sábado, 18 de agosto de 2018

Cómo mejorar la comunicación con tus hijos adolescentes. Patricia Ramírez, Psicóloga del deporte y de la salud.

Patricia Ramírez ha sido nombrada la psicóloga más influyente de España en redes sociales. Es autora de siete libros, en los que aborda temas como la adolescencia, la comunicación entre padres e hijos o la convivencia en la familia, y entre los que destacan, "Cuenta contigo", "Por qué ellos sueñan con ser futbolistas y ellas princesas" o el recientemente publicado "Si salieras a vivir…".


Patricia Ramírez es especialista en psicología deportiva y de la salud con niños y adolescentes. También ha trabajado con deportistas de élite, entrenadores y futbolistas de equipos como el Real Betis Balompié, RCD Mallorca y CB Granada. Además, esta psicóloga es colaboradora habitual en medios de comunicación y congresos educativos en los que resalta la importancia de "Educar en el esfuerzo, el respeto y la convivencia". Patricia Ramirez nos ofrece claves para resolver problemas de comunicación entre padres e hijos y nos da consejos muy útiles para saber gestionar situaciones difíciles en la adolescencia.

00:00 Patricia Ramírez. Soy Patricia Ramírez, soy psicóloga de la salud y del deporte, y hoy vamos a hablar de responsabilidad, autonomía y de educar en la serenidad, y yo espero también aportar, no solamente los conocimientos que da la psicología, sino los de madre de cuatro adolescentes. 00:16

José Canales. Hola, Patricia. Yo soy profesor de Educación Física, me llamo Jose Canales. En los centros educativos, hay un abandono importante de la actividad física y deportiva de los adolescentes. Una parte profesional importante tuya ha pasado por deportes de élite, como el Betis de fútbol, el Mallorca, ¿qué hacemos para motivarles? La capacidad de tener autocontrol y disciplina es un factor de éxito mayor en la vida que la propia inteligencia. Educar en la disciplina, es un valor fundamental.

Patricia Ramírez

Patricia Ramírez. Yo creo que no existen alumnos que estén desmotivados, sino que hace falta buscar la manera de sacar esa motivación, y para mí es importante que la gente joven se divierta con el deporte. En el momento en el que la gente lo pasa bien y convierte el deporte en una pasión, seguramente se implique y se comprometa más. Yo creo que todo pasa, también, por darle a la Educación Física la importancia que debe tener. Para mí es una asignatura tan importante como las Matemáticas o como la Lengua, porque los datos científicos del beneficio que provoca, no solamente en lo que es la educación en valores variables, como la cooperación, la comunicación, la disciplina, además de esos valores, también sabemos que fomenta la concentración, la atención, que ayuda a estudiar, que ayuda a que las personas se eduquen en la disciplina y el ser voluntarioso. Yo creo que la Educación Física solo son ventajas, así que tenemos que promover para que de alguna forma sea motivante, con pequeñas competiciones en las que no surja esa ambición, esa insana competitividad, en fomentar espacios donde la gente pueda hacer deporte, sobre todo las niñas, porque las niñas adolescentes, a partir de los catorce o quince años, suelen abandonar más que los chicos. Fomentar que los chavales vayan a ver los partidos de las niñas y que la gente participe, y, por supuesto, creo que es importante trasladar a los padres la idea de que con el deporte no se castiga. Es muy típico que un niño saque una mala nota y que el padre o la madre le digan: “Ya no puedes ir al fútbol”. Cuando realmente le quitamos el deporte a un chaval, le estamos quitando algo tan importante como el sueño. Al dejar de ir al fútbol deja de relacionarse con sus iguales, deja de practicar valores y, sobre todo, deja de practicar una actividad que está potenciando sus funciones cognitivas. Se puede castigar, a ser posible buscar otros métodos de aprendizaje, con otras cosas, pero nunca con el deporte.

Los padres no somos perfectos. Reconocer una debilidad o un error delante de nuestros hijos no nos hace perder credibilidad. Al revés, lo que hacemos es ganarla

Patricia Ramírez

02:19 José Canales. Sí que hay algo que me importa cuando dices “educación en valores”. ¿Qué valores importantes, tres o cuatro, destacarías principalmente en la educación?

Patricia Ramírez. Para mí es importantísimo educar en el esfuerzo. Yo creo que hay muchos padres hoy en día que con la sobreprotección dejan de pedir cosas para que el niño no se frustre, y con ello estamos transmitiendo a la gente joven: “No te preocupes, que puedes ser un irresponsable, que ya hay alguien que va a ocuparse de las consecuencias”. Entonces, educar en el esfuerzo es fundamental, porque una persona para tener éxito en la vida va a tener que esforzarse, va a tener que esforzarse en el trabajo, va a tener que esforzarse en su relación de pareja, en su convivencia, en todo. El esfuerzo es fundamental. Por eso, también hay que inculcar que el placer tiene que venir después del deber. Es importantísimo educar en el respeto. El centro educativo y la casa tienen que ser un lugar en el que se aprenda a respetar. El respeto es un valor indispensable para la sana convivencia. La disciplina, el tener unos horarios, el tener un orden, el tener unas rutinas, sin disciplina la gente no consigue los objetivos, porque una persona disciplinada se entrena en autocontrol y fuerza de voluntad, que son importantísimos para el éxito profesional. Hay una investigación muy interesante que se hizo en los años setenta, se llama el Marshmallow Test, en el que se cogió a un grupo de niños entre cuatro y seis años y se les puso el siguiente reto: se les daba una gominola, el marshmallow, y se les decía: “Si eres capaz de esperar un rato sin comerla, yo te voy a dar un premio con una segunda gominola”. Pues a esos niños se les hizo un estudio longitudinal durante treinta años. Aquellos niños que fueron capaces de elaborar estrategias para autocontrolar la situación y no comerse la gominola, resultó que tenían, luego, mejores notas académicas, mejores carreras profesionales, mejores profesiones, mejor remuneradas y menos índice delictivo. Al final, se concluyó que la capacidad de tener autocontrol y disciplina tiene un éxito mayor en la vida que la propia inteligencia. Así que educar en la disciplina, para mí, es un valor fundamental. 04:23

Luis Sánchez. Como padre, creo que no debemos recurrir al castigo. ¿Tú crees que son efectivos? ¿Cómo puedo hacer yo con mi hijo para solucionar este tipo de problemas?

Patricia Ramírez. Pues es una pregunta muy interesante, porque el castigo es un método de aprendizaje que se ha utilizado toda la vida. Pero los padres tenemos que educarnos, reeducarnos. ¿El castigo es efectivo? Sí. El castigo es efectivo, no nos vamos a engañar. Pero, los daños colaterales del castigo son tremendos. Porque cuando tú castigas a un chaval, coge miedo, deja de tener confianza contigo porque tiene miedo a que vuelva a haber un segundo castigo. Entonces, yo, por supuesto, no recomiendo el castigo. Existen otras técnicas de aprendizaje que son mucho más efectivas. El primero, el refuerzo. Significa estar pendiente de todo lo que el chaval hace bien para reforzarlo y para decírselo, pero el refuerzo o el elogio no tiene que ser algo general del tipo: “Eres un crack”, porque no dice nada. El refuerzo tiene que estar basado en valores: “Espero que estés orgulloso del tiempo que has dedicado a estudiar, fíjate el resultado, y, sobre todo, que te sientas orgulloso tú, no me siento yo orgullosa como madre, por tu trabajo”. El refuerzo es un buen sistema para cambiar, pero hay otros. Hay uno que se llama la sobrecorrección, que consiste, simplemente, en pedir al niño que repita lo mismo que ha hecho mal pero de una forma adecuada. Si tienes a un hijo que, en un enfado, ha pegado un portazo tremendo, en lugar de ir detrás y decir: “Aquí no se dan portazos”, vas a la habitación y le dices: “Por favor, ¿podrías salir y cerrar la puerta correctamente?”. Pero se lo pedimos con un tono conversacional, y cuando lo haga, le damos las gracias. También existe el aprendizaje vicario, el aprendizaje por observación, de Bandura, que es el psicólogo que lo inventó. Por eso es tan importante el modelo de conducta que tenemos los padres. Los niños aprenden cuando ven, tenemos que darles material visual en televisión, series, en Internet, nosotros mismos ser un modelo de conducta y dar información que ellos puedan copiar. El aprendizaje por observación lo trae un niño desde pequeño, y, si no queda otra alguna vez, en lugar de usar la palabra “castigo”, a mí me gusta más “consecuencia”. Hay una consecuencia, y es que, si tú no estudias por las tardes, no puedes utilizar el teléfono móvil, porque el tiempo que no has utilizado para estudiar no se puede usar con la tecnología. “Consecuencia” mejor que “castigo”.

Es fundamental la educación en valores en casa, el respeto a la intimidad, la mutua confianza y evitar juicios de valor. Hay que hablar más con nuestros hijos y juzgar menos

Patricia Ramírez

Luis Sánchez. Vale, por otro lado. A mi hijo se le da muy bien el deporte, pero veo que lo pasa mal. Patricia Ramírez. Si

Luis Sánchez. Tengo miedo de que lo pueda abandonar, ¿cómo me puedes ayudar en este sentido?

Patricia Ramírez. ¿Lo pasa mal porque se siente presionado?

Luis Sánchez. Si, yo creo que se siente presionado

Patricia Ramírez. Mira, normalmente cuando un chaval se siente presionado es porque alguien está ejerciendo una presión. No quiero que ningún padre se sienta responsable, pero, muchas veces, la presión es algo casi no consciente. Cuando tú, después de un partido a tu hijo le dices: “Qué bien el gol que has metido, y me siento muy orgulloso porque habéis ganado el partido”, y cuando no gana el partido: “Tenías un balón ahí en el pie y no lo has tirado, concéntrate”. Cuando le presionamos con los resultados, ¿el chaval qué termina aprendiendo?: “Yo tengo valor para mi padre y para mi madre cuando meto goles, y cuando llega el domingo y mi padre saca el vídeo del gol y se lo enseña a toda la familia. Pero el día que no juego o el día que no hago lo que él quiere a mí nadie me presta atención”. Entonces, la manera en la que la gente joven no abandona el deporte es reforzar siempre, no el resultado, sino el rendimiento: “Me siento orgulloso de que juegues al fútbol, de que los sábados por la mañana te levantes, de que tengas un compañero o un grupo de amigos con el que salir una tarde a cenar, de que practiques una actividad saludable”. Eso es lo que tenemos que reforzar, los valores del deporte. 07.51

Iris Ramos. Yo te quería preguntar con respecto al control que tienen los padres, por ejemplo, cuando sales con los amigos, si te vas de fiesta por salir un rato, te controlan demasiado, te mandan Whatsapps, y si no los lees, te llaman y llegas a pasar vergüenza. ¿Qué piensas con respecto a esto?

Patricia Ramírez. Yo pienso, sinceramente, que es una equivocación. En parte te doy la razón, pero también hay que mirar la situación en su contexto. Va a depender mucho del adolescente, y del grado de autonomía que tenga esa persona. Yo entiendo que una persona que es responsable que ha quedado con sus amigos tiene que tener su espacio íntimo, y si tú como padre estás interrumpiendo ese momento en el que se está divirtiendo solamente por tener control sobre la situación, no estás permitiendo que tu hijo o tu hija se comporten de una forma fluida. ¿Qué recomendaría a los padres? Que simplemente dijesen a los hijos: “Si va a haber un cambio de planes, si vas a llegar más tarde u ocurre cualquier cosa, por favor, avísame”, y que el hijo o la hija cojan ese compromiso de avisar. También hay que enseñar a los padres a que aguanten un poquito la ansiedad que supone no tener control sobre la situación. Porque cuando antes no existían teléfonos móviles y los de nuestra generación salíamos, no había ese control, no había esa necesidad.

Iris Ramos. Claro

Patricia Ramirez habla con Adolescente sobre cómo mejorar la comunicación con los adolescentes

Lo primero es saber qué interesa a nuestros hijos para hablar de esos temas, lo segundo es compartir, hazles partícipes de tu vida

Patricia Ramírez

09:02 Patricia Ramírez. Hay muchos padres que dicen: “Es que antes tampoco había esos peligros”, no es cierto. Peligro ha habido siempre, pero cuando tú sabes dónde está tu hijo, por qué ambiente se mueve, quiénes son sus amigos, tienes que dejar un poquito de espacio para que la persona se pueda relacionar con su gente sin la vergüenza que tú dices. Iris Ramos. Hay padres, por ejemplo, que te piden que hagas cosas que luego ellos no hacen. Te dicen que no cojas el móvil cuando luego ellos lo están cogiendo todo el rato o cuando te dicen que no grites y luego están ellos también gritando, dando voces. ¿Qué piensas respecto a esto?

Patricia Ramírez. Yo vuelvo a pensar que tienes razón, que en todo lo que me preguntas tienes razón. Tenemos que empezar por pensar que los padres no son perfectos, no somos perfectos y cometemos un montón de errores. Lo ideal sería que el padre que comete ese error tuviese la nobleza de poder reconocerlo. Yo creo que cuando el padre reconoce un error delante del hijo y le pide perdón, también está elaborando un modelo de conducta basado en la imperfección, porque somos imperfetos, y eso es lo que tenemos que transmitir a los hijos. Pero en la nobleza de decir: “Me puedo equivocar y darte la razón”. Yo creo que si hay una buena comunicación con tus padres cuando ocurra esto, en tu caso o en el de cualquiera, es mejor decir: “Mamá, que ahora me estás gritando, y en esta casa hemos dicho que no se grita”, pero en un tono conversacional, para que tu madre o tu padre no se sientan atacados cuando esto ocurre. Pero lo que hay que trasladar a los padres, por supuesto, es que si vamos a educar a los hijos en no usar la tecnología, por ejemplo, en momentos comunes, como es la comida, la cena, o el desayuno, o en no dar voces, tenemos que ser los primeros que hagamos ese esfuerzo. No estaría mal decir a los hijos: “Cuando veas que hago algo que está mal, dímelo, porque a veces es un hábito y no me doy cuenta”.

iris Ramos. Yo la miro, a ver si me va a pedir disculpas, pero no, no es capaz. Es como muy orgullosa, entonces… Patricia Ramírez. Pero, más que orgullosa, es que muchas veces es difícil para los padres reconocer una debilidad o un error delante de los hijos, porque piensan que así pierden credibilidad y al revés, lo que haces es ganarla. Cuando un padre reconoce un error delante de un hijo, se está convirtiendo en una persona humana y está empatizando mucho más con él. Le está diciendo: “Somos iguales, y yo todavía tengo muchas cosas que aprender”. 11.02

Luis Sánchez. Queremos que mañana nuestros hijos se enfrenten a la vida, entonces tenemos que trabajar la autonomía. Pero, ¿en qué momento hay que trabajar esa autonomía, desde muy pequeño? ¿En qué momento crees que es adecuado?

Patricia Ramírez. Hay niños que con un año y medio ya pueden recoger juguetes, y otros que hace falta dos años y medio, pero a esa edad siempre se pueden hacer pequeñas cosas aunque tú les ayudes. Con dos años se le puede decir: “Vamos a recoger juguetes”, y le cogemos la manita, metemos los cubos dentro de una caja. Es enseñarle a tener obligaciones y, según la edad y según lo que el niño te va pidiendo, porque hay niños que con cinco años se atan solos los cordones y otros que con doce todavía no saben. Según la edad y lo que el niño te va solicitando tú tienes que soltar. Hay muchos padres que por hacerlo bien y hacerlo rápido dicen: “Déjame que lo haga yo”, y en lugar de fomentar la autonomía, estamos fomentando una falsa sobreprotección, impidiendo que tu hijo aprenda a hacer las cosas solo. Así que hay que fomentarles ese espíritu aventurero, el niño nace con espíritu aventurero. “Yo solo”, ¿cuántas veces dice un niño “yo solo”?, y los padres no lo dejan porque no lo ven preparado. Entonces, no solamente es “yo solo” lo que a ellos les apetece, sino que hay que ir dando pequeñas obligaciones para que todos colaboren en casa y cada uno se responsabilice de lo suyo.

12:13 José Canales. Hay una cosa que nos preocupa a los docentes, es esa protección de la que hablas, esa sobreprotección de las familias sobre sus hijos y sus hijas, que al final la autonomía ni siquiera es algo que podamos conseguir en las etapas más frecuentes, en las de secundaria, bachillerato, siendo adolescentes, sino que siempre están protegidos y siempre están defendidos incluso, aunque haya situaciones en que ellos no están actuando correctamente. Lo que decías antes, ¿cómo podemos implicar a las familias para que favorezcan esos procesos de aprendizaje, especialmente el de la autonomía, el que decías antes de la capacidad de esfuerzo? ¿Qué hacemos con esas familias que les están sobreprotegiendo?

Patricia Ramírez. Yo creo que lo primero que hay que hacer es darles información, y hay que decirles que la sobreprotección que hacen con todo el cariño del mundo, pensando que tú estás evitando que tu hijo pase por una serie de emociones, como es el miedo, la frustración, la ansiedad, son importantísimas. Uno tiene que aprender a vivir con esas emociones y lo que hace la sobreprotección es evitar ese paso. ¿Qué pasa? Que cuando el niño es un adulto no sale de su zona confortable, no es valiente para emprender porque no quiere sentir la incomodidad de esas emociones. Cuando les damos información a los padres, porque yo lo veo cuando hago talleres, y les das información de que en su vida van a tener que enfrentarse a situaciones en las que hay que negociar, en las que se tienen que esforzar. Si tú eso no lo tienes entrenado, tendrás gente que no haga deporte, tendrás gente obesa porque no sabrá renunciar a la comida, tendrás gente que no se forme o que no estudie porque le supone un sacrificio. Cuando tú les hablas un poco de las consecuencias desastrosas en el futuro, los padres abren los ojos. Pero tienen que tener esa información, porque ellos creen que ahora lo están haciendo bien. ¿En qué tipo de cosas podemos fomentar esa autonomía? El niño tiene que prepararse su bolsa de deporte, y si no se la lleva y no se ducha, que se ponga la toalla de un compañero si se la quiere prestar, y si coge hongos en los pies porque no llevaba las chanclas para ducharse, es su problema, ya le pondrán algo. Tenemos que dejar que el niño sufra las consecuencias de no responsabilizarse de sus cosas. Pero hay padres que dicen: “Si no me pongo a hacer los deberes con él, suspende las Matemáticas”, pues que las suspenda y que se enfrente a que el profesor le diga que va mal y que se enfrente a tener unas clases particulares durante todo un año o a estar un verano estudiando. Hasta que uno no vive la consecuencia de su comportamiento, la gente no sabe actuar, no aprende. Yo te pongo un ejemplo: yo tengo un niño de altas capacidades, el que tiene doce que ahora cumple trece, y el año pasado en primero de la ESO me dijo: “Mamá, ¿yo puedo jugar a la Play Station ente semana?”, y dije: “Pablo, no lo sé. Quiero que sea algo de lo que te responsabilices tú. Tú eres el que tienes que decidir si tienes tiempo y organización para jugar a la Play Station”, así que él lo decidió y al final del trimestre no suspendió nada pero me dijo: “Creo que no puedo jugar a la Play Station, porque ha bajado mi nivel”. Si yo llego a decirle a principio de curso que no podía jugar a la Play Station, hubiese tenido a alguien todo el trimestre diciéndome: “¿Por qué? Si me da tiempo, déjame, ya he acabado los deberes”. Creo que el aprendizaje que obtuvo él al darse cuenta de que no podía compaginarlo todo como quería fue mucho más efectivo que el haberle impuesto el no poder jugar. Así que tenemos que dejar que la gente viva sus consecuencias. Como pueden ser los ejemplos del chat, ¿cuándo un niño se ha olvidado los deberes qué pasa? Ahí hay una madre diciendo: “Fulanito no ha traído el libro de matemáticas”, y doscientas madres contestando: “En mi casa no está”, “espérate que le hago una copia”. Los niños también tienen chat, si te has olvidado el libro, que pregunte a tus compañeros, pero no le saques las castañas del fuego. No podemos dejar que nuestros hijos se enfrenten a un peligro real que ponga en peligro su vida, pero sí tenemos que dejar que se enfrenten a una bronca con el profesor, a que le llamen la atención, a que se sienta frustrado, a que tenga un sobresfuerzo en verano que estudiar por algo de lo que no se ha ocupado. No, si tu hijo se ha olvidado la merienda que le habías dejado preparada y puesta ahí, es su problema. No tienes que ir tú corriendo con la merienda al colegio porque al chiquillo se le ha olvidado, aquí no se muere ninguno por no tomar merienda un día. Dejemos que se exponga a que llegue del colegio y te diga: “Mamá, he pasado un hambre”, mañana se acordarás de llevarte la merienda.

Patricia Ramirez te cuenta cómo mejorar la comunicación con los adolescentes 16:02 Iris Ramos. Yo te quería hablar de las redes sociales. Exponemos nuestras vidas en fotos, en vídeos, que están libremente y que toda la gente puede ver. Yo incluso he llegado a caer en eso, yo me paso horas a veces en Instagram (ínstagram), y muchas veces me he planteado salirme, quitarme un poco de eso para despejar la mente. También caes en que si tú sales de eso, prácticamente no existes, porque cuando tú cuando conoces a alguien, estás un rato hablando de cómo estás y, de pronto te dicen: “¿Tienes Instagram o tienes WhatsApp?”, y si no tienes, prácticamente, esa persona ya no la vuelves a ver o no vuelves a saber de él, porque ¿cómo te comunicas? Yo quería saber qué opinas con respecto a esto, a las aplicaciones y las redes sociales y todo esto.

Para no cortar la comunicación con los hijos hay que darles menos consejos y preguntarles si los quieren. Así despertamos su interés

Patricia Ramírez

Patricia Ramírez. Mira, yo creo que las redes sociales bien utilizadas son una herramienta maravillosa para conocer a gente y para estar en contacto, y nos generan un nivel de universalidad que es tremendo. Porque yo veo que ahora mis hijos que han ido a campamentos en verano pueden estar en contacto de una forma bastante real con gente que está a mil kilómetros de distancia. Lo que ocurre es que hay que aprender a utilizarlas. Lo primero es la educación en valores en casa. A pesar de que tu tengas tu intimidad con tu Instagram, tenemos que tratar de que haya una confianza como para que los padres puedan participar. Yo sigo a mis hijos y mis hijos me siguen a mí, no me tienen bloqueada, pero ¿por qué? Porque no he hecho nunca un juicio de valor. Los padres enseguida que ven una foto que no les gusta hay un juicio de valor: “Borra eso, eso no está bien”. Tenemos que tratar de que nos explique: “¿Por qué has colgado esto?”, “¿te imaginas qué tipo de consecuencias puede tener esta foto, a quién está llegando, cuánta gente la puede estar juzgando?”, tenemos que hablar más y juzgar menos. Luego, la gente de según qué edad tiene que tener una cuenta privada, para poder dejar que una gente entre y otra gente no. Y tenemos que ser muy prudentes, porque aquello que tú cuelgas en Internet se queda colgado para siempre. De hecho, en Twitter hay una forma de localizar toda la información, tú metes una serie de palabras con tu nombre de Twitter con una palabra clave, por ejemplo, “ambición”, y salen todos los tuits que yo he colgado desde que abrí Twitter con la palabra “ambición”, podemos rastrearlo todo. Así que sí que es importante que la gente tenga una cuenta privada y que, a mí me gusta formularles esta pregunta: “¿La foto que vas a colgar o el vídeo que vas a subir te gustaría verlo si fuera de tu hermana o tu hermano pequeño?”, “¿te gustaría ver eso de tu hermano pequeño?”, entonces ti dices: “No sé”.

Iris Ramos. Depende

Patricia Ramírez. Claro, cuando ya te genera ese tipo de duda es que igual no es un vídeo o una foto que tengamos que subir.

18:24 Luis Sánchez. Yo, como padre, me veo con problemas de comunicación con mi hijo, porque todas las preguntas que yo le hago es “sí”, “no”, “no sé”. En cambio, cuando le veo con sus amigos, su conversación es muy fluida y entra en todo tipo de detalles. Entonces, ¿cómo puedo yo mejorar esa comunicación con mi hijo? Patricia Ramírez. Una pregunta, ahora te voy a hacer una pregunta yo a ti. ¿Cuándo tú hablas con tus amigos, hablas con tus amigos tipo interrogatorio?: “¿Qué has comido en el cole y qué tal en mates?”, “¿has hecho el examen?”, “¿Fulanito qué te dijo?”.

Luis Sánchez. No

Patricia Ramírez. No, ¿Verdad?

Luis Sánchez. No

Patricia Ramírez. Cuando tú hablas con tus amigos, hay una comunicación bidireccional, tú compartes conmigo y yo comparto contigo, tú me cuentas cosas íntimas y luego te las cuento yo, y estamos en un ambiente en el que no nos sentimos juzgados. Los niños y los chavales no comparten muchas veces con sus padres porque no hay una comunicación bidireccional, hay información. Tú demandas una información que, además, a ellos no les interesa en absoluto porque no les estás preguntando sobre las cosas que les interesan de verdad, les estás preguntando sobre las cosas que te interesan a ti. Entonces, es difícil que haya esa comunicación. Lo primero es saber qué interesa a nuestros hijos para hablar de esos temas, lo segundo es compartir. Comparte tus problemas del trabajo, comparte tus problemas con amigos, pídeles consejo, hazles partícipes de tu vida, porque entonces ellos dirán: “Si para mi padre mi opinión es importante, el día que mi padre me pregunte, pues igual también puede ser importante la que me diga él”. Luego, con los hijos, hay que olvidar la parte de juzgar, que enseguida nos dicen: “Fulanita ha empezado a fumar”, “qué horror, fíjate, a ti ni se te ocurra”, y cortamos la comunicación. Es mejor preguntar: “¿A ti qué te parece?”, “¿alguna vez se te ha ocurrido? Puedes contar conmigo si alguna vez tienes dudas…”. Hay muchas directrices ahí que lo pueden favorecer. Hay que darles menos consejos y preguntarles si los quieren: “Respecto a esto, ¿qué te preocupa? ¿Querrías saber qué haría yo? ¿Querrías que te diese un consejo?”. Porque, entonces, despertamos el interés. Los padres estamos acostumbrados a decir: “Tienes que hacer esto, esto y esto”, y a dirigir completamente su vida sin dejarles, ni siquiera, reflexionar. Todo eso corta la comunicación.

Sobre la condena penal a Juana Rivas, esta es nuestra opinión. Asociación de mujeres juezas de España.

AMJE

Hoy se ha hecho pública la sentencia dictada el 18 de julio de 2018 por la que se condena a Juana Rivas como autora de dos delitos de sustracción de menores a la pena de cinco años de prisión, indemnizar a su exmarido con 30 000 euros además de inhabilitarla durante seis años para ejercer la patria potestad sobre sus hijos.

Partiendo del absoluto respeto a todas las decisiones judiciales, la gravedad y trascendencia de las penas impuestas resulta evidente, pues con ellas no se condena solo a la acusada, sino a dos hijos a perder el vínculo con su madre, a pesar de que todos los informes de especialistas, incluido aquél en el que se apoya la sentencia, confirman una relación positiva y vinculante entre los menores y su progenitora.

Desde AMJE seguimos manteniendo que lo que se percibe como decisiones desproporcionadas o dictadas al margen de la realidad social no son sino el producto de ignorar la obligación de integrar la perspectiva de género en la aplicación del derecho, y con ella interpretar la norma salvaguardando los Derechos Humanos.

La persistencia de estereotipos en la labor judicial, como aquellos que afirman la existencia de un perfil típico de maltratador primario y atávico que forzosamente tiene que ser perceptible, no solo por la víctima, sino también por su entorno; o los que cuestionan la veracidad del testimonio de la mujer por no denunciar los hechos mientras el maltrato se producía llevan a valoraciones de la prueba e interpretaciones de la norma que, aunque legales, corren el riesgo de consagrar una manifiesta injusticia.

Existen recientes pronunciamientos judicales que, de forma expresa, integran el mandato de aplicar la perspectiva de género y la necesidad de atender a las particulares circunstancias que pueden darse frente a quien denuncia ser víctima de violencia machista. La Sentencia de la Sala 2ª del Tribunal Supremo de 13 de junio de 2018 es clara cuando dice que:

“Tampoco será un elemento negativo hacia la víctima la circunstancia de que tarde en denunciar en hechos de violencia de género, dadas las especiales circunstancias que rodean a estos casos en los que las víctimas pueden tardar en tomar la decisión en denunciar por tratarse el denunciado de su pareja, o ex pareja, lo que es un dato que puede incidir en esas dudas de las víctimas que están sometidas a esa especial posición psicológica en la que quien les ha agredido es su propia pareja”

La no integración de esta perspectiva y un posicionamiento de la justicia que no atendió suficientemente las denuncias de maltrato realizadas por la madre de una menor ya llevó aparejada la conocida condena del Comite CEDAW de Naciones Unidas a España por el asesinato de la hija de Angela González(Dictamen de 16 de julio de 2014) entre cuyas recomendaciones a nuestro país, se incluye expresamente:

“Tomar medidas adecuadas y efectivas para que los antecedentes de violencia doméstica sean tenidos en cuenta en el momento de estipular los derechos de custodia y visita relativos a los hijos, y para que el ejercicio de los derechos de visita o custodia no ponga en peligro la seguridad de las víctimas de la violencia, incluidos los hijos”

Dictamen, cuya efectividad se ha visto parcialmente cumplida en la reciente Sentencia de la Sala 3ª del Tribunal Supremo de 17 de julio de 2018 que ha reconocido su derecho a ser indemnizada por la ineficaz protección que le dieron a ella y a su hija las instituciones y órganos judiciales españoles, condenándose a la Administración General del Estado por anormal funcionamiento de la Administración de Justicia.

No podemos persistir en los mismos errores y seguir ignorando los mandatos legales y jurisprudenciales que exigen una Justicia que pondere adecuadamente los hechos y el derecho aplicable tomando como base, siempre, el principio de igualdad y la protección de los y las menores.

Debemos dejar de ser herederos y herederas de una justicia patriarcal que la sociedad no tolera y la comunidad internacional condena, pues solo así podremos mantener la confianza de la ciudadanía en sus instituciones.

28 de julio de 2018
Este comunicado fue publicado originalmente en la web de AMJE.

Venganza judicial. Lidia Falcón

La sentencia dictada por el juez Manuel Piñar contra Juana Rivas ha mostrado, una vez más, cómo el poder patriarcal tiene su arma más eficaz en la judicatura. Esa sentencia no sólo se ha dictado porque, según relata, él no crea que Juana ha sufrido violencia de género, sino fundamentalmente para vengarse de la desobediencia de una mujer que se ha atrevido a enfrentarse a las sacrosantas resoluciones judiciales, y que llegó, en el colmo de su soberbia, a desaparecer durante el largo espacio de tiempo de un mes, en el que ni las fuerzas de seguridad pudieron dar con ella.

La venganza se ha cumplido, aunque el juez no lo expresa de tal manera. Redacta una sentencia en la que las pruebas aportadas por la defensa no tienen ninguna presencia. Ni la condena por violencia de género en 2009 que le acarreó a Francesco Arturi, el marido, perder la custodia del hijo mayor Gabriel, ni la nueva denuncia presentada en Granada hace dos años que no ha sido tramitada nunca, aparecen mencionadas en la sentencia. Simplemente el juez se limita a afirmar que los hechos alegados por Rivas “son inexistentes”, “no son creíbles” y “responden a una estrategia para conseguir la guardia y custodia de sus hijos “explotando el argumento del maltrato”.

El caso de Juana le ha servido a Piñar para volver a aplicar su convicción de que las mujeres son mentirosas, astutas y abusan de los hombres. Como en el caso de una sentencia que dictó en 2011, por la que condena a una mujer por denuncia falsa. En ella Piñar se explaya contra la fiscalía y contra la propia ley integral contra la violencia de género. Mientras la fiscalía pedía la absolución, el juez acabó condenando a la mujer a año y medio de cárcel por denuncia falsa y presentación de falsos testigos. Afirmó que la mujer actuó de mala fe y sabiendo que lo que denunciaba no era cierto, con el propósito de “inferir un mal a su exmarido amparándose en el rigor tuitivo de la legislación de protección de violencia de género“. Esta frase puede leerse casi textualmente ahora en la sentencia de Rivas.

En la sentencia, Piñar llega incluso a relacionar lo que considera como “excesivo celo ideológico de proteger a la mujer” con “el principio de oportunidad que legislaciones autoritarias atribuían a fiscales” que estaban “al servicio de Hitler o Stalin”.

Obsesionado con lo que denomina el rigor tuitivo de la legislación de protección de violencia de género“, frase que repite en diversas sentencias desde 1999, Piñar no solo manifiesta su misoginia sino que tiene la satisfacción de poder cumplir su ansia vengativa con el poder que le concede nuestra Constitución.

Y ciertamente hay que defender y mantener la independencia del poder judicial, que ya hemos sufrido bastante cuando estaba sometido al poder político, pero la ciudadanía debería exigir también que hubiera un control eficaz sobre las personas que van a sentarse en el estrado de la magistratura y a disponer de la vida, la felicidad y los bienes de los justiciables.

He repetido que la Escuela del Poder Judicial es la Escuela del machismo. Allí, a los recién llegados de las oposiciones cuya dureza y exigencias corresponden únicamente a las que se celebraban en el Imperio Chino, y por tanto obsesionados con conocer todos los vericuetos de la ley y repetirlos como mecaninfos, se les explica que las mujeres presentan denuncias falsas de maltrato y es preciso investigarlas antes de proceder a admitirlas.

El examen psicológico no es más que un test propio de un libro de autoayuda. Insertos en el sistema patriarcal para el que les ha preparado la escuela, la familia, la enseñanza religiosa, los medios de comunicación, la organización social, aquellos y aquellas que se preparan para jueces llevan a tan excelsa actividad el bagaje que señala a la mujer como la causante de todos los males del hombre y de la familia, a tenor de lo que predicaban los Padres de la Iglesia.

Si a ello agregamos, ¡y cómo no hacerlo!, la nefasta tradición de prepotencia, alejamiento e indiferencia por las necesidades humanas a que el sistema franquista les troqueló y nos acostumbró a los sufridos ciudadanos, la judicatura de nuestro país se está ganando la peor fama de las instituciones. En ella no entraron las reformas que incompletas pero definitivas se hicieron en el poder político y el militar.

Pero no podremos avanzar en construir una democracia creíble, no voy a decir feminista, mientras la judicatura no haga las reformas imprescindibles para estar al servicio de la ciudadanía a la que se debe.

Y mientras no aprenda que las mujeres también somos ciudadanas y no esclavas.

https://blogs.publico.es/lidia-falcon/2018/07/29/venganza-judicial/

viernes, 17 de agosto de 2018

Puede que Pablo Casado solo quiera parecer peligroso



Y, a continuación, la primera pregunta que debemos hacernos es si en lugar de parecer realmente lo es y, en ese caso, la segunda sería saber hasta qué punto estaría dispuesto a llegar, deseando por nuestra parte que la insaciabilidad que manifiesta solo sea resultado pasajero del entusiasmo de quién en dos días, y mucho antes de lo que podía esperar, ha conseguido el cielo deseado. Por cierto, gracias a una decisión por sorpresa del adversario que ya ha superado el siguiente escalón que él también quiere subir. Por tanto, a nadie debe tanto Casado como a Pedro Sánchez, una clase de deuda imposible de reconocer qué en las peores personas alimenta el odio, según nos cuentan la historia y los psicólogos. Nuestro sujeto de hoy podría ser una de ellas, alguien que justifica sus actos diciendo que la ética exigible la marca la justicia.

Ante tan arriesgado panorama al frente de un partido que quiere gobernar con mayoría absoluta, un consuelo sería que ni a la sociedad española ni a la europea les haya llegado aún la hora de consentir el peligro de ese neo fascismo que tan espontáneamente imaginamos al escuchar a Casado en muchas de las ocasiones en las que se le ocurre abrir la boca, pues no deja de exponer como órdenes bajo amenaza pretensiones que no son sino simples propuestas políticas. Todo lo respetables que se quieran, o no, pero a materializar con escrupuloso respeto por las libertades de los demás, derechos esenciales en cualquier democracia a los que, dicho sea de paso, solo hacen referencia el “peligroso” y los suyos cuando se trata de exigirlo a los demás para que se arruguen ante las exigencias que ellos plantean. Y ni los calores de agosto están siendo capaces de moderar su verborrea.

Reconozco que aún es pronto para realizar estimaciones fiables sobre la cantidad de peligro para la paz futura que se acumula en la ya bien nutrida hemeroteca del nuevo presidente del PP, pero me he puesto a escribir hoy porque sé que usted está de acuerdo conmigo en que sí fue demasiado tarde cuando las potencias occidentales se percataron del peligro que había en los excesos de aquel otro bocazas siempre amenazante llamado Adolf Hitler. Y fatalmente tarde, pues al menos el alemán terminó derrotado, cuando el gobierno legal de España se dio cuenta de lo que realmente había detrás de cada una de las crueldades que desplegaba un tal Francisco Franco cuando, blindado por su mando en plaza, conseguía tener algún adversario en inferioridad de condiciones. Por cierto, lo de este mal bicho sin la menor elocuencia que le permitiera a la autoridad conocer sus verdaderas intenciones.

Si, que quede claro desde el principio que, salvando la distancia que aún le queda por recorrer al joven de moda, y deseando que no elija para ello el peor de los caminos que sospecho, estoy comparando el comportamiento actual de Pablo Casado con el de aquellos dos temibles personajes, antes del 18 de julio de 1936 uno y antes de que conquistara el poder en Alemania el otro. Es decir, cuando solo abusaban de posición dominante dentro de una legalidad que no pudo con las violencias que tan decisivamente contribuyeron a provocar después. La libertad de expresión nos permite exponer en público hasta las comparaciones políticamente más incorrectas de entre todas las que se nos ocurren, pues siempre lo haremos en defensa propia. Por eso, también me viene a la cabeza José Antonio Primo de Rivera, y nunca será para recordarle a Casado lo mismo que él le recordó a Puigdemont cuando trajo a Lluis Companys a colación, despreciando incluso la evidencia de que en la España actual no exista la pena de muerte.

Quiero decir que alguien que se permite amenazar personalmente con ciertos recuerdos, o los desprecios hacia víctimas inocentes como son el burlarse de “las fosas de no sé quién” y de “la guerra del abuelo”, o insultar con nombres y apellidos llamando “imbécil” y “subnormal” a Javier Bardem, o exagerar descaradamente para asustar a millones de españoles de carne y hueso hablando de “millones” de africanos inventados o, tal como he podido escuchar en la SER, insinuar sin el menor fundamento que, “por ejemplo”, “la huelga de los taxistas podría tener relación con la moción de censura contra Rajoy”, solo puede ser calificado como un provocador verbal que, perfectamente calculador, es consciente de que su actuación es alimento intelectual continuo y permanente para grupos de ultraderechistas, a quienes anima para organizar altercados de un terrorismo urbano que, primero de baja intensidad, pasará a mayores si las circunstancias lo facilitan.

El problema es que las circunstancias sí facilitan la expansión de esta peligrosa ideología, admiradora inconfesa de los peores asesinos del siglo XX. La Segunda Guerra Mundial comenzó diez años después de que estallara la gran crisis económica de 1929, y ahora acabamos de cumplir la primera década desde 2008. Además, tenemos el añadido de las migraciones, que tanto juego dan para que los autoritarios sin prejuicios ni principios cultiven el miedo en las cabezas de las acomodadas clases medias occidentales, y también en las de las personas desesperadas, que lo han perdido todo por culpa, precisamente, del insaciable capitalismo que no ha parado de multiplicar la desigualdad gracias a esa misma crisis. A Trump, la solución yanqui, cada día que pasa le queda uno menos y gobierna un país con contrapesos evidentes. Pero uno de sus admiradores es español y joven, presume de no tener esa clase de vergüenza que convierte a las personas en decentes y nuestra Justicia no hace más que el ridículo cuando sale a competir con las que marcan la pauta en Europa, ese mundo tan extraño, donde dimiten hasta presidentes por copiar el 20% de sus tesis doctorales.

Además, ha demostrado el nuevo líder, que dudo que lo sea moralmente para la mayoría de los afiliados del PP, esa clase de osadía que caracteriza a quienes consiguen blindar sus posiciones de dominio mediante chantajes a colectivos que atraviesan situaciones difíciles. Su atrevimiento al presentarse, porque él lo vale, blandiendo el mérito de ser un “listo” al borde del delito, que presume de ello despreciando las evidencias e ignorando las críticas solo porque el ritmo de la justicia y su aforamiento le permiten ganar tiempo, y también porque sabe que nadie le va a sacar ahora un video de “robar cremas” en un Eroski. Y si lo duda usted, ahí está la autocontención de Soraya con lo del “master” de su competidor. Ella sabe que si utiliza ese argumento habría sacado aún menos votos de los compromisarios, pues pensarían que iba en serio contra la corrupción y esa sí que es una “línea roja”, y vital, en el PP. Con su “valentía”, Casado está reivindicando a los suyos dando la cara por ellos al chulearse de una Justicia que persigue a su partido en decenas de casos de corrupción. Vuelven las semejanzas: ¿acaso no fue Hitler, para millones de alemanes, el que los reivindicaba para sacarlos de la gran humillación en que vivían tras la derrota de la Primera Guerra Mundial? Y los actuales migrantes, ¿no nos recuerdan acaso a los judíos como víctima propiciatoria para allanar el camino hacia el poder de aquel loco criminal?

En medio de tanto peligro como proyecta el tal Casado, volveremos al principio para detallar dos de los optimismos que podemos albergar de cara al futuro.

El primero es sociológico y se ha conocido gracias a que las primarias han desvelado algunos detalles de la realidad del PP con los que no se contaba. Por una parte, la debilidad real en cuanto a su implantación en la sociedad. El bajísimo número de cotizantes interesados en participar, en comparación con los más de 800.000 que llevaban años presumiendo, nos hace pensar en un gran descuadre con los elevados recursos necesarios para mantener tanto aparato interno durante tantos años, por lo que quizás la Justicia seguirá destapando fuentes ilegales de financiación, con nuevos encarcelamientos de delincuentes del PP distribuidos por las diferentes geografías en las que han gobernado, con la consiguiente desmoralización entre la “tropa”. Las novedades que llegan sobre la operación “Enredadera” que se investiga en Castilla León son, a este respecto, muy esperanzadoras.

En relación con lo anterior puede tener su valor darle una vuelta al discrepante comportamiento de los 66.706 afiliados que votaron en la primera vuelta de las primarias, al compararlos con el voto de los poco más de 3.000 compromisarios de la segunda y definitiva. Mientras que más del 65% de los afiliados prefirió a cualquier candidato que no fuera directa y personalmente sospechoso de corrupción, el 57% de los compromisarios no tuvo inconveniente alguno en hacerlo, apoyando directamente a un ya de por vida sospechoso de beneficiarse personalmente de su influencia política, diga lo que diga una autoridad judicial para aforados repleta de nombramientos discutibles, en quién acaba de recaer otro más de los conflictos políticos que sus causantes y obligados, los políticos españoles, son incapaces de resolver. Y ya ha salido la guardia pretoriana del presidente presunto a curarse en salud, por si el Tribunal Supremo se “equivoca” e imputa de la manera que no les conviene. Al margen, y con la estadística en la mano, todos los afiliados y compromisarios del PP son conocedores de que su partido ha sido condenado por corrupción, pero solo muchos de los segundos han tenido que coincidir personalmente con momentos reales de esa corrupción y no han hecho nada por atajarla o denunciarla, pasando a formar parte de la cadena de delitos. Con unos cuantos más como Ana Garrido, concejala de Boadilla, o Trías Sagnier, el catalán del PP que sacó a la luz los papeles de Bárcenas, este país sería mucho más limpio.

La salida del PP de cientos de instituciones públicas que han manejado como un activo propio para sacarle rendimientos varios, tanto en forma de dinero inconfesable para repartirse a medias con el partido, como para conseguir posiciones acreedoras varias contra terceros previamente favorecidos por las influencias disponibles, y la convicción de que nada volverá a ser como antes, conducirá inevitablemente al retroceso definitivo de un partido que agrupa intereses individuales, tal como corresponde a la ideología que defiende. Lo presida quien lo presida, y más si apuestan por una presidencia con plomo en las alas.

El segundo optimismo es, lo reconozco, puramente intuitivo. Me recuerda Casado a dos líderes del PP que han fracasado estrepitosamente, y que son buenos colegas suyos en el abuso de los micro autoritarismos verbales que decía, en su caso más desde que ha sido elegido para relevar a Rajoy. Se trata, por ejemplo, de frases como “no consentiré” nada con los independentistas catalanes, que declaró solemnemente a la salida de su entrevista con un Sánchez que, dicho sea de paso, no sé a qué vino que lo recibiera antes de septiembre. O de su tweet de hoy mismo en Vitoria, “El PP no va a tolerar ningún acercamiento de presos etarras”. Son amenazas como las que al chulo del barrio se le contestan con un “y si no, que, fantasma, que no eres más que un fantasma” para que se entere de que tendrá que aguantarse. Me viene a la cabeza José Ramón Bauzá, ex presidente de Baleares que en rueda de prensa antes de unas autonómicas de 2011 que ganó gracias a la crisis económica, declaró que el “no consentiría” incendios como alguno de los que habían tenido lugar durante el gobierno de izquierdas, y después tuvo que tragarse el mayor, con gran diferencia, de toda la historia de Mallorca, que arrasó medio suroeste de la Serra de Tramuntana. O cuando, una vez elegido, dijo que “no consentiría” tantas empresas públicas, pero sí consiguió que la deuda de Baleares se elevara más de un 50%, alcanzando niveles nunca vistos, y eso que contó con la inestimable ayuda de las “primaveras árabes”, que vaciaron de turistas los destinos competidores de Baleares desde el comienzo de su mandato. Ahora vaga por un escaño del Senado, aunque anunció su intención de concurrir a las primarias del PP que después no materializó, quizás a la vista de que lo hacía otro de su misma cuerda, pero con más posibilidades.

El otro caso que me recuerda es el de Cristina Cifuentes, y no porque comparta con Casado el privilegio de no haber tenido que estudiar para sacar un master en la URJC, sino por aquella frase del video casero que publicó la ex de Madrid cuando estaba segura de que podría limpiar esa mancha de tener un master “URJC” que hoy borran de sus currículums incluso los que sí se lo trabajaron. Aquellas imágenes del “Que no me voy, que me quedo…”, tan bochornosas. Recuerdo que en La SER eligieron esta frase, definitiva: “Como buena hija de militar que soy, un paso atrás ni para coger impulso”. ¿Cómo podemos, después de esto, esperar otra cosa de Llarena si, como tantos y tantas, llevan la prepotencia cultivada durante siglos de fracasos no aceptados en un ADN que es el cáncer de España?

Para finalizar, justo es reconocer que Casado es un tipo con suerte. Como olvidar el video de las cremas de Cifuentes, conservado desde hacía años en uno de esos almacenes donde todo partido con fontanería suficiente oculta las bombas de relojería imprescindibles para ajustar cuentas internas. Sacado a la luz en el momento oportuno y por el canal de confianza, allanó literalmente el camino de Casado hacia la presidencia, como en los mejores tiempos de las mejores mafias. No sé si Cifuentes habría derrotado a Casado por ser mujer, flojo argumento de Soraya en este PP que comparten, pero presumiendo de chulerías sobre quien había sido más capaz de conseguir el título universitario más falso y ventajista para unir su destino al del partido también más corrupto, parece indiscutible que ella se habría llevado el mayor apoyo de los 3.000 líderes más sospechosos de toda la política española.

Yemen padece mientras se deforma y se oculta la verdad. “Incluso la guerra tiene leyes”

Middle East Eye

Traducido del inglés para Rebelión por Sinfo Fernández

Cavando las tumbas de los niños asesinados en un autobús durante un ataque aéreo de la coalición liderada por Arabia Saudí sobre el mercado de Dahyan, en el bastión hutí de la provincia de Saada, 10 de agosto de 2018 (AFP) Incluso para los perversos estándares de la agresión liderada por los saudíes contra el Yemen con el apoyo de Occidente, el bombardeo de un autobús escolar el 9 de agosto marcó un nuevo hito. Según Save the Children, el autobús se había detenido en un mercado cuando trasladaba al colegio a los niños que volvían de una excursión. Funcionarios de la sanidad yemení han informado que el ataque mató a 47 personas e hirió a 77. Es probable que esas cifras aumenten con el paso de las horas.

La mayoría de las víctimas tenían menos de diez años. Tras el ataque, Frank McManus, el director de Cruz Roja Internacional para el Yemen, cuyos trabajadores atendieron a los heridos, dijo: “Hoy debería ser el día en que el mundo despertara ante las atrocidades que se perpetran en Yemen… un autocar lleno de escolares no puede considerarse como meros daños colaterales. Incluso las guerras tienen leyes, pero las leyes sin consecuencias no significan nada”.

Sin la cobertura adecuada

No obstante, es difícil que el mundo despierte si los medios occidentales no brindan la cobertura adecuada a la agresión en curso. Puede que hayan pensado que los titulares recogerían sin falta el bombardeo selectivo de un autobús lleno de niños que estaba aparcado junto a un mercado y alejado de cualquier actividad militar por parte de unas fuerzas que disfrutan del apoyo de Estados Unidos y el Reino Unido. Y, sin embargo, no ha sido así.

Por ejemplo, tomemos The Guardian, supuestamente un bastión de valores liberales y preocupaciones humanitarias. Su información sobre el incidente apareció online poco antes de las siete horas de anoche. Sin embargo, esta mañana, no figura ya entre sus trece historias de cabecera y ni siquiera es una de las once historias destacadas en su sección “Noticias del mundo”. Pero sí informaba del deseo de la primera ministra de Nueva Zelanda, Jacinda Ardern, de prohibir las bolsas de plástico.

The Independent, que ahora sólo puede leerse online, y quizá por ello hayan pensado que al estar menos sometido a las presiones de los anunciantes, que impulsan parte de la autocensura de sus primos de la edición impresa, actuaría de forma algo diferente. Pero el Yemen no aparecía entre sus ocho “Historias principales” de esta mañana. Tampoco en su sección de “Más historias”. Aunque las historias sobre los campistas británicos en Francia y las opiniones sobre el Brexit del entrenador del Tottenham Hotspuer, Mauricio Pochettino, estaban allí.

Minimizando los asesinatos

Por supuesto, en cierto sentido, estos medios actúan con total corrección al no considerar la historia como prioridad de sus cabeceras, ya que no hay nada realmente nuevo en la atrocidad del miércoles. De hecho, sólo durante la pasada semana, un ataque aéreo contra un mercado y un hospital mató al menos a 60 personas; esas carnicerías se han convertido en rutinarias. Incluso la matanza de los niños es una práctica habitual: en realidad, los 29 niños asesinados en el autobús bombardeado ayer son sólo una fracción de los 130 niños asesinados cada día en el Yemen por el hambre y la enfermedad que la agresión ha traído al país.

Un pequeño herido huye de una zona donde los ataques aéreos alcanzaron una casa en Saada, 27 de febrero de 2018 (Reuters)

Además de la mera ausencia de cobertura, la minimización del nivel de las matanzas en el Yemen constituye una segunda forma, más sutil, de apagón mediático. En algún momento, alguien decidió que 10.000 era la cifra de víctimas que había que asociar siempre a la guerra del Yemen, y ese número es el que lleva años apareciendo en todos los artículos sobre el tema.

Realmente, esa cifra supone una subestimación inmensa, teniendo en cuenta que se cree que, sólo durante el pasado año, murieron al menos 150.000 personas a causa del hambre y de enfermedades evitables como consecuencia directa de la agresión contra el Yemen, el bloqueo de sus puertos y los ataques a sus civiles e infraestructura agrícola.

Por tanto, la “cifra de muertos” repetida incansablemente por los medios -y esto incluye, vergonzosamente, a los medios alternativos- es en realidad una fracción diminuta del verdadero nivel de sufrimiento que Occidente y sus compinches están derramando sobre ese país.

Destruyendo Yemen

Otra forma de apagón es presentar el conflicto como una guerra civil. Hubo una guerra civil en el Yemen cuyo final se alcanzó cuando el movimiento Ansar Allah capturó la capital, Sanaa, en septiembre de 2014, y el presidente Abd Rabbuh Mansur Hadi huyó del país. Desde entonces, desde principios de marzo de 2015, lo que ha venido teniendo lugar es un ataque exterior contra el país.

En palabras del historiador Isa Blumi, lo que “está estratégicamente fuera de discusión a ese respecto son los facilitadores externos del imperio cuya guerra ha creado nuevas oportunidades para saquear los recursos del Yemen. En lugar de ver la mano dura del imperio, se espera que las personas de a pie se crean lo que dicen los medios y expertos de los think tanks de que son las propias patologías yemeníes, su atraso social y económico, los que los hacen susceptibles a la violencia y, por lo tanto, a la ‘guerra civil’. Ese tropo de que ‘están en guerra consigo mismos’ se repite continuamente en diversos medios y círculos académicos y confunde finalmente sobre quiénes son los responsables, echándole la culpa al ochenta por ciento de la población de un país que en estos momentos se muere de hambre”.

Una cuarta forma de apagón de los medios consiste en presentar de alguna forma la guerra como una iniciativa de los saudíes que Occidente, en el mejor de los casos, está simplemente “apoyando” o “aceptando” para vender armas y suministros de petróleo. Esto es realmente como poner el carro delante de los bueyes. La verdad es que esta es una guerra de Estados Unidos y el Reino Unido, planificada en los pasillos de Whitehall y Washington, pero ejecutada por sus fieles apoderados del Golfo.

Sabemos ya, por los emails filtrados por Wikileaks el año pasado, que incluso el mismo príncipe heredero de Arabia Saudí, Mohammad bin Salman, quiere salirse de la guerra. Pero sabe que el dominio del poder que ostenta su familia depende en gran medida del apoyo occidental. Y el precio de ese apoyo es que la política exterior saudí no la determine él. El acuerdo, que se remonta a los días del Imperio británico, consiste en que Occidente provea de seguridad a la familia al-Saud y, a cambio, los al-Saud cedan su política exterior a Occidente. Y, en estos momentos, hay un deseo angloestadounidense de mantener el conflicto en el Yemen.

Caminando entre las tumbas de un cementerio de la capital, Sanaa, el 25 de junio de 2017 (AFP)

Grupos antibelicistas como Stop the War tienden a participar de esa narrativa centrada en los saudíes, retratando la reciente visita a Gran Bretaña del príncipe heredero bin Salman, por ejemplo, en términos de una Gran Bretaña inmaculada contaminándose por la asociación con un sangriento “déspota” árabe. Esta es una inversión total de la realidad: la verdad es que el mayor crimen de los saudíes es su colaboración con la clase dominante de Gran Bretaña y Estados Unidos.

Victimismo o resistencia

Pero aún hay otra forma de apagón mediático respecto al Yemen, ante el que incluso sucumben a menudo los medios alternativos (y aquí incluyo algunos de mis trabajos sobre el conflicto en el pasado). Y es la presentación de los yemeníes como meras víctimas pasivas que carecen de voluntad y capacidad para actuar, los desventurados receptores de los bombardeos y las políticas de inanición. En realidad, la lucha del Yemen no es en absoluto una historia de victimismo, sino de resistencia.

Cuando lamentamos los tres años de bombardeos, no deberíamos olvidar que estamos también celebrando tres años de resistencia verdaderamente heroica y extraordinaria. Haber sobrevivido a esas incursiones de castigo durante tanto tiempo demuestra fuera de toda duda que el pueblo yemení, y en especial el movimiento Ansar Allah, contra el que se emprendió esta guerra devastadora, es un movimiento genuinamente popular y representativo; porque si no fuera así, hace años que se habría derrumbado.

El estribillo constante de los medios sobre que los hutíes son meros agentes iraníes que combaten al “gobierno legítimo” está deformando la realidad.

La legitimidad no proviene de ser ordenado por el sacerdocio del capital global, como lo fue Hadi, el expresidente y mariscal de campo, sino por el tipo de apoyo popular que por sí solo permite a un movimiento enfrentarse a una coalición de diez países respaldada por los más poderosos militares en el mundo.

¿Y qué es lo que está impulsando esta resistencia? La determinación de rechazar el proyecto imperial de vender el Yemen, de entregar sus recursos a las corporaciones financieras occidentales y su sistema político a los títeres saudíes. De hecho, al actuar de esa forma, el Yemen hoy no es más que la última encarnación de un espíritu de resistencia ante el capitalismo occidental que se remonta a más de cien años.

Es este espíritu lo que los bombardeos actuales están tratando de aplastar en un acto de la futilidad más brutal. Es este espíritu el que los medios tratan desesperadamente de ocultar. Y es este espíritu el que finalmente verá al imperio, y a todos sus títeres y apologistas, desmoronarse en el polvo.

Dan Glazebrook es un periodista especializado en temas políticos y editor de stopstarvingyen.org. Es autor de Divide and Ruin: The West’s Imperial Strategy in an Age of Crisis. Su blog es danglazebrook.com.

Fuente:
https://www.middleeasteye.net/columns/even-wars-have-rules-will-world-ever-wake-atrocities-yemen-409669177

Los amigos de Kant. Javier Cercas

Michel de Montaigne odiaba con razón la mentira porque consideraba que violaba la primera regla de la relación entre humanos, según la cual todos estamos obligados a decirnos la verdad. Esta norma rige incluso para los autores de ficción, salvo cuando escribimos ficción, en cuyo caso se nos autoriza a saltárnosla para escribir algo que no es exactamente una mentira, aunque se le parece bastante (en latín, mentire significa a la vez mentir e inventar: Atque ita mentitur, dice Horacio en elogio de Homero, sic veris falsa reminiscet; o sea: “Y así miente/inventa, así mezcla lo falso con lo verdadero”). Pero incluso Montaigne admitía que, aunque siempre estemos obligados a no mentir, no siempre estamos obligados a decir la verdad, o al menos toda la verdad, y no conozco ningún filósofo relevante que considere que la regla universal de no mentir no admite excepciones, que no existe eso que Platón llama las “nobles mentiras”. El único es Kant, quien puso un ejemplo célebre: supongamos que un amigo se refugia en mi casa porque le persigue un asesino; supongamos que el asesino llama a la puerta y me pregunta si mi amigo está en casa; en esta situación, dice Kant, yo no estoy autorizado a mentir para intentar salvar a mi amigo, sino que mi obligación es, como siempre, decir la verdad, aunque el asesino entre en mi casa y mate a mi amigo. Sobra decir que los argumentos con que Kant respalda su postura son de una gran solidez lógica, aunque pocos, incluso entre los propios kantianos, parecen dispuestos a aceptarlos (no ha faltado quien califique su punto de vista de lunático, ni quien lo haya considerado una broma), y es posible que esos admirables razonamientos demuestren de forma admirable que la lógica limita con el absurdo. Comentando lo anterior, De Quincey acusa a Kant de cómplice virtual de asesinato.

No dejo de pensar en todo esto desde que Pedro Sánchez y Quim Torra se entrevistaron en La Moncloa y, entre sonrisas, apretones de manos y palmaditas en la espalda, restablecieron las relaciones rotas entre el Gobierno y la Generalitat. Cuando aún no era presidente, Sánchez dijo de Torra que era un racista y un xenófobo, y lo comparó con Le Pen; se quedó corto, claro está: hay candidatos de Le Pen que han sido destituidos por haber dicho sobre sus conciudadanos cosas muchísimo más amables que las que Torra ha escrito sobre los suyos. Sea como sea, si algo sabemos de la reunión que mantuvieron ambos políticos es que Sánchez no le dijo a Torra la verdad de lo que pensaba de él, o al menos toda la verdad. ¿Hizo mal? No: como el diálogo entre ambos Gobiernos es la única vía posible hacia una solución, por remota que sea, Sánchez hizo lo que debía hacer, que es lo que cualquier político serio hubiera hecho, empezando por los que, tras la reunión, afirmaron que hizo mal. Diré toda la verdad: yo me lo pensaría dos veces antes de darle la mano a Torra, y quizá acabaría no dándosela a menos que abominase pública y taxativamente de las atrocidades que ha escrito; pero, si tuviera alguna responsabilidad política (cosa que gracias a Dios nunca ocurrirá), me hartaría de sonreírle, de darle apretones de manos e incluso, si a mano viene, besos con lengua, siempre que tal desenfreno sirviese para empezar a arreglar el problema. En el fondo, supongo, estamos otra vez con la vieja distinción de Max Weber entre “ética de la convicción” —la que se ocupa de los actos sin reparar en sus consecuencias— y “ética de la responsabilidad” —la que, en vez de ocuparse sólo de la bondad de los actos, se ocupa sobre todo de la bondad de las consecuencias de los actos—: la primera es la que debe dominar la vida individual, y por eso es la ética del hombre bueno; la segunda, la que debe dominar la vida colectiva, y por eso es la ética del buen político. Quizá por eso es tan difícil para un buen hombre ser un buen político y para un buen político ser un buen hombre.

No creo que Montaigne discrepara de esto. En cuanto a Kant, la verdad es que, cada vez que recuerdo los impecables argumentos con que prueba que es correcto entregar un amigo a un asesino, me pregunto qué pensarían de él sus amigos.

https://elpais.com/elpais/2018/07/23/eps/1532340977_365231.html

jueves, 16 de agosto de 2018

_- Si cuidas las palabras, las palabras, el lenguaje, cuidará de ti. Luis Castellanos.

_- Luis Castellanos Doctor en Filosofía pura e investigador,


La palabra ‘Sí’ es la palabra fundamental para el ser humano: nos da poder y hace que seamos más creativos. Es la palabra que puede transformarlo todo 
Luis Castellanos



Luis Castellanos es referencia en el campo del ‘lenguaje positivo’. A través de sus trabajos en el terreno de la neurociencia cognitiva en la Universidad Complutense y el Instituto de Salud Carlos III de Madrid, este ‘investigador de las palabras’ pretende ‘aumentar la salud y el bienestar de las personas mediante el uso que hacemos del lenguaje y su relación con las emociones, la creatividad y las decisiones vitales.’ Apoyado en los resultados clínicos obtenidos en resonancias magnéticas y electroencefalografías, Castellanos ha demostrado la influencia que tiene el uso del lenguaje positivo en educación observando cómo se comportan las conexiones sinápticas del cerebro a partir del uso de palabras positivas o negativas. Autor de los libros “La Ciencia del Lenguaje positivo” y “Educar en el Lenguaje positivo” aplica sus investigaciones a disciplinas tan diversas como la cocina, el deporte y la educación. Con el proyecto “Palabras Habitadas”, desarrollado en un Instituto Público de Secundaria, Castellano ha demostrado que gracias al cambio en su lenguaje, profesores, familias y sobre todo alumnos han experimentado beneficios en aspectos como la comunicación, la resolución de conflictos y el aprendizaje.

Creando Oportunidades

TRANSCRIPCIÓN
00:05

Luis Castellanos. Hola, soy Luis Castellanos. Soy doctor en Filosofía Pura e investigador. Me apasiona el mundo de las palabras e investigo cómo las palabras funcionan en el cerebro. Cuida tus palabras y ellas cuidarán de ti.
00:22

Juan Carlos Hervás. Luis, me llamo Juan Carlos Hervás. Soy profesor de un instituto público de aquí de Madrid, el IES Profesor Julio Pérez, y soy padre. Te quería hacer unas preguntas. Para centrar, ¿qué es el lenguaje positivo?
00:33

Luis Castellanos. El lenguaje positivo es cómo recogemos el poder de las palabras, diciendo que las palabras nos enseñan a ver y a encontrar el lado favorable de las cosas. Nos ayuda, de alguna manera, a protegernos de la vida que vamos a poder tener en un futuro con el propio lenguaje, que nos va a acompañar hasta el último día de nuestra vida. Nos ayuda también a entender nuestra propia historia, nuestra propia narración, porque las palabras construyen todos los días nuestros relatos. Forjan nuestra personalidad, forjan nuestra memoria, forjan nuestra capacidad de ver el mundo. Las palabras positivas lo que hacen es enseñarnos a ver el lado favorable de ese mundo.
01:12

Juan Carlos Hervás. Nos metemos en el campo de la educación. ¿Qué aporta el lenguaje positivo para el aprendizaje?
01:15

Luis Castellanos. Primero, ayuda muchísimo a construir la personalidad. Es decir, nosotros construimos la personalidad palabra a palabra. Construimos nuestra memoria palabra a palabra. Construimos nuestros sueños palabra a palabra. Por tanto, lo que está aportando es que nuestra personalidad, aquello que nosotros vamos a ser en un presente y en un futuro, va a construirse con unas palabras que nos pueden ayudar. Aporta además otras herramientas más importantes todavía. Aporta la capacidad del cerebro de ser más rápido, de estar más atento, de estar más concentrado. Aporta energía, aporta creatividad. Eso es lo que hace. Lo más importante del lenguaje, y del lenguaje positivo y de las palabras positivas, es que te están dando una energía que antes no sabíamos que venía del lenguaje. Ahora sí sabemos que viene del lenguaje. Eso es muy importante para los chavales. Es decir, que se den cuenta de que su propio lenguaje activa la vida.
02:06

Juan Carlos Hervás. ¿Y qué efecto tienen las palabras? Porque, tanto las palabras positivas como las negativas, ¿qué efecto tienen en el cerebro?
02:12

Luis Castellanos. Las negativas comprimen. Digamos, de alguna manera, lo que hacen es reducir tu campo de visión del mundo. Las palabras negativas lo que hacen es que extienden de alguna manera… Atrapan tu memoria, atrapan tu tiempo y hacen que todo eso te dure más. Una duración mayor. El lenguaje negativo nosotros lo tenemos porque las emociones principalmente son negativas. Es decir, si vamos a nuestras emociones básicas, si cogemos cinco: la ira, el miedo, el enfado, el asco, la alegría… Al final te das cuenta de que hay una que es positiva y que el resto son negativas. ¿Qué hace lo positivo? Lo contrario. Es un tiempo de reacción del cerebro mucho más rápido. Te hace estar mucho más atento, te hace estar mucho más concentrado. Es decir, en definitiva, te hace tener, lo que decíamos antes, más energía, te hace ser más inteligente, te hace buscar recursos creativos en la vida. Te abre la vida. Te da energía para abrirte a un mundo, para buscar soluciones, para encontrarlas… Es decir, te hace mucho más inteligente. La inteligencia es nuestra capacidad de encontrar futuro. En definitiva, el lenguaje positivo es la capacidad de encontrar futuro diferente al que hoy en día tenemos.
02:23

Juan Carlos Hervás. ¿Y los profesores? ¿Cómo podríamos utilizar ese lenguaje positivo? ¿Realmente el lenguaje positivo tendrá un efecto en el rendimiento de los chicos?
03:30

Luis Castellanos. Gracias a Daniel Goleman y a la inteligencia emocional ha habido un pequeño giro a nivel educativo. Las emociones son importantes. Daniel Goleman ha establecido cinco pasos a los cuales nosotros también nos hemos adaptado. Primero, tenemos que tomar conciencia de nuestro lenguaje o tomar conciencia de nuestras emociones. Tomar conciencia del lenguaje es saber qué es una palabra positiva, qué es una palabra negativa, qué efectos tiene… El segundo paso es regular la emoción. El segundo paso sería regular las palabras. Si yo no puedo regular las palabras, es decir, si yo no puedo elegir las palabras, ¿cómo voy a cambiar? Entonces, si no tomo conciencia de las palabras, no podré regular. Los profesores pueden tomar conciencia de las palabras. ¿Regular las palabras para qué? Para ser autónomo, para tener autonomía emocional o autonomía lingüística. Es decir, para que no me afecte tanto lo que me están diciendo o que las emociones que yo estoy recibiendo sepa controlarlas de alguna manera.
El lenguaje positivo es la capacidad de construir buenas historias para encontrar un futuro diferente

Luis Castellanos

04:23

Luis Castellanos. Por tanto, yo creo que el primer paso que hemos dicho de tomar conciencia es fundamental. Segundo, regular el lenguaje. Tercero, tener autonomía en el lenguaje. Poder decir, elegir las palabras, no pararme automáticamente en lo que me viene. El cuarto paso sería tener las habilidades lingüísticas, aquellas habilidades que nos permiten relacionarnos con los demás, que me permiten relacionarme conmigo mismo, que me permiten abrirme al mundo… Ese lenguaje positivo que me hace ver el lado favorable de las cosas es una habilidad. Y eso me da unas competencias, que sería el quinto paso. Competencias emocionales o competencias lingüísticas. Es decir, soy una persona competente para crear y establecer una relación social favorable, para relacionarme, no solamente con mis alumnos como profesor, sino con mi pareja, como padre, como madre, o para relacionarme también con mis compañeros, para relacionarme con la gente con la que me encuentro por la calle… Al final, esas competencias abarcan el universo en el cual nosotros nos movemos y hacen que, además, ese universo todavía sea todavía más universalizable. Me doy cuenta de que formamos parte de algo más grande que nosotros mismos, del universo de 7.500 millones de personas.
05:22

Juan Carlos Hervás. ¿Qué palabras escogerías como palabras importantes en la educación?
 05:25

Luis Castellanos. Hay una palabra que me parece fundamental. Socialmente, no solo a nivel educativo, y que yo creo que puede transformarlo todo. Además, es la que hace que seamos seres creativos. Esa palabra es “sí”. Todo el mundo siempre se empeña en el “no”. El “sí” es la palabra que te da poder. Es decir, el “sí” es que, si yo te digo que sí a algo, tú y yo construiremos algo. Tu cerebro recibirá y se abrirá, abrirá puertas. Si siempre digo que no a la primera, lo que estoy haciendo es sellar mi cerebro de una manera, no permitiré que sea creativo y a ti tampoco te permitiré ser creativo. El “sí” es la primera propuesta que nosotros nos tenemos que hacer.
06:00

Juan Carlos Hervás. Construye puentes.
Luis Castellanos. Construye puentes. El “sí” es la palabra fundamental en el ser humano. Es decir, el “sí” es el “sí” a la curiosidad, el “sí” a admiración, el “sí” a estar contigo, el “sí” a compartir la vida, el “sí” a muchísimas cosas. El “no” ya te ha cerrado la puerta. Esa es la primera palabra que nosotros aprendemos. Porque el “no” viene después de saber decir “sí”. Si no sabes decir “sí”, el “no”, no.
07:11

Juan Carlos Hervás. Fíjate que los chicos no relacionan la escuela con la alegría.
Luis Castellanos. Claro
07:18

Luis Castellanos. Porque los profesores y los padres la hemos perdido. Si salimos a la calle parece que tenemos que estar serios, parece que no podemos sonreír, que no podemos ser amables, que no podemos ser bondadosos, que no podemos ser atentos… Es decir, de repente nos han quitado la esencia de nuestra propia felicidad sin darnos cuenta. Aprender esa alegría. Aprender es lo que hacemos todos los días para enfrentarnos a lo que no conocemos. No tenemos nada más que aprender las cosas. Claro, pero si nos quitan la capacidad de aprender en todo lo que hacemos… Es repetir y repetir conductas que además se van prolongando a lo largo de la vida. Esas conductas nos afectan en nuestro comportamiento, nos afectan en nuestra personalidad, nos afectan en nuestras relaciones, nos afectan, digamos, cotidianamente.
07:54

Juan Carlos Hervás. Yo te digo que, incluso, en las escuelas, la alegría es sancionable.
Luis Castellanos. Ah, bueno, sí.
Juan Carlos Hervás. No es que se haya desterrado, sino que es sancionable.
Luis Castellanos. Y en las empresas.
08:00

Juan Carlos Hervás. A un chico alegre, a un chico que esté como más animado en clase, se le sanciona Luis Castellanos. Sí, sí Juan Carlos. Porque lo que se quiere es otra cara. Parece que el esfuerzo y el aprendizaje están más relacionados con otra… 08:13

Luis Castellanos. Yo siempre digo que a mí me echaron de dos colegios. Y a veces te das cuenta de que lo que te están quitando es la capacidad de lo mismo que te quieren enseñar. Nos quitan lo más esencial que queremos. ¿Qué queremos de nosotros mismos? Kahneman dice… Daniel Kahneman, que es Premio Nobel de Economía y psicólogo, el primer psicólogo al que, en el año 2002, le dieron un Premio Nobel de Economía… En una frase dice que lo que más nos importa a todos los seres humanos es la historia de nuestra vida. Y lo que más deseamos es que la historia de nuestra vida sea una buena historia con un protagonista decoroso. Eso es lo que queremos. Tener una buena historia con un protagonista decoroso. Entonces, claro, si al final nos quitan la capacidad de hacer una buena historia… ¿Qué es el lenguaje positivo? La capacidad de construir buenas historias. ¿Cuán alegre he estado hoy? ¿Cómo me ha ido hoy? ¿Cómo me ha ido el…? ¿Cómo te ha ido, hijo mío, hoy el día? Cuéntame. ¿Has estado alegre? Son historias, son narraciones.
Luis Castellanos Si cuidas las palabras, el lenguaje cuidará de ti
Lo que más deseamos los seres humanos es que el relato de nuestra vida sea una buena historia con un protagonista decoroso

Luis Castellanos
 09:03

Juan Carlos Hervás. Aparte, es paradójico, como tú dices. Cuando le preguntas a un profesor o a un padre qué es lo que quiere para su hijo, lo que pretende en la educación, es que sea feliz. Sin embargo, luego, la puesta en escena…
Luis Castellanos. Sí.
Juan Carlos Hervás. Lo que se hace para eso parece que lo aparta, ¿no? Como que la felicidad está en otro lado, ¿no?
09:20

Luis Castellanos. Claro, porque nosotros, como adultos, clonamos. Lo que estamos enseñando o lo que estamos inspirando a los chavales es lo que nosotros somos. Entonces, vamos serios, vamos estresados, vamos agobiados, y ellos lo ven. Nosotros, lo que hemos hecho a lo largo de toda la historia de la humanidad… Somos personas que hemos robado visualmente y hemos robado auditivamente. Necesitamos copiar las cosas para aprender más rápidamente. Entonces, ellos roban visualmente y roban auditivamente el comportamiento del profesor, el comportamiento del padre. Entonces lo repiten. Entonces son clones. Claro, en definitiva, quien tendría que cambiar sería el propio profesor. El propio padre tendría que decir: “Oye, aquí nos tenemos que divertir”. “No, es que mira, tengo que trabajar, ocho horas no, 16 horas. Cuando llego a casa estoy agobiado. ¿Cómo voy a atender al niño?”. El profesor dice: “Voy de aula en aula y tengo 40 alumnos. No me sé los nombres de los chavales”. Es decir, al final, el agobio es lo que ellos están haciendo. El lenguaje positivo, las palabras, en definitiva, que nosotros podamos decir, tienen que ser palabras que inspiran, palabras con alma. Es decir, son almas inspiradoras, las palabras. Es un lenguaje.
10:22

Juan Calos Hervás. O sea, los primeros que tienen que depurar el lenguaje son los educadores, tanto padre como profesores.

Luis Castellanos. Claro.

Juan Carlos Hervás. La idea que tienes tú es un poco que el lenguaje es contagio, ¿no?
10:30

Luis Castellanos. ¿Qué es antes, el huevo o la gallina? Es una buena pregunta. Pero cuando tú te quedas embarazada, o embarazado, también ya estás educando en el lenguaje. El niño, en la barriguita, ya está escuchando las palabras. Te puedes poner unos pósits donde ponga “alegría”, “entusiasmo”… Es decir, que de alguna manera ya puedan estar, cuando tú te miras, contagiando a ese feto que está ahí dentro, a ese ser que va a nacer. Le estás diciendo de alguna manera alguna palabra positiva. Es decir, ¿qué fue antes, el huevo o la gallina? Al final nos quedamos embarazados, los seres humanos, y va a nacer un niño. Desde el primer momento, desde el primer momento de esa gestación, ya podemos utilizar ese lenguaje, podemos ser contagiosos. Cuando tengamos una excusa, y la vamos a tener, no se pide perfección. Nos tenemos que permitir el derecho a errar, a fracasar, a ser humanos, etc. Nos lo tenemos que permitir.


El lenguaje positivo es la capacidad de construir buenas historias para encontrar un futuro diferente 


Lo que más deseamos los seres humanos es que el relato de nuestra vida sea una buena historia con un protagonista decoroso





Aprender es lo que hacemos todos los días para enfrentarnos a lo que no conocemos

Luis Castellanos
11:14

Luis Castellanos. El lenguaje positivo lo que va a hacer es que nos demos cuenta antes de que hemos dicho algo que no es adecuado y que tomemos las medidas. Es decir, que pidamos perdón antes. Eso es lo que hace el lenguaje positivo. No es buenismo, no. Simplemente es una relación de tiempo. Nosotros somos tiempo y atención. Nacemos, crecemos y morimos y prestamos atención en la vida a ciertas cosas. Lo que estamos diciendo es que hay que reconceptualizar las palabras o el lenguaje. Lenguaje oral, gestual y escrito. Porque significan, en nuestra vida, la construcción de nuestra historia, como decía Kahneman. Y como queremos tener una buena historia de vida, el lenguaje es quien construye esa buena historia de vida. La palabra ‘Sí’ es la palabra fundamental para el ser humano: nos da poder y hace que seamos más creativos. Es la palabra que puede transformarlo todo

Luis Castellanos 11:53

Juan Carlos Hervás. Un día, apareciste en el Profesor Julio Pérez y nos presentaste un proyecto precioso que se llamaba Palabras habitadas. ¿Qué es el proyecto palabras Habitadas? 12:06

Luis Castellanos. Mira, me vas a permitir que te lo cuente de una manera muy concreta, porque lo que intentamos hacer con vosotros fue tres planteamientos, tres grandes preguntas, y ver si las podíamos responder todos en conjunto: padres, profesores y alumnos. Me vas a permitir que te haga esas mismas preguntas, las veas y nosotros podamos entender por qué un proyecto tan interesante como Palabras habitadas venía de otro histórico que antes hemos nombrado: Daniel Kahneman, Martin Seligman, que habla de la auténtica felicidad, de qué es la auténtica felicidad, y el profesor John Hayek, que decía: “¿Aprender o enseñar?”. Pues aquí estamos aprendiendo. 12:42

Luis Castellanos. Unas primeras preguntas que hicimos y que me parecen muy importantes son: “¿Qué historia de vida deseas para tus hijos o alumnos?”.
12:50

Luis Castellanos. Segunda pregunta: “¿En qué mundo te gustaría que viviesen tus hijos o alumnos?”.
12:55

Luis Castellanos. Tercera pregunta: “¿Qué quieres aportar al futuro de tus hijos o al futuro alumnos?”. Estas tres preguntas…

Juan Carlos Hervás. Ese fue el inicio.
Luis Castellanos. Sí.
Juan Carlos Hervás. El punto de partida.
13:04

Luis Castellanos. El punto de partida. Con esto me presenté en el colegio Julio Pérez. Queríamos ver realmente qué es lo que los padres y los profesores piensan, qué historia quieren para su vida, qué futuro desean para sus hijos y qué quieren aportar ellos. Es decir, en qué compromiso quieren estar.
13:18

Juan Carlos Hervás. De esa recogida de datos, ¿qué os sorprendió?

Luis Castellanos. Bueno, principalmente, la recogida de datos de la primera pregunta fue impactante. La mayoría de la gente… La palabra “felicidad”, aparece en más de 70 % en todos los discursos de todos los padres. Por supuesto, aparece que tengan un buen futuro, aparece que por supuesto tengan salud, es decir… Pero no aparecía nada de que fueran buenos matemáticos, físicos, químicos, biólogos, enfermeros… No aparecía nada de eso. Aparecían conceptos generales. En la segunda pregunta, es decir, si te pregunto qué es lo que tú quieres para tus hijos y qué historia quieres para tus hijos, había algo fundamental, y es que no sabemos. Damos respuestas desde lo que ya entendemos. No creamos nada nuevo. Las preguntas y las respuestas eran como repetitivas. El padre y la madre, el profesor, decían: “Yo quiero que cuente una historia buena”. ¿Qué vas a dedicar, tiempo? ¿Vas a dedicar atención? ¿Vas a dedicar energía? ¿Vas a dedicar capacidad de aprendizaje? ¿Vas a dedicar esfuerzo por ver de forma diferente? ¿Vas a ser y estar más presente cuando estén tus hijos en casa o vas a estar más presente con tus alumnos? ¿Y de qué manera vas a estar más presente? No había respuestas creativas.
14:31

Juan Carlos Hervás. O sea, tenían claro dónde querían que fueran sus hijos, pero no tenían claro cómo hacerlo.
Luis Castellanos. El cómo. Y yo creo que eso es la esencia del proyecto palabras habitadas: el cómo. Si tú deseas que tu hijo o tu alumno sea feliz, que tenga salud, que tenga bienestar…, ¿cómo podemos hacer que, al final, le des las herramientas para que pueda cumplir los sueños y los pueda alcanzar? Y por eso decíamos que educar es atender a los sueños de los demás.
14:55

Juan Carlos Hervás. Lo que aportabais en el proyecto vosotros era esa herramienta.
Luis Castellanos. Exactamente.
15:00

, Juan Carlos Hervás. ¿Qué herramienta aportasteis a padres, profesores y alumnos para que pudieran dirigirse hacia ese mundo que querían?
Luis Castellanos. La primera herramienta fundamental era cómo podemos tomar conciencia del lenguaje. Ahí aparecieron las maravillosas listas de comprobación. Es decir, las listas de comprobación…
15:16

Juan Carlos. ¿Qué es una lista de comprobación?

Aprender es lo que hacemos todos los días para enfrentarnos a lo que no conocemos
Luis Castellanos

Luis Castellanos. La lista de comprobación básicamente es tomar conciencia absoluta del lenguaje. Una lista de comprobación venía de otros ejemplos. Las listas de comprobación son las listas que tienen, por ejemplo, en la cabina los pilotos de los aviones. Con ellas chequean si tenemos el depósito de gasolina lleno, si los flaps están llenos, si el tren de aterrizaje está en su orden, si las puertas están cerradas… Así que una lista de comprobación es comprobar aquello que nos puede llevar a veces al desastre. Por lo tanto, lo primero era detectar los errores más comunes que se podían producir. Una lista de comprobación tiene que ser muy sencilla, no puede durar más de 90 segundos o 120 segundos. Estamos hablando de menos de dos minutos. Puede haber muchas listas de comprobación, pero cada una de ellas no puede durar más de 90 a 120 segundos. Tercero, tienen que ser muy precisas, tienen que ser exactas, tienen que decir y definir aquello que se está chequeando. Por lo tanto, tienen que estar muy claras. Es decir, escritas para que luego la hagamos: “Pom, pom, sí, no, sí, no”.
16:10

Juan Carlos Hervás. El padre va chequeando, el profesor va chequeando, y el alumno…
Luis Castellanos. Y el alumno también va chequeando su propio lenguaje.
Juan Carlos Hervás. Vale.
16:16

Luis Castellanos. Va chequeando su propio lenguaje. Se va dando cuenta de los errores que comete en el lenguaje. Era muy divertido con los padres. Eso habría que verlo. ¿Qué errores decían? “Decimos muchos tacos, pero ¿cómo podemos vivir en este mundo?”. Es tomar conciencia. La lista de comprobación…

Juan Carlos Hervás. Las elaboraron ellos mismos.
Luis Castellanos Si cuidas las palabras, el lenguaje cuidará de ti
16:29

Luis Castellanos. Las elaboraron tanto los padres como los profesores, en lo cual tú contribuiste muchísimo, y los alumnos. Es decir, si no tomo conciencia no puedo cambiar mi lenguaje. Si no sé cuáles son los errores de mi propio lenguaje, si estoy diciendo tacos solo levantarme por la mañana, si estoy diciendo que eres un inútil, que no lo vas a conseguir, que estás yendo mal camino, que llegas tarde y al final llegas con mala cara y todo el rato es ese el lenguaje que tengo y no tomo conciencia porque me sale natural… Nadie me ha dicho que yo tengo que reflexionar sobre el lenguaje. Nadie me ha dicho que el lenguaje es importante para construir el futuro. Por lo tanto, las listas de comprobación son lo que te hace tomar conciencia de ese lenguaje. Es decir, si tú no tomas conciencia de los errores más comunes, no vas a poder cambiarlo. Es muy complejo que lo puedas cambiar.
17:09

Juan Carlos Hervás. El proyecto es elaborar una lista de comprobación. La elaboran los propios colectivos, la llevan a cabo y el objetivo final, una vez elaborada y una vez puesta en marcha, sería…
17:24

Luis Castellanos. Trasformar el lenguaje. Es decir, la capacidad de elegir palabras para tener autonomía. Pero también teníamos que implicar todos los niveles emocionales que existían. Por lo tanto, hay emociones evolucionadas. Empezamos a coger las diez emociones evolucionadas que tenía Barbara Fredrickson para intentar aplicarlas en el aula: la admiración, el orgullo, el interés, la alegría, el amor… Es decir, vamos a ver cómo las podemos aplicar en el aula, vamos a empezar a trabajar, a hacer cosas, ejercicios y actividades que pudieran implicar al chaval, a los alumnos y al profesor un esfuerzo mínimo. Porque yo quitaría la palabra “esfuerzo”, sino que se hiciera como algo normal.
17:57

Luis Castellanos. Por ejemplo, pusimos una caja de valentía en la mesa. Esa caja de valentía, lo que les pedíamos a los chavales, pero también a los profesores y a los padres que lo pueden llevar a casa, era: “¿En qué voy a ser valiente hoy?”. Una vez que ya he detectado el lenguaje, ¿en qué voy a ser valiente hoy? ¿Voy a ser valiente en decir menos tacos?, como decían algunos chavales. ¿Voy a ser valiente en decir gracias a alguien por algo? ¿Voy a ser valiente en darle un reconocimiento específico a alguien? ¿Voy a ser valiente en no insultar a alguien? ¿En qué vas a ser valiente? Entonces iban poniendo, iban echando “en qué voy a ser valiente hoy”. Se trata de que cada día seamos valientes en algo. Luego se recogía en lo que éramos valientes y se repasaba, ¿vale? Se repasaba en qué había sido valiente y si lo había sido. Por ejemplo, una chica decía: “Voy a decir menos tacos, joder. ¡Uy! Sigo diciendo los mismos tacos, pero hoy he tomado conciencia”.
18:42

Luis Castellanos. Unas de las cosas que también decíamos y que les parecía muy importante a los profesores es que el sentido del humor es clave. No hay que dramatizar. Esto simplemente es un aprendizaje, no estamos enseñando nada. Lo que estamos intentando es que aprendamos juntos. Yo aprendo a ser valiente como profesor, yo aprendo como padre a ser valiente y como alumno puedo aprender a ser valiente.
19:00

Juan Carlos Hervás. O sea que el proyecto no solo comprueba mi lenguaje, sino que además, al comprobar mi lenguaje, descubro qué palabras no son beneficiosas en el aula, o en la casa en el caso del padre. Además, algo muy importante que ha hecho es que introduzco un nuevo lenguaje en el aula.
19:17

Luis Castellanos. Cuando empezaron con las listas de comprobación, volviendo a ellas, los chavales se empezaron a dar cuenta del lenguaje que tenían en casa. El lenguaje de sus padres, la cantidad de tacos que dicen, la cantidad de gestos que implican… “Te voy a dar algunos…”. De repente decían: “No, a mí me han dado”. Es decir que en lo cotidiano existen cosas que las dejamos como si fuera algo natural, pero de repente empezamos a tomar conciencia, pero una conciencia diferente: “Eso no tiene por qué ser así. ¿Cómo puedo cambiarlo?”. Ahí sí que hubo herramientas por parte de los profesores, de Tania, por ejemplo, que decís: “Bueno, ¿cómo podemos cambiar de alguna manera esa sensación? Hemos percibido un lenguaje que no es el adecuado, que es agresivo, ¿cómo puedo cambiarlo?”. De repente, se introduce unas de esas nuevas emociones que aparecen en Barbara Fredrickson, que es la admiración. ¿Qué admiráis de vuestros padres? Es como reconciliarnos a través del lenguaje con el otro lenguaje que ha habido ahí.
20:08

Luis Castellanos. De repente, los chavales empezaron a admirar de sus padres cosas. Empezaron a escribir qué admiran. Empezaron a traer fotografías de sus padres y a decir por qué les admiraban. ¿Por qué admira a sus hermanos? Eso es fundamental. Es decir, hacerlo visible. El lenguaje positivo lo que hace es visible. El lenguaje se inventó para ver. Pero hay que hacerlo visible, hay que notarlo, hay que poner imágenes, hay que poner palabras. Y, de repente… Bueno, el “hay que” diríamos “sería fascinante y fantástico”, quitemos el “hay que”. Que apareciesen imágenes y palabras. Y, de repente, la admiración se construye. Y se construye como un elemento básico para reconciliarme con aquello que antes ni me había dado cuenta de que era tan importante y ahora me doy cuenta de que es importante. Es decir, que no me insulten, que no me digan que no sirvo para nada, que soy un inútil, que me levanten la mano y que me amenacen o que me peguen para decirme: “Bueno, yo te respeto y voy a utilizar el lenguaje”. Y el lenguaje lo utilizaban en casa y cambiaba la conducta y el comportamiento de los padres, también ellos. Es decir, el alumno, cuando se da cuenta de que su padre hacía de una manera determinada un tipo de lenguaje: “¡Luis, ven!”, “¡Ahora voy!”. Y yo no venía. “¡Que vengas!”, “¡Ahora voy!”. De repente, dices: “Bueno, voy a ir”. Y cuando voy, se cambiaba la conducta. Y decían: “Es que ha cambiado la conducta en mi casa, yo controlo mi casa. Ahora, si voy…”. Mi padre es más amable, mis hermanos también y todos disfrutamos más.
21:19

Juan Carlos. Una de las grandezas del proyecto es la solución o no de los problemas de la escuela, que es la interacción familia-escuela. Lo que hace el proyecto es crear un puente. O sea, ayudar al padre y ayudar al chaval a conectar con sus padres y al revés, y ayudar a los padres a conectar con la escuela.

¿Qué historia de vida deseas para tus hijos o alumnos? ¿En qué mundo te gustaría que viviesen? ¿Qué quieres aportar a su futuro?

Luis Castellanos
21:38

Luis Castellanos. Es que somos una unidad. Pertenecemos a algo más grande. El proyecto de las listas de comprobación… Pero el proyecto era para todos, era tanto para las familias como para el profesorado o como para el alumnado. Todos tenían el mismo objetivo: tomar conciencia del lenguaje para regularlo y tener dominio sobre él, y para que la vida sea mejor para ellos. Sus historias personales. Ese era el objetivo global. Empezamos con preguntas, pero luego pasamos a acciones muy concretas. Acciones que eran acciones sutiles. Es decir, por ejemplo, también les pedíamos: “Oye, define tu vida en seis palabras”. A los chavales… Eso es un ejercicio muy antiguo que se hacía y se llevaba. Define tu vida en seis palabras. Les hace pensar cómo es su vida en seis palabras. Les hace la concreción del lenguaje de las palabras. Eso es interesantísimo, cómo lo decían.
22:21

Juan Carlos Hervás. Resume, ¿no? Elige.

Luis Castellanos. Resume, sí. Elige, elige una a una. Entonces, de repente, está ahí. Nosotros nos hemos basado muchísimo en todas las investigaciones de la psicología positiva de Martin Seligman. Unas cosas que se dicen en psicología positiva que está demostrada, fundamentalmente, es que, si nosotros somos capaces de dar tres agradecimientos diarios diferentes durante 21 días, eso va a hacer que nuestro cerebro empiece a buscar la parte favorable. Tres agradecimientos diferentes significa: pues hoy me he duchado con el agua y la temperatura estaba adecuada, hoy he sacado a pasear a mi perro, hoy le he dicho a mi madre “Gracias”. Pero no puedes repetirlo. Por lo tanto, van a ser 63 agradecimientos diferentes durante 21 días. Hay gente, profesores, hay padres y madres en el instituto, familias, que han hecho un mural en su casa con agradecimientos que dura ya todo un año. Y lo han colgado en el muro ahí en Facebook, lo han colgado. De repente, se dan cuenta de que ser agradecidos y mirar el mundo desde el agradecimiento cambia la perspectiva, cambia las relaciones conmigo mismo y con los demás. Esto es fundamental. Y los chavales empezaron a poner agradecimientos.
23:28

Juan Carlos Hervás. O sea, 63 agradecimientos pueden cambiar tu vida.
Luis Castellanos. 63 agradecimientos cambian tu vida porque hacen que tu cerebro, de alguna manera, empiece a buscar el lado favorable de las cosas. Ese esfuerzo, al azar, de noche, de buscarlo. Individualmente, lo puedes hacer en familia, lo puedes hacer en el aula: “¿Qué podemos agradecer hoy?”. Porque, en el fondo, podríamos decir: “¿Qué hemos aprendido hoy?”. Si decimos el aprendizaje como agradecimiento, ya estamos dándole un pequeño vuelco a las cosas.
23:55

Juan Carlos Hervás. Ver las cosas desde otra clave.
Luis Castellanos. Eso es.
23:57

Juan Carlos Hervás. Doy fe, durante este año, que se han conseguido grandes cosas.
24:03

Luis Castellanos. Hay una cosa que también es importante, por ejemplo, con los chavales. Otro ejercicio que hacíamos muy sencillo. Las palabras duelen. Son físicas. Es decir, cuando sientes alegría, ¿dónde sientes la alegría? Es decir, ¿en qué parte del cuerpo? Claro, tu sistema nervioso… Tu cerebro está dando órdenes, es decir, impacta y, de repente, ¡zas! Nos llega, nos somatiza y la alegría la sentimos, nos da energía, la sentimos en el pecho, como dicen algunos, en el estómago. Pero ¿dónde sientes la tristeza? ¿O dónde sientes cuando alguien te ha dicho que eres un inútil, que eres un fracasado, que no lo vas a conseguir, que no sirves para nada, que por ese camino no vas a llegar a ningún sitio, cómo te vas a ganar la vida? ¿Cómo lo vas sintiendo? Entonces, claro, de repente, también lo sientes. Y, de repente, sientes que el estómago se te encoge. Y, de repente, sientes que te tiemblan las piernas y que un “no” te hace mucho daño. Pues lo somatizamos pero lo ponemos físicamente, hacemos una silueta y ponemos en esa silueta dónde nos afectan las palabras. Porque las palabras son físicas. Funcionan en el cerebro, y esas son nuestras investigaciones, y funcionan en tu cuerpo, y funcionan diciéndote muchas cosas a tu cuerpo. 25:10

Juan Carlos Hervás. Te sanan.
Luis Castellanos. Sanan.
Juan Carlos Hervás. Y te duelen.
Luis Castellanos. Sanan y duelen. Las palabras lo que hacen es que construyen historias. Una historia puede salvar tu vida. Por lo tanto, las palabras salvan vidas.
25:21

Juan Carlos Hervás. Los chicos tienen poco vocabulario.
Luis Castellanos. Ajá, sí.
25:24

Juan Carlos Hervás. Funcionan con muy pocas palabras. Y lo que hace el lenguaje en este sentido es ampliarles el abanico emocional. Es distinto estar triste que estar melancólico. Digamos que son más rigurosos con sus propios sentimientos, ¿no? 25:38

Luis Castellanos. Es que si tú coges todas las palabras… Es muy bonito, cuando empiezas a trabajar con ellos, coger palabras y coger todos los sinónimos y antónimos. Eso es fascinante. Tú coges una palabra y creas un árbol del sinónimo y creas un árbol del antónimo. Creas esas palabras que, al final, son las contrarias y, ¿por qué yo necesito hoy estar sereno? Cuando estoy alterado, cuando estoy irritable, cuando estoy nervioso, cuando estoy inquieto, de repente, me estoy dado cuenta de que lo que necesito es serenidad. Y, de repente, aparece la palabra serenidad en el cerebro. Poquito a poco les diremos: “¿Y ahora cómo se construye la serenidad?”, “¿Cuáles son los sinónimos de serenidad?”, “¿Qué otras palabras pueden decir? La calma, el sosiego, la paz”. Y, de repente, empiezas a encontrar que hay palabras que empiezan a ocupar espacio y están quitando espacio a otras. Porque las palabras, en definitiva, ocupan espacio. Entonces, cambian el espacio que te están dando. Lo importante es detectar que el lenguaje es físico, ocupa espacios y nos abre espacios…
26:32

Juan Carlos Hervás. Identifican sentimientos con las palabras, los identifican.
Luis Castellanos. Totalmente. 26:36

Juan Carlos Hervás. Dan nombre a lo que les está pasando, ¿no?

Hay que tomar conciencia de los errores más comunes de nuestro lenguaje para poder cambiarlo. Transformar el lenguaje es la capacidad de elegir las palabras para ser más autónomos

1 Luis Castellanos

Luis Castellanos. Cómo has notado tú si se ha hecho más habitable el instituto con las palabras positivas, si con esas palabras habitadas han conseguido, que es lo que nosotros decimos, que el mundo sea más habitable, si el instituto ha sido más habitable, ¿no? Esa pregunta te lanzo. ¿Qué resultados tú has visto y has palpado en el instituto con…?
26:55

Juan Carlos Hervás. Pues mira, el fruto del proyecto, lo primero ha sido lo que decías tú, que es ser conscientes de que la mayor herramienta educativa que tenemos los docentes es el lenguaje. Muy por encima de nuevas tecnologías, que ahora están muy de moda, de… No, no. La mayor herramienta es el lenguaje. Ser conscientes de eso ha sido ya una transformación para el profesorado y para los chicos que han podido disfrutar un poco de este proyecto. Y tanto para padres, ¿no? Hemos sido conscientes. Y a lo que nos hemos dedicado, a lo que queremos dedicarnos es a depurar esa herramienta importante que teníamos. Y, entonces, lo que hemos querido es intentar depurar el lenguaje que llevamos al aula. Y hemos descubierto que los chicos, igual que se acostumbran a lo malo, se acostumbran a lo bueno. Dar la bienvenida cuando entras en el agua, despedirte. Que a veces lo olvidamos, somos como autómatas cuando entramos en un aula. No, no, somos personas, y lo que tenemos delante son personas también. Tiene que haber un saludo, hay que despedirse, tienes que explicarles lo que vas a hacer. Cuando intentas pedirles algo, lo tienes que pedir de una forma con la que intentes que ellos entiendan que el objetivo fundamental es que aprendan. Tienes que, con el lenguaje, motivar el aprendizaje del chaval, ¿no? Y una imagen que yo llevaba cuando trabajamos en el proyecto era que, si las personas pueden ser habitadas por palabras, ¿los centros, un centro educativo puede ser habitado por palabras? Y sí puede ser habitado por palabras. A un centro educativo se le puede identificar con determinadas palabras. Y esas palabras dan forma al centro. El centro es reconocible desde fuera con esas palabras que has introducido. ¿Y es una cuestión de imagen, es una cuestión estética? No. Es una cuestión transformadora. Es decir, hemos visto, por ejemplo, que depurando el lenguaje y ayudando a los chicos a tratarlo bien es una herramienta fundamental para la resolución de conflictos. En los equipos de convivencia donde los chicos intentan trabajar todos los temas de convivencia, si trabajas con los agentes de mediación el lenguaje, consigues que sean mucho más efectivos en el tema de la convivencia, en el tema de la resolución de conflictos. ¿Y eso qué repercusión tiene? Una mejora general del ambiente. Y mucho del ambiente ese que se respira es por las palabras que van viajando en el centro.

Luis Castellanos Si cuidas las palabras, el lenguaje cuidará de ti
El lenguaje habitado es la herramienta física con la que podemos cambiar las cosas y transformar nuestra vida en una buena historia

Luis Castellanos
29:32

Luis Castellanos. Estamos intentando educar en matemáticas, en física, en química, en biología, en las nuevas tecnologías, y no educar en el lenguaje. Porque el lenguaje, como ya lo tenemos incorporado, no le hemos dado la importancia que tiene. Educar en el lenguaje es lo que tú dices. Estás haciendo que las personas seamos más habitables, los lugares sean más habitables y el espacio en el que convivimos sea más habitable. Y las palabras tienen una física de la que les tenemos que dotar ya, de hecho. No es sujeto, verbo, predicado. No es eso. Es cómo construimos, como lo que decíamos antes, una historia. Eso es importante. Eso es… Yo creo que la clave de éxito de la humanidad en el futuro es que pensemos que el lenguaje no es lo que nosotros habíamos pensado, sino que realmente es el constructor, la herramienta física que puede cambiarnos. Puede cambiar los discursos políticos, los discursos empresariales, los discursos educativos. Y eso puede transformarnos a nosotros. Pero, para eso, necesitamos que nuestro lenguaje sea habitado. Es decir, que sea sentido, que tenga alma inspiradora la palabra. Como todo, las cosas funcionan si se ponen en práctica. Y nosotros somos aquello que practicamos. Si practicamos mucho el enfado, seremos expertos en encontrar enfados. Si practicamos mucho las quejas, seremos expertos en encontrar quejas. Si practicamos mucho culpabilizar a otros, seremos expertos en culpabilizar a otros. Ahora, si practicamos la alegría, seremos expertos en encontrar alegría. Si practicamos la confianza, seremos expertos en practicar la confianza. Entonces, ¿qué practicamos? Eso es el lenguaje habitado. Es decir, las palabras aquellas que nos pueden hacer que nuestra historia de vida sea una buena historia de vida. 30:56

Juan Carlos Hervás. Luis, yo ahora te quería preguntar como padre. Yo soy padre, tú eres padre. Y es distinto que ser profesor, ¿no? Aunque son dos partes educativas importantes. Yo, como padre, ¿cómo podría aplicar el lenguaje positivo y qué podría esperar de ello?
31:15

Luis Castellanos. Tú eres padre, yo soy padre, soy abuelo, tengo un nieto de 16 años, y mi experiencia… Aquí yo ya hablo desde la experiencia, desde dentro. Creo que cuando aplicamos el lenguaje positivo, cuando somos conscientes de las palabras que decimos, si nosotros las cogemos como una herramienta de diálogo, si el mismo proceso que hemos visto y hemos vivido en el colegio, el mismo proceso que nosotros decimos de escribir las palabras para tomar conciencia, lo puedo hacer yo con mis hijos en un momento dado. Simplemente, pedirles que redacten un día feliz de su vida o que escriban por qué hoy están mal. O que no solamente lo digan, sino que lo pongan, que lo plasmen, que lo vean. Porque de esa manera podemos recoger una palabra. Y, con una palabra, construir. Solamente una. Una palabra de las que ha dicho esa noche, es un diálogo. Es muy importante. Las noches son el mejor momento casi, hasta para el cerebro voy a decir, para conversar con nuestros hijos. Es donde más se aprende. Yo aquí quería recoger un poco las investigaciones de un profesor, de John Hattie, que habla de la diferencia entre enseñar y aprender. Muy importante. Nosotros aprendemos. Y aprendemos conjuntamente con ellos, porque lo que yo estoy haciendo cuando yo le hablo a mi hijo de una manera determinada es aprender y ver su reacción. Cuando yo a él le enseño lo que ha escrito, él aprende y se da cuenta. Tomar conciencia. A mí me gustaría… Un ejercicio maravilloso y estupendo para los padres cuando se levanten por la mañana es que empiecen a recalibrar. Recalibrar los sentidos. Algo tan sencillo como, por ejemplo, aprender a escuchar antes de levantarse, tres minutos, y dejar que un oído escuche lo que se escuche por la parte izquierda y otro por la derecha. Todos los días podemos ir recalibrando nuestros sentidos, porque eso significará que estaremos preparados para escuchar. Y un día empezaremos a recalibrar nuestro lenguaje. ¿Con qué palabra merece la pena que yo me levante hoy y hable con mi hijo? ¿Con qué palabra me quiero acostar hoy? Eso son tres minutos, eh, no es más. 33:16

Juan Carlos Hervás. Poco tiempo.
Con las palabras construimos historias. Una historia puede salvar tu vida. Por lo tanto, las palabras salvan vidas

Luis Castellanos

Luis Castellanos. Sí.

Juan Carlos Hervás. Y cuando yo voy a trabajar cuido cosas. Y parece que cuando yo me pongo las zapatillas de casa y establezco mi dinámica cotidiana, parece que todo vale, ¿no? Y claro, todo no vale, porque de tu interacción con tu hijo, con las relaciones que se dan en la familia, el lenguaje que está ahí, es constructivo para las personas que viven ahí. En concreto, para tus hijos, ¿no?
33:40

Luis Castellanos. Muchas veces nos dejamos llevar. “El mundo es así”, “No lo vas a conseguir”, “Tú qué te has pensado”, “Si te dijera yo”, “Ya te avanzaba yo que esto iba a ser así”, etcétera. Y, de repente, hay muchas frases killer que nosotros estamos constante y permanentemente construyendo en nuestra vida. Frases killer que se nos han metido a nosotros directamente, y que nosotros las volvemos a repetir. Y si yo no tengo cuidado en casa, no tendré cuidado tampoco fuera, aunque creamos que sí. El cerebro no diferencia tanto como nosotros pensamos. Entonces, de la casa yo creo que hay que hacer un hogar. Palabras habitadas es construir un hogar. Un hogar donde realmente haces que todo vaya creciendo. Una casa es una construcción de vida, una construcción de historias constante y permanentemente. Yo creo que la casa nos da quizá una de las mayores herramientas hoy en día para crear un buen futuro.
34:31

Juan Carlos Hervás. Pues muchas gracias, Luis. Ha sido muy interesante. Yo creo que el trabajo que has hecho, que estáis haciendo vuestro equipo con el tema del lenguaje positivo, yo creo que es superimportante en centros educativos y es muy inspirador en la educación paternal, de los padres, ¿no?
34:53

Luis Castellanos. Muchas gracias a ti.
Juan Carlos Hervás. Muchas gracias, Luis.
Luis Castellanos. Un placer.
Fuente
https://aprendemosjuntos.elpais.com/especial/si-cuidas-las-palabras-el-lenguaje-cuidara-de-ti-luis-castellanos/



Israel mató a cuatro niños en una playa de Gaza con un dron armado con misiles. Una ONG desvela una investigación militar secreta sobre el ataque de 2014

El enigma sobre la muerte de los cuatro primos Baker, los niños que jugaban en una playa de Gaza en plena guerra de 2014 cuando fueron abatidos por proyectiles israelíes, comienza a desentrañarse. Una investigación de la policía militar obtenido por la ONG Adalah, que ejerce la defensa legal de los derechos de la minoría árabe en Israel, confirma que los chicos perecieron por el impacto de dos misiles disparados desde un avión no tripulado armado. El portal informativo The Intercept ha sido el primer medio en difundir esta información en exclusiva.

Tras hacerse público el informe militar secreto, a primera hora de la noche de este lunes, el Ejército reiteró en un comunicado que los niños fueron confundidos con milicianos de Hamás en una zona considerada de guerra. La justicia castrense israelí dio carpetazo a la investigación en junio de 2015 con esos mismos argumentos, pero los abogados de Adalah, que han representado a la familia Baker —un clan de pescadores que da nombre a barrio costero de la capital gazatí— siguió insistiendo en sus peticiones de investigación ante el insistente silencio de la fiscalía.

A pesar de tratarse de un texto confidencial censurado con tachaduras, en el informe se constata que Ismail Baker, de nueve años, y sus primos del mismo apellido Aed, de 10, Zacaría, de 10 y Mohamed, de 11, murieron el 16 de julio de 2014 en torno a las 15.30 junto a un embarcadero próximo al hotel Al Deira, base habitual de la prensa extranjera en Gaza.

El operador de un dron israelí Hermes 500 observó desde el centro de operaciones aéreas de Palmachin, al sur de Tel Aviv, que una figura humana salía de los restos de un contenedor que había sido atacado por la aviación el día anterior al despertar sospechas de que se trataba de un depósito de armas de Hamás.

Un segundo aparato no tripulado, esta vez artillado, entró en acción para disparar un misil contra el niño que se había acercado al contenedor. El resto de los chicos echaron a correr mientras eran perseguidos, en una acción que filmada por una televisión francesa desde el hotel.

En un momento del informe queda constancia de que el operador del dron pidió aclaraciones sobre los limites de la zona de guerra de la playa en la que podía abrir fuego. Al no recibir respuesta, lanzó medio minuto después el misil que causó la muerte de los otros tres primos y heridas graves a un cuarto.

En un comunicado difundido por la noche, Adalah sostuvo que el ataque con el dron “mostraba un desprecio criminal por la vida humana”, confirmaba que la investigación interna del Ejército no había servido para hacer justicia y exigía al fiscal general de Israel la inmediata reapertura del caso.

https://elpais.com/internacional/2018/08/13/actualidad/1534193171_020667.html