos que humillen y estigmaticen si su situación está configurada de una manera determinada, poniéndolos en un papel dominante y mostrándoles que los otros son sus inferiores. Un ejemplo particularmente escalofriante implica niños en edad escolar cuyos profesores les dan a entender que los niños con ojos azules son superiores a los niños con ojos oscuros. Sobreviene un comportamiento jerárquico y cruel. El profesor entonces da a entender que ha habido un error y que de hecho los niños de ojos oscuros son superiores y los de ojos azules inferiores. El comportamiento jerárquico y cruel simplemente se invierte: los niños de ojos marrones parecen no haber aprendido nada del dolor de la discriminación. [3] Quizás el experimento más famoso de este tipo es el de Philip Zimbardo en la prisión de Stanford, en el que se encontró que los sujetos a los que se les asignaron al azar los roles de guardia de la prisión y preso comenzaron a comportarse de manera diferente casi de inmediato. Los prisioneros se hicieron pasivos y depresivos, los guardias usaron su poder para humillar y estigmatizar. Creo que este experimento fue mal diseñado de numerosas maneras, y es por lo tanto menos concluyente: por ejemplo, Zimbardo dio instrucciones elaboradas a los guardias, diciéndoles que su objetivo debía ser inducir sentimientos de alienación y desesperación en los prisioneros. [4]

Otra investigación sobre la repulsión, acerca de la que he pensado escribir un libro sobre el papel de la repulsión en la desigualdad social, muestra que la gente está bastante incómoda con los signos de su propia animalidad y mortalidad: la repulsión es la emoción que vigila la frontera entre nosotros y otros animales. En casi todas las sociedades, no es suficiente mantenernos libres de contaminación por productos de desecho corporal que son en el lenguaje de los psicólogos, "recordatorios animales." En cambio, las personas crean grupos subordinados de seres humanos que son identificados como repugnantes y contaminantes, diciendo que son sucios, malolientes, portadores de enfermedades y así sucesivamente. Se ha trabajado mucho en cómo figura esa actitud en el antisemitismo, el racismo, el sexismo y la homofobia.

¿Qué más sabemos? Sabemos que estas fuerzas cobran mucho más poder cuando la gente es anónima o no se reconoce un responsable. Las personas actúan mucho peor bajo el abrigo del anonimato, como partes de una masa sin rostro, que cuando están vigilados y deben rendir cuentas como individuos. (Cualquiera que haya violado el límite de velocidad, y luego ralentizado al ver un coche de policía en el espejo retrovisor, sabrá cuán generalizado es este fenómeno.) En segundo lugar, las personas se comportan mal cuando nadie levanta una voz crítica: los sujetos de Asch aceptaron el juicio erróneo cuando todas las otras personas a las que consideraban compañeros en el experimento (y que estaban realmente trabajando para el experimentador) coincidían en el error; pero si una sola persona decía algo diferente, se sentían libres para seguir su propia percepción y juicio. En tercer lugar, la gente se comporta mal cuando los seres humanos sobre los que tienen poder están deshumanizados y des-individualizados. En una amplia gama de situaciones, la gente se comporta mucho peor cuando el "otro" se representa como un animal, o sólo como portador de un número en lugar de un nombre. Al pensar en cómo podríamos ayudar a los individuos y a las sociedades a ganar el choque interno de civilizaciones en cada persona, haríamos bien en pensar cómo utilizar estas tendencias para nuestro beneficio.

La otra cara del choque interno es la capacidad creciente de los niños de ser compasivos, de ver a otra persona como un fin y no como un simple medio. Como lo ha demostrado el psicólogo Paul Bloom, niños de tan sólo un año de edad tienen la capacidad de tomar la perspectiva de otra persona - pero en un primer momento esta capacidad se utiliza para controlar los movimientos de los demás, especialmente de los padres. Sin embargo a medida que pasa el tiempo, si todo va bien, los niños sienten gratitud y amor hacia seres distintos que apoyan sus necesidades, y por lo tanto llegan a sentir culpa por su propia agresión y verdadera preocupación por el bienestar de la otra persona. A medida que la preocupación se desarrolla, conduce a un deseo cada vez mayor de controlar la propia agresión: el niño reconoce que sus padres no son sus esclavos, sino seres independientes con derecho a sus propias vidas. Estos reconocimientos son típicamente inestables, ya que la vida humana es un asunto incierto y todos sentimos ansiedades que nos llevan a querer más control, incluyendo el control sobre otras personas. Aquí es donde la educación es crucial: una buena educación puede llevar a los jóvenes a sentir genuina compasión por las necesidades de los demás, y puede conducir a verlos como personas con derechos iguales a los suyos.

Ahora que tenemos una idea del terreno en el que opera la educación, podemos volver a las ideas que he mencionado antes, diciendo algunas cosas provisionales e incompletas, pero aún radicales en la actual cultura mundial, acerca de las habilidades que una buena educación cultivará. Me centraré en la educación universitaria, pero por supuesto estas habilidades necesitan ser cultivadas a partir de una edad mucho más temprana.

Antes de comenzar, quiero abordar una objeción que sin duda ya está en sus mentes: "¿Pero qué hay de conseguir un trabajo?" Las familias hacen sacrificios para la educación superior, y quieren garantías de que sus gastos darán lugar a oportunidades de empleo. Ya he dicho que, de hecho, al menos en los EE.UU., a los estudiantes de humanidades les va muy bien en el mercado laboral y mejor que a los estudiantes de ciencias de la computación. Pero yo no quiero basar mi argumento en las vicisitudes del mercado. Aquí puedo decir que tenemos motivos para estar muy orgullosos de la sabiduría inherente al modelo estadounidense de educación superior. En la mayoría de países del mundo, el estudiante debe elegir un solo tema en el ámbito universitario y pasar todo el tiempo en él: así, ya sea toda la literatura o ninguna literatura, ya sea toda la filosofía o ninguna filosofía. Teniendo en cuenta esa elección extrema, no es de extrañar, en el entorno económico actual, que muchos padres y jóvenes se aparten de las humanidades - a pesar de la evidencia de que los empleadores valoran realmente las habilidades que producen - e incluso de la parte teórica de la ciencia - y se aferran más estrechamente a estudios preprofesionales. Pero los EE.UU., junto con Corea del Sur, Escocia, y, en parte, los Países Bajos, y junto con un número creciente de nuevas universidades en muchos otros países, toma un camino diferente. Ofrecemos una educación que involucra un tema importante, que a menudo, aunque no siempre, será entendido como preparación para una carrera. Pero combinamos esto con un componente de artes liberales, que está pensado como preparación para la ciudadanía y la vida. El modelo de artes liberales ha sido bien desarrollado en América Latina principalmente por distinguidas universidades jesuitas, que han reconocido desde hace tiempo el valor del estudio de la filosofía y otras humanidades a nivel universitario. Pero las universidades públicas no siempre han seguido este ejemplo. Esperemos que aquí en Colombia, donde hay un interés entusiasta por la filosofía, esta distinguida universidad asuma el liderazgo en la defensa de una preparación rica para la ciudadanía.

Tres valores son particularmente cruciales para una ciudadanía democrática decente. El primero es la capacidad Socrática de autocrítica y pensamiento crítico acerca de las tradiciones propias de cada uno. Como sostiene Sócrates, la democracia necesita ciudadanos que puedan pensar por sí mismos, en lugar de deferir a la autoridad, que puedan razonar juntos sobre sus opciones en lugar de simplemente negociar sus argumentos y contra-argumentos. Él se comparó a sí mismo con un tábano en la parte posterior de la democracia, que comparó con "un noble, pero lento caballo": estaba picándolo para que se despertara y llevara a cabo su negocio de manera más responsable.

El pensamiento crítico es particularmente crucial para la buena ciudadanía en una sociedad que tiene que luchar a brazo partido con la presencia de personas que difieren según la etnia, la casta, la religión y profundas divisiones políticas. Sólo tendremos la oportunidad de un diálogo adecuado que atraviese fronteras si los ciudadanos jóvenes saben cómo participar en el diálogo y la deliberación en primer lugar. Y sólo sabrán cómo hacerlo si aprenden a examinarse a sí mismos y a pensar en las razones por las que son proclives a apoyar una cosa en lugar de otra - en lugar de, como sucede a menudo, ver el debate político simplemente como una forma de jactarse, o conseguir una ventaja para su propio lado. Cuando los políticos traen propaganda simplista a su manera, ya que los políticos de todos los países tienen una manera de hacerlo, los jóvenes sólo tendrían esperanza de preservar su independencia si saben cómo pensar críticamente sobre lo que escuchan, poniendo a prueba su lógica e imaginando alternativas para la misma.

Los estudiantes expuestos a la instrucción en pensamiento crítico aprenden, al mismo tiempo, una nueva actitud frente a los que no concuerdan con ellos. Aprenden a ver a quienes no están de acuerdo no como enemigos a ser derrotados, sino en cambio, como personas que tienen razones para lo que piensan. Cuando se reconstruyen sus argumentos, puede resultar que incluso compartan algunas premisas importantes con su propio "lado", y ambos entenderán mejor de donde vienen las diferencias. Podemos ver cómo esto humaniza al "otro" político, haciendo que la mente vea al oponente como un ser racional que puede compartir por lo menos algunos pensamientos con el propio grupo.

La idea de que cada uno asuma la responsabilidad de su propio razonamiento e intercambie ideas con otros en un ambiente de respeto mutuo a la razón, es esencial para la resolución pacífica de diferencias, tanto dentro de un país como de un mundo cada vez más polarizado por el conflicto étnico y religioso. Es posible, y esencial, fomentar el pensamiento crítico desde que se inicia la educación. Sin embargo, durante la formación universitaria se puede enseñar con nueva sofisticación y rigor, a través de cursos de ética filosófica y el estudio minucioso de grandes textos tales como los diálogos de Platón que muestran el valor de esta capacidad y desafían a los estudiantes a participar en el mismo.

Consideremos ahora la importancia de esta habilidad para el estado actual de las democracias pluralistas modernas rodeadas de un potente mercado global. En primer lugar, podemos reportar que, incluso si sólo estuviéramos apuntando al éxito económico, no sólo a corto sino a largo plazo, los principales pensadores de negocios han hecho énfasis en que los ejecutivos entiendan bien la importancia de crear una cultura corporativa en la que voces críticas no sean silenciadas, una cultura tanto de la individualidad como de la rendición de cuentas. Por estas razones, China y Singapur, que por cierto no están buscando producir ciudadanos democráticos, han tenido recientemente reformas educativas masivas para introducir un pensamiento mucho más crítico en todos los niveles del currículo - a pesar de que no se muestran contentos cuando el pensamiento crítico se filtra en el ámbito político.

Pero nuestro objetivo, lo he dicho, no es simplemente el crecimiento económico, así que dirijámonos ahora a la cultura política. Como he dicho, los seres humanos son propensos a estar al servicio de la autoridad y la presión de grupo; para prevenir atrocidades necesitamos contrarrestar estas tendencias, produciendo una cultura de disidencia individual. Asch encontró que cuando una sola persona en su grupo de estudio defendió la verdad, otros le siguieron, por lo que una voz crítica puede tener grandes consecuencias. Al hacer hincapié en la voz activa de cada persona, también promovemos una cultura de rendición de cuentas. Cuando la gente ve sus ideas como su propia responsabilidad, es más probable, también, que vean sus obras como su propia responsabilidad. La "Vida examinada" de Sócrates despierta la conciencia moral.

La segunda característica clave del ciudadano democrático moderno, diría yo, es la capacidad de verse a sí mismo como miembro de una nación y un mundo heterogéneos, entender algo de la historia y el carácter de los diversos grupos que lo habitan. El conocimiento no es garantía de buen comportamiento, pero la ignorancia es una garantía virtual de mal comportamiento. Estereotipos culturales y religiosos simples abundan en nuestro mundo, por ejemplo, la ecuación simplista del Islam con el terrorismo, y la primera manera de comenzar la lucha contra estos es asegurarse de que desde una edad muy temprana los estudiantes aprendan una relación diferente con el mundo. Ellos deben entender poco a poco las diferencias que entorpecen la comprensión entre grupos y naciones y los intereses y necesidades humanas compartidas que hacen esencial la comprensión, si se busca resolver problemas comunes.

Esta comprensión del mundo promoverá el desarrollo humano sólo si él mismo se inculca buscar el pensamiento crítico, el pensamiento que se centra en cómo las narrativas históricas se construyen, la forma en que pueden estar sesgadas y lo difícil que es ordenar pruebas dispersas. La historia se impartirá con un ojo puesto en pensar críticamente sobre estas cuestiones. Al mismo tiempo, las tradiciones y las religiones de los grupos principales en la propia cultura y en el mundo, se enseñarán con el fin de promover la comprensión de la complejidad y variedad de creencias y prácticas. Esta es una buena manera de llegar a ver a las personas que sostienen una posición religiosa o política menor no como formas inminentes de amenaza, sino como seres humanos plenos que tienen razones complejas para lo que hacen, y que merecen respeto aún si estamos de acuerdo con ellos o no.

En términos curriculares, estas ideas sugieren que todos los estudiantes universitarios deben aprender los rudimentos de la historia del mundo y deben tener una comprensión rica y no estereotipada de las principales religiones del mundo, y luego deben aprender a indagar con mayor profundidad en al menos una tradición desconocida, adquiriendo de esta manera herramientas que luego pueden utilizar en otros lugares. Al mismo tiempo, deben aprender sobre las grandes tradiciones, mayoría y minoría, dentro de su propio país, centrándose en la comprensión de cómo las diferencias de religión, raza y género han sido asociadas con diferentes oportunidades de vida. Todos, en fin, deben aprender bien al menos una lengua extranjera, así: al ver que otro grupo de seres humanos inteligentes ha cortado el mundo de otra manera, que toda traducción es interpretación, le da al joven una lección esencial de humildad cultural. Estoy muy impresionada con el énfasis en el aprendizaje de idiomas en el plan de estudios de la universidad, y me gustaría que universidades estadounidenses hicieran tanto énfasis.

La tercera habilidad del ciudadano, estrechamente relacionada con las dos primeras, es lo que yo llamaría la imaginación narrativa. [5] Esto es la capacidad de pensar en lo que podría ser estar en los zapatos de una persona diferente de uno mismo, ser un lector inteligente de la historia de esa persona, y comprender las emociones y los deseos y los anhelos que ese alguien podría tener. Como he observado, la imaginación moral, siempre bajo el asedio del miedo y el narcisismo, es propensa a entorpecerse, si no se refina enérgicamente y se cultiva a través del desarrollo de afinidad y preocupación. Aprender a ver a otro ser humano no como una cosa sino como una persona completa, no es un logro automático: debe ser promovido por una educación que refine la capacidad de pensar acerca de lo que puede ser la vida interna de otro - y también para entender por qué no es posible captar plenamente ese mundo interior, por qué una persona es siempre hasta cierto punto un enigma para el otro. Esta capacidad brinda un apoyo crucial tanto al pensamiento crítico como a la ciudadanía mundial. Se promociona, sobre todo, a través de la enseñanza de la literatura y las artes. Al igual que con el pensamiento crítico, aquí también: el cultivo de la imaginación es esencial no sólo para la ciudadanía, mi énfasis en esta charla, sino también para el crecimiento económico a largo plazo. Si la gente aprende sólo para aplicar las habilidades aprendidas de memoria, no van a ser capaces de innovar. La innovación necesita imaginaciones capacitadas. Por esta razón, una vez más, China y Singapur, interesados principalmente en el crecimiento, han reformado recientemente su sistema educativo para incluir mucho más el arte y la literatura. Pero al pensar en cómo pueden florecer las democracias, podemos ver que necesitamos las artes y las humanidades de manera más urgente, ya que la comprensión amable entre los grupos es tan esencial.

Las artes pueden cultivar la simpatía de los estudiantes de muchas maneras, mediante el compromiso con diferentes obras de literatura, música, bellas artes y danza. Pero el pensamiento tiene que ofrecerse según los que sean los posibles puntos ciegos de cada estudiante, y los textos se deben elegir en consecuencia. Ya que todas las sociedades tienen en todo momento sus puntos ciegos particulares, grupos dentro de su cultura y también grupos en el extranjero que son especialmente propensos a ser tratados con ignorancia y torpeza. Las obras de arte pueden ser elegidas para promover la crítica de esta torpeza, y una visión más adecuada de lo oculto. El gran novelista afro-americano Ralph Ellison, en un ensayo posterior sobre su clásica novela El Hombre Invisible, escribió que una novela como la suya podría ser "una balsa para la percepción, la esperanza y el entretenimiento" en el que la cultura estadounidense podría "sortear los inconvenientes y remolinos "que se interponen entre nosotros y nuestro ideal democrático. Su novela tiene la "visión interna" del lector de blanco como su tema y su objetivo. El héroe comienza diciendo que él es invisible para la sociedad blanca, pero dice que esta invisibilidad es un defecto imaginativo y educativo de su parte, no un accidente biológico propio: su "visión interna" requiere cultivo; y Ellison, obviamente, pensaba que su novela podría ser una parte de ese cultivo. A través de la imaginación podemos tener una especie de visión de la experiencia de otro grupo o persona que es muy difícil de lograr en la vida diaria - en particular cuando en nuestro mundo se han construido separaciones claras entre los grupos, y las sospechas que hacen difícil cualquier encuentro. Parte de la idea de Ellison era que habitar en el mundo interior de un personaje de raza diferente sería una poderosa manera de minar la repulsión, la cual era una gran parte del racismo estadounidense, con sus prohibiciones en los comedores compartidos, fuentes de agua potable y piscinas, por no hablar de la prohibición de matrimonios interraciales. La empatía es un tipo de intimidad mental con el otro, y una herramienta de gran alcance hacia el cambio de comportamiento.

Hagamos un balance. ¿Cómo están las capacidades de la ciudadanía en el mundo de hoy? Muy mal, me temo. El tipo de educación que recomiendo va razonablemente bien donde lo estudié por primera vez, concretamente en los currículos de secundaria y universidad en la parte de artes liberales de los Estados Unidos. De hecho, es esta parte del plan de estudios en instituciones como la mía, que atrae en particular el apoyo filantrópico, porque los ricos recuerdan con placer el tiempo cuando leían libros que les encantaban, y perseguían cuestiones no concluyentes. Ahora, sin embargo, hay una gran tensión. En el New York Times, el presidente de la Universidad de Harvard, Drew Faust informa que la crisis económica ha reforzado la imagen de que el valor de un título universitario es en gran parte instrumental, y que los líderes universitarios están abrazando cada vez más un modelo de mercado en su misión, en consecuencia, reduciendo las artes liberales. En una reciente visita a Stanford, me encontré con que las artes liberales son un gran problema allí, gracias a la preferencia por la capacidad técnica que es endémica de la cultura de Silicon Valley - pero instigados, creo, por los errores cometidos por varias generaciones de administradores, que han alimentado la ansiedad de los padres y los estudiantes por puestos de trabajo con fines de lucro en lugar de una ciudadanía responsable.

Fuera de los EE.UU., muchas naciones cuyos planes de estudio universitarios no incluyen un componente de artes liberales están ahora luchando para construir uno, ya que reconocen su importancia en la elaboración de una respuesta pública a los problemas de pluralismo, miedo y sospecha que sus sociedades enfrentan. He estado involucrada en este tipo de discusiones en muchos países, y el hecho de que mi libro sobre la educación liberal esté traducido actualmente en veinte idiomas es muy emocionante para mí; sin embargo, es difícil decir si se producirá una reforma en dirección a las artes liberales ya que hay muchas presiones en la otra dirección.

Así que las universidades del mundo tienen grandes méritos, pero también grandes retos y problemas en aumento. Los políticos tienden a tener imaginación a corto plazo, y no están pensando bien, a menudo, sobre lo que es necesario para crear democracias estables y fructíferas.

¿Qué vamos a tener, si estas tendencias continúan? Naciones de personas con formación técnica que no saben cómo criticar la autoridad, útiles creadores de lucro con imaginaciones torpes. Las democracias tienen grandes potencias racionales e imaginativas. También son propensas a algunos defectos graves en el razonamiento, al parroquialismo, la prisa, la dejadez, el egoísmo, la deferencia a la autoridad y la presión de grupo. Una educación basada principalmente en la rentabilidad en el mercado global magnifica estas deficiencias, produciendo una torpeza codiciosa y una docilidad técnicamente capacitada que amenazan la vida misma de la democracia y ​​que sin duda impiden la creación de una cultura mundial decente.

Si el verdadero choque de civilizaciones es, como creo, un choque dentro de la persona individual, todas las sociedades modernas están perdiendo rápidamente la batalla, ya que se alimentan las fuerzas que conducen a la violencia y la deshumanización y dejan de alimentar las fuerzas que conducen a cultivar la igualdad y el respeto. Si no insistimos en la importancia crucial de las humanidades y las artes, éstas se desplomarán, porque no generan dinero. Sólo hacen algo que es mucho más valioso que eso, hacen un mundo en el que vale la pena vivir, las personas que son capaces de ver a otros seres humanos como personas llenas, con pensamientos y sentimientos propios que merecen respeto y simpatía, y naciones que son capaces de superar el miedo y la sospecha en favor del debate comprensivo y motivado.

http://www.elheraldo.co/educacion/el-duro-discurso-de-martha-nussbaum-sobre-el-futuro-de-la-educacion-mundial-233416

Lisa McInerney: “La clase trabajadora ha sido olvidada en literatura”. La escritora irlandesa publica en español "Los pecados gloriosos", su exitoso debut en narrativa.

Esta es la historia de Maureen, homicida accidental, y la de un puñado de inadaptados de la Irlanda posterior a la crisis de 2008 salpicados por su crimen: traficantes de drogas, prostitutas, alcohólicos y mafiosos que lo son porque en su día tomaron una decisión equivocada. Y es también la historia de una consagración fulminante, la de Lisa McInerney (Galway, Irlanda, 1981), antes bloguera y hoy creadora de todos estos personajes de Los pecados gloriosos, una mujer de origen humilde y risa fácil que sin mucha esperanza se empeñó en ser escritora y parece haber tomado la decisión acertada. Su estreno en narrativa, publicado en España por ADN Alianza de Novelas, ha conquistado este año el Premio Baileys al mejor libro escrito por una mujer, el Desmond Elliott a la mejor primera novela y pronto llegará a la televisión convertida en serie por la propia escritora.

“Escribo sobre gente de clase obrera porque ese es mi origen”, dice durante una entrevista en Madrid. “Y también porque me interesa documentar la vida de aquellos que no son vistos como sujetos literarios, que han sido olvidados en literatura, que se han considerado de segunda clase. El sector editorial es clase media y la literatura, al menos en inglés, se escribe para la clase media y tiende a retratar a la clase media, profesores de universidad, gente con problemas para encontrarse a sí misma… Trata de temas para mí banales si los comparo con lo que veo en la clase trabajadora y hay un peligro de que se conviertan en los únicos”.

El libro, una compleja reflexión sobre los mecanismos de la culpa y el remordimiento, es, en realidad, una enmienda a la totalidad de la autora a su Irlanda natal. Sobre todo, a la omnipresencia de la Iglesia católica y su legado en materia sexual y familiar, que a ella tanto daño le ha hecho. Hija de madre soltera, considerada ilegítima a ojos de la sociedad, McInerney fue criada por sus abuelos en un hogar muy modesto, donde fue hermana de sus tíos, niña en un hogar sin niños. “Siempre he escrito porque siempre he tenido la necesidad de hacerlo. En casa no tenía con quién jugar, así que me refugié en la escritura y ya nunca lo dejé”, recuerda. “Pero tenía muchos prejuicios, ideas equivocadas. Pensaba que para ser escritora debía tener lo menos un máster en el Trinity College. Hace unos años descubrí el mundo de los blogs y me pareció fascinante porque estaban abiertos a cualquiera”.

Corría 2006, McInerney —que había abandonado los estudios de Geografía e Inglés— no parecía tener un futuro muy prometedor e Irlanda vivía días de gloria y gastaba aires de grandeza. La prensa no hablaba de otra cosa que del Tigre Celta. Pero donde los periódicos diagnosticaban un milagro económico que luego resultó ser un fiasco —Irlanda fue uno de los primeros países de la Eurozona en entrar en recesión—, la escritora solo acertaba a ver marginación y pobreza. “Abrí el blog Arse End of Ireland para contar mi Irlanda, completamente diferente de la que nos vendían los medios, que llamaban a comprar segundas viviendas en Portugal... Y también como una forma de encontrar lectores a los que les gustara mi trabajo. Pensé que era una plataforma desde la que poder lanzar una carrera”.

McInerney escribía posts cargados de humor y cinismo con el estómago, sin medir sus palabras, con un lenguaje nada fino que le valió el sobrenombre de The Sweary Lady, la palabrotera. Se hizo con una bolsa de lectores y llamó la atención del mundillo literario. Un buen día, el reputado escritor Kevin Barry le pidió un cuento para una antología que estaba preparando. “No escribía relatos pero a él no podía decirle que no lo hacía, así que escribí uno, gracias a Dios le gustó y lo publicó”, recuerda. “Ahí empezó mi carrera literaria”.

En cierto sentido, Los pecados gloriosos, traducido por Federico Corriente Basús, es la continuación lógica del ya clausurado Arse End of Ireland. Su temática, sus complejos protagonistas, que en algún caso figuran también en las páginas de su segunda novela, The Blood Miracles, que se publicará en abril en inglés... Hay hasta quien ha querido ver similitudes en un lenguaje que sí, es mordaz, pero también mucho más sereno. “Me han dicho que este es un libro muy masculino. ¿Porque habla de delincuencia? ¿Porque se emplean tacos? ¿O porque es muy rápido? ¿Es esa la razón por la que piensan que esto no puede ser escrito por una mujer?”, se indigna. “Si una mujer escribe un libro sobre la familia es un libro doméstico, pero si un hombre escribe un libro sobre la familia es una obra maestra sobre la condición humana. Como en la vida”, sentencia, “en literatura también hay mucho estereotipo”.

http://cultura.elpais.com/cultura/2016/12/21/actualidad/1482342980_099633.html

Nota:
En España, el tema de la clase trabajadora y su desaparición de la novela lo ha tratado también Isaac Rosa, lo hemos colgado en este blog, vedlo aquí.

domingo, 25 de diciembre de 2016

_--"Cuento de Navidad" de Charles Dickens. En la cadena SER.

http://cadenaser.com/especiales/seccion/cultura/2016/cuento-de-navidad-de-charles-dickens/

Si tienes una ‘cláusula suelo’, estos son los pasos para reclamar el dinero. La devolución no es automática y los afectados deberán acudir a la justicia española para que decida si hubo abuso.

"Es un día histórico para la justicia. Las cláusulas suelo eran un fraude diseñado por la banca que ha afectado a unos tres millones de personas", ha asegurado Manuel Pardos, presidente de la asociación de consumidores Adicae, en una rueda de prensa celebrada este miércoles tras conocer el fallo del Tribunal de Justicia de la Unión Europea. La sentencia obliga a la banca española a devolver todo lo cobrado por las cláusulas suelo abusivas desde 2009, cuando los índices hipotecarios empezaron a bajar, y no desde 2013 como había dictado anteriormente el Tribunal Supremo. La factura para las entidades podría rondar los 4.000 millones de euros, según el Banco de España.

Sin embargo, el reintegro de lo cobrado de más por las cláusulas suelo no se va a producir de forma automática. Los consumidores afectados tendrán que averiguar si su situación da derecho a una devolución y poner en marcha un proceso de reclamación para obtener el reembolso.

Revise si tiene cláusula suelo
Las cláusulas suelo afectan a las hipotecas a tipo variable. Estas disposiciones fijan un tope por debajo del cual los intereses a pagar no pueden reducirse, pese a que el euríbor —el índice de referencia de la mayoría de hipotecas— se sitúe por debajo de este nivel. Los afectados veían como la letra se encarecía cuando el euríbor subía, pero no podían beneficiarse del todo de las bajadas. "Puede aparecer con diferentes referencias, por ejemplo: 'cláusula de limitación a la variabilidad del tipo de interés' o 'en todo caso el tipo de interés nunca será inferior a...", ha explicado Fernando Herrero, secretario general de Adicae.

Estas cláusulas, sin embargo, no son abusivas a priori. Una sentencia del Tribunal Supremo de mayo de 2013 dictaminó que son nulas solo aquellas que no son "comprensibles" y "transparentes". El veredicto del TJUE de este miércoles no cambia este precepto y no implica que se devuelvan de oficio todas las cantidades que los bancos ingresaron de más. “La sentencia no dice si una cláusula es nula o no; lo único que cambia es el efecto que tiene una vez que se declare nula", aclara Vicente Morató, socio director general de Martínez y Echevarría abogados.

¿Cómo se presenta la reclamación?
La sentencia del TJUE tampoco cambia la manera de reclamar. La única diferencia es que "en lugar de pedir que se devuelvan las cantidades desde mayo de 2013, hay que exigirlas desde la firma del contrato de préstamo”, explica Morató. Abogados y asociaciones de consumidores recomiendan la vía judicial, ya que hasta ahora se ha demostrado como el método de reclamación más eficaz. El juicio puede durar entre uno y dos años a lo sumo, explica Javier Gaston, responsable de Denunciascolectivas.com, quien recomienda acudir a plataformas de asesoramientos y abogados especializados.

Si se reclama a través del servicio de atención al cliente de la entidad y en última instancia ante el Banco de España —cuyos veredictos no son vinculantes—, “generalmente la banca trata de llegar a un acuerdo, que siempre va a ser la peor solución para el cliente y la mejor para la entidad”, alerta Gaston.

¿Y si el banco dice que sus cláusulas suelo son transparentes?
En abril de este año, el juzgado mercantil de Madrid dictaminó que 40 entidades entre bancos y cajas habían comercializado hipotecas con cláusulas suelo sin respetar los requisitos de transparencia, y obligó a reintegrar las cantidades cobradas de más desde 2013. No obstante, algunas entidades recurrieron el auto, entre ellas Sabadell y Popular, y se negaron a devolver el dinero alegando que los consumidores fueron informados de manera clara.

Pardos, de Adicae, ha dicho que esta actitud "no tiene sentido". "Ya no se discute la información en la venta. Todo el que tenga una cláusula suelo la puede reclamar", ha asegurado. Gaston comenta que se trata de una estrategia para aplazar el problema, y que los tribunales ya están dando la razón al consumidor pese al recurso de estas entidades.

Si ya se ha llegado a un acuerdo con el banco, ¿se puede volver a reclamar?
Muchos bancos han eliminado la cláusula suelo y devuelto a los clientes parte de lo cobrado de más a cambio de que estos se comprometieran a no reclamar más adelante. Sin embargo, según ha explicado Herrero, eso no les  impide beneficiarse del nuevo criterio planteado por Europa: "La cláusula que muchos afectados han firmado de renuncio a las cantidades previas de 2013 es nula. Lo dice la legislación y ya han fallado así varios jueces". Es decir, si se ha llegado a un acuerdo sin que este se homologara judicialmente es posible acogerse al fallo de la institución europea y exigir la aplicación de la retroactividad. Sin embargo, fuentes financieras creen que el haber llegado a un acuerdo de cualquier naturaleza evita que el hipotecado se pueda acoger a la retroactividad.

En otros casos, la entidad bancaria ya reintegró los importes —solo desde 2013 hasta la fecha— por una sentencia de un tribunal. En opinión de Morató, el fallo del TJUE no permitiría beneficiarse a aquellos que recobraron el dinero mediante sentencias ya dictadas. "Si la persona que inició el procedimiento ya obtuvo una sentencia firme, no se puede abrir otra vez el mismo procedimiento debido a la seguridad jurídica que garantiza la cosa juzgada". Aun así, Gaston deja la puerta abierta: "Aunque en principio no se podría volver a abrir un procedimiento, los abogados ya están trabajando para encontrar una vía que permita seguir con la reclamación".

http://economia.elpais.com/economia/2016/12/21/actualidad/1482321293_045268.html?rel=lom

En la muerte de Fidel Castro


El asalto en 1953 del Cuartel Moncada por Fidel Castro y un puñado de jóvenes revolucionarios cubanos fue el preludio de la lucha armada que culminó con la entrada en La Habana del ejército rebelde, con Fidel Castro y Ernesto “Che” Guevara a la cabeza, el 1 de enero de 1959. El gobierno que se impuso tenía rasgos poco definidos, entre nacionalistas, socialistas y populistas. Pero pronto tomó un cariz claramente socialista debido a los inmediatos intentos yanquis de derribar el nuevo régimen cuando éste dejó clara su voluntad de proceder a una reforma agraria de verdad y a otros ataques a los intereses norteamericanos.

Estos intentos y el bloqueo comercial de la isla empujaron al gobierno cubano a los brazos de la Unión Soviética de Jruschov, dispuesta a apoyarlo. A este apoyo siguió la asunción por los revolucionarios cubanos de una ideología que no formaba parte de su cultura inicial: recuérdese la animadversión del PC cubano hacia quienes veían como aventureros durante la lucha en Sierra Maestra. El marxismo-leninismo proporcionó una doctrina ya codificada, con sus textos sagrados, y la influencia soviética llegó a impregnar buena parte del discurso y la práctica política del nuevo régimen. Por desgracia esta influencia tuvo un coste no insignificante para el pensamiento político: deriva dogmática y anquilosamiento. Sin embargo, el grupo dirigente cubano, en el que destacaban Ernesto Che Guevara y el propio Fidel Castro, impusieron su impronta. A diferencia de otros regímenes apoyados por la URSS, Cuba nunca fue un país vasallo de la Unión Soviética, pese a la proximidad de los Estados Unidos. Frente al estilo rígido y burocrático soviético, conservaron un frescor y unos planteamientos más románticos y radicales en una línea igualitarista y antiimperialista. El antiimperialismo no fue un adorno retórico, sino que dio lugar al apoyo activo de distintos focos guerrilleros en América Latina y de otros países del Tercer Mundo implicados en luchas de liberación, como Angola, por donde pasaron miles de militares cubanos como asesores y como luchadores, así como educadores y personal sanitario. Nelson Mandela reconoció la contribución cubana a la emancipación africana.

Fidel Castro fue también una figura clave en la Tricontinental (reunida por vez primera en La Habana en 1966 para unir a los pueblos excolonizados en un frente mundial liberador) y, en general, se convirtió en una figura destacada del antiimperialismo a escala mundial. Cuba ha facilitado también procesos de paz en Guatemala en 1992 y en Colombia en la actualidad. El igualitarismo teórico se tradujo en un esfuerzo práctico permanente para impedir la cristalización de una casta privilegiada. El intento no llegó a buen puerto: la Cuba socialista vio el surgimiento de una nueva clase de funcionarios, encuadrados en el Partido Comunista, que gozaban de privilegios políticos, con acceso exclusivo a tiendas especiales y mayor libertad para viajar al extranjero, pero con niveles materiales muy poco diferenciados de los del resto de la ciudadanía. Los observadores extranjeros de la grave crisis que representó la desaparición de la URSS en 1991, el llamado "Período especial", destacan que el igualitarismo real vigente en el país hizo mucho para mantener la cohesión social y la confianza popular en el equipo dirigente en un contexto de súbita escasez.

Fidel tuvo un papel muy importante en la conservación de esta confianza popular. Claves de esta confianza fueron su carisma personal y su voluntad pedagógica, expresada en sus arengas interminables, que eran a la vez educación político-moral y ritual de comunión entre líder y masas. Fidel Castro y Che Guevara pensaban y sentían por su cuenta, más allá de las anteojeras del marxismo-leninismo oficial. En el caso de Fidel, la veracidad de sus palabras llegaba al corazón de la gente, tanto de las masas como de los innumerables visitantes extranjeros que conversaron con él. Uno de esos visitantes describía al “Comandante” como “el ama de casa de Cuba” por su preocupación por los problemas concretos de la existencia cotidiana de sus conciudadanos. Esta preocupación, loable e infrecuente en los jefes de estado, tenía sus pros y sus contras. Entre sus contras cabe señalar un estilo de gobernar que ha hecho daño en la vida pública de la Cuba socialista: la tendencia de la dirigencia política a resolver todos los problemas, en detrimento de la iniciativa de la gente y de su capacidad de autogestión. Esperar las consignas de arriba se convirtió en vicio nacional y en factor inhibidor del desarrollo del socialismo, impensable sin la iniciativa de la ciudadanía.

Los éxitos en la alfabetización universal y la escolarización, así como en el sistema nacional de salud, que, además, resistieron bien las calamidades del Período especial, son tan evidentes que ni siquiera los más acérrimos enemigos del socialismo cubano han podido negarlos. Son éxitos que revelan el compromiso real del régimen con el bienestar de la población. No son los únicos. Cuba ha desarrollado una capacidad científica sorprendente: con el 2% de la población de América Latina tiene el 11% del personal científico del subcontinente. Esto explica su potencial en las áreas de la medicina y la biología, que le ha permitido convertir en objeto de exportación estos servicios (clave en los intercambios con la Venezuela bolivariana). Otro logro ha consistido en desarrollar un sentido de comunidad que marca también una diferencia con los demás países de América Latina. El documental filmado en 2006 por Faith Morgan titulado The Power of Community revela que la supervivencia de la población cubana tras la caída de la Unión Soviética y el corte brusco del suministro de petróleo y otros artículos, entre ellos los fertilizantes para la agricultura, debió mucho a la cooperación espontánea de una población que había crecido con valores solidarios y colaborativos.

El Período especial reveló también otras cosas. Reveló que no se había adoptado un modelo económico más resiliente y autosuficiente, sino que se seguía dependiendo demasiado del monocultivo de la caña de azúcar y de su exportación, junto con la de otros pocos productos: café, tabaco y níquel. Depender de un solo proveedor de energía, la URSS, acentuaba la fragilidad de la economía del país. Al hundirse el régimen soviético, Cuba vivió un grave colapso energético y alimentario y se vio obligada a adoptar una agricultura más libre de maquinaria y agroquímicos, de manera que hoy Cuba es el país del mundo con mayor cuota de agricultura ecológica, aunque el cambio se haya debido más a la pura necesidad que a planteamientos deliberados. El cambio, sin embargo, vino facilitado por el hecho de que existían varios departamentos universitarios y centros de investigación que llevaban años trabajando en la agricultura ecológica, dato que sorprende en una sociedad donde la doctrina oficial era un marxismo insensible a los problemas ecológicos, e indica que en Cuba había vida intelectual más allá del oficialismo. Con la experiencia del colapso energético posterior a 1991 algunos observadores han lamentado que Cuba no emprendiera una línea coherente de corte ecologista, pero seguramente es pedir demasiado cuando la primera preocupación es la supervivencia. ¿Qué otro país del mundo ha emprendido esa línea?

La prensa del mundo entero no cesa de hablar del “dictador” a propósito de Fidel Castro. Es indiscutible que el régimen cubano niega la libertad de prensa y otras libertades, pero el problema va más allá del país caribeño. Cuba ha vivido durante más de medio siglo sometida a un asedio que obligaba a cerrar filas y defenderse de ataques inmisericordes. Se ha recordado estos días que Fidel fue víctima de 638 tentativas de asesinato y que hubo varios intentos de invasión. El más duro fue el de Bahía de Cochinos, con el desembarco de 1.600 combatientes, en fecha tan temprana como 1961. El bloqueo comercial, además, ha tenido efectos graves. Pero es que en América Latina todos los intentos serios de cambio social hacia la izquierda han sido derribados por la violencia directa o indirecta de los Estados Unidos: Arbenz en Guatemala en 1954, Allende en Chile en 1971, el sandinismo en Nicaragua cayó en 1990 tras diez largos años de hostigamiento militar de la “contra” financiada por los Estados Unidos. Por no hablar de la represión brutal de los milicos en Brasil, Uruguay y Argentina para exterminar la oposición radical de izquierdas, el régimen militar de Stroessner en Paraguay y del hostigamiento de iniciativas sociales emancipadoras más modestas y locales, con el secuestro, tortura o asesinato de miles y miles de sindicalistas, miembros de comunidades indígenas, líderes vecinales, sacerdotes y activistas de muchas causas a manos de bandas mercenarias al servicio de unas oligarquías implacables aliadas de los Estados Unidos —que, por cierto, no suscitan ninguna protesta de quienes ven la paja en el ojo cubano y no la viga en los ojos de nadie más. De hecho, vista la escasísima violencia política de estos sesenta años, Cuba aparece como un oasis entre los regímenes latinoamericanos, tal vez comparable sólo a Jamaica y Costa Rica.

¿Qué otro país de la región puede mostrar un balance tan pacífico? Narcotráfico, paramilitares, escuadrones de la muerte, golpismo: la historia reciente de América Latina ofrece escenarios estremecedores.

Es fácil desde las atalayas europeas juzgar severamente la falta de libertades —y otras lacras, como la homofobia— de un régimen como el cubano, y es posible que se hubiera podido mejorar la situación en este orden de cosas. Pero a cien millas del gigante imperialista las amenazas se perciben con más apremio y aconsejan protegerse cuando lo que persigue el enemigo es la rendición incondicional, la renuncia a la soberanía y a la dignidad nacional. Quienes claman por la falta de libertades en Cuba deben legitimar este clamor exigiendo a los Estados Unidos y al imperialismo capitalista que dejen de una vez a los pueblos seguir su camino sin interferir ni masacrar a sus poblaciones y cesen de apoyar a los golpistas y matones que completan su trabajo sucio.

En años recientes, con la retirada de Fidel de los organismos del estado y el acceso al gobierno de Raúl Castro empezó a abrirse la economía cubana al mercado siguiendo en parte la política vietnamita del Doi Moi. Gracias a esta política, Vietnam, que antes debía importar arroz, se ha convertido en el tercer exportador mundial de este cereal, y ha experimentado mejoras,...

... la historia de la Cuba de Fidel Castro quedará como un ejemplo de generosidad colectiva, de solidaridad con otros pueblos y como una tentativa de mejorar la vida y de salvar la dignidad nacional en un mundo de hienas y buitres dispuestos a impedir a toda costa cualquier tentativa de emancipación de los pueblos y, de paso, a sacrificarnos a todos al servicio de sus ambiciones malsanas.

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http://www.mientrastanto.org/boletin-152/notas/en-la-muerte-de-fidel-castro

sábado, 24 de diciembre de 2016

El virus del deseo de saber. Fidel Castro y la educación en Cuba. La ELAM.


Pedagogía de la solidaridad
Aminata O. Yalcouyé nació en Malí. Tiene veinticuatro años. Cuando era joven, cada día cargaba agua sobre su cabeza desde el pozo y estudiaba por las noches. Quería ser doctora. Comenzó la carrera en su país pero tuvo que dejarla al primer año porque su familia no tenía dinero. Ahora vive en Cuba y estudia medicina sin tener que pagar un peso. Los cubanos le dieron una beca.

Aminata estudia en la Escuela Latinoamericana de Medicina (Elam). Cada día ora. Ella es musulmana. Los primeros dos años en la universidad los vivió en una residencia estudiantil en la que compartió cuarto con Sena, una joven cristiana nacida en Benin, con Paola, una chica venezolana católica, y con Julia, una alumna mexicana atea.

A Aminata le fascina la anatomía. Los exámenes la ponen nerviosa. Cada noche estudia obsesivamente, siempre detrás de su mosquitero, de cuclillas frente a su computadora. A Julia, su compañera de cuarto, le contó cómo en su país los médicos del hospital mandaban a los pacientes con el chamán, porque hay enfermedades que corresponden al doctor y males cuya curación es responsabilidad del brujo. Le platicó la manera en que la vieja del pueblo de su padre intentó envenenarla con la sopa, que su abuela le quitó de las manos justo antes de que se la llevase a la boca. Compartió con ella que su hermana Cadí era cuasi adivina, y la acostumbró a inspeccionar siempre el lugar del cual salía para evitar dejar cabellos, porque temía que fuesen utilizados por las brujas, a veces disfrazadas de gatos.

Las historias de Aminata solían ir acompañadas de hache ké, un platillo del oeste africano. Una noche, le confesó a Julia lo inconfesable: su nombre escondido detrás del punto de la O de Aminata O. Yalcouyé es un nombre secreto, que nadie conoce, pues si se llegase a escuchar en el fondo del canal que desemboca en el mar, la belleza estructural del sonido rompería en pedazos. El agua cristalina desgarraría la palabra y nos convertiríamos todos en los mismos sonidos. Aminata tiene un nombre escondido detrás del punto en la o. Y, aunque eso no se lo cuenta a nadie, esa noche se lo dijo a su amiga-hermana mexicana. Esa convivencia y esos secretos compartidos entre los estudiantes del elam, como el de Aminata y Julia, han tejido fraternidades trasnacionales. La solidaridad internacional que los cubanos han forjado a lo largo de décadas con África, el Caribe y América Latina, de la que la Escuela es apenas un eslabón más, ha revolucionado la enseñanza y la práctica de la medicina.

En la Elam se mira la medicina con lentes diferentes a las de las escuelas tradicionales donde priva la lógica de la ganancia. También la enseñanza. Las clases a las que Julia asistió durante sus dos primeros años cubanos, se hablaba mucho de los países de los que provenían los estudiantes.

Había allí alumnos de Ecuador, Bolivia, Surinam, Guyana, Mongolia, Tanzania, Palestina, El Salvador, Jamaica, República Dominicana, México, Guatemala y San Vicente. Contaban anécdotas y hacían análisis. Conversaban sobre el medio ambiente, los servicios de salud, la situación política, los movimientos sociales, los índices de desarrollo humano y su relación con la sanidad y el proceso de salud-enfermedad.

La Elam, la escuela donde estudian Aminata y Julia, es una de las criaturas educativas de Fidel Castro. Se fundó en 1999. Forma parte del Programa Integral de Salud que se desarrolla desde octubre de 1998 para atender los desastres naturales causados por los huracanes Mitch y George , que afectaron a países centroamericanos y caribeños. En ella se entrecruzan dos grandes cruzadas de la Revolución cubana: la pedagógica y la sanitaria.

En esta escuela, ubicada en las antiguas instalaciones de la Academia Naval Granma, cedidas por el Ministerio de las Fuerzas Armadas Revolucionarias, se han formado durante los últimos diecisiete años más de 25 mil médicos. Sus estudiantes provienen de 122 países latinoamericanos, caribeños, de Estados Unidos, África, Asia y Oceanía. Pertenecen a más de cien grupos étnicos y decenas de religiones. Su objetivo es formar gratuitamente como médicos a jóvenes de otras naciones. En su mayoría, los alumnos forman parte de familias de bajos recursos y de lugares apartados.

A los estudiantes no se les pide nada que no sea cumplir con sus obligaciones como alumnos. Nada, excepto una sola cosa. Cuenta Julia: “Nuestros maestros nos decían: lo único que les pedimos es que cuando vuelvan a sus países no le cobren lo mismo al pobre que al rico.”

Una potencia educativa
Cuba es hoy, a pesar del bloqueo estadounidense, una potencia educativa. “La educación cubana es un ejemplo para el mundo”, declaró a la Agencia Cubana de Noticias el representante de la unesco, Miguel Jorge Llivina Lavigne, en el Congreso Internacional Universidad 2014.

La Isla tiene un Índice de Desarrollo de la Educación para Todos muy elevado, incluso si se compara con los países desarrollados. El índice considera la calidad, la primera infancia, la primaria, los jóvenes, la alfabetización de los adultos y la paridad entre los sexos. La enseñanza en Cuba es gratuita y es responsabilidad del Estado impartirla. Es obligatoria hasta el nivel de Preparatoria.

Las cifras hablan. En 2015, esta institución educativa reconoció que Cuba fue el único país que cumplió los objetivos establecidos por el Foro Mundial de Educación de Dakar en el año 2000. Es uno de los veinticuatro países que han alcanzado una tasa bruta de escolarización en la enseñanza preescolar superior al ochenta por ciento y la han mantenido, siendo el único país latinoamericano en integrar este listado, (https://goo.gl/CkzkUk).

En el sistema de enseñanza primaria universal, la isla ya alcanzaba en 1999 un porcentaje de noventa y siete por ciento o superior. Lo mantiene hasta la fecha. Con respecto a la transición de la enseñanza primaria a la enseñanza secundaria, en 2011 las cifras cubanas llegaron al noventa y nueve por ciento.

Sorprendentemente, el número de los alumnos cubanos por docente en la enseñanza primaria es de 10 por cada maestro. La media internacional es de 40. A pesar de sus enormes carencias y de la tendencia mundial a reducir cada vez más el gasto público en educación, Cuba tiene el primer lugar entre los países con ingresos bajos que más gastan en educación. Destinó al sector en 2012 el trece por ciento del Producto Nacional Bruto.

Esta hazaña no es producto de la casualidad sino de la convicción y el trabajo. En septiembre de 1961, el comandante Castro señaló sin ambigüedad alguna la misión de la transformación en marcha. “Lo más fundamental que tiene que hacer una revolución –dijo– es preparar hombres y mujeres. Lo más fundamental que tiene que hacer una revolución es enseñar y educar. La tarea más importante de una revolución, y sin la cual no hay revolución, es la de hacer que el pueblo estudie.”

La historia viene de atrás. Ya desde 1953, en su célebre alegato de autodefensa “La Historia me absolverá”, Fidel Castro había puesto la cuestión educativa como uno de los asuntos que inspiraron su lucha por un mundo mejor. En ese año, el 23.6 por ciento de la población cubana no sabía leer ni escribir y más de la mitad de los niños entre seis y catorce años no estaban matriculados.

Los revolucionarios echaron a andar esta labor pedagógica sin esperar el triunfo. En plena guerra de guerrillas, con destacamentos de hombres armados en continuo movimiento e inclemencias del tiempo, se dedicaron a instruir a sus combatientes y a sus bases de apoyo. Al triunfo de la Revolución en 1959, crearon 10 mil nuevas aulas e impulsaron una reforma integral a la enseñanza.

En 1960, en un célebre discurso ante la Asamblea General de la ONU, Fidel Castro se comprometió a terminar con el analfabetismo en un año. Miles de educadores voluntarios se trasladaron a los rincones más alejados de la Isla para combatir la ignorancia. En apenas doce meses, más de 700 mil personas aprendieron a leer y escribir.

Los resultados de este proyecto han sido contundentes. Como lo ha señalado Olga Fernández Ríos, en “1975 la educación primaria en Cuba se había multiplicado en casi tres veces a la existente en 1958, mientras que la educación media lo hacía en más de seis veces, a la vez que la enseñanza universitaria se multiplicó de forma tal que si en 1959 en Cuba había dieciséis mil alumnos universitarios ya en 1975 había más de 83 mil”.

Para Teodoro Palomino, un antiguo dirigente magisterial que hizo un doctorado en Ciencias Pedagógicas en la Isla entre 1997 y 1999 ha participado en muchos intercambios profesionales con el mundo docente cubano, en pleno período especial, y ha investigado la experiencia educativa de ese país a profundidad, una de las grandes fortalezas de este proyecto es el papel que se les da a los docentes. “No son privilegiados –dice–. Pero gozan de un reconocimiento social muy grande. Se les respeta enormemente.”

Las claves del éxito
¿Cómo funciona la educación cubana? Julia, la joven mexicana estudiante de la ELAM, cuenta su experiencia: “En mi memoria quedan mis compañeros dando repasos hasta las tres de la mañana en las aulas que las tías –así llamábamos a todas las trabajadoras de la escuela– nos prestaban. Veía a estudiantes dando clases a otros estudiantes a todas horas, de todas las maneras posibles. En las aulas, en los cuartos, en las literas, en las canchas de fútbol, en los pasillos. Vi gente compartir computadoras, cuadernos, lápices, libros, información. Lo que se tenía, lo tenían todos. No se trataba de aprobar el año y graduarse, se trataba de que todos aprobásemos el año y nos graduásemos juntos. Cuando uno terminaba de comprender un tema y repasarlo, no se iba a dormir, se quedaba ayudando al de al lado y hasta entonces llegaba la hora de dormir.

“Desde primer año comenzamos a asistir a los policlínicos y a los consultorios. Aprendimos a atender a la población y a elaborar el Análisis de la Situación de Salud, comprendiendo el proceso salud-enfermedad como un proceso biopsicosocial, entrevistando a gente en sus casas, ganándonos la confianza de la población, recorriendo calles, montándonos en bicitaxis para llegar hasta el último rincón para no dejar una sola casa sin visitar. En la mayoría de esas casas nos recibieron con sonrisas y hasta con cafés. Aprendimos los procederes básicos de enfermería con personal de salud que tuvo la paciencia necesaria con nuestro nulo conocimiento de la idiosincracia cubana e incluso con quienes acababan de aprender español.

“Al terminar el segundo año salimos de la sede central de la Elam para seguir nuestros estudios en otras sedes, muchas de ellas en provincia. Las puertas de casi todos los hospitales del país se nos abrieron de manera cálida para hacernos sentir como médicos. Desde el primer día se nos asignó una cama y comenzamos a trabajar. Mi primera paciente se convirtió en mi amiga y cada vez que me cruzo con ella o con su hija por las calles de Cienfuegos me reclama el hecho de que nunca fui a visitarla a su casa a comer aquel cerdo asado que me prometía siempre. El paciente de la cama que tuve asignada en terapia intensiva me regaló un bolígrafo cuando dejé el mío olvidado en casa.

“Los doctores nos explicaron cómo determinar la conducta médica tanto en Cuba como en nuestros países, dependiendo de las posibilidades económicas y de recursos que tuviésemos a la mano. En ocasiones no había en la farmacia los medicamentos necesarios y tratar a los pacientes en consulta resultaba difícil, pero pocas veces predominaba la quietud o el silencio. Se recurría a la medicina natural, a explicar la situación al paciente y ante todo, a tranquilizarlo. Se intentaba dar solución siempre al problema aunque fuese inventando, como se dice en buen cubano al hecho de resolver un problema de manera creativa. “Poco a poco nos fuimos acostumbrando. Caí en la cuenta de lo mucho que me había acostumbrado un día en que me senté a redactar un plan preventivo en caso de derrumbe para una comunidad en la cual iba a trabajar en México el verano siguiente. La información que logré obtener en internet mostraba que para el municipio entero existían nueve médicos y siete clínicas, y ninguno se encontraba cerca de la comunidad. No entendí cómo eso era posible, me quedé fría.”

Sin ser los únicos, la gran mayoría de los rasgos de la enseñanza en el Elam que describe la estudiante mexicana son parte del proyecto educativo cubano. La forma en la que los jóvenes aprenden, la orientación general de sus estudios, es la misma con la que se instruyen los cubanos. En ellos está la llave de su éxito. Según Teodoro Palomino, una de las claves que explican los enormes avances en la enseñanza en la Isla, tienen que ver con su política educativa única. El sistema está integrado desde los círculos infantiles hasta el postgrado. Hay verdadera planificación. Los docentes están en un proceso de formación permanente, y disfrutan de asesoría contínua sobre técnicas y metodologías. Se forman con conocimientos científicos probados por su aplicabilidad más que en la investigación y comprobación de teorías. Se parte de que la pedagogía es una ciencia, no una disciplina.

En 1992, Fidel Castro resumió la ideas-fuerza del proyecto educativo de la Cuba socialista. “Una de las cosas que tiene que lograr la escuela –dijo en el Palacio de las Convenciones– es enseñar a estudiar, a ser autodidacta, porque la inmensa mayoría de los conocimientos no los va a adquirir en la escuela; en la escuela va a adquirir las bases, en la escuela tiene que aprender a estudiar, tiene que aprender a investigar; en la escuela tienen que introducirle el virus del deseo y la necesidad de saber”. Ese virus del deseo y la necesidad de saber han hecho de Cuba el país mejor y más educado de América Latina, y un ejemplo para todo el mundo.

Fuente:
http://semanal.jornada.com.mx/2016/12/09/el-virus-del-deseo-de-saber-8367.html