sábado, 10 de junio de 2023

_- MEMORIA HISTÓRICA. Jesús García, de 104 años, el hombre que sobrevivió a todo: “Nos mandaron al frente después de ocho días de formación”.

_- El último brigadista recuerda la batalla del Ebro, con 21.500 muertos, y el desfile de despedida del ejército de voluntarios en Barcelona: “La Pasionaria me besó”.

Jesús García Martínez nació en otro siglo, en otro mundo, el 30 de octubre de 1918 en Baza (Granada). Hasta hace poco, iba a ver a sus amigos en bicicleta. Poco es un concepto distinto cuando se tienen 104 años y cada día es una conquista, un desafío a la estadística. El último brigadista internacional vivo emigró con su familia a Francia antes de empezar a hablar, siendo todavía un bebé. “Soy un titi parisien”, bromea, refiriéndose a uno de esos chicos rebeldes de la capital francesa que Víctor Hugo retrató en el Gavroche de Los Miserables. Aunque habla castellano, la mayor parte de la entrevista es en francés. No oye bien. “Se resiste al sonotone”, explica su hijo Robert, de 74 años. Es coqueto. Camina sin bastón. Antes de charlar el pasado lunes con EL PAÍS, subió cinco peldaños de una escalera hasta el escenario del centro cultural de Colliure, donde el secretario de Estado de Memoria Democrática, Fernando Martínez, le entregó un diploma en reconocimiento a su sacrificio en defensa de los valores democráticos. El salón de actos entero le aplaudió en pie. Al concluir la ceremonia por el día oficial del exilio, el público hacía cola para llevarse una foto con él. Hubo que sacarlo de allí en volandas, como a las estrellas tras un concierto, para que pudiera contar qué tuvo que hacer para cambiar el mundo, para sobrevivir al siglo que descubrió el fascismo.

A los 18 años decidió unirse a las Brigadas Internacionales. ¿Por qué lo hizo? ¿Se sentía español? ¿Creía que estaba defendiendo a su país o algo más grande?

—Me sentía español porque soy español. Aunque hable francés, aunque haya estudiado en colegios franceses. Me uní a las Brigadas Internacionales para defender a la República española y para combatir el fascismo.


Francia aportó casi 9.000 brigadistas a un ejército de 35.000 voluntarios, entre ellos, 700 mujeres, que, procedentes de 55 países acudieron al rescate de un Gobierno legítimo tras el golpe de Estado de Franco en 1936. Fue su mejor amigo, vecino del barrio, quien animó a Jesús a combatir. Se conocían desde niños y Jesús repite constantemente su nombre: “Antonio murió a mi lado, en la batalla del Ebro. Tenía la misma edad que yo, 18 años”. “La guerra…”, suspira.

El curso de formación para ir al frente duró “ocho días” en Albacete, cuartel general de las brigadas. Allí, explica Jesús, se pusieron a las órdenes de André Marty, líder comunista francés. Al llegar, prometían una declaración solemne que decía: “Soy voluntario porque admiro profundamente el valor y heroísmo del pueblo español en lucha contra el fascismo internacional; porque mis enemigos de siempre son los mismos que los del pueblo español. Porque si el fascismo vence en España, mañana vencerá en mi país y mi hogar será devastado. Porque soy un trabajador, un obrero, un campesino que prefiere morir de pie a vivir de rodillas. Estoy aquí porque soy un voluntario y daré, si es preciso, hasta la última gota de mi sangre por salvar la libertad de España, la libertad del mundo…”.

Con esos ocho días de entrenamiento, fueron enviados a a la guerra. Jesús se integró en la XIV Brigada, compuesta fundamentalmente por franceses y belgas. Aunque algunos tenían experiencia militar, la mayoría de los integrantes de este ejército de voluntarios nunca había empuñado un arma. Eran campesinos, mineros, estudiantes, abogados, escritores, políticos… Jesús había aprendido el oficio de mecánico y se ganaba la vida repartiendo periódicos en bicicleta. “En Albacete nos enseñaron a disparar. ¿El qué? Bueno, había un poco de todo”, recuerda . “Nos hicieron una faena porque ningún país quería ayudar con eso”, explica, refiriéndose a su inferioridad de condiciones respecto a las fuerzas franquistas.

En la primera semana de la Guerra Civil, como recuerda el catedrático de historia Enrique Moradiellos, tanto el Gobierno republicano como Franco pidieron ayuda a las potencias europeas porque en España no había medios suficientes para sostener el conflicto. El Gobierno legítimo se dirigió en primer lugar a Francia; los sublevados, a Italia y Alemania. Las autoridades francesas rechazaron la petición de la República y promovieron, con el firme apoyo de los británicos, el Acuerdo de no intervención en España, que conllevaba un embargo de armas y munición para ambos bandos en todos los países europeos. Pero Hitler y Mussolini prestaron un apoyo armamentístico y financiero decisivo a Franco —casi 80.000 soldados italianos y unos 19.000 soldados alemanes tomarían parte en casi todas las batallas al lado del bando nacional— y los republicanos solo recibieron intermitentes suministros soviéticos “incapaces de contrarrestar en cantidad o calidad a los enviados regularmente por las potencias del eje italo-germano a Franco”, como explica Moradiellos en el libro La Guerra civil española, coordinado por Julián Casanova y Paul Preston.

En el verano de 1938, Jesús participó en la batalla del Ebro, la más cruenta de la Guerra Civil, en la que murieron 6.500 hombres del bando nacional y casi 15.000 en el republicano. “Cruzamos el río, llegamos a un pueblo que se llamaba Gandesa y nos bombardearon los alemanes y los italianos”, recuerda el brigadista. Preston relata en El holocausto español que “500 cañones dispararon más de 13.500 proyectiles al día durante cuatro meses”, el tiempo que le llevó a Franco —con ayuda de alemanes e italianos— recuperar el terreno que la República había conquistado en una semana. “En uno de esos bombardeos de los alemanes, murió mi mejor amigo, Antonio”, explica Jesús. “Cuando volví a París, fui a contarle a sus padres lo que había pasado, pero no fui capaz. Solo les dije que le había perdido de vista. Pensaron que había desaparecido. Vi muchísimos cadáveres, cubiertos de sangre, en aquella batalla…”.

Él también resultó gravemente herido por la artillería de la legión Cóndor en la batalla del Ebro. Robert pide a la periodista que toque a su padre el brazo izquierdo. Al palpar, bajo el jersey, solo se aprecia el hueso. “Un poco más y me quedo también allí. Perdí todo el músculo. Se acabó el boxeo”, lamenta Jesús, quien antes de sumarse a las Brigadas Internacionales, había participado en peleas en varios campeonatos. “Ya me habían herido otra vez, en la batalla de Teruel. Supongo que eso y la edad que tengo demuestran que soy un hombre fuerte”.

El beso de la Pasionaria
Tras el bombardeo, fue evacuado a un hospital de Barcelona. Ya recuperado, el 1 de noviembre de 1938 participó en el desfile de despedida de las Brigadas Internacionales, donde Dolores Ibárruri, La Pasionaria, pronunció un emocionante discurso de agradecimiento: “Razones políticas, razones de Estado, la salud de esa misma causa por la cual vosotros ofrecisteis vuestra sangre con generosidad sin límites os hacen volver a vuestras patrias a unos, a la forzada emigración a otros. Podéis marcharos orgullosos. Sois la historia, sois la leyenda, sois el ejemplo heroico de la solidaridad y de la universalidad de la democracia frente al espíritu vil y acomodaticio de los que interpretan los principios democráticos mirando hacia las cajas de caudales o hacia las acciones industriales que quieren salvar de todo riesgo”. Jesús llegó a hablar con ella. “Se acercó, le expliqué que venía de Francia, que mi amigo había muerto. Nos felicitó, dijo que estaba muy orgullosa de nosotros, agradeció que hubiésemos luchado por la República española y me dio un beso”, recuerda. “La Pasionaria me besó”, repite con una sonrisa de oreja a oreja.

También presume Jesús de haber conocido, en un baile —su otra gran pasión— a Jean Gabin, célebre actor francés que se alistaría en la marina para combatir en la II Guerra Mundial y que mantuvo romances con Ginger Rogers y Marlene Dietrich.

Al volver a Francia, se unió a la Resistencia. Posteriormente, tuvo que huir a España tras enfrentarse en París a un colaboracionista nazi. En Barcelona se puso a trabajar en una obra. “El capataz era republicano y me cubría cuando hacía misiones en Francia, para verme con los maquis”, relata. En 1943, conoció al amor de su vida, Fernanda, andaluza como él. “Ella vendía tabaco en la calle, yo no fumaba…”. El flechazo duró ocho décadas y el matrimonio tuvo cuatro hijos: Jesús, Carmen, Robert y Jean-Pierre. Los últimos años, ella estaba muy enferma y dejó de hablar. Jesús, cuenta Robert, la cuidó sin descanso hasta el final. A su padre le cuesta hablar de eso. Ha pagado en despedidas y entierros su desafío a la estadística: nadie a su alrededor ha cumplido 104 años.

Cuando Carmen tenía 24 meses, por la misma carretera de Le Perthus por la que miles de españoles habían huido del franquismo al perder la guerra, Jesús y su familia volvieron a Francia para instalarse definitivamente en Toulouse. “Hacía todos los días 25 kilómetros de ida y otros 25 de vuelta en bici para ir a trabajar a Grenade”, recuerda el brigadista, que se empleó como marmolista. “Y eso sin nada de músculo en un brazo”, subraya, como si fuera posible restarle mérito a cualquiera de las cosas que ha contado. Su amigo Henri Farreny, de 77 años, presidente de la asociación de antiguos guerrilleros en Francia y Fuerzas Francesas del Interior, se despide del brigadista con un abrazo largo. Sabe que cada minuto con Jesús, último testigo de tantas páginas de historia, es un tesoro.

viernes, 9 de junio de 2023

El efecto de los alimentos ultraprocesados en la salud mental. Comer alimentos empacados como cereales y comidas congeladas se ha asociado con la ansiedad, la depresión y el deterioro cognitivo. Los científicos todavía buscan descifrar la razón.

Comer alimentos empacados como cereales y comidas congeladas se ha asociado con la ansiedad, la depresión y el deterioro cognitivo. Los científicos todavía buscan descifrar la razón.

Aproximadamente el 60 por ciento de las calorías en la dieta promedio estadounidense proviene de alimentos altamente procesados. Desde hace décadas sabemos que ingerir este tipo de productos empaquetados —como algunos cereales, barritas, comidas congeladas y muchas otras cosas— está relacionado con consecuencias negativas para la salud, como un mayor riesgo de padecer diabetes, obesidad o incluso cáncer. Pero estudios más recientes señalan otra desvantaja a estos alimentos que suelen ser deliciosos y muy convenientes: al parecer, también tienen un impacto considerable en nuestro cerebro.

Las investigaciones de los últimos 10 años, más o menos, han demostrado que cuantos más alimentos ultraprocesados (UPF, por su sigla en inglés) consume una persona, mayores son las probabilidades de que se sienta deprimida y ansiosa. Algunos estudios han sugerido una relación entre el consumo de los UPF y un mayor riesgo de deterioro cognitivo.

¿Qué tienen de pernicioso estos alimentos y cómo se pueden evitar sus consecuencias mentales? Los científicos siguen buscando respuestas, pero, a continuación, mostramos lo que sabemos hasta ahora.

¿Qué se considera un alimento ultraprocesado?
En 2009, un grupo de investigadores brasileños clasificaron los alimentos en una escala de cuatro partes, desde los no procesados y mínimamente procesados (como frutas, verduras, arroz y harina) hasta los procesados (aceites, mantequilla, azúcar, productos lácteos, algunos alimentos enlatados, así como carnes y pescados ahumados) y ultraprocesados. “Los alimentos ultraprocesados incluyen ingredientes que rara vez se utilizan en recetas caseras, como jarabe de maíz con alto contenido en fructosa, aceites hidrogenados, proteínas aisladas y aditivos químicos” como colorantes, saborizantes artificiales, edulcorantes, emulsionantes y conservadores, explicó Eurídice Martínez Steele, investigadora en procesamiento de alimentos de la Universidad de São Paulo, Brasil. En la actualidad, este sistema de clasificación es muy utilizado por los investigadores en nutrición.

Los UPF constituyen la mayoría de los alimentos empaquetados que se encuentran en los pasillos de congelados de los supermercados y en los menús de los restaurantes de comida rápida: el 70 por ciento de los alimentos empacados que se venden en Estados Unidos se consideran ultraprocesados. Su consumo está muy extendido entre los distintos grupos socioeconómicos y están desplazando cada vez más a los alimentos más sanos en la dieta de las personas.

“Los alimentos ultraprocesados se formulan minuciosamente para que resulten tan apetitosos y satisfactorios que sean casi adictivos”, señaló Eric M. Hecht, epidemiólogo de la Facultad de Medicina Schmidt de la Universidad Atlántica de Florida. “El problema es que para que los productos sepan cada vez mejor, los fabricantes los hacen cada vez menos parecidos a la comida real”.

¿Qué efectos tienen los alimentos ultraprocesados en la salud mental?
Algunas investigaciones recientes han demostrado una relación entre los alimentos muy procesados y el bajo estado anímico. En un estudio realizado en 2022 con más de 10.000 adultos en Estados Unidos, se reveló que cuanto más UPF comían los participantes, más probabilidades tenían de manifestar una depresión leve o sentimientos de ansiedad. “Hubo un aumento significativo en los días con mal estado de ánimo entre aquellos que consumían el 60 por ciento o más de sus calorías de UPF”, dijo Hecht, autor del estudio. “Esto no es una prueba de causalidad, pero podemos afirmar que parece haber una asociación”.

Las nuevas investigaciones también han encontrado una conexión entre el alto consumo de UPF y el deterioro cognitivo. Un estudio de 2022 que siguió a casi 11.000 adultos brasileños durante una década, encontró una correlación entre la ingesta de alimentos ultraprocesados y una peor función cognitiva (la capacidad de aprender, recordar, razonar y resolver problemas). “Si bien tenemos un declive natural de estas capacidades con la edad, vimos que este declive se aceleró un 28 por ciento en las personas que consumen más del 20 por ciento de sus calorías de alimentos ultraprocesados”, afirmó Natalia Gomes Goncalves, profesora de la Facultad de Medicina de la Universidad de São Paulo y autora principal del estudio.

Es posible que seguir una dieta sana contrarreste los efectos perjudiciales del consumo de alimentos ultraprocesados. Los investigadores brasileños descubrieron que seguir un régimen alimentario saludable, como la dieta MIND —rica en cereales integrales, verduras de hoja verde, legumbres, frutos secos, bayas, pescado, pollo y aceite de oliva—, reducía en gran medida el riesgo de demencia asociado al consumo de alimentos ultraprocesados. Los que llevaban la dieta MIND, pero seguían consumiendo UPF “no presentaban ninguna asociación entre el consumo de UPF y el deterioro cognitivo”, afirmó Goncalves, quien añadió que los investigadores aún no saben cuál es la cantidad segura de alimentos ultraprocesados en una dieta.

¿Por qué los alimentos ultraprocesados podrían tener este efecto?
No está claro. “Muchos estudios aleatorizados de alta calidad han demostrado el efecto beneficioso de una dieta rica en nutrientes sobre la depresión, pero aún no comprendemos del todo el papel del procesamiento de los alimentos en la salud mental”, declaró Melissa Lane, investigadora del Food & Mood Centre de la Universidad Deakin de Australia. Sin embargo, hay algunas pistas.

Gran parte de las investigaciones se han centrado en cómo una mala salud intestinal puede afectar al cerebro. Las dietas ricas en alimentos ultraprocesados suelen ser pobres en fibra, la cual se encuentra sobre todo en alimentos vegetales como cereales integrales, frutas, verduras, frutos secos y semillas. La fibra ayuda a alimentar las bacterias buenas del intestino. La fibra también es necesaria para la producción de ácidos grasos de cadena corta, las sustancias que se producen cuando ésta se descompone en el sistema digestivo y que desempeñan un papel importante en la función cerebral, afirmó Wolfgang Marx, presidente de la Sociedad Internacional de Investigación en Psiquiatría Nutricional e investigador principal de la Universidad Deakin. “Sabemos que las personas con depresión y otros trastornos mentales tienen una composición menos diversa de bacterias intestinales y menos ácidos grasos de cadena corta”.

Los aditivos químicos de los UPF también podrían influir en la flora intestinal. “Las pruebas emergentes —principalmente de estudios en animales, pero también algunos datos en humanos— sugieren que los nutrientes aislados (como la fructosa), los aditivos como los edulcorantes artificiales (como el aspartamo y la sacarina) o los emulsionantes (como la carboximetilcelulosa y el polisorbato 80) pueden influir negativamente en el microbioma intestinal”, dijo Marx.

La escasa diversidad de la microbiota intestinal —así como una dieta rica en azúcar— pueden contribuir a la inflamación crónica, la cual se ha relacionado con una serie de problemas mentales y físicos, según Lane. “Se cree que las interacciones entre el aumento de la inflamación y el cerebro impulsan el desarrollo de la depresión”, dijo.

También vale la pena considerar la posibilidad de que el vínculo entre los alimentos altamente procesados y la salud mental funcione en ambas direcciones. “La dieta influye en el estado de ánimo, pero lo contrario también es cierto”, afirmó Frank Hu, profesor de nutrición y epidemiología en la Escuela de Salud Pública T. H. Chan de la Universidad de Harvard. “Cuando estás estresado, ansioso o deprimido, tiendes a comer más alimentos poco saludables, en particular alimentos ultraprocesados que tienen un alto contenido de azúcar, grasas y aditivos químicos”.

Cómo reconocer los alimentos ultraprocesados
La mejor forma de identificar los alimentos ultraprocesados es leer las etiquetas de los productos. “Una larga lista de ingredientes, y en especial uno que incluya ingredientes que nunca usarías en la cocina casera”, son pistas de que la comida está ultraprocesada, afirmó Whitney Linsenmeyer, profesora asistente de Nutrición en la Universidad de San Luis en Misuri y vocera de la Academia de Nutrición y Dietética. Los nombres químicos, las palabras impronunciables y todo lo que es poco probable que encuentres en un gabinete de cocina son a menudo señales de que un alimento está en la categoría de ultraprocesados.

Puedes seguir utilizando alimentos precocinados para facilitar la preparación de tus comidas sin tener que recurrir a alimentos ultraprocesados. Productos como los frijoles enlatados, las verduras congeladas, el arroz integral precocido o el pescado enlatado son ingredientes “atajo” que encajan bien en el ámbito de una dieta saludable, siempre que no haya elementos industriales en su lista de ingredientes. “Si los ingredientes añadidos son algunos que usarías tú mismo, como hierbas, especias, sal o aceites de cocina”, afirmó Linsenmeyer, “eso indica que la comida, aunque está procesada, no es intrínsecamente mala para ti”.

https://www.nytimes.com/es/2023/05/14/espanol/alimentos-ultraprocesados-riesgos.html">

jueves, 8 de junio de 2023

El síndrome de la farola

Creo que todo el mundo conoce esta historia que, en su origen, fue un cuento sufí. Nos la han contado como un chiste de borrachos o de payasos, como un ejemplo de la estupidez humana, como una metáfora de muchos comportamientos absurdos. Me refiero a la historia de una persona que, en plena noche, está buscando algo a la luz de una farola. Un transeúnte ve a un individuo dando vueltas a su alrededor, mirando al suelo con atención.

– ¿Se le ha perdido algo?, pregunta el transeúnte.

– Sí, se me han perdido las llaves de la casa. Estoy desesperado. No puedo irme sin ellas.

El recién llegado colabora en la búsqueda para ayudar al atribulado individuo en la difícil situación que está viviendo.

Después de un rato de infructuosa búsqueda compartida, el transeúnte pregunta:

¿Está usted seguro de que perdió por aquí las llaves?
Para su sorpresa, escucha esta increíble respuesta:
Estoy seguro de que no las he perdido aquí. Más aún: estoy convencido de que las he perdido en otro sitio. Lo que pasa es que aquí hay más luz. Pero, claro, si no perdió allí las llaves, no las podrá encontrar por mucha luz que proyecte la farola. Es ridículo ese proceder. Si no perdió por allí las lleves, no las encontrará. Porque no es ni siquiera imaginable que alguien que hubiese encontrado las llaves en un lugar oscuro, las hubiese depositado debajo de la farola para que su dueño las encontrase fácilmente.

Gaston Bachelard, filósofo francés interesado por la ciencia moderna, utiliza esta historia para explicar que lo estático de la luz ata a la persona a la zona iluminada y la impide ir a buscar más lejos. La luz se convierte en un obstáculo. La luz es lo que vemos, lo seguro. Sin embargo, dice, la vida es adentrarse en las sombras, abandonar la seguridad de la luz y seguir buscando.

Lo lógico es buscar las llaves donde se han perdido. Y, por supuesto, ayudarse de una linterna para la búsqueda, una linterna que nos permita explorar en las sombras. ¿Qué es la linterna? La linterna es aquella luz que utilizamos para encontrar lo que buscamos, una luz que trata de explorar en las sombras de lo desconocido, de lo comprometido, de lo complejo.

Voy a aplicar la metáfora al ámbito educativo, aunque bien pudiera utilizarse en el ámbito político, económico, religioso, cultural o deportivo… Sencillamente, en el ámbito personal.

Pensemos que existe un considerable fracaso en los resultados obtenidos por un grupo de alumnos. Y pretendemos buscar la causa en un lugar donde hay mucha luz. De esa manera explicamos rápidamente que el fracaso está en la pereza de los alumnos, en su falta de esfuerzo, en su mala preparación previa, en su escasa capacidad, en los poderosos distractores que les apartan del estudio, en la adicción a las redes, en la facilidad con la que cometen errores…

Creo que la solución es utilizar la linterna de la autocrítica para buscar en otras partes la causa del fracaso. Con esa luz el profesor podrá descubrir que el currículum que se imparte en las aulas tiene poca cercanía a los intereses de los alumnos, que la metodología utilizada es poco motivadora, que la evaluación realizada es inadecuada, que las relaciones con los aprendices es pobre y superficial, que la coordinación de los docentes es débil, que la atención a la diversidad es insuficiente, que la disposición emocional hacia el aprendizaje es deficiente, que el vínculo afectivo entre docente y aprendiz está empobrecido…

Entre las sombras podrá iluminar con la linterna lo que algunos autores llaman “la constante macabra” que supone que un cierto porcentaje de trabajos no van a llegar al mínimo, es decir, van a tener la calificación de suspenso.

Hace algunos años, el profesor Ken Bain publicó un precioso libro que se titula “Lo que hacen los mejores profesores universitarios”. Tuvo una de esas ideas que te reprochas que no se te haya ocurrido a ti. En todas las instituciones de enseñanza, dice, existen docentes excepcionales, fuera de serie. Lo dicen los alumnos, las familias, los colegas, los directivos… Si eso es así, piensa Bain, ¿por qué no buscamos un grupo de esos profesionales fuera de serie y estudiamos cómo son?

Así lo hace. Elige a 65 docentes extraordinarios y estudia cómo preparan las clases, cómo las imparten, cómo se relacionan con la institución, cómo evalúan… Y con los resultados escribe un magnífico libro. Cuando habla de la evaluación, dice de estos profesores: “Nunca atribuyen a sus alumnos las dificultades que encuentran en el aprendizaje”.

En otro aparatado del libro dice Ken Bain: “Cuando uno de estos docentes inicia una experiencia de aprendizaje, es como si un amigo invitase a sus amigos a cenar y no como si un alguacil sentase en un banquillo a un acusado”.

Me preguntaban mis alumnos algunas veces si era obligatorio asistir a mis clases. Les decía que no, pero en mi cabeza aparecía esta idea: que el que no venga se haya perdido la cena.

La linterna de la autocrítica nos permite explorar en territorios cargados de sombras, de intereses ocultos, de rutinas poderosas, de errores arraigados, de una comodidad extrema o de un pesimismo demoledor …

Otra linterna eficaz para la búsqueda de la verdad es la apertura a la crítica. Escuchar a nuestros estudiantes, a nuestros colegas, a los padres y a las madres de nuestros estudiantes… Hay que liberar la voz de los alumnos y de las alumnas en condiciones de libertad.

No es fácil abrirse a la crítica, pero resulta imprescindible. Si nos protegemos de ella, si la abortamos antes de que nazca, si no la propiciamos, si no la aceptamos cuando se produce, no encontraremos lo que buscamos. Porque buscamos la verdad donde hay más luz, pero no donde realmente está.

El discurso descendente está bien articulado, poro el discurso critico ascendente está cortocircuitado. Por miedo, por comodidad, por escepticismo o por falta de tiempo…

Hace años leí un libro (se editó en España en el año 1999 por la Editorial Díada de Sevilla) que ahora tengo en las manos. Se titula “El error, un medio para enseñar”. Su autor es el francés Jean Pierre Astolfi. Recordaba que recurría al pensamiento de Gaston Bachelard y de Jean Piaget para analizar la importancia del error en la enseñanza y el aprendizaje. Por eso lo traigo a colación.

El famoso filósofo francés habla del “obstáculo epistemológico”, al que atribuye varias características. La primera es la interioridad. Un obstáculo es lo que obstruye el camino. No se puede soñar con un aprendizaje sin obstáculos. “El error es la sombra que arroja la razón”, dice con hermosas palabras. Los errores residen en el pensamiento, en las palabras, en la experiencia cotidiana, en el inconsciente…

La segunda característica es la facilidad del obstáculo. Dice Bachelard que el obstáculo es una facilidad que se le concede a la mente. Debemos desconfiar más de nuestras filias que de nuestras fobias. Se puede decir que el obstáculo es una forma de pensar con la mente sentada en su sofá.

La tercera es la positividad. El obstáculo no es el vacío de la ignorancia sino una forma de conocimiento como cualquier otra. Es incluso un exceso de conocimientos disponibles, que ya están ahí y que impiden construir nuevos conocimientos. El sentido común, es decir, el hecho de disponer de una respuesta inmediata para todo, deja en suspenso el juicio.

La cuarta característica es la ambigüedad. El obstáculo es ambiguo porque cualquier forma de funcionamiento mental presenta la doble dimensión de herramienta necesaria y de fuente potencial de errores. El conocimiento de los peligros potenciales quizá constituya la mejor garantía de un tratamiento didáctico razonado.

Adquirir un conocimiento supone siempre cambiar otro conocimiento. Nuestra tarea es desmontar certezas que se han adquirido previamente para poder dejar lugar a la duda como mecanismo de progreso. No es fácil asimilar que lo que aprendemos está destinado a ser cambiado desde el momento en el que lo adquirimos. Las personas seguras no dudan ni se preguntan. Dice Bachelard: “Llega un momento en el que el espíritu prefiere lo que confirma su saber que lo que le contradice, o prefiere las respuestas a las preguntas”.

miércoles, 7 de junio de 2023

Una gran oportunidad de España que no se aprovechará si gobierna la derecha trumpista o una izquierda torpe o cobarde

Actualmente hay cientos, quizá miles de empresas, a lo largo de todo el planeta, queriendo relocalizarse y, tras ellas, capitales multimillonarios buscando ponerse a salvo del fiasco que les ha supuesto la globalización de las últimas décadas y para tratar de acomodarse a los cambios productivos y tecnológicos que vienen como algo ineludible.

Lo que está sucediendo no es un efecto, como se suele creer, de la guerra de Ucrania o del confinamiento y ni siquiera del cambio climático. Es la consecuencia de que el modo en que se organiza la sociedad capitalista global sólo ha funcionado para proporcionar beneficio; y genera una crisis que, en realidad, ya empezó a manifestarse a lo largo de 2019. Así lo reconocieron, como he mostrado en mi último libro Más difícil todavía, los propios dirigentes de las grandes empresas y grupos bancarios, quienes reclamaban entonces un «reinicio» del sistema capitalista para salvarlo de su propia voracidad.

A mediados de aquel año escribí varios artículos tratando de analizar lo que se estaba gestando y dos de ellos, en mayo y diciembre, los dediqué a mostrar que, en la crisis que venía, España iba a tener una gran oportunidad.

Sigo pensando lo mismo. En el proceso de reestructuración que se está llevando a cabo en todo el mundo, algunas economías van a perder mucho (como creo que le va a suceder a la alemana) y otras, por el contrario, pueden obtener enormes beneficios si saben aprovechar la oportunidad.

España dispone de recursos y de una situación estratégica inmejorable para atraer capitales y, sobre todo, para poner en marcha proyectos autóctonos que pueden constituirse en la punta de lanza del nuevo orden productivo global que está gestándose. Y eso podría conseguirse abriendo procesos muy novedosos y positivos no sólo para el mundo empresarial y el empleo, sino desde el punto de vista del cuidado del medio ambiente y del bienestar social y personal.

Sin embargo, España no podrá aprovechar esta oportunidad si el reto no se afronta como un proyecto nacional.


Esa es la razón que me lleva a pensar que es materialmente imposible que dirija con éxito un proceso de esa naturaleza una derecha nacionalista como la española, para quien sólo una parte de los españoles son «de bien» y auténticos españoles. Una derecha de este tipo, trumpista diríamos ahora, excluye a la mayor parte de la ciudadanía y siempre considera ilegítimo que gobierne la «otra» España que no es como ella. Y así es imposible liderar un proyecto nacional. Es decir, un proyecto que busca satisfacer el interés mayoritario y no el identitario, construido sobre valores que sólo comparte una proporción reducida de la población.

Por otro lado, ¿cómo va a colocar a España en la vanguardia de la economía digital y sostenible una derecha que destruyó la industria nacional de la energía renovable en nuestro país para proteger las rentas y privilegios del oligopolio eléctrico, y que allí donde gobierna permite la destrucción de los recursos naturales y la riqueza de territorio nacional para que ganen dinero unos pocos, como ha ocurrido y ocurre con el Partido Popular?

¿Cómo va a dirigir el proceso hacia una economía nacional más productiva y eficiente quien cree que una subida de 2,7 euros diarios en el salario mínimo supone la ruina de las empresas y la destrucción general de empleo, o quien hace reformas laborales que sólo se orientan a concentrar en una parte el poder de negociación, a costa de destruir demanda interna y crear empleos cada día más precarios? ¿Cómo va a conseguir que la economía nacional sea más potente en el proceso que viene, en el que será necesario un Estado fuertemente inversor y socio del capital privado, una derecha que sólo se preocupa de bajar impuestos a los grandes patrimonios, y que sólo utiliza el gobierno para que hagan negocios las grandes empresas destruyendo a las medianas y pequeñas? ¿Cómo va a poner en marcha un proyecto nacional quien ha regalado los mejores activos de la economía nacional al capital extranjero?

Sólo un gobierno de izquierda o progresista podría garantizar que España aproveche esta oportunidad, aunque es verdad que no cualquiera, ni gobernando de cualquier forma.

No se podrá aprovechar esta oportunidad si la izquierda es torpe y sigue sin asumir como prioridad el diseño de un proyecto nacional, la vertebración de España y la puesta en marcha de procesos que, de una vez por todas, corrijan nuestros defectos estructurales a la hora de utilizar los recursos.

No se podrá liderar un auténtico proceso de cambio en España si la izquierda sigue confiando principalmente en la redistribución como solución de todos los males y no incide, por el contrario, en las condiciones de las que depende la distribución originaria de los ingresos. Si, en lugar de impulsar la construcción de nuevos tipos de empresas y de uso de los recursos, cree que se puede forzar la inercia con la que actúa el capital que mueve los hilos de nuestra economía; o, peor todavía, si es cobarde y no se enfrenta a los intereses antinacionales de los oligopolios. Será imposible que España aproveche esta oportunidad si la izquierda no es capaz de defender y explicar que el crédito es un recurso y servicio público esencial, que no se puede dejar a miles de empresas o millones de hogares sin recursos porque los bancos privados hayan decidido dedicarse a la inversión especulativa y que, para promover un nuevo tipo de economía y atraer los capitales que ahora buscan su relocalización, hacen falta banca de servicio público y un Estado activo y con recursos suficientes para atraerlos y realizar las inversiones que es completamente imposible que lleve a cabo el capital privado.

No se podrá aprovechar la oportunidad si la izquierda no se atreve a reformar una administración pública que no permite gastar con eficacia los recursos disponibles, o un sistema fiscal que produce fugas, injusticias e ineficiencias; si sigue dando lugar a que el debate social se centre en cuestiones de segundo orden que provocan mucho ruido y poca transformación económica y social.

No se podrá aprovechar la oportunidad si la izquierda no se da cuenta de que lo imprescindible es conformar una especie de «mayoría nacional del sentido común» y de que no sirve de nada presentarse ante la sociedad como una izquierda justiciera y regañona. O, lo que es peor, en constante pelea consigo misma.

Y, desde luego, nada de eso será posible si la izquierda no aprende de verdad que gobernar es inútil y efímero, si no hace pedagogía, si no se logra complicidad social para llevar a cabo los cambios y sin dialogar constantemente con la gente.

Todo esto sonará ya a repetido pero me parece necesario volver a decirlo porque, al paso que vamos, España puede perder una gran oportunidad histórica. 

_- Por qué la higiene bucal es fundamental para tu salud en general.

_- La periodontitis se ha vinculado con una variedad de afecciones, entre ellas diabetes, enfermedades cardíacas, demencia y más. Esto es lo que, según los expertos, puedes hacer para controlar el riesgo.

El interior de tu boca es el lugar perfecto para que proliferen las bacterias: es oscuro, cálido, húmedo y los alimentos y bebidas que consumes les proporcionan nutrientes.

No obstante, según los expertos, cuando las bacterias dañinas se acumulan alrededor de los dientes y las encías, corres el riesgo de desarrollar una enfermedad periodontal (o de las encías), que es una infección e inflamación en las encías y el hueso que rodean los dientes.

De acuerdo con Kimberly Bray, profesora de Higiene Dental de la Universidad de Misuri en Kansas City, estas afecciones bucales pueden influir en el resto del organismo.

Por ejemplo, un número creciente, aunque limitado, de investigaciones reveló que la enfermedad periodontal está asociada a una serie de problemas de salud como la diabetes, cardiopatías, infecciones respiratorias y demencia.

Aún no se sabe con precisión cómo afectan las bacterias bucales a la salud en general, explica Bray, ya que la investigación existente es limitada y ningún estudio ha establecido una relación causa-efecto.

Sin embargo, según los expertos, algunas afecciones están más relacionadas con la salud bucodental que otras. Esto es lo que sabemos.

Los problemas de salud relacionados con la salud oral Alrededor del 47 por ciento de las personas mayores de 30 años en Estados Unidos padecen algún tipo de enfermedad periodontal, según los Centros para el Control y la Prevención de Enfermedades de Estados Unidos (CDC, por su sigla en inglés).

En sus primeras fases, denominadas gingivitis, las encías pueden presentar inflamación, enrojecimiento o sensibilidad y sangrar con facilidad. Si no se trata, la gingivitis puede convertirse en periodontitis, un tipo más grave de la enfermedad en el que las encías se retraen, pierdes hueso y los dientes pueden aflojarse o incluso caerse.

Con la periodontitis, las bacterias y sus subproductos tóxicos pasan de la superficie de las encías y los dientes al torrente sanguíneo, por lo que pueden propagarse a otros órganos, explica Ananda Dasanayake, profesor de Epidemiología en la Facultad de Odontología de la Universidad de Nueva York.

Esto puede ocurrir durante una limpieza dental o con el uso del hilo dental, o si tienes un corte o una herida dentro de la boca, explicó Dasanayake.

Bray señaló que, si la inflamación de la boca no se trata, algunas de las proteínas responsables de esta pueden diseminarse por todo el cuerpo y dañar otros órganos.

Diabetes
De todas las asociaciones entre la salud bucodental y las enfermedades, la que cuenta con más pruebas es la que existe entre la enfermedad periodontal y la diabetes, señaló Bray. Además, al parecer, las dos afecciones tienen una relación bidireccional: la enfermedad periodontal parece aumentar el riesgo de diabetes y viceversa, añadió.

Los investigadores aún tienen que entender con exactitud cómo podría funcionar esto, pero, en una revisión publicada en 2017, los investigadores escribieron que la inflamación sistémica causada por la enfermedad periodontal podría empeorar la capacidad del cuerpo para identificar y responder a la insulina.

En otro estudio, publicado en abril, científicos descubrieron que los diabéticos que trataron su enfermedad periodontal redujeron los costos generales de su atención médica entre un 12 y un 14 por ciento.

“Si tratas la enfermedad periodontal, mejoras la diabetes”, afirmó Dasanayake.

Neumonía
Si se inhalan grandes cantidades de bacterias procedentes de la boca y se depositan en los pulmones, puede producirse una neumonía bacteriana por aspiración, explica Frank Scannapieco, profesor de Biología Oral en la Escuela de Odontología de la Universidad de Búfalo.

Este fenómeno se ha observado sobre todo en pacientes hospitalizados o adultos mayores en ancianatos, y resulta preocupante para quienes no pueden utilizar el hilo dental o cepillarse los dientes por sí solos, explicó Martinna Bertolini, profesora adjunta de Odontología en la Escuela de Odontología de la Universidad de Pittsburgh.

Los cuidados dentales preventivos, como las limpiezas dentales profesionales o los tratamientos periodontales con antibióticos, pueden reducir el riesgo de desarrollar este tipo de neumonía, señaló Scannapieco.

Enfermedades cardiovasculares
En un informe publicado en 2020, un equipo internacional de expertos concluyó que existe una relación significativa entre la periodontitis y el infarto al miocardio, el accidente cerebrovascular, la acumulación de placa en las arterias y otras afecciones cardiovasculares.

Si bien los investigadores no han determinado cómo una mala salud bucodental podría conducir a una peor salud del corazón, algunas pruebas dan a entender que las bacterias periodontales de la boca podrían viajar a las arterias en pacientes con enfermedades vasculares e influir en el desarrollo de la enfermedad.

Un informe de 2012 de la Asociación Estadounidense del Corazón señaló que la inflamación en las encías se ha relacionado con niveles más elevados de proteínas inflamatorias en la sangre que a su vez se han asociado a una precaria salud cardiaca.

Algunas investigaciones también sugieren que tener mejores prácticas de higiene bucal está relacionado con índices más bajos de cardiopatías.

Por ejemplo, en un estudio publicado en 2019, los investigadores revisaron los registros de salud de casi 250.000 adultos sanos que vivían en Corea del Sur y descubrieron que, durante aproximadamente 10 años, aquellos que se cepillaban los dientes con regularidad y recibían limpiezas dentales periódicas tenían menos probabilidades de sufrir eventos cardiovasculares que aquellos que tenían una peor higiene dental, formaron más caries, experimentaron pérdida de dientes o desarrollaron periodontitis.

Complicaciones en el embarazo
Varios estudios y revisiones encontraron vínculos entre la enfermedad periodontal grave y los bebés prematuros y de bajo peso al nacer, comentó Dasanayake. Aunque se necesita más investigación para confirmar el vínculo.

En una revisión de 2019, investigadores descubrieron que el tratamiento de la enfermedad periodontal durante el embarazo mejoraba el peso del bebé al nacer y reducía el riesgo de parto prematuro y muerte del feto o del recién nacido.

Además, en un estudio de 2009, los investigadores descubrieron que las bacterias orales podían viajar a la placenta y contribuir a la corioamnionitis, una infección grave de la placenta y el líquido amniótico que podría provocar un parto prematuro o incluso causar complicaciones posiblemente mortales si no se trata.

Las investigaciones también sugieren que las bacterias de la boca pueden activar las células inmunitarias que circulan en la sangre, lo cual provoca una inflamación en el útero que podría afectar a la placenta y a los tejidos fetales.

Existe una investigación de larga data que apunta a que la periodontitis puede inducir partos prematuros en animales como los ratones, y que el tratamiento de estas infecciones puede prevenir el bajo peso del bebé al nacer y los partos prematuros.

Demencia
Según Scannapieco, los investigadores se interesan cada vez más por el papel de la salud bucal en la demencia, en especial en la enfermedad de Alzheimer.

“Las bacterias que se encuentran en la boca se han identificado en el tejido cerebral de pacientes con alzhéimer”, señaló, lo que implica que podrían representar un papel en la enfermedad.

En una revisión reciente, los científicos señalaron que las bacterias orales (en especial las relacionadas con la periodontitis) podrían afectar al cerebro directamente a través de una “infección del sistema nervioso central” o indirectamente induciendo una “inflamación sistémica crónica” que llega al cerebro.

No obstante, los autores de la revisión escribieron que no hay evidencia de que las bacterias orales por sí solas ocasionen alzhéimer. Más bien, la enfermedad periodontal es solo un “factor de riesgo” entre muchos otros para las personas con propensión a padecer alzhéimer u otros tipos de demencia.

Otras enfermedades
Según Bray, las bacterias orales también se han relacionado con otras afecciones, como la artritis reumatoide y la osteoporosis, y las nuevas investigaciones empiezan a relacionar las bacterias orales con enfermedades renales y hepáticas, así como con el cáncer colorrectal y el de mama.

Pero se necesita más investigación para confirmar todos estos vínculos, dijeron los expertos. Y aún no sabemos si el cuidado dental regular y los tratamientos periodontales pueden ayudar a prevenir o mejorar alguna de las condiciones mencionadas anteriormente, dijo Scannapieco.

¿Qué puedes hacer al respecto?
La mejor manera de mantener una buena salud bucodental es seguir los consejos clásicos de cuidado dental, como cepillarse los dientes dos veces al día y usar hilo dental a diario, concluyó Scannapieco.

​​“No todas las personas realmente aprecian su salud bucal, y solo la recuerdan cuando tienen alguna molestia en una muela o algún dolor”, agregó. Pero es importante ser tan diligente y proactivo con la salud oral así como con el ejercicio, la dieta o cualquier otro aspecto del bienestar.

Hannah Seo es becaria de reportería para el Times y cubre bienestar y salud física y mental.

martes, 6 de junio de 2023

INDIOS APACHES. No era buena cosa ser capturado vivo por ellos: una nueva historia de las guerras apaches recrea la larga lucha del pueblo de Cochise y Gerónimo.

El historiador estadounidense Paul Andrew Hutton repasa medio siglo de combates, brutalidad y aventura en la última frontera del salvaje Oeste.

Atraviesa el lector Las guerras apaches, del prestigioso historiador estadounidense Paul Andrew Hutton (Desperta Ferro, 2023), como si lo hiciera a caballo tras una banda de duros y esquivos mescaleros o chiricahuas camino de cruzar el río Bravo o de internarse en la Sierra del Diablo. Pasas las páginas tragando saliva y sintiendo todo el peligro de esos indómitos guerreros y la sobrecogedora impresión de un territorio fascinante e inhóspito, una tierra baldía y hostil, de climas extremos, de desiertos y montañas agrestes, en la que en cada desfiladero, tras cada roca y cada cactus, parecía aguardarte una flecha, una bala de Winchester o de carabina, o algo peor. “No era buena cosa ser capturado vivo por los apaches”, resume Hutton, concitando imágenes de La venganza de Ulzana, el icónico filme de Robert Aldrich que visualizó como nunca el viejo y sabio consejo de guardarte para ti la última bala al combatir contra los señores de la Apachería.

Estamos en los predios de los grandes jefes Mangas Coloradas, Cochise o Gerónimo, el mundo de Fort Apache, de Apache Pass, de los ataques a las diligencias, de los generales cazaindios Crook y Miles, del hombre de frontera, guía, agente y también general indian fighter Kit Carson, de los soldados de caballería persiguiendo a un enemigo que se desvanecía sin dejar huella (“si usted los vio, señor, no eran apaches”) y de la guerra más larga sostenida nunca por EE UU, muchas veces sin cuartel (“cuando los tenga a todos juntos, mate a todos los indios crecidos, capture a los niños y véndalos para cubrir el gasto de matarlos”, fue la orden que recibió un capitán del Ejército). Una guerra salvaje en una tierra mortífera (los actuales Nuevo México y Arizona) en la que, como describe con hálito narrativo Hutton, “cada planta tenía una púa, cada insecto un aguijón, cada ave una garra y cada reptil un colmillo”.

La bibliografía en castellano sobre los apaches, que ya contaba con obras como el canónico Las guerras apaches (Edhasa, 2005), de David Roberts —el título original es mucho más poético: Once they moved like the wind—; Los apaches, águilas del sudoeste, de D. E. Worcester (Península, 2013); Gerónimo, historia de su vida, contada a S. M. Barrret (Crítica, 2013), los libros del añorado Edward K. Flagler (como Diné, editado por el Instituto de Estudios Norteamericanos en 2006) o la apasionante y sorprendentemente divertida Ahora me rindo y eso es todo, de Álvaro Enrigue (Anagrama, 2018), sin olvidar los cómics de Blueberry, se enriquece ahora con este ensayo de Hutton, que resigue pormenorizadamente la larga historia del conflicto que enfrentó a la irreductible nación indígena con los españoles, los mexicanos y los estadounidenses y acabó siendo una guerra de exterminio. El libro es un amplísimo fresco cuajado de detalles dignos de John Ford, como el nombre despectivo que daban los apaches a los militares bisoños: Nantan Eclatten, “teniente novato y virgen”.

El estudioso, de 73 años y nacido en Fráncfort (lo adoptó una familia de una base militar de EE UU), profesor de historia en la Universidad de Nuevo México y que fue director de la Asociación de Historia del Oeste, coloca un rapto como centro de la compleja historia de recurrentes incursiones apaches y operaciones de castigo contra ellos, deportaciones a reservas áridas e insanas administradas por funcionarios corruptos, traiciones y venganzas, a lo largo de medio siglo. Es el de un muchacho blanco, Félix Ward, al que luego se conoció como Mickey Free, por apaches aravaipas, que asaltaron el rancho de su familia en 1861 y se lo llevaron para incorporarlo a la tribu. El secuestro desató una serie de acontecimientos que acabaron por condicionar el destino de la Apachería.

“La historia de Mickey Free siempre me ha fascinado”, apunta acerca de ese personaje a caballo (y nunca mejor dicho) entre dos formas de vida. “Era culturalmente mestizo, estaba atrapado en una cultura mixta entre dos mundos enfrentados. En ninguno de los dos confiaba nadie en él, pero lo necesitaban en ambos, los apaches y el ejército estadounidense. Vivía en el conflicto y la alienación de estar siempre en busca de saber quién era realmente. Como un huérfano europeo criado como estadounidense, yo puedo entender personalmente el drama en su alma”. Free, educado como apache, sirvió como guía, explorador e intérprete del ejército. Los chiricahuas lo consideraban una molestia por cuya causa habían sido arrastrados a la guerra: en unas conversaciones para liberarlo, los soldados trataron de capturar arteramente a Cochise y como represalia este y su banda lanzaron un raid sanguinario y en 60 días asesinaron a 150 blancos. El otro bando tampoco tenía aprecio a Free, al que el jefe de Scouts Al Sieber describió como “medio mexicano, medio irlandés y un completo hijo de puta”.

Del vasto fresco espacio temporal que abarca su libro y que incluye numerosísimos personajes (una impagable galería de indios y soldados) e incontables episodios sensacionales, Hutton dice: “He tratado de capturar la esencia de la gran lucha entre los apaches y los invasores europeos (españoles, mexicanos y estadounidenses) y de usarla como un ejemplo —incluso una metáfora— de la conquista del Oeste. Fue la última gran guerra india (y la más larga) y cuando terminó, en 1886, con la rendición de Gerónimo, el Salvaje Oeste acabó también. Para explicar la historia he tenido que introducir muchos personajes de ambos bandos y ojalá haya conseguido insuflarles vida. El paisaje se convierte en un importante personaje en el libro también. La gente respondía a ese duro, cruel, desértico terreno que daba forma a sus acciones”. En cuanto al uso de técnicas narrativas en su relato de los hechos, como en el magníficamente descrito funeral de Cochise, Hutton apunta: “Soy un gran admirador de la historia narrativa y de los historiadores que la han practicado con brillantez, como Samuel Morison, Allan Nevins, Barbara Tuchman, Walter Lord, Garrett Mattingly (su libro sobre la Armada Invencible es uno de mis favoritos), Bernard DeVoto, Robert Utley, Dee Brown y Hampton Sides, para nombrar solo a unos pocos. Me parece que son autores que escriben para la gente, y no únicamente para el mundo académico. Aunque yo soy profesor, quiero escapar de las restricciones que impone el estilo académico y hacer algo con gran fuerza narrativa; espero haberlo conseguido”.

Episodios de salvajismo
El libro describe episodios de un gran salvajismo. Ambos bandos se emplearon con brutalidad y ferocidad. Sin embargo, parece haber habido en los apaches, como ya apuntó David Roberts, una especial predisposición a la crueldad. Hutton describe la forma en que asaban vivos o desollaban a blancos que caían en sus manos, mataban a niños pequeños rompiéndoles la cabeza contra una piedra… “Los apaches eran asaltantes, incursores, saqueadores, los vikingos del Nuevo Mundo. Eran temidos en particular en la guerra y notorios por su diabólica tortura de prisioneros. Valoraban mucho al que tenía el ingenio de imaginar un suplicio más atroz. Realmente deseabas tener esa última bala a tu disposición, como se acostumbraba a decir en la frontera. Los apaches esperaban que los cautivos mostraran valor cuando se los torturaba, y los admiraban por eso. Ciertamente, el nivel de crueldad en las guerras apaches —en ambos bandos— fue particularmente brutal. Los estadounidenses se mostraron igual de despiadados en muchas ocasiones. A Mangas Coloradas, tras asesinarlo, le cortaron la cabeza y la prepararon para exhibirla en público. En mi libro he tratado de mostrar que todas las partes, españoles, mexicanos, apaches, estadounidenses, fueron capaces de gran crueldad. Es cierto que había una predisposición cultural entre los apaches a la crueldad. Pero en los estadounidenses había mucha hipocresía, dado que clamaban ser civilizados mientras se comprometían en acciones de enorme barbarismo. Todo era bastante medieval”.

¿Qué tal eran los apaches como guerreros? ¿tan duros como se los pintaba? “Crook llamaba a los apaches ‘los tigres de la especie humana’ y estaba en lo cierto. Eran muy duros, y poseían una resistencia increíble, y gran habilidad como guerreros. ¡Podían adelantar a la caballería a pie! Y poner en el aire siete flechas antes de que la primera cayese a tierra. Conocían el terreno y cómo emplearlo en su provecho. Eran, además, con su increíble movilidad, maestros en lo que hoy llamamos guerra de guerrillas. Por supuesto que sus adversarios exageraron a veces sus proezas de manera que pudieran hacer mayor su victoria sobre ellos y lograr más gloria. Eso lo vemos en las memorias de los soldados estadounidenses. Pero en realidad eran tan buenos guerreros como se contaba con temor alrededor de las hogueras al atravesar su territorio”. Guardaban algunas diferencias con los indios de las llanuras al norte: al ser muy pocos (“nunca en la historia de América”, sintetiza Hutton, “tantos habían tratado de matar a tan pocos”) eran más reacios a jugarse la vida alegremente en combate y, aunque valoraban mucho los caballos, no dudaban en comérselos.

Hutton no se limita a explicar los episodios bélicos sino que nos adentra en la mentalidad apache (que nunca se consideraron un solo pueblo, eran muy individualistas y tenían una solidaridad relativa con los suyos: lo que explica el éxito de la policía apache). Señala su dependencia del mezcal (de ahí el nombre de la tribu de los mescaleros), su respeto al oso, la importancia de la ceremonia de la pubertad de las muchachas, la obsesión por las apuestas, o que nunca comían pescado. No soportaban el confinamiento. Hay tres elementos que parecen condicionar mucho la cultura apache: el saqueo, la venganza (y el honor) y la superstición (y los tabúes). “Eran un pueblo empapado en superstición. Creían en brujas y maldiciones y especialmente en fantasmas. Para ellos era un gran tabú tocar a los muertos, así que raramente arrancaban cabelleras. Cuando lo hacían, a diferencia de otros indios, especialmente las tribus de las Grandes Llanuras, no conservaban las cabelleras como trofeos de guerra”.

El estudioso recuerda que en cambio los blancos practicaban con fruición el escalpelamiento. “Me sorprendió la escala con que se hacía, especialmente por parte de cazadores de cabelleras estadounidenses en busca de botín (se pagaba por cabellera arrancada). Los indios norteamericanos, aunque no los apaches, escalpaban antes de que los blancos llegaran, pero los europeos convirtieron la practica ritual en un negocio. Un negocio cruel”. Frecuentemente se cortaba el cuero cabelludo con las orejas incluidas, y también las cabezas enteras de los apaches.

Una imagen de la película 'La venganza de Ulzana'.
En Las guerras apaches juega un papel de primer orden una mujer, Lozen, hermana de Victori, que manejaba el rifle y el cuchillo como cualquier hombre. ¿Hasta qué punto había mujeres guerreras en el mundo apache? ¿y cómo se trataba a las mujeres en general? Hutton señala que no muy bien (se cortaba la nariz o se mataba a las que eran infieles) y que incluso el maltrato de género fue aducido, bastante cínicamente, por los blancos en la guerra para someter a los apaches… “Lozen fue realmente remarcable. No solo era una hábil guerrera, sino una persona espiritual a la que se le atribuía el don de la profecía. Es un personaje controvertido y algunos historiadores (como Bob Utley y Ed Sweeney) han rechazado los relatos sobre ella como fantasías. Pero los apaches, entonces y ahora, creían en sus grandes poderes”.

¿Cuál fue el mejor jefe apache? 
Al historiador no le cae especialmente bien Gerónimo, del que recuerda episodios atroces, como la vez en que propuso matar a los bebés de la tribu para que nos los delataran a los soldados con sus lloros. “Creo que Cochise fue el líder más grande de los apaches, seguido por Mangas Coloradas, y después Victorio. Gerónimo siempre pensaba en interés de Gerónimo y no en el del pueblo apache. En algunos aspectos era un matón y un asesino, pero por supuesto fue también un gran guerrero. Con el tiempo su propia gente se volvió contra él. Sus acciones provocaron la deportación final de los apaches de Arizona. Es irónico que se haya convertido en, quizá, el indio mejor conocido de la historia”. De los episodios de las guerras apaches, el favorito de Hutton es el de la amistad que mantuvieron Tom Jeffords y Cochise, y cómo esa relación trajo una breve paz. “La historia, claro, fue la base de una de mis novelas favoritas, Hermano de sangre, de Elliott Arnold, llevada al cine como Flecha rota”.

Hablando de películas que han retratado a los apaches, ¿cuál le parece mejor al historiador? y ¿qué piensa del tratamiento dado en pantalla a Cochise, Gerónimo, Massai, Chato…?, ¿el Ulzana real se parecía al de La venganza de Ulzana de Aldrich? “Flecha rota es mi favorita y también me gustan mucho los filmes de John Ford sobre la caballería: Fort Apache, La legión invencible y Río Grande. La venganza de Ulzana es otra de mis favoritas y me parece muy realista. Aldrich y Lancaster habían hecho antes Apache, acerca del famoso renegado Massai, que está basada en una novela de Paul Wellman. Como puede ver, soy un gran aficionado al wéstern”. ¡Y fue asesor histórico en Desapariciones, esa gran película de 2003 sobre los apaches! Es terrible lo que hace la banda de guerreros con el personaje de Aaron Eckhart. Y qué fascinante Eric Schweig como El Brujo, ¿está basado en un apache real? “Desapariciones fue una gran experiencia, y el director Ron Howard es tan agradable como parece. Mi hijo y yo hacemos una breve aparición en la escena en el pueblo. El hechicero no está basado en un personaje de verdad, sino en la creencia de los apaches en la brujería. Les hice usar en el filme búhos como símbolo del mal, reencarnación de los espíritus de los malvados, que es lo que los apaches creían. Howard tuvo asesores apaches también”

En cuanto a cómo es la vida de los apaches en la actualidad, apunta: “Como muchas tribus, los apaches a menudo viven hoy en la pobreza y el alcoholismo sigue siendo un problema. Las diferentes bandas (hay reservas apaches en Arizona, Nuevo México y Oklahoma) se esfuerzan por mantener vivas su historia y sus tradiciones. Algunos como los mescaleros y los montaña blanca, han sacado mucho provecho del juego y los casinos. Uno de los momentos que me han hecho sentir más orgullo fue cuando una anciana jicarilla me dijo lo mucho que le había gustado mi libro y me pidió que se lo dedicara. Espero haber hecho justicia a los apaches en el libro”.

Una de las mejores plasmaciones que han tenido los apaches en la cultura popular ha sido en los cómics del teniente Blueberry, el personaje de Giraud y Charlier. Sorprendentemente, Hutton conoce la serie. “Creo que tengo casi todos los álbumes, los he coleccionado durante años. Mickey Free incluso aparece en uno de los últimos. Los europeos siempre han hecho mejores cómics del Oeste que los estadounidenses”.

Paul Andrew Hutton es el editor del imprescindible volumen The Custer reader, un compendio de textos sobre el polémico general. “Custer continúa siendo un gran héroe para mí. Cuando era niño vi a Errol Flynn como Custer en Murieron con las botas puestas y quedé atrapado. Es un personaje tan fascinante y contradictorio… más grande que la vida misma. Para mi su Last Stand en Little Bighorn es el gran momento épico de la historia del Oeste. Por supuesto, hoy en EE UU se le acostumbra a presentar como un villano, lo que no es cierto. Su glorioso papel en la Guerra Civil se olvida y se le retrata como un genocida que odiaba a los indios. La mala historia triunfa gracias a la cultura popular y la ignorancia. Voy a ir al campo de batalla de Little Bighorn en junio, es un lugar inquietante y encantado. Hace años me nombraron comisionado para seleccionar el diseño del monumento a los indios que ahora se alza en el lugar. Custer y Toro Sentado van a ser personajes principales en el nuevo libro que estoy escribiendo, El país desconocido, que espero acabar este otoño”.

_- No ni ná: guía para entender las palabras del andaluz (y cómo este habla influyó en América Latina)

 

Dos bailaoras de flamenco en la Plaza de España de Sevilla.

FUENTE DE LA IMAGEN,GETTY IMAGES

Pie de foto,

_- El habla andaluza es propia de Andalucía, una región que se extiende por el sur de España, desde Huelva hasta Almería.



"¡Esoh marditoh roedoreh!" Puede que recuerdes al gato Jinks, su famosa frase y su particular modo de hablar. O, si eres más joven, el acento del Gato con Botas de Shrek, interpretado por Antonio Banderas. Los dos tienen algo en común: hablan con acento andaluz. Este es propio de Andalucía, una comunidad autónoma en el sur de España que cuenta con más de 8 millones de habitantes. Con esta jartá de gente to's arrejuntaos en la misma zona, es normal que haya una gran diversidad dentro del acento andaluz. "El andaluz es una variedad de la lengua española en la que el léxico es lo más variado. Tiene una riqueza tan amplia que en cada pueblo, en cada ciudad, cambia", le cuenta a BBC Mundo Pedro Carbonero, especializado en sociolingüística andaluza y catedrático de la Universidad de Sevilla. Pero, como me explica Antonio Rodríguez Almodóvar, escritor, profesor y miembro de la Real Academia de la Lengua, "el andaluz es una norma más fonética que léxica". "Nos caracteriza la fonética ante un oído externo, incluso la construcción de la frase, la semántica y la expresividad", explica. Así, allá donde vayamos los andaluces, se nos puede identificar rápidamente, lo cual no siempre ha sido algo bueno. 

El Gato con Botas, cuya voz pone Antonio Banderas, es un claro ejemplo de andaluz que cecea. No somos pocos los andaluces que hemos sufrido glotofobia, es decir, discriminación por nuestro acento. Desde cometarios como "¿así vas a hablar cuando estés con gente importante?" o "habla menos folclórica", hasta profesores que nos obligan a pronunciar como en el "castellano normativo". Todo en base, explica Rodríguez Almodóvar, en los mitos que empezaron hace siglos, que aún hoy perduran aunque más leves, en los que se nos tilda de "pobres, vagos, malhablados, incultos y graciosos". "La supuesta inferioridad fonética se convirtió en inferioridad social y hay quienes dicen que el andaluz es una patología del castellano. Suelen ser supremacistas del idioma que se refieren así también a las hablas de América Latina", apunta Rodríguez Almodóvar. Además, en el andaluz, como pasa con el español de América Latina, hay grandes diferencias entre cómo se habla y cómo se escribe. "Esto lo marcan de modo despectivo, pero en la mayoría de las lenguas hay cierta diferencia entre cómo se escribe y cómo se pronuncia. Mira si no el inglés o el francés", dice Carbonero. Contíconeso, las singularidades del andaluz viajaron en barco y hoy forman parte del habla en América Latina. ¿Que no? No ni ni ná. De los puertos de Andalucía p'al Caribe Cuando Cristóbal Colón llegó a América, no lo hizo solo, claro. Algunos de los que lo acompañaban eran de Sevilla y de otras partes de Andalucía. Y con ellos llevaron uno de los rasgos que más define hoy al español de América Latina: el seseo. Ya sabes... en vez de zapato, pronunciar sapato. "El seseo y el ceceo son tradicionales del andaluz", nos explica Carbonero. "Y especialmente el seseo sevillano, pasando históricamente por las Islas Canarias —donde también sesean— se extendió muy pronto y muy fácilmente en el español de América". El ceceo —pázame la zal en lugar de pásame la sal—, quedó solo en regiones muy localizadas. Por ejemplo en la parte oriental de Venezuela, en lo que en su día se conoció como Nueva Andalucía. En esta zona también se da otro fenómeno lingüístico muy propio del andaluz, que es cambiar la l por la r:er niño o la fardilla en lugar de el niño o la faldilla. Me lo como to' Pero algo que hacemos los andaluces sin distinción es comernos letras. "Nos las comemos por el jambre que hemos pasao", bromea Rodríguez Almodóvar. Aunque, en realida, dice, más que comérnoslas, las aspiramos. ¿Cómo eh la cosa? "Aparece sobre todo en la s, es la aspiración de la s implosiva a final de sílaba o de palabra, ehto/ehtoh, en vez de esto/estos. Y la aspiración por pronunciación suave de la j fuerte castellana, en vez de jamás, hamás", explica Carbonero. Esto está muy extendido en toda Hispanoamérica, sobre todo en el Caribe. También se extiende otro fenómeno tan andaluz como una maceta cargá de geranioh: acortar palabras. 

 ¿Aliquindoi?¿Qué es eso? Una palabra que se usa en Cádiz para referirse a "estar pendiente". "La claridad y economía (del lenguaje) son normas de las hablas, pero en el andaluz es clave. Quienes dicen que acortar es vulgar no ven que es algo de vanguardia", sostiene Rodríguez Almodóvar. Pasa con las terminaciones de los verbos en -ido o -ado, que quedan así: me he sentao y he comío. También en mu en vez de muy, po en vez de pues, to en vez de todo... La lista es más larga que un día sin pan. La economía del lenguaje es tal que podemos resumir en tres sílabas una frase de tres palabras: to' pa' na' en vez de "todo para nada". ¿Ejemplos de esto en América Latina? Mira estas cuantas letras de canciones: La negra tiene tumbao y no camina de lao. - Celia Cruz, Cuba. Pa' que to' el mundo vea lo rica que tú está', que tú está'- Bad Bunny, Puerto Rico. De aquí pa' ya, de allá pa' ca... Con la pollera colará. - La orquesta de Lucho Bermudez, Colombia. Usté no na', no es chicha ni limoná'- Víctor Jara, Chile. ¿Quieres más, miarma? Pues sigue leyendo, pisha. Un revoleo de palabras y expresiones De nuestras palabras, muchas llegaron a América Latina y hoy son parte de su léxico. Por ejemplo, la palabra zarcillo viajó directa de las orejas de las mocitas o zagalas andaluzas a la boca de los hispanohablantes. 

En México, la alberca y, en Argentina el alfajor, hicieron un viaje aún más largo. Ambas son parte de los andalucismos que, a su vez, provienen, de arabismos, es decir, que tienen origen árabe. Típicas del andaluz hay incontables palabras y expresiones y no todas aparecen en el Diccionario de la Real Academia de la Lengua Española (DRAE). Así que aquí te presentamos solo una mijilla, vamos, una pequeña selección. Aliquindoi. "Estar alinquindoi" es estar pendiente o atento. No se conoce a ciencia cierta su origen, pero la versión más extendida es que proviene de los marineros ingleses que llegaban al puerto y gritaban "look and do it" (mira y hazlo) a los estibadores andaluces cuando descargaban los barcos. Ardentía. En el diccionario de DRAE aparece como sinónimo de ardor. En su uso en Andalucía se refiere a ardor de estómago. Casapuerta. Es la entrada de una casa, lo que viene siendo el portal o el zaguán. Ya en "El celoso extremeño", de Miguel de Cervantes, aparecía: "En el portal de la calle, que en Sevilla llaman casapuerta, hizo una caballeriza para una mula". Coraje. Si en Andalucía algo te da mucho coraje significa que te ha dado una rabia intensa, mucho enfado e irritación. En algunas partes de México también se usa esta expresión. 

El alfajor, tan argentino, proviene de un andalucismo que, a su vez, es un arabismo. Chapú. Es una reparación, más o menos rápida, de algo de la casa, desde apretar unos grifos a poner las losas del patio. Incluso hay quien hace chapús como medio de vida o para redondearse. El chapú queda bien, al contrario que la chapuza, que suele ser un desastre. Chuchurrío. Ese día que estás alicaído, triste o cansado, enfermo, estás chuchurrío o tu día has sido chuchurrío. Originalmente significa mustío o marchito y lo puedes aplicar para algo que está arrugado, estropeado, caducado o con mal aspecto. Escamondao. Viene del verbo "escamondar", que originalmente significa quitarle a un árbol las ramas inútiles y hojas secas o limpiar algo quitándole lo superfluo y dañino. Pero si en Andalucía escuchas que algo o alguien está escamondao significa no solo que está limpio, sino impecable, justamente lo contrario de ir empercudío. Jartá/Panzá/Pechá. Aunque se dice en distintas partes de Andalucía, significan lo mismo: demasiado, un montón. "Te quiero una jartá", "Había una panzá de gente" o "Nos hemos pegado una pechá de comer". Jartible. Tienes que estar atento si alguien te dice que eres muy jartible. Escucha bien el tono, porque depende de cómo te lo digan, puede decirte que eres muy pesado y cansino o alguien que no se cansa de hacer algo. Malafollá. Es el término con solemos referirnos al carácter de la gente de Granada y es una particular mezcla de un poco de mal humor, sorna y acidez. Se usa sobre todo en la zona de Andalucía Oriental para hablar de cualquiera que sea desagradable y tenga mala sombra. Malaje. Es el primo del malafollá, solo que este es de Andalucía Occidental. A efectos prácticos, tienen la misma mala sombra. El DRAE lo recoge como andalucismo y Rodiguez Almodóvar sostiene, como muchos lingüistas, que viene de "mal ángel". Lo contrario, el ser una persona graciosa, con alegría y salero es "tener aje". Mandaos. Si estás en Cádiz y vas por los mandaos, vas a comprar comida y utensilios para la casa, casi lo mismo que en Cuba, México y Nicaragua, que es comprar de lo necesario para comida según el DRAE. Pero si estás en Almería y le preguntas a alguien a dónde va y te contesta "a hacer unos mandaos/mandaíllos", te está dando largas para no decirte qué va a hacer. 

 En Andalucía, si vas a hacer mandaos, vas a hacer la compra No ni ná. Aquello de "me negarás 3 veces" los andaluces nos lo tomamos muy en serio y lo hacemos constantemente, solo que lo decimos todo junto y significa lo contrario. Según Antonio Rodríguez Almodóvar, esto es una "súper afirmación" compuesta por 3 negaciones con algo de ironía. Para Pedro Carbonero es la máxima de la superlatividad y expresividad andaluzas y afirma que "negar es la forma más efectiva y afectiva de afirmar algo, es un modo de pedirle complicidad al oyente". Te voy a poner un ejemplo que seguro entiendes a la perfección: ¿Te gusta Pedro Pascal? No ni ná. Pirriaque. Al que le gusta el pirriaque (o pirrriaqui, según el hablante) le gusta el alpiste, empinar el codo, chupar... En definitiva, le gusta beber aguardiente o licor en general de poca calidad. Regomello. Cuando algo o alguien te da pesar, mucho disgusto o preocupación, eso te da regomello o hace que estés regomelloso. "Me da regomello que se haya quedado en su casa". Revoleo. Un zaperoco, un arroz con mango, un follón, una pelotera, un quilombo... Eso es un revoleo. Saborío. Se podría pensar que una persona saboría es alguien con mucho sabor, con gracia, pero es justo lo contrario. Un saborío es alguien sin sentido del humor. Otras versiones posibles que puedes encontrar de esta palabra es esaborío y desaborío. Sieso. Es el primo hermano del saborío, pero este no solo es soso y sin sabor sino que, además, es un poquito antipático. Si la persona en cuestión es malhumorada y sosa en un grado extremo, siempre puedes añadirle un aumentativo y quedar como un auténtico andaluz: dile que es un sieso manío. Rabúo. En la junta entre un saborío, un sieso y un rabúo, cuídate del rabúo, porque los otros dos no tienen la culpa de haber nacido sin gracia y, aunque al sieso se le haya avinagrao el carácter, el rabúo lo que carga es una mala uva impresionante. Vamos, que tiene mu' mala leshe. La vin compae, con esto ya lo tienes to' pa entendernos. ¿Que no? No ni ná. 

En conmemoración de los 50 años de luchas y de victorias del Frente Polisario

El 10 de mayo, se celebran cincuenta años de la fundación del Frente Popular de Liberación de Saguia el Hamra y Río de Oro (Polisario) representante legítimo del pueblo saharaui en su lucha por la autodeterminación.

Así mismo, el próximo día 20 se conmemorará medio siglo del inicio de la lucha armada contra el poder colonial.

El Frente Polisario, fundado en 1973 por El Uali Mustafa Sayed junto a otros jóvenes saharauis dio continuidad a las luchas emprendidas desde la década de los años 60 del siglo pasado por el Movimiento para la Liberación del Sahara, liderado por Mohamed Sidi Brahim Basir. Su objetivo -desde el primer instante de su existencia- ha sido lograr la independencia del Sahara occidental. Su lucha de medio siglo ha permitido consolidar la unidad nacional y construir la identidad saharaui. No obstante, y a pesar de todos los éxitos obtenidos, el pueblo saharaui no ha podido acceder a una independencia total y absoluta.

La creación del Frente Polisario se produce en el marco de la lucha por la independencia de los pueblos africanos en contra del colonialismo y el imperialismo. De la misma manera, este acontecimiento no está ajeno a las grandes conquistas sociales y políticas logradas por el combate de los trabajadores, las mujeres y los jóvenes en diversas regiones del planeta. Desde entonces, su lucha se ha inscrito en la historia de las batallas anticoloniales y a favor de la democracia.

A comienzos del año 1973, se habían producido múltiples encuentros entre grupos que se manifestaban a favor de la independencia del Sahara Occidental. En los primeros meses de ese año, estas asociaciones avanzaron hacia acuerdos de mayor compenetración y coordinación de las acciones en contra del colonialismo. A fines de abril, se realizó una conferencia de forma discontinua y en distintos lugares del desierto para desinformar al servicio de inteligencia español. En estas sesiones se decidió crear una organización político-militar para luchar por la independencia. Así, nació el Frente Polisario el 10 de mayo de 1973 en Zuerat (Mauritania).

Diez días después, el Frente Polisario atacó el puesto policial de El Janga, dando inicio a la guerra de liberación anticolonial que fue ampliando la magnitud y el espacio geográfico de sus acciones causando cada vez mayores bajas al ejército español al mismo tiempo que el prestigio del Frente Polisario y de su ejército de liberación crecían en el ánimo y el espíritu del pueblo saharaui que además comenzó a recibir apoyo internacional, sobre todo de Argelia y Libia.

Los fuertes golpes armados sufridos por el ejército de ocupación español fueron mostrando la justeza de la lucha emprendida. En esas condiciones, la delirante dictadura franquista comenzó a buscar una “salida honrosa” a la situación creada. En esa medida, -con la actitud propia de las potencias coloniales- España se dio a la tarea de crear un gobierno autóctono “independiente” que funcionara bajo control de Madrid.

El 20 de agosto de 1974, el gobierno español envió una nota al Secretario General de la ONU anunciando la intención de celebrar un referéndum de autodeterminación en el Sahara Occidental durante el primer semestre de 1975. Al mismo tiempo impulsó la formación de un partido político fiel a los intereses de España denominado “Partido de Unión Nacional Saharaui” (PUNS).

Durante el año 1975, el Ejército de Liberación Saharaui se vio fortalecido con la incorporación de varias unidades militares que incrementaron su poder de fuego y su capacidad de maniobra al punto de proponerse operaciones de mayor envergadura como control de puestos militares españoles al tiempo que golpeaba sus tropas y retaguardia.

Tras dos años y medio de guerra, el Frente Polisario coronó sus esfuerzos político-militares con la realización, el 12 de octubre de 1975, de la Convención para la Unidad Nacional, en la localidad de Ain Ben Tili. Pero para entonces, España había llegado a un acuerdo secreto con Marruecos para la entrega del territorio saharaui en lo que se considera una de las mayores traiciones de la historia colonial.

Ante esta situación, el Frente Polisario convocó a una amplia asamblea a la que acudieron personalidades de todas las fuerzas políticas partidarias de la independencia: representantes de diversos sectores y miembros de la Djema’a que es el cuerpo principal de una tribu y que está compuesta por ancianos y líderes elegidos. En ese marco y bajo el liderazgo de El Uali Mustafa Sayed, proclamaron la unión del pueblo en torno al programa y las estructuras del Frente Polisario con el objetivo de alcanzar la independencia y defender la integridad territorial del Sahara Occidental.

La larga lucha de resistencia del Frente Polisario en contra de la ocupación marroquí ha permitido echar las bases para la construcción de una sociedad y un Estado que se proyectan en el futuro a partir de ideas que recogen lo mejor de la condición humana y los principios fundamentales de la convivencia en el mundo. En estos años, el Frente Polisario ha sido capaz de edificar una sociedad saharaui unida e inclusiva. Para ello reúne a todos los sectores y personalidades progresistas de la sociedad saharaui donde quiera que estén: en el exilio, las regiones liberadas o aquellas que están bajo ocupación marroquí.

A 50 años de su creación, el Frente Polisario ha renovado su compromiso con los que han caído en decenas de años de lucha contra el colonialismo y el expansionismo marroquí. Desde siempre, además de proponerse lograr la independencia, sus objetivos han sido la construcción de un Estado moderno en el contexto de una integración regional magrebí. En el plano internacional, el Frente Polisario defiende la creación de un Estado palestino, la unidad del mundo árabe y la eliminación de toda forma de colonialismo en África.

lunes, 5 de junio de 2023

Insulta, que algo queda. El Adarve.

Ha ganado la derecha las elecciones municipales y autonómicas del 28 de mayo. Y también la ultraderecha, que ha pasado de tener 530 concejales a 1678. Desde mi punto de vista se han dado pasos hacia atrás, pasos hacia la caverna. Es muy inquietante que gane posiciones un partido que niega que exista la violencia de género, que no condena el franquismo, que asocia inmigración con delincuencia, que niega el cambio climático y que dice que los homosexuales no deben celebrar el día de San Valentín porque lo suyo no es amor sino vicio.

Parece que ganar las elecciones es el único modo de comprobar que se ha tenido razón y que se está del lado del bien. Pero no siempre es así. Cuando el señor Jesús Gil y Gil ganaba por mayoría absoluta las elecciones en el Ayuntamiento de Marbella decía que los números cantan. Le contesté en un artículo titulado “Los números desafinan”. Porque lo cierto es que ganaba engañando y luego gobernaba a su antojo perjudicando a la ciudad.

En la campaña no ha habido un debate sobre los problemas de los ciudadanos y las ciudadanas, sobre el análisis de lo realizado en el ejercicio del gobierno local o autonómico o sobre los programas que iban a desarrollar los candidatos. Lo que ha contado es la demonización del Presidente del Gobierno. Porque pacta con Bildu (que hoy es un partido democrático) y con los independentistas (que tienen derecho a serlo en una democracia), porque gobierna con Unidas Podemos (otro partido democrático) y porque se promulgó la ley del sí es sí que ha tenido efectos laterales nocivos.

Esta ley se ha convertido en una piedra de toque de la campaña: quienes defienden la causa de las mujeres por convicción han sido atacadas sin piedad por quienes critican hasta la existencia del Ministerio de Igualdad. Qué bien les ha venido. El hecho de que hayan excarcelado a más de 100 delincuentes sexuales y reducido las penas a más de 1000 se ha convertido en un arma arrojadiza contra quienes han puesto en marcha la ley porque realmente creen en la causa. Esos casos de excarcelación y de reducción de penas les han dolido más a las impulsoras de la ley que a quienes las han sepultado con insultos por el error cometido. Es decir que las excarcelaciones y las reducciones de penas eran bienvenidas para los críticos como un arma arrojadiza contra quienes no habían previsto que ocurrieran. Ya van 200, ya van 300, ya van 400… Armas para atacar al enemigo. No diré que cuantas más mejor, pero casi. Una ley para perseguir a los violadores se utiliza como si hubiera sido promulgada para premiarlos. La consagración de la hipocresía.

Ahora el partido ganador de las elecciones tendrá que pactar con Vox, con la extrema derecha. Y por mucho que pida el señor Feijóo una mayoría suficiente para no tener que pactar, acabará haciéndolo como ya lo ha hecho en Castilla-León, con resultados de todos conocidos. Retrasarán todo lo posible los pactos, Pero llegarán porque no van a renunciar al poder.

No se ha hablado en la campaña de la enseñanza ni de la sanidad pública, ni sobre inmigración, no se ha debatido sobre modelos, no se han defendido proyectos… Se ha utilizado la campaña de forma ladina para lanzar ataques al gobierno central. Y ha dado sus frutos. La derecha ha propinado una patada al gobierno que ha acabado en el culo de muchos alcaldes y de algunos presidentes de comunidades autónomas. El discurso del odio ha calado. El fin ha justificado los medios.

La euforia de los vencedores es tal que ya dan por ganadas las elecciones generales del día 23 de julio. El envalentonamiento es tan grande que ya hablan de un cambio de ciclo. Piensan que ya han acabado con el “sanchismo”. Por cierto, convendría que se aplicasen un poquito más en el uso correcto del lenguaje. No se puede derogar a una persona o a una corriente porque el verbo derogar tiene un significado preciso y claro: “dejar sin efecto una norma jurídica o cambiar parte de ella”. No es posible “derogar el sanchismo”. Ya veremos lo que dicen las urnas el día 23 de julio. Ya lo veremos.

Dice el señor Feijóo, desde el balcón de Génova que estamos en una nueva etapa, una etapa sin descalificaciones. ¿Sin descalificaciones? ¿Es que la señora Ayuso, que estaba a su lado, y él mismo no hacen ninguna descalificación? Yo diría, más bien, que solo saben hacer descalificaciones.

La señora Ayuso es el perfecto ejemplo de persona que desprecia, que descalifica, que insulta, que odia, que considera al gobierno de la nación “una maldición que le ha caído a España”. Esta señora, ¿qué piensa de los votantes del partido socialista? ¿Cómo se pueden sentir los votantes de izquierdas al oír esas palabras? ¿Son tan estúpidos y tan malos que eligen la maldición para su patria?

El país va bien económicamente. El señor Garamendi, presidente de los empresarios españoles, dice que va incluso mejor de lo que se preveía. Pero de eso no se habla. ¿También es una maldición que se haya subido el salario mínimo o que se hayan incrementado las pensiones, o que se haya promulgado una ley laboral que ha mejorado el empleo?

Pocas veces he visto un rechazo, una antipatía, una fobia, un odio tan depurado. Todo lo que dice, todo lo que hace, todo lo que propone el Presidente del Gobierno se interpreta desde su vertiente negativa. Todo. Si no convoca elecciones es porque se aferra al poder. Si las convoca con inmediatez es porque busca la desmovilización ciudadana y castigar a quienes vayan a votar con tanto calor. Qué barbaridad.

Es una estupidez y un infundio decir, como sostiene la señora Ayuso, que “la izquierda es una fábrica de crear pobreza”. Y más aún que “busca el empobrecimiento de la gente”, que “desea la ruina de los empresarios”, que “necesita que haya pobreza para justificar su existencia”. ¿Cómo va bien, entonces, la economía?

¿Por qué no ha explicado en campaña lo sucedido con los ocho mil ancianos fallecidos en las residencias madrileñas? (Lo explica muy bien su consejero Alberto Reyero en el libro “Morirán de forma indigna”. ¿Por qué no dice que ha tenido una huelga interminable de profesionales de la sanidad porque la tiene desmantelada? ¿Por qué no explica su querencia por la enseñanza privada? ¿Por qué no cuenta lo que sucedió con quienes se contagiaron y murieron por tener abiertos los restaurantes y los comercios cuando todos los cerraban?

El eslogan de Ayuso que ha empezado a manejar el señor Feijóo es tan breve como tramposo y perverso. La disyuntiva no puede ser más mendaz: O Sánchez o España. Es decir, que los que voten a Sánchez votan contra España. Claro, es que España es de Ayuso, es del PP. Y por eso no soportan que la gobierne la izquierda. Y por eso han dicho del Presidente, que es el ocupa de la Moncloa. Porque la Moncloa es suya. Ese eslogan es una maldad. Como lo serían los siguientes: Ayuso o decencia, Feijóo o progreso, derecha o derechos…

Lo más triste es el aplauso que genera ese discurso agresivo, despectivo, descalificador. Porque ella y sus palmeros no desprecian los malos comportamientos de algunos personajes que delinquen (que compran votos o que prevarican…) desprecian al partido al que pertenecen esos delincuentes. Ella habló de pucherazo, acusación que dejó de lanzar cuando se supo ganadora. ¡Pues vaya pucherazo!

Este es el estilo. Esta es la estrategia. El insulto. La trampa. Socialismo o libertad. La libertad de la señora Ayuso. La de ir a tomar cañas, aunque haya riesgo de contagio.

Dice la señora Presidenta que le pidió a Dios que acabase con Podemos. Y casi le ha hecho caso. Con otras oraciones complementarias lo acabará consiguiendo. Porque Dios también es suyo, como España, como Madrid.

Tiene el PP algunos periodistas tan rigurosos que parecen hooligans. Ya hice alusión a ellos. Ahí siguen Carlos Herrera y Federico Jiménez Losantos, antes preparando la campaña y ahora celebrando la victoria. No son analistas de la realidad política. Sabes con antelación lo que van a decir. Sánchez lo va a hacer todo tarde y mal y Ayuso lo va a hacer todo bien y a su tiempo. Hagan lo que hagan. Lo hagan como lo hagan. Qué imparcialidad. Qué profesionalidad. Claro que el gobierno ha cometido errores pero criticar no es demoler, es discernir.

La retahíla de insultos al Presidente del Gobierno no tiene fin: psicópata, felón, traidor, tirano, ilegítimo, ególatra, chulo, mentiroso, sinvergüenza… Cuando Rosa Díez dialoga con Losantos da la impresión de que participan en un concurso sobre quién profiere el insulto más dañino, más original y más hiriente. Se animan mutuamente a la descalificación. Parece que fuera de España todos están ciegos o todos son imbéciles. El Presidente español tiene un extraordinario prestigio.

No se puede gobernar desde el odio, desde la descalificación permanente del adversario, desde el insulto constante, desde la idea de que los malos son los otros.

El Adarve

CONVERSACIONES A LA CONTRA. Luis Bermejo, intérprete: “El rey Juan Carlos es un puro disparate”.

El actor sube a los escenarios con el mítico personaje de Azarías de ‘Los santos inocentes’, la obra cumbre de Miguel Delibes.

Dice que el dolor está muy presente en su vida y que el teatro y la risa le sirven para autorregularse. Luis Bermejo, nacido en Madrid en 1969, viene de una humilde familia extremeña, concretamente de Zarza de Montánchez, un pueblo al que no llegó el agua corriente hasta los años ochenta del siglo pasado. Y es a ese campo, a sus padres y abuelos desde el que le llegan los olores y colores de Los santos inocentes, la obra cumbre de Miguel Delibes, que, dirigida por Javier Hernández-Simón, llega a las naves del Matadero del Español de Madrid (desde hoy, jueves 11 de mayo, al 11 de junio) después de una larga gira. Bermejo da vida a Azarías (el papel que hizo Paco Rabal en la película del mismo título de Mario Camus), por el que ha conseguido el premio al mejor actor de teatro en los recientes galardones Talía; mientras que Javier Gutiérrez hace el personaje de Paco El Bajo, que hizo en la pantalla Alfredo Landa. Bermejo, que se puso en la piel del rey Juan Carlos en la obra El Rey, vuelve a los escenarios también con dos funciones: El minuto del payaso y Los que hablan.

Pregunta. ¿Qué sugieren hoy las palabras “Milana, bonita”?
Respuesta. Es un canto a la libertad. Es un mantra para desprenderse de ataduras y patrones.

P. ¿Qué vigencia tiene la historia que narró Delibes en Los santos inocentes en 1981?
R. Hemos asumido la doctrina del capitalismo y vivimos en una era de neoliberalismo y por ello la obra tiene una vigencia total. Se sigue teniendo miedo a perder el trabajo y a ponerse enfermo. Ese miedo que tiene Paco el Bajo, que se obliga a ir a cazar a pesar de estar cojo, lo vemos hoy a nuestro alrededor.

P. ¿Cuántas veces ha visto la película de Mario Camus?
R. La he ido viendo a trozos. Para este proyecto me he leído a conciencia la novela dos veces. Pero el trabajo, sobre todo, ha sido apelar y llamar a mi abuelo y a todas las boinas de los pueblos. La boina es un símbolo que hay que reivindicar.

P. ¿Qué reacciones ha sentido del público ante este retrato lúcido de la España de aquellos años?
R. La verdad es que ha sido todo un éxito, si lo medimos por la recepción del público. Los santos inocentes, además de teatro social, tiene mucho de documento de una época. La respuesta de los espectadores traspasa lo artístico. En la cuenca asturiana, en Avilés, se acercaron unos señores para agradecernos que habláramos de ellos. Con esta función, he tenido la misma sensación de cuando hicimos Las manos, también con Javier Gutiérrez, que era un ejercicio de memoria sobre los años cuarenta y para el que entrevistamos a nuestros padres, nuestros abuelos sobre cómo vivían entonces.

P. ¿En este sentido, hay algo también de aliento o necesidad de memoria histórica?
R. Absolutamente. Se habla de unos años, los sesenta, en los que hubo un éxodo importante del campo a la ciudad. A mí, que vengo de una familia de campo en Extremadura, Los santos inocentes me lleva a mis padres, mis abuelos. Es un ejercicio de memoria, en el que está muy presente la guerra y la posguerra, la miseria, la precariedad, la escasez y el deseo de saber. Yo he escuchado mucho a mis padres y abuelos esa necesidad por saber, por aprender, porque venían de un pueblo en el que, tras la derrota de la República, se cortó el proyecto de las Misiones Pedagógicas. Y, con ello, desapareció la posibilidad de crecer y de progresar. En mi pueblo, el agua corriente se empezó a instalar en los ochenta.

P. Hacer el papel de Azarías, que en el filme bordó Paco Rabal, ¿es un acto de valentía?
R. Es una película emblemática que está en el imaginario popular y que marcó un camino. Tengo muy presente a Paco Rabal y honro su memoria, también la de Juan Diego, Terele Pávez o Alfredo Landa, pero cuando salgo al escenario miro hacia arriba y tengo a mi familia, a mi padre, que falleció a los dos meses de empezar a trabajar en esta función, y a mis abuelos. Me lleva a los olores y los colores del pueblo, al que sigo yendo. Cada vez que hago esta obra es una ofrenda a mis padres y abuelos, a la tierra extremeña.

P. ¿Es Azarías un héroe de la resistencia humana?
R. Es un ser mitológico. Para hacer de Azarías también me he fijado en esos payasos de cine y teatro, como Buster Keaton, Harold Lloyd o Chaplin, que tanto nos han iluminado o el payaso de las bofetadas de León Felipe. Es un ser libre al que uno se quiere acercar. Azarías quizás solo puede explicarse su vida mirando hacia arriba y volando, corriendo, gritando. Así libera su dolor. Es un hombre que vive con perplejidad todo el dolor que le rodea. Me he acercado a él, también a través de ese dolor, porque el dolor está muy presente en mi vida.

P. ¿Por?
R. Me acerco mucho a los personajes a través del dolor, para poder transformarlo y explicarme el dolor del alma, el dolor social, de incomprensión. El payaso al que doy vida en el Minuto del payaso también es un hombre con dolor.

P. Ha conseguido por este personaje el premio de los galardones teatrales Talía en su primera edición, que también ha votado la obra como mejor espectáculo ¿Es la mejor manera de animar a un actor?
R. No está mal, ¿no? Alimenta tu agujero yoico, como me decía siempre Cristina Rota. Soy un tipo melancólico y nostálgico y pensaba que, según fuera creciendo, se me iba a pasar, pero no, se me va agudizando.

P. ¿Es la melancolía la que le lleva a hacer una obra como Minuto del payaso desde hace diez años?
R. Para luchar contra la amargura que te lleva a la desgana está la risa. A mí la risa me salva del miedo. He descubierto que con un sombrero y una nariz roja y poniendo cara de gilipollas frente a un espejo puedo enfrentarme a cualquier cosa. Me parece un gesto sanador. Un payaso es alguien que asume su ridículo, lo asume y lo expresa en un escenario. Es alguien que te invita a reírte de ti mismo. También tiene algo de profeta y de poeta, alguien que te indica el camino. Mi padre, en este sentido, era un gran payaso.

P. Entonces, con el sombrero y la nariz roja, ¿se ve el mundo diferente?
R. La máscara de la nariz te posibilita la transformación. Volviendo al dolor, mi dolor lo he sabido manejar de la transformación en el teatro. Sentir el aguacero de la risa de los espectadores es absolutamente liberador y maravilloso. Es una manera de legitimar el niño que llevas dentro. Necesito la risa y el humor en mi vida. Esto también me lo trato en terapia.

P. ¿Va a terapia?
R. Sí, desde hace ocho o diez años. Es un lugar de escucha. Durante mucho tiempo renegué de ella, pero ahora digo que es muy recomendable. Fui por un tema concreto y salieron muchas cosas. Como dice mi terapeuta, somos como un armario que hay que vaciar, tirar algunas cosas y ordenar otras.

P. ¿De qué le gustaría especialmente hacer parodia hoy en España?
R. La sátira me apasiona y creo que habría muchas cosas que parodiar. Por ejemplo, de todo lo que tiene que ver con este momento tan extraño de políticos, el caso del Tito Berni, la corrupción, la llegada del rey Juan Carlos a Sanxenxo, del alcalde de Madrid, de Pablo Iglesias y Yolanda Díaz juntos. Es que el humor ayuda a esclarecer las verdades.

P. Hizo del rey Juan Carlos en la obra El Rey, que se estrenó en 2016. ¿Qué le sugiere ahora la figura del monarca?
R. Con la obra de El Rey tratamos al rey emérito con absoluto respeto. Me encantaría que la viera para que se diera cuenta de lo honestos y respetuosos que fuimos con su figura y la versión de su reinado. Ahora me sugiere que nos quedamos cortos. El rey Juan Carlos ha superado la ficción de la obra de teatro. El rey Juan Carlos es un puro disparate. Se ha cargado a todos los potenciales monárquicos que podía haber.

P. En la obra subyacía la pregunta de que para qué ha servido la monarquía estos últimos 50 años. ¿Para qué ha servido, en su opinión?
R. También me lo pregunto yo. Ha servido para que nos demos cuenta de que el rey es un embajador, ¿pero de quién? De los poderosos, será.

P. ¿Fue todo ese deseo de transformación en otros lo que le llevó a ser actor?
R. A mí me ayudó a sanar. Tuve una infancia cabrona, me pasé mucho tiempo en el hospital durante la adolescencia por una enfermedad y cuando salí, en esos tumbos de la juventud, me di cuenta de que en el teatro podía jugar, saber de mí, autorregularme. Luego está también el azar y el misterio. Cuando llego a la escuela me encuentro con gente a la que le pasaba lo mismo que a mí. Y la suerte, cuando me voy encontrando con Alberto, Nathalie [Poza], con Willy [Guillermo Toledo], luego con Javi, [Javier Gutiérrez], con Andrés [Lima], un grupo con enormes inquietudes teatrales y artísticas.

P. Vuelve a los escenarios con El minuto del payaso, pero también con Los que hablan, una obra que se estrenó hace tres años.
R. Es que yo soy un actor de repertorio. Estoy seguro de que la de El rey la vamos a volver a hacer, habrá que cambiar algunas cosas, pero con toda seguridad volveremos porque es una figura de la que hay todavía muchas cosas que decir, hay que rescatarla. La rescataremos.