jueves, 9 de mayo de 2019

_- El 9 de mayo, Día de la Victoria



“Hermanos, hoy podemos decir: el alba viene, 
ya podemos golpear la mesa con el puño 
que sostuvo hasta ayer nuestra frente con lágrimas. (…) 
Éste es el canto del día que nace y de la noche que termina”. 
Pablo Neruda, 
Canto a Stalingrado

Mucha gente no comprende por qué los rusos celebran con tanto entusiasmo “El Día de la Victoria.” En este pequeño estudio se intenta explicar el porqué.

Hace 74 años terminó la Segunda Guerra Mundial, una conflagración que se desarrolló en lo fundamental en el frente soviético-alemán, donde se libraron las más importantes y decisivas batallas que significaron el viraje radical de la guerra y que resquebrajaron la espina dorsal de la Werhmacht, las Fuerzas Armadas de la Alemania Nazi, el más potente complejo militar bélico creado por la especie humana. De las 783 divisiones alemanas derrotadas durante esta guerra, 607 lo fueron en este frente, donde también fueron abatidos 77.000 aviones y destruidos 48.000 tanques y 167.000 cañones, así como 2.500 navíos de guerra. El 75% de la Werhmacht. Hoy, el mundo debería reconocer que gracias a la valentía y el enorme espíritu de sacrificio de Rusia y las demás naciones que conformaron la Unión Soviética, la humanidad no fue esclavizada por el nazi-fascismo. Se recuerda lo que sucedió en la arena mundial poco antes de la guerra.

Hitler, el Führer
Hace 74 años, el pasado 30 de abril, Adolf Hitler se suicidó cuando las tropas soviéticas lo habían acorralado en el bunker donde al final de la guerra había buscado inútil refugio durante la batalla por Berlín.

Su meteórica carrera, de cabo del Ejército Imperial a Führer (a final de enero de 1933, aún cuando en las últimas elecciones de 1932 no obtuvo la mayoría absoluta esperada por el gran capital y los que lo apoyaban, pues tuvo una perdida, -a pesar de la enorme campaña de propaganda favorable-, de más de 2 millones de votos respecto a las anteriores elecciones, lo que muestra que muchos alemanes tomaron conciencia de lo erróneo de darle la confianza por el desastre que comenzaron a prever de su gobierno) * de Alemania, la logra gracias al apoyo del gran capital financiero mundial, que veía en él suficientes atributos de fuerza y rudeza, necesarios para controlar la efervescencia revolucionaria que se gestaba en el pueblo alemán. Sus triunfos iniciales le granjearon la admiración de políticos e intelectuales del mundo entero, entre ellos el poeta Italiano Gabriele D'Annunzio y algunos Premios Nóbel como Alexis Carrel y Khut Hamsun; Eduardo VIII, rey de Inglaterra, fue obligado a abdicar por ser seguidor del Führer; el Ex Secretario de la OTAN, Lunz, era miembro del Partido Nazi Holandés; Henry Ford fue, posiblemente, el estadounidense que más contribuyó al desarrollo del nazismo.

A pesar de no ser alemán de nacimiento, Hitler fue nombrado Canciller del Reich, en un país con un pueblo muy nacionalista, gracias a la carta firmada por diecisiete grandes banqueros y magnates industriales, que así se lo exigieron al Presidente Hindenburg. Una vez en el poder, Hitler conformó el Consejo General de la Nueva Alemania, compuesto por Krupp, dueño de las más grandes acerías; Simens, magnate de la electricidad; Thyssen, magnate de las minas de carbón del Ruhr; Reinhardt, Presidente del Consejo de Observación del Banco Comercial; Schrodar, banquero y financiero vinculado a los capitales estadounidenses; Fisher, Presidente de la Asociación de Central de Bancos y compañías bancarias. Este organismo fue el que realmente gobernó Alemania y en él se encontraban las fuerzas que empujaron al mundo a la Segunda Guerra Mundial.

Así pasaron las cosas y no como en el cuento fantástico que nos relatan, según el cual un paranoico tomó el poder en un país de grandes tradiciones libertarias y de grandes pensadores y artistas, e instauró una dictadura personal que llevó como a una manada de ciegos a los habitantes de Alemania a la guerra. Occidente cerró sus bocas, ojos y oídos, aunque no los bolsillos, ante las barbaridades cometidas por la Alemania Nazi y postularon la política de apaciguamiento, que le permitió a Hitler apoderarse de media Europa casi sin disparar un tiro.

El historiador conservador inglés Sir Wheeler Bennet escribe: “Existía la oculta esperanza de que la agresión alemana, si se la podía encauzar hacia el Este, consumiría sus fuerzas en las estepas rusas, en una lucha que agotaría a ambas partes beligerantes.” Esta peligrosa política casi termina descuartizando a quienes la auspiciaban, ya que Hitler antes de dar un paso hacia el Oriente, lo dio hacia Occidente. Mal paga el diablo a sus devotos.

Las guerras de la preguerra
Etiopía
Italia, cuya voracidad estaba estimulada por creerse estafada en la repartición del mundo que las potencias imperialistas realizaron en 1870, comenzó a codiciar Etiopía, en esa época llamada Abisinia. Esgrimió como razón indiscutible una “misión civilizadora.” Mussolini le preguntó por su opinión a Mac'Donald, Primer Ministro de Inglaterra, quien le respondió: “A las mujeres inglesas les enorgullece las aventuras amorosas de sus maridos bajo la condición de que actúen discretamente. Por eso actúe con mucha táctica, nosotros no nos opondremos.”

Italia comenzó la guerra de agresión contra Etiopía a partir de Eritrea y Somalía. Sus pertrechos, 350.000 soldados y 14.500 oficiales, 510 aviones y 300 tanques, cruzaron sin ninguna dificultad el Canal de Suez, que en esa época pertenecía a un consorcio anglo-francés. La URSS propuso en la Liga de Naciones que se declarase a Italia país agresor y se ayude a Etiopía a repeler la agresión, pero no le hicieron caso. “Si se hubieran aplicado sanciones totales, la movilización de Mussolini hubiese sido detenida por completo”, escribe en sus memorias C. Hull, en ese entonces Secretario de Estado de Estados Unidos. Al contrario, Italia adquirió en ese país material estratégico, especialmente petróleo.

El cruce de Rin
En 1936, Hitler rompió el Tratado de Versalles al cruzar sus tropas al otro lado del Rin, zona desmilitarizada de Alemania. Francia aceptó que el Ejército Alemán llegase a sus fronteras por estar paralizada por la política de apaciguamiento. “A Adolf Hitler se le permitió ganar la primera batalla de la Segunda Guerra Mundial sin disparar un solo tiro”, escribe Sir Wheeler Bennet.

España
Posteriormente, los fascistas fijaron su interés en España. El triunfo del Frente Popular en las elecciones parlamentarias de ese país era algo que la derecha mundial no podía permitir. El 18 de julio de 1936, el General Francisco Franco inició el levantamiento de los llamados nacionalistas españoles. Hitler y Mussolini enviaron aviones de transporte para trasladar las tropas de Franco de Marruecos a España. Entre 1936 y 1939 llegaron para pelear en las filas nacionalistas 310.000 soldados extranjeros, de ellos 150.000 italianos, 90.000 marroquíes, 50.000 alemanes y 20.000 portugueses. La política de no intervención, declarada por Inglaterra y Francia, consistía en prohibir la venta de armas a la República de España, y resultó ser de gran ayuda para Franco que, al mismo tiempo, adquirió 12.000 camiones Ford y 1.800.000 toneladas de gasolina que la Texaco de la “neutra Norteamérica” y la inglesa Shell le vendieron a crédito durante la guerra. Franco sostuvo: “Sin el petróleo americano, sin los camiones americanos, sin los créditos americanos, nunca hubiésemos ganado la guerra.” A fines de marzo de 1939, Franco derrotó a la República.

La URSS fue el único país que vendió armas a la República de España y ayudó a organizar al Ejército Popular Español, también fueron de gran ayuda en la lucha contra el nazi-fascismo y por la democracia las Brigadas Internacionales procedentes de cincuenta y tres países. En ellas pelearon personalidades de la talla de Ernest Hemingway, César Vallejo, George Orwell, Palmiro Togliatti y otros más.

La Guerra Civil Española fue la más sangrienta guerra que hubo antes de la Segunda Guerra Mundial, se prolongó durante 986 días y si las fuerzas democráticas fueron derrotadas fue porque se dieron una serie de factores, especialmente de orden externo, que posibilitaron este fatal suceso.

Austria
La primera víctima directa de Alemania Nazi fue Austria. Un día soleado de primavera, el 12 de marzo de 1938, Alemania invadió Austria y la anexó. Todo transcurrió mientras el gobierno británico ofrecía un almuerzo al ex-Embajador Von Ribbentrop, que acababa de ser nombrado Ministro de Relaciones Exteriores del Tercer Reich. Ribbentrop tranquilizó a Lord Halifax, Canciller Inglés, le explicó que sólo se trataba de reunificar a los alemanes y que, finiquitado este espinoso problema, quedaba abierto el camino para el entendimiento anglo-alemán.

El “Anschluss”, o sea la transformación de Austria en una provincia del Tercer Reich, fue un aperitivo en los planes expansionistas del nazismo. El territorio del Reich creció en un 17%, su población en un 10%, la Wehrmacht se incrementó de golpe en 50.000 soldados y oficiales y la economía y la industria de Austria comenzaron a trabajar para satisfacer los apetitos imperiales de los revanchistas alemanes.

El Primer Ministro de Inglaterra, Chamberlain, que no estaba dispuesto a pelear contra Alemania, dijo ante el comité de política exterior de Inglaterra: “Lo sucedido no debía obligar al gobierno inglés a cambiar de política, al contrario, los últimos acontecimientos han fortificado su convencimiento en la justeza de esta política y lo único de lamentar es que este rumbo no se hubiese emprendido antes.” Alemania comenzó de inmediato a construir autopistas que conducían a las fronteras checas, húngaras y yugoslavas. Checoslovaquia quedó así atenazada por las nuevas fronteras.

La confabulación de Münich
En septiembre de 1938 se suscribió el pacto Münich, que traspasaba a Alemania la estratégica región de los Sudetes, perteneciente a Checoslovaquia. Hitler reclamaba para Alemania los Sudetes, donde estaban las principales fortificaciones militares de Checoslovaquia, por estar poblada mayoritariamente por alemanes. De esta manera, los imperios rifan el destino de las naciones más débiles; es este caso, las debilidades y las falencias de Inglaterra y Francia coludieron con las ambiciones de Hitler.

Checoslovaquia surgió luego de la Primera Guerra Mundial como consecuencia de la desintegración del Imperio Austro-Húngaro. El Pacto de Asistencia Mutua, firmado entre Francia y Checoslovaquia, garantizaba su existencia. También existía el Tratado Checo-Soviético, según el cual, en el caso de una agresión a Checoslovaquia, la URSS se comprometía a pelear contra el agresor si Francia cumplía con el Pacto de Asistencia Mutua. Por otra parte, Gran Bretaña se comprometió a luchar junto a Francia en el caso de una guerra contra Alemania.

El capitán Wiedemann, enviado de Hitler, informó a Lord Halifax, Canciller de Gran Bretaña, que el Führer estaba iracundo y que habría consecuencias desastrosas de no resolverse el problema de los Sudetes. Halifax le respondió: “Transmítale que espero vivir hasta el momento en que se realice la meta fundamental de todos mis esfuerzos: Ver a Hitler con el rey inglés juntos en el balcón del palacio de Buckingham.”

Chamberlain se entrevistó con Hitler para “lograr un acuerdo anglo-alemán”, que resolviera definitivamente el problema checo. Le planteó a Hitler que Alemania e Inglaterra debían ser “los pilares de la paz en Europa y los baluartes contra el comunismo.” Luego de tres horas de conversación con Hitler, Chamberlain aceptó la entrega de los Sudetes a Alemania. Pidió tiempo para consultar con su gabinete y con París, a los que sostuvo que si se entregaban los Sudetes a Alemania se lograría el deseado arreglo con el Füher y “se podría amortiguar las dificultades existentes y alcanzar acuerdos en otros problemas.” Checoslovaquia, a la que recomendaron ceder a Alemania las partes de los Sudetes donde vivían más del 50% de alemanes y anular los pactos con Francia y la URSS, no fue tomada en cuenta. A cambio de esta entrega, Inglaterra y Francia se comprometían a garantizar las nuevas fronteras. La respuesta debía ser inmediata, pues Chamberlain se encontraría con Hitler el 22 de septiembre.

El Presidente Beneš rechazó la propuesta de Chamberlain porque la Unión Soviética le confirmó que estaba dispuesta a ayudar a Checoslovaquia en el caso en que Francia no lo hiciera y que tendría el respaldo de Moscú en la Liga de Naciones en el caso en que Praga solicitara ayuda a ese organismo. Inglaterra y Francia le presentaron un ultimátum: “Si los checos se agrupan con los rusos, la guerra podría transformarse en una cruzada contra los bolcheviques. Entonces a los gobiernos de Inglaterra y Francia les sería muy difícil quedar al margen.” La mañana del 21 de septiembre, los checos aceptaron el ultimátum. Hitler exigió entonces que antes del 28 de septiembre los Sudetes debían formar parte del Tercer Reich y, a pedido de Chamberlain, alargó el plazo hasta el 1 de octubre.

Cuando Lord Halifax entregó esta exigencia al Embajador de Checoslovaquia, Jan Masaryk, le explicó: “Ni el Primer Ministro inglés ni yo queremos darle consejo alguno con respecto al memorándum… El Primer Ministro está persuadido de que Hitler sólo quiere los Sudetes, si lo consigue no reclamará nada más”. El diálogo continuó así, Masaryk: “¿Y usted cree eso?”; Lord Halifax: “Yo no le he dicho que el Primer Ministro esté convencido de eso”; Masaryk: “Si ni usted ni el Primer Ministro quieren darnos ningún consejo sobre el memorándum, entonces, ¿cuál es el papel del Primer Ministro?”; Lord Halifax: “El de correo y nada más”; Masaryk: “Debo entender que el Primer Ministro se ha convertido en recadero del asesino y salteador, Hitler”; Lord Halifax, un poco turbado: “Pues, si le parece, sí.”

Hitler propuso la realización de una conferencia entre Inglaterra, Francia, Alemania e Italia. Checoslovaquia, que en ese conciliábulo perdió la quinta parte de su territorio, la cuarta parte de su población y la mitad de su industria pesada, no fue invitada.

El 30 de septiembre se le comunicó verbalmente a la delegación checa, que esperaba impaciente en el piso inferior de la reunión, el destino de su país. Sus delegados reclamaron indignados por la monstruosa resolución, a lo que se les contestó: “¡Es inútil discutir! Está decidido.”

Chamberlain regresó a Londres. Blandía con mucho orgullo un papel que, según dijo, “aseguraba la paz por una generación.” Para reafirmar sus palabras citó la frase de Henrique IV, de Shakespeare: “De la ortiga de los peligros sacaremos las flores de la salvación.” El periódico Izvestia de Moscú le recordó al día siguiente la réplica que sigue a la misma frase: “La empresa que has cometido es peligrosa, los amigos que me has enumerado son inseguros, y el mismo momento ha sido mal escogido. Toda tu conspiración es demasiado liviana como para pesar más que dificultades graves.”

Medio año después, las tropas alemanas entraron a Praga ante la impotente mirada de Inglaterra y Francia, garantes que no movieron un dedo para prestar ayuda a Checoslovaquia. Política que hasta ahora no ha cambiado y que favorece al agresor.

El Pacto Ribbentrop Mólotov
Como resultado de la Gran Crisis del capitalismo, que comenzó en 1929 y afectó al mundo de la postguerra como ningún otro fenómeno económico, se inició la lucha por el nuevo reparto colonial del mundo. Tal como lo analiza Stalin: A la sazón se podía dividir al mundo en potencias imperialistas agresoras y potencias imperialistas agredidas. Las primeras, que nada tenían y lo exigían todo, atacaban a las segundas, que lo poseían todo. Para ello, Alemania, Italia y Japón abandonaron la Liga de Naciones, conformaron la alianza del Eje y firmaron el Pacto AntiKomintern.

Las potencias agredidas, pese a que eran económica y militarmente mucho más fuertes que las agresoras, cedían y cedían posiciones. La razón de esta conducta era darle aire a la agresión hasta que se transforme en un conflicto germano-soviético; al mismo tiempo, quedar ellos al margen del conflicto. Esperaban que Hitler cumpliese la promesa de liquidar el comunismo, lo presionaban para que se dirija cada vez más lejos en dirección al Este, le abrían la posibilidad de atacar a la Unión Soviética a través de los países del Báltico, y le daban largas al asunto de emprender la creación de un sistema de seguridad colectiva contra la agresión nazi-fascista. Incitaban a las naciones del Eje a atacar a la URSS con la esperanza de que la guerra agotase mutuamente a ambos bandos. Entonces les ofrecerían sus soluciones y les dictarían sus condiciones. Los países beligerantes, cuyas fortalezas se hubieran destruido como consecuencia de un largo batallar entre ellos, no tendrían más opción que aceptarlas. Una forma fácil y barata de conseguir sus fines.

El 23 de julio de 1939, Molótov, Ministro de Relaciones Exteriores de la Unión Soviética, propuso a Gran Bretaña y Francia el envío de una comisión militar a Moscú, con el propósito de lograr un acuerdo que impidiera la agresión alemana a Polonia. Pese a que la guerra estaba al borde de estallar, el 11 de agosto, diecinueve días después, la misión arribó a Moscú. Estaba encabezada por personajes que no tenían atribuciones ni poderes para discutir nada ni firmar algún convenio militar concreto. La delegación nunca contestó a la inquietud fundamental de Moscú: para poder enfrentarse con Alemania, las tropas soviéticas tenían que pasar por el territorio polaco o el rumano, sin esta condición era imposible la participación de la Unión Soviética en una alianza militar con Inglaterra y Francia.

El 14 de agosto, el Almirante Drax, Jefe la Misión, reconoció: “Creo que nuestra misión ha terminado”; sin embargo, propuso una nueva reunión para después de tres o cuatro días. El 23 de agosto, Voroshilov, Ministro de Defensa de la URSS, advirtió a la comisión: “Nosotros no podemos espera a que Alemania derrote a Polonia para que después se lance contra nosotros. Mientras tanto ustedes estarían en sus fronteras reteniendo a lo mucho diez divisiones alemanas. Necesitamos un trampolín desde el cual atacar los alemanes, sin él no podemos ayudarlos a ustedes.” Ante el silencio de los delegados añadió: “El año pasado, cuando Checoslovaquia se encontraba al borde del abismo, no obtuvimos una sola señal de Francia. El Ejército Rojo estuvo listo para atacar, pero esa señal nunca llegó. Ahora los gobiernos de Francia e Inglaterra han prolongado inútilmente y durante demasiado tiempo estas conversaciones. Fue necesario obtener una clara respuesta de Polonia y Rumania sobre el paso de nuestras tropas a través de sus territorios.”

Poco después, el gobierno soviético aceptó la propuesta alemana de concluir un acuerdo de no agresión que, desde mayo de 1939, Alemania le había planteado en reiteradas ocasiones. El 23 de agosto de 1939, la URSS firmó el Pacto de no Agresión con Alemania. La URSS actuaba con mucha cautela para impedir que la arrastraran a un conflicto que no buscaba ni deseaba. Conocía además que Francia e Inglaterra sostenían conversaciones secretas con Alemania con la finalidad de concluir un acuerdo dirigido contra la Unión Soviética.

Al firmar este pacto, el gobierno soviético no se hacía ilusiones. El Mariscal Zhukov sostuvo que se partía del supuesto de que el mismo no libraba a la URSS de ser agredida y añadió: “En ningún momento escuché a Stalin palabras tranquilizadoras en relación al Pacto de no Agresión.” Las críticas al pacto Ribbentrop-Mólotov tienen la finalidad de absolver a los responsables del estallido de la guerra. Posteriormente, cuando EEUU, Inglaterra y la URSS conformaron la coalición antinazi, muchos políticos relevantes de Occidente lo valoraron positivamente.

La Segunda Guerra Mundial
Luego de la entrega de Checoslovaquia a Alemania, Hitler exigió la devolución del Corredor Polaco, la entrega del puerto de Dánzig y que Polonia le cediera facultades extraterritoriales para construir autopistas y líneas férreas por territorio polaco. Después, anuló el pacto de no agresión firmado con Polonia y renunció al convenio naval anglo-alemán, posteriormente comenzó a reclamar las colonias que le fueron arrebatadas por Francia e Inglaterra luego de la Primera Guerra Mundial.

El 1 de septiembre de 1939, Alemania invadió Polonia. Dos días después Inglaterra y Francia le declararon la guerra a Alemania, estos hechos dieron inicio a la Segunda Guerra Mundial. La “Blitzkrieg” fue la estrategia de guerra que dio grandes éxitos a la Wehrmacht. Consistía en concentrar gran cantidad de fuerzas en zonas estrechas del frente, con lo que adquiría absoluta superioridad, tanto de soldados como de instrumentos de guerra. El Ejército Polaco fue derrotado en cinco semanas.

A partir del la derrota de Polonia se desarrolló lo que se conoce con el nombre de “Guerra Boba”. El ejército anglo-francés, que no había hecho nada durante el ataque alemán a Polonia, siguió sin hacer nada mientras Alemania concentraba grandes cantidades de tropas en la frontera occidental de Francia y continuó sin hacer nada cuando Alemania, entre el 9 de abril y el 10 de mayo de 1940, se apoderó de Noruega, Dinamarca, Holanda, Belgica y Luxemburgo. El corresponsal francés R. Dorgeles escribe: “Yo estaba asombrado de la tranquilidad allí reinante. Quienes manejaban la artillería en el Rin miraban tranquilamente a los trenes alemanes que transportaban material de guerra en la orilla contraria, nuestros aviadores volaban sobre las humeantes chimeneas del Sarre, sin arrojar bombas. Evidentemente la principal preocupación del comando supremo consistía en no intranquilizar al enemigo”. Cuando al Ministro de Aviación de Inglaterra se le pidió arrojar bombas incendiarias sobre los bosques macizos de Alemania, respondió: “Qué le pasa, es imposible, es propiedad privada. Sólo faltaría que se me pidiera bombardear el Ruhr.”

El 14 de mayo de 1940, los tanques alemanes rompieron las líneas defensivas francesas, en la región de Sedan, y se precipitaron en dirección a occidente, el pánico se apoderó de las tropas francesas. El 18 de mayo el 9° ejército francés fue derrotado y su comandante capturado. El camino a la Mancha quedó abierto. El 20 de mayo, las divisiones motorizadas alemanas llegaron a las costas de la Mancha. El 27 de mayo comenzó la evacuación de las fuerzas inglesas desde Dunquerke, que fue exitosa gracias a que las divisiones motorizadas comandadas por Kleist detuvieron su marcha. Este hecho tiene una explicación política, eliminada Francia, Hitler esperaba ponerse de acuerdo con Gran Bretaña para lograr la creación de un frente común contra su principal enemigo, la Unión Soviética. Se cree que para esa negociación, Rudolf Hess, segundo hombre fuerte de Alemania, voló a Gran Bretaña y se arrojó en paracaídas cerca de la residencia de Lord Halifax. Buscaba contactos con Inglaterra para lograr la división de las esferas de influencia en el mundo.

La mañana del 14 de junio, las tropas nazis entraron en París y desfilaron por los Campos Elíseos. El Mariscal Petain formó un nuevo gobierno. El 17 de junio, Petain habló por la radio y pidió a los franceses cesar los combates. El 21 de junio de 1940, en el bosque de Campiegne, a unos 70 kilómetros de París, en el mismo vagón en el que 22 años atrás se habían rendido los alemanes a los franceses, bajo los acordes de “Deutschland Uber Alles” y el saludo nazi hecho por Hitler, Francia se rindió a Alemania. Todo el potencial industrial de Francia, las fábricas de automotores, de aviación y de productos químicos, comenzó a trabajar para las necesidades bélicas de Alemania. Lo mismo pasó en todos los demás países ocupados por los nazis.

La mitad de Francia iba a ser zona ocupada, allí vivía el 65% de la población, se producía el 94% del acero, el 79% del carbón, el 75% del trigo y el 65% de la ganadería; la otra mitad, desde la ciudad de Vichy, iba a ser gobernada por Petain. Por su carácter político, el gobierno de Vichy era la dictadura del sector de la burguesía francesa, aliada al régimen nazi de Alemania, razón por la cual, terminada la guerra, la IV República nacionalizó las fábricas de la mayor parte de estos sectores sociales.

Pero no todo el pueblo francés estaba compuesto por traidores, su gran mayoría se alineó con las fuerzas de la “Francia Libre”, a cuya cabeza se encontraba el General Charles De Gaulle, o con el Partido Comunista Francés. Ambos movimientos, desde la clandestinidad, combatieron codo a codo y jugaron un importante rol en la lucha contra el fascismo. En Gran bretaña era Primer Ministro Sir Winston Churchill, quien comprendió que la batalla contra el nazismo era a muerte, por lo que apoyó a todo movimiento antifascista.

El 27 de septiembre de 1940 se firmó el Pacto Tripartito, según el cual el mundo se dividía en esferas de influencia: Alemania e Italia dominarían Europa y Japón, el Asia Oriental. El 25 de marzo de 1941, Yugoslavia se unió al Pacto Tripartito. El pueblo de este país salió a las calles a manifestar su descontento, y un grupo de jóvenes oficiales dio un golpe de Estado, derrocó al gobierno aliado de los nazis y nombró uno nuevo, encabezado por el General Simovich, Jefe de la Fuerza Aérea. El 6 de abril de 1941, Hitler declaró la guerra contra Yugoslavia y Grecia. La campaña de los Balcanes duró 18 días, entre el 6 de abril y el 24 de abril de 1941. Prácticamente, Hitler era dueño de Europa. Ahora podía lanzarse contra la URSS.

La Gran Guerra Patria
El 18 de diciembre de 1940, Hitler ordenó al alto mando alemán desarrollar el Plan Barbarrosa. Este plan contemplaba en unos tres o cuatro meses ocupar Rusia hasta los Urales y tenía las mismas características que tan buenos resultados le habían dado a Hitler en el resto de Europa. A fines de abril de 1941, la dirección política y militar de la Alemania Nazi estableció la fecha definitiva para el ataque a la URSS: el domingo 22 de junio de ese año, a las cuatro en punto de la madrugada. El alto mando alemán planificaba para después la toma, a través del Cáucaso, de Afganistán, Irán, Irak, Egipto y la India, donde las tropas alemanas se encontrarían con las japonesas. Esperaban también que se les unieran España, Portugal y Turquía. Dejaron para más tarde la toma de Canadá y EEUU, con lo que lograrían el dominio total del mundo.

El 22 de junio de 1941, un ejército jamás visto por su magnitud, experiencia y poderío, se lanzó al ataque en un frente de más de 3.500 kilómetros de extensión, desde el mar Ártico, en el norte, hasta el mar Negro, en el sur. Eran un total de 190 divisiones, cinco millones y medio de soldados, 4.000 tanques, 4.980 aviones y 192 buques de la armada nazi. No se cumplieron las expectativas del plan Barbarossa porque, a diferencia del resto de Europa, la Wehrmacht encontró en Rusia una resistencia no esperada, que los desesperó desde el mismo inicio. El General Galdera, jefe de Estado Mayor de las tropas terrestres de Alemania, escribió: “Los rusos siempre luchan hasta la última persona.” Es que desde el primer día de guerra, la población soviética se aglutinó bajo la consigna: “¡Todo para el frente, todo para la victoria!” Con la finalidad de defender a su patria, los trabajadores laboraron sin descanso, los poetas escribieron poemas motivadores, los compositores crearon música inspirada, los artistas se presentaron en todos los frentes, los campesinos obtuvieron los mejores frutos de la tierra, los ingenieros inventaron novedosos instrumentos de combate y los soldados entregaron su vida en aras de la libertad. Nadie permaneció indiferente.

El 3 de julio de 1941, Stalin se dirigió al pueblo soviético: “¡Camaradas, ciudadanos, hermanos y hermanas, miembros de nuestras fuerzas armadas! ¡A ustedes me dirijo, amigos míos!... Nuestras tropas luchan heroicamente, a pesar de las grandes dificultades, contra un enemigo superiormente armado con tanques y aviones... Junto con el Ejército Rojo, el pueblo entero se levanta en defensa de su amada patria... Esta guerra no será una guerra cualquiera entre dos ejércitos enemigos. Esta guerra será la lucha de todo el pueblo soviético contra las tropas germano-fascistas. El propósito de la guerra popular consistirá no sólo en destruir la amenaza que pesa sobre la Unión Soviética sino también en ayudar a todos aquellos pueblos de Europa que se encuentran bajo el yugo alemán. En esta guerra el pueblo soviético tendrá sus mejores aliados en las naciones de Europa y América, incluido el pueblo alemán, esclavizado por sus cabecillas... Camaradas, nuestras fuerzas son poderosas. El insolente enemigo se dará pronto cuenta de ello... Toda la fortaleza de nuestro pueblo se empleará para aplastar al enemigo. ¡Adelante! ¡Hacia la Victoria!”

A partir de entonces se inicio a una conflagración conocida como la Gran Guerra Patria. Los éxitos de las tropas hitlerianas en las primeras operaciones de esta guerra obedecían a las ventajas que Alemania Nazi tenía sobre la Unión Soviética: Era dueña de casi toda Europa, cerca de 6.500 centros industriales europeos trabajaban para la Wehrmacht y en sus fábricas laboraban 3.100.000 obreros especialistas extranjeros; la economía de Alemania, dirigida fundamentalmente a producción bélica, poseía dos veces y media más recursos que la Unión Soviética. Se necesitó del colosal esfuerzo del pueblo soviético para revertir la situación y lograr la victoria.

El primer fracaso del Plan Barbarrosa se dio cuando la Wehrmacht no pudo desfilar el 7 de noviembre de 1941 por la Plaza Roja de Moscú, tal cual lo tenía planificado, sino que lo hizo el Ejército Soviético, para luego marchar directamente al frente de Moscú. Sobre esta Batalla, el General Douglas MacArthur escribe: “En mi vida he participado en varias guerras, he observado otras y he estudiado detalladamente las campañas de los más relevantes jefes militares del pasado. Pero en ninguna parte había visto una resistencia a la que siguiera una contraofensiva que hiciera retroceder al adversario hacía su propio territorio. La envergadura y brillantez de este esfuerzo lo convierten en el logro militar más relevante de la historia.”

Leningrado. Más allá del heroísmo
Si Hitler hubiera contado con la valentía, el espíritu de combate, la organización, el patriotismo, la disciplina, la productividad y otras características incomparables de los rusos, sin lugar a dudas que hubiera ganado la Segunda Guerra Mundial. A buena hora, estas cualidades no se venden en las boticas y, pese a que los alemanes también las poseen, el resultado de la contienda habla meritoriamente a favor del pueblo ruso. Vale la pena recordar este detalle ahora que la rusofobia lo denigra.

La Venecia del Norte, como también es conocida San Petersburgo, fue fundada en 1703 por Pedro I, el Grande. Ha sido cuna de muchos pensadores y poetas: Pushkin, Gogol, Dostoievski, Blok y otros. Es también una de las ciudades más bellas del planeta: El Palacio de invierno, el Hermitage, la Catedral de San Isaac, el Palacio de Pedro son hermosos monumentos de belleza sin par. Pero cuando se menciona su nombre, se debe recordar que sus hijos realizaron el acto de resistencia más grandioso de la historia. Nadie podrá relatar con exactitud lo que durante la Segunda Guerra Mundial aconteció en esa ciudad, símbolo del heroísmo del pueblo soviético. Que el sacrificio de sus hijos ilumine a los futuros luchadores por la libertad, que el más de medio millón de víctimas que yacen en el cementerio de Piskariovskoye logren la paz eterna cuando vean que el nazi-fascismo no existe ya en este mundo.

La conquista de Leningrado, así se llamaba San Petersburgo, fue una parte importante del Plan Barbarossa. El grupo de ejércitos del norte y las tropas alemanas de Noruega, a los que se sumaría el Ejército de Finlandia, debían ser suficientes para destruir a las fuerzas soviéticas que enfrentasen. El alto mando alemán, para el que la toma de Leningrado tenía importancia tanto política como estratégica, detuvo su avance sobre esta ciudad el 8 de septiembre de 1941, ordenó a sus tropas atrincherase y se preparó a romper la resistencia del pueblo ruso a través de un prolongado asedio, con ayuda del bombardeo continuo de la aviación a la ciudad y mediante el fuego de artillería; suponían que el hambre los doblegaría.

La ciudad sufrió un bloqueo de 872 días, como consecuencia del cual murió más de un millón de leningradenses, la inmensa mayoría de hambre y frío, pero Leningrado no se rindió y los sueños de Hitler de ocupar la ciudad no se hicieron realidad, porque sus habitantes la defendieron sacrificándose más allá de lo imaginable. Durante el bloqueo, el pueblo ruso repetía como estribillo: “Si Leningrado resiste, nosotros también resistiremos.” En pleno bloqueo, el 9 de agosto de 1942, la Orquesta Sinfónica de Leningrado interpretó la Séptima Sinfonía o Sinfonía a Leningrado, compuesta por Dmitri Shostakóvich. El célebre compositor dedicó esta creación a “nuestra lucha contra el fascismo, a la victoria que se aproxima y a mi Leningrado natal.” La obra, que era un himno de esperanza en la victoria, fue trasmitida por radio al mundo entero. Los altavoces se dirigían hacia donde estaban los alemanes, pues la ciudad quería que los invasores la escuchasen.

Al pueblo de Leningrado lo mantenía erguido la inquebrantable fe en la victoria. Las condiciones de trabajo eran de las más duras, el frío era insoportable y no había que comer, no había luz ni calefacción ni transporte y, sin embargo, nadie se quejaba, ni siquiera en el momento de la muerte. La gente moría en silencio.

Pese al intenso bombardeo de la aviación alemana, a través del congelado lago Ládoga, llamado “Camino de la Vida”, no se interrumpió el envío de alimentos, medicina, armas y demás pertrechos. Los conductores manejaban días enteros sin descansar. Quienes dirigían el tránsito debían permanecer parados sobre la nieve soportando el viento y el frío de hasta -30°C, durmiendo muy pocas horas al día.

Se tendió un oleoducto por el fondo del lago y Leningrado revivió. Las fábricas volvieron a producir y la población tuvo de nuevo luz y calefacción. El 18 de enero de 1943, el Ejército Rojo rompió parcialmente el bloqueo mediante una operación denominada Iskrá, chispa en español, que conectó Leningrado con el resto de Rusia. Cerca de un año después, el 27 de enero de 1944, el Ejército Soviético liberó por completo la ciudad. Por eso, sus habitantes dicen orgullosos: “Troya cayó, Roma cayó, Leningrado no cayó.”

Nada es más patético que el diario de Tania Sávicheva, una niña rusa que sintetiza en pocas líneas el sufrimiento de millones de ciudadanos de Leningrado. Ella escribe: “Zhenia murió el 28 de diciembre de 1941, a las 12:30 horas. La abuela murió el 25 de enero de 1942, a las 3:00 de la tarde. Leka murió el 17 de marzo de 1942, a las 5:00 de la madrugada. El tío Vasia murió el 13 de abril de 1942, 2 horas después de la medianoche. El tío Lesha, el 10 de mayo de 1942 a las 4:00 de la tarde. Mi mamá murió el 13 de mayo de 1942 a las 7.30 de la mañana. Los Sávichev murieron. Murieron todos. Solo queda Tania.”

Stalingrado y Kursk, batallas que definieron la guerra
La mayor derrota alemana se dio en la Batalla de Stalingrado, la más sangrienta y encarnizada de la historia, con más de tres millones de soldados muertos de ambas partes. La misma se prolongó desde agosto de 1942 hasta el 2 de febrero de 1943, y culminó con la increíble victoria del Ejército Soviético, algo que nadie en el mundo esperaba, sobre el poderoso Sexto Ejército Alemán, que luchaba por conquistar Stalingrado, luego de combatir sin tregua en cada piso de cada casa.

Uno de los episodios más gloriosos es el de la Casa de Pávlov -edificio de departamentos defendido por una pequeña guarnición-, que pasó entre el 23 de septiembre y el 25 de noviembre de 1942, cuando otro comando soviético la reemplazó. El Sexto Ejército Alemán, que en menos tiempo se había apoderado de media Europa, fue incapaz de apropiarse de esta casa, defendida por una docena de aguerridos soldados. Los hombres de Yákov Pávlov, suboficial que comandó la defensa de este fortín, eliminaron más soldados del enemigo que los soldados alemanes que murieron durante la liberación de París.

Sobre la batalla de Stalingrado, el General alemán, Dorr, escribe: “El territorio conquistado se medía en metros, había que realizar feroces acciones para tomar una casa o un taller… Estábamos frente a frente con los rusos, lo que impedía utilizar la aviación. Los rusos eran mejores que nosotros en el combate casa por casa, sus defensas eran muy fuertes.” El General Chuikov, defensor de Stalingrado, fue el que ideó esta forma de lucha, en la que el espacio de separación de sus tropas de las alemanas jamás excedió el radio de acción de un lanzador de granadas. Al destruir la ciudad, los nazis impidieron que la acción de sus tanques fuera efectiva, las mismas ruinas actuaban como defensas antitanques.

Gracias a la moral combativa de los defensores de Stalingrado, los alemanes lograron avanzar apenas medio kilómetro en la ofensiva de doce días de octubre del 1942, habían perdido la iniciativa y no pudieron atacar con éxito otra vez. El 11 de noviembre, los alemanes atacaron en Stalingrado por última ocasión, intentaban llegar al río Volga en un frente de cinco kilómetros; la ofensiva fracasó porque los rusos defendieron cada metro de tierra.

El 19 de noviembre, el Ejército Soviético comenzó una contraofensiva que había sido elaborada en el mayor de los secretos; cuatro días después, los alemanes quedaron cercados por un anillo de entre 40 a 60 kilómetros de amplitud. El ultimátum enviado por el General Rokosovsky al Mariscal Paulus fue rechazado. El 2 de febrero de 1943, luego feroces combates, cesó toda resistencia alemana en Stalingrado.

El Ejército Soviético capturó a un mariscal de campo, 24 generales, 25.000 oficiales y 91.000 soldados. En la batalla de Stalingrado, la Wehrmacht perdió más de un millón de hombres, el 25% de todas las fuerzas que en esa época operaban en el frente oriental, más de 3.000 tanques y casi 4.500 aviones. Fue la peor derrota sufrida por el Ejército Alemán durante toda su historia. Para Alemania, la derrota fue tan dura que decretó tres días de luto. En Memorias de un Soldado, el General Heinz Guderian escribe: “Después de la catástrofe de Stalingrado, a finales de enero de 1943, la situación se hizo bastante amenazadora, aún sin la intervención de las potencias occidentales.”

La victoria de Stalingrado marcó el inicio del colapso total de la Alemania nazi y sentó las bases para la expulsión masiva de los invasores del territorio soviético. Casi todo el material militar que se empleó fue fabricado en las fábricas que los técnicos soviéticos trasladaron desde la zona central de Rusia hasta el otro lado de los Urales, con los alemanes pisándoles los talones.

Luego de la batalla de Stalingrado se conoció que en 1943 tampoco se abriría el Segundo Frente, lo que significaba que Alemania podía concentrar en el Frente Oriental a lo más selecto de sus tropas para luchar contra la URSS. En carta a Roosevelt, del 10 de junio de 1943, Stalin escribe: “Usted y Churchill han decidido posponer la invasión a Europa Occidental para la primavera de 1944. Otra vez nos tocará luchar casi solitariamente.” Y en carta a Churchill le escribe: “Nuestro gobierno nunca pudo imaginar que EEUU y Gran Bretaña revisaran la decisión de invadir Europa Occidental... No fuimos consultados... Usted me dice que comprende por completo mi desilusión. Es mi deber aclararle que no se trata de una simple desilusión del gobierno soviético sino de mantener la confianza entre los aliados. No hay que olvidar que se trata de salvar la vida de millones de personas que viven en las regiones ocupadas de Europa Occidental y Rusia, así como también de reducir las inmensas bajas del Ejército Soviético.”

Bajo estas condiciones se produjo en el verano de 1943 la Batalla de Kursk, o el Plan Ciudadela, en la que, según Hitler, los alemanes “debían recuperar en el verano lo que habían perdido en el invierno.” Guderian escribe en Memorias de un Soldado: “Sufrimos una derrota demoledora en Kursk. Las tropas blindadas, que habían sido repuestas con gran esfuerzo, como consecuencia de las grandes pérdidas de hombres y de materiales de guerra quedaron fuera de servicio por largo tiempo… Como secuela del fracaso del plan Ciudadela, el Frente Oriental absorbió todas las fuerzas que estaban emplazadas en Francia.” A partir de entonces, Alemania Nazi se quedó sin iniciativa bélica. En esta batalla se enterró el mito de que era el invierno ruso el que ayudaba al Ejército Rojo; también fue el combate de tanques más grande de la historia, en el participaron 6.900 tanques y 4.000 aviones de ambos bandos.

En las batalla de Stalingrado y Kursk se exterminaron las mejores unidades del ejército alemán, aquellas que luchaban bajo la consigna de vencer o morir. Fueron el factor decisivo para que no se aplazara más la apertura del Segundo Frente, el desembarco en Normandía. Ambas victorias, demostraron a los Aliados que si no desembarcaban en Europa, la URSS sola era capaz de derrotar a Alemania.

El Segundo Frente, Normandía
El 6 de junio de 1944, el día D, se inició en la playa francesa de Normandía la tan dilatada apertura del Segundo Frente, que en algo alivió la presión que en los últimos tres años las tropas alemanas habían ejercido sobre la URSS. Esta operación empeoró la situación del Tercer Reich, que perdió así sus bases de operaciones aéreas y navales, lo que presagió su próximo desmoronamiento. La apertura del Segundo Frente estuvo al mando del General Dwight D. Eisenhower, que comandó una fuerza expedicionaria procedente de las islas británicas, compuesta por 1.213 barcos de guerra y 4.126 de transporte. La fuerza expedicionaria se componía en su totalidad de 2'876.436 hombres, de los cuales 1'533.000 eran norteamericanos. La operación se llamó Overlord y la parte acuática, Neptuno.

Alemania tenía agotada casi todas sus reservas y la mayor partes de sus fuerzas estaban comprometidas en el frente oriental. Por otra parte, el Ejército Alemán ya no era el de los años anteriores, sus mejores hombres habían caído muertos o habían sido hechos prisioneros en las batallas de Moscú, Leningrado, Stalingrado, Kursk, Kiev, etc. Según Louis Snyder, historiador norteamericano del City College de New York: “La gran Wehrmacht ya no era la soberbia máquina de guerra sino unas huestes heterogéneas formada por húngaros, polacos, rusos, franceses y hasta negros e indios. Las divisiones que defendían la ‘Muralla del Atlántico’ estaban compuestas en gran parte de hombres muy mayores, de soldados muy jóvenes y de extranjeros obligados a combatir por el Reich”. Según Gerd Von Rudshtedt, Comandante General de las fuerzas alemanas en Occidente: “La muralla del Atlántico era una ilusión, inventada para confundir tanto al pueblo alemán como al enemigo. A mí siempre me molestó cuando leía leyendas sobre la inquebrantable defensa. Era ridículo llamar a esto barrera. Hitler nunca la visitó y no vio qué es lo que representaba en la realidad.”

El General Eisenhower empleó brillantemente todos los factores a su favor y no dejó ningún detalle al azar. Desembarcó en Normandía, el lugar que menos esperaban los alemanes. Lo lógico hubiera sido que, tal como esperaba el enemigo, lo hiciera por el Paso de Calais, que es la distancia más corta entre Inglaterra y Europa continental. El desembarco lo realizó en un día que no era bueno para efectuarlo, por lo que una buena cantidad de generales alemanes, confiados en el mal tiempo, estuvieron ausentes, entre ellos Rommel. Empleó en forma óptima la aviación, fuerza en la que su superioridad era indiscutible. Llegaban oleadas de mil aviones que bombardeaban las fortificaciones, las redes ferroviarias y los depósitos de toda índole.

Desembarcaron 13.000 paracaidistas norteamericanos y 5.300 británicos, que se encargaron de aislar ciertas zonas estratégicas del resto de Francia. Con los primeros rayos del sol matutino, seis acorazados comenzaron el bombardeo naval, el mayor entre agua y tierra que registra la historia. Luego los hombres ranas destruyeron los obstáculos marinos y los dragaminas limpiaron la costa de minas. Después una impresionante flota, compuesta por 5.339 barcos, copó en Normandía las aguas del Canal de la Mancha. La zona se encontraba tan bien protegida que los submarinos alemanes sólo pudieron hundir un destroyer noruego.

De estos navíos partieron incontables lanchas de desembarco, que al abrir sus compuertas depositaron a aguerridos soldados, miles de los cuales murieron como consecuencia de nutrido fuego de metralla que los esperaba, pero la mayor parte logró apoderarse de largos trozos de playa. La lucha adquirió un ritmo frenético, cercano al salvajismo. Después los soldados debieron vencer los enormes acantilados que separan la tierra firme de la playa, lo mismo las minas, las alambradas y los fortines enemigos. Los alemanes no se rendían sino que luchaban con mucha bravura. Los ingleses, como siempre, dieron muestras de excepcional valor y coraje.

Para la primera semana, las tropas aliadas se habían apoderado de 130 Km de costa, adentrado hasta 30 Km en tierra firme y desembarcado 16 divisiones. Se trató de un éxito no sólo militar sino también político y de un verdadero golpe moral al ejército nazi. A partir de la primera semana, toda la iniciativa en este frente quedó en manos de las fuerzas aliadas.

Para la segunda semana habían desembarcado cerca de 600.000 hombres y 100.000 vehículos. El 7 de agosto, Alemania realizó un contraataque con la intención de arrojar a los aliados de nuevo al mar, pero en el transcurso de cinco días sólo lograron penetrar algunos kilómetros en las líneas aliadas; la operación terminó en un rotundo fracaso. El 17 de agosto, el general Patton tomó Rennes, capital de la Bretaña francesa, y se apoderó de Saint Malo, al sur de Normandía. Para el 21 de agosto había concluido la batalla. Los alemanes se retiraron en desorden en dirección a París.

El 19 de agosto se produjo el levantamiento de París. Las tropas aliadas se dirigieron rápidamente hacía la capital francesa, a la que entraron cuando las fuerzas de la resistencia francesa la habían liberado. El General Leclerc comandó las tropas francesas que primero entraron a París y el 20 de agosto, desde Montparnasse, anunció la rendición de 10.000 alemanes a cargo de la guarnición de París. Al día siguiente, el General De Gaulle desfiló por los bulevares de la Ciudad Luz.

La batalla por Francia le costó a la Wehrmacht 500.000 bajas. Los alemanes se dirigieron maltrechos a resguardarse tras la línea Sigfrido. Así terminó esta importante etapa de la guerra. Importante ¡Sí!, pero de ninguna manera definitiva ni determinante. No se trata de restar méritos a esta operación, pero cada cosa debe tener su puesto correspondiente en la historia. Henry L. Stimson, entonces Ministro de Guerra de Estados Unidos, escribe en sus memorias, de 1948: “No abrir a tiempo el frente occidental en Francia significaba trasladar todo el peso de la guerra a Rusia.”

La lucha, aunque dura, fue menos dura que en el frente oriental, donde, además de tener a tropas más selectas y numerosas, los alemanes peleaban con mayor decisión y coraje. La URSS cumplió la promesa hecha a los Aliados en Teherán, de que después del desembarco en Normandía, con el fin de disminuir la presión que sobre los aliados se produciría en Francia, ellos comenzarían una ofensiva general en el frente soviético-alemán.

Operación Bagratión
La Operación Bagratión, según el alto mando soviético, se hizo con la finalidad de “Limpiar de ocupantes nazis toda nuestra tierra y restablecer las fronteras estatales de la Unión Soviética en toda su extensión, desde el mar Negro hasta el mar de Barents, perseguir a la fiera herida alemana hasta su propia madriguera… Liberar de la opresión a nuestros hermanos polacos, checoslovacos y otros.” Solamente cinco personas del alto mando soviético conocían todos los planes relacionados con esta operación. El golpe principal se lo dio a través de pantanos, zona intransitable donde los alemanes no esperaban que se realizara ninguna operación bélica, por lo que sus defensas eran más débiles.

La URSS atacó Viborg a través del itsmo de Carelia, como consecuencia en Finlandia cayó el gobierno de Ryti, aliado de Alemania. El parlamento otorgó poderes al Mariscal Mannerheim, que obligó al ejército alemán a retirarse de Finlandia en dirección a Noruega. Luego las tropas del mariscal Maretskov rompieron las líneas alemanas en Múrmansk y liberaron el norte del territorio noruego, ocupado por Alemania. El ejército soviético descargó el siguiente golpe en el frente de Bielorrusia, al que los alemanes llamaban la Barrera Oriental y que, según ellos, era más potente que la “Muralla Atlántica” porque sus ciudades amuralladas no se podían abandonar sin la autorización expresa del Fuhrer.

En Bielorrusia lucharon junto a las tropas soviéticas muchos alemanes antifascistas. Fritz Schmenkel, quien fuera fusilado por los nazis en Minsk, es héroe de la Unión Soviética por haber combatido a los nazis junto a las guerrillas bielorrusas. Según publicaba la prensa de los Estados Unidos: “Las tropas soviéticas ayudaron igual que si ellas mismas hubieran asaltado las fortificaciones alemanas en el litoral francés, pues Rusia comenzó una gran ofensiva que obligó a los alemanes a mantener a millones de hombres en el frente oriental, de otro modo hubiese sido fácil oponer resistencia a los norteamericanos en Francia.” Esta ofensiva, la Operación Bagratión, produjo tales derrotas a la Wehrmacht que el alto mando alemán las calificó de “Peor que Stalingrado.”

No es todo. Cuando los alemanes desencadenaron la contraofensiva llamada “Viento del Norte”, en las Ardenas, donde la Wehrmacht rompió la defensa de los Aliados en un sector de 80 km y avanzaron 100 km en 10 días, lo que amenazaba a las tropas aliadas con un segundo y más desastroso Dunkerque, Eisenhower le escribe al Ministro de Defensa de EEUU: “La tensión de esta situación podría disminuir en mucho si los rusos comenzaran una gran ofensiva.” Por lo que Churchill envía el siguiente telegrama a Stalin, en el que, luego de explicar la situación en el frente, le solicita: “El General Eisenhower está deseoso de conocer qué planes tienen Uds. ¿Se podría contar con una gran ofensiva rusa en el Vístula o en cualquier otra parte durante el mes de enero?

Stalin le contesta a Churchill: “Sin tomar en cuenta las dificultades que representa el mal tiempo, en vista de la situación en que se encuentran nuestros aliados en el Frente Occidental, el Comando Supremo del Ejército Soviético ha decidido desencadenar una ofensiva a gran escala contra los alemanes a lo largo de todo el Frente Central, sin tomar en cuenta las condiciones meteorológicas.”

A lo que Churchill le responde: “Le estoy enormemente agradecido por su emocionante misiva… Ojalá los acompañe la buena suerte en su noble tarea. Sus noticias reconfortaron enormemente al General Eisenhower puesto que los alemanes deberán dividir sus fuerzas.”

La Victoria
Luego de liberar a más de veinte países europeos del yugo nazi-fascista, las tropas soviéticas entraron en Berlín y el 1 de mayo de 1945 izaron la bandera su país en el Reichstag. El 9 de mayo, las últimas tropas alemanas de las Waffen SS cesaron de combatir y se rindieron en Praga ante el General Kóniev. Terminó la guerra y la humanidad, gracias al heroico sacrificio de todos los hombres libres, se salvó de vivir bajo el Tercer Reich, sistema político que Hitler había planificado para mil años.

Luego de 1.418 jornadas de denodados combates, terminó una contienda en la que fallecieron cerca de 60 millones de seres humanos, de los que 27 eran soviéticos. El corresponsal inglés de la BBC, Alexander Werth, escribe: “Los rusos llevaron el fardo más pesado en la guerra contra la Alemania Nazi, precisamente gracias a esto quedaron con vida millones de norteamericanos e ingleses.” Edward Stettinus, en ese entonces Secretario de Estado de EEUU, escribe que el pueblo estadounidense debería recordar que en 1942 estaba al borde de la catástrofe, si la Unión Soviética no hubiera sostenido su frente, los alemanes hubieran estado en condiciones de conquistar Gran Bretaña; habrían estado en condiciones de apoderarse de África y de crear una plaza de armas en América Latina.

El 9 de Mayo es una fecha sagrada para Rusia, porque para conseguir la victoria en la Unión Soviética se inmolaron 27 millones de sus hijos, 60 millones quedaron mutilados, fueron destruidas 32.000 empresas industriales, 65.000 kilómetros de vías férreas, 1.710 ciudades, 70.000 aldeas, 6 millones de edificios, 40.000 hospitales, 84.000 escuelas, 98.000 cooperativas agrícolas, 1.876 haciendas estatales. Los nazis trasladaron a Alemania 7 millones de caballos, 17 millones de cabezas de ganado, 20 millones de puercos, 27 millones de ovejas y cabras, 110 millones de aves de corral. La URSS tuvo una pérdida de más del 30% de sus riquezas, por un valor de unos 3 billones de dólares (un 3 seguido de doce ceros). Gracias a este sacrificio, la humanidad se vio libre de la noche eterna del dominio imperial con que Hitler soñó.

En ocasiones, se exagera sobre la ayuda norteamericana a la URSS. Lo cierto es que las entregas de los aliados, mediante la Ley de Préstamos y Arriendos, equivalió al 4% de la producción de la Unión Soviética. Del total de 46.700 millones de dólares que EEUU suministró a sus aliados, a la URSS le correspondió 10.800 millones de dólares, menos de la cuarta parte de ese total.

Es bueno recordar el pasado porque entonces, como ahora, el mal crecía sin que nadie fuera capaz de detenerlo; sin embargo, la heroica lucha no solamente del pueblo soviético sino de todos los hombres libres salvó al mundo de la barbarie nazi.

Tal vez, la más importante lección para las presentes y futuras generaciones es que las guerras hay que combatirlas antes de que estallen.
 
* ver La orden del día, Eric Vuillard, premio Goncourt de 2018.

Más sobre la subida al poder de Hitler.

La depresión del 29, con sus consecuencias económicas (más de 6 millones de parados y enorme inflación) y psicológicas (la derrota del I G M y sus consecuencias desastrosas para el pueblo), metió de lleno a Alemania en una grave crisis política. Los nazis aprovecharon esa circunstancia para presentar la crisis como el efecto y resultado del sistema democrático de la República de Weimar.

En las elecciones al Reichstag del 14 de septiembre de 1930 pasaron de 12 a 107 diputados. Casi dos años después, en las elecciones del 31 de julio de 1932, obtuvieron 13 millones de votos, el 37,4%, con 230 diputados. Los comunistas ganaban también votos en detrimento de los socialistas y los partidos tradicionales, los conservadores, liberales y los nacionalistas se hundían.

Hay que precaverse frente a las generalizaciones sobre el apoyo del "pueblo alemán" a los nazis. Antes de que Hitler fuera nombrado canciller, el porcentaje más alto de votos que obtuvieron fue el 37,4%. Un 63% de los que votaron no les dio el apoyo y, además, en las elecciones de noviembre de 1932, comenzaron a perder votos y todo parecía indicar que habían tocado techo. El nombramiento de Hitler no fue, por consiguiente, una consecuencia directa del apoyo de una mayoría del pueblo alemán, como tantas veces se publica, sino el resultado del pacto entre el movimiento de masas nazi y los grupos políticos conservadores, con los militares y los intereses de los terratenientes a la cabeza, que querían la destrucción de la República. Todos ellos maquinaron con Hindenburg para quitarle el poder al Parlamento y transformar la democracia en un Estado autoritario.

El 30 de enero de 1933, Hitler fue investido canciller del Reich, porque Hindenburg así lo quiso (en 1932 el banquero Schacht organizó una petición por escrito de industriales para reclamar al presidente Hindenburg el nombramiento de Hitler como Canciller. Una vez en el poder, Hitler nombró a Schacht presidente del Reichsbank, y luego Ministro de Economía en 1934); jefe de un Gobierno dominado por los conservadores y los nacionalistas, donde sólo entraron dos ministros del partido nazis, aunque en puestos clave para controlar el orden público: Wilhelm Frick y Hermann Göring. Parecía un gabinete presidencial más, como el de Brüning, Franz von Papen o Schleicher. Pero no era así. El hombre que estaba ahora en el poder tenía un partido de masas completamente subordinado a él y una violenta organización paramilitar que sumaba cientos de miles de hombres armados.

Nunca había ocultado su objetivo de destruir la democracia y de perseguir a sus oponentes políticos.

Cuando el anciano Hindenburg murió el 2 de agosto de 1934, a punto de cumplir 87 años, Hitler se convirtió en el führer absoluto, combinando los poderes de canciller y presidente de Reich.

miércoles, 8 de mayo de 2019

Se cumplen 25 años del 0,7%

Carlos Gómez Gil
Rebelión

Se cumplen veinticinco años de las grandes movilizaciones que tuvieron lugar en toda España a favor del 0,7% del PNB de ayuda a los países empobrecidos, impulsando un movimiento insólito en el mundo por su fuerza, aunque sus resultados, con la perspectiva que dan estos años, no hayan sido los esperados.

Un cuarto de siglo es tiempo suficiente para realizar un pequeño análisis de lo que significó esta emblemática campaña para el conjunto de la sociedad, precisamente en unos momentos en que la política estatal de ayuda al desarrollo en España ha caído a mínimos históricos, tras la profunda involución protagonizada por los Gobiernos del PP.

El 6 de abril de 1994 el entonces presidente de Ruanda, el general Juvenal Habyarimana, murió cuando su avión, a punto de aterrizar en el aeropuerto de la capital, Kigali, fue alcanzado por varios misiles. A continuación, los rebeldes del Frente Patriótico Ruandés (FPR) avanzaron sobre la capital, desencadenando uno de los más terribles genocidios conocidos en el siglo XX. Entre 800.000 y 1.000.000 de personas, mayoritariamente de etnia tutsi, fueron asesinadas de forma premeditada, en una acción planificada durante meses por fanáticos Hutus, con la complicidad de varios Gobiernos occidentales. El 75% de los tutsis fueron asesinados de manera cruel, al tiempo que la práctica totalidad de las mujeres de esta etnia que sobrevivieron al genocidio, fueron violadas. Todo ello originó una gigantesca catástrofe humanitaria provocada por millones de personas que huían de forma desesperada para escapar de una muerte segura, especialmente hacia improvisados campos de refugiados en Zaire, hoy República Democrática del Congo.

La dimensión de la tragedia y especialmente la rapidez con que se desarrolló, contaron con la pasividad de la comunidad internacional y de instituciones internacionales, que demostraron el escaso valor que otorgaban a la vida humana en algunas partes del planeta. Pero en esta ocasión, los medios de comunicación retransmitieron por vez primera y en tiempo real, informaciones que detallaban la dimensión del gigantesco drama que se estaba viviendo en la región de los Grandes Lagos. Ante nuestros ojos aparecían cientos de miles de personas cuyo único propósito a lo largo de toda su vida era sobrevivir, algo que significó un auténtico aldabonazo en muchas conciencias, llevando a numerosos ciudadanos de bien a preguntarse por las causas de tanto horror y la manera de paliar tanto sufrimiento humano. Se iniciaba un cambio trascendental en la opinión pública española, que empezaba a mostrarse a favor de la ayuda a los países pobres y la cooperación internacional.

Un país de espaldas a la cooperación internacional

Por aquel entonces, un pequeño grupo de personas vinculado a algunas organizaciones humanitarias venía impulsando actividades en las que reclamaban el cumplimiento de la Resolución 2626 (XXV) de las Naciones Unidas sobre la estrategia del segundo decenio para el desarrollo del año 1970, para destinar el 0,7% del PNB de los países ricos para la ayuda para el desarrollo del Tercer Mundo. Así, en noviembre de 1993, cinco personas iniciaron una huelga de hambre para reclamar al Gobierno el 0,7%, consiguiendo que en diciembre, responsables gubernamentales del PSOE se reunieran con ellos, afirmando tras la reunión que “se identificaban con los objetivos defendidos por los huelguistas”. De hecho, los representantes socialistas afirmaron comprometerse a presupuestar el 0,4% de ayuda al desarrollo para el año 1994. Al mismo tiempo, diferentes ONG, asociaciones y personas decidieron constituir una Plataforma de apoyo al 0,7%, en lo que significó su arranque formal ante la sociedad española.

Sin embargo, España acababa de entrar en el club de países donantes de ayuda al desarrollo, el Comité de Ayuda al Desarrollo (CAD) de la OCDE, manteniéndose muy alejada de estas cuestiones, que solo empezaban a generar debates en ámbitos cercanos a algunas ONG y en un reducido número de estudiosos que tratábamos por entonces de adentrarnos en este campo. Hasta el punto que muy pocas personas conocían el origen y el verdadero significado del 0,7%. Pero los sucesos que se desencadenaron en la región de los Grandes Lagos en el año 1994 sirvieron de catalizador en una doble dirección: permitiendo, por un lado, que las campañas minoritarias que hasta entonces se habían realizado a favor del 0,7% tomaran una nueva pujanza y se generalizaran en numerosas ciudades y municipios, y al mismo tiempo, que se pudieran plantear en sectores sociales y políticos amplios cuestiones relacionadas con las políticas de solidaridad internacional, generándose un debate sobre el papel de España como país donante y la efectividad de su desconocida política de ayuda al desarrollo.

El papel de las acampadas y movilizaciones

Así las cosas, a lo largo de 1994 se extendió por España un sentimiento difuso de solidaridad a raíz de genocidio en Ruanda y la catástrofe humanitaria que se desencadenó en la región de los Grandes Lagos, tomando como bandera una reivindicación hasta entonces minoritaria, como era el 0,7%. Por vez primera en nuestra historia, tenían lugar movilizaciones y actos masivos en los que se reclamaba un mayor esfuerzo económico de España con los países pobres. De esta forma, la campaña a favor del 0,7% era capaz de plantear en España de forma pionera nuestra responsabilidad en la reducción de la pobreza en el mundo, más allá del horizonte electoral, realizando propuestas que muchos políticos de entonces consideraban un tabú. Manifestaciones y encierros, huelgas de hambre y hasta 140 acampadas se sucedieron a lo largo y ancho de España, teniendo lugar todo tipo de actividades en las que se analizaba, enseñaba y comentaban temas que hasta entonces habían estado fuera de los debates ciudadanos. Algunos, recorrimos muchas de esas acampadas intentando explicar la complejidad de estas políticas y la necesidad de mejorar, con urgencia, nuestra política de cooperación al desarrollo.

La fuerza de la marca 0,7%

Todo aquello de lo que carecía el 0,7%, como movimiento social, en su construcción ideológica, lo tenía de formidable catalizador social y generador de simpatías, construyendo en muy poco tiempo un imaginario colectivo verdaderamente sorprendente. Así, pocos sabían de lo que se trataba, pero la mayoría estaba a favor; ni siquiera las personas implicadas en las movilizaciones conocían a fondo la naturaleza de la política española de cooperación y ayuda al desarrollo o las implicaciones económicas y sociales de sus reivindicaciones, pero la unanimidad era absoluta en cuanto a la necesidad de alcanzar esa mítica cifra del 0,7% de la que todo el mundo hablaba. El extraordinario potencial del movimiento llevó a que ningún ámbito quisiera quedarse fuera del mismo: las universidades empezaron en muchos casos a abordar de forma pionera estos temas; los medios de comunicación iniciaban la inserción de noticias y artículos de opinión hasta entonces ausentes; alcaldes y gobiernos autonómicos multiplicaban sus mociones de apoyo, al tiempo que todos los partidos políticos iniciaron una insensata carrera por erigirse en los mayores defensores de este movimiento y de sus reivindicaciones, utilizando de forma torticera la campaña y a sus líderes para hacer declaraciones demagógicas y firmar compromisos imposibles.

Las movilizaciones desencadenaron un auténtico aluvión de ofertas y compromisos políticos por parte de todos los partidos, siendo numerosos los dirigentes que firmaban manifiestos, acudían a las acampadas o se hacían fotografías de apoyo con los activistas que se pusieron en huelga de hambre. Desde el Gobierno socialista de entonces, los responsables en materia de cooperación trataron de desactivar un movimiento que suponía toda una contestación a la escuálida e ineficiente política de cooperación y ayuda que ellos mismos venían realizando, procediendo a firmar todo tipo de acuerdos con responsables de la Plataforma 0,7% y de ONG a sabiendas de su imposible cumplimiento. Así, el PSOE firmó llegar al 0,5% en el 1995, para alcanzar el 0,7% en el 1997, mientras que el PP en el mismo Congreso de los Diputados llegó a respaldar el 0,7% en el año 2000 e incluso a afirmar que se podría llegar a alcanzar el 1% en esa misma fecha. Todo este juego de falsas promesas llevó a desactivar gran parte de las movilizaciones y a levantar las acampadas, empujando a algunas ONG a difundir informaciones elogiosas sobre estos acuerdos engañosos y el fantástico rumbo que alcanzaría desde entonces la ayuda española. En poco tiempo se demostró que todo era mentira, ya que la ayuda al desarrollo de España comenzó a descender, tardando toda una década en recuperar, siquiera, los niveles que tenía en el año 1994, cuando se desencadenó esta campaña.

Acuerdos, compromisos y pactos engañosos

Sin embargo, en el año 1996 todos los datos confirmaron lo que muy pocos nos atrevimos a señalar por entonces, en la medida en que el Gobierno no solo incumplió sus acuerdos para incrementar la AOD, sino que, por paradójico que pudiera parecer, la AOD vivió un importante retroceso en el volumen de recursos empleados. Pero ello no parecía afectar a los responsables políticos, que continuaban haciendo declaraciones ampulosas sobre el crecimiento experimentado por la Ayuda al Desarrollo en España, a la vez que multiplicaban mociones y acuerdos en el Parlamento, comprometiéndose a dedicar porcentajes y recursos inalcanzables.

Por si fuera poco, la inminencia de las elecciones en ese año y una nueva huelga de hambre protagonizada por dos activistas en una roulotte instalada frente a la sede del PP madrileño, llevaron a que dos de los dirigentes populares, Loyola del Palacio y Rafael Hernando, junto a uno de los huelguistas de hambre y a un dirigente de una gran ONG, firmaran un nuevo “Compromiso por la solidaridad”, repitiendo nuevamente acuerdos y promesas que en muy poco tiempo se incumplieron tras las decisiones adoptadas por el PP nada más ganar las elecciones y entrar en el Gobierno, en el año 1996.

Encontraremos pocos ejemplos en la sociedad española donde haya habido tantas declaraciones engañosas, tantos acuerdos incumplidos, tal número de mociones y proposiciones parlamentarias aprobadas a propuesta de partidos, de uno y otro signo político, sobre una misma materia que han sido sistemáticamente despreciados por parte de sus diferentes dirigentes políticos, como a lo largo de todos estos años se ha venido produciendo en torno a la promesa del 0,7%. Todavía algunos nos preguntamos, ¿cómo se ha podido edificar un engaño político tan grande, como ha sido el compromiso asumido primero por el PSOE y luego por el PP, de destinar el 0,7% del PNB para AOD, cuando existía tal grado de apoyo y simpatía de la sociedad española hacia esta reivindicación?

Principales bazas y debilidades del movimiento 0,7%

La campaña del 0,7% demostró la complejidad de los movimientos sociales en las sociedades contemporáneas, la facilidad con la que éstos pueden ser fagocitados por los poderes políticos y económicos, así como la ausencia de escrúpulos sobre la que algunos responsables políticos edifican su futuro. Pero lo que en un momento dado fueron algunas de las principales bazas de este movimiento, se convirtieron también en sus puntos más débiles. La extraordinaria difusión de la campaña en todo el Estado, la pluralidad de expresiones y actos, la espontaneidad con que fue construyéndose el movimiento el 0,7%, junto a la enorme simpatía que cosechó, especialmente entre sectores jóvenes y dinámicos de la sociedad, no impidió que la Plataforma de Madrid tratara de jugar con ventaja su situación de centralidad y contacto con los poderes públicos estatales, en detrimento de otras muchas plataformas locales en diferentes provincias. Además, desde el movimiento de Madrid se dificultaron cauces de organización horizontales, manteniendo una visión naïf de los problemas de la cooperación y la ayuda al desarrollo muy alejada de la realidad, dificultando que se generaran estrategias para difundir mensajes rigurosos y estudios de una cierta profundidad, impidiendo así que se produjera una manipulación de las reivindicaciones y movilizaciones de esta campaña.

Por decirlo de forma muy gráfica, el 0,7% sucumbió bien pronto debido a la dificultad para gestionar el extraordinario éxito que cosechó y a causa de la manipulación deliberada que del movimiento se hizo desde los partidos políticos. No era posible firmar año tras año acuerdos imposibles de cumplir (con solo revisar por encima los Presupuestos Generales del Estado y las grandes cifras de la cooperación) con quienes avanzaban en sentido opuesto a estas peticiones, minando su credibilidad y contribuyendo, con ello, a difundir un discurso de incumplimiento sistemático de estas políticas. Lo más llamativo es que cuantos más acuerdos y compromisos políticos firmaban quienes se erigieron en líderes de esta plataforma, más se alejaba la ayuda española del cumplimiento del 0,7% y más se reducía.

Pero no fueron solo los partidos políticos los que trataron de aprovecharse de la fuerza de este movimiento, sino que también el poder económico comprendió bien pronto los beneficios que podía recoger aprovechándose de sus valores y de su potencial legitimador. Y así, tabacalera utilizó para la promoción publicitaria de su marca de cigarrillos, Fortuna, los valores del 0,7%, aderezándolo con una polémica campaña de supuestas subvenciones a proyectos, a los que concurrieron algunas ONG que evidenciaron su falta de escrúpulos para captar recursos, iniciando un debate que contribuyó a erosionar a la CONGDE, al dar por válida en algunas ONG la máxima de Maquiavelo de que el fin justifica los medios. Todo servía para obtener dinero para sus proyectos, abriendo un debate no resuelto en el oenegeísmo que ha llevado a algunas de ellas a sacrificar principios éticos, códigos de conducta y valores esenciales.

El mayor movimiento de solidaridad en España

Ahora bien, hay otros muchos ángulos que también tienen que ser tenidos en cuenta para valorar en su justa medida lo que ha sido el mayor movimiento de solidaridad internacional generado en la sociedad española. Así, la movilización por el 0,7% ha sido capaz de alimentar nuevos movimientos sociales relacionados con estas cuestiones, algunos de ellos de una gran madurez, que han puesto en práctica algunas de las lecciones que aprendieron. Los grupos contra la deuda externa que se articularon en torno a la RECADE y que culminaron en la campaña “Deuda externa, deuda eterna”; los movimientos en contra del BM y del FMI, o las organizaciones altermundialistas surgidas en los últimos años ante su preocupación por el avance del proceso de globalización, son ejemplos de lo que decimos. Tampoco se puede ignorar que esta movilización permitió que se democratizara un debate social en torno a los problemas del hambre, el subdesarrollo y las políticas de solidaridad internacional. Buena prueba de ello es que en la segunda mitad de los 90 se publicaron algunos de los mejores libros y estudios sobre solidaridad, ayuda y cooperación internacional en España. Incluso las acampadas del 15M emulaban, en muchos lugares, las acampadas del 0,7% del año 1994.

Una sensación agridulce

Pero posiblemente, el mayor logro de esta campaña no pueda interpretarse en clave estatal, sino por el contrario, a nivel autonómico y local. El avance que vivieron en España las políticas de cooperación descentralizada que se llevaron a cabo en ayuntamientos, diputaciones, cabildos y comunidades autónomas desde entonces fue, sin ninguna duda, el mayor logro de esta campaña, y uno de los mayores avances experimentados por la política de cooperación española hasta la llegada de la crisis. La política de cooperación descentralizada en España es única en el mundo, siendo un espacio de vitalidad, originalidad y avances, poco reconocido. España es un donante muy notable en la cooperación al desarrollo que se realiza desde las instituciones descentralizadas a lo largo y ancho del país, en infinidad de ciudades, comunidades autónomas, diputaciones y cabildos, con un volumen de recursos muy importantes y crecientes, generando prácticas y experiencias de solidaridad y participación extraordinariamente enriquecedoras. Y ello se debió gracias a las movilizaciones del 0,7% en el año 1994 y a las numerosas personas y organizaciones que participaron en sus movilizaciones. Un buen ejemplo fue el Concejal de Solidaridad del Ayuntamiento de Córdoba, David Luque, ya fallecido, que salió de las movilizaciones del 0,7% y trabajó posteriormente desde el Ayuntamiento de esta ciudad para llevar a cabo las reivindicaciones de estas movilizaciones en su propia ciudad. También las universidades crearon oficinas, programas, cursos y posgrados, otorgando a estas materias una importancia docente e investigadora hasta entonces inexistente. Al mismo tiempo, las ONG deben ser citadas también como entidades que se beneficiaron de esta campaña, al ver aumentar, hasta la llegada de la crisis, sus recursos disponibles y gozar de una mayor relevancia social e institucional.

Los gobiernos del PP dinamitan el 0,7%

Sin embargo, a pesar de la campaña del 0,7%, la ayuda española nunca consiguió, ni de lejos, aproximarse a esta cifra, alcanzando su máximo histórico en el año 2009, con el 0,46% de AOD dedicado por el entonces Gobierno de Rodríguez Zapatero. Bien es cierto que nuestra política de ayuda al desarrollo mantenía, por entonces, importantes problemas que dañaban su calidad y cuestionaban seriamente su efectividad.

Sin embargo, a partir de esa fecha y con la excusa de la crisis, los sucesivos gobiernos del Partido Popular, presididos por Mariano Rajoy, han protagonizado el mayor retroceso en la historia de la ayuda al desarrollo en un país donante, llevándola a un progresivo desmantelamiento, con cifras del 0,1%, similares a los niveles que tenía España en los años 80, situándonos en el pelotón de cola de los 30 países donantes del CAD. Todo ello subraya bien a las claras el papel que el PP da a las políticas de solidaridad internacional, a la cooperación al desarrollo y la lucha contra la pobreza, arrojados como estamos a las fuerzas del mercado y a los intereses de los poderosos. Al mismo tiempo, es importante destacar cómo el Partido Popular ha tenido, al frente de diferentes organismos e instituciones de ayuda y cooperación, a personas que posteriormente han sido procesadas y condenadas por diferentes delitos de corrupción, mientras recortaba de manera dramática y con saña la ayuda a los países empobrecidos, o directamente la eliminaba, como ha hecho en diferentes comunidades autónomas y ayuntamientos, con la falsa escusa de la crisis. Por ello, en estos momentos la prioridad en nuestro país pasa por una reconstrucción profunda de las políticas de cooperación al desarrollo, reducidas a su mínima expresión durante el mandato del PP, que se han alejado del cumplimiento del 0,7% como nunca antes se había visto desde que España es país donante.

Entender los nuevos valores de la ayuda al desarrollo

Es cierto que, a lo largo de estos veinticinco años, los cambios en la agenda del desarrollo internacional, los nuevos desafíos en las políticas de cooperación al desarrollo y una conciencia de permanente crisis en la ayuda internacional han generado nuevos enfoques que van más allá de un entendimiento limitado de la ayuda a través de la simple medición de los flujos de ayuda asignados. Pero no debemos olvidar que sin recursos, no hay políticas posibles, al tiempo que el acuerdo unánime de la comunidad internacional del año 1970 que tiene como base comprometer a todas las naciones en la eliminación de la pobreza, requiere, a su vez, de otras muchas políticas interconectadas capaces de proporcionar servicios esenciales, junto a la garantía de derechos básicos acompañados de justicia, libertad y dignidad, algo cada vez más erosionado en todo el mundo.

Por ello, las políticas de solidaridad internacional tienen, también, el valor de actuar como fuerte pegamento para la cohesión social sobre la base de valores compartidos, como vemos en los países que han dado al 0,7% carta de naturaleza. No es por ello casual que los defensores del individualismo dañino, del liberalismo depredador, del capitalismo salvaje, sean precisamente quienes más daño han hecho a las políticas de cooperación al desarrollo, como hemos visto con nitidez desgraciadamente en España.

A pesar de que España se encuentra muy lejos todavía del 0,7%, la semilla plantada hace 25 años con las movilizaciones, luchas y trabajos que reivindicaron el cumplimiento de este compromiso, hace que su fruto sea, hoy en día, mucho más valioso de lo que parece.

Carlos Gómez Gil es Doctor en Sociología y profesor de cooperación al desarrollo en la Universidad de Alicante.

Publica su blog www.carlosgomezgil.com donde recoge otros muchos trabajos.

martes, 7 de mayo de 2019

Hablamos lo que somos

“Las palabras tienen un poder mágico”, dice Sigmund Freud. Somos lo que hablamos y hablamos como somos. La primera parte de esta última frase reproduce el título del último libro del psiquiatra Luis Rojas Marcos (Editorial Grijalbo, 2019): “Somos lo que hablamos. El poder terapéutico de hablar y de hablarnos”. Me ha encantado la lectura porque se trata de un texto claro, sencillo, aleccionador y fundamentado (el autor hace frecuentemente referencias a investigaciones científicas, como suele hacer en todos sus libros).

Cuántas ideas interesantes, cuántas sugerencias aprovechables para observarnos, entendernos, comunicarnos y mejorarnos. En una cuestión esencial como es encontrar el camino para ser más felices y más longevos. El famoso psiquiatra neoyorquino asegura que hablar mucho alarga la satisfacción de vivir y la vida misma.

El capítulo primero se titula “Hablar: medicina de la calidad de vida”. Lo abre diciendo: “Un número creciente de estudios científicos demuestra que algo tan natural para cualquier ser humano como hablar está íntimamente relacionado con la buena salud y la satisfacción con la vida en general. De hecho, hablar, en cualquiera de sus formas, no solo añade vitalidad a los años sino también años a la vida”.

Distingue Rojas Marcos dos tipos de lenguaje: el que utilizamos para relacionarnos con los demás (lenguaje social) y aquel con el que nos dirigimos a nosotros mismos (lenguaje privado). Ambos son beneficiosos para la estabilidad emocional, la vitalidad y la satisfacción personal.

Tomar la iniciativa de hablar pone el foco de las decisiones en nosotros. Dice el autor que “ante las amenazas o las desgracias, las personas que localizan el centro de control dentro de sí mismas y piensan razonablemente que dominan sus circunstancias resisten mejor y tienen más probabilidades de sobrevivir que quienes sienten que no controlan sus vidas o que sus decisiones no cuentan y depositan sus esperanzas en poderes ajenos a ellos como el destino o la suerte”. En otro lugar del libro dice que tenemos que abandonar la consabida y enajenante expresión “que sea lo que Dios quiera”.

Aconseja también que hablemos con el perro, el gato y el pajarito. No solo por el bien de los animales sino para bien de quien les habla. No añado que también podemos hablar con las plantas.

“Sin duda, dice Rojas Marcos, para la mayoría de los seres humanos lo más importante del mundo es uno mismo. Cuando conversamos con alguien cercano o con nosotros mismos, los temas que nos resultan más relevantes son aquellas que tratan sobre alguna faceta de nuestra persona o sobre hechos que nos afectan en particular… Como ejemplo, aunque un tanto extremo, recuerdo al alcalde de Nueva York, Edwuard Koch, con quien trabajé en los años ochenta, que en una entrevista interrumpió al periodista y le dijo: ¡Pero basta ya de mí! Hablemos de ti… ¿Qué piensas de mí?”.

En resumen, dice al final del libro “compartir con personas comprensivas y solidarias las cosas que nos afligen es una estrategia de eficacia probada. El mero hecho de transformar sentimientos de ansiedad, de tristeza o indefensión en palabras, de explicar en voz alta nuestros miedos y dar sentido a las situaciones confusas nos tranquiliza y nos ayuda a pasar página”.

Me han llamado mucho la atención las páginas que dedica a la terapia del grito primario, de Arthur Janov, creador de esta modalidad de psicoterapia y autor del libro “El grito primal”. Lo digo porque participé en ese tipo de terapias durante varios años como colaborador de dos terapeutas alemanes que venían periódicamente a España para dirigir las sesiones. Leí entonces el libro de Daniel Casriel “A un grito de felicidad” y escribí un artículo titulado “La terapia por el grito”, artículo que fue publicado en el nº 149 de la Revista española de Pedagogía en el año 1980.

Contar con sinceridad lo que nos pasa, compartir tristezas, preocupaciones y alegrías, expresar las emociones que nos invaden, nos ayuda a ser mejores personas. Haruki Marakami dice: “¿Qué pasa cuando las personas abren sus corazones? Mejoran”.

Las mujeres hablan más que los hombres y ese es uno de los motivos por el que son más longevas. Las mujeres son más locuaces (se dice que el mes en que menos hablan las mujeres es el mes de febrero) y ese hecho las hace sentirse mejor, relacionarse más intensamente y vivir algunos años más que los hombres.

Hace unos días, en la ciudad castellonense de Vila-real, en las X Jornadas de Alumnos mediadores, el mago Manuel Oliver, en el transcurso de su intervención titulada “La magia de la comunicación”, invitó a hablar a los asistentes. Una alumna salió al escenario (había más de quinientas personas) y contó una dramática experiencia que había vivido hacía un tiempo. Se había arrojado desde una altura de 8 metros con intención de suicidarse. Se había roto la espalda y los tobillos. Entre lágrimas, esta chica nos dijo a los asistentes:

–Contad lo que os pase.

El auditorio, en pie, la aplaudió emocionado. Estaba en plena lectura del libro que estoy comentando. Y comprobé cómo coincidían el mensaje angustiado y desgarrador de la chica y el pensamiento elaborado y sereno del psiquiatra: contad, contad, contad.

Habla Rojas Marcos de un singular grupo de personas que cierra su boca de manera definitiva y voluntaria en los conventos de clausura. Silencio completo. Pero con hipertrofia, pienso yo, del discurso interior, de lo que el autor llama lenguaje privado. Esas personas hablan incesantemente con Dios y consigo mismas. Oí hace muchos años la simpática historia de un monje que ingresa en un Monasterio trapense. Solo puede decir dos palabras cada cinco años. Después de los cinco primeros, el monje es invitado a pronunciar esas dos palabras selectas. Dijo.

–Cama dura.

Pasan otros cinco años y se le vuelve a decir al mismo monje que había llegado el momento de pronunciar otras dos palabras. Entonces dice solemnemente:

– Comida mala.

A los cinco años (quince después del ingreso) se le volvió a preguntar por tercera vez qué era lo que quería decir. Estas fueron las dos palabras que eligió:

– Me voy.

El abad sentenció:

–No me sorprende. No has parado de quejarte desde tu ingreso.

Afortunadamente, este eficaz medio de mejorar la salud y de aumentar la satisfacción vital es totalmente gratuito y se puede practicar de forma incesante, sobre todo en los referido al lenguaje privado.

En el año 1980, José María Cabodevilla (el autor que más ha marcado mi estilo literario) escribió un hermoso libro titulado “Palabras son amores”. El título es la réplica al conocido dicho de nuestro refranero “obras son amores y no buenas razones”. Es un libro sobre la palabra, es un libro sobre el diálogo. Lo estoy releyendo ahora para redactar estas líneas. Dice Cabodevilla: “Las palabras son lo único que no se lleva el viento. Las palabras quedan. Más duraderas que el bronce. Mueren los imperios, los monumentos se derrumban, perecen los hombres y bajan al pozo del olvido. Pero antes de expirar el moribundo pronunció una frase entrecortada, la última que a duras penas pudo articular. Sus hijos la recordarán mientras vivan, lo mismo que su madre había recordado siempre aquella primera palabra que él balbuceó un día, ochenta años atrás. Entre un extremo y otro, la vida humana está hecha de palabras”. Hablemos.

http://mas.laopiniondemalaga.es/blog/eladarve/2019/04/13/hablamos-lo-que-somos/

Miguel Ángel Santos Guerra.

lunes, 6 de mayo de 2019

Recordatorio: el Proceso Constituyente y la reforma constitucional

Julio Anguita
El Economista

A poco que forcemos la memoria recordaremos que hubo un tiempo en el que las fuerzas políticas se atrevieron públicamente a diagnosticar los males del país, esbozaron proyectos o plantearon alternativas y reformas más o menos radicales. Creo que en esta inacabable campaña electoral sería muy conveniente recordar algunas de las cuestiones que ocuparon los titulares sobre programas políticos. Exceptuado el conflicto catalán, dos han sido las grandes cuestiones que centraron el debate político: una, por parte de la izquierda, el Proceso Constituyente y la otra, común a todas las fuerzas políticas, fue la reforma constitucional. Ningún momento mejor que éste para que las diferentes candidaturas desarrollen didácticamente sus proyectos.

Una parte considerable de la opinión pública sabe, o al menos intuye, que la palabra constituirse, aplicada en política, significa que el Soberano, es decir el pueblo, decide asumir la soberanía cedida transitoriamente a las instituciones democráticas, para replantearse el régimen político que hasta entonces él ha considerado útil para la convivencia ciudadana en el marco del Estado de Derecho. Una cuestión de importancia crucial y en consecuencia nada que ver con la frivolidad, la ligereza o la improvisación.

A partir de la condición sine qua non anterior se deben explicar a la ciudadanía muchas y muy importantes cuestiones, que de no quedar explicitadas claramente invalidarían la honestidad, y hasta la legitimidad, de la propuesta política. Una de las más importantes es distinguir entre la fase formal y legal del Proceso Constituyente y la fase de impulso inicial. La primera es de la exclusiva competencia de las Cortes Constituyentes elegidas para tal fin. Corresponde a las fuerzas políticas y/o plataformas cívicas proponentes en la fase de impulso inicial, plantear a la ciudadanía las razones, contenidos y fines del proceso.

Una propuesta de tal calado solamente tiene sentido si se pretende una reforma total de la Constitución vigente y su sustitución por otra de nuevo cuño o bien de una reforma parcial que afecte al Título II (La Corona). En ambos casos la finalidad del Proceso no es otra que la opción por la IIIª República. Esto debe ser expuesto con toda transparencia y valentía.

Pero ahí no termina todo. Los impulsores de la propuesta deben exponer cuáles serían, a su juicio, las líneas maestras de la Constitución Republicana. Un simple y único cambio en la forma de Estado, cuando hay tantas carencias democráticas y de todo tipo que subsanar, nos retrotraería a experiencias republicanas que se deben superar y mejorar. Tres son los objetivos a cumplir que harían deseable el Proceso Constituyente para la mayoría ciudadana: la democratización y la verificable independencia entre sí de los tres Poderes del Estado, la concreción en la realidad cotidiana de la solemne Declaración de Derechos Humanos y los enfoques medioambientales en economía, educación, consumo, valores y solidaridad de urgente aplicación a causa del más que evidente cambio climático.

No hay proceso, proyecto o programa político que no necesite de un sujeto social para el impulso inicial de la propuesta. Un sujeto que sea capaz de trascenderse a sí mismo por mor del incremento de alianzas y apoyos de todo tipo. Y ello sin violentar las líneas maestras del proyecto. ¿Dónde está el sujeto? Está ante la vista. Lo componen las indignadas víctimas del neoliberalismo, la corrupción y la incuria, conjuntamente con aquellos y aquellas cuyos conocimientos y cultura sienten como imperativo ético y de conciencia hacer de este país algo material y moralmente habitable.

No hay mejor ocasión que esta campaña electoral para exponer con claridad didáctica, valor cívico y argumentación documentada la necesidad del Proceso Constituyente. Propuestas como ésta no pueden ser flor de un día para el ejercicio discursivo de iniciados o lo que es peor, una mercancía llamativa pero efímera y fugaz en el evanescente mundo de los impactos mediáticos.

*****

Hace escasamente un año todas las fuerzas políticas coincidían en que la reforma del texto constitucional era necesaria. Los llamados “partidos constitucionales” advertían que, en todo caso, la reforma no podía serlo en profundidad. Los partidarios del Proceso Constituyente la reclamaban como segunda línea propositiva tras el Proceso Constituyente. Considero que ha llegado la hora de que los partidos políticos se expliquen a fin de que el electorado sepa a qué atenerse y además pueda comprobar que la Política es algo más que fuegos de artificio. ¿Cuáles son -a mi juicio y en el ínterin del Proceso Constituyente- las reformas urgentes y necesarias?

EL Título Iº de la Constitución que habla de los Derechos y Deberes fundamentales no expresa ningún compromiso de cumplirlos por parte de los poderes públicos. Es más, el Capítulo Tercero que habla de la protección social y económica lleva el siguiente título: De los principios rectores de la política social y económica. Es decir, una cuestión meramente declarativa. Sin embargo, cuando se habla de derechos queda claro que estos no existen si no hay alguien que deba cumplirlos. Se trataría pues, de aplicar el Derecho y recoger en el texto constitucional la garantía de que los poderes públicos están obligados a cumplirlos. Y de la misma manera que el artículo 53 dice que el incumplimiento de las libertades y derechos que figuran en el artículo 14 permite al ciudadano recabar la tutela ante los tribunales, la reforma constitucional debería extender este derecho a los contenidos del citado Título Iº.

La indefinición con la que el artículo 2 habla de nacionalidades y regiones al no citar cuáles son las unas y cuáles las otras fue una permanente fuente de conflictos que el “café para todos” de Adolfo Suárez complicó aún más. Es necesario que, basándose en la Constitución de 1812, se citen en el texto reformado y con su nombre y entidad, las nacionalidades y regiones que componen España.

El estatus del Rey y casi todo el Título II es una contradicción permanente con otros artículos de la Constitución vigente. Y además de constituir una anomalía con otras monarquías de Europa, es el vestigio más claro del origen franquista de la actual monarquía española. Veamos algunas cosas de urgente reforma con respecto a la Corona.

Mantener en su literalidad el artículo 56 que le concede al Rey la inviolabilidad es contradictorio con el 14, que proclama la igualdad de todos los españoles sin distinción de nacimiento, sexo, religión o cualquier otra circunstancia. La reforma constitucional que mantuviera a la monarquía debería – al menos – homologarla al resto de la europeas. En consecuencia, debería eliminarse la referencia que en el artículo 56 se hace a que el Rey arbitra y modera el funcionamiento de las instituciones. Y de la misma manera la reforma debería eliminar de las atribuciones reales la Jefatura Suprema de las FF.AA. El texto constitucional reformado debería hacer caer esa responsabilidad en el Presidente del Gobierno y por delegación de éste en el Ministro de Defensa.

Tampoco puede mantenerse hoy en día que el artículo que se mantenga tal cual está el artículo 57 que establece la Sucesión en la Corona. Un artículo que, trasladado casi literalmente del 60 de la Constitución de 1876, discrimina a la mujer en beneficio del hombre a la hora de heredar el trono.

Las propuestas de reforma constitucional referenciadas anteriormente tienen su fundamento en la aplicación estricta del Derecho y la lógica comparativa con constituciones europeas de la UE. Sin embargo no quedan aquí las necesarias reformas del texto constitucional de 1978 que, por otra parte y tras la reforma del artículo 135 y el anterior Tratado de Maastricht, ya no es el mismo de entonces. *****

Creo que -en ausencia de una reforma a la totalidad- el texto de la Constitución de 1978 necesita de reformas parciales que lo actualicen, homologuen a otros de la Unión Europea y, sobre todo, lo identifiquen más consecuentemente con la Declaración de Derechos Humanos de 1948. Continúo la enumeración de algunas reformas que, conjuntamente con otras, deberían ser objeto del debate prometido por las fuerzas políticas y que, hoy por hoy, ha quedado en agua de borrajas.

Si de verdad se quiere que la composición del Congreso de los Diputados quede lo más ajustada posible a la voluntad popular expresada en las urnas, el artículo 68.2 debe ser reformado en el sentido de que sea la comunidad autónoma, y no la provincia, la circunscripción electoral. Por otra parte, el sistema electoral deber ser proporcional puro. Y ello implica la creación de un Colegio Nacional de Restos que apure hasta el máximo la correcta adecuación entre votos y escaños.

El debate en torno al Consejo General del Poder Judicial, su elección, funciones y competencias parece ser inacabable. Creo que en el fondo nadie quiere acometer en serio su reforma. Pero si en algún momento se llegase a la firme determinación de abordar dicha reforma, no estaría de más echar un vistazo previo al Título X (Del Poder Judicial) del Proyecto de Constitución de la Iª República Española (1873-1874). La formulación del artículo 1º del mismo aborda la cuestión con criterios claros y rotundos: el Poder Judicial no emanará ni del Poder Ejecutivo ni del Poder Legislativo.

Otra importante cuestión a debatir, sobre la base de la referida constitución republicana, sería la desaparición del Tribunal Constitucional, cuyas funciones podrían ser perfectamente desarrolladas por un Tribunal Supremo adecuado a esta nueva función.

La reforma de la vigente constitución se contempla en el Título X y especialmente en los artículos 167 y 168. En ambos casos hay excesos tanto por facilidad (167) como por imposibilidad práctica (168). Resulta preocupante que Títulos y artículos referidos a Derechos Fundamentales puedan ser cambiados o suprimidos por una mayoría de 210 Diputados. Cualquier bipartito que desee seguir la senda del reformado artículo 135 lo tiene fácil. Sin embargo, en lo referente a la Corona o a una enmienda a la totalidad, la no escrita cláusula de la intangibilidad intrínseca que subyace en el artículo 168 hace imposible dicha reforma. Convendría corregir ambos excesos y buscar una redacción que unificase con criterio único la reforma constitucional en este aspecto.

No se agotarían aquí las propuestas de reforma. La elección del fiscal general por el Congreso de los Diputados, la supresión de la Moción de Censura constructiva o la transformación del Senado en Cámara Territorial cerrarían una lista de reformas que, a mi juicio, los tiempos presentes demandan.

Fuente:

https://www.eleconomista.es/firmas/noticias/9761969/03/19/Recordatorio-I.html

domingo, 5 de mayo de 2019

¿Quién es Bernie Sanders?

Antonio Gershenson
La Jornada

Bernie Sanders es uno de los políticos de Estados Unidos con historial amplio y de mayor prestigio. Lo conocí durante mi diputación, alrededor de 1983.

Mis compañeros electricistas integrantes de una organización sindical en Estados Unidos me informaron que el que gobernaba la ciudad de Burlington, en el estado de Vermont, era socialista. Bueno, eso era fuera de lo normal en ese país. Me puse en comunicación con el alcalde de Burlington y luego nos reunimos. Fue una entrevista amplia y cordial la cual se tradujo al español y se publicó en La Jornada.

Después de algunos periodos de triunfar como máxima autoridad de Burlington, también ha ganado sucesivamente el cargo de senador.

En 2016 buscó la presidencia de la nación, pero no lo logró, aunque tuvo un gran apoyo.

Ahora tiene muchos más partidarios, no sólo legisladores, sino ciudadanos que están con él. Reproducimos algunos comentarios al respecto.

Tele Sur menciona aspectos de la campaña electoral de Bernie Sanders como socialista demócrata. Algunas propuestas del candidato son las siguientes:

1. salud para toda la población en forma garantizada;
2. aumentar el salario mínimo hasta 15 dólares por hora;
3. construcción de viviendas accesibles para la población de bajos recursos;
4. educación gratuita universitaria y
5. priorizar los programas ambientales como lo es el del cambio climático, entre otras promesas.

Estas son algunas de las razones por las que su campaña ha atraído la simpatía de la población joven. Para la publicación World Socialist Web Sites plantea un mundo con unidad de trabajadores organizados con Sanders.

En mis viajes por toda la nación siempre escucho el mismo mensaje: los estadunidenses no aguantan más esta situación. Están hartos de que se practiquen recortes en las ayudas sociales y se pongan en peligro servicios esenciales como la seguridad social, mientras se esquilma a los contribuyentes el dinero que tanto esfuerzo les ha costado ganar y se despilfarra en el rescate de empresas y en costear guerras innecesarias.

Ya se dan crecientes movimientos a lo largo de todo el país. En este periódico, el lunes pasado en un artículo de Arturo Balderas, al que le consta cómo están las cosas allá, habla de que se viven entusiastamente las ideas progresistas e incluso socialistas de Sanders. Y dice que hasta hoy, 15 demócratas han manifestado su apoyo por la presidencia de Sanders.

Benie Sanders se ha convertido en la pesadilla socialista para el presidente Donald Trump. Sin embargo, el decano demócrata continúa con sus propuestas desoyendo las fuertes críticas del magnate republicano.

El senador por Vermont ha ratificado sus promesas de campaña y afronta a los millonarios de Wall Street, señala a las grandes empresas que han empobrecido a la población y responsabiliza a todas las poderosas empresas de ejercer un control político total en todo Estados Unidos:

“… nuestra campaña no trata sólo de derrotar a Donald Trump. Nuestra campaña tiene que ver con transformar nuestro país y crear un gobierno basado en los principios de justicia económica, social, racial y ambiental.”

Estas son muestras de la campaña electoral de Sanders, de la cual nos llega muy poca información. Trataremos de seguir informando de este proceso tan importante.

Fuente:

http://www.jornada.com.mx/2019/04/14/opinion/012a2pol#

sábado, 4 de mayo de 2019

Últimos testigos. A las siguientes generaciones les toca cuidar, para que no se desintegre, la memoria del exterminio realizado por los nazis


Neus Català, superviviente del campo de la muerte de Ravensbrück.

Las fotografías son el resultado de una ecuación en que se conjugan espacio, tiempo y luz. Sea cual sea el motivo que lleve a preservar un instante, todas ellas acaban por cobrar un valor documental. Quienes aparecen retratados dejarán de existir, pero las imágenes perdurarán como un recuerdo elegíaco.

Neus Català, superviviente del campo de la muerte (y no de concentración, como se empeñaba en recalcar) de Ravensbrück, fallecida el pasado sábado 13 de abril, se fotografió alguna vez —como otro gesto más de resistencia en su biografía de lucha— sosteniendo el retrato que le hicieron cuando estaba presa, con el uniforme rayado y un número cosido a la solapa. Cuando las deportadas llegaban al Puente de los cuervos perdían el nombre y pasaban a ser una cifra vacía de atributos.
Se suele creer que las fotografías no precisan explicaciones, que lo que aparece representado en ellas es, ni más ni menos, lo que se ve. En el esfuerzo por describirlas, aun así, se descubren otros detalles. En 1977, Montserrat Roig escribió en Los catalanes en los campos nazis (Península/Edicions 62) lo que ella percibía en ese retrato de Català: los brazos caídos, el gesto hierático, el rostro solitario y esos ojos... Unos ojos alucinados “que parecen detenidos en algún punto concreto que los demás no podemos alcanzar a captar”. El padre de Català, un pagès del Priorat, le había enseñado desde niña a no bajar los ojos ante persona alguna, porque nadie es más que otro. Sostener la mirada para luego contarlo: ese fue el cometido —y la carga— de los testigos de la barbarie.

¿Qué sabía Dante del infierno, se preguntaba Català, si no vio Ravensbrück, el mayor campo de mujeres de la Alemania nazi? Situado noventa kilómetros al norte de Berlín en el paisaje idílico del Brandeburgo rural, fue construido con mano de obra prisionera en 1938. Durante los seis años que estuvo en funcionamiento, 132.000 mujeres y también 20.000 hombres de más de veinte nacionalidades cruzaron su umbral. En esa instalación se pusieron en práctica todos los horrores nazis. Las mujeres fueron humilladas, prostituidas, envenenadas, ejecutadas, desnutridas y usadas como cobayas para experimentos médicos aberrantes. Acabada la guerra, este “campo de exterminación lenta”, como lo definió la etnóloga y superviviente Germaine Tillion, al quedar en territorio de la RDA, tras el Telón de Acero, se sumió en la bruma del olvido. Bajo administración soviética, se convirtió en un memorial, si bien sesgado y con un interés partidista, a la lucha antifascista.

En Ravensbruck: Life and Death in Hitler's Concentration Camp for Women (2014), uno de los pocos estudios de conjunto acerca de este campo, su autora, Sarah Helm, expresó su asombro al constatar el silencio sobre este lugar entre la bibliografía existente: “Los principales historiadores —casi todos hombres— no tenían apenas nada que decir. Incluso los libros escritos sobre los campos después de la Guerra Fría parecían describir un mundo totalmente masculino”. La condición femenina siempre ha soportado una doble pena de silencio, ya no solo en lo bueno (los logros), sino también en lo malo (la fatalidad). François Mauriac, en el prólogo al testimonio de la poeta Micheline Maurel, lo condensó así: Ravensbrück era una abominación que el mundo decidió olvidar. Aun así, contamos con valiosísimos testimonios, además del de Català, como los de Anise Postel-Vinay, Margarete Buber-Neumann, Mercedes Núñez, Geneviève de Gaulle-Anthonioz, etc., que relatan la solidaridad entre mujeres, brotada en la más cruda adversidad. Preguntada por una católica en Ravensbrück a qué se aferraba para mantener la fortaleza, Neus Catalá respondió que el Dios al que se encomendaba eran todas y cada una de sus compañeras de barracón, cuya suerte compartía.

Cuando un último testigo desaparece, los recuerdos íntimos no expresados se funden como la nieve. A las siguientes generaciones les toca cuidar, para que no se desintegre, ese concepto delicado y versátil que es la memoria histórica. En palabras de Català, recordar era un deber, una catarsis necesaria. En la reciente reposición en el Teatre Lliure de Ante la jubilación, los personajes de Thomas Bernhard —alemanes contemporáneos a la obra, que data de 1979— llevan tres décadas celebrando a escondidas el cumpleaños de Himmler, el arquitecto de los campos, y en medio de ese ritual de lealtad se animan entre sí, diciéndose que es solo cuestión de tiempo que puedan dejar de ocultar sus filias extremistas. Cada vez que un superviviente muere, ese momento se intuye más cercano.

Entretanto, el mundo aplaude la primera fotografía de un agujero negro, en el centro de la galaxia M87, a 55 millones de años luz de distancia. Lo que vemos es el anillo luminoso que delimita el horizonte de sucesos. Es la luz que cae, pero aún se resiste a ser tragada por la oscuridad. Como esas mujeres en los campos que, hasta su último aliento, pugnaron por mantener la dignidad.

Marta Rebón es traductora y escritora

https://elpais.com/elpais/2019/05/01/opinion/1556734423_112738.html

El Gobierno fija el 5 de mayo como día para honrar a las víctimas españolas del nazismo 


viernes, 3 de mayo de 2019

_- El Plan condor. El funcionamiento del Plan Cóndor revelado por un documento de la CIA

_- Sergio Kiernan Página/12

La sede central era en Cóndor 1, Argentina. Los viáticos de los asesinos eran de 3500 dólares por día. El Comando Central se tomaba dos horas para el almuerzo y cerraba a las siete y media. Cada delegado proponía un blanco y se votaba mandar un grupo de tareas. En el peor momento de las dictaduras latinoamericanas, existía un pequeño espacio donde se votaba. Los delegados de Argentina, Uruguay, Chile, Paraguay y Bolivia a la sede central del Plan Cóndor debatían y elegían por mayoría simple a sus víctimas. Cada delegado presentaba una “propuesta operativa” y la discusión sobre oportunidad, costo político y material terminaba en una votación. Si había desacuerdo, se hacía un acta con copias para cada país participante. Si se aprobaba una “operación” se ponía en marcha una maquinaria burocrática que incluía pasajes y viáticos de hasta 3500 dólares por día para los grupos de tarea de hasta cinco agentes.

Los documentos secretos desclasificados por Estados Unidos y recibidos por el ministro de Justicia Germán Garavano este viernes incluyen un Reporte de Información de Inteligencia de la CIA fechado el 16 de agosto de 1977, que describe en detalle la parte burocrática del Plan Cóndor. El informe no está clasificado como secreto, pero arranca con la advertencia de que incluye “fuentes y métodos sensibles de inteligencia”, código para avisar que no puede ser difundido para no comprometer agentes, fuentes o maneras de robar papeles.

El documento avisa a la Central que los servicios de inteligencia de cinco países y “hasta cierta medida Brasil” firmaron en septiembre de 1976 un acuerdo de cooperación para “operaciones contra blancos subversivos”. La CIA hace una distinción hasta ahora inédita en la mecánica del Plan Cóndor al afirmar que “Cóndor” es el nombre del pacto de cooperación, que en la práctica se llama “Operación Teseo”.

Los agentes de la CIA en Argentina que redactaron el Reporte afirman haber visto una copia del acta original, que arranca con un párrafo titulado “Reglamento de Teseo, Centro de Operaciones”. El primer tema es definir la misión, lo que consiste en identificar blancos “de acuerdo con los pedidos presentados por los participantes, y asignar oportunidades y prioridades”. El Centro de Operaciones tiene que instruir a los “equipos de inteligencia y de operaciones”, los primeros encargados de ubicar e identificar a los blancos y los segundos de matarlos y escapar.

A la manera militar, el Centro tiene la responsabilidad de administrar los recursos humanos y materiales de cada operación, instruir a los servicios de cada país sobre qué colaboración tiene que prestar y recordarles que según lo pactado, los servicios extranjeros deben dar prioridad a los requerimientos de la Operación Teseo.

Organigrama
Operación Teseo tiene base en Buenos Aires, designado como Cóndor 1 en la jerga interna. El Centro de Operaciones es formado por representantes permanentes de los servicios de inteligencia de los países participantes. A las órdenes de este Centro se colocan equipos de inteligencia y de operaciones, “formados por personal de los países miembros”, y equipos de reserva por si las cosas se complican. Estos equipos tienen prohibido visitar el Centro de Operaciones a menos que reciban órdenes específicas de hacerlo.

Según el documento, “el número mínimo de agentes provisto por cada servicio participante será, en lo posible, de cuatro personas, con una mujer a ser incluida eventualmente. Cada país tendrá un equipo similar en reserva, listo a cubrir cualquier eventualidad”.

Los viáticos
El Centro de Operaciones en Argentina es el encargado de administrar los fondos de la Operación Teseo, y el encargado de recibir las liquidaciones de gastos de cada grupo de tareas. Cada país participante puso una cuota de diez mil dólares para arrancar la Operación y aceptó aportar una cifra similar al final de cada operativo, “en un plazo no mayor de quince días”.

Por fuera de estos gastos operativos, el Cóndor es como un club en el que cada país paga una cuota de doscientos dólares por mes “que vence el treinta de cada mes”. Esta modesta cifra es para “cubrir gastos de funcionamiento y mantenimiento del Centro de Operaciones”.

Pero tanta modestia económica se contradice con los gastos operativos previstos en el mismo reglamento. Los grupos de tareas en el extranjero reciben un viático estimado en 3500 dólares “por día y por persona, más una cifra fija de mil dólares para ropa”. Todos estos gastos deben ser presentados a la central por los jefes de grupo, para que sean aprobados por los miembros participantes. Si no hay objeción, cada representante permanente tiene el deber de comunicarse con su gobierno para cubrir los fondos del Centro de Operaciones.

Por cuerda separada, los agentes recibían equipamiento del Centro de Operaciones o, de no ser posible, de los servicios de inteligencia locales. Esto incluía armas, municiones, explosivos, documentos, ropa, equipos electrónicos y de comunicaciones, y “miscelánea”.

Organización
Los “equipos de trabajo”, como llaman los de la CIA a los grupos de tareas, “serán formados por miembros de uno o más servicios de acuerdo a su experiencia, calificaciones personales y características del blanco”. El Centro de Operaciones determina un blanco a eliminar y el momento de hacerlo. Tomada la decisión, los equipos de inteligencia tienen la tarea de “identificar al blanco, localizarlo, seguirlo, comunicarse con el Centro de Operaciones y retirarse”. Un miembro del equipo de inteligencia y sólo uno puede hacer contacto con el equipo de operaciones. Ese agente tiene que asegurarse de que la información llegue a los operativos y mostrarles el blanco, y luego retirarse de la escena.

El equipo de operaciones tiene que “ejecutar al blanco” cumpliendo tres pasos: “A, interceptar el blanco, B, cumplir la operación y, C, escapar”. Por razones de seguridad operativa, los miembros de cada equipo no pueden conocer a los del otro. Los únicos que hablan son los jefes de cada grupo de tareas.

Las embajadas
Operación Teseo cuenta con una red propia de comunicaciones llamada Condortel, para manejar todo tráfico entre el Centro de Operaciones y los servicios de los países participantes. De ser necesario, se hablará por teléfono, con la llamada a cargo de la central en Buenos Aires.

Pero si es necesario mandar documentos, papeles de cualquier tipo, se determina que se usará “la valija diplomática” de las respectivas embajadas, o enviados especiales que conozcan las medidas de seguridad necesarias.

Una democracia
El capítulo final del documento de la CIA indica que el Centro de Operaciones de Teseo se toma dos horas para el almuerzo, ya que opera de 9.30 a 12.30 y de 14.30 a 19.30. Sólo si hay una operación marcha se estiran los horarios nombrando un “oficial de turno noche”, rotando la nacionalidad entre los miembros permanentes. Burocráticamente, se establece que el alojamiento, comidas y transporte de este oficial serán pagos por el Centro de Operaciones.

Y aquí aparece una sorpresa, justo al final: el Cóndor funcionaba como una democracia interna donde se votaba entre iguales. Al elegir los blancos, explica el documento de la CIA, “cada representante presenta su selección de un blanco en la forma de una propuesta. La selección final de un blanco será por votación y se determinará por mayoría simple. En caso de desacuerdo, se hace un acta del debate que será firmada por los respectivos representantes y enviada a los servicios correspondientes para su información”.

La expansión
Mientras la CIA conseguía los documentos fundacionales y organizativos del Cóndor, la Oficina de Inteligencia e Investigaciones del Departamento de Estado circulaba sus análisis de la coordinación en el Cono Sur. En un informe fechado el seis de octubre de 1977, que ahora se difunde sin faltantes ni tachaduras, los diplomáticos especulan sobre la posible formación de un bloque sudamericano a partir de la coordinación de inteligencia. Acertadamente, descartan la posibilidad por las “enemistades preexistentes” y porque Brasil no muestra mayor entusiasmo por la idea y prefiere invertir en esfuerzos propios de propaganda internacional.

Pero en el texto aparece un tema nuevo, el de la idea de abrir oficinas operativas del Plan Cóndor en Estados Unidos y Europa Occidental. La misión de estas oficinas será la de “encarar el asesinato de supuestos opositores subversivos de los gobiernos participantes (en el Cóndor) que viven en Europa Occidental”. Según los diplomáticos, los tres países “más entusiasmados” con la idea son Chile, Uruguay y Argentina, por la actividad de sus respectivos exiliados. Brasil, dice el análisis, no está interesado y rechazó la idea. Según el Departamento de Estado, los brasileños no quieren pagar el costo político de que se conozca semejante operación ni tener socios como la notoria DINA chilena.

Los países interesados en operar en Europa lo hicieron a través de sus embajadas, creando estructuras de inteligencia notorias, como la argentina en París.

Fuente: http://www.pagina12.com.ar/187372-el-funcionamiento-del-plan-condor-revelado-por-un-documento-

jueves, 2 de mayo de 2019

_- “La base de un cerebro sano es la bondad, y se puede entrenar”

_- Richard Davidson, doctor en Neuropsicología, investigador en neurociencia afectiva

Nací en Nueva York y vivo en Madison (Wisconsin), donde soy profesor de Psicología y Psiquiatría en la universidad. La política debe basarse en lo que nos une, sólo así podremos reducir el sufrimiento en el mundo.

Creo en la amabilidad, en la ternura y en la bondad, pero debemos entrenarnos en ello

Yo investigaba los mecanismos cerebrales implicados en la depresión y en la ansiedad.

...Y acabó fundando el Centro de Investigación de Mentes Saludables.

Cuando estaba en mi segundo año en Harvard se cruzó en mi camino la meditación y me fui a la India a investigar cómo entrenar mi mente. Obviamente mis profesores me dijeron que estaba loco, pero aquel viaje marcó mi futuro.

...Así empiezan las grandes historias.

Descubrí que una mente en calma puede producir bienestar en cualquier tipo de situación. Y cuando desde la neurociencia me dediqué a investigar las bases de las emociones, me sorprendió ver cómo las estructuras del cerebro pueden cambiar en tan sólo dos horas.

¡En dos horas!

Hoy podemos medirlo con precisión. Llevamos a meditadores al laboratorio; y antes y después de meditar les tomamos una muestra de sangre para analizar la expresión de los genes.

¿Y la expresión de los genes cambia?

Sí, y vemos como en las zonas en las que había inflamación o tendencia a ella, esta des­ciende abruptamente. Fueron descubrimientos muy útiles para tratar la depresión. Pero en 1992 ­conocí al Dalái Lama y mi vida cambió.

Un hombre muy nutridor.

“Admiro vuestro trabajo, me dijo, pero considero que estáis muy centrados en el estrés, la ansiedad y la depresión; ¿no te has planteado enfocar tus estudios neurocientíficos en la amabilidad, la ternura y la compasión?”.

Un enfoque sutil y radicalmente distinto.

Le hice la promesa al Dalái Lama de que haría todo lo posible para que la amabilidad, la ternura y la compasión estuvieran en el centro de la investigación. Palabras jamás nombradas en ningún estudio científico.

¿Qué ha descubierto?

Que hay una diferencia sustancial entre empatía y compasión. La empatía es la capacidad de sentir lo que sienten los demás. La compasión es un estadio superior, es tener el compromiso y las herramientas para aliviar el sufrimiento.

¿Y qué tiene que ver eso con el cerebro?

Los circuitos neurológicos que llevan a la empatía o a la compasión son diferentes.

¿Y la ternura?

Forma parte del circuito de la compasión. Una de las cosas más importantes que he descubierto sobre la amabilidad y la ternura es que se pueden entrenar a cualquier edad.

Los estudios nos dicen que estimulando la ternura en niños y adolescentes mejoran sus resultados académicos, su bienestar emocional y su salud.

¿Y cómo se entrena?

Les hacemos llevar a su mente a una persona próxima a la que aman, revivir una época en la que esta sufrió y cultivar la aspiración de librarla de ese sufrimiento. Luego ampliamos el foco a personas que no les importan y finalmente a aquellas que les irritan. Estos ejercicios reducen sustancialmente el bullying en las escuelas.

De meditar a actuar hay un trecho.

Una de las cosas más interesantes que he visto en los circuitos neuronales de la compasión es que la zona motora del cerebro se activa: la compasión te capacita para moverte, para aliviar el sufrimiento.

Ahora quiere implementar en el mundo el programa Healthy minds (mentes sanas).

Fue otro de los retos que me lanzó el Dalái Lama, y hemos diseñado una plataforma mundial para diseminarlo.

El programa tiene cuatro pilares: la atención; el cuidado y la conexión con los otros; la apreciación de ser una persona saludable (encerrarse en los propios sentimientos y pensamientos es causa de depresión)...

...Hay que estar abierto y expuesto.

Sí. Y por último tener un propósito en la vida, algo que está intrínsecamente relacionado con el bienestar.

He visto que la base de un cerebro sano es la bondad, y la entrenamos en un entorno científico, algo que no se había hecho nunca.

¿Cómo se puede aplicar a nivel global?

A través de distintos sectores: educación, sanidad, gobiernos, empresas internacionales...

¿A través de los que han potenciado este mundo oprimido en el que vivimos?

Tiene razón, por eso soy miembro del consejo del Foro Económico Mundial de Davos, para convencer a los líderes de que hay que hacer accesible lo que sabe la ciencia sobre el bienestar.

¿Y cómo les convence?

Mediante pruebas científicas. Les expongo, por ejemplo, una investigación que hemos realizado en distintas culturas: si interactúas con un bebé de seis meses a través de dos marionetas, una que se comporta de forma egoísta y otra amable y generosa, el 99% de los niños prefieren el muñeco cooperativo.

Cooperación y amabilidad son innatas.

Sí, pero frágiles, si no se cultivan se pierden, por eso yo, que viajo muchísimo (una fuente de estrés), aprovecho los aeropuertos para enviar mentalmente a la gente con la que me cruzo buenos deseos, y eso cambia la calidad de la experiencia. El cerebro del otro lo percibe.

Apenas un segundo para seguir en lo suyo.

La vida son sólo secuencias de momentos. Si encadenas esas secuencias, la vida cambia.

El mindfulness es hoy un negocio.

Cultivar la amabilidad es mucho más efectivo que centrarse en uno mismo. Son circuitos cerebrales distintos. A mí no me interesa la meditación en sí misma sino cómo acceder a los circuitos neuronales para cambiar tu día a día, y sabemos cómo hacerlo.

https://www.lavanguardia.com/lacontra/20170327/421220248157/la-base-de-un-cerebro-sano-es-la-bondad-y-se-puede-entrenar.html